Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La crisis económica mundial agudizó una serie de problemas sociales y políticos en Latinoamérica. En Brasil se
produjeron revueltas populares contra la oligarquía cafetera y ganadera. En Centroamérica se produjeron movimientos
contra las oligarquías bananeras. En México, Lazaro Cárdenas profundizó la revolución de 1910 mediante medidas como
la nacionalización del petróleo y la extensión de la reforma agraria. En el Perú, simultáneamente la crisis económica, se
hizo visible la crisis socio−política.
La crisis del Estado peruano era ya evidente sobre todo hacia finales del Oncenio de Leguía. Tras su caída se vivió
un clima de inestabilidad y violencia política, marcada principalmente por los pronunciamientos militares y la
persecución y represión de personas y grupos considerados opositores al régimen, como los partidarios del APRA y del
Partido Comunista. Precisamente, la participación masiva de los sectores populares en la vida política del país a través
de los llamados “partidos de masas” como el APRA o la Unión Revolucionaria fue la característica más resaltante de
esta década. Se vivió una efervescencia política desconocida hasta ese entonces.
¡Que interesante!
David Samanez Ocampo. En los primeros meses de 1931 se
DE LA JUNTA MILITAR A LA JUNTA DE GOBIERNO . sucedieron en el Perú muchos presidentes rápidamente. Ante la
dimisión de Sánchez Cerro se turnaron en el poder Leoncio
Tras la caída de Leguía, se estableció una Junta Militar Elías, Gustavo Jiménez y David Samanez Ocampo. Este último,
antiguo pierolista y valiente enemigo de Leguía, fue quien dio
presidida por Luis M. Sánchez Cerro, esta adoptó una serie de estabilidad a la situación, encargándose de convocar a
medidas para superar la difícil situación del país: elecciones libres. Con el fin de asegurar las elecciones, la junta
que presidía promulgó el estatuto electoral, que estableció el
voto secreto y creó el Jurado Nacional de Elecciones.
Concedió amnistía a los presos políticos del Oncenio.
Realizó una campaña de moralización de la administración
pública.
Juzgó a los leguiístas y suprimió la ley de Conscripción Vial.
Sabías que:
Aunque todavía no tenían derecho a voto, en la Campaña Electoral de 1931, las
mujeres destacaron por su activa participación en los partidos políticos formando
clubes políticos como el Club de Señoras de la Parada del Mercado Central de Lima
Sánchez Cerro Nº 1. La Unión Revolucionaria contó con la joven Yolanda Coco y en el
APRA, la poeta, Magda Portal.
1. Aspecto Económico
− Vino al Perú la Misión Kenmerer para apaciguar la crisis económica pero sólo se
acogieron parcialmente sus proyectos, no surtiendo efectos deseados.
− Se creó el Banco Industrial del Perú el 30 de enero de 1933.
− Se creó el impuesto a la renta y se suprimió el Impuesto a la sal.
− Se establece el pago extra por el día 1º de mayo con goce de descanso.
2. Aspecto Político
− Otorgó el derecho de voto a la mujer en las elecciones municipales.
− Se aprobó la “ley de emergencia” cuya finalidad era la represión ciudadana.
− Se aprobó la nueva Constitución del Perú el 9 de abril de 1933.
− Se clausuró la UNMSM.
3. Otros Aspectos
− Se decretó la presencia obligatoria de la bandera peruana en todos los templos del país.
La llamada “Revolución
Aprista de Trujillo fue
liderada por Manuel
“Búfalo” Barreto.
En setiembre se produjo un serio incidente con Tal como se aprecia en esta foto de la época, diversos sectores de la
Colombia. Un grupo de residentes expulsó a las sociedad peruana apoyaron la valiente toma de Leticia por los civiles
peruanos residentes en la zona.
autoridades colombianas y desconocieron el Tratado
Salomón−Lozano firmado durante el gobierno de Leguía.
El gobierno decidió apoyar a los pobladores de Leticia y
se preparó para la guerra.
Benavides sorprendió a todos al proponer como objetivo de su gobierno la “Paz y Concordia Nacional”. Para lograrlo
otorgó la amnistía política a los apristas y solucionó el problema con Colombia con la firma del Protocolo
Benavides−López (1934) que ratificó el Tratado Salomón−Lozano. En 1936 se convocó a elecciones. Como el Jurado
Nacional de Elecciones rechazó la candidatura de Haya, los apristas decidieron apoyar a Luis A. Eguiguren, lo que se
reflejó en el cómputo de los votos. En vista de eso, el congreso anuló las elecciones y prorrogó por tres años el
mandato presidencial de Benavides y le otorgó además la facultad de legislar. El Congreso se autoclausuró hasta 1939.
Sus principales obras y hechos fueron:
1. Política Internacional
LECTURA:
¿Fue aprista la Revolución de Trujillo?
Las revoluciones de Gonzalo Pizarro y Hernández Girón (siglo XVI) fueron sublevaciones de
encomenderos feudales, antiperuanos. La de Túpac Amaru (siglo XVIII) fue como la de Manco
Inca (siglo XVI) una insurgencia indigenista no mestiza, nostálgica del viejo Tahuantinsuyo. Las
de Aguilar y Ubalde, Zela, los Silva (siglo XIX) fueron utópicos movimientos autonomistas de
criollos nacionalistas sin criterio social. La revolución de la independencia surgió del antagonismo
económico entre criollos y peninsulares. Las cuarteladas de Riva Agüero, Gamarra, Salaverry,
Vivanco, Balta, Castilla, Cáceres, Benavides, Sánchez Cerro y Odría fueron despóticos
movimientos militaristas pretextados en la anarquía real o presunta del país bajo formalismos
más o menos nacionalistas. Todas tuvieron de común el servicio al feudo y al dueño de capitales.
La revolución de 1855 fue obra del oportunismo de Castilla y del
utopismo de intelectuales de avanzada. La de 1895 fue una revolución civilista y no demócrata. Los señores de tarro
contra los militares. La leyenda surge porque la capitaneó Piérola: “Hombre que montaba a caballo”.
Pero, en cambio, la insurrección popular de Trujillo, del 7 de julio de 1932, fue una revolución obrero−campesina, tuvo
un propósito social, fue hecha con sentido de clase y no de raza o nación. No fue, teórica ni prácticamente una
revolución aprista. No podía serlo. Solamente la prepararon y murieron por ella hombres socialmente explotados.
Haya estaba preso y había declarado ante el juez Villa garcía su absoluta irresponsabilidad por el glorioso
alzamiento de la Escuadra −el que culminó con el urrista fusilamiento de los ocho marineros.
Dijo lo siguiente:
“Un partido como el nuestro, sin dirección ni responsabilidad desde el momento en que ha sido violentamente
perseguido no puede responder de actos individuales o de grupos de quienes por haber sido sus miembros o
simpatizantes se han lanzado a obrar por su propia cuenta”. ¡Increíble! Pero así fue: negó a los caídos.
En esas circunstancias se subleva Trujillo el 7 de julio de 1932. Cae el Cuartel O’Donovan. Se apresa a los
criminales de guerra. Se forma un Directorio Revolucionario. Desfilan los regimientos obrero−campesinos con sus
sombreros de paja, sus machetes al hombro, sus rostros cetrinos y su fe izquierdista. Tambores. Cornetas. Euforia; se
ha expulsado a tropas cerristas en Salaverry.
Dura poco el Gobierno Popular. Fuga Haya de la Torre a Cajamarca. Mueren miles de campesinos. Van a Chan Chan,
cavan su tumba, forman fila, alzan el rostro y mueren. ¿Por el APRA? No. Por el gobierno obrero−campesino. Esa
Revolución no fue aprista. El Dr. Luis A. Sánchez, historiador oficial y oficialista del APRA, dice, en “Haya de la Torre
y el APRA”.
“En la madrugada de ese día, Manuel Barreto(a) “Búfalo”, miembro del PAP, a la cabeza de un valeroso grupo de
peones cañaveleros, sin visar al Comando Regional de su partido, de motu−proprio, se lanzó al asalto del Cuartel
O’Donovan, situado en las afueras de Trujillo...
Agustín Haya de la Torre que se hallaba oculto fue llamado a ocupar la Prefectura, dejando constancia de que
aquello era una locura”.
Se desprende de allí: 1º − Que el Comando aprista no tuvo vinculación directa o indirecta con el glorioso hecho de
los peones. 2º − Que el líder fue Barreto y no Haya de la Torre; este último llegó disgustado, a presidir un hecho
histórico que reprobaba.
Estamos de acuerdo con los apristas: el 7 de julio es una hazaña de una clase social no de un partido. Nosotros la
hacemos del obrero y del campesinado. Los hombres que almacigaron su sangre joven con el barro preinca de Chan
Chan nos han dado un legado: su valor y un mandato: ¡socialismo!, ¡paso a los caídos!
De: La Revolución de Trujillo
(En: Voz Rebelde 17−7−61)
Javier Vallerriestra