Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Patio de vivienda precaria. Dos salidas: una a la calle; otra, hacia el interior
de la casa. La Gringa escapa hacia la calle con su bastón. Marta entra a
buscarla, la alcanza y la conduce hacia adentro. La Gringa se resiste un
poco, pero finalmente se deja arrastrar por Marta. Salen.
Entra Rita.
1
GRACIELA. -No.
RITA. - Yo tampoco…
AMPARITO. - Joder, ¿Y ahora, cómo vamos a bailar? No os voy
a decir todos los pasos otra vez. Vosotras me seguís y
hacéis lo que podáis. ¡Venga Chato!
CHATO. - Espera, que voy a arreglar la partitura. Atentas, va.
Chato toca una melodía popular y las chicas bailan, Marta entra y las mira;
termina el baile, se hace un silencio, las chicas se separan y descansan.
Aparece la Gringa con una maleta interrumpiendo. Se lleva por delante una
silla con ropa y la tira al suelo.
2
GRACIELA. - Estoy trabajando, hay que darle de comer a los
músicos. ¿Y usted, Gringa?
GRINGA. - Yo, aquí estoy, esperando el barco.
GRACIELA. - ¿Qué barco?
GRINGA. - El Giuglio Césare.
GRACIELA. - ¿Qué es eso?
MARTA. - Vieja, a ver si terminas ya con esa historia de
Venecia.
CHATO. - Graciela… ¿Vamos?
GRACIELA. - espera un poquito. (A Marta) ¿Qué historia de
Venecia?
MARTA. - Hace un tiempo que le da. Sale con la maleta, se
queda de pie ahí y dice que está en el puerto esperando el
barco. ¿Qué, no la has visto nunca?
GRACIELA. -No.
AMPARITO. - Ah. Claro, como la señorita se levanta clientes con
dinero y desaparece varios días…
GRACIELA. - ¿Qué quieres decir?
MARTA. - Eso, nada más. Que la señorita no tiene clientes,
tiene novios.
GRACIELA. - ¿y eso a vosotras que os importa? yo aporto
dinero igual ¿o no?
RITA. - Dejadla tranquila. A su edad vosotras hacíais lo mismo.
AMPARITO. - ¡A su edad, a su edad! ¿Y tú que te metes, si yo
estoy hablando con ella?
CHATO. - Graciela, ¿Vamos?
GRACIELA. - (al Chato) Déjame, pesado, ¿no ves que me estoy
peleando? (a Amparito y a Marta) ¿Qué tenéis las dos en contra
mía?
AMPARITO. - ¿En contra tuya?
GRACIELA. - Sí, Sí, en contra mía. ¿Os creéis que no me he
dado cuenta? Desde que empecé a trabajar aquí que
parecéis dos víboras enroscadas para picarme.
MARTA. - Oh, ¿y a ésta que le pasa? ¿Te piensas que eres tan
importante? Para que lo sepas ni me enteré cuando llegaste.
GRACIELA. - ¡Sí, cómo no! Si se te caía la baba, mirándome los
zapatos rojos.
MARTA. - ¿Qué zapatos?
GRACIELA. - No te hagas la idiota. Los zapatos rojos con hebilla
dorada.
CHATO. - Graciela, dale, terminen…
3
GRACIELA. - (al Chato) Papi, que pesado… ¿No tienes nada
mejor que hacer?
CHATO. - ¿Cómo, nada mejor que hacer? nena, te estoy
esperando.
GRACIELA. - Hagamos una cosa…vete yendo, que yo después
te voy a buscar.
CHATO. - Uh, vosotras dos estáis cortadas por el mismo patrón,
no queréis cumplir los tratos. Así yo no toco el piano.
4
AMPARITO. - (desde dentro) ¡Sí, Rita, les he dao yo!
GRINGA. -…mientras los enamorados se miran a los ojos.
Después el ITALIANO ponía música y bailábamos. Y
después…ya no me acuerdo de más. Pero me ha
perdonado tutto…aquí me lo dice, en su carta.
GRACIELA. - ¿Y usted qué le ha hecho?
GRINGA. - Yo le he hecho cada perrada. (Busca en el bolsillo un
papel) Aquí me dice: ¨Clavelito, yo la perdono, la amo, y l
´aspetto a Venecia¨. Firmado: ¨Don Giacomo¨.
GRACIELA. - A ver…
GRINGA. - No, son cosas mías, personales. Cielo ¿tú me
ayudarías a ir a Venecia?
5
GRINGA. - Tú cállate…paleta de mierda… que sabrás…
(A Graciela) Don Giacomo tenía unos ojos azules, un bigote
finito. Me cogía por la cintura, me llevaba al balcón y me
cantaba canciones de amor. (Tararea recordando) Me hablaba
de Venecia y de un cofre.
GRACIELA. - ¿Cómo que de un cofre?
GRINGA. - Una caja, llena de joyas, monedas de oro…
GRACIELA. - ¿Oro? Ah, entonces no era solo ¨amore¨ con ese
Giacomo.
GRINGA. - No digas eso. Yo a ese hombre lo quería. Estaba
enamorada.
GRACIELA. - ¿Y el oro?
GRINGA. - Se lo robé. Al primer descuido, me fui al norte con la
pasta. Lo dejé sin un duro al pobre italiano, con el cofre
lleno de bragas y medias de rejilla.
GRACIELA. - ¿Qué? ¿Se lo robó todo? Menudo clavelito le
resultó al pobre.
GRINGA. - ¿Y con qué te piensas que he levantado esta casa?
¿Y los cuartos donde vosotras trabajáis, el gallinero? (Se
lamenta.) Soy una puta vieja, pero voy a ir a Venecia. Porque
él me ha perdonado, lo ha escrito en la carta: ¨Clavelito, yo
la perdono y la espero en Venecia¨, firmado ¨Don Giacomo¨.
GRACIELA. - A ver…
6
GRACIELA. - Pero no, Gringa. ¿Cómo va a venir aquí un barco?
¿No ve que estamos aquí entre las montañas? ¿Por dónde va a
entrar un barco? Ahora se viaja en avión.
GRINGA. - ¿En avión?
GRACIELA. - En avión, ¿No es cierto, Rita?
Rita asiente.
Vuelve Rita.
MARTA. - ¿Y?
GRACIELA. - La llevamos.
AMPARITO. - ¿Tú estás loca? (A Marta.) Solamente a esta
colgada se le podía ocurrir darle carrete a la vieja.
GRACIELA. - ¿Pero por qué? ¿Queda muy lejos eso?
MARTA. - No sé.
GRACIELA. - Bueno, averigüemos.
MARTA: Eh, Rita, ¿tú sabes dónde queda Venecia?
RITA. - No.
GRACIELA. - La Gringa dice que ahí las calles son de agua.
AMPARITO. - ¡De agua!
GRACIELA. - Sí, y que la gente va en barquitos. Claro, que tú no
escuchas cuando habla la Gringa, ¿no, Amparito?
AMPARITO. - Te repito, la vieja está mal de la cabeza. No podemos
estar escuchando todas las tonterías que dice…
MARTA. - (A Graciela.) Tu estás mal de la cabeza. ¿Cómo la vamos a
llevar a Venecia? Hay que trabajar.
GRACIELA. - Trabajar, trabajar… dice que Venecia es la ciudad del
amor.
7
AMPARITO. - (irónica) ¡Del amor!
MARTA. - ¿Y le has creído?
GRACIELA. - (molesta) Qué pasa, ¿vosotras no creéis en el amor?
AMPARITO. - No me jodas. ¿Qué tiene que ver la Gringa con el
amor?
MARTA. - (A Amparito) Oye, Amparito, cierra la boca. Gringa tiene
mucho que ver con el amor… ¿Acaso no te recogió, cuando tus
padres murieron en el accidente? Tus hermanos y tus tíos te
dejaron solita en el medio del monte, no tenías ni una patata.
¿Ahora qué dices de la vieja?
AMPARITO. - (Atacándola) Ehhh…No hables mal de mis parientes.
¡¡¡Los tuyos no eran mucho mejores!!! Tu madre te tiró a la
calle porque decía que tú te lo querías…al novio de ella y la
Gringa te encontró en el parque y te trajo para aquí.
MARTA. - (Atacándola también) ¡¡¡¡Con mi madre no te metas!!!!
RITA. - (separándolas)¡¡¡Tranquilizaos!!! (Ellas se calman.) A ver, chicas.
Las cosas como son. La Gringa nos recogió, nos dio techo,
protección… ¿A qué sí?
MARTA. - Si.
AMPARITO. - Es verdad.
RITA. - Entonces…
GRACIELA. - (Interrumpiéndola) Entonces la llevamos… Averigüemos
donde queda eso y la llevamos. No nos cuesta nada.
Silencio.
Rita va a salir, pero antes se encuentra con Chato que entra en escena y la
detiene.
8
RITA. - Aquí está.
MARTA. - ¿De dónde has sacado ese libro?
GRACIELA. - Se lo birló.
RITA. - Como lo voy a robar. Se lo dejó una vez un estudiante
que vino a verme después de la escuela y se fue tan
enamorado de mí, que se olvidó todo lo que traía en la
mano.
AMPARITO. - Míralaaa…a esta….
GRACIELA. - A ver, venga, veamos el libro y deja de fardar.
RITA. - (limpia la mesa y apoya el libro, Marta quiere tocarlo.) No, Marta, tú
no, que siempre tienes las manos llenas de mierda.
9
AMPARITO. - Venga Chato, acuérdate. (Se le cuelga del cuello.)
CHATO. - Me estoy acordando de algo.
AMPARITO. - Venga, Chatito… (Lo coge del cinturón.)
CHATO. - Ahora me acuerdo un poco más.
MARTA. - (Se acerca a el y le pone una mano en su pecho.) ¿Dónde queda
Venecia?
CHATO. - ¡Ya me he acordado! Está en Europa, en Italia, es una
ciudad. La he visto el otro día en un programa de televisión…
MARTA. - (lo acerca a la mesa y las chicas le hacen un hueco.) Señálalo en
el mapa.
CHATO. - (Se sienta, busca unos segundos y señala.) Aquí está.
AMPARITO. - Y nosotros, ¿dónde estamos?
CHATO. - ¡Buf! ¡nosotros!... (Señala) Aquí.
GRACIELA. - (Lee) “Laracha”.
CHATO. - “La ciudad de provincia de A Coruña”.
AMPARITO. - ¿Y esto azul qué es?
CHATO. - Agua.
AMPARITO. - ¡¡¡Joder!!!
GRACIELA. - ¡¡¡Cuánta agua!!!
MARTA. - ¿Y esto marrón?
CHATO. - Tierra.
AMPARITO. - ¿Y lo verde?
CHATO. - Tierra con toxos. Rita, ¿vamos ahora?
RITA. - Espera un poquitín.
CHATO. - Graciela. (En voz baja y le hace una seña.)
GRACIELA. - (va hacia él) ¿Qué quieres?
CHATO. - ¿Le falta mucho a Rita?
GRACIELA. - Como media hora. ¿Por qué?
CHATO. - ¿No quieres venir tú?
GRACIELA. - Por seis y tocas el tecladito para el número musical.
CHATO. - Vale…
GRACIELA. - Bueno, pero rapidito, ¿eh?
CHATO. - No, rapidito no me gusta.
GRACIELA. - Estás perdiendo el tiempo, papito.
10
GRACIELA. - Calidad y eficiencia, neniña.
RITA. - Siempre igual… ese dinero era mío.
GRACIELA. - Oh, pero si tú no lo querías.
AMPARITO. - No es que no lo quería. Estábamos mirando el mapa.
GRACIELA. - Bueno. El pobrecito se estaba por desmayar. Un acto
de caridad.
Chato silba la misma canción; las chicas hacen silencio para escucharlo.
Apagón.
Entran Marta y Amparito con una cacerola y una radio. Se sientan. Entra
Chato.
11
CHATO. - Qué rico. Y ¿cómo van los preservativos, digo, los
preparativos?
AMPARITO. - Genial. Ya sabemos todo de Venecia.
CHATO. - ¿Todo? ¡Joder!
MARTA. - Sí. Todo. Sabemos que está en Italia.
CHATO. - (Se ríe) ¡Que listas! Eso os lo he dicho yo.
AMPARITO. - Bueno… Pero sabemos que allí la gente habla el
italiano.
CHATO. - Gran cosa lo que has averiguado.
MARTA. - Sí. Porque si vas allí y no sabes hablar el italiano no te
entienden nada. ¿Y tú sabes hablar el italiano?
CHATO. - Por supuesto que hablo italiano. Es bien fácil. Tienes
que ponerle una I o una E a todo lo que dices. Y ya estás
hablando italiano. Si tú quieres decir, por ejemplo: ¨ ¿Quieres
pinchar? ¨ tienes que decir: ¨ ¿Quére Pinchare? ¨. También
tienes que cambiar la C por la CH. Si quieres decir ¨Cuesta
quince céntimos de euro¨, (Hace gesto con la mano) se dice: ¨Cuesti
quinche chentimi di euri¨. (Hace el mismo gesto con la mano) Y ya
hablas italiano.
AMPARITO. -¡¡¡Mira tú!!! Anótamelo para cuando vaya.
CHATO. - ¿Queréis que yo os haga un vocabulario para que os
podáis expresar?
AMPARITO. - Pues si…
12
MARTA. - Esperad, chicas, esperad, esperad… (Pausa) Ya está.
Ya sé cómo vamos a hacer. Vamos a ir las cinco y no nos va
a costar nada.
AMPARITO. - ¿Ah, sí? ¿Qué? ¿Vas a meterte en política?
MARTA. - No, a mí no me cogen más.
AMPARITO. - ¿Entonces?
MARTA. - Vosotras callaros y hacedme caso.
AMPARITO. - ¡Ah! ¡Seguro que quieres vender nuestros órganos!
MARTA. - ¿Estás loca? ¿Quién va a querer un órgano tan gastado?
AMPARITO. - (enfrentándola) ¿Cómo?
RITA. - (la contiene): Venga, Marta, di lo que estás pensando.
MARTA. - Está bien. Escuchad. ¿A Venecia hay que ir en avión?
Bueno. Vamos a hacer nosotras el avión. ¿En Venecia hay
calles de agua? Vamos a hacer nosotras las calles de agua.
GRACIELA. - ¿Qué? ¿A ti se te va la olla?
MARTA. - La vieja está ciega ¿Si o no?
GRACIELA Y RITA. - ¿Y?
MARTA. - La llevamos a la Ría de Betanzos. Pero la Gringa se va a
creer que está en Venecia.
AMPARITO. - ¿A la Ría de Betanzos? (Marta asiente, Rita la mira)
Y… ¿cuál es la Ría de Betanzos?
MARTA. - Joder, pues la que está en Betanzos y ahí hay un sitio
donde se alquilan barquitas.
CHATO. - Sí, y está cerca de la parada del bus que va a Coruña.
AMPARITO. - Pero, ¿qué vamos a hacer nosotras ahí? Seguro que
hay gente.
RITA. - Podemos ir a la noche que no hay nadie. ¡Genial! Marta
eres un genio.
MARTA. - Tenemos que conseguir algunas cosas: dos o tres
gaviotas.
GRACIELA. - Gaviotas ¿Para qué?
MARTA. - Para cuando la Gringa crea que estamos volando,
soltamos las gaviotas.
AMPARITO. - Si la Gringa no ve una mierda,
MARTA. - (Interrumpiéndola) Para que escuche el ruido de las alas.
CHATO. - (Se ríe.) Para los efectos especiales.
RITA. - Claro, pues… Tú anota, Chato. (A Marta) ¿Cuántos dijiste?
MARTA. - Los que haya.
GRACIELA. - Y el avión ¿dónde lo vamos a armar?
AMPARITO. - Cierto. ¿Dónde?
MARTA. - Pues… allí en la playa… cerquita de la ría. Así apenas
bajamos del avión, la tiramos a la Gringa en las calles de agua.
13
RITA. - Está bien eso, ¿no?
GRACIELA. - Bueno, vamos, vamos.
MARTA. - Vamos a ir todos a Venecia, joder.
CHATO. - Pero como las lían estas chavalitas. (Se queda pensando)
¿Y de dónde saco yo ahora tres gaviotas?
Apagón.
Entra el Chato con unos tablones, unos cajones de fruta y unas sillas y
empieza a armar el avión. Entra Amparito con Rita.
14
RITA. - Total, la Gringa no ve un carallo.
MARTA. - Toma, pon el ventilador por ahí.
CHATO. - ¿Me trajiste el alargue para robar la corriente?
MARTA. - Sí, traje todo. Y tú ¿conseguiste las gaviotas?
CHATO. - No pude, Marta. Son muy agresivas.
CHATO. - Pero… Cuando venía para aquí, casé una perdiz y a una
golondrina.
MARTA. - ¿Estás loco, Chato? ¿Qué ruido vamos a hacer con dos
pájaros muertos?
CHATO. - Pero la perdiz está media viva…
MARTA. - No, quita, quita.
15
MARTA. - ¿Qué italiano?
GRACIELA. - ¡El italiano, Giacomo!
RITA. - ¡Y qué pasa con el italiano Giacomo!
GRACIELA. - ¡Cómo que qué pasa! ¡Que la Gringa va a Venecia a
encontrarse con él!
MARTA. - Joder, es verdad.
AMPARITO. - ¿Y de dónde sacamos ahora un Italiano Giacomo?
16
RITA. - Si es muy caro, yo también arreglo.
AMAPARITO. - Bueno, yo también puedo arreglar.
CHATO. - Ah, no. Yo con el del taxi no arreglo ni loco.
MARTA. - No te preocupes. No va a ser tan caro.
Salen. Apagón.
Chato acomodando las cosas. Entran todas con la Gringa y con bolsos,
maletas, carteras y un termo.
Chato les hace señas para que suban por la escalerita que él ha
preparado; pero ellas pasan de largo.
17
GRINGA. - (Gringa toca la tapa) No veo un carallo.
MARTA. - No importa, viejita, nosotras te llevamos. Cuidado con la
escalerita.
La Gringa sube, ayudada por Graciela, y se sienta en una silla del avión. Las
chicas siguen el juego de subir por las escaleras.
18
GRACIELA. - (Piensa, inventa.) Coruña…pequeñita, pequeñita.
GRINGA. - ¿Cómo se va a ver Coruña, si nos estamos acercando al
sol?
AMPARITO. - Es raro, vieja, pero es así.
Chato, le hace señas a Marta, que empieza a zapatear los tablones del suelo.
Chato tira una bolsa con los pajaritos y los pone en la falda de la Gringa.
19
Chato le hace señas a Marta para que golpee los tablones con los pies.
20
AMPARITO. - Salvo las calles de agua, lo demás es casi lo mismo
que Betanzos.
GRINGA. - Ah, ¡qué bonito! Gracias, chicas, por traerme a Venecia
antes de morirme.
RITA. - No diga eso, abuela. Venga, (Ven que la barca todavía no está
hecha, la toma del brazo) caminemos un poco.
MARTA. - (Distrayéndola.) Uh, hace frío. Se vino el invierno de golpe.
RITA. - Cuidado, Gringa, que aquí empiezan las calles de agua.
¿Quiere dar una vuelta en barca?
GRINGA. - ¡Góndola!
MARTA. - Como en los supermercados, Rita.
RITA. - Voy a sacar los billetes.
MARTA. - Aquí tenemos un bar…ondola.
RITA. - (Se adelanta) ¿Cuánto cuesti la volti?
CHATO. - Dieci.
RITA. - Es muchi.
CHATO. - ¿Cuánto tieni?
RITA. - Cinqui.
CHATO. - Bueno, demi. (Con intención) ¡Rapiditi!
RITA. - (vuelve a donde están las chicas y la Gringa) Ya está, conseguí
con descuento y todo. Vamos.
GRINGA. - ¿Qué es ese olor?
AMPARITO. - (preocupada) ¿Cuál?
GRINGA. - Como a… pescado.
RITA. - Ah…Un señor que vende xurelo fresco en la calle de agua.
GRINGA. - ¿Xurelo? ¿Aquí en Venecia también venden el xurelo?
GRACIELA. - Sí, pero es distinto. Aquí le dicen…
MARTA. - Xureliti.
CHATO. - (gritando desde donde está) ¡Xureliti! ¡Xureliti!
AMPARITO. - Bueno, vamos a subir porque perdemos el turno de
la bóndola.
21
Las chicas se consultan.
RITA. - Ah, ahí viene. (Rita va a buscar al Chato que está sentado
descansando) No lo habíamos visto. Es este.
GRINGA. - Claro, tiene que haber gondolero.
CHATO. - (a Rita) Espera, espera, que yo tengo que hacer de Don
Giacomo.
RITA. - (A Chato) Venga hombre, no te pongas tonto ahora.
Después vemos, ahora necesitamos un bondolero.
22
GRINGA. - Sí, en la cartera.
Las chicas le indican a Chato que se vaya a vestirse de Don Giacomo. Amparito
se pone de remar en lugar de Chato.
23
GRINGA. - Ah, sí. Se está poniendo fresco. ¿Por qué no me ponéis
esa mantita que traje?
RITA. - (Colocándosela.) ¿Está mejor?
GRINGA. - Sí.
Amparito pone el casete con la canción, sale Chato vestido de Don Giacomo
lentamente tarareando una balada italiana. Las chicas quedan en el segundo
plano y quedan quietas. Giacomo va hacia la Gringa
Giacomo la acompaña y la Gringa se sienta otra vez entre las chicas, Giacomo
sale lentamente sin dejar de mirarla.
Chato vuelve despacio y empieza a remar otra vez. También las chicas
empiezan moverse otra vez.
24
GRINGA. - Gracias, chicas, por traerme a Venecia. Gracias. Es
hermosa (Al lado de Marta. Se recuesta, apoya la cabeza sobre el
respaldo de la silla y queda quieta).
MARTA. - Se durmió.
RITA. - ¡Ay, Dios mío! Graciela, ¿no está…?
GRACIELA. - (acerca el oído al pecho de la Gringa) Sí. (Le pasa suavemente
la mano por la cara, como para cerrarle los ojos y se persigna)
CHATO. - Bueno... Qué se le va hacer… Qué se va a hacer…
Cae nieve.
Silencio
Apagón Final.
25