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ISFDYT N°83

Espacio curricular: P. Ambiental I


Curso lectivo: 2°GG.
Profesora: Silvia Mentasti.
Estudiantes: Ximena Villalba, Francisco Herrera.
Fecha: 04/07/23
Año 2023.

Parcial Domiciliario
Tema 1:

1)Describe la teoría general de sistemas y explica por qué y para qué sirve en el área
de Geografía.
2)Describe el origen de la tierra y grafica su estructura (explicar 2). 
3)Enumera y explica los tipos de rocas existentes, elige uno y desarrolla el tema en
toda su extensión.
4)Define tectónica de placas y diferencia definiendo los tipos de placas existentes.

1) Teoría general de Sistemas


Al hablar de la teoría general de sistemas, nos estamos refiriendo al trabajo de Karl
Ludwig von Bertalanffy, un biólogo y filosofo austriaco. Este científico desarrollo
durante varios años esta teoría, la cual publicó en un libro en el año 1969. Lo que
motivo a von Bertalanffy a elaborar la teoría general de sistemas fue que el entendía
que las ciencias muchas veces, y de manera independiente, enfrentaban problemas y
generaban concepciones similares en campos distintos. Esto lo llevo a suponer que
las diferentes ciencias, al trabajar con sistemas, pueden compartir modelos, principios
o leyes aplicables a estos, sin importar si son de naturaleza física, biológica o
sociológica. En consecuencia, la teoría general de sistemas pretende formular y
derivar aquellos principios que son válidos para los sistemas en general. La utilidad de
esta teoría, entonces, se encuentra en que proporciona modelos utilizables y
transferibles entre diferentes campos, facilitando de esta manera el progreso de todos
los campos de la ciencia. Por ejemplo, una ley exponencial de crecimiento puede
aplicarse a poblaciones de bacterias, de animales, de humanos, o incluso al progreso
de la investigación científica medido por el número de publicaciones realizadas:
aunque bacterias, animales, humanos y libros son entidades diferentes, la ley
matemática aplicada es la misma.

Al remitirnos a la Geografía, encontramos que el geógrafo ingles Richard Chorley fue


quien decidió utilizar la teoría general de sistemas en esta disciplina por primera vez,
en trabajos elaborados durante las décadas del 60 y 70. Según Chorley y Kennedy, el
enfoque sistémico tiene por objeto “el análisis de la manera en que los componentes
de cada sección del mundo real están estructurados (vinculados o relacionados) y de
cómo cada sección se vincula con otras estructuras”. Este autor entendía que un
sistema era un conjunto estructurado de objetos y/o atributos relacionados entre sí y
actuando conjuntamente como un todo.

Dentro del enfoque sistémico encontramos el subsistema, la unidad más pequeña, el


sistema y el supersistema, los cuales se relacionan entre si de forma dinámica. A su
vez, cada sistema puede ser dividido en subsistemas con fines analíticos, lo cual
brinda posibilidades enormes para los científicos. La importancia de este enfoque
radica en prestar atención a las interconexiones de todos los aspectos que conforman
el sistema.
En concordancia con la teoría general de sistemas, actualmente quienes integran el
campo de la Geografía coinciden en afirmar que el planeta Tierra funciona como un
sistema, en donde podemos reconocer 4 partes o esferas principales: la hidrosfera, la
atmósfera, la biosfera y la Tierra sólida. 

La hidrosfera es una masa de agua dinámica que está en movimiento continuo, donde
se destacan los océanos, cubriendo más del 70% de la superficie terrestre hasta una
profundidad media de unos 3800 metros, representando el 97% del agua del planeta;
el 3% restante es el agua dulce que se encuentra en los torrentes, lagos y glaciares,
fundamental para todos los seres vivos.

La atmosfera es la capa gaseosa que rodea a la Tierra que ocupa en su mayoría una
franja de 16 km desde la superficie de la tierra, y que posibilita que la Tierra sea como
la conocemos y esté repleta de vida, ya que proporciona el aire que respiramos y nos
protege del intenso calor solar y de los rayos ultravioletas.

La biosfera hace referencia a toda la vida que habita en el planeta Tierra, concentrada
cerca de la superficie en una zona que se extiende desde el suelo oceánico hasta
varios kilómetros de la atmosfera, y que mantiene y altera al medio ambiente físico.

La Tierra sólida refiere a la superficie que se encuentra debajo de la atmosfera y de los


océanos.

Todas estas esferas descritas se relacionan e interactúan entre si todo el tiempo,


formando un todo complejo, el cual se denomina sistema Tierra, y posee una serie
casi infinita de subsistemas en los que la materia se recicla una y otra vez. A su vez, el
sistema Tierra es impulsado por dos fuentes de energía, el Sol y el interior de la Tierra.
El Sol impulsa los procesos externos, como el tiempo y el clima, la circulación
oceánica y la erosión. Por su parte, el calor que se genera en el interior de la Tierra
impulsa los procesos internos que producen los volcanes, los terremotos y las
montañas.

Como otros sistemas naturales, el sistema Tierra tiene mecanismos de realimentación


negativos y positivos. Los mecanismos de realimentación negativos son aquellos que
tienden a resistir el cambio, mientras que los mecanismos de realimentación positiva
son los que provocan el cambio en el sistema. Esta diferencia de fuerzas con
tendencias opuestas son las que conducen a la estabilización del sistema. Con la
dinámica de los mecanismos de realimentación siempre actuando e interactuando, el
sistema busca siempre ajustarse ante cada situación, para mantener la armonía, en lo
que se denomina “equilibrio dinámico” o “autorregulación del sistema”, debido a que un
cambio en cualquiera de las partes del sistema puede producir cambios en otra o en
todas las demás.

Teniendo en cuenta toda la información expuesta hasta aquí, podemos afirmar que el
enfoque sistémico de la Geografía es útil porque permite vincular los procesos que
ocurren en el sistema Tierra en distintas escalas y entender que la interacción entre
ellos conduce al equilibrio. El enfoque sistémico nos da la posibilidad también de
analizar los subsistemas que integran el sistema Tierra de forma individual, para
comprender mejor a cada uno y entender que rol juegan dentro de él. A su vez, el
objetivo del enfoque sistémico es mostrar como los desequilibrios en los subsistemas
pueden provocar el colapso total. Es vital transmitir este enfoque a los alumnos, para
que puedan comprender el funcionamiento de nuestro planeta de manera integral,
entendiendo la relación que hay entre todos los subsistemas, y también para generar
la conciencia en ellos de que son también parte del sistema Tierra, y en consecuencia
pueden también modificarlo con sus acciones, ya sea de manera positiva o negativa. 
2. El origen de la Tierra
Es un tema que aún sigue generando debates en la comunidad científica, debido a
que no hay una hipótesis que haya sido comprobada totalmente, y por lo tanto todas
están expuestas a revisión o rechazo. Estas se distinguen en dos grandes grupos: por
un lado, las Nebulares y por otro las Catastróficas.

Para comprender el origen de la Tierra, es necesario entender que las hipótesis más
aceptadas parten desde el escenario de la hipótesis del Big Bang, según la cual hace
unos 12000 o 15000 millones de años una explosión de incomprensible magnitud
lanzó hacia el exterior toda la materia del universo a velocidades increíbles. Sus
restos, principalmente hidrogeno y helio, comenzaron a enfriarse y condensarse
formando las primeras estrellas y galaxias.

Siguiendo la cadena de eventos del Big Bang, la hipótesis más aceptada hasta ahora
sobre el origen de la Tierra es la de la nebulosa primitiva (entre las nebulares), la cual
sugiere que los cuerpos de nuestro Sistema Solar se formaron a partir de una enorme
nube en rotación denominada nebulosa solar. Esta estaba formada por átomos de
hidrogeno y helio, granos de polvo microscópicos y la materia expulsada de estrellas
muertas.

Hace 5000 millones de años, esta nebulosa solar comenzó a contraerse debido a las
interacciones gravitacionales entre sus partículas, y al contraerse comenzó a rotar
cada vez más rápido, adoptando la forma de un disco plano con una gran
concentración de material en el centro denominada protosol.

Durante este colapso, la energía gravitacional se convirtió en energía térmica (calor),


lo cual aumentó la temperatura del interior de la nebulosa, y los granos de polvo se
descompusieron en moléculas y partículas atómicas. Con la formación del Sol, se
detuvieron la contracción y el calentamiento gravitacional, y la temperatura en las
zonas más cercanas al centro comenzaron a disminuir, haciendo que las sustancias
con puntos de fusión elevados se condensaran en pequeñas partículas que
empezaron a unirse. Se formaron masas metálicas y rocosas que orbitaban alrededor
del Sol (con materiales como el hierro y el níquel, y elementos como el silicio y el
calcio), las cuales comenzaron a colisionar entre sí y se agrupaban en cuerpos más
grandes, del tamaño de un asteroide, denominadas protoplanetas. Estos luego de
millones de años crecieron hasta convertirse en los cuatro planetas interiores,
Mercurio, Venus, Tierra y Marte. Las piezas rocosas y metálicas que no se unieron a
los protoplanetas, continuaron en órbita y son lo que denominamos meteoritos cuando
sobreviven a un impacto con la Tierra.

Mientras los protoplanetas atraían más material, su temperatura iba aumentando por
los impactos. La combinación entre temperaturas relativamente elevadas y campos
gravitacionales débiles de los planetas interiores provocó que estos no puedan
acumular los componentes más ligeros de la nebulosa, como el hidrogeno y el helio,
que fueron finalmente barridos de esta zona interna del Sistema Solar por los vientos
solares.

Estos materiales más ligeros fueron a formar parte de los protoplanetas de la zona
más lejana al Sol del Sistema Solar, donde la temperatura era más baja, y los
protoplanetas tenían campos gravitacionales más fuertes que los atraían. Estos son
los planetas conocidos como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, formados con un alto
porcentaje de hielos y detritus rocosos y metálicos.
Mientras la Tierra seguía acumulando materiales recibidos de la nebulosa y sus
elementos radiactivos se desintegraban como consecuencia de los impactos, la
temperatura aumentó constantemente, provocando que el hierro y el níquel se
fundieran y penetraran en forma de gotas de metal pesado en el centro del planeta,
formando el núcleo terrestre.

A su vez, por las elevadas temperaturas se formaron masas flotantes de roca fundida
que ascendieron a la superficie, donde se solidificaron y formaron la corteza primitiva,
enriquecida en oxígeno y elementos como el silicio y el aluminio, y donde también se
concentraron aquellos metales pesados con puntos de fusión bajos o que eran muy
solubles en las masas fundidas ascendentes, retirados del interior de la Tierra, como
por ejemplo el oro, el plomo y el uranio. Estos procesos de segregación química
establecieron las tres divisiones básicas de la Tierra: el núcleo, la corteza primitiva y el
manto. Como consecuencia de la segregación química también permitió el ascenso de
compuestos gaseosos que escaparon del interior de la Tierra y fueron conformando
una atmosfera primitiva, la cual permitió el inicio de la vida en el planeta. Los
científicos tienen cierto consenso en afirmar que la atmosfera tal y como la conocemos
hoy en día fue el resultado de una evolución gradual durante los últimos 4000 millones
de años.

Por otro lado, tenemos las hipótesis Catastróficas sobre el origen de la Tierra, que
tienen como punto de partida el paso de una estrella cerca del Sol. La atracción
gravitatoria que se produjo causó la formación de protuberancias gaseosas, las cuales
se enfriaron y formaron planetesimales, los cuales se unieron para dar origen a los
planetas.

Esencialmente, el catastrofismo sostenía que la Tierra se había formado en gran


medida por eventos violentos y repentinos. Es decir, todos los paisajes del planeta
habían sido formados inicialmente por grandes catástrofes. A su vez, afirmaban que
las causas de aquellas catástrofes históricas eran desconocidas, porque ya no
actuaban.

Según James Usher, arzobispo anglicano de Armagh, Irlanda, iniciador de las ideas
catastrofistas a mediados del siglo XVI, la Tierra tenía solo pocos miles de años,
habiendo sido creada en el año 4004 antes de Cristo.

Por otro lado, para comprender las hipótesis nebulares del origen de la Tierra, es
necesario entender que las hipótesis más aceptadas parten desde el escenario de la
hipótesis del Big Bang, según la cual hace unos 12000 o 15000 millones de años una
explosión de incomprensible magnitud lanzó hacia el exterior toda la materia del
universo a velocidades increíbles. Sus restos, principalmente hidrogeno y helio,
comenzaron a enfriarse y condensarse formando las primeras estrellas y galaxias.

Siguiendo la cadena de eventos del Big Bang, la hipótesis más aceptada hasta ahora
sobre el origen de la Tierra es la de la nebulosa primitiva (entre las nebulares), la cual
sugiere que los cuerpos de nuestro Sistema Solar se formaron a partir de una enorme
nube en rotación denominada nebulosa solar. Esta estaba formada por átomos de
hidrogeno y helio, granos de polvo microscópicos y la materia expulsada de estrellas
muertas.

Hace 5000 millones de años, esta nebulosa solar comenzó a contraerse debido a las
interacciones gravitacionales entre sus partículas, y al contraerse comenzó a rotar
cada vez más rápido, adoptando la forma de un disco plano con una gran
concentración de material en el centro denominada protosol.

Durante este colapso, la energía gravitacional se convirtió en energía térmica (calor),


lo cual aumentó la temperatura del interior de la nebulosa, y los granos de polvo se
descompusieron en moléculas y partículas atómicas. Con la formación del Sol, se
detuvieron la contracción y el calentamiento gravitacional, y la temperatura en las
zonas más cercanas al centro comenzaron a disminuir, haciendo que las sustancias
con puntos de fusión elevados se condensaran en pequeñas partículas que
empezaron a unirse. Se formaron masas metálicas y rocosas que orbitaban alrededor
del Sol (con materiales como el hierro y el níquel, y elementos como el silicio y el
calcio), las cuales comenzaron a colisionar entre si y se agrupaban en cuerpos mas
grandes, del tamaño de un asteroide, denominadas protoplanetas. Estos luego de
millones de años crecieron hasta convertirse en los cuatro planetas interiores,
Mercurio, Venus, Tierra y Marte. Las piezas rocosas y metálicas que no se unieron a
los protoplanetas, continuaron en órbita y son lo que denominamos meteoritos cuando
sobreviven a un impacto con la Tierra.

Mientras los protoplanetas atraían más material, su temperatura iba aumentando por
los impactos. La combinación entre temperaturas relativamente elevadas y campos
gravitacionales débiles de los planetas interiores provocó que estos no puedan
acumular los componentes mas ligeros de la nebulosa, como el hidrogeno y el helio,
que fueron finalmente barridos de esta zona interna del Sistema Solar por los vientos
solares.

Estos materiales más ligeros fueron a formar parte de los protoplanetas de la zona
más lejana al Sol del Sistema Solar, donde la temperatura era más baja, y los
protoplanetas tenían campos gravitacionales más fuertes que los atraían. Estos son
los planetas conocidos como Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, formados con un alto
porcentaje de hielos y detritus rocosos y metálicos.

Mientras la Tierra seguía acumulando materiales recibidos de la nebulosa y sus


elementos radiactivos se desintegraban como consecuencia de los impactos, la
temperatura aumentó constantemente, provocando que el hierro y el níquel se
fundieran y penetraran en forma de gotas de metal pesado en el centro del planeta,
formando el núcleo terrestre.

A su vez, por las elevadas temperaturas se formaron masas flotantes de roca fundida
que ascendieron a la superficie, donde se solidificaron y formaron la corteza primitiva,
enriquecida en oxígeno y elementos como el silicio y el aluminio, y donde también se
concentraron aquellos metales pesados con puntos de fusión bajos o que eran muy
solubles en las masas fundidas ascendentes, retirados del interior de la Tierra, como
por ejemplo el oro, el plomo y el uranio. Estos procesos de segregación química
establecieron las tres divisiones básicas de la Tierra: el núcleo, la corteza primitiva y el
manto. Como consecuencia de la segregación química también permitió el ascenso de
compuestos gaseosos que escaparon del interior de la Tierra y fueron conformando
una atmosfera primitiva, la cual permitió el inicio de la vida en el planeta. Los
científicos tienen cierto consenso en afirmar que la atmosfera tal y como la conocemos
hoy en día fue el resultado de una evolución gradual durante los últimos 4000 millones
de años.

3) Rocas

Introducción
Las rocas son materiales compuestos por uno o varios minerales los cuales son
compuestos químicos (o en algunas ocasiones elementos únicos), cada uno de ellos
con su propia composición y sus propiedades físicas. Los granos o cristales pueden
ser microscópicos o fácilmente visibles. Aunque son objetos inertes, las rocas no son
inmutables ni mucho menos, sufren constantes alteraciones y se transforman, dando
lugar a otros tipos de rocas distintos a lo largo de miles de años. Este es un proceso
cerrado en el que, constantemente, unas rocas se destruyen y otras se forman.
Algo que es importante destacar es que la textura de una roca, el tamaño, la forma o la
disposición de los minerales que la constituyen, también tiene un efecto significativo en
su aspecto. La composición mineral y la textura de una roca, a su vez, son el reflejo de
los procesos geológicos que la crearon.

Tipos de rocas y su conformación


1. Rocas Ígneas: estas se forman cuando la roca fundida, el magma, se enfría y
se solidifica, el magma se puede formar a varios niveles de profundidad en el
interior de la corteza de la Tierra y el manto superior y cuando se enfría se van
formando los cristales de varios minerales, cuando permanece en el interior de
la corteza tarda miles de años en enfriarse, esta perdida gradual de calor hace
que se formen grandes cristales.
Las rocas ígneas de grano grueso que se forman muy por debajo de la
superficie se denominan plutónicas, estas conforman los núcleos de muchas
montañas que con la elevación y la erosión quedan expuestas en la superficie.
Un ejemplo de roca ígnea es el granito, roca plutónica de grano grueso la cual
es rica en minerales silicatados de color claro cuarzo y feldespato. El granito y
las rocas relacionadas son constituyentes principales de la corteza continental.
A veces el magma llega superficie de la Tierra, por ejemplo, en una erupción
volcánica, y como se enfría con rapidez, la roca fundida se solidifica muy rápido
y no hay tiempo para que crezcan grandes cristales, lo que se produce es la
formación simultánea de muchos cristales pequeños.
Las rocas ígneas que se forman en la superficie terrestre se llaman volcánicas
y suelen ser de grano fino. Un ejemplo importante es el basalto es de color
verde oscuro a negro es rica en minerales silicatados y contienen hierro y
magnesio. Constituyen la corteza oceánica, así como muchos volcanes, tanto
en el océano como en los continentes
2. Rocas Sedimentarias: se acumulan en capas en la superficie de la Tierra, se
forman a partir de rocas preexistentes por los procesos de meteorización que
fragmentan físicamente la roca en piezas más pequeñas sin modificar su
composición, otros procesos de meteorización descomponen la roca, es decir,
modifican químicamente los minerales en otros nuevos y en sustancias
fácilmente solubles en agua.
El agua, el viento o el hielo glacial transportan los productos de la
meteorización a lugares de sedimentación donde éstos forman capas
relativamente planas, los sedimentos se convierten en roca o se litifican por la
compactación que tiene lugar a medida que el peso de los materiales se
comprime los sedimentos en masas más densas. La cementación se produce
cuando el agua que contiene sustancias disueltas se filtra a través de los
espacios intergranulares del sedimento, el material disuelto en agua precipita
entre los granos y los cementa en una masa sólida.
Rocas sedimentarias detríticas, los sedimentos que se originan y son
transportados como partículas sólidas se denominan sedimentos detríticos y
las rocas que éstos forman son, se pueden clasificar según el tamaño de las
partículas una es, la Lutita es una roca de grano fino compuesta por partículas
del tamaño del limo, se asocian a lugares como, ciénagas, llanuras fluviales
expuestas a inundaciones y porciones de las cuencas oceánicas profunda, la
Arenisca es el nombre dado a las rocas sedimentarias en las que predominan
granos del tamaño de la arena, se asocian con gran variedad de ambientes,
entre ellos las playas y las dunas.
Rocas sedimentarias químicas se forman cuando el material disuelto en el
agua precipita, la caliza, la roca sedimentaria química más común, está
compuesta principalmente por el mineral calcita. La caliza es la más común y
abundante, tiene un origen bioquímico, lo que significa que los organismos que
viven en el agua extraen la materia mineral disuelta y crean partes duras, que
se acumulan como sedimento. Los geólogos calculan que las rocas
sedimentarias representan sólo alrededor del 5 por ciento (en volumen) de los
16 km externos de la Tierra.
A partir de las rocas sedimentarias, los geólogos reconstruyen muchos detalles
de la historia de la Tierra. Dado que los sedimentos son depositados en
muchos puntos diferentes de la superficie, las capas rocosas que acaban
formando contienen mucha información sobre los ambientes de la superficie en
el pasado. Además, son las rocas sedimentarias las que contienen fósiles, que
son pruebas vitales en el estudio del pasado geológico.
3. Rocas Metamórficas: se producen a partir de rocas ígneas, sedimentarias o
incluso otras rocas metamórficas, cada una tiene una roca madre, la roca a
partir de la que se ha formado. Metamórfica quiere decir que cambia la forma,
la mayoría de cambios tienen lugar a temperaturas y presiones elevadas que
se dan en la profundidad de la corteza terrestre y el manto superior, los
procesos son:
Metamorfismo de grado bajo, la roca sedimentaria común lutita se convierte en
una roca metamórfica más compacta denominada pizarra.
Metamorfismo de grado alto, provoca una transformación tan completa que no
se puede determinar la identidad de la roca madre. Cuando las rocas situadas
a una profundidad (a la que las temperaturas son muy elevadas) están sujetas
a presión, se deforman y generan pliegues complicados. Las temperaturas se
aproximan a las temperaturas de fusión de las rocas, aunque debe permanecer
sólida, ya que, si se funde por completo, entramos en el ámbito de la actividad
ígnea.
Ambientes donde sucede el metamorfismo:
Metamorfismo térmico o de contacto, el cambio está controlado por un
aumento de la temperatura dentro de la roca huésped que rodea una intrusión
ígnea.
Metamorfismo hidrotermal, implica alteraciones químicas que se producen
cuando el agua caliente rica en iones circula a través de las fracturas de la
roca. Suele asociarse con la actividad ígnea que proporciona el calor necesario
para provocar reacciones químicas y hacer que estos fluidos circulen a través
de la roca.
Durante la formación de las montañas, grandes cantidades de rocas enterradas
a una gran profundidad están sujetas a las presiones dirigidas y a las
temperaturas elevadas asociadas con la deformación a gran escala
denominada metamorfismo regional.
El grado de metamorfismo se refleja en la textura de la roca y la composición
mineral.

El ciclo de las rocas


La Tierra es un sistema, esto significa que está formado por muchas que interactúan
entre sí, conformando un todo complejo. El ciclo de las rocas nos permite conocer
muchas de las interrelaciones entre las diferentes partes del sistema Tierra, nos ayuda
a entender el origen de las rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas, y a ver que
cada tipo está vinculado a los otros por los procesos que actúan sobre y dentro del
planeta.
El magma es la roca fundida que se forma a una gran profundidad por debajo de la
superficie de la Tierra. Con el tiempo, el magma se enfría y se solidifica, este proceso,
se llama cristalización, puede ocurrir debajo de la superficie terrestre o, después de
una erupción volcánica, en la superficie. Las rocas resultantes se denominan rocas
ígneas, si estas afloran en la superficie experimentan la meteorización, en la que la
acción de la atmósfera desintegra y descompone las rocas, estos materiales pueden
ser arrastrados pendientes abajo por la gravedad o transportados por algún agente
erosivo como las aguas superficiales, los glaciares, el viento o las olas, las partículas y
sustancias disueltas denominadas sedimentos, experimentan la litificación (se
convierten en roca) dando lugar a una roca sedimentaria, esto sucede cuando esta
experimenta compactación por el peso de las capas o cuando experimenta
cementación, es decir, que el agua subterránea de infiltración llena los poros con
materia mineral. Si se entierra profundamente dentro de la tierra interviene en la
dinámica de formación de montañas, o si es absorbida por una masa de magma,
estará sometida a grandes presiones o a un calor intenso, o a ambas cosas
reaccionará ante el ambiente cambiante y se convertirá en un tercer tipo de roca, una
roca metamórfica. Cuando esta se expone a cambios de presión o a temperaturas
aún mayores, se funde creando un magma que se va a volver a cristalizar en rocas
ígneas. Los procesos impulsados por el calor desde el interior de la Tierra son los que
intervienen en la creación de las rocas ígneas y metamórficas. La meteorización y la
erosión, procesos externos alimentados por una combinación de energía procedente
del Sol y la gravedad, producen el sedimento a partir del cual se forman las rocas
sedimentarias.

Rocas Sedimentarias
Definición.
Los productos de la meteorización mecánica y química constituyen la materia prima
para las rocas sedimentarias, la mayor parte del sedimento, pero no todo, se deposita
de esta manera. Los restos meteorizados son arrastrados desde el lecho de roca,
transportados y depositados en los lagos, los valles de los ríos, los mares y otros
lugares. La meteorización del lecho de roca, el transporte y el depósito de los
productos de meteorización son continuos, cuando se acumulan las pilas de
sedimentos, los materiales del fondo se compactan, la materia mineral depositada en
los espacios que quedan entre las partículas cementa estos sedimentos, formando
una roca sólida. Los geólogos creen que las rocas sedimentarias representan sólo
alrededor del 5 por ciento de los 16 km externos de la Tierra. Las rocas sedimentarias
son una capa algo discontinua y relativamente delgada de la porción más externa de la
corteza, esto se entiende con facilidad cuando consideramos que el sedimento se
acumula en la superficie. Contienen en su interior indicaciones de ambientes pasados,
también, los fósiles, herramientas vitales para el estudio del pasado geológico. Este
grupo de rocas proporciona a los geólogos mucha información para reconstruir los
detalles de la historia de la Tierra.
Transformación del sedimento en Roca Sedimentaria.
El sedimento experimenta grandes cambios desde que es depositado hasta que se
convierte en roca sedimentaria los cuales se detallan a continuación:
Diagénesis: son los cambios químicos, físicos y biológicos que tienen lugar después
de la deposición de los sedimentos, así como durante y después de la litificación.
Cuando los sedimentos van siendo enterrados, son sometidos a temperaturas y
presiones cada vez más elevadas. La diagénesis se produce en el interior de los
primeros kilómetros de la corteza terrestre a temperaturas inferiores a los 150 °C a
200°C., se dice que tiene lugar el metamorfismo.
Litificación: la diagénesis incluye este proceso, mediante el cual los sedimentos no
consolidados se transforman en rocas sedimentarias sólidas. Los procesos básicos de
litificación son la compactación y la cementación.
Compactación: es el cambio diagenético más común, el sedimento se acumula a
través del tiempo, el peso del material suprayacente comprime los sedimentos más
profundos. Cuanto mayor es la profundidad a la que está enterrado el sedimento, más
se compacta y más firme se vuelve, cuando la aproximación de los granos, se reduce
del espacio poroso.
Cementación: es el proceso más importante mediante el que los sedimentos se
convierten en rocas sedimentarias. Es un cambio diagenético químico que implica la
precipitación de los minerales entre los granos sedimentarios individuales. Los
materiales son transportados en solución por el agua que percola a través de los
espacios abiertos entre las partículas. A lo largo del tiempo, el cemento precipita sobre
los granos de sedimento, llena los espacios vacíos y une los clastos. De la misma
manera que el espacio del poro se reduce durante la compactación, la adición de
cemento al depósito sedimentario reduce también su porosidad. La mayoría de las
rocas sedimentarias se litifica por medio de la compactación y la cementación. algunas
se forman inicialmente como masas sólidas de cristales intercrecidos, antes de
empezar como acumulaciones de partículas independientes que más tarde se
solidifican. Otras rocas sedimentarias cristalinas no empiezan de esta manera, sino
que se transforman en masas de cristales intercrecidos algún tiempo después de que
se haya depositado el sedimento. Por ejemplo, con el tiempo y el enterramiento, los
sedimentos sueltos que consisten en delicados restos esqueléticos calcáreos pueden
recristalizar en una caliza cristalina relativamente densa. Dado que los cristales crecen
hasta que rellenan todos los espacios disponibles, las rocas sedimentarias cristalinas
carecen de porosidad. A menos que las rocas desarrollen más tarde diaclasas y
fracturas, serán relativamente impermeables a fluidos como el agua y el petróleo.
Tipos de Rocas Sedimentarias.
Rocas sedimentarias detríticas: están constituidos por minerales de arcilla, son
minerales de grano fino, y el cuarzo otro mineral común, el cuarzo, es abundante
porque es extremadamente duradero y muy resistente a la meteorización química,
otros minerales comunes de las rocas detríticas son los feldespatos y las micas. El
tamaño del clasto es la base para clasificar los tipos de roca detrítica. Las Rocas
sedimentarias detríticas comunes, ordenadas por tamaño de clasto creciente son la
lutita, la arenisca y el conglomerado o la brecha.
Lutita: es una roca fisible, de granos finos, formada por la consolidación de partículas
del tamaño de la arcilla y el limo en capas relativamente impermeables de escaso
espesor. Es la roca sedimentaria más abundante. Las lutitas pueden contener
cantidades relativamente grandes de material orgánico, en comparación con otros
tipos de rocas y, por consiguiente, poseen el potencial para convertirse en rocas
generadoras ricas en hidrocarburos, aunque una lutita típica contiene sólo un 1% de
materia orgánica. El tamaño de grano fino típico y la falta de permeabilidad, que son
consecuencia de la alineación de sus granos laminares o escamosos, permiten que las
lutitas formen buenas rocas de cubierta para trampas de hidrocarburos. 
Arenisca: es una roca sedimentaria de tipo detrítico que contiene clastos de tamaño
arena. Después de la lutita, es la roca más abundante ya que constituye el 20% del
conjunto de rocas sedimentarias del planeta Tierra. La composición química de esta
roca es la misma que la de la arena así, la roca está compuesta esencialmente de
cuarzo y se podrían encontrar pequeñas cantidades de feldespato y otros minerales.
El material cementador que mantiene unido a los granos de la arenisca suele estar
compuesto de sílice, carbonato de calcio u óxido de hierro. Su color viene determinado
por dicho material cementador, los óxidos de hierro generan areniscas rojas o rojizas
mientras que los otros producen areniscas blancas, amarillentas y grisáceas.
Conglomerado: se compone de fragmentos de rocas grandes, redondeadas
contenidas dentro de una matriz de grano más pequeño de los sedimentos. Los
fragmentos grandes, conocidos como clastos, pueden venir en una gran variedad de
tamaños, pero todos tienen que ser de al menos dos milímetros de diámetro a fin de
que la roca pueda ser clasificada como un conglomerado. Se ven muy similares en
apariencia y estructura a otro tipo de roca sedimentaria conocida como brecha, pero la
diferencia clave entre ambas es que los conglomerados contienen fragmentos de
rocas redondeadas, mientras que las brechas contienen fragmentos de rocas
angulares y puntiagudas. Estas brechas se conocen como sedimentarias, que se
diferencian de otras clases, como es el caso de las volcánicas y de falla. También
podemos encontrarnos con los brechoconglomerados, en los que se mezclan clastos
redondeados y angulares, formando así un resultado mixto. Están compuestos por
clastos, y en los entre huecos podemos encontrar una combinación de distintos
compuestos, como limo, arcilla y arena, lo que se conoce como matriz. Cuando los
clastos de grava no entran en contacto entre sí, estamos ante un paraconglomerado,
mientras que cuando sí entran en contacto, lo conocemos como ortoconglomerado. Se
suelen encontrar, en entornos naturales, en ríos, lagos y costas. En estos lugares, la
fuerte corriente que mueven esas aguas son las responsables de la creación de las
partículas redondeadas que son necesarias para estos recursos naturales.
Brecha: consiste en clastos angulares visibles cementados dentro de una matriz más
fina. Los clastos al tener un tamaño mayor a los 2 mm son fácilmente visibles. Es
una roca sedimentaria clástica. Los clastos son partículas de forma irregular de más
de dos milímetros de diámetro. El cemento que une los clastos es una matriz de
partículas más pequeñas (arenas, limos y arcillas). La sílice, la calcita y los óxidos de
hierro son los minerales cementantes más comunes. Hay muchas composiciones de la
brecha, y está determinada por el material mineral y la roca a partir de la cual se
produjeron los fragmentos angulares, lo mismo sucede con la matriz. Comúnmente las
propiedades de esta roca son muy variables. Puede presentarse en cualquier color. La
roca tiene una apariencia áspera al tacto debido a los clastos angulares. La distinción
entre Brecha y conglomerado radica en la forma de los fragmentos. Los cuales indican
principalmente la distancia que han viajado desde su fuente, mientras más angulares
sean los clastos, mucho más cercana estará de su fuente debido a que ha sufrido una
menor erosión.

Rocas Sedimentarias químicas: Al contrario que las rocas detríticas, que se forman
a partir de los productos sólidos de la meteorización, los sedimentos químicos derivan
del material que es transportado en solución a los lagos y los mares. Sin embargo,
este material no permanece disuelto indefinidamente en el agua. Una parte precipita
para formar los sedimentos químicos, que se convierten en rocas como la caliza, el
sílex y la sal de roca. Esta precipitación del material se produce de dos maneras,
mediante procesos inorgánicos, como, la evaporación y la actividad química que
pueden producir sedimentos químicos, y mediante procesos orgánicos de los
organismos acuáticos también forman sedimentos químicos
Caliza: está compuesta por el 50% de carbonato de calcio a manera de calcita, su
origen principal es bioquímico-orgánico en un ambiente marino somero, pero también
puede formarse por precipitación química en ambientes continentales evaporíticos.
Los componentes principales de la caliza son calcita (más del 50%), carbonato de
magnesio y aragonito y carbonato de magnesio, sin embargo, también puede haber
cantidades menores de cuarzo, minerales arcillosos, feldespatos, siderita y algún
sulfuro como la pirita. Normalmente el carbonato de calcio puede ser formado por la
acumulación de caparazones y conchas de organismo vivos o por precipitación
química directa desde soluciones acuosas.
En cuanto a la composición química de las calizas o piedras calizas, juega un papel
muy importante la relación de calcio (calcita) y magnesio (dolomita) que esté en la
roca. En este aspecto hay que mencionar que la caliza pura teóricamente tendría más
del 95% de calcita en su composición y posiblemente un 4% de magnesio (dolomita).
Dolomía: está muy relacionada con la caliza, una roca compuesta del mineral
dolomita, un carbonato cálcico magnésico, puede formarse por precipitación directa
del agua del mar, la mayoría se origina cuando el magnesio del agua del mar
reemplaza parte del calcio de la caliza. La última hipótesis se ve reforzada por el
hecho de que prácticamente no se encuentra dolomía reciente. Antes bien, la mayoría
es roca antigua en la que hubo tiempo de sobra para que el magnesio sustituyera al
calcio.
Rocas silíceas (Sílex): Se trata de una serie de rocas muy compactas y duras
compuestas de sílice microcristalina. Los depósitos de rocas silíceas se encuentran
fundamentalmente en una de las siguientes situaciones, como nódulos de forma
irregular en la caliza y como capas de roca. La sílice, que compone muchos nódulos
de cuarzo, puede haberse depositado directamente del agua. Estos nódulos tienen un
origen inorgánico. Sin embargo, es improbable que un porcentaje muy grande de
capas de rocas silíceas precipitaran directamente desde el agua del mar, porque el
agua de mar rara vez está saturada de sílice. Por consiguiente, se piensa que los
estratos de rocas silíceas se han originado en gran medida como sedimentos
bioquímicos. La mayoría de los organismos acuáticos que producen partes duras las
fabrican de carbonato cálcico.
Evaporitas: son sedimentos quimogénicos en los tipos de rocas sedimentarias que han
sido precipitados del agua después de la concentración de sales disueltas por
evaporación. Esto tiene lugar tanto en aguas marinas como no marinas (lacustres,
lagunas).
Aunque hay una gran cantidad de sales químicas diferentes disueltas en el agua de
mar, sus abundancias y solubilidades relativas permiten que muy pocos minerales
evaporíticos comunes precipiten naturalmente. La precipitación de sal ocurre cuando
el agua salada se sobresatura, lo que significa que ha excedido su capacidad de
contener más iones disueltos. En el agua salada sobresaturada, los iones se unen
para formar granos sólidos que se depositan fuera del agua o crecen en el piso del
cuerpo de agua.
El agua salada sobresaturada se desarrolla donde la evaporación elimina el agua de
un cuerpo de agua (por ejemplo, un lago) más rápido que la velocidad a la que entra
agua nueva. Este proceso tiene lugar en los lagos del desierto y en los márgenes de
mares restringidos.
Para que se formen gruesos depósitos de sal, se deben evaporar grandes volúmenes
de agua. Debido a que los depósitos de sal se forman como consecuencia de la
evaporación, los geólogos se refieren a ellos como evaporitas.
Carbón: es muy diferente de las otras rocas. A diferencia de la caliza y de las rocas
silíceas, que son ricas en sílice y en calcita, el carbón está compuesto de materia
orgánica. Un examen de cerca del carbón con lupa revela a menudo estructuras
vegetales, como hojas, cortezas y madera, que han experimentado alteración química,
pero siguen siendo identificables, es el producto final derivado del enterramiento de
grandes cantidades de materia vegetal durante millones de años. La etapa inicial del
proceso de formación del carbón consiste en la acumulación de grandes cantidades de
restos vegetales. Sin embargo, se precisan condiciones especiales para que se den
esas acumulaciones, porque las plantas muertas se descomponen fácilmente cuando
quedan expuestas a la atmósfera o a otros ambientes ricos en oxígeno.

Clasificación de las Rocas Sedimentarias.

La textura también es importante para la clasificación de las rocas sedimentarias. Se


utilizan dos texturas principales para clasificar las rocas sedimentarias: clástica y no
clástica. Las rocas que exhiben una textura clástica están formadas por fragmentos
discretos y clastos que están cementados y compactados juntos. Aunque hay cemento
en los espacios comprendidos entre los clastos, esas aperturas rara vez están
completamente llenas. Todas las rocas detríticas tienen una textura clásica. Además,
algunas rocas sedimentarias químicas exhiben también esta textura.
Algunas rocas sedimentarias químicas tienen una textura no clástica o cristalina en la
cual los minerales forman un mosaico de cristales intercrecidos. Los cristales pueden
ser microscópicos o suficientemente grandes como para verse a simple vista sin
aumento, están compuestas por cristales intercrecidos, y algunas se parecen a las
rocas ígneas, que son también cristalinas.

4) Tectónica de Placas
Es una teoría compuesta por una gran variedad de ideas que explican el movimiento
observado de la capa externa de la Tierra por medio de los mecanismos de
subducción y de expansión del fondo oceánico, que, a su vez, generan los principales
rasgos geológicos de la Tierra, entre ellos los continentes, las montañas y las cuencas
oceánicas. Las implicaciones de la tectónica de placas son de tanto alcance que esta
teoría se ha convertido en la base sobre la que se consideran la mayoría de los
procesos geológicos.

Principales capas de la Tierra

Según la teoría de tectónica de placas, el manto superior, junto con la corteza


suprayacente, se comporta como una capa fuerte y rígida, conocida como la litosfera,
que está rota en fragmentos, denominados placas, las cuales son más delgadas en
los océanos, donde su grosor puede variar entre unos pocos kilómetros en las
dorsales oceánicas y 100 kilómetros en las cuencas oceánicas profundas. Por el
contrario, la litosfera continental, por regla general, tiene un grosor de entre 100 y 150
kilómetros, pero puede superar los 250 kilómetros debajo de las porciones más
antiguas de las masas continentales. La litosfera se encuentra por encima de una
región más dúctil del manto, conocida como la astenosfera. La temperatura y la
presión de la astenosfera superior es tal que las rocas que allí se encuentran se
aproximan mucho a sus temperaturas de fusión, lo que provoca una zona muy dúctil
que permite la separación de la litosfera de las capas inferiores. Así, la roca poco
resistente que se encuentra dentro de la astenosfera superior permite el movimiento
de la capa externa rígida de la Tierra.
Las placas, que se mueven unas con respecto a las otras y cambian continuamente de
tamaño y forma. Se reconocen siete placas principales son:
-Placa Norteamericana
-Placa Sudamericana
-Placa Pacífico
-Placa Africana
-Placa Euroasiática
-Placa Australiana
-Placa Antártica
-Placa del Pacífico (abarca una porción significativa de la cuenca del océano Pacífico).
La mayoría de las grandes placas incluye un continente entero además de una gran
área de suelo oceánico (por ejemplo, la placa Sudamericana).
Las placas de tamaño mediano son:
-Placa Caribeña
-Placa de Nazca
-Placa la Filipina
-Placa Arábiga
-Placa de Cocos
-Placa de Scotia
-Placa Juan de Fuca
Además, se han identificado más de una docena de placas más pequeñas.
Uno de los principales fundamentos de la teoría de la tectónica de placas es que las
placas se mueven como unidades coherentes en relación con todas las demás placas.
A medida que se mueven las placas, la distancia entre dos puntos situados sobre la
misma placa permanece relativamente constante, mientras que la distancia entre
puntos situados sobre placas distintas, cambia de manera gradual. (Recientemente se
ha demostrado que las placas pueden sufrir alguna deformación interna, en particular
la litosfera oceánica.)
Las placas litosféricas se mueven en relación con las demás a una velocidad muy
lenta pero continua que es, de media, de unos cinco centímetros anuales. Este
movimiento es impulsado en último extremo por la distribución desigual del calor en el
interior de la Tierra. El material caliente que se encuentra en las profundidades del
manto se mueve despacio hacia arriba y sirve como una parte del sistema de
convección interna de nuestro planeta. Simultáneamente, láminas más frías y densas
de la litosfera oceánica descienden al manto, poniendo en movimiento la capa externa
rígida de la Tierra. Por último, los titánicos roces entre las placas litosféricas de la
Tierra generan terremotos, crean volcanes y deforman grandes masas de roca en las
montañas.

Bordes de placas

Las placas litosféricas se mueven como unidades coherentes en relación con las otras,
aunque el interior de las placas puede experimentar alguna deformación, las
principales interacciones entre las placas individuales se produce a lo largo de sus
bordes, donde las deformaciones son importantes, También es importante destacar
que los bordes de placa no son fijos, sino que se mueven. Las placas divergen (se
separan), convergen (se juntan) o se deslizan lateralmente unas sobre otras dando
como resultado, sobre sus límites o bordes, la mayor parte de la actividad volcánica y
sísmica de la Tierra, así como el origen de los sistemas montañosos.

Bordes Divergentes o dorsales oceánicas (bordes constructivos). Las placas se


están separando una de otra debido a movimientos que las alejan. Cuando dos placas
oceánicas se separan, la corteza adelgaza y se fractura a medida que el magma,
derivado de la fusión parcial del manto, asciende a la superficie, se cuela en las
fracturas verticales y fluye sobre el suelo marino; al llegar a la superficie, sufre
cambios formando una nueva corteza oceánica. Los lugares donde se crea nueva
corteza oceánica se llaman centros de expansión, así como a las zonas de separación
se le conocen como valle de rift. La creación de nueva corteza es un resultado natural
de la tectónica de placas.
Al continuar separándose las placas esta nueva corteza oceánica es arrastrada hacia
los lados y deja lugar para que ascienda más material del manto, este material
caliente, y por lo tanto poco denso, transmite parte de su calor al material que tiene a
los lados, el cual sube también aunque no hasta la superficie, empujando el material
que tiene encima y dando lugar a las grandes elevaciones sobre el nivel medio del
fondo marino conocidas como dorsales o cordilleras oceánicas.

Bordes Convergentes o zonas de subducción (bordes destructivos). En donde dos


placas chocan, por tener movimientos con direcciones opuestas, la más densa se
hunde debajo de la menos densa a lo largo de lo que se conoce como zona de
subducción; la placa que subduce se va hacia el interior del manto, calentándose y
fundiéndose parcialmente generando magma que asciende a la superficie. Una zona
de subducción se caracteriza por deformación, vulcanismo, formación de montañas,
metamorfismo, actividad sísmicas y depósito de minerales importante

Se reconocen tres modelos de límites en placas convergentes según sea la


composición de las placas que interaccionan:
Convergencia oceánico-continental. En este caso, la corteza oceánica que es más
densa se subduce debajo de la continental, que flota por ser más ligera, regresando al
manto donde las altas temperaturas la funden. Las placas no se deslizan suave y
continuamente una sobre otra, existe gran fricción debido a las fuerzas de compresión
que actúan en el contacto entre las dos uniéndolas temporalmente, de manera que su
movimiento relativo hace que ambas se deformen y parte de la deformación es
permanente, contribuyendo a la formación de cadenas de volcanes
llamadas montañas de arco o arco volcánico (Ej.: Faja Volcánica Transmexicana y los
Andes).

Convergencia oceánico-oceánico. En la colisión de dos placas oceánicas una de


ellas, la del borde más denso, se desliza por debajo de la otra (subduce), ocasionando
deformación en el borde no subducido y originando un hueco
denominado fosa o trinchera oceánica; el magma producido por la placa, que entra y
llega al manto, produce volcanes sobre la placa superior; estos volcanes pueden
seguir creciendo superando el nivel del mar y formando arcos de islas o un arco
insular volcánico (Ej.: islas del Japón y las Filipinas).

Convergencia continental-continental. El caso de una colisión continente contra


continente tiene resultados distintos a los de los casos anteriores. Como ambas son
demasiado livianas para hundirse en el manto no se produce el proceso de subducción
correcto, como el movimiento debe ser absorbido de alguna manera, esto se lleva a
cabo mediante la deformación en sentido vertical de ambas placas, que quedan unidas
por una zona de sutura, formándose un cinturón montañoso interior y sufriendo,
además, numerosos sismos. Este proceso es muy importante, pues es el que ha dado
lugar a las cadenas de montañas más altas de la Tierra y es un proceso muy activo en
la actualidad (Ej.: Los Alpes, Los Montes Urales y Montes Himalaya).

Bordes Transformantes. Estos límites ocurren cuando dos placas se deslizan en


sentido opuesto, de forma más o menos paralela a la dirección del movimiento de la
placa, dando por resultado una zona rocosa muy fracturada que a menudo une
secciones de cordilleras oceánicas o de trincheras. En este caso no hay creación ni
destrucción de litósfera, pero la zona es idónea de sufrir numerosos sismos
superficiales debido al rozamiento (Ej.: Falla de San Andrés, California).

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