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Estrategia Técnica

Mundial contra la
Malaria 2016–2030

ACTUALIZACIÓN 2021
Estrategia Técnica
Mundial contra la
Malaria 2016–2030

ACTUALIZACIÓN 2021
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Estrategia técnica mundial contra la malaria 2016-2030, actualización 2021 [Global technical strategy for
malaria 2016-2030, 2021 update]

ISBN 978-92-4-004154-7 (versión electrónica)


ISBN 978-92-4-004155-4 (versión impresa)

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technical strategy for malaria 2016-2030, 2021 update]. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 2021.
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ÍNDICE
PREFACIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . v
NOTA DE AGRADECIMIENTO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . vi
ANTECEDENTES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
VISIÓN, OBJETIVOS Y PRINCIPIOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
LA NECESIDAD DE UNA ESTRATEGIA TÉCNICA ACTUALIZADA
DESPUÉS DE 2015 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA ESTRATEGIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
EL CAMINO HACIA LA ELIMINACIÓN DE LA MALARIA. . . . . . . . . . . . . . 8
MARCO ESTRATÉGICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
LOS TRES PILARES DE LA ESTRATEGIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pilar 1. Lograr el acceso a la prevención, el diagnóstico
y el tratamiento de la malaria como parte
de la cobertura sanitaria universal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pilar 2. Acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación
de la malaria y alcanzar el estado exento de la enfermedad.. . . . . . . 16
Pilar 3. Transformar la vigilancia malárica en una intervención clave . . . 19
ELEMENTOS DE APOYO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Elemento de apoyo 1. Aprovechar las innovaciones y ampliar
las investigaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Elemento de apoyo 2. Fortalecimiento del entorno propicio
para obtener resultados sostenibles y equitativos . . . . . . . . . . . . . . . . 25
EL COSTO DE LA EJECUCIÓN DE LA ESTRATEGIA
TÉCNICA MUNDIAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
CUANTIFICACIÓN DEL PROGRESO Y LAS REPERCUSIONES
A NIVEL MUNDIAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
LA FUNCIÓN DE LA SECRETARÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
SINOPSIS DE LA ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL. . . . . . . . . . . . . . . . . 32
REFERENCIAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 iii


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PREFACIO
En la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2015, los Estados Miembros
adoptaron la Estrategia Técnica Mundial de la OMS contra la Malaria 2016-2030.
La Estrategia está diseñada para guiar y apoyar a todos los países afectados
por la malaria en su trabajo por reducir el sufrimiento humano que causa la
enfermedad transmitida por mosquitos más mortal del mundo.
Al adoptar la Estrategia, los Estados Miembros respaldaron la audaz visión de
un mundo libre de malaria y establecieron la ambiciosa meta de reducir en
un 90% la carga mundial de la enfermedad para 2030. También coincidieron
en la necesidad de que los sistemas de salud llegasen a todas las personas en
peligro de padecer la enfermedad, con los servicios necesarios para prevenirla,
detectarla y tratarla, independientemente de su ciudadanía o capacidad de pago.
En la Estrategia se hizo un llamamiento a la obtención de datos de vigilancia de
alta calidad para la toma de decisiones y la innovación en el marco de nuevos
instrumentos y planteamientos para el control de la malaria. Se destacó también DR TEDROS ADHANOM
la necesidad urgente de invertir de forma considerable en todas las áreas de GHEBREYESUS
intervención, incluidas las medidas preventivas, las pruebas de diagnóstico, el
tratamiento y la vigilancia de la morbilidad. DIRECTOR GENERAL DE LA
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
En la presente versión actualizada de la Estrategia, respaldada por la Asamblea
Mundial de la Salud en mayo de 2021 a través de la resolución WHA74.9, se
reflejan las lecciones aprendidas en la respuesta mundial a la enfermedad en los
últimos cinco años. Aunque los hitos y las metas siguen siendo iguales, nuestro
planteamiento para hacer frente a la malaria, en algunas esferas, ha evolucionado
con miras a adaptarse al panorama cambiante de la enfermedad.
Desde 2015, la financiación mundial para el control y la eliminación de la malaria
se ha estabilizado. Los avances en la reducción de casos y muertes se han
estancado en niveles inaceptablemente altos: cada año se registran más de 200
millones de casos y 400 000 muertes. Esa estabilización en la financiación y los
avances nos ha obligado a responder con nuevas soluciones.
Mediante la iniciativa «De gran carga a gran impacto», puesta en marcha en 2018,
los países más afectados por la malaria se han ido alejando de una estrategia igual
para todos, para optar en su lugar por combinaciones de intervenciones que
se adapten a los entornos locales. Al adoptar ese planteamiento más específico,
los países pueden aprovechar al máximo los recursos disponibles al tiempo que
garantizan la eficiencia y la equidad en sus respuestas al paludismo.
La iniciativa «De gran carga a gran impacto» se basa en el principio de que
nadie debería morir de una enfermedad que es prevenible y tratable. Es un
ejemplo del tipo de planteamiento que necesitamos para volver a responder
debidamente a la malaria y lograr las metas de la presente Estrategia para 2030.
La experiencia nos muestra que con inversiones adecuadas, un compromiso
político sólido y la combinación correcta de estrategias, podemos lograr
grandes avances en la lucha contra este complicado enemigo. Deberíamos
actuar con determinación y centrarnos específicamente en nuestro objetivo
compartido: crear un mundo en el que nadie muera de malaria. Estoy seguro
que si respondemos con urgencia y determinación, podemos vencer a esta
enfermedad de una vez por todas.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 v


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NOTA DE AGRADECIMIENTO
La elaboración de la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030
se ha basado en un amplio proceso de consultas, que se inició en junio de
2013 y culminó en la adopción del documento por la 68.ª Asamblea Mundial
de la Salud, en mayo de 2015. La Estrategia ha sido formulada en estrecha
colaboración con numerosos colegas y asociados del mundo entero bajo la
dirección general de Robert Newman, John Reeder y Pedro Alonso, Directores
del Programa Mundial sobre Malaria.
La preparación de la Estrategia original corrió a cargo de un comité directivo
presidido por Pedro Alonso e integrado por Kevin Baird, David Brandling-
Bennett, Tom Burkot, Lesong Conteh, Azra Ghani, Margaret Gyapong, Corine
Karema, Sandii Lwin, Fatoumata Nafo-Traore, Bernard Nahlen, Abdisalan Noor,
Gao Qi, Ciro de Quadros, Ana Carolina Santelli y Wichai Satimai, con el apoyo
de Erin Shutes, Kristine Silvestri, Sunetra Ghosh y George Davis de la Secretaría.
Los Asesores Regionales de la OMS para la malaria y sus equipos en las oficinas
regionales y de país han enriquecido y apoyado ampliamente las siete consultas
regionales que han propiciado la participación de más de 400 expertos técnicos,
en representación de más de 70 Estados Miembros en 2014. Son de agradecer
las contribuciones al Programa Mundial sobre Malaria de todos ellos, en especial
de Hoda Atta, Keith Carter, Eva Christophel, Elkhan Gasimov, Leonard Ortega
e Issa Sanou.
En el marco del Programa Mundial sobre Malaria se puso en marcha un proceso
consultivo para examinar los avances realizados en relación con los hitos
para 2020 y la correspondiente actualización de la Estrategia en ese mismo
año. El Departamento agradece la orientación de los Estados Miembros que
participaron en dos sesiones de información y de los panelistas y participantes
del seminario web sobre la actualización de la Estrategia Técnica Mundial de la
OMS contra la Malaria 2016-2030. La Estrategia actualizada fue redactada en el
marco del Programa Mundial sobre Malaria, con las aportaciones de los Asesores
Regionales para la malaria. El documento se benefició de las contribuciones de
otros departamentos de la OMS y de una amplia gama de partes interesadas
mundiales. El Grupo Consultivo sobre Políticas contra el Paludismo de la OMS,
compuesto por las siguientes personas, examinó y proporcionó información
clave: Samira Abdelrahman, Ahmed Adeel, Evelyn Ansah, Graham Brown,
Tom Burkot, Gabriel Carrasquilla, Maureen Coetzee, Umberto d’Alessandro,
Abdoulaye Djimde, Azra Ghani, Caroline Jones, Patrick Kachur, Nilima Kshirsagar,
Fredros Okumu, Gao Qi, Arantxa Roca-Feltrer y Dyann Wirth.
Toda la información relativa a la preparación de la Estrategia original y los
miembros del Comité Directivo, así como al proceso seguido para la actualización
de 2021 está disponible en el siguiente enlace: https://www.who.int/teams/
global-malaria-programme/global-technical-strategy-for-malaria-2016-2030

vi ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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ANTECEDENTES
La malaria ha causado estragos en la humanidad desde la antigüedad y lo
sigue haciendo hoy en día. A pesar de que la enfermedad se puede prevenir y tratar,
sigue ejerciendo efectos devastadores en la salud y el modo de vida de las personas en
todo el mundo. En 2019, alrededor de 4000 millones de personas estaban en peligro
de contraer la enfermedad en 87 países, territorios y áreas. Se calcula que en ese año
se produjeron 229 millones de casos (para un rango comprendido entre 211 y 252
millones) y murieron unas 409 000 personas (rango entre 387 000 y 460 000), en
su mayoría niños menores de 5 años en África subsahariana (1). En la mayor parte
de los países donde es endémica, la enfermedad afecta desproporcionadamente a
las personas que padecen marginación, pobreza y exclusión, que tienen un acceso
limitado a los establecimientos de salud y que no pueden costearse el tratamiento
recomendado. La malaria es a la vez una consecuencia y una causa de pobreza
y desigualdad.
Entre 2001 y 2015, una ampliación considerable de las intervenciones antimaláricas
ayudó a disminuir en un 30% la incidencia mundial de la enfermedad y a reducir en un
47% su tasa de mortalidad, de modo que se evitaron unos 4,3 millones de muertes
(1). Se alcanzó la meta 6.C del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) 6 de las
Naciones Unidas, a saber: «Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015,
la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves». En la Región de África de
la OMS, la tasa de mortalidad por paludismo en niños menores de 5 años se redujo
en un 58%, y 55 de los 106 países que tenían transmisión en 2000 estaban en vías de
reducir la incidencia de la enfermedad en un 75% para 2015, un objetivo establecido
por la Asamblea Mundial de la Salud en 2005 en la resolución WHA58.2 sobre el
control del paludismo (2). En ese contexto de logros sin precedentes, se elaboró
la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030, la cual fue aprobada por
la Asamblea Mundial de la Salud de 2015 mediante la resolución WHA68.2. En la
Estrategia se establecen objetivos ambiciosos pero alcanzables, con hitos quinquenales
que conducen a las metas para 2030 consistentes en reducir la incidencia y las tasas
de mortalidad por la malaria en al menos un 90% en comparación con la línea de base
de 2015, interrumpir la transmisión de la enfermedad en al menos 35 países e impedir
su restablecimiento en todos los países libres de ella. Esas metas son consistentes con
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

VISIÓN, OBJETIVOS Y PRINCIPIOS


La visión de la OMS y de la comunidad mundial interesada en esta enfermedad es un
mundo sin malaria. Como parte de esta visión, la Estrategia establece metas mundiales
ambiciosas para 2030, junto con hitos para medir los adelantos logrados en 2020 y
en 2025. Los países establecerán sus propias metas nacionales o subnacionales, que
pueden diferir de las mundiales. Los objetivos, los hitos y las metas propuestos se
describen en el cuadro 1.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 1


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CUADRO 1. OBJETIVOS, HITOS Y METAS DE LA ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA


MALARIA 2016-2030

OBJETIVOS HITOS METAS

2020 2025 2030


1. Reducir las tasas de mortalidad por malaria en todo Al menos un Al menos un Al menos un
el mundo en comparación con las de 2015 40% 75% 90%
2. Reducir la incidencia de casos de malaria en todo el Al menos un Al menos un Al menos un
mundo en comparación con la de 2015 40% 75% 90%
3. Eliminar la malaria en los países en los que seguía Por lo menos Por lo menos Por lo menos
habiendo transmisión de la enfermedad en 2015 10 países 20 países 35 países

4. Prevenir el restablecimiento de la enfermedad en Restablecimiento Restablecimiento Restablecimiento


todos los países sin malaria evitado evitado evitado

Estos objetivos se aplican a todos los tipos de paludismo humano y se han elaborado
después de examinar i) las metas de los programas nacionales contra el paludismo, las
cuales figuran en sus planes estratégicos nacionales, y un análisis detallado para adaptar
las intervenciones a nivel subnacional a los países con mayor carga; ii) la magnitud de
las disminuciones del número de casos y defunciones por esta enfermedad entre
2000 y 2019, según los datos notificados a la OMS, y iii) los resultados de modelos
matemáticos actualizados de transmisión de la malaria con el fin de estimar el posible
efecto de diferentes combinaciones de intervenciones recomendadas entre 2016 y
2030. Para el análisis de los modelos se asume que al ampliar el uso de mosquiteros
tratados con insecticidas de nueva generación se reducirá el efecto futuro de la
resistencia a los piretroides. Con todo, en el análisis no se han tenido en cuenta
variaciones en megatendencias importantes que se sabe que tienen un efecto en
la malaria, como las mejoras en la vivienda, la electrificación rural y otros cambios
en la utilización de las tierras y la superficie terrestre relacionados con el desarrollo
socioeconómico. A pesar de los últimos datos que indican un claro estancamiento en
los avances desde 2015 y en la financiación, y a pesar de las interrupciones debidas a
la pandemia de COVID-19, los objetivos adoptados por la 68.ª Asamblea Mundial de
la Salud en 2015 permanecen sin cambios y alineados con los ODS.
La elaboración de modelos sugiere que si la cobertura de las intervenciones antimaláricas
se mantiene en sus niveles actuales, la incidencia podría aumentar moderadamente.
Ahora bien, ese aumento y sus consecuencias podrían evitarse mediante esfuerzos
concertados para optimizar las medidas que existen en la actualidad, con niveles de
cobertura superiores al 80% en las poblaciones en peligro y mejorando la calidad de los
servicios. Tales esfuerzos podrían reducir significativamente la incidencia y las muertes
por malaria. Teniendo en cuenta que alcanzar dicho nivel de cobertura resultaría difícil
en la práctica, se necesitan más innovaciones en las intervenciones para reducir la carga
del paludismo en las zonas donde las tasas de transmisión son elevadas y en las zonas y
para los grupos de población a los que actualmente es difícil llegar con las intervenciones
actuales, y para interrumpir la transmisión en entornos cercanos a la eliminación.
Seis principios, incluido un nuevo principio, subyacen a la Estrategia contra la Malaria.
La responsabilización y el liderazgo de los países, junto con la participación positiva1 de
las comunidades, son esenciales para acelerar los avances mediante un planteamiento
multisectorial. Todos los países pueden acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación
mediante combinaciones de intervenciones adaptadas al contexto local: mejora de
los resultados utilizando datos para estratificar y adaptar las intervenciones contra

1
Definición: «La participación significativa requiere que las personas tengan derecho a participar en las
decisiones que les afectan directamente, como el diseño, la aplicación y el monitoreo de las intervenciones
de salud». (https://www.who.int/gender-equity-rights/understanding/participation-definition/en/)

2 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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la malaria al contexto local; equidad en el acceso a servicios de salud de calidad,


especialmente para las poblaciones marginadas y a las que es más difícil acceder;
innovación en intervenciones para que los países impulsen al máximo los avances en
el camino hacia la eliminación, y por último, el nuevo principio: un sistema de salud
resiliente que sustente el éxito general de la respuesta al paludismo. Los sistemas de
salud no solo deben tener experiencia en la prestación de servicios de calidad contra
la malaria, sino que también deben adaptarse eficazmente a eventos perturbadores,
como epidemias, pandemias y otros desastres naturales, al tiempo que responden a las
cuestiones de género, se centran en la equidad y se basan en los derechos humanos.

LA NECESIDAD DE UNA ESTRATEGIA


TÉCNICA ACTUALIZADA DESPUÉS DE 2015
El mundo se encuentra en una encrucijada con respecto a la lucha contra la malaria.
Después de los primeros cinco años de aplicación de la Estrategia se han alcanzado los
hitos intermedios en materia de eliminación y prevención de la reaparición de la malaria:
en 10 países se ha interrumpido la transmisión y ningún país en el que no se habían
registrado casos en 2015 ha notificado nuevos casos. Con todo, durante los primeros
cinco años de aplicación, en muchos países donde la transmisión de la enfermedad es
moderada o alta, los progresos encaminados a reducir la mortalidad y la morbilidad
de la enfermedad han sido más lentos, se han estancado e incluso han revertido. Se
calcula que la tasa mundial de mortalidad por malaria en 2020 se ha reducido en un
22% en comparación con la línea de base de 2015. En el mismo período, sin embargo,
la incidencia de casos de malaria solo ha disminuido en un 3% y el número de casos ha
pasado de 218 millones a 229 millones. Por lo tanto, no se han cumplido los hitos de la
Estrategia para 2020 relativos a la reducción de la morbilidad y la mortalidad. En 2019,
la Región de África de la OMS padecía el 94% de la carga mundial de mortalidad y
morbilidad por malaria, y solo nueve de 47 países habían alcanzado los hitos para 2020.
Según los cálculos realizados, el 40% de la morbilidad y mortalidad por malaria en todo
el mundo se produce en dos países: la República Democrática del Congo y Nigeria.
Los avances en la lucha contra la enfermedad han sufrido un estancamiento debido,
entre otras cosas, a diferentes factores. Aunque la incidencia de la enfermedad ha
disminuido, la población en África subsahariana sigue creciendo a un ritmo elevado.
Ese crecimiento demográfico ha conducido a un resultado paradójico: en la actualidad
el continente padece aproximadamente el mismo número de casos de malaria
que hace 20 años. Habida cuenta de las previsiones de aumento del tamaño de la
población mundial para 2030, en ese año vivirán más personas en los países donde
existe el riesgo de contraer la malaria, lo que impondrá más exigencias a los sistemas
nacionales de salud y a los presupuestos de los programas antimaláricos. Como
consecuencia del crecimiento demográfico, la inversión por persona en peligro ha
disminuido durante los primeros cinco años de la Estrategia.
A pesar del increíble aumento en el acceso a los servicios en las últimas dos décadas,
todavía son demasiadas las personas que no se benefician de las intervenciones contra
la malaria que necesitan, y más de la mitad de la población mundial todavía no puede
acceder a servicios de salud sin incurrir en dificultades financieras (3). El problema
se ve agravado por la calidad deficiente de los servicios. Por ejemplo, el 36% de los
hogares en entornos de transmisión moderada y alta tienen un mosquitero para cada
dos personas, y solo el 46% de la población en peligro de contraer la enfermedad
utiliza un mosquitero tratado con insecticida. Un tercio de las personas con fiebre no
solicitan atención y solo el 38% de las que lo hacen se someten a pruebas de parásitos
(1). Muchas de las personas que no se benefician de las intervenciones contra la
malaria son las que mayor pobreza y marginación sufren y a las que no se ha podido
llegar hasta la fecha, lo que exige un planteamiento centrado en llegar a ellas.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 3


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El éxito de ese proceso se ha visto amenazado por emergencias sanitarias de graves


repercusiones (epidemias, pandemias, conflictos y desastres naturales y tecnológicos).
Inevitablemente, en la próxima década se producirán más interrupciones en los
avances de la lucha contra la enfermedad, por ejemplo desastres naturales, eventos
catastróficos no naturales y conflictos violentos que afectarán al problema de la malaria
al alterar la ecología, forzar a las personas a abandonar sus hogares y comprometer el
acceso y la calidad de los servicios de salud. En 2021, se espera que 235 millones de
personas necesiten asistencia humanitaria, toda una cifra récord (4).
La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve las consecuencias que tienen
acontecimientos perturbadores importantes en la salud de la población y su efecto
inmediato en la prestación de servicios contra el paludismo. También ha puesto de
manifiesto las deficiencias de los sistemas de salud en todo el mundo. Es probable que,
en los países donde la malaria es endémica, las consecuencias de las perturbaciones
causadas en los servicios de salud perduren durante años puesto que los países tienen
menos capacidad para recuperarse a causa de la devastación económica ocasionada
por la pandemia. La atención mundial por la seguridad sanitaria tendrá que traducirse
en inversiones para lograr sistemas de salud resilientes, y no debería realizarse a
expensas de otros problemas de orden prioritario de salud pública, como la malaria.
En términos de investigación e innovación, una lección que se recordará mucho tiempo
de la respuesta frente a la pandemia de COVID-19 es el nivel que puede alcanzarse
en inversión y velocidad de desarrollo de múltiples vacunas, algunas de ellas obtenidas
mediante tecnologías que no se habían aplicado anteriormente a ese fin. Si queremos
lograr los objetivos de lucha contra la malaria para el próximo decenio, es fundamental
aplicar esa urgencia e inversión al desarrollo de instrumentos de prevención de la
enfermedad más eficaces.
Muchas de las amenazas para la salud tienen sus raíces en las desigualdades sociales,
políticas, económicas y de género y en otros determinantes de la salud. Existe un
riesgo desproporcionado de malaria en los grupos a los que es difícil llegar, como los
grupos ocupacionales de riesgo elevado, los migrantes, las personas afectadas por crisis
humanitarias y las comunidades rurales con un acceso escaso a los servicios de salud.
El mundo está obteniendo más información sobre las repercusiones de las diferentes
megatendencias en la malaria. El aumento del desarrollo económico, la urbanización, la
deforestación y el cambio climático previsiblemente también producirán alteraciones
en la dinámica de la transmisión; al mismo tiempo, el aumento de la población en
las zonas donde la malaria plantea un riesgo elevado tiene el potencial de aumentar
la carga de morbilidad, lo que incrementará aún más la necesidad de optimizar la
cobertura de las intervenciones. Recientemente se realizó un análisis detallado de las
repercusiones de esas megatendencias en el riesgo de paludismo a lo largo del tiempo,
que fue publicado por la OMS en el informe del Grupo Consultivo Estratégico sobre
la Erradicación del Paludismo (5).
Es posible acelerar el progreso en la lucha contra la malaria si se llega a las personas a
las que no se ha podido acceder hasta el momento. Eso requerirá ampliar de forma
significativa las intervenciones existentes a todos los necesitados. Para ello se tendrá
que dar una mayor prioridad a la malaria en la esfera técnica, financiera y política y
garantizar que se desarrollan y utilizan al máximo las intervenciones, guiándose por
datos estratificados en función del riesgo para optimizar el efecto y la rentabilidad de
las intervenciones.
Oportunidades. La presente Estrategia se corresponde en gran medida con las
agendas de salud y desarrollo. En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se
reconoce la importancia de los «vínculos entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible
y su carácter integrado». Las medidas desplegadas para prevenir y controlar la malaria
contribuyen a lograr el desarrollo sostenible y se benefician de él. Entre los vínculos
y factores bien conocidos cabe mencionar la influencia de la malaria en el ciclo de
la pobreza; la concentración de la enfermedad en las poblaciones desfavorecidas,

4 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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discriminadas y excluidas, y en las tradicionalmente desatendidas, con un acceso


deficiente a los servicios de salud, y la repercusión perjudicial de la enfermedad en
la educación por causa del ausentismo escolar y los efectos de la anemia crónica
en la capacidad cognoscitiva. El 13.º Programa General de Trabajo 2019-2023 de la
OMS se basa en los ODS y se estructura en torno a tres prioridades estratégicas
interconectadas para garantizar una vida sana y el bienestar para todos a todas las
edades: lograr la cobertura sanitaria universal (CSU), responder a las emergencias
sanitarias y promover poblaciones más sanas (6). Como tal, ese amplio marco de
desarrollo brinda la oportunidad de pasar a un planteamiento más integral de los
sistemas de salud y a una acción multisectorial en la que se abarque a toda la sociedad,
sin dejar a nadie atrás.
Los progresos realizados en los países que han eliminado el paludismo y reducido la
transmisión a niveles bajos demuestran lo que es posible y proporcionan lecciones
útiles y mejores prácticas para guiar los avances en otros lugares. Hay buenos ejemplos
del uso de datos fiables que pueden utilizarse en la práctica para mejorar la salud. El
planteamiento de «De gran carga a gran impacto» es uno de los primeros en alejarse
de una estrategia de aplicación igual para todos y en explorar posibilidades con las
que obtener resultados más eficaces y equitativos centrándose, a nivel subnacional, en
intervenciones basada en datos.
Problemas. La lucha antimalárica se ha visto prolongada, y en algunos casos detenida,
por varios problemas que se vinculan entre sí. El primero es la falta de una financiación
internacional y nacional sólida, previsible y constante, que se complica por la dificultad
de mantener un compromiso político y lograr la colaboración regional a los niveles
más altos. La financiación antimalárica por habitante de población en peligro ha
disminuido, lo que hace aún más necesario optimizar todos los recursos disponibles
mediante una ejecución eficaz y equitativa de intervenciones adaptadas al ámbito local.
La falta de recursos en todo el sector de la salud ha puesto en peligro la prestación de
servicios de buena calidad. Los sistemas asistenciales siguen necesitando un personal
sociosanitario preparado, eficaz en su trabajo y equitativamente distribuido. La debilidad
en las cadenas de suministro hace que no sea posible garantizar la disponibilidad de
productos de calidad asegurada en el punto de entrega. A menudo el sector privado
no está regulado ni dispone de orientación. La debilidad de los sistemas de vigilancia,
seguimiento y evaluación impide detectar debidamente las deficiencias de cobertura
de los programas y seguir de cerca los cambios de la carga de morbilidad.
Hay también problemas en el ámbito biológico: los avances logrados en la lucha
contra la malaria podrían verse erosionados por la aparición o expansión de parásitos
resistentes a medicamentos antipalúdicos y mosquitos resistentes a insecticidas. Otros
problemas en ese ámbito son la supresión de los genes que codifican las proteínas
pfhrp2/3, lo que está conduciendo a resultados falsos negativos de pruebas de
diagnóstico rápido, y nuevas especies de vectores invasores (por ejemplo el vector
urbano A. stephensi, cuya presencia se ha incrementado en el Cuerno de África). En
algunas partes del mundo las intervenciones de control vectorial existentes no pueden
proporcionar una protección eficaz contra la enfermedad, dada la diversidad de los
vectores de la malaria y sus diferencias de comportamiento. En los países afectados
por P. falciparum y P. vivax, la carga de morbilidad causada por P. vivax resulta más difícil
de reducir porque este parásito tiene en el hígado una etapa latente denominada
hipnozoíto que en la actualidad no puede detectarse y ocasiona recaídas, favoreciendo
así que se mantenga la transmisión de la enfermedad. Además, la infección de seres
humanos por P. knowlesi plantea nuevas dificultades para el control y la eliminación
de la malaria.
Aunque se están desarrollando algunas nuevas herramientas antimaláricas
prometedoras, todavía no se ha comercializado ningún producto que pueda generar
cambios importantes, por lo que el mundo continúa utilizando recursos profilácticos
de eficacia moderada y se ve más amenazado por el riesgo de que los parásitos
adquieran resistencia a ellos y de que los mosquitos transmisores sean más resistentes
a los insecticidas.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 5


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La actualización de la Estrategia refleja la desigualdad actual en los avances y en ella


se reconocen las repercusiones de la COVID-19, así como las enseñanzas extraídas
sobre la innovación acelerada en la respuesta a la pandemia. También se ha puesto
al día la Estrategia para armonizarse de forma más clara con las prioridades de las
Naciones Unidas de alcanzar la cobertura sanitaria universal y de integrar los servicios
básicos de salud. En la Estrategia se reconoce el valor de una respuesta a la malaria
multisectorial y de toda una sociedad gracias a la cual se establezca una armonización
más sólida con los ODS y la CSU y no se deje a nadie atrás. Los principios rectores de
la Estrategia se han reordenado para reconocer el papel fundamental de la implicación
nacional. Se ha añadido un sexto principio por el que se hace un mayor hincapié
en la necesidad de contar con sistemas de salud más equitativos y resilientes y en
el valor de la atención primaria de salud para garantizar el acceso a los servicios
necesarios y la combinación adecuada de intervenciones para todas las poblaciones
en peligro, en los sectores de salud público y privado. Mediante la actualización se
reconoce que no todas las intervenciones son necesarias en todas partes. En cambio,
el énfasis se centra en proporcionar las intervenciones apropiadas a las poblaciones
que las necesitan. La formulación del planteamiento ha pasado de «Lograr el acceso
universal a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria» a «Lograr
el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria como parte
de la cobertura sanitaria universal». Otra de las actualizaciones consiste en dejar de
utilizar el término intervenciones «básicas», con la implicación de que se aplican a
todos por igual, y reflejar la necesidad de recopilar datos subnacionales y realizar
análisis participativos en los que se detecten los obstáculos y disparidades de salud
existentes y se determine la combinación más eficaz de intervenciones de acuerdo
con el contexto y las necesidades locales. Las directrices unificadas de la OMS sobre
la malaria contienen recomendaciones basadas en información fáctica y en ellas se
promueve un planteamiento centrado en resolver problemas (7).
Se presta más atención a fortalecer la capacidad de los países para generar, analizar y
utilizar datos de vigilancia de alta calidad con miras a adoptar decisiones y a adaptar
las respuestas para alcanzar los objetivos nacionales o subnacionales. En los próximos
10 años, es necesario que haya un planteamiento más explícito que se base en datos
fiables y oportunos para hacer frente a los problemas que impiden avanzar. Para ello
pueden realizarse las siguientes acciones:
• Llegar a las muchas personas a las que todavía no se ha llegado, con el
paquete de servicios que necesiten. Los datos se utilizarán para conocer a qué
poblaciones no se está llegando con miras a ayudarlas a superar los obstáculos
a los que se enfrentan cuando intentan acceder al paquete óptimo de servicios,
en función del contexto.

• Mejorar la eficacia y calidad de los servicios de salud. Los datos se utilizarán


para evaluar la disponibilidad y la calidad de los servicios y para conocer cuáles
son los problemas del sistema de salud que ponen en peligro la prestación de
servicios, y para superarlos.

• Introducir más intervenciones de alta eficacia en el paquete de intervenciones


existente. Las pruebas se utilizarán para descubrir y recomendar nuevas
y mejoradas herramientas con las que reducir la malaria y para facilitar su
adopción oportuna y apropiada y su aplicación eficaz, con miras a detener la
transmisión o la progresión de la enfermedad.

• Utilizar datos para comprender mejor y trabajar en los determinantes más


amplios que tienen el potencial de interrumpir o facilitar el alcance y la calidad
de los servicios.

Este marco debería ser el fundamento de las estrategias de los programas nacionales
y subnacionales al respecto. En él se define un camino claro y ambicioso durante los

6 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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próximos 10 años para los países donde la malaria es endémica y para sus asociados
con miras a controlar y eliminar la enfermedad. En la Estrategia se definen las esferas
en las que serán esenciales soluciones innovadoras para alcanzar los hitos y metas
y la importancia de incorporarlas rápidamente en la respuesta nacional contra el
paludismo. También se resumen los costos estimados de la ejecución de la Estrategia
y se presenta una estimación actualizada de los costos de investigación y desarrollo
relativos a las nuevas intervenciones.

PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA
ESTRATEGIA
En virtud del apoyo manifestado por los Estados Miembros en la 66.ª Asamblea
Mundial de la Salud a la elaboración de una estrategia mundial contra el paludismo
para después de 2015, la Secretaría celebró siete consultas regionales (8). Se consultó
a más de 400 expertos en representación de programas nacionales contra la malaria,
ministerios de salud, instituciones de investigación y asociados encargados de la
ejecución. La Secretaría dirigió la tarea con el apoyo del Comité Consultivo sobre
Políticas contra el Paludismo (ahora el Grupo Consultivo sobre Políticas contra el
Paludismo) y un comité de orientación exclusivo integrado por destacados expertos
en la enfermedad, científicos y representantes de países donde la malaria es endémica,
que aportaron más opiniones elaboradas sobre el proyecto inicial del documento. A
continuación, la Secretaría preparó una versión revisada para someterla a una consulta
en línea entre el 11 de julio y el 15 de agosto de 2014, y la 68.ª Asamblea Mundial de
la Salud adoptó en mayo de 2015 (WHA68.2) la versión final.
En 2019, el Grupo Consultivo Estratégico sobre la Erradicación del Paludismo evaluó
el progreso y detectó una serie de esferas en las que había margen de mejora en la
Estrategia actual. Una en particular fue la necesidad de que los países pudieran adaptar
la Estrategia mundial a su contexto local y maximizar la aplicación de medidas de
eficacia conocida, una tarea difícil cuando los sistemas de salud son débiles. Se destacó
que la implicación comunitaria y el liderazgo nacional eran elementos críticos, así como
la mejora de la vigilancia nacional y el fortalecimiento de la capacidad de la fuerza
laboral. En muchos casos, la financiación era el factor limitante para una aplicación más
generalizada. El Grupo también recomendó que se realizaran exámenes quinquenales
de la Estrategia para poder detectar y resolver carencias.
El proceso de actualización de la Estrategia se puso en marcha en 2020 para reflexionar
sobre los avances realizados con respecto a los hitos para 2020, incluir las enseñanzas
extraídas hasta ese momento y resaltar problemas imprevistos, como la COVID-19,
con miras a lograr resultados y acelerar el avance hacia los hitos de reducción de la
carga para 2025. Las oficinas regionales de la OMS participaron en la planificación
haciendo referencia a los marcos regionales quinquenales y aportando observaciones
sobre su desarrollo. En septiembre de 2020 se celebró una reunión informativa de los
Estados Miembros para examinar las actualizaciones previstas y analizar los resultados
y el cálculo de costos con miras a fundamentar las revisiones. Las esferas que en
ella se propusieron actualizar se presentaron y discutieron en una sesión abierta de
la reunión del Grupo Consultivo sobre Políticas contra el Paludismo celebrada en
diciembre de 2020 y en un seminario web virtual abierto a todo el público al que
asistieron asociados y responsables de programas de países celebrado en enero de
2021. Las aportaciones de esas sesiones se incorporaron a la Estrategia revisada, la
cual se presentó a los Estados Miembros para que formularan observaciones en una
sesión informativa de la OMS celebrada en abril de 2021. La Estrategia actualizada se
vinculó con el informe sobre los avances en la lucha contra la malaria presentado a la
74.ª Asamblea Mundial de la Salud y se publicó poco después.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 7


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EL CAMINO HACIA LA ELIMINACIÓN DE


LA MALARIA
El avance hacia un mundo sin malaria es un proceso continuo, no un conjunto de
etapas independientes. Los países, las zonas subnacionales y las comunidades están
situados en distintos puntos del camino hacia la eliminación de la malaria, y su ritmo de
avance será diferente y dependerá de la cuantía de las inversiones, los determinantes
biológicos (relacionados con los grupos afectados, los parásitos y los vectores), los
factores ambientales, la fortaleza de los sistemas de salud y las circunstancias sociales,
demográficas, políticas y económicas.
Con independencia del grado de endemicidad, el riesgo de malaria varía mucho dentro
de un país o zona, de modo que la misma estrategia no es forzosamente adecuada para
todas las circunstancias dentro de un país. La intensidad y la carga de la transmisión
del paludismo suelen ser heterogéneas, dependiendo de las variaciones naturales en
la capacidad de transmisión, la urbanización, otros cambios en el uso y la cubierta
terrestres, y el efecto del aumento de la cobertura de las intervenciones dirigidas
contra el paludismo. Un criterio fundamental para optimizar las respuestas contra la
malaria dentro de un país consistirá en adaptar los paquetes de intervención mediante
un proceso de estratificación en función de la carga de morbilidad y el análisis de otras
características, como los datos anteriores sobre la incidencia y los determinantes del
riesgo relacionados con el huésped humano, los parásitos, los vectores y el medio
ambiente, y en lograr un acceso equitativo a los servicios de calidad.
El desempeño de los sistemas nacionales de salud y su adaptabilidad a las nuevas
oportunidades son dos determinantes clave del ritmo de avance a lo largo del camino.
A medida que los programas de control reduzcan la transmisión a niveles bajos o muy
bajos, su objetivo debería dejar de ser la prevención, la detección y el tratamiento de
casos para pasar a ser la prevención, la detección y el tratamiento de cada infección
malárica. Esa transición exige contar con unos sistemas fortalecidos y sostenidos de
vigilancia epidemiológica y entomológica, requisito que solo puede cumplirse mediante
una financiación y un compromiso político sustanciales y prolongados, así como por
medio de profundas transformaciones estructurales e institucionales de los programas
contra la malaria.
La primera prioridad para todos los países donde las tasas de transmisión de la
enfermedad son moderadas o altas es reducir al máximo la morbilidad y la mortalidad.
Las reducciones se lograrán mediante la implantación sostenida y equitativa de medidas
de control vectorial, medios de diagnóstico y medicamentos antimaláricos focalizados,
de buena calidad y apropiados, junto con la aplicación de todos los tratamientos
preventivos recomendados por la OMS que sean adecuados para las circunstancias
epidemiológicas y contextuales. Esas actividades deben estar respaldadas por sistemas
eficientes de vigilancia de la morbilidad en los que se vigilen las principales amenazas
biológicas relacionadas con el vector, el parásito y su diagnóstico, y programas sólidos
de comunicación y cambio de comportamiento en salud pública en los que se hayan
tenido en cuenta las necesidades de los receptores y cuestiones de género, derechos
humanos y equidad.
En los países donde hay grandes posibilidades de transmisión, la aplicación óptima
de todas las intervenciones idóneas dará por resultado descensos acentuados de las
tasas de morbilidad y mortalidad, pero ello no bastará para eliminar la malaria. En
esas circunstancias, se necesitarán otras intervenciones para acelerar los avances. En
estos momentos se están desarrollando muchas intervenciones nuevas que podrán
aplicarse en los próximos años (véase «Aprovechar las innovaciones y ampliar las
investigaciones»).
Una vez que gracias a los programas se haya reducido la transmisión a niveles muy
bajos, los países deberían adaptar sus planes y planteamientos estratégicos para llevar
a cabo actividades de eliminación mejoradas. Los sistemas de vigilancia basados en

8 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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casos, un mejor rastreo de los movimientos de la población y una mejor comprensión


de los determinantes de la transmisión residual serán importantes para adaptar
de forma más específica la respuesta al paludismo. Es necesario que la comunidad
participe más, de forma significativa y equitativa, en la vigilancia y la respuesta.
A medida que los programas se acerquen a la eliminación o traten de evitar que la
transmisión vuelva a establecerse, es preciso que en los servicios generales de salud,
lo mismo públicos que privados, se detecten y traten todos los casos de infección
malárica y se comuniquen como una enfermedad de notificación obligatoria al registro
nacional de malaria. Los posibles casos de malaria deben ser diagnosticados y tratados
rápidamente con antimaláricos eficaces para evitar muertes evitables y reducir la
probabilidad de que la transmisión continúe en la comunidad. Además es preciso
estudiar todos los casos adecuadamente para determinar el lugar probable donde
se produjo la infección a fin de aplicar las medidas necesarias con las que evitar
que continúe la transmisión. Debería contarse también con sistemas de vigilancia
entomológica para introducir o modificar, según sea necesario, intervenciones
apropiadas de control vectorial.

MARCO ESTRATÉGICO
Con el fin de acelerar el avance hacia la eliminación de la enfermedad, la OMS insta a
los países afectados y a la comunidad mundial interesada en la malaria a que maximicen
los efectos de las intervenciones existentes que sirven para salvar vidas. Mientras no
se obtengan intervenciones nuevas y mejores, es urgente la necesidad de adoptar y
ampliar las estrategias recomendadas por la OMS para mejorar la eficacia y prevenir
muertes evitables por malaria. La Estrategia se basa en tres pilares y dos elementos
de apoyo que orientan las actividades mundiales para avanzar hacia la eliminación de
la malaria, los cuales se resumen a continuación.
• Pilar 1. Lograr el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento
de la malaria como parte de la cobertura sanitaria universal. El
conjunto de intervenciones recomendado por la OMS —control vectorial,
quimioprofilaxis, pruebas diagnósticas y tratamiento— puede disminuir
extraordinariamente la morbilidad y la mortalidad. El objetivo principal de
los programas nacionales contra el paludismo en zonas de transmisión de
moderada a alta es lograr que las poblaciones en peligro tengan un acceso
equitativo a la combinación adecuada de intervenciones para prevenir,
diagnosticar y tratar el paludismo, sin por ello sufrir dificultades financieras.
Los descensos de las tasas de incidencia y mortalidad maláricas son indicadores
del éxito. La OMS recomienda aplicar las dos series de intervenciones en
forma complementaria: i) estrategias de prevención basadas en el control
vectorial y, en determinadas circunstancias y ciertos grupos de población, la
administración de quimioprofilaxis, y ii) el diagnóstico y el tratamiento eficaz
y rápido de la malaria en los establecimientos de salud públicos y privados del
nivel comunitario. La respuesta estratégica de los programas debería basarse
en el análisis de datos pasados y actuales sobre intensidad e incidencia de
la transmisión del paludismo; la vulnerabilidad contextual relativa al huésped
humano, los parásitos, los vectores y el medio ambiente, y el acceso a servicios,
todo ello con miras adaptar las intervenciones al contexto local y lograr un uso
eficiente y equitativo de los recursos.

• Pilar 2. Acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación y alcanzar el


estado exento de malaria. Los países tienen que intensificar los esfuerzos
para interrumpir las infecciones nuevas en zonas geográficas definidas,
particularmente en circunstancias de transmisión de poca intensidad. Además

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 9


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de lograr que la prevención, el diagnóstico y el tratamiento formen parte


de la CSU, para conseguir el objetivo anterior será necesario centrar la
atención tanto en los parásitos como en los vectores en focos de transmisión,
guiándose por la detección activa de casos y su investigación como parte del
programa de vigilancia y respuesta a la malaria. En ciertas circunstancias, el
logro de la eliminación puede requerir el uso de medicamentos para reducir el
reservorio infeccioso. La invención y aplicación de soluciones innovadoras será
esencial para responder a la propagación de la resistencia a los insecticidas y la
transmisión residual, así como para centrarse especialmente en los reservorios
de hipnozoítos de P. vivax.

• Pilar 3. Transformar la vigilancia malárica en una intervención clave.


El fortalecimiento de la vigilancia de la enfermedad es fundamental para la
planificación y la ejecución de los programas, y constituye un factor decisivo
para acelerar el progreso. Todos los países donde la malaria es endémica y los
que son susceptibles al restablecimiento de esta parasitosis deberían implantar
un sistema de información eficaz para la atención de salud que, en el marco
de los programas nacionales contra la malaria, ayudase a dirigir los recursos a
los grupos de población más afectados, a reconocer lagunas en la cobertura,
a detectar brotes epidémicos y a evaluar la repercusión de las intervenciones
con miras a guiar la planificación y asistencia estratégica nacional. Para todos
los niveles de transmisión, en el marco de la vigilancia deberían ponerse en
marcha paquetes de intervenciones y respuestas adaptados localmente para
las unidades de operación pertinentes, como distritos o comunidades. Para
los niveles muy bajos de transmisión, la respuesta podría adaptarse a cada
infección detectada.

• Elemento de apoyo 1. Aprovechar las innovaciones y ampliar las


investigaciones. Para apoyar esos tres pilares, los países donde la malaria es
endémica y la comunidad mundial está interesada en esta enfermedad deberían
aprovechar las innovaciones y acrecentar su implicación en las investigaciones
básicas, clínicas y de ejecución. Las innovaciones fructíferas en la obtención
de productos y la prestación de servicios serán una contribución importante
para acelerar el progreso. La investigación básica resulta esencial para conocer
mejor los parásitos y los vectores, y para desarrollar medios de diagnóstico
y medicamentos más eficaces, métodos de control de vectores mejorados
e innovadores y otras intervenciones, como las vacunas. La investigación
acerca de la ejecución y de la vulnerabilidad contextual de la población será
fundamental para optimizar los efectos y la costoeficacia, y para facilitar la
implantación rápida y una alta cobertura en las poblaciones en peligro. Trabajar
con los países y las partes interesadas para superar los obstáculos de entrada
al mercado de nuevos instrumentos también será importante para lograr una
distribución equitativa de los recursos.

• Elemento de apoyo 2. Fortalecimiento del entorno propicio para


obtener resultados más sostenibles y equitativos. Las intervenciones
antimaláricas tienen que encajar y apoyarse en un entorno propicio sólido que
favorezca la ampliación de los esfuerzos de manera eficaz y sostenible. Para
lograr el éxito es fundamental que haya un liderazgo nacional de confianza y
sujeto a responsabilidad, comprometido con lograr sociedades sostenibles y
equitativas y sistemas de salud resilientes y que funcionen bien, respaldado
por un planteamiento que responda a las cuestiones de género, equidad
y derechos humanos, y centrado en no dejar a nadie atrás. Se necesita un
compromiso político ligado a los recursos y acciones para que todos los
necesitados tengan acceso a la combinación adecuada de intervenciones contra
la malaria y puedan satisfacer otras prioridades de salud pública sin sufrir por
ello dificultades financieras. Los servicios, tanto públicos como privados, y los

10 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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productos médicos tienen que ser seguros y eficaces y entregarse de manera


oportuna, equitativa, eficiente y coordinada. La asistencia coordinada y de
alta calidad es importante para reducir tanto la carga de la malaria como la
posibilidad de que la transmisión de los parásitos continúe. Los que están
en la primera línea, proveedores y usuarios de los servicios, deberían actuar
como colaboradores en el desarrollo de los servicios sociales y de salud, como
cuidadores y autocuidadores. El sector de la salud por sí solo no puede ofrecer
una solución duradera. Lograr verdaderos avances en la lucha contra la malaria
y prevenir su restablecimiento requerirá contribuciones procedentes de otros
sectores equipados para hacer frente a los determinantes más amplios de esta
enfermedad. Se necesita un enfoque holístico y anclado en los ODS para llevar
a cabo de manera óptima intervenciones contra la malaria y hacer frente a los
determinantes más amplios de la enfermedad. Para no verse superado por la
enfermedad, se requiere una cultura de aprendizaje y adaptación en la que
puedan generarse y utilizarse eficazmente conocimientos con los que detectar
carencias, disparidades en el ámbito de la salud y desigualdades, monitorear
avances y buscar y adoptar soluciones transformadoras e intervenciones
nuevas que tengan el potencial de acelerar el progreso.

LOS TRES PILARES DE LA ESTRATEGIA


PILAR 1. LOGRAR EL ACCESO A LA PREVENCIÓN, EL DIAGNÓSTICO
Y EL TRATAMIENTO DE LA MALARIA COMO PARTE DE LA
COBERTURA SANITARIA UNIVERSAL
La cobertura sanitaria universal (CSU) implica que todas las personas y comunidades
reciban los servicios de salud que necesitan sin tener que pasar penurias financieras
para pagarlos. Abarca toda la gama de servicios de salud esenciales de calidad, desde
la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los
cuidados paliativos. La calidad de la atención es fundamental para la CSU. Es esencial
que la atención que se brinda a través de los sistemas públicos, privados y comunitarios
sea oportuna, eficaz, segura y acorde con las necesidades de todas las personas a las
que se atiende.
Para la malaria, la OMS recomienda un conjunto de intervenciones, a saber, control
vectorial, quimioprofilaxis, pruebas diagnósticas y tratamiento, para reducir la
transmisión y prevenir la morbilidad y la mortalidad. La CSU implica que las personas y
las comunidades estén cubiertas por la combinación adecuada de esas intervenciones,
basándose en el contexto local, para controlar y, en última instancia, eliminar la malaria.
Esas intervenciones se presentan en las directrices de la OMS sobre la malaria, con
orientaciones adjuntas para la implantación de combinaciones de intervenciones (7, 9).
El objetivo principal de los programas nacionales contra el paludismo es combinar
una selección de esas intervenciones en paquetes adaptados para lograr resultados
sostenibles, equitativos y óptimos en un entorno determinado, al tiempo que se tienen
en cuenta consideraciones de equidad, género y derechos humanos. Para decidir
sobre el paquete de intervenciones apropiado y la asignación de recursos para lograr
ese objetivo y contribuir a la consecución de la CSU, en los programas se debería
utilizar un proceso que combinase el análisis de los resultados y del aprovechamiento
de los fondos con un amplio compromiso y discusión de las partes interesadas a
través de una participación significativa durante todo el proceso. El proceso debería
basarse en datos pasados y actuales sobre intensidad e incidencia de la transmisión del
paludismo; la vulnerabilidad contextual relacionada con el huésped humano, parásitos,
vectores y cobertura de intervención pasada y presente; la aceptabilidad, y la equidad

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 11


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de acceso y uso (incluido el análisis de los obstáculos financieros y geográficos y la


forma de superarlos). Cuando el objetivo sea la eliminación, debería emprenderse un
proceso similar, aunque los tipos de intervenciones y el análisis del aprovechamiento
de los fondos serían diferentes a los propios de entornos con una alta carga.

Control de vectores
Lograr el efecto máximo del control vectorial. El control de vectores es un
componente esencial del control y la eliminación de la malaria. La capacidad de los
vectores para transmitir los parásitos y su vulnerabilidad a las medidas antivectoriales
varían según la especie de mosquito y acusan la influencia de factores ambientales. El
control vectorial debe basarse en los datos epidemiológicos y entomológicos locales. En
la actualidad, la OMS recomienda la implementación de una de las dos intervenciones
de control de vectores ampliamente aplicables, a saber, los mosquiteros tratados con
insecticidas y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual. Mediante
los programas nacionales contra el paludismo es necesario que todas las personas en
peligro de contraer la enfermedad estén protegidas mediante el suministro, el uso y
la sustitución oportuna de esos mosquiteros o mediante una fumigación regular de
ese tipo. Dependiendo del contexto del país, pueden aplicarse esas dos soluciones en
diferentes áreas geográficas. Además de los mosquiteros tratados con insecticidas y
la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual, podría ser adecuado el
despliegue de otras intervenciones de control de vectores en determinados entornos.
La más habitual es la aplicación regular de insecticidas biológicos o químicos en masas
de agua (es decir, la eliminación de larvas).
Construir y mantener una vigilancia, monitoreo y evaluación entomológica
adecuada. Para aplicar una respuesta eficaz de control vectorial, los sistemas
nacionales de vigilancia deben incluir la vigilancia entomológica, el seguimiento de la
cobertura y la evaluación del efecto de las intervenciones de control vectorial. Los
países deberían reunir datos de todas partes, incluidas las zonas sin malaria pero en
riesgo de restablecimiento.
Control de la resistencia a los insecticidas y transmisión residual. La creciente
resistencia fisiológica de los mosquitos Anopheles a los insecticidas supone una amenaza
importante que requiere una respuesta urgente y coordinada. Para monitorear esa
amenaza y orientar las respuestas ante ella en el ámbito nacional, la OMS puso en
marcha en 2014 el Mapa de los Desafíos de la Malaria. Además, todos los países
donde el paludismo es endémico necesitan elaborar y ejecutar planes de monitoreo y
control de la resistencia a los insecticidas (10, 11).
Hay muchas situaciones en que la transmisión de los parásitos maláricos continúa a
pesar de haberse logrado una cobertura alta con mosquiteros tratados con insecticidas
o fumigación de interiores con insecticidas de acción residual. Eso subraya la necesidad
de realizar un monitoreo pormenorizado de la dinámica de transmisión local, incluida
la resistencia a los insecticidas y la genómica vectorial, y de nuevas intervenciones
para responder a la resistencia y subsanar las lagunas existentes, principalmente el
problema de las picaduras en exteriores.
Actualmente se están evaluando muchas nuevas intervenciones de control vectorial
para generar una base de conocimientos que sirva de guía para la elaboración de
recomendaciones de la OMS y la precalificación en los próximos años. Muchas de
esas intervenciones costarán más que las actuales, lo que pondrá de manifiesto la
necesidad de contar con un proceso de priorización completo en los países basado
en datos locales sobre el costo y la eficacia de las posibles alternativas y en el que
se tengan en cuenta las cuestiones de equidad, género y derechos humanos para su
puesta en marcha. Esas necesidades de priorización van más allá del control vectorial y
reflejan la necesidad tener en cuenta todas las intervenciones disponibles para mejorar
los resultados.

12 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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Poner en práctica el control vectorial de la malaria en el contexto de la


Respuesta Mundial para el Control de Vectores 2017-2030. Para que el efecto del
control de vectores de la malaria sea el mayor posible, en los programas nacionales
contra la enfermedad deberían aplicarse los principios de la Respuesta Mundial para
el Control de Vectores 2017-2030. Ese documento proporciona una estrategia para
reforzar el control de los vectores en todo el mundo aumentando la capacidad y
mejorando la vigilancia, la coordinación y la acción integrada entre sectores y para las
diferentes enfermedades.

Quimioprofilaxis
Ampliar el tratamiento preventivo para evitar la enfermedad en los grupos más
vulnerables. Las estrategias de tratamiento preventivo son elementos fundamentales
altamente costoeficaces de la estrategia múltiple para reducir la carga de morbilidad
y la transmisión. La ralentización en los avances de la lucha contra la malaria desde
2015 subraya la necesidad de ampliar de forma sustancial el uso de la quimioprofilaxis
en países que intentan reducir la carga de morbilidad. Esas intervenciones acaban con
las infecciones existentes y previenen las consecuencias de la parasitemia, como son
la enfermedad y la muerte. Existe una serie de estrategias de quimioprofilaxis que
deberían tenerse en cuenta en función de la intensidad y la época de transmisión y del
nivel local de resistencia de los parásitos a los medicamentos antimaláricos.
En la actualidad, las estrategias de tratamiento preventivo recomendadas por la OMS
incluyen el tratamiento preventivo intermitente de las embarazadas y los menores
de 1 año, así como la quimioprofilaxis estacional contra la malaria de los menores
de 6  años.2 Esas intervenciones se recomiendan en las zonas de transmisión entre
moderada y alta en África subsahariana; la quimioprofilaxis estacional se recomienda
únicamente en las zonas de intensa transmisión estacional en la subregión del Sahel.
Las estrategias de quimioprofilaxis deberían adaptarse al contexto local; por ejemplo,
el número de intervenciones de quimioprofilaxis estacional debería ser suficiente para
cubrir la temporada de transmisión, y deberían estudiarse también posibles estrategias
alternativas al tratamiento preventivo intermitente de las embarazadas e, incluso, al de
los menores de 1 año. Las actuales estrategias de tratamiento preventivo se centran en
la malaria por P. falciparum pero merece la pena estudiar otros tipos de la enfermedad.
Proteger a todos los viajeros y migrantes que no son inmunes. La
quimioprofilaxis consiste en administrar dosis subterapéuticas de medicamentos
antimaláricos a intervalos regulares suficientes para prevenir la enfermedad. Por
lo general la quimioprofilaxis se recomienda para los personas no inmunizadas de
malaria que viajan a zonas en las que existe transmisión de la enfermedad, de la mano
de consejos y medidas que deben adoptarse para evitar las picaduras de los vectores.
La quimioprofilaxis también se recomienda para personas que viven en entornos
endémicos y que tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad. Puesto que cada
vez se controla mejor la malaria y muchas personas crecen sin verse suficientemente
expuestas a la enfermedad como para adquirir inmunidad natural, será cada vez más
importante estudiar cómo utilizar de la mejor manera posible los medicamentos
antipalúdicos para proteger a esas personas cuando visitan zonas con riesgo de malaria.

Pruebas diagnósticas y tratamiento


Toda persona que pueda infectarse con malaria debería poder acceder a servicios de
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Debido al aumento en los movimientos
de poblaciones, esos servicios no deberían limitarse únicamente a zonas de
transmisión malárica.

2
Sección 4.2: Preventive chemotherapies & Mass drug administration en las directrices de la OMS sobre la
malaria (7).

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 13


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Lograr el acceso a las pruebas de diagnóstico de todos los casos presuntos


de malaria. Para confirmar el diagnóstico presuntivo de malaria en todos los casos
se deben practicar pruebas de detección del parásito, como el examen microscópico
de buena calidad o pruebas de antígenos de diagnóstico rápido. Los servicios de salud,
sean públicos o privados, deberían estar equipados para confirmar el diagnóstico
antes de administrar el tratamiento antimalárico. Lograr el acceso universal a las
pruebas diagnósticas reducirá el uso excesivo de las polifarmacoterapias basadas
en la artemisinina, que es la pauta de primera línea para tratar la enfermedad sin
complicaciones, y también la presión selectiva de los medicamentos sobre los
parásitos (12). Además, permitirá mejorar la identificación y el tratamiento de muchas
enfermedades febriles no maláricas que por la sola presencia o historial de fiebre se
presume que son malaria.
Todo caso confirmado debería ser seguido muy de cerca y notificado al sistema de
vigilancia, en cuyos datos se basa la planificación programática. La ampliación del
uso de las pruebas diagnósticas aportará datos oportunos y exactos de vigilancia
basados en casos confirmados y no presuntos. La ampliación del acceso a las pruebas
diagnósticas inmediatas ha ido a la zaga de las actividades de prevención mediante el
control vectorial, pero el fortalecimiento del diagnóstico y el tratamiento en todas
partes ayudarán a reducir la morbilidad y la mortalidad por malaria. La OMS reconoce
que el tratamiento radical seguro y eficaz de la malaria por P. vivax exige actualmente
dos pruebas diagnósticas: la detección de la presencia de esos parásitos y el estado de
la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6FD) del paciente. A medida que las pruebas
de G6FD estén disponibles en los lugares de consulta, será necesario poner en
marcha esos servicios junto con las pruebas diagnósticas de la malaria para lograr
el tratamiento más seguro y eficaz para prevenir recaídas de malaria producida por
P. vivax.
Ofrecer tratamiento a todos los casos confirmados de malaria. Lograr el
acceso universal a medicamentos antimaláricos recomendados por la OMS reviste
una importancia decisiva en todas las circunstancias para prevenir la evolución de la
malaria sin complicaciones a una forma grave de la enfermedad y la muerte. Después
de confirmarse el diagnóstico, los pacientes con malaria exenta de complicaciones
deberían ser tratados con los medicamentos recomendados. La malaria grave
exige atención médica urgente y la OMS pone a disposición de los países una
serie de recomendaciones (7). El sistema de atención de emergencia depende del
reconocimiento temprano de signos de peligro y afecciones potencialmente mortales
en sistemas periféricos y eficaces de derivación de pacientes para poder ofrecer a
tiempo un acceso a cuidados intensivos y el tratamiento de la enfermedad y sus
complicaciones. Algunos cuidados después del alta deberían consistir en medidas para
reducir el riesgo de que el paciente fallezca o vuelva a ser ingresado. En los programas
antimaláricos deberían elaborarse pautas nacionales de tratamiento detalladas y
actualizadas regularmente en las que se tuvieran en cuenta los últimos datos sobre
modalidades locales de la farmacorresistencia de los parásitos y la capacidad de los
servicios de salud. Los países deberían seleccionar la polifarmacoterapia basada en
artemisinina, recomendada por la OMS, que ofrece un 95% de eficacia demostrada
mediante el monitoreo local de la eficacia terapéutica.
Ampliar las pruebas diagnósticas y el tratamiento en la comunidad. La
capacitación y el despliegue de agentes de salud comunitarios puede complementar y
ampliar sustancialmente el alcance de los servicios de salud públicos, particularmente
en las zonas rurales y de acceso difícil donde la infraestructura sanitaria tiende a
ser más exigua y donde la transmisión de la malaria alcanza su grado máximo. El
uso estratégico de agentes de salud comunitarios en la prevención y asistencia de la
malaria no solo puede suplir las deficiencias del sistema de salud sino también permitir
la asistencia ininterrumpida a poblaciones desfavorecidas, discriminadas y excluidas.
Los ministerios de salud deberían ampliar las plataformas de atención integrada en
la comunidad, como la coordinación asistencial comunitaria integrada de malaria,
neumonía y enfermedades diarreicas, centrándose en los niños menores de 5 años.

14 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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Monitorear la seguridad y la eficacia de los medicamentos antimaláricos


y controlar la farmacorresistencia a los antipalúdicos. El mejoramiento de la
farmacovigilancia y el seguimiento de la eficacia de los medicamentos antimaláricos
son esenciales para detectar eventos adversos imprevistos y la mengua de la eficacia,
de tal manera que se puedan elegir las asociaciones medicamentosas más adecuadas
para las normas nacionales de tratamiento. Los países deberían monitorear cada
dos años la eficacia de los tratamientos antimaláricos de primera y segunda línea
─contra la enfermedad causada por P. falciparum o por P. vivax─ apoyándose en el
protocolo estándar de la OMS para los estudios de eficacia terapéutica (13). Una
tasa de fracaso terapéutico superior al 10% debería propiciar un cambio de las
normas nacionales de tratamiento de la malaria. Por ahora, las polifarmacoterapias
basadas en artemisinina siguen siendo muy eficaces, a condición de que los otros
medicamentos de la asociación lo sean también. Con todo, hay que tener cuidado
porque el surgimiento de resistencia a la artemisinina aumenta el riesgo de resistencia
a los otros medicamentos de la asociación.
Atajar la farmacorresistencia a los antimaláricos. Proteger la eficacia de las
polifarmacoterapias basadas en artemisinina y crear nuevas asociaciones no basadas
en este producto debería ser una de las prioridades principales de los países donde la
malaria es endémica y de la comunidad malariológica mundial (14). En los países donde
la artemisinina sola y las polifarmacoterapias basadas en ella siguen siendo plenamente
eficaces, hay que i) promover el uso recomendado de los medicamentos, prestando
atención especial a la ampliación de las pruebas diagnósticas y el tratamiento de
buena calidad, y ii) ampliar todas las intervenciones básicas contra la malaria, como
el control vectorial, para prevenir el posible surgimiento de farmacorresistencia. En
los países que registran resistencia a la artemisinina es urgente intensificar el control
de la malaria para disminuir la carga de morbilidad y demorar o evitar la propagación
de la farmacorresistencia. En las zonas de transmisión baja donde hay resistencia a
la artemisinina, los países deberían emprender la eliminación rápida de la malaria.
En la subregión del Gran Mekong, por ejemplo, la resistencia del P. falciparum a la
artemisinina surgió de manera independiente en múltiples ubicaciones geográficas
y la situación ha empeorado por la resistencia a diversos medicamentos asociados.
Con todo, la aplicación exitosa de una estrategia de eliminación ha evitado la
propagación de la resistencia fuera de la subregión y minimizado su repercusión en
la salud pública (15).
Eliminar y sustituir medicamentos antipalúdicos inapropiados o de calidad
subestándar. Todos los países donde la malaria es endémica deberían proponerse la
eliminación de los medicamentos antimaláricos inapropiados o de calidad subestándar
de los mercados del sector público y privado. Por ejemplo, se insta a las autoridades
nacionales de reglamentación farmacéutica a formular normas contra la producción,
autorización de comercialización, exportación, importación y uso de la monoterapia
con artemisinina por vía oral. Los países deberían también tomar medidas decisivas
para establecer mecanismos que obliguen a cumplir esas recomendaciones, como
la vigilancia y las medidas reglamentarias y el seguimiento estricto, con miras a
eliminar los medicamentos antimaláricos inapropiados de los establecimientos de
salud y las farmacias y detener su suministro por proveedores informales. Debería
lograrse el acceso generalizado a medicamentos alternativos recomendados de
calidad garantizada y armonizar los tratamientos del sector público y privado con las
orientaciones nacionales. Eliminar el uso de la monoterapia con artemisinina por vía
oral es fundamental para preservar la eficacia de las polifarmacoterapias basadas en
ese producto, las cuales constituyen el principal tratamiento antipalúdico hasta la fecha,
y contribuirá de forma sustancial a acelerar los avances en la reducción y eliminación
de la enfermedad. Igualmente se alienta a los países a eliminar gradualmente los
medicamentos de calidad subestándar y sustituirlos por alternativas más eficaces, por
ejemplo debería darse prioridad al artesunato inyectable frente a la quinina inyectable.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 15


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PILAR 2. ACELERAR LOS ESFUERZOS PARA LOGRAR LA


ELIMINACIÓN DE LA MALARIA Y ALCANZAR EL ESTADO
EXENTO DE LA ENFERMEDAD.
Todos los países deberían proponerse eliminar la malaria. El logro de este
objetivo implicará centrarse tanto en los vectores como en los parásitos. Evitar el
contacto entre las personas y los vectores disminuirá la transmisión continua de
nuevas infecciones, mientras que la eliminación de los parásitos que infectan a un gran
número de personas no diagnosticadas acelerará el descenso de la transmisión. En los
próximos diez años aparecerán nuevas intervenciones que ayudarán a centrarse en el
reservorio de los parásitos constituido por las personas infectadas y en la transmisión
que se produce en exteriores.
Adaptar las estrategias nacionales para intensificar la respuesta. Cuando
se producen pocos casos de malaria en un determinado país o zona subnacional,
las estrategias, prioridades y actividades de los programas deberían ajustarse para
completar la fase final de la eliminación. De esta manera, además de las intervenciones
mencionadas como parte del Pilar 1, mediante los programas se deberá mejorar
la vigilancia (Pilar 3) para detectar e investigar todas las infecciones y determinar la
ubicación probable de la infección; aplicar las medidas específicas para atacar a parásitos
y vectores a fin de interrumpir la transmisión local; eliminar todos los parásitos en los
reservorios humanos, y controlar el riesgo de reintroducción por casos importados.
Promulgar leyes. Se necesitan nuevas leyes para respaldar los cambios de prioridades
de los programas, por ejemplo para prohibir la venta sin receta de antipalúdicos y
para fortalecer la vigilancia con miras a incluir la notificación obligatoria de todos los
casos confirmados de infección detectados en los establecimientos de salud públicos
y privados utilizando tecnologías digitales. Asimismo, los ministerios de salud, con el
apoyo de las autoridades pertinentes, necesitan asumir la supervisión directa de la
gestión del suministro de los medicamentos antimaláricos; crear un sistema centralizado
de notificación para la vigilancia epidemiológica de la malaria, los datos sobre el control
vectorial, la notificación de brotes epidémicos, y los planes de preparación y respuesta,
e intensificar la coordinación entre los organismos y servicios públicos, privados y de
la comunidad.
Renovar el compromiso político, aumentar el apoyo multisectorial y
profundizar la colaboración regional. La fase final de la eliminación necesita
un compromiso político fuerte, una financiación previsible a largo plazo, apoyo
multisectorial y una mayor colaboración entre los países vecinos. El compromiso
político debe traducirse en presupuestos y financiación con los que lograr los productos
básicos y los recursos humanos suficientes para los países y zonas subnacionales. Los
comités nacionales independientes para la eliminación de la malaria que informan
al correspondiente ministerio de salud o instancia superior pueden proporcionar
supervisión, asistencia adicional y rendición de cuentas. Los sectores ajenos a la salud
(como los de agricultura y ganadería, medio ambiente, industria o turismo) deben
contribuir con sus recursos y perspectivas a eliminar y prevenir el restablecimiento de
la malaria en el país. La colaboración regional es importante para facilitar las labores
de coordinación y comunicación entre países con miras a hacer frente a los focos de
transmisión intertransfronterizos y solucionar los obstáculos comunes.
Detectar y tratar todas las infecciones de malaria gratuitamente para lograr
la eliminación y evitar el restablecimiento de la enfermedad. Cuando los países
alcanzan niveles muy bajos de transmisión, es posible que los últimos casos de malaria
se produzcan en poblaciones que sufren discriminación y marginación de forma
habitual y que tienen un acceso limitado a los servicios de diagnóstico y tratamiento.
Deberían hallarse soluciones para proteger a los grupos de población itinerantes y
los trabajadores migrantes dentro de los países y entre estos, informándoles de los
peligros de la enfermedad y brindándoles acceso gratuito a servicios de prevención y
tratamiento en establecimientos de salud.

16 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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Aplicar la quimioterapia bloqueadora de la transmisión. Este tipo de


quimioterapia consiste en usar medicamentos antimaláricos eficaces para reducir la
transmisión de gametocitos, la etapa sexuada de los plasmodios que infecta a los
mosquitos vectores, interrumpiendo de esta manera el ciclo de transmisión. La
OMS recomienda la quimioterapia bloqueadora de la transmisión para disminuir la
propagación de la malaria, particularmente en las zonas bajo la amenaza de resistencia
de P.  falciparum a la artemisinina y como parte de las estrategias para eliminar la
infección por este plasmodio.3 Esta intervención se recomienda actualmente en
zonas con transmisión baja y una cobertura de tratamiento elevada. Hoy en día se
cuenta con estrategias de bloqueo de la transmisión para la malaria producida por
P. falciparum, pero no se han ideado para otros parásitos maláricos.
Intensificar los esfuerzos de vigilancia. A medida que los programas antimaláricos
avanzan hacia la eliminación, la finalidad de la vigilancia es detectar todas las infecciones
maláricas, sean sintomáticas o no; investigar cada caso individual de infección, identificando
su ubicación probable con miras a dirigir las acciones para interrumpir la transmisión, y
procurar que cada caso detectado reciba tratamiento y seguimiento a tiempo para evitar
que transmita la infección. Si bien las infecciones pueden ocurrir esporádicamente o en
focos delimitados, los sistemas de vigilancia deben abarcar todo el país y prestar atención
especial a las zonas donde la transmisión persiste o se producía en fecha reciente. La
investigación de casos y la detección de infecciones en las personas que conviven con un
enfermo malárico diagnosticado por un establecimiento médico brindarán información
sobre la posible exposición a las mismas fuentes de infección a fin de determinar si
está ocurriendo la transmisión local o si los casos son importados. Los países deberían
monitorear las infecciones importadas, ya que representan una gran proporción de las
infecciones en la fase de eliminación y pueden entrañar el riesgo de restablecimiento de
la transmisión en zonas donde esta ya se había interrumpido (16).
Aplicar el control focalizado de los vectores de la malaria. A medida que la
transmisión vaya reduciéndose hasta niveles bajos en los países o zonas subnacionales,
habrá que mantener la cobertura universal de los grupos en riesgo de contraer la
malaria en los entornos vulnerables aplicando intervenciones de control vectorial para
evitar el resurgimiento de la enfermedad. En una zona determinada, es probable que
el grupo definido de población en riesgo varíe a medida que los programas avanzan
hacia la eliminación. El cambio de la cobertura universal a la focalización del control
vectorial en determinadas zonas o focos de transmisión definida puede estar justificado
cuando el potencial intrínseco de transmisión es bajo y los sistemas de vigilancia son
sólidos, y cuando el grado de preparación es alto y se tiene la capacidad de responder
rápidamente si la transmisión volviera a producirse. La fumigación de interiores con
insecticidas de acción residual puede desempeñar una función importante en algunos
entornos como respuesta a brotes epidémicos y reaparición de la transmisión, o para
eliminar focos de esta. A medida que la transmisión descienda, podría incrementarse
la necesidad de aplicar otras medidas de control vectorial, como el control de larvas
en los criaderos.
Utilizar medicamentos para reducir el reservorio de infecciones. Para
conseguir la eliminación completa de los parásitos de la malaria en las personas
infectadas utilizando intervenciones de salud pública habrá que aplicar métodos
nuevos que aún no forman parte del repertorio de intervenciones recomendadas
por la OMS. Estrategias como la administración masiva de medicamentos se han
usado satisfactoriamente en el pasado, y actualmente se están explorando en varias
situaciones de transmisión. También se está evaluando la posible administración de
medicamentos dirigida a grupos de alto riesgo de infección debido a su trabajo o
actividades, como estrategia para interrumpir la transmisión. En otras investigaciones
se están examinando las repercusiones y el efecto a largo plazo de la administración

Sección 5.2.5, Reducing the transmissibility of treated P. falciparum infection in areas of low-intensity
3

transmission, en las directrices de la OMS sobre la malaria (7).

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 17


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de antimaláricos eficaces a toda una población o a grupos seleccionados, en particular


el tratamiento de personas infectadas seleccionadas mediante la detección de los
parásitos por pruebas muy sensibles.
Idear estrategias específicas contra P. vivax. La eliminación solo podrá lograrse
prestando mayor atención a P.  vivax, parásito menos conocido que P.  falciparum.
La malaria causada por P.  vivax plantea muchas dificultades y requiere estrategias
específicas. Estas son las dificultades:
• P. vivax tolera una mayor variedad de condiciones ambientales que P. falciparum
y por lo tanto tiene una distribución geográfica más amplia;
• P. vivax puede ser transmitido de los seres humanos a los mosquitos antes de
que aquellos presenten síntomas;
• los hipnozoítos latentes son más difíciles de detectar porque de ordinario la
parasitemia es baja y dichas etapas se alojan en el hígado, de manera que no
pueden ser detectados con las pruebas diagnósticas actuales;
• los hipnozoítos pueden causar recaídas múltiples, una morbilidad considerable
y una transmisión continua;
• los hipnozoítos de P.  vivax solo se eliminan mediante tratamiento con
medicamentos pertenecientes a la clase de 8-aminoquinolinas, la cual puede
acarrear efectos colaterales graves (anemia hemolítica) en personas con
deficiencia de G6FD, y está contraindicada en grupos vulnerables como los
lactantes y las mujeres embarazadas o que amamantan;
• Las pruebas para la deficiencia de G6FD serán más accesibles a medida que
vayan apareciendo soluciones de pruebas en los lugares de consulta, pero
se requerirán recursos humanos y financieros para apoyar adecuadamente la
puesta en marcha segura y eficaz de estos servicios de pruebas en diferentes
entornos;
• La malaria por P. vivax resistente a la cloroquina se está propagando.

Prevenir el restablecimiento local de la transmisión de la malaria. Incluso


después de haber eliminado la enfermedad de un país o una región de este, la
importación constante de casos obliga a mantener una alta vigilancia y sensibilidad
en la detección de estos. La vigilancia para reconocer una posible reaparición de la
transmisión local es responsabilidad de los servicios de salud generales como parte
de su función normal de control de las enfermedades transmisibles, en colaboración
con otros sectores pertinentes (como los de agricultura y ganadería, medio ambiente,
industria o turismo). Con miras a reducir la importación de los parásitos, las personas
que van a viajar a zonas donde la malaria es endémica deben recibir información
sanitaria, quimioprofilaxis y orientación sobre las medidas para protegerse de las
picaduras de los mosquitos. Esos pasos tienen por objetivo proteger a las personas
de padecer la enfermedad de forma severa o fallecer debido a ella y de reducir
la importación de parásitos. Los visitantes e inmigrantes que provienen de zonas
endémicas deberían ser informados de los riesgos de la malaria y tener acceso fácil y
gratuito a los medios de diagnóstico y tratamiento. Tendrán que seguir controlándose
los vectores para evitar que se produzcan brotes epidémicos y para proteger las zonas
en las que se sabe que existe la posibilidad de que resurja la transmisión y expuestas
a la importación frecuente de los parásitos maláricos. Las modalidades de vigilancia
que es preciso aplicar para mantener el estado exento de malaria dependen del riesgo
de importación y la receptividad de la zona en cuestión. Los focos de transmisión
que atraviesen fronteras entre países suponen un mayor riesgo de importación
de casos, por lo que deberían realizarse análisis conjuntos e internacionales de la
situación del paludismo en esas zonas para elaborar planes específicos y viables con
los que mantener esos lugares libres de transmisión local. El programa para prevenir el
restablecimiento de la transmisión es permanente. Por consiguiente, debe mantenerse
la vigilancia en los países en los que ya no hay transmisión.

18 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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PILAR 3. TRANSFORMAR LA VIGILANCIA MALÁRICA EN UNA


INTERVENCIÓN CLAVE
Sea cual fuere la etapa del camino hacia la eliminación en la que se encuentren los
países, la vigilancia de la malaria debería considerarse como una intervención central en
las estrategias nacionales y subnacionales contra esta enfermedad. La vigilancia como
intervención abarca el seguimiento de los determinantes y los niveles de intensidad
de transmisión y carga del paludismo; las poblaciones en peligro y su distribución
geográfica; su acceso a intervenciones de prevención y tratamiento del paludismo, el
uso que hacen de ellas y su grado de equidad, y la eficacia de esas intervenciones. El
propio sistema de vigilancia debería ser objeto de seguimiento para garantizar que
es el idóneo. Toda esa información debería utilizarse para tomar medidas adecuadas
con la que mejorar los resultados. En los últimos años se han producido mejoras
considerables en los sistemas de vigilancia en la mayoría de los países con alta carga de
morbilidad. Con todo, esos países a menudo no pueden recopilar datos esenciales sobre
el paludismo de manera completa, precisa y oportuna, lo que dificulta la optimización
de las respuestas, la evaluación de las tendencias de la enfermedad, las disparidades de
salud y las lagunas en las intervenciones y la respuesta a los brotes. La frecuente falta
de productos básicos para el paludismo, los retrasos en la agregación y transmisión
de datos, los deficientes procesos de validación y retroalimentación, el uso limitado
de datos para la toma de decisiones y la casi ausencia de informes procedentes del
sector privado de la salud siguen suponiendo un problema importante. La vigilancia
como intervención puede funcionar mejor cuando los programas se hallan cerca de
la eliminación, pero en todas las etapas del camino hace falta una vigilancia eficaz
que debería estar integrada plenamente en los sistemas nacionales de información
sanitaria. Para interpretar datos de manera eficaz con fines operacionales, estratégicos
y normativos, debería fortalecerse la capacidad de análisis y utilización de estos en
todos los niveles de los programas contra el paludismo. A continuación se describen
los beneficios de una vigilancia eficaz y las medidas necesarias para lograrla.
Una vigilancia sólida de la malaria permite optimizar el funcionamiento de los
programas al imbuirles la capacidad de:
• propugnar las inversiones de fuentes nacionales e internacionales, acordes con
la carga de morbilidad malárica en un país o una zona dentro de este;
• establecer cuáles son las poblaciones en desventaja, incluidas las que se quedan
atrás, determinar el alcance de las desigualdades, obstáculos o disparidades a
las que se enfrentan, y asignar recursos a las poblaciones más necesitadas y a
las intervenciones más eficaces para lograr el mayor efecto posible en la salud
pública;
• evaluar periódicamente si los planes están progresando según lo previsto o
si es necesario hacer ajustes de la escala o la combinación de intervenciones;
• rendir cuentas sobre los resultados de la financiación recibida y permitir que la
ciudadanía, sus representantes electos y los donantes determinen si el dinero
se ha utilizado bien;
• evaluar si se han cumplido los objetivos programáticos y determinar lo que
ha funcionado y lo que no, a fin de trazar programas de mayor calidad y más
eficientes y eficaces;
• establecer cuáles son las amenazas biológicas para el progreso contra el
paludismo y luchar contra ellas, y
• proporcionar la información necesaria para certificar que un país ha logrado la
eliminación de la malaria y está evitando su restablecimiento.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 19


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La vigilancia en zonas de transmisión elevada. El análisis de los datos y el


monitoreo de los programas se basan en cifras totales, y las medidas se aplican a
nivel de la población para procurar que todos los grupos tengan acceso a los servicios
necesarios y no haya tendencias negativas de la enfermedad (16). La información
exacta y puntual sobre los números y las tendencias de las defunciones relacionadas
con la malaria son un requisito fundamental para seguir de cerca el progreso del control
de la enfermedad. Se deberían desplegar esfuerzos concertados para lograr que todos
los internamientos y defunciones por malaria en los hospitales y establecimientos de
salud fuesen confirmados mediante una prueba parasitológica y notificados al sistema
nacional de vigilancia. Para que los datos hospitalarios fuesen representativos deberían
seleccionarse lugares determinados con una población beneficiaria bien definida en
los que la causa de defunción se registrase continuamente. Los datos sobre la eficacia
de las intervenciones antimaláricas, los datos entomológicos de los sitios centinela,
los datos climáticos de fuentes meteorológicas y satelitales, la información sobre la
población relativa a la cobertura de las intervenciones y los patrones de búsqueda
de tratamiento y los datos programáticos operacionales (financieros, de recursos
humanos, logística y cadena de suministro) son fundamentales para la estrategia
nacional y la adaptación de las intervenciones en el ámbito subnacional con miras a
optimizar los resultados.
La vigilancia en zonas de transmisión baja. En zonas donde las tasas de transmisión
son bajas o moderadas, existe una heterogeneidad apreciable en la distribución del
paludismo. En esos casos es cada vez más importante identificar a los grupos de
población más susceptibles a la enfermedad, incluidos los grupos tradicionalmente
marginados o discriminados, y orientar las intervenciones de manera adecuada. La
malaria puede concentrarse en grupos marginados, como los que viven en zonas de
acceso difícil o fronterizas, los trabajadores itinerantes y migrantes y los grupos tribales
con acceso limitado a servicios. Puede ser necesario llevar los servicios de diagnóstico
y tratamiento directamente a los grupos sin acceso a ellos (es decir, la detección y
el tratamiento activos de casos). A medida que la inmunidad colectiva disminuye por
efecto de las intervenciones, es importante que en el marco de los programas se esté
alerta ante la posibilidad de brotes epidémicos y que se intensifique la notificación
(por ejemplo que pase a ser semanalmente) de la incidencia de las infecciones y
el monitoreo de los determinantes principales de la transmisión, como los datos
meteorológicos. En cuanto a la vigilancia rutinaria, debería realizarse una transición
desde la presentación de informes basada en datos agregados hacia una presentación
basada en casos, y con una frecuencia de presentación determinada en función de la
respuesta programática prevista. Al llegar a esa situación, los países pueden estudiar la
posibilidad de utilizar plataformas electrónicas en todos los puntos de atención para
mejorar la eficiencia del sistema de vigilancia. Las encuestas de población serán menos
útiles y los países dependerán cada vez más de datos programáticos detallados.
Vigilancia en zonas seleccionadas para la eliminación de la malaria. Cada vez
es más necesaria la existencia de sistemas de notificación exclusivos de la malaria
para satisfacer las necesidades de información adicional y concentrar y monitorear las
intervenciones en grupos o focos de riesgo particulares. A medida que se avanza hacia
la eliminación, se hace necesario investigar cada caso de infección o los conglomerados
de casos, a fin de conocer los factores de riesgo y eliminar los focos de transmisión.
También va cobrando importancia procurar que en los sistemas de vigilancia se
recopilen datos de los casos detectados por prestadores de asistencia del sector
privado, tanto formales como informales. Los recursos y la capacidad necesarios para
el funcionamiento y mantenimiento de los sistemas de vigilancia de la malaria, que se
vuelven más complejos y consumen muchos recursos al pasar a la fase de eliminación,
aumentan sin cesar, de manera que es preciso ofrecer aptitudes, capacitación y
actividades adicionales al personal involucrado. Es necesario preservar unos sistemas
de vigilancia sólidos con los que mantener la eliminación una vez lograda; los países
necesitan también monitorear el riesgo de importación (vulnerabilidad) y la posibilidad
de transmisión en las zonas de riesgo (receptividad) (16). Con el tiempo, la vigilancia

20 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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genómica específica puede proporcionar información adicional sobre la importación,


las cadenas de transmisión y la intensidad de la transmisión (17).
Invertir en sistemas nacionales de información periódica. Los sistemas de
información periódica son cruciales para lograr la cobertura sanitaria universal y la
prestación de intervenciones apropiadas contra el paludismo en todo el proceso de
transmisión. Hay que invertir en el registro, la difusión, la gestión y el uso de los datos
aportados por los sistemas de información periódica mejorados a fin de generar la
información necesaria para la planificación, ejecución y evaluación de los programas.
Es preciso ofrecer un apoyo suficiente en el plano económico y logístico para lograr
la adquisición de material y equipo de oficina, la capacitación y el reciclaje profesional,
la supervisión de los establecimientos de salud y las comunicaciones. La comunicación
de datos requiere una gestión con controles de calidad establecidos y un buen
seguimiento, y se deberían explorar soluciones digitales para mejorar la eficiencia y la
calidad general de los datos. El fortalecimiento de la capacidad técnica del personal
para el análisis y la interpretación de los datos es una necesidad imperiosa para lograr
que los programas utilicen la información de vigilancia de la manera más eficaz. Para
que los países refuercen y mantengan la práctica de utilizar datos con miras a tomar
decisiones, se necesitan repositorios de datos dinámicos a nivel nacional y subnacional.
Esas plataformas deberían estar vinculadas a sistemas nacionales de información
ordinarios e integrar datos de eficacia, de encuestas domiciliarias, programáticos
y sociales, conductuales y culturales para posibilitar la realización de operaciones
rutinarias, junto con revisiones programáticas subnacionales anuales detalladas y,
cuando fuera necesario, una estratificación para adaptar aún más las intervenciones
y la respuesta, teniendo en cuenta al mismo tiempo las consideraciones de género,
derechos humanos y equidad.
Recopilar los datos necesarios para conocer las tendencias de la enfermedad
y el desempeño general de los programas. La información necesaria abarca datos
sobre recursos destinados al control de la malaria (financiación, personal y bienes del
programa), niveles existentes de prestación de servicios (acceso a estos y cobertura
de las intervenciones) y tendencias en la utilización de los servicios de salud. También
incluye datos sobre los grupos de población afectados, en particular las tasas de
prevalencia de infección por los distintos parásitos maláricos y los factores vinculados
con un riesgo más elevado de contraer la malaria. Entre las diversas fuentes de datos
sobresalen los sistemas de información ordinarios (para seguir de cerca las finanzas,
el flujo de bienes, la prestación de servicios y las tendencias de la enfermedad), las
encuestas de los establecimientos de salud (para seguir de cerca la ejecución de los
servicios que prestan), las encuestas domiciliarias (para seguir de cerca la cobertura del
programa y la prevalencia de los parásitos en los grupos de población) y los resultados
de las investigaciones sobre la ejecución. Los sistemas de vigilancia entomológica
son necesarios para actualizar periódicamente la información sobre los vectores, su
comportamiento y su sensibilidad a los insecticidas. Los estudios de eficacia terapéutica
son esenciales para detectar la resistencia a los medicamentos antimaláricos. El peso
que se concede a cada fuente de datos varía según la intensidad de la transmisión de
la malaria y la madurez y capacidad del programa antimalárico.
Trazar planes estratégicos nacionales contra la malaria que tengan en cuenta
las características epidemiológicas y la heterogeneidad de la enfermedad en el
país. Un método fundamental para optimizar las respuestas a la malaria dentro de un
país o territorio será la adaptación subnacional de intervenciones mediante el proceso
de estratificación, por el cual un país o zona se divide en unidades más pequeñas en
las que puede ser necesario aplicar distintas combinaciones de intervenciones (9). Esos
análisis deberían servir de base para elaborar planes estratégicos nacionales contra el
paludismo basados en pruebas, asumidos y dirigidos por los países. El proceso se basa
en cartografiar unidades operativas y su información pertinente y estratificada relativa
a la demografía, epidemiología, entomología, clima, sistemas de salud y otros contextos.
Se espera que esa información, vinculada a los criterios para aplicar las intervenciones
recomendadas por la OMS, dé como resultado combinaciones de intervenciones

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 21


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optimizadas y adaptadas a nivel subnacional. Los modelos matemáticos pueden ayudar


a los países a comprender el efecto que tendrían sobre la malaria los escenarios con
diferentes combinaciones de intervenciones. En los planes estratégicos nacionales
también se debería tener en cuenta la preparación de los sistemas de salud para ampliar
los programas antimaláricos y determinar cuáles son los recursos necesarios para alcanzar
los niveles previstos de cobertura y repercusión. En ellos debería definirse también la
función de las distintas partes interesadas en la ejecución del plan y establecerse las
metas para monitorear el avance y garantizar la rendición de cuentas.
Supervisar a intervalos periódicos la ejecución de los planes estratégicos
nacionales contra la malaria. En particular, deberían efectuarse exámenes anuales
antes de preparar el presupuesto; pueden realizarse exámenes a mitad de periodo
para evaluar los avances preliminares, y el examen final del programa deberá hacerse
antes de formular el siguiente plan estratégico. Cada mes o cada tres meses, a modo
de retroalimentación, debería comunicarse a los distritos y establecimientos de salud,
incluidos los privados, la información sobre el estado que guardan ciertos indicadores clave.
Conviene que los datos se sinteticen de manera que el personal de los establecimientos y
distritos de salud pueda evaluar fácilmente su desempeño. Mediante soluciones digitales
puede hacerse un seguimiento de la prestación de intervenciones comunitarias, como
los mosquiteros tratados con insecticidas y la quimioprofilaxis estacional, en hogares
y aldeas. Tales soluciones permiten conocer a tiempo las carencias en la prestación
de intervenciones y promueven la corrección inmediata en la línea de actuación. La
supervisión y vigilancia de los programas no debería circunscribirse a los gestores y
ejecutores de los programas antimaláricos. Otras dependencias gubernamentales,
funcionarios electos, miembros de la comunidad y donantes tienen interés en que haya
programas antimaláricos de gran calidad y necesitan someter a escrutinio las operaciones
que están apoyando. Si participan en el examen de los programas, pueden ayudar a que
estos satisfagan las necesidades de la población y a que el control y la eliminación de la
malaria se promuevan como una prioridad del desarrollo.
Lograr que el sistema de vigilancia sea supervisado. Los sistemas ordinarios de
información sanitaria y la vigilancia epidemiológica eficaz permiten que en el marco de
los programas se siga de cerca la financiación, la cobertura de las intervenciones y las
tendencias de la enfermedad. Es importante supervisar el desempeño del sistema de
vigilancia mediante parámetros como el porcentaje de establecimientos de salud que
presentan informes mensuales, la proporción de establecimientos de salud que reciben
retroalimentación trimestral y, en la fase avanzada de la eliminación, la proporción
de casos y defunciones que son investigados. Otras características importantes que
deberían evaluarse periódicamente son la oportunidad, la exactitud, la representatividad
y la validez. La supervisión del sistema de vigilancia pondrá de relieve los puntos flacos y
permitirá adoptar medidas para mejorar la vigilancia, lo que a su vez puede mejorar el
desempeño del programa antimalárico y acelerar el avance hacia la eliminación.

ELEMENTOS DE APOYO
ELEMENTO DE APOYO 1. APROVECHAR LAS INNOVACIONES Y
AMPLIAR LAS INVESTIGACIONES
Se espera contar con nuevas intervenciones (instrumentos, tecnologías y estrategias)
para mejorar la lucha contra el paludismo durante la vigencia de la presente Estrategia.
Algunas de ellas pueden consistir en medicamentos nuevos y más efectivos,
combinaciones de medicamentos, medios de diagnóstico mejorados, vacunas, nuevos
insecticidas, otras intervenciones innovadoras de control vectorial y soluciones
genómicas. En los programas deberían llevarse a cabo investigaciones pertinentes
sobre la aplicación para mejorar las estrategias y aplicar intervenciones existentes de la
manera más eficaz y eficiente posible en sus contextos locales. La investigación sobre

22 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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la aplicación deberá centrarse en la cobertura equitativa de la población y la aceptación


de la intervención a corto y largo plazo, así como en cuestiones de recursos humanos
teniendo en cuenta los derechos humanos y las cuestiones de género y desde un
planteamiento inclusivo. A medida que se disponga de posibles intervenciones, la OMS
las examinará y las recomendará y precalificará cuando proceda. Los países deberían
seguir fortaleciendo el entorno reglamentario nacional y facilitar la adopción adecuada
de intervenciones validadas, de la mano de una sólida vigilancia poscomercialización.
Los países necesitan tener la capacidad de garantizar la calidad de los productos y
equipos existentes y de nueva creación. Mediante investigaciones sobre la aplicación
pueden detectarse muchos de los cuellos de botella para una introducción temprana
y equitativa de nuevas intervenciones, y puede determinarse la mejor manera de
superarlos. A continuación se describen las prioridades de estas cinco esferas.

Control de vectores
Que las poblaciones puedan acceder de manera oportuna y asequible a las
intervenciones eficaces de control vectorial que necesitan, incluidas las intervenciones
necesarias para reducir la resistencia a los insecticidas y la transmisión residual, es
un componente clave de las medidas de control y eliminación del paludismo.
Se están elaborando numerosas intervenciones con el objetivo de hacer frente a
esos problemas. Cabe mencionar insecticidas nuevos, formulaciones o métodos de
aplicación, nuevas sustancias para atraer o repeler mosquitos, agentes bioactivos
nuevos (por ejemplo hongos o endosimbiontes), nuevos puntos de ataque en el ciclo
vital de los mosquitos (por ejemplo alimentación con azúcar o fases de apareamiento
y oviposición), mosquitos modificados genéticamente y endectocidas. También se
necesitan intervenciones para proteger a las personas cuando están al aire libre. Se
están explorando estrategias nuevas para mejorar la implantación de intervenciones,
como el uso novedoso de tecnologías de teléfono móvil y la cartografía digital.  
La mejora de las intervenciones existentes de control vectorial (mosquiteros tratados
con insecticidas y fumigación de interiores con insecticidas de acción residual) y la
evaluación rigurosa de esas mejoras es un esfera prioritaria que requiere mayor
atención, dados los grandes y continuos gastos que se producen en esas intervenciones.
Además de evaluar el efecto de los ingredientes activos nuevos o reutilizados que se
utilizan en los mosquiteros tratados con insecticidas y en los insecticidas de acción
residual utilizados para la fumigación de interiores, es importante el desarrollo y la
validación de mosquiteros con acción residual prolongada y físicamente resistentes.
Los países y la comunidad mundial tienen que colaborar con el sector privado y las
instituciones de investigación para evaluar las intervenciones candidatas y desarrollar
métodos nuevos, o mejorar los existentes, para probar la resistencia a los insecticidas,
entre otras cosas definiendo y validando marcadores de resistencia.

Pruebas diagnósticas y tratamiento


Se requieren investigaciones para evaluar el desempeño de nuevas tecnologías de
diagnóstico y determinar la efectividad de diversas estrategias destinadas a la realización
de pruebas, con miras a apoyar la vigilancia y el tratamiento de casos ante un aumento
en los niveles de transmisión, a fin de orientar adecuadamente las intervenciones, o
para cuando los países entran en la fase de eliminación. Se necesitan mejores pruebas
de diagnóstico rápido, específicas para determinadas especies, en el punto de atención
para todos los plasmodios distintos de P. falciparum, y técnicas diagnósticas no basadas
en pfhrp2/3 para evitar el problema de las supresiones de los genes que codifican las
proteínas pfhrp2/3. Las pruebas para detectar portadores de hipnozoítos de P. vivax
facilitarían la orientación de una terapia para evitar recaídas.
Hacen falta también pruebas diagnósticas sencillas y rápidas en el punto de atención
para determinar la situación de las personas con respecto a la glucosa-6-fosfato
deshidrogenasa, con el fin de ampliar el acceso al tratamiento contra la malaria por
P. vivax con 8-aminoquinolinas.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 23


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Hay que tener una cartera bien surtida de agentes terapéuticos y de quimioprofilaxis
en estudio porque la utilidad a largo plazo de cualquier medicamento o asociación
medicamentosa se ve amenazada por el surgimiento y la propagación de la
farmacorresistencia. La asociación ideal sería un tratamiento seguro, eficaz y
asequible en dosis única que produjera la curación radical, disminuyera la capacidad
de transmisión de los gametocitos, ejerciera un efecto profiláctico de las infecciones
por P.  falciparum y P.  vivax, y pudiera usarse durante el embarazo y en personas
con deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Hay que crear nuevas pautas
medicamentosas que sean seguras, bien toleradas, asequibles, no fomenten la
resistencia y tengan un espectro amplio de actividad para el tratamiento de los casos
clínicos confirmados y para el tratamiento en masa contra el reservorio del parásito,
incluidas las formas sexuadas de P. falciparum y de P. vivax. Habrá que crear otras vías
de reglamentación para la obtención de nuevos agentes quimioprofilácticos, así como
estrategias claras de investigación para obtener medicamentos antimaláricos para el
tratamiento preventivo.
Se necesitan con urgencia pruebas rápidas de aplicación e interpretación sencillas de
los marcadores moleculares de la farmacorresistencia para todos los componentes
de las asociaciones medicamentosas. La identificación y validación de marcadores
moleculares mejorará la capacidad de vigilar el surgimiento y la propagación de la
resistencia a cada conjunto de componentes terapéuticos. Además de los marcadores
moleculares para detectar la farmacorresistencia de P. falciparum, se necesitan otros
para detectar la resistencia de P. vivax. Una vez que se logren los medios para vigilar los
marcadores moleculares de farmacorresistencia, estos serán útiles particularmente en
zonas de transmisión baja donde cada vez es más difícil efectuar estudios de eficacia
terapéutica.
Se requieren estrategias especiales para cada contexto con miras a lograr
comportamientos óptimos de búsqueda de tratamiento, una mayor demanda de
pruebas y tratamientos recomendados y un acceso equitativo para las personas en
regiones con transmisión continua. Deben idearse métodos innovadores basados en
pruebas para que tanto los prestadores de asistencia públicos como los privados, y
los que no forman parte del sistema de salud formal, cumplan las directrices para
detectar, tratar y registrar todos los casos de malaria.

Vacunas antimaláricas
Se prevé que en el futuro las vacunas antimaláricas representen una adición importante
a las intervenciones de control. Varias vacunas candidatas, con diferentes mecanismos
de acción, para prevenir las infecciones por P. falciparum y P. vivax se hallan en diversas
etapas de desarrollo. RTS,S/AS01 recibió una opinión científica positiva de la Agencia
Europea de Medicamentos en 2015 y los servicios de salud habituales en partes de
Malawi, Ghana y Kenia comenzaron la fase piloto de aplicación en 2019. La evaluación
sistemática de esa aplicación generará las pruebas necesarias para guiar una posible
recomendación de la OMS sobre una aplicación a gran escala de la vacuna. Se prevé
que las vacunas sean un instrumento complementario que no debería remplazar a la
serie de intervenciones existentes.

Vigilancia
A medida que los países adapten cada vez más sus combinaciones de intervenciones a
nivel subnacional, aumentará la complejidad de los indicadores necesarios para hacer
un seguimiento de los progresos y evaluar los efectos. Será necesaria la innovación en
el diseño de sistemas nacionales de vigilancia, seguimiento y evaluación. Es fundamental
mejorar las mediciones relativas a la población, la cual constituye el denominador
sobre la que se cuantifican los niveles de cobertura operacional y de intervención
poblacional. La creación de estrategias adaptables y menos costosas para el diseño y la
realización de encuestas domiciliarias constituye una esfera importante de innovación
metodológica.

24 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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Los adelantos en la tecnología de la información y las comunicaciones ofrecen


perspectivas de aumento de las oportunidades para llevar a cabo notificaciones, de
mejora en el intercambio de datos (entre sistemas de información y distintos niveles
del sistema de salud) y de fortalecimiento del análisis y la visualización de los datos.
Es posible utilizar tecnologías de la información para optimizar y mejorar la gestión
de las adquisiciones y suministros, los sistemas de alerta temprana y la detección de
disparidades o carencias en la prestación de servicios. Además, la adopción de nuevas
tecnologías debería ofrecer la oportunidad de mejorar la gestión de los sistemas y
fortalecer las capacidades y los recursos humanos utilizados.
Hay que propiciar la mejora en la divulgación de los resultados relativos a las
intervenciones, las pruebas de sensibilidad a los antimaláricos, la supresión de los
genes que codifican las proteínas pfhrp2/3, la resistencia a los insecticidas, así como
de la información relativa a los adelantos de la vigilancia y las investigaciones que con
frecuencia son generados por muchas instituciones y obran en poder de estas (18).
Todo acuerdo de investigación y prestación de servicios debería incluir una cláusula de
divulgación de datos, a ser posible mediante portales de acceso libre.
Se necesitan investigaciones con miras a determinar qué estrategias son las más
eficaces para detectar casos, y a evaluar la eficacia de los conjuntos de intervenciones
una vez que estos se detectan.

Eliminación
Se requieren investigaciones para definir la variedad de los entornos donde la
reducción de la transmisión mediante el ataque directo al reservorio de los parásitos
sea una intervención eficaz. También será preciso definir la mejor combinación de
intervenciones para optimizar los intervalos entre tratamientos y los mecanismos para
vigilar la eficacia de las intervenciones.
Las recaídas de la infección por P. vivax representan una proporción considerable de
la transmisión de la malaria causada por los hipnozoítos presentes en el hígado. Es
necesario idear estrategias dirigidas contra este reservorio del parásito como parte de
las iniciativas de eliminación de P. vivax, con inclusión de las personas que no pueden
ser tratadas con 8-aminoquinolinas.
Hay que realizar investigaciones básicas dirigidas a obtener nuevas intervenciones con
las que prevenir la transmisión, incluidas vacunas contra diferentes etapas del ciclo
vital del parásito y con potencial para prevenir todas las infecciones, intervenciones
centradas directamente en las etapas sexuadas y destinadas a prevenir la infección de
y por los mosquitos e intervenciones para prevenir las picaduras en exteriores.

ELEMENTO DE APOYO 2. FORTALECIMIENTO DEL ENTORNO PROPICIO


PARA OBTENER RESULTADOS SOSTENIBLES Y EQUITATIVOS
Se necesita un enfoque holístico y anclado en los ODS para llevar a cabo de manera
óptima intervenciones contra la malaria y hacer frente a los determinantes más amplios
de la enfermedad. Las intervenciones antimaláricas tienen que encajar y apoyarse en
un entorno altamente propicio en el que se favorezca la ampliación de los esfuerzos
de manera eficaz y sostenible mediante planteamientos en los que se respeten las
cuestiones de género, la equidad y los derechos humanos. Se requerirán sistemas de
salud funcionales, reforzados por compromisos políticos, para llegar a los que no se
ha podido llegar hasta la fecha y para obtener resultados en la lucha contra la malaria
y en otras prioridades de salud. Además, la lucha contra el paludismo contribuirá
a los objetivos de salud y al desarrollo sostenible. Se describen a continuación las
actividades que coadyuvan a crear ese entorno propicio.
Fortalecer los sistemas de salud. Unos sistemas de salud resilientes, con un buen
funcionamiento y basados en la atención primaria son la base de la seguridad sanitaria

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 25


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mundial y la cobertura sanitaria universal, incluso para hacer frente a enfermedades


como la malaria. El paludismo debería integrarse en la planificación, la presupuestación
y el establecimiento de prioridades del sector de la salud a nivel local y nacional
e incluirse en los diálogos pertinentes del sector, respetando siempre los derechos
humanos, la diversidad y la inclusión y centrándose en iniciativas en las que se tengan
en cuenta las cuestiones de género y de equidad. En los programas nacionales,
las tareas prácticas y de eliminación de la enfermedad deberían estar plenamente
en consonancia con las prioridades estratégicas más amplias de salud y desarrollo
del país, integrarse completamente en ellas, basarse en las recomendaciones de la
OMS adaptadas al contexto local y aplicarse evitando la duplicación de esfuerzos.
Para obtener resultados duraderos, los programas nacionales contra el paludismo
dependen del fortalecimiento de los sistemas generales de salud y deberían contribuir
a este. Esos sistemas están compuestos por infraestructuras básicas de salud, recursos
humanos y sistemas de registro civil para mejorar el entorno en el que operan los
programas nacionales contra el paludismo. Algunas de las prioridades especiales
son: centrarse más en mejorar las cadenas de suministro de medios diagnósticos,
medicamentos e intervenciones de control vectorial de calidad garantizada, planificar
debidamente las adquisiciones, aprovechar las nuevas tecnologías para la recopilación
y gestión de datos y contar con un marco regulatorio apropiado para que el personal
de los sectores público y privado esté debidamente capacitado y utilice intervenciones
de calidad garantizada.
Traducir los compromisos políticos en medidas para lograr la cobertura
sanitaria universal y un mundo libre de malaria. Los progresos realizados en la
reducción del paludismo en el contexto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
constituyeron un triunfo político y de salud pública. La era de los ODS ofrece más
oportunidades puesto que el mundo se ha comprometido a luchar por una vida
saludable y por promover el bienestar para todos en todas las edades. Compromisos
como los contraídos en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas, «Cobertura
sanitaria universal: avanzando juntos para construir un mundo más saludable», deberán
traducirse en recursos y medidas con los que fortalecer los sistemas de salud y llevar
a cabo intervenciones muy eficaces en ese ámbito para combatir enfermedades
como la malaria, proteger la salud de las mujeres y los niños y lograr que nadie sufra
dificultades financieras por tener que pagar por la atención médica con sus propios
recursos. Hay una gran oportunidad para unir a los defensores de la salud y de la
lucha contra las enfermedades, y a responsables de los programas en esa esfera, bajo
una visión común de una salud para todos. Se necesita un fuerte liderazgo a nivel
nacional para definir la dirección y las estrategias pertinentes, administrar los recursos
financieros y técnicos con miras a lograr una mayor equidad y eficacia, y lograr
medidas coherentes, confianza y rendición de cuentas a través de una participación
inclusiva en la gobernanza de la salud en la que se tengan en cuenta al mismo tiempo
las perspectivas de género, equidad y derechos humanos para no dejar a nadie atrás.
Aumentar la financiación internacional y nacional. Las inversiones en salud y
paludismo contribuirán a lograr sociedades más sostenibles y equitativas. Si los países
disminuyen los niveles existentes de cobertura de las intervenciones por falta de
financiación, podrían venirse abajo algunos logros recientes en los esfuerzos mundiales
contra la malaria. Es necesario que haya un compromiso político de alto nivel que
se traduzca en una financiación previsible y a largo plazo en el ámbito de la salud,
entre otras cosas para los programas contra el paludismo. Si se incrementase el gasto
público en salud y se mejorasen las políticas al respecto se reduciría la probabilidad
de que los hogares tuviesen que hacer frente a dificultades financieras o renunciasen
a servicios de salud que salvan vidas. Además de obtener más financiación a nivel
nacional, mejorar la eficacia técnica y de distribución de recursos también puede
generar recursos adicionales para el paludismo y el sector de la salud. Se alienta a los
donantes internacionales a aumentar sus compromisos con los objetivos contra el
paludismo, asignando recursos a metas, planes y prioridades de programas nacionales
con miras a no dejar a nadie atrás. Hay que idear nuevas soluciones de financiación

26 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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para aprovechar los fondos para el desarrollo y los recursos del sector privado que
están surgiendo.
Contribuir a la creación de plataformas sólidas de prestación de servicios de
salud y a la atención primaria de salud para la cobertura sanitaria universal.
Muchas personas que viven en países donde la malaria sigue siendo un problema de
salud pública de primer orden aún no pueden acceder a servicios de salud esenciales
o se ven obligadas a caer en la pobreza extrema al pagar por ellos. Es hora de llegar
a todos los necesitados invirtiendo en atención primaria y de emergencias para que
sus servicios estén coordinados, sean de buena calidad y cuenten con medicamentos
y productos esenciales. Una colaboración y vínculos intensos entre los programas
antimaláricos y otros programas de salud ─como programas de salud reproductiva,
de la madre, el recién nacido, el niño y el adolescente; servicios de laboratorio, y
autoridades de reglamentación (para los dispositivos de diagnóstico, medicamentos e
insecticidas)─ resulta esencial para la entrega, aplicación y coordinación correcta de las
intervenciones contra la malaria. Los servicios comunitarios coordinados y centrados
en las personas, como la coordinación asistencial comunitaria integrada, tienen un papel
importante, en particular para las poblaciones que viven en zonas remotas o de difícil
acceso, y con las dificultades consiguientes para acceder a establecimientos de salud.
La atención comunitaria deberá ampliarse, no mediante proyectos aislados, sino como
un elemento integrado de un sistema de prestación más amplio. En muchos países
donde el paludismo es endémico, el sector privado es el primer punto de atención
para una parte importante de la población. La participación del sector privado en la
prestación de servicios requerirá una gobernanza eficaz de todo el sistema de salud,
tanto privado como público, para que la atención sea de calidad y los pacientes estén
protegidos financieramente, con independencia de dónde busquen esa atención. Eso
facilitará la presentación apropiada de informes a los sistemas nacionales de vigilancia
sobre todos los casos de paludismo, los resultados del tratamiento y las muertes.
Fortalecer el personal de salud y desarrollar habilidades para la malaria. El
personal de salud es una parte esencial del sistema de salud que debe ser valorada
y respetada. A pesar de ello, en casi todos los países donde la malaria es endémica
hay una escasez crónica de profesionales de la salud cualificados, las prácticas
clínicas son anticuadas, los sistemas de vigilancia son insuficientes y la vigilancia y la
evaluación son débiles. La capacidad de salud pública en muchos países sigue siendo
insuficiente para hacer frente a las prioridades de salud existentes, y mucho menos a
problemas de nueva aparición. Para lograr una sólida expansión de las intervenciones
contra el paludismo se requiere capacidad de análisis de datos, entre otras cosas
para desglosarlos por sexo, edad y otras categorías o dimensiones de inequidad.
Ese desglose permite detectar carencias o disparidades de salud a las que deberá
hacerse frente para responder a un entorno dinámico y para ofrecer soluciones
propias de las poblaciones que padecen desventajas, discriminación o exclusión. Se
necesita aumentar de forma significativa las capacidades de recursos humanos a nivel
nacional, de distrito y comunitario, como la de desplegar trabajadores de la salud para
atender a poblaciones tradicionalmente marginadas, desatendidas o discriminadas. Las
reglamentaciones sobre quién puede realizar pruebas y tratamientos deben alinearse
con las políticas para la expansión de servicios. Para satisfacer las necesidades de salud
de su población, los gobiernos deberán recurrir a una amplia gama de conocimientos
especializados, así como a capacidades, conocimientos y soluciones locales, para que
los recursos disponibles se utilicen sabiamente y haya servicios de calidad accesibles
para quienes los necesitan, teniendo en cuenta cuestiones de género, derechos
humanos y equidad y sin dejar a nadie atrás. La capacitación debe centrarse, entre
otras cosas, en el tratamiento de la enfermedad en poblaciones en riesgo, incluidas
todas las mujeres embarazadas. También es necesario hacer esfuerzos para reclutar,
capacitar y retener recursos humanos de salud representativos de las poblaciones
más afectadas por el paludismo y de grupos que sufren discriminación o que han sido
tradicionalmente marginados. La educación, capacitación y motivación de agentes de
salud, personal de programas, entomólogos e investigadores del campo de la malaria

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 27


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—incluido el debido asesoramiento, supervisión y remuneración— son clave para


resolver problemas y garantizar resultados. El mantenimiento de programas y de
capacidades de solidez contra la malaria reviste importancia capital en cada paso del
camino hacia eliminar la enfermedad y evitar que se reestablezca su transmisión. 
Empoderar a personas, familias y comunidades como participantes y
beneficiarios de sistemas de salud. La piedra angular del fortalecimiento de los
sistemas de salud es la atención primaria, y un elemento de importancia crítica es la
prestación de atención médica integral lo más cerca posible del entorno cotidiano
de las personas. La atención primaria de salud consiste, entre otras cosas, en tratar
sistemáticamente los determinantes más amplios de la salud y empoderar a las
personas, familias y comunidades para que logren el máximo nivel en ese ámbito,
como defensores de políticas de promoción y protección del bienestar y la salud;
como codesarrolladores de servicios sociales y de salud, y como cuidadores de
ellos mismos y de otros (19). Actualmente se reconoce que la participación de las
personas y comunidades en su propio cuidado y en el diseño de servicios para su
salud constituye un determinante clave para obtener mejores resultados. Un factor
esencial para lograr buenos resultados es la participación coherente de los líderes
comunitarios, las poblaciones atendidas y los asociados no gubernamentales que
ejecutan las intervenciones. Las intervenciones contra la malaria no pueden fructificar
a menos que las comunidades participen plenamente en el proceso y puedan disfrutar
de todos los beneficios del uso de los instrumentos de prevención y los tratamientos
recomendados. Los programas de comunicación y de cambio de comportamiento,
basados en pruebas y bien planificados, en la esfera de la salud pública son esenciales
para educar, hacer partícipes y movilizar a las comunidades afectadas sobre los
beneficios y el uso correcto de las medidas de prevención contra la malaria y, al mismo
tiempo, para que estas se sientan responsables de las iniciativas. La atención centrada
en las personas requiere que estas tengan la educación y el apoyo necesarios para
tomar decisiones y participar en su propio cuidado.
Hacer frente a los determinantes más amplios de la malaria. Las enormes
reducciones en las tasas de paludismo obtenidas durante el tiempo de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio se incrementaron más gracias a un período de crecimiento
económico y desarrollo importante, mejoras en infraestructuras y vivienda, una rápida
urbanización y mejoras generales en los sistemas de salud y la salud de la población. Con
todo, la rápida urbanización y migración a las ciudades condujo a veces a disparidades
en la vivienda que aumentaron la densidad de población y el hacinamiento. Muchos
factores sociales y ambientales siguen aumentando el riesgo de malaria de las personas
e impidiendo que accedan a servicios de prevención y atención de calidad garantizada.
Será necesario que los programas antimaláricos nacionales estén mejor integrados
con los procesos de desarrollo más amplios para incorporar la salud y la malaria en
las estrategias de reducción de la pobreza, los planes nacionales de desarrollo y las
estrategias regionales de cooperación para el desarrollo. La respuesta debería dejar
de centrarse en una sola enfermedad y adoptar un enfoque de salud en todas las
políticas. Se necesitan medidas políticas y comunitarias para tratar factores como el
medio ambiente, el clima, la marginación y la discriminación, la falta de educación, la
carencia de ingresos y la mala calidad de la vivienda. Otros sectores tienen un papel
importante que desempeñar, ya que pueden contribuir en los trabajos relacionados con
los criaderos de mosquitos vectores del paludismo y la transmisión de la enfermedad
(sector agrícola y ganadero, de riego, de planificación urbana, de agua y saneamiento
y de minería); servir como reservorios de parásitos de la malaria, y soportar la peor
parte de la carga socioeconómica de la morbilidad por paludismo.
Alentar la participación del sector privado de la salud. El sector privado
de la salud, incluidos los fabricantes, los establecimientos de salud y otros agentes,
desempeña una función vital en la entrega de bienes y servicios y en el desarrollo
de intervenciones nuevas y su puesta en el mercado. Hacen falta alianzas nuevas y
mejores para reforzar la cadena de suministro de bienes, las cuales pueden asimismo
desempeñar una función importante en la protección de los trabajadores contratados

28 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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para grandes proyectos de desarrollo y en el tratamiento de las personas infectadas.


Además, el sector privado puede desempeñar un papel importante movilizando
financiación interna, y contribuyendo a ella, para apoyar el programa.
Mejorar la función de coordinación del gobierno y la colaboración
transfronteriza de los programas antimaláricos. Es necesaria la coordinación
dentro de los países y entre ellos, dado el gran número de partes interesadas y
asociados: asociados para el desarrollo, fabricantes del sector privado, instituciones de
investigación y mundo académico, establecimientos de salud privados, organizaciones
no gubernamentales, trabajadores comunitarios de la salud y sistemas nacionales de
salud pública. Hay que establecer y reforzar la colaboración transfronteriza eficaz entre
los programas nacionales contra la malaria a fin de lograr la cobertura óptima de las
intervenciones en las zonas limítrofes, evitar la duplicación de esfuerzos y no dejar a
nadie atrás.

EL COSTO DE LA EJECUCIÓN DE LA
ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL
Para alcanzar más de un 80% de cobertura con las intervenciones actualmente
disponibles, las investigaciones en el campo de la malaria, incluidas las contribuciones
internacionales y las nacionales, tienen que aumentar considerablemente por encima
del gasto actual de US$ 3000 millones anuales. Se calcula que la inversión anual deberá
aumentar hasta un total de US$ 9300 millones por año para 2025 y US$ 10 300
millones para 2030. El costo de la ejecución se ha calculado a partir de las cantidades
de bienes que se requieren para ampliar las intervenciones, multiplicadas por el costo
unitario calculado para que el proveedor ponga en práctica cada intervención, y en un
análisis de los datos de vigilancia y financiación contenidos en los planes estratégicos
nacionales y los informes mundiales de la OMS sobre el paludismo (1). Está previsto
que se necesiten US$ 8515 millones en financiamiento adicional para investigación
y desarrollo durante el período 2021-2030, lo que representa una inversión anual
promedio de US$ 851 millones. Esta cifra proviene de un modelo ajustado de la cartera
de proyectos de investigación e innovación en malaria necesarios de aquí a 2030 (20).
El análisis del costo de la Estrategia se actualizará periódicamente a medida que
variables importantes, como los costos de los productos básicos, varíen con el tiempo.

CUANTIFICACIÓN DEL PROGRESO Y LAS


REPERCUSIONES A NIVEL MUNDIAL
El progreso mundial en la reducción de la morbilidad y la mortalidad y la eliminación
final de la malaria dependerán de las actividades de vigilancia de los países. Los
progresos realizados se cuantificarán mediante datos provenientes de muchas
fuentes, incluidos sistemas de información ordinarios, encuestas domiciliarias y de
establecimientos de salud y estudios longitudinales. Los avances deberán monitorearse
mediante una serie de por lo menos 13 indicadores de resultado y de repercusión
(cuadro 2) derivados de una serie mayor de indicadores recomendados por la OMS
y vigilados sistemáticamente por los programas antimaláricos. Ciertos indicadores
solo son válidos para conjuntos parciales de países que se definen por el grado de
endemicidad de la malaria (por ejemplo, el tratamiento preventivo intermitente en
África subsahariana) o por el punto alcanzado en el camino hacia la eliminación (por
ejemplo, la investigación de casos y focos para los programas destinados a actividades
de eliminación). En relación con otros indicadores, como los relativos al control

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 29


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vectorial, la población en riesgo que puede beneficiarse de la intervención puede ser


definida de distintas maneras por los programas que se hallan en diferentes puntos del
camino hacia la eliminación. Los países deberían procurar que en 2015 haya datos de
punto de partida para esos 13 indicadores de manera que se pueda seguir de cerca el
avance a lo largo del periodo de vigencia de la Estrategia.
A medida que los países adapten cada vez más sus combinaciones de intervenciones a
nivel subnacional, la medición de los indicadores para el seguimiento de los progresos
hacia los hitos de la Estrategia será más compleja y su interpretación requerirá mucho
cuidado. Por ejemplo, para medir la cobertura de una determinada intervención,
deberá tenerse en cuenta la población en riesgo (población que puede recibir la
intervención) y no la población de toda la unidad administrativa o del país. La agregación
a niveles nacional, regional y mundial también debe reflejar este hecho. Esto requerirá
un planteamiento diferente para diseñar muestras de encuestas de la población
actuales y dejar abierta la posibilidad de estudiar otros métodos novedosos para
medir la cobertura de la intervención. Los 13 indicadores seleccionados para hacer
un seguimiento de la Estrategia no se consideran estáticos; a medida que se vayan
ampliando las nuevas intervenciones, se irá actualizando la lista consiguientemente.

CUADRO 2. INDICADORES DE LA ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA


MALARIA 2016-2030 PARA DESPUÉS DE 2015

EFECTO

• Proporción del grupo de población en riesgo que la noche anterior durmió


protegida por un mosquitero tratado con insecticida
• Proporción del grupo de población en riesgo protegido por la fumigación de
interiores con efecto residual en los últimos 12 meses
• Proporción de las embarazadas que recibieron por lo menos tres dosis de
tratamiento preventivo intermitente de la malaria mientras asistían a la clínica de
control prenatal durante el embarazo anterior (solo para África subsahariana)
• Proporción de pacientes con diagnóstico presuntivo de malaria que fueron
sometidos a una prueba parasitológica
• Proporción de pacientes con malaria confirmada que recibieron tratamiento
antimalárico de primera línea de conformidad con las normas nacionales
• Proporción de los informes previstos de los establecimientos de salud que se
reciben a nivel nacional
• Proporción de casos de paludismo notificados en 24 horas (programa de eliminación)
• Proporción de casos investigados (programas de eliminación)
• Proporción de focos investigados (programas de eliminación)

RESULTADOS

• Incidencia de casos de malaria: número de casos confirmados por 1000 personas al año*
• Tasa de mortalidad por malaria: número de defunciones por esta causa por 100 000
personas al año*
• Número de países que eliminaron la malaria por primera vez desde 2015
• Número de países que estaban exentos de malaria en 2015 y en los que la
enfermedad se reestableció

* En algunos países donde los sistemas de vigilancia rutinaria tienen unos bajos niveles de cobertura e
integridad, la prevalencia del parásito (es decir, la proporción de la población que se ha demostrado que
ha sido infectada por parásitos de la malaria mediante encuestas comunitarias) se utiliza como base
para cuantificar la morbilidad o como covariable en el cálculo de la proporción de muertes debidas a
la enfermedad. En esos países, la prevalencia de parásitos, aunque no es un indicador del efecto de la
estrategia, sí que aporta información fundamental para medir los avances logrados.

30 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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LA FUNCIÓN DE LA SECRETARÍA
La Secretaría seguirá apoyando a los Estados Miembros y colaborando estrechamente
con organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, donantes, organizaciones
no gubernamentales, instituciones investigadoras y académicas y todos los demás
asociados técnicos cuyo trabajo sea fundamental para la aplicación correcta de la
presente Estrategia. La Secretaría emprenderá las actividades siguientes para ayudar
a lograr las metas mundiales, regionales y nacionales de control y eliminación de la
malaria.
La Secretaría continuará recomendando, comunicando y divulgando orientaciones
normativas, asesoramiento de políticas y orientaciones sobre la ejecución para apoyar la
actuación de los países. Procurará que su proceso de elaboración de recomendaciones
─que incluye al Grupo Consultivo sobre Políticas contra el Paludismo y grupos
de desarrollo de directrices propios de cada zona─ se adapte a las circunstancias
rápidamente cambiantes de la malaria, y su orientación técnica mundial se actualice
regularmente para incorporar intervenciones innovadoras de eficacia comprobada. La
Secretaría seguirá evaluando y precalificando los productos de control vectorial, los
medios de diagnóstico y los medicamentos antimaláricos.
La Secretaría ofrecerá orientación y apoyo técnico a los Estados Miembros para que
examinen y pongan al día su estrategia nacional contra la malaria con arreglo a las
medidas prioritarias descritas en la presente Estrategia. Velará por fortalecer su propia
capacidad en los niveles mundial, regional y nacional a fin de encabezar un esfuerzo
coordinado mundial destinado a reducir la carga de morbilidad por lo menos un 90%
de aquí a 2030, y a apoyar la aplicación de todas las recomendaciones de la presente
Estrategia. Colaborará con los Estados Miembros para trazar planes regionales de
ejecución, según corresponda.
La Secretaría apoyará a los países para que fortalezcan su sistema nacional de vigilancia
de la malaria con el fin de mejorar la calidad, disponibilidad y gestión de los datos
sobre la malaria, y de optimizar el uso de estos datos para la toma de decisiones y las
respuestas programáticas. Vigilará la ejecución de la estrategia y evaluará regularmente
los progresos realizados en la consecución de los hitos y objetivos fijados para 2025 y
2030. También apoyará a los países para que formulen metas e indicadores nacionales
apropiados para facilitar el monitoreo subregional de los progresos realizados.
De conformidad con sus funciones básicas, la Secretaría seguirá vigilando las tendencias
mundiales y regionales de la malaria y poniendo estos datos a disposición de los
países y los asociados mundiales contra la enfermedad. Respaldará las iniciativas para
vigilar la eficacia de los medicamentos, las pruebas diagnósticas y las intervenciones
de control vectorial y, a tal efecto, gestionar bases de datos mundiales sobre eficacia
de medicamentos, resistencia a los insecticidas y otras amenazas biológicas para el
control y eliminación de la malaria. Informará regularmente a los órganos deliberantes
regionales y mundiales de la Organización, a la Asamblea General de las Naciones
Unidas y a otros organismos de las Naciones Unidas.
La OMS fomentará y alentará las investigaciones y la generación de conocimientos
que se requieren para acelerar el avance hacia un mundo sin malaria.
La presente Estrategia se actualizará a intervalos regulares a fin de lograr su vinculación
con las más recientes recomendaciones normativas y las orientaciones técnicas
complementarias.

ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 31


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SINOPSIS DE LA ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL


VISIÓN: UN MUNDO EXENTO DE PALUDISMO

OBJETIVOS HITOS METAS

2020 2025 2030

1. Reducir las tasas de mortalidad por malaria en Al menos Al menos Al menos


todo el mundo en comparación con las de 2015 un 40% un 75% un 90%
2. Reducir la incidencia de casos de malaria en Al menos Al menos Al menos
todo el mundo en comparación con la de 2015 un 40% un 75% un 90%
3. Eliminar la malaria en los países en los que seguía Por lo menos Por lo menos Por lo menos
habiendo transmisión de la enfermedad en 2015 10 países 20 países 35 países

4. Prevenir el restablecimiento de la enfermedad Restablecimiento Restablecimiento Restablecimiento


en todos los países sin malaria evitado evitado evitado

PRINCIPIOS

• La responsabilización y el liderazgo de los países, junto con la participación positiva de las


comunidades, son esenciales para acelerar los avances mediante un planteamiento multisectorial.
• Todos los países pueden acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación mediante combinaciones de
intervenciones adaptadas a los contextos locales.
• Mejora de los resultados utilizando datos para estratificar y adaptar las intervenciones al contexto local.
• La equidad en el acceso a los servicios de salud de calidad, especialmente para poblaciones en
situación de desventaja, discriminación y exclusión, es fundamental.
• Innovación en intervenciones para que los países impulsen al máximo los avances en el camino hacia
la eliminación.
• Un sistema de salud resiliente que sustente el éxito general de la respuesta al paludismo.

MARCO ESTRATÉGICO

– que comprende tres pilares principales, con dos elementos de apoyo: 1) innovación e investigación, y 2)
un entorno propicio sólido
Maximizar el efecto de las intervenciones actuales que salvan vidas
• Pilar 1. L ograr el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria como parte de
la cobertura sanitaria universal
• Pilar 2. Acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación y alcanzar el estado exento de malaria
• Pilar 3. Transformar la vigilancia malárica en una intervención clave
Elemento de apoyo 1. Aprovechar las innovaciones y ampliar las investigaciones
• Investigación básica para fomentar la innovación y la creación de intervenciones nuevas y mejoradas
• Realización de investigaciones para optimizar la repercusión y la costoeficacia de las
intervenciones existentes
• Medidas para facilitar la adopción rápida de intervenciones nuevas
Elemento de apoyo 2. Fortalecimiento del entorno propicio para obtener resultados sostenibles
y equitativos
• Compromisos políticos y de financiación sólidos
• Enfoques multisectoriales y colaboraciones transfronterizas y regionales
• Función rectora del sistema de salud en su totalidad, incluido el sector privado, con un sólido apoyo
de reglamentación
• Fortalecimiento de la capacidad para la gestión eficaz de los programas y la investigación

32 ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021


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REFERENCIAS
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ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL CONTRA LA MALARIA 2016–2030 | ACTUALIZACIÓN 2021 33


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PARA MÁS INFORMACIÓN, POR FAVOR CONTACTAR AL:

Programa Mundial sobre Malaria


Organización Mundial de la Salud
20 Avenue Appia
1211 Ginebra 27
Suiza
GMPinfo@who.int

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