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Venecia, Jorge Accame hace un silencio, las chicas se separan y descansan). ¡Qué lindo cómo han bailado!

Los
changos las van a mirar con los ojos como huevo frito. ¿Se van a poner ropa?
GRACIELA.- Una ropa negra con lentejuelas que le ha cosido la Rita, todo por aquí
Cuadro 1 (Señala el pecho).
CHATO.- (A Rita) ¿Vamos?
RITA.- ¡Qué! ¿Ahora?
Patio de vivienda precaria. Dos salidas: una a la calle; otra hacia el interior de la casa. CHATO.- Y sí, ahora.
La Gringa sale con su bastón y escapa a la calle. Marta sale a buscarla, la alcanza y la RITA.- Pero si ya noche te he dado...
conduce adentro. La Gringa se resiste un poco, pero finalmente se deja arrastrar por CHATO.- Oh, pero ha sido anoche. Además tengo ganitas ahora.
Marta. RITA.- Esperá hasta más tarde, ¿meta? Estoy cansada. Recién terminé de bailar.
CHATO.- (Se enoja) Ah, no. Hay que respetar los arreglos. Ustedes me pidieron que les
CHATO.- (Entra desde la calle, trae un órgano electrónico) ¡Chicas! ¡Chicas! ¡Rita! (Entra toque el organito para el número musical, yo les toco el organito para el número
Rita) musical, pero ustedes (Hace gesto).
RITA. - ¿Qué hacés, Chato? RITA.- (Se mira con las otras chicas) Puta (Se levanta).
CHATO.- Mirá el aparato éste. CHATO.- No, así de mala gana, no.
RITA.- ¿Y eso? GRACIELA.- Qué, ¿sos fino ahora? (Se levanta) ¿Querés conmigo?
CHATO.- Está churo ¿no? CHATO.- (Asiente) En la variación está el gusto (Aparece la Gringa con una valija
RITA.- A Ver, vení, apoyálo acá (Le despeja la mesa). ¿De dónde lo has sacado? interrumpiendo. Se lleva por delante una silla con ropa y la tira al suelo).
CHATO.- Me lo ha prestado el gordo Sarapura. Mirá lo que es, vamos a hacer capote con GRACIELA.- ¿Qué hace, Gringa? Ha tirado toda la ropa.
el aparato. GRINGA.- No me voy a poder rajar nunca de acá. (Graciela levanta la ropa y Rita sienta a
RITA.- ¿Vos sabés tocar? la Gringa en una silla. Graciela se acerca y la Gringa la toca con una mano) ¿Quién sos
CHATO.- Claro; me enseñó mi abuelo a tocar el acordeón. Este es más largo, hay que vos?
practicar más. GRACIELA.- Graciela, la chica nueva.
RITA.- Voy a llamar a la Graciela para que venga a bailar. (Hacia adentro) ¡Graciela! GRINGA.- Ah ¿Graciela? ¿Qué hacés aquí hija?
¡Vení, que llegó el Chato! (Entra Graciela) GRACIELA.- Estoy trabajando, hay que darle de comer a los músicos. ¿Y usted, Gringa?
GRACIELA.- Hola, Chato. (Sorprendida al ver el órgano) ¿Y eso? GRINGA.- Yo, aquí estoy, esperando el barco.
CHATO.- ¿Has visto? Es electrónico, me lo ha prestado el gordo Sarapura, me ha dado GRACIELA.- ¿Qué barco?
las instrucciones el gordo (Busca en el bolsillo, se juntan los tres frente al órgano). ¡Uh! GRINGA.- El Guiglio Cesare.
He lavado la campera y se me ha mojado el papelito. ¿Y ahora? Algo vamos a rescatar GRACIELA.- ¿Qué es eso?
(Lee) El rojo, no. No. Poverone, ésta hay que tocar: Pover, corré el Pover (Prueban el MARTA.- Vieja, terminála con esa historia de Venecia.
teclado y suena). CHATO.- Graciela... ¿vamos?
RITA.- Bueno, vamos a bailar, Graciela. ¿Practicaste en el espejo como te dije? GRACIELA.- (Al Chato) Pará un cachito. (A Marta) ¿Qué historia de Venecia?
GRACIELA.- No. MARTA.- Hace rato le da. Sale con la valija, se para ahí y dice que está en el puerto
RITA.- Pero si te he dicho. ¿Y ahora cómo vamos a bailar? No te voy a decir los pasos de esperando el barco. ¿Qué, no la has visto nunca?
nuevo, ya te dije. Vos me seguís y haces lo que podés. ¡Vamos, Chato! GRACIELA.- No.
CHATO.- Pará que voy a arreglar la partitura. Atentas, va (Chato toca una melodía MARTA.- Ah. Claro, como la señora se levanta clientes con plata y desaparece por varios
popular y las chicas bailan, Marta ha entrado y las mira en silencio; termina el baile, se días...

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GRACIELA.- ¿Qué querés decir? GRACIELA.- No le entiendo una mierda de lo que está diciendo.
MARTA.- Eso, nomás. Que la señora no tiene clientes, tiene novios. GRINGA.- Que está hecha sobre el agua.
GRACIELA.- ¿Y eso a vos que te importa? Yo aporto guita igual ¿o no? GRACIELA.- ¿Qué cosa?
RITA.- (A Marta) Dejála tranquila. A su edad vos hacías lo mismo. GRINGA.- Y Venecia ¿de qué estamos hablando? Y me decía que la gente no va en
MARTA.- ¡A su edad, a su edad! ¿Y qué te metés vos, si yo estoy hablando con ella? automóvil, que va en barco, en góndolas...
CHATO.- (A Graciela) Graciela, ¿vamos? RITA.- (Desde adentro) Chicas, ¿ya le han dado de comer a los perros?
GRACIELA.- Dejáme, boludo, ¿no ves que estoy peleando? (A Marta) ¿Qué tenés en GRACIELA.- (Se levanta, interrumpiendo a la Gringa) ¡Sí, Rita, le he dado yo!
contra mío? GRINGA.- ...mientras los enamorados se miran a los ojos. Después el tano ponía música
MARTA.- ¿En contra tuyo? y bailábamos. Y después... ya no me acuerdo más. Pero me ha perdonado tutto... aquí
GRACIELA.- Sí, sí, en contra mío. ¿Te crees que no me he dado cuenta? Desde que me lo dice, en sua carta.
empecé a trabajar acá que parecés una víbora enroscada esperando para picarme. GRACIELA.- ¿Y usted qué le ha hecho?
MARTA.- Oh ¿qué le pasa a ésta? ¿Te pensás que sos tan importante? Para que te lo GRINGA.- Yo le he hecho cada perrada (Busca en el bolsillo y saca un papel). Aquí me
sepas ni me enteré cuándo llegaste. dice: “Clavelito, yo la perdono, la amo, y l’ aspetto a Venezia”. Firmado: “Don Giacomo”.
GRACIELA.- ¡Sí, cómo no! Se te caía la baba, mirándome los zapatos rojos. GRACIELA.- A ver.
MARTA.- ¿Qué zapatos? GRINGA.- No, son cosas mías, personales. Chinita, ¿vos me ayudarías a ir a Venecia?
GRACIELA.- No te hagás la idiota. Los zapatos rojos con hebilla dorada. (Entra Chato de la calle, lanza miradas de reproche con Graciela y Rita. Rita sale hacia el
CHATO.- Graciela, dale, terminen... interior de la casa)
GRACIELA.- (A Chato) Papi, qué cargoso... ¿No tenés nada mejor que hacer? GRACIELA.- No, Gringa, qué Venecia: hay que laburar.
CHATO.- ¿Cómo, nada mejor que hacer? Mamita, te estoy esperando. GRINGA.- Laburar, laburar, laburar, ¿y el amor? ¿Vos no sabés qué es el amor? ¡Qué va a
GRACIELA.- Hacemos una cosa... andá, que yo después te voy a buscar. saber!
CHATO.- Uh, ustedes dos están cortadas por la misma tijera, no quieren cumplir los RITA.- (Al Chato) Qué, ¿no te habías ido? (Chato se acerca lentamente, mirando
arreglos. Ni acá les voy a tocar el organito (Alza el órgano, Rita se lo quiere sacar y fijamente a Rita y recoje un bolsito que se olvidó en la silla. Lo toma y se vuelve a ir.
tironean; la lleva arrastrando). Marta se lo impide y lo lleva hacia adentro).
RITA.- (Suplica) No, vení. No te lo llevés. ¿Con qué vamos a bailar? CHATO.- Tienen el corazón de hielo las chicas. Me quieren por mi dinero. (Sale con
CHATO.- Con la radio bailá. ¿Ustedes que se creen, que yo estoy acá porque ustedes Marta).
están para usarse? Yo estoy acá por afecto (Sale hacia la calle y Marta corre tras él). GRACIELA.- (A la Gringa) ¿Cómo es eso del tano Giacomo?
RITA.- (Enojada, saliendo hacia el interior de la casa) ¿Ves, Graciela? Y ahora ¿cómo GRINGA.- (A Graciela) Te voy a contar. Hace muchos años yo viajé a Buenos Aires, lo
vamos a bailar sin música? Yo no bailo nada. Ya le había cosido las lentejuelas a la conocí en el Teatro. El tano era buen mozo, alto, un caballero. En esa época yo bailaba
ropa... danzas españolas y me llamaban La Clavelito.
MARTA.- (Volviendo, ve que la Gringa quiere prender un cigarrillo y se lo quita) ¿Qué GRACIELA.- ¿La Clavelito, Gringa? Qué nombre se fue a buscar. ¿Usted bailaba?
haces? ¿Te querés prender fuego? Ya incendiaste la cortina de tu pieza. GRINGA.- Claro. Yo bailaba muy bien, trabajaba en el teatro Politeama. Bailaba con un
GRINGA.- ¡Salí de acá, yegua! vestido rojo lleno de volados, tenía repertorio y todo (Quiere mostrarle a Graciela cómo
MARTA.- Tan buena que eras (Graciela se sienta cerca y comienza a pintarse las uñas). bailaba, gira y se cae; Graciela la sostiene y la sienta en la silla; entra Rita cantando
GRINGA.- No me voy a poder rajar nunca de aquí. Si estuviera don Giacomo para distraídamente).
ayudarme. Don Giacomo sí que era un caballero. Me decía “Clavelito, la voglio portare GRACIELA.- (A Rita) Era artista en Buenos Aires, la Gringa...
a Venezia”. Decía: “Tutto il mondo é bello, tutto, peró ce una cittá piú bella. E una cittá RITA.- Qué va a ser artista.
fatta sull’acqua”. GRINGA.- Callate, chinita de mierda. Qué sabés vos. (A Graciela) Te sigo contando de

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Don Giacomo: tenía unos ojos azules, un bigote fino. Me agarraba de la cintura, me pintándose las uñas, Marta se maquilla, vuelve Rita y se sienta).
llevaba al balcón y me cantaba canciones de amor (Tararea recordando). Me hablaba RITA.- Graciela, ¿qué le decís vos a la Gringa? ¿No ves que está...? (Hace un gesto para
de Venecia y de un cofre. mostrar que está perdida. Silencio largo).
GRACIELA.- ¿Cómo, de un cofre? GRACIELA.- ¿Y qué hacemos?
GRINGA.- Una caja, llena de joyas, monedas de oro, pinches de corbata. MARTA.- ¿Cómo qué hacemos?
GRACIELA.- ¿Oro? Ah, entonces no era sólo “amore” con ese Giacomo. GRACIELA.- Que la Gringa quiere ir a Venecia.
GRINGA.- No diga eso. Yo a ese hombre lo quería. Estaba enamorada. MARTA.- ¿Y?
GRACIELA.- ¿Y el oro? GRACIELA.- La llevamos.
GRINGA.- Se lo choreé. Al primer descuido, me rajé a Jujuy con la guita. Lo dejé en MARTA.- ¿Estás loquita, vos? Solamente a esta caída del catre se le podía ocurrir darle
pelotas al pobre tano, con el cofre lleno de bombachas y medias caladas. bola a la vieja.
GRACIELA.- ¿Qué? ¿Le ha robado todo? Lindo clavelito le resultó al pobre. GRACIELA.- ¿Por qué? ¿Queda muy lejos eso?
GRINGA.- ¿Y con qué te creés que he levantado la casa? ¿Y las piecitas donde ustedes MARTA.- No sé.
trabajan, el gallinero? (Se lamenta) Soy una puta vieja, pero voy a ir a Venecia. Porque GRACIELA.- Y bueno, averigüemos.
él me ha perdonado., lo ha escrito en la carta: “Clavelito, yo la perdono y la espero en MARTA.- Che, Rita, ¿vos sabés dónde queda Venecia?
Venecia”, firmado “don Giacomo”. RITA.- No.
GRACIELA.- A ver... GRACIELA.- La Gringa dice que ahí las calles son de agua.
GRINGA.- ¡No, no! Tan bueno ha sido este hombre, y tan confiado, que un día me ha MARTA.- ¡De agua!
llevado a la pieza y me ha dicho mostrándome el cofre: “Clavelito, éste es el dinero GRACIELA.- Sí, y que la gente anda en bote. ¿Qué, vos no escuchás cuando habla la
ganado con el laboro de tutta la vida mia; e per noi. Voglio che li tenga lei”. Mirá que Gringa, no es cierto, Marta?
hombre generoso que era y yo me he portado mal con él. Pero te juro que voy a ir a MARTA.- Mamita, la vieja está mal de la cabeza. No podemos estar escuchando todas
Venecia antes de morirme. las macanas que dice...
GRACIELA.- (Calmándola) Bueno, Gringa, si usted quiere ir, va a ir. RITA.- Las que estamos mal de la cabeza somos nosotras. ¿Cómo la vamos a llevar a
GRINGA.- (Reacciona) ¿En serio, Gracielita, me vas a llevar a Venecia? A Venecia, la Venecia? Hay que laburar.
ciudad del amore. GRACIELA.- Laburar, laburar... dice que Venecia es la ciudad del amor.
GRACIELA.- Tranquila, Gringa. No se ponga así. RITA.- (Irónica) ¡Del amor!
GRINGA.- Bueno, vamos entonces, que ya debe estar por llegar el Yulio Chésare. MARTA.- ¿Y le has creído?
GRACIELA.- ¿El Yulio Chésare? ¿Y eso qué es? GRACIELA.- (Molesta) Qué hay, ¿ustedes no creen en el amor?
GRINGA.- El barco. Un barco enorme, que navega por el océano como una ciudad con RITA.- Dejá de joder. ¿Qué tiene que ver la Gringa con esas cosas?
todas sus luces encendidas. Don Giacomo decía que a Venecia se va en el Yulio Chésare. MARTA.- (A Rita) Pará, Rita. Qué hablás de la vieja ¿Acaso ella no te recogió, cuando tus
GRACIELA.- Pero no, Gringa. ¿Cómo va a venir aquí un barco? ¿No ve que estamos en tatas han muerto en el accidente? Tus hermanos y tus tíos te dejaron solita en el cerro,
Jujuy, entre los cerros? ¿Por dónde va a entrar el barco? Ahora se usa el avión. ni un maíz tenías. ¿Ahora que decís de la vieja?
GRINGA.- ¿En qué? RITA.- ¿Y a vos, qué? ¿Quién te crió cuando tu vieja te ha botado en la calle porque
GRACIELA.- En avión. ¿No es cierto, Rita? (Rita asiente). decía que vos te lo querías ... al novio de ella y la Gringa te encontró en la Plaza, allá en
GRINGA.- Bueno. Vamos en avión. Yo no soy pretenciosa. Buenos Aires, y te trajo para acá?
GRACIELA.- Rita, llevála a descansar, prendéle la radio (Rita toma a la Gringa de un MARTA.- Con mi finada no te metás.
brazo y la conduce adentro). GRACIELA.- (Separándolas) A ver, chicas ¿y eso que es? La Gringa las recogió, les dio el
GRINGA.- (Se detiene) Gracielita, no te vas a olvidar de llevarme (Salen, Graciela sigue techo, la protección...

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MARTA.- No sé. buscamos por acá (Entra el Chato)
RITA.- Es verdad. CHATO.- Dale, Rita, apurá.
MARTA.- Bueno, tenés razón. GRACIELA.- Ah, Chato, vení (El Chato se acerca)
RITA.- Es verdad. CHATO.- ¿Qué hay?
GRACIELA.- Entonces la llevamos, chicas. Averigüemos dónde queda eso, Venecia, y la RITA.- Vení, ayudanos. ¿Sabés dónde queda Venecia?
llevamos. Qué nos cuesta (Silencio). CHATO.- ¿Venecia? Puede ser.
RITA.- ¡Ya sé lo que podemos hacer! ¿Vieron el libro grandote que está tirado en la MARTA.- Dale, negro. Ayudá.
pieza del fondo? Tiene mapas y todo. CHATO.- ¿Para qué quieren saber dónde está Venecia? ¿Van a viajar, acaso?
GRACIELA.- Andá. Traélo un ratito. (Rita va a salir pero antes se encuentra con Chato GRACIELA.- ¿Qué te importa? La tenemos que llevar a la Gringa. Vení.
que entra a escena y la detiene). CHATO.- No me acuerdo bien.
CHATO.- ¿Adónde vas, Rita? ¿No querés venir ahora? RITA.- Dale, Chato. Acordáte (Se le cuelga del cuello)
RITA.- (Se deshace de él) No, salí, no puedo atenderte ahora, che (salen). CHATO.- Me estoy acordándo de algo.
CHATO.- Te doy cinco y toco el organito. MARTA.- Dale, Chatito. (Lo agarra del cinturón)
RITA.- Cinco… Bueno, vos me esperás acá que yo ya vengo. Soltáme, que me tengo que CHATO.- Ahora me acuerdo un poco más.
ir a estudiar geografía. GRACIELA.- (Le pone una mano en su pecho) ¿Dónde queda Venecia?
VOZ DE CHATO.- Vení, yo te voy a enseñar geografía, mamita. CHATO.- ¡Ya me he acordado! Está en Europa, en Italia, es una ciudad. La he visto el
RITA.- Quedáte quieto. Esperáme aquí (Entra y muestra el libro a las chicas como un otro día en un programa de televisión…
trofeo) Aquí está. GRACIELA.- (Lo aparta) Muestre en el mapa.
MARTA.- ¿De dónde sacaste vos ese libro? CHATO.- (Busca y señala) Aquí está.
GRACIELA.- Se lo choreó. MARTA.- Y nosotros, ¿dónde estamos?
RITA.- Qué me lo voy a chorear. Se lo dejó una vez un estudiante que vino a verme CHATO.- ¡Uy, nosotros…! (Señala) Aquí.
después de la escuela y se fue tan enamorado de mí que se olvidó todos los útiles. GRACIELA.- (Lee) Ju-juy.
MARTA.- ¡Ah, Rita, qué te hacés! CHATO.- San Salvador.
GRACIELA.- A ver, mostrá y dejá de palanganear. RITA.- ¿Y esto azul qué es?
RITA.- (Limpia la mesa y apoya el libro, Marta quiere tocarlo) No, Marta, vos no que CHATO.- Agua.
siempre tenés la manos engrasadas. (Empieza a dar vuelta las hojas con mucho cuidado MARTA.- La puta.
y lentitud). GRACIELA.- ¡Cuánta agua!
MARTA.- (Impaciente) Te apurás. MARTA.- ¿Y esto marrón?
RITA.- (Mirando el libro, sin hacerle caso) ¿Dónde está Venecia? ¿En geografía CHATO.- Tierra.
económica o en geografía política? (Se miran las tres desconcertadas) GRACIELA.- ¿Y lo verde?
GRACIELA.- En geografía… política. CHATO.- Tierra con yuyo. Rita, ¿vamos ahora?
RITA.- Mirá que mapa. RITA.- Aguantá un cachito.
MARTA.- Uy, qué quilombo de nombres. Buscá Venecia. CHATO.- Graciela (En voz baja y le hace una seña)
GRACIELA.- A ver. Guyana Francesa. Venezuela. Por acá debe andar Venecia, con la v. GRACIELA.- (Va hacia él) ¿Qué querés?
Colombia… CHATO.- ¿Le falta mucho a Rita?
MARTA.- Se va de la letra. GRACIELA.- Como media hora. ¿Por qué?
RITA.- Qué despelote. No está Venecia. (A Graciela) Vos buscá por allá y nosotras CHATO.- ¿No querés venir vos?

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GRACIELA.- Por seis y tocás el organito para el número músical. Cuadro 2
CHATO.- Meta.
GRACIELA.- Bueno, pero rapidito, ¿eh? Entra Marta con una cacerola y una radio. Se sienta. Entra Chato.
CHATO.- No, rapidito no me gusta. CHATO.- Qué hacés, Marta. ¿Vas a cocinar?
GRACIELA.- Estás perdiendo tiempo, papito (Salen Graciela y Chato) MARTA.- Voy a hacer sopa.
RITA.- (Los escucha reírse y se levanta furiosa) Qué hija de su mama, la Graciela. Mirá, CHATO.- Qué rico. Y ¿cómo andan los preservativos, digo, los preparativos?
Marta, me anda sacando todos los clientes, qué ingrata que es conmigo. Porque yo la MARTA.- Como para machos. Ya sabemos todo de Venecia.
traje acá. ¡Graciela, salí de ahí! ¡Graciela, salí ya! CHATO.- A la mierda. ¿Todo?
GRACIELA.- (Volviendo) ¡Qué tanto escándalo! ¿No ves que estoy trabajando? MARTA.- Sí. Todo. Sabemos que está en Italia.
MARTA.- ¿Ya está? CHATO.- ¡Qué pícara! Eso te lo he dicho yo.
GRACIELA.- Calidad y eficiencia, mamita. MARTA.- Oh, bueno. Pero sabemos que allá la gente habla el italiano.
RITA.- Siempre la misma busca, vos. Esos cinco pesos eran míos. CHATO.- Gran cosa lo que has averiguado.
GRACIELA.- Oh, qué. Si vos no los querías. MARTA.- Sí. Porque si vas allá y no sabés hablar el italiano, no te entienden nada. ¿Y vos
RITA.- No es que no los quería. Estábamos mirando el mapa. sabés hablar italiano?
GRACIELA.- Y bueno. El hombrecito se estaba por desmayar. Un acto de caridad (El CHATO.- Por supuesto que hablo italiano. Es bien fácil. Tenés que ponerle una i o una e
Chato vuelve a escena lentamente, despeinado, se sienta en una silla y suspira) a todo lo que decís. Y ya estás hablando italiano. Si vos querés decir por ejemplo:
MARTA.- (A Chato) Negro ¿y cómo es, Venecia? “¿Querés pinchar?”, tenés que decir: “¿Quére pinchare?”. También tenés que cambiar
CHATO.- (Reaccionando del éxtasis) ¿Eh? (Alza los hombros) Linda es Venecia. Tiene las la c por ch. Si querés decir “Cuesta quince pesos cada” (Hace gesto con la mano), se
casas viejas y las calles de agua, como dice la Gringa. Y nieva. dice “cuesti quinche pesi cadi” (Hace el mismo gesto con la mano). Y ya hablás italiano.
MARTA.- ¿Nieva? ¿Y por qué? MARTA.- Mirá vos. Anotáme para cuando vaya.
CHATO.- No sé. Pero nieva. Nieva sobre las casas y la gente. Bueno, mi televisor anda CHATO.- ¿Vos querés que te haga un vocabulario para que vos te podás expresar?
medio mal, capaz que no era nieve, sino esos puntitos blancos que aparecen y hacen (Entran Graciela y Rita)
ruidito: quishshshsh. No sé si nieva o no nieva. MARTA.- ¿Cómo les fue?
MARTA.- La vieja tiene un disco que habla de Venecia. Siempre lo escucha en el GRACIELA.- ¿Sabes cuanto cuesta el boleto a Venecia?
combinado. MARTA.- ¿Cuánto?
RITA.- Ah sí. Ya sé cuál es (Canta desafinadamente Venecia sin ti, de Charles Aznavour). GRACIELA.- Decíle.
Que profunda emoción, recordar el ayer, cuando toda Venecia me hablaba de ti… RITA.- ¡Qué sé yo! Una carrada de guita. Como 700 clientes (Se quedan las tres en
(Chato silba la misma canción; las chicas hacen silencio para escucharlo) silencio, contrariadas).
RITA.- (Emocionada, cuando el Chato termina de silbar) ¡Qué bien chiflás! MARTA.- ¿Entonces no vamos a Venecia?
CHATO.- (Con intención, despidiéndose) Otro día te chiflo más. RITA.- Y, no.
MARTA.- Pero, chicas, ya le dijimos a la Gringa. Le prometimos llevarla. Se ilusionó con
Apagón todo lo que vos le dijiste, Graciela.
GRACIELA.- Oh, qué te hacés ahora, vos, Marta, que eras la primera en decir que la
Gringa estaba loca y que no había que darle pelota (Silencio)
MARTA.-  Ya está. Paren, chicas, paren, paren. Ya sé cómo vamos a hacer. Vamos a ir las
cuatro y no nos va a costar nada.
GRACIELA.- ¿Ah, sí? ¿Qué? ¿Vas a meterte en política?

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MARTA.- No, mí no me agarran más. GRACIELA.- Bueno, vamos, vamos. (Salen Graciela y Rita)
RITA.- ¿Entonces? MARTA.-Vamos a ir todos a Venecia, qué joder (Sale)
MARTA.- Ustedes cállense y háganme caso. CHATO.- Qué ganas de macanear tienen estas chinitas (Se queda pensando) ¿Y de
GRACIELA.- ¡Ah, tomá! ¡Seguro que querés vender nuestros órganos! dónde saco yo ahora tres cóndores?
MARTA.- ¿Estás revirada? ¿Quién va a querer un órgano tan gastado?
GRACIELA.- (Enfrentándola) Oh, qué pícara que sos. Apagón
RITA.- (La contiene) Dale, Marta, decí lo que estás pensando.
MARTA.- Está bien. Escuchen. ¿A Venecia hay que ir en avión? Bueno. Vamos a hacer Cuadro 3
nosotras el avión. ¿En Venecia hay calles de agua? Vamos a hacer nosotras las calles de Entra el Chato con unos tablones y unos cajones de fruta. Entra Graciela.
agua.
GRACIELA.- ¿Qué? ¿Te rechiflaste?
MARTA.- La vieja está ciega ¿o no? GRACIELA.- Mirá lo que conseguí, Chato, una guía turística de Italia. Mirá está
GRACIELA Y RITA.- ¿Y? Venecia…, Roma…, Sicilia…, todo…
MARTA.- La llevamos al Lago de Popeye. Pero la Gringa se va a creer que está en CHATO.- A ver. (Se acerca) Qué bueno. Mirá. ¿Sabés qué es eso? La Torre de Pisa.
Venecia. GRACIELA.- ¿Cómo, de pizza?
GRACIELA.- ¿Al Lago de Popeye? (Marta asiente, Rita la mira) Pará, ¿cuál es el Lago de CHATO.- No, pero no de pizza para comer. Es de bloque, nomá.
Popeye? GRACIELA.- Ah, ¿entonces por qué se llama de pizza?
MARTA.- Ese que está antes de la subida de Ciudad de Nieva. Ese, pues, donde alquilan CHATO.- No sé. Será por que está torcida.
botes. GRACIELA.- Uy, cierto, mirá, parece que se va a caer, ¿no? (Lee) Pisa fue una rica y
CHATO.- Enfrente a Cuyaya, cerca de las paradas de colectivo. poderosa ciudad de Toscana… (Piensa) ¿Y eso que tiene que ver con la pizza?
GRACIELA.- ¿Pero qué vamos a hacer nosotras ahí? Lleno de familias, chicos. CHATO.- La Torre de Pisa. Pisa mal y se va a la mierda.
RITA.- No. Podemos ir a la noche que no hay nadie por los mosquitos. GRACIELA.- ¡Ah, sí!
CHATO.- Los lunes o los martes ni los mosquitos van por ahí. CHATO.- ¿Y? (Le muestra las sillas) ¿Qué te parece?
RITA.- ¡Cómo para macho! Marta, sos un genio. GRACIELA.- ¡El avión! ¡Está diez puntos, Chatito!
MARTA.- Tenemos que conseguir algunas cosas: dos o tres cóndores… CHATO.- Mirá, con escalerita, como en la televisión, (Entran Rita y Marta con un
GRACIELA.- ¿Para qué? ventilador).
MARTA.- Para cuando la Gringa crea que estamos volando, soltamos los cóndores. GRACIELA.- ¡Miren, chicas!
GRACIELA.- Si la Gringa no ve ni mierda. RITA.- ¿Y esto? (Señala el avión) ¿Qué es?
MARTA.- Para que escuche el ruido de las alas. CHATO.- ¡Cómo qué es! ¡Qué va a ser! ¡El avión!
CHATO.- Para los efectos especiales. MARTA.- Está bueno ¿no?
RITA.- Claro, pues. Vos anotá, Chato. (A Marta) ¿Cuántos dijiste? RITA.- Total, la Gringa no ve un pomo.
MARTA.- Lo que haya. MARTA.- Tomá, poné el ventilador por ahí.
RITA.- Y el avión ¿dónde lo vamos a armar? CHATO.- ¿Me trajiste el prolongador para chorear la corriente?
GRACIELA.- Cierto. ¿Dónde? MARTA.- Sí, traje todo. Y vos ¿conseguiste los cóndores?
MARTA.- Y allá, en la playa del río. Bien cerquita del Lago de Popeye. Así apenas CHATO.- No he podido, Marta. Fui ahí a la universidad para que me los presten, pero
bajamos del avión, la tiramos a la Gringa en “las calles de agua”. dicen que no tienen, y que si tuvieran no los prestan. Dicen que los animales no son
RITA.- Está bien eso, ¿no? para joder.

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RITA.- ¡Qué chistoso! ¿Y entonces ellos, que tienen a los pumas en una jaulita así? CHATO.- Yo la conozco a la Gringa. Yo ha debutado con ella.
CHATO.- Pero (Busca en el bolsillo en su bolsito) cuando venía para aquí, hondeé un MARTA.- Pero no. Eso fue hace años, cuando ella te echaba de acá a patadas a todos los
loro y un tordo. borrachos. Ahora necesita otra clase de amor. Le das el brazo, le decís cosas lindas en
MARTA.- ¿Estás loco, Chato? Qué ruido vamos a hacer con dos pájaros muertos. italiano, como un caballero, le decís que la perdonás. ¿Meta, negro? Si no, se nos va
CHATO.- Pero el loro está medio vivito… todo el plan al diablo.
MARTA.- No, salí de acá con eso (Chato mira con pena la bolsa donde tiene los pájaros). CHATO.- (Aflojando) Bueno. Le doy el brazo y hasta ahí nomás. Pero si la veterana
GRACIELA.- Bueno, Marta, olvidáte de los cóndores, que hay mucho que hacer. quiere avanzar, yo me tomo el raje.
MARTA.- Es que yo quería que fuera todo perfecto. RITA.- Bueno, listo. Vamos a buscar a la Gringa.
RITA.- Va a ser todo perfecto. Con ese ventilador que me hiciste traer basta y sobra. GRACIELA.- ¿Cómo la traemos? Hay que hacerle creer que la llevamos en remis hasta el
GRACIELA.- Yo ya he hecho la comida. aeropuerto.
MARTA.- ¿Para qué? MARTA.- Yo ya hablé con uno de los choferes de la agencia. Es amigo mío.
GRACIELA.- La comida. ¿No viste en la televisión que en los aviones te dan comida en GRACIELA.- Sí, ya sé. Ese chofer es un cliente que me choreaste el otro día.
unas bandejitas? MARTA.- Mirá quién habla. ¿Y vos, ayer, mosquita muerta? ¿No me hiciste lo mismo?
RITA.- Meta. ¿Y qué cocinaste? GRACIELA.- Ah, no sé, che, ojo por ojo.
GRACIELA.- Humitas. CHATO.- Y culo por culo.
RITA.- ¡Qué rico! MARTA.- Calláte vos. No te metás.
GRACIELA.- Sí, no te pongás tan contenta, vos, que son para hacerle el verso a la Gringa. CHATO.- No, yo decía, nomás.
MARTA.- ¿Qué? ¿No hiciste para todas? RITA.- Bueno, dale, vamos a buscar a la Gringa.
GRACIELA.- Hice pocas. No me alcanzaba para el queso. MARTA.- Vamos.
MARTA.- Uh, vos, también. GRACIELA.- Pará, tenemos que hacerla dar una vuelta larga antes de venir aquí.
GRACIELA.- ¿Qué, yo también? A mí nadie me dio un mango para los gastos. RITA.- ¿Y?
RITA.- Basta, che, no peleen. ¿Ya está todo? GRACIELA.- Que no tenemos un mango.
CHATO.- Ya está. MARTA.- Ah, dejá. Yo después arreglo con el chofer. Personalmente.
RITA.- Bueno, entonces vamos a buscar a la Gringa (salen Rita y Marta, pero Graciela las RITA.- Si es muy caro, yo también arreglo.
detiene). GRACIELA.- Bueno, yo también puedo arreglar.
GRACIELA.- ¡Chicas! ¡Si ya sabía yo que nos estábamos olvidando algo importante! CHATO.- Ah, no. Yo con el chofer no arreglo ni mierda.
MARTA.- ¿Qué, qué? MARTA.- No te preocupés. No va a ser tan caro. (Salen).
GRACIELA.- ¡El tano, chicas!
RITA.- ¿Qué tano? Apagón
GRACIELA.- ¡El tano Giacomo!
RITA.- ¡Y qué hay con el tano Giacomo! Cuadro 4
GRACIELA.- ¡Cómo qué hay! ¡Que la Gringa va a Venecia a encontrarse con él!
MARTA.- ¡Uy, cierto!
RITA.- ¿Y de dónde sacamos ahora un tano Giacomo? (Se quedan pensando y terminan Chato acomodando las cosas. Entran Gringa, Rita, Marta, Graciela con bolsos, valijas,
mirando a Chato quien al darse cuenta hace gestos de negación) carteras y termo.
CHATO.- ¡La gringa me va a querer manotear!
RITA.- Si la Gringa ya no está para esos trotes. GRINGA.- Vamos, chicas, vamos (Apurada) ¿No se olvidaron ninguna valija en el remis?

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RITA.- No, no, ahí las traen las chicas. GRACIELA.- ¡El motor!
GRINGA.- ¿Y la caja de los remedios? GRINGA.- ¿Y ese viento? ¡Vamos a salir volando! ¡Que cierren las puertas! (Chato le
RITA.- La puse en su valija. pone un farol encendido frente a los ojos) ¿Y ese calor?
GRINGA.- ¿Y la bolsa de agua caliente y el termo? MARTA.- Es que nos estamos acercando al sol.
RITA.- Trae la Graciela. GRINGA.- Yo creía que era una de esas luces de los teatros. Cuando yo era la Clavelito
GRACIELA.- Acá está. trabajaba en Buenos Aires, a los artistas nos iluminaban con esas luces fuertes y nos
GRINGA.- ¿Estamos todas? (Chato les hace señas para que suban por la escalerita que moríamos de calor.
él ha preparado; pero ellas pasan de largo) MARTA.- No, es el sol.
GRINGA.- Chicas, ¿ustedes están seguras de que el avión no se cae? GRINGA.- ¿Y qué se ve?
RITA.- Sí, Gringa. ¿Cómo se va a caer? GRACIELA.- (Se asoma) Jujuy chiquito.
GRINGA.- Todos los días se caen aviones. Yo escucho la radio. GRINGA.- ¿Cómo se va a ver Jujuy, si nos estamos acercando al sol?
CHATO.- (Hablando adentro de una pava) Señoras pasajeras… Bienvenidas al MARTA.- Es raro, vieja, pero es así (Chato le hace señas a Marta, que empieza a
Aeropuerto, para partir a Venecia, Italia. Yo no sé qué esperan que no se meten de una zapatear los tablones del piso)
buena vez por la escalerita. GRINGA.- (Alarmada) ¿Y esto, qué es?
GRINGA.- ¿Y cómo saben ustedes que este avión no se cae? CHATO.- (Gritando en voz baja) ¡Turbulencia!
GRACIELA.- Porque es un avión especial. RITA.- (Igual) ¿Qué?
GRINGA.- ¿Dónde está? CHATO.- ¡Turbulencia!
GRACIELA.- Ahí, enfrente suyo. RITA.- (A Gringa) Flatuencia, Gringa, flatuencia.
GRINGA.- No veo un carajo. GRINGA.- A la mierda ¿Y de quién?
MARTA.- No importa, vieja, nosotras te llevamos. Cuidado la escalerita (La Gringa sube, MARTA.- Y… del piloto ha de ser.
ayudada por Graciela, y se sienta en una silla del avión. Suben Marta y Rita). GRINGA.- ¡Pobre hombre! (Pasa la turbulencia; Rita se pone un delantal y ofrece
RITA.- A ver, Gringa, ahora le tengo que poner el cinto de la seguridad (Le coloca un comida)
cinturón alrededor del cuerpo). GRACIELA.- Parece que nos van a dar de comer.
GRINGA.- ¿Ustedes vienen? No me van a dejar sola ¿no? RITA.- (Con falsete) ¡Humitas! ¡Humitas! ¡Humitas! (A la Gringa) ¿Se va a servir humitas,
GRACIELA.- No, para que no tenga miedo, yo me siento aquí y usted me da la mano. señora?
GRINGA.- ¿Y la Rita? GRINGA.- ¿A cuánto?
RITA.- ¡Acá! RITA.- A nada, señora. La regalamos.
GRINGA.- ¿Y la Marta? GRINGA.- Muchas gracias. Paso.
MARTA.-- ¡Acá estoy! GRACIELA.- ¿Por qué?
GRINGA.- (Suspira) Ah, menos mal. Ahora sí se puede caer el avión, ahora sí me muero GRINGA.- Algo tendrán para que las estén regalando. Para mí que el piloto comió
tranquila. Estamos todas juntas. Porque ustedes son como mis hijas. alguna. Por algo estaba así, pobre hombre (Marta le hace señas a Graciela y ésta al
GRACIELA.- Gracias, Gringa, gracias. Chato; Chato saca de una bolsa los pajaritos y los pone en la falda de la Gringa).
MARTA.- (Le hace una seña a Chato para que vaya adonde está el ventilador) ¿Estás GRINGA.- ¿Y esto? (Gringa los alza y los toca suavemente) Dos pajaritos… Pobrecitos…
lista, vieja? Me parece que vamos a levantar. (Los acaricia y los conserva un rato en su mano) Están muertitos. ¿Por dónde habrán
GRINGA.- Lista. Díganle al chofer que podemos salir. entrado?
MARTA.- (Le indica a Chato que prenda el ventilador, Chato lo prende) señor, vamos. GRACIELA.- (Viendo que la explicación puede representar un problema le saca los
GRINGA.- ¿Y ese ruido? pajaritos de la mano) Bueno, no importa. (Chato apaga el farol).

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MARTA.- Chicas, me parece que ya empezamos a bajar. GRINGA.- ¡Góndola!
GRINGA.- Con razón ya no siento tanto calor (Chato le hace señas a Marta para que MARTA.- Como en los supermercados, Rita.
golpee los tablones con los pies) ¡Otra vez, la flatuencia! ¿Por qué no le dan algo a ese GRACIELA.- Voy a sacar los boletos.
hombre para que se componga? (Marta cesa de golpear y Chato apaga el ventilador) MARTA.- Acá tenemos un bó…ndola.
MARTA.- Llegamos, Gringa. GRACIELA.- (Se adelanta) ¿Cuánto cuesti la volti?
GRINGA.- ¿Tan pronto? CHATO.- Dieci.
MARTA.- Y…sí. Son aviones modernos éstos. GRACIELA.- Es muchi.
GRINGA.- (Se persigna) Gracias señor Jesucristo. ¿Y ahora? CHATO.- ¿Cuánto tiene?
GRACIELA.- Ahora vamos a bajar. GRACIELA.- Cinqui.
RITA.- Espera, Gringa, que le saco el cinto (Le saca el cinturón y la ayuda a levantarse). CHATO.- Bueno, demi. (Con intención) ¡Rapiditi!
GRACIELA.- La misma escalerita que al subir, para bajar. Y tocamos el suelo de Venecia. GRACIELA.- (Vuelve a donde están las chicas y la Gringa) Ya he conseguido con
CHATO.- (Hablando dentro de la olla) ¡Señori pasajeri! Bienvenidi al aeropuerti de descuento y todo. Vamos.
Venecia, Italia. GRINGA.- ¿Qué es ese olor?
GRINGA.-¡Grazie! GRACIELA.- (Preocupada) ¿Cúal?
CHATO.- De nadi. GRINGA.- Como a pochoclo.
RITA.- Uy, Gringa. Si pudiera ver qué lindo, que linda que es Venecia. RITA.- Ah, es el chango de siempre, ese que… un señor que vende pochoclo en las calles
GRINGA.- ¡Ah, es muy linda! ¿no? de agua.
GRACIELA.- ¡Hermosa! Tiene calles de agua. Está toda llena de calles de agua. GRINGA.- ¿Es pochoclo? ¿Aquí en Venecia también venden pochoclo? Como en el
GRINGA.- Justo como decía don Giacomo. No me había mentido don Giacomo. Era un puente Lavalle.
caballero. Tan buen mozo, con su bigote… ¿Y qué más? GRACIELA.- Sí… pero es distinto. Aquí le dicen…
MARTA.- ¿Cómo y “qué más”? MARTA.- …Pochchoccli.
GRINGA.- Claro, ¿qué más se ve? CHATO.- (Gritando desde donde está) ¡Pochccliiii! ¡Pochccliiii!
RITA.- Hay edificios, automóviles, puentes. GRACIELA.- Bueno, vamos a subir porque perdemos el turno de la góndola (Las chicas
GRINGA.- ¿Automóviles? ¿Y por dónde andan? ¿Por el agua? ayudan a subir a la Gringa y luego se acomodan todas).
GRACIELA.- Automóviles, no (La mira a Rita severamente). Rita quiso decri botes. GRINGA.- ¿Quién va a remar?
GRINGA.- Góndolas. MARTA.- (Se mira con las chicas) Yo.
GRACIELA.- ¿Qué? GRACIELA.- La Marta.
GRINGA.- Aquí los botes se llaman góndolas. GRINGA.- ¿Y el gondolero?
GRACIELA.- Bueno, eso. RITA.- ¿El qué?
GRINGA.- ¿Y qué más se ve? GRINGA.- El gondolero, pues. Don Giacomo me decía que siempre había un gondolero
GRACIELA.- Salvo las calles de agua, lo demás es casi lo mismo que Jujuy. que remaba y cantaba, mientras los enamorados se miraban a los ojos.
GRINGA.- Ah, ¡qué lindo! Gracias, chicas, por traerme a Venecia antes de morirme. GRACIELA.- (Aparte) Don Giacomo y la puta que lo parió.
RITA.- No diga eso, abuela. Venga, (La toma del brazo) caminemos un poco. RITA.- Ah, ahí viene (Rita va a buscar al Chato que estaba sentado descansando) No lo
MARTA.- Chui, me hace frío. habíamos visto. Este es.
GRACIELA.- Se vino el invierno de golpe. GRINGA.- Claro, pues. Tiene que haber gondolero.
RITA.- Cuidado, Gringa, que aquí empiezan las calles de agua. ¿Quiere dar una vuelta en CHATO.- (A Rita) Pará, Rita, que yo tengo que hacer de don Giacomo.
bote? RITA.- (A Chato) Dale, chango, no te pongás en boludo. Después vemos. Ahora

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necesitamos un bondolero (Chato va de mala gana). GRACIELA.- Le vamos a decir todo lo que vemos. Bueno, (Lee) aquí en la orilla izquierda
GRACIELA.- ¡Ah, qué buen mozo que es! se ven… las esculturas de Miguel Ángel, conocidas por su enorme inspiración mítica;
CHATO.- (Con voz gruesa) Señoriti, bienvenidi a la mía góndola. Esperi qui tengui un más allá encontramos… la Torre de Pisa, famosa por su oblicuidad, que quiere decir que
buen viaji. está torcida. En la otra orilla, se va el Vaticano con el Papa en el balcón.
GRINGA.- Gracias, gracias (Le toma la mano y no quiere soltarlo). GRINGA.- ¿El Papa?
RITA.- Suelte, Gringa, que tiene que ir a remar. MARTA.- Sí, vieja. ¡El Papa! ¡Saludálo!
GRINGA.- ¡Qué hombre bueno, parece! GRINGA.- ¿Y cómo es, el Papa? (Las chicas consultan entre sí y ninguna sabe)
CHATO.- (Se sube en un banquito atrás de la góndola y toma una escoba como remo) RITA.- Es muy buen mozo, y muy bueno. Rubio, con los ojos azules y está ahí saludando
¿Estamos todi listi? desde el balcón con los brazos abiertos, como queriendo abrazar a toda la gente.
MARTA.- Sí, señori bondoleri. GRINGA.- ¿Me ve a mí?
CHATO.- Entonci se vamo (Empieza a remar). MARTA.- A vos te mira a los ojos, ¡saludálo!
GRINGA.- (Llama aparte a Rita) Rita, ¿no te parece que este gondolero habla italiano GRINGA.- ¡Bendición, Santidad! ¡Bendición!
medio raro? GRACIELA.- Bueno, continuando con el paseo, (Lee en la guía) a la otra orilla, se
RITA.- (Preocupada) ¿Cómo, raro, Gringa? encuentra la espléndida Capilla Sixtina…
GRINGA.- No sé. Habla distinto a don Giacomo. GRINGA.- Ah, ¿es linda la Capilla Sixtina? Don Giacomo decía que era hermosa.
GRACIELA. No se preocupa, Gringa. El chango debe ser de arriba del cerro. Pero se le GRACIELA.- No. Es- pléndida. Y tiene unos magníficos frescos (Las chicas se miran).
entiende ¿no, chicas? GRINGA.- Frescos… ¿Qué son?
MARTA.- Para mí, habla diez puntos. GRACIELA.- Frescos, Gringa… Que está haciendo fresco.
CHATO.- ¿Cóme dici, señoriti? GRINGA.- Ah, sí. Se está poniendo fresco. ¿Por qué no me ponen esa mantita que traje?
GRACIELA.- Nadi, nadi, ustí remi. RITA.- (Colocándosela) ¿Está mejor?
GRINGA.- ¿Y no canta? Todos los gondoleros cantan. GRINGA.- Sí (Suena la música. El Chato se sienta, deja de cantar y se le superpone la voz
MARTA.- Pero sí, Gringa. Canta. (Al Chato) Canti por favore, bondoleri. de Giacomo que ingresa lentamente tarareando una balada italiana. Las chicas y Chato
CHATO.- ¿Qué canti? ¿Io? quedan congelados. Giacomo va hacia la Gringa).
GRACIELA.- Sí, ustí, ustí, no hay otro bandolero en la bóndola. GIACOMO.- (Saca a bailar a la Gringa) ¿Mi permette, Clavelito?
CHATO.- Que canti ¿qui? GRINGA.- ¡Don Giacomo! ¡Recibí su carta!
MARTA.- Canti. GIACOMO.- Clavelito, avevo tanta voglia di riverderla. ¿Balliamo?
CHATO.- (Canta) Qué profunda emoción… recordar el ayer… si se vamos a Venecia y GRINGA.- (A las chicas) Chicas, es don Giacomo. Vino a buscarme (Sale a bailar
hablamos de amor. alrededor de la góndola).
GRINGA.- Chicas, ¿por qué no me arreglan un poquito? GIACOMO.- ¿Le piace Venecia, Clavelito? Cui si sente il amore che galleggia sull’acqua.
GRACIELA.- ¿Ha traído? GRINGA.- ¡Qué lindas cosas que dice, don Giacomo!
GRINGA.- Sí, en la cartera. GIACOMO.- Clavelito ¿per ché mi ha abbandonato? Saremmo statu tanto felici.
RITA.- ¿Quiere que la peine? (Las chicas la arreglan y la pintan) ¿Le echo perfume? GRINGA.- (Le tapa la boca suavemente) Perdóneme, don Giacomo. Estoy tan
GRINGA.- Marta, ¿estoy bien? arrepentida. Le robé todo su dinero.
MARTA.- Sí, vieja ¡elegante! GIACOMO.- I soldi non importano, Clavelito. Ma noi… meritavamo stare insieme.
GRINGA.- Chicas, díganme qué cosas lindas se ven desde aquí. GRINGA.- Ahora estamos juntos, don Giacomo.
MARTA.- ¿Qué cosas lindas…? Ah, sí… (Le hace gestos a Graciela de que saque la guía GIACOMO.- ¡Insieme per sempre! (Cantan y bailan) Bella, bellísima.
turística, Graciela la saca de la cartera). GRINGA.- ¡Amore mio! (Bailan unos instantes más y la Gringa se siente cansada) Don

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Giacomo, ¿me acompaña a la góndola? Quisiera sentarme a descansar un ratito. Estoy
rendida, hacía tanto que no bailaba. (Giacomo la acompaña y la gringa se sienta otra
vez entre las chicas, luego se recuesta y apoya la cabeza sobre el respaldo de una silla,
Giacomo sale lentamente sin dejar de mirarla) Adiós, don Giacomo. Adiós ( Chato se
levanta despacio y empieza a remar de nuevo. También las chicas cobran vida otra vez).
Gracias, chicas, por traerme a Venecia. Gracias. Es hermosa (De pronto queda quieta y
deja de hablar).
MARTA.- Se durmió.
RITA.- ¡Ay, dios mío! Graciela, ¿no está…?
GRACIELA.- (Acerca el oído al pecho de la Gringa) Sí (Le pasa suavemente la mano por la
cara, como para cerrarle los ojos y se persigna).
CHATO.- Y bue. ¿Qué se va a hacer, pues? ¿Qué se va a hacer? (Cae nieve)
MARTA.- (Parpadeando) Chicas, ¿qué es esto?
RITA.- (Parpadeando también y refregándose los ojos) No sé. Está frío.
CHATO.- (Extendiendo la mano) Nieve. Está nevando.
MARTA.- (Extiende el brazo también) ¡Nieve!
RITA.- (Se pone de pie) Qué lindo ¿no? Parece frangollo blanco.
CHATO.- ¿Has visto?
GRACIELA.- Volvamos, che.
RITA.- Sí. Hay que arreglar todo para el velorio.
MARTA.- ¿Y dónde va a ser?
CHATO.- Allá. En Jujuy, pues. ¿Dónde más va a ser? (Silencio).
RITA.- (Abriga el cuerpo de la Gringa y las chicas la ayudan) Dale, Chato, remá.
GRACIELA.- (Permanece de pie, atrapa un poco de nieve y lo desmenuza entre sus
dedos, mirando hacia atrás, mientras Chato empieza a remar) Chicas, está muy lejos
Jujuy ¿no?

Apagón final

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