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de 20 de Junio de 2005
SALA CONSTITUCIONAL
El 22 de febrero de 2005, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia admitió
la acción de amparo constitucional interpuesta por el abogado P.M.C., inscrito en el
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el número 31.780, en su carácter de
apoderado judicial del ciudadano A.E.D.L., titular del pasaporte de los Estados Unidos de
Norteamérica número 046122456, contra la sentencia dictada el 25 de junio de 2004, por la
Sala No. 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, a su juicio, lesiva del derecho de su
representado al debido proceso y a la defensa que acogió el artículo 49 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela.
Siendo la oportunidad legal para dictar sentencia, pasa la Sala a decidir con base en las
siguientes consideraciones:
En tal orden de ideas, concluye [esa] Sala, que la decisión mediante la cual se apela del
punto distinguido como TERCERO de la audiencia preliminar celebrada en fecha 29 y 30
de abril de 2004, en donde se decidió sobre la pertinencia y necesidad de las pruebas
ofrecidas por las partes, no es apelable, no encontrándose ésta entre los autos recurribles del
artículo 447 del Código Orgánico Procesal Penal, sino que más bien está dentro de las
consideradas como inimpugnables o irrecurribles, conforme al literal c del artículo 437
ejusdem, en relación a lo dispuesto en el último aparte del artículo 331 ibidem,
considerando esta Sala, que tal fallo, en ningún momento causa gravamen irreparable, por
cuanto lo que se persigue es cumplir la finalidad del proceso y la justicia en la búsqueda de
la verdad, limitándose el Juez de Instancia, como se ha referido, a declarar su licitud,
pertinencia y necesidad para ser evacuadas en la fase de juicio...
Que por cuanto consideró que debía agotar todos los recursos procesales disponibles antes
de que incoara demanda de amparo constitucional, intentó, ante la Sala de Casación Penal
del Tribunal Supremo de Justicia recurso de casación, el cual fue declarado inadmisible, a
pesar de que se trataba de unos hechos que tuvieron lugar bajo la vigencia del Código de
Enjuiciamiento Criminal.
Que agotó todos los recursos legales ordinarios y no obtuvo la reparación del daño que la
decisión del juez de instancia le ocasionó.
Denunció:
En tal sentido señaló que “... resulta prístino señalar que cuando el reo, como sucedió en el
presente caso, no puede acceder a una instancia del proceso (corte de apelaciones) y no
puede en ella, por consiguiente, que se oigan, se debatan y se decidan sus defensas (sic)
(recurso ordinario de apelación del auto de apertura a juicio), como ha ocurrido en el
procedimiento penal de marras, entonces se habrá consolidado una agresión a los derechos
fundamentales del encausado al debido y a la defensa, que debe ser reparada.”
Pidió:
...que la presente acción de amparo constitucional sea declarada con lugar y se ordene a
la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas oiga
y decida la apelación interpuesta por los defensores privados de A.E.D.L. en contra de los
pronunciamientos Tercero y Cuarto emitidos por el Juzgado Cuadragésimo Noveno de
Primera Instancia en lo Penal del mismo Circuito Judicial Penal, en la oportunidad de la
audiencia preliminar celebrada entre las fechas 29 y 30 de abril de 2004, en la causa
seguida a [su] defendido (...), por la presunta comisión del delito de secuestro, previsto y
sancionado en el artículo 462 del Código Penal.
II
1.- Que “Si bien, el artículo 331 del Código Orgánico Procesal Penal, expresamente prevé
la inapelabilidad del auto de apertura a juicio, esta Representación Fiscal, estima necesario
recordar el criterio sostenido por esta Sala Constitucional en cuanto a la posibilidad de
apelar de este tipo de decisiones, en el que ha dejado sentado de manera clara que la
inadmisión de una prueba ofrecida por una de las partes involucradas en el proceso penal,
puede ser apelada, conforme a lo preceptuado en el numeral 5 del artículo 447 del Código
Orgánico Procesal Penal, visto que su inadmisibilidad pudiera causar un gravamen
irreparable, razonamiento este que tiene su fundamento en el hecho de que la no admisión
podría vulnerar a la parte que solicitó la admisión de la prueba, la imposibilidad de ejercer
su derecho a la defensa”.
2.- Que en “el caso bajo estudio, el Tribunal de Control, en la celebración de la audiencia
preliminar, admitió las actas levantadas con motivo de las actuaciones realizadas durante la
investigación, al considerar que la (sic) mismas podían ser perfectamente incorporadas
como documentales, en razón de lo previsto en el artículo 39 (sic) numeral 2 del Código
Orgánico Procesal Penal, y que las mismas habían sido incorporadas en forma lícita, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 197 ejusdem; asimismo, admitió las
testimoniales ofrecidas por el Ministerio Público, por cuanto estableció su necesidad y
pertinencia, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 329 del Código Orgánico
Procesal Penal, en razón del Principio de Oralidad y contra dicha admisión la defensa del
acusado efectuó formal oposición, la cual fue contestada por el tribunal de control en su
pronunciamiento TERCERO, evidenciándose por lo tanto que la decisión impugnada por la
defensa no es contra la inadmisibilidad (no admisión) de un medio probatorio ofrecido, sino
por el contrario contra la admisión de las pruebas aportadas por el Ministerio Público,
decisión esta que de modo alguno causa al acusado un gravamen irreparable, sino por el
contrario permite a A.E.D.L., hacer uso de su derecho a la defensa durante el juicio oral, en
el cual podrá desvirtuar las mismas, por lo que de acuerdo a lo sentado por la doctrina y la
jurisprudencia y al no quedar evidenciado de los autos que la admisión de los referidos
medios probatorios causaren gravamen irreparable en perjuicio del accionante, dicho
pronunciamiento no es de los susceptibles de recurso de apelación.”
4.- Que “En relación al mantenimiento de la medida cautelar privativa de libertad, que
pesa sobre el investigado, una vez que la Corte de apelaciones presuntamente agraviante en
el caso bajo estudio, emitió su pronunciamiento en cuanto al levantamiento de la misma,
tanto el imputado como sus abogados defensores podían solicitar contra esta (sic) y, las
veces que lo consideraran pertinente, la revocación o sustitución por una menos gravosa,
conforme a lo previsto en el artículo 264 del Código Orgánico Procesal Penal, en
consecuencia tanto el imputado como la defensa contaban con las vías judiciales ordinarias
y preexistentes, como son la solicitud de revocación o sustitución de la medida antes
señaladas (sic).”
5.- En consecuencia, señaló que “... vistos todos los fundamentos antes expuestos, esta
Representación Fiscal, opina que la presente acción de amparo debe ser declarada SIN
LUGAR por esta Suprema Sala Constitucional, al no existir violación o amenaza de las
garantías constitucionales, a la defensa y al debido proceso, denunciadas como vulneradas
por los defensores del ciudadano A.E.D.L..”
(...)
Advirti[ó] esa] Sala, que al producirse la admisión de los medios probatorios que
consideró el Juzgador como lícitos, útiles y necesarios a los fines de su evacuación en
Juicio, previa admisión total de la acusación intentada, los mismos forman parte
integrante y esencial del auto de apertura a juicio, por mandato expreso del artículo 331
del Código Orgánico Procesal Penal, siendo que dicho auto es inapelable, por cuanto
además, como se ha sostenido, implica el paso del proceso a su fase garantista y allí las
posibilidades de alegatos y defensas de las partes se potencian de manera notoria.
(...)
(...) Así mismo, a todo evento, debemos señalar que no existe en el presente caso
gravamen irreparable, ya que tales pruebas admitidas pueden ser desvirtuadas por la parte
contra quien obran durante el Juicio Oral.
En tal orden de ideas, concluy[ó] [esa] Sala, que la decisión mediante la cual se
apela del punto distinguido como TERCERO de la audiencia preliminar celebrada en fecha
29 y 30 de abril de 2004, en donde se decidió sobre la pertinencia y necesidad de las
pruebas ofrecidas por las partes, no es apelable, no encontrándose ésta entre los autos
recurribles del artículo 447 del Código Orgánico Procesal Penal, sino que más bien está
dentro de las consideradas como ininpugnables o irrecurribles, conforme al literal c del
artículo 437 ejusdem, en relación a lo dispuesto en el último aparte del artículo 332
Ibidem, considerando [esa] Sala, que tal fallo, en ningún momento causa gravamen
irreparable, por cuanto lo que se persigue es cumplir con la finalidad del proceso y la
justicia en la búsqueda de la verdad, limitándose el juez de Instancia, como se ha referido,
a declarar su licitud pertinencia y necesidad para ser evacuadas en la fase de juicio. (...)
IV
Esta Sala observa, que la acción de amparo constitucional se interpuso contra el auto
dictado el 25 de junio de 2004, por la Sala N° 9 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, mediante la cual ésta declaró inadmisible
el recurso de apelación interpuesto por la defensa del ciudadano A.E.D.L., contra los
pronunciamientos tercero y cuarto emitidos por el Tribunal Cuadragésimo Noveno de
Primera Instancia en función de Control del mencionado Circuito Judicial Penal, en fechas
29 y 30 de abril de 2004, al finalizar la audiencia preliminar celebrada en el marco del
proceso penal que se le sigue al mencionado ciudadano, por la presunta comisión del delito
de secuestro, previsto y sancionado en el artículo 462 (actual 460) del Código Penal.
Debe esta Sala señalar previamente, que la fase intermedia del procedimiento ordinario, es
de obligatorio agotamiento en el marco del actual sistema procesal penal venezolano. Dicha
fase se inicia mediante la interposición de la acusación por parte del Fiscal del Ministerio
Público, a los fines de requerir la apertura de un juicio pleno.
En tal sentido, esta segunda etapa del procedimiento penal, tiene por finalidades esenciales
lograr la depuración del procedimiento, comunicar al imputado sobre la acusación
interpuesta en su contra, y permitir que el Juez ejerza el control de la acusación. Esta última
finalidad implica la realización de un análisis de los fundamentos fácticos y jurídicos que
sustentan el escrito acusatorio, fungiendo esta fase procesal entonces como un filtro, a los
fines de evitar la interposición de acusaciones infundadas y arbitrarias.
Es el caso que el mencionado control comprende un aspecto formal y otro material o
sustancial, es decir, existe un control formal y un control material de la acusación. En el
primero, el Juez verifica que se hayan cumplido los requisitos formales para la
admisibilidad de la acusación –los cuales tienden a lograr que la decisión judicial a dictar
sea precisa-, a saber, identificación del o de los imputados, así como también que se haya
delimitado y calificado el hecho punible imputado. El segundo, implica el examen de los
requisitos de fondo en los cuales se fundamenta el Ministerio Público para presentar la
acusación, en otras palabras, si dicho pedimento fiscal tiene basamentos serios que
permitan vislumbrar un pronóstico de condena respecto del imputado, es decir, una alta
probabilidad de que en la fase de juicio se dicte una sentencia condenatoria; y en el caso de
no evidenciarse este pronóstico de condena, el Juez de Control no deberá dictar el auto de
apertura a juicio, evitando de este modo lo que en doctrina se denomina la “pena del
banquillo”.
Por otra parte, la importancia del procedimiento intermedio reside en que, una vez
comunicada la acusación, el imputado recibe nuevamente la posibilidad de influir en la
apertura del procedimiento principal a través de requerimientos de pruebas y objeciones.
(ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25ª edición alemana. Editores
del Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 347)
Esta fase intermedia comprende varias actuaciones, las cuales se pueden sistematizar en
tres grupos fundamentales, dependiendo del momento procesal que les corresponda. Así,
tenemos actuaciones previas a la audiencia preliminar, como lo son la acusación, y el
ejercicio por parte del Fiscal, de la víctima –siempre que se haya querellado o haya
presentado acusación particular propia- y del imputado, de las facultades que les otorga el
artículo 328 del Código Orgánico Procesal Penal. En segundo lugar, tenemos la audiencia
preliminar, cuyo desenvolvimiento se encuentra regulado en el artículo 329 eiusdem; y por
último, los actos posteriores a la audiencia preliminar, que son los distintos
pronunciamientos que puede emitir el Juez de Control al finalizar dicha audiencia, con base
en los artículos 330 y 331 de dicha ley adjetiva penal.
En lo que se refiere a la audiencia preliminar, debe destacarse que es en ésta donde se
puede apreciar con mayor claridad la materialización del control de la acusación, ya que en
la misma, es donde se lleva a cabo el análisis de si existen motivos para admitir la
acusación presentada por el Ministerio Público y la de la víctima, si fuere el caso. En este
sentido, en esta audiencia se estudian los fundamentos que tomó en cuenta el Fiscal del
Ministerio Público para estimar que existen motivos para que se inicie un juicio oral y
público contra el acusado, realizando el Juez el mencionado estudio, una vez que haya
presenciado las exposiciones orales de las partes involucradas en el proceso penal.
En este sentido, el artículo 330 del Código Orgánico Procesal Penal dispone:
Artículo 330. Decisión. Finalizada la audiencia el Juez resolverá, en presencia de las partes,
sobre las cuestiones siguientes, según corresponda:
Por su parte, el artículo 331 del Código Orgánico Procesal Penal establece:
Artículo 331. Auto de apertura a juicio. La decisión por la cual el Juez admite la acusación
se dictará ante las partes.
3.1. Del análisis de contenido del antiguo artículo 334 del Código Orgánico Procesal
Penal, se concluye que en la misma actuación procesal están previstos dos autos o
providencias judiciales con contenido y efectos jurídicos manifiestamente distintos. En
efecto: 3.1.1. Hay una primera providencia que describe el encabezamiento de la
preindicada disposición legal, la cual contiene materia de fondo que, de ninguna manera,
puede ser calificada como de mero trámite o mera sustanciación, razón por la cual debe
estar sometida, necesariamente, al enunciado general de la garantía constitucional de la
apelabilidad de las decisiones jurisdiccionales, con base en lo dispuesto en el artículo 49.1
de la Constitución, así como en instrumentos normativos de Derecho Internacional
suscritos y ratificados por la República, como es el caso de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos o Pacto de San José (artículo 8.2.h.). La conclusión de que el
dispositivo que se comenta forma parte de un pronunciamiento jurisdiccional inapelable,
significaría la existencia de una disposición legal que impone un evidente y grave
menoscabo del derecho constitucional a la defensa; 3.1.2. El auto descrito en el segundo
párrafo de la precitada disposición legal está referido a previsiones meramente de
procedimiento, que no causan ningún tipo de gravamen o perjuicio a las partes; es, en
consecuencia, un auto de mero trámite o de mera sustanciación. Y es, por tanto, éste el
auto al cual el legislador atribuyó la cualidad de inapelabilidad, por cuanto se trata de un
auto de mero trámite que, por tanto, no es susceptible de afectar ni lesionar los derechos e
intereses de las partes. Por la misma razón, se concluye que, respecto de dicho auto,
tampoco es admisible la acción de amparo constitucional. Así se declara.
De igual forma, esta Sala también sostuvo que en la audiencia preliminar se resuelven todos
aquellos obstáculos que puedan existir antes de que se ordene, en caso de ser procedente, la
apertura del juicio oral y público, por lo que se precisó que ante la posibilidad de interponer
recurso de apelación contra la decisión que admite la acusación, se debe incluir, además, la
impugnación de todo lo resuelto en la audiencia preliminar, lo cual obviamente abarca la
posibilidad de apelar de la admisión de uno o varios de los medios de prueba ofrecidos por
la otra parte.
Respecto a la última de las hipótesis señaladas, esta Sala, en Sentencia No. 2811/2004 del 7
de diciembre, estableció que “si en la celebración de la audiencia preliminar se decide
admitir unos medios probatorios de los cuales no se señaló su pertinencia y necesidad -
obligación que afirmó esta Sala en la decisión N° 2.941/2002-, y se admitió, además la
acusación fiscal, la parte afectada puede interponer, contra todo lo resuelto en esa
oportunidad, el recurso de apelación de conformidad con lo señalado en el numeral 5 del
artículo 447 del Código Orgánico Procesal Penal, y no acudir, sin haber agotado ese medio
ordinario, a la vía del amparo.”
Al finalizar la audiencia preliminar, el Juez, al admitir la acusación y una vez que haya
analizado la legalidad, licitud, pertinencia y necesidad de las pruebas ofrecidas para el
juicio oral, puede declarar admisibles todos los medios probatorios ofrecidos por el
Ministerio Público; o bien puede declarar admisibles algunos medios de prueba ofrecidos
por la representación fiscal, pero otros no. En estas dos hipótesis, el Juez de Control dictará
el auto de apertura a juicio.
Ante tales hipótesis, esta Sala advierte que el acusado no puede interponer recurso de
apelación contra el auto de apertura a juicio, al no ocasionar dicha admisibilidad un
gravamen irreparable para aquél, ya que tendrá la oportunidad de rebatir dichas pruebas en
una oportunidad procesal ulterior, a saber, la fase de juicio.
(...)
(subrayado de la Sala)
Así, de la lectura de la última frase del artículo 331 del Código Orgánico Procesal
Penal, la cual reza “Este auto será inapelable”, puede evidenciarse que el legislador no
consagró el recurso de apelación contra la decisión por la cual el juez admite la acusación
fiscal, por lo que las demás providencias que dicte el Juez en el auto que contiene la
admisión de la acusación, forma parte de la materia propia de la apertura a juicio y en
consecuencia no pueden ser impugnadas por la vía de la apelación, dado que se trata de
una sola decisión que fue excluida expresamente del ejercicio de este recurso.
En este mismo sentido, ROXIN indica que “En principio, el auto de apertura no puede
ser recurrido por el acusado (...), ni por la fiscalía –excepción:§ 210, II, 2° caso- (§210).”
(ROXIN. Ob. cit., p. 352)
Respecto a los textos antes citados, debe señalarse que en el proceso penal alemán, la
única excepción que establece la Ordenanza Procesal Penal alemana (Strafprozeßordnung,
o StPO), a la prohibición de impugnar el auto de apertura del procedimiento principal, es
la facultad que tiene el Fiscal de apelar de dicho auto en un solo caso (cuando en el mismo
se hubiera pronunciado, diferentemente a la solicitud de la Fiscalía, la remisión a un
Tribunal del orden inferior), pero bajo ningún supuesto el acusado puede impugnar el
señalado auto de apertura. En el caso venezolano, esta excepción no aplica, toda vez que
la misma no existe en el Código Orgánico Procesal Penal, a diferencia de la StPO, la cual
sí la prevé expresamente.
Como corolario de lo antes señalado, esta Sala considera que la naturaleza del auto
de apertura a juicio, es la de ser una decisión interlocutoria que simplemente delimita la
materia sobre la cual se centrará el debate, y que ordena el pase al juicio oral, por lo que
mal puede tal decisión judicial ocasionar un gravamen irreparable al acusado. El
fundamento de esta afirmación estriba en que a través de dicho acto, se da apertura a la
fase más garantista del proceso penal, a saber, la fase de juicio, en la cual, tal como se
señaló supra, aquél podrá rebatir los medios de prueba admitidos al final de la audiencia
preliminar y reflejados en el mencionado auto.
Lo anterior debe concatenarse con lo dispuesto en el literal “c” del artículo 437 del
Código Orgánico Procesal Penal, el cual establece como causal de inadmisibilidad de los
recursos, que la decisión recurrida sea inimpugnable o irrecurrible por disposición
expresa de la mencionada ley adjetiva penal.
Dicho lo anterior, esta Sala advierte que el único caso en que el acusado puede
recurrir de las decisiones que se dicten al final de la audiencia preliminar, y que se
encuentren referidas a los medios de prueba, son aquéllas que declaren la inadmisibilidad
de los medios que aquél haya ofrecido dentro del plazo que fija el artículo 328 del Código
Orgánico Procesal Penal -siempre y cuando sean lícitos, necesarios y pertinentes-, ya que
tal inadmisibilidad podría constituir una violación del derecho a la defensa consagrado en
el artículo 49.1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al no
permitirle llevar al juicio elementos que coadyuvarían, por una parte, a los fines de
desvirtuar la imputación fiscal, y por la otra -y como consecuencia de la anterior-, a
reafirmar su inocencia.
En pocas palabras, la negativa del Juez de admitir unos medios de prueba lícitos,
necesarios y pertinentes ofrecidos por el acusado, tendrá relevancia constitucional -por
lesionar el derecho a la defensa- cuando de tal inadmisibilidad se derive indefensión o
alteración del resultado del proceso, situación en la cual, el acusado podrá interponer el
recurso de apelación antes señalado, claro está, siempre y cuando la declaratoria de
inadmisibilidad por parte del Juez no se encuentre ajustada a derecho, debiendo ser
acreditada la infracción constitucional ante el Juez de Alzada, el cual verificará si la
misma se ha producido o no.
Los anteriores planteamientos son susceptibles de ser aplicados, mutatis mutandi, con
relación al Ministerio Público y a la víctima querellante, según sea el caso, quienes
tampoco podrán apelar del auto de apertura a juicio ni de la declaratoria de admisibilidad
de pruebas ofrecidas por la otra parte; pero sí pueden apelar de cualquier otro
pronunciamiento que el Juez de Control emita con base en el artículo 330 del Código
Orgánico Procesal Penal, siempre que tal pronunciamiento pueda ser considerado como
alguna de las decisiones descritas en el artículo 447 de la ley adjetiva penal. Así se
declara.
(...)
(...)
. (Negrillas de la Sala)
Del análisis conjunto de dichas normas, se evidencia que en materia penal existe
efectivamente un derecho a recurrir del fallo, el cual se encuentra en íntima relación con la
imagen del debido proceso, y además constituye una manifestación de la tutela judicial
efectiva. En tal sentido, en la última parte del artículo 49.1 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, se ha consagrado una vertiente de tal derecho, en el
sentido de garantizarle a los ciudadanos que un tribunal superior controle la corrección del
proceso en el cual se ha impuesto una condena. Lo anterior se traduce en el siguiente
postulado: ante la desconfianza que pueda sentir la persona condenada respecto del tribunal
de primera instancia que le ha aplicado la sanción penal, se prevé que un tribunal superior,
el cual se presume de mayor imparcialidad y constituido por jueces con más experiencia,
examine si dicha condena estuvo ajustada a derecho.
Ahora bien, el fallo al cual se encuentra referido la última parte del artículo 49.1 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es aquel en el cual el Juez, una vez
examinados los argumentos de las partes y el acervo probatorio, ha obtenido un grado de
certeza y con base en ello ha construido y declarado la culpabilidad del acusado. Para tal
declaratoria, el órgano jurisdiccional debe haber previamente comprobado que el hecho es
sustancialmente igual a la descripción fáctica establecida en la ley penal como presupuesto
para una consecuencia jurídica (pena o medida de seguridad). Ello no es otra cosa que la
operación mental denominada subsunción, es decir, la vinculación de un hecho con un
pensamiento, a los fines de verificar si los elementos del pensamiento se reproducen en ese
hecho. Claro está, la subsunción deberá exteriorizarse y plasmarse en la motivación de la
sentencia. Debe señalarse que lo anterior, además de ser una exigencia de seguridad
jurídica, es un modo de garantizar el derecho a la defensa de los ciudadanos.
En el sistema procesal penal venezolano, los fallos que declaran la culpabilidad de una
persona son las sentencias condenatorias, entre las cuales tenemos, por ejemplo, a la
sentencia que se dicta al final del juicio oral con base en el artículo 367 del Código
Orgánico Procesal Penal. En tales supuestos, el derecho antes señalado se materializa en la
facultad que tiene la persona condenada, de interponer el recurso de apelación de sentencia
definitiva regulado en los artículos 451 y siguientes del Código Orgánico Procesal.
Visto lo anterior, debe concluirse que la disposición contenida en el artículo 331 del Código
Orgánico Procesal Penal, el cual establece la prohibición expresa de apelar contra el auto de
apertura a juicio, está en perfecta armonía con lo dispuesto en el artículo 49.1 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, toda vez que dicho auto no es un
acto en el cual se declara la culpabilidad del acusado; al contrario, es un auto que
simplemente denota un pronóstico de condena contra dicho acusado, pudiendo ser
desvirtuado tal pronóstico en la fase de juicio, o ser convertido en una verdadera
declaratoria de responsabilidad penal, dependiendo del caso. Debe recordarse que el auto de
apertura a juicio es una actuación propia de la fase intermedia, la cual, tal como se señaló
supra, tiene por finalidad, esencialmente, depurar el procedimiento, comunicar al imputado
sobre la acusación que se ha interpuesto en su contra, y permitir el control sobre tal
acusación.
En consecuencia, esta Sala modifica su criterio, y así se establece con carácter vinculante,
respecto a la posibilidad de interponer recurso de apelación contra la primera parte del auto
de apertura a juicio -admisibilidad de la acusación-, y contra la admisión de los medios de
prueba que se indiquen en dicho auto, ajustándolo a la ratio legis del artículo 331 del
Código Orgánico Procesal Penal, que apunta a no admitir el recurso de apelación contra el
auto de apertura a juicio, ya que se trata de una decisión que no causa gravamen irreparable
al acusado, y cuya inimpugnabilidad no implica una vulneración de la garantía del debido
proceso, ni mucho menos del derecho a la defensa consagrada en el artículo 49.1
Constitucional, ni con el derecho a la tutela judicial efectiva establecido en el artículo 26
constitucional. Así se establece.
En consecuencia, una vez analizados los hechos que rodean el presente caso a la luz de los
planteamientos explanados a lo largo del presente fallo, esta Sala observa que la decisión
impugnada fue un auto dictado por una Corte de Apelaciones, mediante el cual se declaró
inadmisible el recurso de apelación interpuesto por el acusado, contra varios
pronunciamientos emitidos por un Tribunal de Control al finalizar la audiencia preliminar,
en los cuales se admitió la acusación interpuesta por el Ministerio Público, así como
algunas de las pruebas que sustentaron dicha acusación. Así las cosas, dado que el auto de
apertura a juicio es inapelable, y que tal carácter no atenta contra el derecho fundamental
consagrado en el artículo 49.1 de la Constitución, se evidencia que el auto impugnado en
este proceso de amparo se encuentra ajustado a derecho, ya que se ha verificado que el
mismo no vulneró los derechos constitucionales denunciados por el accionante, razón por la
cual esta Sala debe declarar sin lugar la presente solicitud de amparo constitucional. Así se
decide.
No obstante que la presente solicitud de amparo ha sido declarada sin lugar, esta Sala,
por orden público constitucional (cfr. Sentencia N°. 2807/2002, del 14 de noviembre, caso:
H.R.M.P.), visto que aparecen involucrados en el proceso penal que dio lugar a la presente
acción de amparo constitucional, el derecho a la defensa y el principio de presunción de
inocencia del acusado, consagrados en el artículo 49, ordinales 1 y 2, respectivamente, los
cuales constituyen manifestaciones del debido proceso, realizará las consideraciones que
siguen:
De autos se verifica que entre las pruebas admitidas por el Tribunal Cuadragésimo Noveno
en función de Control, se encuentran unas actas levantadas con motivo de las actuaciones
realizadas durante la investigación, contentivas de las declaraciones que efectuaron varios
ciudadanos respecto a su conocimiento de los hechos y circunstancias que rodearon la
comisión del hecho punible objeto del proceso. Es el caso que el mencionado Tribunal de
Control señaló que dichas actas “pueden ser incorporadas en razón de lo dispuesto en el
artículo 339 numeral 2 del Código Orgánico Procesal Penal como documentales, por cuanto
fueron incorporadas en forma lícita tal como lo dispone el artículo 197 del Código
Orgánico Procesal Penal...”
En tal sentido, una de las manifestaciones del derecho a la defensa, es que el proceso
ostente carácter contradictorio, es decir, que el acusado pueda, además de ofrecer pruebas,
participar en los actos de producción de las pruebas, controlar y examinar las pruebas ya
ofrecidas, así como también sugerir al órgano jurisdiccional una reconstrucción de los
hechos y una interpretación del Derecho que le sea favorable, todo lo cual se manifiesta a
plenitud en la fase de juicio.
Por otra parte, debe señalarse que el principio de inmediación es esencial e inmanente para
el régimen de la prueba testifical. En tal sentido, la prueba testifical requiere que el órgano
jurisdiccional examine con atención especial las características de la persona que realiza la
declaración, así como las circunstancias que permiten fijar la credibilidad de ésta.
Esta es sin duda, la prueba que más requiere de inmediación ante el juzgador, e
incluso la contradicción entre los testigos, la posibilidad de careo, y de que éstos sean
interrogados por las partes, tanto acusadora, como defensora, etcétera, es precisamente lo
que permite al juez valorar cuál de las versiones es la más creíble.(...)
Por inmediación se entiende, pues, que el juzgador se haya puesto en contacto directo
con las demás personas que intervienen en el proceso (especialmente con los testigos). Su
exigencia, como destaca la mayoría de los procesalistas, es, por consiguiente,
especialmente importante en la práctica de la prueba, más todavía cuando es testimonial.
Por ello, dado que entre los distintos principios o instituciones que integran y dan
sustancia a la noción de orden público constitucional, se encuentran fundamentalmente,
por una parte, el derecho a la defensa, el cual implica dentro del ámbito procesal penal,
entre otras cosas, que el proceso sea contradictorio a los fines de que las partes hagan
valer sus derechos e intereses legítimos; y por otra parte, al principio de presunción de
inocencia, que implica en el caso de la prueba testimonial la exigencia de la inmediación
del juez respecto a la deposición del testigo; y dada la decisión del Juez Cuadragésimo
Noveno de Control de incorporar a través del artículo 339.2 del Código Orgánico Procesal
Penal –por su lectura-, las actas contentivas de la declaración de dos personas levantadas
en el transcurso de la investigación, sin que se les convoque a comparecer al juicio oral a
deponer como testigos, esta Sala considera que tal proceder del mencionado Juez de
Control constituye una violación del derecho a la defensa y del principio de presunción de
inocencia, y en consecuencia, establece con carácter vinculante que los testimonios
escritos, como consecuencia de la inmediación deben ser ratificados en juicio.
Con base en los anteriores planteamientos, la Sala llama al Tribunal de Juicio que le
corresponda conocer el presente proceso penal, a cumplir la presente decisión, apercibido
de que el desconocimiento de la misma supondrá un desacato a la autoridad, en los
términos previstos en los artículos 29 y 31 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos
y Garantías Constitucionales.
Establecido lo anterior, esta Sala atendiendo a razones de seguridad jurídica, fija los
efectos de esta decisión ex nunc, es decir, que éstos comenzarán a computarse a partir de
la publicación del presente fallo en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela. Así se declara.
VI
DECISIÓN
2.- Se MODIFICA el criterio establecido con anterioridad por esta Sala, según el cual era
posible la interposición del recurso de apelación contra la primera parte del auto de apertura
a juicio, contentiva de la admisión de la acusación, y contra la admisión de los medios de
prueba. En consecuencia, y con base en el criterio establecido en el presente fallo, contra
tales pronunciamientos no procederá recurso de apelación alguno.
3.- Por orden público constitucional, ORDENA que los testimonios escritos, como
resultado de la inmediación sean ratificados en juicio.
La Presidenta,
L.E.M. LAMUÑO
El Vicepresidente,
J.E.C. ROMERO
Los Magistrados,
L.V.A.
Ponente
El Secretario,
J.L. REQUENA CABELLO
FACL/
Exp. N° 04-2599
De autos se desprende que la apelación que se incoó contra la decisión que dictó, el
30 de abril de 2004, el Juzgado Cuadragésimo Noveno de Primera Instancia en funciones
de Control del Área Metropolitana de Caracas, se propuso contra la admisión de las
pruebas que presentó la representación del Ministerio Público -actas que se levantaron
con motivo de la investigación- y contra la negativa del tribunal al otorgamiento en su
favor, de una medida cautelar sustitutiva de la privativa de libertad.
Por su parte, la Sala declaró sin lugar la pretensión de amparo interpuesta en los
siguientes términos:
el único caso en que el acusado puede recurrir de las decisiones que se dicten al final
de la audiencia preliminar, y que se encuentren referidas a los medios de prueba, son
aquéllas que declaren la inadmisibilidad de los medios que aquél haya ofrecido dentro del
plazo que fija el artículo 328 del Código Orgánico Procesal Penal; (ahora art. 311 COPP-
Facultades y cargas de las partes)–siempre y cuando sean lícitos, necesarios y
pertinentes-, ya que tal inadmisibilidad podría constituir una violación del derecho a la
defensa consagrado en el artículo 49.1 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, al no permitirle llevar al juicio elementos que coadyuvarían, por una parte, a
los fines de desvirtuar la imputación fiscal, y por la otra- y como consecuencia de la
anterior-, a reafirmar su inocencia.
(…)
(…)
Fecha ut retro.
La Presidenta,
L.E.M. LAMUÑO
P.R.R.H.
Disidente
L.V.A.
F.A.C.L.
El Secretario,
PRRH.sn.ar.
Exp. 04-2599
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