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PENSAMIENTO SELECTO

«El deseo de acumular riquezas es una


propensión original de nuestra naturaleza
que fue implantada allí por nuestro Padre
celestial para que sirviera a fines nobles».
(Consejos sobre Mayordomía Cristiana, pág.154).
«Amado, yo deseo que tú seas prosperado en
todas las cosas y que tengas salud, así como
prospera tu alma» (3 Juan 1:2). Esta declaración nos
gusta tanto, que más de uno no repara en el
hecho de que son palabras de buena voluntad de
una persona a otra. Nos gusta pensar que se
tratan de palabras que Dios está diciendo acerca
de nosotros.
En la Biblia, el tema de la prosperidad merece ser
estudiado por cada creyente debido a que estamos
rodeados de ideas seculares acerca de este
concepto. Por lo general, se piensa en la
prosperidad desde la perspectiva del
materialismo, pero dicha perspectiva contradice
los principios de la Palabra de Dios,
Si no logramos entender bien esto podemos ser
arrastrados a un estilo de vida que puede producir
muchos momentos de diversión, pero no la
felicidad genuina. Puede también hacernos creer
que estamos siendo bendecidos por Dios, cuando
en realidad estamos alejándonos de él y entregando
el control de nuestra vida al enemigo de Dios.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

El materialismo propone que una persona es


prosperada cuando logra serlo en forma tangible,
material y siempre positiva. La idea que está detrás
es que cuantas más posesiones materiales tienes o
puedes acumular, mayor es la evidencia de tu
prosperidad sin necesidad de tomar en cuenta
ninguna otra cosa.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

El materialismo declara prósperos a personas


por el simple hecho de tener dinero, sin importar
los medios para obtenerlo.

Las palabras de 3 Juan 2 son un modelo del


ideal de Dios para sus hijos, que nos recuerda
que la bendición de Dios sobre los seres
humanos es:
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

1. Una iniciativa divina


Dios quiere que seamos prosperados. No es un
asunto por el cual tenemos que hacer o dar algo.
Cuando Dios se acerca a sus hijos, lo hace para
bendecirlos y prosperarlos. El Salmo 23 asegura:
«Jehová es mi pastor y nada me faltará». Sí, Dios
hace provisión para todas las necesidades de sus
hijos y se deleita en bendecirnos.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

Por lo tanto, es un error pensar que solo aquellos


que tienen dinero deben ser considerados como
bendecidos por Dios. Al contrario, la Biblia
enseña que hay circunstancias en las que los que
lloran deben considerarse Bienaventurados o
felices (Mateo 5: 4).
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

2. La prosperidad bíblica puede verse


en todos los ámbitos de nuestra vida.
El materialismo fracasa cuando se propone hacer
felices a los seres humanos intensificando su deseo
y búsqueda de dinero y las cosas que se pueden
obtener con él. En cambio, la Biblia enseña que el
plan de Dios incluye bendecirnos en todos los
ámbitos de nuestra vida.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

Dios les dice a sus hijos: «Deseo que


seas prosperados en todas las cosas y
que tengas salud, así como prospera
también tu alma». Esta es una
prosperidad integral que no deja
detrás ningún aspecto de nuestra
existencia.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

Por otro lado, la bendición de Dios no se reduce a


cuestiones materiales, sino que abarca la parte
física, emocional y espiritual.

En Deuteronomio 28: 1-13 aparece el listado de


bendiciones que Dios ofreció al pueblo de Israel
antes de entrar en la tierra prometida.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

3. La prosperidad bíblica está basada


en nuestra relación con el Señor.
La prosperidad bíblica está basada en nuestra
relación con el Señor. Cualquier oferta que
pretenda brindarnos bienestar al precio de
abandonar nuestros principios o dejar de
reconocer el señorío de Cristo en nuestras vidas
resulta desconfiable.
EL MATERIALISMO, LA PROSPERIDAD Y LA BIBLIA

Deuteronomio 28 destaca la
condición para recibir todas las
bendiciones del cielo: obedecer los
Mandamientos de Dios. Con mucha
razón, Proverbios 10: 22 dice: «La
bendición de Jehová es la que
enriquece, y no añade tristeza con
ella».
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

Dado que la voluntad de Dios


es prosperarnos, entonces,
nuestra relación con él no ha de
consistir en agradarlo para
recibir sus bendiciones, sino en
amarle y servirle porque es
bueno y generoso.
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

Debemos entender que una bendición no consiste


necesariamente en recibir o conseguir dinero o
cumplir nuestros deseos. En realidad, hay
ocasiones en que obtener estas cosas sería una
maldición para nuestra vida. Asimismo, en ciertos
momentos la prosperidad viene después de pasar
un periodo de adversidad.
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

«Ninguna disciplina al presente parece ser causa


de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto
apacible de justicia a los que por medio de ella
han sido ejercitados» (Hebreos 12: 11).
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

El patriarca Job reconoció que Dios


bendice como el quiere cuando dijo:
«Jehová dio y Jehová quitó: ¡Bendito
sea el nombre de Jehová!» (Job 1: 21).
Si aceptamos que Dios es Soberano,
entonces debemos creer que él decide
qué y cuánto dará a cada uno.
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

No hemos de olvidar que la prosperidad que viene


de Dios es un resultado de su gracia obrando en
nuestra vida. Dios no nos debe sus bendiciones ni
tampoco podemos comprarlas. Dios no está
obligado a prosperarnos. Él lo hace porque somos
amados y aceptados por su gracia (Oseas 14: 4).
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

El salmista se preguntó: «¿Qué pagaré a


Jehová por todos sus beneficios para
conmigo?» (Salmo 116: 12). Pero la
pregunta no tiene la intención de pagar
por esas bendiciones, sino de reconocer
que son inmerecidas y de incalculable
valor y, por lo tanto, lo único que
podemos decir es: ¡Gracias!
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

Por lo anterior, hay que


someternos por completo al
Espíritu Santo para que
produzca en nosotros los
frutos espirituales que
pueden derrotar el egoísmo
en nuestras vidas.
LA PROSPERIDAD Y LA VIDA COTIDIANA

La prosperidad bíblica no puede


llegar a la vida de alguien que no ha
desarrollado el dominio propio, la
paciencia, el gozo, el amor y la paz,
entre otros, los cuales son frutos del
Espíritu Santo.
LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

1. La prosperidad que viene de Dios me


enseña a valorar y prestar atención a las
cosas que verdaderamente trascienden en
este mundo y en el venidero.
Esta actitud me beneficia en el cuidado que doy a
mi relación con Dios, con mi familia, mi salud y a
las posesiones materiales que he adquirido.
LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

2. La prosperidad que viene de Dios me lleva


a poner al Señor como el centro de mi vida.
El materialismo tiene un dios falso, a saber, el
dinero. Pero la bendición bíblica nos hace sabios
para la salvación, nos capacita para toda buena
obra y no enseña que separados de Dios nada
podemos hacer (Juan 15: 5).
LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

3. La prosperidad que viene de Dios nos hace


más útiles y confiables con los demás.
Cuando Dios nos bendice de
forma integral tenemos una
posibilidad más amplia de
llegar a ser una bendición
para otros.
LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

Al tener a Dios como centro de nuestra


vida nos convertimos en un poderoso
testimonio de la obra del Espíritu de
Dios en la vida de cualquier persona, lo
cual trae gloria al nombre del Señor y
nos beneficia haciéndonos más
confiables a quienes nos rodean.
LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

4. La prosperidad bíblica es un resultado de


mi relación con Dios no la razón para ella.
El apóstol Santiago dijo que «toda buena dádiva y
todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre
de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra
de variación» (Santiago 1: 16-17).
LA PROSPERIDAD QUE VIENE DE DIOS

Esto quiere decir que la verdadera prosperidad


consiste en estar conectado a Dios, quien es la
fuente de todo lo bueno. Por eso no existe
verdadera prosperidad donde no se toma en cuenta
a Dios. Puede haber dinero, posesiones materiales,
pero muchas otras cosas faltan que solo las puede
dar el Señor.
CONCLUSIÓN

El llamado «evangelio de la prosperidad» afirma que los


creyentes que no son ricos no están bendecidos por Dios.
Esto ha llevado a muchos cristianos a dar de sus bienes a
Dios con la intención de que él multiplique sus
posesiones. Se trata de un evangelio falso que ha
tergiversado los conceptos bíblicos de la prosperidad y la
bendición.
CONCLUSIÓN

La verdadera «Teología de la Prosperidad», basada en


la Biblia, que nos enseña que Dios siempre está
dispuesto a tratar con bondad y amor a sus hijos, por
lo tanto, es su voluntad que los cristianos sean
prosperados de forma integral. Dios tiene todas las
bendiciones que necesitamos para esta vida y la
venidera, y todas ellas están en Cristo, el don más
precioso y completo.
CONCLUSIÓN

Dios nos llama hoy a mantenernos a su lado y a


ser fieles en toda circunstancia. Nos invita a
testificar en un mundo que busca la felicidad en el
engaño del dinero y las cosas materiales, para ser
diferentes y mostrar con nuestras vidas que
quienes amamos a Dios somos muy felices (Salmo
146: 5).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR

1. Considere la siguiente declaración de Elena de


White y comente acerca de lo que nos enseña en
cuanto a la relación de los seres humanos con la
prosperidad material: «No es la copa vacía la que
nos causa dificultades para llevarla; es la copa llena
hasta el borde la que debe equilibrarse
cuidadosamente» (Consejos Sobre Mayordomía Cristiana , pág. 154).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR

2. Mencione al menos un personaje bíblico


que fue próspero y fiel; y uno a quien la
prosperidad o el deseo de ella lo alejó del
Señor. ¿Qué lecciones aprendes de estos
casos?
PREGUNTAS PARA DIALOGAR

3. ¿Cuál es la diferencia que usted puede


identificar en el concepto de prosperidad
de este mundo y el concepto de la Palabra
de Dios? Puede ayudarle leer Marcos
8:36.

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