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4. La Paciencia
La siguiente virtud es la “Paciencia”, la cual implica la capacidad de
sufrir circunstancias adversas esperando con tranquilidad, de una manera
voluntaria, y no por mera necesidad, sin murmurar ni quejarse, sino con
plena confianza de que Dios está obrando en medio de las circunstancias, y
de que él sabe lo que está haciendo y lo que es mejor para cada uno de sus
hijos según su propósito.
Respecto a esto dice la sagrada escritura:
“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes
lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito”.
Juan 8:28
La paciencia que da el Espíritu Santo se basa precisamente en mantener la
confianza de saber que todo nos ayuda a bien.
5. La Benignidad
La quinta virtud fruto del Espíritu es la “Benignidad”, y expresa la
condescendencia del juez divino ante una circunstancia que demanda juicio,
en nosotros, viene a ser la capacidad de ser misericordioso, aún con
aquellos que han cometido algún agravio en nuestra contra.
Es lograr ser benigno y buscar el bien en especial de quienes al parecer no
merecen tal benevolencia.
La biblia nos habla en colosenses 3:12 que debemos “vestirnos” de
benignidad y de mansedumbre lo cual es sumamente importante,
recordemos que Dios es benigno por naturaleza, y es su benignidad la que
nos guía al arrepentimiento, cuando nos damos cuenta de que no nos ha
pagado como merecen nuestros actos, sino que nos da nuevas
oportunidades de vida cada día.
¿Qué es la benignidad del Espíritu Santo?
Partiendo de lo anterior, se puede identificar la Benignidad como un fruto
del Espíritu Santo otorgado por la misericordia y la justicia de un Dios
Supremo, quién tiene el poder y es el único que puede juzgar a quienes
mal nos hacen.
Este fruto está dentro de quienes son mansos y aprenden a
perdonar, incluso a aquellos que han hecho acciones que podemos
considerar como “imperdonables”. La carga se la dejamos a Dios y será él
quien decida, mientras nosotros debemos olvidar otorgando el perdón con
benignidad.
6. La Bondad
La sexta cualidad especial fruto del Espíritu Santo es la “Bondad”,
el diccionario describe la bondad como la cualidad de ser bueno, la
inclinación a hacer el bien y a un comportamiento virtuoso, está
estrechamente ligada a la benignidad, puesto que es en términos sencillos
su aplicación constante.
Efesios 5:9 nos dice además que el fruto del Espíritu es en toda
bondad, justicia y verdad.
la bondad es pues una cualidad indispensable de los cristianos que caminan
en el espíritu de Dios y son guiados por él.
7. La Fe
La séptima y muy importante cualidad fruto del Espíritu es la “Fe”,
la biblia habla claramente que la fe es la certeza de lo que se espera y la
convicción de lo que no se ve según Hebreos 11:1, y también que sin fe es
imposible agradar a Dios. Textualmente dice:
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los
que le buscan.” Hebreos 11:6
La palabra galardonador significa que Dios premia, bendice, ayuda y
prospera a quienes le buscan sinceramente y creen en él, no se
puede lograr nada sin fe, sin tenerla y mantenerla, puesto que es la
capacidad de creer en que nuestras acciones producirán un resultado y que
ese mismo resultado será beneficioso y positivo.
8. La Mansedumbre
La penúltima virtud mencionada en Gálatas es la “Mansedumbre”. la
biblia habla de que la mansedumbre hace cesar grandes ofensas en
Eclesiastés 10:4, la mansedumbre, es pues la capacidad especial que tiene
una persona para modelar la ira y sus efectos desordenados en si mismo y
en el entorno.
Dicho de otra manera es una forma inteligente de evitar todo resentimiento
o acción violenta por el comportamiento de otros, o por cualquier
circunstancia desagradable, dejando de lado la irritabilidad y la venganza,
para dar lugar a una actitud más asertiva, y acorde con el momento vivido,
en el sermón del monte Jesús habla de que los mansos son
bienaventurados, porque ellos recibirán la tierra como heredad (Mateo
5:5).
9. La Templanza
Última virtud y no por eso menos importante es la “Templanza”, que
consiste en la moderación de los apetitos y placeres para procurar un
equilibrio, que permita el más óptimo aprovechamiento de los bienes
disponibles para la persona.