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Mundial contra la
Malaria 2016–2030
ACTUALIZACIÓN 2021
Estrategia Técnica
Mundial contra la
Malaria 2016–2030
ACTUALIZACIÓN 2021
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Estrategia técnica mundial contra la malaria 2016-2030, actualización 2021 [Global technical strategy for
malaria 2016-2030, 2021 update]
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technical strategy for malaria 2016-2030, 2021 update]. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 2021.
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ÍNDICE
PREFACIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . v
NOTA DE AGRADECIMIENTO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . vi
ANTECEDENTES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
VISIÓN, OBJETIVOS Y PRINCIPIOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
LA NECESIDAD DE UNA ESTRATEGIA TÉCNICA ACTUALIZADA
DESPUÉS DE 2015 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA ESTRATEGIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
EL CAMINO HACIA LA ELIMINACIÓN DE LA MALARIA. . . . . . . . . . . . . . 8
MARCO ESTRATÉGICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
LOS TRES PILARES DE LA ESTRATEGIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pilar 1. Lograr el acceso a la prevención, el diagnóstico
y el tratamiento de la malaria como parte
de la cobertura sanitaria universal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pilar 2. Acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación
de la malaria y alcanzar el estado exento de la enfermedad.. . . . . . . 16
Pilar 3. Transformar la vigilancia malárica en una intervención clave . . . 19
ELEMENTOS DE APOYO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Elemento de apoyo 1. Aprovechar las innovaciones y ampliar
las investigaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Elemento de apoyo 2. Fortalecimiento del entorno propicio
para obtener resultados sostenibles y equitativos . . . . . . . . . . . . . . . . 25
EL COSTO DE LA EJECUCIÓN DE LA ESTRATEGIA
TÉCNICA MUNDIAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
CUANTIFICACIÓN DEL PROGRESO Y LAS REPERCUSIONES
A NIVEL MUNDIAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
LA FUNCIÓN DE LA SECRETARÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
SINOPSIS DE LA ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL. . . . . . . . . . . . . . . . . 32
REFERENCIAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
PREFACIO
En la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2015, los Estados Miembros
adoptaron la Estrategia Técnica Mundial de la OMS contra la Malaria 2016-2030.
La Estrategia está diseñada para guiar y apoyar a todos los países afectados
por la malaria en su trabajo por reducir el sufrimiento humano que causa la
enfermedad transmitida por mosquitos más mortal del mundo.
Al adoptar la Estrategia, los Estados Miembros respaldaron la audaz visión de
un mundo libre de malaria y establecieron la ambiciosa meta de reducir en
un 90% la carga mundial de la enfermedad para 2030. También coincidieron
en la necesidad de que los sistemas de salud llegasen a todas las personas en
peligro de padecer la enfermedad, con los servicios necesarios para prevenirla,
detectarla y tratarla, independientemente de su ciudadanía o capacidad de pago.
En la Estrategia se hizo un llamamiento a la obtención de datos de vigilancia de
alta calidad para la toma de decisiones y la innovación en el marco de nuevos
instrumentos y planteamientos para el control de la malaria. Se destacó también DR TEDROS ADHANOM
la necesidad urgente de invertir de forma considerable en todas las áreas de GHEBREYESUS
intervención, incluidas las medidas preventivas, las pruebas de diagnóstico, el
tratamiento y la vigilancia de la morbilidad. DIRECTOR GENERAL DE LA
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
En la presente versión actualizada de la Estrategia, respaldada por la Asamblea
Mundial de la Salud en mayo de 2021 a través de la resolución WHA74.9, se
reflejan las lecciones aprendidas en la respuesta mundial a la enfermedad en los
últimos cinco años. Aunque los hitos y las metas siguen siendo iguales, nuestro
planteamiento para hacer frente a la malaria, en algunas esferas, ha evolucionado
con miras a adaptarse al panorama cambiante de la enfermedad.
Desde 2015, la financiación mundial para el control y la eliminación de la malaria
se ha estabilizado. Los avances en la reducción de casos y muertes se han
estancado en niveles inaceptablemente altos: cada año se registran más de 200
millones de casos y 400 000 muertes. Esa estabilización en la financiación y los
avances nos ha obligado a responder con nuevas soluciones.
Mediante la iniciativa «De gran carga a gran impacto», puesta en marcha en 2018,
los países más afectados por la malaria se han ido alejando de una estrategia igual
para todos, para optar en su lugar por combinaciones de intervenciones que
se adapten a los entornos locales. Al adoptar ese planteamiento más específico,
los países pueden aprovechar al máximo los recursos disponibles al tiempo que
garantizan la eficiencia y la equidad en sus respuestas al paludismo.
La iniciativa «De gran carga a gran impacto» se basa en el principio de que
nadie debería morir de una enfermedad que es prevenible y tratable. Es un
ejemplo del tipo de planteamiento que necesitamos para volver a responder
debidamente a la malaria y lograr las metas de la presente Estrategia para 2030.
La experiencia nos muestra que con inversiones adecuadas, un compromiso
político sólido y la combinación correcta de estrategias, podemos lograr
grandes avances en la lucha contra este complicado enemigo. Deberíamos
actuar con determinación y centrarnos específicamente en nuestro objetivo
compartido: crear un mundo en el que nadie muera de malaria. Estoy seguro
que si respondemos con urgencia y determinación, podemos vencer a esta
enfermedad de una vez por todas.
NOTA DE AGRADECIMIENTO
La elaboración de la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030
se ha basado en un amplio proceso de consultas, que se inició en junio de
2013 y culminó en la adopción del documento por la 68.ª Asamblea Mundial
de la Salud, en mayo de 2015. La Estrategia ha sido formulada en estrecha
colaboración con numerosos colegas y asociados del mundo entero bajo la
dirección general de Robert Newman, John Reeder y Pedro Alonso, Directores
del Programa Mundial sobre Malaria.
La preparación de la Estrategia original corrió a cargo de un comité directivo
presidido por Pedro Alonso e integrado por Kevin Baird, David Brandling-
Bennett, Tom Burkot, Lesong Conteh, Azra Ghani, Margaret Gyapong, Corine
Karema, Sandii Lwin, Fatoumata Nafo-Traore, Bernard Nahlen, Abdisalan Noor,
Gao Qi, Ciro de Quadros, Ana Carolina Santelli y Wichai Satimai, con el apoyo
de Erin Shutes, Kristine Silvestri, Sunetra Ghosh y George Davis de la Secretaría.
Los Asesores Regionales de la OMS para la malaria y sus equipos en las oficinas
regionales y de país han enriquecido y apoyado ampliamente las siete consultas
regionales que han propiciado la participación de más de 400 expertos técnicos,
en representación de más de 70 Estados Miembros en 2014. Son de agradecer
las contribuciones al Programa Mundial sobre Malaria de todos ellos, en especial
de Hoda Atta, Keith Carter, Eva Christophel, Elkhan Gasimov, Leonard Ortega
e Issa Sanou.
En el marco del Programa Mundial sobre Malaria se puso en marcha un proceso
consultivo para examinar los avances realizados en relación con los hitos
para 2020 y la correspondiente actualización de la Estrategia en ese mismo
año. El Departamento agradece la orientación de los Estados Miembros que
participaron en dos sesiones de información y de los panelistas y participantes
del seminario web sobre la actualización de la Estrategia Técnica Mundial de la
OMS contra la Malaria 2016-2030. La Estrategia actualizada fue redactada en el
marco del Programa Mundial sobre Malaria, con las aportaciones de los Asesores
Regionales para la malaria. El documento se benefició de las contribuciones de
otros departamentos de la OMS y de una amplia gama de partes interesadas
mundiales. El Grupo Consultivo sobre Políticas contra el Paludismo de la OMS,
compuesto por las siguientes personas, examinó y proporcionó información
clave: Samira Abdelrahman, Ahmed Adeel, Evelyn Ansah, Graham Brown,
Tom Burkot, Gabriel Carrasquilla, Maureen Coetzee, Umberto d’Alessandro,
Abdoulaye Djimde, Azra Ghani, Caroline Jones, Patrick Kachur, Nilima Kshirsagar,
Fredros Okumu, Gao Qi, Arantxa Roca-Feltrer y Dyann Wirth.
Toda la información relativa a la preparación de la Estrategia original y los
miembros del Comité Directivo, así como al proceso seguido para la actualización
de 2021 está disponible en el siguiente enlace: https://www.who.int/teams/
global-malaria-programme/global-technical-strategy-for-malaria-2016-2030
ANTECEDENTES
La malaria ha causado estragos en la humanidad desde la antigüedad y lo
sigue haciendo hoy en día. A pesar de que la enfermedad se puede prevenir y tratar,
sigue ejerciendo efectos devastadores en la salud y el modo de vida de las personas en
todo el mundo. En 2019, alrededor de 4000 millones de personas estaban en peligro
de contraer la enfermedad en 87 países, territorios y áreas. Se calcula que en ese año
se produjeron 229 millones de casos (para un rango comprendido entre 211 y 252
millones) y murieron unas 409 000 personas (rango entre 387 000 y 460 000), en
su mayoría niños menores de 5 años en África subsahariana (1). En la mayor parte
de los países donde es endémica, la enfermedad afecta desproporcionadamente a
las personas que padecen marginación, pobreza y exclusión, que tienen un acceso
limitado a los establecimientos de salud y que no pueden costearse el tratamiento
recomendado. La malaria es a la vez una consecuencia y una causa de pobreza
y desigualdad.
Entre 2001 y 2015, una ampliación considerable de las intervenciones antimaláricas
ayudó a disminuir en un 30% la incidencia mundial de la enfermedad y a reducir en un
47% su tasa de mortalidad, de modo que se evitaron unos 4,3 millones de muertes
(1). Se alcanzó la meta 6.C del Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) 6 de las
Naciones Unidas, a saber: «Haber detenido y comenzado a reducir, para el año 2015,
la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves». En la Región de África de
la OMS, la tasa de mortalidad por paludismo en niños menores de 5 años se redujo
en un 58%, y 55 de los 106 países que tenían transmisión en 2000 estaban en vías de
reducir la incidencia de la enfermedad en un 75% para 2015, un objetivo establecido
por la Asamblea Mundial de la Salud en 2005 en la resolución WHA58.2 sobre el
control del paludismo (2). En ese contexto de logros sin precedentes, se elaboró
la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030, la cual fue aprobada por
la Asamblea Mundial de la Salud de 2015 mediante la resolución WHA68.2. En la
Estrategia se establecen objetivos ambiciosos pero alcanzables, con hitos quinquenales
que conducen a las metas para 2030 consistentes en reducir la incidencia y las tasas
de mortalidad por la malaria en al menos un 90% en comparación con la línea de base
de 2015, interrumpir la transmisión de la enfermedad en al menos 35 países e impedir
su restablecimiento en todos los países libres de ella. Esas metas son consistentes con
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Estos objetivos se aplican a todos los tipos de paludismo humano y se han elaborado
después de examinar i) las metas de los programas nacionales contra el paludismo, las
cuales figuran en sus planes estratégicos nacionales, y un análisis detallado para adaptar
las intervenciones a nivel subnacional a los países con mayor carga; ii) la magnitud de
las disminuciones del número de casos y defunciones por esta enfermedad entre
2000 y 2019, según los datos notificados a la OMS, y iii) los resultados de modelos
matemáticos actualizados de transmisión de la malaria con el fin de estimar el posible
efecto de diferentes combinaciones de intervenciones recomendadas entre 2016 y
2030. Para el análisis de los modelos se asume que al ampliar el uso de mosquiteros
tratados con insecticidas de nueva generación se reducirá el efecto futuro de la
resistencia a los piretroides. Con todo, en el análisis no se han tenido en cuenta
variaciones en megatendencias importantes que se sabe que tienen un efecto en
la malaria, como las mejoras en la vivienda, la electrificación rural y otros cambios
en la utilización de las tierras y la superficie terrestre relacionados con el desarrollo
socioeconómico. A pesar de los últimos datos que indican un claro estancamiento en
los avances desde 2015 y en la financiación, y a pesar de las interrupciones debidas a
la pandemia de COVID-19, los objetivos adoptados por la 68.ª Asamblea Mundial de
la Salud en 2015 permanecen sin cambios y alineados con los ODS.
La elaboración de modelos sugiere que si la cobertura de las intervenciones antimaláricas
se mantiene en sus niveles actuales, la incidencia podría aumentar moderadamente.
Ahora bien, ese aumento y sus consecuencias podrían evitarse mediante esfuerzos
concertados para optimizar las medidas que existen en la actualidad, con niveles de
cobertura superiores al 80% en las poblaciones en peligro y mejorando la calidad de los
servicios. Tales esfuerzos podrían reducir significativamente la incidencia y las muertes
por malaria. Teniendo en cuenta que alcanzar dicho nivel de cobertura resultaría difícil
en la práctica, se necesitan más innovaciones en las intervenciones para reducir la carga
del paludismo en las zonas donde las tasas de transmisión son elevadas y en las zonas y
para los grupos de población a los que actualmente es difícil llegar con las intervenciones
actuales, y para interrumpir la transmisión en entornos cercanos a la eliminación.
Seis principios, incluido un nuevo principio, subyacen a la Estrategia contra la Malaria.
La responsabilización y el liderazgo de los países, junto con la participación positiva1 de
las comunidades, son esenciales para acelerar los avances mediante un planteamiento
multisectorial. Todos los países pueden acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación
mediante combinaciones de intervenciones adaptadas al contexto local: mejora de
los resultados utilizando datos para estratificar y adaptar las intervenciones contra
1
Definición: «La participación significativa requiere que las personas tengan derecho a participar en las
decisiones que les afectan directamente, como el diseño, la aplicación y el monitoreo de las intervenciones
de salud». (https://www.who.int/gender-equity-rights/understanding/participation-definition/en/)
Este marco debería ser el fundamento de las estrategias de los programas nacionales
y subnacionales al respecto. En él se define un camino claro y ambicioso durante los
próximos 10 años para los países donde la malaria es endémica y para sus asociados
con miras a controlar y eliminar la enfermedad. En la Estrategia se definen las esferas
en las que serán esenciales soluciones innovadoras para alcanzar los hitos y metas
y la importancia de incorporarlas rápidamente en la respuesta nacional contra el
paludismo. También se resumen los costos estimados de la ejecución de la Estrategia
y se presenta una estimación actualizada de los costos de investigación y desarrollo
relativos a las nuevas intervenciones.
PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA
ESTRATEGIA
En virtud del apoyo manifestado por los Estados Miembros en la 66.ª Asamblea
Mundial de la Salud a la elaboración de una estrategia mundial contra el paludismo
para después de 2015, la Secretaría celebró siete consultas regionales (8). Se consultó
a más de 400 expertos en representación de programas nacionales contra la malaria,
ministerios de salud, instituciones de investigación y asociados encargados de la
ejecución. La Secretaría dirigió la tarea con el apoyo del Comité Consultivo sobre
Políticas contra el Paludismo (ahora el Grupo Consultivo sobre Políticas contra el
Paludismo) y un comité de orientación exclusivo integrado por destacados expertos
en la enfermedad, científicos y representantes de países donde la malaria es endémica,
que aportaron más opiniones elaboradas sobre el proyecto inicial del documento. A
continuación, la Secretaría preparó una versión revisada para someterla a una consulta
en línea entre el 11 de julio y el 15 de agosto de 2014, y la 68.ª Asamblea Mundial de
la Salud adoptó en mayo de 2015 (WHA68.2) la versión final.
En 2019, el Grupo Consultivo Estratégico sobre la Erradicación del Paludismo evaluó
el progreso y detectó una serie de esferas en las que había margen de mejora en la
Estrategia actual. Una en particular fue la necesidad de que los países pudieran adaptar
la Estrategia mundial a su contexto local y maximizar la aplicación de medidas de
eficacia conocida, una tarea difícil cuando los sistemas de salud son débiles. Se destacó
que la implicación comunitaria y el liderazgo nacional eran elementos críticos, así como
la mejora de la vigilancia nacional y el fortalecimiento de la capacidad de la fuerza
laboral. En muchos casos, la financiación era el factor limitante para una aplicación más
generalizada. El Grupo también recomendó que se realizaran exámenes quinquenales
de la Estrategia para poder detectar y resolver carencias.
El proceso de actualización de la Estrategia se puso en marcha en 2020 para reflexionar
sobre los avances realizados con respecto a los hitos para 2020, incluir las enseñanzas
extraídas hasta ese momento y resaltar problemas imprevistos, como la COVID-19,
con miras a lograr resultados y acelerar el avance hacia los hitos de reducción de la
carga para 2025. Las oficinas regionales de la OMS participaron en la planificación
haciendo referencia a los marcos regionales quinquenales y aportando observaciones
sobre su desarrollo. En septiembre de 2020 se celebró una reunión informativa de los
Estados Miembros para examinar las actualizaciones previstas y analizar los resultados
y el cálculo de costos con miras a fundamentar las revisiones. Las esferas que en
ella se propusieron actualizar se presentaron y discutieron en una sesión abierta de
la reunión del Grupo Consultivo sobre Políticas contra el Paludismo celebrada en
diciembre de 2020 y en un seminario web virtual abierto a todo el público al que
asistieron asociados y responsables de programas de países celebrado en enero de
2021. Las aportaciones de esas sesiones se incorporaron a la Estrategia revisada, la
cual se presentó a los Estados Miembros para que formularan observaciones en una
sesión informativa de la OMS celebrada en abril de 2021. La Estrategia actualizada se
vinculó con el informe sobre los avances en la lucha contra la malaria presentado a la
74.ª Asamblea Mundial de la Salud y se publicó poco después.
MARCO ESTRATÉGICO
Con el fin de acelerar el avance hacia la eliminación de la enfermedad, la OMS insta a
los países afectados y a la comunidad mundial interesada en la malaria a que maximicen
los efectos de las intervenciones existentes que sirven para salvar vidas. Mientras no
se obtengan intervenciones nuevas y mejores, es urgente la necesidad de adoptar y
ampliar las estrategias recomendadas por la OMS para mejorar la eficacia y prevenir
muertes evitables por malaria. La Estrategia se basa en tres pilares y dos elementos
de apoyo que orientan las actividades mundiales para avanzar hacia la eliminación de
la malaria, los cuales se resumen a continuación.
• Pilar 1. Lograr el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento
de la malaria como parte de la cobertura sanitaria universal. El
conjunto de intervenciones recomendado por la OMS —control vectorial,
quimioprofilaxis, pruebas diagnósticas y tratamiento— puede disminuir
extraordinariamente la morbilidad y la mortalidad. El objetivo principal de
los programas nacionales contra el paludismo en zonas de transmisión de
moderada a alta es lograr que las poblaciones en peligro tengan un acceso
equitativo a la combinación adecuada de intervenciones para prevenir,
diagnosticar y tratar el paludismo, sin por ello sufrir dificultades financieras.
Los descensos de las tasas de incidencia y mortalidad maláricas son indicadores
del éxito. La OMS recomienda aplicar las dos series de intervenciones en
forma complementaria: i) estrategias de prevención basadas en el control
vectorial y, en determinadas circunstancias y ciertos grupos de población, la
administración de quimioprofilaxis, y ii) el diagnóstico y el tratamiento eficaz
y rápido de la malaria en los establecimientos de salud públicos y privados del
nivel comunitario. La respuesta estratégica de los programas debería basarse
en el análisis de datos pasados y actuales sobre intensidad e incidencia de
la transmisión del paludismo; la vulnerabilidad contextual relativa al huésped
humano, los parásitos, los vectores y el medio ambiente, y el acceso a servicios,
todo ello con miras adaptar las intervenciones al contexto local y lograr un uso
eficiente y equitativo de los recursos.
Control de vectores
Lograr el efecto máximo del control vectorial. El control de vectores es un
componente esencial del control y la eliminación de la malaria. La capacidad de los
vectores para transmitir los parásitos y su vulnerabilidad a las medidas antivectoriales
varían según la especie de mosquito y acusan la influencia de factores ambientales. El
control vectorial debe basarse en los datos epidemiológicos y entomológicos locales. En
la actualidad, la OMS recomienda la implementación de una de las dos intervenciones
de control de vectores ampliamente aplicables, a saber, los mosquiteros tratados con
insecticidas y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual. Mediante
los programas nacionales contra el paludismo es necesario que todas las personas en
peligro de contraer la enfermedad estén protegidas mediante el suministro, el uso y
la sustitución oportuna de esos mosquiteros o mediante una fumigación regular de
ese tipo. Dependiendo del contexto del país, pueden aplicarse esas dos soluciones en
diferentes áreas geográficas. Además de los mosquiteros tratados con insecticidas y
la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual, podría ser adecuado el
despliegue de otras intervenciones de control de vectores en determinados entornos.
La más habitual es la aplicación regular de insecticidas biológicos o químicos en masas
de agua (es decir, la eliminación de larvas).
Construir y mantener una vigilancia, monitoreo y evaluación entomológica
adecuada. Para aplicar una respuesta eficaz de control vectorial, los sistemas
nacionales de vigilancia deben incluir la vigilancia entomológica, el seguimiento de la
cobertura y la evaluación del efecto de las intervenciones de control vectorial. Los
países deberían reunir datos de todas partes, incluidas las zonas sin malaria pero en
riesgo de restablecimiento.
Control de la resistencia a los insecticidas y transmisión residual. La creciente
resistencia fisiológica de los mosquitos Anopheles a los insecticidas supone una amenaza
importante que requiere una respuesta urgente y coordinada. Para monitorear esa
amenaza y orientar las respuestas ante ella en el ámbito nacional, la OMS puso en
marcha en 2014 el Mapa de los Desafíos de la Malaria. Además, todos los países
donde el paludismo es endémico necesitan elaborar y ejecutar planes de monitoreo y
control de la resistencia a los insecticidas (10, 11).
Hay muchas situaciones en que la transmisión de los parásitos maláricos continúa a
pesar de haberse logrado una cobertura alta con mosquiteros tratados con insecticidas
o fumigación de interiores con insecticidas de acción residual. Eso subraya la necesidad
de realizar un monitoreo pormenorizado de la dinámica de transmisión local, incluida
la resistencia a los insecticidas y la genómica vectorial, y de nuevas intervenciones
para responder a la resistencia y subsanar las lagunas existentes, principalmente el
problema de las picaduras en exteriores.
Actualmente se están evaluando muchas nuevas intervenciones de control vectorial
para generar una base de conocimientos que sirva de guía para la elaboración de
recomendaciones de la OMS y la precalificación en los próximos años. Muchas de
esas intervenciones costarán más que las actuales, lo que pondrá de manifiesto la
necesidad de contar con un proceso de priorización completo en los países basado
en datos locales sobre el costo y la eficacia de las posibles alternativas y en el que
se tengan en cuenta las cuestiones de equidad, género y derechos humanos para su
puesta en marcha. Esas necesidades de priorización van más allá del control vectorial y
reflejan la necesidad tener en cuenta todas las intervenciones disponibles para mejorar
los resultados.
Quimioprofilaxis
Ampliar el tratamiento preventivo para evitar la enfermedad en los grupos más
vulnerables. Las estrategias de tratamiento preventivo son elementos fundamentales
altamente costoeficaces de la estrategia múltiple para reducir la carga de morbilidad
y la transmisión. La ralentización en los avances de la lucha contra la malaria desde
2015 subraya la necesidad de ampliar de forma sustancial el uso de la quimioprofilaxis
en países que intentan reducir la carga de morbilidad. Esas intervenciones acaban con
las infecciones existentes y previenen las consecuencias de la parasitemia, como son
la enfermedad y la muerte. Existe una serie de estrategias de quimioprofilaxis que
deberían tenerse en cuenta en función de la intensidad y la época de transmisión y del
nivel local de resistencia de los parásitos a los medicamentos antimaláricos.
En la actualidad, las estrategias de tratamiento preventivo recomendadas por la OMS
incluyen el tratamiento preventivo intermitente de las embarazadas y los menores
de 1 año, así como la quimioprofilaxis estacional contra la malaria de los menores
de 6 años.2 Esas intervenciones se recomiendan en las zonas de transmisión entre
moderada y alta en África subsahariana; la quimioprofilaxis estacional se recomienda
únicamente en las zonas de intensa transmisión estacional en la subregión del Sahel.
Las estrategias de quimioprofilaxis deberían adaptarse al contexto local; por ejemplo,
el número de intervenciones de quimioprofilaxis estacional debería ser suficiente para
cubrir la temporada de transmisión, y deberían estudiarse también posibles estrategias
alternativas al tratamiento preventivo intermitente de las embarazadas e, incluso, al de
los menores de 1 año. Las actuales estrategias de tratamiento preventivo se centran en
la malaria por P. falciparum pero merece la pena estudiar otros tipos de la enfermedad.
Proteger a todos los viajeros y migrantes que no son inmunes. La
quimioprofilaxis consiste en administrar dosis subterapéuticas de medicamentos
antimaláricos a intervalos regulares suficientes para prevenir la enfermedad. Por
lo general la quimioprofilaxis se recomienda para los personas no inmunizadas de
malaria que viajan a zonas en las que existe transmisión de la enfermedad, de la mano
de consejos y medidas que deben adoptarse para evitar las picaduras de los vectores.
La quimioprofilaxis también se recomienda para personas que viven en entornos
endémicos y que tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad. Puesto que cada
vez se controla mejor la malaria y muchas personas crecen sin verse suficientemente
expuestas a la enfermedad como para adquirir inmunidad natural, será cada vez más
importante estudiar cómo utilizar de la mejor manera posible los medicamentos
antipalúdicos para proteger a esas personas cuando visitan zonas con riesgo de malaria.
2
Sección 4.2: Preventive chemotherapies & Mass drug administration en las directrices de la OMS sobre la
malaria (7).
Sección 5.2.5, Reducing the transmissibility of treated P. falciparum infection in areas of low-intensity
3
ELEMENTOS DE APOYO
ELEMENTO DE APOYO 1. APROVECHAR LAS INNOVACIONES Y
AMPLIAR LAS INVESTIGACIONES
Se espera contar con nuevas intervenciones (instrumentos, tecnologías y estrategias)
para mejorar la lucha contra el paludismo durante la vigencia de la presente Estrategia.
Algunas de ellas pueden consistir en medicamentos nuevos y más efectivos,
combinaciones de medicamentos, medios de diagnóstico mejorados, vacunas, nuevos
insecticidas, otras intervenciones innovadoras de control vectorial y soluciones
genómicas. En los programas deberían llevarse a cabo investigaciones pertinentes
sobre la aplicación para mejorar las estrategias y aplicar intervenciones existentes de la
manera más eficaz y eficiente posible en sus contextos locales. La investigación sobre
Control de vectores
Que las poblaciones puedan acceder de manera oportuna y asequible a las
intervenciones eficaces de control vectorial que necesitan, incluidas las intervenciones
necesarias para reducir la resistencia a los insecticidas y la transmisión residual, es
un componente clave de las medidas de control y eliminación del paludismo.
Se están elaborando numerosas intervenciones con el objetivo de hacer frente a
esos problemas. Cabe mencionar insecticidas nuevos, formulaciones o métodos de
aplicación, nuevas sustancias para atraer o repeler mosquitos, agentes bioactivos
nuevos (por ejemplo hongos o endosimbiontes), nuevos puntos de ataque en el ciclo
vital de los mosquitos (por ejemplo alimentación con azúcar o fases de apareamiento
y oviposición), mosquitos modificados genéticamente y endectocidas. También se
necesitan intervenciones para proteger a las personas cuando están al aire libre. Se
están explorando estrategias nuevas para mejorar la implantación de intervenciones,
como el uso novedoso de tecnologías de teléfono móvil y la cartografía digital.
La mejora de las intervenciones existentes de control vectorial (mosquiteros tratados
con insecticidas y fumigación de interiores con insecticidas de acción residual) y la
evaluación rigurosa de esas mejoras es un esfera prioritaria que requiere mayor
atención, dados los grandes y continuos gastos que se producen en esas intervenciones.
Además de evaluar el efecto de los ingredientes activos nuevos o reutilizados que se
utilizan en los mosquiteros tratados con insecticidas y en los insecticidas de acción
residual utilizados para la fumigación de interiores, es importante el desarrollo y la
validación de mosquiteros con acción residual prolongada y físicamente resistentes.
Los países y la comunidad mundial tienen que colaborar con el sector privado y las
instituciones de investigación para evaluar las intervenciones candidatas y desarrollar
métodos nuevos, o mejorar los existentes, para probar la resistencia a los insecticidas,
entre otras cosas definiendo y validando marcadores de resistencia.
Hay que tener una cartera bien surtida de agentes terapéuticos y de quimioprofilaxis
en estudio porque la utilidad a largo plazo de cualquier medicamento o asociación
medicamentosa se ve amenazada por el surgimiento y la propagación de la
farmacorresistencia. La asociación ideal sería un tratamiento seguro, eficaz y
asequible en dosis única que produjera la curación radical, disminuyera la capacidad
de transmisión de los gametocitos, ejerciera un efecto profiláctico de las infecciones
por P. falciparum y P. vivax, y pudiera usarse durante el embarazo y en personas
con deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Hay que crear nuevas pautas
medicamentosas que sean seguras, bien toleradas, asequibles, no fomenten la
resistencia y tengan un espectro amplio de actividad para el tratamiento de los casos
clínicos confirmados y para el tratamiento en masa contra el reservorio del parásito,
incluidas las formas sexuadas de P. falciparum y de P. vivax. Habrá que crear otras vías
de reglamentación para la obtención de nuevos agentes quimioprofilácticos, así como
estrategias claras de investigación para obtener medicamentos antimaláricos para el
tratamiento preventivo.
Se necesitan con urgencia pruebas rápidas de aplicación e interpretación sencillas de
los marcadores moleculares de la farmacorresistencia para todos los componentes
de las asociaciones medicamentosas. La identificación y validación de marcadores
moleculares mejorará la capacidad de vigilar el surgimiento y la propagación de la
resistencia a cada conjunto de componentes terapéuticos. Además de los marcadores
moleculares para detectar la farmacorresistencia de P. falciparum, se necesitan otros
para detectar la resistencia de P. vivax. Una vez que se logren los medios para vigilar los
marcadores moleculares de farmacorresistencia, estos serán útiles particularmente en
zonas de transmisión baja donde cada vez es más difícil efectuar estudios de eficacia
terapéutica.
Se requieren estrategias especiales para cada contexto con miras a lograr
comportamientos óptimos de búsqueda de tratamiento, una mayor demanda de
pruebas y tratamientos recomendados y un acceso equitativo para las personas en
regiones con transmisión continua. Deben idearse métodos innovadores basados en
pruebas para que tanto los prestadores de asistencia públicos como los privados, y
los que no forman parte del sistema de salud formal, cumplan las directrices para
detectar, tratar y registrar todos los casos de malaria.
Vacunas antimaláricas
Se prevé que en el futuro las vacunas antimaláricas representen una adición importante
a las intervenciones de control. Varias vacunas candidatas, con diferentes mecanismos
de acción, para prevenir las infecciones por P. falciparum y P. vivax se hallan en diversas
etapas de desarrollo. RTS,S/AS01 recibió una opinión científica positiva de la Agencia
Europea de Medicamentos en 2015 y los servicios de salud habituales en partes de
Malawi, Ghana y Kenia comenzaron la fase piloto de aplicación en 2019. La evaluación
sistemática de esa aplicación generará las pruebas necesarias para guiar una posible
recomendación de la OMS sobre una aplicación a gran escala de la vacuna. Se prevé
que las vacunas sean un instrumento complementario que no debería remplazar a la
serie de intervenciones existentes.
Vigilancia
A medida que los países adapten cada vez más sus combinaciones de intervenciones a
nivel subnacional, aumentará la complejidad de los indicadores necesarios para hacer
un seguimiento de los progresos y evaluar los efectos. Será necesaria la innovación en
el diseño de sistemas nacionales de vigilancia, seguimiento y evaluación. Es fundamental
mejorar las mediciones relativas a la población, la cual constituye el denominador
sobre la que se cuantifican los niveles de cobertura operacional y de intervención
poblacional. La creación de estrategias adaptables y menos costosas para el diseño y la
realización de encuestas domiciliarias constituye una esfera importante de innovación
metodológica.
Eliminación
Se requieren investigaciones para definir la variedad de los entornos donde la
reducción de la transmisión mediante el ataque directo al reservorio de los parásitos
sea una intervención eficaz. También será preciso definir la mejor combinación de
intervenciones para optimizar los intervalos entre tratamientos y los mecanismos para
vigilar la eficacia de las intervenciones.
Las recaídas de la infección por P. vivax representan una proporción considerable de
la transmisión de la malaria causada por los hipnozoítos presentes en el hígado. Es
necesario idear estrategias dirigidas contra este reservorio del parásito como parte de
las iniciativas de eliminación de P. vivax, con inclusión de las personas que no pueden
ser tratadas con 8-aminoquinolinas.
Hay que realizar investigaciones básicas dirigidas a obtener nuevas intervenciones con
las que prevenir la transmisión, incluidas vacunas contra diferentes etapas del ciclo
vital del parásito y con potencial para prevenir todas las infecciones, intervenciones
centradas directamente en las etapas sexuadas y destinadas a prevenir la infección de
y por los mosquitos e intervenciones para prevenir las picaduras en exteriores.
para aprovechar los fondos para el desarrollo y los recursos del sector privado que
están surgiendo.
Contribuir a la creación de plataformas sólidas de prestación de servicios de
salud y a la atención primaria de salud para la cobertura sanitaria universal.
Muchas personas que viven en países donde la malaria sigue siendo un problema de
salud pública de primer orden aún no pueden acceder a servicios de salud esenciales
o se ven obligadas a caer en la pobreza extrema al pagar por ellos. Es hora de llegar
a todos los necesitados invirtiendo en atención primaria y de emergencias para que
sus servicios estén coordinados, sean de buena calidad y cuenten con medicamentos
y productos esenciales. Una colaboración y vínculos intensos entre los programas
antimaláricos y otros programas de salud ─como programas de salud reproductiva,
de la madre, el recién nacido, el niño y el adolescente; servicios de laboratorio, y
autoridades de reglamentación (para los dispositivos de diagnóstico, medicamentos e
insecticidas)─ resulta esencial para la entrega, aplicación y coordinación correcta de las
intervenciones contra la malaria. Los servicios comunitarios coordinados y centrados
en las personas, como la coordinación asistencial comunitaria integrada, tienen un papel
importante, en particular para las poblaciones que viven en zonas remotas o de difícil
acceso, y con las dificultades consiguientes para acceder a establecimientos de salud.
La atención comunitaria deberá ampliarse, no mediante proyectos aislados, sino como
un elemento integrado de un sistema de prestación más amplio. En muchos países
donde el paludismo es endémico, el sector privado es el primer punto de atención
para una parte importante de la población. La participación del sector privado en la
prestación de servicios requerirá una gobernanza eficaz de todo el sistema de salud,
tanto privado como público, para que la atención sea de calidad y los pacientes estén
protegidos financieramente, con independencia de dónde busquen esa atención. Eso
facilitará la presentación apropiada de informes a los sistemas nacionales de vigilancia
sobre todos los casos de paludismo, los resultados del tratamiento y las muertes.
Fortalecer el personal de salud y desarrollar habilidades para la malaria. El
personal de salud es una parte esencial del sistema de salud que debe ser valorada
y respetada. A pesar de ello, en casi todos los países donde la malaria es endémica
hay una escasez crónica de profesionales de la salud cualificados, las prácticas
clínicas son anticuadas, los sistemas de vigilancia son insuficientes y la vigilancia y la
evaluación son débiles. La capacidad de salud pública en muchos países sigue siendo
insuficiente para hacer frente a las prioridades de salud existentes, y mucho menos a
problemas de nueva aparición. Para lograr una sólida expansión de las intervenciones
contra el paludismo se requiere capacidad de análisis de datos, entre otras cosas
para desglosarlos por sexo, edad y otras categorías o dimensiones de inequidad.
Ese desglose permite detectar carencias o disparidades de salud a las que deberá
hacerse frente para responder a un entorno dinámico y para ofrecer soluciones
propias de las poblaciones que padecen desventajas, discriminación o exclusión. Se
necesita aumentar de forma significativa las capacidades de recursos humanos a nivel
nacional, de distrito y comunitario, como la de desplegar trabajadores de la salud para
atender a poblaciones tradicionalmente marginadas, desatendidas o discriminadas. Las
reglamentaciones sobre quién puede realizar pruebas y tratamientos deben alinearse
con las políticas para la expansión de servicios. Para satisfacer las necesidades de salud
de su población, los gobiernos deberán recurrir a una amplia gama de conocimientos
especializados, así como a capacidades, conocimientos y soluciones locales, para que
los recursos disponibles se utilicen sabiamente y haya servicios de calidad accesibles
para quienes los necesitan, teniendo en cuenta cuestiones de género, derechos
humanos y equidad y sin dejar a nadie atrás. La capacitación debe centrarse, entre
otras cosas, en el tratamiento de la enfermedad en poblaciones en riesgo, incluidas
todas las mujeres embarazadas. También es necesario hacer esfuerzos para reclutar,
capacitar y retener recursos humanos de salud representativos de las poblaciones
más afectadas por el paludismo y de grupos que sufren discriminación o que han sido
tradicionalmente marginados. La educación, capacitación y motivación de agentes de
salud, personal de programas, entomólogos e investigadores del campo de la malaria
EL COSTO DE LA EJECUCIÓN DE LA
ESTRATEGIA TÉCNICA MUNDIAL
Para alcanzar más de un 80% de cobertura con las intervenciones actualmente
disponibles, las investigaciones en el campo de la malaria, incluidas las contribuciones
internacionales y las nacionales, tienen que aumentar considerablemente por encima
del gasto actual de US$ 3000 millones anuales. Se calcula que la inversión anual deberá
aumentar hasta un total de US$ 9300 millones por año para 2025 y US$ 10 300
millones para 2030. El costo de la ejecución se ha calculado a partir de las cantidades
de bienes que se requieren para ampliar las intervenciones, multiplicadas por el costo
unitario calculado para que el proveedor ponga en práctica cada intervención, y en un
análisis de los datos de vigilancia y financiación contenidos en los planes estratégicos
nacionales y los informes mundiales de la OMS sobre el paludismo (1). Está previsto
que se necesiten US$ 8515 millones en financiamiento adicional para investigación
y desarrollo durante el período 2021-2030, lo que representa una inversión anual
promedio de US$ 851 millones. Esta cifra proviene de un modelo ajustado de la cartera
de proyectos de investigación e innovación en malaria necesarios de aquí a 2030 (20).
El análisis del costo de la Estrategia se actualizará periódicamente a medida que
variables importantes, como los costos de los productos básicos, varíen con el tiempo.
EFECTO
RESULTADOS
• Incidencia de casos de malaria: número de casos confirmados por 1000 personas al año*
• Tasa de mortalidad por malaria: número de defunciones por esta causa por 100 000
personas al año*
• Número de países que eliminaron la malaria por primera vez desde 2015
• Número de países que estaban exentos de malaria en 2015 y en los que la
enfermedad se reestableció
* En algunos países donde los sistemas de vigilancia rutinaria tienen unos bajos niveles de cobertura e
integridad, la prevalencia del parásito (es decir, la proporción de la población que se ha demostrado que
ha sido infectada por parásitos de la malaria mediante encuestas comunitarias) se utiliza como base
para cuantificar la morbilidad o como covariable en el cálculo de la proporción de muertes debidas a
la enfermedad. En esos países, la prevalencia de parásitos, aunque no es un indicador del efecto de la
estrategia, sí que aporta información fundamental para medir los avances logrados.
LA FUNCIÓN DE LA SECRETARÍA
La Secretaría seguirá apoyando a los Estados Miembros y colaborando estrechamente
con organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, donantes, organizaciones
no gubernamentales, instituciones investigadoras y académicas y todos los demás
asociados técnicos cuyo trabajo sea fundamental para la aplicación correcta de la
presente Estrategia. La Secretaría emprenderá las actividades siguientes para ayudar
a lograr las metas mundiales, regionales y nacionales de control y eliminación de la
malaria.
La Secretaría continuará recomendando, comunicando y divulgando orientaciones
normativas, asesoramiento de políticas y orientaciones sobre la ejecución para apoyar la
actuación de los países. Procurará que su proceso de elaboración de recomendaciones
─que incluye al Grupo Consultivo sobre Políticas contra el Paludismo y grupos
de desarrollo de directrices propios de cada zona─ se adapte a las circunstancias
rápidamente cambiantes de la malaria, y su orientación técnica mundial se actualice
regularmente para incorporar intervenciones innovadoras de eficacia comprobada. La
Secretaría seguirá evaluando y precalificando los productos de control vectorial, los
medios de diagnóstico y los medicamentos antimaláricos.
La Secretaría ofrecerá orientación y apoyo técnico a los Estados Miembros para que
examinen y pongan al día su estrategia nacional contra la malaria con arreglo a las
medidas prioritarias descritas en la presente Estrategia. Velará por fortalecer su propia
capacidad en los niveles mundial, regional y nacional a fin de encabezar un esfuerzo
coordinado mundial destinado a reducir la carga de morbilidad por lo menos un 90%
de aquí a 2030, y a apoyar la aplicación de todas las recomendaciones de la presente
Estrategia. Colaborará con los Estados Miembros para trazar planes regionales de
ejecución, según corresponda.
La Secretaría apoyará a los países para que fortalezcan su sistema nacional de vigilancia
de la malaria con el fin de mejorar la calidad, disponibilidad y gestión de los datos
sobre la malaria, y de optimizar el uso de estos datos para la toma de decisiones y las
respuestas programáticas. Vigilará la ejecución de la estrategia y evaluará regularmente
los progresos realizados en la consecución de los hitos y objetivos fijados para 2025 y
2030. También apoyará a los países para que formulen metas e indicadores nacionales
apropiados para facilitar el monitoreo subregional de los progresos realizados.
De conformidad con sus funciones básicas, la Secretaría seguirá vigilando las tendencias
mundiales y regionales de la malaria y poniendo estos datos a disposición de los
países y los asociados mundiales contra la enfermedad. Respaldará las iniciativas para
vigilar la eficacia de los medicamentos, las pruebas diagnósticas y las intervenciones
de control vectorial y, a tal efecto, gestionar bases de datos mundiales sobre eficacia
de medicamentos, resistencia a los insecticidas y otras amenazas biológicas para el
control y eliminación de la malaria. Informará regularmente a los órganos deliberantes
regionales y mundiales de la Organización, a la Asamblea General de las Naciones
Unidas y a otros organismos de las Naciones Unidas.
La OMS fomentará y alentará las investigaciones y la generación de conocimientos
que se requieren para acelerar el avance hacia un mundo sin malaria.
La presente Estrategia se actualizará a intervalos regulares a fin de lograr su vinculación
con las más recientes recomendaciones normativas y las orientaciones técnicas
complementarias.
PRINCIPIOS
MARCO ESTRATÉGICO
– que comprende tres pilares principales, con dos elementos de apoyo: 1) innovación e investigación, y 2)
un entorno propicio sólido
Maximizar el efecto de las intervenciones actuales que salvan vidas
• Pilar 1. L ograr el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria como parte de
la cobertura sanitaria universal
• Pilar 2. Acelerar los esfuerzos para lograr la eliminación y alcanzar el estado exento de malaria
• Pilar 3. Transformar la vigilancia malárica en una intervención clave
Elemento de apoyo 1. Aprovechar las innovaciones y ampliar las investigaciones
• Investigación básica para fomentar la innovación y la creación de intervenciones nuevas y mejoradas
• Realización de investigaciones para optimizar la repercusión y la costoeficacia de las
intervenciones existentes
• Medidas para facilitar la adopción rápida de intervenciones nuevas
Elemento de apoyo 2. Fortalecimiento del entorno propicio para obtener resultados sostenibles
y equitativos
• Compromisos políticos y de financiación sólidos
• Enfoques multisectoriales y colaboraciones transfronterizas y regionales
• Función rectora del sistema de salud en su totalidad, incluido el sector privado, con un sólido apoyo
de reglamentación
• Fortalecimiento de la capacidad para la gestión eficaz de los programas y la investigación
REFERENCIAS
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Organización Mundial de la Salud; 2020 (https://www.who.int/publications/i/
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