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Pero ahora imagina una pastilla que, si eres obeso, te hiciera perder 20 o 25 kilos en un
año. Sin dieta ni ejercicio, sin oponerse a tu tendencia irresistible a comer lo que te
dictan esas malditas partes del cerebro dedicadas a guiar tu comportamiento hacia el
sexo y la manduca, los dos máximos mandamientos darwinianos. ¿Qué quedaría
entonces de la religión del cuerpo? Muy poca cosa, ¿no? ¿Quién haría entonces dieta y
ejercicio, el rito central de ese culto? La combinación de dieta y ejercicio puede reducir
el peso en un 10%, siendo optimistas y eligiendo solo los casos que funcionan, y encima
solo a costa de amargar la vida a la gente. La pastilla que estamos imaginando reduce
un cuarto del peso de un gordo, sin dolor ni penalidad, sin patrañas detox ni carreras
de los 100 metros a rastras por el jeringado asfalto. Es pura ciencia, sin religión.
Pues bien, esa pastilla existe, aunque no es una pastilla, sino una inyección semanal. Su
principio activo se llama incretina, una hormona natural que produce el intestino y que
ralentiza el vaciado del estómago y reduce el apetito. También regula la insulina. Los
efectos secundarios ―náuseas, diarreas— son asumibles para las personas que de otro
modo se arriesgan a un infarto o un cáncer. El fármaco se llama tirzepatide y es de la
multinacional Eli Lilly, a quien pertenecen los datos que he mencionado sobre su
eficacia. No están aún evaluados por expertos en obesidad (revisión por pares), pero
esos mismos expertos andan estos días revolucionados. La cosa parece gorda.
Y también hay dos problemas serios para su futura comercialización. En primer lugar,
el tirzepatide no es una inyección que te pones una vez y te adelgaza para siempre.
Hay que ponérsela cada semana durante el resto de la vida. Siendo una droga nueva,
nadie sabe aún qué efectos indeseables puede tener su aplicación a largo plazo.
Segundo, y si nos hemos de fiar de un fármaco similar aunque menos eficaz
(semaglutide, de Novo Nordisk), costará 1.300 dólares al mes. Multiplica por el resto
de tu vida y te saldrá una hipoteca inmobiliaria. Pero esa es otra religión.
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El artículo de opinión fue
AUTOR escrito por Javier
Sampedro
FECHA 04 de mayo de 2022
El artículo de opinión de
UBICACIÓN