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Tercer Militarismo

(1930 – 1939)

Periodo de la Historia del Perú republicana entre 1930 y 1939, surge por el vacío político existente y la inoperancia de las
agrupaciones políticas tradicionales frente a los nuevos movimientos sociales, tuvo por objetivo proteger a la oligarquía
terrateniente y al sistema imperante, ante la crisis social. El tercer militarismo fue una etapa de la historia de Perú en la
que se sucedieron varios gobiernos militares. Comenzó en 1930, con la llegada al poder de Luis Miguel Sánchez Cerro
mediante un golpe de Estado. Tras tener que renunciar al cargo, formó un partido político con el que venció en las
elecciones de 1931. El periodo en cuestión abarcó el mandato de Sánchez Cerro y el de su sucesor, Oscar R. Benavides,
quien permaneció hasta 1939 en la presidencia. La aparición del tercer militarismo estuvo precedida por las repercusiones
de la crisis económica mundial de 1929. A esto se unió el cansancio tras los 11 años de dictadura de Augusto B. Leguía, un
tiempo de inestabilidad, represión y corrupción. Sánchez Cerro no significó un gran cambio en esos aspectos. Su ideología,
muy cercana al fascismo europeo, lo llevó a prohibir partidos políticos y a reprimir a los opositores. Benavides suavizó un
poco la situación y emprendió una serie de medidas sociales.

El último periodo presidencial de Augusto Leguía es conocido como Oncenio, pues duró 11 años, desde 1919 a 1930. Esta
etapa se caracterizó por el desplazamiento del civilismo como fuerza política dominante, por la implantación de un
sistema de gobierno autoritario y por el culto a la personalidad. El presidente abrió la economía al exterior, sobre todo a
los estadounidenses, trató de modernizar las estructuras del Estado y emprendió un ambicioso plan de obras públicas.
Durante su mandato, se produjo en Perú un cambio respecto a las fuerzas políticas dominantes. Aparecieron, así, nuevas
organizaciones, como el APRA y los comunistas. Un golpe de Estado, encabezado por el comandante Luis Miguel Sánchez
Cerro, puso fin a su estancia en el poder.
• CAUSAS ECONÓMICAS
1. Las políticas económicas de Leguía habían hecho que Perú fuese totalmente dependiente de Estados Unidos en esa
materia. Su plan de obras públicas, emprendido con préstamos estadounidenses, había aumentado la deuda externa
de manera sustancial.
2. El crac del 29 y la consiguiente Gran Depresión empeoró la situación. Perú, como el resto del planeta, se vio
seriamente afectado, hasta el punto de entrar en bancarrota fiscal.
3. EE.UU., que sufría también por la crisis, cerró las fronteras al comercio exterior. Esto provocó un descenso de las
exportaciones peruanas, agravando los problemas económicos internos.
• CAUSAS SOCIALES
1. La oligarquía peruana vio amenazado su poder por el creciente descontento sociopolítico. Esta inestabilidad llevó a
que formaran una alianza con los militares, apoyando el golpe de Estado.
2. Surgieron en Perú varios movimientos fascistas (como en otros países), como el nacionalcatolicismo, el
nacionalsindicalista o el fascismo clerical. Pero también comenzaron a fortalecerse las organizaciones obreras y
comunistas.
• CAUSAS POLÍTICAS
1. En el Oncenio aparecieron los primeros partidos modernos del país, reemplazando a los tradicionales, como el Civil o
el Democrático.
2. Las organizaciones más importantes que se formaron durante esos años fueron el Partido Aprista Peruano y el
Partido Socialista Peruano. El primero tenía un carácter marcadamente antiimperialista y contrario a la oligarquía. El
segundo adoptó como ideario el marxismo-leninismo, aunque era bastante moderado.
3. Ambos partidos provocaron que los sectores más privilegiados de Perú se sintieran preocupados. El temor a perder
parte de su poder hizo que apoyaran a los militares en su toma del gobierno.
• INESTABILIDAD TERRITORIAL
1. Durante el mandato de Leguía se vivieron varias insurrecciones en provincias como Cuzco, Puno, Chicama y,
especialmente, Cajamarca.
2. La respuesta violenta del gobierno solo empeoró la situación, creando un clima de inestabilidad que repercutió
negativamente en la economía y en la tranquilidad política y social.
• ASPECTO POLÍTICO
1. Los militares eran caudillos que respondieron a la crisis económica y política tomando el poder. Para ello,
establecieron una alianza con la oligarquía nacional, temerosa del avance de los movimientos progresistas.
2. Sánchez Cerro, quien había estado en Italia antes de su golpe, tenía ideas muy cercanas al fascismo. Su gobierno
fue autoritario y xenófobo, aplicando algunas medidas populistas y corporativistas.
3. El militar, después de tener que abandonar el poder en 1930, fundó un partido político para presentarse a las
siguientes elecciones: la Unión Revolucionaria. Sánchez logró ganar las votaciones, organizando un gobierno represivo
con los opositores.
4. La Unión Revolucionaria tenía una faceta populista, combinado con un potente culto al líder.
5. Al llegar Benavides al poder, intentó relajar los aspectos más represivos de su antecesor. Así, decretó una Ley de
Amnistía para los presos políticos y los partidos pudieron reabrir sus sedes.
6. No dudó en reprimir a los apristas cuando consideraba que amenazaban su presidencia.
• ASPECTO ECONÓMICO
1. Había escasez de productos y la inflación era muy alta. Esto provocó que la población comenzara a protestar y se
convocaron varias huelgas durante los años 30.
2. La Misión Kemmerer recomendó efectuar reformas económicas, pero el presidente solo acepto unas pocas. Aun así,
Perú pudo reajustar algo su política monetaria y reemplazó la libra peruana por el sol.
3. Durante el mandato de Benavides, el ciclo económico había comenzado a cambiar. La oligarquía apostó por un
conservadurismo liberal, con un Estado fuerte que garantizara la ley y el orden, condiciones que consideraban
imprescindibles para conseguir la estabilidad económica.
• ASPECTO SOCIAL
1. El tercer militarismo, especialmente durante la presidencia de Sánchez Cerro, se caracterizó por la represión contra
opositores y sectores minoritarios de la sociedad. Su carácter fascista apareció en actos de violencia contra los
apristas y los comunistas, y en el control ejercido sobre la prensa.
2. Se manifestó una gran xenofobia, impulsando varias campañas contra la inmigración asiática. Esto se acentuó tras la
muerte de Sánchez y el nombramiento de Luis A. Flores como líder de su partido.
3. La Unión Revolucionaria se organizó como una estructura vertical, con una milicia muy relacionada con la iglesia. Su
acción política estaba enfocada hacia la creación de un Estado corporativista y autoritario y un partido único.
4. Pese a ello, durante todo el tercer militarismo, se promulgaron algunas medidas sociales en favor de la clase obrera,
aunque ese aspecto también era muy propio del fascismo.
• ASPECTO INTERNACIONAL
1. En esta época sucedió el incidente limítrofe de Leticia con Colombia, lo que generó que ambos países estuviesen al
borde de la guerra. El asesinato del presidente evitó el conflicto. Benavides, sustituto de Sánchez, procedió a
arreglar el problema pacíficamente.

Tras la salida del poder de Augusto Leguía, una Junta Militar, presidida por el general Manuel Ponce Brousset, se hizo
cargo del gobierno del país. Su falta de popularidad hizo que fuera sustituido por Luis Sánchez Cerro, mucho más
conocido por el pueblo. Sánchez, que se había levantado en armas contra Leguía, llegó a Lima el 27 de agosto de 1930. La
Junta Militar de Brousset fue disuelta y se formó otra bajo el mando de Sánchez Cerro.
• GOBIERNO PROVISIONAL DE SÁNCHEZ CERRO
La situación de Perú cuando el nuevo presidente ocupó el cargo era crítica. Los disturbios se sucedían en buena parte del
país, protagonizados por obreros, estudiantes y militares. Sánchez Cerro promulgó medidas para detener las protestas y
creó un tribunal especial para juzgar los casos de corrupción durante la presidencia de Leguía. La política de represión,
con ilegalización de algún sindicato incluida, culminó con la masacre de Malpaso, el 12 de noviembre. En ella, 34 mineros
fueron asesinados. En el aspecto económico, contrató a la Misión Kemmerer, un grupo de economistas estadounidenses.
Las medidas propuestas por los expertos fueron, en su mayoría, desechadas por el presidente, aunque las aprobadas
tuvieron un pequeño efecto positivo. Antes de que convocara elecciones, un grupo de oficiales del Ejército y miembros de
la policía se rebelaron contra el gobierno provisional, en febrero de 1931. El levantamiento fracasó, pero mostró el
descontento hacia el régimen. Una nueva rebelión en Arequipa obligó a Sánchez Cerro a dimitir el 1 de marzo de 1931. Tras
él se sucedieron una serie de presidentes interinos que apenas duraron en el cargo. El más importante fue Samanez
Ocampo.
• GOBIERNO PROVISIONAL DE SAMANEZ OCAMPO
Samanez Ocampo se puso al mando del congreso Constituyente y logró pacificar momentáneamente el país. Su mandato,
corto, fue dedicado a preparar las siguientes elecciones. Para ello creó un Estatuto electoral y el Jurado Nacional de
Elecciones. Dentro de las leyes aprobadas para los comicios, quedaron excluidos de derecho de sufragio los curas, los
militares, las mujeres, los analfabetos y los menores de 21 años. Igualmente, se prohibió que se presentara cualquier
partidario del expresidente Leguía. A pesar de la mejora de la situación, Samanez Ocampo tuvo que hacer frente a
algunas rebeliones en Cuzco, reprimidas con violencia. Finalmente, las presidenciales se celebraron el 11 de octubre de 1931.
Algunos historiadores las consideran como las primeras elecciones modernas de la historia de Perú. Entre los candidatos
se encontraba Luis Sánchez Cerro, quien había fundado un partido de corte fascista para presentarse, la Unión
Revolucionaria. El APRA fue su principal rival. Las votaciones fueron favorables a Sánchez Cerro, aunque sus rivales
denunciaron fraude electoral y desconocieron el resultado. No obstante, Samanez Ocampo se mantuvo firme y cedió su
puesto a Sánchez Cerro.
• GOBIERNO CONSTITUCIONAL DE LUIS SÁNCHEZ CERRO
Sánchez Cerro asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1931. Una de sus primeras medidas fue ordenar la redacción de
una nueva Constitución, finalmente promulgada el 9 de abril de 1933. Su gobierno se caracterizó por la represión desatada
contra sus opositores, especialmente apristas y comunistas. Además, emprendió campañas xenófobas contra trabajadores
provenientes de Asia. El nuevo presidente tuvo que hacer frente a la crisis económica que ya padecía el país antes de su
llegada al cargo. Las materias primas perdían cada vez más valor y la inflación se había disparado. A pesar de contratar a
la Misión Kemmerer, los ingresos fiscales descendieron y el desempleo alcanzó cifras muy altas. La inestabilidad política,
con numerosas huelgas convocadas por el Partido Comunista y el APRA, no ayudó a que la economía se recuperara. El
presidente, incluso, sufrió un atentado fallido y vio cómo los buques del Callao se sublevaron en su contra. Durante su
mandato estuvo a punto de declararse una guerra contra Colombia. Solo su asesinato, ocurrido el 30 de abril de 1933,
detuvo los preparativos para el conflicto.
• GOBIERNO DE OSCAR BENAVIDES
Benavides fue nombrado presidente por el Congreso el mismo día que Sánchez Cerro fue asesinado. A pesar de que la
medida contravenía la Constitución, asumió el cargo para completar el periodo del difunto mandatario, hasta 1936.
Benavides consiguió detener el conflicto con Colombia, llegando a un acuerdo de paz en 1934. También aprovechó el
cambio de ciclo económico para dejar atrás lo más grave de la crisis. En 1936, Benavides se presentó como candidato para
las nuevas elecciones. Sus rivales principales fueron Jorge Prado (apoyado inicialmente por el gobierno) y Luis Antonio
Eguiguren, quien contaba con más apoyo social. Nada más comenzar el escrutinio, el Jurado Nacional anuló las elecciones.
La excusa fue que los apristas, cuyo partido tenía prohibido concurrir a las votaciones, habían apoyado en masa a
Eguiguren. El Congreso decidió que Benavides alargara su mandato tres años más y, además, asumiera el poder legislativo.
Su lema para ese periodo fue “orden, paz y trabajo”. Contó con el apoyo del ejército y la oligarquía. Al final de su mandato
tuvo que hacer frente a un intento de golpe de Estado. A pesar de que consiguió detener la intentona, Benavides asumió
que no debía continuar en el cargo.

Las elecciones de 1939 marcaron, para muchos historiadores, el final del tercer militarismo. Benavides dio su apoyo a
Prado Ugarteche, hijo del entonces presidente del Banco Central de Reserva de Perú. El otro candidato principal fue José
Quesada Larrea, un joven empresario que peleó por la libertad electoral ante las evidencias de que el gobierno podía
cometer fraude. Por otra parte, el APRA aún seguía ilegalizado, aunque era el más importante del país. Por último, la Unión
Revolucionaria también fue prohibida. Las votaciones declararon vencedor a Prado, con una ventaja bastante considerable.
Muchos denunciaron irregularidades masivas durante las elecciones, pero nada cambió el resultado final.

El tercer militarismo no acabó con la inestabilidad política del país. La Unión Revolucionaria de Sánchez Cerro, con su
ideología fascista, reprimió con dureza todo tipo de protesta popular y a los partidos opositores, sobre todo al APRA y al
Partido Comunista. A pesar de la persistente crisis económica, las clases medias aumentaron. La oligarquía, por su parte,
fortaleció su posición privilegiada apoyando a los gobiernos militares y a los presidentes elegidos. Según los historiadores,
el final del tercer militarismo llevó a Perú a lo que se ha catalogado como democracia débil, con gobiernos controlados en
buena parte por la oligarquía. El legado más importante de este periodo fue la Constitución de 1933, que se convirtió en la
base económica, política y social del país hasta 1979.

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