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Medioambiente

empresarial
PID_00285340

Daniel Iglesias Márquez


Marc Tarrés Vives

Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 7 horas


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Daniel Iglesias Márquez Marc Tarrés Vives

El encargo y la creación de este recurso de aprendizaje UOC han sido coordinados


por la profesora: Blanca Torrubia Chalmeta

Primera edición: febrero 2022


© de esta edición, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Daniel Iglesias Márquez, Marc Tarrés Vives
Producción: FUOC
Todos los derechos reservados

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reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este eléctrico,
mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
del titular de los derechos.
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Índice

Objetivos....................................................................................................... 5

1. El derecho internacional del medio ambiente y las


actividades empresariales................................................................ 7
1.1. Convenios relativos a la responsabilidad civil por daños
causados por la contaminación .................................................. 9
1.2. Instrumentos internacionales de conducta empresarial
responsable .................................................................................. 10

2. Derecho ambiental de la Unión Europea y actividades


empresariales....................................................................................... 15
2.1. Legislación ambiental horizontal de la Unión Europea ............. 17
2.2. Legislación ambiental sectorial de la Unión Europea ................. 20

3. Las fórmulas de autorregulación en la gestión ambiental..... 22


3.1. La gestión y auditoría ambientales: el sistema de gestión
y auditoría ambiental de la Unión Europea y las normas
ambientales UNE-ISO 14.000 ...................................................... 22
3.2. El sistema europeo de gestión y auditoría ambientales .............. 25
3.2.1. Fase privada en régimen de autorregulación:
el establecimiento del sistema de gestión
medioambiental ............................................................. 27
3.2.2. Fase externa con intervención jurídico-pública ............ 35
3.2.3. El seguimiento y la aplicación del EMAS ...................... 39

4. Evaluación del impacto ambiental y evaluación de planes


y programas con incidencia ambiental o evaluación
ambiental estratégica....................................................................... 41
4.1. Planteamiento ............................................................................. 41
4.2. El marco normativo .................................................................... 43
4.3. Procedimiento ............................................................................. 44
4.3.1. Ámbito de aplicación .................................................... 45
4.3.2. El estudio de impacto ambiental ................................... 45
4.3.3. Incorporación del estudio de impacto al
procedimiento principal y su sometimiento a los
trámites de información pública y de solicitud de
informes ......................................................................... 46
4.3.4. La declaración de impacto ambiental y la resolución
del procedimiento ......................................................... 47
4.4. La evaluación ambiental estratégica ........................................... 48
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5. La información no financiera en materia ambiental de


las empresas......................................................................................... 51
5.1. Planteamiento ............................................................................. 51
5.2. El marco normativo .................................................................... 53
5.2.1. Unión Europea: Directiva 2014/95/UE sobre
divulgación de información no financiera .................... 53
5.2.2. España: Ley 11/2018 sobre información no
financiera ....................................................................... 58

6. La responsabilidad por daños ambientales................................ 63


6.1. La Directiva 2004/35/CE, sobre responsabilidad
medioambiental en relación con la prevención y reparación
de daños medioambientales ....................................................... 63
6.1.1. Ámbito de aplicación .................................................... 64
6.1.2. Prevención y reparación del daño ................................. 65
6.1.3. Gastos de prevención y reparación ............................... 65
6.1.4. Ejercicio de acciones ...................................................... 65
6.2. La Ley 26/2007, de responsabilidad medioambiental ................ 66
6.2.1. Aspectos generales ......................................................... 66
6.2.2. El procedimiento de la responsabilidad
medioambiental ............................................................. 67
6.3. Relación del régimen de responsabilidad medioambiental
con las demás leyes y procedimientos ........................................ 68

7. La responsabilidad penal de las empresas por delitos


ambientales.......................................................................................... 70
7.1. La responsabilidad penal de las empresas por delitos
ambientales en el derecho de la Unión Europea ........................ 70
7.2. La responsabilidad penal de las empresas por delitos
ambientales en España ................................................................ 72

Bibliografía................................................................................................. 81
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Objetivos

1. Identificar estándares ambientales internacionales que orienten el desa-


rrollo de las actividades empresariales.

2. Conocer el marco jurídico de la protección ambiental de la Unión Europea


aplicable a las actividades empresariales.

3. Explorar las obligaciones de divulgación de información no financiera en


materia ambiental de las empresas.

4. Analizar la responsabilidad penal de las empresas por la comisión de deli-


tos ambientales.

5. Examinar las fórmulas de autorregulación en la gestión ambiental empre-


sarial.

6. Estudiar el marco normativo y el procedimiento de la evaluación del im-


pacto ambiental para prevenir los posibles efectos negativos que pueden
tener determinados planes, programas y proyectos.

7. Conocer el régimen de la responsabilidad de las empresas por daños am-


bientales.
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1. El derecho internacional del medio ambiente y las


actividades empresariales

La protección del medio ambiente se ha convertido en uno de los principales Lectura recomendada
temas de preocupación de la sociedad internacional, sobre todo desde la dé-
Para profundizar en el análi-
cada de los setenta, cuando tuvieron lugar algunos accidentes industriales que sis de la responsabilidad am-
ocasionaron una extensa y muy grave contaminación transfronteriza. A par- biental de las empresas a la
luz del derecho internacio-
tir de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, nal, podéis leer:
celebrada en Estocolmo (Suecia) del 5 al 16 de junio de 1972, se han ido desa- E.�Morgera (2020). Corporate
Environmental Accountability
rrollando distintas normas y principios que han dado lugar al derecho inter- in International Law (2.ª ed.).
nacional del medio ambiente. Oxford University Press.

El derecho internacional ambiental es una rama del derecho internacio-


nal marcada por su fragmentación y por la multiplicidad de instrumen-
tos que involucra. Coexisten instrumentos vinculantes y no vinculantes
sobre una gran variedad de temas, como la biodiversidad, la atmósfera,
los residuos peligrosos y el patrimonio cultural, entre muchos otros.

Los principios del derecho internacional del medio ambiente

Principio� de� cooperación� o� de� buena� vecindad: está estrechamente relacionado


con la obligación de cooperar para investigar, identificar y evitar daños ambientales.

El deber de no causar daños transfronterizos: este principio se formula en el asunto


Trail Smelter de 1949:

«... según los principios del derecho internacional, ningún Estado tiene derecho a
usar o permitir que se use su territorio de modo que se causen daños por razón de
emanaciones en el territorio o hacia el territorio de otro Estado o a la propiedad o
personas que se encuentren que allí se encuentren, cuando se trata de ser un supuesto
de consecuencias graves y el daño quede establecido por medio de una prueba clara
y convincente».

Principio� de� prevención: consiste en evitar que se produzcan daños ambientales


tanto en el territorio de un Estado como en otros Estados. A fin de garantizar este
principio, los Estados han establecido procedimientos de autorización, mecanismos
para acceder a la información en materia ambiental, el uso de sanciones y la realiza-
ción de estudios de impacto ambiental.

Principio�de�precaución: cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de


certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción
de medidas eficaces en función de los costos e impedir la degradación del medio
ambiente.

Principio�de�quien�contamina�paga: significa que los costes generados por la con-


taminación del medio ambiente deben ser asumidos por el responsable de dicha con-
taminación.

Principio�de�responsabilidades�comunes�pero�diferenciadas: reconoce que todos


los Estados tienen la responsabilidad común de proteger el medio ambiente, pero
los principales causantes de la degradación ambiental asumen responsabilidades di-
ferenciadas.
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Uno de los principales objetivos de las normas internacionales de protección


del medio ambiente es que:

los Estados prevengan y mitiguen los impactos de la contaminación


ambiental en todas sus formas, incluidas aquellas que se generan de las
actividades empresariales que tienen lugar en el territorio o se desarro-
llan bajo la jurisdicción de Estado.

Los productos y servicios de las empresas pueden generar graves daños am-
bientales (transfronterizos) en varias�fases�de�su�producción. Los impactos
ambientales de las empresas se presentan desde la extracción de los recursos
naturales hasta después de la vida útil de sus productos o servicios. En este
sentido, el principio 21 de la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Hu-
mano (1972) y el principio 2 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo (1992) señalan:

«De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y con los principios del derecho
internacional, los Estados tienen el derecho soberano de explotar sus propios recursos en
aplicación de su propia política ambiental y la obligación de asegurar que las actividades
que se lleven a cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no perjudiquen al medio de otros
Estados o zonas situadas fuera de toda jurisdicción nacional».

La capacidad de las empresas de influir de manera positiva o negativa en el


medio ambiente ha sido, por tanto, tema de debate en foros y organizaciones
internacionales.

La Resolución 44/288 de 1982 de la Asamblea General de Naciones Unidas destacaba:

«las grandes empresas industriales, incluidas las empresas transnacionales, frecuente-


mente poseen un caudal escaso de conocimientos técnicos para la preservación y el me-
joramiento del medio ambiente, realizan actividades en sectores que tienen efectos so-
bre el medio ambiente y, en esa medida, tienen responsabilidades especiales y que, en
ese contexto, es necesario alentar y movilizar esfuerzos para proteger y mejorar el medio
ambiente en todos los países».

Desde el derecho internacional del medio ambiente, las empresas y sus activi-
dades no solo se conciben como amenazas para los ecosistemas, sino también
como actores clave para mejorar la calidad ambiental mediante prácticas em-
presariales sostenibles y la transferencia tecnológica. En este sentido, la Decla-
ración de Estocolmo sobre el Medio Humano reconoce en su preámbulo que:

«La defensa y el mejoramiento del medio humano para las generaciones presentes y fu-
turas se han convertido en meta imperiosa de la humanidad, que ha de perseguirse al
mismo tiempo que las metas fundamentales ya establecidas de la paz y el desarrollo eco-
nómico y social en todo el mundo, y de conformidad con ellas.

7. Para llegar a esa meta será menester que ciudadanos y comunidades, empresas e ins-
tituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben y que
todos ellos participen equitativamente en la labor común».

En junio de 1992 se aprobó la Agenda 21 durante la Conferencia de las Nacio-


nes Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrada en Río de Janeiro
(Brasil). La Agenda 21 contenía un plan detallado de acciones a nivel mundial
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para promover el desarrollo sostenible. El capítulo 30 sobre el fortalecimien-


to del papel del comercio y la industria abordaba el rol de las empresas en la
protección del medio ambiente y contemplaba una serie de recomendaciones
que debían implementar en sus operaciones.

Entre los objetivos que planteaba el capítulo de 30 de la Agenda se encontra-


ban:

• fomentar el concepto de gerencia responsable en la gestión y utili-


zación de los recursos naturales por parte de los empresarios, y

• aumentar el número de empresarios que hagan suyas las políticas


del desarrollo sostenible y las apliquen.

Por su parte, la Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible,


adoptada en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Sudáfrica
del 2 al 4 de septiembre de 2002, hizo referencia expresa a dos deberes de las
empresas para alcanzar un desarrollo respetuoso con el medio ambiente. Estos
son que:

1) en la realización de sus actividades legítimas el sector privado, incluidas


tanto las grandes empresas como las pequeñas, tiene el deber de contribuir a
la evolución de las comunidades y sociedades equitativas y sostenibles; y

2) es necesario que las empresas del sector privado asuman plena responsabi-
lidad de sus actos en un entorno regulatorio transparente y estable.

Para lograr dichos objetivos, de acuerdo con el Plan de Aplicación de las Deci-
siones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (A/CONF.199/20),
se debe alentar a la industria a que mejore su desempeño en las esferas social
y ambiental mediante iniciativas de carácter voluntario que incluyan el esta-
blecimiento de sistemas de ordenación ambiental, códigos de conducta, me-
didas de certificación y publicación de informes sobre cuestiones ambientales
y sociales, teniendo en cuenta iniciativas como las normas de la Organización
Internacional de Normalización y las directrices sobre la presentación de in-
formes referentes a la sostenibilidad, formuladas en el marco de la Iniciativa
Mundial sobre la Presentación de Informes, así como el principio 11 de la De-
claración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.

1.1. Convenios relativos a la responsabilidad civil por daños


causados por la contaminación

A medida que ha aumentado la preocupación pública por los efectos de las


actividades empresariales sobre el medio ambiente, se han adoptado regíme-
nes�internacionales que imponen la responsabilidad civil por los daños am-
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bientales causados por operadores privados, incluidas las empresas. Estos re-
gímenes ponen en práctica el principio de quien� contamina� paga, ya que
tienen como objetivo prevenir y reparar los daños causados por los operado-
res privados de actividades de especial riesgo para el medio ambiente, como
el transporte de hidrocarburos o materias peligrosas, de residuos peligrosos,
energía nuclear, etc.

• Convenio�de�París, de 29 de julio de 1960, sobre la responsabilidad civil


en materia de energía nuclear, modificado por el protocolo adicional de
28 de enero de 1964, por el protocolo de 16 de noviembre de 1982 y por el
protocolo de 12 de febrero de 2004. Este convenio atribuye la responsabi-
lidad objetiva por daños al operador de una instalación nuclear (art. 3). El
operador no será responsable de los daños nucleares causados por un ac-
cidente nuclear, si este accidente se debe directamente a actos de conflicto
armado, hostilidades, guerra civil o insurrección (art. 9).

• Convenio�de�Bruselas, de 29 de noviembre de 1969, sobre responsabili-


dad civil por daños causados por contaminación de aguas del mar por hi-
drocarburos, modificado por el protocolo adicional de 25 de mayo de 1984
y por el protocolo de 27 de noviembre de 1992. Este convenio introduce
en el derecho interno de cada Estado parte un régimen de responsabilidad
limitada y objetiva sobre el propietario del barco que haya causado daños
por contaminación.

• Convenio� de� Basilea, de 22 de marzo de 1989, sobre el control de los


movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación
y su protocolo, de 10 de diciembre de 1999, sobre responsabilidad e in-
demnización por daños resultantes de los movimientos transfronterizos
de desechos peligrosos y su eliminación. Este protocolo establece un régi-
men de responsabilidad civil objetiva en caso de daños causados por el
transporte (legal o ilegal) transfronterizo de desechos peligrosos y otros
desechos.

Los regímenes de responsabilidad civil por daños causados por la contamina-


ción suponen que las empresas, operando en estos sectores contemplados por
los convenios, adopten las medidas necesarias para prevenir daños causados
por la contaminación ambiental generada en el desarrollo de sus actividades.

1.2. Instrumentos internacionales de conducta empresarial


responsable

A nivel internacional han surgido instrumentos de soft law que contienen es-
tándares basados en el derecho internacional del medio ambiente, como las
Líneas Directrices para Empresas Multinacionales de la Organización para la
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Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Pacto Mundial de las Na-


ciones Unidas o las Normas de Desempeño de la Corporación Financiera In-
ternacional del Banco Mundial.

Las Líneas�Directrices�para�Empresas�Multinacionales fueron adoptadas por Web recomendada


los Estados miembros de la OCDE en 1976, en el marco de la Declaración sobre
Podéis consultar la página
Inversión Internacional y Empresas Multinacionales. Las Líneas�Directrices web de la OCDE sobre las
de�la�OCDE son recomendaciones de carácter no vinculante dirigidas por los Guidelines for multinational
enterprises:
Gobiernos a las empresas que operan en países adheridos a la OCDE o que https://www.oecd.org/corpo-
tienen su sede en estos. rate/mne/.

En 1991, se introdujo en las Líneas Directrices una sección con recomendacio-


nes sobre la protección del medio ambiente. El «Capítulo VI. Medio Ambien-
te» de las Líneas Directrices contiene recomendaciones sobre cómo mejorar
el rendimiento ambiental de las empresas mediante la reducción de emisio-
nes de gases contaminantes, la eficiencia en el uso de recursos, la gestión de
residuos tóxicos y la conservación de la biodiversidad. A raíz de las modifica-
ciones de 2011, las Líneas Directrices abordan también recomendaciones re-
lacionadas con el cambio climático. El contenido de este capítulo sobre medio
ambiente se encarga de compilar algunos de los objetivos y principios de los
instrumentos internacionales en materia ambiental, como la Declaración de
Río, la Agenda 21, la Declaración de Copenhague sobre Desarrollo Social y el
Convenio de Aarhus sobre Acceso a la Información, Participación Pública en
la Toma de Decisiones y Acceso a la Justicia en materia de medio ambiente.

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas fue propuesto en 1999 durante el Fo-
ro Económico Mundial de Davos por el séptimo secretario general de Naciones
Unidas Kofi Annan, como una iniciativa voluntaria de asociación y coopera-
ción entre el sector privado y Naciones Unidas. El pacto mundial está dirigido
principalmente a las empresas que expresen públicamente su voluntad de par-
ticipar y de asumir el compromiso de implementar sus principios. Este pacto
está compuesto por diez principios genéricos divididos en cuatro categorías:
derechos humanos, derechos laborales, medio ambiente y anticorrupción. Los
principios relacionados con el medio ambiente (del 7 al 9) están basados en la
Declaración de Río sobre Desarrollo y Medio Ambiente.
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Los 10 principios del Pacto Mundial son:

Derechos�humanos

Principio�1: las empresas deberían apoyar y respetar la protección de derechos hu-


manos declarados internacionalmente.

Principio�2: las empresas deberían asegurarse de no ser partícipes de vulneraciones


de derechos humanos.

Trabajo

Principio�3: las empresas deberían defender la libertad de asociación y el reconoci-


miento efectivo del derecho de negociación colectiva.

Principio�4: las empresas deberían defender la eliminación de todas las formas de


trabajo forzado u obligatorio.

Principio�5: las empresas deberían defender la abolición efectiva de la mano de obra


infantil.

Principio�6: las empresas deberían defender la eliminación de la discriminación con


respecto al empleo y la ocupación.

Medio�ambiente

Principio�7: las empresas deberían apoyar un planteamiento preventivo con respecto


a los desafíos ambientales.

Principio�8: las empresas deberían llevar a cabo iniciativas para fomentar una mayor
responsabilidad ambiental.

Principio�9: las empresas deberían promover el desarrollo y la difusión de tecnologías


respetuosas con el medio ambiente.

Lucha�contra�la�corrupción

Principio�10: Las empresas deberían trabajar contra la corrupción en todas sus for-
mas, como la extorsión y el soborno.

El principio 7 establece que las empresas deberán adoptar un enfoque preven-


tivo en sus operaciones que favorezca al medio ambiente. Esto se relaciona
con el principio 2 de la Declaración de Río, que requiere a los Estados la apli-
cación mecanismos, instrumentos y políticas para prevenir graves daños al
medio ambiente. Por tanto, de acuerdo con este principio, se espera que las
empresas�eviten�que�se�generen�impactos�ambientales�en�lugar�de�tener
que�repararlos. Por tanto, fomenta que desempeñen un papel más activo en
la adopción de medidas que prevengan o reduzcan el riesgo de impactos am-
bientales irreversibles.

El principio 8 señala que las empresas deben fomentar iniciativas que promue-
van una mayor responsabilidad ambiental. Este principio está inspirado en el
capítulo 30 de la Agenda 21 sobre el fortalecimiento del papel del comercio
y la industria. Por tanto, realza el papel de las empresas en el desarrollo�sos-
tenible. Se espera que las empresas adopten procesos de producción más lim-
pios y eficientes, lo que se traduce en un aprovechamiento eficaz de los recur-
sos mediante la innovación de sistemas de gestión ambiental, el intercambio
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de experiencias en materia de gestión, de desarrollo de mercados y de cono-


cimientos tecnológicos, y la promoción de la investigación y de sistemas de
ordenación del medio ambiente.

En relación con el principio anterior, el principio 9 impulsa el uso de tecnolo-


gías más respetuosas con el medio ambiente en las actividades de las empresas.
Este principio se basa en el capítulo 34 de la Agenda 21 sobre la transferencia
de tecnología ecológicamente racional, cooperación y aumento de la capaci-
dad. Algunos de los beneficios que tiene el uso de este tipo de tecnologías son
la reducción�de�los�niveles�de�contaminación, la utilización�eficaz�de�los
recursos� naturales y una mayor� capacidad� de� poder� reciclar� y� reutilizar
residuos�generados�de�los�procesos�de�producción, entre otros.

Finalmente, las ocho Normas de Desempeño de la Corporación Financiera In-


ternacional del Banco Mundial ofrecen a las empresas clientes de la Corpora-
ción Financiera Internacional orientación para la detección y la gestión del
riesgo ambiental y social de sus proyectos.

Norma�de�desempeño�1: Evaluación y gestión de los riesgos e impactos ambientales


y sociales.

Norma�de�desempeño�2: Trabajo y condiciones laborales.

Norma�de�desempeño�3: Eficiencia del uso de los recursos y prevención de la con-


taminación.

Norma�de�desempeño�4: Salud y seguridad de la comunidad.

Norma�de�desempeño�5: Adquisición de tierras y reasentamiento involuntario.

Norma�de�desempeño�6: Conservación de la biodiversidad y gestión sostenible de


los recursos naturales vivos.

Norma�de�desempeño�7: Pueblos indígenas.

Norma�de�desempeño�8: Patrimonio cultural.

La norma de desempeño 1 sobre evaluación y gestión de los riesgos e impac-


tos ambientales y sociales requiere de las empresas clientes que gestionen el
desempeño ambiental y social de su actividad, lo que también debe abarcar
la comunicación entre la empresa y sus trabajadores y la comunidad local di-
rectamente afectada por la actividad comercial. Esto exige la implementación
de un buen sistema de gestión, adaptado al tamaño y las características de la
actividad, para promover un desempeño congruente y sostenible en materia
ambiental y social, además de llevar a la mejora de los resultados financieros.

La norma de desempeño 3 sobre eficiencia del uso de los recursos y la preven-


ción de la contaminación requiere de las empresas clientes que integren las
tecnologías y las prácticas de prevención y control de la contaminación a sus
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actividades, con el fin de prevenir el aumento de los niveles de contaminación


de la atmósfera, el agua y el suelo, que pueden amenazar a las personas y el
medio ambiente a nivel local, regional y global.

Finalmente, la norma de desempeño 6 sobre conservación de la biodiversidad


y gestión sostenible de los recursos naturales vivos implica que las empresas
clientes eviten o mitiguen las amenazas derivadas de sus actividades comer-
ciales y promuevan el uso de recursos naturales renovables en sus operaciones.
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2. Derecho ambiental de la Unión Europea y


actividades empresariales

Aunque los primeros tratados constitutivos de las comunidades europeas no Lectura recomendada
hacían referencia al medio ambiente, hoy en día la protección y mejora de la
P.�Dimitropoulos;�K.�Koro-
calidad del medio ambiente forman parte de los objetivos (art. 3.3 del Tratado nios (2021). Corporate Envi-
de la Unión Europea) y de las políticas transversales de la Unión Europea (UE) ronmental Responsibility, Ac-
counting and Corporate Finan-
(arts. 11 y 191 a 193 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea). ce in the EU. A Quantitative
Analysis Approach. Springer
International Publishing.
«3. La Unión establecerá un mercado interior. Obrará en pro del desarrollo sostenible
de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado y en la estabilidad de los
precios, en una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno
empleo y al progreso social, y en un nivel elevado de protección y mejora de la calidad
del medio ambiente. Asimismo, promoverá el progreso científico y técnico.

191.1. La política de la Unión en el ámbito del medio ambiente contribuirá a alcanzar


los siguientes objetivos:

• la conservación, la protección y la mejora de la calidad del medio ambiente,

• la protección de la salud de las personas,

• la utilización prudente y racional de los recursos naturales,

• el fomento de medidas a escala internacional destinadas a hacer frente a los proble-


mas regionales o mundiales del medio ambiente, y en particular a luchar contra el
cambio climático».

La política ambiental de la UE, que data de la década de los setenta, es una


de las que más ha crecido en importancia. Esta política se ha encargado de
constitucionalizar algunos de los principios generales del derecho internacio-
nal del medio ambiente, que se encargan de guiar el ejercicio de esta política.

Los principios que rigen la política ambiental están mencionados en el


artículo 191.2 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea

• Principio�de�cautela: el Tratado de Maastricht (1992) introdujo este principio


con el fin de garantizar un elevado nivel de protección del medio ambiente me-
diante toma de decisiones preventivas en caso de riesgo. Según la Comisión Eu-
ropea, este principio puede aplicarse cuando un fenómeno, un producto o un
proceso puede tener efectos potencialmente peligrosos identificados por una eva-
luación científica y objetiva, si dicha evaluación no permite determinar el ries-
go con suficiente certeza (Comunicación [COM(2000) 1 final] sobre el recurso al
principio de precaución).

• Principio�de�acción�preventiva: este principio se introduce con el fin de adoptar


las medidas provisorias necesarias para evitar los daños ambientales, ya que se
entiende que es preferible prevenir a reparar.

• Principio�de�corrección�de�los�atentados�al�medio�ambiente,�preferentemen-
te�en�la�propia�fuente: este principio señala que en los casos en los que no ha
sido posible prevenir el daño ambiental se deben adoptar las acciones correctivas
necesarias. Estas medidas deben tomarse preferentemente en la propia fuente, ya
que así se evitan los efectos acumulativos y la interacción sinérgica entre los di-
ferentes contaminantes, que pueden provocar graves efectos sobre el medio am-
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biente y que obligan a la asunción de políticas y acciones correctivas económica


y ecológicamente ineficientes.

• Principio�de�quien�contamina�paga: este principio tiene como principal obje-


tivo desincentivar conductas ambientales dañosas, por lo que el causante de la
contaminación debe asumir los costes de prevención, sin recibir ningún tipo de
ayuda compensatoria. Se intenta que los operadores que realizan determinadas
actividades profesionales, como el transporte de sustancias peligrosas, o activida-
des que implican vertidos a las aguas, internalice los costes ambientales.

La protección ambiental es una competencia compartida (art. 4.2 e) TFUE), por


lo que tanto la UE como sus Estados miembros podrán legislar y adoptar actos
jurídicamente vinculantes en la materia. Sin embargo, hoy en día, la mayoría
de las políticas y leyes ambientales de los Estados miembros tienen su origen
en el derecho derivado de la UE, que está sujeto al principio de subsidiariedad
y al principio de proporcionalidad.

• En�virtud�del�principio�de�subsidiariedad, en los ámbitos que no


sean de su competencia exclusiva, la Unión intervendrá solo en el
caso de que, y en la medida en que, los objetivos de la acción pre-
tendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Es-
tados miembros, ni a nivel central ni a nivel regional y local, sino
que puedan alcanzarse mejor, debido a la dimensión o a los efectos
de la acción pretendida, a escala de la Unión (art. 5.3 TUE).

• En� virtud� del� principio� de� proporcionalidad, el contenido y la


forma de la acción de la Unión no excederán de lo necesario para
alcanzar los objetivos de los tratados (art. 5.4 TUE).

La legislación ambiental de la UE (principalmente en forma de directivas) esta-


blece los estándares mínimos de protección ambiental que los Estados miem-
bros deben incluir en sus ordenamientos internos, con la posibilidad de que
estos puedan adoptar estándares más estrictos, siempre y cuando sean compa-
tibles con el derecho originario y se notifiquen a la Comisión Europea. Gran
parte de la legislación ambiental de la UE tiene como objetivo garantizar que
las actividades empresariales sean compatibles con un alto nivel de protección
ambiental, minimizar su huella ambiental y aumentar su sostenibilidad. La
actividad empresarial en el mercado único está sujeta al respeto de los están-
dares ambientales que proyectan los valores de la UE.

Enfoque sectorial

Las dos primeras directivas destinadas al desarrollo de actividades industriales se adopta-


ron en la década de 1970. El Primer Programa de Acción de 1973 estableció el «enfoque
sectorial» para abordar los problemas ambientales e identificó tres sectores industriales
para la atención legislativa: la industria papelera, la industria del hierro y el acero y la
industria del dióxido de titanio.

La Directiva 76/464/CEE, relativa a la contaminación causada por determinadas sustan-


cias peligrosas vertidas en el medio acuático de la Comunidad, fue adoptada para reducir
la contaminación del agua a causa de la descarga de sustancias específicas al agua proce-
dentes principalmente de fuentes industriales. Esta directiva introdujo valores límite de
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emisión para sustancias específicas y para tipos específicos de industria. Por su parte, la
Directiva 78/176/CEE, relativa a los residuos procedentes de la industria del dióxido de
titanio, fue la única directiva adoptada para impulsar el «enfoque sectorial» del Primer
Programa de Acción. Fue la primera directiva centrada en un sector industrial específico.
Es importante destacar que, aunque el principal impulsor del desarrollo de esta directiva
fue una disputa entre Francia e Italia sobre las descargas de desechos al mar, la directiva
no se centra solo en las descargas al agua, sino que también aborda las emisiones al aire
y la eliminación de desechos sólidos.

La legislación ambiental de la UE, por tanto, se ha centrado en el estableci-


miento de estándares ambientales genéricos y sectoriales para los productos, la
producción, la planificación y la gestión de riesgos ambientales, que son apli-
cables a una amplia gama de actividades empresariales o productos y servicios
de las empresas. Diversas etapas de las actividades de las empresas, desde la
extracción de materias primas hasta la producción, distribución, comerciali-
zación, transporte y eliminación de residuos, están reguladas en instrumentos
horizontales e instrumentos sectoriales de la UE.

2.1. Legislación ambiental horizontal de la Unión Europea

Esta categoría de legislación ambiental horizontal no se centra en áreas espe-


cíficas de la política ambiental de la UE, sino más bien se aplica a una amplia
gama de actividades empresariales. Se trata principalmente de instrumentos
de naturaleza procesal que tienen como objetivo contribuir a mejorar las con-
diciones ambientales en la UE. El efecto de la legislación ambiental horizon-
tal de la UE es de naturaleza preventiva, ya que a través de esta legislación
se integran consideraciones ambientales en la producción y planificación de
actividades económicas. De esta manera, las empresas internalizan los costes
de la contaminación.

Algunos ejemplos de legislación ambiental horizontal que se aplica a distintas


actividades empresariales son:

1) Directiva 2010/75/UE sobre las emisiones industriales (prevención y con-


trol integrados de la contaminación): establece que las actividades industriales
del sector de la energía; de la producción y el procesamiento de metales, y de
los minerales; del sector químico; de la gestión de residuos, así como de otros
sectores como la producción de pasta de papel y papel, los mataderos y la cría
intensiva de aves de corral y cerdos, solo pueden funcionar si disponen de un
permiso y aplican las mejores técnicas disponibles para prevenir o reducir las
emisiones que sean técnica y económicamente viables en el sector. Asimismo,
la Directiva 2010/75/UE establece requisitos específicos para las instalaciones
de combustión, de incineración de residuos y de coincineración de residuos,
las instalaciones y actividades que utilizan disolventes orgánicos, y las de pro-
ducción de dióxido de titanio.

2) Directiva 2011/92/UE relativa a la evaluación de las repercusiones de deter-


minados proyectos públicos y privados sobre el medio ambiente: la primera
directiva de evaluación de impacto ambiental (EIA) data de 1985 y ha sido mo-
dificada en tres ocasiones, según han evolucionado la legislación y la política
© FUOC • PID_00285340 18 Medioambiente empresarial

ambiental de la UE y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Eu-


ropea en la materia. La Directiva 2011/92/UE codifica las directivas anteriores
y se encarga de introducir en los ordenamientos internos de los Estados miem-
bros requisitos mínimos que garantizan que determinados proyectos públicos
y privados, que puedan tener efectos significativos en el medio ambiente, se
sometan a una EIA antes de concederse una autorización. Esta directiva apro-
xima, por tanto, las legislaciones nacionales en materia de evaluación sobre el
medio ambiente, aunque los Estados miembros pueden establecer condiciones
más estrictas y fijar sanciones en caso de incumplimiento.

Un amplio abanico de actividades y proyectos empresariales en los Estados


miembros deben someterse a una EIA, como aeropuertos, instalaciones nu-
cleares, vías ferroviarias, carreteras, instalaciones de eliminación de residuos,
plantas de tratamiento de aguas residuales, etc., con el fin de garantizar un
nivel elevado de protección del medio ambiente y la integración de conside-
raciones ambientales en la preparación y autorización de los proyectos y acti-
vidades empresariales. El promotor que solicite una autorización relativa a un
proyecto o actividad empresarial privada debe proporcionar a las autoridades
competentes de los Estados miembros la siguiente información (art. 5.3 de la
Directiva 2011/92/UE):

a) una descripción del proyecto que incluya información sobre su emplaza-


miento, diseño y tamaño;

b) una descripción de las medidas previstas para evitar, reducir y, si fuera po-
sible, compensar los efectos adversos significativos;

c) los datos requeridos para identificar y evaluar los principales efectos que el
proyecto pueda tener en el medio ambiente;

d) una exposición de las principales alternativas estudiadas por el promotor y


una indicación de las principales razones de su elección, teniendo en cuenta
los efectos medioambientales, y

e) un resumen no técnico de la información contemplada en las letras a) a d).


© FUOC • PID_00285340 19 Medioambiente empresarial

La Directiva 2014/52/UE introdujo las siguientes modificaciones al régimen europeo


relativo a la evaluación de las repercusiones de determinados proyectos públicos y
privados sobre el medio ambiente:

• Los Estados miembros de la UE pueden simplificar los procedimientos de evalua-


ción ambiental.

• Se introducen plazos para las distintas fases de las evaluaciones ambientales.

• Las decisiones deben estar debidamente motivadas en función de los criterios de


comprobación previa actualizados.

• Se mejoran la calidad y el contenido de los informes. Las autoridades competentes


deben demostrar su objetividad para evitar conflictos de intereses.

• Los fundamentos de las decisiones de autorización deben ser claros y más trans-
parentes para el público.

• Cuando los proyectos acarreen repercusiones adversas significativas sobre el me-


dio ambiente, los promotores tienen la obligación de evitar, impedir o reducir
dichas repercusiones. Estos proyectos deben ser objeto de seguimiento.

• Las autoridades tienen que decidir, en un plazo razonable, si se aprueba un pro-


yecto o no.

• Los Estados miembros de la UE han de establecer condiciones más estrictas y fijar


sanciones en caso de incumplimiento.

3) Directiva 2004/35/CE sobre responsabilidad medioambiental: en el marco


de esta directiva, las empresas deben adoptar las medidas preventivas necesa-
rias cuando exista una amenaza inminente de daños ambientales y, en el caso
de que hayan ocurrido dichos daños, la empresa debe informar de inmediato
a las autoridades correspondientes en cada Estado miembro y adoptar las me-
didas para impedir mayores daños ambientales, así como las acciones repara-
doras adecuadas. En este sentido, la directiva establece un marco común que
exige que los operadores económicos, cuyas actividades profesionales causan
o podrían causar determinados tipos de daños ambientales (daños a la bio-
diversidad, al agua y al suelo), adopten medidas preventivas y reparadoras y
asuman todos los costes relacionados.

Esta directiva refuerza el principio de quien� contamina� paga, ya que evita


que la sociedad pague los daños ambientales que provoca una actividad pro-
fesional, entendida como cualquier actividad efectuada con ocasión de una
actividad económica, un negocio o una empresa, con independencia de su
carácter privado o público y de que tenga o no fines lucrativos. Es decir, los
operadores de las actividades profesionales asumen los costes de prevención y
reparación de los daños o amenaza inminentes de daños al medio ambiente.
En el caso de ser varios operadores los responsables, estos deberán asumir los
costes de manera solidaria o bien proporcionalmente.

La directiva contempla dos tipos de responsabilidad por daños ambientales,


según el tipo de actividad profesional:
© FUOC • PID_00285340 20 Medioambiente empresarial

a)� La� responsabilidad� objetiva� para� actividades� profesionales� peligrosas


señaladas en el anexo III de la directiva que provocan daños ambientales:

• la industria energética;

• la producción y fabricación de metales;

• la industria mineral;

• la industria química;

• la gestión de residuos;

• la producción a gran escala de pasta, papel y cartón, el teñido de textiles


y las tenerías; y

• la producción a gran escala de carne, productos lácteos y alimentos.

En el caso de que estas actividades produzcan daños ambientales apreciables,


no es necesario probar la culpa o negligencia.

b)�La�responsabilidad�por�culpa�o�negligencia�para�otras�actividades�pro-
fesionales�no�peligrosas�que�causen�daños�a�la�biodiversidad. Es decir, este
régimen de responsabilidad opera para todas las actividades profesionales no
incluidas en el anexo III, siempre que causen daños o supongan una amenaza
inminente de daños a las especies y los hábitats naturales protegidos por la
legislación de la UE.

La directiva establece en el anexo II un marco común que habrá de seguirse a


fin de elegir las medidas más adecuadas para garantizar la reparación del daño
ambiental. Para la reparación de daños a las aguas o a las especies y hábitats na-
turales protegidos, el operador responsable deberá restituir el medio ambiente
a su estado anterior del daño. Para la reparación de daños al suelo, el operador
deberá adoptar las medidas necesarias para garantizar, como mínimo, que se
eliminen, controlen, contengan o reduzcan los contaminantes de que se trate,
de modo que el suelo contaminado, habida cuenta de su uso actual o su futuro
uso planificado en el momento del daño, deje de suponer un riesgo significa-
tivo de que se produzcan efectos adversos para la salud humana.

2.2. Legislación ambiental sectorial de la Unión Europea

Las actividades empresariales también están sujetas a los requisitos que impo-
ne la legislación ambiental que se centra o bien en un ámbito específico de la
política ambiental de la UE, o bien en un tipo de contaminación determina-
da. Dado que no es posible examinar toda la legislación ambiental sectorial
de la UE, a modo de introducción se describen dos normas sectoriales que,
por un lado, imponen requisitos ambientales a las operaciones y actividades
© FUOC • PID_00285340 21 Medioambiente empresarial

de las empresas y, por otro lado, sirven para que la UE alcance sus objetivos
de protección y mejora del medio ambiente y de uso racional de los recursos
naturales.

En materia de residuos, la directiva sobre los residuos traslada a los operadores


económicos el coste de la gestión de los residuos que generan sus productos y
servicios que ponen en el mercado (responsabilidad ampliada del productor).
La directiva establece que los Estados miembros deben asegurar mediante me-
didas legislativas o no legislativas que cualquier persona física o jurídica que
desarrolle, fabrique, procese, trate, venda o importe productos de forma pro-
fesional deben tratar los residuos ellos mismos o hacer que sean tratados por
un operador oficialmente reconocido. Para ello deben contar con una autori-
zación y serán inspeccionados periódicamente.

En lo relativo a sustancias�químicas, el reglamento relativo al registro, la eva-


luación, la autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos
se encarga de controlar los impactos ambientales derivados de la fabricación,
comercialización y uso de las sustancias químicas. Este instrumento sectorial
de la legislación ambiental de la UE se aplica a varias empresas de diversa ín-
dole, como empresas que fabrican sustancias químicas, empresas que introdu-
cen en la UE productos químicos procedentes de fuera de la UE, empresas que
usan productos químicos en su actividad industrial o profesional y empresas
que almacenan y comercializan productos químicos para otras empresas. Estas
empresas deben identificar y gestionar los riesgos asociados a esas sustancias
que fabrican y comercializan en la UE y, a su vez, proporcionar información
sobre los riesgos que presentan esas sustancias y cómo deben manipularse en
toda la cadena de suministro.
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3. Las fórmulas de autorregulación en la gestión


ambiental

Las fórmulas de autorregulación dirigidas a la gestión medioambiental de las


empresas surgen al margen de la directa intervención pública; son sujetos pri-
vados los que las promueven y voluntariamente aceptan operar con ellas.

3.1. La gestión y auditoría ambientales: el sistema de gestión


y auditoría ambiental de la Unión Europea y las normas
ambientales UNE-ISO 14.000

La intervención administrativa es necesaria para la protección del medio am-


biente; sin embargo, es insuficiente, ya que para conseguir una protección
correcta es necesaria también la concurrencia de los operadores económicos
implicados o, en otras palabras, su autorresponsabilidad. Este es el caso de la
implantación�de�los�sistemas�de�gestión�ambiental y de las auditorías�di-
rigidas�a�certificar�la�aplicación�correcta y el seguimiento�de�aquellos�sis-
temas.

Las ecoauditorías son, en su origen, una clara muestra de autorregula-


ción, en cuanto que tienen su sede dentro del ámbito privado, con una
proyección reflexiva hacia el sector empresarial.

Cuando la autorregulación gana o tiene un reconocimiento jurídi-


co-público, podemos hablar de autorregulación regulada.

La autorregulación�regulada en el sector del medio ambiente significa


reconocer que entre los poderes públicos y las empresas privadas hay
un ámbito económico-ambiental de interés público que no regula el
Estado, sino las entidades relevantes del ámbito económico.

Antecedentes y origen

El antecedente directo de los sistemas de gestión y auditoría ambientales se encuentra en


los sistemas de gestión, auditoría y certificación de la calidad, que tienen su más claro
reflejo en las llamadas normas de calidad ISO 9.000. Se trata de un conjunto de guías
elaboradas por la Organización Internacional de Estandarización que, a partir de media-
dos de los años ochenta, han ido adquiriendo una gran implantación, hasta el punto
de que una empresa que no siga los esquemas de calidad se puede decir que está fuera
del�mercado.

Es precisamente el éxito de estas normas lo que impulsó a la ISO, a principios de la década


de los noventa, a crear unas normas de gestión, auditoría y certificación medioambien-
tales: las ISO�14.000, que tienen un papel más que destacable en el sistema europeo de
gestión y auditoría ambientales (EMAS), y que más adelante tratamos.

Las normas ambientales ISO 14.000 nacen del mandato recibido por la Organización In-
ternacional de Normalización (ISO) en la Conferencia de Río de Janeiro. La expresión
ISO 14.000 agrupa el conjunto de estándares internacionales sobre gestión ambiental.
El cumplimiento de estas normas por parte de las empresas, y en concreto de sus insta-
© FUOC • PID_00285340 23 Medioambiente empresarial

laciones, es acreditado por entidades certificadoras de naturaleza privada (por ejemplo,


AENOR en España).

En todo caso, debe quedar claro que estas normas ISO son normas�de�procedimiento
y que en ningún caso tienen una base científico-técnica. Esto significa que se pueden
aplicar a cualquier tipo de actividad económica y con independencia de la complejidad
o simplicidad de la organización implicada.

Las primeras experiencias sobre auditorías ambientales se ofrecen en el ámbi- Sistema de


to anglosajón y, especialmente, en Estados Unidos y Canadá. Su razón se en- responsabilidad objetiva

cuentra en las cuantiosas indemnizaciones que las aseguradoras americanas Cabe recordar aquí el estricto
tuvieron que pagar para hacer frente a las demandas de responsabilidad con- carácter objetivo que tradicio-
nalmente ha regido el sistema
tra las industrias químicas que en el pasado no habían realizado una gestión de responsabilidad civil extra-
contractual en los países an-
adecuada de sus residuos, con la nefasta consecuencia de haber causado daños glosajones, a diferencia del sis-
tema de responsabilidad subje-
al medio e, incluso, a la salud de las personas. tiva tradicional de países de la
Europa continental, entre ellos
el nuestro (por ejemplo, la re-
A partir de aquel momento (mediados de la década de los setenta), y a instan- dacción del art. 1902 del Códi-
go Civil). A pesar de todo, ac-
cias de las compañías aseguradoras, se llevan a cabo auditorías para conocer tualmente, y por muchas razo-
y valorar los posibles riesgos ambientales, que se tendrán en cuenta a la hora nes, observamos que los siste-
mas de responsabilidad tien-
de suscribir los seguros. Lógicamente, el precio de la póliza variará de acuerdo den a confluir hacia el siste-
ma de responsabilidad objeti-
con la entidad y el alcance de los riesgos auditados. va que centra su atención en la
víctima y no en la culpa o ne-
gligencia del causante del da-
Las auditorías ambientales pasan a tener la misma publicidad y consideración ño.

que las auditorías contables y, por lo tanto, serán tenidas en cuenta por los
accionistas y los mercados de valores.
El delito ecológico

En el caso�europeo, junto con estos elementos, hay que considerar también El delito ecológico se encuen-
tra recogido en nuestro Códi-
la incidencia del endurecimiento progresivo de la legislación ambiental, de go Penal, si bien hay que reco-
nocer que el número de sen-
manera que son las propias empresas, con sus medios o expertos externos, las tencias condenatorias es bas-
tante bajo en comparación
que pasan a promover las auditorías como una fórmula de autoprotección,
con los desastres ambientales
para detectar posibles incumplimientos o disfunciones futuras. de los cuales, durante años,
hemos sido testigos. Una causa
de esto se puede encontrar en
dificultades probatorias y en
Asimismo, es necesario reconocer que la inclusión y aplicación del delito eco- una posible culpa in vigilando
lógico anima a los responsables empresariales a efectuar una «radiografía» am- de las administraciones com-
petentes.
biental de las instalaciones ambientales con el fin de evitar o corregir posibles
problemas.

Además, la difusión de las auditorías ambientales se debe también a una vo-


luntad decidida de�los�poderes�públicos, tanto a escala europea como nacio-
nal, para fomentar y reforzar el papel de las auditorías y convertirlas en un
instrumento efectivo para la protección del medio ambiente.

Asimismo, lo que definitivamente ayuda a la incorporación voluntaria de estos


sistemas es, sin duda, que su seguimiento resulte�rentable�para�la�empresa.
Esta tarea de auténtica persuasión no es nada fácil, pero sí definitiva.

La gestión ambiental se puede decir que consiste en un conjunto de pequeñas


decisiones que contribuyen a la mejora ambiental del centro o la instalación.
© FUOC • PID_00285340 24 Medioambiente empresarial

Ahora bien, una buena gestión necesita una auditoría�previa, que detecta los La aplicación de un
posibles problemas sobre los cuales después actuará la gestión. sistema de gestión
medioambiental

Ejemplo Su control (auditoría) debe su-


poner una ganancia, una re-
Una auditoría previa ha detectado problemas de goteo en los grifos de una instalación ducción de costes o una me-
industrial; la gestión ambiental consistirá en una decisión tan elemental como ajustar los jora de la imagen (publicidad)
grifos o, si procede, cambiarlos. Así, se consiguen dos objetivos: ahorrar agua y, a largo ante la ciudadanía.
plazo, reducir costes, al no tener que pagar por un agua que no se necesita.

Sin embargo, las auditorías� posteriores tendrán como fin constatar que el
centro o la instalación aplica, de manera correcta, la gestión ambiental en un
proceso de mejora constante.

Por otra parte, la mejora en la imagen no se refiere tanto a los consumidores


(que tienen más interés en el producto que en el centro o la instalación de la
que proviene), sino especialmente a los vecinos, que pueden ver en la adhesión
de una fábrica a un sistema de gestión y auditoría ambientales su voluntad de,
por ejemplo, gestionar adecuadamente los residuos.

Con toda razón, en la actualidad puede decirse que un sistema ideado


inicialmente para el conocimiento de riesgos a efectos de calibrar me-
didas de autoprotección (por ejemplo, seguros) ha traspasado el ámbito
empresarial hasta llegar a alcanzar efectos jurídico-públicos.

Esto se nota, de manera principal, en la normativa europea que seguidamente


examinaremos y que actualmente prevé el Reglamento europeo 1221/2009,
relativo a la participación voluntaria de organizaciones en un sistema comu-
nitario de gestión y auditoría medioambientales (EMAS).

Esta normativa, y la de transposición de los diferentes Estados miembros, ha


reforzado de manera decidida la credibilidad de las ecoauditorías, ya que fa-
vorece que sus efectos tengan más incidencia, con la idea de convertirlas en
un instrumento efectivo para la protección del medio ambiente.

En síntesis:
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Concepto de auditoría ambiental

3.2. El sistema europeo de gestión y auditoría ambientales

La norma europea de referencia, tal como hemos señalado, es el Reglamento


1221/2009, relativo a la participación voluntaria de organizaciones en un sis-
tema comunitario de gestión y auditoría medioambientales (EMAS). Este re-
glamento supone la tercera revisión del modelo europeo de gestión y auditoría
medioambiental (EMAS), que fue iniciado por un reglamento del año 1993.
En España, ese tercer Reglamento EMAS, conocido por EMAS III, ha sido desa-
rrollado en el Real Decreto 239/2013, por el que se establecen las normas para
la aplicación del Reglamento EMAS III.
© FUOC • PID_00285340 26 Medioambiente empresarial

El sistema EMAS es una técnica de gestión ambiental consistente en el


otorgamiento de una certificación a las organizaciones de cualquier sec-
tor económico que quieran evaluar y mejorar su comportamiento am-
biental y difundir la información pertinente relacionada con su gestión
ambiental ante el público y otras partes interesadas.

El EMAS tiene dos finalidades:

1) Es un mecanismo de control previsto en normas jurídicas.

2) Es una técnica de garantía allí donde existen riesgos de responsabilidad


ambiental que pueden afectar, por ejemplo, a la negociación en la firma de
un contrato.

Se trata de un instrumento�de�mercado que permite a las organizaciones que


se adhieren a él mejorar la competitividad gracias a la introducción de la varia-
ble ambiental en su funcionamiento. Además, tiene un carácter estrictamente
voluntario y transversal, dado que tiende a la protección del medio ambiente
en su conjunto.

El resultado de la conjunción�entre�la�autorregulación�privada�y�la�regula-
ción�pública se materializa, dentro del ámbito europeo, en el año 1993 con
el conocido Reglamento�EMAS (Reglamento 1836/1993/CE).

Posteriormente, esta norma será sustituida por el Reglamento�2001/761/CE


(EMAS�II). Esta disposición amplía el ámbito de su alcance, ya que se extiende
más allá del sector industrial originario hasta otros sectores económicos, como
el de servicios (por ejemplo, las instalaciones turísticas). El reglamento del año
2001 fue derogado por el ya citado Reglamento� 1221/2009/CE, relativo a
la participación voluntaria de organizaciones en un sistema comunitario de
gestión y auditoría medioambientales. Para facilitar la aplicación del sistema
EMAS, la Comisión Europea publicó en el año 2013 una «Guía del usuario» en
la que se establecen los pasos necesarios para participar en el EMAS (Decisión
de�la�Comisión�2013/131/UE).

El sistema se descompone en dos fases:

1) Una fase privada en régimen de autorregulación

• La implantación del sistema de gestión ambiental a partir de la diagnosis


inicial que se haya realizado.

• La realización de la auditoría para garantizar la aplicación correcta del sis-


tema de gestión ambiental.
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• La acreditación del verificador ambiental.

• La validación de la declaración ambiental por parte del verificador acredi-


tado y su registro.

2) Una fase externa, con regulación y efectos públicos

A continuación, veremos cada una de estas dos fases y sus componentes.

3.2.1. Fase privada en régimen de autorregulación: el


establecimiento del sistema de gestión medioambiental

La implantación del sistema de gestión medioambiental

Al igual que en el ámbito de la calidad, el establecimiento y el seguimiento del


sistema de gestión es la pieza clave.

Esto obliga a la realización de un análisis medioambiental previo de las acti-


vidades, productos y servicios.

Para la implantación correcta del sistema hay que tener en cuenta los elemen-
tos siguientes:

1)�La�definición�de�la�política�medioambiental�del�centro�o�la�empresa

Tal como dice el Reglamento, la definición de la política medioambiental de la


empresa consiste en la determinación de los objetivos generales y principios
de acción de una empresa con respecto al medio ambiente, incluso el cumpli-
miento de todos los requisitos normativos relativos al medio ambiente y la
definición�de�los�impactos�medioambientales más significativos.

2)�La�toma�en�consideración�de�las�referencias�normativas�aplicables�al
centro

El sistema de gestión medioambiental (SGMA) debe tomar como punto de


partida el cumplimiento de la normativa obligatoria en materia de medio am-
biente. En otras palabras, el incumplimiento de la regulación jurídica invalida,
por ejemplo, una instalación industrial para implantar un SGMA.

La premisa es el cumplimiento de la legislación ambiental (leyes, reglamentos,


especificaciones, técnicas obligatorias, etc.).

Sin embargo, si es necesario, se debe efectuar un registro minucioso de los


principales datos ambientales del centro, especialmente de los efectos ambien-
tales de la empresa que, de acuerdo con la legislación vigente, se consideran
más significativos (residuos, vertidos, emisiones, etc.).
© FUOC • PID_00285340 28 Medioambiente empresarial

3)�El�programa�de�gestión�medioambiental

Constituye la pieza central del sistema de gestión ambiental. En el programa,


se deben precisar los objetivos medioambientales de la empresa, los medios
que se asignan y el plan temporal para conseguirlos. Esto último es importante,
ya que será una referencia determinante que con posterioridad deberán tomar
en consideración los auditores con el fin de evaluar el grado y ritmo de cum-
plimiento de los objetivos contenidos en el programa de gestión ambiental.

Nos encontramos, pues, ante la parte sustantiva del SGMA, al quedar fijados
los objetivos concretos sobre determinados aspectos o sectores materiales.

Ahora bien, los aspectos técnicos que deben permitir alcanzar aquellos objeti-
vos no están detallados en el programa, por lo que será el personal de la em-
presa o los expertos externos quienes deberán encontrar y aplicar las técnicas
que han de permitir cumplirlos.

Entre los diferentes elementos que se deben tomar en consideración podemos


destacar los siguientes:

• Tipo de materias primas.


• Origen y cantidad de energía utilizada.
• Residuos generados por unidad de producción.
• Tecnologías correctoras.

4)�Formación�y�compromiso�del�personal�de�la�empresa�con�su�política
ambiental

Se trata de motivar al personal de la empresa con la política ambiental definida.


Se debe prestar atención a la formación específica del personal para ampliar
sus conocimientos y habilidades en la gestión ambiental.

5)�Control�operacional

Una vez definida la política ambiental y concretados los objetivos en el pro-


grama de gestión, se debe desarrollar el proceso dinámico de implantación
efectiva del sistema de gestión ambiental.

Esta implantación ha de ser objeto de seguimiento y control por la misma


empresa y no se debe limitar a una simple constatación de resultados.

Se han de detectar posibles disfunciones, su origen y las posibles solu-


ciones.
© FUOC • PID_00285340 29 Medioambiente empresarial

Indicadores aconsejados

Hay que hacer aquí referencia a la Recomendación 2003/532 de la Comisión Europea,


en la que se establecen unas orientaciones con respecto a la aplicación del Reglamento
EMAS. En estos textos se fomenta el uso de unas categorías de indicadores sobre el com-
portamiento medioambiental de las empresas contenidos en una norma EN/ISO de la
serie 14.000 (la 14.301:1999). Vemos aquí cómo la Unión Europea hace publicidad de
unos indicadores elaborados por los organismos de normalización y recomienda su apli-
cación. Estos indicadores son:

1) de comportamiento operacional;

2) de comportamiento de gestión, y

3) de estado medioambiental.

En síntesis:

Planificación�y�realización�del�sistema�de�gestión�medioambiental

Etapas�para�la�implantación�del�EMAS�(1)

Planificación

• Definición de la política medioambiental.

• Identificación de impactos medioambientales significativos.

• Requisitos legales.

• Definición de objetivos medioambientales que se han de conseguir.

• Definición del programa de gestión medioambiental.

Etapas�para�la�implantación�del�EMAS�(2)

Realización

• Estructura y responsabilidades.

• Formación, concienciación y competencia.

• Comunicación.

• Documentación del sistema de gestión medioambiental.

• Control de documentación.

• Control operativo.

• Plan de contingencia y de emergencia.

La auditoría ambiental

La auditoría ambiental conforma la segunda parte de la primera fase reflexiva


o autorregulativa que comentábamos. La auditoría va precedida de la implan-
tación del SGMA que acabamos de describir y va seguida de unas actuaciones
de validación y registro que más adelante se comentarán.
© FUOC • PID_00285340 30 Medioambiente empresarial

La auditoría tiene como misión principal constatar que el programa de


gestión ambiental se aplica correctamente de acuerdo con los objetivos
previstos.

Debe quedar claro que el SGMA es de�adopción�voluntaria, de manera que


los procedimientos y sujetos que intervienen en este no tienen evidentemente
carácter obligatorio.

Esto supone que la supervisión administrativa del sistema –en su fase autorre-
gulativa– es muy tenue, ya que nos movemos en un nivel de la calidad en el
que la legislación vigente solo prevé que los sujetos que intervienen en él (por
ejemplo, auditores) estén acreditados por una entidad privada reconocida por
la Administración.

1)�El�equipo�auditor:�auditoría�interna�o�externa,�y�requisitos�subjetivos

La empresa debe designar el equipo que realizará la auditoría.

Existen dos opciones posibles:

• Formar un equipo con personal de la misma empresa.


• Designar un equipo externo.

Ambas opciones pueden presentar ventajas y posibles recelos.

La opción del equipo interno puede hacer pensar en una posible falta de inde-
pendencia, pero también puede significar más flexibilidad a la hora de adoptar
posibles acciones correctivas.

La opción externa puede ser vista con recelo al tener que facilitar a personal
ajeno acceso a las instalaciones y a información sensible sobre estas.

Ciertamente, el sistema va estrechamente ligado a unos principios de publici-


dad, transparencia y confianza que son la base de la autorregulación. En pu-
ra lógica, la actividad de los auditores externos deberá ir acompañada de una
obligación de confidencialidad y secreto.

A pesar de esto, la normativa europea deja que sean las empresas las que opten
por uno u otro tipo de auditoría –algo lógico si tenemos en cuenta que nos
encontramos en una fase estrictamente privada de un sistema que hay que
recordar que es el resultado de la adopción�voluntaria–.
© FUOC • PID_00285340 31 Medioambiente empresarial

Equipo auditor

No es nada extraño que empresas implantadas en diferentes Estados o territorios tengan


un equipo auditor para todos sus centros. Igualmente, en el caso de firmas de auditoría
radicadas en un Estado, pero con reconocimiento internacional, por ejemplo, por su
solvencia técnica o por la confianza que tradicionalmente han merecido sus informes,
no es infrecuente que tengan filiales en otros Estados.

En todo caso, conviene tener en cuenta que un criterio casi inexcusable para que un
auditor participe en una auditoría es el criterio de que sea capaz de comunicarse efecti-
vamente en la lengua necesaria para el desarrollo de sus responsabilidades, o bien que
disponga del apoyo necesario para ello.

Lo que sí que exige este mismo anexo II del reglamento son unos requisitos
de experiencia�y�formación, al decir que:

«[...] las auditorías medioambientales serán realizadas por personas o grupos de personas
que tengan un conocimiento suficiente de los sectores y campos comprendidos en el ám-
bito de la auditoría, que incluirá conocimientos y experiencia con relación a los aspectos
técnicos, medioambientales y de gestión y con las normativas pertinentes, y la suficiente
formación y pericia como auditores para conseguir los objetivos fijados».

Es evidente, pues, que los equipos auditores se deberán formar desde una pers-
pectiva�pluridisciplinar. No se trataría, por tanto, solo de una especialización
técnica –residuos, aguas, procedimientos de depuración o tecnologías anticon-
taminación–, sino que también se deben tener en cuenta otros aspectos, entre
ellos el jurídico, para valorar la normativa ambiental, pero también el impacto
social, el laboral, etc.

Por otra parte, las guías (guidelines) sobre auditoría ambiental elaboradas por
los organismos de normalización no resultan mucho más precisas ni exigen-
tes con respecto a los requisitos de formación sobre los auditores, ya que la
exigencia mínima es la educación secundaria o formación profesional equiva-
lente.

Otra cosa es la experiencia profesional: se exige un mínimo de cinco años en


alguno de los sectores relevantes para las auditorías ambientales (ciencias am-
bientales, derecho ambiental, ingeniería, auditorías, consultorías, etc.). Tam-
bién se prevé la realización de un programa específico en gestión y auditoría
ambientales.

Se debe destacar que en el caso de los auditores –a diferencia de los ve-


rificadores, tal como veremos– no se ha establecido ningún tipo de tí-
tulo u homologación administrativa para adquirir la condición de au-
ditor. La normativa vigente sí que prevé, en cambio, que los auditores
se integren dentro de la llamada infraestructura�acreditable�para�la
calidad�industrial.

Ahora bien, en todo caso, el reconocimiento, la credibilidad y la aceptación


de los equipos auditores externos dependerá en gran medida de la confianza
que generen.
© FUOC • PID_00285340 32 Medioambiente empresarial

2)�Procedimiento�y�actuaciones�de�la�auditoría

Antes de iniciar la auditoría, se prevé un conjunto de actuaciones dirigidas a


concretar y programar los aspectos materiales de su realización.

Igual que en una auditoría financiera, se organizan una o dos reuniones preli-
minares entre el equipo auditor y el equipo de dirección de la empresa para dar
a conocer los objetivos de la auditoría y su programa de desarrollo, determinar
la metodología que se utilizará y confirmar la disponibilidad de medios y el
acceso en los momentos previstos a las instalaciones.

El resultado de esta fase preliminar es la elaboración del programa y el


calendario de la auditoría, en el que se concretarán tanto los cuestiona-
rios que se deberán presentar al personal especializado, como los méto-
dos de análisis de los componentes técnicos.

Este programa previamente establecido será el que deberá seguir el desa-


rrollo de la ecoauditoría.

La actuación de los auditores se orientará en una doble vertiente:

• Valorar la idoneidad del sistema de gestión ambiental de la empresa para


alcanzar los objetivos medioambientales declarados.

• Comprobar el cumplimiento efectivo y de operatividad del SGMA.

Las áreas sobre las cuales se deberá proyectar la actividad de los auditores son
tres:

• Técnica: realización de comprobaciones, análisis, toma de datos y mues-


tras con la finalidad de valorar la idoneidad de los métodos y las tecnolo-
gías utilizadas por la empresa.
Según la incidencia ambiental de la instalación, se deberán tomar en con-
sideración las mejores tecnologías disponibles para reducir aquella inci-
dencia.

• Organizativa�y�de�gestión: valoración de la eficiencia y las posibles dis-


funciones del diseño organizativo de la empresa en la consecución de los
objetivos ambientales fijados.
También se debe valorar la idoneidad de los sistemas de gestión propios
del centro o instalación.

• Normativa� o� jurídica: comprobación de los diferentes títulos jurídicos


que son específicos de la instalación (licencia o autorización ambiental,
subvenciones que se hayan podido obtener para la consecución de los ob-
© FUOC • PID_00285340 33 Medioambiente empresarial

jetivos ambientales, participación en el sistema de asignación de emisio-


nes, etc.).

En síntesis:

Proceso�de�comprobación

Etapas�para�la�implantación�del�EMAS�(3)

• Comprobación.

• Seguimiento.

• No conformidad, acciones correctivas y preventivas.

• Registros.

• Auditoría interna del sistema de gestión medioambiental.

3)�Informe�final�de�la�auditoría

Antes de la redacción definitiva del informe, es necesaria la presentación de


un borrador que permita detectar y, si se da el caso, corregir posibles errores o
deficiencias en la elaboración de la auditoría (por ejemplo, falta de informa-
ción, imposibilidad de realizar las pruebas o análisis, etc.).

Enmendadas estas posibles carencias, se procederá a la redacción del informe


que, cabe destacar, tendrá como destinatario principal la dirección de la em-
presa. El contenido del informe se puede dividir en dos grandes bloques.

• El primero hace referencia a todo el cúmulo�de�información�relativo�a�la


auditoría al cual nos hemos ido refiriendo: equipo auditor, metodología,
obtención de datos, etc.

• El segundo corresponde a aspectos�valorativos�que�se�reflejan�en�los�re-


sultados�y�las�conclusiones sobre la idoneidad del SGMA implantado y su
grado de cumplimiento. El grado de consecución de los aspectos técnicos,
organizativos y de gestión, y normativos, sería la tríada sobre la cual pi-
votarían las valoraciones conclusivas que permitirían la propuesta de po-
sibles medidas correctoras.

Llegados aquí, podemos decir que existe una auténtica radiografía de la


situación actual y tendencia futura de la instalación industrial.
© FUOC • PID_00285340 34 Medioambiente empresarial

Esto es lo que permite la redacción de la denominada declaración�medioam-


biental, que expresará los aspectos siguientes, entre otros: actividades, pro-
ductos y servicios, política ambiental del centro, y principales resultados me-
dioambientales obtenidos por medio de la auditoría.

Todos estos aspectos se redactarán de manera resumida y comprensible para


servir de información del público.

La declaración medioambiental constituye, por una parte, la expresión


pública de la actividad de autorregulación que hasta ahora hemos ido
describiendo y que culmina en la redacción de un documento que es de
acceso libre; por otra parte, constituye el requisito formal que permite
que la actividad de autorregulación pueda ganar un reconocimiento ju-
rídico público.

Efectivamente, la declaración medioambiental constituye un requisito ex novo


que impone el Reglamento EMAS, ya que no se encuentra contenido en las
normas ISO 14.000 sobre gestión y auditoría ambiental.

El anexo III del Reglamento EMAS describe de manera muy clara la función
informativa que tiene la declaración medioambiental al decir que su objetivo:

«[...] es facilitar al público y a otras partes interesadas información medioambiental res-


pecto al impacto y al comportamiento medioambiental de la organización y la mejora
permanente del comportamiento en materia de medio ambiente en el marco de la orga-
nización».

En síntesis:

Redacción�y�comunicación�del�informe

Etapas�para�la�implantación�del�EMAS�(4)

Actuación

• Revisión.

• Declaración medioambiental.

• Validación, comunicación y registro.

En la siguiente figura, encontraréis una representación gráfica de toda la pri-


mera fase:
© FUOC • PID_00285340 35 Medioambiente empresarial

Fase privada en régimen de autorregulación: el establecimiento del sistema de gestión


medioambiental

3.2.2. Fase externa con intervención jurídico-pública

La validación de la declaración: el verificador ambiental

El momento clave que permite que la declaración medioambiental rea-


lizada por la empresa pueda ganar un reconocimiento ante la Adminis-
tración es cuando pasa a ser validada por la figura del verificador am-
biental.

Conviene, pues, que prestemos atención a esta figura, que no prevé la ISO
14.000 y que es propia�del�sistema�EMAS.
© FUOC • PID_00285340 36 Medioambiente empresarial

El reglamento comunitario establece unos requisitos mínimos para los verifi-


cadores que deben ser objeto de acreditación. Los verificadores suelen ser or-
ganizaciones o entidades que ya realizan tareas de auditoría ambiental y que,
después de ser acreditados por la entidad de acreditación competente, pasan
a realizar las funciones que el Reglamento EMAS les otorga.

La inercia de las normas ISO 14.000 puede hacer pensar que la tarea de verifi-
cador solo puede ser desarrollada por una entidad, pero eso no es así. Es más,
el Reglamento EMAS reconoce expresamente que una persona�física puede
ser acreditada como verificadora ambiental, lo cual permite que, después, cada
Estado miembro pueda establecer el procedimiento y los requisitos para dar
cabida a esta posibilidad.

Entre estos motivos se pueden mencionar, sin duda, las disposiciones de apli-
cación del Reglamento EMAS que cada Estado miembro ha dictado, especial-
mente con respecto al establecimiento del sistema de acreditación de los veri-
ficadores ambientales.

La función de las entidades de acreditación consiste en acreditar el cum-


plimiento de las condiciones y los requisitos técnicos exigidos para el
funcionamiento de los verificadores ambientales.

En el caso�español, la disposición transitoria primera del RD 239/2013 desig-


na como entidad de acreditación de verificadores ambientales a la asociación
Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Esta designación se realiza sin per-
juicio de las entidades de acreditación que, si procede, también puedan desig-
nar las comunidades autónomas.

Según la sentencia del Tribunal Constitucional 33/2005, de 17 de febre-


ro, corresponde a las comunidades autónomas la competencia para la
designación de las entidades de acreditación de verificadores ambien-
tales.

Esta circunstancia resulta muy relevante, ya que los verificadores acreditados


dentro de cada Estado miembro, según el sistema propio que se haya estable-
cido de acuerdo con sus singularidades de distribución competencial entre ad-
ministraciones públicas, podrán realizar sus funciones en un Estado miembro
diferente. El único requisito que se establece es la comunicación al organismo
de acreditación del Estado en el cual se quiera desarrollar la actividad.
© FUOC • PID_00285340 37 Medioambiente empresarial

Dejando de lado la problemática sobre la acreditación de los verificadores, lo


cierto es que la normativa española –estatal o autonómica– no�añade�muchos
requisitos más a la figura de los verificadores de lo que se dispone en la nor-
mativa europea. Solo prevé la inscripción en el correspondiente registro que
la Administración competente establezca.

Ambas notas son muy importantes, ya que, a diferencia del caso del auditor,
el verificador medioambiental debe ser obligatoriamente alguien externo a la
empresa y debe actuar de manera completamente�imparcial.

Conflicto de intereses

Es posible que una misma firma tenga una división de auditoría y otra de consultoría
ambiental que presten su servicio a una misma empresa. En el caso de la verificación,
esta concurrencia de prestaciones no sería posible, ya que puede generar algún conflicto
de intereses.

A título de ejemplo, solo hay que recordar algún antecedente, como el de una conocida
firma norteamericana de auditoría y consultoría financiera que, al servicio de una em-
presa muy importante del sector energético de Estados Unidos, condicionó su actividad
auditora a la de consultoría, de manera que los datos auditados no eran ciertos y no refle-
jaban una situación delicada producida en parte por los consejos de inversión que desde
la misma matriz se habían dado. El engaño en los datos auditados y hechos públicos cau-
só el lógico perjuicio a los accionistas y al mercado. El escándalo fue de tal magnitud que
la que era una de las primeras firmas en el sector de la auditoría de cuentas desapareció.

Algo lógico si tenemos en cuenta que al verificador le corresponde una función


propia y exclusiva que lo diferencia del auditor: la comprobación de que los
datos contenidos en la declaración medioambiental son ciertos y, en este caso,
proceder a validarla.

La función del verificador ambiental consiste en certificar el cumpli-


miento de los requisitos del sistema EMAS: el SGMA, la auditoría y sus
resultados, y la declaración medioambiental.

Actúa de alguna manera como un fedatario (por ejemplo, un notario), ya que


la declaración medioambiental validada se inscribirá posteriormente en un
registro público de alcance europeo.

Evidentemente, si el verificador constata una disfunción entre los datos com-


probados y el contenido de la declaración, no podrá ser validada.
© FUOC • PID_00285340 38 Medioambiente empresarial

De igual manera, en el caso de detectar que se incumple�la�legislación�am- Cumplimiento de la


biental�vigente�en�el�país donde se encuentra la instalación, tampoco se po- legislación ambiental del
Estado
drá validar. Este es un dato importante que se debe tener en cuenta. Puede
ser que una misma empresa tenga diferentes instalaciones industriales en va- El Reglamento EMAS establece
bien claramente que el punto
rios Estados miembros, todas ellas acogidas al sistema EMAS, pero con cum- de partida debe ser siempre el
cumplimiento de la normativa
plimientos distintos en cuanto a exigencias ambientales, ya que no las fija el ambiental vigente en el Estado
EMAS, sino la legislación de cada Estado. donde se encuentre la instala-
ción o el centro; este requisito
también se ha incorporado a
las normas ISO 14.000.
Ahora bien, el verificador no certifica el cumplimiento de la legislación, sino
el de los requisitos previstos en el Reglamento.

El registro de la declaración ambiental validada

El Reglamento EMAS establece que la función de registro de los centros


adheridos al EMAS sea realizada por las autoridades competentes de ca-
da Estado.

El organismo competente, una vez recibida la declaración ambiental validada,


registrará el centro y le asignará un número de registro, lo cual comunicará
a la empresa a fin de que esta pueda informar al público, por medio de la
declaración validada, sobre su compromiso ambiental.

Cada Estado deberá notificar los verificadores ambientales y los centros regis-
trados a la Comisión Europea, con el fin de llevar al día el registro europeo
de verificadores ambientales acreditados y de organizaciones registradas en el
sistema EMAS. Hay que decir que la inscripción en el registro puede ser sus-
pendida o cancelada en caso de que el centro deje de cumplir los requisitos
del Reglamento EMAS.

En la siguiente figura, encontraréis una representación gráfica de toda la se-


gunda fase:
© FUOC • PID_00285340 39 Medioambiente empresarial

Fase externa con intervención jurídico-pública (ejemplo de Cataluña)

3.2.3. El seguimiento y la aplicación del EMAS

El sistema EMAS, desde su implantación en el año 1993, ha tenido una apli- Web recomendada
cación desigual en el tiempo y en los diferentes Estados de la UE. Con datos en
Más información en: https://
la mano, el éxito del EMAS es relativo, especialmente si lo comparamos con clubemas.cat/es/ y https://
el total de certificaciones ISO 14.000. En el éxito del sistema EMAS concurren www.clubemas-rm.org.

diferentes elementos, y entre estos destaca la actividad de fomento del sistema


que ha realizado o no la Administración competente.

Evolución de las organizaciones adheridas al Reglamento EMAS en la UE.

Estadísticas oficiales del servicio de asistencia europeo del EMAS. –organizaciones y sitios por
país (junio 2021)–

País Organi- Sitios País Organi- Sitios


zaciones zaciones

Austria 263 1.243 Hungría 27 54

Bélgica 63 760 Irlanda 1 1

Bulgaria 17 38 Italia 1.028 5.019

Croacia 3 4 Lituania 4 24

Chipre 72 72 Luxemburgo 7 11

Total: 3.851 organizaciones y 12.856 sitios. Fuente: Respuestas oficiales de los organismos nacionales competentes. *Números
del registro EMAS de la UE.
© FUOC • PID_00285340 40 Medioambiente empresarial

País Organi- Sitios País Organi- Sitios


zaciones zaciones

República Checa 19 45 Malta 1 1

Alemania 1111 2255 Noruega 3 16

Dinamarca 13 47 Polonia 69 513

Estonia 14 28 Portugal 47 82

España 955 1100 Rumanía 5 5

Finlandia 4 21 Suecia 12 23

Francia 30* 41* Eslovenia 10 16

Grecia 35 1334 Eslovaquia 38 103

Total: 3.851 organizaciones y 12.856 sitios. Fuente: Respuestas oficiales de los organismos nacionales competentes. *Números
del registro EMAS de la UE.

Estadísticas oficiales del servicio de asistencia europeo EMAS - Desarrollo de Organizaciones y


Sitios 2005-2021

Fuente: Respuestas oficiales de los organismos nacionales competentes.


© FUOC • PID_00285340 41 Medioambiente empresarial

4. Evaluación del impacto ambiental y evaluación


de planes y programas con incidencia ambiental o
evaluación ambiental estratégica

4.1. Planteamiento

Dentro de las fórmulas de intervención administrativa dirigidas a la protección


del medio ambiente, la evaluación�de�impacto�ambiental (EIA) desempeña
un papel muy destacado.

La técnica de la evaluación ambiental puede aplicarse tanto a los proyectos, en


cuyo caso hablamos de evaluación de impacto ambiental, como a los planes
y programas, siendo entonces designada como evaluación�ambiental�estra-
tégica. Con la expresión «evaluación ambiental» se alude conjuntamente a
ambas.

Como tantas otras técnicas protectoras del medio, la EIA encuentra también su
origen en el derecho norteamericano (National policy act de 1969) y se plantea
como un procedimiento complejo en el cual se integran estudios�técnicos y
mecanismos�participativos que permiten introducir la valoración de intere-
ses medioambientales en la toma de decisiones sobre iniciativas susceptibles
de afectar al entorno, con lo que sustraen la decisión final del dominio exclu-
sivo de los intereses�económicos.

La influencia del derecho ambiental norteamericano en las regulaciones am- Otras directivas
bientales europeas es notoria y manifiesta, tal y como se puede ver en la legis-
La Directiva 85/337/CEE es
lación de algunos Estados pioneros (por ejemplo, Francia) a mediados de los posteriormente modificada por
años setenta y en la primigenia Directiva 85/337/CEE, de 27 de junio, sobre la Directiva 97/11/CE, que am-
plía el ámbito de aplicación, y
evaluación de las incidencias de ciertos proyectos públicos y privados sobre la 2003/35/CE, que mejora la
participación ciudadana en di-
el ambiente. ferentes procedimientos.

Hay que señalar que, a diferencia del sistema norteamericano, en la normati-


va europea no se prevé que la técnica de la EIA se aplique a toda actuación
pública (proyecto, plan o norma), sino que se define un ámbito�obligatorio
de�aplicación que, sin embargo, puede ser objeto�de�ampliación.

En este sentido, cabe destacar la importancia de la Directiva 2001/42/CE, rela-


tiva a la evaluación de los efectos de determinados planes y programas sobre el
medio ambiente, que significa la incorporación al escenario europeo de la lla-
mada evaluación�ambiental�estratégica, aplicable a los planes y programas
adoptados en los Estados miembros en materia de ordenación del territorio.
© FUOC • PID_00285340 42 Medioambiente empresarial

Esta norma europea fue transpuesta al ordenamiento español por la Ley


9/2006, de 28 de abril, sobre evaluación de los afectos de determinados planes
y programas en el medio ambiente.

La evaluación ambiental de proyectos, que se aplica en España desde el año


1986, y la evaluación ambiental de planes y programas, como hemos dicho,
también conocida como evaluación ambiental estratégica (incorporada desde
el año 2006), son dos procedimientos, compuestos por un conjunto de estu-
dios y sistemas técnicos y abiertos a la participación del público, cuyo objetivo
es que se tomen en consideración todos los aspectos relativos a la protección
del medio ambiente, antes de que se autoricen o sean aprobados los proyectos,
planes o programas.

Ámbito de actuación de la
De manera principal, la EIA es una fórmula que permite informar a las EIA
administraciones públicas sobre los efectos medioambientales que pue-
Tanto sobre proyectos públi-
den tener ciertas actuaciones o decisiones que toman. De este modo, se cos, como privados, por ejem-
plo, la construcción de una au-
puede decir que nos encontramos ante una técnica que tiene un mar- tovía, la instalación de un par-
cado carácter preventivo. que eólico, etc.

La EIA como tal no implica ninguna decisión, sino que prevé y evalúa la
incidencia que la decisión puede tener. Ahora bien, la influencia que la EIA
tiene sobre la decisión es, como se puede intuir, primordial, hasta el extremo
de que el proyecto puede denegarse o sufrir modificaciones sustanciales.

La EIA constituye un trámite cualificado que se inscribe en un procedimiento Efectos sobre el medio
principal o sustantivo como es, por ejemplo, la ejecución de una obra deter- ambiente

minada con incidencia sobre el medio ambiente. La expresión efectos sobre el


medio ambiente se debe inter-
pretar de una manera muy
Por su parte, la evaluación ambiental estratégica (EAE) constituye una técnica amplia, de manera que en la
EIA se deberá tener en cuenta
de�protección�ambiental caracterizada por: cualquier efecto directo o in-
directo del proyecto sobre la
naturaleza (la flora, la fauna, el
• su naturaleza preventiva; aire, el agua, el suelo, el clima,
el paisaje), las personas (la sa-
lud humana), su medio urbano
(paisaje urbano o natural) o su
• su configuración como un proceso formalizado, sistemático y abierto a la patrimonio histórico, así como
participación pública que tiene lugar durante la preparación o adopción la interacción de todos estos
factores.
de un programa público; y

• el carácter preceptivo y determinante del informe que pone fin al procedi-


miento, la llamada declaración ambiental estratégica (DEA), mediante la
cual el órgano ambiental competente se pronuncia sobre las condiciones
en las que debe llevarse a cabo la planificación.
© FUOC • PID_00285340 43 Medioambiente empresarial

4.2. El marco normativo

Tras un periodo en el que abundaron los textos normativos que regulaban de


forma harto distinta el procedimiento aplicable a la evaluación ambiental de
proyectos y la evaluación de planes y proyectos, hecho que se explica por la
diferencia de más de veinte años entre ambas regulaciones: la evaluación am-
biental de proyectos se introdujo en 1986, mientras que la primera regulación
estatal de evaluación ambiental estratégica resulta de 2006.

El actual marco normativo viene presidido por la Ley 21/2013, de 9 de diciem-


bre, de evaluación ambiental (LEA), que trata de simplificar el hasta entonces
existente escenario de diversidad y complejidad normativa. Para esto, la ley
del año 2013 establece una regulación completa, y siguiendo el mismo esque-
ma procedimental, de los dos procedimientos de evaluación ambiental:

• el de proyectos de obras y actividades (la comentada «evaluación de im-


pacto ambiental»), y

• el de planes y programas que, como se ha dicho, recibe el nombre de «eva-


luación ambiental estratégica».

Junto con esta normativa estatal de carácter básico, hay que tener en cuenta
que, de acuerdo con el reparto competencial entre el Estado y las comunidades
autónomas, estas pueden establecer una legislación de desarrollo o normas de
protección más estrictas.

Así, las comunidades autónomas pueden ampliar el abanico de aplicación de


la EIA, sometiendo a estudio de impacto otras actividades, incluso si son de
titularidad estatal.

Esta posibilidad ha sido matizada por el Tribunal Constitucional (TC) en la


STC 13/1998, de 22 de enero. Así, ante la multiplicidad de regulaciones de
los órganos que podrían recaer sobre, por ejemplo, una infraestructura estatal
que debe discurrir por diferentes territorios autonómicos, el TC afirmó que la
facultad de llevar a cabo la declaración de impacto ambiental corresponderá a
la Administración pública que tenga la competencia para aprobar el proyecto
(en el caso apuntado, la estatal). Ahora bien, cuando esta competencia corres-
ponda a la Administración General del Estado, deberá consultar de manera
preceptiva al órgano ambiental de la comunidad autónoma en la cual haya de
situarse territorialmente el proyecto.

Sin embargo, distintas normativas sectoriales establecen la obligatoriedad de


que ciertos tipos de proyectos e instalaciones sigan el trámite de evaluación
de impacto ambiental. En este sentido, el Decreto Legislativo 2/2009, de 25
© FUOC • PID_00285340 44 Medioambiente empresarial

de agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de carreteras,


prevé que las nuevas carreteras y el acondicionamiento de las antiguas vías
que supongan cambios de trazado se deberán someter a la EIA.

Junto a esta normativa de alcance general, hay que destacar otra de carácter Actividades excluidas y
específico, como la Ley estatal 54/1997, del sector eléctrico, que prevé la obli- actividades previstas

gatoriedad de la evaluación ambiental para la construcción de determinadas Determinados tipos de pro-


líneas de tensión. yectos pueden quedar exclui-
dos�del�trámite�de�la�EIA, por
ejemplo, los que hacen refe-
rencia a la defensa nacional o
4.3. Procedimiento los aprobados específicamen-
te por una ley estatal (si bien
bajo la condición de informar
previamente a la Comisión Eu-
La EIA se configura como un procedimiento que se integra como una ropea).
Entre las actividades previstas
fase adicional dentro de la tramitación para la aprobación de un pro- por la directiva y sujetas a la
EIA, se incluyen refinerías de
yecto –en el caso de una iniciativa pública–, o para la obtención de la petróleo, centrales de energía
autorización o concesión solicitada por un particular a la administra- eléctrica y nuclear, tratamiento
de residuos radiactivos, instala-
ción competente –en el caso de un proyecto privado–. ciones químicas, industrias del
papel, etc.

Así pues, si bien la declaración de impacto ambiental (DIA) supera la EIA, no


resuelve, en cambio, la aprobación o autorización del proyecto. La DIA�infor-
ma sobre si es procedente o no llevar a cabo el proyecto desde la vertiente
ambiental y sobre las medidas que, si procede, se deberían adoptar para mini-
mizar los impactos ambientales que se prevean.

En todo caso, la importancia�de�la�EIA deriva del carácter�vinculante que


tiene para la autoridad que debe aprobar o autorizar el proyecto.

Se puede llegar a observar, así, la existencia de dos procedimientos: por


un lado, el que debe evaluar el impacto ambiental del proyecto y, por
otro, el propio de la autorización de la actividad con incidencia ambien-
tal (por ejemplo, el régimen de la autorización integrada). Dos proce-
dimientos que centran su atención en la valoración de los efectos am-
bientales de un proyecto.

En consecuencia, resulta lógico pensar en qué se diferencian ambos procedi-


mientos y qué relación existe entre estos. De alguna manera, la respuesta nos
la da la jurisprudencia.

Por ejemplo, el Tribunal Supremo (STS de 17 de noviembre de 1998, sobre el embalse


de Itoiz) considera que la EIA constituye un trámite muy relevante en el procedimiento
que decide sobre el proyecto. Esto significa, a efectos prácticos, que la EIA no puede ser
considerada como una decisión final, sino que tiene un carácter�instrumental; es decir,
al no tratarse de una resolución definitiva no puede ser directamente impugnable. En
cambio, la decisión final del proyecto sí que podrá ser objeto de impugnación, y será
entonces cuando se pueda revisar la EIA como un acto trámite del procedimiento de
autorización.
© FUOC • PID_00285340 45 Medioambiente empresarial

Acto trámite

La declaración de impacto ambiental o la declaración ambiental estratégica, si bien po-


nen fin al procedimiento de evaluación ambiental, revisten, sin embargo, el carácter de
acto de trámite, por lo que tal y como venía estableciendo la jurisprudencia y confirma
la propia ley, no son susceptibles de recurso, sin perjuicio de los que, en su caso, puedan
proceder en vía administrativa y judicial frente al acto que autoriza el proyecto o por
el que se aprueba el plan o programa o frente a la disposición de carácter general que
hubiese aprobado el plan o programa. Ahora bien, de este carácter irrecurrible se excep-
túan las DIA de los proyectos que no requieran una autorización, sino una declaración
responsable o comunicación (art. 69 LPAC). La razón es que en estos casos la declaración
de impacto ambiental tiene carácter de acto finalizador del procedimiento y, por tanto,
puede interponerse contra esta los recursos que, en su caso, procedan en vía administra-
tiva o judicial.

Conviene, pues, prestar atención al procedimiento que lleva a la emisión�de


la�DIA.

4.3.1. Ámbito de aplicación

Tal y como hemos comentado anteriormente, el ámbito de aplicación de la


EIA aparece definido en la normativa vigente. Así, no todos los proyectos,
públicos o privados, referentes a obras, instalaciones o a cualquier actividad
se someterán a evaluación ambiental, sino solo los enumerados legalmente.

En consecuencia, nos encontramos ante una lista cerrada que, sin embargo,
prevé dos variantes:

• Una lista de proyectos que necesariamente se deben sujetar a la EIA. Lista cerrada

La directiva contiene dos


• Otra lista en la que se enumeran proyectos que se sujetan a la EIA según anexos: uno con una lista de
la administración ambiental competente en cada caso (estatal o autonó- actividades obligatorias para
todos los Estados miembros de
mica). la Unión Europea y otro con
una lista de actividades cuya
inclusión radica en la discrecio-
nalidad estatal.
No obstante, las comunidades autónomas, en ámbitos de su competencia, pue-
den establecer, tal como hemos visto anteriormente, la exigencia de EIA a pro-
yectos que no estarían sujetos a ella según la normativa estatal.

Del mismo modo, el Consejo de Ministros, en supuestos excepcionales y me-


diante acuerdo motivado, puede llegar a excluir un proyecto determinado del
trámite de evaluación ambiental por razones vinculadas a la defensa nacional
(por ejemplo, una zona para maniobras militares).

4.3.2. El estudio de impacto ambiental

En vista de los informes y las consultas realizadas, corresponde al titular�del


proyecto la elaboración del estudio de impacto ambiental (EIA). Este EIA debe
contener diferentes elementos:

1) Descripción general del proyecto: uso previsible del suelo y otros recursos,
estimación del volumen y tipo de residuos y emisiones.
© FUOC • PID_00285340 46 Medioambiente empresarial

2) Justificación de la solución adoptada y posibles alternativas.

3) Evaluación de previsibles efectos (a corto o largo plazo) sobre la población


y los recursos naturales, también sobre el patrimonio histórico-artístico y el
arqueológico.

4) Medidas previstas para reducir, eliminar o compensar los posibles efectos


ambientales significativos.

5) Programa de vigilancia ambiental.

Resulta evidente el componente�especializado�o�técnico�del�EIA, y por este


motivo se exige la presentación de un resumen del estudio y de las conclusio-
nes en términos fácilmente comprensibles.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es a quién corresponde elaborar


el estudio. La normativa establece que el promotor debe aportar el proyecto
y, por lo tanto, ha de encargar la ejecución del EIA. Este puede ser realizado
por la propia empresa (que será responsable de la autenticidad de los datos
aportados) o por grupos externos.

En todo caso, es cierto que puede haber ciertas sospechas de falta de objetivi- Caso de ocultación,
dad e imparcialidad en la elaboración del estudio, pero no es menos cierto que falseamiento o
manipulación de datos
someterlo a información pública permite un cierto grado de control durante
el procedimiento. Además, la normativa prevé ciertas cautelas con relación al Se suspenderá el proyecto au-
torizado y se impondrá al titu-
titular del proyecto para hacer frente a una posible mala fe en la aportación lar una sanción por falta grave
e, incluso, la restitución de la
o evaluación de los datos del EIA. realidad física y biológica an-
terior al inicio de las obras, así
como la indemnización por los
4.3.3. Incorporación del estudio de impacto al procedimiento daños y perjuicios causados.

principal y su sometimiento a los trámites de información


pública y de solicitud de informes

Una vez realizado el estudio de impacto, se adjunta�como�una�pieza�más�al


expediente del procedimiento para la autorización o realización del proyecto
que tramita la autoridad competente.

El EIA, junto con otros informes que integran el proyecto, se somete al trámite
de información pública durante el cual el público potencialmente afectado
puede plantear todo tipo de objeciones y alternativas.

El trámite�de�información�pública se debe anunciar en el diario oficial de


la comunidad autónoma que se vea afectada por el proyecto y en el BOE si la
administración competente para autorizarlo o realizarlo es la Administración
General del Estado.

Además, son preceptivos otros informes en dos casos concretos:


© FUOC • PID_00285340 47 Medioambiente empresarial

1) Cuando corresponda a la Administración General del Estado formular la


declaración de impacto ambiental, se deberá consultar de manera preceptiva
al órgano ambiental de la comunidad autónoma donde se haya de ubicar el
proyecto (por ejemplo, el Departamento de Medio Ambiente).

2) Cuando el proyecto pueda tener efectos significativos sobre el medio am-


biente de otro Estado miembro de la Unión Europea, se debe seguir el procedi-
miento regulado por el Convenio sobre evaluación de impacto al medio am-
biente en un contexto transfronterizo.

4.3.4. La declaración de impacto ambiental y la resolución del


procedimiento

La evaluación de impacto ambiental significa el concurso de dos órganos ad-


ministrativos diferentes –aunque sean de la misma administración–.

1) Por una parte, el órgano que debe autorizar el proyecto.

2) Por otra, el órgano ambiental, que es el órgano administrativo que debe


evaluar el impacto.

Este órgano ambiental es el Ministerio�de�Medio�Ambiente cuando se trata de


proyectos que debe autorizar o aprobar a la Administración General del Estado.
Con respecto a otros proyectos, el órgano ambiental será el que determine
cada comunidad autónoma en su respectivo ámbito territorial.

La Ley de evaluación ambiental prevé que el órgano ambiental dispone de


un plazo máximo de cuatro meses para que lleve a cabo el análisis técnico
del expediente y la emisión de la declaración de impacto ambiental. Este pla-
zo puede prorrogarse por dos meses adicionales por razones justificadas. Una
vez finalizado el análisis técnico del expediente de evaluación de impacto am-
biental, el órgano ambiental emite la DIA y se procede su remisión a la auto-
ridad administrativa (órgano sustantivo) competente para realizar o autorizar
la obra, la instalación o la actividad. El órgano sustantivo debe entonces re-
solver el procedimiento de autorización del proyecto en un plazo razonable,
y en este debe tener en cuenta la evaluación de impacto ambiental realizada,
incluyendo los resultados de las consultas.

Esta autoridad administrativa es la que debe resolver�el�procedimiento y, si


procede, incorporar las condiciones exigidas para la autorización del proyecto
que se desprenden de la DIA.

Sin duda, la gran cuestión que se plantea en vista de la DIA es si puede ser
contraria a la realización del proyecto, o imponer unas condiciones draconia-
nas que lo hagan realmente inviable. En este caso, nos encontramos ante un
© FUOC • PID_00285340 48 Medioambiente empresarial

conflicto entre el órgano ambiental y el órgano que debe autorizar o aprobar el


proyecto y que, además, se encuentra vinculado por el juicio de oportunidad
que contiene la DIA.

El conflicto entre la declaración del órgano ambiental y la propuesta de deci- La adopción de una
sión del órgano competente en la materia se resuelve mediante la intervención decisión contraria a la DIA

de un órgano superior, que no es otro que el máximo órgano de la administra- Por parte de estos órganos de
ción competente: el Consejo�de�Ministros, si se trata de proyectos que debe gobierno (Consejo de Minis-
tros o Consejo de Gobierno de
autorizar o aprobar a la Administración del Estado, o en el ámbito autonómi- la comunidad autónoma), de-
berá ser motivada por impor-
co, el Consejo�de�Gobierno�de�la�comunidad�autónoma. tantes razones de interés públi-
co.

Sin embargo, la resolución final por la que se aprueba o se autoriza el proyecto


es el acto definitivo que pone fin al procedimiento principal y el que deberá
decidir motivadamente, teniendo en cuenta todos los elementos planteados
en el procedimiento, sobre los requisitos para la realización o autorización de
la obra, la instalación o la actividad. Es precisamente entonces, a partir del acto
administrativo�resolutorio, cuando quedan abiertas las vías impugnadoras
correspondientes.

4.4. La evaluación ambiental estratégica

Como hemos señalado al inicio del tema, la legislación europea introduce la


evaluación de los efectos de determinados planes y programas al medio am-
biente.

La evaluación ambiental estratégica (EAE) es un nuevo mecanismo de


integración ambiental complementario –¡en ningún caso sustitutorio!–
de la EIA de proyectos, y es también una manifestación más avanzada
en la política preventiva para la consecución del desarrollo sostenible.
La principal diferencia entre, de un lado, los planes y programas y, de
otro, los proyectos radica en que los primeros no son ejecutables direc-
tamente.

La EAE constituye, pues, un instrumento�clave para garantizar que la obser-


vación de las consideraciones ambientales (riesgos ambientales) se tendrán en
cuenta en el proceso de toma de decisiones. Es más, desde el primer momento
y en los niveles más altos de decisión, se integran los principios de desarrollo
sostenible y de participación pública en el entramado político que después
deberá condicionar los desarrollos sectoriales, que, al mismo tiempo, se verán
sometidos a la EIA.

Diferencias entre la EAE y la EIA

La EAE y la EIA son dos evaluaciones diferentes en el tiempo, el espacio y en sus conte-
nidos, con efectos diferentes.

La EIA es, sin duda, más detallada y específica, en tanto que toma en consideración ca-
da proyecto de manera singularizada, pero la existencia previa de la EAE la hará ahora
© FUOC • PID_00285340 49 Medioambiente empresarial

mucho más eficaz, dado que, previamente, ya se habrán predeterminado las diferentes
alternativas medioambientales.

La EAE integra los aspectos medioambientales en la elaboración y aprobación de pla-


nes/proyectos y programas para conseguir un nivel elevado de protección del medio am-
biente y promover un desarrollo sostenible en una triple dimensión –económica, social
y ambiental– en un proceso que garantice la participación pública y la transparencia en
la información, especialmente con respecto a la decisión finalmente adoptada.

De manera expresa, la directiva excluye de su ámbito de aplicación los planes y


programas que tienen como único objetivo la defensa nacional o la protección
civil en casos de emergencia.

Ejemplo

Un ejemplo de aplicación del procedimiento de EAE serían los planes de infraestructuras


del transporte de alcance estatal o autonómico, ya que prevén la construcción de redes
de ferrocarril, autovías, aeropuertos, etc.

Las fases del procedimiento de la EAE son:

1)�Elaboración�del�informe�de�sostenibilidad�ambiental, que debe contener:

• La identificación, descripción y evaluación de los probables efectos signi-


ficativos al medio ambiente del plan o programa en su aplicación y puesta
en funcionamiento;

• La descripción de las alternativas razonables, incluida la alternativa cero


(o no realización), de acuerdo con los objetivos y el ámbito de aplicación
geográfico del plan o programa.

2)� Convocatoria� de� consultas con la finalidad de otorgar transparencia al


proceso decisorio y garantizar que la información presentada en la evaluación
sea cuanto más exhaustiva y fidedigna mejor. En este sentido, se diseña un
mecanismo de información y consulta pública que se articula en tres niveles:

• las autoridades públicas ambientales;

• el público afectado o interesado (se reconoce una amplia legitimación), y

• otros Estados cuando se prevean posibles efectos transfronterizos;

3)�Elaboración�de�la�memoria�ambiental, que debe integrar los aspectos me-


dioambientales en la propuesta de plan o programa que debe redactar la ad-
ministración promotora y prever los impactos significativos en su aplicación.

4)�Aprobación�del�plan�o�programa�y�garantías�de�información�y�publici-
dad. Se establece un mecanismo de garantía adicional para que los actores que
han participado en el proceso de consultas sean debidamente informados de
la decisión finalmente aprobada. También se deben articular las medidas para
el seguimiento de los efectos del plan o programa al medio ambiente.
© FUOC • PID_00285340 50 Medioambiente empresarial

5)�Medidas�de�supervisión�o�seguimiento dirigidas a identificar los posibles


efectos adversos imprevistos y a establecer las medidas de reparación adecua-
das.
© FUOC • PID_00285340 51 Medioambiente empresarial

5. La información no financiera en materia ambiental


de las empresas

5.1. Planteamiento

En el mercado actual, la transparencia empresarial es clave para que los ope-


radores económicos generen confianza con los empleados, los clientes, los ac-
cionistas, los proveedores e incluso con los consumidores, que cada vez más
demandan información oportuna y veraz. Asimismo, la transparencia ayuda a
las empresas a gestionar los riesgos y las oportunidades de carácter no finan-
ciero. En este contexto, las empresas se ven en la necesidad de facilitar y re-
velar de forma fiable, correcta, simétrica y oportuna tanto información finan-
ciera, es decir, información o datos contables sobre activos financieros, movi-
mientos de fondos y relaciones comerciales financieras, como información no
financiera sobre cuestiones sociales y ambientales que contribuyen a la crea-
ción de valor de las empresas en el mercado.

La información no financiera se refiere a toda aquella que no está refle-


jada en los estados financieros tradicionales, pero que se requiere para
el debido control de las organizaciones y que es de interés para la toma
de decisiones de inversión o para la evaluación de las actividades y em-
presas por parte de distintos grupos de la sociedad. La información no
financiera incluye temas relacionados con: sostenibilidad, responsabi-
lidad corporativa, medio ambiente, temas sociales y de gobierno, ética,
capital humano y salud.

Teniendo en cuenta lo anterior y que algunos de los efectos de las actividades


empresariales están asociados a la actual crisis ambiental y climática, diversas
partes de interés de la sociedad demandan a las empresas mayor transparen-
cia respecto a sus políticas e impactos ambientales para la toma de decisiones
de inversión y la evaluación de sus actividades y determinar una eventual res-
ponsabilidad. Cuanto mayor sea el impacto ambiental de la empresa, mayor
es la presión por parte de los grupos de interés para que informe de sus prác-
ticas ambientales. En este sentido, hay una importante práctica –y exigencia–
de divulgación de información sobre el control de la contaminación de las
empresas del sector de hidrocarburos, del sector químico y del sector papelero,
entre otras. La incorporación de las cuestiones ambientales en los informes
anuales que presentan las empresas aumenta la conciencia de las partes in-
teresadas sobre las actividades, el desempeño y las interacciones de la empresa
con el medio ambiente. Las cuestiones�ambientales constituyen, por tanto,
© FUOC • PID_00285340 52 Medioambiente empresarial

una parte relevante de la información no financiera que divulgan las empre-


sas mediante sus informes anuales que presentan ante los diferentes agentes
económicos y sociales.

La transparencia sobre las cuestiones ambientales de las empresas ha consti-


tuido comúnmente un elemento fundamental de cualquier política en mate-
ria de responsabilidad social empresarial. Por ello, en principio, la divulgación
de información ambiental por parte de las empresas ha sido de carácter vo-
luntario de tal forma que suele responder a un análisis de coste-beneficio. De
esta manera las empresas han sido libres de decidir la información ambiental
que revelan, lo que ha hecho que a menudo dicha información no sea com-
parable y que dificulte que las partes interesadas puedan tomar decisiones de
inversión y crédito o que puedan evaluar el impacto ambiental de la actividad
de una empresa y los riesgos conexos.

Con el fin de mejorar la calidad y aumentar la comparabilidad de la informa-


ción no financiera de las empresas, diversas organizaciones han puesto a dis-
posición de estas entidades diferentes estándares, recomendaciones y pautas
para la recolección, sistematización y divulgación de la información social y
ambiental que demandan diferentes partes de interés.

• La� Global� Reporting� Initiative� (GRI) comenzó desde la década de los


noventa a publicar directrices para la elaboración de memorias sostenibles,
con el fin de ayudar a las empresas a que revelen y divulguen su impacto
en la sociedad y el medio ambiente. Desde sus inicios, la GRI ha ganado
una gran atención por parte de las empresas y se ha convertido en una
referencia mundial para la presentación de informes no financieros.

• La�Organización�Internacional�de�Normalización se encarga de elaborar


normas técnicas internacionales que proveen a las empresas, a los gobier-
nos y a la sociedad de herramientas prácticas en las tres dimensiones del
desarrollo sostenible: económica, ambiental y social. La ISO 26.000, Guía
sobre responsabilidad social, ofrece a todo tipo de organizaciones, tanto en
los sectores públicos como privados, una guía para la comunicación de
compromisos, desempeño y otra información relacionada con la respon-
sabilidad social.

• Los�principios�de�AccountAbility�AA1000APS (2008) se dirigen a orga-


nizaciones que desarrollan un enfoque responsable y estratégico de la sos-
tenibilidad. Estos principios ayudan a las empresas a informar, explicar y
dar respuesta a los grupos de interés acerca de sus decisiones, acciones y
desempeño a través de la divulgación de información sobre factores im-
pulsores de la sostenibilidad no financieros y su impacto sobre los grupos
de interés.
© FUOC • PID_00285340 53 Medioambiente empresarial

Para la divulgación de información ambiental, las empresas deben, en primer


lugar, llevar a cabo una recolección de datos para determinar el impacto am-
biental de sus actividades. En segundo lugar, deben analizarlos para gestionar-
los de manera adecuada. Finalmente, tienen que divulgar de manera interna
y externa los impactos ambientales y las medidas para prevenir y ponerles fin.
En este sentido, la divulgación de la información ambiental puede producir
cambios significativos en las prácticas empresariales, ya que genera conciencia
entre las empresas de las consecuencias ambientales de sus actividades. Esto,
a su vez, puede generarles una ventaja competitiva ya que mejorarán su repu-
tación e imagen ambiental.

5.2. El marco normativo

La divulgación obligatoria de información no financiera se ha convertido en


un instrumento para proteger a la sociedad y al medio ambiente de los impac-
tos de las actividades empresariales. Por este motivo, se ha desarrollado un im-
portante marco normativo compuesto de diversos instrumentos que exigen a
las empresas de distintos sectores que informen sobre sus prácticas e impactos
sociales y ambientales, tanto interna como externamente. En consecuencia,
en varios Estados cada vez más las empresas están obligadas a informar sobre
los impactos ambientales dentro de su cadena de suministro, sobre las emisio-
nes de dióxido de carbono de sus operaciones o sobre los efectos ambientales
como consecuencia del uso de sus productos.

Las empresas deben presentar la información no financiera de distintas for-


mas:

Por ejemplo, puede incluirse en los estados financieros (documento o informe contable
que abordan la situación financiera de una empresa en un determinado ejercicio), o bien
puede presentarse en un informe separado, como los informes de responsabilidad social
corporativa que abordan de manera específica las cuestiones relativas al medio ambiente,
al personal y al cumplimiento de reglas en materia de igualdad y no discriminación y
discapacidad.

5.2.1. Unión Europea: Directiva 2014/95/UE sobre divulgación


de información no financiera

(1)
La UE reconoce el valor de la divulgación de información social y ambiental COMUNICACIÓN DE LA CO-
MISIÓN AL PARLAMENTO EURO-
de las empresas, ya que considera que esta información puede facilitar el com-
PEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ
promiso con las partes interesadas y la determinación de los riesgos para la ECONÓMICO Y SOCIAL EURO-
PEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIO-
sostenibilidad material. A su vez, señala que esta información constituye un NES Acta del Mercado Único Doce
elemento importante de asunción de responsabilidades y puede contribuir al prioridades para estimular el cre-
cimiento y reforzar la confianza
aumento de la confianza del público en las empresas. En 2011, la Comisión «Juntos por un nuevo crecimiento»
COM(2011) 206 final.
Europea señalaba la necesidad de aumentar a un nivel alto la transparencia de
la información social y medioambiental facilitada por las empresas de todos
los sectores en todos los Estados miembros. Esto con el fin de hacer frente a
© FUOC • PID_00285340 54 Medioambiente empresarial

(2)
la gran heterogeneidad de las prácticas existentes, para poder crear unas con- COMUNICACIÓN DE LA CO-
MISIÓN AL PARLAMENTO EURO-
diciones de competencia equitativas y para facilitar y ampliar el acceso a los
PEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ
inversores a una información útil para la toma de decisiones1. Por ello, anun- ECONÓMICO Y SOCIAL EURO-
PEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIO-
ciaba que presentaría una propuesta legislativa para mejorar la transparencia NES Estrategia renovada de la UE
para 2011-2014 sobre la respon-
de la información social y medioambiental que facilitan las empresas en todos sabilidad social de las empresas
los sectores2. COM(2011) 0681 final.

En 2014, se adoptó la Directiva 2014/95/UE, por la que se modifica la Directiva


2013/34/UE en lo que respecta a la divulgación de información no financiera
e información sobre diversidad por parte de determinadas grandes empresas y
determinados grupos que modifica la anterior, con el objetivo de incrementar
la transparencia entre las empresas europeas en materia social y ambiental. La
Directiva 2014/95/UE estableció una base de transparencia para todas las em-
presas que operan en el mercado común. El objetivo de la Directiva 2014/95/
UE es mejorar la calidad y cantidad de información no financiera que revelan
las empresas. Para ello, los Estados deben exigir que determinadas grandes em-
presas divulguen –como mínimo– información relativa a cuestiones ambien-
tales y sociales, así como relativa al personal, al respeto de los derechos hu-
manos y a la lucha contra la corrupción y el soborno, a fin de proporcionar a
inversores y otras partes interesadas una perspectiva más completa de su evo-
lución, resultados y situación, y del impacto de su actividad.

La Directiva 2014/95/UE sobre divulgación de información no finan-


ciera introduce el requisito de que las empresas informen tanto sobre
la manera en que las cuestiones sociales y ambientales afectan a sus re-
sultados, situación y evolución (perspectiva «de fuera a dentro») como
sobre su impacto en las personas y el medio ambiente (perspectiva de
«dentro a fuera»). Es lo que suele denominarse «doble significatividad».

La Directiva 2014/95/UE sobre divulgación de información no financiera se


aplica a las grandes empresas que sean entidades de interés público con un
número medio de empleados superior a 500, y a las entidades de interés pú-
blico que sean sociedades matrices de un gran grupo con un número medio de
empleados superior a 500 (art. 1). La directiva exime a las filiales si la empre-
sa matriz ya divulga información social y ambiental relativa a todo el grupo,
incluidas las filiales. Alrededor de 6.000 grandes empresas operando en la UE
están sujetas a las obligaciones de divulgar información no financiera según
lo establecido en la Directiva 2014/95/UE.

Desde 2018, estas empresas sujetas al ámbito de aplicación de la Directiva


2014/95/UE han tenido que publicar información social y ambiental conteni-
da en un estado no financiero que se incluye en el informe de gestión de la
empresa. Asimismo, las empresas pueden publicar la información no financie-
ra en informes separados, basándose o no en marcos normativos nacionales,
© FUOC • PID_00285340 55 Medioambiente empresarial

de la Unión o internacionales, siempre que se publique junto con el informe


de gestión o dentro de un plazo no superior a seis meses contados a partir de
la fecha de cierre del balance.

Entre las cuestiones ambientales que se pueden incluir en los estados no fi- Lectura recomendada
nancieros se encuentran:
Sobre la práctica empresarial
de divulgación de informa-
• la información significativa sobre prevención y control de la contamina- ción ambiental a la luz de la
Directiva 2014/95/UE, podéis
ción; consultar:
CDSB (2020). The state of EU
environmental disclosure in
• el impacto ambiental del consumo energético; 2020. Londres: Climate Dis-
closure Standards Board.

• las emisiones directas e indirectas a la atmósfera;

• la utilización y protección de los recursos naturales (por ejemplo, agua o


suelo) y protección correspondiente de la biodiversidad;

• la gestión de los residuos;

• el impacto ambiental del transporte o del uso y la eliminación de produc-


tos y servicios; y

• el desarrollo de productos y servicios ecológicos.

Las cuestiones ambientales que divulguen las empresas deben ir acompañadas


de:

• una breve descripción del modelo de negocio del grupo;

• una descripción de las políticas que aplica el grupo en relación con dichas
cuestiones, que incluya los procedimientos de diligencia debida aplicados;

• los resultados de esas políticas;

• los principales riesgos relacionados con esas cuestiones vinculados a las


actividades del grupo, entre ellas, cuando sea pertinente y proporcionado,
sus relaciones comerciales, productos o servicios que puedan tener efectos
negativos en esos ámbitos, y cómo el grupo gestiona dichos riesgos; e

• indicadores clave de resultados no financieros, que sean pertinentes res-


pecto de la actividad empresarial concreta.

La información relacionada con el clima ha adquirido una gran importancia


dentro de las cuestiones ambientales que divulgan las empresas, ya que los
mercados y las políticas públicas evolucionan en respuesta al cambio climáti-
co. Los efectos positivos o negativos de una empresa en el clima se traducirán
cada vez más en oportunidades o riesgos comerciales que serán significativos
© FUOC • PID_00285340 56 Medioambiente empresarial

desde el punto de vista financiero. De conformidad con la Directiva 2014/95/


UE sobre divulgación de información no financiera, en 2019, la Comisión Eu-
ropea publicó directrices no vinculantes sobre la presentación de información
relacionada con el clima para que sea útil, coherente y comparable.

Directrices no vinculantes
Una mayor divulgación de la información relacionada con el clima por sobre información no
financiera
parte de las empresas contribuye a alcanzar los objetivos ambiciosos de
la UE para 2030 en relación con la reducción de las emisiones de gases Según el art. 2 de la Directiva
2014/95/UE, la Comisión pre-
de efecto invernadero, las energías renovables y la eficiencia energética. parará unas directrices no vin-
culantes sobre la metodología
aplicable a la presentación de
información no financiera, que
Las empresas y las entidades financieras desempeñan un papel fundamental en incluyan unos indicadores cla-
ve de resultados no financie-
la transición a una economía hipocarbónica y resiliente al cambio climático. ros, de carácter general y sec-
Por ello, deben comprender y afrontar mejor los riesgos de impacto negativo torial, con el fin de facilitar la
divulgación pertinente, útil y
sobre el clima derivados de sus actividades económicas, así como los riesgos comparable de información no
financiera por parte de las em-
que el cambio climático plantea para sus actividades. Una mayor divulgación presas. Al preparar dichas di-
rectrices, la Comisión consulta-
de información relacionada con el clima contribuye a que las empresas: rá a las partes interesadas.

• tomen conciencia y comprendan los riesgos y oportunidades relacionados


con el clima dentro de la empresa, una mejor gestión de riesgos y un pro-
ceso decisorio y de planificación estratégica más informado;

• generen una base de inversores más variada y un coste de capital poten-


cialmente inferior;

• establezcan un diálogo más constructivo con las partes interesadas, en par-


ticular los inversores y los accionistas; y

• mejoren su reputación de la empresa y el mantenimiento de la licencia


social para operar.

La información relacionada con el clima puede variar de una empresa a otra,


dependiendo del sector de actividad, la ubicación geográfica y la naturaleza,
y la magnitud de los riesgos y oportunidades relacionados con el clima. No
obstante, la información relacionada con el clima debe, en la medida en que
sea necesario, incluir:

• las políticas de la empresa relacionadas con el clima, incluida cualquier


política de adaptación al cambio climático o de mitigación de este;

• los objetivos relacionados con el clima que, en su caso, la empresa haya


fijado en el marco de sus políticas, especialmente los objetivos de emisio-
nes de gases de efecto invernadero (GEI);
© FUOC • PID_00285340 57 Medioambiente empresarial

• los principales riesgos para la evolución, los resultados y la situación de la


empresa derivados del cambio climático;

• los principales riesgos de un impacto negativo sobre el clima derivados de


las actividades de la empresa;

• siempre que sea pertinente y proporcionado, los riesgos de un impacto


negativo sobre el clima derivados en la cadena de suministro y el abaste-
cimiento de materias primas, así como durante la utilización del producto
y una vez que el producto llega al final de su vida útil;

• los procedimientos que sigue la empresa para determinar y evaluar los ries-
gos relacionados con el clima a corto, medio y largo plazo;

• las formas en que el modelo de negocio de la empresa puede incidir en el


clima de manera positiva; y

• la resiliencia del modelo de negocio y la estrategia de la empresa, tenien-


do en cuenta distintos escenarios relacionados con el clima en diferentes
horizontes temporales, y entre ellos al menos un escenario de variación
de 2ºC o inferior y un escenario de variación superior a 2ºC.

Algunos�ejemplos�de�los�riesgos�de�impacto�negativo�sobre�el�clima�de�una�empresa
son:

• La planta de producción industrial de una empresa podría emitir directamente GEI


a la atmósfera.

• La energía que compra una empresa para llevar a cabo sus operaciones podría haberse
producido a partir de combustibles fósiles.

Algunos�ejemplos�de�los�riesgos�derivados�del�cambio�climático�para�la�empresa�son:

• riesgos vinculados�con�las�políticas�públicas, por ejemplo, como consecuencia de


los requisitos de eficiencia energética, los mecanismos de tarificación del carbono,
que incrementan el precio de los combustibles fósiles, o las políticas de fomento de
un uso sostenible de la tierra;

• riesgos jurídicos, por ejemplo, el riesgo de litigios por no impedir o minimizar los
efectos adversos sobre el clima por la ausencia de adaptación al cambio climático.

• riesgos tecnológicos, por ejemplo, si una tecnología menos perjudicial para el clima
sustituye a otra más nociva.

Los principales usuarios de la información relativa a cuestiones ambientales


y al clima son los inversores y las organizaciones no gubernamentales, los in-
terlocutores sociales y otras partes interesadas. Los inversores, incluidos los
gestores de activos, desean conocer mejor los riesgos y las oportunidades que
ofrecen las cuestiones relacionadas con el medio ambiente y el clima para sus
inversiones, así como las repercusiones de dichas inversiones en el medio am-
biente y el clima. Las organizaciones no gubernamentales, los interlocutores
© FUOC • PID_00285340 58 Medioambiente empresarial

sociales y otras partes interesadas desean que las empresas sean sometidas a
un mayor escrutinio en cuanto al impacto de sus actividades en el medio am-
biente y el clima.

La Directiva 2014/95/UE se basa en el principio de «cumplir o explicar». Es


decir, en el caso de que una empresa sujeta a las obligaciones de la directiva
no divulgue información relativa a cuestiones ambientales o relativas al clima,
deberá ofrecer una explicación clara y motivada al respecto en su estado no
financiero.

El monitoreo y el cumplimiento de las obligaciones de la directiva han sido


delegados para cada Estado miembro, que son los responsables de poner en
marcha procesos efectivos para hacer cumplir la obligación y prevenir la di-
vulgación de información errónea. El comentario 10 del preámbulo dice:

«[l]os Estados miembros deben asegurarse de que existen medios adecuados y eficaces
para garantizar la divulgación de información no financiera por parte de las empresas, de
conformidad con la presente Directiva. A tal efecto, los Estados miembros deben garan-
tizar que existen unos procedimientos nacionales eficaces para hacer cumplir las obliga-
ciones establecidas en la presente Directiva, y que dichos procedimientos están a dispo-
sición de todas las personas físicas y jurídicas que tengan un interés legítimo, con arre-
glo al Derecho nacional, en garantizar el cumplimiento de lo dispuesto en la presente
Directiva».

La necesidad de una estrategia renovada

En diciembre de 2019, la Comisión Europea identificó e indicó, en su comunicación sobre


el Pacto Verde Europeo (COM(2019) 640 final), la necesidad de una estrategia renovada
para financiar el crecimiento sostenible, reconociendo el papel clave del sector privado
en la financiación de la transición verde y la necesidad de señales para dirigir los flujos
financieros y de capital a la inversión verde y evitar activos varados. La nueva estrategia
implica la revisión de la directiva sobre divulgación de información no financiera para
garantizar una gestión adecuada de los riesgos ambientales y las oportunidades de miti-
gación, y reducir los costes de transacción que lleva aparejados.

5.2.2. España: Ley 11/2018 sobre información no financiera

La Directiva 2014/95/UE, cuyo plazo de transposición terminó el 6 de diciem- Lectura recomendada


bre de 2016, solamente ofrece unos mínimos para establecer una base de trans-
Para un análisis de las prácti-
parencia para todas las empresas que operan en el mercado común. A cada cas empresariales sobre la di-
Estado miembro de la UE le corresponde completar dicha regulación mediante vulgación de información no
financiera en materia de me-
su transposición al ordenamiento jurídico interno. En España, la Ley 11/2018, dio ambiente, podéis consul-
tar:
de 28 de diciembre, por la que se modifica el Código de Comercio, el texto
Observatorio�de�RSC (2019).
refundido de la Ley de Sociedades de Capital aprobado por el Real Decreto La Responsabilidad Social Cor-
Legislativo 1/2010, de 2 de julio, y la Ley 22/2015, de 20 de julio, de Auditoría porativa en las memorias anua-
les de las empresas del IBEX
de Cuentas, en materia de información no financiera y diversidad transpone 35. Medio Ambiente. Madrid:
Observatorio de RSC.
la Directiva 2014/95/UE al ordenamiento jurídico español.

La Ley 11/2018 establece la obligación de divulgar información sobre cuestio-


nes ambientales, sociales y relativas al personal, derechos humanos, corrup-
ción y soborno, así como sobre la sociedad. Esta ley reconoce que la divulga-
© FUOC • PID_00285340 59 Medioambiente empresarial

ción de información no financiera es esencial para la gestión de la transición


hacia una economía mundial sostenible que combine la rentabilidad a largo
plazo con la justicia social y la protección del medio ambiente.

En un sentido similar a la Ley 11/2018, el principio 24 del Código uni-


ficado de buen gobierno de las sociedades cotizadas señala que las em-
presas promoverán una política adecuada de sostenibilidad en materias
ambientales y sociales, como facultad indelegable del consejo de admi-
nistración, ofreciendo información de forma transparente tanto sobre
los aspectos financieros como sobre los aspectos no financieros de ne-
gocio.

Las empresas sujetas a esta obligación son aquellas que cumplan con los si-
guientes requisitos:

1) que el número medio de trabajadores empleados por la empresa durante el


ejercicio sea superior a 500, y

2) que tengan la consideración de entidades de interés público de conformidad


con la legislación de auditoría de cuentas, o bien que durante dos ejercicios
consecutivos reúnan las circunstancias siguientes:

a) que el total de las partidas del activo consolidado sea superior a 20.000.000
de euros;

b) que el importe neto de la cifra anual de negocios consolidada supere los


40.000.000 de euros; y

c) que el número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio sea


superior a 250.

Transcurridos tres años de la entrada en vigor de la Ley 11/2018, la obli-


gación de presentar el estado de información no financiera consolida-
do será de aplicación a todas aquellas sociedades con más de 250 tra-
bajadores que o bien tengan la consideración de entidades de interés
público de conformidad con la legislación de auditoría de cuentas, o
bien, durante dos ejercicios consecutivos, reúnan al menos una de las
circunstancias siguientes:

1) que el total de las partidas del activo sea superior a 20.000.000 de


euros, o

2) que el importe neto de la cifra anual de negocios supere los


40.000.000 de euros.
© FUOC • PID_00285340 60 Medioambiente empresarial

La Ley 11/2018 indica que las cuestiones ambientales que deben incluirse en
el estado no financiero consolidado son:

• los efectos actuales y previsibles de las actividades de la empresa en el me-


dio ambiente;

• los procedimientos de evaluación o certificación ambiental;

• los recursos dedicados a la prevención de riesgos ambientales;

• la aplicación del principio de precaución; y

• la cantidad de provisiones y garantías para riesgos ambientales.

Asimismo, la Ley 11/2018 requiere a las empresas que ofrezcan información


detallada sobre las siguientes cuestiones ambientales:

• Contaminación: medidas para prevenir, reducir o reparar las emisiones


de carbono que afectan gravemente al medio ambiente, teniendo en cuen-
ta cualquier forma de contaminación atmosférica específica de una activi-
dad, incluido el ruido y la contaminación lumínica.

• Economía�circular�y�prevención�y�gestión�de�residuos: medidas de pre-


vención, reciclaje, reutilización y otras formas de recuperación y elimina-
ción de desechos; y acciones para combatir el desperdicio de alimentos.

• Uso�sostenible�de�los�recursos: el consumo de agua y el suministro de


agua de acuerdo con las limitaciones locales; consumo de materias primas
y las medidas adoptadas para mejorar la eficiencia de su uso; consumo,
directo e indirecto, de energía; medidas tomadas para mejorar la eficiencia
energética y el uso de energías renovables.

• Cambio�climático: los elementos importantes de las emisiones de GEI ge-


nerados como resultado de las actividades de la empresa, incluido el uso de
los bienes y servicios que produce; las medidas adoptadas para adaptarse
a las consecuencias del cambio climático; las metas de reducción estable-
cidas voluntariamente a medio y largo plazo para reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero, y los medios implementados para tal fin.

• Protección�de�la�biodiversidad: medidas tomadas para preservar o res-


taurar la biodiversidad; impactos causados por las actividades u operacio-
nes en áreas protegidas.

Algunos ejemplos de buenas prácticas de divulgación de información ambiental de em-


presas sujetas a la Ley 11/2018 son:
© FUOC • PID_00285340 61 Medioambiente empresarial

• Describir muy detalladamente los riesgos producto del cambio climático


basado en la metodología de la Task Force on Climate-related, Financial Dis-
closures (TCFD), distinguiendo dos tipos de riesgos: de transición y físicos.

• Ofrecer información sobre las emisiones de NOx SOx, CO, NMVOC, PM10
y PM2.5, de la quema de gasoil, gasolina, gas natural, propano y quero-
seno.

• Informar de que el descenso del consumo de energía se debe a la desinver-


sión en algunos países.

• Informar del consumo total de energía y por instalación.

• Describir los planes de acción preventivos y correctivos para los riesgos


identificados por el uso del agua.

• Calcular la huella hídrica tomando como base los principios de The Wa-
ter Footprint Assessment Manual (WFM) y de la Global Water Tool (GWT),
considerando aspectos como el estrés hídrico del país, el impacto sobre el
recurso hídrico, el impacto sobre gestión de vegetación, y la calidad y la
accesibilidad al agua.

• Señalar las certificaciones ambientales con las que disponen.

Las cuestiones ambientales que divulgan las empresas deben incluir:

• una breve descripción del modelo de negocio de la empresa;

• una descripción de las políticas que aplica el grupo respecto a las cuestio-
nes ambientales;

• los resultados de esas políticas;

• los principales riesgos ambientales relacionados con las actividades del


grupo, entre estas, cuando sea pertinente y proporcionado, sus relaciones
comerciales, productos o servicios que puedan tener efectos negativos so-
bre el medio ambiente, y cómo el grupo gestiona dichos riesgos, explican-
do los procedimientos utilizados para detectarlos y evaluarlos de acuerdo
con los marcos nacionales, europeos o internacionales de referencia para
cada materia; e

• indicadores clave de resultados no financieros que sean pertinentes res-


pecto a la actividad empresarial concreta, y que cumplan con los criterios
de comparabilidad, materialidad, relevancia y fiabilidad.
© FUOC • PID_00285340 62 Medioambiente empresarial

Para preparar la información ambiental que van a divulgar, las empresas pue-
den utilizar marcos y estándares reconocidos internacionalmente, como los
del Sistema de Gestión y Auditoría Medioambientales (EMAS), de la Global
Reporting Initiative, del Pacto Mundial de Naciones Unidas, del Integrated Re-
porting Framework, o de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones
Unidas.

Las cuestiones ambientales que divulgan las empresas deben presentarse en un


estado no financiero consolidado, que esté incluido en el informe de gestión;
o bien se puede hacer mediante un documento independiente, mencionando
que este documento forma parte del informe de gestión. El estado o informe
no financiero independiente debe formularse en un plazo no superior a los tres
meses desde la fecha de cierre del ejercicio y, además, debe estar firmado por
todos los administradores de la empresa. Este documento debe ser publicado
en la página web de la empresa a partir de los seis meses desde la fecha de
cierre y por un periodo de cinco años.

Un auditor se encarga de confirmar la publicación del estado o informe de in-


formación no financiera; mientras tanto, un prestador independiente de ser-
vicios de verificación se encarga de la calidad y trazabilidad de la información
divulgada por las empresas.

El incumplimiento de las empresas de divulgar la información no financiera


según la Ley 11/2018 implica una multa por importe de 1.200 a 60.000 euros o,
en su caso, cuando la empresa tenga un volumen de facturación anual superior
a 6.000.000 euros, el límite de la multa para cada año de retraso se elevará a
300.000 euros.
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6. La responsabilidad por daños ambientales

6.1. La Directiva 2004/35/CE, sobre responsabilidad


medioambiental en relación con la prevención y reparación
de daños medioambientales

Los antecedentes del actual régimen de responsabilidad medioambiental se


encuentran en el libro blanco del año 2000. En este se recogía que la respon-
sabilidad ambiental tiene por objeto obligar al causante de daños al medio
ambiente a pagar la reparación de estos daños.

También se consideraba que con el fin de aplicar el principio de responsabili-


dad es necesario que:

1) se pueda identificar a los autores de la contaminación;

2) puedan cuantificarse los daños, y

3) se establezca una relación entre el contaminador y los daños.

De tal manera que el propio libro blanco reconoce que el principio de respon-
sabilidad no puede aplicarse si se trata de una contaminación generalizada
y difusa (por ejemplo, debida al cambio climático). Dentro del sexto progra-
ma de acción en materia de medio ambiente de la UE, se incluye el princi-
pio «quien contamina, paga» y, en consecuencia, se introduce el régimen de
responsabilidad por daños ambientales como un instrumento de gestión am-
biental. Así, en el primer lustro del siglo XXI, se aprueba la Directiva 2004/35/
CE, sobre responsabilidad medioambiental en relación con la prevención y re-
paración de daños medioambientales. Esta directiva representa el primer texto
legislativo comunitario, en el que el mencionado principio aparece como uno
de sus objetivos principales y establece un marco común de responsabilidad
con la finalidad de prevenir y reparar los daños causados a los animales, las
plantas, los hábitats naturales y los recursos hídricos, así como los daños que
afectan a los suelos. El régimen de responsabilidad se aplica, por una parte,
a algunas actividades mencionadas expresamente y, por otra, a las demás ac-
tividades profesionales cuando el operador realice una falta o incurra en ne-
gligencia. Por otra parte, corresponde a las autoridades públicas velar por que
sean los propios operadores responsables los que adopten o asuman el coste
de las medidas necesarias de prevención y reparación.
© FUOC • PID_00285340 64 Medioambiente empresarial

6.1.1. Ámbito de aplicación

La directiva considera daños medioambientales los daños directos o indirec-


tos, causados a las aguas contempladas por la legislación comunitaria sobre
gestión del agua; los daños directos o indirectos, causados a las especies y hábi-
tats naturales protegidos a escala comunitaria por la Directiva «aves silvestres»,
de 1979, actualmente codificada en la Directiva 2009/147/CE, y la Directiva
«hábitats», de 1992 (92/43/CEE); y la contaminación, directa o indirecta, de
los suelos que suponga un riesgo importante para la salud humana. El princi-
pio de responsabilidad se aplica a los daños medioambientales y a las amena-
zas inminentes de estos daños, cuando se produzcan por causa de actividades
profesionales y cuando sea posible establecer un vínculo causal entre los daños
y las actividades de los que se trate. Aun así, la directiva distingue, además, dos
complementarias, a las que se aplica un diferente régimen de responsabilidad:

1) por una parte, las actividades profesionales previstas en la directiva, y,

2) por otra, las demás actividades profesionales.

El primer régimen de responsabilidad se aplica a las actividades�profesionales


peligrosas�o�potencialmente�peligrosas que se encuentran en el anexo III de
la directiva. Se trata principalmente de las actividades agrícolas o industriales
sujetas a un permiso de conformidad con la directiva ya vista sobre la preven-
ción y el control integrados de la contaminación, las actividades por las que
se liberan metales pesados al agua o a la atmósfera, las instalaciones que pro-
ducen sustancias químicas peligrosas, las actividades de gestión de residuos
(vertederos y plantas de incineración) y las actividades relacionadas con los
organismos modificados genéticamente. Según este primer régimen, el opera-
dor puede ser considerado responsable, aunque no haya cometido ninguna
falta. Habría por lo tanto aquí un régimen de responsabilidad objetiva, en el
que no se toman en cuenta las circunstancias del sujeto causante del daño.

El segundo régimen de responsabilidad se aplica a todas las actividades profe-


sionales diferentes a las contempladas en el anexo III de la directiva, aunque
únicamente cuando causen daños o supongan una amenaza inminente de da-
ños a las especies y los hábitats naturales protegidos por la legislación europea.
En este caso, el operador solo será responsable si ha cometido una falta o ha
actuado con negligencia. Actúa aquí un régimen de responsabilidad subjetiva.
Aun así, la directiva prevé un conjunto de excepciones a la responsabilidad
medioambiental. Así, el régimen de responsabilidad no se aplica en caso de da-
ños o amenaza inminente de daños a causa de conflictos armados, catástrofes
naturales, actividades reguladas por el Tratado Constitutivo de la Comunidad
Europea de la Energía Atómica (EURATOM), actividades de defensa nacional
o seguridad internacional y actividades contempladas en algunos convenios
internacionales que se mencionan en el anexo IV de la directiva.
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6.1.2. Prevención y reparación del daño

Cuando surja una amenaza inminente de daño ambiental, la autoridad desig-


nada por cada Estado miembro obligará al operador (responsable potencial de
la contaminación) a tomar las medidas preventivas necesarias, o las adoptará
ella misma y recuperará más adelante los gastos derivados de aquellas medidas.
Cuando, en cambio, se produzca un daño, la autoridad competente obligará al
operador a adoptar las medidas de reparación necesarias a partir de los princi-
pios que establece la directiva, o adoptará ella misma las medidas y se resarcirá
más tarde de los gastos. La reparación de los daños medioambientales toma
diferentes formas según el tipo de daño. En el caso de los daños que afectan a
los suelos, la directiva exige que estos sean descontaminados hasta que no ha-
ya ningún riesgo de grave incidencia negativa en la salud humana. Si los daños
afectan a las aguas o a las especies y hábitats naturales protegidos, la directiva
contempla la restitución del medio ambiente a su estado anterior al daño. En
este caso, los recursos naturales y los servicios dañados deben ser restituidos o
ser sustituidos por elementos naturales idénticos, similares o equivalentes, en
el lugar del incidente, o, en caso de ser necesario, en un lugar alternativo.

6.1.3. Gastos de prevención y reparación

Los gastos siempre van a cargo del operador responsable de los daños o ame-
naza inminente de daños. Si diferentes operadores son corresponsables de un
daño, deberán satisfacer los gastos de la reparación, o bien de manera solidaria
o bien proporcionalmente. Es cierto que la directiva no obliga a los operadores
a suscribir garantías financieras (por ejemplo, un seguro) para hacer frente a
los gastos y las posibles insolvencias. Ahora bien, los Estados miembros pue-
den estimular la adopción de estos mecanismos y su desarrollo (es decir, que
las compañías de seguros comercialicen pólizas de responsabilidad medioam-
biental).

6.1.4. Ejercicio de acciones

La directiva, como después veremos al tratar la Ley española de transposición,


tiene un cariz limpiamente administrativo. Esto significa que quien tiene la
iniciativa es la Administración. Sin embargo, se reconoce que las personas fí-
sicas o jurídicas que se puedan ver afectadas por daños ambientales, o incluso
las organizaciones que tienen por objeto la protección del medio ambiente,
pueden pedir a las autoridades competentes actuar ante un daño. Sin embar-
go, estas personas y entidades que hayan presentado una solicitud de acción
podrán también emprender acciones legales ante la justicia con el fin de con-
trolar la legalidad de las decisiones, los actos o las posibles omisiones de la
autoridad competente.
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6.2. La Ley 26/2007, de responsabilidad medioambiental

6.2.1. Aspectos generales

De acuerdo con las premisas de la Ley 26/2007 (LRM), se produce un


daño medioambiental cuando se causa un cambio adverso y mesurable
de un recurso natural o el perjuicio de un servicio de recursos naturales,
tanto si se produce directa como indirectamente. Se incluyen dentro
del concepto de daño los daños medioambientales ocasionados por los
elementos transportados por el aire.

Como hemos dicho, la directiva europea tiene un cariz claramente adminis-


trativo, lo que significa una clara nota distintiva con relación al régimen co-
mún de la responsabilidad civil, en el que la víctima del daño tiene abierta sin
ningún requisito previo la vía judicial. En este sentido, la Ley 26/2007 ofrece
algunos rasgos que no se dan en el sistema tradicional de responsabilidad civil.

El primero es precisamente el de la administrativización�de�la�responsabili-


dad en tanto que la ley establece un procedimiento administrativo previo en
el que se deberán resolver las acciones que se puedan plantear en relación con
los daños medioambientales. Contra esta decisión se podrá interponer recur-
so, primero en vía administrativa y, después, judicial. Por lo tanto, el protago-
nismo que en general tienen los tribunales en materia de responsabilidad cede
aquí ante la Administración.

El segundo elemento es que la directiva, y así lo refleja la ley, configura un mo- Artículo 5.1 de la Ley
delo�de�responsabilidad�sin�víctimas�individualizadas. En otras palabras, 26/2007

las «víctimas» de la directiva y la ley son, como hemos visto, los propios re- Artículo 5.1 de la Ley 26/2007:
cursos naturales objeto de los daños que, evidentemente, no pueden plantear esta ley no ampara el ejercicio
de acciones por lesiones cau-
acciones dirigidas a obtener una indemnización, entre otras razones porque, sadas a las personas, a los da-
ños producidos en la propie-
como hemos visto en el apartado anterior, no es este el objetivo de la directiva, dad privada o a ningún tipo de
pérdida económica, ni afecta
ni el de la ley. Por lo tanto, en el caso de que puedan aparecer víctimas en un en ninguno derecho relativo
sentido estricto, es decir, personas que hayan sufrido un daño patrimonial o a este tipo de daños o a cua-
lesquiera otros daños patrimo-
en su salud, entonces la vía que la propia ley indica es la de la responsabilidad niales que no tengan la consi-
deración de daños medioam-
civil –y en su caso, penal– ante los tribunales y no la responsabilidad por daños bientales, aunque sean conse-
ambientales que esta regula. cuencia de los mismos hechos
que dan origen a la responsa-
bilidad medioambiental. Estas
acciones se regirán por la nor-
Un tercer rasgo del modelo que se conforma en la ley es que no solo se toma mativa que en cada caso resul-
en consideración el momento posterior en la producción de los daños, para te de «aplicación».

restaurar o recuperar el estado natural afectado, sino que también prevé�reac-


ciones�ante�la�amenaza�inminente�de�que�los�daños�se�produzcan. Final-
mente, debemos destacar que la ley estatal incorpora expresamente al sector
© FUOC • PID_00285340 67 Medioambiente empresarial

de los seguros en el cumplimiento de los objetivos de la ley. Así, se establece


la constitución obligatoria de una garantía por parte de las industrias y opera-
dores con el fin de hacer frente a los eventuales daños que puedan causar.

En el tema de la relación de causalidad, las previsiones que se contienen en la


ley son las propias de la directiva. Aun así, la ley perfila las circunstancias que
exoneran del deber en el operador de satisfacer los gastos de reparación o de
prevención. Estas se encuentran recogidas en el artículo 14 de la ley:

«a) Cuando actúe en cumplimiento de una orden o instrucción obligatoria dictada por
una autoridad pública competente;

b) cuando los daños sean consecuencia de vicios en un proyecto elaborado por la Admi-
nistración en un contrato;

c) cuando la emisión o el hecho que sea causa directa de los daños medioambientales
constituya el objeto expreso y específico de una autorización administrativa;

d) que el operador pruebe que el daño medioambiental fue causado por una actividad,
una emisión, o la utilización de un producto que, en el momento de realizarse o utilizarse,
no eran considerados como potencialmente perjudiciales al medio ambiente de acuerdo
con el estado de los conocimientos científicos y técnicos existentes en aquel momento».

6.2.2. El procedimiento de la responsabilidad medioambiental

Como hemos señalado, uno de los rasgos más destacados del régimen de res-
ponsabilidad diseñado en la directiva y que perfila la ley es que se plantea y
resuelve en el marco de un procedimiento administrativo y no de un proce-
so judicial como es tradicional en la responsabilidad civil. El procedimiento
para exigir la responsabilidad medioambiental se encuentra regulado princi-
palmente en la propia Ley 26/2007. De manera subsidiaria, se aplicará la Ley
39/2015, de 1 de octubre, del procedimiento administrativo común de las ad-
ministraciones públicas (LPACAP), sin menoscabo de las modulaciones que
puedan introducir las comunidades autónomas. El procedimiento previsto en
la ley contiene dos fases claramente diferenciadas: la fase�declarativa y la fase
ejecutiva.

1)�Fase�declarativa

En esta fase, se trata de identificar quién es el sujeto responsable y las medidas


reparadoras o de prevención que se deban adoptar. El procedimiento puede
iniciarse o bien de oficio, por la propia Administración, o bien a solicitud del
interesado, en los términos del artículo 4 de la LPACAP. Los trámites del pro-
cedimiento son los propios de la Ley de procedimiento. En cuanto a la resolu-
ción del procedimiento, deberán quedar acreditados y descritos los daños o las
amenazas, las medidas que se deben adoptar y la identificación del sujeto que
ha de aplicarlas, especificando el calendario de realización. La Ley 26/2007
otorga un especial significado al fin convencional del procedimiento, a través
del cual el responsable de los daños asume, por ejemplo, directamente la re-
paración del daño causado.
© FUOC • PID_00285340 68 Medioambiente empresarial

2)�Fase�ejecutiva

La ejecución de la resolución puede dar lugar a incidencias que la ley prevé.


Por ejemplo, puede ser que el sujeto responsable no adopte las medidas a las
que está obligado por la resolución. En este caso, la Administración podrá uti-
lizar los medios de ejecución forzosa que prevé la LPACAP, sobre todo la eje-
cución subsidiaria, ya que normalmente la resolución impondrá prestaciones
de hacer para la restauración del medio natural afectado. En el caso de incum-
plimiento, será entonces la propia Administración, o un agente de esta, quien
realice tales actuaciones de restauración o protección, y la que exija después
el pago de su importe al responsable. Otra incidencia posible es que la propia
autoridad competente hubiera adoptado ya las medidas de prevención o repa-
ración. Entonces, esta autoridad dispone de un plazo de cinco años para exigir
al operador responsable la obligación de satisfacer los gastos derivados de la
adopción de estas medidas.

6.3. Relación del régimen de responsabilidad medioambiental


con las demás leyes y procedimientos

La Ley de Responsabilidad Medioambiental prevé un conjunto de reglas ante la


posible concurrencia entre la responsabilidad medioambiental y las sanciones
penales y administrativas.

Así, en supuestos de concurrencia de responsabilidad medioambiental con


procedimientos penales o sancionadores, se aplican las reglas siguientes:

1) Reparación de daños ambientales causados por los operadores de activida-


des económicas o profesionales enumeradas en el anexo 3 de la LRM. Se aplica
la LRM con independencia de la tramitación de los restantes procedimientos.

2) Adopción de medidas de prevención y evitación de nuevos daños, por parte


de todos los operadores de actividades económicas o profesionales. Se aplica
la LRM con independencia de la tramitación de los restantes procedimientos.

3) Reparación de los daños medioambientales causados por actividades eco-


nómicas o profesionales distintas de las previstas en el anexo 3 de la LRM. En
estos casos, solo se exige la adopción de las medidas de reparación de daños
ambientales en los casos en los que en el correspondiente procedimiento ad-
ministrativo o penal se determine el dolo, la culpa o la negligencia; siendo
exigibles, en todo caso, las medidas compensatorias que sean necesarias para
evitar la doble recuperación de los costes.

La Ley también contiene un mandato de correlación con las demás normas de


protección medioambiental bajo el cual, si empleando otras leyes se consigue
la prevención, la evitación y la reparación de daños ambientales a costa del
© FUOC • PID_00285340 69 Medioambiente empresarial

responsable, no es necesario tramitar las actuaciones previstas en la propia


LRM. De esta manera, la Ley procura una homogeneización de los regímenes
existentes con anterioridad.

La aplicación de la Ley de Responsabilidad Medioambiental, comparada con


la legislación sectorial, puede apreciarse en el siguiente cuadro:

Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO). Disponible en: https://www.miteco.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-


ambiental/temas/responsabilidad-mediambiental/guia_responsabilidad_web_15-02-21_tcm30-523241.pdf.
© FUOC • PID_00285340 70 Medioambiente empresarial

7. La responsabilidad penal de las empresas por


delitos ambientales

En las sociedades industrializadas, el derecho penal constituye uno de los ins-


trumentos de protección del medio ambiente. Los legisladores de varios Esta-
dos han ampliado la tutela penal para dar cabida a la protección de los bie-
nes jurídicos colectivos, como el medio ambiente. Actualmente, el derecho
penal es un mecanismo imprescindible para hacer frente a los riesgos sociales y
ambientales derivados de la globalización económica. Ante las diferentes for-
mas de grave degradación ambiental causada por las actividades humanas, los
Estados recurren al derecho penal para mejorar la prevención, aumentando
las sanciones y, de esta manera, reducir los atentados graves contra el medio
ambiente. A su vez, ante las nuevas formas de criminalidad, que a menudo
solamente pueden ser cometidas por entidades y con el fin de evitar la impu-
nidad de las personas jurídicas, muchas jurisdicciones han superado los dog-
mas individualistas y personalistas característicos del esquema tradicional de
la teoría del delito, que solo considera a las personas físicas como las únicas
capaces de vulnerar bienes jurídicos y cometer delitos. Esto ha servido para la
construcción de un sistema de responsabilidad penal de las personas jurídicas.

7.1. La responsabilidad penal de las empresas por delitos


ambientales en el derecho de la Unión Europea

En el ámbito europeo, el derecho de la UE ha tenido un importante impacto


en el ordenamiento jurídico penal de los Estados miembros. En este sentido,
la Directiva 2008/99/CE, relativa a la protección del medio ambiente median-
te el derecho penal, constituye la primera norma supranacional en materia
de protección del medio ambiente que obliga a los Estados miembros a san-
cionar las transgresiones ambientales a través del derecho penal. La Directi-
va 2008/99/CE surge para reforzar la legislación para la protección del medio
ambiente, mediante la aplicación de sanciones penales que pongan de mani-
fiesto una desaprobación social de naturaleza cualitativamente diferente a la
de las sanciones administrativas o un mecanismo de compensación conforme
al derecho civil.

La Directiva 2008/99/CE contiene una lista de conductas que los Estados


miembros deben constituir como delitos ambientales cuando sean ilícitas y se
cometan dolosamente o, al menos, por imprudencia grave:

• el vertido, la emisión o la introducción en el aire, el suelo o el agua de


materiales peligrosos;
© FUOC • PID_00285340 71 Medioambiente empresarial

• la recogida, el transporte, la valoración o la eliminación de residuos peli-


grosos;

• el traslado de cantidades apreciables de residuos;

• la explotación de instalaciones industriales en las que se realicen activida-


des peligrosas o se almacenen sustancias peligrosas;

• la producción, el tratamiento, el almacenamiento, el uso, el transporte,


la importación, la exportación y la eliminación de materiales nucleares y
materiales radiactivos peligrosos;

• la matanza, la posesión o el tráfico de cantidades apreciables de especies


animales y vegetales protegidas;

• daños a los hábitats protegidos, y

• la producción, el comercio o el uso de sustancias que agotan la capa de


ozono.

Los Estados miembros deben asegurar que la comisión de estos delitos se


castigue con sanciones penales eficaces, proporcionadas y disuasorias.

La Directiva 2008/99/CE prevé, a su vez, que los Estados miembros aseguren la


responsabilidad de las personas jurídicas, incluidas las empresas, cuando co-
metan alguno de los delitos ambientales señalados, en su beneficio por cual-
quier persona, a título individual o como parte de un órgano de la persona
jurídica, que tenga una posición directiva en esta, basada en el poder de re-
presentación o en la autoridad para adoptar decisiones en su nombre o para
ejercer su control; así como en los supuestos en los que la ausencia de supervi-
sión o control hubieran hecho posible la comisión, en beneficio de la persona
jurídica, de alguno de los delitos contenidos en la directiva (art. 6). Dicha res-
ponsabilidad será autónoma y concurrente con la de las personas físicas auto-
ras de los ilícitos penales. La directiva no contiene ninguna definición de lo
que se entiende por persona con posición directiva, por tanto, en la práctica,
puede ser difícil establecer el vínculo entre esta persona y la conducta delictiva
cometida.
© FUOC • PID_00285340 72 Medioambiente empresarial

Por otra parte, la Directiva 2008/99/CE no prescribe las sanciones penales apli- Sanciones por
cables a las empresas (personas jurídicas) que cometan un delito ambiental contaminación procedente
de buques
y deja abierta la posibilidad de que cada Estado miembro pueda elegir discre-
cionalmente entre sanciones de carácter penal o no penal. Así, la comisión En un sentido similar, la Di-
rectiva 2009/123/CE, por la
de un delito ambiental en un Estado miembro puede resultar en una sanción que se modifica la Directiva
2005/35/CE relativa a la con-
penal (prisión, multa o sanción complementaria), mientras que en otro puede taminación procedente de bu-
generar una sanción�administrativa (orden para el cese de cierta actividad, ques y la introducción de san-
ciones para las infracciones in-
adopción de determinadas precauciones técnicas, orden de limpieza o cierre corporó la responsabilidad de
las personas jurídicas (art. 8
total de la empresa; a menudo, las autoridades administrativas también pue- ter) al régimen que establece
las sanciones por la descarga
den imponer multas) o simplemente se incurre en una responsabilidad civil de hidrocarburos y otras sus-
de reparar a los afectados por los daños sufridos. tancias contaminantes proce-
dentes de barcos que nave-
guen por aguas de la UE. En
relación con las sanciones apli-
Las Directivas 2008/99/CE y 2009/123/CE han impulsado una importante ar- cables, dispone de manera li-
monización en materia de protección penal del medio ambiente. En este sen- mitada que cada Estado miem-
bro debe adoptar las medidas
tido, las disposiciones de las Directivas 2008/99/CE y 2009/123/CE sobre la necesarias para garantizar que
las personas jurídicas sean cas-
responsabilidad de las personas jurídicas han tenido un impacto relevante en tigadas mediante sanciones
efectivas, proporcionadas y di-
los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros de la UE, ya que han in-
suasorias (art. 8 quater). A pe-
troducido la responsabilidad de las personas jurídicas por la comisión de de- sar de que su objetivo es ar-
monizar las leyes penales de
litos contra el medio ambiente, aunque no siempre se prevean sanciones pe- los Estados miembros, permite
que definan discrecionalmen-
nales. Por tanto, en los Estados miembros, la protección del medio ambiente te el tipo y el nivel de las san-
frente a las actividades empresariales mediante el derecho penal está influen- ciones penales aplicables a las
personas jurídicas. Esto se de-
ciada en gran medida por los instrumentos de la UE. Así, existe un consenso be a la falta de reconocimiento
de la responsabilidad penal de
entre los Estados miembros de la UE sobre la responsabilidad de las empresas las personas jurídicas en algu-
por los ilícitos penales que afectan gravemente al medio ambiente. nos de los Estados miembros.

7.2. La responsabilidad penal de las empresas por delitos Lectura recomendada


ambientales en España
M.�Ontiveros�Alonso
(coord.) (2014). La responsabi-
En España, las actividades empresariales que dañan el medio ambiente pueden lidad penal de las personas ju-
rídicas. Fortalezas, debilidades
ser sancionadas mediante normas y procedimientos penales. Los abundantes y perspectivas de cara al futuro.
casos de daños ambientales ocasionados por empresas justifican las reformas Valencia: Tirant lo Blanch.

del ordenamiento jurídico penal para reforzar la protección jurídica del medio
ambiente y el equilibrio de las condiciones ecológicas. El Código Penal, en el
título XVI, «de los delitos relativos a la ordenación del territorio y el urbanis-
mo, la protección del patrimonio histórico y el medio ambiente», contiene
varios capítulos que sancionan conductas y agresiones de actividades empre-
sariales contra el medio ambiente, particularmente su capítulo III sobre los
delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente y su capítulo IV re-
lativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos.
© FUOC • PID_00285340 73 Medioambiente empresarial

Las�disposiciones�del�capítulo�III�sobre�los�delitos�contra�los�recursos�naturales
y�el�medio�ambiente:

1) Delito ambiental general (art. 325).

2) Tratamiento de residuos (art. 326).

3) Actividad industrial peligrosa (art. 326 bis).

4) Tipos agravados (art. 327).

5) Comisión de los delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente por
personas jurídicas (art. 328).

6) Prevaricación de autoridad o funcionario en materia ambiental (artículo 329).

7) Daños a espacios naturales protegidos (art. 330).

8) Delitos imprudentes ambientales (art. 331).

Las� disposiciones� del� capítulo� IV� relativo� a� la� protección� de� la� flora,� fauna� y
animales�domésticos�son:

1) Delitos relacionados con la protección de la flora amenazada (arts. 332 -333).

2) Delitos relacionados con la protección de la fauna amenazada (art. 334).

3) Caza y pesca ilegal (arts. 335-336).

A consecuencia de las reformas de las leyes orgánicas 5/2010 y 1/2015 que mo-
difican el Código Penal, el ordenamiento jurídico español reconoce la respon-
sabilidad penal de las personas jurídicas. La criminalización de las empresas,
asociaciones y otras formas de entidades jurídicas es la respuesta político-cri-
minal que se ha elegido para prevenir jurídicamente los graves impactos socia-
les y ambientales que generan las actividades empresariales. Al respecto, cabe
destacar que la Directiva 2008/99/CE fue uno de los detonantes para la previ-
sión de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en el ordenamiento
jurídico español, mediante la LO 5/2010. Posteriormente, la LO 1/2015 apeló
también a la Directiva 2008/99/CE para justificar alguna de las reformas en el
capítulo III del título XVI, indicando en su preámbulo que:

«[l]as modificaciones en los delitos contra el medio ambiente responden a la necesidad


de acoger elementos de armonización normativa de la Unión Europea en este ámbito.
De conformidad con las obligaciones asumidas, se produce una agravación de las penas
y se incorporan a la legislación penal española los supuestos previstos en la Directiva
2008/99/CE de 19 de noviembre, relativa a la protección del medio ambiente mediante
el Derecho penal».
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Según el artículo 35 del Código Civil, son personas jurídicas:

1) Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público re-


conocidas por la ley. Su personalidad empieza desde el instante mismo
en que, con arreglo a derecho, hubiesen quedado válidamente consti-
tuidas.

2) Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o in-


dustriales, a las que la ley conceda personalidad propia, independiente
de la de cada uno de los asociados.

La LO 1/2015, a su vez, optó por reubicar y unificar en el artículo 328 la res- Artículo 328
ponsabilidad penal de las empresas por delitos contra los recursos naturales y
Cuando de acuerdo con lo es-
el medio ambiente (arts. 325 a 331 del Código Penal). Asimismo, las empresas tablecido en el artículo 31 bis
son penalmente responsables, por un lado, en los supuestos en que el vertido, una persona jurídica sea res-
ponsable de los delitos recogi-
la emisión o la introducción en el aire, el suelo o las aguas de una cantidad de dos en este capítulo, se le im-
pondrán las siguientes penas:
materiales o de radiaciones ionizantes ponga en peligro la calidad del aire, del a) Multa de uno a tres años, o
suelo o de las aguas o a animales o plantas (arts. 343) y, por otro lado, cuando del doble al cuádruple del per-
juicio causado cuando la can-
de forma ilegal, produzca, importe, exporte, comercialice o utilice sustancias tidad resultante fuese más ele-
vada, si el delito cometido por
destructoras del ozono (artículo 348). No obstante, se excluyen otros delitos la persona física tiene prevista
ambientales del título XVI susceptibles de ser imputados a las empresas, como una pena de más de dos años
de privación de libertad.
los delitos contra la flora y fauna. b) Multa de seis meses a dos
años, o del doble al triple del
perjuicio causado si la cantidad
Sistema de penas dobles resultante fuese más elevada,
en el resto de los casos.
Se ha configurado un sistema de penas doble: una obligatoria (pena de multa por cuotas, Atendidas las reglas estable-
según el art. 328 del Código Penal) y otras, dando un amplio margen de discrecionalidad, cidas en el artículo 66 bis, los
facultativas de los jueces y tribunales (el resto de las recogidas en las letras b) a g) del jueces y tribunales podrán asi-
art. 33.7). mismo imponer las penas re-
cogidas en las letras b) a g) del
Las penas aplicables a las empresas en el artículo 33.7 del Código Penal son las siguientes: apartado 7 del artículo 33.

a) Multa por cuotas o proporcional.

b) Disolución de la persona jurídica.

c) Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá exceder de cinco años.

d) Clausura de sus locales y establecimientos por un plazo que no podrá exceder de cinco
años.

e) Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya cometido,


favorecido o encubierto el delito. Esta prohibición podrá ser temporal o definitiva. Si
fuere temporal, el plazo no podrá exceder de quince años.

f) Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con el sec-
tor público y para gozar de beneficios e incentivos fiscales o de la Seguridad Social, por
un plazo que no podrá exceder de quince años.

g) Intervención judicial para salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acree-
dores por el tiempo que se estime necesario, que no podrá exceder de cinco años.

Jurisprudencia penal ambiental

La Sentencia n.º 24/2019 del Juzgado de lo Penal de Segovia condenó a una empresa
dedicada a la valorización de residuos no peligrosos a la pena de multa de doce meses
a razón de 6 euros al día, clausura de los locales y las instalaciones por tiempo de dos
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años e inhabilitación por tiempo de dos años para obtener subvenciones y ayudas
públicas, contratar con el sector público y para gozar de beneficios e incentivos fis-
cales o de la Seguridad Social por el delito del artículo 326.1 del Código Penal. Los
hechos probados refieren la mala gestión de una planta dedicada a la valorización
de residuos no peligrosos, que ha supuesto «un peligro grave para el equilibrio de los
sistemas naturales tanto en las aguas como en el terreno pues, en el primer caso, los
lixiviados reiterados de la Planta a la Cacera de las Cabras que desemboca en el río
Malucas producen un grave riesgo de atrofiación del río, y en el segundo caso, los
depósitos de lixiviados y residuos sólidos producidos en los terrenos de las parcelas
adyacentes a la planta suponen un riesgo de lixidiación de las aguas subterráneas y de
contaminación futura del suelo, además del riesgo biológico que supone la existencia
de depósitos de SANDACH mal compostados, especialmente, para la fauna silvestre
que se acerque al lugar».

La Sentencia n.º 485/15 de la Audiencia de Cáceres condenó a una empresa por los
hechos como constitutivos de un delito contra los recursos naturales y el medio am-
biente de los artículos 325 y 327, en relación con el artículo 338 del Código Penal.
La empresa se dedicaba a la extracción, selección y distribución de áridos, sin contar
con autorización alguna. Para su actividad se valía de diversa maquinaria pesada de
la mercantil, como retroexcavadoras, palas cargadoras y camiones, con la que extraía
los áridos del interior del cauce del río Tiétar, y zonas que estaban específicamente
preparadas para facilitar la labor extractiva con dicha maquinaria, y haciendo uso de
diversos caminos que previamente había abierto para atravesar el cauce del río, saca-
ba la grava y la desplazaba con los camiones al lugar donde tenía instalada la criba
para la selección de los áridos, detectándose en la zona grandes acopios del material
extraído del río. El lugar donde se realizaba la extracción de áridos se encuentra den-
tro de la Red Natura 2000, dentro de los límites de ZEPA Río y Pinares del Tiétar, y del
LIC Río Tiétar, y el acusado carecía del necesario informe de afección a la Red Natura
2000 y del informe de evaluación de impacto ambiental. Dicha actividad conllevó
movimiento de tierras, eliminación de arbolado y destrucción de la escasa vegetación
natural en zonas rodeadas por cultivos. Se considera que la ocupación del cauce es
una de las actividades que alteran los hábitats naturales, pues desaparecen los corre-
dores que conectan las zonas de monte y áreas naturales, se eliminan las zonas de
refugio y cría para especies de flora y fauna, aumentan los procesos erosivos y, en
general, va en contra de la Directiva Marco de Agua, al producir la eliminación de la
vegetación ribereña, y el encauzamiento del río de forma artificial, con la alteración
definitiva de las características del cauce y la ocupación del dominio público hidráu-
lico, que desvirtuarían el valor de estos tramos ecológicos de gran biodiversidad.

Antes de las mencionadas reformas al Código Penal, la responsabilidad penal


se regía por la máxima societas delinquere nec puniri potest. Por tanto, este tipo de
responsabilidad estaba orientada hacia las personas físicas. En el derecho penal
español únicamente estaban previstas para las empresas las «consecuencias
accesorias», contempladas en el anterior artículo 129 del Código Penal. Esta
disposición establecía la facultad judicial de imponer a las personas jurídicas
determinadas medidas concebidas como consecuencias de la pena impuesta a
la persona física que hubiere actuado delictivamente en su nombre o a través
de una de ellas. Las «consecuencias accesorias» estaban orientadas a prevenir
la continuidad en la actividad delictiva y los efectos de esta.

Las «consecuencias accesorias» previstas para las personas jurídicas eran:

1) La clausura de la empresa, sus locales o establecimientos, con carácter tem-


poral o definitivo.

2) La disolución de la sociedad, asociación o fundación.


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3) La suspensión de las actividades de la sociedad, empresa, fundación o aso-


ciación por un plazo que no podrá exceder de cinco años.

4) La prohibición de realizar en el futuro actividades, operaciones mercantiles


o negocios de la clase de aquellos en cuyo ejercicio se haya cometido, favore-
cido o encubierto el delito. Esta prohibición podrá tener carácter temporal o
definitivo.

5) La intervención de la empresa para salvaguardar los derechos de los traba-


jadores o de los acreedores por el tiempo necesario.

El actual sistema de responsabilidad penal de las empresas previsto en el ar-


tículo 31 bis del Código Penal tiene las siguientes características:

1) Se trata de un modelo de heterorresponsabilidad o de trasferencia que atribuye


la responsabilidad penal a las empresas mediante la constatación de la comi-
sión de un ilícito penal por algún miembro de la entidad en beneficio o por
cuenta de esta. Es decir, se transfiere de manera automática la responsabilidad
penal de la persona individual a la persona jurídica. El delito de los adminis-
tradores y dirigentes o de una persona subordinada a otras con mayores res-
ponsabilidades se le imputa por tanto a la persona jurídica, si se ha actuado en
nombre de la empresa o en su beneficio. En consecuencia, el presupuesto para
declarar la responsabilidad penal de la empresa implica la previa actuación
delictiva de una persona física.

2) Por tanto, las personas jurídicas serán penalmente imputables de los delitos
cometidos:

a) en nombre o por cuenta de estas, y en su beneficio directo o indirecto,


por sus representantes legales o por aquellos que actuando individualmente o
como integrantes de un órgano de la persona jurídica, están autorizados para
tomar decisiones en nombre de la persona jurídica u ostentan facultades de
organización y control dentro de esta;

b) en el ejercicio de actividades sociales y por cuenta y en beneficio directo o


indirecto de estas, por quienes, estando sometidos a la autoridad de las perso-
nas físicas mencionadas en el párrafo anterior, han podido realizar los hechos
por haberse incumplido gravemente por aquellos los deberes de supervisión,
vigilancia y control de su actividad, atendidas las concretas circunstancias del
caso.
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La Fiscalía General del Estado de España, en su Circular 1/2016, señala lo


siguiente:

«[...] la responsabilidad penal a la persona jurídica entendiendo que esta se manifiesta


a través de la actuación de una persona física que la compromete con su previa actua-
ción delictiva, siempre que se evidencie un hecho de conexión pues, de otro modo, la
responsabilidad de la persona jurídica devendría inconstitucionalmente objetiva. Es la
responsabilidad por transferencia, indirecta, derivada, vicarial o por representación.

[...]

Pues bien, la vigente regulación del apartado primero del artículo 31 bis continúa esta-
bleciendo en sus letras a) y b) los dos presupuestos que permiten transferir la responsa-
bilidad de las personas físicas a la persona jurídica. El primer hecho de conexión lo ge-
neran las personas con mayores responsabilidades en la entidad y el segundo las perso-
nas indebidamente controladas por aquellas. En ambos casos, se establece un sistema de
responsabilidad por transferencia o vicarial de la persona jurídica».

La Circular de la Fiscalía General del Estado 1/2016 también señala que:

«[L]a nueva expresión legal en beneficio directo o indirecto [...] como acción tendente a
conseguir un beneficio, sin necesidad de que este se produzca, resultando suficiente que
la actuación de la persona física se dirija de manera directa o indirecta a beneficiar a la
entidad. Incluso cuando la persona física haya actuado en su propio beneficio o interés
[...] también se cumplirá la exigencia típica, siempre que el beneficio pueda alcanzar a
la entidad, debiendo valorarse la idoneidad de la conducta para que la persona jurídica
obtenga alguna clase de ventaja asociada a aquella».

La Sentencia 154/2016 de 29 de febrero del Tribunal Supremo señala que:

«[...] lo que no admite duda, visto el texto legal (artículo 31 bis CP, especialmente tras la
Reforma de la LO 1/2015,) es el hecho de que el sistema de responsabilidad penal de la
persona jurídica se basa, sobre la previa constatación de la comisión del delito por parte
de la persona física integrante de la organización como presupuesto inicial de la referida
responsabilidad, en la exigencia del establecimiento y correcta aplicación de medidas de
control eficaces que prevengan e intenten evitar, en lo posible, la comisión de infraccio-
nes delictivas por quienes integran la organización».

Del�mismo�modo,�la�posterior�Sentencia�516/2016�de�13�de�junio�señala�que:

«[...] el artículo 31 bis del Código penal actúa como una cláusula de determinación de la
autoría definitoria del tipo de autor en las personas jurídicas. El artículo 31 bis señala los
presupuestos que han de concurrir para la declaración de persona jurídica como autora
del delito, esto es, un delito cometido por persona física –representantes legales o por
empleados– en nombre o por cuenta de una persona jurídica o en el ejercicio de las
actividades sociales, por cuenta o en beneficio directo o inmediato de la persona jurídica,
y que por ésta no han adoptado las medidas de organización y gestión necesarias, que
incluyen medidas de vigilancia y control de los posibles resultados típicos que el ejercicio
de su actividad de la persona jurídica pueda realizar».

3) Para que una empresa responda penalmente habría que demostrar algún
«hecho de conexión» que identifique el hecho de la persona física con la jurí-
dica, ya que se debe probar que la conducta ilícita se ha realizado por cuenta
y beneficio de la entidad.

4) La responsabilidad penal de las personas jurídicas no será aplicable al Esta-


do, a las administraciones públicas territoriales e institucionales, a los organis-
mos reguladores, las agencias y entidades públicas empresariales, a las organi-
zaciones internacionales de derecho público, ni a aquellas otras que ejerzan
potestades públicas de soberanía o administrativas (art. 31 quinquies).
© FUOC • PID_00285340 78 Medioambiente empresarial

5) Las empresas solo pueden ser responsables de un número limitado de delitos


enumerados (sistema de numerus clausus).

6) El artículo 129 del Código Penal sobre las «consecuencias accesorias» sigue
siendo aplicable en los casos no cubiertos por el artículo 31 bis. Así, en el caso
de delitos graves o faltas cometidos en colaboración o a través de empresas,
organizaciones, grupos o entidades sin personalidad jurídica, queda la posibi-
lidad de imponerles «consecuencias accesorias».

7) La responsabilidad penal de la empresa no condiciona la de la persona física


(STS 121/2017).

La LO 5/2010 introdujo en el artículo 31 bis) apartados 2, 3, 4 y 5 del Código


Penal los llamados «modelos de organización y gestión» (compliance program)
que permiten eximir o atenuar la responsabilidad penal de una empresa que
cometa alguno de los delitos contra el medio ambiente. El objeto de los mo-
delos de organización y gestión no solo es evitar la sanción penal de la empre-
sa, sino promover una verdadera cultura ética empresarial para cumplir con
la legalidad.

Lectura recomendada
Los modelos de organización y gestión consisten en el conjunto siste-
mático de esfuerzos llevados a cabo por los integrantes de la empresa O.�Artaza�Varela (2013).
La empresa como sujeto de
tendentes a asegurar que las actividades llevadas a cabo por esta no vul- imputación de responsabilidad
penal. Fundamentos y lími-
neren la legislación aplicable. Estos modelos tienen sus antecedentes en
tes. Barcelona: Marcial Pons
la Foreing Corrupt Prectices Act (1977) de Estados Unidos, que imponía a (págs. 118 y ss.).
las empresas la obligación de prevenir la comisión de actos de corrup-
ción en el extranjero por sus agentes y funcionarios. Así, las empresas
implementaron estrategias y procesos de autorregulación para evitar in-
currir en prácticas de corrupción.

El apartado 2 del artículo 31 bis señala que la persona jurídica quedará exenta
de responsabilidad si se cumplen las siguientes condiciones:

1) el órgano de administración ha adoptado y ejecutado con eficacia, antes


de la comisión del delito, modelos de organización y gestión que incluyen
las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma
naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión;

2) la supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de pre-


vención implantado ha sido confiada a un órgano de la persona jurídica con
poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga encomendada le-
galmente la función de supervisar la eficacia de los controles internos de la
persona jurídica;
© FUOC • PID_00285340 79 Medioambiente empresarial

3) los autores individuales han cometido el delito eludiendo fraudulentamente


los modelos de organización y de prevención; y

4) no se ha producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus funciones


de supervisión, vigilancia y control por parte del órgano encargado de la su-
pervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención.

En los casos en los que las anteriores circunstancias solamente puedan ser
objeto de acreditación parcial, esta circunstancia será valorada a los efectos de
atenuación de la pena.

Los modelos de organización y gestión señalados en el apartado 2 del artículo


31 bis deben cumplir los siguientes requisitos:

• Identificarán las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los de-
litos que deben ser prevenidos.

• Establecerán los protocolos o procedimientos que concreten el proceso de


formación de la voluntad de la persona jurídica, de adopción de decisiones
y de ejecución de estas con relación a aquellos.

• Dispondrán de modelos de gestión de los recursos financieros adecuados


para impedir la comisión de los delitos que deben ser prevenidos.

• Impondrán la obligación de informar de posibles riesgos e incumplimien-


tos al organismo encargado de vigilar el funcionamiento y observancia del
modelo de prevención.

• Establecerán un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el in-


cumplimiento de las medidas que establezca el modelo.

• Realizarán una verificación periódica del modelo y de su eventual modifi-


cación cuando se pongan de manifiesto infracciones relevantes de sus dis-
posiciones, o cuando se produzcan cambios en la organización, en la es-
tructura de control o en la actividad desarrollada que los hagan necesarios.

Para los delitos ambientales, los modelos de organización y gestión de las em- Lectura recomendada
presas deben contemplar una estrategia para evitar o detectar el riesgo de la
E.�Górriz�Royo (2019). «Cri-
empresa de cometer delitos ambientales. Esta estrategia debe contemplar in- minal compliance ambiental
formación sobre las leyes ambientales aplicables y los procedimientos necesa- y responsabilidad de las per-
sonas jurídicas a la luz de la
rios para cumplirlas; una evaluación completa de todas las fuentes de conta- LO1/2015, de 30 de marzo».
Indret: Revista para el Análi-
minación; una política institucional para cumplir con los requisitos ambien-
sis del Derecho (núm. 4, págs.
tales; contar con procedimientos de auditoría interna y externa regularizada; 1-66).
medidas adecuadas para el seguimiento de las auditorías; entre otros.
© FUOC • PID_00285340 80 Medioambiente empresarial

Para eximir o atenuar la responsabilidad penal de una empresa por un delito


ambiental, no solo se valora que los modelos de organización y gestión cum-
plan con un contenido mínimo, es decir, no es suficiente la existencia de estos
modelos, sino que se valora la idoneidad y su implementación de eficaz con
el fin de evitar la comisión de delitos en su seno o, al menos, lograr la detec-
ción de conductas criminales. En este sentido, algunos criterios para valorar
la adopción y ejecución eficaz de los modelos de organización y gestión son:

• que el modelo sea específico para la organización, evitando modelos ge-


nerales, meros formularios, intrascendentes y superfluos;

• que tengan como fin promover una cultura ética empresarial;

• la obtención de certificados y acreditaciones por entidades evaluadoras


independientes y objetivas;

• la implicación de la alta dirección de la empresa para trasladar al resto de


la empresa una cultura de cumplimiento;

• la detección de los delitos por la propia empresa; y

• la existencia o no de procedimientos penales.

Jurisprudencia penal ambiental

La sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Barcelona, de fecha 8 de abril de


2016, absolvió a la empresa DESALUP S. L. de un delito contra el medio ambiente
previsto y penado en el artículo 327 con 5 años de multa y una cuota diaria de 80
euros, así como con la clausura provisional del centro por un tiempo no inferior a
5 años. De las pruebas practicadas resultó que la empresa sí fue adoptando medidas
correctoras a medida que iba teniendo conocimiento del resultado lesivo de la con-
taminación acústica causada por su actividad empresarial, y además intentó tomar
nuevas medidas correctoras cada vez que un estudio sonométrico ponía de manifies-
to la falta de eficacia de los anteriores. La STS 668/2017, de 11 de noviembre, ratificó
la absolución de la empresa acusada de un delito contra el medio ambiente.
© FUOC • PID_00285340 81 Medioambiente empresarial

Bibliografía
De la extensa bibliografía que hay sobre los temas tratados en este módulo, solo hacemos
referencia a manuales generales sobre la materia ambiental que permiten ahondar más en el
estudio y que, además, ofrecen un nutrido apartado de referencias bibliográficas.

Betancor Rodríguez, A. Instituciones de Derecho ambiental. La Ley.

Durán Romero, G. Empresa y medio ambiente: políticas de gestión ambiental. Pirámide.

Esteve Pardo, J. Derecho del Medio Ambiente. Madrid: Marcial Pons.

Esteve Pardo, J. Técnica, riesgo y Derecho. Tratamiento del riesgo tecnológico en el Derecho
ambiental. Ariel.

Fernández de Gatta Sánchez, D. Sistema jurídico-administrativo de protección del Medio


Ambiente. Salamanca: Ratio Legis.

López Gordo, M. G. El medio ambiente en los estados financieros: empresa y contabilidad me-
dioambiental. Universidad de Granada.

Lozano Cutanda, B.; Alli Turrillas, J.-C. Administración y Legislación Ambiental. Adaptado
al EEES. Dykinson.

Montaner Fernández, R. Gestión empresarial y atribución de responsabilidad penal: a propósito


de la gestión medioambiental. Atelier.

Ruiz Arias, M. Delito de contaminación básico: atribución de responsabilidad a la empresa. Ti-


rant lo Blanch.

Somoza López, A. Contabilidad social y medioambiental: teoría y práctica. Pirámide.

Urquizu Cavallé, A.; Salassa Boix, R. R. Políticas de protección ambiental en el siglo XXI:
medidas tributarias, contaminación ambiental y empresa. J. M. Bosch Editor.

Villamil Serrano, A.; Maties García, J. Política económica del medio ambiente: aplicaciones
empresariales. Centro de Estudios Ramón Areces.

Veltri, S. Mandatory Non-financial Risk-Related Disclosure. Springer.

VV. AA. Medio Ambiente. Memento Práctico Francis Lefebre 2021-2022 (B. Lozano Cutanda
(coord.).

VV. AA. Derecho del Medio Ambiente y Administración Local. J. Esteve Pardo (coord.). Funda-
ción Gobierno Local / Diputación de Barcelona.

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