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Manual de Psicología Forense

Mariana Travacio
En la esfera delimitada por el derecho de daños, las peritaciones psicológico forenses habitualmente tienen lugar en
causas judiciales en las que demandan daños y perjuicios. El diagnostico y evaluación de daño psíquico comportara no
pocas dificultades a la hora de abordar la terapia pericial psico-forense.
Nuestro código establece que “habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio susceptible de apreciación
pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio o patrimonio, o indirectamente por el mal hecho a su persona o a
sus derechos o facultades”
Siguiendo nuestro ordenamiento jurídico, el texto civil señala en diversos pasajes- el deber de reparar el daño
ocasionado. Sin embargo, el fin originario de la norma jurídica se hallaba mas bien volcado hacia la sanción del culpable
del daño ocasionado. Sanción basada en la noción de responsabilidad civil fundada en la culpa del agente del daño.
De la mano de la revolución industrial se incorporo la noción de riesgo y con ella la idea de una responsabilidad sin
culpa.
Se pasa de una responsabilidad subjetiva a una responsabilidad objetiva y con ella de la función sancionadora a la
función reparadora de la responsabilidad civil: de lo que se trata es de asumir la obligación de indemnizar, es decir dejar
indemne a la víctima, tal como se encontraba antes de ocurrir el hecho.
La noción de la responsabilidad objetiva se basa en la teoría de causalidad. Ello implica que ya no se tratara, para
obtener el resarcimiento por un daño sufrido, de probar necesariamente la culpa del autor del evento dañoso, sino que
bastara con probar la existencia de un nexo causal adecuado entre el hecho generador y el daño ocasionado. Nuestro
código civil contempla las nociones de responsabilidad civil subjetiva (daño causado por culpa o negligencia) y objetiva
(daño causado por el riesgo o vicio de la cosa)
Art. 1069 “ el daño no solo comprende el perjuicio efectivamente sufrido, sino también la ganancia de que fue privado el
damnificado por el acto ilícito, y que en este código se designa por las palabras “perdidas e intereses”
Es importante consignar las nociones de:
Daño actual: se comprende el menoscabo ya acontecido.
Daño futuro: aquel que ha producirse con posterioridad al momento presente.
Distinción entre agravio y daño moral. El agravio moral queda establecido como una especie dentro del genero daño
moral y definido como el “sufrimiento de la persona por la molestia en su seguridad personal, o por la herida en sus
afecciones legitimas, o el experimentado en el goce de los bienes” ; por su parte, el daño queda precisado como “el
menoscabo a los sentimientos en el desmedro o desconsideración que el agravio pueda causar en la persona agraviada,
o los padecimientos físicos, la pena moral, las inquietudes o cualquiera otras dificultades o molestia que puedan ser la
consecuencia del hecho perjudicial”

Desde una perspectiva jurídica se define el daño psíquico o psicológico como un trastorno psicopatológico, producido o
desencadenado por un suceso traumático, que da lugar al reclamo de un resarcimiento de quien lo padece al que resulte
civilmente responsable del mismo.
Características del daño psíquico:
Es por entero diferente, del concepto de daño o agravio moral, por cuanto este ultimo no comporta patología, mientras
que el daño psíquico tiene por condición de existencia la conformación de orden patológico.
Es característica indispensable del concepto la existencia de un tercero responsable.
Debe existir un nexo causal entre el hecho generador y el daño percibido.

Por lo tanto solo se reconoce la existencia de un daño psicológico cuando podamos asegurar la presencia de las
características aisladas (una conformación patológica, la existencia de un tercero responsable y una relación de
casualidad entre el hecho acontecido y el daño ocasionado).
Ello así, toda vez que el concepto “daño psíquico” no constituye, en si mismo, un concepto psicopatológicos, sino una
noción eminentemente jurídica (emergente del derecho de daños) y que sin embargo, en tanto implica patología
psíquica, deberá ser diagnosticada por profesionales de las ciencias de la salud mental.

Daño psíquico no esta incluida en nuestro Código Civil, sino que se desprende de la noción de daño:
En el C.C. no distinguen entre daño físico y daño psíquico; se refieren simplemente a “daño” e inequívocamente incluyen
tanto a uno como a otro.
El dictamen pericial es el medio idóneo para determinar la magnitud del daño psicológico, asi como la duración y costo
del tratamiento.
El daño psíquico debe ser indemnizado como diferenciado del estético y del moral, si de la pericia surge la existencia de
una alteración emocional, como consecuencia del accidente padecido.
El daño psicológico se configura mediante la alteración de la personalidad, es decir, la perturbación profunda del
equilibrio emocional de la victima, que guarde adecuado nexo casual con el hecho dañoso y que entrañe una
significativa descompensación que perturbe su integración en el medio social.

La terminología empleada en el reconocimiento jurídico del “daño psíquico”


*alteración emocional.
*merma de las aptitudes psíquicas.
*perturbación profunda del equilibrio emocional que provoque una significativa descompensación de su integración con
el medio.
Estos términos resultan por demás confusos a la hora de abordar la tarea psicológico-pericial, por lo que nos veremos
obligados a realizar algunas consideraciones psicopatológicas sobre la materia.
Catex señala que “puede hablarse de la existencia de daño psíquico en un momento determinado sujeto cuando este
presenta un deterioro, disfunción, disturbio o trastorno o desarrollo psicogénico que afectando sus esferas afectiva y/o
intelectiva y/o volitiva, limita su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y recreativa”
En este contexto debemos agregar que los trastornos que pueden diagnosticarse como daño psíquico serán los definidos
por su índole reactiva, es decir, deberán resultar del evento dañoso ocurrido. Todo lo cual nos posiciona en el terreno de
las patologías postraumáticas, debiendo el perito recurrir a técnicas de exploración y diagnostico que le permitan
determinar la presencia de una tal patología, diferenciando la constitución psíquica de base del sujeto de la incidencia
que el evento dañoso ha tenido sobre su psiquismo.
Algunos autores proponen clasificar los trastornos mentales postraumáticos en tres grupos que corresponden a
diferentes fases o instancias de los mismos:
Los trastornos del periodo inmediatamente postraumático.
Las confusiones agudas postraumáticas que necesitan, a manudo, una terapéutica psiquiátrica de urgencia.
La evolución ulterior de la enfermedad traumática (déficit o neurosis)

Habitualmente se menciona, en lo concerniente al diagnostico psico-forense, el problema de la simulación y la


sobresimulacion, conceptos estos que deben distinguirse de la noción de sinistrosis.
Simulacion: como la presentación por parte del sujeto de “falsos síntomas” y la sobre simulación como la exageración o
la deformación por mala fe de una disposición patológica real”. Por su parte sinistrosis – en conformidad con Brissaud-
como “una actitud patológica del herido que rehúsa el conocer su curación, porque considera, de buena fe, que no he
obtenido una justa reparación del daño sufrido de acuerdo con la ley”.
DSM-IV- Simulación: como la producción intencionada de síntomas físicos o psicológicos desproporcionados o falsos,
motivados por incentivos externos como realizar el servicio militar, evitar un trabajo, obtener una compensación
económica.
El DSM-IV propone asimismo que “debe sospecharse simulación si existe alguna de la combinación presentes:
1-presentacion de un contexto medicolegal (la persona es enviada por el fiscal a una exploración medica)
2-Discrepancia acusada entre el estrés o la alteración explicados por la persona y los datos objetivos de la exploración
médica.
3-Falta de cooperación durante la valoración diagnostica e incumplimiento del régimen de tratamientos prescrito.
4-Presentacion de un trastorno antisocial de la personalidad.

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