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Revista psicoanalítica
publicada en Barcelona
bajo los auspicios de la
Escuela Lacaniana de Psicoanálisis
Difusión
Ediciones Paidós
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La Escuela Europea de Director José Manuel Álvarez López
Psicoanálisis es una asocia-
ción translingüística e Comité Ricard Arranz,
interregional, creada el 21 de redacción Myriam Chang Ramos,
de septiembre de 1990, Lidia López Schavelzon,
que tiene como objetivo Josep Sanahuja
promover el desarrollo del
psicoanálisis en Europa. Se
inscribe en el movimiento Redactor asociado Daniel Cena Reido
de reconquista del Campo
freudiano, lanzado por el
Dr. Jacques Lacan el 21 Responsable Luis Miguel Carrión
de la página web
de junio de 1964.
Asesor Jacques-Alain Miller
Con la fundación en mayo
del 2000 de la Escuela
Lacaniana de Psicoanálisis
y de la Scuola Lacaniana de
Psicoanalisi en mayo del Diseñador Carlos Rolando
2002, la EEP confirma su
vocación federativa.
La Escuela Lacaniana de
Psicoanálisis es miembro © de todos los artículos
de la Asociación Mundial incluidos en la revista
de Psicoanálisis (AMP). Freudiana es propiedad de
sus respectivos autores.
Quedan reservados todos
Freudiana es una revista periódica los derechos de su repro-
cuatrimestral. ducción.
La Orientación Lacaniana La era del hombre sin cualidades (7) Jacques-Alain Miller
Abstracts (159)
4
Freudiana 45, 2005, pp. 5-6
Uno de los temas más apasionantes EDITORIAL en la historia de la teoría y la técnica psicoanalítica
es, sin duda, el de su eficacia terapéutica.
Lo fue desde el primer momento, desde los mismos inicios del método hipnótico aplicado
por Freud y la decepcionada verificación de que los efectos terapéuticos obtenidos por ese
método, eran tan rápidos y sorprendentes como caducos en el tiempo: al cabo de un más o
menos breve periodo de franca mejoría la sintomatología regresaba como alma en pena a
los mismos lugares de donde abruptamente había sido desalojada…
La renuncia a la sugestión es el acto ético mediante el cual Freud inventa el método analítico
propiamente dicho.Y será a partir de este punto que veremos alzarse una tensión constante
entre lo analítico y lo terapéutico —al decir de Freud, entre el oro puro del análisis y el
cobre de la sugestión—, tanto en el interior de las elaboraciones teóricas y clínicas, como
en el seno mismo del movimiento psicoanalítico.Ya que si por un lado, Freud se encuentra
con poderosas fuerzas que se oponen al análisis conforme este progresa, e incluso conforme
va obteniendo espectaculares efectos terapéuticos, por el otro, en el seno del movimiento
psicoanalítico
Desde la aparición algunosdeldelegendario
sus discípulos propondrán
número recursos técnicos
1 de Freudiana hastayeste
clínicos para 45
número aumentar
que el
esa eficacia terapéutica, y de paso acortar lo más posible la
lector tiene en sus manos, han transcurrido 15 años. Han sido, por tanto, 45 númerosduración del tratamiento.
Así,
editadosnos cada
encontramos
uno de ellos concuidando
un Freudla que con relación
exposición a su propia
y el desarrollo práctica
de otros tantosclínica, se ve
argumentos
confrontado a un real que se opone de continuo a la labor analítica
teóricos y clínicos surgidos del interior mismo del dispositivo analítico y en éxtima conexión —pero con el que
finalmente se guía a modo de brújula en la dirección de la
con lo más actual de la problemática subjetiva de nuestro tiempo. Buen ejemplo de ellocura—, y con respecto a sus
discípulos
fue aquel número será el1que —amparándose
dedicado fundamentalmente en la aestructura
dos temas del quegoce,
siguenel formando
famoso factor
parte
económico— se alzará, como si de un representante
de la más candente actualidad: “Nosotros y la Muerte” y “Sobre el racismo”. de lo real se tratase, en contra del
siempre
Igualmente peligroso furor sanandi.
este Freudiana 45 expone y desarrolla otro argumento de plena actualidad,
Esa tensión, tensión de estructura,
al tomar como su eje central una amplia se prolongó
selecciónadelotrabajos
largo delpresentados
siglo pasado en labajo diversas
1ª Jornada
formas y rostros, hasta llegar hasta nuestros días en
“La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, deslocalización y exclusión social, los que sigue siendo motivo de
apasionados debates en todo el campo de la salud mental;
angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en Barcelona el día 7 de Octubre de máxime cuando con respecto al
síntoma se ha llegado a alcanzar tales cuotas de odio,
2005 con motivo del primer año de funcionamiento del Centro Psicoanalítico deque pocos parecen haber caído en la
cuenta
Consultas de que todo el inmenso
y Tratamiento arsenal Institución
(CPCT). terapéuticoque,que tal
se esgrime
y como ha para luchar su
señalado en Directora
su contra
yElvira
eliminarlo, no consigue sino hacerlo crecer y multiplicarse por doquier.
Guilañá, extrae su fuerza material:“De cada inicio de tratamiento, de cada demanda
Sin embargo,
de análisis nuestra política
suscitada, ya que sones otra
caday vez
se encuentra marcadapara
una enseñanza por launa orientaciónanalítica
comunidad lacaniana
en
muy precisa: la política del síntoma, una elección radical que trata
tanto se realiza desde una nueva perspectiva de la aplicación del psicoanálisis, desde la de orientarse a partir
del núcleo real
actualidad del síntoma en
del psicoanálisis de tanto imposible
orientación e ineliminable.
lacaniana en el siglo XXI, en la invención de
Las contribuciones contenidas en este
un nuevo espacio vinculado a la Escuela y abierto doble número de Freudiana
a lo social.asíLas lo demuestran.
condiciones Su de
eje central se articula alrededor de una selección de trabajos
funcionamiento del CPCT, la duración del tratamiento y su gratuidad ponen en juego expuestos en el Taller sobre
Efectos Terapéuticos de
estos significantes-amo delloPsicoanálisis,
social y movilizan y muestra
el deseocómo una práctica
del analista en elorientada
sentido delporacto
lo
real puede obtener efectos terapéuticos sin eliminar la singularidad propia
analítico y en el sentido de la ‘acción analítica’, en la apuesta sostenida día a día de incidir del sujeto en su
implicación
en las nuevasenformaslo sintomático,
del síntoma”.al mismo tiempo que, tal y como lo señala Jacques-Alain
5
EDITORIAL
El lector
Miller en podrá
su “Psicoanálisis
comprobar cómo y Sociedad”,
en cadapermite
uno deinterrogarnos
los trabajos presentados
desde el núcleoen aquella
mismo del 1ª
Jornada,
dispositivoenanalítico
cada uno de aquello
sobre los detalles teóricos y clínicos,
que consideramos en en
el Otro definitiva,
su dimensiónen cada unaesdedecir,
social, las
que dicha orientación
exposiciones de esa permite
praxis interrogarnos
tan singularsobre comolo lo
másesíntimo
al finyyloalmás cabo
extimo
la experiencia
del sujeto.
psicoanalítica,
En torno a eseseejeponen centralende juego los conceptos
los efectos fundamentales
terapéuticos de la orientación
y de esa interrogación sobreelaborada
el Otro,
yel transmitida por Jacques
lector podrá encontrar unaLacan; resultando
larga serie de ello
de trabajos efectos terapéuticos
fuertemente articulados sensiblemente
entre sí, sobre
diferentes
el pase y su a los que se nos
pasador, sobrevende con ese marketing
las terapias breves, sobredelaandar pordel
política casaanalista
de la psicoterapéutica
en relación al
actual.
bien y También
al mal, sobrese podrá apreciardecon
el abordaje lassuma nitidez en
emergencias cómoese dan respuesta,
pliegue abismalcadapor uno a sua
el que
veces transita
manera, a lo que
el ciudadano
nos atreveríamos
actual adellamar
las megápolis,
“la ideología
hasta
delllegar
número a poder
diabólico”
recrearse
—ideología
en una
que se figuras
de las ha apoderado
centralesdeentodos los sistemas del
la transmisión de gestión de la en
psicoanálisis salud—,
lenguaycastellana,
de la cual como
el lector
lo
fue eseleer
podrá singular
una extraordinaria
analista llamado arqueología
Ángel Garma.
en el texto de Jacques-Alain Miller, “El hombre
sin
Paracualidades”.
concluir, no dejaremos de señalar la enorme satisfacción de contar en Freudiana con
un excelente,
Desde otra vertiente,
a la parlosque
textos
delicioso
de la artículo
sección Temas
de PaulCruciales
Auster, enyelSíntomas
que lanzadeuna la Cultura,
reflexión
debaten
muy certeracon yargumentos
aguda sobre clínicos y epistémicos
las paradojas de la contra
economíaese up-date
de mercado deenla el
viejísima
régimenPsicología
capitalista
del
y laYo, ahora con
estructura delolor a refrito
sujeto conductista y recalentado con las nuevas técnicas de training
allí comprometida.
y management, como son las TCC; responden a la actual nosografía que borra el síntoma
en “beneficio” del trastorno y del síndrome; critican la concepción científica de la enfermedad
mental derivada de la alianza de la psiquiatría biológica con la psicología cognitiva; realizan
un recorrido clínico sobre el tormento de las modernas ciencias de la comunicación, es decir,
ponen el dedo en la llaga de lo “imposible de comunicar”; y trabajan con casos clínicos
sobre la construcción del equívoco y la concepción de la neutralidad analítica en la dirección
de la cura.
Freudiana no podía cumplir 15 años de existencia en el mismo año del aniversario del
sin par Don Quijote de la Mancha sin incluir un artículo sobre “Don Quijote autor
de Cervantes” del escritor Alberto Manguel y una reseña sobre el libro “Psicoanálisis
y arte de ingenio. De Cervantes a María Zambrano”, para brindar nuestro particular
homenaje a un autor y a su insigne caballero, Don Quijote, ejemplo extraordinario
—entre otras muchísimas cosas— de que lo más universal del sujeto es su más profunda,
íntima y muy saludable división.
6
Freudiana 45, 2005, pp. 7-41
Jacques-Alain Miller
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES*
Invectivas
Comenzaré por una lectura con la que me he entretenido durante estas va-
caciones. Se trata de una carta de Petrarca llamada “Invectivas contra un médi-
co”, que comienza así: “Quienquiera que seas que despertaste con tus
inoportunos ladridos a la pluma que yacía y al dormido —por así decirlo— león,
te darás cuenta de que una cosa es destruir con lengua ardiente ajena fama y
otra defender la propia con razón […]. Pero, ya que me fuerzas a lo que por mí
mismo nunca haría, es necesario que diga algo, para que por ventura de mi si-
lencio no goces, si menospreciando las cosas —como a veces mi ánimo que-
rría— callara; pidiendo perdón, no a ti sino al lector si dijera alguna cosa contra
mi costumbre, responderé a algunas de las cosas que dices. Porque dices tantas
cosas sin sentido, que quien las considerara dignas de respuesta podría ser con-
siderado con justeza mayor inepto y desdonado”.1
El contexto de esta carta de Petrarca es muy interesante: se trata del entorno
papal. Resulta que “en septiembre de 1351 Clemente VI cae gravemente enfer-
mo. El poeta le transmite un mensaje oral por medio de uno de sus allegados:
debía evitar confiar en muchos médicos y elegir sólo a uno. El Papa pide a
Petrarca que le escriba sus recomendaciones, fingiendo no haberlas compren-
* Texto y notas establecidas por Catherine Bonningue a partir de las lecciones del 14 y 21 de
enero y 4 de febrero de 2004 de La orientación lacaniana III, 6, enseñanza pronunciada en el marco
del Departamento de Psicoanálisis de París VIII y la Sección Clínica de París-Saint-Denis. Han
sido publicadas en francés en La Cause freudienne 57, Paris, 2004, con la amable aotoriazación de
Jacques-Alain Miller.
7
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
8
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
I. EL HOMBRE CUANTITATIVO
1. El invencible Uno
El registro
La polémica es necesaria, no hay que abandonarla en los lugares que con-
vienen, pero tratemos de comprender, de acuerdo con Spinoza: “No lamentes
ni te alegres, sed intelligere”. Querría entender qué es lo que ocurre, compren-
der el fenómeno del cual formamos parte para que podamos oponernos a él.
Hay que hacer una arqueología.
El registro, al cual parece adherirse unánimemente la mayoría del Senado de
la República —aún no está hecho—, se inscribe claramente en el mismo con-
texto que la ideología de la evaluación. Al igual que ella, el registro pone en pri-
mer plano el “devenir unidad contable” del sujeto. Hay un “devenir unidad
contable” que va más allá del Sr. Mattei, del grupo UMP del Senado y de otras
eminentes personalidades. Devenir unidad contable y comparable traduce de
manera efectiva la dominación contemporánea del significante-amo en su for-
ma más pura y estúpida: la cifra 1.
Este escritor profético que fue Robert Musil lo percibió muy bien cuando
su profunda reflexión sobre el pensamiento estadístico le condujo a intitular su
gran novela: El hombre sin cualidades.4 El hombre sin cualidades es aquel cuyo
destino es el de no tener más cualidad que la de estar marcado por el 1 y, a este
título, poder entrar en la cantidad. El secreto del título de Musil es que el hom-
bre sin cualidad es el hombre cuantitativo.
No hay necesidad de ponerse a desfilar para cantar: “Somos todos hombres
cuantitativos”. Todos somos cuantificables y cuantificados. Puede que no nos
guste, pero el modo actual, el modo contemporáneo de gestión de la sociedad
pasa por la cuantificación, incluso la hace reinar en exclusiva, puesto que el dis-
curso universal no tiene otras cualidades, otras propiedades que proponernos que
dominen el 1 del orden, el 1 que nos vuelve contables y comparables.
Lacan nos anunció que el significante-amo es el significante del amo, pero
amo y esclavo son categorías que han desaparecido del discurso jurídico, ya no
9
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
son más que recuerdos. ¿Por qué, me dicen, los psicoterapeutas no se registran
en las prefecturas si lo hacen los VRP*, los cartománticos y recientemente —de
manera discreta— los psicólogos? Se impone a todo el mundo registrarse en la
prefectura. Es el devenir prefectura del Estado.
De la misma manera que la esencia del significante-amo, antes revestido con
atavíos espléndidos, se extrae al devenir unidad contable, el Estado desnudo re-
vela que su matriz, como dijo Hegel, como retomó Lacan, es la policía. Al igual
que el significante-amo revela su esencia en la cifra 1; el Estado, al dirigirnos en
orden cerrado hacia las prefecturas, nos indica el pivote de su estructura. Que-
dan exceptuados de ello los médicos y psicólogos quienes, en cierta forma, ya
están registrados, y esto podrá hacerse extensible también, gustosamente, a los
psicoanalistas cuyos nombres figuren en los anuarios de las sociedades analíti-
cas. ¿Cómo se les reconocerá? ¿Cómo se les definirá? Vean los decretos de apli-
cación, pueden ser cualquier cosa.
El significante-amo como unidad contable es el más estúpido de los
significantes-amo que hayan surgido en la escena de la Historia, el menos poé-
tico, pero también —reconozcámosle— el más elaborado, ya que está vaciado
de cualquier significación. Conduce a algo que parece ser una necesidad de las
sociedades contemporáneas: el establecimiento de listas. Lacan lo había señala-
do para “l’âne-à-liste”** —este juego de palabras dio lugar al nombre de un
periódico que recientemente he hecho que volviera a aparecer—, pero es la so-
ciedad, el Estado, quien es este “l’âne-à-liste”. Él necesita listas, necesita poner-
nos en listas: ya se trate de pasajeros de avión, de cartománticos o de
psicoterapeutas, es el mismo principio. Esto no ha hecho más que empezar y
marcará —podemos apostar por ello en base a lo que ya sabemos— al siglo XXI,
que será el siglo de las listas.
Se trata tal vez de algo más profundo que aquello que se denuncia con el
nombre de mercantilización. Se habla del reino del dinero y se le opone valores
espirituales, humanistas. El dinero, el equivalente simbólico universal, sólo es una
forma, una realización del significante-amo contable. ¿Cómo evaluarles cuan-
* VRP son las siglas de “vendeurs représentants placiers”: viajante representante corredor. (Nota
de la traducción)
** En francés, “l’âne-à-liste”, literalmente “el asno con listas” suena parecido a “l’analyste”, “el
analista”. (N. de T.)
10
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
La escritura
Me pregunté de dónde venía la palabra “control”. Esto me permitió saber
que se trata de una palabra del siglo XIV. No he tenido tiempo de buscar con
más precisión pero puedo suponer que apareció o fue validada en los círculos
de la burocracia real en formación. “Control” viene de “contre-rôle”*, donde
“rôle” quiere decir “registro”, uno de los antiguos sentidos de esta palabra. El
“contre-rôle” es un registro doble que sirve para verificar un primer registro.
Por un lado, hay un registro, y por otro, hay un segundo registro que verifica el
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LA ORIENTACIÓN LACANIANA
12
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
13
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
2. Quételet
Ironía de las Luces
Me dije que podía aprovechar la investigación arqueológica en la que que-
ría embarcarme para darles a conocer, porque pienso que no se aprende en cla-
se a un gran espíritu, alguien que creo que es uno de los nombres importantes
en el inicio de esta cuestión del hombre cuantitativo: Quételet.
Tengo algo en común con Quételet y esto me llevó a interesarme un poco
más en él. Quételet era belga —no es mi caso— y profesor en la Universidad
de Gante, única universidad en el mundo que, sin duda por error, juzgó bien
nombrarme hace mucho tiempo honoris causa. En los agradecimientos que di-
rigí entonces a la Universidad de Gante cité entre los personajes augustos de esta
universidad a Quételet.
Quételet era astrónomo y tuvo la idea de aplicar, en la primera mitad del siglo
XIX, las concepciones y los métodos de la astronomía a las sociedades huma-
nas. Es el nombre más eminente en el origen del enfoque estadístico del fenó-
meno social, este enfoque estadístico que la epidemiología en la salud mental
nos propone.
Entre los siglos XVIII y XIX se produjo un cambio en el régimen de pen-
samiento. En el XVIII se acumuló de una manera muy entretenida —que siem-
pre me ha encantado y de la cual llevo el sello— una gran cantidad de
informaciones que describían sociedades distintas a las nuestras. En ello se pue-
de apreciar el mismo movimiento ya presente en Montaigne, quien buscó sus
referencias en los autores de la Antigüedad para mostrar la diversidad de las cos-
14
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
tumbres y las leyes humanas. Pero lo que se produce en el siglo XVIII es una
multiplicación de los relatos de viajeros, aventureros, misioneros. Se acumula una
gran literatura sobre la diversidad humana, la diversidad de hábitos, de usos y
costumbres, de religiones, de regímenes políticos, de leyes, y se comienza a ela-
borar de manera eminente. Piensen en El espíritu de las leyes de Montesquieu
que se prestaba a la agudeza: “El señor Montesquieu no hizo el espíritu de las
leyes sino el espíritu sobre las leyes”. Es muy injusta, pero señala que en el siglo
XVIII la acumulación de datos sobre las sociedades ponía de relieve la contin-
gencia, mostraba que nuestras costumbres no eran necesarias, nos invitaba a dis-
tanciarnos de nuestras prácticas, y ello estuvo marcado por cierto esteticismo.
En un pequeño speech en el teatro Hébertot,12 dije que los filósofos del siglo
XVIII, al creer en la unidad de la naturaleza humana, pusieron en el registro de
la comedia humana el hecho de que aquí se vista de una manera y allí de otra,
que aquí se gobierne de una manera y allá de otra diferente, que aquí se coma
esto y allí esto mismo esté prohibido. Si el hombre es uno, si hay unidad de la
naturaleza humana, la diversidad es una muestra de la comedia humana.
En el siglo XVIII la acumulación de estos datos comparativos introdujo una
postura irónica, en definitiva muy socrática y, podemos decir, muy psicoanalítica.
Fue una manera de desprenderse de las identificaciones y de aprender que no
estamos sólo nosotros, que hay otras maneras de hacer. Este enfoque tuvo un
efecto de disolución sobre el imaginario que rodea a los significantes-amo. Us-
tedes son cristianos, pero otros son musulmanes y otros adoran a los animales.
En el siglo XVIII se desechó la sustancia imaginaria, la carne imaginaria del
significante-amo que cayó hecha pedazos. Este momento de una ironía deliciosa,
al que me refiero siempre que puedo, constituye una etapa en el proceso hacia
la simplificación del significante-amo. Aparece su esqueleto: la cifra 1. La ironía
disolvente de las Luces constituye un momento del proceso histórico que con-
duce hasta el momento presente, en que reina el invencible 1.
Lo real social
El espíritu del siglo XIX es completamente diferente.Ya no es cuestión de
ironía, sino, si se quiere, del progreso del espíritu científico que avanza sobre estos
datos buscando construir regularidades. Podríamos decir que parte de la obser-
vación. Se encuentran regularidades en los nacimientos, las muertes, los matri-
15
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
16
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
amo. La población es otra cosa. Se trata de cuerpos, que están ahí, un conglo-
merado de cuerpos que nacen, viven, se acoplan, mueren y, eventualmente, se
agreden entre sí. En todos los escritos de este periodo se habla del nacimiento,
la muerte, el matrimonio, el crimen. “Población” es como “poblado”, pero so-
bre una extensión más vasta y considerado con un punto de vista bio-político.
Por otra parte, una de las palabras del discurso de un eminente epidemiólogo
que nos visitó, y que me hizo poner mala cara, fue la palabra “poblacional” muy
empleada en epidemiología. Le dije: “¡Cómo, hablan de ‘poblacional’!”. Me res-
pondió: “Yo no hablo así, son los quebequeses quienes lo hacen”. ¡No!, el pun-
to de vista poblacional está presente en el discurso estadístico desde el comienzo
del siglo XIX. No hay que excusarse.
Estadísticas
Me hubiera gustado citarles una obra del siglo XVIII que leí mucho hace
tiempo, en mi época de estudiante, Primer ensayo sobre la población,13 del eminente
espíritu que fue el reverendo Malthus. Él dio su nombre, injustamente, al
malthusianismo, al igual que el marqués de Sade dio lugar al sadismo y Sacher-
Masoch al masoquismo. Me hubiera gustado citarla e incluso volverla a leer desde
la perspectiva que me proporciona el asunto actual.
Hay dos tendencias opuestas que Lacan nos ayuda a situar. Por un lado, en el
siglo XIX hay una sociología que toma como principio las normas y las insti-
tuciones, las representaciones colectivas que se imponen, aunque no sea éste el
vocabulario que utilizan, a una población dada. Es la perspectiva de Emile
Durkheim a quien Lacan hizo referencia, porque, en efecto, nos da una repre-
sentación sociológica del gran Otro, un discurso hecho de creencias, de institu-
ciones que se imponen y estructuran una población. En este sentido Lacan, de
entrada, fue durkheimniano, al menos en su artículo de la Encyclopédia.14 Encon-
tramos allí esbozado lo que más tarde desarrollará como el orden simbólico. Pero
hay también otra sociología, aquella que triunfa en la epidemiología en salud
mental que no parte de arriba sino de abajo. No parte del gran Otro sino de las
acciones del individuo, de la multitud abigarrada de acciones individuales. Y
considera, por el contrario, que las normas e instituciones sociales resultan de
esta multitud de acciones individuales, por lo que busca, a través del cálculo es-
tadístico aislar las regularidades y partir de lo cuantitativo.
17
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
18
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
estéticos. Todo deviene negro a partir del siglo XIX porque estamos en este
contexto de criminalidad.
No he encontrado tampoco entre mis libros la gran referencia historiográfica,
el libro de Chevalier, publicado en 1955, Classes laborieuses et clases dangereuses,16
que ofrece un panorama de la época. Hablaré de él a partir de las notas que tomé
para mi examen de oposición a cátedra de instituto. Chevalier explica que el
inicio del siglo XIX está marcado por una voluntad de cuantificarlo todo, me-
dirlo todo, saberlo todo bajo la amenaza del peligro. Nosotros también lo esta-
mos. Revivimos el comienzo del siglo XIX con los medios del XXI.
En aquella época, como tenía tiempo para leer hacía lecturas curiosas. Hice
referencia al doctor Parent-Duchâtelet, un médico francés que en particular con-
sagró en 1836 una obra muy erudita, De la prostitution dans la ville de Paris…,17
en la que hacía estadísticas sobre las prostitutas parisinas. Es una obra de refe-
rencia para la estadística.
En Inglaterra pasamos por alto el papel eminente que jugaron los
utilitaristas, los alumnos de Bentham, y la creación en 1857 por lord Brougham,
un benthamniano eminente, de la Asociación de Ciencias sociales. Es la épo-
ca en que se crean las sociedades estadísticas —Quételet es todavía un inves-
tigador individual—, se forman equipos para reunir datos y tratarlos. Y en
Francia se comienza a publicar todos los años diversas recopilaciones de ci-
fras estadísticas. A partir de 1827 aparecen cada año datos cuantitativos sobre
los crímenes —los que son elucidados—, sobre los castigos que sufren los cri-
minales. Esta moda alcanzó su apogeo durante la primera mitad del siglo XIX
y, esto da alguna esperanza, decreció un poco durante la segunda mitad, pero
se mantuvo presente.
Antes de Quételet, algunos estudios ya habían observado regularidades es-
tadísticas en las variables demográficas, en particular, en las relativas a la morta-
lidad y la sex ratio en el nacimiento, que Lacan evoca en L’étourdit.18 Se hace un
estudio comparado del número de niñas y niños que nacen. Todos los campos
de la vida social se estudian de esta manera: el crimen, el suicidio, los nacimien-
tos adulterinos, la frecuentación de las iglesias, la frecuentación de la escuela, la
pobreza, incluso las donaciones filantrópicas. Se consagran a hacer anotaciones
y comparar los datos. Hay una obra de 1833 sobre la criminalidad que se inti-
tula Essai sur la statistique morale de la France.19
19
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
El hombre medio
Quételet, que escribió una obra llamada Le système social, pensó que iba a
fundar una ciencia nueva de física social. Promovió lo que, en mi opinión, ha
quedado como principio de la epidemiología en salud mental: la teoría del hom-
bre medio. Al estudiar las cifras sobre la talla de los reclutas militares se dio cuenta
de que ésta seguía una curva de Gauss y que los errores de observación coinci-
dían con la distribución normal de los errores de medida en astronomía. Con
estos datos sensacionales, verdaderamente inteligentes, planteó los principios de
una especie de astronomía social.
De la misma manera que se ha reconocido para el desplazamiento de los
cuerpos celestes la existencia, entre comillas, “de una fuerza de gravitación”, es
decir, que su órbita sigue una fórmula matemática, se debe dar lugar también a
una multitud de pequeñas fuerzas de perturbación que hacen que el cuerpo
celeste no se encuentre nunca en su lugar matemático. Hay siempre una ligera
perturbación, las observaciones astronómicas tienen siempre algo azaroso. A partir
de los cálculos se le busca en una zona determinada del cielo pero siempre se
encuentra un poco desplazado.
“Mi” Quételet planteó que, en el universo social y moral de las represen-
taciones del individuo, existe el equivalente a la gravitación y lo llamó “la in-
clinación”. Las inclinaciones obligan a una distribución normal según la curva
de Gauss. Él distingue la inclinación al crimen, la inclinación al suicidio o la
inclinación al matrimonio. Señala por ejemplo que el porcentaje de crímenes
es más elevado entre los hombres que tienen de veinte a veintinueve años. ¡Es
a esa edad que están en el top nivel para el crimen! Igualmente hay edades para
el matrimonio. Concluye que se pueden encontrar en el universo moral del
comportamiento del individuo las mismas leyes que rigen la mecánica celes-
te, pero que hay que tener en cuenta la existencia de pequeñas fuerzas de per-
turbación que hacen que el cálculo no sea nunca del todo exacto sino que haya
siempre un desfase.
Para él, estas inclinaciones son formas instintivas en relación con las cuales
la voluntad humana en el orden normal tiene una intensidad cero. Es una fuer-
za poco utilizada que sólo interviene como una de esas fuerzas mínimas de per-
turbación en relación a la regularidad orbital de las inclinaciones. Quételet
considera que la base de la estabilidad del orden social viene dada por el hom-
20
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
bre medio, esto es, por aquellas propiedades estadísticas que son estables en las
principales acciones humanas, en el matrimonio y en el crimen.
Esto fue ampliamente criticado. Un pre-sociólogo alemán, Drobisch, en La
statistique sociale,20 criticó al hombre medio como una ficción matemática abstracta.
Max Weber también se refiere a Quételet y critica esta voluntad de hacer un aná-
lisis astronómico de los acontecimientos de la vida, pero es sobre todo Durkheim
quien, a la vez que se refiere a Quételet, le opone un punto de vista distinto, el de
la exterioridad del orden social a los individuos, mientras que Quételet encuen-
tra el orden social en las regularidades de las acciones humanas.
El célebre estudio de Durkheim sobre el suicidio se inscribe en esta polé-
mica.21 Él hace un análisis mucho más fino que el enfoque global cuantitativo
de Quételet ya que distingue las tasas de suicidio según cualidades muy preci-
sas: según los grupos religiosos, el sexo, la profesión, la edad y el estatuto mari-
tal. Pero el aguijón y la motivación del famoso estudio de Durkheim se inscribe
en este contexto de Quételet. Se trata de una polémica con él, con su punto de
vista astronómico. Durkheim y Quételet están de acuerdo en muchas cosas.
Ambos son deterministas y plantean que, en el universo social, nada se produce
al azar sino que hay leyes que lo rigen. Incluso, Durkheim admite que se puede
definir lo normal y lo patológico sin ideal: lo normal es la media, lo patológico,
la desviación en relación a la media. Se trata de un punto de vista muy laico que
lleva a decir que el crimen es normal. Hay una regularidad del crimen, lo anor-
mal es cuando se dan más de la cuenta o no suficientemente. Cuando hay po-
cos crímenes es porque falta energía. Es lo que decía alguien como Stendhal:
cuando los italianos vivían bajo regímenes de principados se apuñalaban con
gallardía; pero cuando llegó la democracia perdieron el ardor. Constituye un
punto de vista extremadamente laico, pero se trata de la dictadura de la media.
Antes de venir aquí, para influir sobre la media del senador UMP, llamé a mi
amigo François Ewald y le señalé el estado desastroso de nuestra campaña parla-
mentaria. Me prometió hacer lo imposible. Seguidamente le dije: “Despidámo-
nos ya porque voy a hablar un poco de Quételet”. Estuvimos de acuerdo respecto
a la grandeza de Quételet.Y me dijo: “La teoría de Quételet instaló un perpetuo
juicio de la sociedad sobre sí misma”. Esto me pareció muy adecuado. En efecto,
la media es un ideal secretado por la estadística cuantitativa misma. No viene de
una prescripción, de un orden, son las cifras mismas las que les proporcionan un
21
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
II. EL OBJETO-MÁQUINA
1. Acontecimiento
Hold-up
Este curso nos conduce a preguntarnos cómo hemos llegado a esto. Hay un efecto
de “era más cierto aún de lo que pensábamos”. Por un lado, no hay de qué sorpren-
derse porque se había anunciado de todas las maneras posibles pero, por otro, cuan-
do pasa, cuando el acontecimiento se produce trae siempre consigo un elemento
de desconcierto, de perplejidad. La lectura que hice primero de lo que pasaba era
que se habían meditado los medios para reducir, asfixiar y hacer desaparecer el psi-
coanálisis; proyecto que al menos muestra que no se ha pensado que la evolución
simple de las cosas conduciría a ello, sino que era necesario darle un empujón.
¿Qué representa el psicoanálisis para merecer tal empresa?, ¿qué es el psico-
análisis para frenar esta empresa y para aparecer, al menos hoy, por el momento,
como un núcleo de resistencia a dicha empresa?
22
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
23
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
junto, en la media, asegurado por agentes que, por indignos que hayan sido de
los ideales freudianos, velaban mal que bien por la función. Estamos en un mo-
mento en que tenemos que plantearnos la pregunta de cómo seremos llevados
a llamarnos un día para continuar haciendo lo que queremos.
24
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
del siglo XX, “el asombro, el estrago, el lamento de filiación romántica de los
intelectuales, escritores y artistas ante lo que emerge como el hombre de las
masas”, decía Ortega y Gasset. Musil escribe que la influencia creciente de las
masas, de la mayoría vuelve a la humanidad cada vez más mediocre. Hay un
aumento de lo común de la civilización. Se cumple irresistiblemente un ascen-
so en potencia de los valores medios, de los valores medianos y asistiremos a su
triunfo. Es una versión de la muerte del absoluto, el remplazo del absoluto por
la media, es decir, por el cálculo estadístico, de tal manera que Musil puede de-
cir que lo verdadero es suplantado por lo probable.
Lo incomparable
Este es el marco, el contexto en el que surgió el psicoanálisis, que no había-
mos aislado. Lacan decía que la condición del acontecimiento-Freud fue la reina
Victoria. Es una manera gráfica, emblemática de señalar que fue necesario un re-
crudecimiento social de la represión para que se produjera lo que en este contex-
to debemos calificar como una liberación de la palabra. Lo vemos en las pacientes
de Freud, ellas encuentran a Freud y le forman para ser un interlocutor, alguien
que escuche lo que no se puede decir en ningún sitio. Dócil a su deseo de decir,
Freud se conformó poco a poco a esto que, para nosotros, de manera desencanta-
da, constituye la posición del analista, posición por la que lo que está reprimido
puede llegar a decirse de una manera distinta que por el simple retorno de lo re-
primido, puede decirse de manera que se resuelva. Freud preveía que las socieda-
des victorianas se desmoronarían y el psicoanálisis tendría algo que ver en ello.
Anticipaba en su famoso texto de 1910,27 que ya he comentado, una Aufklärung
social, el triunfo de las Luces en la sociedad que haría que lo que no podía decir-
se, mostrarse en los regímenes victorianos, pudiera abrirse paso.
En las sociedades en las que vivimos muchas cosas se han realizado ya en este
sentido. Es por lo que sugiero que el psicoanálisis no sólo ha sido posible o ne-
cesario en relación a la reina Victoria. El psicoanálisis apareció en la época del
hombre sin cualidades y nosotros no hemos salido aún de esa época. Entramos
en ella más que nunca, decididamente. Ninguna Aufklärung nos protege de ello,
ya que el reino del cálculo, al aproximarse con cifras y medidas al campo del
psiquismo, puede encomendarse también al espíritu de las Luces. ¡No hay que
tener prejuicios!
25
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
26
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
se, difundiéndose hasta los entornos de nuestro acto—, la del cuestionario. Quizás
nos queda aún un poco lejos, pero la próxima generación ya se formará en ella.
Yo lo aprendí con cierto espanto en los últimos días del año 2003 al leer la cir-
cular difundida por el Bulletin officiel de l’Education nationale del 11 de diciem-
bre. Gabriel, como el ángel Gabriel, Gabriel Chantelauze, me anunció que entre
el ministerio de Educación nacional y el de Salud habían tomado la decisión
de hacer que los niños de tercero* rellenasen, a partir del regreso a clase, cues-
tionarios de salud mental. Esto no es obra de un impulsivo, está meditado, fun-
dado en el pensamiento de la administración.
Al escuchar, al observar el debate que tuvo lugar en el Senado este lunes me
he alegrado de oír resonar en el hemiciclo —estas tripas de la democracia—,
una voz, la del Sr. Jean-Pierre Sueur senador y catedrático de instituto de gra-
mática que interpeló todo lo que pudo sobre lo desorbitada que podía ser esta
decisión.28 Si esto se hace, las generaciones que vienen serán formadas desde muy
temprano para pensar, para pensarse, en términos de cuestionario. No puedo
juzgar de antemano que el cuestionario será: “¿Estás triste alguna vez?”, y se
marque la casilla: nunca, raramente, un poco, a menudo, mucho, siempre.
La práctica del cuestionario tiene, sin duda, bases extremadamente com-
plejas. Con el barullo actual no he tenido tiempo de remontarme al nacimiento
del cuestionario, a la manera en la que tomó forma. Él cuestionario supone
interrogar al sujeto, darle la palabra, solicitarle, es decir, un movimiento opuesto
al de una medicina que prescinde cada vez más de la palabra del sujeto. Al me-
nos formalmente tiene alguna relación con el psicoanálisis. Se le dice “Hable”
o, más bien, “Escriba”. Se le invita a responder, pero cuando lo hace queda in-
sertado en un aparato de escritura, en un dispositivo que hace que su respuesta
sea necesariamente comparable con la de otro, ya sea la misma, diferente, esté
en la media… Esto servirá para saber que el 40 por ciento de los alumnos están
tristes de vez en cuando. El resultado o la ineptitud del resultado no es lo que
importa. Por el sólo hecho de situar al sujeto en un dispositivo de escritura,
se le priva de lo que tiene de único. Si rasga la hoja, si no responde, entrará en
el porcentaje de los rebeldes. Hay allí algo que no tiene exterior.
Llegará el momento quizás en que se quemen los cuestionarios y con ellos
la escuela, y se negarán a imprimir cuestionarios con casillas, porque estas pe-
* Cuarto curso del bachillerato francés. (N. de T.)
27
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
El behaviorismo
Entre los promotores de esta era, tenemos que situar en un lugar impor-
tante a Watson el creador del behaviorism, el “comportamentalisme” en fran-
cés.* Durante mucho tiempo sólo se dijo la palabra en inglés para poner de
relieve que “¡para nosotros no es importante!”, pero he retomado los textos
originales de Watson, la introducción a la segunda edición de su obra
Behaviorism.29 Él dice allí con todas las letras: “Si como psicólogo quiere se-
guir siendo científico, debe describir —¿qué quiere decir?— el comportamien-
to del hombre en términos que no son diferentes de los que utilizaría para
describir el comportamiento del buey que va a degollar”. Pueden ver que
incluso cuando me dejo llevar tengo referencias.
El cuestionario, que entraña una cadena significante, que les convierte en ca-
dena significante, es también la encarnación, la materialización de un lenguaje
que quiere ser unívoco. De ahí el cuidado con el que se establece el cuestiona-
rio para que pierda toda ambigüedad: la estandarización opera sobre el lengua-
je mismo y podemos ver que, de manera binaria, la práctica del cuestionario se
opone término a término a la práctica analítica, la cual, por el contrario, inten-
sifica la ambigüedad. El arte del análisis reside en que, en el contexto de la se-
sión analítica, cada palabra entrañe múltiples significaciones, que el analista tenga
como disciplina saber que no sabe lo que el paciente dice, que tiene que aprender
su lengua, el uso único que éste hace de ella. Esto sólo es posible a condición
* En castellano, “conductismo”. (N. de T.)
28
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
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LA ORIENTACIÓN LACANIANA
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LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
No nos piden gran cosa: “Háganos la lista” ¡Sólo eso! Pero lo que viene con esta
demanda es la invitación y, al mismo tiempo la promesa:“Conviértanse en máquinas. Serán
como máquinas”. Se promete, por ejemplo, que se les podrá reparar, reprogramar, se podrá
tocar el programa. ¡Así se introduce la gran promesa! Estamos con los bancos de órga-
nos pero ya se evoca, para cuando se sepa producirlos, los supermercados de órganos. Esto
estará en los expositores. Lo he visto representado no en utopías sino en proyecciones.
¿Qué se necesita para que en efecto se llegue a que, dando un paseo, se pueda ir y pre-
guntar: “¿cuánto cuesta este hígado?”. ¡Será el suyo! Se irán con él y todo esto se hará
felizmente.Todo lo que gira alrededor de la clonación gira alrededor del ideal máquina.
Para que esto se lleve a cabo es preciso haber sido reducido primero al estado de hom-
bre sin cualidades, hay que empezar por marcar las casillas. Cuando Lacan señala que este
real es incómodo, incluso insoportable, se trata de la definición misma de lo real como
imposible de soportar. Es la definición que Lacan daba de la clínica: “Lo real como lo
imposible de soportar”. En cierta manera, la clínica está por todas partes y como lo real
es cada vez más difícil de soportar asistimos a la promoción de la salud mental.
Adaptación
Hay ahí también una historia, una arqueología que hacer, pero tendrá que
esperar hasta días más serenos. Antes de buscar su arqueología captemos la lógi-
ca en juego. La salud mental es el ideal de un sujeto para el que lo real cesaría
de ser insoportable. Cuando se parte de esto no se encuentran más que trastor-
nos mentales, disfuncionamientos. Es preciso que la lengua, la nuestra, no se deje
ganar por el sintagma de trastorno mental. El concepto de trastorno mental lleva
implícito el concepto de salud mental, y ha deshecho las soberbias entidades
nosológicas heredadas de la clínica clásica. El trastorno mental es una unidad,
es algo que puede cernirse, ubicarse con el método de las casillas.
No es absurdo, tuve la ocasión de señalar de pasada que el concepto
lacaniano de sinthoma respondía a la misma exigencia de pasar por debajo
de las construcciones nosológicas para aislar unidades discretas de funcio-
namiento. El sinthoma es el trastorno mental considerado en tanto que se
extrae de él goce. Es más bien esto lo que les permite soportar lo real, lo
que les permite gozar de lo real.
¿Por qué no existía antes este ideal de salud mental? Tampoco existía la OMS.
Hay que interesarse por la OMS, la Organización Mundial de la Salud. Por lo
31
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
Un real de semblante
Lo real al que nos referimos aquí, ¿es lo real? Es un real en la medida en que
es imposible. Lacan dice. “Es lo real al que las personas pueden acceder”. Son
capaces de acceder a este real que han producido a partir del cálculo y la cifra, y
a partir de ello se hacen una vida infernal. Es un real “materializado” —Lacan
emplea este adjetivo. Es preciso comprender de qué materialismo se trata. Este
materialismo es también un artificialismo. Es lo que animaba la política discreta
de Lacan con Lévi-Strauss, que creía que la combinatoria de la estructura tal
como él la utilizaba, por ejemplo en relación con el pensamiento salvaje, que
esta combinatoria hecha de una complejización de relaciones binarias, reflejaba
la estructura del cerebro —él había escandalizado en su momento con esta con-
clusión—, e incluso reflejaba la estructura de la materia de la que era como un
doblete. Esto no es un materialismo artificialista, un materialismo estilo siglo
XVIII sino un materialismo primario.
Lacan oponía a esto argumentos que extraía del mismo Lévi-Strauss: no hay
sólo el mundo y la materia tal cuales, hay también el lugar donde las cosas se
32
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
dicen, que él llamaba la escena. Es preciso que el mundo suba a la escena y allí
quede apresado en una estructura distinta. Es lo que Lacan llamó el gran Otro.
El lugar del Otro es el lugar donde, cualesquiera que sean la estructura de la
materia, las leyes de la física e incluso de la estadística social, esto viene a decir-
se. Es sin duda por lo que, por otra parte, hay tantas referencias al teatro en la
obra de Lacan. El teatro es como el redoblamiento de la escena a la que el mundo
debe subir. El lenguaje impide reducir el mundo a la inmanencia. Por el hecho
del lenguaje la inmanencia es trabajada por la trascendencia, que es un efecto
del lenguaje. Esto es lo que traduce el grafo de Lacan en dos pisos: hay un más
allá del funcionamiento mismo del lenguaje, un efecto de trascendencia.31 Si se
separa el efecto de trascendencia, se obtiene la instancia de Dios Padre, se le
imagina como anterior y creador, mientras que para Freud y Lacan, Dios no es
creador, sino creado, creado por el lenguaje.Y si existe es como mucho con una
ex-sistencia, con una subsistencia a partir del lenguaje.
El mundo es reconfigurado por la escena según las leyes del significante. Se
trata de leyes propias, las del significante, distintas de las leyes físicas o estadísti-
cas. Lacan podía utilizar los mismos ejemplos de Lévi-Strauss. Hay el calenda-
rio cronológico pero ciertas fechas están cargadas de significación. Si dicen el 2
de diciembre, el 18 de junio, al menos en determinado contexto cultural, estas
fechas señalan, responden a otras funciones que tienen otra presencia, una ins-
tancia distinta que una fecha puramente cronológica.
Se puede ver al menos la imaginarización que se apodera de la cosa tal cual
es, pero un paso más allá la misma ciencia, a medida que opera sobre una rea-
lidad, la hace desaparecer. Lacan tomaba a partir del lenguaje, el ejemplo de
los elefantes en su Seminario I. La explicación científica de que sea lo que sea
no deja como residuo de aquello que se trata más que una combinatoria de
elementos significantes, volatiliza todo lo que podría de entrada engancharles
en la investigación y la sustancia misma de la cosa. La explicación del cientí-
fico hace desaparecer la causa para reemplazarla por la ley. La ciencia reem-
plaza la causa por el significante y conduce a la creación de semblantes. Lo que
prueba su eficacia es que pueda reproducir. Hay un efecto de reproducción
interno a la operación científica. Tal vez pueda decirse que este real que inva-
de y que no es lo real, que es tanto más opresivo e insoportable en tanto que
es un real de semblante.
33
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
Afirmación de sí
Vamos a parar a que no tienen el mismo régimen el significante, que es
universalizable, reproducible, desmontable, que pertenece en último análisis al
semblante, y el pequeño a, que no es universalizable sino que, por el contrario,
está marcado por la singularidad del encuentro. De ahí lo imposible de lo que
se escribe como S2 dominando al pequeño a y que constituye la línea superior
del discurso de la universidad, según Lacan, la imposible ambición de que el saber
domine al goce. Hay un amo escondido que es la decisión misma de instaurar
al significante como amo.
El resultado de la operación, y el resultado que se espera de este dominio del
goce por el saber, está encarnado en todos estos cuestionarios de salud mental.
No se trata de otra cosa que de dominar las turbaciones, las emociones, la sin-
gularidad de la experiencia, con un pequeño aparatito de saber ultrarreducido,
y cuyo producto es transformarle en un hombre sin cualidades, en un hombre
cuantitativo, esperando reunirles, pero eso es imposible, con el significante-amo.
¿Cuál es la clave de todas las terapias cognitivo-conductuales? Es algo que
se llama la afirmación de sí. Se tome por el bies que se tome, el elemento
de atracción de todas las terapias cognitivo-conductuales es la afirmación de
sí. Una vez que se ha hecho de usted un hombre sin cualidades se le con-
vierte en amo de sí mismo. La promesa llega lejos. Se le promete un poder
ilimitado sobre sí mismo.
Hay técnicas para eso. Me refiero a un manual que va por su tercera edición32
y está especialmente dirigido a personas que son víctimas de trastornos de las
competencias sociales. ¿Hay personas que no padezcan perturbaciones de sus
competencias sociales? Esto puede ir hasta los grandes tímidos; el problema es
que con los grandes tímidos es muy difícil hacer terapia de grupo.Voy a expli-
carles los principios, que sólo sirven si soportan la vida de grupo: “A menudo
se debe hacer preceder los grupos de afirmación por una fase de terapia de grupo.
Cunghi (1996) ha desarrollado un programa de terapia en un libro que propo-
ne una serie de ejercicios prácticos. Este método está en curso de evaluación”.
Este es el núcleo de las técnicas de afirmación de sí: “Las técnicas de afirma-
ción de sí preparan al sujeto a afrontar las situaciones sociales difíciles, tienen sus
raíces en una concepción democrática de las relaciones humanas y pueden
resumirse en siete mensajes principales”. Es preciso repetirlos con insistencia, a
34
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
35
LA ORIENTACIÓN LACANIANA
es el paso que sigue al que acabo de evocar. Los dos polos son la demostración y la
confianza, lo que sólo puede querer decir que estos colectivos-sujetos tienen rela-
ción con un Otro que es desconfiado por estructura, ante el que es preciso exonerarse
permanentemente, justificarse sin cesar por existir y funcionar.
El discurso de Laurent Schwartz del 10 de mayo de 1985 para la toma de
posesión del Comité nacional de Evaluación34 no habla de otra cosa que de
confianza, libertad, coraje, objetividad, transparencia. Asegura que el Comité de
Evaluación no ejerce un control policial. ¡Esto genera confianza! Pone de re-
lieve que para que sus colectivos devengan sujetos, la etapa más importante de
la subjetivación de lo colectivo es la autoevaluación. Leemos allí la recomenda-
ción de que, en un colectivo, se confíe siempre a una instancia específica, que
asegura permanentemente el pilotaje del colectivo.
Esto sólo quiere decir una cosa: se trata de dotar al colectivo de una cons-
ciencia de sí. Esta autoevaluación que se confía a una instancia que, permanen-
temente, pilota al colectivo, sólo puedo conceptualizarla como una consciencia
de sí objetivable en forma de un saber transparente y comunicable al Otro. El
resultado es que toda actividad del colectivo —y esto compete evidentemente
a los elementos individuales— debe doblarse permanentemente con el saber de
la actividad.Tienen una tarea que hacer, cuidados que distribuir, su actividad es-
pecífica en tanto colectivo debe redoblarse con la actividad de elaboración de
saber sobre esta actividad. Es aristotélico. Se trata de crear un alma al colectivo,
dotarlo de un alma. Podría incluso decirse —quizás por esto la evaluación ge-
nera tales entusiasmos religiosos— que esto forma parte del proceso de
conscienciación de la humanidad, en el sentido de Teilhard de Chardin. El co-
lectivo accede a la consciencia a través del proceso de evaluación. En términos
aristotélicos se dota a lo colectivo de un alma. En el horizonte, la autoevaluación
dota al cuerpo de lo colectivo de un alma que lo pilota.
36
LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
Notas
1. F. Petrarca, Invectives, Jerôme Millon, París, 2003, p. 45. Existe una traducción
al castellano: Invectivas o reprehensiones contra el médico rudo y parlero, Edizioni di
Nicolo, Messina, 2000.
2. Ibíd., p. 7.
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LA ORIENTACIÓN LACANIANA
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LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
8. http://www.prefecture-police.interieur.gouv.fr/documentation/reportages/
liaisons76/p20.pdf.
9. Cf. lección del 10 de diciembre de 2003, publicada en J.-A. Miller y J.-C.
Milner, Voulez-vous être évalué? París, Grasset, 2004. Existe traducción al castella-
no: ¿Quiere usted ser evaluado?, Miguel Gómez Editores, Málaga, 2004.
10. Cf. el informe del INSERM sobre Le dépistage des troubles mentaux chez les
enfants et les adolescents, publicado en diciembre de 2002, una síntesis de este in-
forme está disponible en el sitio del INSERM desde comienzos de 2003.
11. Cf. U. Beck, La société du risque. Sur la voie d’une autre modernité, París, Aubier,
2001. Existe traducción al castellano: La sociedad del riesgo. Hacia una nueva mo-
dernidad, Siglo XXI de España editores, Madrid, 2002.
12. Cf. P. Bauby, L’état stratège, París, Les Éditions ouvrières, coll. Portes ouvertes, 1991.
13. Cf. J.-A., Miller, “La ironíe des Lumières”, dossier “Théâtre Hébertot,
10.11.2003: La question des Lumières”, en La règle du jeu 24, enero de 2004.
14. Cf. T. R. Malthus, Essai sur le principe de population (1798), París, Garnier-
Flammarion, 1992. Existe traducción al castellano: Primer ensayo sobre la pobla-
ción, Alianza Editorial, Madrid, 2000.
15. Cf. J. Lacan,“Les complexes familiaux dans la formation de l’individu” (1938),
Autres écrits, París, 2001, pp. 23-84. Texto publicado por primera vez en el tomo
VIII de L’encyclopédie française. Existe traducción al castellano: La familia,
Argonauta, Barcelona, 1978.
16. Cf. J. Lacan, Le Séminaire, Livre XX: Encore, París, Seuil, 1973. Existe traduc-
ción al castellano: Seminario XX: Aún, Paidós, Buenos Aires, 1992.
17. Cf. L. Chevalier, Classes laborieuses et classes dangereuses, à Paris, pendant la première
moitié du XIXe siècle, Plon, coll. “Civilisation d’hier et d’aujourd’hui”, 1958.
18. Cf. A. Parent-Duchâtelet, La prostitution à Paris au XIXe siècle, París, Seuil, 1981.
19. Cf. J. Lacan, “L’étourdit” (1973), Autres écrits, op. cit. p. 460.
20. Cf. A.-M. Guerry, Essai sur la statistique morale de la France, París, Crochard, 1853.
21. Cf. M.W. Drobisch, Die Moralische Statistik und die Menschliche Willensfreiheit,
Leipzig, L.Voss, 1867.
22. E. Durkheim, Le suicide, París, PUF, Quadrige, 2002. Traducción al castella-
no: El suicidio, Losada, Madrid, 2004.
23. Cf. lección del 10 de diciembre de 2003, publicada en Voulez-vous être évalué?,
op. cit.
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LA ORIENTACIÓN LACANIANA
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LA ERA DEL HOMBRE SIN CUALIDADES
jam@lacanian.net
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42
Freudiana 45, 2005, pp. 43-46
43
LA ESCUELA HOY
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EL DERECHO AL PSICOANÁLISIS
toda la Escuela, pero que la haya no basta, y es por eso que hoy estamos aquí
para analizarla.
En todo análisis, el factor cuantitativo es fundamental: es en RSI donde Lacan
dice que el número tiene que ver con lo real. Escucharemos los datos, sabiendo
que no se evalúa el CPCT como una empresa, o sea, mediante una cuenta de re-
sultados y su traslación en beneficios. En el CPCT los beneficios son claros, pero
son de otro orden. Primero están los beneficios para los analistas: un dispositivo
que altera el convencional del gabinete privado del analista, obliga a manejarse de
forma diferente. La ganancia de saber es incuestionable. Está, además, el beneficio
del lazo social intra-nos, la posibilidad de reforzar la affectio societatis entre aquellos
que han querido poner su tiempo y saber a disposición de esta causa.
Pero fundamentalmente está la demostración para toda la Escuela de que
vosotros queríais lo que decíais desear. Se dio un paso al frente en su momento,
y después vinieron muchos pasos más, tantos como han sido necesarios para
desplazarse hasta el Centro día a día y sostener esta experiencia ad honorem.
Esta Jornada es la puesta a cielo abierto de lo hecho, pero es también el paso
del anonimato del trabajo realizado a la exposición con nombres y apellidos. Ha-
blaremos de la experiencia, pero, como Presidente de la ELP, lo que más me im-
porta es deciros algo que probablemente sabéis muy bien, pero que no por ello
debe quedar en silencio: la ELP está muy pendiente de vuestra experiencia.
El CPCT de Barcelona no es sólo la apuesta de los colegas de Cataluña, era
y es una prueba para el resto de la Escuela, la prueba de que la experiencia era
y es posible si deseo, inteligencia y trabajo se anudan en el empeño de sacar el
proyecto adelante.
La ciudad de Barcelona, y más genéricamente la comunidad de Cataluña, se
beneficiarán de vuestro trabajo en tanto analistas, pero la Escuela también, por-
que si esta experiencia fracasara, ¿cómo podríamos hacer serie? No digo que fuera
imposible, pero sí digo que sería muy difícil. Resalto el término de serie por-
que de hacer serie se trata, ya que la Escuela y el discurso que la anima, están
llamados a sostenerse allí donde haya analistas que quieran ponerse en cruz frente
al avance de las técnicas de la ingeniería de la conducta, que nunca fueron clí-
nicas y nunca podrán ser éticas.
Decía Santa Teresa que en tiempos de crisis no es bueno hacer mudanza. Sea,
pero los nuestros no son tiempos de crisis sino de acoso por parte del Otro. De
45
LA ESCUELA HOY
Notas:
1. J.-A. Miller, “Les contre-indications au traitement psychanalytique”, en
Mental 5, 1998, p. 14.
mafeba@arrakis.es
46
Freudiana 45, 2005, pp. 47-48
Enric Berenguer
CURAR POR EL DESEO
47
LA ESCUELA HOY
enricberenguer@gmail.com
48
Freudiana 45, 2005, pp. 49-51
Anna Aromí
SÍNTOMAS ACTUALES
Ocurre que hay profesionales que no quieren escuchar los índices del suje-
to, que se resisten a admitir que enfrente de ellos hay una subjetividad, que el
caso del que se ocupan no se puede reducir a datos y cifras tratables
estadísticamente. No pueden, no quieren, o no saben reconocer esos índices
porque entonces tendrían que hacer algo. Poner algo de su parte.
Así ha empezado el siglo. Con un cambio de paradigma. El mundo ya no
ama las preguntas ni a las gentes que se comprometen con ellas, sólo las acepta
si se presentan en términos de “problema”, de problema matemático, en el sen-
tido de que todo problema debe poder resolverse, debe encontrar su solución.
En el fondo es el colmo de un autoritarismo encubierto, que dice: usted sólo
puede tener un problema si el sistema ya tiene la solución. Si no, no existe.
Este cambio de paradigma, tan claramente explicado por Jean-Claude
Milner, 1 ha traído consigo una nueva figura del amo: los gestores, los
evaluadores. Ellos no son nuevos, lo nuevo es que hoy mandan, casi comple-
tamente, en solitario y sin control.
Esta hegemonía de la gestión ha producido a su vez un fenómeno nuevo: hoy
apenas hay espacio para ejercer las profesiones llamadas “sociales”, las que ejer-
cen los educadores, los juristas, los trabajadores sociales, los médicos… y los psi.
Donde antes existían el espacio y el tiempo para el acto de cada uno de es-
tos profesionales, hoy —de forma más o menos encubierta— es el discurso de
la gestión y de la eficacia quien decide. Por ejemplo, cuando un Estado se pone
a tomar las decisiones en nombre de esa aberración ética llamada “déficit cero”.
49
LA ESCUELA HOY
Pero, sin ir tan lejos, eso también opera cuando cada uno se “autocensura” y
acepta lo que siente que no debería aceptar, al menos pasivamente.
Hoy la responsabilidad profesional (con lo que tiene de riesgo y de inven-
ción) ha sido colonizada por el discurso de la evaluación.2 Ese es un síntoma
actual que nos afecta como profesionales y como ciudadanos.
Frente a esto, la orientación lacaniana responde entablando una conversación
permanente con cada ciudad. Una conversación laica, esto es sin fundamentalismos,
pero sin renegar de los fundamentos de la condición humana, sus grandes preguntas
sin respuesta: sobre la vida y la muerte, sobre el amor y el sexo. Es una conversa-
ción que culturiza a quienes participan en ella. Y no hay medicamento más
entusiasmante que estas preguntas, porque en el hueco que ellas albergan es don-
de caben las invenciones de cada uno y es donde tomar los riesgos auténticos,
incluso los que no acaban bien, siempre tiene su reconocimiento.
Por eso decimos que el tratamiento del CPCT es corto, no porque se ter-
mina cuando se cumple un número de sesiones sino porque en él se ha trabaja-
do una pregunta,3 una sola, que se podría resumir así: cómo cada uno consiente
en hacerse sujeto de la condición humana.
El tratamiento del CPCT consiste en abrir esta puerta de las preguntas
sin respuesta justo hasta donde cada situación lo requiere, no más, y luego
cerrarla. El paciente, con la mejoría encontrada, se lleva esa llave preciosa.
Después podrá ir a buscar, o no, el manual para usarla que no es otro que su
propio inconsciente.
Notas
1. Jacques-Alain Miller y Jean-Claude Milner, Voulez-vous être évalué? Entretiens
sur une machine d’imposture, Grasset, París, 2004.Ver del mismo autor: Jean-Claude
Milner, La politique des choses, Navarin, París, 2005.
2. Esta idea se comentó en la IIa Jornada del CPCT de la rue Chabrol,
Psychanalyse et precarité, realizada en París el 1 de octubre de 2005.
3. La frase, pescada en la IIa Jornada del CPCT de la rue Chabrol, es de Yasmine
Grasser.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
50
SÍNTOMAS ACTUALES
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
a.aromi@ilimit.es
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Freudiana 45, 2005, pp. 53-57
Vicente Palomera
SÍNTOMAS NÓMADAS
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LA ESCUELA HOY
mana, en un estado de gran urgencia (el CAP que lo derivó hacia el CPCT no
la podían atender hasta un mes después), pudiera en cinco encuentros tomar una
decisión importante.
En la primera entrevista me aclararía que, siendo hija de madre soltera, tras
su nacimiento había sido alojada en una Pflegefamilie (familia de adopción).* A
los dos años y medio, tras un segundo embarazo de la madre y del nacimiento
de su hermana (hija del mismo padre), los padres decidieron vivir juntos. El padre
era conductor en una empresa de trasportes. Justamente ella ha intentado sin
lograrlo hacer funcionar una empresa en Barcelona encargada de organizar la
“relocalización” (relocation) de individuos y familias de su país u otros países
europeos en nuestra ciudad. La empresa nunca llegó a funcionar bien. La creó
con una amiga, quien aportó un pequeño capital y que, tras el fracaso, se sepa-
raron. Angustiada y sin demasiados recursos, requiere ser atendida en la urgen-
cia. Así le dije: “Also, Ihr Zustand verlangt besondere Pflege” (“Entonces, su estado
requiere cuidados especiales”). Lo cual tuvo un efecto automático de reducción
de la angustia, que dará paso a un llanto y un reproche por el hecho de haber
sido separada de su familia adoptiva. Le hago observar que todo esto está muy
vivo todavía.
En nuestro segundo encuentro, se trata de la repetición. Para mi sorpresa, nada
más sentarse, me dice: “He visto que en mi vida siempre se repiten tres cosas”:
en primer lugar, siempre se encuentra siendo la “quinta rueda” del coche (“Ich
bin das fünfte Rad am Wagen”, es decir, “soy la rueda de repuesto”); en segundo
lugar, la relación con los hombres nunca pasa de los 2 años y medio, y ellos siem-
pre son adictos al alcohol; y, en tercer lugar, siempre acaba con el sentimiento
de ser excluida en relación a las mujeres. Le indiqué que la cifra de 2 años y medio
era también una repetición: exactamente los años que estuvo en la Pflegefamilie,
los que la separan de su hermana y el tiempo que tardaron sus padres en deci-
dirse a vivir juntos. Le propongo que trabajemos hasta llegar a una quinta se-
sión. Ella está de acuerdo.
Podemos decir que siempre la repetición conduce a una operación de reduc-
ción que ya implica una primera formalización del pathos de esta mujer. En ver-
dad, es ella misma quien, en la segunda consulta, produce inopinadamente esa
operación de reducción que es la esencia de lo que se apuntaría en un análisis.
*Pflegen: cuidar (de), atender (a). Por ejemplo, “einen Kranken pflegen”: atender a un enfermo.
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SÍNTOMAS NÓMADAS
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LA ESCUELA HOY
dedicarse a esta profesión, hasta tal punto que siente que no debería estar allí,
en la Facultad universitaria junto a sus compañeros de promoción. Últimamente,
cuando está con ellos atisba en sus miradas una acusación: “¿Pero tú qué estás
haciendo aquí?”, que no sabe explicar. La culpabilidad esta bien articulada a cier-
tos reproches que él se hace y la demanda imaginada en los otros toma la for-
ma de un “Yo no tendría que estar allí”, en la Universidad.
A renglón seguido, empieza a desgranar varias dudas sobre su ser: no sabe si
es homosexual o heterosexual; si es loco o no (un abuelo paterno se suicidó tres
años antes de nacer él). Finalmente, dudas de su amor por su novia.
Antes del primer encuentro, había ordenado una serie de recuerdos que relata
ordenadamente. Primero, las obsesiones que le asediaban a los 7-8 años en el
momento de su Primera Comunión: pensamientos blasfemos, en el encuentro
con las imágenes religiosas y la vergüenza. Segundo, una obsesión por las más-
caras. A los 7 años, empezó a tener la obsesión de que iba a ser abandonado: su
ciudad estaba llena de agujeros, trampas y pasillos por donde sus habitantes se
escaparían y lo dejaban solo. Miraba a sus padres y se decía que no eran sus pa-
dres, sino otras personas que llevaban una máscara. Se fijaba si se apreciaban los
cordeles de las máscaras en el cuello.
En esta primera entrevista, me cuenta un último recuerdo. Debía tener unos
3 años, se encontraba solo en casa y su madre había acompañado a su hermana,
cuatro años mayor que él, a la escuela. En el recuerdo él se sitúa en el alfeizar de
una ventana del piso superior de su casa mirando a la calle. La gente al advertir
su presencia hacían signos de su inquietud ante la situación. Después, una gran
sensación de vergüenza le invadió cuando una tía paterna le preguntó repeti-
damente “Pero, ¿en qué estabas pensando cuando estabas en la ventana?”. Apro-
veché entonces para decirle que en ese recuerdo de la ventana se hacía presente
lo que él había traído: “¿Qué estaba haciendo allí?”.
Vuelve a la segunda cita, habiéndose apaciguado su estado de angustia pero
sumamente interesado por comunicarme que, si bien él es muy intranquilo, su
angustia había surgido cuatro meses antes coincidiendo con el fallecimiento de
su abuela paterna y al ir a vivir junto con su hermana en el mismo piso, recién
comprado por los padres. Para ser breve, señalaré que toda la coyuntura de la
angustia apuntaba a la naturaleza del goce en juego. De la certeza del sujeto que,
al encontrarnos se situaba del lado del fantasma, ahora empezó contornear algo
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SÍNTOMAS NÓMADAS
del objeto causa de su deseo. Este “no debería estar allí” —viviendo con su her-
mana— le dio la oportunidad de hablar del desplazamiento a otros “no tener
que estar allí” que se han repetido en su historia. Juan me hablará entonces de
haber podido tomar dos decisiones. Una que concierne a la búsqueda de un
nuevo alojamiento y, la segunda, una decisión que le facilita el finalizar su ca-
rrera universitaria este mismo año.
Este caso pone de manifiesto cómo un signo puede abandonar bruscamente
la cadena a la que pertenecía, para ir a insertarse en otra que nada tiene que ver
con la precedente, con su cadena original. La nueva significación que se despren-
de coge al sujeto por sorpresa.Todo esto nos muestra que la escritura del síntoma,
moderno o no, puede analizarse en función de estos bruscos injertos.
Para terminar, este caso pone de manifiesto que a través de estas consultas
este joven pudo hacer una primera lectura de su alienación en las redes del fan-
tasma. En el Seminario sobre La lógica del fantasma, Lacan definió el fantasma
como un cortocircuito, es decir, como un “aparato de conducción por donde
se sustrae en cortocircuito un goce” (J. Lacan, Autres écrits, pág. 327).
Si para el neurótico, el fantasma se reduce a la pulsión, es decir, la demanda
del Otro toma función de objeto en su fantasma, este sujeto nos enseña que la
ventana sobre lo real del fantasma estaba obturada por la demanda. No se ha
necesitado todo un análisis para que él haya atisbado que esa demanda era una
demanda que él suponía al Otro. Ahora bien, sí se requeriría de un análisis com-
pleto para saber que es una demanda que él demanda que el Otro le dirija.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
vpalomera@ilimit.es
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Freudiana 45, 2005, pp. 59-62
Marta Serra
LA ADICCIÓN A LA FELICIDAD
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LA ESCUELA HOY
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LA ADICCIÓN A LA FELICIDAD
Ese alguien podría ser Dolores que acudió al CPCT buscando el alivio que
no había logrado con los ansiolíticos. Ella está triste, muy triste y también can-
sada, muy cansada de vivir para satisfacer a los demás, siendo esos demás, esen-
cialmente, sus padres.
El malestar que describe no es puntual ni debido a un encuentro fortuito
con algo nuevo, su malestar hace años que la acompaña. Sin embargo, la vida
que relata parece envidiable: estudia y trabaja media jornada, convive con sus
padres que cubren todas sus necesidades y también todos sus caprichos, tiene
buenos amigos y disfruta de toda la libertad que sea capaz de utilizar.
¿Cuál es su queja? Estar atrapada en el medio de la pareja parental, no poder
escapar a la influencia de sus padres, acabar siempre haciendo lo que ellos le
indican o aconsejan tanto en lo que respecta a las decisiones sobre su presente
como sobre su futuro.
Y otra queja más, los años pasan y ella no logra acabar sus estudios. En cada
curso lectivo debe invertir tres años y no parece que vaya a ser capaz de llegar
al final: “No soy tonta, entonces, ¿por qué, si deseo acabar, no logro ponerme a
estudiar en serio?, ¿por qué no puedo acabar lo que otros acaban?”
La última frase que enunció en nuestro primer encuentro la sorprendió: “Soy
feliz pero estoy triste”.
En las siguientes entrevistas desgranó la primera parte de su afirmación: soy
feliz, y localizó claramente como el “estar atrapada entre sus padres” era la rea-
lización, la satisfacción cotidiana de un anhelo infantil. Ella fue el único vástago
de la pareja que no dormía en la casa familiar, “porque no había sitio”, por tan-
to, las pocas veces que logró quedarse a pasar la noche fue ocupando el lugar
central de la cama parental.
El “estar entre sus padres” había sido un deseo consciente en su infancia que
ahora, simbólicamente, se satisface a diario. Es ese sujeto infantil que la habita
quien puede afirmar, cada día, a cada instante: “soy feliz”.
Llegada a este punto no le fue difícil relacionar su fracaso en los estudios con
el discurso que su padre siempre ha sostenido: “Mientras estudies no debe ha-
ber otra preocupación, ni amores ni responsabilidades. Nosotros nos hacemos
cargo de todo”.
Instalada en la imposibilidad de diplomarse, esquiva la compleja problemática
de ubicarse como mujer frente a un hombre y como adulta frente a la sociedad.
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LA ESCUELA HOY
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
serrafrediani@telefonica.net
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Freudiana 45, 2005, pp. 63-68
Hebe Tizio
MIGRACIONES Y EXCLUSIONES
El tema que he escogido para hacer esta presentación lleva por título “Mi-
graciones y exclusiones” y aborda algunas de las aportaciones que puede hacer
el psicoanálisis para pensar la cuestión de la inmigración y los efectos de exclu-
sión social. El plural sirve, en este caso, para señalar que hay modalizaciones en
los dos términos que los particularizan en cada momento y lugar.
Migraciones
Las migraciones son los movimientos que realizan los seres humanos despla-
zándose de un lugar a otro. Las migraciones son consustanciales a la humanidad
y no está de más en estos tiempos recordar que, como lo han probado los estu-
dios de ADN, todos somos africanos emigrados y venimos de la misma familia.
Allí donde la arqueología encontró su límite, la genética desenterró la escritura
oculta en los genes.
Estructuralmente la migración conlleva dos movimientos: salida de un lugar
como emigrante, llegada a otro como inmigrante. Entre esos dos significantes
emigrante-inmigrante se juega para cada sujeto su integración, es decir, sus identi-
ficaciones y el lugar que pueda tener su modo de goce y su saber hacer con eso
en un nuevo contexto.
La cuestión es la interpretación que de esos dos lugares hacen el migrante y la
sociedad, de los ideales y expectativas y de las políticas de integración. Hoy sólo
se habla de inmigración lo que implica una lectura desde el lugar de llegada. Como
lo ha precisado Delgado (2002), el significante “inmigrante” puede funcionar como
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LA ESCUELA HOY
un estigma cuando se mantiene a través del tiempo, señalando que el otro es ex-
tranjero a perpetuidad. Extranjeridad que puede atravesar las generaciones, “hijo
de inmigrantes”, “nieto de inmigrantes”… Es una de las formas actuales de la
exclusión social pues el significante inmigrante no se aplica nunca a personas cua-
lificadas tanto por profesión o posición social. Aunque a veces es el sujeto mismo
el que se ubica como eterno inmigrante, no se integra pero tampoco regresa y
queda como atrapado en un estado crónico de provisionalidad.
Este uso del término inmigrante tiene una función precisa en el vínculo social.
La extranjeridad permanente del otro enmascara la propia división subjetiva, la
propia extranjeridad. El otro se opone así a un nosotros familiar, los semejantes,
los de “aquí”…
El plural migraciones indica que hay diferentes tipos que son producto de
distintos discursos como lo es hoy el de la globalización. Las marcas de este dis-
curso en el desplazamiento de sectores poblacionales es lo que se llama diversi-
dad. En muchos casos lo que desde el discurso neocolonial se consideraba
“exótico” hoy da base a la “diversidad”, de un término a otro hay, entre otras
consideraciones, los parámetros de lejanía y proximidad.
A esa diversidad se la reduce con el significante “multicultural” que da cuenta
de otra forma de discriminación. Para Bauman (2003, pág. 126), el
multiculturalismo sería la nueva indiferencia respecto a la diferencia. Zizek (1998,
pág. 172) precisa que con ese término se ubica al otro como una comunidad
cerrada frente al cual se toma distancia. De esta manera quien discrimina se
adjudica una supuesta posición universalizada, la suya sería “La cultura”, dado
que la multiculturalidad se aplica a los otros. El supuesto relativismo del “cada
uno con su cultura” es un enunciado segregativo que veda la posibilidad de in-
tegración en la cultura de acogida.
Exclusiones
En el proceso de socialización el sujeto es fundado como excluido de sí, es
decir, lo más íntimo le está vedado por la vía del acceso directo, se trata del in-
consciente y de su modalidad de goce. El ser humano es así un sujeto dividido
entre su inconsciente y su yo, entre sus apetencias y la conveniencia social. Es
por eso que el autoanálisis encuentra su límite dado que hay que pasar por el
Otro para producir un saber sobre sí mismo.
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MIGRACIONES Y EXCLUSIONES
Lo más íntimo deviene éxtimo, es decir, somos extranjeros para nosotros mis-
mos. La interpretación del inconsciente y los sentidos socialmente compartidos y
tramados en una lengua, hacen de amortiguadores al sin sentido radical sobre el
que se asienta la existencia. La respuesta a la propia extranjeridad está dada por el
vínculo social y las distintas formas de reconocimiento y la modalidad de goce.
Así, la lengua, el sentido común, los gustos, las tradiciones hacen el campo
donde el sujeto se reconoce y es reconocido. Está anudado a una cultura bajo
el modo de lo familiar que aparece como natural. Pero la verdadera identidad
del sujeto está dada por su modalidad de goce que siempre retorna bajo las dis-
tintas formas sintomáticas.
¿Por qué se asocia “inmigración” a exclusión social? Primeramente tendría-
mos que definir qué entendemos por exclusión social dado que se ha transfor-
mado en un significante para todo uso, un verdadero cajón de sastre. En realidad
se trata de una construcción discursiva que intenta interpretar lo real de la épo-
ca que genera malestar.
Como señala Karsz (2004, pág.144) “La exclusión social concierne a los funda-
mentos de la existencia individual y colectiva, al ser-juntos tanto como al ser a secas. Radical,
ella interpela la raíz de los seres y las sociedades, su tronco, aquello que los sostiene, aquello
a lo que se aferran.”
Toca los fundamentos de lo social, lo que hace “común-unidad” produciendo
una fractura que afecta el vínculo social. Los sujetos que se hallan en situacio-
nes de precariedad pueden ser, por esa fragilidad, los más afectados. De allí la
importancia de ofrecer un lugar donde esas personas puedan encontrar ayuda.
Pero también hay que señalar que la categoría exclusión social requiere la
lógica del inconsciente (Karsz. pág.191), se articula a una movilización
fantasmática y descubre la exclusión estructural del sujeto.
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LA ESCUELA HOY
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MIGRACIONES Y EXCLUSIONES
A veces esto refuerza el recurso al gueto, quedarse con los iguales, o la adap-
tación excesiva para suturar la diferencia. El riesgo de estas situaciones es el re-
chazo mutuo de comunidades, a veces las más desfavorecidas. De allí que nunca
se hablará lo suficiente de la importancia de las políticas de integración, sobre
todo porque quienes corren más peligros suele ser lo que se llama la “segunda
generación” a caballo entre dos culturas. Los adolescentes son una franja de cen-
tral importancia y comenzamos a ver los casos de bandas rivales, fenómeno ya
ubicado en los años 50 años en EEUU. (Cabe recordar West side story de 1961).
Los sujetos buscan un lugar y esa identificación a grupos de los países de ori-
gen habla claramente de la falta de un lugar local.
El sujeto busca un lugar en el Otro. Pero, ¿a qué Otro se dirige? La diferen-
cia de los dos lugares que se hallan en juego en la migración implica un cam-
bio de Otro. Ese Otro puede ser los Latin King o la Mara X y los sujetos se hacen
“ser” con sus marcas, buscan ser reconocidos por ellas en el lugar de acogida en
la lucha contra otros.
Sin duda que un cambio de lugar trae siempre malestares, basta pensar sim-
plemente en la mudanza de casa, pero eso no quiere decir que obligadamente
esos malestares se transformen en síntomas que requieran de una consulta.
Como se señalaba más arriba, hay una tendencia a pensar que los aconteci-
mientos por sí mismos son traumáticos. Sin embargo lo que aporta el psicoaná-
lisis es que un acontecimiento no es traumático per se. Efectivamente, algo deviene
traumático cuando toca el trauma originario, cuando reduce al sujeto a la di-
mensión del objeto. La migración no es traumática per se lo son sus condicio-
nes cuando producen desestabilizaciones subjetivas.
Desde la clínica aparecen en primer lugar las interpretaciones que se han
construido para el sujeto de los dos lugares: un lugar que se deja aunque sea por
dificultades económicas y otro que aparece como un ideal, en ciertos casos hay
algo también de la subjetividad o de la relación con el Otro que quiere dejarse
atrás. Hay que pensar que el sujeto busca resolver algo con la migración aun-
que a veces la desesperación lo empuje en una huída hacia delante de conse-
cuencias penosas.
Hay que recordar que el sujeto sufre de una falta en ser y que las identifica-
ciones son el velo de su ser de goce. Cuando las identificaciones fundamentales
se tocan el sujeto puede quedar reducido, como se señalaba más arriba, a ser el
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LA ESCUELA HOY
objeto que responde al punto de falta del Otro. La identidad, cuando se atra-
viesan las barreras del sentido, es hacerse idéntico al objeto.
Esa falta en ser se trata por la vía del Ideal colectivizante que permite hacer
lazo social y el objeto a que es desocializado. Cuando se empuja al sujeto hacia
lo peor, a través de las distintas formas de exclusión, se puede producir la pérdi-
da de la subjetividad que trae la identificación al objeto Esto trae aparejada la
pérdida de la responsabilidad y tensiones agresivas porque es el sujeto el que
puede poner, de alguna manera, freno al descontrol pulsional y porque, a veces,
cierta forma de violencia es un intento de separación de lo que daña.
La inmigración de hoy viene a dar los hijos que faltan en la pirámide
poblacional, aporta los superávits que mejoran las economías y la mano de obra
que se necesita. Pero también cambia las tradiciones, los gustos, los colores y los
aromas, y se deja envolver por los semblantes de siempre de la cultura de acogi-
da para cambiarle los ojos o el color de la piel. La inmigración nos hace extran-
jeros en casa, nos devuelve diversos, nos hace ricos en más de un sentido. Es decir,
toca nuestro modo de goce y allí es donde se juega algo que hay que poder
tolerar.
Bibliografía:
Bauman, Z. (2003) Comunidad. Siglo XXI. Madrid
Delgado, M. (2002) “¿Quién puede ser inmigrante en la ciudad?” En: Exclusión
social y diversidad cultural. Mugak. Donostia.
Ziziek, S. Jameson, F. (1998) Estudios Culturales: Reflexiones sobre el
multiculturalismo. Paidós. Argentina.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
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Freudiana 45, 2005, pp. 69-73
Rosa Mª Calvet
ANGUSTIA Y URGENCIA SUBJETIVA
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LA ESCUELA HOY
Angustia y sentido
La pregunta por el sentido de la vida nos atraviesa y Baltasar Gracian la for-
mula así: “¿Qué puede ser una vida que comienza con los gritos de la madre
que la da y los llantos del hijo que la recibe?”. Los elementos con los que la
pregunta es formulada indican una respuesta: un trauma.
El encuentro del ser viviente con lalengua es siempre traumático, el trauma
es un nombre del malentendido generalizado, porque los cuidados de la satis-
facción de las necesidades de la supervivencia nos llegan en el malentendido de
palabras escuchadas y no entendidas, y de cosas vistas que son signos faltos de
cualquier significacion.
La especie parlante recibe junto a la vida a una especie de injerto extraño
que parásita al cuerpo, al que llamamos lalengua, lengua que Baltasar Gracian
presenta tanto en el grito como en el llanto. En ambos casos, sonidos fuera de
sentido movilizan a los cuerpos en un encuentro marcado por lo imposible.
Jacques Lacan tiene en cuenta este injerto extraño en la practica clínica del
tratamiento del síntoma, lo introduce como un órgano exterior fuera-de-cuer-
po que no es inmaterial, ya que la práctica clínica de la palabra verifica la ins-
tancia de la letra en el inconsciente; en otro momento de su enseñanza presenta
este injerto de lalengua con una imagen un poco ansiógena: como a una lami-
nilla inmortal que junto a la oscuridad de la noche se desparrama sobre el rostro
durmiente para sellarlo, sueños y pesadillas testimonian de la parasitación en el
sujeto dormido.
Dos versiones de este órgano-fuera-de-cuerpo que es lalengua: como mar-
ca fuera de sentido en la letra y como un organismo inmortal que se toma una
inquietante familiaridad con el cuerpo durmiente.
Esta imagen ansiógena anuda algo verdadero porque lalengua precisa de los
cuerpos vivientes. El retorno, la insistencia de los debates sobre el estado de sa-
lud de lalengua catalana, el llamado de atención, las imposiciones, los debates y
las legislaciones así como las conminaciones, resuenan de una manera particu-
lar con esta indicación clínica de Lacan.
Las marcas de este órgano-fuera-de-cuerpo que es lalengua, desnaturaliza en
los cuerpos hablantes que sexuamos como hombre y sexuamos como mujer a
cada uno de los otros órganos; ya sea que la boca se transmute en fuente de sa-
tisfacción erótica de este borde corporal en el chupeteo infantil, ya sea que la
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ANGUSTIA Y URGENCIA SUBJETIVA
voz o la mirada se recorten para que en un tiempo segundo sean elevadas a objeto
causa de deseo que se busca en otro cuerpo, cada uno de los otros órganos de-
ben encontrar una función en el campo de una sexualidad que es lenguajera.
Cada serdicente tiene que encontrar las modalidades de saber hacer con un
goce de lalengua que el lenguaje no puede significar porque se inscriben en el
cuerpo como signos de puntuación insensibles al saber, al sentido y a la
significacion.
Los cuerpos parlantes están ligados a este órgano-fuera-de-cuerpo en una
modalidad de lazo, que al mismo tiempo que parásita al viviente y le resta vida
porque la desnaturaliza al pasarla por el embrollo del lenguaje, se escapa en una
incesante fuga de sentido, un sentido gozado cuya única finalidad es realizarse
aunque sea a expensas de un daño orgánico, de un acontecimiento de cuerpo.
La causa cojea, se nos escapa, nos falta, sin embargo, podemos seguir sus huellas,
sus marcas.
¿De qué habla un síndrome de depresión cuando se le da un lugar de sínto-
ma en un lazo de palabra? Cuestiona al sentido y al sinsentido, al valor que puede
tener una existencia singular, sexuada, parlante y mortal. La nueva pandemia que
nos acosa junto a gripe del pollo, las dichas fibromialgias, ¿no son acaso jeroglí-
ficos de dolor en la carne de los cuerpos parlantes?
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LA ESCUELA HOY
Acto y angustia
La decisión implica al acto en su dimensión ética de deseo y cuando nos si-
tuamos en la dimensión del acto que instituye al sujeto, la angustia es un opera-
dor de separación que hace signo de real al sujeto.
¿Por qué angustia y acto conforman un partenaire-sintoma? Por la razón de
que las elecciones son siempre sin garantía, la angustia no hace signos de un Otro
que detenta el saber sobre la verdad del goce sexual en el campo del deseo, esto
lo hace la infatuación del amo. Lo que la angustia pone a cielo abierto es la evi-
dencia de una falacia, de una ideología de mercado. La angustia señala a este sujeto
objetivado, constituido como si fuera causa de sí, dueño y señor de los aparatos
de cognición lenguajera que consume los objetos de satisfacción que le oferta
el mercado, sin preguntarse si desea lo que quiere. La angustia le señala y le in-
dica que sólo las decisiones son constituyentes de una subjetividad, que no hay
un lugar para el acto sin la presencia de la angustia que no engaña al partenaire,
en tanto no se presenta como lo real, sino como un operador para su abordaje.
He tratado de indicar. —de forma insuficiente sin duda— que la angustia
lacaniana es la matriz estructural mediante la cual el viviente, en tanto respues-
ta de lo real, accede a su constitución de serdicente, y que en este advenimiento
paradojal de consecuencias incalculables el inconsciente toma cuerpo.
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ANGUSTIA Y URGENCIA SUBJETIVA
Voy a concluir ahora con una petición. Seguramente muchos de ustedes son
conocedores de la gran presión que ejerce el discurso científico dominante para
borrar a la angustia de los manuales de psiquiatría. Durante el pasado siglo la
estrategia consistió en aplastar a la angustia sobre el registro psicológico de los
sentimientos de ansiedad. En el que ahora nos encontramos, el discurso de la
ciencia propone forcluir a la angustia y para ello trata de camuflarla, de rebajar-
la al nivel de una disfunción de un organismo sin sujeto, y la presenta en el
mercado como una problemática de hiperventilación del aparato respiratorio.
El tratamiento del sintoma en el lazo social que el discurso del psicoanalisis
instituye pone de manifiesto momentos en los que, en nombre de un bien pro-
pio o ajeno, un sujeto ha cedido sobre sus palabras y esta autocensura le ha
llevado al extravío de ceder sobre las cosas que son realmente importantes en
su deseo.
No olviden —esta es mi demanda—, que hay buenos usos de la angustia, usos
que si bien orientan la entrada en una la certeza subjetiva, sobre las modalida-
des sintomáticas de vida que se han elegido con algún tipo de sufrimiento, ya
sea que este desasosiego se haga presente en el cuerpo angustiado o que la an-
gustia enganche a un cuerpo con las cadenas de la inhibición, al mismo tiempo
orienta en los vínculos a los otros, incompletos e inconsistentes porque están
atravesado por lalengua, hacia la dimensión de un deseo singular que anuda cada
modalidad sintomática de sostenerse en una existencia, que si es subjetiva es
parlante, sexuada y mortal; en consecuencia cuando se les indica que ustedes
hiperventilan, pueden responder no, no se tratada del organismo de la ciencia,
es la angustia que hace signo de ex-sistencia.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
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Freudiana 45, 2005, pp. 75-80
Xavier Esqué
LA CLÍNICA DEL CPCT
Sobre la institución
El CPCT es una firme respuesta a todos aquellos que quieren enterrar el
psicoanálisis. Con el CPCT podemos verificar que el psicoanálisis está más vivo
que nunca, se puede comprobar —y esta primera Jornada es una buena muestra
de ello— que cuando los analistas salen de la comodidad de sus consultas en-
frentando el real del malestar en la civilización, cuando se implican en la clí-
nica de su tiempo tienen una incidencia real y su experiencia puede ser
transmitida a todos.
El CPCT es algo más que una institución de psicoanálisis aplicado, es un lugar
donde no se parte de lo ya sabido sino que se trata, en cada momento, de
reinventar el psicoanálisis, se trata de cuidar la dimensión de experiencia, es de-
cir, posibilitar el encuentro necesario a partir de algo que es muy singular: el deseo
del analista.
Con la clínica del CPCT actualizamos, ponemos al día, la relación entre psi-
coanálisis puro y aplicado. Con el CPCT abrimos nuevas vías en lo social, inci-
diendo también en el campo de la salud mental. Por otra parte, haciendo frente
a las nuevas formas del síntoma, extendemos la práctica lacaniana y renovamos
la formación de los analistas.
La urgencia subjetiva
Desde el psicoanálisis una urgencia siempre es subjetiva porque no puede ser
atendida sin tener en cuenta la causa. ¿Y cómo aprehendemos la causa? Por medio
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LA ESCUELA HOY
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LA CLÍNICA DEL CPCT
Ella pudo hablar entonces de su propio padre y del gran amor que sintió por
él. Pero también señaló de pasada, y como quien no quiere la cosa, que a veces
este último tenía comportamientos “un poco raros”. Interpelada por el analista
sobre este punto se sorprenderá al decir que determinados contactos corpora-
les de su padre no eran propios de su función.
A partir de aquí esta mujer pudo empezar a poner los límites necesarios: por
una parte, poner un punto y final en lugar de los puntos suspensivos en los que
continuaba escribiéndose la relación con su ex-marido. Por otra parte, emprender
las diligencias necesarias para modificar el régimen de visitas de la niña con el
padre, asegurándose de la protección de la niña.
2. El bastón
M. llega angustiada al CPCT por encontrarse en plena crisis. El mismo día
en que era atendida en el CPCT abandonaba su domicilio conyugal. En la pri-
mera entrevista en el CPCT se dio cuenta con sorpresa que la crisis con su pa-
reja actual tenía lugar a los mismos años de relación que duró su primer y anterior
matrimonio.
Ella se queja de que su marido no le dedica la atención que precisa, la apatía
de él la hace sentirse demasiado mayor. Pero en realidad su marido siempre fue
así: un hombre independiente, reservado, poco expresivo. Pero ahora a ella eso
se le volvía insoportable. Con la confesión de que siempre le gustaron los hom-
bres apasionados se impuso la pregunta del porqué de sus elecciones amorosas.
“¿Por qué …? Tal vez —dice— necesite ser frenada”. El analista subrayó ese
“tal vez”.
En la siguiente sesión dirá que en su infancia fue la “buena nena” de sus pa-
dres. La buena niña explotó en una adolescencia tremendamente conflictiva. De
ella salió con el freno de un hijo y un marido. Pasó del padre al primer marido,
y de éste a su pareja actual sin solución de continuidad.
“Parece como si necesitara un bastón”, dirá. Es su manera de expresar lo que es
el “partenaire-síntoma”.Y en efecto, sus elecciones fueron hechas en función de po-
der ser ella el bastón de su pareja. El efecto de esta operación fue que M. frenó su
acting-out y volvió a su casa para plantear en otros términos la crisis con su marido.
Pudo hablar, entonces, de otro freno, esta vez en el cuerpo, que la acompaña
desde la adolescencia y que haciendo aparición en los momentos de mayor
77
LA ESCUELA HOY
malestar la puede dejar postrada uno o dos días en la cama sin poder hacer nada.
Se trata de fuertes ataques de migraña.
Alternando sesiones y alguna que otra crisis de migraña, M. pudo darse cuenta
que ella no era la causa de la indiferencia de su marido. Pudo apreciar de nuevo
en su marido su cualidad: alguien con quien puede hablar, con el que existe un
gran respeto y cosas a compartir… Y, encima, lo ama.
Se da cuenta, entonces, que ella tendría que “frenar” sus impulsos de meterse
en la vida de los demás y ocuparse más de sus cosas. M. había hecho otros trata-
mientos psicoterapéuticos anteriores, pero dirá que nunca había llegado a lo que
en estos pocos meses en el CPCT tocó. Ahora ve más claro, se siente aliviada.
M. se irá con una interesante pregunta hecha en el mismo umbral de la puerta.
Pregunta que creo que la va a seguir trabajando un tiempo y que tal vez abra
más adelante un nuevo ciclo. La pregunta fue la siguiente: “¿con lo que aquí he
aprehendido tendré que estar siempre alerta o algún día eso se incorporará ya a
mi hacer?”. “Excelente pregunta como puntuación de este trayecto” —le res-
pondí.Y me despedí de ella acompañándola hasta la calle.
3. Facturas
Antes de terminar los cuatro meses posibles de tratamiento en el CPCT, C.
será padre. La noticia del embarazo de su mujer le hizo volver con ella cuando
ya había decidido dejarla por otra mujer con quien había empezado la convi-
vencia. No sin cierta angustia dice que las circunstancias eligieron por él, que
las cosas siempre son así, que ya está acostumbrado a ello. Éste es su discurso.
La relación con su mujer y futura madre de su hijo es la de toda la vida, una
relación con muchas idas y venidas debido a las continuas, y explícitas, infideli-
dades de C.
C. trae un síntoma que revela muy bien la naturaleza que el síntoma tiene
para el psicoanálisis: aquello de lo que el sujeto sufre es también de lo que goza.
C. se olvida de las cosas, tiene despistes importantes que afectan sus relaciones
afectivas e inciden en su campo profesional. Como él dice, eso siempre acaba
pasándole “factura”.
A los seis años fue diagnosticado de un trastorno por déficit de atención
generalizada, fue un niño problemático en la escuela a causa de este problema,
lo que de todas formas no le impidió cursar una carrera técnica superior. A causa
78
LA CLÍNICA DEL CPCT
79
LA ESCUELA HOY
Para concluir
El psicoanálisis, como demuestran estas tres viñetas, es una experiencia de
palabra que apuesta por modificar la relación que un sujeto tiene con lo real del
goce. Podemos decir en cierta manera que la enfermedad está en relación di-
recta con la ignorancia que un sujeto tiene de su goce. Cada uno de estos tres
sujetos habrá salido del CPCT con una pequeña, o no tan pequeña, ganancia
de saber sobre su goce, con una nueva nominación provisional del goce, éste ha
sido el efecto terapéutico.
La clínica del CPCT es una clínica que tiene en cuenta la función del sín-
toma. De ahí que dada su temporalidad limitada esté más del lado del bricolage
que del desciframiento. Se trata de producir un desenredo, de encontrar una salida.
Alguien puede, tal vez, querer continuar después pero esto siempre correrá de
su cuenta.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
esque@ilimit.es
80
Freudiana 45, 2005, pp. 81-84
Victoria Vicente
ZONA BLUETOOTH. ANGUSTIA Y ADOLESCENCIA
Bajo este título me propongo compartir con ustedes una reflexión que, con
motivo del primer año del CPCT, me permitió hacer en torno a las demandas
recibidas en el Centro relativas a la adolescencia.
Es sabido que la adolescencia y los jóvenes en general es un colectivo espe-
cialmente sensible al malestar de nuestra época. Sabemos también, y los progra-
mas de atención a la salud de los adolescentes desde cualquier ámbito político
y social así lo recogen, la dificultad que implica tanto el acercamiento como el
abordaje de su malestar y el cuidado y el empeño puesto en el ofrecimiento de
lugares para acoger y tratar sus problemáticas, constatando de esta manera, no
solamente la dificultad de nuestra época por hallar la manera de conversar con
ellos, sino también el apuro de los mismos adolescentes para disponer de pala-
bras para decir su sufrimiento.
Así en este marco, lo que me pareció interesante —y es lo que intento con
la escritura de estas pocas páginas que les voy a presentar— fue reflexionar y pre-
guntarse sobre qué tipo de lugar ha sido el CPCT para los adolescentes; es de-
cir, qué uso particular ha tenido este lugar nuevo abierto en la ciudad, cuyos
fundamentos aplican el psicoanálisis.
Les voy a decir que las peticiones que ha recibido el Centro de jóvenes en-
tre 12 a 20 años ha ido en aumento de manera progresiva: durante los seis pri-
meros meses de funcionamiento las demandas que llegaron fueron más bien
escasas para producirse un aumento a partir del segundo semestre. A nivel nu-
mérico representa en torno a un 4,5 % del total de las demandas recibidas.
81
LA ESCUELA HOY
La sorpresa: en algunos casos la demanda fue del otro familiar y ellos, los
adolescentes, consintieron; pero también varios de estos jóvenes realizaron una
demanda de ser escuchados por un analista.
A estos sujetos se les ofreció un punto de encuentro y de escucha.
¿Qué hemos encontrado? Nos encontramos con la verdadera pareja del ado-
lescente: su angustia.
Así surgió en las entrevistas la desorientación al perder el cobijo de las iden-
tificaciones y los amores infantiles o el desconcierto al no encontrar una mira-
da desde la cual mirarse como amable para el Otro.
Se presentaron perdidos en el código del Otro o identificados a nombres recibi-
dos desde la ciencia, o la educación, sumidos bajo su peso, hiperactivos, desatentos,…
Nos hemos encontrado en definitiva con la angustia en sus variadas presen-
taciones, y de la cual los adolescentes se defienden negándola. Angustia que es
el afecto compañero de sus opciones y que cruza sus caminos en la estructuración
de sus deseos.
Pero también hemos recogido en este espacio la desorientación de los pa-
dres que han planteado sus dificultades para hallar el punto del buen encuentro
con sus hijos, ya sea por estar sumidos en una posición de igualdad que obsta-
culizaba el poder mantener un cierto semblante de autoridad; ya sea por pade-
cer el retorno de sus propias dificultades producto ya de sus neurosis.
Estos padres nos han permitido constatar que el saber didáctico, divulgativo
o incluso profesional, no asegura las decisiones a tomar en nuestra época. Que
las decisiones no se apoyan en el saber, sino que son actos sostenidos por los
deseos. En estas situaciones, se abrió una doble línea: acusar recibo de la difi-
cultad de ese hombre o de esa mujer frente al hijo o la hija adolescente y, por
otro, ofrecer un lugar de escucha para el adolescente.
Ustedes quizás saben, yo lo he estado buscado por internet, que la zona
Bluetooth implica la utilización de aquellos medios técnicos que hoy los adoles-
centes se dan para establecer contacto y conversar entre ellos, es decir, el teléfo-
no, el ordenador.
Así, la zona Bluetooth se inscribe dentro de los nuevos lenguajes que ha ge-
nerado internet y supone el manejo de los nuevos objetos alrededor de los que
giran las comunicaciones entre los adolescentes y que se han convertido, por otro
lado, en una manera de verificar la impotencia del otro adulto.
82
ZONA BLUETOOTH. ANGUSTIA Y ADOLESCENCIA
Bluetooth es como una onda de una emisora de radio abierta que permite a
los dispositivos entenderse en distancias cortas. Su mayor mérito, para los ex-
pertos, consiste en simplificar el uso conjunto de varios aparatos que hasta el
momento trabajaban cada uno por su cuenta. La idea es que si un equipo se
encuentra dentro del radio de cobertura de otro, éstos pueden establecer co-
nexión entre ellos para transmitirse una cierta cantidad de datos o de archivos
de manera fácil y muy económica.
Como en esta zona, donde la distancia y la presencia del otro cuenta, los
adolescentes en el CPCT han transmitido y han pasado su angustia.
La teoría psicoanalítica, en la cual apoyamos nuestra clínica, nos enseña que
hay diferentes destinos de la angustia en los adolescentes: están los malos desti-
nos y los buenos.
Hay tratamientos sintomáticos para la angustia: uno de ellos es la inhibición,
donde el sujeto se centra sobre sí mismo, con los efectos subjetivos que llevan a
la depresión, a la pérdida de amigos y de intereses, etc. Es una manera de negar
la angustia mediante el evitamiento o la apatía.
El otro tratamiento es el pasaje al acto: corta la angustia mediante la acción
por la descarga motriz, son las dificultades para pensar, es el no pienso instalado
en el hacer del sujeto, un hacer que conlleva una buena parte de riesgo. Los dos
son malos destinos.
La inhibición y el pasaje al acto son dos formas de posiciones subjetivas que
se definen en relación al hacer, a la acción como dos polos opuestos y excén-
tricos. La inhibición pone el acto en suspenso y el pasaje al acto lo acentúa.
Pero es posible dar a la angustia otro destino y para ello encontrar las coorde-
nadas del deseo bien estructurado es el mejor alivio y curación de la angustia.
Así, nuestra propuesta, en estos encuentros, es ofrecer un lugar donde con-
trariar los malos destinos de la angustia, dar otro recorrido, crear otro circuito
por donde la angustia pueda deslizarse. Es únicamente en el registro subjetivo
donde hallar la salida de la angustia.
Por ello pensamos que nuestra propuesta en torno a la duración de las con-
sultas y los tratamientos en el CPCT es propicia y acorde al tiempo y a la ma-
nera de contactar del adolescente moderno.
Son recorridos, tratamientos rápidos orientados por una práctica
psicoanalítica: en un caso un sujeto ve algo en relación a su apuesta siempre fa-
83
LA ESCUELA HOY
llida al intentar la separación del otro materno; para otro sujeto puede ser un
alivio aligerarse de los significantes que lo retenían en una posición estática y
poder así despejar sus propios significantes; para otro lo importante ha sido des-
cubrir que la energía con la que dividía al Otro también le dividía a él mismo.
¿Qué ofrecer? No un lugar para la comprensión, tampoco un lugar donde
proponer medidas que impliquen renuncias educativas. En realidad orientamos
nuestro propósito sobre la idea de que las tensiones, los conflictos, las rupturas
resultan de una problemática de elecciones difíciles con consecuencias durade-
ras para el adolescente.
Para volver a la pregunta del inicio podemos atrevernos a dar una respuesta:
El uso de este lugar se orienta en la ubicación de esta zona que permita reco-
ger la angustia.
Lo que conlleva, también, el ofrecimiento de un Otro con el que interlocutar,
justamente allí donde la respuesta de la época es la de poner un objeto del mundo,
ya sea por los remedios del mercado tecnológico y/o comercial, ya sea por los
farmacológicos.
Esta es nuestra apuesta: hacer posible conectar esta angustia al Otro, allí donde
el otro está justamente en cuestión. Se trata de estar ahí, en la zona Bluetooth para
recoger el mensaje sin borrar ni fagocitar al sujeto.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
vvicente@powercorreo.com
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Freudiana 45, 2005, pp. 85-87
Pierre-Gilles Guéguen
CPCT-BARCELONA 2005
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LA ESCUELA HOY
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CPCT-BARCELONA 2005
Notas:
1. Le Monde del 22 de setiembre del 2005.
Trabajo presentado en la 1ª Jornada “La clínica del CPCT” —Síntomas actuales, des-
localización y exclusión social, angustia y urgencia subjetiva— que tuvo lugar en
Barcelona el día 7 de Octubre de 2005, con motivo del primer año de funcionamiento del
Centro Psicoanalítico de Consultas y Tratamiento (CPCT).
pgguegue@wanadoo.fr
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Freudiana 45, 2005, pp. 89-91
Marie-José Asnoun
LA MEDIDA DEL SÍNTOMA
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TEMAS CRUCIALES
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LA MEDIDA DEL SÍNTOMA
ción significante. El sujeto puede, según su uso de la lengua, su uso de las pala-
bras, según su encuentro con las palabras y su cuerpo, hacer una elección de vida.
La palabra no ha dicho su última palabra, mal que les pese a los defensores de
los TCC. Hay palabras que resisten.2
El sujeto está enfermo de la lengua que afecta su cuerpo. Cada uno, dirigién-
dose a un psicoanalista, debe hacer una apuesta para saber lo que hay de su re-
lación entre “su decir y su cuerpo”,3 hacer la apuesta de elevar su síntoma a la
dignidad de su sinthome.
Notas
1. Jacques-Alain Miller, La orientación lacaniana, Pièces détachées (Piezas de
recambio), (2004-2005), inédito, enseñanza pronunciada en el marco del depar-
tamento de psicoanálisis de París VIII, lección del 8 de diciembre de 2004.
2. Arlette Farge et Michel Chaumont, Les mots pour resister (Las palabras para
resistir), París, Bayard, 2005.
3. Jacques-Alain Miller, La orientación lacaniana, Pièces détachées (Piezas de re-
cambio,(2004-2005), inédito, enseñanza pronunciada en el marco del departa-
mento de Psicoanálisis de París VII, lección del 25 de mayo de 2005.
mjaa@club-internet.fr
91
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Freudiana 45, 2005, pp. 93-95
Patrick Monribot
¿PSICOANÁLISIS O TCC?
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TEMAS CRUCIALES
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¿PSICOANÁLISIS O TCC?
monribot.patrick@wanadoo.fr
95
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Freudiana 45, 2005, pp. 97-102
Ana Simonetti
ENTRE EL SÍNDROME Y EL TRASTORNO, EL SÍNTOMA*
97
TEMAS CRUCIALES
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ENTRE EL SÍNDROME Y EL TRASTORNO, EL SÍNTOMA
99
TEMAS CRUCIALES
El gesto de que se trata de un objeto que tiene mal olor y que sin embargo re-
tiene el analista ante la sorpresa de la sujeto, introduce un bienestar que borra
la fatiga, la empuja a retomar sus actividades y produce una transformación en
su posición enunciativa. Ese objeto nunca fue reclamado.
B. concurre a la primera entrevista con el psicoanalista llevando un sueño
de angustia que la precede: iba a visitar a una tía (quien se quedó con un mueble
de su casa que su padre vende al trasladarse a vivir a otra ciudad), que la apretaba
y le hacía doler los huesos; ella lloraba diciendo: devuélvanme lo que me quitaron.
Interpreta: nadie se preocupó por mi infancia.
Esta presentación viene luego de manifestar haber hecho clic! Al visitar al
penúltimo médico que le diagnostica fiebre reumática por unas anginas de re-
petición y resfriados constantes, decide ver a otro que le dice que se trata de
fibromialgia, cuando hace 10 años fue diagnosticada por un eminente clínico
con sindrome de fatiga crónica (también llamada fibromialgia), iniciando en
aquella ocasión una serie medicamentosa de vitaminas, energizantes, antibióticos,
corticoides. El último médico aclara la sintomatología: cansancio crónico, causa
idiopática o bien stress. Ahí fue el clic! Un saber vertido por el Otro de la medi-
cina que consuena con un saber a la espera. Agrega a esta demanda la gran dis-
tancia instalada con su marido, de quien reclama atención.
Las primeras entrevistas se centran en justificar la interpretación del sentido
dado a su sueño: su madre fallece cuando ella tiene 6 años, quedando con cua-
tro hermanos más, una de sus hermanas muere al poco tiempo que la madre.
Los hermanos mayores, 16 y 13 años van por un lado; los menores, ella y un
varón, por otro quedando ambos al cuidado de tíos paternos, ya que el padre se
muda a otra ciudad a trabajar. B. interpreta que no se podía hacer padre de ellos.
El Otro materno había rechazado a esta tercera hija mujer, cuarta de la serie de
hijos, agotada por la maternidad y una gran insatisfacción que hacía escuchar a
esta niña (padece hoy de hipoacusia).
Luego de la muerte de la madre, es en casa de esos familiares que permanece
por diez años, donde no recibió buen trato ya que la hacían trabajar “hasta el can-
sancio, no me daba el físico, caía a la cama sin comer”. Ante esta prepotencia del Otro
sustituto materno y el desamparo del Otro paterno, acuña un “ya me las van a pa-
gar”, iniciándose la serie de enfermedades recurrentes, a modo de llamado de aten-
ción —interpreta— para que el padre se ocupara al viajar a verlos: hernia de disco,
100
ENTRE EL SÍNDROME Y EL TRASTORNO, EL SÍNTOMA
febrícula por varios años, depresión, anginas, sinusitis, y luego lo que mueve al
diagnóstico de SFC: cansancio, fatiga, somnolencia, astenia, anemia.Así se encuentra
al venir, a lo que agrega su sentimiento de abandono recurrente.
Su disposición en la transferencia de no me da el físico, y no venir con la fre-
cuencia conveniente, a lo que el psicoanalista se aviene, permite instalar su de-
manda. Localizar su enunciación ya me las van a pagar, le revela la vía del cansancio
y el dolor como la ubicación en el cuerpo de la rabia, la bronca y el resenti-
miento que no pasa al decir, produciendo una cesión del goce que se anudaba
al sentido que había segregado con anterioridad. La firmeza del analista en lle-
varla a articular (le duelen las articulaciones) su reconocimiento de que la
fibromialgia comienza cuando su hermano mayor le avisa que iban a cremar el
cuerpo de su padre muerto, cuyos últimos días fueron de intensos dolores óseos,
produce un decir: “él quería que yo lo atendiera, lo cuidara y no quise darle con el gusto”.
El alivio terapéutico producido, sostenido en el tiempo como nunca antes, la va
llevando en la cura a situar el amor al padre, el odio al padre y a revisar sus lazos
a los otros desde esta enunciación.
101
TEMAS CRUCIALES
asimonetti@arnet.com.ar
102
Freudiana 45, 2005, pp. 103-108
Adela Fryd
LA CONSTRUCCIÓN EN EL EQUÍVOCO*
103
TEMAS CRUCIALES
suficiente decir las experiencias vivas del sujeto y sus afectos. Más allá del prin-
cipio de placer sabemos que lo esencial en su búsqueda es, a saber, que justa-
mente lo que determina la compulsión a la repetición no puede ser rememorado.
¿Cuál puede ser, para Freud, el criterio de una buena construcción? Por un
lado concierne el material que aparece en la cura después de la comunicación
al paciente de la construcción, es allí que aparecen trazos mnésicos significati-
vos, y por el otro, subjetivo, implica la convicción del analizante.1, 2
La idea de la construcción de un real originario gracias a las huellas que dejó,
proviene de una colusión de la verdad y de lo real. Lo que es verdadero para el
sujeto se convierte en el indicio de real que la construcción tocó. La convic-
ción del sujeto es la prueba de este real.
El hecho de que buenas construcciones traigan a veces fragmentos de recuer-
dos casi alucinatorios lo conduce a interrogarse sobre la relación del delirio a la
verdad. La locura también parece un “trozo de verdad histórica implicando la
convicción del sujeto”, será entonces para Freud en el delirio la misma verdad his-
tórica que habla. De ahí la comparación de la construcción del analista y del de-
lirio, en los dos casos se apunta a la restitución de la verdad histórica. El delirio es
el punto donde esta colusión de verdad y de lo real es realmente palpable.
Pero el punto que me gustaría destacar es que para Freud había en la construc-
ción una posibilidad de engarce de verdad y real. Esto supone un perjudicado, po-
dríamos pensar que es el saber. Se trata en pensar en este real que Freud apunta a
tocar, ya que Construcciones la piensa sobre el modelo del bricolage, de construir con
los restos, con los fragmentos, restos de real, sobre todo pulsional. Pero es allí donde
nos importa diferenciar la verdad material de lo real, dejando a la verdad histórica
su carácter como guía de aproximación de lo que marcó al sujeto, y lo real —aque-
llo que ya hizo Freud—, con ese carácter heterogéneo al sujeto.
Si rastreamos el tema construcción en Lacan, no se tratará para él nunca en un
sentido freudiano de una verdad o de un real.
De hecho, nunca lo trae como “construcción de lo real”, pero si seguimos
las pistas del momento en que Lacan con su clínica borromea muestra su ten-
tativa de acercarse “directamente a lo real”, allí se trata para él del sentido de pro-
porcionarle una lógica a la práctica analítica y a la “operación del analista, le
interesa específicamente el discurso analítico”. Es la experiencia analítica que
le rinde cuenta.3
104
LA CONSTRUCCIÓN EN EL EQUÍVOCO
Me oriento en esos puntos donde él plantea “lo real como lo expulsado del
sentido”, afirma allí que “el nudo borromeo sería una escritura que sostiene lo
real”4 y es allí donde vuelve hacer valer el equívoco, un lugar donde el fuera de
sentido permite la posibilidad de acercarse a lo real. El peso lo tiene el equívo-
co gramatical y lógico. Lacan lo dice en “El fenómeno lacaniano”, que si bien
los que escuchan hablar del fenómeno lacaniano es porque ese fenómeno se
presenta teniendo un sentido, no obstante hay algo de lo que Freud se dio cuenta
y es de la relación del inconsciente con el chiste y el chiste es el equívoco y el
equívoco es el lenguaje.
Si el chiste tiene un sentido es precisamente porque hace equívoco. Es por
eso que nos ofrece el modelo de la interpretación analítica justa.
Es interesante destacar cómo aborda Freud el equívoco en Construcciones. Él
nos remarca la construcción como trazos: lo que opera no es la exactitud del sa-
ber sino lo que llega es aquello que viene tangencialmente, que va más allá de lo
que el sujeto tiene a su disposición (es lo que podemos hacer como lo real, lo que
hace a espaldas del sujeto) la relación de la palabra con la estructura. Freud nos lo
plantea, es lo que viene,5 lo que cae; tal y como lo toma Freud en Construcciones
en Psicoanálisis, en el ejemplo del sueño del paciente donde afloraba el apellido
Jauner, persona muy conocida en Viena. Freud toma la palabra gauner (pícaro) a
lo que el paciente responde diciéndole que le parece demasiado aventurado Jeuvat
permutando G por J. Es decir, tomando el escrito como lo que está escrito en la
propia palabra sin reducir el sujeto a lo que está escrito por el recuerdo.
El planteo es que esa formación equívoca tiene su contundencia no en la
verdad ni en el saber, sino porque produce —al decir de Freud— “eunnfalle es
lo que viene, es lo que cae”, y al decir de Lacan el equívoco toca allí donde puede
caer el objeto.
Lacan con relación al nudo nos dice que el punto hay que encontrarlo en el
corazón en el centro, es también aquello que lo deshace en tanto es el resultado
de la verdadera trabazón, la más central. El objeto “causa del deseo” está en el
nudo donde coinciden los tres círculos RSI. Esta coincidencia es la del sujeto
determinado por el objeto. El nudo implica un gran grado de determinismo
“elimino al sujeto que se le figura en cuestión, son acorralamientos del nudo
que el sujeto se condiciona”,6 es entonces un sujeto acomodado y determina-
do en la causa de su deseo.
105
TEMAS CRUCIALES
106
LA CONSTRUCCIÓN EN EL EQUÍVOCO
retoma al intentar suicidarse. Ella sabe que el Otro no puede oír por esta fijeza
con el hijo muerto.
La construcción del comienzo retoma el “Tú buscas un imposible”: satisfa-
cer a su madre como varón; y esto es la rectificación: cuando se localiza como
ubicada sobre un imposible, la falta de la madre. Pero aparece como interpreta-
ción cuando hace aparecer la verdad, lo que ese sujeto es en su dimensión de
objeto y subjetiviza un afecto mortífero que lo capturaba casi en el límite de
hacer un acto. R. era un objeto diluido, y en ese momento se produce esta pri-
mera forma de transposición como sujeto. La construcción como ensamble toma
esta identificación de “nunca tendré un hijo” y la remite a lo nunca pronunciado
por el Otro maternal, transformado el objeto que se vacía de un goce concen-
trado en este sujeto que puede ser nombrado. Mucho tiempo después al estar
en pareja, un matrimonio donde tiene el lugar que nunca tuvo con la madre.
Ella no queda embarazada pero no está segura de querer tener hijos: ella que
antes del episodio decía que lo único que podía tener sentido en la vida era tener
un hijo, teme que un hijo cambiaría todo su matrimonio. Esta temática la
conflictúa, ella y su marido tienen una relación totalmente dedicada uno a otro,
ella es la niña que no pudo ser para nadie, teme además no ser buena madre.
Hablando de un síntoma que ella tiene “se ruboriza al hablar” y dice “lo
vergonzoso está en el mismo lugar que lo embozoso”, lapsus que surge al querer
decir embarazoso.
La interpretación “esa voz no es para vos” conmueve aquella construcción
que inauguró su trabajo analítico, punto de embrollo, abroquelamiento que no
permite poner al objeto en causa.
Su decir que retoma “ese embarazo que no es para vos”, esa voz que no pone
en juego, le permite quedarse en ese lugar de falo, lugar que está en el núcleo
de esa insistencia repetitiva falo-niña-niño del marido. “No sé si quiero tener
un niño”, no está en el lugar de una elección sino que continúa la alienación a
su trama fantasmática.
Allí donde ese acto-intento de suicidio dio lugar a la formación de una cons-
trucción donde aparece ella en su dimensión de objeto, R., estaba en una posi-
ción de objeto diluido; el trabajo avanzó en dirección a un lugar que ella pudo
armar para Otro. Esta nueva vuelta por aquella construcción, pero esta vez por
el decir del analizante, algo cae, toca este “para vos”, “su voz como vos”, produ-
107
TEMAS CRUCIALES
Notas:
1. Freud, S., “Ms allá del principio de placer”, Amorortu ediciones, tomo XVIII,
(1920).
2. Freud, S., “Cnstrucciones en el análisis”, Amrrortu ediciones, tomo XXIII,
(1937).
3. Lacan, J., El Seminario, RSI (1979-1975), inédito, clase del 17 de diciembre
de 1974.
4. Lacan, J., El Seminario, RSI (1974-1975), inédito, clase del 11 de marzo de 1975.
5. Freud, S., “Cnstrucciones en el análisis”. Am,rortu ediciones, tomo XXIII,
(1937).
6. Lacan, J., El Seminario, RSI (1974-1975), inédito, clase del 18 de marzo de 1975.
Cartel formado por: Diana Dukelsky, Adela Fryd, Carmen González Táboas, Catali-
na Guerberoff. Más uno: Erneta Luis
adelafryd@fibertel.com.ar
108
Freudiana 45, 2005, pp. 109-117
Marcelo Veras
FORCLUSIÓN DE LA TRANSFERENCIA*
*Trabajo presentado en el XIV Encuentro Internacional del Campo Freudiano, Segundo En-
cuentro Americano sobre los resultados terapéuticos del psicoanálisis y las nuevas formas de la
transferencia, realizado en Buenos Aires en Agosto de 2005.
109
TEMAS CRUCIALES
sional y una bella e igualmente exitosa esposa, se involucra con una colega de
trabajo, generando una situación de impasse en cuanto al deseo. Ama a su espo-
sa, pero no consigue desearla; en cuanto a la amante, “se trata sólo de sexo, de la
mejor calidad”. El encuentro con la situación analítica permitió que el sujeto
abandonase sus propias creencias sobre la causa de la impotencia sexual frente a
su esposa, haciendo emerger un punto de angustia enigmático, promoviendo la
vacilación de los cuestionamientos que esperaba formular al demandar un aná-
lisis. Él interrumpe en este momento las entrevistas, sin dar al analista la míni-
ma chance de insistir en que no abandone el tratamiento. Recientemente ha
vuelto al consultorio, diciendo que está convencido de la necesidad de emprender
un análisis, luego de haber pasado por otros intentos de psicoterapia, y estando
actualmente en tratamiento con un psiquiatra de inspiración comportamentalista.
Dice estar mucho más preparado para un análisis y que en el tiempo de ausen-
cia, buscó en internet la causa de su problema de concentración, proveniente
de una “excitación psíquica permanente”. Por internet se descubrió que tenía
DDA, Disturbio de Déficit de Atención, y también por internet localizó una
institución donde encontró a su psiquiatra. Las evaluaciones a las que se some-
tió confirmaron su pre-diagnóstico de DDA y, a pesar de una resistencia inicial,
fue convencido por el psiquiatra de hacer uso regular “y probablemente duran-
te toda su vida”, de Ritalina, para contener su híper-excitación.
La Ritalina había cambiado su vida. Menos excitado y excitable, había con-
seguido mejor concentración y se convenció definitivamente de la explicación
del médico, luego de haber sido sometido a baterías de test, que lo ubicaban en
un 100 % en el diagnóstico de DDA. La expresión “todo parece andar mucho
mejor” contrastaba con la urgencia con que el paciente volvió a buscar al analista,
pidiendo una entrevista lo antes posible, tal como había hecho en su primer
intento de análisis.
¿Por qué me buscaba? La respuesta trae a la superficie un resto que su médi-
co se negaba a escuchar. En diversas oportunidades intentó traer a las consultas
la falta de excitación sexual frente a su esposa, recibiendo de su psiquiatra la
misma respuesta. Primero, él debería pasar un largo momento tratándose de su
DDA, ¡para luego comenzar a traer esos asuntos a la superficie! Encerrado por
su propio psiquiatra, que nada quería saber sobre el sujeto, el paciente trataba su
excitación con Ritalina sin espacios para hablar del problema que realmente le
110
FORCLUSIÓN DE LA TRANSFERENCIA
aflige, es decir, una falta muy particular de… excitación. Este ejemplo es em-
blemático de los cuestionamientos que podremos hacer sobre la transferencia
en una época que rechaza los enigmas, sustituyendo al Sq del matema de la trans-
ferencia, por el S1 del discurso de la norma. Podríamos pensar en el primer Lacan
criticando la superación de la connotación por la denotación.Volveremos a esa
cuestión más adelante, cuando hablemos de los riesgos de una clínica sin trans-
ferencia —si es que aun podemos llamarla clínica.
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TEMAS CRUCIALES
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FORCLUSIÓN DE LA TRANSFERENCIA
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TEMAS CRUCIALES
La transferencia à la carte
La gran variedad de instituciones de salud mental componen un listado donde
se acentúa la demanda condicionada por la identificación. El sujeto busca más
de lo mismo. Las tendencias actuales, de especificar al extremo lo ambulatorio
de consulta psiquiátrica, dirigen la demanda según principios de auto-evalua-
ción. El paciente es formado por los mass-media y educado sobre sus síntomas y
enfermedades probables. Munidos de un saber, ellos procuran lo ambulatorio más
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FORCLUSIÓN DE LA TRANSFERENCIA
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TEMAS CRUCIALES
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FORCLUSIÓN DE LA TRANSFERENCIA
Notas:
1. Habermas, J., La technique et la science comme “idéologie”, Gallimard, París 1973, p. 4.
2. AAVV, La Conversation d´Arcachon, Segunda Parte, Agalma, París 1997, p.186.
3. Grasser, F.,“Y a-t-il um droit à la castration ?”, Archives de l´Envers de Paris, 1997.
4. Miller, J.-A., “Psychanalyse pure, psychanalyse appliquée & psycothérapie”,
La Cause Freudienne, número 48, Mayo 2001.
5.Vale la pena acompañar todo el desarrollo del capítulo “The mind” del libro de
Edward O.Wilson, Consilience, the unite of knowledge,Vintage Books, NewYork, 1998.
6. Milner, J.-C., Le Triple du plaisir,Verdier, Lagrasse, p. 65.
marcelo.veras@terra.com.br
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118
Freudiana 45, 2005, pp. 119-123
* Este trabajo es el resultado del rasgo que he tomado en el trabajo del cartel de la AMP com-
puesto por A. Abeles, G. Brodsky (más uno), S. Geller, M. Marchesini y S. Tendlarz.
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TEMAS CRUCIALES
1. El narrador
La “poética analítica”, expresión introducida por Miller4 que permite apre-
hender de otra manera la narrativa que compone el análisis, involucra tanto al
narrador, que es el analizante, como al lugar desde donde se sostiene lo narrado,
vale decir, al analista.
En la última propuesta de Italo Calvino de su libro titulado Seis propuestas
para el próximo milenio,5 Calvino se ocupa de lo que llama el arte de empezar y
el de terminar la escritura de una novela. Esto puede rápidamente aproximarse
a la experiencia analítica, ya que su recorrido puede pensarse como un largo
relato en el que el sujeto, en la medida en que da forma épica a la estructura,
escribe su propia novela. Novela, al decir de Lacan, que describe el amor del
sujeto con la verdad.
Para Calvino el comienzo es un instante crucial puesto que es el momento
de una elección: ante la posibilidad de decirlo todo de innumerables maneras,
el sujeto se distancia de esa chance ilimitada y llega a decir algo de un modo
subjetivo a través de la aceptación de reglas, en este caso, la de la asociación li-
bre orientada por el principio de disimetría.6
Es más, se trata de desprenderse de la multiplicidad de historias posibles para
aislar y hacer narrable la historia que se decidió contar, elección, podemos aña-
dir, determinada por el propio fantasma. Italo Calvino insiste en que el lengua-
je tiene que llegar a ser lo que queremos contar. Sin duda, esta búsqueda atañe
al estilo que involucra al goce del sujeto y que queda impregnado en su moda-
lidad narrativa.
A modo de ilustración, Calvino retoma el libro El narrador de Benjamín.7 El
narrador era quien transmitía la experiencia en una época en la que la capaci-
dad de los hombres para aprender de la experiencia no se había perdido aún. Se
trata de captar un suceso aislado en su singularidad que nos diga algo del senti-
do de la vida. El esfuerzo del analizante por capturar aquello que diga acerca
del sentido de su goce va en la misma orientación, puesto que se trata de aislar
a través de la repetición significante el marco fantasmático que aloja esa histo-
ria sin fin que marca a fuego su estilo de goce. Este es un tiempo de compren-
der que expresa una suspensión temporal que da cuenta de las “bodas del amor
y de la verdad”, también llamado amor al saber, para que logre así dar un paso
más que le permita encontrar una salida.
120
LA OBJECIÓN DEL TIEMPO DE LA NEUTRALIDAD
2. La prisa lenta
¿Cuál es el derrotero del lado del analista y cómo interviene la neutralidad?
La neutralidad analítica —planteada como la posición neutra en torno a las
pasiones, a las condiciones de goce y al propio fantasma— interviene tanto del
lado del standard de la IPA como en la orientación lacaniana pero de diferentes
maneras de acuerdo a los principios que sostienen la práctica analítica.
Del lado de la IPA la neutralidad toma como punto de partida la presencia
de un Ideal, I(A), de cómo se dirige la cura, por lo que la suspensión del juicio
se confunde con la indiferencia —de acuerdo al equívoco de su traducción al
español—,8 diferente a la “toma de partido” que caracteriza al analista lacaniano.
La suspensión del analista de su propia contratransferencia, a través de la indife-
rencia y del juicio atributivo, se vuelve una duplicación de la suspensión
fantasmática que se encuentra del lado del analizante.
En cambio, en la orientación lacaniana la suspensión del fantasma y del goce
que se encuentra del lado del analista, que lo vuelve proclive a encarnar el sem-
blante, se funda en la falta estructural del S(A
/) que hace que lo neutro permita
que el deseo del analista encarne una temporalidad diferente a la propuesta por
la IPA. No se trata ya sólo de la suspensión, sino del instante y de la prisa por
concluir característico del acto analítico. Prisa que, al mismo tiempo, encarna la
lentitud necesaria para el advenimiento subjetivo.9 Se trata de conmover la fije-
za fantasmática del paciente dada por sus condiciones de goce que petrifican el
tiempo y mantienen al sujeto suspendido en la repetición que se expresa en un
tiempo para comprender eternizado.
En verdad el standard propuesto por la IPA y la práctica lacaniana no son
igualmente neutrales. El vacío intermedio, según la expresión retomada opor-
tunamente por Lacan,10 en el que se aloja el analista en la práctica analítica
lacaniana, lo sitúa más del lado del Gelassenheit,11 de la serenidad con que se
puebla el vacío central, que de la indiferencia que propone la IPA.
La decisión, el partido tomado, se opone así a la neutralidad indiferente, y
permite que, a su vez, la suspensión del lado del analizante se vuelva una deci-
sión que lo extraiga de la continuidad temporal narrativa e introduzca la dis-
continuidad del tiempo de concluir.
La lógica de las sesiones cortas sigue esta orientación y muestra que la prisa
y el corte quedan incluidos en cada sesión y no actúan sólo al final del análisis.
121
TEMAS CRUCIALES
El estilo, el tacto o el gusto de cada analista determinan las modalidades del acto
analítico que interviene oportunamente en el corte de la sesión. La compresión
del tiempo apunta a la reducción extraída de la continuidad que finalmente se
revela como el elemento neutro que es el objeto a, objeto asemántico y asexuado.
En definitiva, cada corte de sesión pone en juego la decisión que involucra al
tiempo como objeción a la neutralidad. En el interior del dispositivo el tiempo
apremia, por lo que la prisa se opone a la suspensión temporal.
122
LA OBJECIÓN DEL TIEMPO DE LA NEUTRALIDAD
Notas:
1. Diderot, Pequeña digresión.
2. J.-A. Miller, Le neveau de Lacan,Verdier, París, 2003, p. 297.
3. En lo que concierne a la temporalidad seguiremos los desarrollos expuestos
por J.-A. Miller en “Los usos del lapso”, curso inédito (1999-2000).
4. J.-A. Miller, Un effort de poésie, curso inédito (2002-2003).
5. I. Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio, Siruela, España, 1998.
6. G. Brodsky, El principio de disimetría.
7.W. Benjamín, “El narrador”, Para una crítica de la violencia y otros ensayos,Taurus,
Madrid, 1998.
8.Véase el artículo de A. Luka “Variantes de la neutralidad analítica” presentado
en las noches de la EOL.
9. E. Laurent,“El tiempo de hacerse al ser”, Estudios Psicoanalíticos 2, Madrid, 1994.
10. E. Laurent desarrolla esta idea en “La carta robada y el vuelo sobre la letra”,
Síntoma y nominación, Colección Diva, Buenos Aires, 2002.
11. S.Tendlarz, “Dejar ser”, La práctica del pase, Eolia-Paidós, Buenos Aires, 1996.
12. E. Laurent, “Du réel faire hazard”, Bulletin de l’ACF-Bordeaux.
stendlarz@fibertel.com.ar
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Freudiana 45, 2005, pp. 125-133
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
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LO IMPOSIBLE DE COMUNICAR
Por eso, las técnicas, los manuales “hacerse entender”, sobre efectividad en este
sentido, este tipo de know how producidos por la Ciencia tienden a fracasar. Se
venden… sí, pero hay que ver sus efectos a largo plazo, y en cada cual.
Ahora, ¿cuál es el problema que enfrenta la Ciencia Militar de las Comuni-
caciones? Pretenden seguirle la pista al impacto de la tecnología sobre la comu-
nicación, su carácter instantáneo, tanto en lo interpersonal como en temas de
seguridad nacional y militar. La pregunta que se hacen es cómo promover un
mejor uso generalizado de recursos como el e-mail, los teléfonos celulares y otros
implementos interactivos, en la medida en que su mala implementación tiene
en algunos casos consecuencias tan graves como la pérdida de vidas humanas.
“Los expertos dicen que aún intercambios que parecen mundanos tienen
implicaciones en la moral de las tropas y en la salud emocional de las familias
de aquellos en servicio”.
Paradójicamente, los avances en el intercambio de información han estado
enmarcados por objetivos bélicos (si el tiempo es dinero, la rapidez es ganan-
cia). Entonces, ¿a qué corresponde la pregunta que se hacen ahora los científi-
cos con relación al “impacto psicológico” de la comunicación interactiva, en
tiempo real, sino a la manera —patética— en que se les devuelve lo imposible
de simbolizar? En este sentido, el síntoma toma cuerpo en el ámbito de la co-
municación tecnificada.
Mientras, las familias de los soldados manifiestan problemas como un aumen-
to de la ansiedad ya existente —derivada de saber a sus allegados en el campo de
guerra—, por ser testigos en vivo de la cruda experiencia de los combates, gracias
a la televisión y/o Internet. De la misma forma, ven rota la rutina del hogar por
la omnipresencia de mensajes. Lo anterior contrasta con la aperiodicidad y dis-
tancia que permitían las cartas (en papel y lápiz), cuestión que incluso permitía a
las esposas un espacio, una separación que tenía como consecuencias —en algu-
nos casos— el desarrollo y fortalecimiento de nuevas habilidades personales.
Para los soldados, el exceso en la comunicación altera en ciertos casos su con-
centración sobre los temas propios del campo de batalla, al estar demasiado en-
terado acerca de problemas domésticos, respecto a los cuales no pueden hacer
mucho desde la distancia.
Pero no solo hay dificultades cuando la información llega. Las fallas en la
comunicación, como la pérdida de e-mails, o la caída del sistema de redes celu-
127
SÍNTOMAS DE LA CULTURA
lares, hace que las familias tiendan a concluir lo peor sobre el ser ausente. La
expectativa acerca del carácter inmediato del intercambio con el otro —sopor-
tada sobre los avances en la tecnología— hace que el hecho de no poderse co-
nectar sea una causa adicional de intranquilidad.
Desde el psicoanálisis, podemos decir que tanto el exceso de datos, como la
falla en la comunicación, consiguen leerse desde la lógica articulada a la castra-
ción. En los dos casos se pone en juego la falta del Otro, pero no en su vertien-
te apaciguadora, de regulación del deseo, sino del lado del “no querer saber”
tormentoso, ya sea por la vía de la saturación del objeto (percepción sucesiva e
imparable de imágenes que evocan un goce aterrador) o a partir del surgimiento
de fantasmas en los que el otro aparecer acribillado, muerto, despedazado —“si
no llama es porque algo muy malo le ha pasado…”. Con esto, la potencia de lo
real sin brújula, toma cuerpo, toma consistencia. Los signos que se aprenden en
los datos vistos u oídos, se significan a partir de la lógica que cada cual sostiene
en su fantasma. Sabemos que toda fantasía tiene una estructura fundamentalmen-
te perversa, con lo que aparece la pulsión desde su naturaleza “salvaje”.
¿Por qué pensar que la precisión y eficiencia en la compresión de tiempo y
espacio, necesaria para que los chats funcionen, va a garantizar que el mensaje
sea recibido y devuelto al emisor de manera lineal, “totalmente comprensible”?
La manera distorsionada en que las personas “oyen” lo que el otro dice no se
debe, como se anota en el artículo, a elementos del ambiente o del contexto.
No es cierto que un mejor volumen y calidad del sonido garantice el adecuado
entendimiento entre los humanos.
Ubicar el engaño sobre el que se sostiene la ciencia de la comunicación
implica valernos de los artificios simbólicos, del Nombre del Padre, para ponerle
barrera a ese exceso de goce que implica el palabrerío, la verborrea, la retahíla
de palabras, el flujo incontrolado de representaciones. Todas las anteriores tie-
nen la estructura del fenómeno elemental, indicador clínico que desde el psi-
coanálisis permite dar cuenta de la forclusión propia de las psicosis. Allí la falta
del significante paterno tiene consecuencias, sobretodo en lo referido a la posi-
bilidad de construir barreras que velen —no hay fantasma que vincule
dialécticamente al sujeto y al objeto a.
Ahora bien, ¿por qué se muestra interrogada en la actualidad la Ciencia Militar
de las Comunicaciones? Siempre que busca fundamentar su acción a partir de
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LO IMPOSIBLE DE COMUNICAR
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
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LO IMPOSIBLE DE COMUNICAR
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
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LO IMPOSIBLE DE COMUNICAR
Notas:
1. “Para las tropas, el hogar puede parecer demasiado cercano”
2. Pudor y vergüenza son términos tratados en Miller, J.-A. (2004), “Notas so-
bre la Vergüenza”, en Freudiana 39. Revista Psicoanalítica, publicada con el aus-
picio de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, Barcelona.
3. Laurent, E., (2002), “El Revés del Trauma”, Virtualia # 6, extraído en marzo
de 2005 de http://www.eol.org.ar/virtualia/006/default.asp?notas/elaurent-
01.html.
4. Freud, S., (1926), Inhibición, síntoma y angustia.Versión en CD-Rom.
5. Freud, S., (1985), Proyecto de una Psicología para Neurólogos. Capítulo 11.
Versión en CD-Rom.
6. Goldenberg, M., (2004), ¿Dios ha muerto? Clase inédita dictada en el De-
partamento de Psicoanálisis y Filosofía de la Escuela de Orientación Lacaniana
(EOL), Buenos Aires, el 27 de abril.
7. Lacan, J., (1969), El reverso del psicoanálisis. Seminario 17, clase 14. Ed. Paidós.
astaldelar@hotmail.com
133
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Freudiana 45, 2005, pp. 135-143
* Trabajo presentado en el XIV Encuentro Internacional del Campo Freudiano, Segundo En-
cuentro Americano sobre los resultados terapéuticos del psicoanálisis y las nuevas formas de la
transferencia, realizado en Buenos Aires en Agosto de 2005.
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
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EL CONSUMO DE LOS MEDIOS
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
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EL CONSUMO DE LOS MEDIOS
Hay declinación del nombre del padre, pero también hay aislamiento y de-
gradación de la experiencia, y los medios y las ofertas ilimitadas del mercado
alimentan esa tendencia del goce solitario. El individuo, llevado al límite, siem-
pre preferirá eludir el encuentro con el cuerpo del Otro para no confrontarse a
la no complementariedad entre los sexos. Los medios ofrecen a este dilema una
promesa de satisfacción inmediata, completa, constante.
Una característica paradójica de la era de la ciber-comunicación es la sole-
dad globalizada, la soledad del autoerotismo y del aislamiento, del Uno con su
aparato —aunque el discurso de los medios ofrezca el ciberespacio como el sin
fin de oportunidades de encuentros, negocios, contactos. La soledad está
vertebrada en red: hoy existen masas mediáticas. “Ahora se es masa sin ver a los
otros”, los individuos no se orientan por experiencias corporales sino que se
perciben a través de símbolos mediáticos.6
Los sujetos que gozan en soledad frente a las pantallas se diferencian de los
grupos que se identificaban por sus modos de goce sin importar su nombre
propio pero sí su presencia física (alcohólicos anónimos, jugadores anónimos,
etc.). Los de hoy no tienen su grupo anónimo, sino que los nombres se encar-
nan en cuerpos virtuales, en presencias virtuales: predominancia del goce del
anonimato en tiempos de la soledad globalizada.
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
derado en su faz de goce puede orientar las intervenciones del analista ciuda-
dano. Nuestra presencia en los medios debería regirse por la interpretación de
los hechos10 apuntando a una “intervención que sea inolvidable”;11 para ello
sería imprescindible no favorecer el goce del sentido ni ofrecerse al desplie-
gue de una escena al servicio de capturar miradas. En un mercado ávido de
novedades, tal vez ésa pueda ser la novedad que ofrezca el analista en nombre
de la acción lacaniana.
“Toda irrupción de lo real llama hoy a una palabra que acuerde sentido. Esto
puede ocurrir en un contexto de urgencia… La palabra es hoy instrumentalizada
en esta función de urgencia disolvente… Se trata de la confianza acordada al
sentido para filtrar, evacuar lo real”.12
Incluso, cuando un suceso conmueve a la sociedad —como fue en nuestra
ciudad la reciente tragedia del incendio del local “República de Cromañón”—13
se suele convocar al mundo psi para obturar la angustia.
Frente a esta apelación al sentido desde lo social, la acción lacaniana puede
operar en la dirección opuesta: de la ausencia de sentido que conduzca a lo real
que sostiene a la experiencia analítica, la falta de proporción entre los sexos. Tal
vez, de ese modo, ubicarse como un síntoma para ir contra el discurso de la ci-
vilización que, cada día más, se ‘aprovecha’ del plus de gozar.
En estas coordenadas, ¿cómo interpretar el hecho social de un modo que no
espante al televidente?
Por lo pronto, un analista en los medios podría, nada más ni nada menos, hacer
entrever la responsabilidad del goce de cada uno en su sufrimiento,14 o bien en
su lugar de telegozante.
Notas:
1. Adorno, T., Teoría de la estética, 1969.
2. Lacan, J., El seminario libro 17 El reverso del psicoanálisis, capítulo XIII “El po-
der de los imposibles”, Paidós, Buenos Aires, 1992, pp. 198-204.
3.Verónica Gago y Diego Sztulwark.“Políticas de la mirada”, Pto.V. Buenos Aires,
22 de septiembre de 2004, inédito.
4. Colectivo Situaciones, grupo de investigación militante formado por Edgardo
Fontana, Diego Sztulwark,Verónica Gago, Natalia Fontana, Mario Santucho,
Sebastián Scolnik que trabaja en Buenos Aires (Argentina) y sus alrededo-
140
EL CONSUMO DE LOS MEDIOS
141
SÍNTOMAS DE LA CULTURA
Bibliografía:
Adorno,T., Teoría de la estética, 1969.
Aramburu, J., “Síntoma y modernidad”, El deseo del analista, Tres Haches, Bue-
nos Aires, 2000.
Bobbio, N., Ni con Marx ni contra Marx, Fondo de cultura económica, México, 1999.
Clarín del 31/12/2004 y del 01/01/2005.
Daumas, A., Mauas, L., Szpunt, I., “El psicoanálisis y los medios,” clase Nº 9 del
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nalíticos sobre la familia, Enlaces del CICBA, inédito.
Debord, G., La sociedad del espectáculo.
Gago,V., Sztulwark, D., “Políticas de la mirada”, Pto.V, Buenos Aires, 22 de sep-
tiembre de 2004, inédito.
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Lacan, J. “Conferencia de Prensa 1974”.
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Laurent, E., “Interpretar el inconsciente político”, revista Enlaces N°8, publica-
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Lipovetsky, G., Metamorfosis de la Cultura Liberal.
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Negri, T., Guías: Cinco lecciones en torno al Imperio, Paidós, Buenos Aires, 2004.
142
EL CONSUMO DE LOS MEDIOS
blancasanchez@ciudad.com.ar
ernestosinatra@fibertel.com.ar
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Freudiana 45, 2005, pp. 145-151
Alberto Manguel
DON QUIJOTE, AUTOR DE CERVANTES
Entre los muchas maravillas que nos depara El ingenioso hidalgo Don Quijote
de la Mancha, hay una, que si no más misteriosa que las otras es, al menos para
mí, más desconcertante.Todos —aún quienes no han leído el libro— saben quién
es Don Quijote. A su lado, Cervantes es casi fantasmagórico, un personaje mu-
cho menos importante de la obra, un intruso que de vez en cuando comenta y
opina sobre la acción, un desocupado lector que un día halló un bulto de pape-
les en un mercado de Toledo y se lo hizo traducir para así dar a luz las aventuras
del iluminado caballero. Cervantes, digo, es un personaje menor que cede con
los años sus características físicas al héroe de la historia. A partir del siglo dieci-
nueve, la transformación es definitiva, y los ilustradores del Quijote entienden que
ambos son idénticos. El Don Quijote lampiño de los primeros grabados se es-
fuma y aparece en cambio un caballero que usurpa los rasgos cervantinos: su
“rostro aguileño (…) nariz corva (…) barbas de plata (…) dientes ni menudos
ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor pues-
tos (…) el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño (…) algo cargado
de espaldas y no muy ligero de pies (…)”. Esta descripción que Cervantes hace
de sí mismo a los 66 años de edad, es la de Don Quixote frisando los 50: “seco,
avellanado, antojadizo (…) de complexión recia, seco de carnes, enjuto de ros-
tro.” La creación artística cobra cuerpo y experiencia, mientras que su autor per-
manece inmutable en el tiempo, inalterable como un frontispicio.
Es posible que Cervantes sospechara tal destino. Cuando en el sexto capítu-
lo de la primera parte, el cura y el barbero purgan la biblioteca de Don Quijote
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SÍNTOMAS DE LA CULTURA
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DON QUIJOTE, AUTOR DE CERVANTES
segunda parte, el bachiller Carrasco hace saber a Sancho que sus aventuras están
contadas en un libro —que Carrasco ha leído en Salamanca, universidad seria si
las hay— “con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”. Al oir esto,
Sancho se hace cruces espantado: reacción similar debe tener el lector para quien,
si la primera parte del libro que tiene entre las manos ha sido leído por los perso-
najes de la parte que está leyendo ahora, él, lector de carne y hueso, es también
parte de ese acuerdo, de esa treta, de ese mundo imaginario, fantasma entre los fan-
tasmas, dependiente no de sus propias acciones sino de los sueños de otro que ahora
es polvo y cenizas y que alguna vez se llamó Miguel de Cervantes Saavedra.
Este método de auto-referimiento o juego de espejos —que Gide, inspirán-
dose en un término de la heráldica, llamó “mise-en-abyme” —, es antiquísimo.
En la corte de Alcino, en el octavo libro de la Odisea, un huésped extranjero
a quien el rey ha acogido, oye al poeta Demódoco (ciego como dicen que era
Homero) cantar la lucha entre Ulises y Aquiles en Troya; nadie sabe que el hués-
ped es Ulises quien, al escuchar cantar sus propias hazañas, oculta su cara bajo
su capucha para que no lo vean llorar. Homero ofrece a Demódoco (su Cide
Hamete) la autoría de la Ilíada como Cervantes otorgó a Cide Hamete la de la
primera parte del Quijote y hace que Ulises —como Don Quijote en la segun-
da parte— la escuche narrar, emocionado.
Chaucer, en los Cuentos de Canterbury, se incluye a sí mismo entre sus pere-
grinos y se hace contar una de las narraciones. Pero la cuenta tan mal y de for-
ma tan torpe, que sus compañeros de viaje le piden que la interrumpa. La ficción
de Chaucer contiene a Chaucer, pero un Chaucer inepto, tal como la bibliote-
ca de Don Quijote incluye a Cervantes, pero un Cervantes inconcluso, salvado
por el cura sólo por su amistad, no por su genio literario.
Borges, en un pequeño ensayo sobre las magias parciales del Quijote, publi-
cado en La Nación de Buenos Aires en 1949, propuso otras: el caso de Hamlet,
que hace representar a los actores en la corte de Elsinore una obra titulado La
ratonera que es, más o menos, la tragedia de Hamlet; y el Ramayana, el poema de
Valmiki escrito en sánscrito hacia el IV siglo a.C., en cuyo último libro un ex-
traño asceta enseña a leer a los hijos de Rama: el asceta es Valmiki, el libro en el
que estudian, el Ramayana.
Dicho de otro modo: ficción y realidad son, desde un punto de vista narra-
tivo, intercambiables, y la verdad de la realidad como la verdad de la ficción
147
SÍNTOMAS DE LA CULTURA
dependen de nuestra voluntad como lectores. El texto fija una verdad narrativa;
el lector impone otra o la misma que desdobla, extiende, refleja y transforma la
de la página escrita. Borges, en un texto hoy clásico, nos aclara el milagro.
Un cierto día de septiembre de 1939 en Buenos Aires —Byrd estaba por co-
menzar su tercera expedición antártica y las primeras cartas “vía aérea” desde
Inglaterra acababan de llegar a las costas porteñas—, los pocos lectores suscriptos
a la revista Sur leyeron un breve texto firmado “Jorge Luis Borges” en el que se
alababa con fervor crítico la obra de un tal Pierre Menard. Algunos amigos fe-
licitaron a Borges con más lealtad que entusiasmo; un viejo colega, con ejem-
plar pedantería, le dijo que sus comentarios sobre Menard, si bien justos, no
decían nada sobre Menard que no se hubiese dicho antes. Ni los distraídos lec-
tores de Sur, ni los atentos amigos del autor, ni la directora de la revista, la pers-
picaz Victoria Ocampo, tal vez ni siquiera el propio Borges, se dieron cuenta que
aquella publicación marcaba una de las pocas fechas esenciales de la historia de
la literatura. Tal inatención no hubiera sorprendido a Borges quien trece años
más tarde, en un artículo llamado “El pudor de la historia” declararía: “Yo he
sospechado que la historia, la verdadera historia, es más pudorosa y que sus fe-
chas esenciales pueden ser, asimismo, durante largo tiempo, secretas.”
“Pierre Menard, autor del Quijote” nació con voluntad de fracaso. Los he-
chos que lo engendraron son harto conocidos. Durante la Navidad de 1938,
Borges se hirió la frente con el borde de una ventana abierta. La herida se in-
fectó y durante varias semanas los médicos creyeron que moriría de septicemia.
Cuando empezó a reponerse, temió haber perdido sus capacidades mentales y
dudó poder volver a escribir. Hasta aquel momento había publicado poemas y
reseñas literarias. Pensó que si probaba escribir una reseña y no lo lograba, se
sentiría incapacitado para siempre. Pero si trataba de hacer algo nuevo, algo que
no había intentado antes, y fallaba, no juzgaría el fracaso tan grave y quizás el
hecho mismo lo prepararía para la severa revelación final. Decidió escribir un
cuento. El resultado fue “Pierre Menard…”.
Pierre Menard es el lector ideal, el hombre que quiere rescatar un texto vol-
viéndolo a crear tal como su autor lo concibió. Borges explica:“No quería com-
poner otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil agregar que no
encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo.
Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran —palabra
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DON QUIJOTE, AUTOR DE CERVANTES
por palabra y línea por línea— con las de Miguel de Cervantes”. Que en últi-
ma instancia la tarea sea imposible, que el texto re-imaginado sea ahora (a pesar
de la coincidencia formal entre los dos) de Menard y ya no de Cervantes, es la
lección implacable que aguarda a cada lector. Nunca leemos un arquetípico ori-
ginal: leemos una traducción de ese original vertido al idioma de nuestra pro-
pia experiencia, de nuestra voz, de nuestro momento histórico y de nuestro lugar
en el mundo, como los lectores de Cervantes leyeron no una crónica de Cide
Hamete Benegeli, sino un texto traducido al vocabulario castellano de inicios
del siglo diecisiete.
La terrible conclusión de Pierre Menard es ésta: El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra no existe, y nada podrán
contra este hecho irrefutable la amenaza de celebraciones, institutos cervantinos,
cursos de literatura española, sesudos estudios críticos y ediciones de obsceno
lujo. El Quijote original, si insistimos en creer en su existencia, desapareció con
el lector Cervantes. Sólo quedaron (lo cual no es poco) los cientos de millones
de Quijotes leídos desde que un primer Quijote entró en la imprenta de Juan de
la Cuesta y salió despojado de una parte de los capítulos XXIII y XXX. Desde
entonces, los colegas de Pierre Menard han invadido el mundo de las letras y
nos han dado —y siguen dándonos— sus múltiples Quijotes: el torpe Quijote de
Lope, el divino Quijote de Dostoievski, el filosófico Quijote de Unamuno, el brutal
Quijote de Nabokov, el risueño Quijote de Graham Greene, el tedioso Quijote
de Martin Amis, el desdoblado Quijote de Borges, el Quijote de cada uno de
nosotros, sus desocupados lectores.
Borges observaría, en un ensayo fundamental sobre Kafka, que “cada escri-
tor crea a sus precursores”. Menard no es distinto y a partir de su propia exis-
tencia creó una vasta genealogía que incluye, entre muchos otros, al Diderot de
“Esto no es un cuento”, al Lawrence Sterne de Tristam Shandy, al Italo Calvino
de Si una noche de invierno un viajero… También, a Robinson Crusoe que lee la
Biblia como si fuese una crónica de sus propias desventuras, a Hamlet que lee
“palabras, palabras, palabras” y ve en una nube un camello, una comadreja o una
ballena, a un tal William Sefton Moorhouse que se convirtió a la fe cristiana
leyendo la Anatomía de la Melancolía de Burton creyendo que se trataba de un
manual teológico de Butler, a los censores militares que prohibieron la entrada
a la Argentina de El rojo y el negro, pensando que trataba de una apología del
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Freudiana 45, 2005, pp. 153-157
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EL APOSENTO DE LOS LIBROS
entrecruzan, abriendo hacia una manifestación más pura del deseo que allí
insiste”.
Es, sin duda, un libro para quien quiere profundizar en la relación del psico-
análisis con la letra.Y para quien quiera aprender de psicoanálisis y de literatu-
ra. Su título nos resulta profundamente sugerente. Psicoanálisis y arte de ingenio,
en paralelo con el texto de Baltasar Gracián “Agudeza y arte de ingenio”, y no
deberíamos obviar que Psicoanálisis se escribe palimsésticamente sobre la agu-
deza. Pero, sin duda, el texto de Gracián hace del arte de ingenio un tratado sobre
la producción significante y el significado como un efecto del significante. Éste
es el espíritu con el que se inscribe el libro de Macola y Brandalise. En realidad,
vemos cómo esto se convierte en el hilo conductor los análisis de las obras lite-
rarias estudiadas, puesto que todos los capítulos abordan desde ángulos diversos
los efectos del significante sobre el ser. Efectivamente, cada uno de ellos va ahon-
dar en un aspecto de la complejísima relación entre ser y significante, así el li-
bro adquiere una suerte de forma calidoscópica.
El libro se abre con un Don Quijote enfermo de la palabra, como somos todos
los humanos, ya que lo mejor que nos puede pasar es que enfermemos del
significante y que busquemos sanarnos con el significante también, al fin y al
cabo esta es la propuesta del psicoanálisis. “Don Quijote recrea las cosas con el
poder de la palabra”, la palabra entonces como el motor de la vida. Quisiera
resaltar una afirmación que me ha parecido particularmente sorprendente y
hermosísima en estos tiempos. Escriben Macola y Brandalise: “Su locura atenúa
el malestar en la cultura”, para ello atenúa las reglas… Bien distinto a nuestro
momento en que no parecemos saber hacer frente al malestar en la cultura más
que redoblando el valor de las reglas.
Quijote es un creador, afirman Macola y Brandalise, aunque se vuelva loco sin
causa. Crea no sólo a partir de la lectura, sino también de la escritura. Puesto que
son recíprocas, una no va sin la otra. Así, pues, el primer capítulo nos sitúa en una
tesis: el poder de la palabra, de la lectura y de la escritura y su indisociable condi-
ción de subjetiva, en el sentido que el significante produce el sujeto: existimos
porque hablamos, con todas las consecuencias que tiene la palabra.
“El manifiesto de Marcela. Sabotaje de la retórica”, segundo capítulo dedi-
cado al episodio de la pastora Marcela, lo es también sobre la comedia de los
sexos. De nuevo encontramos una exploración de la relación entre el sujeto y
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EL APOSENTO DE LOS LIBROS
el lenguaje, pero esta vez por medio del episodio cervantino. Marcela es una
mujer que rechaza a Crisóstomo (boca de oro) y que rechaza la palabra porque
quiere quedar más allá de ella. Esta especie de página en blanco que Marcela
escribe, se puede entender no sólo como un malentendido entre los sexos, sino
también como una afirmación de aquello de la feminidad que no puede ser
subsumido por el significante ni apresado por él. Es decir, aquello acerca de lo
femenino que la palabra no alcanza a decir, pero que sólo por la palabra pode-
mos suponer que existe. En el apartado “feminidad” los autores consideran como
se puede interpretar la feminidad de muy diversas manera, pero cada una de ellas
es la mascarada que vela un vacío. La originalidad de Cervantes es presentificar
este vacío haciendo salir a Marcela de escena, de manera que Marcela “se sus-
trae a las figuras codificadas de lo femenino”.
“El licenciado Vidriera. En torno a la fragilidad de los puntos de vista” adentra
al lector en los caminos del delirio cuya importancia radica en que se trata de
un significado que reorganiza el mundo. La novela constituye un ejercicio me-
tafórico acerca del delirio”. Así, “El licenciado” también es una metáfora del
escritor. La locura lo empuja a la relación con la palabra, las letras (es jurista, le-
trado) mientras que cuando está cuerdo es militar.
En “Amar por ver amar. Juegos de transferencia en El perro del hortelano”,
se aborda desde otro ángulo la relación entre los sexos y la cuestión de la femi-
nidad. Se trata de la histeria, es decir, de la mujer que sólo puede amar a través
de otra mujer.
El análisis de la comedia de Lope de Vega se aborda como un análisis de una
posible solución al malentendido estructural entre los sexos. Pero a diferencia
de Marcela, en la que Cervantes parece resistirse a “resolver” el malentendido,
Lope de Vega opta por un final feliz. Un acuerdo entre el deseo de los prota-
gonistas y el medio social (muy distinto al deseo de Antígona). Para los autores
se trata de la eficacia al precio de la verdad.
“Tomar al pie de la letra. Utilidad y daño” resulta un capítulo extremada-
mente estimulante puesto que los autores presentan a la anorexia y la mística
como experiencias límite de la palabra. Sostienen que se trata de la experiencia
de un goce que tras-pasa la palabra. Pero hay una diferencia. En las místicas hay
una experiencia del Otro radical: el Otro divino, que es el lugar del goce, del
goce Otro. Mientras que en la anorexia hay un cerrarse sobre el cuerpo propio.
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EL APOSENTO DE LOS LIBROS
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EL APOSENTO DE LOS LIBROS
puesto que como dicen los autores, la palabra “en su evanescencia ofrece al sím-
bolo la posibilidad de permanecer en forma de concepto” Este último capítulo
es, pues, una reivindicación del sujeto de la palabra, y, en última instancia, de la
literatura. Un sujeto que enloquece porque habla y porque lee. No un animal
cuya locura está determinada por un desarreglo de las sinapsis neuronales.
En fin, este breve recorrido ha tenido como objetivo presentarles un libro
animado por el deseo de la letra, atravesado por él. Un libro para los “heridos por
la letra”, lletraferits, como se dice en un catalán quizá ya de otra época. Ojalá que
la letra continúe hiriendo a los humanos. Este libro, así lo creo, contribuye a ello.
Neus Carbonell
ncarbonelli@uoc.edu
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This modern imperative of happiness redoubles sobre las modalidades sintomáticas de vida que
the rejection of suffering. se han elegido con algún tipo de sufrimiento,
Key words: happiness, toxics, unconscious sat- al mismo tiempo orienta en los vínculos a los
isfaction. otros, hacia la dimensión de un deseo singular
que anuda cada modalidad sintomática de sos-
HEBE TIZIO tenerse en una existencia.
Psicoanalista en Barcelona. Miembro de la Palabras clave: angustia, urgencia subjetiva,
Comunidad de Catalunya de la ELP. cuerpo, existencia.
“Migraciones y exclusiones” “Angoisse et urgence subjective”
La falta-en-ser se trata por la vía del Ideal Il y a de bonnes us de l’angoisse, us que bien
colectivizante que permite hacer lazo social y el qu’elles orientent l’entrée dans une certitude
objeto a que es desocializado. Cuando se empuja subjective, sur les modalités symptomatiques de
al sujeto hacia lo peor, a través de las distintas vie qui ont été choisies avec un certain type de
formas de exclusión, se puede producir la pér- souffrance, en même temps il oriente dans les
dida de la subjetividad que trae la identificación liens aux autres, vers la dimension d’un désir
al objeto. Esto trae aparejada la pérdida de la singulier qui attache chaque modalité sympto-
responsabilidad y tensiones agresivas. matique d’être soutenu dans une existence.
Palabras clave: migraciones, exclusión, pasaje al Mots clés : angoisse, urgence subjective, corps,
acto. existence.
“Des migrations et des exclusions” “Anguish and subjective urgency”
Le manque-en-être est traitées par la voie de There are good uses of the anguish, uses which
l’Idéal collectiviste qui permet de rendre lien although they orient the entrance in one sub-
social et l’objet a qu’est desocialisé. Quand on jective certainty, on the symptomatic modalities
pousse au sujet vers le pire, à travers les diffé- of life which they have been chosen with some
rentes formes d’exclusion, peut se produire la type of suffering, at the same time orients in
perte de la subjectivité qui apporte l’identifica- the bonds to the others, towards the dimension
tion à l’objet. Ceci apporte la perte de la res- of a singular desire that ties each symptomatic
ponsabilité et tensions agressives. modality to maintain itself in an existence.
Mots clés : migrations, exclusion, passage à Key words: anguish, subjective urgency, body,
l’acte. existence.
“Migrations and exclusions”
The lack of identity is treated with the collec- XAVIER ESQUÉ
tivization Ideal which allows a social engage- Psicoanalista en Barcelona. Miembro de la
ment and the object a which is dissocialized. Comunidad de Catalunya de la ELP.
When the subject is pushed towards that which “La clínica del CPCT”
is worse, through the different forms from ex- La clínica del CPCT actualiza la relación en-
clusion, loss of the subjectivity can be produced tre psicoanálisis puro y aplicado. El CPCT abre
which brings identification to the object. This nuevas vías en lo social, incidiendo también en
produces, both, loss of responsibility and ag- el campo de la salud mental, haciendo frente a
gressive tensions. las nuevas formas del síntoma, extendemos la
Key words: migrations, exclusion, passage to the práctica lacaniana y renovamos la formación de
act. los analistas.
Palabras clave: psicoanálisis puro y aplicado,
ROSA Mª CALVET nuevos síntomas, práctica lacaniana.
Psicoanalista en Barcelona. Miembro de la “La clinique du CPCT”
Comunidad de Catalunya de la ELP. La clinique du CPCT met à jour la relation
“Angustia y urgencia subjetiva” entre psychanalyse pure et appliquée. Le CPCT
Hay buenos usos de la angustia, usos que si bien ouvre de nouvelles voies dans le secteur social,
orientan la entrada en una certeza subjetiva, en influençant aussi le champ de la santé men-
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