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EL DAÑO A LA PERSONA Y EL DAÑO MORAL

Según Carlos Fernández Sessary, la distinción clásica entre daño material y daño moral
permitiría una distinción: el daño moral incluiría el daño moral y el daño físico. Este último
sería aquel que hiere a un ser humano en sí mismo y es valorado como un bien espiritual,
psicológico e intangible. Por otro lado, el daño moral se reduciría al dolor del sentimiento, de
la pena, del sufrimiento. (Tomado de Trazegnies Granda, 2016, p. 109). De acuerdo con la
doctrina nacional aceptada, en el ámbito no paterno en nuestra doctrina entendemos el
perjuicio moral como el perjuicio o dolor sufrido por la víctima y, en el caso del perjuicio hacia
una persona, como el obstáculo a un “proyecto de vida”., de la víctima o de su “integridad
física”. (Taboada Cordoue, 2005, art. 73)

De las lecciones presentadas, se puede concluir que el daño moral engloba tanto el daño
personal como el moral, ambos con relación género-especie. Los daños corporales son daños
extramatrimoniales que afectan los derechos, la integridad física o el estilo de vida de
cualquier persona, incluidas las personas jurídicas. Y al daño moral como el dolor, la tristeza, el
miedo, es decir, la afectación de sentimientos que sólo experimentan las personas naturales.

ANÁLISIS DEL ARTE. CÓDIGO CIVIL DE 1984

La doctrina establece que herir una emoción no es suficiente para hablar de daño moral, ya
que se requiere una emoción reconocida como socialmente digna y legítima, es decir,
aprobada por la conciencia social de acuerdo con la opinión popular vigente. en una sociedad
específica en un momento histórico y por lo tanto considerado digno de protección legal. Por
ejemplo, una mujer casada no puede reclamar una indemnización por la muerte de un hombre
casado con quien ha vivido varios años (Taboada Córdova, 2005, pp. 65-66).

En otras palabras, la indemnización reclamada no debe ser contraria a las normas imperativas,
al orden público o la moral, de lo contrario será considerada indigna, ilegítima y, por tanto,
indigna de tutela judicial.

También creemos que el daño moral no se limita jurídicamente a los sentimientos hacia los
familiares, sino también a cualquier otro sentimiento que se considere digno y legítimo, como
en el caso de un ahijado, novia o padrino de nacimiento, etc. (Taboada Córdoba, p. 66)
Recuerde que la familia nuclear no es el único tipo de familia, existen familias monoparentales,
familias mixtas, familias extensas, etc.

DAÑO MORAL, CONCEPTOS Y EFECTOS

Aunque no existe una noción clara de daño moral, se debe tener en cuenta que es un daño
moral hecho a la propiedad o valores personales y pertenece al ámbito de la emoción más que
a la realidad económica; En cuanto a los efectos, pueden conducir a pérdidas financieras y
angustia mental. Caso. N° 949-1995-Arequipa. El peruano, 12 de mayo de 1998, página 1007En
efecto, más allá del concepto estrecho de daño moral o de un concepto amplio equivalente a
daño corporal, no cabe duda de que el daño moral se encuadra dentro de la categoría de daño
moral que puede afectar los bienes de la víctima.

El daño moral no es paterno, afecta la eficiencia más que la economía, provocando pérdida
económica y deterioro espiritual; no debe confundirse con el carácter paterno de la obligación.
Es suficiente que la degradación esté diseñada de tal manera que sea posible la compensación;
La eliminación del hecho dañoso no debilita la obligación de reparar el daño. La doctrina
establece: “Quien daña a otro está obligado a repararlo.” Por supuesto, estos daños pueden
ser paternos o inmateriales.

DAÑO MORAL y DETERMINACIÓN DEL MONTO DE LA COMPENSACIÓN

El monto de la indemnización por daño inmaterial debe determinarse cuidadosamente,


teniendo en cuenta la condición femenina de la demandante y las cicatrices psicológicas de
una persona que de alguna manera han desaparecido como resultado de la operación.
Expediente número 4347-1998 Fechas 30.000. GJ. En este caso, la víctima sufrió daños morales
y personales. Los primeros surgieron del dolor, la pena, el miedo y la tristeza que les
provocaban las cicatrices en sus rostros, los segundos de las propias heridas, un atentado a su
integridad física que, dependiendo de la actividad, podía incluso poner en peligro su proyecto
la vida.

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