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Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Trabajo Social

RECONSTRUCCIÓN DE LAS IDENTIDADES JUVENILES A PARTIR DE


LAS NUEVAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA

Tesis para optar al Título Profesional de Trabajadora Social

Por
Denisse Núñez Núñez

Profesor Guía: Nicolas Nieto Araos

Santiago, Chile
2021
Esta tesis va dedicada a todos los niños, niñas y
jóvenes cuyos sueños se han visto truncados,
cuyas voces han callado y que no
callarán nunca más.
AGRADECIMIENTOS

Agradezco a cada una de las personas que estuvo a mi lado a lo largo de este
proceso tan agotador y desgastante, cuyos frutos han sido maravillosos.

A mi madre y esa familia que una elije para compartir penas y alegrías,
desilusiones y esperanzas, para caminar junto a mí en esta aventura.

A aquellos y aquellas colegas que aparecieron en el camino para apoyar y


compartir conmigo su conocimiento enriquecido desde sus propias
trayectorias.

A las y los jóvenes que fueron parte de esta investigación, por su resistencia
ante esta sociedad que los invisibiliza constantemente.

A mi niña interior por nunca dejar de soñar en un mundo mejor, a mi joven aún
presente por no permitir que los obstáculos impidieran cumplir esos sueños.

Por último, pero no menos importante, quiero agradecerme a mí, por creer en
mí, por lograr llevar a cabo esta investigación sin renunciar, por ser yo en todo
momento.
INDICE
1. INTRODUCCION ...................................................................................... 1

2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN ....................... 3

2.1. Movimientos sociales y juventudes en Chile ...................................... 3

2.2. Participación Efectiva: el derecho a participar ................................... 6

2.3. Movimientos estudiantiles: la forma de las y los jóvenes de contar su


propio cuento ............................................................................................... 8

3. OBJETIVOS DE INVESTIGACIÓN ........................................................ 14

3.1. Objetivo General .............................................................................. 14

3.2. Objetivos Específicos ....................................................................... 14

4. SUPUESTOS DE INVESTIGACIÓN ...................................................... 15

5. ESTRATEGIA METODOLÓGICA ........................................................... 16

5.1. Enfoque............................................................................................ 16

5.2. Técnicas e instrumentos de producción de la información............... 17

5.3. Definición de informantes................................................................. 18

5.4. Trabajo de terreno ........................................................................... 19

5.5. Técnica y procedimiento de análisis de la información .................... 20

5.6. Reflexiones éticas ............................................................................ 22

6. ANÁLISIS Y RESULTADOS ................................................................... 24

6.1. Cuestionamiento a lógicas adultocéntricas ...................................... 24

6.2. Ciudadanía: el derecho a expresar sus opiniones y la posibilidad para


que ello ocurra ........................................................................................... 26
6.3. Participación libre de Adultocentrismo ............................................. 30

6.4. Una nueva identidad juvenil ............................................................. 35

7. CONCLUSIONES ................................................................................... 40

7.1. Encontrar espacios seguros de participación ................................... 41

7.2. Un lugar para materializar sus intenciones ...................................... 42

7.3. Resignificar su identidad desde una perspectiva de derechos. ....... 43

7.4. Desafíos ........................................................................................... 44

8. BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 45

9. ANEXOS....................................................¡Error! Marcador no definido.

9.1. Pauta de preguntas .............................¡Error! Marcador no definido.

9.2. Consentimiento informado ..................¡Error! Marcador no definido.

9.3. Matriz de procesamiento de información¡Error! Marcador no


definido.
RESUMEN

Esta investigación realiza un recorrido en cuanto a como se ha influido la


participación juvenil política en los procesos identitarios de las juventudes ante
escenarios de exclusión e invisibilización constantes desde el mundo adulto
particularmente. Buscó reconocer en los discursos de jóvenes que participan
de forma activa en alguna organización o colectivo político cómo se significan
a sí mismos las y los jóvenes a través de sus recientes experiencias de
participación policía en estos espacios. Para ello se realizaron entrevistas a
jóvenes secundarios menores de 18 años ya que no se integran en la categoría
de ciudadanos, el mecanismo institucional vigente de participación política. A
través de un análisis crítico de sus discursos, se logra reconstruir una identidad
juvenil que emerge a través de esos nuevos espacios de participación donde
resisten a la exclusión de sus opiniones y la invisibilización de sus experiencias
vitales.
1. INTRODUCCION

La investigación emergió a raíz del interés respecto a la situación de las


juventudes en el escenario político actual y sus posibilidades de participación.
Producto de las movilizaciones del 18 de octubre de 2019 y las demandas
colectivas por una vida digna, se gesta el proceso constituyente para redactar
una nueva constitución. Aquellas movilizaciones contaron con un
protagonismo mayoritario de estudiantes secundarios menores de edad, sin
embargo, no fueron considerados formalmente al inicio del proceso de
construcción de la nueva carta magna. En ese sentido, se abrió la discusión
sobre la participación de las juventudes y el adultocentrismo que permea el
imaginario social sobre niños, niñas y jóvenes en cuanto a su involucramiento
en la toma de decisiones.

Con relación a ello, surgió la pregunta de investigación: ¿Cómo se significan a


si mismos las y los jóvenes a través de sus recientes experiencias de
participación política en organizaciones sociales y colectivos juveniles? Cuyo
objetivo fue develar cómo se significan las y los jóvenes a sí mismos/as a
través de las recientes formas de participación social desde las organizaciones
sociales y colectivos políticos mediante un análisis cualitativo de entrevistas a
secundarios/as.

A partir de dimensiones conceptuales que se tensionan en el entramado social:


juventudes puesto que se plantea transitar su entendimiento como una edad
de paso a ser adultos hacia una comprensión desde su complejidad (Duarte,
2000); participación como la práctica social (Gaitán, 1998) que dialoga con el
concepto de ciudadanía como lo que permite pronunciarse e involucrarse en
las decisiones que afectan sus vidas (Krauskopf, 2019).

1
Esta investigación apostó por una mirada fenomenológica hermenéutica
(Gadamer, 2000; Husserl, 1985) de los discursos de las y los jóvenes respecto
a las recientes formas de participación, a modo de reconocer al otro como
sujeto político parte de la sociedad e interpretar en sus discursos y modos de
nombrar cómo se cristaliza la sociedad en ellos y cómo se posicionan en ella.
Dicho esto, es importante destacar que el análisis de los discursos se
manifiesta como una articulación que debe ser traducida e interpretada.

Se optó por un enfoque cualitativo puesto que busca comprender discursos


(Serbia, 2007) de las juventudes respecto a cómo se significan a sí mismos/as
en un contexto determinado, cuya importancia radica en la información
producida desde la subjetividad de los y las sujetos a través de sus relatos,
interpretaciones y sentidos que ellos/as mismos/as otorguen.

Por lo anterior, fue pertinente realizar un análisis crítico del discurso desde Van
Dijk (1999) ya que pretende develar como se manifiestan, practican,
reproducen y combaten situaciones de abuso de poder, dominio y
desigualdad. Así, permitió a esta investigación hacer una crítica al
conocimiento que se da por sentado en cuanto al entendimiento social de las
juventudes (Gonzáles-Teruel, 2015).

En ese sentido, se problematiza las juventudes desde la participación y los


movimientos sociales y juventudes, así plantear la pregunta y objetivos de esta
investigación, plantear supuestos y definir una estrategia metodológica para
responder al propósito de la investigación. Posteriormente, se analiza la
información obtenida a través de las entrevistas desde el cuestionamiento a
lógicas adultocéntricas, ciudadanía, participación e identidad juvenil, así
plantear conclusiones pertinentes y presentar desafíos disciplinares que
emergen del proceso investigativo.

2
2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

2.1. Movimientos sociales y juventudes en Chile

Las movilizaciones del 18 de octubre abrieron la discusión sobre la


participación de las juventudes y la noción adultocentrista de la sociedad
chilena que se encuentra de forma transversal en los imaginarios sobre este
grupo social, dando paso a un profundo proceso de cuestionamiento de los
paradigmas actuales en cuanto a cómo nos relacionamos como pares
reflejando la crisis del proyecto de sociedad neoliberal que se ha esforzado
permanentemente por realizar una ruptura de lo social (Carballeda 2020;
Canales, 2021).

Ante este escenario producido por el debilitamiento del rol del Estado y la
instauración de un modelo económico que aumenta las brechas de
desigualdad, privilegia lo individual sobre lo común, fragmenta los vínculos
sociales y margina a parte importante de la población (Repetto, 2009) se
manifestaron miles de personas para denunciar situaciones e injusticias que
se traducen en las demandas del estallido bajo la consigna de exigir un trato
digno.

En este sentido, resulta imperante cuestionar desde una postura crítica la


noción de juventud entendida actualmente como un período de tránsito a la
vida adulta, en tensión con la carencia de instancias formales y no formales de
participación, así como también observar nuestras prácticas sociales para
valorar a la juventud desde su propio entendimiento (Vásquez, 2013).

La articulación de lo individual y lo social como una tensión nos posiciona


frente a un desafío en la investigación y articulación con la intervención desde
el Trabajo Social, principalmente por lo representado en el estallido social y el
papel activo de las juventudes al cuestionar la estructura económico-social y

3
las instituciones del Chile neoliberal. Aquel grupo que creció y se formó en el
proyecto neoliberal chileno con una promesa de movilidad social mediante la
educación superior, se enfrenta al fracaso y la frustración de enfrentarse a un
mercado laboral colapsado sin oportunidades de prosperar.

Por ello transitar desde la comprensión de la adolescencia hacia la juventud,


tensiona el conjunto de relaciones sociales dentro de una estructura jerárquica
que establece la supremacía de las personas mayores sobre las más jóvenes,
en un período de la vida en que los cambios biológicos y psicológicos de la
adolescencia debilitan los controles establecidos sobre el cuerpo y la
sexualidad (Duarte, 2000).

Es imperante superar el concepto de juventudes como un grupo dominado


dentro de una estructura jerárquica con relaciones sociales que establecen la
supremacía de las personas mayores sobre las más jóvenes, aún más al
momento de basar una investigación de juventudes desde su importancia
como ciudadanos y actores activos participes de la sociedad. Según lo
anterior, y a objeto de aproximar la problematización, es necesario señalar que
la definición de juventud hegemónica según Duarte (2000) tiene al menos dos
componentes:

…por una parte sería una etapa distinguible de otras que se viven en
el ciclo de vida humano, como la infancia, la adultez, la vejez; y por otra,
es planteada como una etapa de preparación de las y los individuos
para ingresar al mundo adulto (p. 62).

El colectivo reduce la condición de joven a la noción de tránsito hacia el mundo


adulto, por lo tanto, se le asocian normas y deberes para cumplir su rol al
interior de la sociedad si buscan convertirse en seres íntegros de la sociedad
y entran en conflicto con el orden hegemónico cuando no cumplen con estas

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expectativas, generando esta idea en el imaginario colectivo que les
responsabiliza de los males sociales y les acusa de no ser funcionales al
sistema.

En ese sentido, la juventud ha sido construida socialmente en la lucha entre


jóvenes y viejos; muchos de los conflictos entre generaciones son conflictos
entre sistemas de aspiraciones constituidos en edades diferentes (Bourdieu,
2002) con la contribución de los medios que estereotipan a jóvenes, niegan
una identidad y presentan un arquetipo de joven ideal para la sociedad. Con
relación a esto, el adultocentrismo resulta funcional al sistema ya que:

Impide la transformación de las jerarquizaciones en las cuales se


justifica la desigualdad y, en tanto, contribuye a la disolución del
pensamiento crítico y las prácticas que de él deberán derivarse
(Vásquez, 2013, p.16).

Basado en lo señalado, las juventudes no deben ser entendidas tan solo como
una edad de paso a ser adulto, sino que se hace necesario comprenderlas
desde su complejidad y, como dice Duarte (2000), el hecho de mirar sus
realidades caleidoscópicamente contribuye a un entendimiento dinámico y
flexible que se acerca progresivamente a su construcción como sujetos
sociales.

En efecto, las instituciones tienen gran protagonismo a la hora de producir una


noción de juventud, una de ellas “son las normas y aparatos jurídicos y
políticos que definen el estatus de la juventud en un determinado momento y
lugar” (Lozano, 2003, p.19) puesto que moldea las cualidades que la sociedad
espera y proyecta a las juventudes, estableciendo sanciones para controlar
sus conductas.

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2.2. Participación Efectiva: el derecho a participar

La Defensoría de la Niñez contribuye a entender el derecho a la participación


como el “Derecho individual y colectivo a que los niños, niñas y adolescentes
formen y expresen sus opiniones e influyan en los asuntos que les conciernen
directa e indirectamente” (Defensoría de la niñez, 2019, p.250) en que “la
participación, para que sea considerada como tal, debe contemplar la
posibilidad de que a través de ella se genere incidencia en el espacio público”
(Defensoría de la niñez, 2020, p.522). El derecho a la participación de NNJ en
el contexto actual de nuestro país cobra especial relevancia respecto a la
ausencia de este grupo en el proceso constituyente, considerando el rol
protagónico que tuvieron las y los jóvenes en su gestación.

Así mismo, la participación será entendida como una práctica social (Gaitán,
1998) que “debe desarrollarse en la interacción con otros, no solo con niños y
niñas, sino con otras personas, en la sociedad en general” (Lay-Lisboa y
Montañés, 2018, p.3). Es relevante en términos de esta investigación puesto
que, además de ser un derecho reconocido en la Convención sobre los
Derechos del niño, está relacionada con el concepto de ciudadanía, en la
medida que se entiende como “la adquisición de derechos que permiten a las
personas menores de edad pronunciarse e involucrarse en las decisiones que
afectan sus vidas” (Krauskopf, 2019, p.39). Más aún para que se pueda ejercer
esta ciudadanía es imprescindible y necesaria la participación de la infancia
(Fernández, 2009).

En el actual escenario chileno, el discurso respecto a juventudes es difuso en


cuanto a quienes son los garantes respecto a la condición de sujetos de
derechos de NNJ puesto que no existe una ley de protección integral de
derechos de la niñez ni un sistema que procure el respeto y la promoción de
sus derechos de manera eficaz. De tal manera que “pensar en participación

6
es pensar en un derecho fundamental de la ciudadanía” (Cussiánovich, 2009,
p. 745) específicamente para este grupo de la población cuyo derecho se le
ha negado históricamente.

Reconocer a niños, niñas y jóvenes como agentes activos y protagonistas de


sus vidas les permite identificar expectativas, desarrollar autonomía, asumir
responsabilidades de acuerdo con la evolución y desarrollo de sus facultades
(Cussiánovich, 2009; Gómez de la Torre, 2018). En ese sentido, el principio
de autonomía progresiva cobra sentido como la capacidad y facultad de NNJ
para ejercer sus derechos, cuya independencia aumenta a medida que se
desarrollan (Defensoría de la Niñez, 2019) para entender a NNJ como sujetos
de derecho acorde a su desarrollo y adquieran mayores niveles de
independencia y libertad.

Ad portas del proceso constituyente, reconocer y asegurar la participación de


NNJ se presenta como una oportunidad para que el estado salde una deuda
histórica con ellos/as (Defensoría de la niñez, 2020) puesto que a lo largo de
la historia han sido los y las jóvenes, particularmente estudiantes secundarios,
quienes han alzado la voz ante temas relevantes para el país pero que han
quedado fuera de las discusiones y decisiones importantes en el debate
público. Confirmando la idea que se les trata como objetos de protección y no
como sujetos de derechos, en especial garantizar el derecho a ser oído
considerando su opinión en los asuntos que le afecten de acuerdo a su edad
o madurez (Comité de los Derechos del niño, 2009).

A nivel nacional, las políticas sociales de juventud respecto a la participación


de los y las jóvenes, se logra observar que apuntan a la integración social de
los sujetos a través de programas de capacitación y empleo, centros de
desarrollo juvenil, etc. (Sandoval, 2005); es más, el INJUV declara en su
misión “Promover el desarrollo integral de las juventudes del país, (…)

7
fomentando la inclusión social desde una perspectiva de derechos y de
integración en la oferta pública” (INJUV, 2021, párrafo 2) manteniendo una
mirada hacia el futuro de acuerdo con cómo deben comportarse una vez sean
adultos, de manera individualista, despolitizando su participación sobre todo
en asuntos que le afectan directamente.

2.3. Movimientos estudiantiles: la forma de las y los jóvenes de


contar su propio cuento

En los movimientos estudiantiles se puede observar un acercamiento a lo que


sería ejercer su derecho a la participación y ciudadanía por parte de las
juventudes chilenas. Aquellos movimientos ponen en tela de juicio el carácter
participativo y ciudadano del sistema democrático (Muñoz y Duran, 2019)
cuestionando el modelo desde el sistema educativo, logrando niveles de
incidencia superiores a los años previos.

En ese sentido, los y las jóvenes se han posicionado como uno de los actores
sociales y políticos más relevantes de acuerdo con el protagonismo que han
tenido en las movilizaciones más relevantes de la última década, tales como
las movilizaciones estudiantiles del 2006 y 2011, la ola feminista del 2018 y las
recientes revueltas de octubre del 2019 (Alé, S. et al. 2021).

Siguiendo el Estudio de opinión a niños, niñas y adolescentes 2019 realizado


por la Defensoría de la Niñez (2019), un 55,5% de los NNA encuestados
habían participado de las movilizaciones sociales hasta la fecha y un 70,5%
está de acuerdo con que cuando los niños y niñas se organizan pueden
cambiar cosas que lo no les gustan, dejando entrever que gran parte de la
población consultada se ha movilizado como actor social, expresando su
descontento a través de alguna manifestación, ejerciendo su derecho de
participación y ciudadanía. Es más, un 58% considera que debe incluirse a

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menores de 18 años en un proceso constituyente y un 63,2% considera que
las movilizaciones y demandas sociales benefician a NNA.

En las últimas movilizaciones, cuyos protagonistas han sido las juventudes, se


ha podido evidenciar diversidad y creatividad en los modos de protesta social
y de organización, que privilegian formas de democracia directa, con lógicas
asambleísticas y horizontales en la toma de decisiones (Sandoval y Carvallo,
2017). Son nuevas formas de acción que se distancian de la política
institucional que se podría entender a partir de la evaluación negativa de los y
las jóvenes a las oportunidades de participar y expresar opiniones; según el
último sondeo de estado y juventud (INJUV, 2020), un 47% las evalúa
negativamente y solo un 27% tiene una evaluación positiva.

En ese sentido, se genera una nueva cultura política que se aleja de las formas
de participación formales e institucionales incorporando prácticas relacionadas
a manifestaciones públicas y protestas ciudadanas (Sandoval y Carvallo,
2017) y que se forma en la esfera de las relaciones sociales donde los actores
sociales validan posiciones y comportamientos políticos.

De tal manera se entiende la cultura política desde la articulación de ambos


conceptos, por una parte la cultura son los modos de vida que construyen y
expresan significados y valores sobre lo social desde lo institucional a las
prácticas cotidianas (Hebdige, 2003) y, por otro lado, la política como “aquella
dimensión instrumental-institucionalizada de regular las relaciones sociales,
en tanto que las lógicas y fundamentos de aquellas relaciones son lo que
constituirían «lo político»” (Aguilera, 2016, p.67).

A efecto tal que se entiende la cultura política juvenil como los modos de vida
que se construyen y expresan significados y valores sobre lo que entienden
los jóvenes por lo político respecto a los modos de actuar y pensar la vida en

9
comunidad (Aguilera, 2010). Surge una nueva forma de relacionarse con la
política institucional que se caracteriza por seguir lógicas horizontales, de
democracia participativa, distanciada del sistema político y que sigue lógicas
no tradicionales de participación como lo han sido las manifestaciones
artísticas – bailes, música, batucadas, intervenciones, etc. – a modo de
performance (Aguilera, 2017) que construye una opinión pública.

Ante el distanciamiento de los jóvenes con la política tradicional, buscan


reorientar sus inquietudes y redefinir la participación. Así aparecen las nuevas
formas de manifestaciones en la nueva cultura política marcada por el sentido
del espectáculo, una estética cultural que busca demostrar el agotamiento de
ciertas formas de acción y lucha colectiva (Zarzuri y Ganter, 2002) que no solo
se aleja de las formas de participación institucionales, sino que se contrapone
a la imagen del sujeto adulto, serio y responsable (Figueroa-Grennet, 2018).

En ese sentido, las acciones políticas de NNJ disputan el espacio público y la


democratización del campo de la visibilidad (Figueroa-Grennet, 2018) donde,
además, se ha visto la presencia de una heterogeneidad de actores y
estrategias, como el uso intensivo del cuerpo, en que nuevas actorías y
colectivos se hacen presentes (Iñigo, 2019).

Son grupos de personas cuya acción colectiva se constituye a partir de


objetivos e intereses en común conforme a como perciben su entorno, las
prácticas históricas y el conflicto que los articula (Aguilera, 2016) y se
conforman a través de relaciones interpersonales, generan sentidos de
pertenencia a la vez que les permite determinar una identidad y producir
conocimiento situado de forma colectiva para lograr transformaciones sociales
(Contreras y Pérez, 2001).

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En el caso de las juventudes, se generan prácticas de liberación como una
forma de “suspender las incitaciones de poder que los ha configurado” (Butler,
2004, 2012, en Figueroa-Grenett 2018, p.204). Desde Muñoz (2020) lo
comprendemos a partir de la noción de resistencias al ethos neoliberal que
coloniza las formas que las personas viven y comprenden el mundo, donde las
juventudes desafían el orden hegemónico desde estos espacios de acción
yendo en contra de la noción pasiva del grupo. Debido a lo cual, las nuevas
formas de hacer política se concretan en la preocupación por el bien común
ligado al colectivo (Zurzuri y Ganter, 2002).

Desde este punto de vista, mediante los movimientos sociales se producen


subjetividades en las juventudes que genera un modo de hacer propio –
dinámico y flexible – en la dimensión política respecto a pensar, sentir y actuar,
reconfigurando los límites preestablecidos de encuentro con los otros a través
de prácticas y discursos que reivindican un derecho que es negado (Figueroa-
Grenett, 2018).

Mediante las nuevas formas de participación, las juventudes construyen una


nueva forma de vivir la ciudadanía y emergen como actores sociales en el
discurso público. Es una cultura política juvenil que se relaciona con lo que los
mueve, lo que hace que un sujeto o sujeta decida transitar hacia ser un actor
social y movilizarse cuando las injusticias dejan de ser tolerables (Aguilera,
2016). Convirtiéndose en actores sociales con capacidad de agencia y
participación que “expresan su agencia al actuar en un contexto determinado
que les constriñe, pero también ofrece oportunidades de nuevas acciones
sociales por parte de los agentes, es decir, la capacidad de poder intervenir en
una acción concreta” (Pavez, 2012, p.95).

Aquel sujeto que se vuelve actor social posee vivencias particulares y


específicas que no pueden ser abstraídas de las discusiones sobre el poder y

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la dominación (Revuelta y Hernández, 2019; Aguilera, 2016). Así pues, al
entender la ciudadanía como “el marco que crea las condiciones para una
participación posible” (Durston, 1999, p.1) vemos que a las juventudes se les
ha categorizado como ciudadanos de segunda clase puesto que enfrentan
barreras a la hora de ejercer su derecho a la participación cívica entendida
como “un conjunto de actividades en la esfera pública dirigidas a impulsar, de
manera directa o indirecta, el contenido colectivo de lo social” (Tejera, 2017,
p.28).

Sobre este punto, la cultura política incide en las percepciones y acciones en


el ámbito político; los actores sociales la emplean para validar sus posiciones
y comportamientos (Tejera, 2017). Se produce en el espacio público este lugar
de aplicación, interrogación y elaboración de significados que posibilitan la
acción, buscando el reconocimiento recíproco que, desde Axel Honnet, es la
verdadera esencia de la que justicia ya que los individuos articulan una nueva
identidad a partir de las relaciones sociales reconocibles a través de recibir
aprobación y reconocimiento por sus acciones (Revuelta y Hernández, 2019),
utilizando a su favor el acceso al espacio público como una política de
visibilidad.

En consecuencia, la pregunta que busca guiar este proceso de investigación


es:

¿Cómo se significan a sí mismos las y los jóvenes a partir de sus experiencias


de participación política en organizaciones sociales y colectivos juveniles?

La relevancia de esta investigación condensada en la pregunta de


investigación radicó, por una parte, en el contexto nacional ad portas de
escribir una nueva constitución gestada desde los movimientos sociales,
caracterizada por la irrupción generacional de las juventudes como actores

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sociales. Las recientes movilizaciones además abrieron la discusión respecto
a la participación de las juventudes tensionada con el imaginario social
asociado al grupo, por lo que resulta relevante preguntarse por los procesos
identitarios y las formas de participación social de las juventudes.

Sin embargo, la voz de NNJ no ha sido considerada en instancias oficiales y


formales que buscaban dar respuestas a las demandas de las movilizaciones
del estallido social del 2019 (Vidal y Luengo, 2019) privándolos de su derecho
a participar y a ejercer su ciudadanía.

Por otra parte, la relevancia disciplinar de la investigación, reside no tan solo


porque hay una vulneración a sus derechos, si no puesto que se busca, a
través de la tensión entre intervención e investigación, apostar por una
transformación social con contenido desde un trabajo social crítico
(Hernández, 2020) que interpele las relaciones sociales que se construyen a
través de la participación, y moviliza proyectos de una sociedad distinta en
búsqueda de la justicia social.

En ese sentido, desde la disciplina es imprescindible tomar una postura política


en el debate sobre juventudes como agentes transformadores de la sociedad,
cuya participación debe transitar desde lo simbólico a lo efectivo: que exista
un espacio seguro, cómodo e inclusivo, donde se sientan libres de expresar
su opinión, pero también que sean oídas, tomadas en cuenta y consideradas
en la toma de decisiones (Lundy, 2006).

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3. OBJETIVOS DE INVESTIGACIÓN

3.1. Objetivo General

 Develar cómo se significan las y los jóvenes a sí mismos/as a través de


las recientes formas de participación social desde las organizaciones
sociales y colectivos políticos.

3.2. Objetivos Específicos

 Identificar la percepción de las y los jóvenes respecto de los sentidos


que le otorgan a la participación social.
 Describir las significaciones que las y los jóvenes le otorgan a los
diferentes espacios y formas de participación.
 Analizar la percepción de jóvenes respecto a las recientes formas de
participación como estrategias de reivindicación como sujetos de
derechos.

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4. SUPUESTOS DE INVESTIGACIÓN

Las guías de exploración de esta investigación tienen relación con el rol de las
juventudes en las recientes formas de participación social y cómo estos
emergen en el espacio público.

Como la participación cívica electoral se encuentra limitada a personas


mayores de 18 años por norma, niños, niñas y jóvenes no son considerados/as
en las formas tradicionales e institucionales de participación. El imaginario
adultocéntrico ligado a la infancia y juventud les ve como sujetos pasivos y sin
opinión y ha favorecido la exclusión de sus opiniones en el debate público y
privado incluso en temas que les conciernen y afectan directamente.

En efecto, uno de los supuestos de esta investigación es que, ante ese


escenario de exclusión, las juventudes encuentran en el espacio público un
lugar para dar a conocer sus opiniones y que sus voces sean oídas, de tal
manera que configuran una nueva cultura política a través de las nuevas
formas de participación como manifestaciones, organizaciones sociales,
colectivos, entre otras, y se constituyen a sí mismos como actores sociales
reivindicándose en su carácter de ciudadanos sujetos de derechos.

Por consiguiente, las juventudes se significan como actores sociales que


propician a la transformación social resistiendo al imaginario adultocéntrico
que los subordina al mundo adulto, al mismo tiempo que generan resistencias
al modelo neoliberal desde las nuevas formas de organización y participación.

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5. ESTRATEGIA METODOLÓGICA

5.1. Enfoque

El enfoque utilizado en la presente investigación para aproximarse al objeto de


estudio fue el enfoque cualitativo, puesto que buscó la comprensión de los
discursos personales de sujetos y sujetas que dejan entrever creencias,
valores y deseos (Serbia, 2007) específicamente los discursos de las
juventudes respecto a cómo se significan a sí mismos/as a través de las
nuevas formas de participación.

El propósito fue interpretar los fenómenos para buscar una comprensión de la


realidad de acuerdo con los significados que tiene para las personas
implicadas a través de recoger información desde las experiencias personales,
historias de vida, observaciones, entre otras, que describen situaciones
problemáticas (Rodríguez et al. 1999). Donde la importancia de la información
producida radicó en la subjetividad de los y las sujetas que se pudo extraer
desde sus relatos junto a las interpretaciones y sentidos que ellos/as
mismos/as le otorgaron.

El tipo de investigación fue exploratorio-descriptiva. Exploratorio puesto que


buscó examinar y estudiar un tema poco abordado (Hernández et al. 2014)
como lo es la significación de si mismos/as de los y las jóvenes a través de las
nuevas formas de participación. Este tipo de investigación permitió
involucrarse en temáticas poco o relativamente nuevas como es ahondar en
la significación o percepción de los y las jóvenes respecto a los espacios de
participación en organizaciones sociales y colectivos.

Por otra parte, fue de tipo descriptiva, ya que buscó describir características y
propiedades relevantes del fenómeno que se somete a análisis (Hernández et
al. 2014), en este caso, en primera instancia identificar la percepción de las y

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los jóvenes respecto a la participación, sus experiencias de participación en
cuando a las formas y los espacios para ello y, por último, realizar un análisis
de aquellos discursos con relación al imaginario de participación democrática.

5.2. Técnicas e instrumentos de producción de la información

Considerando que la investigación se basó en construir o contribuir a nuevos


entendimientos de las juventudes, la técnica más adecuada para obtener datos
e información fue la entrevista semiestructurada, con el fin de establecer una
relación de dialogo más flexible para obtener información acerca de lo que las
personas crean, piensen u opinen, que deriva a un proceso subjetivo al
escuchar las opiniones de las personas y captar los significados de lo que se
discute (Mella, 2000); no buscó saber quien o quienes tengan la razón o la
información correcta, si no que conocer diferentes puntos de vista, captar las
opiniones y vivencias de cada participante en un contexto de influencia
recíproca (Novoa y Mejía, 2014; Ruiz, s/f).

La técnica utilizadas fue la entrevista semiestructurada, puesto que permite


obtener información sobre las maneras de pensar y sentir de los/as
entrevistados/as, así como a sus valores, deseos, creencias, etc. De esta
manera, se logró obtener información práctica de cómo las y los sujetos
reconstruyen sus saberes sociales que se manifiestan en sus propios
discursos, configurándose como un proceso de mutua escucha e identificación
con el otro (Canales, 2006; Tonon, 2012).

En ese sentido, para lograr el objetivo general de la investigación respecto a


develar cómo se significan las y los jóvenes a sí mismos/as a través de las
recientes formas de participación social desde las organizaciones sociales y
colectivos políticos, el instrumento utilizado fue una pauta de preguntas (Anexo
1) que se construyó como un espacio de conversación horizontal para que

17
jóvenes pudieran expresar con sus propias palabras y desde sus
subjetividades, su percepción sobre los sentidos de la participación y los
sentidos que le otorgan a diferentes espacios y formas de participación.

Las entrevistas tuvieron una duración promedio de 35-40 minutos cada una.
Inicialmente la pauta de entrevista contó con catorce preguntas, pero al
avanzar con las entrevistas se modificó hasta obtener una pauta de diez en el
sentido de concentrar la conversación hacia los objetivos específicos de la
investigación y dirigirla hacia las categorías y experiencias de juventudes. El
carácter semiestructurado posibilitó acomodar el contenido y el orden de las
preguntas de la pauta para profundizar de acuerdo con la información que
surgió y generar una conversación fluida que reconoció al otro como un sujeto
político con opinión.

5.3. Definición de informantes

La definición de informantes para esta investigación se relaciona con el


enfoque cualitativo de la misma; es una muestra no probabilística que define
sujetos tipo definidos como: jóvenes que participen o sean parte de alguna
organización social o colectivo político, secundarios por su protagonismo en
las movilizaciones que motivaron el interés de esta investigación, y menores
de 18 años debido a la tensión con el derecho a sufragio solo para mayores
de edad. Esto debido principalmente a que los sujetos de estudio fueron las
juventudes en su conjunto que observó cómo estos se significan a sí mismos
a través de las nuevas formas de participación social, tales como han sido las
últimas movilizaciones sociales a partir de su rol en tanto actores sociales al
interior de organizaciones sociales o colectivos políticos.

La participación ciudadana es a raíz de un régimen democrático que limita la


participación de las y los sujetos a procesos electorales que, además de seguir

18
una lógica de representatividad, define como ciudadano en el Artículo 13 de la
Constitución política a:

…chilenos que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no hayan


sido condenados a pena efectiva. La calidad de ciudadano otorga los
derechos de sufragio, de optar a cargos de elección popular y los demás
que la Constitución o la ley confieran (Constitución Política de la
República de Chile, 2005, art. 13).

De tal forma que la investigación buscó saber cómo emergen su opiniones y


se posicionan en el discurso público a pesar de no estar considerados en los
espacios de participación formal considerados por el estado para las y los
sujetos chilenos.

Si bien no buscó tener informantes representativos, pretendió comprender la


complejidad, dinamismo y pluralidad de las juventudes, por lo tanto, los
informantes no se limitaron a un espacio en particular, si no que se extendió la
invitación a participar a lo largo del país.

5.4. Trabajo de terreno

El ingreso al campo comenzó al inicio del segundo semestre al consultar por


las organizaciones con las que tiene alianza World Vision1 para poder realizar
el vínculo con jóvenes que se encontraran interesades en participar de la
investigación. Los primeros contactos fueron mediante correo electrónico con
representantes de organizaciones como Tremendas, Mi voz cuenta, la red de

1 Centro de práctica de la investigadora. Institución que trabaja por la promoción y defensa de


los Derechos de la infancia.

19
estudiantes Secundarias Feministas de Chile y los distintos programas de
World Vision a quienes se les contó del propósito de la investigación y el
criterio de selección de informantes.

Cuando se agendaron los encuentros, se modificó la estrategia de acceso al


campo puesto que, en un primer momento, se envió la invitación junto a los
datos de contacto de la investigadora así quienes estuviesen interesades se
comunicaran para agendar una entrevista. Sin embargo, al no recibir
solicitudes para las entrevistas, se le pidió a diferentes organizaciones que
difundieran la información y facilitar el contacto para hablar directamente con
las personas interesadas y agendar un encuentro.

Se realizaron un total de ocho entrevistas con jóvenes de Mi voz cuenta,


secundarias Chile, activistas de medio ambiente en tremendas, de partidos
juveniles políticos y del programa prevención de la violencia en Cerro Navia
de World Vision Chile, a través de encuentros virtuales por Zoom, herramienta
que facilitó una agenda inmediata de los encuentros, propiciar un ambiente
cómodo y seguro en relación a las condiciones sociosanitarias y la grabación
de las entrevistas.

Fue complejo localizar jóvenes puesto que es una relación intermediada por
terceros, lo que vuelve el proceso engorroso y difícil de mantener el control
sobre las vías de comunicación hasta tener los contactos. De todas maneras,
se insistió semana a semana hasta lograr las entrevistas con quienes
mostraron interés por la investigación.

5.5. Técnica y procedimiento de análisis de la información

La información obtenida fue estudiada desde el análisis de discurso, ya que


permitió identificar en el lenguaje y relatos de los y las participantes elementos
de identidad y cultura, y analizar en sus relatos como aparecieron las nociones

20
de poder de acuerdo con las ideas adultocéntricas que influyen en cómo se
entienden las juventudes y también en la participación de menores de edad en
la toma de decisiones.

En ese sentido, las entrevistas fueron grabadas y transcritas; a medida que se


fueron revisando los audios se pudo identificar información clave en relación
con la investigación como datos útiles para la realización del análisis. Una vez
convertida la entrevista en un documento escrito, se reconocieron en el texto
las categorías determinadas con anterioridad y las emergentes.

La matriz de vaciado permitió observar un panorama general de la información


generada a través de las entrevistas, y los diferentes sentidos y relaciones que
existen entre ellas, a modo de poder ordenar la información de acuerdo con
las siguientes dimensiones y categorías de análisis: juventudes, participación
y ciudadanía.

Respecto a las juventudes como el grupo cuyo entendimiento se problematizo


en este trabajo en relación con sus experiencias desde lo que las ideas
adultocéntricas han establecido lo que es vivirse como jóvenes. La categoría
de participación se presentó desde la carencia de espacios de participación
formales para menores de edad en instancias de toma de decisiones,
comprendida como una práctica social (Gaitán, 1998) que se tensiona
directamente con la categoría de ciudadanía, entendida como una condición
que otorga derechos para dar su opinión en temas que les afecten
directamente (Krauskopf, 2019).

Para cuestiones del análisis y lograr un entendimiento más profundo de lo que


significa la participación de jóvenes menores de edad, se observó desde los
espacios de participación, especialmente las características de estos y las
formas de participación

21
En cuanto a ciudadanía como el acto de ejercer su derecho a dar su opinión,
para indagar de manera más profunda fue necesario pensarlo en clave de
representatividad como el sistema actual para ejercer su condición de
ciudadanos/as.

5.6. Reflexiones éticas

La producción de información, al ser un trabajo con sujetos humanos, que


requiere una relación personal para conocer sus valores, demanda tener
ciertas consideraciones éticas en cuanto a la responsabilidad con el otro y que
valide la información producida por los y las participantes.

En el caso de esta investigación, los informantes fueron personas menores de


18 años, considerados legalmente como sujetos de protección, hay que tomar
ciertos resguardos. Si bien esto se tensiona con la construcción de sujeto
presente en la problematización, que lo considera como un sujeto autónomo
con capacidades y responsables de sus decisiones y opiniones, se utilizó el
consentimiento informado (Anexo 2) como una política que salvaguardó la
integridad y la participación de jóvenes menores de edad en el proceso
investigativo.

En aquel documento la información fue presentada de la forma más clara que


permitió comprender el contexto de la instancia, por qué fue requerida su
participación, el objetivo y qué implicaba su participación en la investigación,
además de dejar en claro el carácter voluntario de su participación.

En cuanto a pensar en una estrategia de salida, fue complejo pensar en como


hacer una retribución a su participación en esa investigación con propósito
académico, sin embargo, al final cada conversación, las y los entrevistados
agradecen el espacio para poder dar sus opiniones y construir instancias para
relevar la importancia de sus experiencias.

22
23
6. ANÁLISIS Y RESULTADOS

Los discursos fueron construidos a través de la búsqueda de visualizar la


complejidad y subjetividad de las vivencias de las personas entrevistadas para
comprender cómo se significan a sí mismas las juventudes de acuerdo con
sus experiencias de participación social y política (Canales, 2006). Con esto
en cuenta, se presentarán desde el cuestionamiento a las lógicas
adultocéntricas de parte de las y los entrevistados, como estas se manifiestan
en distintos espacios y registros, y cómo construyen su propia identidad en
cuanto forjan una unidad generacional que permite entenderla desde la
colectividad.

6.1. Cuestionamiento a lógicas adultocéntricas

Al conversar con jóvenes sobre las juventudes, el cuestionamiento a lógicas


adultocéntricas se presentó de manera transversal respecto a manifestar cómo
el adultocentrismo ha permeado su experiencia como actores parte de la
sociedad con relación a lo que se espera o no de ellos/as.

A través de las distintas entrevistas realizadas, se pudo observar que, de cierta


manera, los prejuicios hacia las juventudes se encuentran normalizados en el
sentido que no hay asombro ni extrañeza sobre su existencia, pero si se pudo
identificar un cuestionamiento a lo que produce esa concepción negativa que
los reconoce como personas sumisas, dominadas y sin capacidad de opinar.
Hay una especial mención a que aquellas conductas que les son reprochadas
a jóvenes, su pasividad e indiferencia frente a lo que ocurre en su entorno,
diferente a cuando provienen del mundo adulto ya que no se les excluye de
las instancias de conversación por ello.

Se disputa desde la relación autoritaria del mundo adulto que busca dominar
y controlar sus conductas en una relación asimétrica de poder que produce y

24
reproduce una juventud sumisa, desconectada y desinteresada por su entorno,
que a su vez impide transformar esos vínculos jerarquizados que justifica la
desigualdad y aporta a aquella actitud subordinada (Vásquez, 2013).

Estos prejuicios de que somos flojos, que no podemos opinar porque


no tienen ni no tenemos la madurez suficiente ni la experiencia como
para hacerlo, pero son falsos, en su mayoría hay obviamente hay
excepciones, gente que en verdad no les importa nada lo que está
sucediendo en el mundo y prefieren vivir en la ignorancia. Y bueno,
sucede, sucede en el mundo adulto y en el mundo joven (E2, 2021).

Contrario a lo que el adultocentrismo ha instalado, sobre una juventud pasiva,


se reconoce una actitud reflexiva frente a lo que ocurre a su alrededor, en esa
lógica se problematizan estas lógicas desde la limitación que genera en la
posibilidad para expresar sus opiniones y se tomen en consideración. En ese
sentido, hay un sentir generalizado de que el mundo adulto relativiza aquella
actitud reflexiva junto a sus preocupaciones dependiendo del contexto, ya que
en general se consideran como insuficientes y sin importancia en comparación
a otras cosas que ocurren en la sociedad.

Aquella exclusión se asocia a la falta de algo, en general, a la falta de


experiencia y de madurez que termina por minimizar e infantilizar su
experiencia vital actual, su identidad, su reflexión, sus pensares y sentires
puesto que no los reconoce como una persona que esté a su altura para poder
dialogar.

Se distingue una sensación general en los y las entrevistadas que la única


forma en que se les reconoce es desde una relación autoritaria, como
personas que deben obedecer y no tener una opinión. De todas maneras, hay

25
una tensión entre esa relación de dominación que los invisibiliza como sujetos
entre la expectativa de grandeza con la falta de espacios donde se considere
la opinión de menores de 18 años, determinada por las expectativas puestas
en ellos.

Esto dicho en el sentido que hay un consenso de que la única forma de ser
considerados como personas que opinan tiene que ser en discusiones que
supere sus expectativas “como que sean muy inteligentes”, en otra lectura,
que cumplan a cabalidad sus expectativas y refleje resultados del control sobre
sus cuerpos, una mirada bastante polarizada de cómo ven a la juventud: o
están presentes con reflexiones elevadas o están ausentes, ignorantes y se
les excluye. Finalmente, el adultocentrismo para los jóvenes se constituye
como una forma más de discriminación cuya intersección dificulta la
participación y la posibilidad de vincularse con otras personas.

… como acotarse mucho a lo que ellos desean que uno haga. Entonces,
como que quieren que uno sea súper inteligente pero también como
que se limite a sus espacios, pero como que también esté dispuesta a
discutir, pero también que no lo haga demasiado, porque ahí como que
se vuelve una molestia. (Entrevista 6, 2021)

6.2. Ciudadanía: el derecho a expresar sus opiniones y la posibilidad


para que ello ocurra

En cuanto a ejercer el derecho a expresar su opinión y las posibilidades para


que ello ocurra, ponen en duda la categoría tradicional y normativa de
ciudadano/a que reduce la participación a un ejercicio de voto periódico de
algún representante, más bien la entienden desde ser parte de forma activa
en la construcción de la sociedad. Emerge una figura compleja de ciudadano/a
que incluye incidir y ser parte en diferentes espacios y ámbitos donde una

26
persona se desarrolla como la comunidad, la junta vecinal, entre otros como
un ejercicio de ciudadanía.

El reconocimiento del sufragio como la única manera de dar a conocer su


opinión, invisibiliza otras formas de ser parte de la construcción de una
sociedad democrática y, además, imposibilita que se consideren las opiniones
emitidas de maneras no convencionales por grupos de personas que no están
considerados en el concepto de ciudadanía que establece la normativa
vigente.

que las personas que están ahora en los cargos políticos no están
haciendo nada, nos toca a nosotres intentar incidir, pero por lo mismo
seguimos teniendo estas trabas, el adultocentrismo nos priva de hacer
cambios igual grandes porque dicen "ah, tienes 15 años ¿qué vas a
hacer? mucho puedo hacer a mis 15 años y mucho estoy haciendo de
lo que tú en el poder no haces (Entrevista 2, 2021)

Hay una sensación generalizada de desinterés por escuchar las opiniones de


niños, niñas y jóvenes, por lo tanto, no hay oferta de instancias para que les
escuchen plenamente. Las marchas son los espacios que se asocian con los
y las jóvenes, pero reconocen que no son exclusivos y la existencia de una
necesidad de que alguien o algo les respalde, que esté de acuerdo con su
moción para que se legitimen sus puntos de vista, lo que los ha llevado
introducirse en otros lugares y utilizarlos para dar a conocer los propios.

Aquel sentir produce también desconfianza de las y los mismos jóvenes para
poder expresar sus puntos de vista. Los estigmas que han instalado sobre las
juventudes calan en sus sentires en cuanto a su carácter de sujetos de
derechos, aún más en jóvenes que no tienen las herramientas u otros apoyos
para hacerlo. Si bien reconocen la importancia de ser parte de la discusión o

27
toma de decisiones importantes, no debe perpetuarse una participación sin
sentido, más bien que sean instancias que puedan superar aquellos prejuicios,
que tengan un propósito y pueda trascender hacia hechos concretos.

En ese sentido, identifican una crisis de representatividad que no motiva la


participación de la población en general, debido a que actualmente no incluye
a todos y todas los y las chilenos/as si no que hace una distinción entre la
categoría de ciudadano y quienes no lo son, lo que influye directamente a la
hora de pensar a quienes considerar en la toma de decisiones y en la
búsqueda de soluciones.

Desde ahí se refuta el sistema de representación actual en el sentido que se


reduce la participación a delegar el poder a otro para que decida por uno y
también los roles de quienes han sido elegidos respecto a que no visualizan
medidas que apuesten por generar un cambio, evidenciando que sus roles no
llegan a las comunidades, no están representando a quienes deberían y la
consiguiente desconexión de los representantes con las realidades de las
personas que buscan representar.

Este escenario genera una sensación de responsabilidad para intentar incidir


en aquellos espacios a pesar de los obstáculos que el adultocentrismo ha
puesto en el camino que no les permite participar. Las demandas sociales
entonces son la evidencia de esta crisis y deslegitimación del sistema de
representación ya que emergen producto de que las personas no se sienten
representadas y deben apelar por la acción directa gracias a la consciencia de
que se deben escuchar a todos/as los/as involucrados/as en la toma de
decisiones, algo que no ocurre en el actual sistema.

“¿qué mejor para representarse que nosotros mismos? Estamos


hablando de participación y ¿quién está hablando de eso? Adultos, no,

28
en verdad no, no corresponde entonces, si es que, por algún momento,
o sea, si es que se ideara un sistema que realmente involucrara una,
una participación activa de no solo la ciudadanía, sino que todo Chile,
emm, ahí tal vez estaríamos hablando de mejores condiciones según
yo”. (Entrevista 1, 2021)

Ante la crisis, reconocen como solución una democracia participativa


entendida a partir de la importancia y trascendencia de todas las personas
involucradas en la toma de decisiones, que quienes son electos dialoguen con
las personas que buscan representar; en otras palabras, que se amplíen los
espacios de discusión ya que la forma de participar socialmente aceptada no
basta puesto que no se constituye un espacio donde se reconozca su derecho
fundamental a la participación y su carácter de ciudadanos.

Ante ese escenario carente de espacios formales de participación, deben


encontrar otras estrategias para contribuir a la democracia. Desde el relato de
los/as entrevistados/as, los movimientos sociales se conforman como la base
de la democracia desde la micropolítica al ser el medio para manifestar de
forma directa las opiniones de la población a los representantes y poder incidir
en la macropolítica, es decir, los espacios formales donde se toman las
decisiones.

Los movimientos sociales son totalmente válidos en ese sentido, para


mí son fundamentales para que haya una democracia y una.... porque
sin los movimientos sociales no pueden.... es como una pirámide, al fin
y al cabo, siempre el poder va a estar concentrado en la cima, pero
necesitamos los movimientos sociales para mantener firme la sociedad
en sí (Entrevista 4, 2021)

29
Esta analogía condensa la relación dual entre la micro y macro política en
cuanto a la apuesta de construcción de la sociedad actual, una relación
asimétrica entre dos partes de la sociedad, donde quienes son menos
favorecidos por esta relación, tienen la posibilidad de incidir, de incomodar y
afectar en la toma de decisiones ejemplificada con la punta de la pirámide, a
modo de generar conocimiento y construir ciudadanía desde la interacción de
ambas parte, de buscar consensos a través del dialogo para darle poder a los
discursos que han sido invisibilizados.

6.3. Participación libre de Adultocentrismo

Para Cussiánovich (2009) pensar en participación es pensar en ciudadanía.


Ante la legitimidad que ha adquirido el derecho a sufragio como método de
participación, aparece en sus discursos la falta de reconocimiento y validez de
otros espacios de participación políticos de parte del mundo adulto, tales como
las manifestaciones cuya estrategia es irrumpir en el espacio público para
exigir algo en común, por lo tanto, poseen mayor visibilidad. En cuanto a la
participación de niños, niñas y jóvenes menores de 18 años, se discute en
cuanto a que se reduce a un número de edad y se delimitan a instancias de
“adorno”, sin sentido ni incidencia lo que despolitiza su participación, en
particular hay una crítica respecto a los pocos espacios de participación para
jóvenes.

Se problematiza desde la invisibilización que sufren como sujetos capaces de


opinar ante las barreras que pone el adultocentrismo que no acepta ni permite
formas diferentes de participación para menores de edad puesto que se aleja
de lo que se supone debería hacer, dificultando su acceso o simplemente,
cerrándolos. Se distingue en los relatos de los/as entrevistados/as un reparo
acerca de aquellos espacios en cuanto a que han sido construido por y para
adultos que excluyen a las juventudes ya que no los considera como personas

30
que puedan opinar ni capaces de generar algún cambio. La única forma se
vislumbra para que sus opiniones sean consideradas es que exista algún tipo
de legitimidad externa.

la lucha está contra el adultocentrismo es que a veces la gente se


sorprende de lo mucho que somos capaces, de, o sea, de la
observación que nosotros realizamos en nuestro entorno, porque están
como, están tan absortos en esa perspectiva de que... en esa visión en
realidad, de que nosotros pasamos justo con el celular a todos lados
que estamos así a cada rato y que nos vemos lo que sucede a nuestro
alrededor, pero en verdad si lo vemos. (Entrevista 1, 2021)

En ese sentido, ante la conciencia sobre la invisibilización de niños, niñas y


jóvenes particularmente en instancias de participación como personas
capaces de opinar, la historia de los movimientos sociales resguarda la validez
de la utilización de espacios no convencionales para emitir opiniones debido a
grandes cambios que se han generado mediante esta vía, como conseguir
gratuidad en la educación superior, y han sido gestado en su mayoría por
estudiantes secundarios y juventudes. En ese sentido, las y los entrevistados
declaran una forma de participación diferente que reconozca la validez e
importancia de sus opiniones en nuevos espacios sin la necesidad de tener
respaldo del mundo adulto para visibilizar sus pensares y sentires y hacer
frente a la exclusión.

Aquellas organizaciones se caracterizan por ser espacios seguros, libres de


adultocentrismo, que les permite expresar sus opiniones de manera
respetuosa y sentirse incluidos ya que, por lo general, la presencia de adultos
dificulta que jóvenes puedan hablar y sean escuchados e incluso sus círculos
cercanos están permeados por el adultocentrismo respecto a las formas
tradicionales de entender la participación que se reduce a un número de edad

31
y dificulta que jóvenes sean escuchados. Sin embargo, en sus relatos es
posible identificar que hay una validación generalizada respecto a la
participación de los jóvenes en ciertos temas que se relacionan con el
idealismo que hay sobre los jóvenes como responsables del cambio
visualizado particularmente en temas de medio ambiente y cambio climático.

Encontrar en las organizaciones un espacio de confianza, libre de


adultocentrismo, con condiciones para poder expresar sus opiniones, que sea
seguro y que tomen en consideración sus ideas produce en las y los
entrevistados un sentido de pertenencia ante una sociedad que les excluye.
En estos espacios logran encontrarse con personas que comparten ideologías,
motivaciones, con quienes pueden dialogar y aprender a través del
intercambio de experiencias y la identificación con otros.

Entonces es como que, además de estar con gente de tu edad, puedes


estar con gente que le interesa exactamente lo que te interesa a ti.
Entonces, creo que es esa unión como de grupo etario, generación, con
algo más personal, que quizás como un sentido de comunidad.
(Entrevista 6, 2021)

Mientras el adultocentrismo los excluye, se construyen espacios propios de


participación donde puedan ser escuchados de forma efectiva, que entreguen
una sensación de comodidad y seguridad para emitir sus opiniones sin que las
invisibilicen y que permita el dialogo para una construcción en conjunto de
soluciones. Esencialmente, existe un deseo de poder manifestarse ante
situaciones injustas y generar el cambio que se formaliza en estos lugares.

Esto dicho a propósito que entrevistados y entrevistadas relacionan las


organizaciones donde son parte como el espacio donde se hace posible
generar y promover la acción colectiva producto de compartir espacio con

32
otros/as jóvenes que son parte. De ahí que las organizaciones sociales se
configuran como el espacio para validarse en el espacio público desde la
colectividad, en otras palabras, poder adquirir aquellos derechos que les
permita involucrarse y pronunciarse en la toma de decisiones que impacten en
sus vidas (Krauskopf, 2019) como parte de un cuerpo social.

A la base de encontrar nuevos espacios y formas de exteriorizar sus opiniones,


surge la voluntad y la consciencia de manifestarse contra situaciones injustas
junto con las ganas de generar un cambio que inspire a otros/as a través de
acción colectiva que se construye a raíz de objetivos e intereses en común en
cuanto a cómo se percibe el entorno (Aguilera, 2016) y se nutre de la unión
entre puntos de vista, motivaciones de cambio, a modo de unir fuerzas para
tener mejores resultados y lograr transformaciones sociales (Contreras y
Pérez, 2001).

Se prefieren estos espacios por la sensación que entrega de respaldo, de


garantía, donde perciben acompañamiento en sus causas para validarse ante
los prejuicios y estigmas que el adultocentrismo ha establecido respecto a
cómo entender a las juventudes.

Hay un elemento esencialista parte del discurso adultocéntrico que permea a


los/as jóvenes en base a sus vivencias y demuestra que se ha reproducido en
ellos/as mismos/as un discurso que establece un estado intrínseco a la
juventud que se tensiona con los prejuicios y estigmas que los invisibiliza. Este
se vislumbra desde los prejuicios de su pasividad ante el entorno, por el
contrario, quieren hacer un cambio y contribuir al bien común, lo que responde
a la noción de que los jóvenes se conviertan en “seres de bien”. Surge como
algo inminente de las juventudes el sentido esperanzador e idealizado que
refuerza una preocupación por el futuro que alimenta sus ganas de participar

33
en algo que efectivamente les entregue un beneficio a su desarrollo como
personas con un beneficio futuro.

La verdad es que yo siempre he creído, o al menos lo que se espera de


la juventud, es el cambio, es en tú espalda está el peso de cambiar lo
que está, pero en realidad vivimos como en una pared de ladrillos, que
un ladrillo más o un ladrillo menos no interfieren en el sistema en el que
vivimos, al final lo único que se espera es que podamos adaptarnos al
sistema, adaptarnos a trabajar 40 horas a la semana, adaptarnos a
ubicarnos en nuestro rol en la sociedad, se espera de mi como joven,
en mi caso, que estudie, que tenga un trabajo, que sea mamá y que
viva contenta, no mucho más, se espera que me pueda adaptar a la
sociedad, si no me adapto, pasa a ser un desperdicio, no pudiste
adaptarte, no pudiste ser parte de sistema en el que vives (Entrevista
5, 2021)

Determinan entonces el activismo como la fuente para visibilizarse en el


espacio público como niños niñas y adolescentes, lo que implica sentirse
escuchados y considerados como personas que observan, analizan e
identifican problemas o situaciones que necesitan un cambio. Esto no desde
una generación espontánea, sino desde el reconocimiento como sujetos parte
de la sociedad que opinan, resisten y desafían los estigmas a través de sus
experiencias adquiridas de forma colectiva y colaborativa en estos espacios
de organización.

Por lo tanto, la apuesta por lograr su reconocimiento como agentes de cambio


que a partir de sus vivencias puedan aportar en las discusiones sobre
soluciones falencias que identifican en el sistema, a modo de incluir la
diversidad de realidades que existen en la sociedad. En ese sentido, en estos
espacios se encuentra un lugar para poder hacer, realizar y formalizar su

34
participación en un lugar donde se sienten identificados puesto que se piensa
con sentido y propósito claro.

Por último, es imperante destacar el rol de las familias en sus motivaciones,


especialmente visto desde la influencia de otros en su actuar complejizado
desde una relación asimétrica de poder. Se reconoce en el discurso de los y
las entrevistadas que estas personas que componen su núcleo familiar tienen
la capacidad de incidir en sus voluntades, tanto para reforzarlas o anularlas.

Sus familias, al fin y al cabo, son adultos con el poder de motivar o desmotivar
debido a que, generalmente, aquellas motivaciones están ligadas a
expectativas que depositan sobre los más jóvenes de la familia, por lo tanto,
al cumplirlas, genera orgullo de un objetivo logrado. Esto no ocurre en círculos
con personas externas a su familia porque no existe esta responsabilidad de
cumplir o aceptar las expectativas de otros de forma directa.

De la misma manera, también hay una crítica ante ese rol que se caracteriza
por ser un soporte en el desarrollo vital de cualquier persona, puesto que el
apoyo llega de manera tardía a propósito del adultocentrismo que invalida sus
ideas a no ser que exista algo tangencial que compruebe que lo que están
haciendo y diciendo está generando algo “real”, visible y que cumpla con sus
propias expectativas.

6.4. Una nueva identidad juvenil

El activismo ha sido reconocido como el sitio para combatir, resistir y


distanciarse de lo que se espera de ser joven, lo que socialmente les ha sido
exigido ser; buscan cambiar aquellos estigmas y contradecir esa construcción
que los ha invisibilizado por tanto tiempo. Es en estos espacios donde se
posicionan sus discursos en cuanto a un proceso identitario respecto a cómo
son percibidas las juventudes en su etapa vital desde sus propios relatos.

35
Existe una constante tensión entre los prejuicios y las expectativas
adultocéntricas incluso al reconocer en sus discursos un relato unificado en
cuanto a cómo se significan las juventudes a sí mismos/as, de todas maneras,
se puede distinguir un proceso identitario desde el colectivo y expresado en
lógicas relacionales con el mundo adulto.

Las y los jóvenes se reconocen a sí mismos/as como seres capaces y con la


responsabilidad de participar y generar incidencia. Si bien hay un sentido de
dejar atrás aquellas preconcepciones adultocéntricas, se permean en sus
discursos en cuanto a ver la juventud como una edad de tránsito hacia algo
más, algo que aún no está concluso, una etapa de desarrollo y crecimiento
que define su vida, discurso que invisibiliza su experiencia vital actual de ser
joven.

Del mismo modo, se reconocen esencialismos en cómo se identifican las


juventudes a sí mismos que permea a ese joven en base a sus vivencias. Esto
pues al preguntarles cómo definirían lo que es ser joven, sus respuestas
apuntaron a la juventud como una búsqueda, algo que aún no es, pero es
eterno, visibilizando la experiencia vital de una persona joven. Asimismo, se
atribuyen características y analogías en cuanto a describir sus sentires desde
el entusiasmo, utilizando palabras como chispa, fuego y pasión.

En ese sentido, se atribuyen la responsabilidad del cambio que le adjudica el


mundo adulto, pero se contrapone con el control sobre las juventudes en
cuanto a que deben formarse como adultos serios y responsables (Figueroa-
Grennet, 2018) que se adapten al sistema, en otras palabras, la sociedad
espera adaptación de las y los jóvenes, pero les pide cambio.

La verdad es que yo siempre he creído, o al menos lo que se espera de


la juventud, es el cambio, es en tú espalda está el peso de cambiar lo

36
que está, pero en realidad vivimos como en una pared de ladrillos, que
un ladrillo más o un ladrillo menos no interfieren en el sistema en el que
vivimos, al final lo único que se espera es que podamos adaptarnos al
sistema, adaptarnos a trabajar 40 horas a la semana, adaptarnos a
ubicarnos en nuestro rol en la sociedad, se espera de mi como joven,
en mi caso, que estudie, que tenga un trabajo, que sea mamá y que
viva contenta, no mucho más, se espera que me pueda adaptar a la
sociedad, si no me adapto, pasa a ser un desperdicio, no pudiste
adaptarte, no pudiste ser parte de sistema en el que vives (Entrevista
5, 2021)

Estos elementos buscan visibilizar la experiencia vital de una persona joven


como una edad de aprendizaje, significativa y de una lucha constante para que
sean escuchados y los tomen en cuenta, un entendimiento dinámico y flexible
que se acerca a su construcción como sujetos sociales (Duarte, 2000). Sobre
eso se apropian de las concepciones negativas que les han asignado y las
convierten en algo positivo, con relevancia para la construcción de sociedad.
Respecto a lo anterior, existe preocupación por cuidar esa identidad de
jóvenes que contiene incertidumbres producto de los cambios y de disfrutar
una época que permite errores.

También permite notar en sus relatos una unidad generacional puesto que se
significan desde la identificación con otros/as en oposición al mundo adulto.
La colectividad que entregan las organizaciones, en el sentido que pueden
encontrarse con más personas que simpaticen con sus motivaciones, sentidos
y sentires en cuanto al estado de exclusión del espacio público, genera
empoderamiento juvenil para decir lo que piensan, cuestionar la invisibilización
que han sufrido niños, niñas y jóvenes y reconocer el aporte de sus
experiencias tanto como conocer otras, que los dota de experiencia,

37
conocimientos y medios para resistir o hacer frente a los estigmas que los
minimizan a través del colectivo junto con personas que comparten la
experiencia de ser joven.

De igual manera, se significan desde una identidad que les permite expresar
sus sentires sin miedo a propósito del contexto histórico en el que viven,
contrario a la generación que creció en un momento de dictadura donde no
había libertad para expresar sus opiniones sin temer por consecuencias
vitales. Para ellos/as, se vuelve esencial que sean personas sin miedo para
generar los cambios que no se han hecho en todos estos años producto del
temor a manifestar condiciones de vida que les desfavorecía, sobre todo
porque están aprendiendo con sus propios medios, sus propias experiencias
a participar debido al pensamiento negativo ligado a participar y manifestarse
ante injusticias.

Aquel cambio que significa la experiencia de juventud se presenta en lógicas


relacionales entre el mundo adulto y el mundo joven. Fueron varias las
instancias en que al explicar lo que es ser joven para cada uno de ellos/as se
hiciera alguna referencia al mundo adulto para diferenciarse y apelaban a un
entendimiento intergeneracional. Se diferencia en sus relatos entonces una
identificación desde la colectividad y en oposición al mundo adulto que los y
las invisibilizan a través de su lucha constante para alejarse de los estigmas y
resignificar la construcción social de las juventudes.

En la búsqueda de resignificarse, reconocen la importancia del dialogo entre


ambas generaciones por el aporte que ambos puntos de vista pueden
contribuir a la construcción de saberes colectivos. Sin embargo, para que ello
ocurra, el mundo adulto debe reconocer a niños, niñas y jóvenes como sujetos
capaces de opinar e incidir, que permitan y reconozcan la importancia del

38
relato de los jóvenes desde el respeto, que no los invisibilice por ser diferente,
sino que se alimenten las conversaciones desde la diferencia.

El cambio va a ser algo que lo vamos a lograr como juventud general


de la mano a que les adultes nos den el espacio para poder incidir
porque si elles no ceden no vamos a poder trabajar en conjunto cosas
que nos van a afectar a futuro. (Entrevista 3, 2021)

Finalmente, hay una tensión constante entre prejuicios y las expectativas en


el discurso identitario de las juventudes que se problematiza a partir de sus
experiencias en los espacios de participación. Se logra observar como el
discurso hegemónico del mundo adulto sobre el mundo joven se reproduce y
se permea en las juventudes, logrando ignorar sus particularidades y
diferentes formas de vivir.

Sin embargo, el discurso dominante que unifica e invisibiliza a las juventudes


se internaliza desde un empoderamiento de aquellos estigmas y expectativas
para dar sus opiniones y visibilizarse como sujetos de derechos y actores
sociales relevantes para la construcción de sociedad, a través de espacios no
convencionales.

39
7. CONCLUSIONES

Esta investigación pretendió exponer el proceso de construcción identitaria de


las juventudes a partir de sus experiencias en los nuevos espacios de
participación, en cuanto a observar cómo el discurso hegemónico se
reproduce en el entramado social que determina la posibilidad de incluirse en
procesos de toma de decisiones.

A partir de los hallazgos, se puede apreciar cómo se reconstruye una nueva


identidad juvenil desde las tensiones existentes en el mismo discurso
hegemónico que busca controlar y dominar la experiencia de las juventudes
que se manifiestan a través de su participación en prácticas políticas no
convencionales. Al respecto, fue necesario indagar en aquellos espacios de
participación en tanto las motivaciones, sentidos y características que le
otorgan desde la subjetividad individual de las personas.

Por lo mismo, jóvenes que participen en organizaciones o colectivos son


sujetos fundamentales para comprender el fenómeno, puesto que son sus
experiencias y saberes las que se buscó desnaturalizar, cuestionar y
reconstruir para visibilizar sus discursos.

“No somos la generación perdida, somos la que innova y crea soluciones de


manera colectiva” Dice Antonia Contreras, cofundadora de una aplicación para
la salud mental de adolescentes (Pariente, 18 oct 2021), logrando englobar y
dar paso a responder la pregunta de investigación sobre cómo se significan
las juventudes a través de las recientes formas de participación.

La realidad, el contexto y los escenarios de participación se moldean con las


relaciones de poder que se dan en lo social, en este caso, el adultocentrismo
se produce y reproduce con la desigualdad y la situación de dominio que tienen
adultos sobre jóvenes al estigmatizarlos e invisibilizarlos. Pero los jóvenes, a

40
través de la acción colectiva y la participación en distintas organizaciones y
colectivos construyen un relato de las juventudes alejados de esos estigmas,
reconfigurando estas relaciones de poder que van a favor de su “liberación”,
de no ser más los dominados que no se les permita expresar sus opiniones,
sino que se tomen en cuenta y se respeten, desafiando la noción autoritaria
asociada al mundo adulto.

Aquello se vio reflejado principalmente en los sentidos otorgados a la


participación social en cuanto a la percepción de poder materializar sus
intenciones, encontrar en las organizaciones un espacio seguro para
expresarse y ser un mecanismo para reconstruirse como sujetos de derechos.

7.1. Encontrar espacios seguros de participación

Frente a un contexto hostil que dificulta su involucramiento en la toma de


decisiones, las juventudes encuentran en las nuevas prácticas políticas
espacios sin barreras adultocéntricas que obstaculiza que jóvenes sean
escuchados al expresar sus opiniones puesto que no concibe ni valida formas
de participación diferentes a las socialmente reconocidas, por lo tanto, no
considera los aportes que pueden generar a la discusión los puntos de vista
de quienes son parte de aquellas instancias. Desde la relación asimétrica entre
estos grupos, esta conducta se basa en la negación del otro, en esté caso de
personas menores de edad, como una persona que esté a su altura para poder
dialogar.

En ese sentido, en estos espacios hay una validación generalizada que se


produce desde ellos/as mismos/as que facilita la oportunidad de formar y
expresar sus ideas de forma segura e inclusiva. Se produce un sentido de
reconocimiento con otros jóvenes que concurren estas instancias, al ver que

41
comparten motivaciones e ideologías, lo que los alienta a confiar en estas
nuevas formas de hacer política.

7.2. Un lugar para materializar sus intenciones

A pesar de las limitaciones y el poco fomento a participar en instancias


políticas, existe el deseo de poder manifestarse ante situaciones injustas y
aportar a su transformación. Del mismo modo “Las formas no electorales de
participación requerirían mayores recursos y habilidades, especialmente de
capital cultural” (Verba et. al., 1995, en Angelcos, et. al. 2020, p. 43), por lo
tanto, este lugar se constituye desde sus discursos como un espacio de
aprendizaje de experiencias compartida mediante el dialogo con otros/as y de
adquisición de herramientas para validarse en el espacio público junto con
involucrarse pronunciarse en la toma de decisiones que impactan en sus vidas,
frente al sentimiento de hostilidad ante las instituciones políticas formales
(Angelcos et al., 2020).

Un lugar que, sin barreras, sin limitaciones, sin prejuicios puede contribuir a
través de la acción colectiva al cambio, que se nutre desde la variedad de
puntos de vista y motivaciones de cambio, obteniendo mejores resultados y
transformaciones sociales a través de la unión de fuerzas. En ese sentido, es
ese comportamiento político “el resultado de la forma en que interpretan y se
relacionan tanto con su realidad cotidiana como con distintas experiencias”
(Angelcos, et. al., 2020, p.45). Ante los prejuicios de una actitud pasiva,
despreocupada por el entorno, las juventudes encuentran en el activismo la
fuente para hacer resistir al discurso hegemónico y visibilizarse en el espacio
público como personas que deben ser escuchadas, consideradas, con
capacidad de análisis ante situaciones que requieren un cambio.

42
7.3. Resignificar su identidad desde una perspectiva de derechos.

El discurso adultocéntrico que se reprodujo muchos años, hoy, a través de la


acción colectiva, niños, niñas y jóvenes tienen herramientas para desafiar ese
poder social, desafiar el discurso adultocéntrico lleno de prejuicios para
construir una identidad de sí mismos basado en el cambio y en lo colectivo;
con el poder de influenciar en las creencias socialmente compartidas y
modificar el conocimiento socialmente compartido y actitudes acerca de la
juventud y su rol en esta sociedad.

En ese sentido, el discurso en cuanto a su identidad se resignifica,


empoderándose de aquel imaginario social que los invisibilizó para emerger y
relevar la importancia de su etapa vital a partir de sus propios relatos. Como
ya se ha mencionado, hay una constante tensión entre los prejuicios y las
expectativas que hay sobre las juventudes, la relación asimétrica y las lógicas
de poder se producen y reproducen en sus experiencias vitales, por lo que su
entendimiento no difiere de la descripción que ha realizado el mundo adulto
para referirse al mundo juvenil.

Se produce un discurso en clave de unidad generacional de Mannheim (1991)


que permite comprender su modo de ser en tanto es un “nosotros” colectivo
que moldea la forma de ver el grupo (Mutuverría, 2014). Son jóvenes que se
identifican desde un momento histórico en particular, desafían el poder social
del adultocentrismo al exigir un reconocimiento al aporte que pueden generar
desde sus experiencias vitales distintas y se manifiesta en el discurso de
jóvenes que, a su vez, se materializa y formaliza a través de la acción social.

Resignifican aquella construcción social que los responsabiliza del cambio a


modo de ejercer control sobre sus vidas, internalizando aquel deber para

43
plantearse como actores sociales agentes de cambio que se diferencia de una
generación anterior y previa

7.4. Desafíos

Entender que las juventudes son conscientes de su complejidad, diversidad y


la importancia de sus voces en el debate público, resulta pertinente
preguntarse si ¿Es la participación la puerta de entrada a cambiar la forma en
cómo entendemos la juventud? Dicho esto, se puede plantear un desafío
disciplinar en el campo de la intervención e investigación de incorporar estas
voces invisibilizadas en instancias de participación efectiva como sujetos parte
de la sociedad en su presente, en su experiencia vital, aportar a la
deconstrucción de los prejuicios y desnaturalizar la visión pasiva de las
juventudes. Hay espacios particulares donde la conciencia generacional es lo
que suscita el actuar de los jóvenes como lo es el cambio climático, ya que se
cruza con un proceso histórico determinado por emergencia climática global
que requiere tomar acciones para incidir la crisis medioambiental.

Desde la disciplina, no se puede perder de vista la habilidad de negociación


que se desarrolla en los colectivos juveniles con la política institucional pero
también las tensiones que aparecen en sus prácticas que reproducen las
mismas lógicas de poder que le critican al discurso hegemónico así como
tampoco se pueden olvidar las condiciones en las que se desarrolló esta
investigación que no profundiza en las dimensiones institucionales y
antagonismos políticos que influyen en las experiencias de participación y
activismo (Angelcos, et. al. 2020).

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