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Cuadro 1
Patio de vivienda precaria. Dos salidas: una a la calle; otra hacia el interior de la
casa. La Gringa sale con su bastón y escapa a la calle. Marta sale a buscarla, la
alcanza y la conduce adentro. Se resiste un poco, pero finalmente se deja
arrastrar por Marta.
_CHATO: (Entra desde la calle, trae un órgano electrónico) ¡Chicas! ¡Chicas! ¡Rita!
(Entra Rita)
_RITA: ¿Y eso?
_RITA: A ver, vení, apoyalo acá (Le despeja la mesa). ¿De dónde lo has sacado?
_CHATO: Claro; me enseñó mi abuelo a tocar el acordeón. Este es más largo, hay
que practicar más.
_RITA: Voy a llamar a para que venga a bailar. (Hacia adentro) ¡Graciela! ¡Vení,
que llegó el Chato! (Entra Graciela)
_GRACIELA: No.
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_RITA: Pero si te he dicho. ¿Y ahora cómo vamos a bailar? No te voy a decir los
pasos de nuevo, ya te dije. Vos me seguís y hacés lo que podés. ¡Vamos, Chato!
_CHATO: Pará, que voy a arreglar la partitura. Atentas, va (Chato toca una
melodía popular y las chicas bailan, Marta ha entrado y las mira en silencio;
termina el baile, se hace un silencio, las chicas se separan y descansan). ¡Qué
lindo cómo han bailado! Los changos las van a mirar con los ojos como huevo
frito. ¿Se van a poner ropa?
_GRACIELA: Una ropa negra con lentejuelas que le he cosido, todo por aquí
(Señala el pecho).
_RITA: Esperá hasta más tarde, ¿meta? Estoy cansada. Recién terminé de bailar.
_CHATO: (Se enoja) ¡Ah, no! Hay que respetar los arreglos. Ustedes me pidieron
que les toque el organito para el número musical, yo les toco el organito para el
número musical, pero ustedes (Hace gesto).
_RITA: (Se mira con las otras chicas) Puta (Se levanta).
_CHATO: (Asiente) En la variación está el gusto (La Gringa aparece con una valija
interrumpiendo. Se lleva por delante una silla con ropa y la tira al suelo).
_GRINGA: No me voy a poder rajar nunca de acá. (Graciela levanta la ropa y Rita
sienta a la Gringa en una silla. Graciela se acerca y la toca con una mano) ¿Quién
sos vos?
_GRACIELA: Estoy trabajando, hay que darle de comer a los músicos. ¿Y usted,
Gringa?
_MARTA: Hace rato le da. Sale con la valija, se para ahí y dice que está en el
puerto esperando el barco. ¿Qué, no la has visto nunca?
_GRACIELA: No.
_MARTA: Ah. Claro, como la señora se levanta clientes con plata y desaparece
por varios días...
_GRACIELA: Dejáme, boludo, ¿no ves que estoy peleando? (A Marta) ¿Qué tenés
en contra mío?
_GRACIELA: Sí, sí, en contra mío. ¿Te creés que no me he dado cuenta? Desde
que empecé a trabajar acá que parecés una víbora enroscada esperando para
picarme.
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_MARTA: Oh ¿qué le pasa a ésta? ¿Te pensás que sos tan importante? Para que
te lo sepas ni me enteré cuándo llegaste.
_GRACIELA: ¡Sí, cómo no! Se te caía la baba, mirándome los zapatos rojos.
_GRACIELA: (A Chato) Papi, qué cargoso... ¿No tenés nada mejor que hacer?
_CHATO: Uh, ustedes dos están cortadas por la misma tijera, no quieren cumplir
los arreglos. Ni acá les voy a tocar el organito (Alza el órgano, Rita se lo quiere
sacar y tironean; la lleva arrastrando).
_CHATO: Con la radio bailá. ¿Ustedes qué se creen, que yo estoy acá porque
ustedes están para usarse? Yo estoy acá por afecto (Sale hacia la calle y Marta
corre tras él).
_MARTA: Tan buena que eras (Graciela se sienta cerca y comienza a pintarse las
uñas).
_RITA: (Desde adentro) Chicas, ¿ya le han dado de comer a los perros?
_GRINGA: ...mientras los enamorados se miran a los ojos. Después el tano ponía
música y bailábamos. Y después... ya no me acuerdo más. Pero me ha perdonado
tutto... aquí me lo dice, en sua carta.
_GRACIELA: A ver.
_RITA: (Al Chato) Qué, ¿no te habías ido? (Chato se acerca lentamente, mirando
fijamente a Rita y recoge un bolsito que se olvidó en la silla. Lo toma y se vuelve a
ir. Marta se lo impide y lo lleva hacia adentro).
_CHATO: Tienen el corazón de hielo las chicas. Me quieren por mi dinero. (Sale
con Marta).
_GRACIELA: ¿Oro? Ah, entonces no era sólo “amore” con ese Giacomo.
_GRACIELA: ¿Y el oro?
_GRINGA: ¿Y con qué te creés que he levantado la casa? ¿Y las piecitas donde
ustedes trabajan, el gallinero? (Se lamenta) Soy una puta vieja, pero voy a ir a
Venecia. Porque él me ha perdonado, lo ha escrito en la carta: “Clavelito, yo la
perdono y la espero en Venecia”, firmado “Don Giacomo”.
_GRACIELA: A ver...
_GRINGA: ¡No, no! Tan bueno ha sido este hombre, y tan confiado, que un día me
ha llevado a la pieza y me ha dicho mostrándome el cofre: “Clavelito, éste es el
dinero ganado con el laboro de tutta la vida mia; e per noi. Voglio che li tenga lei”.
Mirá que hombre generoso que era y yo me he portado mal con él. Pero te juro
que voy a ir a Venecia antes de morirme.
_GRINGA: Bueno, vamos entonces, que ya debe estar por llegar el Yulio Chésare.
_GRINGA: El barco. Un barco enorme, que navega por el océano como una
ciudad con todas sus luces encendidas. Don Giacomo decía que a Venecia se va
en el Yulio Chésare.
_GRACIELA: Pero no, Gringa. ¿Cómo va a venir aquí un barco? ¿No ve que
estamos en Jujuy, entre los cerros? ¿Por dónde va a entrar el barco? Ahora se
usa el avión.
_RITA: Graciela, ¿qué le decís vos a la Gringa? ¿No ves que está...? (Hace un
gesto para mostrar que está perdida. Silencio largo).
_MARTA: ¿Y?
_GRACIELA: La llevamos.
_MARTA: ¿Estás loquita, vos? Solamente a esta caída del catre se le podía ocurrir
darle bola a la vieja.
_MARTA: No sé.
_RITA: No.
_GRACIELA: Sí, y que la gente anda en bote. ¿Qué, vos no escuchás cuando
habla, no es cierto, Marta?
_RITA: Las que estamos mal de la cabeza somos nosotras. ¿Cómo la vamos a
llevar a Venecia? Hay que laburar.
_RITA: Dejá de joder. ¿Qué tiene que ver con esas cosas?
_MARTA: (A Rita) Pará, Rita. Qué hablás de la vieja ¿Acaso ella no te recogió,
cuando tus tatas han muerto en el accidente? Tus hermanos y tus tíos te dejaron
solita en el cerro, ni un maíz tenías. ¿Ahora qué decís de la vieja?
_GRACIELA: (Separándolas) A ver, chicas ¿y eso qué es? las recogió, les dio el
techo, la protección...
_MARTA: No sé.
_RITA: Es verdad.
_RITA: Es verdad.
_RITA: ¡Ya sé lo que podemos hacer! ¿Vieron el libro grandote que está tirado en
la pieza del fondo? Tiene mapas y todo.
_GRACIELA: Andá. Traélo un ratito. (Rita va a salir pero antes se encuentra con
Chato que entra a escena y la detiene).
_RITA: (Se deshace de él) No, salí, no puedo atenderte ahora, che (salen).
_RITA: Cinco… Bueno, vos me esperás acá que yo ya vengo. Soltáme, que me
tengo que ir a estudiar geografía.
_VOZ DE CHATO: Vení, yo te voy a enseñar geografía, mamita.
_RITA: Quedáte quieto. Esperáme aquí (Entra y muestra el libro a las chicas como
un trofeo) Aquí está.
_GRACIELA: Se lo choreó.
_RITA: Qué me lo voy a chorear. Se lo dejó una vez un estudiante que vino a
verme después de la escuela y se fue tan enamorado de mí que se olvidó todos
los útiles.
_RITA: (Limpia la mesa y apoya el libro, Marta quiere tocarlo) No, Marta, vos no
que siempre tenés la manos engrasadas. (Empieza a dar vuelta las hojas con
mucho cuidado y lentitud).
_RITA: (Mirando el libro, sin hacerle caso) ¿Dónde está Venecia? ¿En geografía
económica o en geografía política? (Se miran las tres desconcertadas).
_GRACIELA: A ver. Guyana Francesa. Venezuela. Por acá debe andar Venecia,
con la v. Colombia…
_MARTA: Se va de la letra.
_RITA: Qué despelote. No está Venecia. (A Graciela) Vos buscá por allá y
nosotras buscamos por acá (Entra el Chato)
_CHATO: ¿Para qué quieren saber dónde está Venecia? ¿Van a viajar, acaso?
_CHATO: Agua.
_MARTA: La puta.
_CHATO: Tierra.
_GRACIELA: ¿Y lo verde?
_CHATO: Meta.
_RITA: (Los escucha reírse y se levanta furiosa) Qué hija de su mamá, Marta, me
anda sacando todos los clientes, qué ingrata que es conmigo. Porque yo la traje
acá. ¡Graciela, salí de ahí! ¡Graciela, salí ya!
_GRACIELA: (Volviendo) ¡Qué tanto escándalo! ¿No ves que estoy trabajando?
_RITA: Siempre la misma busca, vos. Esos cinco pesos eran míos.
_CHATO: (Reaccionando del éxtasis) ¿Eh? (Alza los hombros) Linda es Venecia.
Tiene las casas viejas y las calles de agua, como dice la Gringa, nieva.
_CHATO: No sé. Pero nieva. Nieva sobre las casas y la gente. Bueno, mi televisor
anda medio mal, capaz que no era nieve, sino esos puntitos blancos que aparecen
y hacen ruidito: quishshshsh. No sé si nieva o no nieva.
Apagón
CUADRO 2
Entra Marta con una cacerola y una radio. Se sienta. Entra Chato.
_CHATO: ¡Qué rico! Y ¿cómo andan los preservativos, digo, los preparativos?
_MARTA: Oh, bueno. Pero sabemos que allá la gente habla el italiano.
_CHATO: Por supuesto que hablo italiano. Es bien fácil. Tenés que ponerle una i o
una e a todo lo que decís. Y ya estás hablando italiano. Si vos querés decir por
ejemplo: “¿Querés pinchar?”, tenés que decir: “¿Quére pinchare?”. También tenés
que cambiar la c por ch. Si querés decir “Cuesta quince pesos cada” (Hace gesto
con la mano), se dice “cuesti quinche pesi cadi” (Hace el mismo gesto con la
mano). Y ya hablás italiano.
_CHATO: ¿Vos querés que te haga un vocabulario para que vos te podás
expresar? (Entran Graciela y Rita)
_MARTA: ¿Cuánto?
_GRACIELA: Decíle.
_RITA: ¡Qué sé yo! Una carrada de guita. Como 700 clientes (Se quedan las tres
en silencio, contrariadas).
_RITA: Y, no.
GRACIELA: Oh, qué te hacés ahora, vos, Marta, que eras la primera en decir que
estaba loca y que no había que darle pelota (Silencio)
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_RITA: ¿Entonces?
_MARTA: Está bien. Escuchen. ¿A Venecia hay que ir en avión? Bueno. Vamos a
hacer nosotras el avión. ¿En Venecia hay calles de agua? Vamos a hacer
nosotras las calles de agua.
_GRACIELA: ¿Al Lago de Popeye? (Marta asiente, Rita la mira) Pará, ¿cuál es el
Lago de Popeye?
_MARTA: Ese que está antes de la subida de Ciudad de Nieva. Ese, pues, donde
alquilan botes.
_GRACIELA: ¿Pero qué vamos a hacer nosotras ahí? Lleno de familias, chicos.
_RITA: No. Podemos ir a la noche que no hay nadie por los mosquitos.
_CHATO: Los lunes o los martes ni los mosquitos van por ahí.
_MARTA: Para cuando crea que estamos volando, soltamos los cóndores.
_GRACIELA: Si no ve ni mierda.
_MARTA: Y allá, en la playa del río. Bien cerquita del Lago de Popeye. Así apenas
bajamos del avión, la tiramos a en “las calles de agua”.
_CHATO: Qué ganas de macanear tienen estas chinitas (Se queda pensando) ¿Y
de dónde saco yo ahora tres cóndores?
Apagón.
CUADRO 3
Entra el Chato con unos tablones y unos cajones de fruta. Entra Graciela.
_GRACIELA: Mirá lo que conseguí, Chato, una guía turística de Italia. Mirá está
Venecia…, Roma…, Sicilia…, todo…
_CHATO: A ver. (Se acerca) Qué bueno. Mirá. ¿Sabés qué es eso? de Pisa.
_GRACIELA: Uy, cierto, mirá, parece que se va a caer, ¿no? (Lee) Pisa fue una
rica y poderosa ciudad de Toscana… (Piensa) ¿Y eso qué tiene que ver con la
pizza?
_CHATO: Mirá, con escalerita, como en la televisión, (Entran Rita y Marta con un
ventilador).
_CHATO: No he podido, Marta. Fui ahí a la universidad para que me los presten,
pero dicen que no tienen, y que si tuvieran no los prestan. Dicen que los animales
no son para joder.
_RITA: ¡Qué chistoso! ¿Y entonces ellos, que tienen a los pumas en una jaulita
así?
_CHATO: Pero (Busca en el bolsillo en su bolsito) cuando venía para aquí, hondeé
un loro y un tordo.
_MARTA: ¿Estás loco, Chato? Qué ruido vamos a hacer con dos pájaros muertos.
_MARTA: No, salí de acá con eso (Chato mira con pena la bolsa donde tiene los
pájaros).
_GRACIELA: Bueno, Marta, olvidáte de los cóndores, que hay mucho que hacer.
_RITA: Va a ser todo perfecto. Con ese ventilador que me hiciste traer basta y
sobra.
_GRACIELA: Humitas.
_GRACIELA: Sí, no te pongás tan contenta, vos, que son para hacerle el verso a
la Gringa.
_CHATO: Ya está.
_RITA: Bueno, entonces vamos a buscar a (salen Rita y Marta, pero Graciela las
detiene).
_MARTA: Pero no. Eso fue hace años, cuando ella te echaba de acá a patadas a
todos los borrachos. Ahora necesita otra clase de amor. Le das el brazo, le decís
cosas lindas en italiano, como un caballero, le decís que la perdonás. ¿Meta,
Negro? Si no, se nos va todo el plan al diablo.
_GRACIELA: ¿Cómo la traemos? Hay que hacerle creer que la llevamos en remis
hasta el aeropuerto.
_GRACIELA: Sí, ya sé. Ese chofer es un cliente que me choreaste el otro día.
_MARTA: Mirá quién habla. ¿Y vos, ayer, mosquita muerta? ¿No me hiciste lo
mismo?
_ MARTA: Vamos.
_GRACIELA: Pará, tenemos que hacerla dar una vuelta larga antes de venir aquí.
_RITA: ¿Y?
Apagón.
CUADRO 4
Chato, acomodando las cosas. Entran Gringa, Rita, Marta, Graciela con bolsos,
valijas, carteras y termo.
_RITA: Traélas.
_GRINGA: ¿Estamos todas? (Chato les hace señas para que suban por la
escalerita que él ha preparado; pero ellas pasan de largo)
_RITA: A ver, Gringa, ahora le tengo que poner el cinto de la seguridad (Le coloca
un cinturón alrededor del cuerpo).
_GRINGA: ¿Y?
_RITA: ¡Acá!
_GRINGA: ¿Y?
_GRINGA: (Suspira) Ah, menos mal. Ahora sí se puede caer el avión, ahora sí me
muero tranquila. Estamos todas juntas. Porque ustedes son como mis hijas.
_MARTA: (Le hace una seña a Chato para que vaya donde está el ventilador).
¿Estás lista, vieja? Me parece que vamos a levantar.
_MARTA: (Le indica a Chato que prenda el ventilador, Chato lo prende) Señor,
vamos.
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_GRINGA: ¿Y ese viento? ¡Vamos a salir volando! ¡Que cierren las puertas!
(Chato le pone un farol encendido frente a los ojos) ¿Y ese calor?
_GRINGA: Yo creía que era una de esas luces de los teatros. Cuando yo
trabajaba en Buenos Aires, a los artistas nos iluminaban con esas luces fuertes y
nos moríamos de calor.
_MARTA: Es raro, vieja, pero es así (Chato le hace señas a Marta, que empieza a
zapatear los tablones del piso).
_CHATO: ¡Turbulencia!
_GRINGA: ¿A cuánto?
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_GRINGA: Algo tendrán para que las estén regalando. Para mí que el piloto comió
alguna. Por algo estaba así, pobre hombre (Marta le hace señas a Graciela y ésta
al Chato; Chato saca de una bolsa los pajaritos y los pone en la falda de la
Gringa).
_GRINGA: ¿Y esto? (Gringa los alza y los toca suavemente) Dos pajaritos…
Pobrecitos… (Los acaricia y los conserva un rato en su mano) Están muertitos.
¿Por dónde habrán entrado?
_GRINGA: Con razón ya no siento tanto calor (Chato le hace señas a Marta para
que golpee los tablones con los pies) ¡Otra vez, la flatuencia! ¿Por qué no le dan
algo a ese hombre para que se componga? (Marta cesa de golpear y Chato apaga
el ventilador)
_RITA: Esperá, Gringa, que le saco el cinto (Le saca el cinturón y la ayuda a
levantarse).
_GRINGA: ¡Grazie!
_CHATO: De nadi.
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_RITA: Uy, Gringa. Si pudiera ver qué lindo, que linda que es Venecia.
_GRACIELA: ¡Hermosa! Tiene calles de agua. Está toda llena de calles de agua.
GRINGA: Justo como decía don Giacomo. No me había mentido don Giacomo.
Era un caballero. Tan buen mozo, con su bigote… ¿Y qué más?
_GRINGA: Góndolas.
_GRACIELA: ¿Qué?
_GRACIELA: Salvo las calles de agua, lo demás es casi lo mismo que Jujuy.
_GRINGA: Ah, ¡qué lindo! Gracias, chicas, por traerme a Venecia antes de
morirme.
_RITA: No diga eso, abuela. Venga, (La toma del brazo) caminemos un poco.
_RITA: Cuidado, Gringa, que aquí empiezan las calles de agua. ¿Quiere dar una
vuelta en bote?
_GRINGA: ¡Góndola!
_CHATO: Dieci.
_GRACIELA: Es muchi.
_GRACIELA: Cinqui.
_RITA: Ah, es el chango de siempre, ese que… un señor que vende pochoclo en
las calles de agua.
MARTA: …Pochchoccli.
_GRACIELA.
GRINGA: ¿Y el gondolero?
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_RITA: Ah, ahí viene (Rita va a buscar al Chato que estaba sentado descansando)
No lo habíamos visto. Este es.
_CHATO: (A Rita) Pará, Rita, que yo tengo que hacer de don Giacomo.
_CHATO: (Con voz gruesa) Señoriti, bienvenidi a la mía góndola. Esperi qui tengui
un buen viaji.
_CHATO: (Se sube en un banquito atrás de la góndola y toma una escoba como
remo) ¿Estamos todi listi?
_GRINGA: (Llama aparte a Rita) Rita, ¿no te parece que este gondolero habla
italiano medio raro?
_MARTA: Pero sí, Gringa. Canta. (Al Chato) Canti por favore, bondoleri.
_MARTA: Canti.
_RITA: ¿Quiere que la peine? (Las chicas la arreglan y la pintan) ¿Le echo
perfume?
_MARTA: ¿Qué cosas lindas…? Ah, sí… (Le hace gestos a Graciela de que
saque la guía turística, Graciela la saca de la cartera).
_GRACIELA: Le vamos a decir todo lo que vemos. Bueno, (Lee) aquí en la orilla
izquierda se ven… las esculturas de Miguel Ángel, conocidas por su enorme
inspiración mítica; más allá encontramos… de Pisa, famosa por su oblicuidad, que
quiere decir que está torcida. En la otra orilla, se va el Vaticano con el Papa en el
balcón.
_GRINGA: ¿Y cómo es, el Papa? (Las chicas consultan entre sí y ninguna sabe)
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_RITA: Es muy buen mozo, y muy bueno. Rubio, con los ojos azules y está ahí
saludando desde el balcón con los brazos abiertos, como queriendo abrazar a
toda la gente.
_GRINGA: Ah. ¿Es linda? Don Giacomo decía que era hermosa.
_GRACIELA: No. Es- plén- di- da. Y tiene unos magníficos frescos (Las chicas se
miran).
_GRINGA: Ah, sí. Se está poniendo fresco. ¿Por qué no me ponen esa mantita
que traje?
_GRINGA: (A las chicas) Chicas, es don Giacomo. Vino a buscarme (Sale a bailar
alrededor de la góndola).
_GIACOMO: ¿Le piace Venecia, Clavelito? Cui si sente il amore che galleggia
sull’acqua.
_GRINGA: (Le tapa la boca suavemente) Perdóneme, don Giacomo. Estoy tan
arrepentida. Le robé todo su dinero.
_GRINGA: ¡Amore mio! (Bailan unos instantes más y se siente cansada) Don
Giacomo, ¿me acompaña a la góndola? Quisiera sentarme a descansar un ratito.
Estoy rendida, hacía tanto que no bailaba. (Giacomo la acompaña y la gringa se
sienta otra vez entre las chicas, luego se recuesta y apoya la cabeza sobre el
respaldo de una silla, Giacomo sale lentamente sin dejar de mirarla) Adiós, don
Giacomo. Adiós (Chato se levanta despacio y empieza a remar de nuevo.
También las chicas cobran vida otra vez). Gracias, chicas, por traerme a Venecia.
Gracias. Es hermosa (De pronto queda quieta y deja de hablar).
_MARTA: Se durmió.
_RITA: (Se pone de pie) Qué lindo ¿no? Parece frangollo blanco.
Apagón final