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Merieu, P. Frankenstein Educador. Alertes, Barcelona 1996.
2
En Ranciere, J., El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual. Libros del
Zorzal, Buenos Aires 2007.
Tamaña empresa no parece, en principio, sencilla. Se presenta, por un lado, un
sujeto que necesita ser educado, y en relación con él, otro sujeto, el educador,
que debe emprender su acción como tal. Y, por el otro, un contexto/mundo
incierto, cambiante, dinámico, donde los conocimientos “se mueven”
aceleradamente y sin anticiparse, donde las instituciones se encuentran
desfondadas, desde el Estado –como meta institución- hasta la familia,
pasando por la escuela.
En este mismo sentido Meirieu propone “dejar escapar al otro de las imágenes,
de lo que todos esperan y atreverse a un gesto que procede de otra parte, del
mismo; que pueda decir: “de mí no se ha esperado nunca nada bueno; siempre
he fracasado y todo el mundo se ríe de mí, pero hoy quisiera probar”. Permitirle
situarse en el yo, pero sin que ello implique dejarlo abandonado. Renunciar a
“hacer al otro” sin, con ello, renunciar a educarlo. Educarlo sin llegar a ser
Frankenstein, ese hombre que creía que podía poner un ser en el mundo sin
acompañarlo.
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Derrida, J. Mal de archivo. Una impresión freudiana. Trotta, Madrid 1997.
a ser); la autonomía del sujeto se adquiere en el curso de toda educación; y
construir un sistema que le permita al educador circunscribir su actividad dentro
de un campo de certidumbres científicas, sin perder la singularidad del
encuentro educativo.
Ese declive de la institución escolar puede ser transitado según tres formas de
subjetivación: desubjetivación, resistencia e invención. La primera modalidad
se refiere a una manera de situarse en donde “no se puede hacer casi nada
con la situación”. La modalidad de resistencia es una de tipo defensivo, de
protección contra lo que no sea visto como “normal” para ese ámbito escolar y
generados por las condiciones nuevas que tocan habitar a los docentes en las
escuelas. Por último, la invención se refiere a nuevas formas de establecerse
en las situaciones inéditas, y que pueden crear otros mundos posibles. Es
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Virno, P. Gramática de la multitud. Editorial Colihue, Buenos Aires 2002.
decir, se refiere a una capacidad creativa, de resolución de las situaciones
inéditas que se presentan a los sujetos.
Esta última forma de transitar el declive de la institución escolar es la que
permite gestionar a la escuela de manera situacional, superando los obstáculos
que se presenten, al decidir desde la propia escuela soluciones posibles,
comprendiendo situaciones y considerando el contexto. Este modelo de gestión
situacional forma así una experiencia subjetivante tanto del alumno como del
maestro.
Constituye, sin duda, otra forma escolar posible, tal como expresa J. Larrosa5,
que “desnaturaliza las prácticas escolares”, que alcanza un efecto de extrañeza
capaz de suspender evidencias para pensarlo de otro modo, a otra escala y en
otras condiciones. Implica instalar desde la escuela una cultura que trabaje
sobre las representaciones, donde la pregunta tenga un valor significativo, y las
respuestas sean provisorias. Donde la utopía aún sea posible.
5
Larrosa, J. (comp.) Escuela poder y subjetivación. Ed. La Piqueta, Barcelona 1992.