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Conquista romana[editar]

Julio César derrotó a las tribus celtas en Galia entre 58 y 51 a. C. y escribió sus experiencias
en De Bello Gallico (Comentarios sobre la guerra de las Galias). La región conquistada por
César era la Galia Transalpina, donde se hallaba incluida la Galia Comata (Galia Melenuda).
César describió a los galos como individuos inteligentes, muy activos, impulsivos e inestables.
Cuando César llegó a la Galia en el año 58 a. C., estos territorios eran solo un nombre para
los romanos, que nada más conocían las provincias meridionales, sometidas a vasallaje con el
fin de asegurarse el paso y las comunicaciones por tierra hacia Hispania. Sabían los romanos
que sus habitantes eran tribus celtas que estaban en continua pelea. César acudió al territorio
de la Galia para socorrer al pueblo de los helvecios, establecidos en lo que hoy es Suiza, que
estaban amenazados por los germanos. Sin embargo, César impidió la migración de las tribus
helvecias hacia el este, a las que derrotó definitivamente cerca de Bibracte y a las que ordenó
volver a sus tierras. Más tarde fue en ayuda de los eduos que estaban en lucha contra
los belgas; después de estas hazañas, decidió instalarse allí y, en el año 56 a. C., libró una
batalla naval contra los galos vénetos, pueblo nativo del noroeste de Francia.
En el año 55 a. C., los germanos se hallaban muy cerca, en la otra orilla del Rin. Mandó
construir a su legión un puente de madera sobre este río para poderlo cruzar y luchar contra
este pueblo en su territorio. De esta forma, César evitó una nueva invasión. Fueron dos
campañas brillantes y temerarias contra Ariovisto, el jefe germano, que a pesar de ser su
ejército mucho más numeroso, fue aniquilado por los romanos cerca de Ostheim (en la
actual Alsacia, Francia).

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