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3.

FUENTE DEL VERDADERO GOZO

OBSERVACIÓN

Verdadero o Falso
Se entrega a las personas media hoja de papel; por una cara debe escribir una “V”
(Verdadero), por la otra escribir una “F” (Falso). A continuación, el líder lee una a
una, las siguientes afirmaciones, las personas levantan la V o la F, según su
criterio ante cada afirmación, justificando su repuesta:

 El gozo es una emoción que yo debo cultivar V___ F___


 El gozo está asociado con bienestar y salud V___ F___
 El gozo depende de cultivar buenas relaciones V___ F____
 El gozo es un regalo V___ F____
 El gozo es sinónimo de placer V____ F____

VINCULACIÓN
Invitar a los asistentes a que describan cómo es la sensación o experiencia del
gozo y con qué momento específico de su vida la asocian. Se invita a que
socialicen dos o tres respuestas

CONCIENTIZACIÓN
Introducción
Uno de los resultados de estar llenos y controlados por el Espíritu Santo, es el
gozo. El verdadero gozo no depende de las circunstancias, sino de estar
conectados con la “Fuente espiritual”: Cristo mismo. “Estas cosas os he hablado,
para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11).
La felicidad no la encontramos buscándola es un regalo de Dios en forma de gozo.
El mundo de hoy es carente de gozo, pero, ni los problemas ni las tragedias del
mundo pueden aplastar el gozo del Espíritu Santo.
¿Cuál es la clave para permanecer en este gozo?
1. Cultivando un corazón limpio
La perfecta comunión con Dios al disfrutar de su compañerismo, es el factor clave
para que cada uno de nosotros pueda gozar de una permanente experiencia de
salud. Este fluir de salud se interrumpe cada vez que en un acto consciente de
nuestra voluntad admitimos pensamientos, actitudes o conductas que violen sus
principios. La Biblia llama pecado a las acciones generadas por una actitud de
desobediencia a los principios de Dios, dados para nuestro provecho y bienestar.
El pecado sin confesar tiene la particularidad de colocarnos en desarmonía con la
Fuente de la Salud (llenura del Espíritu Santo), y en una desventajosa “oposición”
frente a Dios y su Palabra (Efesios 4:22-24).
Cuando recibimos a Cristo como Señor y Salvador le entregamos el control de
nuestra vida, sin embargo, el “yo destronado” vivirá en permanente pugna,
tratando de adquirir nuevamente el control, lo cual consigue ocasionalmente; pero
nuevamente pecamos, y como consecuencia nuevamente aparece el conflicto,
producto de la vida egocéntrica (Romanos 7:22-24).

2. Restableciendo la comunión
La comunión se restablece haciendo de la confesión un hábito constante.
Confesar es estar de acuerdo con Dios en lo que dice su Palabra acerca de mis
actitudes y conductas fallidas e incorrectas. La confesión descansa sobre la base
del amor y perdón de Dios. Tenemos la seguridad de que Él es fiel y justo: fiel a
sus promesas y justo al impartir perdón en base a la obra de Cristo.
Los siguientes son los pasos teoterápicos necesarios para una adecuada
confesión (respiración espiritual):
• Volverse a Dios de corazón (Isaías 1:18)
• Aceptar lo que ha hecho como pecado, y dolerse por el mismo (Salmo 4:4)
• Arrepentirse y disponerse a no volver a pecar (cambio de mentalidad)
(Lucas 15:18)
• Apropiarse del perdón de Dios (1 Juan 1:9)
Al igual que la respiración física, nuestra respiración espiritual (confesión) debe
ser:
 Continua, para el normal fluir de la salud integral.
 Necesaria, para disfrutar la experiencia de la vida abundante.
 Automática, para mantener la comunión constante con Dios.
3.Una vida rendida
Cuando no le permitimos al Señor Jesucristo gobernar nuestro ser, e insistimos en
permanecer bajo el control de nuestro yo, estamos sujetos a una mente carnal, la
cual se opone a Dios, rebelándose contra su autoridad y oponiéndose a sus
intereses (Romanos 7:14-20).
El hombre carnal vive continuamente entre la esfera celestial y la terrenal, por lo
que se mantiene en permanentes altibajos entre el conflicto (desequilibrio) y la
salud espiritual (vida de poder y fortaleza).
Lo primero que necesitamos es rendir toda área y todo asunto bajo el control de
Dios y su voluntad. Un solo asunto (grande o pequeño), que queramos controlar
nos hace vulnerables al desequilibrio de nuestro ser.
Cuando nuestra vida está completamente rendida al Espíritu Santo, recibimos un
permanente fluir de bendición y salud. No sólo experimentamos vida, sino que nos
volvemos canales para llevar la vida de Dios a otros en nuestro entorno (Juan
7:38-39). De este modo, independientemente de los desiertos que atravesemos o
los desafíos que tengamos, experimentaremos fortaleza, seguridad y confianza en
nuestra vida diaria, y seresmos capacitados para discernir y tomar decisiones
correctas, pues los ojos de nuestro entendimiento están siendo iluminados
(Efesios 1:18).

Aplicación Teoterápica
¿Cuál es nuestra experiencia actual respecto al gozo prometido por el Señor? Si
nuestra vida está hoy en un altibajo espiritual entre el gozo y la derrota, nuestro
Padre Dios nos hace la más amorosa invitación para que en este mismo momento
le permitamos volver a tomar el control de nuestra vida, de manera que Él pueda
manifestarse con toda la plenitud de su poder y victoria; así nuestra vida volverá a
reflejar lo que Jesucristo a tan alto precio consiguió para nosotros.

DETERMINACIÓN
Taller Aplicativo

1. ¿De qué manera detecta cuando el “yo” vuelve a tomar el control de su vida?
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2. ¿Qué áreas de su vida le cuesta más rendir al Espíritu Santo? ¿Por qué?
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CONSAGRACIÓN
Leer el Salmo 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y
conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en
el camino eterno”
Y dirigir un tiempo de oración pidiéndole al Señor limpieza, restauración y sanidad
en todas aquellas situaciones que nos hayan alejado o quitado el gozo del Señor.
Se sugiere orar con la canción esperanza de vida majo y dan - YouTube

REPRODUCCIÓN
Se desafía a los asistentes a que en el transcurso de la semana estudien el Salmo
16:11: “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre”. Y compartan la enseñanza con al menos dos
personas de su entorno familiar o social

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