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Coloquio
Nuevas perspectivas sobre el chamanismo,
el curanderismo y la brujería
Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla
Fomento Editorial
Carlos Contreras Cruz
Director
11 Presentación
El chamanismo en México
21 Don e intercambio en los mundos rituales huicholes.
Una contribución a los debates sobre chamanismo y on-
tologías indígenas
Johannes Neurath
Presentamos aquí una obra que es resultado de un esfuerzo de investigación co
lectivo originado en la participación de numerosos investigadores en el Primer
Coloquio “Nuevas perspectivas sobre el chamanismo, el curanderismo y la bruje
ría” convocado por el Colegio de Antropología Social de la Facultad de Filosofía
y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en septiembre de
2009. Asimismo, la obra no hubiera podido ser editada sin los recursos económi
cos del Cuerpo Académico del Colegio de Antropología Social y la participación
de las doctoras Alejandra Gámez y Ligia Rivera.
(OPRWLYRTXHQRVUHXQLyIXHODUHÀH[LyQVREUHHOFKDPDQLVPRHOFXUDQGHULV
PR\ODEUXMHUtDWHPDVFHQWUDOHVHQODDQWURSRORJtDHQJHQHUDO\ODPH[LFDQDHQ
particular. Quisimos dar cuenta, por tanto, de dos situaciones en esta área de estu
GLR(QSULPHUOXJDUTXHHQHOFDVRGHOFKDPDQLVPRH[LVWHXQDHVSHFLHGHHVWDQ
camiento teórico, en el cual el fenómeno se ha descrito bajo un mismo esquema
DFDXVDGHXQDSHJRDOPRGHORHOLDGLDQRXQDGHODVSRFDVUHÀH[LRQHVDFDEDGDV
sobre el tema y que, en consecuencia, ha servido de refugio teórico y conceptual a
DTXHOORVLQYHVWLJDGRUHVFX\RLQWHUpV\DHQ0p[LFR\DHQRWUDVSDUWHVGHOPXQGR
ha sido esta actividad humana. En segundo lugar, consideramos que era necesario
abrir un espacio de discusión, académico y serio, a aquellos investigadores que
desde diferentes partes del país y del mundo emprenden una nueva lectura del
IHQyPHQRHVWXGLDGR'HPRVWUDQGRTXHODUHÀH[LyQWHyULFD\HWQRJUi¿FDVREUHORV
temas planteados tiene aún mucho que decir.
Por estas razones decidimos integrar un libro conformado por 17 artículos
que resumen las propuestas de los investigadores reunidos en esa ocasión. Los
WH[WRVHVWiQRUJDQL]DGRVHQFLQFRVHFFLRQHVTXHFRPSDUWHQXQPLVPRKLORFRQ
GXFWRU\TXHUHÀHMDQORVSULQFLSDOHVWySLFRVDERUGDGRVGXUDQWHHOFRORTXLR. La
intención de esta obra es presentar una línea de interpretación teórica y una gran
FDQWLGDGGHGDWRVHWQRJUi¿FRVTXHQRVEULQGHQODRSRUWXQLGDGGHREVHUYDUODGL
versidad de los temas estudiados.
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Contenidos de la obra
La primera sección de la obra: El chamanismo en México¸ reúne seis artículos
TXHDERUGDQHOWHPDGHOFKDPDQLVPRHQGLVWLQWDViUHDVGHO0p[LFRLQGtJHQDFRQ
ÀX\HQGRWRGRVHQUHSHQVDUORVIHQyPHQRVHVWXGLDGRV\DVHDLQFRUSRUDQGRDVX
discusión la propuesta teórica de los amazonistas o bien debatiendo aspectos “clá
VLFRV´FRPRHOp[WDVLVRORVVXHxRV
Se inicia con una investigación de Johannes Neurath que da cuenta de las
QXHYDV UHÀH[LRQHV UHDOL]DGDV HQ WRUQR DO IHQyPHQR GHO FKDPDQLVPR (O DXWRU
SUHVHQWDXQDSURSXHVWDWHyULFDTXHSDUWHGHVXODUJDH[SHULHQFLDFRQORVwixarika,
HQWUHTXLHQHVHOFKDPDQLVPRH[WiWLFRIRUPDSDUWHGHXQDRUJDQL]DFLyQULWXDOFRP
SOHMD\MHUDUTXL]DGD$Vt1HXUDWKH[SOLFDTXHORVKXLFKROHVHQFDMDQPX\PDOHQOD
dicotomía de pueblos sedentarios de Mesoamérica y “tribus nómadas” del norte.
Para entender mejor la articulación entre las prácticas chamánicas y los rituales
DJUtFRODVHODXWRUVHHQIRFDHQODFRH[LVWHQFLDGHUHODFLRQHVULWXDOHVFRQWUDGLF
WRULDV(QWpUPLQRVGH'HVFRODVHSURSRQGUiODFRH[LVWHQFLDGHGRVRQWRORJtDV
²DQLPLVPR\DQDORJLVPR²EDVDGDVHQHVTXHPDVGHODSUiFWLFDTXHVHH[FOX\HQ
mutuamente.
En el segundo artículo, Laura Romero plantea la fuerte atención que los an
WURSyORJRV\RWURVHVSHFLDOLVWDVKDQSXHVWRVREUHHOIHQyPHQRGHOp[WDVLV\ODV
consecuencias que esto ha tenido en la difícil conceptualización del chamanismo.
La autora propone una revisión del tema desde la acción enunciativa del chamán.
Tomando como ejemplo el caso de los ixtlamatkeh nahuas de la sierra Negra de
Puebla, da cuenta, además, de cómo la acción ritual del especialista es, en su nú
cleo, un acto enunciativo que posiciona al chamán como un múltiple enunciador.
Las voces múltiples del chamán otomí, escrito por Carlos Heiras, reporta el
estudio del “Costumbre”, realizado en mayo de 2005, enfatizando, en medio de
XQDFXLGDGRVDGHVFULSFLyQHWQRJUi¿FDODSDODEUDFKDPiQLFDFRPRDFFLyQULWXDO
Dejando clara la particularidad de este cuerpo ritual, “los costumbres”, considera
dos por el autor como “ritos chamánicos de tradición amerindia, que se caracteri
]DQSRUHOVDFUL¿FLRGHSROORVJXDMRORWHV\FHUGRV\SRUODFRQIHFFLyQGHIHWLFKHV
DQWURSRPRUIRV ²PXxHFRV GH SDSHO HQ ODV WUDGLFLRQHV ULWXDOHV QDKXD RWRPt \
tepehua, y de corteza de jonote de hule en las tradiciones totonacanas— en que
las divinidades y los muertos toman cuerpo”.
/DSURSXHVWDGH3pUH]7pOOH]WRPDFRPRHYLGHQFLDHWQRJUi¿FDHOFDVRGHORV
nahuas de Cuacuila a partir de la cual propone que las relaciones entre los colecti
YRVGHH[LVWHQWHVVRQGHWLSRVRFLDO(ODUWtFXORVLQWHWL]DXQDSURIXQGDUHÀH[LyQVR
bre la acción ritual, la cual, de acuerdo con el autor, “termina por funcionar como
XQGLVSRVLWLYRTXHUHJXODORVµLQWHUHVHV¶GHFDGDFROHFWLYR´(OFKDPiQ¿JXUDUi
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por tanto, como el ordenador de dichas relaciones, al ser el portador elegido de
la lógica burocráticaTXHPHGLDHQWUHODVP~OWLSOHVFRPXQLGDGHVGHH[LVWHQWHV
Las últimas dos aportaciones que conforman esta sección atienden, desde
GRVWULQFKHUDVHWQRJUi¿FDVGLVWLQWDVXQRGHORVSUREOHPDVFHQWUDOHVFRQUHODFLyQ
DOFKDPDQLVPRHQSDUWLFXODU\FRQODDQWURSRORJtDHQJHQHUDOPHUH¿HURDOD
cuestión de la realidad como categoría para pensar a “los otros”. En el artículo de
Isabel Martínez sobre los rarámuri, la discusión versa sobre la sociología de los
VXHxRVSDUWLHQGRGHODSUHPLVDWHyULFDGHODH[LVWHQFLDGHP~OWLSOHVUHDOLGDGHV²
en la cual se insertaría la onírica— y no de múltiples representaciones de ella. Di
cha discusión va construyéndose desde diferentes aspectos de la vida tarahumara
que incluyen su cotidianidad, la enfermedad, las almas y su relación con los seres
QRKXPDQRV 3ODQWHDQGR HQ VXV FRQFOXVLRQHV TXH FXDQGR GLFH ³VXHxRV´ GLFH
“otra realidad”, nunca otra representación de una misma realidad. Por su parte, el
WH[WRGH&DVWLOOR\9DUJDVH[SRQHODLPSRUWDQFLDGHORVVXHxRVHQODYLGDGHORV
ayuujk\HOSDSHOTXHODVH[SHULHQFLDVRQtULFDVMXHJDQGXUDQWHODLQLFLDFLyQGHORV
xëmaapyëtëHVSHFLDOLVWDVULWXDOHVGH6DQWD0DUtD7ODKXLWROWHSHFHQOD]RQDPL[H
GHOHVWDGRGH2D[DFD(QHOPLVPRWH[WRORVDXWRUHVQRVGHMDQYHUFyPRQXHYD
PHQWHORVVXHxRVVHWRUQDQXQHVSDFLRGHDFFLyQUHDOGRQGHORVVHUHVKXPDQRVVH
encuentran con los antepasados, como en el caso del Rey Kontoy, o, bien, con los
muertos u otra clase de seres.
En e siguiente apartado, Curanderismo y cosmovisión, incluimos los artícu
ORVFX\DVHWQRJUDItDVH[SRQHQHVSHFt¿FDPHQWHODVFDUDFWHUtVWLFDVTXHORVIHQyPH
nos que guían nuestra discusión presentan en los pueblos de tradición mesoame
ricana y que son resultado de un proceso histórico compartido. Evidentemente, la
OHFWXUDKHFKDSRUODVDXWRUDVGHORVWH[WRVTXHFRQIRUPDQHVWDVHFFLyQVHIXQGD
en una propuesta teórica guiada por la obra de Alfredo López Austin, la cual nos
ha proporcionado un sólido marco conceptual para el entendimiento de categorías
como el cuerpo, la enfermedad y el espacio.
(O SULPHU WH[WR GH HVWD VHFFLyQ ³/D PHGLFLQD ngigua. La enfermedad del
susto y los rituales para su curación en San Marcos Tlacoyalco, Puebla”, de Gá
mez y Correa, postulan la importancia de la cosmovisión en el estudio del susto,
enfermedad que no puede ser comprendida sin partir de su estrecha relación con
las concepciones popolocas sobre el cuerpo, el alma y, por supuesto, los recursos
terapéuticos para restablecer la salud. Asimismo, las autoras destacan las parti
cularidades culturales del pueblo ngigua en medio de los aspectos de raigambre
mesoamericana, lo que les permite comparar sus datos y tener, de esa manera, una
mejor comprensión de los mismos, al mismo tiempo que enriquecen el mosaico
HWQRJUi¿FRGH0p[LFR
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$ SDUWLU GH VXV LQYHVWLJDFLRQHV HWQRJUi¿FDV HQWUH ORV PD\DV SHQLQVXODUHV
7HUHVD 4XLxRQHV \ /RXUGHV 5HMyQ GLVFXUUHQ VREUH OD QRFLyQ GH SHUVRQD \ VXV
componentes, vinculada con la enfermedad y la muerte. Destaca como resultado
de un ejercicio comparativo, que la idea maya que prevalece sobre la causa de mu
chas afecciones es resultado no de la pérdida de alguna entidad anímica, sino más
bien de la incorporación de fuerzas patógenas que se encuentran en el entorno,
las cuales ocasionan un desequilibrio generalizado en el sujeto. Particularmente
interesante es la proposición de las autoras de considerar, muy a la manera de
Elliot y Strathern, que las personas humanas pueden pensarse como “dividuos”
en tanto no se hallan contenidas en su cuerpo, sino proyectados en el tiempo y en
el espacio.
Cerrando este apartado, el artículo de Ligia Rivera plantea que “el comple
jo de creencias asociadas a los conceptos de salud y enfermedad, […], revela
VX VLJQL¿FDGR FXDQGR LQFRUSRUDPRV HQ OD UHÀH[LyQ ODV QRFLRQHV HQ WRUQR D OD
organización del cosmos, los seres divinos y sobrenaturales que circulan por su
entorno”, tomará, entonces, como ejemplos, las acciones rituales llevadas a cabo
en la pirámide de Cholula, por los moradores de San Andrés y en el cerro de la
Xochipila, en el municipio de Xicotepec, ambos en el estado de Puebla. A partir de
sus investigaciones de campo en esos lugares, la antropóloga describe detallada
mente el vínculo aún vigente de las prácticas curativas en los encantos, así como
la asociación con fechas determinadas, completando el eje de interpretación por
ella propuesto.
En la sección Más allá del chamanismo en México, se reúnen tres artículos
elaborados por destacados investigadores en sus respectivas áreas. El hilo que
conduce la discusión es el abordaje, desde diferentes perspectivas teóricas, de
UHDOLGDGHVHWQRJUi¿FDVGLVWLQWDVDODVPH[LFDQDVFUHDQGRXQSDQRUDPDTXHQRV
permite —a los interesados en el tema— observar similitudes y diferencias que se
tornan necesarias para la discusión del chamanismo, el curanderismo y la brujería.
Contamos, afortunadamente, con la participación de estos colegas que, de primera
PDQRSXHGHQGDUFXHQWDGHGLFKDVUHDOLGDGHVDSDUWLUGHXQDFXLGRVDUHÀH[LyQ
WHyULFDTXHDFRPSDxDVXVOHMDQDVHVWDQFLDVHWQRJUi¿FDV
Tal es el caso de los indígenas machiguengas de la Amazonia peruana, los
FXDOHVFRPRH[SRQH'DYLG/RUHQWHFXHQWDQFRQXQVLVWHPDFKDPiQLFRTXHVH
caracteriza por el empleo de dos plantas psicotrópicas: la ayahuasca (banisteriop
sis caapi) y el toé (brugmansia sp.). Ambas, pese a ser utilizadas por los chamanes
o seripigariHQVXVYLDMHVH[WiWLFRVSRVHHQHIHFWRVFRQWUDVWDQWHVODSULPHUDGH
HOODVSHUPLWHDOHVSHFLDOLVWDUHDOL]DUYLDMHVGH¿QLGRVSRUODYHUWLFDOLGDGFyVPLFD\
los desplazamientos producidos por el toé son de carácter horizontal. Las conse
cuencias serán destacadas por el autor al mostrar que esta diferencia no se reduce
14
DOiPELWRGHODH[SHULHQFLDVLQRGHVHQFDGHQDQH[SHULHQFLDVRQWROyJLFDVGLVWLQWDV
HO JUDGR GH DXWRQRPtD GHO DOPD GHO ULWXDOLVWD \ GH VXV DFRPSDxDQWHV YDUtD DVt
como las entidades espirituales con las que conversan.
Silvia Seligson, autora de “La concepción de la enfermedad en el chamanis
PRFRUHDQR´QRVDFHUFDDXQDOHMDQDUHDOLGDGJHRJUi¿FDHQODTXHHOFKDPDQLVPR
o Musok ocupa un lugar central como parte de las religiones autóctonas coreanas,
lo que distingue al fenómeno asiático de los estudiados por otros autores. Sin em
bargo, las fuerzas ambivalentes y peligrosas que pueblan el universo son pensadas
WDPELpQFRPRUHVSRQVDEOHVGHOLQIRUWXQLRKXPDQRSDUDHOOROD¿JXUDGHOFKDPiQ
será central, pues mediante los procedimientos rituales se encargará de restablecer
HOHTXLOLEULR\UHWRUQDUDORVKXPDQRVDXQDVLWXDFLyQGHELHQHVWDU(OWH[WRQRV
adentra en las diversas causas de las enfermedades y las técnicas o los métodos
GHFXUDFLyQHPSOHDGRVFRQOD¿QDOLGDGGHDSDFLJXDUFRPSODFHU\RDOHMDUDORV
espíritus y otorgar salud, bienestar y armonía a todos los participantes en el ritual.
)LQDOPHQWHHOWH[WRGH:DOEXUJD:LHVKHXSURSRQHTXHHOFKDPDQLVPRUH
presenta en la China continental una antigua manifestación mágicoreligiosa que
desde la etapa imperial formó parte del sustrato de la religión popular, en cuyo
seno se encuentra vinculado con la tradición mística e individualista del daoísmo.
La historia del chamanismo nos permite advertir que es una práctica que no se
halla desolada en el conjunto de la vida social y política de quienes la práctican,
en tanto, en el caso chino, se dejó de practicar abiertamente en los periodos más
radicales de la historia del país asiático, en especial durante la etapa comunista
bajo Mao Zedong, en que se impuso una tendencia ateísta y se trataron de erra
GLFDUWRGDVODV³FRVWXPEUHVIHXGDOHV´6LQHPEDUJRVHxDOD:LHVKHXFXDQGRODV
restricciones sobre prácticas religiosas se empezaron a relajar, inició un notable
resurgimiento de las actividades religiosas. Surgiendo una tradición dinámica
³UHLQYHQWDGD´TXHVHPDQL¿HVWDHQHO³QXHYRFKDPDQLVPR´FKLQR/DDXWRUDVH
xDODDGHPiVFyPRVHUHFRJHQQRFLRQHVDQFHVWUDOHVVHJ~QODVFXDOHVODVDOXG\HO
bienestar son manifestaciones de la armonía con el mundo espiritual poblado de
dioses, ancestros y fantasmas, y que la discordia, la enfermedad y las desgracias
son causadas por no atender en forma debida a este otro mundo, que en realidad
no constituye una entidad separada del de los vivos, mas entre ambos mundos se
establece una relación recíproca y de obligaciones mutuas.
0LUDQGR ²\D QR GHVGH OD GLVWDQFLD JHRJUi¿FD GHO DSDUWDGR SUHYLR² VLQR
GHVGHXQDSURSXHVWD¿ORVy¿FDHKLVWyULFDWUHVDXWRUHVFRQIRUPDQORVWH[WRVGH
OD SHP~OWLPD VHFFLyQ GHO SUHVHQWH YROXPHQ ,QLFLDPRV FRQ XQ WH[WR GH -DYLHU
Martínez particularmente interesante, que plantea que el chamán, entendido como
aquél que es capaz de “mudar su modo de ser” y —consecuentemente— el del
PXQGR\ODIRUPDGHVXDOPDSXHGHVHULGHQWL¿FDGRFRQHOiUEROFyVPLFR3DUD
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HOOR0DUWtQH]SDUWHGHXQDPSOLRFRQRFLPLHQWRGHODPLWRORJtD\¿ORVRItDJULH
gas, observando cómo imágenes diversas se revelan como variaciones del sím
EROR GHO iUERO GHO PXQGR GH¿QLGR SUHFLVDPHQWH FRPR DTXHOOR TXH DWHVRUD OD
posibilidad de “transmutación ontológica”, es decir, de nacimiento y muerte de
cualquier determinado “modo de ser”. Por tal razón, e inspirados por la conver
gencia simbólica y funcional de Hermes y el árbol cósmico, el autor considera
“que la famosa descripción platónica del alma como un tronco de alados corceles
semeja el árbol cósmico interior por el que el humano sube (nace) o baja (muere)
GHHVWUDWRRQWROyJLFR´(QWRQFHVODSURSXHVWD¿QFDGDGHVGHOD¿ORVRItDSURSRQH
TXHHOFKDPiQ\HOiUEROFyVPLFRSRGUtDQVHUH[SUHVLRQHVGHXQPLVPRSULQFLSLR
el primero a nivel humano, mientras el segundo a nivel cósmico.
(OWH[WRGH*X]HQGDDQDOL]D²DSDUWLUGHODVIXHQWHVSUHKLVSiQLFDV\FROR
QLDOHV²OD¿JXUDGHODVPXMHUHVtitici, término que se traduce de muy distintas
maneras, ya que abarca un campo semántico muy amplio, pues a decir de la autora
se utiliza cuando se habla de curanderos, adivinos, médicos, parteras, pero tam
ELpQGHORVVDELRV7DOR¿FLR les permitía a las mujeres lograr un acenso social y
un mayor respeto dentro de su grupo, analizando las implicaciones de una mayor
equidad entre hombres y mujeres en cuanto a la posibilidad de contacto con las
fuerzas sobrenaturales en este nivel de organización social religiosa. El artículo
destaca que a nivel lingüístico no se marque tampoco alguna diferencia entre am
bos géneros y además, el término se utilice para describir a todos los miembros
del gremio, independientemente del tipo de técnicas rituales y medicinales que
HPSOHDEDQHQVXGHVHPSHxRGLDULR/DDXWRUDLQGDJDHQODE~VTXHGDGHUHVSXHV
tas en los elementos comunes a todos, empezando por la idea del don, los rituales
iniciáticos y la divinidad protectora común.
(O DUWtFXOR GH %ODQFD 6RODUHV H[SRQH OD LPSRUWDQFLD GH OD LQLFLDFLyQ HQ OD
sociedad maya, utilizando como una de las herramientas centrales para desarro
llar su propuesta una serie de cantos en los cuales se da cuenta de que el proceso
iniciático constituía, como todavía lo sigue haciendo, una verdadera trasmutación,
ItVLFDSVtTXLFD\VRFLDO/DFXDOFRPRODPLVPDDXWRUDVHxDOD³VHSUHVHQWDFRPR
XQFRQMXQWRGHULWRV\HQVHxDQ]DVRUDOHVTXHWHQtDQFRPRIXQFLyQLQWURGXFLUDO
novicio en su comunidad humana y mundo de saberes y valores culturales de la
vida adulta”. A partir de las fuentes documentales, trastocadas por la visión de
VXVDXWRUHVTXLHQHV¿OWUDQORVWpUPLQRV6RODUHVQRVPXHVWUDHOVLJQL¿FDGRGHORV
misterios que conllevan los procesos iniciáticos, rasgo fundamental para el enten
dimiento del chamanismo y el curanderismo.
Finalmente, cerramos el libro con un tema que no podía dejarse de lado en un
WH[WRFX\DLQWHQFLyQIXHUDGDUXQSDQRUDPDJHQHUDODOIHQyPHQRGHOFKDPDQLVPR
HOFXUDQGHULVPR\ODEUXMHUtDPHUH¿HURDVXSUHVHQFLDHQFRQWH[WRVXUEDQRV\
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mestizos, pues, si bien es cierto, tienen una importante presencia en los ámbitos
UXUDOHVQRGHEHPRVFDHUHQHTXtYRFRVDOFRQVLGHUDUORVIHQyPHQRVH[FOXVLYRVGH
ODVRFLHGDGLQGtJHQDVSRUHOFRQWUDULRHOWH[WRGH,VODV6DOLQDVQRVPXHVWUDFyPR
el chamanismo huichol, por ejemplo, debido a la gran popularidad con la que
cuentan en la actualidad, actúa no sólo dentro del ámbito tradicional wixarika,
sino que la labor chamánica de los mara’akate es muy apreciada en el ámbito
XUEDQRPHVWL]RWDPELpQ(OODVHxDODTXHDPEDVIDFHWDVGHOULWXDOLVWDKXLFKRODO
interior de la comunidad y fuera de ella, aunque desde una primera impresión pa
recen contradictorias, son complementarias e inherentemente parte de la práctica
contemporánea del mara’akame KXLFKRO VHxDODQGR HQWUH RWUDV FRVDV FyPR HO
chaman huichol actúa en el mercado de creencias contemporáneo.
De la misma manera, Isaura García muestra cómo los mercados de Sonora
\OD6ROHGDGHQODFLXGDGGH0p[LFRVHYXHOYHQHVSDFLRVHQORVTXHFRQÀX\HQ
personas de diversos credos para encontrarse en medio de la multitud de elemen
tos para proveerse de abundancia, amor, salud y suerte. La urbe sirve, como nos
muestra la autora, de escenario para la ejecución de prácticas vinculadas con la
curandería y la herbolaría y, quizá, también, con la necesidad universal de encon
WUDUUHVSXHVWDVVREUHQXHVWUDH[LVWHQFLDDIRUWXQDGDRQRHQHVWHPXQGR
Sin duda, ninguno de los temas que nos convocaron en 2009 se agotan con
ODV DSRUWDFLRQHV GH HVWH YROXPHQ VLQ HPEDUJR ORV GDWRV HWQRJUi¿FRV ODV SUR
puestas teóricas y la variedad de enfoques rebasan con mucho lo esperado en
el proyecto original que nació al mismo tiempo que el Coloquio. Mi intención
como coordinadora ha sido dar un panorama general de los temas abordados por
quienes colaboramos en este volumen, con el propósito de mostrar los diferentes
resultados a los cuales se ha llegado sobre los temas que guían la discusión cen
WUDOPRVWUDUODHQRUPHULTXH]DGHGDWRV\FRQWH[WRVHQORVTXHpVWRVVHKDOODQ\
a partir de ellos ir delineando nuevas perspectivas de interpretación y descripción
del fenómeno chamánico.
No quiero dejar de agradecer a todos los que colaboraron en la elaboración de
este libro, así como a quienes participaron en el primer coloquio y que por la mag
nitud del evento no pudieron ser incluidas sus aportaciones, sin embargo, estoy
segura de que ambos resultados nos estimulan a seguir trabajando para encontrar
nuevas facetas sobre estos apasionantes e importantísimos temas.
Laura Romero
Puebla, Pue., octubre de 2010
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El chamanismo
en México
Don e intercambio en los mundos rituales huicholes.
Una contribución a los debates sobre chamanismo
y ontologías indígenas
Johannes Neurath
Una de las particularidades de la religión wixarika es el hecho de que un chama
QLVPRH[WiWLFRIRUPHSDUWHGHXQDRUJDQL]DFLyQULWXDOFRPSOHMD\MHUDUTXL]DGD
De esta manera, los huicholes encajan muy mal en la dicotomía de pueblos se
dentarios de Mesoamérica y “tribus nómadas” del norte. Para entender mejor la
articulación entre las prácticas chamánicas y los rituales agrícolas, me enfocaré en
ODFRH[LVWHQFLDGHUHODFLRQHVULWXDOHVFRQWUDGLFWRULDV(QFLHUWRVFRQWH[WRVVREUH
todo en los rituales de los centros ceremoniales tukipa, se enfatizan la iniciación,
ODGHSUHGDFLyQHODXWRVDFUL¿FLRHOGRQGHVLQWHUHVDGRfree gift\ODH[SHULHQ
FLDYLVLRQDULDPLHQWUDVTXHHQRWURVFRQWH[WRVFRPRODVFHUHPRQLDVGHORVDGR
ratorios parentales xiriki, predominan la alianza y el intercambio recíproco. Sin
embargo, ni tukipa ni xiriki pueden considerarse representativos para la totalidad
de la sociedad o del cosmos huichol. Las diferentes instituciones son, de cierta
manera, “partes sin un todo” (Strathern, 1988).
(QWpUPLQRVGH'HVFRODSRGHPRVKDEODUGHODFRH[LVWHQFLDGHGRV
ontologías —animismo y analogismo— basadas en esquemas de la práctica que
VHH[FOX\HQPXWXDPHQWH/RTXHPiVPHLQWHUHVDHVWXGLDUVRQODVWUDQVLFLRQHVGH
una ontología a la otra. A menudo, los ritos empiezan en una lógica analogista, se
vuelven animistas, y regresan al analogismo. La lógica del intercambio recíproco
GDOXJDUDGRQDFLRQHVVDFUL¿FLDOHVGHVLQWHUHVDGDV6LQHPEDUJRKDFLDHO¿QDOGHO
proceso ritual, se vuelve una lógica de intercambio.
1. ¿Analogismo o animismo?
Durante la última década del siglo XX, los etnógrafos y antropólogos comenzaron
DGLVFXWLUVREUHRQWRORJtDV\UHFLHQWHPHQWHHVWHGHEDWHVHKDH[WHQGLGRWDPELpQ
HQWUHORVPHVRDPHULFDQLVWDV(QHVWHHQVD\RH[SORUDUpORVDOFDQFHV\OLPLWDFLRQHV
de este nuevo enfoque para la etnografía de los huicholes (wixaritari).1 Como
1
Según el censo de 2000, la lengua wixarika tiene 43,939 hablantes. Los territorios tradicionales
21
H[SOLFD0DUWtQ+ROEUDDGHQXQDSRQHQFLDUHFLHQWHSUHVHQWDGDHQORVKey debates
in anthroplogy, lo interesante de la antropología de las ontologías es que permite
TXHORVGDWRVHWQRJUi¿FRVIXQMDQFRPR³SDODQFDVGH$UTXtPHGHV´SDUDODWUDQV
formación de conceptos analíticos (Holbraad, 2008). Al preguntar primero por
ORV³H[LVWHQWHV´VHSODQWHDHOUHODWLYLVPRDQWURSROyJLFRHQXQQLYHOGHDQiOLVLV
que no depende de la dicotomía naturalezacultura. Queda claro que el término
de ontología no es un sinónimo trendy de “cultura”. Tampoco es un sinónimo de
FRVPRYLVLyQ\DTXHQRVHSUHVXSRQHODH[LVWHQFLD²FXOWXUDOPHQWHUHODWLYD²GH
conceptos sobre la naturaleza y, por ende, no se parte de una copy theory (Abbil
dtheorie) de la realidad (ver Friedman, 2000; Alcocer y Neurath, 2008; Neurath,
2008a). El naturalismo occidental no es más que un caso, y se le descarta como
punto de partida para una teoría antropológica. Por otra parte, el enfoque ontoló
gico permite tomar en serio lo que practican y creen nuestros informantes. Como
dice Holbraad: “This, then, is what an ‘ontology’ is: the result of anthropologists’
systematic attempts to transform their conceptual repertoires in such a way as
to be able to describe their ethnographic material in terms that are not absurd”
(Holbraad, 2008).
Uno de los autores más importantes de esta nueva corriente es Philippe Des
cola quien, en el libro Pardelà nature et culture (2005) estudia todas las on
tologías del mundo —que, según él, son animismo, naturalismo, analogismo y
WRWHPLVPR²\GHVDUUROODKHUUDPLHQWDVFRQFHSWXDOHV~WLOHVSDUDH[SOLFDUODVSDU
WLFXODULGDGHVGHFDGDXQDGHHOODVHVWUXFWXUDVGHODH[SHULHQFLDHVTXHPDVGHOD
práctica. Algunos lectores mesoamericanistas del libro de Descola se sorprendie
ron de que los indígenas de nuestra área cultural se caractericen como analogistas.
El capítulo en cuestión se basa, sobre todo, en la obra de López Austin (1994,
1996), especialista en los antiguos nahuas, cuya antropología de la cosmovisión
KDVLGRHOHQIRTXHGRPLQDQWHGHODDQWURSRORJtDPH[LFDQDGHODV~OWLPDVGRVGp
FDGDV$KRUDELHQODFRQ¿DQ]DHQ/ySH]$XVWLQPDQLIHVWDGDSRU'HVFRODFDXVD
un desconcierto entre aquellos mesoamericanistas que, al toparnos con ciertas
limitaciones de nuestra tradición de estudiar las cosmovisiones indígenas, hemos
FRPHQ]DGRDH[SHULPHQWDUFRQHOSHUVSHFWLYLVPRRPXOWLQDWXUDOLVPRDPD]yQL
FRGH9LYHLURVGH&DVWURPLVPRTXHVHJ~Q'HVFROD
puede considerarse un corolario epistemológico de la ontología animista.
22
¿Animismo o analogismo?, ésta parece ser la pregunta. El analogismo es, sin
duda, una tendencia importante de las ontologías mesoamericanas. Puede decirse
TXH ORV PXQGRV LQGtJHQDV FRQVLVWHQ HQ XQ VLQ ¿Q GH VLQJXODULGDGHV FRQ WRGRV
ORVH[LVWHQWHVGLIHUHQFLDGRVHOXQRGHORWUR/RVULWRVVHHVIXHU]DQSRURUGHQDUORV
y por establecer vínculos entre ellos, así que surgen sistematizaciones, muchas
veces complejas y elaboradas que, sin embargo, siempre resultan frágiles y en
debles (ver Descola, 2005, 2010). Por otra parte, no pueden ignorarse rasgos que
DSXQWDQKDFLDODRQWRORJtDDQLPLVWDSRUORPHQRVHQFLHUWRVFRQWH[WRVWDPELpQ
HQ0HVRDPpULFDH[LVWHODSRVLELOLGDGGHWUDQVIRUPDUVHHQHORWURDWUDYpVGHOD
captura de su perspectiva (ver Neurath, 2008c; Millán, s.f.; Lorente, 2008, s.f.).
1RWDEOHPHQWHVHWUDWDGHFRQWH[WRVDVRFLDGRVFRQODFDFHUtD\HOFKDPDQLVPR
No me opongo a plantear, por ejemplo, que la ontología de un grupo como los
huicholes sea analogista con tendencias animistas (o viceversa). Sin embargo, al
decir esto, posiblemente se pierde un aspecto clave para entender a este mismo
grupo: el contraste entre dinámicas rituales que producen mundos ontológicamen
WHGLIHUHQFLDGRVTXHH[LVWHQVLPXOWiQHDPHQWH
/DV WHRUtDV GH9LYHLURV GH &DVWUR \ 'HVFROD FRQWHPSODQ OD SRVLELOLGDG GH
que en una sociedad concreta lleguen a combinarse diferentes tendencias onto
lógicas. Sin embargo, se supone que en cada cultura o en cada etnia prevalece
una ontología determinada. La simple idea de una simultaneidad de “formas de
ser” contradice la premisa básica del enfoque ontológico que es preguntar por “el
VHU´RFRPRGLFH+ROEUDDGH[SORUDU³ultimate’ thoughts and principles,
about what kinds of things exist”. El giro ontológico (ontological turn) representa,
VLQGXGDXQJUDQDYDQFHHQORTXHVHUH¿HUHDODGHFRQVWUXFFLyQGHGLFRWRPtDV
occidentales —como naturaleza y cultura, conocimiento y práctica, conceptos y
cosas—. Sin embargo, también en esta corriente, parece que subsiste un impor
tante remanente del eurocentrismo: la convicción jamás cuestionada de que el ser
es uno. Cuando los antropólogos hablan de pluralidad de mundos (many worlds)
hablan de lo que se puede llamar “ontografía comparada” (Henare et al., 2007,
9LYHLURVGH&DVWUR7DOYH]HVWDPRVIUHQWHDXQDOLPLWDFLyQVHULDGHOD
DQWURSRORJtD RQWROyJLFD$XQTXH VH UHFRQRFH OD SRVLELOLGDG GH OD H[LVWHQFLD GH
diferentes ontologías, la premisa es que cualquier grupo dado vive de acuerdo con
una ontología determinada, es decir, en un mundo. Aquí será inevitable poner en
duda esta convicción.
(Q OD WUDGLFLyQ ¿ORVy¿FD RFFLGHQWDO HO VHU HV LQGLYLVR (Q HVWH VHQWLGR HO
¿OyVRIRDOHPiQ3HWHU6ORWHUGLMNVHxDODTXHHQODWHRRQWRORJtDRFFLGHQWDO
FXDOTXLHU UHÀH[LyQ VREUH HO VHU QHFHVDULDPHQWH LPSOLFD XQD FRQWHPSODFLyQ GH
lo uno, de la esfera (KugelOntologie/D¿ORVRItDVHGH¿QHFRPRHO³DPRUGH
lo uno” (Liebe des Einen, p. 70). Como dijo Parménides en su poema didáctico:
23
³>HOVHU@HVQRSDUWLEOH´FLWDGRHQ6ORWHUGLMNPiVELHQVHGH¿QHFRPR
FRQWLQXR\KRPRJpQHR'HWDOPDQHUDODWUDGLFLyQ¿ORVy¿FDRFFLGHQWDOFHOHEUD
la unidad y la completud (op. cit., pp. 2829). Sin embargo, en nuestros estudios
sobre el ritual de los wixaritariQRVYHPRVREOLJDGRVDFRQVLGHUDUODH[LVWHQFLD
de mundos paralelos, sin que hubiera una ontología o metanarrativa cosmológi
ca que pueda reconciliar las contradicciones entre estructuras diferenciadas de
OD H[SHULHQFLD 1HXUDWK VID VIE 3UHVHQWDUHPRV HQ OR VLJXLHQWH XQD
etnografía donde se evita partir de la premisa que el ser sea necesariamente uno.
Para avanzar en la comprensión de lo que llamamos, tentativamente, la ontología
múltiple de los huicholes, nos concentraremos en la articulación entre esquemas
contrastantes de la práctica, relaciones de intercambio recíproco, por un lado, y
ULWRVTXHHQIDWL]DQODWUDQVIRUPDFLyQ\HOVDFUL¿FLRGHVLQWHUHVDGRSRUHORWUR
Para vincular la problemática de la pluralidad ontológica con campos temáticos
que sean más familiares a los estudios mesoamericanos, parece pertinente reto
mar, en primer lugar, el antiguo debate sobre la diferencia y la posibilidad de
FRH[LVWHQFLD HQWUH FKDPDQHV \ VDFHUGRWHV HQ GHWHUPLQDGDV FXOWXUDV 'H KHFKR
el estudio de la organización ritual wixarika es un campo idóneo para replantear
esta vieja discusión en términos de los enfoques ontológicos y relacionales que
actualmente se discuten en la teoría antropológica (ver Strathern, 1988, 1992;
+RXVHPDQ\6HYHUL9LYHLURVGH&DVWUR'HVFROD
Una de las particularidades de la religión wixarika es el hecho de que un cha
PDQLVPRH[WiWLFRIRUPHSDUWHGHXQDRUJDQL]DFLyQULWXDOFRPSOHMD\MHUDUTXL]DGD
De esta manera, el caso se presta para criticar la clásica visión esencialista y arcai
zante del chamanismo como herencia de la urreligión de los primeros cazadores
y recolectores (ver Thomas y Humphrey, 1996). Por otra parte, al revisar some
ramente la etnografía de América, nos damos cuenta que realmente no hay tantos
casos similares o comparables. Es decir, hay pocos casos que encajan tan mal en
las dicotomías establecidas. Como sabemos, casi cualquier estudio comparativo
de las religiones indígenas americanas parte de una dicotomía entre dos formas
principales de religión, que grosso modo corresponde a cazadoresrecolectores
\ FXOWLYDGRUHV VHGHQWDULRV \ D OD YH] D GRV SRORV GH LQÀXHQFLD HO FKDPDQLV
mo siberiano y las religiones estatales de Mesoamérica y Los Andes. Ya Johann
Georg Müller, en su Historia de las religiones primigenias americanas (1855)
planteó un contraste entre la creencia en “espíritus fantasmales”, que predomina
HQWUHORV³FD]DGRUHVVDOYDMHV´\ORVSDQWHRQHVRUGHQDGRVTXHUHÀHMDQODVOH\HV
naturales, en las religiones sacerdotales de los pueblos agricultores civilizados de
24
entroamérica y Perú; dicotomía que fue retomada, siempre con algunas modi
C
¿FDFLRQHV SRU DXWRUHV PRGHUQRV 8QGHUKLOO 0pWUDX[ +XOWNUDQW]
1980; Feest, 1998), quienes enfatizan que las religiones del primer tipo se ca
UDFWHUL]DQ SRU XQ DOWR JUDGR GH ÀH[LELOLGDG H LQGLYLGXDOLVPR PLHQWUDV TXH ORV
cultivadores sedentarios tienden a un culto mucho más institucionalizado, que es
manejado por complejas jerarquías de especialistas rituales (ver Neurath, 2005a).
(Q OD ELEOLRJUDItD HWQRJUi¿FD ORV KXLFKROHV VH FRQRFHQ HQ SULPHU OXJDU
FRPR XQ FDVR SDUDGLJPiWLFR GHO FKDPDQLVPR H[WiWLFRYLVLRQDULR EDVDGR HQ HO
uso ritual de alucinógenos, pero esta visión es parcial y “peyotecentrista” (ver
Neurath, 2002, 2006). La compleja jerarquía y los grandes rituales públicos de
los centros ceremoniales comunales (tukipa o callihuey) corresponderían mucho
mejor al modelo “civilizado” o “mesoamericano”. La búsqueda de visiones es,
desde luego, una práctica chamánica. Sin embargo, la iniciación del mara’akame
(chamáncantador)2 huichol muestra una particularidad que marca una diferencia
notable con respecto a los otros casos donde se lleva a cabo una búsqueda de
visiones: no se realiza de una manera individual. Los jicareros, como encargados
del “rancho de los dioses”, integran una escuela de iniciación, al mismo tiempo
que realizan toda una serie de funciones sacerdotales, como dirigir las grandes
ceremonias del tukipa (ver Neurath, 2002).
Como sabemos hoy en día, el chamanismo no necesariamente es un fenóme
no que corresponde a las sociedades más simples.4 De hecho, los estudios meso
DPHULFDQRV¿JXUDQHQWUHODVUDPDVGHODHWQRORJtDTXHKDQGRFXPHQWDGRFDVRV
GRQGHXQWLSRGHFKDPDQLVPRFRH[LVWHSHUIHFWDPHQWHFRQIRUPDVFRPSOHMDVGH
organización social. De esta manera, algunos investigadores de la religión maya
de las Tierras Altas de Guatemala han propuesto el término “sacerdotechamán”,
para referirse a casos donde especialistas religiosos con funciones sacerdotales
pasan por una iniciación chamánica o emplean diversas técnicas chamánicas en
VXVTXHKDFHUHVFHUHPRQLDOHV7HGORFN(QODVUHOLJLRQHVGHORVPD\DV
clásicos y de otras civilizaciones prehispánicas, igualmente, se ha encontrado evi
dencia de prácticas chamánicas y búsquedas de visiones (Miller y Schele, 1986;
De la Garza, 1990). Desde luego, la dicotomía sacerdotechamán, que se relaciona
con la también muy criticada dicotomía entre la religión y la magia (ver Alcocer,
QRGHEHXVDUVHGHPDQHUDGRJPiWLFD2EYLDPHQWHVHWUDWDGHXQDUWL¿FLR
DFDGpPLFRSHURPHSDUHFHFRUUHFWRD¿UPDUTXHHQODUHOLJLyQGHORVKXLFKROHV
2
La etimología de mara’akame es “el que sabe soñar”.
3
Las etnografías clásicas del vision-quest refieren a grupos de las praderas norteamericanas y del
Amazonas (ver Hultkrantz, 1980; Feest, 1998; Descola, 1996 [1993]).
4
En el libro Shamanism, History, and the State (Thomas y Humphrey, 1996), incluso, se habla de
prácticas chamánicas en la religión de los antiguos romanos.
25
H[LVWHXQFRQWUDVWHRPiVELHQXQDtensión, entre los aspectos visionarios o cha
mánicos y los más institucionalizados, ritualistas o sacerdotales. Como veremos,
esta tensión tiene implicaciones ontológicas importantes.
(QSULPHUOXJDUQRVGDPRVFXHQWDGHTXHODFRH[LVWHQFLDGHWHQGHQFLDVULWXD
les estructuralmente diferenciadas tiene que ver con una manera muy particular de
entender la relación entre objetos y conocimientos rituales. Una serie de pinturas
de estambre del artista wixarika7LEXUFLR7XWXNLOD&DUULOOR1HJUtQ
H[SOLFDTXHORVKXLFKROHVRULJLQDOPHQWHFRQWDEDQFRQORVFRQRFLPLHQWRVQHFHVD
rios para llevar a cabo sus ritos, pero no tenían los objetos, ya que estos eran pro
piedad de los gigantes hewii, antepasados de los mestizos (noindígenas). La his
WRULDGHFyPRORVSULPHURVKXLFKROHVREWXYLHURQODVMtFDUDV\ÀHFKDVHVODUJD\QR
la podemos contar detalladamente en este lugar. Los antepasados de los huicholes
ORJUDQUREDUODVÀHFKDV\MtFDUDVFHUHPRQLDOHVPLHQWUDVTXH³QXHVWURV´DQFHVWURV
se quedaron con nada. La moraleja es que la acción sacerdotal enfocada en el
manejo correcto de cierta parafernalia ceremonial no es menos indispensable que
la inspiración mágica, la habilidad visionaria y los conocimientos chamánicos.
Dado que los huicholes distinguen claramente entre estos dos niveles de su
práctica del conocimiento, mejor no desaparecemos completamente la dicotomía
entre objeto y concepto como se propone en el libro Thinking Through Things
(Henare et al., 2007). Para entender la knowledge practice ZL[DULND FRQYLHQH
DERUGDU HO DQiOLVLV D SDUWLU GH OD DUWLFXODFLyQ HQWUH IRUPDV DOWDPHQWH UHÀH[LYDV
de actuar y pensar (el chamanismo), por un lado, y modos más bien repetitivos
y “ritualistas” de la acción sacerdotal, por el otro. Esta problemática puede plan
WHDUVHHQWpUPLQRVGHODWHRUtDVREUHPHPRULDULWXDOGH:KLWHKRXVHGRQGH
se analiza el contraste entre la memoria episódica y semántica, pero también la
TXHUHPRVXELFDUHQHOFRQWH[WRGHODGLVFXVLyQVREUHRQWRORJtDV+D\XQD³OyJLFD
[analogista] de lo concreto” —es decir, un “pensamiento salvaje” a la manera de
LéviStrauss (1972 [1962])—, al mismo tiempo que se practica un pensamiento
FKDPiPLFRDQLPLVWDHQIRFDGRHQODWUDQVIRUPDFLyQVLPLODUDORTXH9LYHLURVGH
Castro (1992) describe para el caso de los tupiguaraníes.
/DUHODFLyQFKDPiQVDFHUGRWHUHÀHMDHODQWDJRQLVPRHQWUHGRVRUJDQL]DFLRQHVUL
tuales: los centros ceremoniales comunales por un lado, y los grupos bilaterales de
parentesco por el otro. Las “personas jícara” o “jicareros” (lit. “portadores de jíca
ras”, xukuri’+kate) del centro ceremonial tukipaVHRSRQHQDODV³SHUVRQDVÀHFKD´
(+r+kate) de los adoratorios parentales xiriki (Neurath, 1999, 2002, 2010; Kindl,
2001). No podemos decir que una de las dos categorías de gente corresponda al
26
chamanismo, la otra a los sacerdocios. Más bien, constatamos que la producción
ritual de ambas categorías de personas implica un tránsito ontológico que involu
cra analogismo y animismo. El jicarero comienza en una lógica analogista, pero
VXDFWXDULPSOLFDXQWUiQVLWRKDFLDHODQLPLVPR/DH[LVWHQFLDGHXQDSHUVRQD
ÀHFKDSRUVXSDUWHLPSOLFDXQUHWRUQRDODQDORJLVPR
Los jicareros son un grupo de jóvenes iniciantes que, en las ceremonias, per
VRQL¿FDQDORVDQWHSDVDGRV\DFWXDOL]DQORVYLDMHVTXHHVWRVPLVPRVDQWHSDVDGRV
realizaron después de su salida del mar en el poniente. Se llaman jicareros porque
se encargan de las jícaras (xukurite) que representan al mismo grupo de antepa
sados. Después de participar en el tukipaGXUDQWHSRUORPHQRVFLQFRDxRVORV
jicareros pueden obtener el estatus de mara’akame. Los mitos5 narran cómo los
DQWHSDVDGRVORVSULPHURVMLFDUHURVDWUDYpVGHVXVVDFUL¿FLRVFUHDURQHOPXQGR
tal como se conoce, convirtiéndose en las primeras personas iniciadas y al mismo
tiempo, en las cosas que los seres humanos necesitan para vivir: la luz, la lluvia,
venados y peyote.
<DTXHVHWUDWDGHYLYLUODH[SHULHQFLDTXHWXYLHURQORVLQWHJUDQWHVRULJLQDOHV
del tukipa, la iniciación es un asunto colectivo y comunal. Por otra parte, es muy
VLJQL¿FDWLYRTXHODE~VTXHGDFROHFWLYDGHYLVLRQHVVHH[SHULPHQWDFRPRXQDFD
cería de venado. El antepasado que va adelante es el Hermano Mayor (Tamtasi)
venado perseguido por los demás. Al entregarse a los cazadores, el venado se
transforma en peyote, el mismo que los cazadores ingieren para obtener la prime
UDYLVLyQFKDPiQLFDGHODOX]\GHODOOXYLD(QORVFRQWH[WRVLQLFLiWLFRVODUHOD
ción entre los humanos y sus dioses ancestrales se caracteriza por la depredación.
$OPLVPRWLHPSRHOp[LWRHQODFDFHUtDGHSHQGHGHODVSUiFWLFDVGHDXVWHULGDG\
VDFUL¿FLRYHU1HXUDWKFG
/DFRQWUDSDUWHGHORVMLFDUHURVVRQODV³SHUVRQDVÀHFKD´GHODGRUDWRULRSD
UHQWDO*HQHUDOPHQWHVHUHSUHVHQWDQFRQSHTXHxRVFULVWDOHVGHFXDU]RPLVPRV
que reciben el nombre de +r+kame, término derivado de +r+ÄÀHFKD³SRUTXH
VHHQYXHOYHQHQXQSHGD]RGHWHOD\VHDPDUUDQDXQDÀHFKDULWXDO(VWRVREMHWRV
representan a personas ya iniciadas, sin importar si están aún vivas o ya fallecidas.
A diferencia de los antepasados míticos, genealógicamente no demostrables, que
viven en el tukipa, los “antepasados” (vivos o muertos) que se veneran en el xiriki
parental son abuelos, bisabuelos y tatarabuelos concretos de la gente que perte
nece al adoratorio en cuestión. Los chamanes ancianos aún vivos „ya son como
antepasados“ y, por eso, también se les rinde culto.
5
En términos generales, la mitología wixarika aún no está muy bien documentada. Sin embargo,
contamos con numerosas ediciones de tablas de estambre con explicaciones extensas. A me-
nudo, los contenidos de las tablas son episodios de la mitología (ver Negrín, 1975).
27
Los xirikite son “graneros rituales” donde el culto a los ancestros se combina
con el culto a las diosas del maíz. La gente común también está presente en el
xiriki, pero no en forma de cristales, sino como atados de cinco mazorcas (niwet
sika). Estos atados no sólo simbolizan la diosa del maíz (Tatei Niwetsika), sino
también representan a las esposas y a la “familia” de un hombre; en el sentido más
amplio, a toda la gente que pertenece al xiriki y a sus coamiles (milpas). Cuando
XQQLxRQDFHVHOHIDEULFDXQniwetsika, pero cuando una persona llega a iniciarse
en el chamanismo, un aspecto de su personalidad suele convertirse en una piedrita
+r+kame. Bajo esta forma se le aparece a él mismo o a otro cantador durante una
FHUHPRQLD$OFHOHEUDUXQD¿HVWDGHxiriki se convoca a todos los descendientes
bilaterales de los “antepasados”, vivos y muertos, que son venerados en el adora
torio en cuestión.
Un aspecto notable de la organización ceremonial de los huicholes tuapu
ritari es que los iniciantes o aprendices de chamán participan como sacerdotes
³SHUVRQDVMtFDUD´HQHOFHQWURFHUHPRQLDOFRPXQDOWXNLSDPLHQWUDVTXHORVFKD
PDQHV³SHUVRQDVÀHFKD´SXHGHQRSHUDUWDQWRHQDGRUDWRULRVSDUHQWDOHVFRPRHQ
los templos comunales. Los chamanes más poderosos aún en vida se convierten
HQDQFHVWURVGHL¿FDGRVTXHGDQRULJHQDQXHYRVDGRUDWRULRVSDUHQWDOHVTXHFRQ
gregan a todos los descendientes bilaterales de los chamanes en cuestión. Sin
embargo, la intensa actividad ritual que se desarrolla en estos adoratorios está, en
primer lugar, enfocada en los atados de mazorcas sagradas que representan a la
diosa del maíz como esposa mítica de los hombres que pertenecen al grupo xiriki.
Según la mitología huichola, los centros ceremoniales tukipa son los ranchos
donde vivieron los primeros comuneros, es decir, los dioses fundadores. El culto
del adoratorio parental no se considera tan “original” (es decir, primordial) como
las ceremonias del tukipa. Se cree que los antepasados más antiguos eran los dio
ses que habitaban en el centro ceremonial (y, de hecho, siguen viviendo ahí). En
épocas posteriores, la comunidad se dispersó, y la gente comenzó a vivir en ran
chos particulares. De esta manera, el mito otorga más importancia al tukipa que al
adoratorio parental. Sin embargo, analizando la relación entre estos dos tipos de
centro ceremonial, observamos que el tukipa es una escuela de iniciación, los ya
LQLFLDGRVVRQ³SHUVRQDVÀHFKDV´\SHUWHQHFHQHQSULPHUOXJDUDOxiriki parental.
De esta manera, la subordinación mitológica de los xirikite frente los tukipa se
opone a una jerarquización donde la “función chamánica” asociada al adoratorio
parental cuenta más que la “sacerdotal” (ver Neurath, 2005a).
La relación de tensión entre dos de las principales instituciones rituales hui
cholas, el tukipa y el xiriki, plantean un reto analítico interesante. Los encarga
dos del centro ceremonial comunitario (tukipa) representan una familia de an
cestros míticos. Todo el cosmos es el resultado del viaje iniciático realizado por
28
esta familia primigenia de huicholes pero, debido a la dinámica ritual, lo que
se reproduce son el sistema de autoridad tradicional y la comunidad. ¿Por qué,
entonces, el énfasis en la familia de dioses? Podría decirse, la comunidad es, me
tafóricamente, una familia; sin embargo, la familia y los grupos parentales, tal
FRPRH[LVWHQHIHFWLYDPHQWHVHFRQVLGHUDQXQDDPHQD]DSDUDODFRKHVLyQGHOD
comunidad, y, por lo tanto, son permanentemente devaluados en la dinámica ritual
y en la mitología del tukipa(QHOULWXDOGHODGRUDWRULRSDUHQWDO[LULNLVHFHOHEUD
la instauración de la alianza matrimonial entre el hombre cultivador y la planta
del maíz, que al mismo tiempo es una alianza entre los hombres y los dioses del
inframundo. La alianza matrimonial con el maíz convierte al hombre en una per
sona auténtica (tewi). Sin embargo, nuevamente encontramos una contradicción:
celebrando la alianza que hace posible la humanidad, lo que se reproduce es,
únicamente, la organización parental, es decir, una institución que se encuentra
en una contradicción estructural con la organización comunal (Neurath, 2008d).
En contraste, el ritualismo del tukipa no enfatiza las relaciones de recipro
FLGDGVLQRODGHSUHGDFLyQ\HODXWRVDFUL¿FLR'HVFRODHQVXVHVWXGLRVFRPSD
rativos de las ontologías en la Amazonia, plantea un contraste entre sociedades
como los jívaros, donde el modo dominante de relación es la depredación y otras,
FRPR ORV WXNDQR GRQGH OR HV OD UHFLSURFLGDG 'HVFROD $TXt QRV
encontramos con un caso en el que diferentes instituciones dentro de una misma
sociedad están caracterizados por modos contrastantes de relación. ¿Será que, en
tre los wixaritariFRH[LVWHQLQVWLWXFLRQHVDQLPLVWDV\DQDORJLVWDV"8QDLQVWLWXFLyQ
transforma sacerdotes en chamanes, la otra se dedica a ritos sacerdotales en cuyo
centro se ubican personas iniciadas (+r+kate).
3RU OR SURQWR HQ OR TXH VH UH¿HUH DO HVWXGLR GH OD RUJDQL]DFLyQ VRFLDO GH
Tuapurie, vimos que los distintos niveles de integración no pueden subsumirse
ORVXQRVHQORVRWURVVLQPiV(OFULWHULRTXHGH¿QHHOGLVWULWRtukipa es la territo
rialidad, los adoratorios parentales xirikite que se ubican asentados en un determi
QDGRGLVWULWRWXNLSDQRPDQWLHQHQHQVtPLVPRVQLQJ~QWLSRGHREOLJDFLyQIUHQWH
a los centros ceremoniales comunales (ver Neurath, 1999). El ritual comunal no
subsume el parental, ni los sacerdocios al chamanismo. Tenemos una situación de
“partes sin un todo” donde la totalidad no resulta simbolizable (Strathern, 1992:
75104). Ninguna de las dos organizaciones rituales puede considerarse repre
sentativa para la totalidad de la sociedad o del cosmos huichol. Podemos retomar
D/pYL6WUDXVVTXLHQSODQWHyTXHODFRPSUHQVLyQFLHQWt¿FDGHODVRFLHGDGGHEH
problematizar la articulación entre la sociedad y la familia, en lugar de la dicoto
mía individuosociedad. En su propuesta familia y sociedad son dos momentos
GLIHUHQWHVGRQGH³ODH[LVWHQFLDGHODIDPLOLDHVDOPLVPRWLHPSRODFRQGLFLyQ\
la negación de la sociedad” (1995: 49). Las condiciones de la reproducción de la
29
VRFLHGDGVRQFRQWUDGLFWRULDV(OULWXDOH[SUHVDODLPSRVLELOLGDGGHUHVROYHUHVWDV
contradicciones.
Los objetos votivos que se usan en las ofrendas son réplicas de las jícaras
\ÀHFKDVTXHSHUPDQHFHQHQORVFHQWURVFHUHPRQLDOHV\UHSUHVHQWDQDORVDQWH
pasados (Neurath, 2010). No sólo hay un contraste entre las diferentes clases de
REMHWRV ÀHFKDVMtFDUDV VLQR WDPELpQ HQWUH ORV GLIHUHQWHV XVRV ULWXDOHV (O GH
SyVLWRGHXQDÀHFKDDOXGHDODFD]DGHYHQDGRDVtTXHFRQOOHYDXQpQIDVLVHQOD
depredación. La ofrenda de jícaras implica una lógica de alianza o intercambio
recíproco. El uso, siempre simultáneo, de estas dos clases de objeto, implica “rela
ciones rituales condensadas” en términos de Houseman y Severi (1998), es decir,
VHH[SUHVDQ³FRQÀLFWLQJPRGHVRIUHODWLRQVKLS´TXHH[LVWHQDOPLVPRWLHPSR$
nivel sociológico, esta “simultaneidad de modos de relación nominalmente in
FRPSDWLEOHV´UHÀHMDODGLFRWRPtDHQWUHLQLFLDGRV\QRLQLFLDGRV3DUDORVOHJRV
lo más importante es cumplir con los intercambios recíprocos. Al ofrendar jícaras
\ ÀHFKDV XQWDGDV FRQ VDQJUH VDFUL¿FLDO VH HVSHUD REWHQHU OD OOXYLD HQ FDOLGDG
de contradon, y otras cosas que se piden a las deidades. Para los mara’akate,
la relación con los ancestros se plantea de una manera diferente, ya que ellos
PLVPRVVHWUDQVIRUPDQHQORVDQWHSDVDGRVGHL¿FDGRVXVDQGRODVRIUHQGDVFRPR
instrumentos o armas mágicas para llevar a cabo diferentes actos cosmogónicos
que crean y hacen funcionar el cosmos (cfr. Neurath, 2002, 2005b, 2008b, 2010).6
'HSRVLWDUXQDMtFDUDLPSOLFDGRQDUXQDPXMHUGHSRVLWDUXQDÀHFKDVLJQL¿FDPDWDU
al destinatario de la ofrenda —la condensación ritual implica que un acto violento
HVDOPLVPRWLHPSRXQLQWHUFDPELRSDFt¿FR\YLFHYHUVD²&RPRKDVHxDODGR
Descola (1996: 90), la depredación implica una negación de la reciprocidad. Entre
los huicholes, llama la atención que la reciprocidad y su negación muchas veces
FRLQFLGHQ(QXQQLYHOVHWUDWDGHULWXDOHVGHLQLFLDFLyQGHSUHGDFLyQ\VDFUL¿FLR
donde destacan el don en el sentido de free giftODH[SHULHQFLDYLVLRQDULD\ODPH
moria episódica; en el otro, se enfatizan la alianza, el intercambio o don recíproco,
ODUHSHWLFLyQULWXDO\ODPHPRULDVHPiQWLFD$PEDVGLQiPLFDVFRH[LVWHQORTXHQR
VLJQL¿FDTXHSXHGDQ³UHFRQFLOLDUVH´ODXQDFRQODRWUD1RKDUtDVHQWLGRSODQWHDU
la posibilidad de una síntesis.
6
La polisemia de la ofrenda wixarika se presta para una comparación con el depósito ritual
tlapaneco estudiado por Dehouve (2007). En dicho estudio se enfatiza la coexistencia de una
lógica analogista-clasificatoria con una dinámica sacrificial basada en la identificación entre
sacrificador y víctima.
30
4. Intercambio, don y veneno
Ahora bien, reenfocar la etnografía del ritual huicholes en la relación siempre
problemática entre depredación y alianza permite desarrollar una teoría de la re
producción cultural de este grupo étnico que en el análisis no sólo integre los
procesos de diferenciación o producción de jerarquía, encaminados a garantizar la
FRQWLQXLGDGGHODFRPXQLGDGFRQVXVVLVWHPDGHDXWRULGDGWUDGLFLRQDOLGHQWL¿FDGD
con el poder solar, sino también aquellos otros procesos que, en lugar de enfatizar
la diferenciación, buscan fortalecer la cooperación entre los polos opuestos de la
misma diferencia.
La articulación de relaciones rituales contradictorias puede analizarse en di
IHUHQWHVQLYHOHV6HREVHUYDHQODVHFXHQFLDGHODV¿HVWDVGHOFLFORDQXDOGRQGH
hay notables cambios de énfasis de una ceremonia a la otra, sobre todo entre las
¿HVWDVGHOSH\RWH\GHODVLHPEUD6LQHPEDUJRXQSURFHVRVLPLODUWDPELpQSXHGH
observarse en cada proceso ritual particular. Entre los huicholes, cada estación o
WHPSRUDGD GHO DxR VRODUDJUtFROD FRUUHVSRQGH D XQD GH OD XQLGDGHV WHPSRUDOHV
que segmentan al día: la época de los primeros frutos corresponden al amanecer,
las secas al mediodía (tuka) y las lluvias a la medianoche (t+ka). Diferenciándose
solamente por un fonema, tuka y t+kaVHUH¿HUHQDDVSHFWRVGHOWLHPSRTXHVRQ
antagónicos y, de cierta forma, complementarios. Al mismo tiempo, ambos térmi
QRVVLJQL¿FDQ³YLGD´VLQTXHVHSXHGDGHFLUTXH³PHGLRGtDPHGLDQRFKH´VHDHO
VLJQL¿FDGRSULQFLSDOGHODSDODEUDODGHQRWDFLyQRTXH³YLGD´WHQJDXQVLJQL¿FD
do connotativo (Neurath, 2002; 2008d).
Tukari, el “tiempovida luminoso”, alude al sol en el cenit y su luz brillante,
mientras que la “tiempovida de la oscuridad”, t+kari, tiene un carácter ambiva
lente, ya que también se asocia con la enfermedad, con el mundo teiwari (mesti
zo), con los seres monstruosos y peligrosos de “abajo”. Ahora, el peligro consiste
en interpretar el contraste entre estas formas de vida en términos de un dualismo
culturanaturaleza o algo por el estilo. A la luz de la crítica del naturalismo y la
teoría de Descola, no sería correcto traducir t+kari como la vida natural en sí.
$VLPLVPRDOHQFRQWUDUODFRPSOHPHQWDULHGDGFDOHQGiULFDHQWUHODV¿HVWDVGHODV
secas y de las lluvias se corre el peligro de no tomar en cuenta las diferencias
cualitativas entre ambos aspectos del tiempo y de la vida. De ninguna manera, el
antagonismo t+karitukari debe considerarse simétrico, ni tampoco debe pensar
VHHQDOJ~QWLSRGHLVRPRU¿VPRHQWUHDPEDVIRUPDVGHYLGD
/D³YLGDQRFWXUQD´HVSUHH[LVWHQWHSHUPDQHQWH\QRIXHFUHDGDDXQTXHVH
moviliza e “irrumpe” al iniciar las lluvias. Se trata de un principio, de cierta ma
nera individualista o presocial. Es fuente de espontaneidad e inspiración artística,
pero de naturaleza ambivalente e, incluso, puede ser peligroso. La “vida solar”
31
es efímera. Se produce durante una visión de peyote, después de un largo viaje
OOHQRGHVDFUL¿FLRVTXHLPSOLFDDOHMDUVHGHWRGRORDVRFLDGRFRQOD³YLGDRVFXUD´
Se ubica en el límite con la muerte, ya que los buscadores de visiones (casi) se
PXHUHQ HQ HO VDFUL¿FLR TXH ORV FRQYLHUWH HQ LQLFLDGRV GLRVHV \ DQFHVWURV 'H
esta manera, tukari surge en una visión de un mundo ordenado y comunitario
(kiekari), pero este “cosmos” es sumamente inestable y se encuentra siempre en
construcción (Neurath, 2005b). Desde la perspectiva de la iniciación, el caos tiene
XQDH[LVWHQFLDIDOVDRLOXVRULD3HUROD³FRVPRYLVLyQGHORVLQLFLDGRV´VRODPHQWH
H[LVWH HQ EUHYHV PRPHQWRV YLVLRQDULRV DEULHQGR SDVR DVt D TXH VH LPSRQJD OD
“realidad”, a veces fantasmagórica, de t+kari. La “iluminación” de peyote, aso
ciada con la iniciación, es decir, la transformación de una persona en su propio
ancestro (tewari), basada en la aniquilación, domesticación y superación de la os
FXULGDGQRHVHO~QLFRSURFHVRTXHSURGXFHYLGD\FRQRFLPLHQWR7DPELpQH[LVWH
el ritualismo de las lluvias donde se trata de adquirir la humanidad propiamente
dicha, convertirse en una simple persona (tewi), es decir, en una persona que no
HVDQFHVWUR(QHVWHFRQWH[WRVHQHFHVLWDFRQVWUXLUXQDDOLDQ]DHQWUHHQHPLJRV\
ancestros, teiwari y tewari (Neurath, 2008d).
El ritual de la temporada de las secas en particular la peregrinación de los
KXLFKROHVD:LULNXWDHTXLYDOHDOPtWLFRYLDMHGHOPDUKDFLDHOLugar del Amane
cer (Paritek+aGHORVDQWHSDVDGRV*UDFLDVDGLYHUVDVSUiFWLFDVGHDXWRVDFUL¿FLR
el venadopeyote se dejó cazar o encontrar y los peregrinos obtuvieron la visión
de la luz solar. Al nacer el astro diurno, la tierra y el cielo fueron separados por
cinco grandes árboles de pino (haurite), puestos en las esquinas y en el centro del
universo; y, al establecerse la separación de arriba y abajo, se inauguró el orden
social fundamentado en la diferencia entre los iniciados y noiniciados. En Na
mawita NeixaOD¿HVWDGHODVLHPEUDHVWHSURFHVRFRVPRJyQLFRVHLQWHUUXPSH\
se inicia uno diferente, basado en la alianza entre los antepasados y los enemigos,
entre los de arriba y los de abajo. De esta alianza nace otro tipo de vida, más
espontáneo, oscuro y salvaje. Ahora, las fuerzas oscuras son positivas y deben
ser liberadas. En otras palabras, lo que desde la perspectiva solar es un mero
caos, resulta ser un cosmos con una lógica propia. El ritual de la temporada de
las lluvias, en especial, Namawita Neixa es la celebración de la paz con los seres
GHOLQIUDPXQGR/DLGHRORJtDGHVDFUL¿FLRVHVXVSHQGH\PXFKRVGHWDOOHVGHOD
acción ritual sugieren una interpretación en términos de un rito de inversión. Sin
embargo, tal hipótesis difícilmente se sostiene. Desde la perspectiva de Namawita
NeixaVHWUDWDGHO~QLFRGtDGHODxRHQTXHVHUHVSHWDQSOHQDPHQWHORVWpUPLQRV
de la alianza entre los seres humanos y los dioses del maíz. Todos los demás días
GHODxRLPSOLFDQXQDWUDQVJUHVLyQGHHVWDVUHJODV6LQHPEDUJRHVWHPXQGRED
VDGRHQODDOLDQ]DSDFt¿FDFRQHOPXQGRFDyWLFRGHDEDMRWDPSRFRVHVRVWLHQH\
32
SURQWRVHUHWRPDHOFDPLQRGHOVDFUL¿FLR\GHODLQLFLDFLyQTXHSURGXFHHOSRGHU
y la “ilustración” solar.
3RGHPRVFRQFOXLUTXHH[LVWHQGRVXQLYHUVRVKXLFKROHVHQXQSULQFLSLRQR
complementarios, y producidos por prácticas rituales muy distintas. La diferencia
entre ambas dinámicas es abismal. Posiblemente podría pensarse en el famoso
ejemplo del pueblo winnebago que es dibujado de dos maneras sorprendentemen
te distintas por los miembros de las diferentes mitades (LéviStrauss, 1992 [1958,
1974]: 165191). Ambas concepciones del espacio social son acercamientos a la
realidad de una institución cero no simbolizable. Lo que no se puede simbolizar se
H[SUHVDYDJDPHQWHHQODDPELYDOHQFLDGHGHSUHGDFLyQ\DOLDQ]DODFRH[LVWHQFLD
de relaciones y discursos rituales no compatibles. Con los dos modelos no se bus
FDH[SUHVDUXQDUHDOLGDGVRFLRFyVPLFDGHPDVLDGRFRPSOHMDSDUDVHUUHSUHVHQWDGD
con un dibujo, sino se evidencia el carácter escindido del mundo en cuestión.
(OFLFORDQXDOGH¿HVWDVDJUtFRODVHLQLFLiWLFDVKXLFKROHVLPSOLFDXQDDOWHU
nancia estacional del énfasis general de los ritos que oscila entre alianza y depre
dación, pero no puede obviarse que la misma alternancia también está presente
en cada uno de los rituales wixarika. Cada ceremonia comienza con una fase de
preparación de las ofrendas durante la cual el énfasis se pone en el intercambio
recíproco de dones. Al iniciar la sesión de canto chamánico, poco a poco, la ló
JLFDVDFUL¿FLDOHLQLFLiWLFDJDQDWHUUHQR(VWDIDVHFXOPLQDHQORVVDFUL¿FLRVGH
DQLPDOHVTXHVHUHDOL]DQHQHODPDQHFHU$O¿QDOVHUHWRPDQORVLQWHUFDPELRV\
se realizan peregrinaciones para intercambiar los objetos votivos por agua. Podría
decirse que la reciprocidad prevalece en las fases iniciales y posliminales, mien
WUDVTXHHOVDFUL¿FLRDSDUHFHHQODVIDVHVFHQWUDOHV\PiVGUDPiWLFDVGHOULWXDO
3RURWUDSDUWHWDPELpQHVFLHUWRTXHODFRH[LVWHQFLDGHHVTXHPDVGHODSUiFWLFD
nominalmente incompatibles es, en primer lugar, una cuestión de las intenciones
\ H[SHULHQFLDVGH ORV GLIHUHQWHV SDUWLFLSDQWHV3DUD ORV OHJRV HO VDFUL¿FLR HV XQ
intercambio, para los chamanes, el intercambio es un juego de poca importancia y
OR~QLFRTXHFXHQWDHVODH[SHULHQFLDYLVLRQDULDFRVPRJyQLFD\VDFUL¿FLDO$KRUD
bien, lo más interesante es estudiar los momentos críticos de transición de un es
quema de la práctica al otro, situaciones que implican un cambio de ontología y
que, en un principio, pueden observarse en todos los rituales huicholes donde se
articulan elementos chamánicos y sacerdotales.
Para entender cómo se articulan esquemas de práctica que se contradicen
nos podemos inspirar en el trabajo del melanesista noruego Knut Rio (2007)
quien analiza la relación entre “dones recíprocos” y free gifts en el ritual de la
LVOD$PEU\P9DQXDWX7 Este estudio se ubica en las discusiones oceanistas sobre
7
Agradezco a Carlos Mondragón haberme proporcionado esta bibliografía.
33
i ntercambio, trueque, free gift\FRPHUFLR*UHJRU\6WUDWKHUQ:HL
ner, 1992; Humphrey y HughJones, 1992; Godelier, 1996, Gell, 2006) pero tiene
PXFKDVLPSOLFDFLRQHVSDUDHOHVWXGLRGHODDUWLFXODFLyQGHRQWRORJtDVTXHFRH[LV
ten pero se contradicen entre sí. Rio insiste en que, en los rituales que él estudia, sí
hay free gift y sharing, el “don desinteresado” que irrumpe la circulación de dones
recíprocos (Rio, 2007: 450).
Algunos autores, como Gregory (1982), Parry y Bloch (1989), habían recha
]DGRTXHHO³GRQ´GH0DXVV>@SXGLHUDHQWHQGHUVHFRPR³UHJD
lo”, insistiendo en la no diferenciación entre relaciones interesadas y desinteresa
das de intercambio en sociedades nooccidentales. Pero también surgió la crítica
del maussismo de parte de autores como Alfred Gell (2006: 77). En las sociedades
estudiadas por los antropólogos no todo es intercambio recíproco ceremonial. En
HVWHVHQWLGR,WHDQXSODQWHyVXHWQRJUDItDGHOULWXDORURNDLYDHQWpUPLQRVGHXQD
DOWHUQDQFLDGHVDFUL¿FLRULWXDOHLQWHUFDPELRfree gift y don recíproco (Rio, 2007:
/RTXH5LRDxDGHDHVWDOtQHDDUJXPHQWDWLYDHVHODQiOLVLVGHODIDVHULWXDO
donde se niega el don desinteresado (“denying the gift´GRQGHXQULWRGHVDFUL¿
FLRVHFRQYLHUWHHQXQULWRGHUHFLSURFLGDG(QHODQiOLVLVEDVWDQWHVR¿VWLFDGRGHO
DQWURSyORJRGH9DQXDWXHOTXHGDHOgift ofrece un dávida desinteresada, pero,
GHVGHVXSHUVSHFWLYDHOEHQH¿FLDGRUHFLEHXQGRQUHFtSURFR
Como dice Derrida, el free gift es imposible (Laidlaw, 2000: 621).8 Pero, so
EUHWRGRKD\XQDQWDJRQLVPRHQWUHORVHVTXHPDVGHODSUiFWLFDHOULWRVDFUL¿FLDO
niega la reciprocidad y vice versa. Entre los huicholes, esta situación puede obser
varse en muchos, si no en todos los rituales. Según la lógica chamánica, todos los
VDFUL¿FLRVVHLQWHUSUHWDQ\VHH[SHULPHQWDQFRPRDXWRVDFUL¿FLRVYROXQWDULRV(O
venado se deja alcanzar por sus perseguidores y la res está de acuerdo en que se le
PDWH(QHVWHFRQWH[WRORPiVLPSRUWDQWHHVODLGHQWL¿FDFLyQGHOVDFUL¿FDGRUFRQ
la víctima. El chamán no mata sino se transforma en las deidades ancestrales, que
VRQORVDQLPDOHVYtFWLPDVGHVDFUL¿FLR\YLYHODPXHUWHGHVGHVXSXQWRGHYLVWD
1HXUDWKF(VWDVH[SHULHQFLDVSXHGHQOODPDUVH³DXWRVDFUL¿FLRVFRVPRJy
nicos”, ya que se vinculan con la vivencia visonariainiciática que implica una
“invención” del mundo y de los dioses. Asimismo, puede constatarse que en la
H[SHULHQFLDGHODXWRVDFUL¿FLRFRVPRJyQLFRGHVDSDUHFHODOyJLFDGHOLQWHUFDPELR
recíproco que prevalece en otras fases y otros momentos de la vida ritual. Más que
LQWHUDFWXDUFRQORVGLRVHVHOLQLFLDQWHFUHDDORVDQFHVWURVGHL¿FDGRV\VHLGHQWL¿
ca con ellos. El objeto de la cosmovisión se convierte en su sujeto.
8
Según la lectura que hacía Derrida (1995) del Ensayo sobre los dones de Mauss, el free gift disuel-
ve las certezas del orden económico ( Jenkins, 1998), es una pausa, como un separador en un
libro (Derrida, citado en Rio, 2007: 450).
34
3HURFRPRGLMLPRVHOPXQGRFUHDGRHQHODXWRVDFUL¿FLRQRVHVRVWLHQH\
HVHItPHURDVtTXHWDPELpQVHUHTXLHUHGHODH[LVWHQFLDGHXQFRVPRVDQDORJLVWD
(o “maussiano”) basado en el intercambio recíproco de dones. Un mundo se rige
según relaciones de depredación, dones desinteresados (sharing)\VDFUL¿FLRHO
otro se fundamenta en la alianza y el intercambio. Como vimos en el ejemplo del
GHSyVLWRULWXDOGHÀHFKDV\MtFDUDVDYHFHVORVULWRVSXHGHQDQDOL]DUVHHQWpUPLQRV
GHXQD³FRQGHQVDFLyQULWXDO´SHURWDPELpQQRVGHEHPRV¿MDUHQORVPRPHQWRVGH
UXSWXUDFXDQGRODGLQiPLFDGHOVDFUL¿FLRGHVLQWHUHVDGRGDOXJDUDXQDOyJLFDGH
intercambio o vice versa.
(QWUHORVKXLFKROHVHOGRQVDFUL¿FLDO\GHVLQWHUVDGRWLHQHXQDVSHFWRSHOLJUR
so: el free gift también es veneno (Gift en alemán). Los dioses creados en el au
WRVDFUL¿FLRVRQSHOLJURVRV\HYHQWXDOPHQWHVHFRQYLHUWHQHQHQIHUPHGDGHVHV
SHFLDOPHQWHFXDQGRVHORVROYLGD/DFXUDFLyQFKDPiQLFDFRQVLVWHHQH[WUDHUORV
Dado que establecer relaciones free gift conlleva a estos riesgos, los noiniciados
SUH¿HUHQOLPLWDUVHDOQLYHOH[RWpULFRGHODUHOLJLyQTXHFRQVLVWHSULQFLSDOPHQWH
de relaciones de intercambio. Los chamanes no cuentan con esta opción. Al crear
dioses terminan perseguidos por ellos. De esta manera, al toparse con la impo
sibilidad de cumplir todos los compromisos rituales adquiridos, la vida de los
mara’akate muchas veces termina en una tragedia…
Algo similar sucede en el caso de los artistas inspirados y creativos. Muchas
YHFHV WHUPLQDQ SUH¿ULHQGR GHGLFDUVH D OD SURGXFFLyQ DUWHVDQDO GH HVFDVR YDORU
artístico, ya que la creación de representaciones visionarias (en términos del con
cepto huichol nierika) puede ser nociva para la salud. Crear el arte de nierika im
plica crear y multiplicar a deidades poderosas difíciles de controlar (ver Neurath,
2005c; 2008b). Asimismo, la ambivalencia de los seres y fuerzas creados en el
DXWRVDFUL¿FLRYLVLRQDULRH[SOLFDWDPELpQHOSRUTXpORVFKDPDQHVQRVLHPSUHJR
zan de una reputación positiva. También puede observarse, a veces, un trato algo
GHVSHFWLYRKDFLDORVSH\RWHURVVREUHWRGRGXUDQWHDOJXQRVPRPHQWRVGHOD¿HVWD
Hikuli Neixa (danza del peyote).
(VWDUHÀH[LyQQRVSRGUtDOOHYDUDXQDQiOLVLVGHODHVWUXFWXUDSROtWLFDGHODV
comunidades wixarika que, sin embargo, rebasaría los límites temáticos de este
ensayo. En términos generales, puede decirse que siempre prevalece un antago
nismo entre el poder religioso de los mara’akate y el poder democrático de la
asamblea comunal, ideológicamente fundamentado en la igualdad de los comune
ros, el trabajo conjunto y la ayuda mutua. Los free gifts de parte de los chamanes
QROHVJDUDQWL]DQWHQHUPXFKRVDPLJRVQLLQÀXHQFLDHQODDVDPEOHD*HQHUDOPHQ
te se los respeta, pero también se los teme (ver Neurath, s.f.a).
35
5. Conclusiones
Regresamos a la pregunta inicial. ¿Hay una ontología dominante entre los hui
choles? Podríamos concluir que el animismo huichol es más importante que el
analogismo, porque reproduce las jerarquías del sistema tradicional de autoridad
cívicoreligiosa. Pero, como vimos, siempre se hace necesario también el analo
gismo y, de una manera equivalente, podría argumentarse que esta ontología es la
principal. La religión esotérica de los iniciados jamás puede sustituir las prácticas
GHORVOHJRVTXHVRQD¿QDOGHFXHQWDVODPDVDGHODSREODFLyQ)LQDOPHQWHVH
SXHGHD¿UPDUTXHHQFLHUWRVFRQWH[WRVSUHGRPLQDQODVUHODFLRQHVGHGHSUHGDFLyQ
RGHDOLDQ]D&RPRYLPRVORPiVLPSRUWDQWHHVH[SOLFDUTXHODDUWLFXODFLyQHQ
tre ambos esquemas de la práctica es siempre problemática. En este sentido, es
relevante insistir en la incommensurabilidad ontológica producida por dinámicas
rituales diferenciadas. Hay un antagonismo entre dos organizaciones rituales: los
centros ceremoniales comunales por un lado, y los grupos bilaterales de parentes
co por el otro. En un nivel se enfatizan en la iniciación, la depredación, el sacri
¿FLRHOfree gift\ODH[SHULHQFLDYLVLRQDULDHQHORWURODDOLDQ]D\HOLQWHUFDPELR
recíproco. Sin embargo, ninguna de estas dos organizaciones rituales puede con
siderarse representativa para la totalidad de la sociedad o del cosmos huichol. El
ritual comunal no subsume al parental, ni los sacerdocios al chamanismo.9 Para
FRQFOXLUQRSRGHPRVGHVFDUWDUODH[LVWHQFLDGHPXQGRVSDUDOHORV&RPRSURSRQH
Perig Pitrou (s.f.), podría hablarse de una “diplopía ontológica” (ver Merleau
Ponty, 1968 [1964]).
La acción ritual implica la necesidad de tener la capacidad de cambiar de un
esquema de la práctica a otro. Pensando también en futuras investigaciones, lo
que más nos interesa estudiar son, entonces, estas transiciones, procesos que im
plican un “cambio de ontología” y, potencialmente, podrían observarse en todos
los rituales huicholes donde se articulan elementos chamánicos y sacerdotales.
Los ritos empiezan en una lógica analogista, se vuelven animistas, y regresan al
analogismo. La lógica del intercambio da lugar al free giftSHURKDFLDHO¿QDOGHO
proceso ritual, se vuelve al intercambio. La pluralidad ontológica tiene muchas
implicaciones, sobre todo porque tiene que ver con la capacidad amerindia —a
veces caracterizada como “chamánica”— de habitar simultáneamente en mundos
diferentes y de acumular identidades contradictorias.10
9
Esta afirmación no vale para la comunidad de San Andrés Cohamiata donde sí existe una jerar-
quía clara entre centros ceremoniales comunales y parentales (ver Jáuregui et al., 2003).
10
Este tema ha sido discutido por autores como José Rabasa (2006: 75, 77) y Carlo Severi
(1996; 2002) (ver Neurath, s.f.b).
36
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41
Del chamán en éxtasis al chamán enunciador:
la importancia del lenguaje ritual
en el estudio del chamanismo nahua
Laura Romero
El chamanismo ha estado presente en la investigación antropológica de manera
intermitente, algunas veces con referencias directas, otras más insinuadas. En el
FDVRSDUWLFXODUGHODDQWURSRORJtDPH[LFDQDQRHVIiFLOSUHFLVDU²FRPRVHxDOD
0DUWtQH]VI²HOPRGRHQTXHHOWpUPLQRVHLQFRUSRUyDHOODSXHVODVSULPHUDV
referencias que el mismo autor ubica hacia la primera década del siglo pasado
FRQ/XPKROW]\'L[RQVRQOD[DV\SRFRH[SOtFLWDVHQWDQWRVRQXWLOL]DGDVLQ
cluso, como sinónimos de sacerdote, adivino, curandero o médico, lo que ha sido
FRQWLQXDPHQWHVHxDODGR\TXHKDVHUYLGRGHVXVWHQWRFRQFHSWXDOSDUDGH¿QLUOD
actividad de distintos y, por demás, variados ritualistas.
Las descripciones y análisis sobre el tema se vieron orientadas en la década
de los cincuenta por el conocidísimo libro de Mircea Eliade, El chamanismo y las
técnicas arcaicas del éxtasis >@\SRUHOWH[WRGH*RUGRQ:DVVRQEl
hongo maravilloso, Teonanacatl, en el cual el autor menciona, sin más, su parti
cipación “en una ceremonia chamánica de ingestión de hongos” (1998: 10) cele
brada la noche del 29 de junio de 1955, misma que publicaría en la revista Life,
teniendo como consecuencia la búsqueda frenética por hippies, psiquiatras, gente
H[WUDYDJDQWH\WXULVWDVGHDTXHOODVH[SHULHQFLDVTXHDGHFLUGH:DVVRQVRQSUR
pias del hombre primitivo, y cuyo uso está oculto “tras sobrecogedoras creencias
y atavíos de lo Divino” (Ibid.: 11). Las prácticas terapéuticas y adivinatorias de
ORVSXHEORVLQGtJHQDVPH[LFDQRVLQFOXLGRVORVSUHKLVSiQLFRV\FRORQLDOHVIXHURQ
YLVWRVDODOX]GHXQHVTXHPDHQHOTXHORVHQWHyJHQRV\HOYLDMHH[WiWLFRDFDSD
raba toda la atención.
Fue entonces que siguiendo el esquema eliadiano, se encontraron chamanis
mos en cada rincón del mundo, o, por el contrario, se le redujo a las gélidas tierras
siberianas. El problema se ha originado, desde entonces, en la gran discrepancia
que se presenta sobre qué tipo de especialista ritual puede ser considerado, o no,
como chamán y sobre todo el porqué.
43
El tema del chamanismo, por otro lado, no ha sido sólo de la competencia de
la antropología, sino de otras disciplinas como la psicología y la psiquiatría, bus
FDQGRHQWUHRWUDVFRVDVHORULJHQGHODH¿FDFLDGHVXVSUiFWLFDVODH¿FDFLDGHOD
“cura shamanística” como la llama LéviStrauss en su clásico artículo intitulado
/DH¿FDFLDVLPEyOLFD publicado por primera vez en 1949, en el que analiza un
FDQWRFX\RREMHWLYRSULQFLSDOHVD\XGDUHQXQSDUWRGLItFLO7H[WRHQHOTXHpOPLV
mo reconoce como posiblemente incorrecta la traducción de nelé, el especialista
FXQDFRPRFKDPiQHQWDQWRODFXUDQRSDUHFHH[LJLUSRUSDUWHGHOR¿FLDQWHXQ
p[WDVLVRHOSDVRDXQHVWDGRVHFXQGDULRORFXDOQRVGDODSULPHUDSLVWDSDUDORTXH
el autor considera ser un chamán.
Es decir, tanto en el esquema de Eliade como en lo mencionado por Lévi
6WUDXVVVHVXJHULUiTXHXQDGHODVFDUDFWHUtVWLFDVGH¿QLWRULDVGHOVHUFKDPiQHV
HOp[WDVLV
Otra propuesta bien conocida es la de Michel Perrin (1995:6), en la que el
chamanismo es más bien “un un sistema que se funda en una teoría de la comuni
cación que se lleva a cabo entre este mundo y el mundo otro, por intermediación
del chamán. Aunque ya se menciona la capacidad enunciativa del chamán, Perrin
no la desarrolla hasta sus últimas consecuencias.
(QOD]RQDGH¿QLGDSRU(OLDGHORVFKDPDQHVVRQ³HOHJLGRV´\FRPRWDOHV
tienen entrada en una zona de lo sagrado, inaccesible a los demás miembros de
la comunidad, pero no es reconocido como tal, sino después de haber recibido
XQD GREOH LQVWUXFFLyQ SULPHUR GH RUGHQ H[WiWLFR VXHxRV WUDQFHV HWFpWHUD \
segundo, de orden tradicional (técnicas chamánicas, nombres y funciones de los
espíritus, mitología y genealogía del clan, lenguaje secreto, etcétera).
Perrin, a diferencia de Eliade e incluso del artículo levistraussiano, no men
FLRQDHQHVSHFt¿FRHOp[WDVLVSXHVORHVWLPDHQXQDGHODVFDWHJRUtDV³PiVLPSUH
cisas de la psicología” (Perrin, op. cit.: 6LQHPEDUJRFRQVLGHUDTXHORVVXHxRV
y el consumo de sustancias enteogénicas son los medios que emplea el chamán
para entrar en contacto, a voluntad, con el “mundootro”.
Es decir, el chamanismo no se nos presenta como un problema de nomina
lización, de cómo nombrar a esos especialistas, sino conceptual, en el que los
FyGLJRV GH LQWHUSUHWDFLyQ QR FRQ¿UPDQ OD UXSWXUD HQWUH FDWHJRUtDV FRPR OD GH
naturalezacultura sino la constitución de códigos culturales que subyacen a toda
la lógica de pensamiento.
El chamanismo de la enunciación
(O FKDPiQ FRPR FDWHJRUtD QR SRGUi VHU GH¿QLGR D SDUWLU GH XQR VROR GH VXV
DVSHFWRVFRPRHMHFXWDQWHGHOULWXDOVLQRDOH[WHQGHUHODEDQLFR\FHQWUDUQRVDO
44
menos, en dos aspectos. El primero, considerar que el chamanismo es el resultado
de un determinada forma de entender y ser en el mundo, es decir, es el conjunto de
prácticas e ideas que son ejecutadas por los seres humanos para vincularse, ya sea
GHPDQHUDSDFt¿FDRQRFRQHOUHVWRGHORVH[LVWHQWHVHQWHQGLGRVFRPRDTXHOORV
seres cuya conformación como tales les permiten, en mayor o menor grado, ser
partícipes en una red de interacciones. El segundo punto, observar de ese conjunto
de relaciones al personaje que sirve de bisagra en la ejecución de esas prácticas
para estar en el mundo, y en las cuales utiliza, en ocasiones, elementos cuyos
DVSHFWRVVRQTXL]iPHQRVH[yWLFRVFRPRORHVHOp[WDVLVSDUDSODQWHDUFRPRSUR
blemática otro aspecto, el del chamán como enunciador, pues ya nos dejaba ver
/pYL6WUDXVVODH[WUDRUGLQDULDFDSDFLGDGLQGXFWLYDGHORGLFKRHQHOPHQFLRQDGR
canto obstétrico.
Pensemos un poco más modestamente y busquemos, sólo como ejercicio, en
dónde encontramos el poder curativo de las palabras, después de la muerte de una
SHUVRQDTXHULGDGHXQDSpUGLGDDPRURVDGHXQUHJDxRRFyPRSRGHPRVHMHFXWDU
³ODVIXHU]DVPDOLJQDV´GHODVPLVPDVFXDQGRTXHUHPRVGDxDURIHQGHURLQVXOWDU
(OFKDPiQGHVGHHVDSHUVSHFWLYDWHQGUtDTXHVHUHFRQ¿JXUDGRHQWDQWRHQXQFLD
GRUHVGHFLUODSHUVRQDTXHSURGXFHLQWHQFLRQDOPHQWHXQDH[SUHVLyQOLQJtVWLFD
HQ XQ PRPHQWR GDGR PLVPD TXH RSHUD GH PDQHUD H¿FD] 3XHV VLJXLHQGR FRQ
HOHMHPSORDQWHULRUORTXHQRV³GDxD´R³DOLYLD´GHODVSDODEUDVHVTXLpQODVKD
pronunciado y en qué situación.
Lo que proponemos es un acercamiento analítico que tome como herramien
ta algunas de las propuestas de la pragmática lingüística, partiendo del análisis de
ODUHODFLyQHQWUHHOOHQJXDMH\HOFRQWH[WRGHHQXQFLDFLyQPLVPDTXHHVEiVLFD
para dar cuenta de la comprensión. Desde nuestro punto de vista y a partir de
QXHVWUDH[SHULHQFLDHWQRJUi¿FDHQOD]RQDQDKXDGHOPXQLFLSLRGH6DQ6HEDVWLiQ
Tlacotepec de Díaz, en la sierra Negra de Puebla, consideramos que la impor
WDQFLDGHOFRQWH[WRUDGLFDHQTXHHVDKtGRQGHSRGHPRVFRPSUHQGHUHQHOFDVR
que nos ocupa, el papel del chamán como sujeto de la enunciación, el porqué de
la supuesta ambigüedad de ciertos conceptos y la metamorfosis de determinados
objetos en sujetos que fungirán como “ayudantes” en la práctica ritual.
El principal punto a destacar en la comunicación que establece el chamán
con los no humanos durante el ritual, es cómo logra la comunicación con ellos.
De igual manera a lo que ocurre en el diálogo caraacara de la conversación co
WLGLDQDGRQGHORVSDUWLFLSDQWHVFRPSDUWHQFLHUWRVVXSXHVWRVFRPRLGHQWL¿FDUVH
como interlocutores, ciertos conocimientos, el manejo de las reglas y normas del
KDEODHLQWHUDFWXDUHQXQFRQWH[WRGH³DTXt\DKRUD´HOHVSHFLDOLVWDULWXDOGHEH
asegurarse de que sus interlocutores, sobrehumanos e invisibles, al menos parcial
PHQWHUHFLEDQHOPHQVDMH\UHVSRQGDQDpO6HJ~Q:HHE.HDQHOSULQFLSDO
45
papel del especialista ritual es el de la intermediación lingüística, sin la cual la co
municación no se llevaría a cabo. Al no compartir completamente los participan
WHVHQHVWHFDVRKXPDQRV\QRKXPDQRVHOPLVPRFRQWH[WRHVSDFLRWHPSRUDO
el especialista ritual debe asegurarse de que los destinatarios del discurso sepan
H[DFWDPHQWHTXpHVWiSDVDQGR\SRUTXpGHTXHDO³KDEODUOHV´VHDHVFXFKDGR\GH
que el ritual no se convierta, bajo ninguna circunstancia, en un diálogo de sordos
\PXFKRPHQRVHQXQPRQyORJRVLQORVDORFXWRUHVHVSHFt¿FRV
El especialista transmite los mensajes a los no humanos, interpreta sus res
SXHVWDV\ODVWUDQV¿HUHDORVVHUHVKXPDQRVSHURpODFW~DWDPELpQSRUPHGLRGH
sus palabras, la fuerza ilocucionaria de las palabras del chamán le dotan de la po
sibilidad de convertir la naturaleza de los objetos que fungirán como coadyuvan
tes, así como poder alcanzar y actuar sobre los no humanos; nuestra traducción del
“poder mágico” de las palabras.
(Op[LWRGHODFRPXQLFDFLyQFRQORLQYLVLEOHGHSHQGHVHJ~QORVHxDOy0DOL
QRZVNLHQLos jardines de coral (1977), del conocimiento de la fórmula mágica,
es decir, del lenguaje entendido por los nohumanos con quienes tendrá que esta
EOHFHUXQGLiORJRGHODH[LVWHQFLDGHOFRQWH[WRSURSLFLRSDUDSURQXQFLDUOR\GHOD
persona autorizada para hacerlo.
La fuerza del chamán radica en que en la enunciación se pone a funcionar
la lengua, por un acto individual, en el cual —como menciona Benveniste— el
ORFXWRU ³PRYLOL]D OD OHQJXD SRU VX FXHQWD´ HVSHUDQGR XQ DXGLWRU \
suscitando otra enunciación a cambio.
La autoridad del chamán como ejecutante de la acción ritual, descansa en que
posee una cualidad de acción lingüística y no sólo la posibilidad de participar
“autorizadamente” de una clase de evento o institución.1
El chamán, en tanto enunciador, se apropiará del aparato formal de la lengua
para posicionarse como locutor y enunciar su lugar como tal, así “en cuanto se de
clara locutor y asume la lengua, implanta al otro delante de él, cualquiera que sea
HOJUDGRGHSUHVHQFLDTXHDWULEX\DDHVHRWUR7RGDHQXQFLDFLyQHVH[SOtFLWDRLP
plícitamente, una alocución, y postula un alocutario” (Benveniste, op. cit.: 8485).
En este sentido, el chamanismo se traduce en una facultad que consiste
HQ OD FDSDFLGDG PDQL¿HVWD GH DOJXQRV LQGLYLGXRV SDUD FUX]DU IURQWHUDV RQWROyJLFDV
deliberadamente y adoptar la perspectiva de las subjetividades nohumanas para
1
Sobre este tema, véase Humphrey y Laidlaw (1994).
46
a dministrar las relaciones entre humanos y no humanos. […] los shamanes están capa
FLWDGRVSDUDWRPDUHOUROGHORFXWRUHVDFWLYRVHQGLiORJRVWUDQVHVSHFt¿FRV\VRQFDSD
FHVDGLIHUHQFLDGHORVODLFRVGHUHJUHVDUDFRQWDUODKLVWRULD9LYHLURVE
Será un locutor al que se le atribuye un habla distinta a la de los demás, como
ORVHxDODQORVQDKXDVTXLHQHVWLHQHQFRPRFRQGLFLyQQHFHVDULDSDUDVHUULWXDOLVWD
la capacidad de “saber hablar”, es decir, localizarse como locutor en un evento
comunicativo en el que sus alocutores serán esencialmente las potencias no hu
manas que habitan el universo, un universo en el cual las fronteras entre ambas
FRQGLFLRQHVGHH[LVWHQFLDKXPDQD\QRKXPDQDQRVHKDOODQVHSDUDGDVSRUlo
real, sino por formas distintas de ser y estar en el mundo.
El proceso de transformación simbólica realizado mediante la acción ri
WXDOKDVLGROODPDGRSRU&DUOR6HYHUL³FRQGHQVDFLyQULWXDO´\pVWD³FRQ¿HUHDO
FRQWH[WR GH OD FRPXQLFDFLyQ XQD IRUPD SDUWLFXODU TXH OR GLVWLQJXH GH ODV LQWH
racciones ordinarias en la vida cotidiana” (2008:12). Es decir, el chamán deberá
circunscribir su acto como enunciador a las situaciones adecuadas en donde su
intermediación lingüística se torne necesaria, su aptitud lingüística lo posiciona
HQXQGRPLQLRSDUWLFXODUGHVHUHQGRQGH³KDFHIDOWDFRORFDUVHDRWURQLYHOGHH[
presión para alcanzar este otro nivel de la realidad en el que el lenguaje ordinario
es inoperante” (Descola, 1996: 141), pues el universo se distinguirá, entre otras
cosas, por las condiciones que rigen el acceso a cada uno de los espacios que lo
conforman. Así, la capacidad de intermediación que se la ha atribuido al chamán
está fundada, en uno de sus aspectos, en la capacidad que éste posee para comu
QLFDUVHFRQDTXHOORTXHQRVyORHVWiYLYRVLQR³DQLPDGR´FRPRVHxDOD7D\ORU
DTXHOORTXHGDGDVXFRQGLFLyQGHDORFXWRUHVWDEOHFHUiFRQHOULWXDOLV
ta un acto enunciativo, donde ambas partes deberán reconocerse como miembros
de un mismo evento comunicativo.
Si el quehacer del chamán está pensado en relación con su capacidad de actuar
mediante sus palabras, los nahuas no iniciados de las comunidades de Tlacotepec
GH 'tD] \ 6DQ 0DUWtQ 0D]DWHRSDQ VHxDODQ TXH OR TXH ORV ixtlamatkeh “dicen”
durante el transcurso de la terapéutica tradicional, cuyo foco central es la recupe
ración del espíritutonal, es incomprensible para el resto de los individuos.
El lenguaje de la acción ritual puede ser presuntamente inteligible para los
VLPSOHV¿HOHV\FRQWHQHUSDODEUDVDUFDLFDVSDODEUDVHQRWURVLGLRPDVIRUPDVRQR
matopéyicas, etcétera. Sin embargo, lo que importa, en última instancia, de este
47
mensaje no es su capacidad de ser entendidos por los seres humanos, sino la de ser
recibido y “entendido” por los nohumanos a los cuales en realidad está dirigido.
(VWD FDUDFWHUtVWLFD QR HV H[FOXVLYD GH XQD VLWXDFLyQ FXOWXUDO SDUWLFXODU
VLQRPiVELHQGHXQWLSRGHDFFLyQODULWXDO/DH¿FDFLDHVWiDVHQWDGDPiVDOOiGHO
entendimiento de cada uno de los componentes, más bien lo está en el acuerdo y
conocimiento de las características generales del proceso.
En este sentido, la pragmática nos aporta más datos, si ya sabemos que en la
autorización y reconocimiento social se sustenta la práctica de la actividad cha
mánica, ¿qué es lo que estamos buscando entonces? Bien, John L. Austin (1971),
¿OyVRIR GHO OHQJXDMH KDEODQGR GHVGH SUHVXSXHVWRV SUDJPiWLFRV GLVWLQJXH GRV
clases de enunciados: descriptivos y realizativos (performative utterances): lo
cucionarios, ilocucionarios (en los estarían los conjuros y las fórmulas mágicas),
que son formas de hacer cosas, hacer algo, por el acto de decir algo, y los perlo
cucionarios.
La fuerza ilocucionaria de las palabras se efectúa tanto sobre los seres invi
sibles no humanos con los cuales el chamán establece la comunicación y hasta
negocia, así como sobre el objeto inanimado que él consagra, busca, entrega o
arrebata.
Estas palabras tendrán el efecto esperado si:
(OKDEODQWHHVWiDGHFXDGDPHQWHFDOL¿FDGR
2. sigue correctamente ciertos procedimientos, y
VL HVWH SURFHGLPLHQWR HV DSURSLDGR SDUD OD VLWXDFLyQ HQ OD FXDO KDEOD
(Sidorova, 2000: 96)
Ella misma menciona que “la posibilidad de fracaso para conseguir los efec
tos que se esperan producir con la ayuda del lenguaje, prevista por los rituales,
demuestra que éstos últimos no son espectáculos con guiones rígidos” (Ibidem),
VLQRPiVELHQDFWRV~QLFRV\VLJQL¿FDWLYRVFX\RUHVXOWDGRVHVWiQVLWXDFLRQDOPHQWH
condicionado.
La mera pronunciación por parte del chamán no produce efectos inmediatos
“felices”, pues necesita conocer la respuesta de los no humanos quienes pueden
satisfacer o rechazar su petición.
Con lo cual, el chamánlocutor deja de serlo para convertirse ahora en un
chamán alocutor, todas categorías propias de la pragmática lingüística, la cual nos
UHFXHUGDTXHODHQXQFLDFLyQWLHQHSULQFLSLRVTXHODUHJXODQSULQFLSLRVH[WUDOLQ
güísticos, que median la distancia entre lo que se dice y lo que realmente se quiere
decir. No debemos perder de vista lo social y cultural del acto de hablar y comuni
carse y aplicarlo a la complejidad enunciativa del chamán quien tiene que entablar
48
relaciones de este tipo con los humanos, por lo tanto, el acto de enunciación del
que el chamán forma parte central no puede ser entendida como un mero acto
FRGL¿FDGRU\GHFRGL¿FDGRUGHMDQGRGHVHUVyORXQPHURLQWHUPHGLDULRSXHVOD
comunicación implica además principios generales para leer y hablar entre líneas.
En análisis pragmático desborda el aspecto formal del lenguaje al que
QRVKDDFRVWXPEUDGRODVLQWD[LV\ODVHPiQWLFDSXHVLQFRUSRUDHQVXDQiOLVLVD
los usuarios y su relación con los signos, así como las actitudes de éstos. Pues la
lengua no es sólo un código, las palabras pueden tener un valor diferente al que les
DVLJQDHOVLVWHPD$Vt9LFWRULD(VFDQGHOOHMHPSOL¿FDHVWRPHQFLRQDQGR
XQWH[WRGH9ROWDLUHHQHOTXHXQVtGHXQGLSORPiWLFRTXLHUHGHFLUTXL]i\FXDQGR
dice quizá quiere decir no, mientras una dama dice no, quiere decir quizá, y al
decir quizá quiere decir sí y cuando dice sí, entonces no es una dama. Es decir, las
SDODEUDVWLHQHQXVRVQRFRQYHQFLRQDOHVGDGRV\HQWHQGLGRVVyORSRUHOFRQWH[WR
HQHOTXHVRQHQXQFLDGRVRSRUODSHUVRQDTXHORKDFH3XHVODFRQWH[WXDOL]DFLyQ
es decir el telón de fondo social y cultural, es la que restaura la inteligibilidad del
mensaje y del actuar como enunciador. Lo que es importante mantener es que no
hay una correspondencia unívoca entre la representación fonológica y la interpre
WDFLyQHVWRHVXQDFWRH[WUDOLQJtVWLFR
El chamán es un ser que conoce los modos de comunicación que se necesitan
en diversas circunstancias. Así, como diplomático de un cargo cosmopolítico,2
FRPRGH¿QH9LYHLURVGH&DVWURDOFKDPDQLVPRETXL]iGLJDVtFXDQGR
en realidad lo que quiere decir sea un no. Debemos descubrir, por tanto, los sig
QL¿FDGRVGHODVSDODEUDVHQXQFLDGDVSRUHOFKDPiQHQWDQWRSDUWHGHXQFRUSXV
TXH SHUWHQHFH D XQ GHWHUPLQDGR FRQWH[WR HQFRQWUDU OD LQWHQFLyQ FRPXQLFDWLYD
VXE\DFHQWH\UHFRQRFHUTXHXQDLPDJHQDF~VWLFDQRH[LVWHKDVWDTXHQRVHORGRWD
GHVLJQL¿FDGRKDVWDTXHQRVHOHRWRUJDVXYDORUFRQFHSWXDO
Para ello la pragmática sugiere que es necesario conocer a los interlocu
WRUHVHOFRQWH[WRHOFRQRFLPLHQWRTXHGHOPXQGRWLHQHQODLQWHQFLyQFRPXQLFD
tiva y las inferencias. Pues es evidente que comprender una frase no implica sólo
UHFXSHUDUVXVVLJQL¿FDGRV\PXFKRPHQRVHQXQGLVFXUVRFKDPiQLFRGRQGHHO
primer quehacer será ubicar referentes. ¿Dónde está plantado el chamán cuando
HQXQFLDFRPRWDO"6LWRPDPRVHQFXHQWDODSRVWXUDGH9LYHLURVGH&DVWURSDUD
TXLHQHOFKDPDQLVPRHVXQDFDSDFLGDGPDQL¿HVWDSRUFLHUWRVKXPDQRVGHFUX]DU
las barreras corporales y adoptar las perspectivas de las subjetividades no huma
QDVEGHEHUtDPRVUHÀH[LRQDUGHVXXELFDFLyQFRPRHQXQFLDGRUSDUDDFHU
carnos al entendimiento de sus palabras. En el caso de los nahuas de Tlacotepec,
2
En el mismo tenor, David Mitchel menciona “en la negociación el lenguaje ritual es equivalen-
te al lenguaje de la diplomacia” (1998: 72).
49
el ixtlamatki habla de un Tlaltikpak que no es la tierra humana solamente, sino la
del Tlalokan, elemento que sólo puede ser comprendido una vez que sabemos que
un “aquí” dependerá de donde esté colocado lingüísticamente aquel que enuncia.
La información pragmática, es decir, el conjunto de conocimientos,
creencias, supuestos, opiniones o sentimientos de un individuo en un momento
cualquiera de la interacción verbal, con la que cuenta tanto el locutor como sus
DORFXWDULRVFRQIRUPDQFRPRODOODPD(VFDQGHOOSDUFHODVGHLQIRU
mación que sellan, con la marca propia de cada cultura, el actuar comunicativo, en
este caso, el del chamán, sus pacientes y los no humanos. Parcelas que implican el
conocimiento del mismo lenguaje y de la creación de una teoría sobre el otro, hay
un entorno cognoscitivo compartido, que los participantes del evento comunicati
vo dan por sentado, pero que el antropólogo deberá construir.
(QWRQFHVODGHL[LVSRUHMHPSORFRQWHPSODTXHORVSURQRPEUHVSHUVRQDOHV
de primera y segunda persona en todas sus formas, los demostrativos, los posesi
vos, adverbios de lugar y de tiempo, además de las formas anafóricas y catafóricas
(aquellas que se usan en el discurso para hacer referencia a partes del discurso
mismo) son necesarias para entender el mensaje.
Asimismo, los silencios o el acto de tomar la palabra es resultado de una
GHFLVLyQ SXHV ORV SDUWLFLSDQWHV GHO HYHQWR FRPXQLFDWLYR WLHQHQ FRPR ¿QDOLGDG
alcanzar ciertos objetivos en relación con otras personas: pues todos hablamos
con una cierta intención. La búsqueda en este caso es qué pretende el chaman eli
JLHQGRHQWUHVXUHSHUWRULROp[LFRSRUHMHPSOR/DUHVSXHVWDHVWDUiHQFDGDFXOWXUD
pues las palabras no apelan a representaciones, como lo menciona Holbraad para
el caso de los gemélospájaro nuer, sino categorías ontológicas distintas.
Queda sólo decir que conocer la identidad del emisor o del destinatario, las
circunstancias de lugar y tiempo del emisor se tornan un requisito imprescindible
para llevar a cabo una interpretación distinta del chamanismo. No siendo una del
tipo lingüístico, sino una que tome en serio el hecho de que el chamán es un gran
HQXQFLDGRUXQPDHVWURHQHOXVRGHODVSDODEUDVXQVHUTXHQRVyORH[WHULRUL]D
su alma sino que enuncia en el momento y espacio adecuado. El chamán pasa del
FKDPiQHQp[WDVLVDOFKDPDQHQXQFLDGRU
Describir la metamorfosis
Otro de los aspectos que más han llamado la atención cuando se aborda el estudio
del chamanismo es, justamente, la capacidad del chamán para traspasar las fron
teras ontológicas que conforman el universo.
3
Véase, Holbraad, (2008:36).
50
En el modelo Eliadiano (1992:69) uno de los aspectos determinantes del cha
PDQLVPRHVHOGHVFHQVRVLPEyOLFRDORVLQ¿HUQRVRHODVFHQVRDORVFLHORVORTXH
conforma el “vuelo chamánico”, el cual:
traduce plásticamente la capacidad de ciertos individuos privilegiados para abando
nar a voluntad sus cuerpos y viajar ‘en espíritu’ por las ‘tres regiones cósmicas’. El
µYXHOR¶VHHPSUHQGHHVGHFLUVHSURYRFDHOp[WDVLVTXHQRLPSOLFDQHFHVDULDPHQWH
HOWUDQFHVHDSDUDHVFROWDUHODOPDGHODQLPDOVDFUL¿FDGRKDVWDHOFLHORPiVDOWR\
presentársela en ofrenda al Dios celeste, sea para buscar el alma del enfermo, que se
VXSRQHH[WUDYLDGDRUDSWDGDSRUORVGHPRQLRV\HQHVHFDVRHOYLDMHSXHGHHIHFWXDUVH
WDQWRKRUL]RQWDOPHQWHKDFLDODVUHJLRQHVOHMDQDVFRPRYHUWLFDOPHQWHDORVLQ¿HUQRV
VHD¿QDOPHQWHSDUDJXLDUHODOPDGHOPXHUWRDVXQXHYDPRUDGD(OLDGH
2ELHQFRPRPHQFLRQD+DUQHU[LL³XQRGHORVPiVFRPXQHVDVSHF
WRVGHODH[SHULHQFLDFKDPiQLFDHVHOFDPELRDRWURHVWDGRGHFRQFLHQFLDDPHQX
do llamado trance, entendido desde el punto de vista chamánico como un viaje”.
/DVUHIHUHQFLDVHQHVHVHQWLGRVRQYDULDV$VtWHQHPRVTXHODVDSUR[LPDFLRQHV
desde esta perspectiva resultan tautológicas, en cuanto a la imprecisión de lo que
antropológicamente entendemos por trance y las implicaciones que tiene dicho
WpUPLQRFRQHOXVRGHVXVWDQFLDVHQWHRJpQLFDVTXHHQPXFKRVFRQWH[WRVVHKDOODQ
ausentes. La pregunta queda en el aire, ¿qué sucede cuando los chamanes hacen
referencia a sus traslados por los distintos puntos del universo?
En el caso del ixtlamatkiQDKXD²TXHHWQRJUi¿FDPHQWHUHSUHVHQWDHQQXHV
tro caso la actividad chamánica, y cuya especialización, como ya se mencionó, es
la recuperación del espíritutonal que abandona de manera sorpresiva el cuerpo
TXHORDOEHUJDSDUDORFXDOGHEHUiSULPHURXELFDUORDVLUOR\UHLQFRUSRUDUOR¿QDO
PHQWHDVXGXHxR\FRQWHQHGRU²ODYHUVLyQH[RWpULFDGHHVWH³YLDMH´QRVGLFHTXH
los ixtlamatkeh se trasladan al interior del Kobatépetl,4 o al lugar donde se halla
H[WUDYLDGRHOtonal³H[FOXVLYDPHQWH´GXUDQWHORVVXHxRVODYHUVLyQHVRWpULFDQR
FRLQFLGHFRQODH[FOXVLYLGDGRWRUJDGDDORVVXHxRVFRPRHVSDFLRGHLQWHUDFFLyQ\
GHVSOD]DPLHQWRGRQ3iQ¿ORH[SOLFDEDORVLJXLHQWH
cuando nosotros estamos limpiando hablamos con la Tierra, así vamos viendo dónde
se quedó el tonal, por qué se lo llevó, ella nos dice cómo pasó, es como si oyeras una
voz en tu cabeza que te va dictando, entonces hay que decirle qué vamos a hacer. A
mí no me gusta hablar fuerte cuando estoy limpiando, pero luego la gente cree que no
sabes porque no hablas bonito. Hay aquí curanderos que se ponen a platicar mientras
4
Para una descripción más detallada del Kobatépetl, véase Romero (2006a).
51
limpian, eso es mero porque no saben, porque no nomás es agarrar el huevo, tiene su
secreto, porque entonces no agarra la limpia, no sirve de nada. Ahí es cuándo te das
cuenta de cómo se cayó, después en la noche, entonces, vamos a donde nos dijo, a
donde vimos que está tirado su tonal.
Es decir, el ixtlamatki traza su escenario desde el momento en que se halla
frente al paciente del enfermo, de ahí la importancia de hablar con la Tierra du
rante ese momento.
El viaje del chamán se torna en un inicio como una forma elaborada por la
DFFLyQ ULWXDO GH GHVFULELU ³OD PHWDPRUIRVLV GH XQ FXHUSRPXQGR LQPHUVR HQ HO
WLHPSR´ 6HYHUL WUD]D XQ FDPLQR H[SRQH VLWXDFLRQHV UHYHOD HQH
migos y se revela un ser privilegiado. Recurre a los difrasismos que al decir de
0HUFHGHV0RQWHVGH2FD³VXFDUDFWHUtVWLFDHVHQFLDOHVOD\X[WDSRVLFLyQ
GHGRVRD~QWUHVOH[HPDVFX\RVLJQL¿FDGRQRVHFRQVWUX\HDWUDYpVGHODVXPDGH
VXVSDUWHVVLQRTXHUHPLWHDXQWHUFHUVLJQL¿FDGR´\H[SDQGHFRQHOORHOHVSDFLR
tiempo ritual y lo visualiza.
Así, por ejemplo en la recuperación del tonalGRQ3iQ¿ORPHQFLRQD
Tú, niño blanco,5 no eres un juego, no eres una broma,
tu palabra limpia, caminar limpio
para que levantes al hijo de la tierra,
le gritarás, lo llamarás,
lo harás mirar, lo harás recordar.
Vendrá su mirada, vendrá su recuerdo,
hasta donde vas a preguntar,
hasta las siete lomas, las siete barrancas,
hasta donde está tu pensamiento,
hasta donde está el lindero,
hasta donde vas a hacer que pase la gente,
hasta donde vas a buscar algo,
hasta donde le gritarás,
hasta que levante mi espíritu,
hasta donde tú te golpees con tus alas
5
Se refiere a los huevos que se utilizan en el ofertorio ritual por el cual se intercambiará el espí-
ritu del enfermo, mismo que recibe el nombre de tlapatkáyotl, el cual podría traducirse como
“sustituto”.
52
Las referencias a las fronteras del mundo humano con el de los no humanos
muestran el conocimiento que posee el ritualista sobre estos espacios, así como la
posibilidad de manipular los objetos que participan del ritual y movilizarlos tanto
en el tiempo como en el espacio.
(O ³QLxR EODQFR´ VH WUDVODGD GHO HVSDFLR GRQGH VXFHGH OD DFFLyQ ULWXDO DO
interior del Kobatépetl, aquel que por la invocación de su nombre “verdadero”:
“Siete lomas, Siete barrancas”, se actualiza y sirve de escenario para la ubicación
del tonal perdido. Oscura para el lego es la ubicación del “lindero”,6 el cual para
los ixtñlmatkeh se traduce en la frontera que divide el día de la noche, la frontera
entre semanahuac y Roma, ese lugar sagrado por su doble naturaleza, la de alber
gar al Santo Papa, representante de Dios en el mundo y al Sol durante la noche.
Es la marca que distingue espacios de propietarios diferentes: una propia de los
humanos, la otra de quienes no lo son.
La descripción de la situación en la que se halla el acto terapéutico del cha
mánenunciador apela a circunstancias, cualidades y seres, así don Pedro7 durante
el ritual de recuperación del espíritutonal menciona:
No tengo en mis manos la envidia, no tengo en mis manos la enfermedad
Hasta sus 24 pruebas, sus 24 quietudes
Vamos a salir
Hasta donde se le ve la cara a la maldad
Donde ellos están haciendo la maldad
Donde están los maldosos, los que no son buenos
O donde alguien lo embrujó, o alguien lo tiró
Los maldosos están saliendo, están pasando
Yo voy a pasar enfrente de ellos,
Yo voy a pasar sobre ellos
Señor san Judas,
Tú me vas a acompañar en el aire, en el andar
Hasta donde se cayó tu hijo de esta tierra
Hasta donde lo guardaste
Tú nos vas a acompañar a nosotros los L[WODPDWNHK
Sobre ellos vamos a pasar, sobre su cara
Están saliendo, están pasando
6
hasta itech kwaxochtli.
7
El levantamiento etnográfico de esta petición ritual fue realizado por Juan Méndez Sánchez
en San Martín Mazateopan, en noviembre de 2009, a quien agradezco me haya permitido usar
material inédito.
53
Yo voy a pasar enfrente de ellos, hasta donde está el costumbre
El ixtlamatki se traslada a los límites del mundo de lo humano y se dislo
ca en el tiempo, describiendo, y creando simultáneamente, las circunstancias de
su encuentro con sus enemigos (los “maldosos”), al mismo tiempo que solicita
OD FRPSDxtD GH ORV VDQWRV TXLHQHV \D KDQ HVFXFKDGR TXH TXLHQ HQXQFLD HV XQ
hombre cuyas manos están limpias, pues no tiene ni la envidia ni la enfermedad,
cualidades de acción de los brujosnahuales, sus antagonistas por antonomasia. El
ixtlamatki actualiza la metamorfosis del espacio y moviliza la acción ritual más
DOOiGHORVFRQ¿QHVGHVXDTXt\DKRUD
La creación de objetos-sujetos
Así como en el momento de la enunciación ritual el chamán crea el espacio donde
la acción se realiza, el performance chamánico “moviliza la reiteración y el pro
longamiento de imágenes para remarcar el carácter inmediato, la agencia y la ne
FHVLGDGGHH¿FDFLDDQWHODVVLWXDFLRQHVYLVXDOL]DGDVHQODVFXDOHVHOSXQWRGHYLVWD
del locutor está en relación directa con los participantes” (Niemeyer, 2006: 111).8
El escenario del ritualista, creado y actualizado mediante sus palabras, re
quiere de la presencia de objetos que a través de su intermediación lingüística
se tornen sujetos. Él no actúa sólo, no le es posible, pues pese a su naturaleza
múltiple el chamán requerirá de ayuda para enfrentar a sus oponentes, pero sobre
todo para ir en búsqueda del espíritutonal perdido. Los artefactos usados en el
ritual deberán “convertirse en portadores de una autoridad a la vez provocada y
construida. El artefacto aparece como la imagen de un conjunto de relaciones […]
HLPSOLFDODSXHVWDHQPDUFKDGHXQDVHULHGHLGHQWL¿FDFLRQHVSDUFLDOHV´6HYHUL
VI6HWUDWDGHDFWXDUVREUHHOPXQGRPiVTXHDFWXDUHQHOPXQGR
La agencia, en este sentido, será atribuida a “aquellas personas (y co
sas[…]) que son el inicio de secuencias causales de un tipo particular, es decir,
sucesos provocados por actos de la mente, la voluntad o la intención, más que de
la mera concatenación de acontecimientos físicos”9 (Gell, 1998: 16), los chama
QHVSXHGHQKDFHUTXHODVFRVDVVXFHGDQ3XHVFRPR6HYHULVHxDOD³XQDGHODV
claves esenciales para entender la comunicación ritual es estudiar la forma en que,
a través del establecimiento de determinada forma de interacción, es construida
una identidad especial de los participantes” (2002: 25).10
8
Traducción de la autora.
9
Traducción de la autora.
10
Traducción de la autora.
54
En uno de los episodios de la celebración del xochitlalli, el ixtlamatki
deberá “cerrar” la casa del novicio para que, de esa manera, los brujosnahuales
no puedan acercarse a él ni a su grupo doméstico. Este encerramiento no aplica
VyORDOLQLFLDGRHQWDQWRFXHUSRKXPDQRVLQRWDPELpQDVXDQLPDOFRPSDxHUR11
De tal manera, frente al “corazón de la tierra”12 dice:
Hoy, lunes en la tarde hago mi trabajo
Estoy haciendo una oración en este mundo
Tú, padre Jesús como bendijiste a tu hija13
Que esté muchos años, muchos días
Así como le dieron vida que esté
En esta hora, en este día
Por eso tapé al pájaro negro, al WODSDWND\RWO
Por eso ahí están tus hijos blancos
Ya los tapé
Pero el pájaro va adelante, el WODSDWND\RWO va adelante
Por eso cuando ellos vengan [los nahuales]
Ya se levantaron, ya gritaron
Están cerrando la casa todo el día
Por eso ustedes están cuidando las esquinas
Están mirando, están oyendo
$VtHOOHQJXDMHGHOFKDPiQXVDGRHQHOFRQWH[WRULWXDOWUDQVIRUPDODUHSUH
VHQWDFLyQXVXDOGHODVFRVDVGHOPXQGR\FRQVWUX\HRWUDTXHSRWHQFLDOPHQWHH[LVWH
en el objeto pero que permanece latente, y es solamente cuando estas característi
cas son enunciadas cuando el acto empieza a ser ritualmente efectivo.
En este sentido y tomando como ejemplo los huevos de gallina que forman
parte del tlapatkáyotl, éstos dejan de estar en el mundo como meros objetos, me
ros artefactos para ser en el mundo. Reciben, como agentes secundarios (Gell,
1998: 17), la intencionalidad del chamán que los dota de una subjetividad y por
11
Cuando un ixtlamatki detecta en un niño el don de curar, realiza un corral en el monte en don-
de oculta el alter ego de éste, con lo que impide que sea hallado por los animales compañeros,
generalmente grandes depredadores (tekwani), de los brujos-nahual.
12
Se trata de una oquedad realizada en el centro de la casa, en la cual el ixtlamatki coloca los ele-
mentos del tlapatkayotl: un pollo negro (en el caso de que el novicio sea hombre), huevos de
gallina, flores blancas y velas y que consideran una vía de acceso a la Tierra. Para profundizar
sobre el tema véase Romero (2006b).
13
Se refiere a la madre del novicio.
55
ORWDQWRGHXQPRGRGHDFWXDU3DUDGRQ3iQ¿ORHOFDVFDUyQGHORVKXHYRVVXSRQH
su cuerpo:
cuando ponemos blanquillos es porque sabemos que adentro del cascarón hay un
pollo, él va a sacar sus patas, sus alas y su pico y va a empezar a buscar en la tierra,
como cuando andan picando para buscar su comida, va a aletear y así va a avisarnos
si alguien anda por ahí o si encontraron algo.
Entonces, la cualidad potencial de actuar queda resguardada y sólo será acti
vada por la intencionalidad del chamán. En este sentido, considero que el cuerpo
debe ser entendido como “un conjunto de afecciones o modos de ser que constitu
yen un habitus”149LYHLURVHVHOPHGLRSRUHOFXDOVHDFW~DHOPHGLR
que determina la forma de esa acción y los límites y particularidades de la misma.
La conservación del cuerpocascarón de los blanquillos les permite mantener
su corporeidad y actuar mediante ella, esto resulta evidente cuando los huevos
son tratados meramente como alimentos de los no humanos patógenos, es decir,
no es casual que se ofrenden enteros en el caso del xochitlalli, pues de lo que se
trata es de que permanezcan no sólo como sujetos, sino como sujetos vigías, más
precisamente. Por el contrario, cuando se trata de alimentar a los teyohmeh xantil,
entidades de piedra que enferman a los humanos por su naturaleza presolar, los
KXHYRVVRQHVWUHOODGRVHQODVIRUPDFLRQHVURFRVDVTXHKDELWDQ'RxD-RYLWDORV
H[SOLFD
“cuando a alguien le salen muchos granos y le da calentura es porque maldijeron a los
teyohmeh xantil, o los patearon o nomás pasaron por donde ellos viven, son malos,
por eso para que te cures necesitas estrellarles en su casa siete huevos o trece, los que
el curandero te diga, ellos son “puercos” comen mucho, no nomás se conforman con
poquito”
El cuerpo aquí deberá ser destruido para que su contenido sirva de alimento,
pues no es necesaria la presencia de un mediador o un mensajero.
En el caso del pollotlapatkayotl HQ WDQWR DQLPDO VDFUL¿FDGR ³WRGR >GH pO@
‘habla’ —su especie, su edad, su color. Y habla del hombre, de las potencias y de
ODVQHFHVLGDGHVKXPDQDV²´'HKRXYH(ODQLPDOVDFUL¿FDGRIXQJH
como “el sustituto” del iniciado y, en otros casos del paciente enfermo, ocupando
su lugar, llevando el mensaje del ixtlamatki y, en el caso de la curación, trayendo
de vuelta la entidad perdida.
14
Traducción de la autora.
56
Cuando el ixtlamatki enuncia, al paisaje ordinario se sobrepone el paisaje
ritual, su voz sirve de guión: los personajes aparecen, los objetos dejan de serlo,
HOWLHPSRVHYXHOYHXQVRORPRPHQWRGRQGHFRQÀX\HQORVHYHQWRVSDVDGRV\ORV
futuros también, se proyecta una visión del mundo. El ritual chamánico se ca
UDFWHUL]DHQWRQFHVSRUVXOHQJXDMHHOFXDO³HVXVDGRHQHVWHFRQWH[WRFRPRXQD
IRUPDQRVyORGHFRQYHQLUVLJQL¿FDGRVRFRPRXQPRGRPiJLFRGHUHDOL]DUXQ
DFWRWHUDSpXWLFRVLQRWDPELpQFRPRXQDPiVFDUDDF~VWLFDXQPRGRUHÀH[LYRGH
GHFUHWDUODLGHQWLGDGULWXDOGHOKDEODQWH´6HYHUL
Consideraciones finales
/DLPSRUWDQFLDGHDSUR[LPDUQRVDOHVWXGLRGHOFKDPDQLVPRDSDUWLUGHOHQWHQGL
miento de uno de sus participantes —el chamán— en tanto enunciador, radica en
ODSRVLELOLGDGGHH[SORUDUXQiPELWRPiVGHVLJQL¿FDFLyQWDQWRGHOFKDPDQLVPR
en sí, como de la acción ritual que en él se desarrolla. Así como es innegable la
importancia en los elementos utilizados en el ritual, su colocación, cantidad y
cualidades atribuidas; las palabras dichas, las metáforas, las marcas deícticas, los
difrasismos, la entonación y los silencios que integra lo que se dice en él ocupa
también un papel fundamental en tanto ser chamán es “adquirir cierta técnica
de enunciación, tener una forma particular de cantar o manipular ciertas formas
OLQJtVWLFDV´ 6HYHUL GLVHxDU HO HQWRUQR FRQ ODV LPiJHQHV DF~VWLFDV
adecuadas y su correspondiente concepto atribuido sólo por las fronteras rituales.
/DH¿FDFLDGHOGLVFXUVRULWXDOVHRULJLQDQRVyORHQDTXHOORVTXHKDEODQ\
cómo hablan, sino por quienes se habla y a quiénes se les habla; el papel del
auditorio, muchas veces participantes silentes, sus acciones y pensamientos son,
también, puestas en juego para alcanzar el objetivo del ritual.
(O FKDPDQLVPR QR VyOR GHEH VHU SHQVDGR FRPR XQ IHQyPHQR H[WiWLFR QR
SRUTXHGLFKDDSUR[LPDFLyQVHDLQFRUUHFWDVLQRSRUODLPSUHFLVLyQFRQODTXHHO
término ha sido utilizado y porque al utilizar como argumento vertebral un con
cepto que se escapa entre los dedos, el fenómeno en su conjunto resulta inapre
hensible. No se trata de la postulación de un modelo relativista y sólo aplicable
al caso nahua, en donde la parafernalia de la ritualidad terapéutica se acoge en la
LQWLPLGDGGHOKRJDURORVSULYDGRVVXHxRVGHOixtlamatki. En un escenario ritual
nahua sólo se hallarán presentes el enfermo, el ritualista y uno o dos familiares,
QDGLHPiV/DH[SDQVLyQGHOWLHPSRHVSDFLRVHORJUDFRQODHQXQFLDFLyQULWXDO
donde se construyen identidades especiales a quienes participan, describiendo la
transformación del espacio, orientando a quienes participan a las fronteras onto
lógicas, otorgándole agentividad a los objetos y multiplicando la presencia del
que enuncia, narrando eventos sucedidos, que suceden y que, además, sucederán.
57
/DFXDOLGDGH[WiWLFDRGHWUDQFHGHOFKDPDQLVPRSXHGHGLItFLOPHQWHDSOLFDUVH
DWRGDVODVUHDOLGDGHVHWQRJUi¿FDVWUDWDQGRGHDMXVWDUODVDFLUFXQVWDQFLDVSDUDOH
ODVFRPRHOVXHxRKRPRORJiQGRORDDTXHOGHVSUHQGLPLHQWR7DPSRFRWRGRVORV
“chamanismos” incorporan sustancias alucinógenas que favorezcan el desplaza
miento espaciotemporal del sujeto, pero la revisión de los estudios sobre fenóme
nos que se categorizan bajo el rubro de chamanismos coinciden en la capacidad
enunciativa del chamán que cantando, como en el caso de los cuna o los huicho
les, o murmurando como en el caso de los nahuas de Tlacotepec, construyen el
entorno y a sus participantes. Entonces, ¿por qué no detenernos —como lo ha
venido haciendo Carlo Severi— en la acción enunciativa?, quizá una respuesta
sea el desinterés de los antropólogos por aprender las lenguas nativas, o la falta de
estancias prolongadas que lo permitan, el conocimiento de la lengua resulta indis
pensable para acceder al entendimiento de la actividad enunciativa del ritualista.
Mi propuesta es que este acercamiento nos permitirá ver más allá y for
PXODUQXHYDVOHFWXUDVGHODFWXDU\TXHKDFHUGHORVFKDPDQHVGH¿QLHQGRFDGDYH]
más, la posibilidad de tornar este concepto una categoría sujeta a la precisión que
VHH[LJHDDTXHOODVTXHIXQFLRQDUiQFRPRFDWHJRUtDVDQDOtWLFDV
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60
Las voces múltiples del chamán otomí oriental
Introducción
(OWpUPLQRFKDPiQHVSRUVXSXHVWRDMHQRDORVSXHEORVLQGLRVGH0p[LFR(Q
la Huasteca sur, varios tipos de especialistas rituales se dividen las tareas tera
péuticas y de propiciación agrícola: curanderos, adivinos, chupadores, rezande
ros, hueseros, parteras... Los que llamamos aquí chamanes son, entre los otomíes
orientales, curanderos que saben confeccionar cuerpos de papel para las divini
dades y los muertos: “conocimientos que son materia de esos hombres y mujeres
especializados en el control del tránsito de entidades anímicas a través de cuer
SRVGLYHUVRVHOÀXLUGHYROXQWDGHVPHGLDQWHHOHMHUFLFLRFRQWURODGRGHFRQVWUXLU
cuerpos de papel ex profeso” (Lazcarro, 2008: 17). En lengua otomí, el que aquí
llamamos chamán recibe el nombre de bädi, “el que sabe”. Su sapiencia está,
VLQGXGDFLIUDGDHQHVHVDEHUKDFHUFXHUSRVHVGHFLUUHFRUWDUPXxHFRVGHSDSHO
que son utilizados en los ritos de CostumbreVDEHUTXHUHFLEHHQVXHxRV\FX\D
preeminencia en el escenario de la competencia profesional está cifrada en la
FDSDFLGDGGHUHFRUGDUODVHQVHxDQ]DVTXHODVGLYLQLGDGHVFRPXQLFDQSRUYtDRQt
rica (ibid./DVYLVLRQHVHQWHQGLGDVFRPRH[SHULHQFLDVRQtULFDVWDQWRFRPR
alucinaciones en vigilia, constituyen efectivamente, según Dow, la característica
SULQFLSDOGHOFKDPDQLVPRRWRPt
Con ese conocimiento como piedra de toque del saber hacer chamánico, va
ULDV RWUDV FDUDFWHUtVWLFDV KDQ VLGR VHxDODGDV UHVSHFWR GH ORV FKDPDQHV RWRPtHV
RULHQWDOHV1RVOLPLWDUHPRVDVHxDODUODSURSXHVWDGH*DOLQLHUSDUDTXLHQ³HOFRQ
cepto de chamanismo se aplica con pleno derecho para designar un conjunto de
operaciones relativas a la intervención terapéutica, la adivinación, el sacerdocio
ritual y los fenómenos de embrujamiento” (1990 [1985]: 155). Estas operacio
nes suponen que “el chamán domina las categorías espaciotemporales” (ibidem),
porque 1) HQWDQWRVDFHUGRWHGH¿QHODVFRQGLFLRQHVGHOHMHUFLFLRULWXDOHOWLHPSR
de su realización y el lugar en que tendrá lugar; 2) en tanto adivino es capaz de
desplazarse al pasado y al futuro para conocer la etiología y el desenlace de un
61
proceso mórbido; 3) en tanto terapeuta y brujo hace del espacio clínico un campo
LVRPRUIRGHOPXQGR\GHOFXHUSRKXPDQR9HUGDGHUR³WpFQLFRGHORVLPEyOLFR´
(ibid.: 156), controlador de “la violencia colectiva” y “portador de un saber esoté
rico”, “la fascinación ejercida por los chamanes sobre su entorno debe atribuirse
a su capacidad de transformarse a voluntad (en animal, en ancestro)” (ibid.: 157).
9LHMR WHPD GH OD PHVRDPHULFDQtVWLFD HV SRU VXSXHVWR DO QDKXDOLVPR D OR TXH
UH¿HUHHVWDFDSDFLGDGGHWUDQVIRUPDFLyQHQDQLPDO/DWUDQVIRUPDFLyQHQDQFHV
tro ocupa, en cambio, un lugar más modesto en los intereses de los etnógrafos
de esta región del mundo. Su lugar, sin embargo, es prominente en las prácticas
chamánicas otomíes orientales, lo que ciertamente no pasó desapercibido al prin
cipal etnógrafo de este grupo étnico. Con todo, parece útil llamar nuevamente la
atención sobre el punto, armados con un nuevo aparato conceptual, ofreciendo un
PDWL]LQWHUSUHWDWLYRTXHHQDOJRGL¿HUHGHOJDOLQLHULDQRHQWRGRFDVRVXEUD\DQGR
esa cuestión que parece ocupar un lugar menor en la obra del etnólogo francés o,
acaso, un lugar menor en la imagen resultante entre sus lectores: el hecho de que
“en los ‘costumbres’, la palabra chamánica está marcada por la alternancia de dos
tipos de discursos: el discurso del sacerdote mismo y el de la divinidad de la cual
se convierte en intermediario” (ibid.$HOORDUULEDUHPRVHQODVFRQFOXVLRQHV
Antes de ello conviene ubicarnos sobre el terreno y presenciar, hasta donde la es
FULWXUDHWQRJUi¿FDQRVORSHUPLWDXQCostumbreR¿FLDGRSRUFKDPDQHVRWRPtHV
La enunciación chamánica
(QRFWXEUHGHHOKXUDFiQYLHMRFRQRFLGRGHODUHJLyQGHO*ROIRGH0p[L
FRYLVLWyORVHVWDGRVGH3XHEOD\9HUDFUX]RFDVLRQDQGRJUDYHVLQXQGDFLRQHV\
GHVODYHVSDUWLFXODUPHQWHHQODVLHUUDQRUWHGH3XHEOD(QHOPXQLFLSLRH[WUHPR
VHSWHQWULRQDOGH3DQWHSHFODORFDOLGDGWRWRQDFDGH(O0L[~QVXIULyHOKXQGLPLHQ
to del terreno sobre el que se asentaba la escuela, lo que provocó la muerte de al
PHQRVXQDGRFHQDGHQLxRV\XQDGRFHQWH/RVVREUHYLYLHQWHVGHOGHVDVWUHIXHURQ
reubicados en las inmediaciones de la cabecera municipal, en un asentamiento
que recibió el nombre de Santa Cruz, una de esas colonias con un patrón ajeno al
de los usos nativos, construidas sin consultar a los que las habitarían.1
1
Donde la disponibilidad de tierra lo permite, las comunidades indias de la región tienen, tradi-
cionalmente, un patrón de asentamiento entre semiconcentrado y semidisperso, contrastante
con el patrón concentrado que, desde el siglo xvi y sus políticas de congregación reticulada
en “orden y policía”, caracteriza los asentamientos mestizos. Al contrario de las casas mestizas
urbanas, que disponen piezas separadas según los usos a que se destinarán los espacios —se-
parando dormitorios, preferentemente individuales o de pareja, del estudio, la sala, etc.—, las
casas indias tradicionales sólo separan la cocina de un segundo espacio de usos múltiples, sin
62
(QHODxRORVWRWRQDFRVGHYDULDVFRPXQLGDGHVYHFLQDVGHFLGLHURQOOH
var a cabo un rito de Costumbre para conjurar un “diluvio” que, provocado por la
6LUHQD²³GXHxD´GHODVDJXDVWHUUHVWUHV²KDEUtDSRGLGRLQXQGDUHOPXQLFLSLR
entero. Los Costumbres que practican los grupos étnicos de la Huasteca meridio
nal son ritos chamánicos de tradición amerindia, que se caracterizan por el sacri
¿FLRGHSROORVJXDMRORWHV\FHUGRV\SRUODFRQIHFFLyQGHIHWLFKHVDQWURSRPRU
IRV²PXxHFRVGHSDSHOHQODVWUDGLFLRQHVULWXDOHVQDKXDRWRPt\WHSHKXD\GH
corteza de jonote de hule en las tradiciones totonacanas— en que las divinidades
y los muertos toman cuerpo.
Por razones que nos son ajenas, en tal rito no participaron los sobrevivientes
de las lluvias torrenciales de hacía un lustro. En cambio, en atención a una jerar
quía de prestigio ritual y hasta de división interétnica del trabajo ritual, según la
cual los varios pueblos indígenas que comparten la región se especializan en dis
tintas labores rituales y gozan de un prestigio diferencial, los totonacos invitaron
a los renombrados chamanes otomíes, especialistas en el trato con la Sirena.2 El
proceso ritual constó de cinco Costumbres, realizados entre mayo y noviembre
GHHVHDxRPLVPRVTXHIXHURQUHJLVWUDGRVSRUORVHWQyJUDIRV0DXULFLR*RQ]iOH]
González, Israel Lazcarro Salgado, Leopoldo Trejo Barrientos y quien suscribe.
La palabra y acción rituales de que aquí daremos cuenta parcialmente, tuvo lugar
en la comunidad totonaca de Nuevo Jardín, entre el viernes 20 y el domingo 22
de mayo.
El viernes, los totonacos esperaban a los chamanes otomíes de Zapote Bravo,
Molango y Cruz Blanca —comunidades del vecino municipio veracruzano de
,[KXDWOiQGH0DGHUR²TXLHQHVGHEtDQKDEHUOOHJDGRGHVGHHOMXHYHVSDUDGLULJLU
el rito. Sin un orquestador de la actividad conjunta, al mediodía los músicos toto
nacos comenzaron a ejecutar sones de Costumbre al tiempo que varios hombres
HODERUDEDQXQDFUX]\SDUDIHUQDOLDULWXDO²UDPRVGHÀRUHVOODPDGRV³FR\ROHV´
KLORVFRQÀRUHVHQVDUWDGDVOODPDGRV³URVDULRV´\³HVWUHOODV´GHSDOPD²$OJXQRV
vecinos realizaron barridas con velas, veladoras, refresco y aguardiente, pero era
claro que todos esperábamos a los otomíes para iniciar propiamente el Costumbre.
(QDXVHQFLDGHORVRWRPtHVGH,[KXDWOiQ0RGHVWDXQDDSUHQGL]GHFKDPiQ
GHODYHFLQDFRPXQLGDGGH,[WROROR\DDVXPLyHOSDSHOGHR¿FLDQWHGHOCostum
bre de viernes a sábado. En 2005, Modesta era reconocida como curandera, pero
ella misma se consideraba aprendiz de bädi,SRUTXHQRVDEtDUHFRUWDUPXxHFRV
divisiones internas. Aunque no entramos a ninguna casa de Santa Cruz, no sería de extrañar
que los arquitectos hayan diseñado baños adentro de la vivienda, contraviniendo el uso rural
de disponer el baño a distancia del resto del espacio doméstico.
2
Sobre esta especialización de las tareas rituales según grupos étnicos, ver Valle et al., 2005.
63
de papel, ni había realizado un rito que la iniciara en el ejercicio chamánico. En
aras de una lectura más ligera, la llamaremos aquí chamán por cuanto a la práctica
ritual que llevó a cabo, y de la que daremos cuenta en lo que sigue, práctica que
es propia de los chamanes de la América indígena por cuanto, en su discurso, con
densa modos opuestos de relación, es decir, asume simultáneamente identidades
contradictorias, como veremos más adelante.4
Durante éste y los siguientes Costumbres dedicados a la Sirena, Modesta
pidió que se le llamara con el nombre de Santa Rosa, entidad del panteón divino
otomí, emblemática del intercambio de palabra entre humanos y no humanos, a
ODYH]TXHHOSURSLRYHKtFXORGHOGLVFXUVRFKDPiQLFRHQOD¿JXUDGHODSODQWDKR
mónima. Efectivamente, tanto los otomíes como los tepehuas5 consideran a Santa
Rosa como intermediaria entre los dioses y los seres humanos.
Como casi todos los indios de América, los otomíes usan plantas alucinógenas de
cuando en cuando con el objeto de obtener visiones. Para ello llaman a Santa Rosa, la
principal planta visionaria, a la que conciben como un ser suprahumano que es capaz
GHHQVHxDUOHVFRVDV>@6DQWD5RVDHVFRQVXPLGDVyORGXUDQWHORVULWRVFRQHOREMHWR
de comunicarse con las antiguas y los tonalesFRPSDxHURVDQLPDOHVVXSHUQDWXUDOHV
Don Antonio [un chamán] dice que la planta ama a las personas, las sigue y les da el
poder para decir la verdad. Sin embargo, es la planta la que habla, y habla sobre lo
que saben los seres suprahumanos que están presentes [en el rito]. (Dow, 1986: 50
51, traducción del autor)6
/DURSDHQWHUDPHQWHEODQFD\XQDFRURQDGHÀRUHVGHOPLVPRFRORUGLVWLQ
guían a la chamán ModestaSanta Rosa del resto de los totonacos que participa
ban del Costumbre. Antes de comenzar el rito, la chamán condensaba, conjuga
ba al menos, dos identidades contradictorias: simultáneamente, era una entidad
no humana (a la vez divinidad y vehículo ritual) y una mujer chamán otomí.
3
En desacuerdo con este argumento, Tornéz declara que saber recortar papel no es condición
necesaria para ser bädi entre los otomíes de Pantepec (2010: 378).
4
Sobre la práctica ritual entendida como condensación, ver Houseman y Severi, 1998 [1984].
Para una definición de chamán amerindio, ver Severi, 1996 [1993].
5
Para los tepehuas, Williams se refirió a esta deidad como “la yerba que hace hablar” (2004
[1963]: 219).
6
“Like most Indians of the Americas the Otomí use hallucinogenic plants from time to time to
aid visions. They call their primary visionary plant Santa Rosa and regard it as a superhuman
being that is able to teach them things. [...] Santa Rosa is eaten only during rituals to commu-
nicate with antiguas and tonales (supernatural companion animals). Don Antonio says that the
plant loves people, follows them, and gives them the power to speak the truth. However, it is
the plant that speaks, and it speaks the knowledge of the superhuman beings that are present.”
64
RQWUDGLFWRULDVSXHVSRUGH¿QLFLyQXQDGLYLQLGDGQRHVKXPDQD0RGHVWDHQ
&
cambio, era a la vez mujer y Santa Rosa, fundiendo en sí misma dos identidades
antitéticas.
El altar del oratorio comunitario aparecía todavía con la parafernalia confec
FLRQDGD\GLVSXHVWDXQDVHPDQDDWUiVFXDQGRORV³HQFDEH]DGRV´ORV¿QDQFLD
dores principales y autoridades representantes de la comunidad para efectos del
rito) totonacos abrieron la larga secuencia ritual que habría de durar prácticamente
WRGRHODxR8QDYH]TXHHOHVSDFLRTXHGyDSUR[LPDGDPHQWHDOJXVWRGHODFKD
PiQLQLFLyHOEDLOHIUHQWHDODOWDUHQFRPSDxtDGHDOJXQRVWRWRQDFRV/DFKDPiQ
comenzó entonces su discurso que, para hacer comprensible a los totonacos —y
DORVHWQyJUDIRV²FRQVWUX\yHQWHUDPHQWHHQOHQJXDHVSDxRODFRQH[FHSFLyQGH
algunos cantos otomíes de que no daremos cuenta. A continuación la transcrip
ción de sus palabras:
Aquí conmigo, así quiero, así quería [...] Espero que sea siempre así. Para la otra
así lo quiero, igual. ¿Por qué crees que estoy llamando? Porque no quiero que pase.
Así como están ahorita. Ush.7 [...] No soy mala, soy buena gente, vengo a ofrecer mi
trabajo. [...] Es lo que no me gusta, tantos mariguanos que hay. [...] Hay que darles de
comer, para que no falte nada, para que no pierdan su vida. Así, creer mucho en Dios
\OD9LUJHQ>@$XQTXHHVWpQYLHMLWRVSHURWRGRVVRPRVKLMRV>@1RHVWR\MXJDQGR
con mi trabajo, hay que cumplir el trabajo.
6LELHQFRPRKHPRVVHxDODGRODFKDPiQRWRPtFRQGHQVDEDGHVGHXQSULQ
cipio la identidad humana del chamán y la identidad doble de Santa Rosa (divi
nidad y planta de uso ritual), entonces, al comenzar su discurso, precisó su lugar
FRPR R¿FLDQWH RUTXHVWDGRUD GHO Costumbre, al tiempo que una más entre los
SDUWLFLSDQWHVHQHOULWR(VDVtFXDQGRD¿UPyTXH³WRGRVVRPRVKLMRV´/DFKDPiQ
HQXQFLyVXFDOLGDGPRUDO³QRVR\PDOD´GLMR/DFKDPiQGH¿QLyFRQSUHFLVLyQVX
WUDEDMR³GDUOHVGHFRPHU´DORVGLRVHVORPLVPRTXHODVFRQGLFLRQHVSDUDODH¿
caz consecución del Costumbre: “creer mucho” y estar ahí. Enunció también las
condiciones que entorpecen el rito: “es lo que no me gusta, tantos mariguanos”.
0RGHVWD6DQWD5RVDGH¿QLyODVFRQGLFLRQHVGHODSXHVWDULWXDODOWLHPSRTXHOR
KL]RVHxDODQGRODVLPXOWDQHLGDGGHOWLHPSR2WUR\GHOWLHPSRKXPDQRORTXHLQ
GLFyDOGHFODUDUTXHHQHOHVSDFLRULWXDOHVWDEDQGDGDVODVFRQGLFLRQHVGH¿QLGDVHQ
7
“Ush” —o simplemente “sh”— es una interjección que algunos chamanes otomíes pronuncian
en condiciones rituales, particularmente cuando se encuentran bajo el influjo de Santa Rosa.
Se trata, esta interjección, de un signo que señala el carácter condensado de la enunciación
chamánica.
65
presente (“quiero”) y pasado (“quería”), en tiempo condensado: “Aquí conmigo,
así quiero, así quería”, decía la chamán.8
En un siguiente momento, los encabezados totonacos se ubicaron frente al
altar para sahumar y bailar, recorriendo gentilmente a la chamán otomí para dar
OXJDUDORV³HQFDEH]DGRV´GHODFRPXQLGDGTXH¿QDQFLyHOULWR8QDYH]TXHORV
totonacos se presentaron frente al altar, fue que la chamán tomó una voz distinta
a la humana. Presentados los totonacos frente a las divinidades, éstas pudieron
comunicarse con los seres humanos, y lo hicieron a través de la chamán, quien
habló de la siguiente forma:
6RQPLVDPLJRVVRQPLVKLMRV$VtFRPRTXLHUHQDVtORVTXLHUR>@6R\OD9LUJHQ
soy el Padre Dios, así me gusta. [...] Tengo que defender todos mis hijos que están
aquí. Tengo que ayudar a todos y todos. Así como están. [...] Estén cerca o estén lejos,
tengo que ver, tengo que cuidar. [...] Soy la Santa Rosa. Soy una mujer vestida de
blanco. [...] Ahorita ven como me ven. Fíjense bien ahorita... al rato... ush. [...] Para
que sea que es cierto, para que crean que es verdad. [...] Estoy carne con hueso aquí
HQHOPXQGR$XQTXHGLJDQTXHQRDXQTXHGLJDQPLVFRPSDxHURVTXHQR¢SRUTXp
no? [...] Los que están aquí, porque yo no me quiero quedar sola, necesito mi gente,
unas cuantas que se acerquen conmigo. [...] Necesito mi gente, necesito mis compa
xHURV>@¢3RUTXpQRTXLHUHQWUDEDMDU"1LPRGR\RDTXtQROHYR\DFREUDUDQDGLH
Si ellos tienen ganas de trabajar que trabajen. Si quieren vivir así van a hacer, para
que esté yo contenta, para que esté yo feliz con mis hijos, tanto ellos, tanto yo. [...]
Para que vean que soy una buena madre. [...] Soy la Sirena. [...] Sé castigar cuando
no cumplen mis hijos. Soy la Madre Santísima, soy un viento, soy una nube, soy un
aire blanco, vestido de blanco.
9HVWLGDGHEODQFRODFKDPiQEDLODEDOHYDQWDQGRORVEUD]RVFRQODVPDQRV
DELHUWDVWDOFRPRDSDUHFHQODV¿JXUDVDQWURSRPRUIDVGHSDSHOULWXDO0RGHVWDHUD
además de una chamán otomí en ciernes, también un conjunto de entidades no hu
PDQDVTXHVHKDEtDQKHFKRSUHVHQWHVHQHOULWR6XVSDODEUDVIXHURQH[SOtFLWDV(Q
reconocimiento de que podría haberse dudado de sus identidades no humanas, nos
informó que aunque “ahorita ven como me ven”, pues “aunque digan que no”. Las
YRFHVGHHVRVGLVWLQWRVVHUHVTXHKDEODEDQSRUODERFDGHODFKDPiQFRQ¿UPDEDQ
que en ella habían tomado cuerpo —o, en sus palabras, habían tomado “carne con
8
Acaso se trató —la elicitación de este tiempo condensado— de una versión mínima —y muy
distinta culturalmente— de lo que, para entender el chamanismo de los indios cuna de Pa-
namá, Severi llama la “paradoja de contraer el tiempo, de retrotraer el rito ya iniciado a sus
antecedentes.” (Severi, op. cit.: 125-126).
66
KXHVR´RVHUtDPHMRUGHFLUDTXtTXHKDEtDQWRPDGRYR]²OD9LUJHQ\HO3DGUH
'LRV 6DQWD 5RVD \ OD 6LUHQD DO WLHPSR TXH VHxDODED ODV P~OWLSOHV IRUPDV TXH
tomaba bajo la identidad de la Madre Santísima: viento, nube, aire blanco, blanco
como la ropa de Modesta; cuerpo humano a la vez que cuerpo meteorológico.
¿Quién era el enunciador? ¿De quiénes eran las voces que hablaban a través de
la chamán?
Son de llamar la atención las identidades precisas que asumió la chamán.
Su papel como conductora del rito la colocaba en una posición de intermediaria,
chamán de los vivos, análoga a la intermediación que Santa Rosa ejerce como una
especie de chamán de los muertos, chamán de las potencias. La chamán que ahí
aparecía simultáneamente humana y divina, a esas alturas del Costumbre adopta
EDXQDQXHYDVHULHGHLGHQWLGDGHVRSXHVWDV3RUXQODGRGHFODUDEDH[SOtFLWDPHQWH
TXHHOODHUDOD9LUJHQOD0DGUH6DQWtVLPD\HO3DGUH'LRVDORVTXHSRGHPRV
entender aquí como una formulación cristiana de la pareja primordial de la que la
chamán privilegiaba la parte femenina (la Madre que recorre el mundo como vien
to y nube). Por otro lado, era también la entidad responsable del desastre pasado,
entidad que amenazaba con inundar el mundo si no se satisfacían sus demandas,
VXVSDODEUDVORVHxDODEDQFRQFODULGDGFXDQGRD¿UPDEDTXH³6R\OD6LUHQD>@
Sé castigar cuando no cumplen mis hijos”. Pero al tiempo que la entidad acuática
responsable de la tragedia pasada y la que se cernía, potencia que sabe castigar
a sus hijos cuando no hacen su trabajo ritual —cuando no le ofrendan en rito—,
mantiene con la humanidad una relación contradictoria con tal identidad, pues era
WDPELpQ³XQDEXHQDPDGUH´TXHTXLHUH\GH¿HQGHDVXVKLMRV6LPXOWiQHDPHQWH1)
RULJHQGHOPXQGRSDUHMDSULPRUGLDO9LUJHQ\3DGUH'LRV2) divinidad respon
VDEOHGHODSURWHFFLyQGHODKXPDQLGDG9LUJHQ0DGUH6DQWtVLPD3) entidad cau
VDQWHGHOGDxRSDVDGR\IXWXUR6LUHQD4) entidad mediadora entre los hombres
\ORVH[LVWHQWHVQRKXPDQRVYLVLEOHHQIRUPDGHSODQWDFRQVXPLGDULWXDOPHQWH
(Santa Rosa, la planta de consumo ritual), a la vez que invisible en tanto potencia
(Santa Rosa, divinidad); 5) intermediaria humana entre la comunidad y la corte
divina (chamán), y; 6) una participante más en el rito, como no había dejado de
VHUHQQLQJ~QPRPHQWRVHJ~QVHxDODEDFXDQGRKDFtDYHUODVGXGDVTXHKDEUtDQ
SRGLGRDOHJDUVHKDFLDVXR¿FLR\FRPRVHGHMDUtDYHUDOGtDVLJXLHQWHFXDQGRGH
legara su papel de dirigente ritual a chamanes más avezados.
(VLPSRUWDQWHVHxDODUTXHODVLGHQWLGDGHVULWXDOHVFRQGHQVDGDVSRUODFKDPiQ
otomí no sólo derivan de la lectura literal de sus palabras, sino también del tono
FRQTXHODVSUR¿ULy\TXHUHVXOWDGLItFLOWUDQVPLWLUSRUHVFULWR$VtLQPHGLDWDPHQ
WHGHVSXpVGHOGLVFXUVRVHxDODGRGXUDQWHXQLQWHUPHGLRPXVLFDO\FRQXQWRQR
de voz mucho más directo y personal, la chamán dijo a la audiencia que “Hasta
me canso de hablar diciéndoles si les conviene, es por su bien”, retomando —en
67
opinión del etnógrafo— una voz humana que dialogaba con pares. Un instante
después, serían otros los que hablarían por boca de la chamán, cuya voz humana
nunca desapareció completamente:
Todo lo que nunca ven ustedes, van a ver. [...] Todo lo que ven ustedes, todo lo que no
YHQXVWHGHV\YDQDYHU>@9DDYHQLUXQDFRVDPX\JUDQGHDTXtHQHOPXQGR&yU
WDPHPLRtGRVLHVTXHQRHVFLHUWRORTXH\ROHVGLJR9DDKDEHUXQFDVWLJRPX\JUDQ
de para todos. Enfermedad uno por uno. Si es una cosa: si es agua, o si no... ¡ush!,
UHPROLQR¢&XiOOHYDDFRQYHQLUXVWHGHVFXiOOHJXVWD"¢9HUGDGTXHQDGD"£8VK>@
<RTXLHURPLP~VLFDSDUDTXHHVWpFRQWHQWDDTXt0L[~DTXtPLWLHUUD&XDQGRQDFt
fui donde quiera formado, al cerro, fui a visitar donde está el poder, poder de Dios,
SRGHUGHOD9LUJHQ£8VK9 [...] Fui a caminar para que vea que tengo un gran corazón.
Pobrecito de mis hijos que están aquí, no saben a qué vengo, no saben quién es esta
mujer que está aquí, no saben quién es esta mujercita que está aquí.
¢4XLpQHUDSXHVHVDPXMHUFLWD³YHVWLGDGHEODQFR´TXHVHxDODEDKDEHUQDFL
do en el origen del tiempo y conocer el tiempo por venir? Era la chamán, en tanto
adivina, quien hacía saber los castigos que la humanidad habría de sufrir en caso
de no satisfacer las demandas de la Sirena, pero era también, y al mismo tiempo,
ODSURSLDGLYLQLGDGTXHKDFtDVDEHUDODKXPDQLGDGVXVGHVLJQLRV\VXVH[LJHQFLDV
Era ambas, esto es, que la chamán otomí, vía su voz y sus gestos, condensaba
múltiples identidades: una de ellas no humana, que caminaba por el mundo entero
y particularmente por la morada de la pareja primordial, en otro tiempo, el tiempo
primero, mítico; otra, una simple “mujercita”, un ser humano que ofrecía una por
ción de su cuerpo —su oreja— como prenda de la veracidad de su palabra, esto
es, de la palabra del otro, la entidad responsable de la calamidad pasada y futura,
al tiempo que del bienestar pasado y por venir.
Fue entonces que las totonacas comenzaron a disponer la ofrenda sobre el
altar: chocolate, pan, pollos enteros cocidos. Como en otros momentos del rito, las
LQGLFDFLRQHVRWRPtHVQRVLHPSUHVHFRUUHVSRQGtDQFRQODVH[SHFWDWLYDVWRWRQDFDV
habiendo algunos momentos de tensión en la interacción entre los de una y otra
¿OLDFLyQpWQLFD0LHQWUDVVHHIHFWXDEDODRIUHQGDODFKDPiQGHFODUDED³3HURQR
estoy tan sola porque aquí tengo mi gente”. Por supuesto, no tiene sentido pregun
tarse si hablaba ModestaSanta Rosa o lo hacía la Sirena pues, como ya sabe el
lector, eran todas a la vez quienes hablaban. Al dar indicaciones la chamán otomí
sobre cómo disponer la ofrenda, eran las varias entidades condensadas en su voz
9
Así como la interjección “ush” señala el carácter condensado de la enunciación chamánica, la
frecuencia de tal forma lingüística es signo de la intensidad de tal condensación.
68
las que daban tales indicaciones, lo mismo la ritualista que la entidad divina inter
PHGLDULDWDQWRODSRWHQFLDTXHSURYRFyHOGDxRFRPRODSDUHMDGLYLQDTXHFUHyHO
mundo, a la vez en tiempos pasado, presente y futuro.
En el mismo sentido las siguientes acciones rituales, cuando la chamán “ba
rrió” a varios de los participantes en el Costumbre, y de cuyo ejercicio ya no es
sensato preguntarnos quién hizo la barrida, si la curandera o una divinidad. El
agente de tal “barrida” fue la chamán que, como tal, condensaba varias identi
dades contradictorias: era la propia entidad patógena la que practicaba sobre los
ULWXDOLVWDVWDO³EDUULGD´DOWLHPSRTXHHUDQODVHQWLGDGHVRUWyJHQDV\ORVH[LVWHQWHV
intermediarios entre ellas y los humanos quienes la llevaban a cabo, en la medida
HQTXHWDOHVLGHQWLGDGHVGH¿QtDQODLGHQWLGDGFRQGHQVDGDGHODFKDPiQ\FRQHOOR
ponían simultáneamente en juego modos opuestos de relación: a la vez causa y
remedio de la enfermedad.
Tras la ofrenda y algunas barridas, el baile se sostuvo durante buena parte de
la noche, tras lo cual los ritualistas dieron por concluido el episodio y todos nos
retiramos. De alguna forma, todo el ejercicio ritual previo había sido apenas una
apertura del tiempo ritual; recuerde el lector que ModestaSanta Rosa era conside
rada (y se consideraba a sí misma) una aprendiz de curandera, dado que no sabía
UHFRUWDUPXxHFRVGHSDSHOFRQGLFLyQLPSUHVFLQGLEOHSDUDODUHDOL]DFLyQGHOCos
tumbre$OVLJXLHQWHGtDKDEUtDQGHOOHJDUORVFKDPDQHVRWRPtHVGH,[KXDWOiQTXH
conducirían el ritual dedicado a la Sirena. Después de una larga espera de la que lo
mismo totonacos que etnógrafos se mostraban fastidiados, llegaron los chamanes
prestigiosos. Tras los preparativos comenzaron el Costumbre esta vez sí siguiendo
el preciso protocolo ritual: un primer episodio en el patio, cuya intención es des
alojar a las entidades nefastas, seguido de un segundo episodio, desarrollado en
el interior de la casa de Costumbre, en que se atiende a las entidades fastas que,
sin embargo, pueden ser las responsables de las calamidades. El discurso público
del chamán principal comenzó tras haber tendido los fetiches de papel en que se
DVLHQWDQORVPDORVDLUHVODVHQWLGDGHVSDWyJHQDVTXHVRQDWHQGLGDV\H[SXOVDGDV
en el patio:
$YH 0DUtD SXUtVLPD<R OR TXH TXLHUR FRPSDxHUR OR TXH TXLHUR KHUPDQR R VL OR
demás compadres que vienen de afuera, de otra comunidad, pero yo les pido un
gran favor por este momento, por esta noche que vamos a organizar o ya estamos
organizando. Pero sólo lo que yo les pido: yo quiero que tengan una sola melga nada
más y yo lo que quiero yo quiero que tengue un solo corazón cada quien de ustedes.
Si ustedes toman su cuenta de su trabajo, de lo que cooperaron, de lo que coopera
ron diez o cincuenta, unos cien, pero téngalo a un lado del corazón y quiero que lo
respeten también, no nada más porque vamos a estar aquí, también vamos a poner
69
una parte, porque si yo nada más voy a estar hablando y luego los demás van a estar
durmiendo, van a estar borrachos, van a estar tomados, ése no, ése no me gusta, la
verdad, porque has de cuenta que vamos a estar una mesa, la santísima altar, donde
HVWiVXVDQWtVLPRDOWDUHVGHO6HxRU6LHVTXHXVWHGHVWDPELpQWRPDGHVXV>@QRYDQ
a decir que nada más vengo a [...] yo por mi parte, yo lo único como yo les dije yo a
ORVGHPiVFRPSDxHURVFRPSDGUHTXHHVWiQDKtSUHVHQWHSRUHVWHKHUPDQR)HUQDQGR
por este los demás compadre que está ahí también, yo le dije “¿sabes qué?, yo no me
voy a llevar nada, sólo lo que me voy a llevar nada más un refresco, para mi pasaje
o para su pasaje de mis compadres, porque esta noticia no pertenece al estado de
9HUDFUX]SHURWDPELpQSHUWHQHFH¢3RUTXp"3RUTXHWDPELpQPHLQWHUHVDSRUTXHKD
pasado, porque conoce en donde va”. Quiere decir que yo, yo mira, yo he ayudado
la gente por acá, como más regiones, pero gracias a ellos me hayan respetado mi tra
bajo, y siempre ellos me alaban. A los que me respete, los que sabe a dónde va. Pero
los demás hermanos, algunos, me ha querido lastimar, me ha querido perder la vida,
me ha atropellado, me ha atacado por allá, que se sienta por acá, que trae su machete,
que trae su arma, que traiga lo que trae. Y a veces vienen dos, a veces viene uno,
pero eso yo me voy a pasar porque cuando Dios diga “hasta ahí nomás”. Por eso ya a
XVWHGHVHQWUHFRPSDxHURVDKRULWDRHQWUHKHUPDQRVRUDHVWHDSR\RTXHQRVRWURVTXH
le estamos dando, has de cuenta que estamos dando plato, has de cuenta que le estoy
abriendo los ojos, has de cuenta que le estoy haciendo para que desarrolle, para que
W~YHDV\SDUDTXHVDOJDDGHODQWH3RUTXHHVRVWUDEDMRV\RQR\RQR>@FRPSDxHURV
que yo traigo, ellos se vinieron porque yo lo traje, ellos se vinieron porque también
saben y escuchan el Espiritu Santo que es la sagrada altar, que es nuestra Santa Rosa,
TXHHVODVHxRUDGHODVDQWDKLHUEDHVWDKLHUEDIXHOiJULPDGHODVDQWtVLPD9LUJHQSRU
eso cura, por eso retira a los malvados, pero si es que [...] te salva vida, y si cuando
no lo respetamos las cosas has de cuenta que lo vamos a dar un estudio a un hermano,
XQDOXPQRQRYDVDJULWRVDUHJDxRV>@(QWRQFHV¢TXpSDVDORVQLxRV"$SUHQGHQ
avanzan o no avanza. [Una mujer respondió: “¡Avanza!”] Por eso esto es las cosas
TXH\ROHVGLJRFRPSDxHURV<RORTXHTXLHUR\RTXLHURTXHXVWHGHVTXHVLJDQDGH
ODQWH\PDxDQDSDVDGR'LRVTXHORKDJXH(VWR\VLHPSUHFRQXVWHGHVRUD\DO¿Q
lo como Dios diga. Entonces ya para la otra, cuando ustedes me digan, vamos [...]
y vengo con todo corazón, ¿sabes qué?, aquí estoy yo. Pero sí, pero si ustedes [...]
alguno de ustedes a lo que están ahí [...] si ustedes digan, va a decir “no, yo puse cin
cuenta”, “yo puse doscientos”, “yo puse de más”, “tú pusistes menos”, “yo puse dos
SROORV´QRFRPSDxHURKD\TXHKDFHUORFRQWRGD>@(VWDVFRVDVVRQSDUDXVWHGHV
SHURWDPELpQFRPRKDFHWUHVDxRRKDFHFXDWURDxRVHVWXYHHQ7HQH[FR10 Puebla,
ahí estaban dos o tres personas, limpiaron cuando estaba yo trabajando ahí cortando
10
Tenexco: comunidad otomí del municipio de Pantepec.
70
trabajo, cortando recorte, mandó a sus gatos,11 “¿pero sabes qué hermano?”, digo,
“¿a qué vienes?, ¿qué vienes a hacer?”, “nada malo”, “tú vienes armado, pues párate
adelante”, le digo, “aquí estoy yo”. Y como digo yo también: gracias a la santísima
Sirena que está en San Gregorio,12 allá estuvimos cuatro veces, fuimos cuatro veces,
FXDWURFRPXQLGDGHVVHOHYDQWy\\RPLJXVWRYHQJRHQWRQFHVYDPRVFRPSDxHUR
vamos a hacerlo, como ahorita, como lo que les estoy diciendo ahorita, eso es lo que
OHVGLMH>@ORVVHxRUHVORVFRPSDxHURVGHDOOi\IXLPRV\WHUPLQpGHDOOiPHYLQH
D7HQH[FRDKtHVWXYHUHFRUWDQGRXQPHV\PHGLRGHORVRFKRGtDVQLXQWUDJRPH
GLHURQQLWRUWLOODKDVGHFXHQWDFRPRVLIXHUD\RFRPRXQFDUFHODGRFRPSDxHUR\
eso no se hace [una mujer replicó: “Así no se hace”], la mejor ha de decir la gente:
“no, éste viene nada más cotorrear, éste nada más viene aquí porque quiere”, no com
SDxHURQRVRWURVORHVWDPRVKDFLHQGRSRUODOH\QXHVWUR6HxRU\WDPELpQVDEHPRV
por qué vamos a llegar en esa estación y por qué no vamos a llegar allí. Como dice
el dicho: así como si fueran un diputado, un licenciado o un maestro, si el juez, si el
agente Ministerio Público no va a saber sobrellevar sus trabajo, ¿qué le van a decir?
Lo van a levantar, por la gente, porque la gente habla. ¿Sí o no? [varios hombres y
mujeres contestaron: “Sí”] Ave María santísima, Ave María purísima.
En algunos momentos, el discurso del chamán tiene un marcado sabor evan
gélico, por ejemplo en el uso del término “hermano” lo mismo que cuando, en
OXJDUGHGHFODUDUTXHHOORVORUHVSHWDQD¿UPyTXH³HOORVPHDODEDQ´RFXDQGR
VHxDOyHOFRQVXPRGHDOFRKROFRPRLQDSURSLDGR(VSUHFLVDPHQWHGHHVWHFKDPiQ
y de sus seguidores de quien escribe Lazcarro, cuyas...
>@UHGHVGHDOLDQ]DVVHH[WLHQGHQHQORLQWHUFRPXQLWDULR>@HVHOFDVRGHFXUDQGH
ros que “no son profetas en su tierra”, especialistas rituales que se han forjado una red
de seguidores provenientes de varias comunidades, y [que] desarrollan actividades ri
tuales de gran envergadura, de carácter intercomunitario e, incluso, interétnico. Estas
redes de alianza adquieren la forma de congregaciones religiosas especializadas en el
trato con el Agua y la Sirena, o bien con determinado cerro, o aquella cueva. Parecen
FRQVWLWXLUSHTXHxDVLJOHVLDVpWQLFDVFHQWUDGDVHQWRUQRDDOJXQDGLYLQLGDGHQHVSHFLDO
>@(QVXH[SUHVLyQDFWXDOVHSHUFLEH>HQHOODV@FLHUWDLQÀXHQFLDGHOSHQWHFRVWDOLVPR
HQVXPD\RUtDVHWUDWDGHMyYHQHVFXUDQGHURVGHDDxRVIUHFXHQWHPHQWHKR
PRVH[XDOHVTXH>@KDQDFRJLGRODUHWyULFD\ODGLQiPLFDGHODVLJOHVLDVSHQWHFRVWD
les, con las que han convivido e incluso participado, retomando prácticas rituales con
11
Con toda seguridad, el chamán se refiere a los nahuales, animales compañeros malignos de los
brujos.
12
San Gregorio: comunidad otomí del municipio de Huehuetla, estado de Hidalgo.
71
XQDSRGHURVDH¿FDFLDVLPEyOLFDp[WDVLVVHYHURVGHVPD\RV\SHUWXUEDGRUDVSDODEUDV
que van más allá de lo que Santa Rosa comúnmente propicia, se desatan sobre estos
jóvenes curanderos que asumen un rol cercano al de los pastores evangélicos. Duran
te los rituales del costumbre, suelen emitir discursos moralizantes de corte cristiano,
donde la culpa y el terror adquieren mayor importancia en las relaciones con las
entidades anímicas. (Lazcarro, 2008: 22)
La palabra del chamán antes citado tiene algún parecido con el discurso de
apertura de ModestaSanta Rosa del día anterior (“vengo a ofrecer mi trabajo”):
HQDPERVFDVRVVHGHFODUDURQODVFRQGLFLRQHVTXHSRVLELOLWDQHOR¿FLRGHOHVSH
cialista ritual (“yo no me voy a llevar nada”, “gracias a ellos me hayan respetado
PLWUDEDMR´³ORHVWDPRVKDFLHQGRSRUODOH\GHQXHVWUR6HxRU´&RPRSDUWHGHOD
PLVPDGHFODUDWRULDHOFKDPiQLGHQWL¿FyFRQSUHFLVLyQDODVHQWLGDGHVSDWyJHQDV
QRVLHQGRD]DURVRTXHKLFLHUDUHOXFLUVXVGHVDYHQHQFLDVFRQORVRWRPtHVGH7HQH[
co precisamente cuando estaba por desalojar a los malos aires del patio, las entida
des patógenas (“sus gatos”, sus nahuales) encuentran en tal comunidad su origen.
A la vez, el chamán condensa al conjunto de ritualistas en una sola identidad:
“una sola melga [...] un solo corazón”. En tal condensación parecen contribuir las
voces de los ritualistas otomíes y totonacos que responden a la arenga del chamán
otomí. Sin pretender llevar la metáfora a una lectura literal, ocurre que el cuerpo
VRFLDODXQTXHSOXULpWQLFRFRQWHVWDD¿UPDWLYDPHQWHDOXQtVRQR/DVSDODEUDVGH
XQWRWRQDFRTXHVLJXLHURQDODVGHOFKDPiQRWRPtSDUHFHQFRQ¿UPDUOR
Compadre [el chamán otomí contestó: “Ajá”], voy a comentar algo [el chamán otomí
contestó: “Sí”]. Estamos unido aquí, todos los [...] estamos aquí, estamos de acuerdo,
estamos una sola de corazón, porque estamos haciendo una ofrendo, no es que porque
entiérrenos ora el dinero, no es por eso, es que nosotros estamos una parte triste para
que no nos venga a perjudicar los malos. Todos los que están unidos aquí los compa
xHURVFUHHQHOORV>XQDPXMHUFRQWHVWy³6t´@FRVWXPEUHTXHVHYDDKDFHU\HVWiQFRQ
WRGRVXFRUD]yQ1RYD\DVDSHQVDUTXHDTXtYLHQHQRWURVFRPSDxHURVTXHVRQPDORV
creo que no, todos semos buenos, aquí le vamos a hacer esto, para que sálgamos bien,
para que salgan bien de nuestros hijos [...]. Gracias.
El chamán respondió para incluir a los músicos totonacos en esa especie de
FXHUSRVRFLDOXQL¿FDGR\MRFRVDPHQWHOHVSLGLyEDLODUWDPELpQDOXQtVRQR
<HVRHVOREXHQR&RPROHVGLJR\RµWR\DOOiHQ7HQH[FR\DGHVSXpV\DPHTXHUtDQ
PDWDU>XQKRPEUHVHULy@SRUHOFRQHOVHxRU)DXVWR¢VtORFRQRFHQ">XQKRPEUH
UHVSRQGLy ³$ ¶D´@ /R PDQGy D HO VHxRU HVWH -XOLR \ FRQ HO RWUR DO VHxRU TXH HVWi
72
allá, se llama Samuel, se molestó [...] a mí no me dieron nada, nada más lo que me
dieron son mal miradas [risas de varios hombres y mujeres], eso es lo bueno lo que
gana uno cuando somos buenos. Ora todos los músicos que están ahí, que estén acá.
[un hombre dijo: “Por fa... músicos, todo tipo de cuerda, acordeón, todos los que se
puedan”; otro hombre (músico) contestó: “Aquí estamos”]. Acá. A ver, bríncale así,
como los conejitos.
(QWRQFHVVHOOHYyDHIHFWRHOVDFUL¿FLR\ODRIUHQGDDORV³PDORVDLUHV´6L
PXOWiQHDPHQWHXQDVHJXQGDFKDPiQFRQ¿UPyORGHFODUDGR³8QDVRODPHOJDXQ
VRORFRUD]yQYDPRVDOOHYDUPDxDQDSDVDGRKDEHUTXLpQYDDWUDEDMDUSRUTXH
QR HVWi OHMRV HVWi FHUFD GLFH QXHVWUD VDQWtVLPD 9LUJHQ´ 8QD QXHYD YR] WRPy
la palabra: no fue entonces el chamán hablando a la comunidad ni dirigiéndose
DDOJ~QH[LVWHQWHQRIXHWDPSRFRXQH[LVWHQWHKDEODQGRSRUERFDGHOFKDPiQ
Aquí apareció la chamán de Molango, Francisca, como la portavoz del mensaje
GH OD9LUJHQ (O PHQVDMH OD LQPLQHQFLD GH XQ WUDEDMR TXH VH GHEH D OD 6LUHQD
como responsable, ese único corazón constituido por el conjunto de ritualistas,
esa condensación de agencias personales vehiculizadas por el ritual colectivo que
se dedicará a “una sola melga”.
El ritual continuó. Una vez desalojados los muertos (“malos aires”) del patio
y limpiados los ritualistas con un aro de bejuco para sólo entonces poder entrar a
la casa de CostumbreVHGLVSXVLHURQORVPXxHFRVGHSDSHOHQHODOWDUVHEDLOyVH
RIUHQGyVHVDFUL¿FDURQSROORVSDUDFRQVXVDQJUHGRWDUGHYLWDOLGDGDORVVHUHVLQ
FRUSRUDGRVHQORVIHWLFKHVULWXDOHV(QXQSURFHGLPLHQWRQRGHOWRGRRUWRGR[RHO
FKDPiQRWRPtGLOX\yODVDQJUHVDFUL¿FLDOHQXQUHFLSLHQWHFRQDJXDUGLHQWH\DJXD
EHQGLWD&RQWDOWLQWDORVSDUWLFLSDQWHVHQHOULWXDO³¿UPDURQ´ORVPXxHFRVGHSD
SHOIXHHQWRQFHVTXHHOFKDPiQD¿UPyODSUR[LPLGDGHQWUHRWRPtHV\WRWRQDFRV
“la misma carne, sangre, la misma cena, el mismo pan”; unos y otros son uno solo
que no únicamente hacen un trabajo conjunto; comparten cuerpo y alimento. La
palabra chamánica borró aquí, aunque fuera temporalmente, la distancia entre un
grupo y otro; la voz del chamán condensaba las identidades étnicas en un solo
FXHUSR\XQPLVPRHMHUFLFLRULWXDO0iVD~QORVHVSDFLRVGHOPXQGRFRQÀXLUtDQ
en uno solo:
San Jerónimo HV 0p[LFR ená HO UtR GH OD ÀRU (VWDGR GH 0p[LFR ená; Distrito
Federal ená >@ 9HUDFUX] HO &HUUR GH OD /ODYH >GLVFXUVR HQ RWRPt SURQXQFLDGR
PLHQWUDVOORUDED@3XUtVLPDVDQWtVLPD9R\DOOHJDUHOGtDHQTXHYR\DOORUDUHOVDQJUH
con sangre de lágrimas [discurso en otomí]. Santísimo [discurso en otomí]. Yo quiero
13
San Jerónimo: comunidad y santuario otomíes en el municipio de Huehuetla.
73
que todos los días que me adoren, que me alaben [discurso en otomí]. Ellos van a
querer su semilla, ahí tengo [discurso en otomí]. Purísima, ¿quién de mis padrinos va
a abrir la puerta ená? Mis mano están cerrado ená, mi puerta está cerrado ená. Ellos
quieren comer, ora si ellos quieren cosechar maíz, a lo mejor voy a hacer que sí le
GHQDOJRSHURQDGDPiVTXHQRORDEDQGRQHQORVQLxRVTXHYDQDVDFDUDOOi¢$GyQGH
van a ir? ¿Qué cosa quiere? Si quieren comida, si quieren por sus negocios, por su
cosecha, por sus animales. Allá hay todo, pero nada más como les digo: tengan un
corazón y guarden ese corazón, y guarden estas palabras que les estoy diciendo, her
PDQRVFRPSDxHURV6LTXLHUHQUHFRUWDUVXUHFRUWHGHVXVHPLOODORSRGHPRVKDFHU
pero nada más, no quiere que lo abandones, no como las demás personas, no como
ORVGH7HQH[FRFRUWDURQVXVHPLOODOXHJRDKtHVWiWRGREDWLGRGHFDFDGHSHUURFDFD
de muertos gatos ahí. ¿Pero quién lo hizo? Entre ellos mismos, por ellos mismos se
está echando a perder. ¿Yo por mi parte qué? Yo lo recorté, yo lo dejé ahí. ¿Por qué?
Porque obedecí el orden como lo que lo dijo mi Dios, mi jefe.
El recurso retórico a través del cual el chamán condensa simultáneamente
varias identidades es en varios puntos análogo al que revisamos antes de boca de
ModestaSanta Rosa: se trata nuevamente de la potencia en acto, divinidad que,
SRUERFDGHOFKDPiQH[LJHTXHODDGRUHQTXHODDODEHQ(OFDPELRGHYRFHVVLQ
embargo, llega a ser abrumador. Por momentos deja de ser evidente quién habla.
¿De quién son las puertas cerradas (“mi puerta está cerrado”)? ¿Quiénes quieren
comer (“Ellos quieren comer”)? La respuesta no es evidente, pero con certeza se
HQFXHQWUDHQDOJ~QSXQWRLQWHUPHGLRHQWUHODGLYLQLGDGTXHH[LJHDODEDQ]D³TXH
PHDGRUHQTXHPHDODEHQ´\HOFKDPiQTXHVDEHUHFRUWDUPXxHFRVGHSDSHO\
que obedece las órdenes divinas (“Yo lo recorté, yo lo dejé ahí. ¿Por qué? Porque
obedecí el orden como lo que lo dijo mi Dios, mi jefe”). Y si tal vez Modesta
Santa Rosa condensó antes el tiempo, aquí el chamán de Molango convierte a to
dos los lugares en uno solo. San Jerónimo, el principal santuario otomí oriental, es
todos los lugares, ahí donde se guardan las riquezas del mundo. El chamán, con
densando así su identidad humana con las identidades divinas, fundiendo todos
los lugares en uno, continuó su discurso como parte del desarrollo del Costumbre:
$KRULWDOHVSUHJXQWDFRPSDxHURVOHVSUHJXQWD1RVpVLXVWHGHVVDEHQORTXHHVWDPRV
GLFLHQGRSRUTXHQRVRWURVKDEODPRVHORWRPt3HUR\ROHVYR\DKDEODUHQHVSDxRO
para que ustedes comprendan. Éste me dice mi Santa Rosa, me dice mi tata, mi nana,
me dice mi Dios, me dice mi abuelo: que si ustedes quieren la cosecha, que si uste
des quieren recortar, recortar su semilla, ¡pero cuídele mucho! Hay que cuidarlo, no
quiero que lo abandonen, porque si lo abandonan me lo voy a llevar otra vez, me lo
voy a… lo voy a echar en la caca y lo voy a llevar. Purísima, santísima. Por eso dice:
74
\RVR\HODEXHOLWRGH0p[LFRPLSXHUWR\DHVWiFHUUDGRIXHURQPLVSDGULQRV\IXHURQ
mis trabajadores, fueron y lo abrieron la puerta, pero yo no estaba yo allí, pero nada
más ellos fueron para resolver sus problemas, lo que ellos han hecho, lo que ellos ha
yan escuchado entre sus hermanos. ¡Eso no lo quiero! Eso lo único lo que quiero, lo
que me interesa saber es por comer, por sus trabajos, no quiero mentiras y no quiero
>«@3RUHVR\ROHVKDEORFRQWRGRGHUHFKRFRQWRGRGHUHFKRVFRPSDxHURVKiJDQOR
Lo único que lo oiga, quien los escuche que los escucha, que se dé cuenta que se dé
cuenta, no me interesa. Donde estoy es mi altar, donde estoy yo, yo soy el abuelo,
porque cada persona, cada promesa que van, nada más entre ellos sus palabras con
VXVFRPSDxHURVHVRQRPHLQWHUHVDHVRQRORHVWR\OODPDQGROROODPpSDUDTXHPH
dijera la verdad, para que me vayan a visitar, para que me vayan a adorarme, decir
me las cosas lo que es correcto. Pero no fue así, por eso no luego me levanté. Me
levanté pero ya tarde y por demás, y eso es castigo lo que estoy dando, regiones por
UHJLRQHVFRPXQLGDGHVTXHVHD9HUDFUX]TXHVHDHQGRQGHTXLHUD3RUHVRDKRULWD
PLVPROHHVWR\GLFLHQGRXVWHGHVKHUPDQRVXVWHGHVFRPSDxHURVVLXVWHGHVVHGDQ
cuenta que sí lo van a lograr, que sí lo van a guardar, que sí lo van a querer, que sí lo
YDQDDGRUDUHVRVHxDOTXHTXLHUHOHVSXHGRGDUOHVVLHVTXHHVFLHUWRTXLHUHQSHUR
cuídalo mucho, porque la verdad yo no soy juguete de nadie, yo soy el Juez, porque
si me voy a dar cuenta que no lo van a cuidar, me lo voy a llevar yo, lo voy a pasar
a otros. Si la gente, si las personas no quieren participar, que no participe, para mí…
dondequiera, pero el día que yo me pase, el día que yo venga… ¿Qué pasó hace
FXDWURDxRVKDFHFLQFRDxRV"3DVpD3XHEODSDVpDUtRGH7DPSLFRSDVpD7X[SDQ
el doce de diciembre, destruyimos dieciséis comunidades en Francia, más para allá.
Fuimos a ver asamblea, nos llamó el jefe de allá y fuimos. Y como tanto por él, como
el mar, ahí estuvimos cuatro días haciendo asamblea en general, como ustedes mis…
como ustedes ahorita. Nos organizamos, nos preguntó qué íbamos a hacer, pero como
\DQRKDEtDRWUDVDOLGDFRPR\DQRKDEtDRWUDPDQHUDHVPHMRUHQVHxDUORVHVPHMRU
hacer que vean dónde voy a pasar y cómo soy. Tengo siete cadenas amarrada en mis
manos, pero me desaté, pero sólo Jesús me desató, ya ni modo dice, ni modo, no hay
otra cosa que vamos a hacer para que reaccionen, para que ellos sepan quién es su
Dios, quién es el antigua. San Juan Bautista dijo: Bueno, ya no. ¿Por qué? Porque yo
la verdad ya no sé qué hacer también, dice. Tantos […] que me han dado. Algunos
sí piensan, pero muchos no piensan, y por lo mismo me levanté, me hinqué, llevé mi
ERUOD¢4XpYLHQHVW~VDQ-XDQ%DXWLVWD"9HQJRDHVFXFKDUORVUD]RQHVYHQJRDHVFX
char asamblea. Mejor ya no, porque si así, si todos nuestros hijos los vamos a castigar
así, ¿en dónde nos vamos a ir?, ¿quién nos va a vestir?, ¿quién nos va a dar de comer?
Porque dice uno de mis hijos, dice: Que no quiere nada la tierra, que no quiere nada
el agua, que no quiere nada la santa lumbre. Dios lo propuso para que la tierra que
nos diera, también Dios lo propuso las cosas es para adorarlo, […] para dar siquiera
75
una promesa […]. Es como si fuera que le van a dar de comer. ¿Sí es cierto lo que les
digo o nada más le invento? [varias mujeres y un hombre contestaron: “Es cierto”;
una mujer agregó: “La gente solito quieren tomar, no se acuerdan del agua también
TXHVtFRPHVtEHEHSHURORVFDWyOLFRV´@¢(QWyQVTXpYDQDGHFLU"¢9DQDUHFRUWDUVX
semilla o qué? Pero quiere una caja para echarlo allí, y luego la van a vestir, le van a
comprar sus aretes, sus zapatos, su sombrero.
El chamán dio indicaciones sobre la manera correcta de hacer el ritual, pero
esto lo hizo confundiendo, condensando una enunciación humana y la enuncia
ción de múltiples potencias: San Juan Bautista, el Juez, Dios... unas veces como
adivino, otras veces como la divinidad misma.
[...] la semilla, pero en una caja, por lo mientras una caja de cartón, ya con el tiempo,
ya coopere con dinero, ya lo van a hacer su cajita en tabla [...]. El día que lo traemos,
cuatro día van a estar aquí, van a esperar, le van a dar leche, pan o galletas, así, pero
pollo no, haz de cuenta que todavía no tienen dientes, haz de cuenta como recién
nacido, un bebé [...]
'HVSXpVGHXQVRQHQTXHVHVLJXLyEDLODQGR\FDQWDQGRHQRWRPtGRxD)UDQ
cisca, la chamán otomí, comenzó a hablar:
0DUtDSXUtVLPD0X\EXHQRVGtDVPX\EXHQRVGtDVWRGRVORVQLxRV>@WRGRVSDGUL
nos, yo le voy a decir: yo quiero mi arete, yo quiero mi corona, yo quiero mi ramo,
yo quiero mi vela, yo quiero mi zapato, yo quiero mi relón, yo sí sabo el relón, yo sí
sabo de número. Ave María purísima, santísima. [una mujer dijo: “Quiero mi reloj”]
Yo quiero mi sombrilla [una mujer dijo: “Sombrilla [...] de agua, ropa”], yo quiero mi
lista, yo quiero mi lapicero, porque todos voy a apuntar lo que va a decir mis hijos, lo
que va a decir mi madrina, mi padrino [una mujer dijo: “Cierto”]. ¿Dónde lo encon
tré mi padrino, dónde lo busqué? Yo soy pobre, hasta lloras, donde viene el camino,
anda y anda, juegue y juegue, camino, ya se puso a llorar, hasta ahora [...]. Ave María
purísima, Ave María santísima.
Aquí resulta particularmente interesante constatar el hecho de que la cuali
dad chamánica de condensar identidades múltiples y contradictorias no es sólo
facultad del orquestador ritual, el curandero principal, el primer chamán, sino,
simultáneamente, de varios otros seres humanos, al grado de que la Sirena, la
GLYLQLGDGTXHH[LJtDDUHWHVFRURQDUDPRYHODV]DSDWRVUHORMVRPEULOODURSD\
lapicero, hablaba al mismo tiempo por boca de varias mujeres. Si la chamán Fran
FLVFDH[LJtDXQUHORM\XQDVRPEULOODXQDVHJXQGDPXMHUODVHFXQGDEDH[LJLHQGR
76
también tales dádivas para sí, es decir, para la Sirena. Las mujeres que participan
en el Costumbre y que, sin dirigir propiamente la práctica ritual (y algunas de ellas
VLQVHUFKDPDQHVHQHOVHQWLGRGHVDEHUUHFRUWDUPXxHFRVGHSDSHOSDUWLFLSDQGH
la cualidad chamánica de prestar su voz a los no humanos:
$GLIHUHQFLDGHORVVXHxRVHOFRQVXPRGHcannabis índica o “Santa Rosa” requiere
cierta “preparación”: aún cuando se le consuma, no a todos “les habla”, o mejor
dicho no todos “la escuchan”. [...] no es preciso ser curandero para escucharla: en
un momento dado, en medio de un baile del costumbre cualquiera puede caer en
HVWDGRGHp[WDVLV\UHFLELUGLYHUVRVPHQVDMHVGLYLQRVVHDQGHORV&HUURVGHO)XHJR
de la Tierra, de la Sirena, del Sol, o de los muertos, etc. “Santa Rosa” o Xumpf döni
³6HxRUDÀRU´TXHELHQSXHGHHQWHQGHUVHFRPR³6HxRUDGHOcostumbre”) es un va
lioso aliado de los curanderos pues es el intérprete de las potencias divinas (Galinier,
1990). Gracias a ella es posible escuchar la voluntad del otro mundo. Para algunos
curanderos, esta poderosa cualidad (traducir la “otra mitad del mundo” parafraseando
a Galinier), hace de Santa Rosa una divinidad mestiza o ñãnfü, ya que incluso habla
HQHVSDxRO1RREVWDQWHKD\TXHDGYHUWLUTXHHVWRQRHVDVtSDUDWRGRVHVFRP~Q
HVFXFKDUFyPRORVFXUDQGHURVRKDEUHPRVGHGHFLUFKDPDQHVHQHVWDGRGHp[WDVLV
repiten lo que las entidades divinas les comunican en otomí. Lo cierto es que para
WRGRVORVFXUDQGHURVRWRPtHVVHDTXHKDEOHHQHVSDxRORHQRWRPt6DQWD5RVDHVHO
YtQFXORSULYLOHJLDGRFRQHOPXQGRVDJUDGR\ELHQKHFKRU>@/D]FDUUR
Conclusiones
Al revisar puntualmente las palabras de los especialistas rituales otomíes, hemos
constatado la manera en que adoptan distintas voces; por su boca se dejan oír dis
tintas personas, distintos tiempos, distintos lugares... distintas marcas deícticas.
Distintos enunciadores toman la voz del chamán otomí, enunciadores que, ade
PiVVRVWLHQHQLGHQWLGDGHVPXWXDPHQWHH[FOX\HQWHV\TXHVLQHPEDUJRVRQFRQ
densadas en un solo actor ritual y ocasionalmente hasta en varios actores rituales
simultáneamente. Tal es el caso del chamán cuna que, en el discurso que despliega
en el rito terapéutico, habla el lenguaje de los vegetales y los animales, tanto de
los espíritus aliados del chamán como de las entidades patógenas, según los deja
YHU6HYHUL>@(VWDFDUDFWHUtVWLFDVHUtDGHDFXHUGRDOPLVPRDXWRU\D
+RXVHPDQODFDUDFWHUtVWLFDIXQGDPHQWDOGHOULWRFX\DFRQGHQVDFLyQH[SUHVDGD
DTXtHQWpUPLQRVGHHQXQFLDFLyQGH¿QHQ³FRPRODH[LVWHQFLDVLPXOWiQHDHQXQD
sola secuencia de acciones [rituales], de modos opuestos de relación” (Houseman
77
\6HYHUL>@[LLWUDGXFFLyQGHODXWRU14 Con un lenguaje distinto, el
hecho había sido notado ya por Galinier para el caso que nos compete aquí, el del
chamanismo otomí oriental:
En los ‘costumbres’, la palabra chamánica está marcada por la alternancia de dos
tipos de discursos: el discurso del sacerdote mismo y el de la divinidad de la cual se
FRQYLHUWHHQLQWHUPHGLDULR(VWDRSRVLFLyQHVSHUFHSWLEOHDORtGRFXDQGRVHH[SUHVDQ
ODVLQVWDQFLDVVREUHQDWXUDOHVHOR¿FLDQWHVHSRQHHQWRQFHVDFDQWDU&DGDXQDGHVXV
intervenciones está programada en función de la sucesión de los sones ejecutados por
la guitarra y el violín. Estos cantos se presentan bajo una forma canónica rígida; pre
sentan muy pocas variantes y no son ejecutadas sistemáticamente. El tema musical
informa acerca del nombre del canto (de La Laguna, de la Cruz del Cielo, etcétera),
incluso si el chamán evita pronunciar esas palabras sagradas.
(VWDVUHÀH[LRQHVQRVFRQGXFHQIiFLOPHQWHDFRQVLGHUDUDTXtHOSUREOHPDGHOWUDQFH
y de la posesión. Es una cuestión muy ignorada en la investigación mesoamericana,
no habiendo nunca suscitado este tema un interés comparable al que han manifestado
los etnólogos hacia el área del Caribe o el Brasil. En el mundo otomí la posesión se
incorpora al chamanismo, del cual es indisociable. En efecto, gracias a su propio
cuerpo, el bãdi se convierte, bajo la acción indispensable de plantas psicotrópicas,
en un ‘doble’ de los dioses. Esta característica nos obliga a desligar este tipo de
posesión ritual de los fenómenos vinculados a la incorporación de sustancias o de
HOHPHQWRVH[WUDxRVHQODVPDQLIHVWDFLRQHVGHODHQIHUPHGDG\TXHQRVRQDWULEXLGRV
a la presencia de una divinidad en el cuerpo. El proceso de posesión es dirigido: es
una acción voluntaria que responde al requerimiento de intrusión, a plazos regulares,
de potencias sobrenaturales en el cuerpo de los vivos. Los ‘costumbre’, variantes de
DOJXQDPDQHUDGHOD¿HVWDGHO'tDGH0XHUWRV²SXHVWRTXHDPERVWLSRVGHDFWRV
ceremoniales se basan en una concepción similar del intercambio simbólico— per
miten ponderar el rol generador de los ancestros en los procesos biológicos: sin su
intervención, la vida no podría ser creada a partir de la nada. La incorporación de la
divinidad en el cuerpo del chamán no es inducida directamente por el trance. Aparece
GXUDQWH HO GLVFXUVR FKDPiQLFR \ QR SRU PRGL¿FDFLRQHV NLQHVWpVLFDV (O LQLFLR GHO
trance no ocasiona ipso facto la intrusión de los dioses en el cuerpo. El chamán sigue
VLHQGRGXHxRGHVXSURSLRGLVFXUVRSHUR>S@VHFRQYLHUWHHQLQWpUSUHWHIRUPXOD
HOSURQyVWLFR\H[SUHVDODVyUGHQHVWHUPLQDQWHVTXHOHVRQGLFWDGDVSRUORVGLRVHVµ(V
lo que me dice mi padre, es lo que Dios me dice’.
14
“[...] as the simultaneous existence, within a single sequence of actions, of opposing modes of
relationship”.
78
(OR¿FLDQWHHVSRUHVHQFLDHO6HxRUGHOD3RVHVLyQSXHVWRTXHpVWDVHHQFXHQWUDOLJD
da a la ‘visión’ cuyo activador es la mariguana. Una vez que ha alcanzado el grado de
H[FLWDFLyQFRQYXOVLYDGHOWUDQFHSXHGHVHULPLWDGRSRURWURVFKDPDQHVRHYHQWXDO
mente, por personas no especialistas del ritual. En todos los “costumbres” a los que
me fue dado asistir, el trance no era alcanzado sino por un número muy reducido de
¿HOHVQXQFDPiVGHGRVRWUHV$OJXQRVGHHVWRVULWXDOHVQRGDQOXJDUIRU]RVDPHQWH
a fenómenos de trance: éste no es sistemático ni indispensable para la comunicación
con las fuerzas sobrenaturales. Los ‘costumbres’ otomíes no constituyen, desde este
punto de vista, más que una variante periférica y limitada de los cultos de posesión.
Aún en nuestros días, la teoría otomí de la posesión descansa sobre una representa
ción muy peculiar del cuerpo y de sus entidades constitutivas, que describiremos más
adelante. Precisemos desde ahora que esta visión del cuerpo opone arriba y abajo,
puro e impuro. La incorporación de la divinidad es considerada una penetración de la
mitad inferior del cuerpo, la parte del Diablo y cuya manifestación típica es la crisis
etílica. Estar ebrio es sentir su cuerpo dominado por la fuerza de ]LWKNJ. La posesión
ritual se presenta como una especie de alianza renovada y controlada por el chamán,
GHIXVLyQGHORFRUSRUDO\GHORVH[WUDFRUSRUDOGHORKXPDQR\GHORVREUHQDWXUDO
Esta doctrina pone el acento no sólo sobre el “descenso” de las instancias ancestrales
al interior del cuerpo, sino también sobre la capacidad receptiva del soporte corporal,
que permite alcanzar la coincidencia entre los dos polos, donador y receptor. Esta
LGHQWL¿FDFLyQFXHUSRDQFHVWURHQODFULVLVSRVHVLRQDOVHYXHOYHD~QPiVSDOSDEOH
PiVSHUFHSWLEOHHQODPHGLGDHQTXHORVVHUHVVREUHQDWXUDOHVVRQDQWURSRPRU¿]DGRV
y en que la ideología del nahualismo postula la metamorfosis accidental o voluntaria
del hombre en animal o ancestro. De esta manera, posesión y nahualismo aparecen
FRPRGRVFDPSRVVHFDQWHVGHODDFWLYLGDGULWXDOGHULYDGRVGHXQDPLVPD¿ORVRItD
de la corporalidad. Los chamanes poseen, como se sabe, la capacidad de transfor
PDFLyQYROXQWDULDGHODFXDOHOWUDQFHSRVHVLRQDOFRQVWLWX\HXQDHVSHFLH>S@GH
prolongación ceremonial, inserta en un marco institucional y sometida a un código.
*DOLQLHU>@
Coincidimos con Galinier en el reconocimiento de que el discurso chamánico
H[SUHVDGRHQHOCostumbre alterna la palabra humana y la de la divinidad, pero
QRFXDQGRVHxDODTXHHOSDVRGHXQUHJLVWURDRWURHVHTXLYDOHQWHDOSDVRGHOD
palabra hablada a la palabra cantada. Y no se trata aquí de una anomalía resultante
GHODLQQRYDFLyQGHHVWDV³SHTXHxDVLJOHVLDVpWQLFDV´HQFX\D³H[SUHVLyQDFWXDO
VHSHUFLEHFLHUWDLQÀXHQFLDGHOSHQWHFRVWDOLVPR´/D]FDUURop. cit.: 22). Aunque
la voz cantada no ha sido considerada en nuestro análisis, siendo en cambio que sí
lo ha sido en el análisis que Galinier ofrece en La mitad del mundo (cfr. Op. cit.:
ODLQIRUPDFLyQHWQRJUi¿FDTXHSURSRUFLRQDHOPLVPR*DOLQLHUGHMDYHU
79
el caso de una mujer que, sin seguir un canto ritual, presta su voz primero humana
para después impostar la voz divina:
8QDQRFKHXQDPXMHUGHHGDGPX\DYDQ]DGDVHDSUR[LPyDODOWDU\GLULJLpQGRVHDO
Sol y a la Luna, dio comienzo a un largo discurso: [...]
Quiero que se levanten todos y bailen, porque es lo que se me dice. Yo no soy ig
norante. Sólo Dios me habla y me dice que todo mundo debe saber que sólo El es
poderoso. No vayan a decir, hijos míos, que estoy [p. 299] perdida, que estoy ebria
SRUTXHKHEHELGRDJXDUGLHQWH1R\RKDEORFRPR'LRVORH[LJH\QRKDEOHQPDOGH
PtSRUTXHQROHVKHTXLWDGRQDGD6yORYHQJRDGHFLUOHVORTXHVHPHKDHQVHxDGR
Tras un silencio, la mujer se convierte en intermediaria de la palabra divina:
soy su Dios de los Cielos, estoy en todas partes, estoy en el cielo, sobre la tierra,
porque si mis hijos cometen un error, estoy allí para protegerlos. Cuando yo paso,
nadie me ve, porque yo soy como el viento que pasa por todas partes, que no se puede
ver. Es por eso que soy el Dios de las alturas, el Dios de la luz perfecta. Por eso, mis
hijos siguen viviendo todos los días, por eso les doy la fuerza de todos los días, como
cuando pasa un pájaro y ustedes escuchan un grito en sus orejas. Pero no pueden
verme y nadie podrá verme hasta el Día del juicio, cuando tendrán que venir cerca de
la luz perfecta y resplandeciente, como el Sol que nace en el oriente cuando llega el
día. Así me verán, hijos míos.
'HVSXpVGHXQDQXHYDSDXVDODR¿FLDQWHUHWRPDVXSURSLDOHWDQtD
6HPHOODPDGHWRGDVSDUWHVGH/D/DJXQDGHOD,JOHVLD9LHMD7RGRVHVWiQSUHVHQWHV
LQFOXVROD³6LUHQD´OD6HxRUD4XHPLVKLMRVQXQFDOORUHQSRUTXH'LRVOHVRIUHFH
todo lo que desean, que no olviden nada. Así habla mi padre, así habla mi madre, así
KDEODHOPDHVWURODGDPDSRUTXHPLSDGUHHV'LRVPLPDGUHOD9LUJHQ$VtPHGLFH
mi madre, que nos acordemos de Él porque es bueno con nosotros. (Galinier, 1990
>@
En las palabras rituales enunciadas en ocasión de esa petición de lluvia en
San Lorenzo Achiotepec (municipio de Huehuetla), en abril de 1971, y transcritas
por Galinier, podemos ver claramente el mecanismo que, siguiendo a Houseman
\6HYHULKHPRVFDOL¿FDGRGHFRQGHQVDFLyQULWXDO(QXQDPLVPDVHFXHQFLDUL
WXDODTXHOODDQFLDQDRWRPtDSDUHFLyFRPR³GXHxDGHVXSURSLRGLVFXUVR´HOGH
un humano rogando a los dioses; intérprete de las “órdenes terminantes que le
son dictadas por los dioses”, y; “doble de los dioses”, retomando las palabras de
*DOLQLHU< DXQTXH HO FDVR GH HVD ³SHTXHxD LJOHVLD pWQLFD´ HVSHFLDOL]DGD HQ HO
WUDWRFRQOD6LUHQDSXGLHUDOOHYDUDXQSXQWRH[WUHPRODSUHVHQFLDGHYRFHVGLVtP
bolas (recuérdese a ModestaSanta Rosa adoptando simultáneamente al menos
seis relaciones distintas), en última instancia parece no ser radicalmente distinto
80
el mecanismo ritual al que recurre: el de asumir relaciones mutuamente contra
dictorias en una misma secuencia ritual, vía las voces múltiples que adopta. Si
los chamanes otomíes orientales detentan el don de la metamorfosis, difícilmente
SRGHPRVHQWHQGHUDWHQGLHQGRDODLQIRUPDFLyQHWQRJUi¿FDSUHVHQWDGDTXHpVWD
VHYHUL¿TXHH[FOXVLYDPHQWHSRUHOGRPLQLRGHO'LDEORFRPRVXJLHUH*DOLQLHU
Sin embargo, no podemos dejar de seguir al fundador de la etnología otomis
ta cuando declara que “la incorporación de la divinidad en el cuerpo del chamán”
VHYHUL¿FDHQORVDFWRVGHKDEODHQHOGLVFXUVRULWXDOTXHSDUDGyMLFDRPHMRU
condensadamente, sigue siendo, en un mismo movimiento, la voz humana del
curandero.
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82
Chamanismo y existentes,
la relación entre humanos y no-humanos
entre los nahuas de Cuacuila, Huauchinango, Puebla1
,QFOXVRSDUDXQHWQyORJRSHUWUHFKDGRFRQWHRUtDVTXHWUDWDQGHH[SOLFDUODRWUH
GDGQRGHMDGHSDUHFHUH[WUDxRHOKHFKRGHTXHVXVLQWHUORFXWRUHVQDKXDVVHUH¿H
ran al astro lunar —metstle— como el amante de todas las mujeres. A decir de los
nahuas, la menarquia es la prueba fehaciente de los encuentros lúbricos entre la
Luna —wekapan tlakatl— y las jóvenes nahuas. Esto lo supe más bien de forma
fortuita un día en que las autoridades civiles —juez, agente subalterno, tesorero y
SROLFtDV²SODWLFDEDQFRQPLJRXQDQRFKHHQTXHHOSUHVLGHQWHDX[LOLDUVHGHPRUD
ba en llegar y, por lo tanto, no comenzaba a despachar aún el cabildo.
3ODWLFiEDPRVGHQRUHFXHUGRFRQH[DFWLWXGTXpFRVDVHOKHFKRHVTXHDOUH
ferirse a un hombre del pueblo que, por ser muy dado a la lascivia, le apodaban el
“papá del mundo”, ya que era tan mujeriego que deseaba a todas las mujeres para
Vt(Q¿QTXHGHDKtVXUJLyTXHPHGLMHUDQTXHHVRVyORHUDSRVLEOHSDUDHOweka
pan tlakatl —literalmente, el hombre de arriba— pues él era la única “persona”
que realmente podía hacer semejante cosa. Literalmente alguien dijo: “Axton pa
nowa metstle isatepa panowa telpochtli”, es decir: “Primero pasa la Luna, luego
pasa el muchacho”.
No sin algo de picardía, los hombres —adultos todos ellos— me narraron
cómo es que la Luna, a juicio de los nahuas, es un viejo lascivo que tiene el
GHUHFKRGHGHVÀRUDUDWRGDVODVMyYHQHV7UDWDQGRGHDEXQGDUXQSRFRPiVPH
narraron, incluso, un breve relato que contaba cómo un marido, joven y celoso, se
1
La junta auxiliar de Cuacuila pertenece al municipio de Huauchinango ubicado en la Sierra
Norte de Puebla, a 164 kilómetros de la ciudad de México. La población asciende a 2855 ha-
bitantes de los cuales la mayoría habla náhuatl, en su variante del Área Central (Lastra, 1986:
213). Los nahuas subsisten de la agricultura de temporal, entre los principales cultivos se en-
cuentran el maíz, básicamente de autoconsumo, además de algunos comerciales como el chile
verde y las legumbres —col, cilantro, rábanos—. Igualmente se dedican al comercio a mediana
escala y existen en la actualidad muchos profesionistas que trabajan en el magisterio. Desde
1999, un número considerable de migrantes se encuentran laborando en Estados Unidos.
83
GRUPtDFRQODVPDQRVSXHVWDVHQHOVH[RGHVXPXMHUSDUDTXHQRODSRVH\HUDOD
Luna, sin ningún resultado positivo.
Decía líneas arriba, que no dejaba de resultarme chocante este hecho, que
una potencia nohumana —la Luna— fuera considerada una “persona” y que, más
D~QSXGLHUDPDQWHQHUUHODFLRQHVVH[XDOHVFRQXQKXPDQR2 En buena medida, nos
encontramos frente a una concepción de persona que obedece a una ontología de
FDUiFWHUDQLPLVWD'HVFRODHQODFXDOORVDVWURVORVIHQyPHQRVDWPRVIpUL
cos o los cerros, son considerados como personas con las que los humanos pueden
PDQWHQHUUHODFLRQHVVRFLDOHVLQFOXVRGHFDUiFWHUVH[XDOHQXQSODQRQRVRODUQR
diurno, algunas veces en el plano onírico. Lo cierto es que del encuentro entre las
mujeres nahuas y la Luna, no deriva enfermedad o embarazo alguno, al parecer
es “normal” que suceda; de hecho, la presencia del periodo menstrual evidencia
ORVFRQWDFWRVVH[XDOHVUHJXODUHVHQWUHHODVWUR\ODVPXMHUHVQDKXDV(VH[WUDxR
en cambio, que de otros encuentros entre humanos y nohumanos, al parecer no
DELHUWDPHQWHVH[XDOHVVtVHSXHGHHQJHQGUDU(VWRFODURVLQTXHVHDXQDSHUVRQD
el ser engendrado.4
(QWHQGLGRHVWHSUHxDPLHQWRFRPRXQDHQIHUPHGDGTXHSXHGHDTXHMDUWDQWR
hombres como a mujeres (Pérez Téllez, 2002), se atribuye a ciertos seres que
habitan los manantiales —iteko atl— cuando una persona humana ha transgredi
GRVXHVSDFLRGRPpVWLFR(QHVWHVHQWLGRFDEHVHxDODUTXHORVPDQDQWLDOHVVRQ
SHQVDGRVDPDQHUDGHSHTXHxRVWHUULWRULRV²TXL]iVFRPRFDVDVRVRODUHVVHPH
MDQWHDOGHORVSURSLRVQDKXDV²HQHOFXDO³HOGXHxRGHODJXD´KDELWDHQWpUPLQRV
GH JUXSRV GRPpVWLFRV HQ ORV FXDOHV OOHYDQ QR HVWi GH PiV VHxDODUOR XQD YLGD
familiar. Incluso, a los cuerpos de agua se les suele atribuir género, así el agua
femenina es conocida como siwamelli y el agua masculina simplemente amelli, o
manantial. De hecho, es común que se les escuche a ciertas horas del día cuando
2
En realidad esto no es privativo del astro lunar, pues también el Sol es concebido como un
niño que ascendió al cielo en los tiempos míticos. De hecho, los demás astros del firmamento
—sitlalme— son pensadas como animales, y las bolas de gusanos rojos que se encuentran en
los caminos son consideradas su excremento, y son llamadas justamente así en náhuatl: ikuitla
sitlalli.
3
En el plano onírico, al igual que en los tiempos míticos, todo puede pasar. El cuerpo del astro
lunar puede ser análogo al cuerpo humano durante el sueño y, por tanto, puede tener encuen-
tros sexuales.
4
Entre los nahuas de la Sierra de Texcoco, según ha descrito David Lorente, humanos y no-
humanos pueden procrear descendencia; así, un humano al ser presa de los ahuaques puede
sostener, temporalmente, una relación de tipo matrimonial, y puede dejar hijos suyos en el
interior del manantial. (Véase Lorente Fernández, 2010)
84
están en plenas labores domésticas, por ejemplo, lavando ropa, como cuentan
efectivamente las narraciones vernáculas.5
Cuando un nahua trasgrede el dominio nohumano, casi nunca lo hace con
intención premeditada. No obstante, los moradores del manantial pueden sentirse
ofendidos tanto porque alguien arrojó basura a su “casa”, como por maldecir o
cuestionar la calidad del líquido: “estaba sucia”, “se estaba secando y tenía mucho
lodo”, etcétera. Sea como sea, los habitantes de ese manantial se sentirán agra
viados, dando en contrapartida ciertas enfermedades que van desde unos simples
granos —xixiyotl²&KDPRX[RODFDSWXUDGHODOPDGHXQLQIDQWH²ORV
VHUHV PiV YXOQHUDEOHV² KDVWD OD SRVLELOLGDG GH SUHxDU D XQ KXPDQR HV GHFLU
introducirle un “animal” —akoatl— en el vientre o el estómago. Por cierto, como
medida precautoria una persona debe acercarse silbando a los manantiales, sobre
WRGRDOPHGLRGtDFXDQGRVHPDQL¿HVWDHQVXFDUiFWHUQHIDVWRGH³DUFRLULV´SDUD
QRHQFRQWUDUGHVSUHYHQLGRVDO³GXHxRVGHODJXD´6 Se trata, en cierta forma, de un
JHVWRGHFRUWHVtDXQDVXHUWHGHVDOXGRTXHDGYLHUWHGHODSUHVHQFLDGHXQH[WUDxR7
La curación en el primer caso —el de las erupciones cutáneas— es más bien
sencilla, la persona puede acudir con un tlamatki y éste, por medio de sus artefac
tos rituales, diagnostica la enfermedad. Una vez que se sabe que el “agua” le dio
“regalo”, es decir, que le causó la enfermedad al darle su ropa —itlake atl—,8 se
le pide al paciente que haga memoria del lugar donde tomó agua sin las precau
ciones debidas. Después del diagnóstico normalmente basta con que el paciente o
el adivino entreguen una serie de ofrendas en el manantial donde fue agredido el
paciente, además, previamente, el tlamatki intercede por medio de una especie de
5
Era común que las mujeres nahuas cuando lavaban en el río azotaran la ropa contra la piedra
que les servía de lavadero, generando un sonido particular al lavar, y ese justamente es el soni-
do el que se suele escuchar en los manantiales.
6
En los sueños tanto del chamán como del paciente el arco iris se presenta como un muchacho
joven.
7
Como algunos otros existentes no-humanos, los dueños del agua son particularmente activos
los días martes y viernes pues son “sus días” —ipoalpa—, igualmente estos mismo días son
propicios para las potencias en general, de manera que es cuando trabajan los adivinos.
8
Esta es una idea interesante, pues entre los nahuas esta enfermedad es concebida como un
“regalo”, un otorgamiento de la propia ropa del dueño del agua, que no son otra cosa que los
granos o jiotes que arropan la piel del enfermo. De manera que para sanar, se le deberá decir al
dueño del agua: “No me gusta tu ropa”, al tiempo que se pide disculpas por cualquier agravio
cometido. De cualquier forma, es probable que los propios papeles que se ofrendan sean una
especie de “ropa” que es devuelta al dueño del agua. En realidad esto es perfectamente posible,
ya que en ciertas ocasiones el paciente debe entregar, incluso, fragmentos de su propia ropa
—siete hilos de una camisa roja y siete hilos de una faja— al dueño del agua. En suma, lo que
para el iteko atl es un “regalo”, para los humanos es una enfermedad, operando aquí, al parecer,
una cuestión de perspectivas (Viveiros de Castro, 2004).
85
rogaciones tratando de convencer al iteko atl de que libere a su paciente y acepte,
a cambio, una ofrenda como equivalente. A estas alturas no sé bien qué es lo que el
GXHxRGHODJXDOLEHUD\ORVQDKXDVQRVRQPX\H[SOtFLWRVDOUHVSHFWRQRREVWDQWH
es válido suponer que —como en otras tantas enfermedades nahuas— es la entidad
anímica —tonalli²ORTXHKDEtDVLGRFDSWXUDGRRDJUHGLGR&KDPRX[VI
(QHOVHJXQGRFDVR²HOGHSUHxDPLHQWR²HOSURFHGLPLHQWRHVPiVFRPSOH
jo. Pues, en primer lugar, se debe lograr que el ser concebido —la enfermedad
PDWHULDOL]DGD²VHDH[SXOVDGRGHOFXHUSRGHOSDFLHQWHSRUPHGLRGHEUHEDMHVTXH
prepara el curandero. Nuevamente se entregan ofrendas, esta vez más numerosas
y en distintas cuevas, pero siguiendo el esquema básico de ofrendas alimenticias
dirigido a convencer la potencia nohumana de no agredir más al paciente. Con
WRGRHQFDVRGH³SUHxDPLHQWR´H[LVWHXQSHOLJURODWHQWHGHPXHUWHSXHVQRVyOR
la entidad anímica es agredida, sino igualmente el cuerpo.
'HODWRWDOLGDGGHH[LVWHQWHVQRKXPDQRVWDQWRORVDLUHV²yeyekame— como
los muertos —mimihki— son los más socorridos de la etiología nahua. Descritos
DPERVFRPRXQDHVSHFLHGHHÀXYLRVQHIDVWRVTXHDWDFDQDOFXHUSR\TXHHQRFD
siones suelen introducirse en él, son, ante todo, entes patógenos que por no po
seer una envoltura corporal propia, están constantemente al acecho de los vivos,
ya sea para incorporarse en ellos como para agredir el espíritu o, en su defecto,
para recibir ofrendas alimenticias a cambio de devolver la salud. Los yeyekame9
son especialmente temidos en las festividades, tanto religiosas como familiares,
pues durante el estado de embriaguez es más factible que puedan incorporarse en
las personas, haciéndolos cometer por lo común actos violentos. De manera que,
como medida precautoria, por ejemplo durante una boda —en la que siempre hay
alcohol de por medio—, las mujeres nahuas quemarán copal con chile para ahu
yentar a los malos aires.
De cierta manera, bajo el vocablo yeyekatl se da cobijo a una multiplicidad
GHH[LVWHQWHVQRKXPDQRVSXHVGHOPLVPRPRGRVRQQRPEUDGRVORVPXHUWRVSRU
violencia,10 el demonio u otros seres como el tepopolowane —el que hace que te
pierdas, literalmente— que sanciona a los adúlteros y aparece de forma etérea,
desorientando a las personas o internándolas en un zarzal (Pérez Téllez, 2002).11
1RREVWDQWHQRVHUtDGHOWRGRH[DFWRGHFLUTXHWRGRVORVH[LVWHQWHVQHIDVWRVVRQ
9
El Diccionario de Náhuatl del norte del estado de Puebla traduce yehyecatl, en una de sus acep-
ciones, como fantasmas (Brockway et al., 2000: 257).
10
Seres especialmente rapaces y virulentos, pues al no haber amortizado su cuerpo, su voluntad
es particularmente activa, es decir, se trata casi de una agencia nefasta.
11
De entre todos los existentes no-humanos, el diablo no figura como una potencia nefasta de-
predadora en el cosmos nahua, como sucede efectivamente, entre los nahuas de Chicontepec,
Veracruz, bajo la figura de Tlacatecolotl (Báez-Jorge y Gómez Martínez, 1998)
86
yeyekame, pues a la hora del diagnóstico se revela la verdadera identidad del
agente patógeno, y con ello la multiplicidad de seres a los que recurre la nosología
nahua. Lo cierto es que, dado que los nohumanos carecen de cuerpo y, por tanto,
HQHOPXQGRKXPDQRVRQSHUFLELGRVFRPR³DLUH´VRQFODVL¿FDGRV²TXL]iVGHVGH
una perspectiva nativa— bajo la categoría genérica de yeyekame.
Por su parte, los muertos12 son, en efecto, muy socorridos por los chamanes
nahuas para que afecten a sus congéneres, por medio de la brujería —tetlachiwi
le—; pero incluso los muertos por su propia voluntad pueden hacerlo, cuando no
se cumplieron las observaciones rituales necesarias o se han dejado en el olvido,
cuando, como dicen los propios nahuas, “ya no son tomados en cuenta”. Es decir,
cuando sus familiares ya no asisten con la regularidad necesaria a los rituales
I~QHEUHVGHODFRPXQLGDG\SRUWDQWR\DQROOHYDQÀRUHVGLQHURRFHUDVDHVWDV
celebraciones, de manera que el propio difunto no puede llevar presente alguno
a los ancestros de dicha familia. Lo cual, sin duda, puede molestarlos y por lo
tanto deciden agredir incluso a sus propios parientes. En este último caso, al ser
convocado el muerto a la cabina adivinatoria del chamán (StresserPéan, 2005)
SXHGHpVWHGHFLU³\RTXLHURPLVÀRUHVTXLHURPLUHVSRQFLRTXLHURPLURVDULR<R
YR\DGHMDUDOQLxR´
Quizás justamente sea de los muertos de quienes se tiene alguna certeza
FXDQGRDWDFDQSXHVVXHOHQDSDUHFHUVHUHFXUUHQWHPHQWHHQORVVXHxRVGHOSDFLHQ
WHORV³DWDMD´GLFHQORVQDKXDV$VtGXUDQWHORVPRPHQWRVGHVXHxRODSHUVRQD
padece los asaltos del muerto —kichiwa mitspapachoa mihki—, siendo siempre
posible que sean los propios familiares difuntos —papás, tíos, etc.— los agreso
res. Con todo, es posible que los muertos se aparezcan mientras uno duerme y te
deje mudo —nechnonontili mihki—, o que durante el día una persona escuche un
12
A los difuntos se le suele llamar: yacmo cristiano, es decir “ya no son humanos” (Chamoux,
2009), en alusión clara a que un día fueron humanos, es decir, personas nahuas.
13
En realidad, el difunto sirve de una especie de Western Union al inframundo. Así que es el
encargado de llevar las ofrendas del mundo de los humanos —tlaltikpak— al mundo de los
muertos —Miktlan—. Un interlocutor nahua me narró un relato en el que se puede apreciar
el diálogo que sostiene el difunto al llegar a su nueva comunidad: “Luego ahí, si yo tengo un
familiar también ya muerto, entonces cuando él va a llegar, le van a preguntar:
—¿Bueno, qué no te mandaron algo para mí?
Pues si yo le llevo algo, bueno digamos, una cera, un poquito de flores, algo, pues va a decir:
—Sí, esto me mandó. Bueno, sí, tu pariente, tu familia es lo que mandó.
Si no acompaño a la familia del difunto, haz de cuenta que ni voy a asomarme allá. Bueno, si no
voy a acompañar. Cuando llega ahí, pues va a decir:
—No, para ti no mandaron nada.
Pero ahí el difunto, el alma que está allá en Miktlan, también se va a sentir triste. Va a decir:
—A mí ya no me toman en cuenta, ¿por qué ya no me mandan nada?” (Pérez Téllez, 2010)
87
zumbido en el oído, como si “chillara el muerto” —mitsnakas tetlatsine mihki—,
o que sienta directamente que el muerto le da un manazo en la oreja —mitsnakas
witek mihki—, todo sin consecuencias mayores, quizá sólo como una advertencia
de parte de los difuntos, por tanto bastará, en los dos últimos casos, con echarse
con la mano el propio aliento en el oído para librarse del malestar.
A nivel comunitario, los muertos jugaban un papel importante en distintos
eventos; se relacionaban, por ejemplo, con diferentes actos de toma de autoridad
3pUH]7pOOH]GHPDQHUDTXHODVDXWRULGDGHVFLYLOHV²HOSUHVLGHQWH
\VXFDELOGR²GHEtDQDFXGLUDXQDSHTXHxDRTXHGDGPX\FHUFDQDDOSREODGR
conocida como Miktlantsinko²SHTXHxRMiktlan—, a ofrendar a los difuntos an
FHVWUDOL]DGRVSDUDTXHQRFDXVDUDQFRQÀLFWRDOJXQRGXUDQWHODFHOHEUDFLyQGHODV
¿HVWDVUHOLJLRVDVSDUWLFXODUPHQWHHQODIHVWLYLGDGGHODYLUJHQSDWURQDGHOSXHEOR
—La Candelaria—, el día dos de febrero.14
$SURSyVLWRGHORVGLIXQWRVKDEUtDTXHGHFLUTXHpVWRVFRQWLQ~DQH[LVWLHQGR
en un espacio especular que no es otra cosa que una réplica del propio Cuacuila .
0HH[SOLFRFXDQGRXQQDKXDPXHUHVXHQWLGDGDQtPLFD²TXHORGRWDEDGHYLWDOL
GDGHLQWHOLJHQFLD²VHJXLUiH[LVWLHQGRHQWpUPLQRVGHVXEMHWLYLGDGHLQWHQFLRQDOL
GDGVyORTXHHQXQHVSDFLRRQWROyJLFDPHQWHGLVWLQWR3LWDUFK$VtDOPRULU
una persona, el tonalli, que es como se conoce localmente a este principio vital,
iniciará un viaje hacia ese destino. Durante el trayecto tendrá que sortear algunos
escollos, para lo que, al momento de su sepultura, sus familiares colocan distintas
cosas que le servirán para solventarlos, desde zacate —izakamihki— que arrojará
a unos borregos —miktlan chane—, los cuales obstaculizarán el paso, hasta co
mida a manera de provisiones para el viaje.15 Además de lo que se realiza a la hora
14
Marie-Noëlle Chamoux lo describió así: “Antaño en Cuacuila el presidente auxiliar, autoridad
suprema, contrataba a un adivino (tlamatqui) para que le hiciera una limpia ritual, así como
ofrendas de papel, flores, ceras, comida y pollitos sacrificados que se depositaban a media-
noche del año nuevo en la cuevita nombrada Youayan “lugar de la oscuridad, que se supone
que era una salida del lugar de los muertos, Mictlan. También en la misma noche se hacía una
ceremonia en la iglesia del pueblo.” (Chamoux, 2006: 44)
15
El difunto lleva consigo, en el interior de un morral, siete tortillas pequeñas hechas a base
de ceniza —itlaxkal mihki, su tortilla del muerto—, y otro tanto de masa de maíz, envueltas
en un pequeño trozo de tela, a manera de servilleta, además de un guajecito con agua, de la
misma forma en que los campesinos llevan su itakate cuando van a trabajar a su terreno de
cultivo. Los nahuas son muy explícitos en que estas provisiones sirven para que al difunto no
le falte de comer en su recorrido hacia el mundo de los muertos. De hecho, no sólo se trata de
aprovisionarlo para el viaje, quizás de trata de una verdadera mudanza al mundo de los muer-
tos, pues se le coloca la mayor parte de su ropa, además de sus instrumentos de trabajo, pero
elaborados en miniatura. En caso de ser varón lleva un arado, y de ser mujer, un telar de cintura
y utensilios domésticos. Incluso el difunto debe llevar ceniza tanto del fogón doméstico como
del temazcal, al primero le llaman en náhuatl iyolotlekuile o “su corazón del fogón” y al segundo
88
del enterramiento, los nahuas deberán efectuar varios otros rituales vernáculos y
católicos,16FRQPLUDVDTXHHODOPDGHOGLIXQWROOHJXHDVXGHVWLQR¿QDO\SRUOR
tanto se convierta en ancestro y retorne sólo en la festividad de Todos Santos. En
¿QTXHGHORVH[LVWHQWHVQRKXPDQRVORVPXHUWRVVRQVREUHORVFXDOHVVHUHFUHDQ
ODVPiVVR¿VWLFDGDV³UHSUHVHQWDFLRQHV´DOJUDGRGHFUHDUXQFDPSRLQWHOHFWXDOGH
preocupaciones, una verdadera escatología nahua.
(QUHVXPHQHQWUHORVQDKXDVGH&XDFXLODODVQRFLRQHVVREUHODH[LVWHQFLD
después de la muerte son, por decirlo así, una realidad. Básicamente se trata de
representaciones asociadas a la vida de las almas que, en forma especular, habitan
un poblado similar a Cuacuila. De tal manera que, mientras en el mundo de los
PXHUWRVDPDQHFHHQHOPXQGRKXPDQRVDQRFKHFH\YLFHYHUVD&KDPRX[
así que los difuntos despiertan cuando los humanos duermen, y al revés.17 Acaso
SRUHOORGXUDQWHHOVXHxRHVSRVLEOHHQFRQWUDUVHFRQORVGLIXQWRV\DTXHGHELGR
a la capacidad de desprendimiento que posee el tonalli —mientras la persona
duerme—, puede acceder al mundo de los muertos mientras ellos están en plena
actividad diurna. Con todo, en esta comunidad de almas, los difuntos “viven” y
reproducen una vida análoga a la humana, y en ocasiones inciden directamente
sobre la vida de los vivos. Es así que, a los difuntos se les atribuye un número
enorme de calamidades y se considera que son, en efecto, causantes de enferme
dad. De manera que son los difuntos —ancestros o malos aires— con quienes se
tiene un mayor contacto.
Como ya había adelantado, la identidad de los nohumanos es, normalmen
te, conocida a través del tlamatki —con la salvedad de los difuntos—, pero es
siempre a posterioriTXHVHVDEHFRQFLHUWDFHUWH]DVXYROXQWDG\VHSHUVRQL¿FDQ
<D TXH HO FKDPiQ FRPR DGYLHUWH9LYHLURV GH &DVWUR ³FRQVLJXH YHU TXH FDGD
iyolotemaskale o “su corazón del temazcal”, que será colocado en el interior de dos tlekomitl, olla
de barro, mismos que servirán al difunto para establecer su nuevo hogar en el Miktlan.
16
Uno de los más importantes es el de nawi tonalli, destinado a desimpregnar de mihkayotl, es de-
cir de mortandad, a todas las personas que estuvieron en contacto directo con el cadáver. Para
ellos se contrata los servicios de un especialista ritual, conocido localmente como tlachpanke
—barredor—, para que junte la basura que se generó en esos cuatro días y para que otorgue
agua —aselistli— a los deudos y acompañantes. En realidad, en total se llevan a cabo cinco
rituales fúnebres: la velación y enterramiento, el nawi tonalli, el novenario y levantada de cruz,
el sempoal tlaxkale —poner comida para el difunto cada veinte días por siete ocasiones— y el
cabo de año.
17
El relato de un hombre que viaja al inframundo, recopilado y publicado por Marie-Noëlle
Chamoux (1980), titulado el Orfeo Nahua señala claramente esta inversión horaria: “—Vi
a mi mujer; los muertos así son, —dijo—. Entonces cuando se oscureció aquí con noso-
tros, allá amaneció. En la noche, cuando oscureció así, entonces que se acuestan a dormir;
y entonces hacen espuma durmiendo. (Véase: Pérez Téllez, 2010).
89
acontecimiento es, en realidad, una acciónXQDH[SUHVLyQGHHVWDGRVRDWULEXWRV
LQWHQFLRQDOHVGHDOJ~QDJHQWH´9LYHLURVGH&DVWUR3RUWDQWRDXQTXH
ciertas enfermedades relacionadas, por ejemplo con la sangre, serán atribuidas
a la luna o al arco iris, u otras, como las erupciones cutáneas o la pérdida del
³DOPD´DOGXHxRGHODJXDHWFpWHUDQRVHWLHQHFHUWH]DDOJXQDKDVWDGHVSXpVGH
XQGLDJQyVWLFRSUHFLVRSXHVOD~OWLPDSDODEUDVREUHODLGHQWLGDGGHOH[LVWHQWHQR
humano será siempre la del tlamatki.18
/R FLHUWR HV TXH GH OD WRWDOLGDG GH H[LVWHQWHV QRKXPDQRV TXH SXHEODQ HO
cosmos nahua19 sólo algunos parecen tener un papel activo en este juego de rela
ciones entre colectivos humanos y nohumanos. En suma, los muertos, los aires
\ORVGXHxRVGHODJXD¿JXUDQDTXtFRPRORVDJHQWHVSULYLOHJLDGRVGHOLQIRUWXQLR
nahua, de modo que son estas potencias las que intervienen tanto en la generación
de la enfermedad como en el desorden cósmico. Por lo tanto, el chamán nahua
GHEHUiDFWXDOL]DUHOSURWRFRORULWXDOTXHSHUPLWDVROYHQWDUHOFRQÀLFWRGHLQWHUHVHV
de ambos colectivos.
6LHOFKDPiQQDKXDHVHOLQWHUPHGLDULRHQWUHDPERVFROHFWLYRVGHH[LVWHQWHV²KX
manos y nohumanos— lo es sólo a condición de que haya sido elegido por estos
últimos (Millán et al., 2009). Es decir, el “don” es otorgado directamente por los
nenenkame —los que andan—, los cuales obligan casi coercitivamente al elegido
DGHVHPSHxDUHVWDODERUGHLQWHUPHGLDFLyQ20 Las narraciones sobre la iniciación
18
Los nahuas serranos se comunican con los no-humanos católicos, es decir, tanto con santos
como con vírgenes, y con dios mismo, pero para ellos no necesitan la mediación de un chamán.
Parece ser que las divinidades vernáculas son con las que realmente se necesita intermediación,
no así con las externas, las católicas. Incluso no es necesaria la figura del sacerdote, en su cali-
dad de especialista ritual de la iglesia católica, para dialogar con ellos.
19
La narrativa local da cuenta de una pluralidad de potencias: el asepakitli es descrito como un
monstruo marino al cual se le escucha “gritar” al inicio de la temporada de lluvias; los kouht-
lakame, por su parte, son descritos como pequeños duendes que se visten de musgo —kouhpa-
chtle— y usan sombreros de hongos silvestres, a los cuales se les escucha talar árboles por las
noches en la espesura del monte; la tepopolowane, es descrita como especie de llorona local
que, a manera trikster, desorienta y pierde a los adúlteros; los akpaktekos, que poseedores de
cantidades cuantiosas de dinero, dan riqueza ilimitada a los humanos que concedan dar a cam-
bio su cuerpo, al momento de su muerte; así como los ya descritos yeyekame y mimihki. En su
aspecto de no-humanos, la tlawelpuchi y el xiuhnawalli son ciertamente personas nahuas que,
en su carácter de tonalchikawak —espíritu fuerte— y debido acaso a ello, poseen cualidades
nagualescas y son, por lo tanto, particularmente temidos. (Véase: Pérez Téllez, 2002).
20
Al parecer, los nenenkame no son otra cosa que chamanes muertos deificados, esto lo sugiere el
particular destino post mortem que le espera al espíritu del tlamatki. A decir de don José Mata:
90
GHYDULRVFKDPDQHVTXHKHHQWUHYLVWDGRDVtORFRQ¿UPDQ\DTXHGHVHPSHxDUHVWH
trabajo es, a decir de los ritualistas nahuas, algo “delicado” que demanda muchos
VDFUL¿FLRV21 Pero incluso sus propios congéneres obligan a que un futuro chamán
GHVHPSHxHHVDODERUGHLQWHUPHGLDFLyQ\DTXHXQDYH]TXHH[LVWHQLQGLFLRVGH
TXHDOJ~QQLxRQDKXDSRVHHHO³GRQ´²WUDVWRUQRVFRQYXOVLRQHVHWF²ODFRPX
nidad demandará preste este servicio. Ahora bien, si un humano es elegido por las
SRWHQFLDVQRKXPDQDVSDUDGHVHPSHxDUHVWHSDSHOHVGHELGRDTXHODVSRWHQFLDV
mismas poseen capacidad de intencionalidad consciente, de acción subjetiva, e in
FOXVRXQOHQJXDMH3LWDUFKQRREVWDQWHHOFRP~QGHODJHQWHQR³FRPSUHQ
de” a cabalidad ni su subjetividad, ni mucho menos sus acciones, es necesario,
HQWRQFHVXQDSHUVRQDTXHIXQMDFRPRPHGLDGRUFRPRXQGLSORPiWLFR9LYHLURV
de Castro, 2005).
En este sentido, cada vez es más frecuente que la etnografía mesoamericana
UHSDUHHQTXHODVUHODFLRQHVVRFLDOHVHQFRPXQLGDGHVLQGtJHQDVH[FHGHQHOiP
ELWRKXPDQR$VtHQHIHFWRH[LVWHQLQGLFLRVTXHQRVDXWRUL]DQDSHQVDUTXHORV
nahuas no sólo se relacionan socialmente entre congéneres, sino que igualmente
ORKDFHQFRQHQWLGDGHVQRKXPDQDV/RUHQWH1HXUDWK3LWDUFK
Millán 2009); esto presupone que no sólo los humanos gozan de la capacidad
GH SHQVDPLHQWR \ DFFLyQ VXEMHWLYD VLQR TXH RWURV H[LVWHQWHV ²GXHxRV PXHU
tos, divinidades— poseen igualmente estas cualidades y, por lo tanto, es posible
HQWDEODUXQDUHODFLyQGHFDUiFWHUVRFLDO'HPDQHUDTXHQRHVH[WUDxRHQFRQWUDU
ejemplos, en la etnografía reciente, en los que un hombre establece una alianza
matrimonial con el maíz (Neurath 2006), o en las que un agricultor nahua crea
“Lo llevan directamente los que truenan, los que relampaguean, los que juegan, los que como
ahora viene con la neblina y tú los andas acompañando. Haga de cuenta como si todavía sigues
trabajando con ellos. Te van llevar allá al cielo, a los cerros. Esos son los poderes también, esos
también te ayudan. Y eso, debes andar con ellos tan siquiera un tiempecito, hasta que ya te re-
cibe Dios”. En fin que, los nenenkame habitan en ciertas cuevas —Xochitepek o Kusasantla— y
acuden al altar del tlamatki para ser consultados, siendo su principal labor la de recorrer las dis-
tintas oquedades —en las que viven muchas otras potencias, la Luna, el Arcoiris, etc.— para
verificar que no se les haya entregado una solicitud de “daño”, o sea una petición de brujería, y
de ser así comunicarle al paciente, vía el chamán, las demandas de la potencia. Los nenenkame
son igualmente identificados directamente con los fenómenos atmosféricos —rayos, neblina,
relámpagos, etcétera.
21
Dentro de las privaciones se encuentran la abstinencia sexual que los chamanes deben guardar
antes de acudir a una cueva —lo que es muy frecuente—, así como la obligación —emanada
igualmente de la exigencia de los nenenkame— de no procrear más de un hijo. Además de sol-
ventar todos los gastos que conlleva la iniciación y las subsecuentes ofrendas que entregará a
título personal durante el resto de sus días; así como procurar y atender a sus nenenkame susti-
tuyendo sus cuerpos de copal una vez al año y proporcionándoles tanto atavíos como comida,
incienso o velas.
91
lazos de compadrazgo con seres infraterrenales con miras a obtener una buena co
secha (Questa 2008), ejemplos todos ellos que revelan aspectos que la etnografía
había descuidado, y que parecen operar bajo una lógica que algunos autores no
GXGDQHQFDOL¿FDUGHDQLPLVWD9LYHLURVGH&DVWUR'HVFROD
(Q ¿Q TXH HVWDV UHODFLRQHV HQWUH FROHFWLYRV VH GD VREUH WRGR D WUDYpV GH
la acción ritual, la cual termina por funcionar como un dispositivo que regula
los “intereses” de cada colectivo. Es decir, cada colectivo necesita del otro para
DVHJXUDU GH DOJXQD PDQHUD VX ³VXEVLVWHQFLD´ 9pDVH /RUHQWH DVt SRU
ejemplo, los humanos necesitan de un régimen pluvial que asegure las cosechas,
de la misma manera que las potencias necesitan ser nutridas por medio de las
ofrendas humanas, cuando media una relación de carácter recíproco o, en caso
contrario, por medio de una actitud rapaz, hurtando o agrediendo directamente a
los humanos en busca de su “sustento”. En otros términos, se necesita que cada
quien haga su trabajo —tekitl²SDUDTXHHOFRVPRVIXQFLRQH&KDPRX[
SHURJHQHUDQGRXQFRQÀLFWRGHLQWHUHVHVHQWUHFROHFWLYRV
(OFKDPiQHQHVWHPRPHQWRVHLQVWLWX\HFRPRHOLQWHUORFXWRUSRUH[FHOHQFLD
pues, ciertamente, fue elegido, además de que conoce tanto el discurso para diri
girse a las potencias, como el protocolo ritual y, ante todo la voluntad y las deman
das de los nohumanos que le son reveladas directamente a través de las distintas
IRUPDVGLDJQyVWLFRHVGHFLUDWUDYpVGHOVXHxRRGHODXWLOL]DFLyQGHDUWHIDFWRV
rituales. Lo cierto es que, muchas veces, entregando varios tipos de ofrendas es
SRVLEOHWUDWDU\QHJRFLDUFRQORVH[LVWHQWHVQRKXPDQRV\GHSHQGLHQGRODPRWL
vación, pedir tanto por la restitución de la salud de una persona o su muerte —en
caso de brujería—, como por el otorgamiento del régimen pluvial, como sucedía
DQWDxRHQ&XDFXLOD
A este nivel, no deja de resultar interesante el hecho de que la relación entre
ambos colectivos —humanos y nohumanos— gravite alrededor del otorgamien
to de comida, moneda corriente en este tipo de transacciones. Así, no está de más
detallar que la ofrenda consistirá, las más de las veces, en ingredientes que sirven
SDUDSUHSDUDUODFRPLGDULWXDOSRUH[FHOHQFLDHOPROH$VtJDOOHWDVFKRFRODWH
huevos de guajolota —aves en potencia—22 y harina serán envueltos junto con
cigarros y atados de papel —xochiamatl— para ser entregados a las potencias.
Además de comida y tortillas propiamente preparada para brindarse a la potencia
y que es igualmente consumida, en caso por ejemplo de enfermedad, por el pa
ciente, en un signo inequívoco de “haber cerrado un trato” (Galinier, 2008).
22
En otras ocasiones el paciente debe entregar aves —guajolotes o gallinas— en vez de sólo
huevos, incluso puede ser carne de puerco, de res o de borrego. Esto depende, ciertamente, de
la gravedad de la enfermedad y de la demanda del no-humano.
92
Si bien es cierto que las demandas de los nohumanos se concretan sobre
todo en ofrendas alimenticias, los nahuas incluso les proveen, con motivo de un
encuentro, todo tipo de parafernalia ritual —xochicoskatl y xochimakpale—, aca
so también vestimenta para las potencias en forma de atados papel —elaborados
de papel china y oropel y conocido localmente como xochiamatl— y, en raras
ocasiones, también cuerpos.24 Sin duda, la forma en que los nahuas tratan a las
potencias tiene un aire de acto político (Dehouve, 2007), de tratamiento con ins
tancias de poder, etcétera. De manera que la actividad ritual, está orientada más
en términos pragmáticos que simbólicos. Pues, efectivamente, la comida que se
ofrenda es dispuesta para ser consumida por ambas colectividades —una suerte
GHEDQTXHWHLQWHUHVSHFt¿FR²DOWLHPSRTXHODSDUDIHUQDOLDULWXDOVLUYHSDUDGH
QRWDUHOFDUiFWHUSRGHURVRGHOH[LVWHQWHHQXQFODURUHFRQRFLPLHQWRGHODUHODFLyQ
DVLPpWULFDTXHSULYDHQWUHKXPDQRV\QRKXPDQRV$VtQRHVH[WUDxRTXHVHWUDWH
de la misma manera a los políticos y se les reciba y se les atavíe con la misma
parafernalia ritual —xochikoskatl, xochimaitl y xochikechkowitl—25 y en medio
de humo de copal, de manera análoga a las potencias nohumanas, de las cuales
se esperan tanto dones como favores diversos.
En este mismo sentido, y siguiendo la analogía, entre los nahuas serranos la
negociación y el pago se parecen más a una suerte de soborno que el tlamatki, en
VXFDOLGDGGH³DERJDGR´RIUHFHDODVSRWHQFLDV1RHVH[WUDxRGHKHFKRTXHORV
adivinos sean nombrados por los propios nahuas como “buenos abogados”. So
bre todo, por su capacidad para convencer y negociar con las distintas instancias
convocadas (Galinier, 2008: 101), incluso por su habilidad para sobornar tanto a
sus congéneres humanos como a las potencias nohumanas. No obstante, si los
23
Que los papeles atados que elabora el tlamatki son una especie de ropa de los no-humanos
parece confirmarlo un frase que se utiliza en Cuacuila cuando una persona es muy “presumida”.
Se dice que: “ya mero se quiere vestir de oropel”, justo como lo hacen las potencias.
24
Dado que el chamán —o sus fetiches— puede albergar temporalmente a los existentes no-hu-
manos, no existe un sistema ritual orientado a la fabricación de cuerpos, como efectivamente
sucede entre otomíes, nahuas, totonacos y tepehuas de la huasteca veracruzana (Véase: Trejo,
2008; Trejo et al., en dictamen; Heiras Rodríguez, 2010). No obstante, a algunas potencias
se les fabrica no precisamente un cuerpo, pero sí su ropa —itlake—. Es decir, en el caso de la
“divinidad” del maíz, los nahuas de Cuacuila la dotan de cuerpo utilizando, simplemente, las
propias mazorcas pero ataviadas según el género; así, a la mazorca mujer se le trenza el cabello
—xilotsonkalli— y se le confecciona un vestido de papel, mientras que a la mazorca hombre
se le coloca un sombrero y se le confecciona una especie de pantalón. Todo ello con motivo
del día de san Andrés Apóstol —30 de noviembre— a quien se identifica como campesino, y
por tanto se considera como una celebración para la “semilla” de maíz, en la cual se ofrece una
ofrenda alimenticia a las mazorcas ataviadas.
25
La traducción es: Collar de flor, adorno de flor para mano y rama enflorada para el cuello, res-
pectivamente.
93
nahuas acuden a él sabiendo todo esto, es porque algún tipo de lealtad opera entre
congéneres.
Es más, al describir el procedimiento más usual en el que se dirige el chamán
a las potencias nefastas, es posible darse cuenta de una especie de lógica burocrá
tica, en la cual el soborno es moneda corriente. Es decir, en el caso de la brujería,
el chamán entregará una ofrenda alimenticia solicitando a una potencia su “in
tervención” en un “asunto”, casi a la manera de un trámite burocrático, o justa
mente como eso. Lo cierto es que, una vez hecha la “solicitud”, los nohumanos
de ningún modo podrán negarse a actuar. En contrapartida, la labor del tlamatki
defensor será convencer, a través de otra ofrenda, de que deje de perjudicar a su
paciente. De cualquier forma, ante la donación de comida —que en algunas oca
siones funciona claramente como una especie de soborno—, las potencias deben
DFWXDU GH XQ PRGR X RWUR (Q FRQVHFXHQFLD HO FKDPiQ WHUPLQD DO ¿QDO \ XQD
vez que se pasó por un diagnóstico acertado, “negociando un tipo de gentlemen’s
agreement —pacto entre caballeros— que se fundamenta en el intercambio de
ofrendas con las distintas fuerzas” (Galinier 2008:101).
Conclusiones
Los nahuas serranos establecen relaciones sociales no sólo con sus congéneres
humanos, lo hacen también con potencias nohumanas. En un mundo en el cual
ODV YROXQWDGHV QRKXPDQDV H[FHGHQ XQD pWLFD FRQYHQFLRQDO \ HQ FDPELR REH
GHFHQWDQWRDOFDSULFKRGHODVSRWHQFLDVFRPRDODVH[LJHQFLDVGHORVEUXMRVOD
LQWHUPHGLDFLyQ HQWUH DPEDV FRPXQLGDGHV GH H[LVWHQWHV VH UHYHOD QHFHVDULD (Q
HVWH VHQWLGR HO FKDPiQ ¿JXUD FRPR HO HQFDUJDGR GH UHJXODU HVWDV UHODFLRQHV \
HO FRQÀLFWR GH LQWHUHVHV UHVXOWDQWH XWLOL]DQGR SDUD HOOR SURFHGLPLHQWRV ULWXDOHV
que fungen como dispositivos que permiten conocer tanto la voluntad como las
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el conflicto como elemento constitutivo de la sociabilidad
rarámuri1
Isabel Martínez
(QHVWHDUWtFXORDERUGDUpODWHRUtD\ODVRFLRORJtDGHOVXHxRGHDOJXQRVUDUiPXUL
GHOQRUWHGH0p[LFR/RVUDUiPXULFRQRFLGRVHQ0p[LFRFRPRWDUDKXPDUDVKD
bitan la Sierra Tarahumara y algunas ciudades del estado de Chihuahua. Para el
DxRHOINEGIUHSRUWyTXHPLOSHUVRQDVGHDxRV\PiVHUDQKDEODQWHV
de la lengua rarámuri (INEGI/DVLJXLHQWHUHÀH[LyQHVXQDFRQWLQXDFLyQ\
hasta cierto punto una corrección de algunas ideas contenidas en un trabajo ante
ULRUVREUHHOSDSHOGHOVXHxRGHQWURGHOVLVWHPDFKDPiQLFRUDUiPXUL\VXYLGDVR
cial (Martínez, 2010). En este caso, me interesa concentrarme en ciertas nociones
VREUHODGH¿QLFLyQGHODGLPHQVLyQRQtULFD\HQVXYLQFXODFLyQFRQODH[LVWHQFLD
social de las personas.
Dado que retomaré cierta discusión sobre el estatuto de “realidad” que po
VHHQORVVXHxRVUDUiPXULHQHOPDWHULDODQWHVVHxDODGR0DUWtQH]WRPDUp
como guía conceptual algunas propuestas de Martin Holbraad (2008); particular
PHQWHDTXHOODVTXHUH¿HUHQDODDOWHULGDG$VtSDUWRGHODSUHPLVDPHWRGROyJLFD
EDMRODFXDOHVSRVLEOHODH[LVWHQFLDGHGLYHUVDVUHDOLGDGHV²FRPRH[SHULHQFLDV\
H[LVWHQFLDVHVGHFLUFRPRPXQGRVSRVLEOHVGRQGHQXHVWUDRQWRORJtDORH[LVWHQ
WH\HSLVWHPRORJtDFyPRVHFRQRFHORH[LVWHQWHHVVyORXQDGHGLFKDVSRVLELOLGD
GHV²\QRGRQGHHVWDVUHDOLGDGHVVHUtDQGH¿QLGDVFRPRUHSUHVHQWDFLRQHVGHXQD
misma realidad. Parafraseando a este autor, quisiera referirme al conocimiento
UDUiPXULVREUHORVVXHxRVGHXQDPDQHUDWDOTXHpVWHQRDSDUH]FDFRPRDEVXU
GRDQWHORVRMRVGHTXLHQPHOHH<¿QDOPHQWHWUD\HQGRDFRODFLyQD(GXDUGR
9LYHLURV GH &DVWUR HQ SUHQVD DxDGLUtD TXH HQ HVWH FDVR DGHPiV GH GHVFULELU
DQWURSROyJLFDPHQWH ORV VXHxRV UDUiPXUL EXVFDUp KDEODU GH FLHUWD DQWURSRORJtD
contenida en ellos.
1
Esta ponencia ha sido elaborada con el apoyo del Programa de Apoyo a Proyectos de Investi-
gación e Innovación Tecnológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (papiit,
proyecto IN402310).
97
También quiero evidenciar que a pesar de referirme a la teoría y a la socio
ORJtDGHOVXHxRFRQVLGHURTXHGHVGHODHWQRJUDItDUDUiPXULWDOGXDOLGDGSDUHFH
GLOXLUVH KHFKR TXH QR LPSOLFD TXH QR H[LVWDQ GLVWLQFLRQHV FDWHJyULFDV GH RWUD
naturaleza. Como ha indicado Pierre Bourdieu (2007 [1980]), el universo objetivo
—como el de nuestro discurso— y el subjetivo —también tan discurso nuestro—
en otras voces y en otras lenguas pueden ser categorizados de manera diferente.
Con lo cual sería posible enriquecer nuestro propio corpus conceptual, tal y como
ORKDGHPRVWUDGR9LYHLURVGH&DVWUR4XLVLHUDSRQHUDSUXHEDHVWDLGHDD
ORODUJRGHODSUHVHQWDFLyQGHODHWQRJUDItDUDUiPXULVREUHORVVXHxRV)LQDOPHQWH
GHVHRUHVDOWDUHQHVWDSUHVHQWDFLyQHOSDSHOGHOFRQÀLFWRPiVTXHHOGHODUHFL
procidad, como un vínculo social fundamental y como un motor de la vida social
UDUiPXULDVtFRPRHOSDSHOGHOHVSHFLDOLVWDHQFXUDFLRQHVDWUDYpVGHORVVXHxRV
el owirúame.
“Nejé rapáko rimukí”. En esta oración que podría traducirse como “Yo ayer
VRxp´YHPRVTXHHOWpUPLQRSDUDUHIHULUVHDORVVXHxRVHVrimukí. Por las tardes,
cuando el sol comienza a caer, una forma de cortesía para despedirse es semáti
rimúma³6XHxDERQLWR´6LKLFLpUDPRVXQDWUDGXFFLyQRQWROyJLFDGHORVWpUPLQRV
rimukí y rimúmaSRGUtDPRVD¿UPDUTXHHQDPERVFDVRVQRVHKDFHUHIHUHQFLDD
“un estado de la persona”, sino a “las acciones que realiza cierta parte de la perso
na (el alma)” mientras ésta duerme.
Haré algunas precisiones sobre las nociones corporales y anímicas de algu
nos rarámuri antes de continuar. Las almas rarámuri (alewá) son las responsables
del pensamiento, las acciones y las palabras de cada persona; éstas deben de cui
dar el cuerpo, crecer y madurar con él. Las almas dotan de fuerza vital y el aliento
HVXQDGHVXVSULQFLSDOHVH[SUHVLRQHV'HKHFKRODVFXDOLGDGHVFRQODVTXHVHOHV
caracteriza son similares a este último: el aire, ligeras y veloces. Hablo de almas,
en plural, porque desde el punto de vista rarámuri, una de las cualidades de estas
HQWLGDGHV HV SUHFLVDPHQWH VX SOXUDOLGDG ([LVWHQ YDULDQWHV UHJLRQDOHV VREUH HO
número de almas que posee cada persona; en algunos lugares se dice que los
hombres tienen tres y las mujeres cuatro, en otros sitios que el alma es una pero
no es homogénea dado que puede fragmentarse en segmentos diferenciales. En
cualquiera de dichas versiones, las almas son múltiples, pues ésta es una condi
ción para su actividad más importante: salir y entrar del cuerpo. Actos que reali
zan ocasionalmente durante la vigilia, en condiciones como la embriaguez o en
encuentros con otros seres nohumanos, y, principalmente, mientras las personas
98
GXHUPHQ'HWDOPDQHUDTXHORVVXHxRVUHVXOWDQVHUODVDFWLYLGDGHVGHODVDOPDV
fuera del cuerpo mientras las personas duermen.
(QODWHRUtDUDUiPXULVREUHHOVXHxRFRPRHQFXDOTXLHURWUDH[LVWHQSUHPLVDV
básicas. A continuación presentaré una de ellas:
Los rarámuri marcan una distinción sobre cómo se conoce y se vive en
el mundo mientras la persona está despierta y mientras duerme.
El demarcador de tal distinción no es, como en nuestro caso, la vera
cidad o la verdad de tal o cual realidad a partir de su objetividad. Por
HOORORVVXHxRVQRVRQIDQWDVtDVGHVHRVUHSULPLGRVPLHGRVLQIDQWLOHV
u otros fantasmas. El demarcador rarámuri de esta distinción radica en
dos proposiciones que podríamos plantear como cuestionamientos: por
una parte, ¿quién, o más precisamente, qué parte de la persona actúa en
HOVXHxR"\SRURWUD¢GyQGHHVWiDFWXDQGRGLFKDSDUWHGHODSHUVRQD"
Demos respuesta a cada una de ellas.
El mundo para los rarámuri es un solo espacio: en él viven las personas durante la
YLJLOLD\ODVDOPDVHQHOVXHxR
Éste es el motivo por el que parte de la terapéutica rarámuri incluye des
cribirle al especialista ritual, owirúame, el lugar donde se ha perdido el alma y
GRQGHQRFKHDQRFKHHOHQIHUPRVXHxD3XHVHOowirúameGHEHUiHQVXHxRVLU
en búsqueda del alma perdida. Una mujer solicitó a Lupe que curara a su hija en
IHUPD(OODGHVFULELyGHWDOODGDPHQWHHOOXJDUGRQGHHOODVXSRQtDTXHODSHTXHxD
KDEtDHQIHUPDGRXQOXJDUGRQGHQDFHHODJXD/XSHVRxyGXUDQWHDOJXQDVQRFKHV
KDVWDTXHLGHQWL¿FyHQORVFDPLQRVGHOOXJDUODVKXHOODVGHODQLxDODVVLJXLy\
ODHQFRQWUyÀRWDQGRHQHODJXDMHTXHKDEtDGHVFULWRODPXMHU7RPyGHODPDQRD
ODSHTXHxD\UHJUHVyVREUHVXVSDVRVKDVWDODFDVDGHODHQIHUPD'tDVGHVSXpVOD
mujer volvió con Lupe para agradecerle, pues su hija se había curado.
Lupe utilizó una práctica terapéutica llamada “huelleo” para buscar el alma
H[WUDYLDGD'XUDQWHODYLJLOLD\HOVXHxRHO³KXHOOHDU´HVXQDKDELOLGDGUHFXUUHQWH
TXHSHUPLWHEXVFDURLGHQWL¿FDUDODVSHUVRQDV³+XHOOHDU´HVOHHUODVKXHOODVLP
SUHVDVHQHOVXHORFRPRXQWH[WR8QEXHQ³KXHOOHDGRU´HVFDSD]GHUHFRQRFHUHO
género del caminante, la edad, el peso y la velocidad de su andar. También puede
saber hacia dónde se dirigía y de dónde partió. Los owirúame buscan las huellas
de los enfermos. Por tal motivo, cuando una persona está enferma debe acudir
rápidamente con el especialista. Si pasa demasiado tiempo desde el momento de
99
la pérdida del alma, el especialista no será capaz de leer las huellas del enfermo y
en consecuencia no podrá negociar su devolución. Esta también es la razón por la
cual sólo los owirúame locales pueden curar a la gente vecina, ya que para poder
hacerlo deben conocer el territorio que habitan, de lo contrario resulta imposible.
Así, cuando alguien pierde sus almas en las ciudades de Chihuahua y enferman,
es preciso que el owirúame conozca la ciudad en cuestión para proceder a la cu
ración.
(VWDFRQWLQXLGDGRXQLGDGHVSDFLDOGHOPXQGRGXUDQWHODYLJLOLD\HOVXHxRQR
H[FOX\HODSOXUDOLGDGGHSHUVSHFWLYDVVREUHHOPLVPR<WDOSOXUDOLGDGGHYLHQHGH
TXLpQRTXpSDUWHGHODSHUVRQDYLYH\H[SHULPHQWDHOPXQGR
+HPRVGLFKR\DTXHORVVXHxRVVRQODVDFWLYLGDGHVGHODVDOPDVIXHUDGHOFXHUSR
También hemos indicado que una de las cualidades ontológicas del alma es su
SOXUDOLGDG\DTXHSDUDVRxDUHVSUHFLVRTXHDOJXQDGHODVDOPDVTXHGHGHQWURGHO
FXHUSRSXHVODVDOLGDWRWDOGHODVDOPDVHTXLYDOHDODPXHUWH(OVXHxRHQWRQFHV
son las actividades de sólo una parte de la persona. Esto tiene varias consecuen
FLDV8QDGHHOODVHVTXHHODOPDVRxDGRUDSHUFLEH\H[SHULPHQWDXQPXQGRGLIH
UHQWHDOTXHSHUFLEH\H[SHULPHQWDODSHUVRQDWRWDOGXUDQWHODYLJLOLD
&RPR \D KHPRV VHxDODGR OD GLVWLQFLyQ HQWUH OD YLJLOLD \ HO VXHxR HVWi GH
marcada por el sujeto que actúa en el mundo. Mientras que en la vigilia actúa la
SHUVRQDGXUDQWHHOVXHxRVyORDFW~DXQDGHODVDOPDV'HVSRMDGDGHVXVRSRUWH
material o de su casa (como bien dicen los rarámuri), las almas poseen capaci
GDGHV\KDELOLGDGHV~QLFDVGXUDQWHORVVXHxRVSXHGHQYLDMDUPiVOLJHUDV\YRODU
velozmente a lugares lejanos. Además, y quizá esto es lo más importante, el alma
fuera del cuerpo puede tener encuentros y por tanto entablar relaciones con la
divinidad, los muertos y otros seres nohumanos; los cuales muy raramente apa
recen durante la vigilia.
'HWDOPDQHUDTXHODFRQWLQXLGDGHVSDFLDOHQWUHHOPXQGRH[SHULPHQWDGRHQ
ODYLJLOLD\HQHOVXHxRWLHQHVXFRUUHODFLyQFRQODFRQWLQXLGDGGHODYLGDVRFLDO
GXUDQWHODYLJLOLD\GXUDQWHHOVXHxR3XHVHOVXHxRHVXQWLHPSRHVSDFLRSURSLFLR
para entablar relaciones sociales con otro tipo de seres, relaciones que general
PHQWHVHIXQGDPHQWDQHQHOFRQÀLFWR(QUHVXPHQORVVXHxRVVRQSDUWHGHODYLGD
VRFLDOGHORVUDUiPXUL\VREUHHOORUHÀH[LRQDUHPRVDFRQWLQXDFLyQ
+DJDPRVXQSDUpQWHVLVDQWHVGHHQWUDUDOVLJXLHQWHDSDUWDGR(Q³6XHxRV\
FKDPDQLVPRUDUiPXULODJHQHUDFLyQ\HOFRQWUROGHOFRQÀLFWRVRFLDO´0DUWtQH]
ibidSODQWHDEDVLJXLHQGRD:LOOLDP0HUULOOTXH
100
3DUDORVUDUiPXULORVVXHxRVVRQHYHQWRVUHDOHVKHFKRTXHQRLPSOLFDXQDFRQIXVLyQ
con la vigilia, sino un estatus de realidad comparable entre ambos estados. (Martínez,
ibid.: 251)
3DUDORVUDUiPXULORVVXHxRVVRQODVDFWLYLGDGHVTXHHODOPDUHDOL]DIXHUDGHOFXHUSR
mientras la persona duerme; lingüísticamente son conceptualizados como acciones y
QRFRPRFRVDVRHVWDGRV«ORFXDOH[SOLFDHOYDORUGHµUHDOLGDG¶RWRUJDGRDOVXHxR
(Martínez, ibid.: 252)
González Rodríguez también documentó esta unidad espacial, la cual consideramos
IXQGDPHQWDOSDUDFRPSUHQGHUSRUTXpDOVXHxRVHOHRWRUJDXQHVWDWXWRGHUHDOLGDG
similar al de la vigilia y por tanto cómo funciona el chamanismo rarámuri. (Martínez,
ibid.: 258)
¢3RU TXp HVWD QHFHVLGDG GH RWRUJDU XQ YDORU GH UHDOLGDG DO VXHxR" /XHJR
de describir las premisas rarámuri sobre su teoría onírica, es posible considerar
que esta preocupación sobre lo irreal y lo real parte de nuestra propia forma de
FRPSUHQGHUHOPXQGR\HVDMHQDDOHQWHQGLPLHQWRUDUiPXULDVtFRPRDVXH[SH
riencia cotidiana. Esta autocrítica es relevante. Primero porque las preguntas se
GHVSOD]DURQGHPLVSURSLRVFXHVWLRQDPLHQWRVVREUHORVVXHxRV²LQVSLUDGRVHQORV
de otros autores— hacia ciertas preguntas rarámuri sobre el mismo tema. Segundo
porque a partir de dicho desplazamiento, abandoné esa lucha pírrica por tratar de
demostrar que el conocimiento rarámuri es verdadero, válido o real, para dar paso
a un discurso donde éste es equivalente al nuestro en tanto que posee premisas
GLVWLQWDV\UH¿HUHDXQPXQGRH[LVWHQFLDO\H[SHULHQFLDOGLVWLQWRDOGHQRVRWURV
Tercero, esto abrió paso a nuevos interrogantes e intuiciones, como los que se
desarrollan en el siguiente apartado y otros más.
Por ejemplo, este desplazamiento reveló la ilusión onírica —sólo por recor
dar el procedimiento y el argumento de la ilusión totémica derrumbada por Clau
de LéviStrauss (1997 [1962]). Así, bajo esta ilusión, la antropóloga tenía como
SUHPLVD WiFLWD TXH ORV VXHxRV QR VRQ UHDOHV VLQR SDUWH GH XQD UHDOLGDG YLUWXDO
FRQWHQLGDHQODPHQWH²FRPRORGHVFULEHOD:LNLSHGLD²IRUPDGDSRUUHFXHUGRV
sensaciones, pensamientos, etcétera. Es decir, como un proceso individual e inter
no, donde es posible distinguir la discontinuidadHQWUHODYLJLOLD\HOVXHxRHQWUH
ORUHDO\ORLUUHDO$KRUDHOFRQRFLPLHQWRUDUiPXULVREUHORVVXHxRVGHVGHHVWH
SXQWRGHYLVWDWHQGtDDVHUFDOL¿FDGRFRPRXQSHQVDPLHQWRTXHPDUFDEDFRPR
campos continuosODYLJLOLD\HOVXHxRORUHDO\ORLUUHDO1RREVWDQWHODYLGD
cotidiana de los rarámuri no es así. Como bien demostró LéviStrauss (ibid), esta
distinción entre nosotros y los otros, donde los últimos aparecen “más diferentes
101
GHORTXHHQYHUGDGVRQ´HVHQUHDOLGDGXQPHFDQLVPRGHH[FOXVLyQGHODDOWHUL
dad, en este caso de un descarte intelectual.
Por ello, el desplazamiento a las premisas y preguntas de la teoría rarámuri
VREUHHOVXHxRVLHVTXHKHPRVOOHJDGRDWDOSXQWRQRVSHUPLWHYHUTXHODSUH
gunta sobre la realidad es ajena a este pensamiento, tan ajena como si a nosotros
VH QRV SUHJXQWDVH ¢TXp H[SHULPHQWD XQ IUDJPHQWR GH QXHVWUD DOPD GXUDQWH ODV
QRFKHV"/RFXDOQRVLJQL¿FDTXHQXHVWUDSURSLDWHRUtDGHOVXHxRVHDDEVXUGDRTXH
pertenezca a un pensamiento donde la continuidad, es decir, la falta de sistema
ticidad y pensamiento lógico lo gobierne todo, aunque así parezca desde ambos
ODGRVGHOHVSHMR9HPRVHQWRQFHVTXHHQODWHRUtDUDUiPXULPiVTXHH[LVWLUXQD
FRQWLQXLGDG HQWUH OR UHDO \ OR LUUHDO HQWUH OD YLJLOLD \ HO VXHxR DTXHOOR TXH VH
SRVWXODHVODGLIHUHQFLDGHSHUVSHFWLYDVGHODSDUWHGHODSHUVRQDTXHHVWiVRxDQGR
así como un problema de comunicación y reconstrucción de la memoria de esta
SDUWHTXHDFW~DGXUDQWHHOVXHxRDODSHUVRQDWRWDO\¿QDOPHQWHODH[LVWHQFLDGH
XQSODQRJHRJUi¿FRGHH[LVWHQFLDFRQGLIHUHQWHVWHPSRUDOLGDGHVTXHPRGL¿FDQ
VXVFXDOLGDGHV$VtH[LVWHQGLVFRQWLQXLGDGHVOyJLFDV\H[SHULHQFLDOHVSHURQRVH
marcan entre sujeto y objeto, real y no real —como en el caso de nuestra propia
WHRUtDGHOVXHxR²VLQRHQWUHDOPDVFXHUSRVPHPRULDWLHPSRV\HVSDFLRV
Finalmente, la pregunta sobre lo real o lo irreal se vuelve irrelevante en este
marco, quizá también la cuestión sobre lo verdadero y lo falso. Pues si bien na
die puede traducir en una fotografía el alma de un rarámuri saliendo del cuerpo,
tampoco nadie puede traducir en imágenes las líneas de un encefalograma. Ahora
bien, considero que el papel del antropólogo no es juzgar la veracidad o falsedad
GHORVKHFKRVVLQRUHÀH[LRQDUVREUHODVFRQVHFXHQFLDVVRFLDOHVGHH[LVWLUHQPXQ
GRVGLIHUHQFLDGRVGRQGHDORVVXHxRVVRQODVDFWLYLGDGHVIXHUDGHOFXHUSRRE
GRQGHORVVXHxRVVRQSDUWHGHXQDUHDOLGDGYLUWXDOLQGLYLGXDOHLUUHDO&RQVLGHUR
pues que las consecuencias sociales y políticas, derivadas de estas teorías, son
importantes para nuestro trabajo y sobre esto versará el segundo apartado de esta
ponencia.
+DJDPRVXQEUHYHUHFXHQWR/DWHRUtDUDUiPXULGHOVXHxRVHIXQGDPHQWDHQODV
siguientes proposiciones:
1. El alma es plural. Condición necesaria para salir y entrar del cuerpo.
2. Las salidas de una de las almas o de una porción de ellas mientras las
SHUVRQDVGXHUPHQHVHOVXHxR
102
'XUDQWHHOVXHxRODVDOPDVSRVHHQFDSDFLGDGHVGLVWLQWDV\SRVHHQXQD
SHUVSHFWLYD\SRUWDQWRXQDH[SHULHQFLDGLVWLQWDGHOPXQGR/LEHUDGDV
del soporte corporal, las almas rarámuri establecen relaciones con diver
sos tipos de seres.
Hablemos de dichas relaciones.
(QRWURVWUDEDMRVKHVHxDODGRTXHHOFRQFHSWRGH³FDPLQR´UHVXPHHQJUDQ
PHGLGD HO SHQVDPLHQWR UDUiPXUL VREUH OD YLGD TXH SRU GH¿QLFLyQ HV FROHFWLYD
(Martínez, 2008). Las almas, por ejemplo, viven en el cuerpo como los parientes
en una casa. Su buena convivencia colectiva posibilita la vida de cada persona
\XQDH[SUHVLyQGHGLFKDFRQYLYHQFLDVRQORVFDPLQRVSRUGRQGHODIXHU]DYLWDO
circula: las venas del cuerpo llamadas láa boéra o caminos de la sangre. Los
caminos que atraviesan la sierra, por donde circulan las personas día con día,
WDPELpQVRQXQDH[SUHVLyQGHODYLGDFROHFWLYDUDUiPXULLQFOXVRORVFDPLQRVPHV
tizos y esas carreteras por donde ha circulado madera, metales y drogas son una
H[SUHVLyQGHODYLGDVRFLDOGHHVWHSXHEOR(OFDPLQRWDPELpQHVODH[SUHVLyQSRU
H[FHOHQFLDGHODpWLFDUDUiPXULWDOFRPRORKDQVHxDODGR0RQWHPD\RU\
%RQ¿JOLROL(OWpUPLQRwachía remite a lo recto en un sentido físico y mo
UDO([SUHVLRQHVFRPRFRUD]yQUHFWRwachíame surú), enderezar nuestro camino
(ku wachiná boé) y caminar recto (wachía ená VLJQL¿FDQ YLYLU FRUUHFWDPHQWH
Los caminos morales, que hacen posible la continuidad de la vida, fueron trazados
por los antepasados por medio de la costumbre (anayawári boé o el camino de
los antepasados) al seguir las normas impuestas al principio de los tiempos por la
GHLGDGVRODU\DTXHHOJXtDGHHVWHFDPLQRFRPR%RQ¿JOLROLVHxDOyHVHO
Sol. La rectitud de este camino debe seguirse en la vida diurna —dominada por
los principios solares—, así como en la vida nocturna ejecutada por las almas; ya
que salir de los caminos y por tanto de este andar colectivo, sea en la vigilia o en
HOVXHxRFRQOOHYDDXQWLSRGHIDOWDVRFLDO\SRUWDQWRDOFRQÀLFWR
3RUODVPDxDQDVODVIDPLOLDVUDUiPXULVHUH~QHQHQWRUQRDOFDORUGHOIXHJR
GHODHVWXIDSDUDWRPDUFDIp\TXL]iDOPRU]DU(QRFDVLRQHVFXHQWDQVXVVXHxRV\
esperan una breve interpretación de sus interlocutores. En general, las narraciones
PiV UHFXUUHQWHV JLUDQ HQ WRUQR DO FRQÀLFWR \ D OD HQIHUPHGDG 3DUD DFHUFDUQRV
D ODV LQWHUSUHWDFLRQHV GH ORV VXHxRV KDFH IDOWD GHVFULELU XQ FRQWH[WR VRFLDO SRU
demás complejo. Esto resulta ambicioso para esta presentación. En su lugar, me
UHIHULUpDOSDSHOGHORVHVSHFLDOLVWDVTXHFXUDQDWUDYpVGHORVVXHxRVORVowirúa
me\DVXSDSHOHQODUHVROXFLyQ\HQODJHVWDFLyQGHOFRQÀLFWR
/XFtDPXMHUTXHFRQRFtFXDQGRHOODWHQtDDxRVVXIUtDIXHUWHVGRORUHVGH
FDEH]D(OODVRxDEDQRFKHWUDVQRFKHSRUPiVGHXQPHVTXHEDLODEDHQHODWULR
de la Iglesia del pueblo. Luego de visitar al médico alópata y de medicarse decidió
103
TXHHVRVVXHxRVHUDQXQLQGLFLRGHTXHVXDOPDVXIUtDXQPDOHVWDU9LVLWyDXQowi
rúame y le contó. El owirúame diagnosticó a Lucía y le dijo que Dios, Onorúame
²(OTXHHV3DGUH²OHSHGtDTXHKLFLHUDVDFUL¿FLRGHFKLYDV\YDFDV\EDLODUD
con su gente y amigos cuatro yumári²ULWXDOGRQGHVHUHDOL]DGDQ]D\VDFUL¿FLR
animal—. Pregunté a Lucía por qué Dios la había enfermado para pedirle algo y
ella respondió que Dios no la deseaba enfermar, pero ella no supo escucharlo a
WLHPSR\TXL]i'LRVSHQVyTXHHOODQRTXHUtDKDFHUHOVDFUL¿FLRTXHOHVROLFLWDED
(QHVWHEUHYHUHODWRSRGHPRVLGHQWL¿FDUGRVFRVDV(OHVSHFLDOLVWDKL]RXQ
GLDJQyVWLFR D WUDYpV GH ORV VXHxRV GH /XFtD$ SHVDU GH TXH /XFtD SXGR KDEHU
UHFLELGRPXFKDVRSLQLRQHVVREUHVXVGRORUHV\VXHxRVVyORHOHVSHFLDOLVWDWXYROD
DXWRULGDGSDUDSHGLUOHTXHKLFLHUDVDFUL¿FLRV\GDQ]DVSDUD'LRV&RQVLGHURFRPR
fue sugerido por López Austin (comunicación personal, 2009), que la especializa
FLyQGHOGRFWRUGHORVVXHxRVQRUDGLFDHQODLQWHUSUHWDFLyQGHOVXHxR'LFKDHVSH
FLDOL]DFLyQGHYLHQHGHODFDSDFLGDGGHUHPHPRUDU\FRPXQLFDUODH[SHULHQFLDGH
una parte de la persona a la totalidad de la persona. Es decir, la especialización que
permite la curación radica primordialmente en la memoria. En este relato también
podemos aludir a la segunda característica de especialización de los owirúame: su
capacidad de negociación.
7RGRVORVUDUiPXULSXHGHQVRxDUGDGRTXHWRGRVWLHQHQDOPDVSHURVyORORV
HVSHFLDOLVWDVSXHGHQUHFRUGDUVXVVXHxRVFRQWRWDOLGDG7RGRVORVUDUiPXULSXHGHQ
HVWDEOHFHUUHODFLRQHVFRQRWURVVHUHVGXUDQWHORVVXHxRVSHURVyORORVHVSHFLDOLV
tas pueden negociar la devolución de las almas o en muchas ocasiones el rapto y
la enfermedad.
Angelita Loya sufría de dolores en la pierna derecha y durante muchas no
FKHVVRxyFRQDQLPDOHVTXHODVHJXtDQORVDQLPDOHVTXHHOsukurúame (o brujo)
PDQGDEDSDUDHQIHUPDUOD(OODVRxDEDFRQDJXDFUX]DEDDUUR\RV\WHQtDIUtR8Q
GtDSRU¿QORJUyVHJXLUHQVXVVXHxRVORVSDVRVGHOEUXMR\OOHJyDVXFDVDREVHUYy
por la ventana y miró al sukurúame cocinando su pierna, aquella que le dolía, en
una cazuela. Angelita miró hasta que el brujo comió casi toda su pierna y supo por
¿QTXLpQODHVWDEDHQIHUPDQGR
Los dolores del alma los reciente el cuerpo. Por ello, el andar nocturno y la
rectitud del mismo son muy importantes. Un loco, lowíameVXHxDTXHFDPLQDVR
bre riscos verticales, dicen que camina por donde nadie puede andar. Un enfermo,
VXHxDSRUFDPLQRVTXHGHVFRQRFHSRUTXHVXDOPDHVWiSHUGLGD(QHVWHVXHxR
GH$QJHOLWDDSDUHFHXQDQXHYD¿JXUDHOsukurúame; el cual tiene sus animales o
pOPLVPRSXHGHDGTXLULUHQVXHxRVODFRUSRUHLGDGDQLPDO2WURVVHUHVTXHUDS
WDQ\GDxDQDODVDOPDVORVTXHYLYHQHQHODJXD\TXHFXLGDQVXQDFLPLHQWROD
HQIHUPHGDGORVPXHUWRVORVUHPROLQRVHOSH\RWH\RWURVVHUHVSODQWDHQ¿QWRGRV
aquellos con los que se tenga algún tipo de relación.
104
El diagnóstico que realiza el owirúame consiste principalmente en saber: a)
GyQGHVHSHUGLyHODOPDGHOHQIHUPR\EVLDOJXLHQODHVWiGDxDQGRRHVWiVROL
citando algo al enfermo. Así, dependiendo del lugar y del agresor, el especialista
determinará la solución o las formas de curación; las cuales pueden ir desde un
ofrecimiento de alimento hasta una raspa de peyote (ritual mayor de los rarámuri).
1RH[LVWHQIyUPXODVSDUDFXUDUDODVDOPDVHQORVVXHxRVWRGRHQHOSURFHVRHV
FR\XQWXUDO\SXHGHPRGL¿FDUVHVHJ~QHYROXFLRQHODHQIHUPHGDGGHOSDFLHQWH$Vt
tenemos:
Si el alma se ha perdido en un aguaje, como en el relato de Lupe, y si hay un
raptor como los seres del agua o los remolinos; es posible que el especialista en
VXHxRVHQWUHJXHFRPLGDDORVUDSWRUHVDFDPELRGHODOPDRTXL]iSLGDDORVHQIHU
mos lleven algo de comida y la ofrezcan a los seres del agua. Si Dios solicita algo
y los rarámuri hacen caso omiso a sus pedidos, como Lucía, Dios los enfermará
\HQWRQFHVHOHVSHFLDOLVWDSHGLUiKDFHUVDFUL¿FLRV\GDQ]DV/RPLVPRVXFHGHUi
VLHOSH\RWHXRWURVVHUHVSODQWDKDQGDxDGRRUDSWDGRODVDOPDVGHODVSHUVRQDV
En estos casos el especialista funciona como un mediador entre los raptores y
HOHQIHUPR6LORVSDULHQWHVPXHUWRVDSDUHFHQHQVXHxRV\ODJHQWHHQIHUPDVHUi
SUHFLVRWHUPLQDUWRGDVODV¿HVWDVTXHVHDQQHFHVDULDVSDUDODVXELGDGHVXDOPDGH
lo contrario las personas podrían morir. Si un sukurúame ha raptado el alma, en
WRQFHVHOHVSHFLDOLVWDULWXDODFRQVHMDUiDOHQIHUPRGDUVROXFLyQDOFRQÀLFWRDWUDYpV
de situaciones de cortesía, invitaciones a comer o a tomar cerveza de maíz en casa
GHOHQIHUPROLPDUODVGLIHUHQFLDVVLQKDEODUGHHOODVVROXFLRQDUHOFRQÀLFWRVLQ
WRFDUOR6LHVWRQRHVVX¿FLHQWHHQWRQFHVHOHVSHFLDOLVWDWHQGUiTXHFRQWDFWDUDO
EUXMRTXHGDxDDVXSDFLHQWH\QHJRFLDUFRQpOXQLQWHUFDPELRSRUHODOPD
Los casos y ejemplos podrían multiplicarse. Lo que deseo resaltar es el papel
GHQHJRFLDGRU\UHVROXWRUGHFRQÀLFWRVTXHSRVHHQORVowirúame. Sea con Dios,
algún ser planta o los seres que viven en el agua, o con algún vecino; los owirúa
meVRQUHVROXWRUHVGHFRQÀLFWRVTXHJHQHUDOPHQWHVHH[SUHVDQFRPRHQIHUPHGDG
Esto nos habla de que en el mundo rarámuri, las relaciones sociales, el estado del
cuerpo y de las almas están profundamente interconectados.
(VSUHFLVRVHxDODUDGHPiVTXHODVUHODFLRQHVVRFLDOHVQRVHOLPLWDQDODVR
ciabilidad entre personas rarámuri y mestizas. Por el contrario, el universo de las
relaciones sociales (socius) es mucho más amplio e incluye a diversos seres; de tal
forma que la red social entre rarámuri y la que se entabla con los mestizos es sólo
parte de una gran sociedad cósmica. La diferencia de las relaciones establecidas
radica en los códigos, así como en los momentos, lugares y especialmente en el
³RWUR´6DEHUFRQTXLpQVHHVWiHVWDEOHFLHQGRODUHODFLyQGH¿QHHQJUDQPHGLGDODV
acciones que deben tomarse.
105
(VDVtFRPRHOVXHxRUDUiPXULHVXQH[SHULHQFLDGHODVDOPDVTXHSHUPLWH
establecer relaciones sociales con seres humanos y nohumanos fundamentadas
HQHOFRQÀLFWR<HQHVWHVHQWLGRSXHGRD¿UPDUTXHHOVXHxRHVSDUWHFRQVWLWXWLYD
de la vida social de este pueblo.
Ahora regresemos al owirúame. Hemos dicho que los especialistas son reso
OXWRUHVGHFRQÀLFWRVSHURWDPELpQVRQJHQHUDGRUHVGHOPLVPR(QHOSHQVDPLHQWR
rarámuri, todos los seres que pueblan el universo están caracterizados por una
dualidad ética. De tal forma que cualquiera que se convierta en especialista de
VXHxRVSXHGHXWLOL]DUVXFRQRFLPLHQWRSDUDFXUDURSDUDHQIHUPDU3RUHOORXQ
owirúame puede ser un sukurúame y quizá este es el motivo por el que las perso
nas en raras ocasiones aceptan públicamente ser especialistas.
¢&yPRVHH[SUHVDHVWRHQODYLGDFRWLGLDQD"&XDQGRXQUDUiPXULYLVLWDDRWUD
persona, no debe cruzar el umbral de la entrada. Espera pacientemente, todo el
tiempo que sea necesario, hasta que el casero saluda y lo invita a pasar. El visi
tante se queda nuevamente en el umbral de la casa y hasta que recibe nuevamente
una invitación a pasar, permanece fuera. Una vez dentro, saluda de mano a todos
los presentes y el casero debe ofrecer una bebida y en ocasiones comida al visi
tante. Mientras este último come debe quedarse solo en la cocina, ya que mirar a
alguien mientras se alimenta puede conducir a la enfermedad. Ingerir alimentos
es una cuestión de intimidad y este acto sólo se comparte entre los más cercanos.
Incluso, a los invitados no debe servirse el alimento, pues esto también podría
enfermarlos. Sumado a ello es importante que los invitados vean a los caseros
utilizar los mismos recipientes que se usan en la vida cotidiana, pues si éste es
H[WUDxRRYLHMRSXHGHWUDWDUVHGHXQDFWRGHEUXMHUtD&DXVDUGDxRDRWUDSHUVRQD
no necesariamente requiere un acto de voluntad. Los antojos, envidias o celos no
FRQIHVDGRVWDPELpQSXHGHQGDxDUDRWUDSHUVRQD8QDYH]TXHHOYLVLWDQWHWHUPLQy
agradece y sale de la casa, mantiene una conversación con el casero que sigue las
QRUPDVGHFRUWHVtDEiVLFDV\TXHUH¿HUHQJHQHUDOPHQWHDOFDPLQRGHODSHUVRQD
de dónde vienes, a dónde vas, cuándo llegaste, a quién viste en el camino, etc.
Finalmente, cuando el visitante quiere despedirse trata rápidamente el asunto que
lo llevó a la casa y se retira sin una despedida formal.
Los rarámuri que he conocido son sumamente cuidadosos con la cortesía.
Pues una falta, por más mínima que sea puede conducir irremediablemente a un
FRQÀLFWR /RV HVIXHU]RV \ HO WUDEDMR LQYHUWLGR HQ OD HYLWDFLyQ GHO FRQÀLFWR VRQ
tantos como los empleados para su resolución. Por ejemplo, las personas que han
HQWDEODGRXQFRQÀLFWRSXHGHQYLVLWDUVH\WUDWDUGHVROXFLRQDUHOSUREOHPDRSXH
GHQLQYLWDUVHDWRPDUFHUYH]DGHPDt]/RVFRQÀLFWRVQRVRQDUUHJODGRVDKtSHUR
pueden diluirse eventualmente con el tiempo. La relación que se mantiene con los
mestizos es diferente. Al igual que lo son aquellas que se establecen con Dios, los
106
muertos, los seres planta, etc. No me detendré en esto, sólo quiero resaltar que la
sociología rarámuri incluye múltiples formas de sociabilidad, algunas de ellas se
HMHFXWDQGXUDQWHODYLJLOLD\RWUDVGXUDQWHHOVXHxR
(O FRQÀLFWR FRPR XQD IRUPD GH UHODFLyQ HQWUH UDUiPXUL YLYLGR SDUWLFXODU
PHQWH HQ ORV VXHxRV HV SDUWH LQWHJUDO GH OD VRFLRORJtD GH HVWH SXHEOR$FODUR
que esto es una forma de sociabilidad entre rarámuri pues no quisiera hacer una
DSRORJtDGHOFRQÀLFWR\ODYLROHQFLDDVRFLDGDDOPXQGRPHVWL]RFX\RVFyGLJRV
GHUHODFLyQVRQRWURV\DTXHFXDQGRKDEODPRVGHFRQÀLFWRUDUiPXULQRKDEODPRV
de la destrucción del otro, lo cual implica una función cero en términos sociales.
(QODVRFLDELOLGDGUDUiPXULHOFRQÀLFWRHVFUHDGRUGHOD]RVVRFLDOHV\GHQXHYRV
intercambios, por ejemplo, como en el caso de Lucía mediante el ritual, como en
el caso de Lupe mediante su ascenso y reconocimiento social como especialista
ritual, en el caso de Angelita como un motor para mejorar las relaciones con aquel
TXHODHQIHUPDED6LQHOFRQÀLFWR\VLQODVH[SHULHQFLDVGHODOPDGXUDQWHHOVXHxR
quizá no podríamos dar cuenta de la mitad de la vida social rarámuri.
(OFRQÀLFWRHQWUHORVUDUiPXULFRPRGLUtD6LPPHOHQ:DWLHUHVXQD
forma particular de socialización que refuerza el ser social. Sin embargo, como
HVWHPLVPRDXWRUORDQRWyVLHOFRQÀLFWRWLHQHHIHFWRVSRVLWLYRVGLUtD\RJHQHUD
GRUHVQRVHUtDQHFHVDULRFRQFOXLUTXHWRGRFRQÀLFWRHVVRFLDOL]DGRU\SRVLWLYR
Estas son algunas ideas para continuar con nuestra investigación sobre la socia
bilidad rarámuri.
Concluyo con algunas ideas de Holbraad (2008): Los nuer —anota este au
tor— dicen que “los gemelos son pájaros”. Pero, agrega, nosotros tal vez pen
samos que los nuer hablan de lo que nosotros entendemos como gemelos y pá
jaros cuando de hecho quizá ellos conciben algo totalmente diferente; como si
los gemelos y los pájaros pudiera tener representaciones culturales diferenciales.
El hecho, dice Holbraad, es que esos gemelos y esos pájaros de los nuer no son
representaciones diferenciales sobre nuestros gemelos y pájaros, sino que son on
tológicamente otros. Es decir, son una realidad distinta. En este sentido cuando
GLJRVXHxRVUDUiPXULQRHVWR\KDEODQGRGHXQDFRQFHSFLyQRXQDUHSUHVHQWDFLyQ
GLIHUHQWHDODQXHVWUDVREUHORVVXHxRVVLQRGHXQPXQGR\XQDVHULHGHH[SHULHQ
FLDVDMHQDVDQXHVWURPXQGR&XDQGRGLJRVXHxRVGLJRRWUDUHDOLGDGQXQFDRWUD
UHSUHVHQWDFLyQGHXQDPLVPDUHDOLGDG<FXDQGRGLJRVXHxRVKDEORGHODVDOWHUQD
tivas que nos ofrece la comprensión de la otredad para imaginar mundos posibles
\TXL]iFRPRVHxDOD9LYHLURVGH&DVWURHQULTXHFHUQXHVWURVSURSLRVFRU
pus conceptuales y nuestras propias realidades.
107
Bibliografía
108
El sueño como experiencia iniciática de los xëmaapyëtë
en Tlahuitoltepec, Mixe
(OVXHxRFRPRIXHQWHSDUDHODQiOLVLVDQWURSROyJLFRKDVLGRXQWHPDUHFXUUHQWHHQ
las últimas décadas dentro de los estudios contemporáneos de las sociedades ame
ULQGLDV7HGORFN'HVFROD.XSHU3HUULQ*DOLQLHU
/DQJGRQ2URELWJ\1LxR9DUJDVHQWUH
RWURVKDQWUDEDMDGRORVVXHxRVHQGLVWLQWDVFXOWXUDVDPHULQGLDVSDUDGDUFXHQWDGH
teorías indígenas del conocimiento.
Perrin (1990:7) en su trabajo titulado: Pensar el sueño y utilizarlo, parte de la
universal noción tyloriana de que el alma es una entidad que se separa del cuerpo,
y que algunas sociedades, y acaso todas, asocian entre sí la noción del alma con
ODVH[SHULHQFLDVGHOVXHxRODHQIHUPHGDG\ODPXHUWHGRQGHFDGDFXOWXUDODVLQ
WHJUDHQVXXQLYHUVROyJLFRHQIRUPDHVSHFt¿FD3DUDORV]RTXHVGH&KLDSDVSRU
ejemplo, al morir, es el cuerpo físico el que se corrompe, pero el kojama (alter
ego, espíritu o alma) que pueden ser hasta trece, obtiene su justo premio o castigo
según el comportamiento que se haya observado en la vida terrena y van al l’ps
töjk (FDVDVFXHYDVRODEHULQWR'HVGHHOH[WHULRUHVSRVLEOHYLVLWDUHOLQIUD
PXQGRVyORDWUDYpVGHOVXHxRSHURHVULHVJRVRQRHQFRQWUDUHOFDPLQRGHUHJUHVR
y que el kojama quede atrapado en el laberinto (Reyes, 2008). Este dato nos es re
levante, pues, entre los ayuujk, el cerro Ii’pxy yukp (Zempoaltépetl) o lugar de 20
cerros se asemeja con la cosmovisión zoque en cuanto a la presencia del numeral
SDUDGHVLJQDUXQOXJDUVDJUDGRORTXHFRUURERUDODUHODFLyQPL[H]RTXHTXH
se mantuvo en la antigüedad, cuando ambos grupos formaban parte de una misma
cosmovisión cultural durante el periodo formativo.
Los ayuujk tienen el concepto de alma o espíritu anma jää’wën, que traducen
como “sentimiento caliente” y que tiene el don de hacer un recorrido inverso al
GHODYLGDXQDYH]TXHODSHUVRQDPXHUHSDVDQGRSRUODVGLVWLQWDVKD]DxDVTXH
se vivieron durante la vida terrenal (Castillo, 2009). En varias culturas, son los
especialistas de lo sagrado, los actores que tienen la capacidad de manipular “las
DOPDV´DWUDYpVGHOVXHxRWDQWRSDUDDFFLRQHVEHQp¿FDVFRPRFRQWUDULDV
109
/DQJGRQFRPHQWDTXHDXQTXHODVWHRUtDVVREUHORVVXHxRVYDUtDQ
GHXQDFXOWXUDDRWUDHQFXDQWRDODQDWXUDOH]DGHODOPDGHOVXHxR\ODUHODFLyQ
GHOSHQVDPLHQWRLQFRQVFLHQWH\FRQVFLHQWHHQODPD\RUtDGHORVFDVRVVRxDUVH
LQWHUSUHWDFRPRXQYLDMHHQHOFXDOODSHUVRQDTXHVXHxDRVXDOPDYLDMDDORV
dominios invisibles del universo. Mencionando otro ejemplo, entre los pumé de
9HQH]XHODODVUHODFLRQHVFRQHOHVSDFLRFRVPROyJLFRVRQHYRFDGDVDWUDYpVGHORV
VXHxRVTXHVHFRQFLEHQFRPRPRPHQWRVFHUFDQRVDODPXHUWH2URELWJ
3DUWLHQGR GH OD H[LVWHQFLD GHO anma jää’wën, la creencia de dos mundos
PL[HVtuk it (un lugar o este momento) donde se lleva a cabo la vida, y ja tuk it,
(otro lugar) lugar donde vas después de la muerte, la presencia de especialistas
(llamados xëmaapyëtë en lengua local), naguales (tso’ok) y demás potencias so
EUHQDWXUDOHVODH[SHULHQFLDGHOVXHxRQRVRODPHQWHH[LVWHVLQRTXHHVWiLQFOXLGD
en la visión y acción del mundo ayuujk.
3HUULQUHVDOWDHOXVRVRFLDOGHOVXHxRH[SOLFDQGRTXHODVGLIHUHQWHV
FXOWXUDVXVDQORVVXHxRVVRFLDOPHQWH\DTXHWUDQVIRUPDQXQDH[SHULHQFLDLQGLYL
dual en un modo de comunicación y una práctica cultural. Siguiendo esta línea,
2URELWJSURSRQHLQWURGXFLUHOVXHxRHQHOHVWXGLRGHODVVRFLHGDGHVDPH
rindias para dar cuenta de las teorías indígenas del conocimiento, ya que el pun
WRFRP~QGHHVWRVHVWXGLRVHVODFRQVWDWDFLyQHWQRJUi¿FDHQGLVWLQWRVFRQWH[WRV
DPHULQGLRVGHODUHODFLyQTXHVHHVWDEOHFHHQWUHVXHxR\FRQRFLPLHQWR
3DUDHOFDVRTXHQRVFRUUHVSRQGHHOHVWXGLRGHOOXJDUTXHRFXSDHOVXHxR
dentro de la sociedad ayuujk es una incógnita a tratar basándonos en los distintos
KHFKRVHWQRJUi¿FRVHQVRFLHGDGHVDPHULQGLDVGRQGHVHFRQVWDWDHOFDUiFWHUVLJQL
¿FDWLYRTXHHOVXHxRSRVHHGHQWURGHXQDFXOWXUDHVSHFt¿FD(VDVtTXHSDUWLHQGR
GHGLVWLQWDVQDUUDFLRQHVHQHVWHWUDEDMRFX\RHMHHVHOSDSHOGHOVXHxRHQODLQL
ciación xëmaapyë ayuujkVHFRQVLGHUDTXHORVVXHxRVVRQHOHPHQWRVGLQiPLFRV
de la cultura capaces de ser analizados, ya que proporcionan herramientas para
acercarnos a un conocimiento local lleno de simbolismos e interpretaciones.
1
El vocablo ku o koo (de acuerdo a la variante) cuyo significado es hacer algo en lugar de otro,
el que posee algo, o dueño de; es utilizado además en palabras como kookäjpxpë (el que habla
en lugar mio), haciendo referencia a esas personas que se mandan llamar en rituales o ceremo-
nias para pronunciar palabras sagradas que no competen sino a más que ellos. También están
las kooye’epye (la que camina en lugar tuyo) que son señoras que se dedican a hacer ofrendas
110
OXJDUGHRWURHOTXHSRVHHDOJRGXHxRGH\mä’ayVXHxRGHGRUPLU3RUORWDQ
to, kumä’aySXHGHLQWHUSUHWDUVHFRPR³VHUGXHxRGHWXSURSLRVXHxR´R³GRUPLU
HQOXJDUGHRWUR´6HDFXDOVHDVXVLJQL¿FDGRORVVXHxRVVLHPSUHUHYHODQDOJR\
su función es la de comunicar.
/DH[SHULHQFLDRQtULFDHVYLVWDGHVGHGLVWLQWDVySWLFDVSRUODSREODFLyQayuu
jk3RUHMHPSORHOSURIHVRU-XDQ0DUWtQH]GLFHTXHORVVXHxRVVRQDGYHUWHQFLDVR
ELHQUHÀHMRGHORTXHXQRYLYHPLHQWUDVHVWiGHVSLHUWR
3DUDQRVRWURVHOVRxDUHVFRPRXQDDGYHUWHQFLDGHODVFRVDVTXHSXHGHQVXFHGHU6H
SXHGHVRxDUXQD¿HVWDRVRxDUFRVDVHVSDQWRVDVFRPROXJDUHVDFFLGHQWDGRVFDUUHWH
UDVEDUUDQFDV/RVPL[HVHVWDPRVDPDUUDGRVRVXMHWRVDDOJRHQWRQFHVORVVXHxRV
QRVDGYLHUWHQ&XDQGRWHQHPRVXQVXHxRSHVDGRDFXGLPRVFRQXQDGLYLQRRxëma
apyëTXLHQJXtDRLQWHUSUHWDORVVXHxRV(OORVVRQORVTXHGLFHQTXpVHGHEHKDFHU
/RVVXHxRVSHVDGRVVHGDQFXDQGRKD\LQVHJXULGDGHVRSUHRFXSDFLRQHVSHURHOVXHxR
VLHPSUHFLUFXODHQHOHQWRUQRTXHFRQRFHPRVRTXHQRVHVIDPLOLDU/RVQLxRVSRU
HMHPSORQRVXHxDQPXFKRSRUTXHHVWiQOLEUHVGHDWDGXUDVHVWiQIUHVFRV\DVtFLUFX
ODQSRUODYLGD/DJHQWHTXHWUDEDMDHOFDPSRTXHYDDOUDQFKRSXHVVXHxDPXFKR
con animales, cerros o ríos que debe pasar.
De la misma manera don Honorato Pérez originario de Tamazulapam ase
JXUDTXHORVVXHxRVVRQDOJRSUHYLRDODYLGDUHDO\VRQQHFHVDULRVSRUTXHGDQ
ODFODYHSDUDYHUORTXHSDVDUiHQXQIXWXUR/RVVXHxRVVRQDPELYDOHQWHVWDQWR
SXHGHQFRPXQLFDUSUREOHPDVFRPRFRVDVEXHQDV(OVXHxRGHEHGHVHQYROYHUVH\
GHVHQUHGDUVHSDUDSRGHUVHUHQWHQGLGR$VtSRUHMHPSORVLVXHxDVTXHEDLODVFRQ
XQD PXFKDFKD TXH QR FRQRFHV LQGLFD TXH WHQGUiV p[LWR HQ OD FRQTXLVWD GH XQD
PXMHUSRUHOFRQWUDULRVLVXHxDVTXHEDLODVFRQXQDFRQRFLGDHVGHPDODJHUR
$OUHVSHFWR%DVLOLVD9i]TXH]DJUHJDTXH³HQWUHORVPL[HVFXDQGRVHVXHxD
XQUtRHVTXHODJHQWHHVWiKDEODQGRPDOGHXQRFXDQGRVHVXHxDXQWRURHVTXHOD
JHQWHWHWLHQHHQYLGLDRFRUDMH(VSRFRORTXHVHVDEHGHORVVXHxRVSHURXQRVXH
xDPXFKDVFRVDVFRPRFRQFXOHEUDVXQWLJUHXQOHyQPXUFLpODJRV0X\SURED
EOHPHQWHHVTXHODJHQWHHVWiVRxDQGRFRQVXVDQWHSDVDGRV\DPXHUWRVTXHQRVH
quedaron conformes y vienen a reclamar en forma de animales”. Elías Ramírez,
xëmaapyë GH 7RWRQWHSHF PHQFLRQD TXH FXDQGR HQ HO VXHxR DSDUHFHQ FXOHEUDV
bueyes o perros que te persiguen, quiere decir que hay alguien o algo que te anda
por otras personas debido a que están enfermas, por tanto, se encargan de caminar al cerro,
ofrendarlo y abogar por la persona frente a los dioses (Reyes, Juan Carlos, 2009, comunicación
personal).
111
buscando, un contrario que te está haciendo mal. Un ejemplo más lo da Alejandro
González:
6LVXHxDVYtERUDHVTXHVHJXUDPHQWHWLHQHVIULMROLWRVRPDtFHVHQWXSDQWDOyQ>DYH
FHVORVQLxRVVHYDDGRUPLUFRQODPLVPDURSDGHOWUDEDMR@&XHQWDQTXHDYHFHVORV
QLxRVRMyYHQHVWLHQHQVXHxRVFRQYtERUDV\HVWiQPX\LQTXLHWRVPLHQWUDVGXHUPHQ
HQWRQFHVHOSDSiORVGHVSLHUWD\OHVSUHJXQWD¢TXpVXHxDQ"VLGLFHQTXHFRQYtERUD
les dice que vayan a sacudir su pantalón porque seguro tienen frijoles o maicitos que
VHTXHGDURQDKtDWUDSDGRV/DYtERUDHQHOVXHxRWLHQHODFDSDFLGDGGHDSDUHFHUVROD
mente o de seguirte y brincar hacia ti.
(QWUHORVPL[HVFXDOTXLHUFRVDH[WUDxDTXHVHVXHxDHVXQDXJXULRGHTXH
algo malo te va a suceder, por tanto lo que se recomienda hacer es ir con el adivino
SDUDYHUTXpTXLHUHGHFLUHOVXHxR0XFKDVYHFHVpOSXHGHLQWHUSUHWDUOR\DOHUWDUWH
DIXWXURGLFLpQGRWHTXpHVORTXHWHSXHGHSDVDURVLDOJXLHQWHHVWiKDFLHQGRGDxR
Asimismo, el adivino también puede informarte en su caso, si un pariente difunto
DOTXHVRxDVWHRVXDQLPDOHQUHDOLGDGQRHVWiGHVFDQVDQGRHQSD]\SRUHVRHVWi
haciéndose presente para solicitar ayuda. En ese caso el adivino te dice qué debes
hacer y qué ofrendas debes dar al cerro.
([LVWHQRWUDVLQWHUSUHWDFLRQHVUHVSHFWRDORVVXHxRVUHODFLRQDGDVDORVDOL
PHQWRVTXHVHLQJLHUHQGXUDQWHHOVXHxRSRUHMHPSORFXDQGRVXHxDVTXHFRPHV
FDUQHVLJQL¿FDTXHDOJXLHQYDDPRULURHQFDVRGHWHQHUJDQDGLWRRDQLPDOHV
domésticos, que probablemente uno va a morir. O si por ejemplo te dan a comer
tierra roja es que te van a matar.
3RURWURODGRDOGHFLUGH$OHMDQGUR*RQ]iOH]³FXDQGRVHVXHxDFRQFDVDVGH
GRVRWUHVSLVRVRVXHxRVGHFLXGDGHVERQLWDVTXLHUHGHFLUTXHPiVDGHODQWHYDKD
EHUSURJUHVRp[LWRHQHOWUDEDMRDOJXQRVORJURV(VDVFDVDVVRQPiVELHQFRPRODV
de la ciudad y si uno tiene fe y trabaja pues llega a hacerse realidad. Aunque esto
de la ciudad bonita también coincide con el famoso lugar al que van los muertos,
que se sabe que es bonito, grande y que uno quiere ir para allá”.
En Alotepec por ejemplo, se dice que hay gente que libera combates en los
VXHxRV\TXHWRGRDTXHOTXHGHVSLHUWDHVSRUTXHKDVDOLGRYLFWRULRVRSXHVGHRWUD
manera habría muerto durante el combate.
'HQWURGHOLPDJLQDULRGHORVVXHxRVayuujk, se han incorporado nuevos ele
PHQWRVGHOPXQGRPRGHUQRFRPRDYLRQHVRDXWREXVHVORFXDOVLJQL¿FDPXHUWH
segura de algún familiar, pues dicen que por su forma, tanto el avión como el
DXWRE~VGDQLGHDGHXQDWD~GRGHXQDFDMDTXHHQVXHxRVYDVSUHSDUDQGRSDUD
tu difunto.
112
(VDVtTXHODH[SHULHQFLDGHOVXHxRHVFRP~QHQWUHORVayuujk, pero hay per
VRQDV FX\RV VXHxRV YDQ PiV DOOi GH ODV LQWHUSUHWDFLRQHV DXJXULRV R SUHVDJLRV
+D\SHUVRQDVTXHGXUDQWHVXVVXHxRVH[SHULPHQWDQFRQVWDQWHVOXFKDVHQIUHQWD
mientos, sufren, curan gente, reciben indicaciones o dialogan con los muertos, en
SRFDVSDODEUDVOOHYDQXQDYLGDSDUDOHODHQVXVVXHxRV(VWDVSHUVRQDVTXHWUDVSD
VDQODFDWDUVLVGHOVXHxRSDUDMXJDUXQUROGHQWURGHVXFRPXQLGDGVRQOODPDGRVD
tomar un compromiso, un compromiso muy fuerte: ser xëmaapyëtë.
Para hablar de los xëmaapyëtë es necesario hacer mención del vocablo xëëw en
ayuujk del que se deriva su composición. La palabra xëëwHVXQDH[SUHVLyQFR
P~QPHQWHXWLOL]DGDSDUDQRPEUDUDOVRODOGtDDOQRPEUH\DOD¿HVWD(OVRODO
igual que en otros pueblos indígenas de Mesoamérica, tiene un simbolismo cen
WUDOHQODUHOLJLRVLGDGPL[H(VWiYLQFXODGRFRQHOGtDFX\RFRPSOHPHQWRODOXQD
(po’o), representa la noche. Estos dos elementos tienen una importancia peculiar
en la cuenta de los días y las noches, lo que constituye un calendario conocido
como xëë tu’u o “camino de los días”, utilizado por los xëmaapyëtë o “contadores
de los días” para adivinar y diagnosticar enfermedades, predecir viajes o negocios
RLQWHUSUHWDUORVVXHxRV(VSRUHOORTXHORVJXDUGLDQHVGHORVGtDVRxëmaapyëtë,
ORTXHVHWUDGXFHDOHVSDxROFRPR³DERJDGRV´VRQSHUVRQDMHVFDUDFWHUL]DGRVGH
suma importancia en la religión ayuujk.
,QLFLDGRV SRU PHGLR GH VXHxRV \ UHYHODFLRQHV SRU KHUHQFLD R DSUHQGL]DMH
con otro xëmaapyë, estos especialistas son consultados constantemente para la
realización de diversos rituales que tienen lugar en la unidad doméstica, en el
campo santo, en el cerro Zempoaltéptl o en otros cerros circunvecinos. Son los
xëmaapyëtë, hombres o mujeres especialistas, conocidos y respetados por todo
HOSXHEORTXLHQHVDSDUWLUGHXQDH[SHULHQFLDLQLFLiWLFDTXHSXHGHVHUODRQtULFD
aceptan el compromiso de servir a los demás para la curación, adivinación y aten
ción en lo relacionado a la vida ritual.
/DFXHVWLyQTXHDTXtQRVDWDxHHVTXHVLELHQHOxëmaapyë es un personaje
de gran importancia capaz de intervenir y mediar distintos aspectos de la vida de
ORVD\XXMN¢&yPRHVTXHXQDSHUVRQDVHYXHOYHxëmaapyë? ¿Qué hace que un
xëmaapyë pueda entrar en contacto con lo sobrenatural para interpretar, adivinar
o curar?¿Cuál es su compromiso?
'HDFXHUGRFRQ1D]DUHD'tD]ODJHQWHTXHWLHQHHVWHWLSRGHVXHxRVHQFXHQ
tra en ellos a una persona grande que le indica y le da consejos de qué debe hacer.
(OTXHVXHxDVHGHEHSUHRFXSDUSRUFXPSOLUORTXHVHOHRUGHQDSXHVVLQRORFXP
SOHVHHQIHUPD\SXHGHKDVWDPRULUSRUQRKDFHUFDVRDORTXHVHVXHxD
113
$PDQHUDGHHQWHQGHUHOSDSHOTXHMXHJDHOVXHxRHQODLQLFLDFLyQxëmaapyë,
SUHVHQWDUHPRVODVH[SHULHQFLDVRQtULFDVGHODxëmaapyë Ricarda Cardoso narradas
SRUVXKLMD&DUROLQD9iVTXH]&DUGRVR
0LPDGUHHPSH]yDWHQHUVXHxRVHVSHFLDOHVFRPRDORVDxRVEXHQRGHVGHDQWHV
HPSH]yDUHFLELUSHTXHxRVDYLVRVROODPDGDVHQRWURVVXHxRV6RxDEDTXHODVHJXtDQ
SHUVRQDV\ODREOLJDEDQDWRPDUXQFRPSURPLVR6RxDEDTXHXQDGHHVWDVSHUVRQDV
enviada por Kontoy la llevaba a pasear por el cerro, donde había grandes construc
ciones de los antiguos. Entraban en uno de los cuartos y le entregaba un libro grande
que debía leer para ser xëmaapyë, pero ella no lo recibía porque no sabe leer, enton
ces decía que de nada serviría. Se resistió en varias ocasiones y consultó a varios
xëmaapyëtëTXHOHGHFtDQTXHGHEtDDFHSWDUHOFRPSURPLVR6HVRxDEDHQHOPDUHO
cerro y cuando sentía que la perseguían, huía en dirección al Zempoaltépetl, se subía
hasta la punta, una vez ahí, volaba con todo y cerro y desaparecía de la vista de sus
adversarios.
$OSDUHFHUHVWRVVXHxRVHUDQFDGDYH]PiVFRQVWDQWHV\GRxD5LFDUGDVDEtD
que algo especial se le estaba pidiendo, solamente que para ella tomar el com
promiso era una decisión muy fuerte pues sabía que de ahí en adelante tendría
que ponerse a disposición de los demás y ella decía que quien se iba a ocupar de
DOLPHQWDU\DWHQGHUDVXVKLMRVGRxD5LFDUGDVLJXLyVRxDQGR\QHJiQGRVHHQVX
caso a tomar aquel libro grande que le ofrecían, hasta que sucedió lo que a conti
nuación narra su hija Carolina:
A partir de este suceso, Ricarda tomó en cuenta el don que tenía, pero antes
GHDFHSWDUODHQFRPLHQGDHOODVLJXLyWUDEDMDQGRHQVXHxRV7DPELpQFRPHQ]yDWL
rar el maíz para leerlo, pero esto implica mucho más compromiso porque requiere
GHDFRPSDxDUDOSDFLHQWHGXUDQWHVXHQIHUPHGDG$VtTXHDSDUWLUGHTXHDFHSWy
114
su compromiso, más bien hace limpias con huevo, en ellas salen los motivos por
los que alguien sufre de algún mal o enfermedad, muchas veces es resultado de no
KDEHUFXPSOLGRXQDPDQGDRVLH[LVWHXQDQHJDWLYDSRUODOOHJDGDGHXQDFULDWXUD
dentro del hogar. También acomoda huesos, es partera y es xëmaapyë en las acti
vidades rituales para que determine las cantidades y elementos a ofrendar.
(QVXVVXHxRVHVXQDYLHMHFLWDHQYLDGDGHKontoy, la que le indica las cosas que debe
ofrendar (la cantidad de guajolotes, pollos o gallos, el color, el número de manojos
a ofrendar) o cómo curar. También fue aquella viejecita quien le reveló como ser
partera porque mi mamá nunca tomó un curso. Ella tuvo sus hijos sola, sin ayuda de
nadie, fueron doce partos y quince hijos. Si mi mamá no transmite a sus pacientes la
indicación de la viejita, es decir si la ofrenda va incompleta u olvida pedirles algo, la
YLHMHFLWDOHUHFODPDHQVXHxRV7DPELpQGLFHTXHHQVXHxRVHVFXFKDYRFHFLWDV\TXH
FXDQGRVXHxDPXFKRQRGHVFDQVD\GXUDQWHHOGtDHVWiPX\SUHRFXSDGD
$VLPLVPRGRxD5LFDUGDHQXQDRFDVLyQ\DVLHQGRxëmaapyëVRxyODPDQHUD
GHSUHYHQLUXQDFFLGHQWHHQHOSXHEORSXHVKDFHDOJXQRVDxRVPLHQWUDVVX\HUQR
Francisco era el Secretario de bienes comunales, en Tlahuitoltepec hubo un de
UUXPEHPX\IXHUWH\QRSDUDED'RxD5LFDUGDVRxyHQWRQFHVDXQVHxRUJUDQGH
YHVWLGRGHWUDMHPL[HFRQVXSDQWDOyQHQUROODGRGHXQODGRSUREDEOHPHQWHVHUtD
Kontoy como persona). Los dos caminaban por el pueblo y justo en el derrumbe
VHHQFRQWUDURQ(OVHxRU\5LFDUGDVHVDOXGDURQ\FRPHQWDURQVREUHORIXHUWHTXH
HVWDEDHOGHUUXPEH(QWRQFHVHOVHxRUOHGLMR³QRPLMDHVWRYDDSDUDUVRORTXH
le den tres gotitas”. Al día siguiente, Ricarda despertó y buscó a su yerno para
FRQWDUOHHOVXHxR(QHOOXJDUGHOGHUUXPEHGRQGHVDOtDHOFKRUULWRGHDJXDIXH
URQDKDFHUVDFUL¿FLRV\PLVD\ODJHQWHGHODFRPXQLGDGIXHDWLUDUWUHVJRWLWDVGH
mezcal. El derrumbe paró.
8QUHJLVWURDQWHULRU9DUJDVKHFKRFRQODSURSLD5LFDUGDQRVUHYHOD
TXHVXLQLFLDFLyQVHOOHYyDFDERHQVXHxRVHQGRQGHHQHOSULPHURDSDUHFH
Kontoy dándole un paseo por el pueblo y los asentamientos prehispánicos, luego
HQHOVHJXQGRVXHxROHSLGHTXHDFHSWHVHUxëmaapyë y ella se niega. En el tercero
la llevan por el cerro, ve las construcciones arquitectónicas y entra donde estaban
los meros, que le ofrecen tomar un libro. Ella como no sabía leer no lo acepta,
pero entre ellos se decide que funja como una xëmaapyë local.
(QHVWHWLSRGHLQLFLDFLyQSRGHPRVYHUFyPRHOVXHxRUHHPSOD]DHOHVWDGRGH
p[WDVLVGDGRSRU(OLDGHSDUDGH¿QLUXQDLQLFLDFLyQFKDPiQLFDHQHVWULFWRVHQWLGR
$OVHUOODPDGRVPHGLDQWHORVVXHxRVORVayuujk entran en un estado de conciencia
H[WUDRUGLQDULRTXHHVSHUFLELGRFRPRUHDO(VHPXQGRTXHH[SHULPHQWDQWLHQH
que ver con el mito de origen, pues en él generalmente aparece Kontoy quien
115
como héroe cultural reproduce la imagen arquetípica del chamán. Bartolomé
D¿UPDTXHVLELHQODFRPXQLFDFLyQFRQHOPiVDOOiHVVyORXQDGHODV
facetas de las acciones chamánicas, la normatividad presente en el mito, posibilita
al chamán una vía de acceso hacia el origen de sus propios poderes. En este caso,
todas las conductas del chamán recuerdan a las del héroe cultural. Si éste instauró
el orden sacrosocial sobre la tierra, la función primordial del chamán será man
tener la continuidad de dicho orden, actuando como un representante del orden
divino.
Consideraciones finales
/DH[SHULHQFLDRQtULFDGH5LFDUGDFRQVWDWDXQDYH]PiVODFRPXQLFDFLyQTXHH[LV
te entre el hombre y la naturaleza entendida desde su concepción sagrada. Su
proceso de iniciación se relaciona con varios elementos importantes dentro de la
FRVPRYLVLyQD\XXMNFRPRVRQanaapwëtsuk, Ii’pxy yukp, etnäxwii’nyë, Kontoy,
Tajëëw, un libro (que posiblemente remita a registros calendáricos), los muertos,
äp teety (abuelos), el mar y aves de uso ritual.
Empezando con anaapwëtsuk (truenorayo), sabemos que en la mayoría de
los cultos agrícolas en los cerros, esta entidad es parte fundamental dentro del
diálogo sagrado que mantienen los que llevan a cabo el ritual, pues se cree que
anaapwëtsuk es la potencia que interviene para atraer la lluvia.
El Ii’pxy yukpFHUUR=HPSRDOWpSHWOD[LVPXQGLGHORVD\XXMNQRVRODPHQWH
MXHJDXQSDSHOHQODVSXHVWDHQHVFHQDGHORVULWRVVLQRWDPELpQGHQWURGHOVXHxR
iniciático, pues representa el espacio físico donde el conocimiento es otorgado.
De esta forma vincula el tiempo y remite a las deidades y ancestros ayuujk. No es
casualidad que este lugar llamado “veinte2 cerros” sea el espacio donde se entre
gue el libro que probablemente sea un códice o registro calendárico, ni que ahí se
OOHYHDFDERHOUHFRUULGRSRUODVFRQVWUXFFLRQHVVXEWHUUiQHDVTXHH[LVWHQGHQWUR
del imaginario ayuujk.
Los personajes Kontoy y Tajëëw (a través de sus múltiples facetas) son los que
llevan a cabo la iniciación onírica de los xëmaapyës y por medio de sus atributos
sobrenaturales hacen recorrer al iniciado espacios como el mar, cerros e inframun
GRGRQGHVRQH[SXHVWRVDXQDVHULHGHSUXHEDVHQIHUPHGDGHVHQIUHQWDPLHQWRV
2
El 20 es un número muy importante pues es la base del calendario agrícola compuesto de 360
días. La primer probada de maíz que hace el recién nacido es a los veinte días de vida, en una
ceremonia conocida como (ee’px xëëw) que quiere decir veinte días o veinte soles. También a
los veinte días la mamá termina sus baños de temazcal y la cuenta de los días y de las cosas se
hacía anteriormente en veintenas, es decir un veinte, dos veinte, hasta llegar a veinte veintes,
cuatrocientos (tuk më’ëny).
116
catástrofes) que deben ser superadas para acceder al conocimiento de lo sagrado
\SRVWHULRUPHQWHHMHUFHUORHQWUHORVD\XXMNGH7ODKXLWROWHSHF
No todos los xëmaapyëtë tienen las mismas funciones, es Kontoy y Tajëëw
TXLHQHVGHFLGHQHOR¿FLRRWUDEDMRDUHDOL]DU(QHOFDVRGH5LFDUGDHOODDGHPiVGH
ser una especialista ritual, funge como huesera y partera. Dichos conocimientos
\SUiFWLFDVWDPELpQOHIXHURQHQVHxDGDVHQORVVXHxRV&DEHPHQFLRQDUTXHHVRV
IXHURQORVSULPHURVWUDEDMRVTXHGHVHPSHxySDUDODFRPXQLGDG\WLHPSRGHVSXpV
aceptó el cargo de ser una xëmaapyë.
Todas estas manifestaciones no pueden aislarse del concepto etnäxwii’nyë
(mundotierra) que constituye una totalidad cargada de símbolos que cumplen
un ciclo en constante cambio y renovación. Es por ello que para comprender a
la cultura ayuujk es necesario tomar en cuenta el entorno natural y sobrenatural.
(QHVWHVHQWLGRHOVXHxRFRPRFDQDOGHFRPXQLFDFLyQHQWUHHOPXQGRQDWXUDO
y sobrenatural es un componente más de la concepción y percepción del mundo
tierra que nos conecta con elementos de la cotidianidad y ofrece otra entrada para
el conocimiento contemporáneo y arqueológico de las sociedades ayuujk.
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117
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caso-de.html,.
118
Curanderismo
y cosmovisión
La medicina ngigua1. La enfermedad del susto y los rituales
para su curación, en San Marcos Tlacoyalco, Puebla
La medicina indígena es resultado de un largo proceso histórico cultural que pro
viene desde la época prehispánica hasta nuestros días. Ésta —como muchos otros
aspectos del corpus cultural indígena— se sustenta en lo que Alfredo López Aus
tín (1994) ha llamado tradición cultural mesoamericana, tradición que a pesar de
los siglos de dominación, ha logrado reproducirse hasta nuestros días. La creen
cia en tonas y nahuales, los ritos agrarios, las nociones de salud enfermedad, los
cultos en cuevas, la vigencia de deidades del agua, del viento y de la tierra, los
VHxRUHVGHORVOXJDUHVODFRQFHSFLyQFtFOLFDGHOWLHPSRHQWUHRWURV\PXFKRV
elementos más, forman parte de ese conjunto de manifestaciones culturales de tra
GLFLyQPHVRDPHULFDQDTXHPDQWLHQHQXQDSUHVHQFLDGH¿QLGDHQODYLGDFROHFWLYD
de las sociedades indígenas.
Tras un largo proceso, en el que podemos observar el dinamismo y la actuali
dad de la cultura indígena, la medicina tradicional ha estado sujeta a una continua
VHOHFFLyQ DGDSWDFLyQ UHFRQ¿JXUDFLyQ GHO FRQRFLPLHQWR \ GH ODV FUHHQFLDV TXH
ODFRQIRUPDQ6XH¿FDFLDVHHQFXHQWUDIXQGDPHQWDGDHQODFRVPRYLVLyQTXHOD
sustenta y que rige el pensamiento médico indígena (Beltrán, 1992, López Austin,
1996).
1
Ngigua es el término con que se autodenominan actualmente los popolocas de la comunidad
de San Marcos Tlacoyalco, en oposición al vocablo “popoloca” que fue impuesto por los mexi-
cas y que tiene una connotación despectiva. En el presente artículo utilizamos el etnónimo
ngigua debido a los fuertes movimientos de reivindicación que están haciendo las poblaciones
y especialmente la comunidad de San Marcos Tlacoyalco. Sin embargo, es importante señalar
que el uso de este término provoca confusiones debido a que los chochos de Oaxaca se de-
nominan de la misma manera. Por otro lado, las confusiones tienden también a acrecentarse
debido a que en cada comunidad el vocablo se pronuncia y escribe diferente. En la literatura se
puede encontrar escrito como ngi-iva ( Jäcklein, 1974), ngiwá (Escalante, 1995: 191) y en al-
gunas poblaciones como enwiga, enguigua, etcétera. Para fines del presente trabajo utilizaremos
el vocablo local.
121
La medicina indígena gira en torno a conceptos centrales como el de salud
enfermedad y cuerpo humano, los cuales forman una unidad indisoluble con los
procedimientos para diagnosticar y curar las enfermedades. Históricamente los
estudios antropológicos sobre el tema han resaltado la profunda relación de los
sistemas médicos indígenas con la cosmovisión y la religión, debido a que en este
sistema la enfermedad no es sólo un problema biológico sino cultural y social. En
la visión indígena, el sentido de la enfermedad y la cura está relacionado con la
idea del universo equilibrado en donde —continuamente— se relacionan los seres
humanos y las deidades, así como otras entidades.
Entendemos al sistema médico indígena como:
Un conjunto particular de conocimientos y prácticas, regidas por reglas y principios
TXHVHIXQGDPHQWDQSRUXQDFRVPRYLVLyQ\FX\R¿QHVWUDWDUODHQIHUPHGDG<SRU
cosmovisión como un conjunto de sistemas de creencias2, representaciones, ideas
\H[SOLFDFLRQHVVREUHHOPXQGR\GHOOXJDUTXHRFXSDHOKRPEUHHQpVWH*iPH]
2006: 49)
La cosmovisión como todo proceso histórico y colectivo no es eterno e in
mutable, ésta se construye y reconstruye a través del tiempo. Tiene, por lo tanto,
FRQWUDGLFFLRQHV LQWHUQDV H LQFRQJUXHQFLDV OyJLFDV *RRG WDPSRFR
es una construcción monolítica, sino por el contrario es diversa. Actualmente, se
reconoce el hecho de que las cosmovisiones indígenas son el resultado de dos pro
cesos paralelos y aparentemente contradictorios, por un lado históricamente, de
sarrollaron una orientación local y comunitaria en el proceso de reestructuración
de sus cosmovisiones y, por el otro, son herederas de una misma matriz cultural,
la tradición mesoamericana. Es por ello que actualmente podemos observar un
2
Retomando a López Austin “la creencia está formada, por representaciones; pero también por
convicciones, sentimientos, valores, tendencias, hábitos, propósitos, preferencias que nos ha-
cen enfrentarnos de manera particular a la naturaleza y a la sociedad, incluyéndonos nosotros
mismos, como individuos, en una introspección que no puede menos que ubicarnos como
sociales y naturales” (1996: 112).
3
Las representaciones son construcciones colectivas de la realidad social. Éstas conciernen al
conocimiento del sentido común que se pone a disposición en la vida cotidiana. Son sistemas
de significaciones que permiten interpretar el curso de los acontecimientos y las relaciones
sociales; expresan la relación que los individuos y los grupos tienen con el mundo y los otros.
Están inscritas en el lenguaje y en las prácticas. Es una construcción con base a códigos per-
ceptivos y cognoscitivos complementados con la experiencia histórica, la memoria colectiva y
el contexto en que se vive. La representación (valores, ideas y prácticas) sobre el mundo tiene
su expresión en los discursos, relatos, y las lógica, con los cuales los individuos se interpretan,
interpretan al otro, al mundo y, en consecuencia se representan ( Jodelet, 2000: 10).
122
complejo mosaico de cosmovisiones indias. Dicha complejidad se debe a que en
HOODVFRQÀX\HQWDQWRFRPSRQHQWHVTXHOHGDQXQLGDGFRPRGLIHUHQFLDFLyQ%DU
tolomé, 2005: 4).
La complejidad de las cosmovisiones indígenas se puede observar en los
conceptos de saludenfermedadcuración, los cuales, si bien son particulares a
FDGDJUXSRLQGtJHQD\RFRPXQLGDGWDPELpQH[LVWHQFRQFHSWRVFRPSDUWLGRVSUR
ducto de la herencia cultural mesoamericana.
La diversidad de conceptos y prácticas de la medicina indígena está siendo
documentada a partir del estudio de los sistemas médicos tradicionales. En el
FDVRGHOHVWDGRGH3XHEODH[LVWHQWUDEDMRVUHOHYDQWHVVREUHORVQDKXDVGHOD6LHUUD
1RUWH\ORVGHODVLHUUD1HJUDVLQHPEDUJRH[LVWHQHVFDVRVWUDEDMRVVREUHHVWH
tema entre los popolocas. El presente trabajo busca llenar un hueco hasta ahora no
cubierto en el estudio de las particularidades de la medicina popoloca.
Los popolocas
Los popolocas son un grupo étnico mesoamericano poco estudiado por lo que de
cidimos tomar como unidad de análisis una de las comunidades más importantes,
como es el caso de San Marcos Tlacoyalco. Ésta se localiza al sureste del esta
do de Puebla, forma parte del municipio de Tlacotepec de Benito Juárez (INEGI,
1995). La región es considerada la entrada al valle de Tehuacán y forma parte de
la Reserva de la Biosfera de TehuacanCuicatlán cuyo medio ambiente está clasi
¿FDGRFRPRiULGRVHPLGHVpUWLFR
Los antecedentes históricos de los popolocas son muy ricos, ya que son un
grupo étnico de origen milenario. En la época prehispánica ocuparon un área a la
que le hemos denominado región popoloca*iPH]pVWDDEDUFDED
DSUR[LPDGDPHQWHHOFHQWURVXUGHOHVWDGRGH3XHEODQRUWHGH2D[DFD\VXUGHO
HVWDGRGH7OD[FDODSDUWLFXODUPHQWHHOWULiQJXORTXHIRUPDQODVFLXGDGHVGH7H
SHDFD$FDWOiQ\7HKXDFiQ-lFNOHLQ
San Marcos es una comunidad indígena campesina y la mayor parte de la
SREODFLyQHVELOLQJHKDEODQSRSRORFD\HVSDxRO6RQSULQFLSDOPHQWHFDWyOLFRV
VLQHPEDUJRKD\XQDVLJQL¿FDWLYDSUHVHQFLDGHRWUDVUHOLJLRQHV
El poblado se encuentra asentado en las faldas de la sierra de Soltepec. El
FOLPDHVVHPLVHFRWHPSODGRFRQOOXYLDVHQYHUDQR\HVFDVDVWRGRHODxR/DYHJH
tación es muy escasa, está compuesta de matorral semidesértico y chaparral, los
VXHORVVRQPX\SREUHV\H[LVWHXQDIXHUWHHVFDVH]GHDJXD'HELGRDODIDOWDGH
ésta se construyeron jagüeyes para almacenamiento de agua de lluvia. La comuni
dad sustenta fundamentalmente su subsistencia en el cultivo de maíz. La falta de
123
servicios, recursos y de agua hacen de San Marcos un poblado caracterizado por
la pobreza y la marginación.
/DYLVLyQGHOPXQGRGHORVVDQPDUTXHxRVFRQIRUPDXQcorpus cultural lo
cal relativamente integrado a la tradición mesoamericana (cosmovisión, creencias
VREUH HO RULJHQ \ FRQVWLWXFLyQ GHO XQLYHUVR VHxRUHV GH OD QDWXUDOH]D VLVWHPDV
míticos, nahualismo, etcétera). En las prácticas religiosas se registran ceremonias
propiciatorias y conmemorativas, cultos a los ancestros y a entidades de la natu
raleza (cerros, jagüeyes, cuevas, entre otros). Actualmente muchas de las antiguas
deidades mesoamericanas siguen siendo símbolos dominantes en la cosmovisión
de gran parte de los pueblos indígenas del país. Los seres y fenómenos natura
les milenariamente han sido concebidos como sujetos humanizados con voluntad
propia, con los cuales se mantienen relaciones de dependencia, reciprocidad y po
GHUeVWRVUHFLEHQGLYHUVDVFRQQRWDFLRQHVFRPR'XHxRVGHOXJDU5H\&DEDOOHUR
3DWURQHV'XHxRGHOFHUUR6HxRUHWFpWHUD\HQVXIDFHWDPDOLJQDFRPR&DWUtQ
Chivo, Diablo, el Malo, etcétera. Por lo regular estos personajes sintetizan fuerza,
HQHUJtD\SRGHU6RQHQWLGDGHVTXHFRQGHQVDQP~OWLSOHVVLJQL¿FDGRVVXGRPLQLR
característico son los cerros o montes y son concebidos como nahuales de gente
SRGHURVDTXHDYHFHVYLYHHQORVSXHEORV%DUDEDV
Para los ngiguas de Tlacoyalco estas deidades y entidades de la naturaleza
moran en los jagüeyes, cuevas, barrancas, cerros, el campo, los caminos y otros
sitios. Los lugares donde habitan son catalogados como pesados, de respeto, de
licados, misteriosos y encantados. Categorías con las cuales el pensamiento indí
gena hace referencia a los lugares sagrados, en donde se efectúa el intercambio
con las deidades a través del ritual. La intromisión de los seres humanos en los
lugares habitados por estas entidades puede ocasionar la pérdida del equilibrio y
provocar enfermedades, como es la pérdida del alma. Comúnmente se cree que
HVWDVHQWLGDGHVVHQXWUHQRUREDQODVDOPDVGHODVSHUVRQDV*iPH]
En San Marcos mediante la ritualidad terapéutica, conducida por curande
ros y –ocasionalmente por brujos se reproducen los conceptos locales de salud,
HQIHUPHGDG\FXHUSRKXPDQR'LFKDVSUiFWLFDVWLHQHQFRPR¿QDOLGDGFXUDUDORV
individuos y remediar las alteraciones en la vida de sus habitantes. Hay una gran
variedad de prácticas tradicionales, en las que se puede observar un sincretismo
UHOLJLRVRVREUHHORULJHQ\WUDWDPLHQWRGHODVHQIHUPHGDGHVDVtFRPRXQH[WHQ
so uso de la herbolaria regional popoloca. Los hueseros, parteras y curanderos
VDQPDUTXHxRV SRVHHQ JUDQ UHFRQRFLPLHQWR QR VyOR D QLYHO ORFDO VLQR UHJLRQDO
(Gámez, 2006).
La medicina ngigua IXHUWHPHQWHDUUDLJDGDHQWUHODSREODFLyQFRQ¿JXUDXQ
VLVWHPD PpGLFR PX\ FRPSOHMR DO FXDO SUHWHQGHPRV DSUR[LPDUQRV D WUDYpV GHO
124
DQiOLVLV GH XQD GH ODV HQIHUPHGDGHV TXH PiV DTXHMDQ D ORV VDQPDUTXHxRV QRV
referimos al mal del susto.
El concepto de enfermedad
Cada cultura posee un concepto propio sobre la enfermedad, éste se determina
DSDUWLUGHODVH[SHULHQFLDVODVVHQVDFLRQHVODVSHUFHSFLRQHV\UHSUHVHQWDFLRQHV
simbólicas que dan sentido a las creencias y al modo particular en que se percibe
el mundo. Desde esta perspectiva los conceptos que se formulan sobre el proceso
VDOXGHQIHUPHGDGUHVSRQGHQDOPRGRSDUWLFXODUGHFRQFHELUFRQYLYLUFODVL¿FDU\
SRUHQGHGHRUGHQDUDOPXQGRSRUHOORVXDQiOLVLVSHUPLWHGHVWDFDUODVHVSHFL¿FL
dades de la cosmovisión de una sociedad.
En las comunidades indígenas la enfermedad es percibida, como ya se men
cionó, como un problema cultural y social, regularmente las causas de malestares
tanto físicos como biológicos se encuentran vinculados a la voluntad divina, a la
conducta humana, a las relaciones sociales y a los deseos de entidades sobrena
turales.
(OVXVWRHOPDODLUH\HORMRVRQSDGHFLPLHQWRVTXHUH¿HUHQDXQDVLWXDFLyQ
de adversidad, de angustia o de dolor, son enfermedades cuya etiología se encuen
tra íntimamente ligada con la cosmovisión. Autores como Alfredo López Austin
(1996), Italo Signorini y Alessandro Lupo (1989), Laura Romero (2006), entre
RWURVVHxDODQODLPSRUWDQFLDGHHQIDWL]DUODVSURSLDVFRQFHSWXDOL]DFLRQHVTXHORV
grupos indígenas elaboran en torno a este fenómeno. Desde este enfoque, lo que
interesa en este artículo es mostrar la concepción que los habitantes de San Mar
cos Tlacoyalco poseen en torno al proceso saludenfermedad y el estrecho vínculo
de éste con la cosmovisión.
El sistema médico ngigua es el encargado de mantener el bienestar de los
VDQPDUTXHxRVPHGLDQWHODFXUDGHHQIHUPHGDGHVSDUWLFXODUPHQWHODVGHQRPLQD
das como “enfermedades del alma”. Éstas son las que afectan a la entidad aními
ca, llamada por los ngiguas³HVStULWX´R³DOPD´VXH[SOLFDFLyQFDXVDOHVWiLQVFULWD
en la cosmovisión, en su terapéutica se incluyen elementos de carácter mágico
religioso y si bien se llegan a incluir fármacos, éstos juegan un papel secundario.
Los males que aquejan al alma se distinguen según los agentes causales de la
enfermedad. El susto es la pérdida parcial del alma por ello para su análisis es ne
cesario en principio abordar el concepto de cuerpo humano y de sus componentes.
125
Nthao´e ni, nuestra carne.4 El cuerpo humano y su importancia
Los ngiguas KDQGHVDUUROODGRHOFRQFHSWRGHFXHUSRKXPDQRDSDUWLUGHVXVH[SH
riencias en el proceso saludenfermedad; históricamente han aprendido empírica
PHQWH\DWUDYpVGHODWUDVPLVLyQRUDO/RVVDQPDUTXHxRVFRPHQWDQTXHHOFXHUSR
KXPDQRHVIXQGDPHQWDOSDUDODH[LVWHQFLDKXPDQDJUDFLDVDpOVHPXHYHQWUDED
jan, viven, “el cuerpo sano, es cuando caminas tranquilo con facilidad ni dolor,
quien no lo puede hacer entonces no está sano”. El conocimiento que se tiene
del cuerpo puede variar mínimamente en lo general, de individuo en individuo,
sin embargo son los especialistas en la curación quienes poseen un discurso más
sistematizado sobre el tema y, también, sobre los planteamientos vertebrales de
la cosmovisión.
El cuerpo está conformado por dos partes: una inmaterial, “el espíritu”, y otra
material, formada por órganos, huesos, piel, cabello y sangre; ambas partes, sin
embargo, son vistas como un todo integrado.
Alfredo López Austin (1996)[1980] en su obra Cuerpo humano e ideología. Las
concepciones de los antiguos nahuas,VHxDODTXHORVQDKXDVSRVHtDQWUHVFRPSR
nentes corporales inmateriales distintos, a los cuales denomina “entidades aní
micas”, cada una de éstas se encuentra dotada de cualidades propias, diferentes
funciones vitales y distribuidas por todo el cuerpo, pero con mayor concentración
en el corazón, el cerebro y el hígado, estos órganos son denominados por el autor
centros anímicos.
(VWHFRQFHSWRUH¿HUHD
/D SDUWH GHO RUJDQLVPR KXPDQR HQ OD TXH VH VXSRQH H[LVWH XQD FRQFHQWUDFLyQ GH
fuerzas anímicas, de sustancias vitales, y en la que se generan impulsos básicos de
dirección de los procesos que dan vida y movimiento al organismo y permiten la
realización del mismo. (López Austin, 1996 [1980]:197)
Los centros anímicos poseen determinada organización y participación, cate
gorías que contribuyen al óptimo rendimiento físico y psíquico de la persona. En
4
En ngigua las partes del cuerpo siempre van acompañadas de un sufijo posesivo, en este caso se
utiliza el posesivo ni “nuestro”, ya que es el modo en que los sanmarqueños lo mencionan con
más frecuencia.
126
San Marcos Tlacoyalco las entidades anímicas se alojan en diferentes partes del
cuerpo: el corazón, la cabeza y los pulmones.
El concepto de entidad anímica alude al cuerpo animado, es decir, las entida
des anímicas son aquellas que dotan de vitalidad al cuerpo humano, López Austin
H[SOLFD
La entidad anímica es frecuentemente concebida como una unidad estructurada con
capacidad de independencia, en ciertas condiciones, del centro orgánico en el que se
ubica. Esto hace que deba distinguirse entre el concepto de asiento normal de la fuer
za, y el de la unidad estructurada de esta fuerza, constituida en entidad independiente
(López Austin, 1996: 197)
El espíritu-alma
/RVVDQPDUTXHxRVUHFRQRFHQXQDHQWLGDGDQtPLFDTXHKDELWDPD\RULWDULDPHQWH
en el corazón y en menor grado dentro de los pulsos es nombrada indistintamente
como “espíritu” o “alma”, al respecto los ngiguasH[SOLFDQTXHQRH[LVWHXQDGL
ferencia y que se utiliza de la misma manera.
Por su ubicación en el corazón una de las cualidades que se le atribuye es el
“sentimiento”, es decir, el afecto o rechazo hacia alguien o algo. Este “espíritu”,
VHJ~QORVVDQPDUTXHxRVDGHPiVGHGRWDUGHYLGDDOVHUKXPDQRORKDFHWDPELpQ
con los animales,5 se menciona que todos los seres vivos la poseen “por eso ellos
WDPELpQVHPXHYHQWLHQHQXQFRUD]yQ\VLHQWHQSRUHMHPSORFXDQGRHOGXHxRGH
un perro está enfermo, el animalito se pone triste, no come y puede morir”.
Los ngiguas conciben al espíritu como aire que entra al cuerpo humano desde
TXHHOVXMHWRHVWiHQODVHQWUDxDVGHVXPDGUHVXOOHJDGDDOYLHQWUHVHDQXQFLDFRQ
los primeros movimientos del bebé. La cantidad de fuerza anímica que se recibe
durante la gestación es con la que se nace y crece hasta la etapa adulta. La fuerza
o debilidad del alma determina el carácter de los sujetos, se dice que una persona
fuerte es aquella que posee “mucho valor”, porque es difícil que se espante en
contraste con las personas débiles de espíritu, las cuales son más propensas a
asustarse y, por tanto, a contraer enfermedades fácilmente. El espíritualma no
sólo es descrito como “aire”, sino también adquiere la forma de una mariposa que
habita en anseen ni, ‘nuestro corazón’.
5
Esta característica es representativa de Mesoamérica.
127
Xraoxa, el espanto o susto
Características
En San Marcos Tlacoyalco cuando la entidad anímica abandona el cuerpo,6 no im
plica necesariamente que el individuo enferme de susto; el alma sale parcialmente
del cuerpo por diversas circunstancias, sucede básicamente durante los estados
GHLQFRQVFLHQFLDORVVXHxRVODDJRQtD\HOGHVPD\R&XDQGRXQDSHUVRQDHVWi
“espantada”, el alma sale parcialmente de la envoltura corporal y es capturada por
entidades que causan el mal.
(OHVSDQWRHVXQRGHORVPDOHVWDUHVTXHDÀLJHQDORVngiguas, el susto como
WDPELpQVHOHGHQRPLQDVH RULJLQD DO VXIULU XQD IXHUWH LPSUHVLyQ DFRPSDxDGD
la mayoría de veces, de una sensación de miedo. En ocasiones, el susto también
puede ser el producto de un conjunto de sobresaltos.
Esta consternación provoca que el almaespíritu salga parcialmente del cuer
SR KXPDQR \ VHD DWUDSDGD SRU HQWLGDGHV VREUHQDWXUDOHV ORV VDQPDUTXHxRV H[
SOLFDQTXH³VHVDOHODPDULSRVD´UH¿ULpQGRVHDTXHHVHOHVStULWXHOTXHGHMDVX
HQYROWXUDFRUSRUDOODSpUGLGDSURORQJDGDGHODOPDSXHGHRFDVLRQDUXQGDxRLUUH
versible a la salud del individuo.
Los tujsos7 H[SOLFDQ TXH ³ORV 0DORV´ R ³HO 0DOR´ GHLGDGHV R HQWLGDGHV
jalan poco a poco el espíritu de la persona para quedárselo, por ello, el alma se
encuentra en el sitio donde se sufrió el sobresalto, debido a la relación que la
sangre mantiene con ella.8/RVHVSHFLDOLVWDVH[SOLFDQTXH³HOPDORHVWiMDODQGR
su sangre como un hilito”,9 que por eso la sangre se debilita, “se hace un hilito”
porque su espíritu es atrapado por entidades que habitan en los cerros, las cuevas,
las barrancas, los panteones, etcétera.
La fuerza del espíritu es una característica que determina qué personas pue
den enfermarse de susto con mayor frecuencia, y son aquellos que poseen un es
píritu débil los más afectados, pues esta cualidad facilita la salida y rápida captura
GHODOPDSRUHVRODVPXMHUHV\ORVQLxRVVRQORVPiVSURSHQVRVDHQIHUPDUVHSHVH
DHVWRORVTXHSRVHHQXQHVStULWXIXHUWHQRHVWiQH[HQWRVGHHVWHPDOHVWDU
No sólo la fuerza o debilidad del alma determinan al afectado, sino tam
bién la intensidad del impacto que dependerá de la magnitud de la impresión,
6
En el caso de San Marcos se le denomina “alma”.
7
Término en ngigua que hace referencia al curandero, regularmente los sanmarqueños lo tradu-
cen como “hechicero”.
8
La sangre tiene una evidente relación con el corazón, para los sanmarqueños ésta transita por
todo el cuerpo, transporta al espíritu y permite el movimiento.
9
El enfermo al momento de asustarse puede, ocasionalmente, presentar sangrado.
128
la persona puede enfermar, esta característica también establece la gravedad del
padecimiento.
(O VXVWR SXHGH VHU LQGXFLGR ORV VDQPDUTXHxRV FRPHQWDQ TXH VXFHGH FRQ
más frecuencia en los sitios pesados10 \R HQFDQWDGRV SRUTXH ORV VHUHV TXH DKt
habitan “son maldosos y se enojan cuando alguien pasa por su lugar”, por eso
espantan a quienes irrumpen en sus espacios. Es por ello que un habitante de la
comunidad nos comentó:
Tú ves aquí una piedra, pero no, es una puerta de ellos, tú ves así el campo, el pasto
y pones algo pero es su camino de ellos, por eso se enojan porque tú pones cosas en
su camino.
6LQHPEDUJRHQODYLGDFRWLGLDQDFXDOTXLHUSHUVRQDVHHQFXHQWUDH[SXHVWDD
VHUYtFWLPDGHXQVREUHVDOWRQRVHSXHGHHVSHFL¿FDUHOOXJDUSUHFLVRGRQGHRFX
rre, pues puede suceder fuera y dentro de la población y durante todo día, por ende
todos los individuos están propensos a enfermarse de susto.
Las causas
Como se mencionó, el espanto ocurre básicamente por causa de un suceso ines
perado, por irrumpir en lugares encantados, pero también —según los especialis
WDV²GXUDQWHORVVXHxRVPLHQWUDVODSHUVRQDGXHUPH
En la cosmovisión de los ngiguas, al dormir el alma se sale parcialmente del
cuerpo humano, entonces es vulnerable a ser atrapada por las entidades no huma
nas, por tal razón los habitantes de Tlacoyalco comentan que en el cerro o en el
FDPSR³QRVHGHEHGHGRUPLU´SRUVHUHOKRJDUGHGLFKDVHQWLGDGHV/RVQLxRV
también pueden ser atrapados por estos seres, sin embargo, no es necesario que
duerman para que esto suceda, con sólo jugar con tierra o al caerse, su alma débil
puede será capturada fácilmente.
Modo de prevención
Debido a las causas mencionadas, es fácil distinguir la posibilidad de que cual
quier ser humano se espante, sin embargo, cabe destacar que las almas más sus
FHSWLEOHV VRQ ODV GH ORV QLxRV ODV FXDOHV FRUUHQ DGHPiV HO ULHVJR GH TXH ³XQ
10
Campo, cerros, barrancas, jagüeyes, panteones y carreteras.
129
aire11 las atrape y jueguen con ellas”, haciendo que los enfermen, por lo que será
necesario realizar el procedimiento preventivo pertinente: levantar el alma.
Para levantar el almaORVVDQPDUTXHxRVJROSHDQFRQXQDUDPDGHiUEROORV
lugares por donde estuvo jugando o donde durmió la persona enferma, al mismo
tiempo que le llaman por su nombre: “Kevin vente ya nos vamos, Kevin ya nos
vamos, ándale Kevin, ya vámonos”. Cabe mencionar que durante esta práctica no
se requiere de la participación del especialista, si el afectado no presenta ningún
VtQWRPDGHHQIHUPHGDGODDFRVWXPEUDQUHDOL]DUORVDFRPSDxDQWHVGHODVSHUVRQDV
RODVPDGUHVGHORVLQIDQWHVSDUDHYLWDUGDxRVSRVWHULRUHVHVFRP~QTXHVHHIHFWXp
cuando se acude a los cerros.
Los síntomas
Los especialistas ngiguasUH¿HUHQTXHORVVtQWRPDVGHXQLQGLYLGXRHQIHUPRGH
susto pueden ser: desmejora, apatía, depresión, inapetencia, el enfermo no habla y
SUHVHQWDFDOHQWXUDVLQHPEDUJRVHxDODQTXHpVWRVVRQDOPLVPRWLHPSRVtQWRPDV
tan generales que difícilmente pueden dar cuenta sólo a partir de ellos que una
persona esté espantada o no, por ello los curanderos acuden a dos síntomas más
considerados fundamentales para diferencias el susto de cualquier otra enferme
GDGQRVUHIHULPRVDODSDOLGH]\HOVXHxRH[FHVLYR(VWH~OWLPRHVXQLQGLFDGRU
claro de la enfermedad, puesto que el paciente no consigue descansar debido a que
su alma no está completa, “no está en el lugar al que pertenece”.
Estas manifestaciones se pueden presentar inmediatamente después del im
SDFWRRGtDVGHVSXpVGHKDEHUVXIULGRODH[SHULHQFLDWUDXPiWLFDLQFOXVRSXHGHQ
pasar meses para manifestarse, depende de la gravedad del impacto y de la fuerza
GHOHVStULWXGHODIHFWDGR/RVHVSHFLDOLVWDVFRPHQWDQTXHODSDOLGH]\HOVXHxRVH
dan porque “se están llevando su alma y es como si se estuviera muriendo”. Estas
H[SUHVLRQHV\FRQFHSWRVFRQORVFXDOHVORVFXUDQGHURVH[SOLFDQORVVtQWRPDVGHOD
HQIHUPHGDGDVtFRPRODIRUPDGHDERUGDUORV\WUDWDUORVUH¿HUHDOPRGRSDUWLFXODU
en que los ngiguas perciben y comprenden el cuerpo humano.
a) La palidez
Al salir el espíritu del cuerpo, la sangre —debido al vínculo que mantiene con el
espíritualma— se muestra debilitada, pierde sus características principales: su
color y su consistencia espesa. Los tujsosH[SOLFDQTXH³VHSLHUGHODYLGD´\HO
11
Modo en que se los ngiguas de San Marcos nombran a entidades y deidades.
130
cuerpo humano luce pálido, por ello es considerado uno de los principales sínto
mas de la enfermedad.
(OVXHxRHVXQVtQWRPD\DODYH]XQDSDUWHIXQGDPHQWDOGHOGLDJQyVWLFR8QDGH
las características distintivas de esta enfermedad es que, a través del diagnóstico,
ODSHUVRQDHVSDQWDGDGDFXHQWDGHOOXJDUGRQGHVXIULyHOVREUHVDOWR/RVVXHxRV
SDUDORVVDQPDUTXHxRVVRQGHVXPDLPSRUWDQFLDUHSUHVHQWDQXQHVSDFLRGRQGH
se puede establecer el contacto con las divinidades y otras entidades, mediante
ellos se puede presagiar y también implican la continuidad de la vida, pues como
HOORVPLVPRVD¿UPDQ³WRGRORTXHW~VXHxDVHVSRUTXHYDDSDVDUSRQDWHQFLyQ\
dentro de poco te sucede”.
(QHVWHFDVRHOVXHxRHVXQRGHORVVtQWRPDVPiVFDUDFWHUtVWLFRVTXHSUHVHQWD
aquel que sufre de susto, pues indican el lugar donde está atrapado el espíritu del
DIHFWDGRHVWDVH[SHULHQFLDVRQtULFDVVHGLIHUHQFLDQGHORVVXHxRVFRPXQHVSRUTXH
mientras el paciente duerme ve el lugar o los lugares donde se encuentra su alma.
/RVDIHFWDGRVGHVFULEHQTXHVXHxDQXQOXJDUUHFRQRFLGRFRPRDTXHOGRQGHUHFXHU
dan haber sufrido el impacto, porque ahí es donde se encuentra su espíritu; otra
FDUDFWHUtVWLFDTXHSDUWLFXODUL]DHVWHWLSRGHVXHxRVHVTXHVRQUHSHWLWLYRV(QODV
“revelaciones”, los pacientes comentan que ven una mariposa o únicamente el es
pacio donde fue el impacto, puede ser un árbol, una barranca, el campo, entre otros.
(OVXHxRIRUPDSDUWHGHXQDXWRGLDJQyVWLFR\DTXHHVXQLQGLFDGRUXWLOL]DGR
por los afectados para dar cuenta de su malestar y saber el lugar preciso donde
está su espíritu, gracias a esta revelación el paciente visita al tujso y comenta sus
VXHxRVTXLHQORVWRPDFRPRGDWRLPSRUWDQWH\SRVWHULRUPHQWHORVXWLOL]DSDUD
WHQHUXQGLDJQyVWLFRPiVSUHFLVR(VWRVDVSHFWRVH[SUHVDQODPDQHUDHQTXHOD
VLJQL¿FDFLyQGHORVVXHxRVLQWHUYLHQHHQODYLGDFRWLGLDQDGHORVVDQPDUTXHxRV
\GHVWDFDODLPSRUWDQFLDTXHWLHQHQODVH[SHULHQFLDVRQtULFDVHQODFRVPRYLVLyQ
de los ngiguas. Sin embargo, no es el único método diagnóstico utilizado por los
HVSHFLDOLVWDVHQODFXUDFLyQHQHVWHFDVRORVVXHxRVIRUPDQSDUWHGHOSURFHVRWH
rapéutico como complemento de otros y es utilizado como parte aguas para que el
curandero realice los procedimientos necesarios.
Métodos diagnósticos
Cuando un sujeto enferma de espanto, para corroborar el tipo de padecimiento los
tujsos hacen una breve entrevista en la cual se solicita al paciente describir sus
131
VXHxRVVLVHVRVSHFKDTXHHOHQIHUPRVXIUHGHsusto entonces se utilizarán dos
métodos diagnósticos más: la limpia y el pulseo.
Pulseo
Este método se basa en la interpretación del pulso (Eroza Solana, 1996: 21). El
SXOVHR VH H[SOLFD D SDUWLU GH OD UHODFLyQ TXH OD VDQJUH PDQWLHQH FRQ HO HVStULWX
que habita en el cuerpo, de acuerdo con la cosmovisión de los ngiguas el espíritu
hace que el corazón lata, que la sangre circule “parejito”, que el cuerpo se mueva
y tenga color, por ello cuando una persona está asustada y el alma es “jalada” por
las entidades que causan el mal, el pulso se mueve de lugar y —debido a que el
alma abandona parcialmente el cuerpo— el pulso disminuye.
Los tujsosSDOSDQFRQGRVGHGRVHOSXOVRGHODPXxHFD\HOGHODQWHEUD]RGHO
afectado, la intensidad de los latidos determina la magnitud del susto y por ende la
gravedad de la enfermedad. El pulso se siente de diversas maneras, los especialis
WDVH[SOLFDQTXHSXHGHVDOWDUHQ³GRQGHQRHVVXOXJDU´SRUHMHPSORVLVHWRFDHO
DQWHEUD]R\VDOWDHQXQGHGRGHODPDQRHVXQDVHxDOGHTXHVHHVWiHQIHUPRGH
DFXHUGRFRQODFRVPRYLVLyQH[SOLFDQTXH³DOHVWDUDVXVWDGDXQDSHUVRQDHOSXOVR
se mueve de lugar porque están jalando alma, se la quieren llevar”. Cuando el rit
mo del pulso disminuye y se hace lento es porque “el corazón no está completo”.
El estado del pulso es el estado del espíritu, la interpretación del pulso de
SHQGHGHOULWPR\GHOOXJDUGRQGHVHVLHQWHORVFXUDQGHURVUH¿HUHQTXHVLHOSXOVR
³EULQFD´VLJQL¿FDTXH³HOHVStULWXHVWiFRQWHQWRTXHHVWiFRPSOHWR\TXHQRHV
susto”, aludiendo a que el espíritu se encuentra sano y completo dentro de su co
ELMDFRUSRUDO(QFDVRGHTXHHOSXOVRQRVHVLHQWDHVXQDVHxDOGHTXHHOSDFLHQWH
se encuentra gravemente enfermo, y si el pulso está fuera de su lugar quiere decir
TXHODVHQWLGDGHV\RGHLGDGHVHVWiQ³MXJDQGRFRQHOHVStULWXGHODIHFWDGR\VH
quieren robar su espíritu”.
La limpia y el diagnóstico
Al sufrir de un fuerte impacto, la persona además de enfermar de susto corre el
riesgo de agarrar mal aire12, en estas situaciones la limpia es un método curativo
12
El aire está vinculado al viento y al frío y posee un carácter ambivalente, por un lado es un
componente básico del organismo humano, sirve para respirar, para que la sangre circule, el
corazón palpite y el cuerpo humano se mueva, esto es denominado por los sanmarqueños “aire
132
133
\GHGLDJQyVWLFR/DOLPSLDHVFXUDWLYDSRUTXHSRUPHGLRGHpVWDVHH[WUDHGHO
interior del cuerpo humano todo aquello que no le corresponde y mediante la
interpretación del huevo los tujsos dan cuenta de los padecimientos del afectado,
el huevo describe lo que sucede al interior del cuerpo, por lo que para el caso del
susto funge como método diagnóstico.
En general, se puede mencionar que la limpia consiste en frotar un huevo y
hierbas sobre el cuerpo de la persona mientras se ora con el objetivo principal de
H[WUDHUODVHQWLGDGHVLQWUXVDVGHOFXHUSRKXPDQRRFRQOD¿QDOLGDGGHLQWHUSUHWDUD
través del huevo el padecimiento. “Las súplicas, constituyen un elemento esencial
para el conocimiento del corpus ideológico en que se inspiran los ritos terapéu
ticos”, (Signorini y Lupo, 1989: 175). Cuando el especialista ora, suele hacerlo
en su pensamiento o en voz muy baja, en sus oraciones se muestra el vínculo que
HVWDEOHFHFRQODVGLYLQLGDGHV\HOPRGRHQTXHVHOHVH[LJHDEDQGRQHQHOFXHUSRDO
que no pertenecen, y regresen a su lugar de origen; “mediante ellas se instaura el
contacto místico con las entidades sobrenaturales responsables de la enfermedad
o con las que pueden proporcionar la cura” (Signorini y Lupo, 1989: 175). Los
tujsos narran la limpia así:
Primero se echa agua bendita, se persigna y pide uno a Dios: que Dios le dé
la curación para que se alivie, y sí, así empieza uno.
Luna llena paloma blanca, 1
Luna llena paloma blanca,
Anto chaana, 2
Estoy muy contenta,
Ntha’a recomendado
Te recomiendo,
Espíritu de Dios, 4
Espíritu Dios,
Nchesalvaana ja’a nchesalvaana, 5
Sálvamela, tú sálvamela
Espíritu de Dios, por favor, 6
Espíritu de Dios, por favor
Kexe’en cansada, 7
bueno” o “aire natural”. Por otro lado, el “mal aire” es un término con el que se designan a las
entidades dañinas para el ser humano, las cuales pueden adoptar diferentes formas, la gente los
describe como remolinos, siluetas de seres humanos, animales, ruido o personas que ya están
muertas el cual es conocido como aire de muerto. Estas entidades representan un peligro al
momento en que se introducen al cuerpo humano y lo dañan. “Agarrar aire” refiere a la intru-
sión de un agente extraño al cuerpo humano.
134
Cual cansada,
Kexe’en cansancio, 8
Cual cansancio,
Duan retirado, 9
Retírate
Sathji lugar ne’e, 10
Se va a su lugar
Ngaín palacioe nthi’a, 11
En su palacio allá
Chunda thi sine, 12
Tiene su comida
Chunda thi si’i,
Tiene su bebida
Tsanchdana cordero de Dios, 14
Deja a mi cordero de Dios
Ja’an rinchunda permiso, 15
Yo tengo permiso
Para ridaayakuan. 16
Para cuidarlo
Nchesalvaná cuerpo, 1
Salva mi cuerpo
kain thi malo che’e lado 2
Todo lo malo quita a un lado
ja’an rintha kuanxin jia’a naa royo
Yo rezó con un royo de pirul
kanthaka naa royo kanthaka, 4
Yo curo con un royo de pirul con piedra
xrokunixin obrana binchithunna, Jesús 5
y con la obra que me regaló Jesús
mexinxin rinthaxruanxin 6
Por eso curo
Santa Martes, Santa Martes 7
Santa martes, santa martes
ko viernes 8
y viernes
mexinxin rinthaxruanxin chujni 9
por eso curo a la gente
rinthaxruan chujni 10
curo a la gente
135
Las oraciones que utilizan los especialistas muestran la manera en que se
entabla la conversación con las entidades que causan el mal y las divinidades.
Una vez que el curandero frotó el huevo y las hierbas sobre el cuerpo del enfer
mo, quiebra el huevo y vierte su contenido en un vaso con agua, un poco antes
de quebrarlo totalmente, golpea delicadamente con el cascarón el borde del vaso
VLPXODQGRXQDFUX]XQDYH]KHFKRHVWRURPSHGH¿QLWLYDPHQWHHOFDVFDUyQGHO
huevo y deja caer totalmente su contenido en el agua. Sobre la interpretación del
huevo los curanderos describen que “cuando las personas tienen remolinos es
porque trae aire y que ese aire lo pudo haber asustado, si se ven burbujas es ojo y
también se puede ver si alguien trae quebranto”. La limpia es uno de los primeros
procedimientos que el especialista realiza en el proceso curativo del susto.
La “gritada” o “llamada” es el ritual terapéutico con el cual los tujsos ejecutan
para traer de vuelta al cuerpo la entidad que se halla perdida.
La gritada se realiza de diversos maneras dependiendo las características de
la enfermedad; si el alma del paciente cayó en un lugar lejano, es decir el sitio
donde sufrió el impacto, entonces los especialistas la llaman a través de una bo
tella vacía donde pronuncian el nombre del afectado y le ordena que regrese a su
lugar. Los curanderos mencionan que es como si el alma anduviera en otro lugar
y la estuvieran viendo.
Espíritu, 1
Espíritu,
Xrakui nthi’i, 2
9HQDTXt
Ja’an rinichja’a
Yo te hablo
Espíritu de mi alma, 4
Espíritu de mi alma
Xrakui nthi’i, 5
9HQDTXt
Xrakui ngain xanchrichjan ji’i, 6
9HQFRQHVWDQLxD
Xraon xan sinthachjian, 7
Se espantó, voy hacer
Naa xruan si’i xan, 8
Una medicina para que tome
136
137
Ixin anto xraon xan. 9
Porque se espantó mucho.
$O¿QDOL]DUFDGDRUDFLyQORVHVSHFLDOLVWDVVRSODQHQHOLQWHULRUGHODERWHOOD
algunos untan antes y después de la gritada agua de espíritu en los pulsos de las
personas, esto depende de las técnicas que cada tujso utiliza.
La “llamada” se hace a diferentes horas del día, durante dos o tres días, hasta
que regrese “la mariposa” a los afectados. El ritual se lleva a cabo entre las siete y
RFKRGHODPDxDQD\HQWUHODVRFKR\QXHYHGHODQRFKHORVFXUDQGHURVH[SOLFDQ
que esto se debe hacer cuando hay poca luz de sol, ya que si se realiza durante el
día se corre el riesgo de que un animal se coma a la mariposa en su camino de
regreso, situación que causaría la muerte del enfermo.
Cuando el lugar donde sucedió el acontecimiento, es decir, el sitio donde se
encuentra el alma del paciente, está cerca de donde vive el afectado, el especialis
ta realiza el ritual de curación en este lugar y solicita la participación de parientes
cercanos al enfermo, el número de personas que participan en este acto terapéuti
co es de tres a cuatro, incluyendo al curandero.
Previo a comenzar a llamar el alma del asustado, se preparan dentro de la
casa dos jícaras de calabaza color rojo, en su interior se pone algodón, agua o
DOFRKRO\ÀRUHVURMDVORVDFFHVRULRVTXHVHXWLOL]DQWDPELpQSXHGHQOOHJDUDYDULDU
dependiendo de la técnica de cada especialista. Después se colocan las jícaras a
los lados de una cama donde, posteriormente, acuestan al paciente, el cual per
PDQHFHUiHQVXGRPLFLOLRDFRPSDxDGRGHXQDRGRVSHUVRQDVFRQODVYHQWDQDV\
SXHUWDVDELHUWDV$FRQWLQXDFLyQHOHVSHFLDOLVWDVyORRDFRPSDxDGRVHGLULJHDO
sitio donde se encuentra capturado el espíritu.
Una vez en el lugar del impacto, el tujsoMXQWRFRQVXVDFRPSDxDQWHVFRPLHQ
za a llamar en coro por su nombre al alma de la persona enferma:
3XOVRHVStULWX9tFWRU+XJR
Te estoy llamando, vente
3XOVRHVStULWX9tFWRU+XJR
Te estoy llamando, vente
Estas frases se repiten cuantas veces sean necesarias hasta que del lugar don
GHVHVXIULyHOLPSDFWRVDOJDXQDPDULSRVLWDEODQFDRGRUDGDGHGLYHUVRVWDPDxRV
HOODHVJXLDGDSRUHOFXUDQGHUR\VXDFRPSDxDQWHSDUDPRVWUDUOHHOFDPLQRTXH
lleva a la casa y, por sí sola, entre al lugar donde se encuentra el enfermo.
13
Lagartija, pájaro, cuije, entre otros.
138
8QDYH]TXHODPDULSRVDHVWiGHQWURGHODFDVDORVFRPSDxHURVGHOHQIHUPR
cierran puerta y ventanas, comentan que la mariposa se detiene cerca del enfermo
RVHDSR\DHQFLPDGHpORGHODVÀRUHVTXHHVWiQHQODVMtFDUDV(QRFDVLRQHVHO
LQVHFWR HV PX\ LQTXLHWR \ ORV DFRPSDxDQWHV D\XGDQ D HVSDQWDUOD KDVWD TXH VH
detenga en las jícaras o cerca del enfermo. Al momento de detenerse es atrapada
por los familiares o por el enfermo mismo, posteriormente este último se la come
“como si fuera una pastilla”.
/RVHVSHFLDOLVWDVH[SOLFDQFRQIRUPHDVXFRVPRYLVLyQTXHDOHQIHUPDUGH
susto una persona, su espíritu sale parcialmente y por ello el alma, carente del
arropo de su cuerpo, adopta la forma de una mariposa —blanca o dorada— la cual
habita en el corazón. Esta mariposa, según los ngiguas, se queda en el lugar del
impacto por eso al gritarle responde y busca su cuerpo, por esa razón la persona
afectada se la tiene que tragar para que vuelva al corazón. Este ritual sólo se rea
OL]DXQDYH]HQHOGtD\DOLJXDOTXHHQHOSULPHUFDVRVHKDFHGXUDQWHODPDxDQD
o la noche. Cabe mencionar que en ambos casos de no sanar el individuo puede
enfermar gravemente del corazón o “del azúcar” hasta morir.
A manera de conclusión
La medicina ngigua y la cosmovisión en torno a ésta, muestran, al igual que en
PXFKRVSXHEORVLQGtJHQDVGH0p[LFRTXHHOVHQWLGRGHODHQIHUPHGDG\ODFXUD
está relacionado con la idea del universo equilibrado en donde constantemente
se establecen relaciones entre los seres humanos y las divinidades. Las fuerzas y
entidades que habitan en el universo y la naturaleza pueden agredir a los seres hu
manos para nutrirse con su alma, por ello los hombres tienen que respetar ciertas
reglas, como venerar a las divinidades, no acudir a lugares pesados, encantados
\RVDJUDGRVHQGRQGHpVWDVKDELWDQHVSDFLRHQORVFXDOHVORVHUURUHV\ROYLGRVVH
castigan con la enfermedad.
El acto de curar implica comunicarse con las divinidades para saber dónde se
encuentra el alma del enfermo y poder así reintegrársela, es encontrar la causa que
motivó la ruptura del equilibrio y buscar la forma de restablecerlo.
En la terapia y curación, el especialista involucra no sólo al enfermo, sino
a todo el grupo familiar, buscando con ello todas las causas que provocaron la
enfermedad. Como observamos los síntomas son los que menos interesan a los
especialistas ngiguas.(OGLDJQyVWLFRVHEDVDIXQGDPHQWDOPHQWHHQVXHxRVHPR
ciones, estados de ánimo, entre otros síntomas, tanto del enfermo, como de su
familia y del especialista; todos se involucran en el proceso saludenfermedad
para reestablecer el equilibrio. El tiempo que dura el diagnóstico y la cura no está
establecido, y puede durar desde unas cuantas horas, hasta días e incluso semanas.
139
Como hemos observado, en la medicina ngiguaH[LVWHQFRPSRQHQWHVFRPX
QHVDRWURVJUXSRVLQGtJHQDVGH0p[LFR\SRURWURODGRRWURVPX\SDUWLFXODUHV
SURGXFWRGHODVFRQVWUXFFLRQHVUHVLJQL¿FDFLRQHVHWFSURSLDVGHOGHYHQLUKLVWy
ricocultural de la comunidad. Es por esta razón que si bien podemos hablar de
procesos de homogeneización, de hilos conductores, como la tradición religiosa
PHVRDPHULFDQDHQODHVSHFL¿FLGDGGHODFRVPRYLVLyQ\HOVLVWHPDPpGLFRWUDGL
cional, también podemos mencionar una gran heterogeneidad producto de las di
námicas locales en la que cada una de las comunidades hizo su propio, y muy sin
JXODUSURFHVRGHLQFRUSRUDFLyQDSURSLDFLyQUHVLJQL¿FDFLyQVHOHFFLyQHWFGH
UDVJRVHQVXFRPSOHMRFXOWXUDO(VWRGDFXHQWDGHTXHODVDFWXDOHVFRQ¿JXUDFLRQHV
de los sistemas médicos indígenas son producto de procesos históricoculturales
dinámicos y muestran la actualidad de la cultura indígena.
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141
El óol y el pixan:
curación y muerte entre los mayas de la Península de
Yucatán
Lourdes Rejón
Teresa Quiñones
Las representaciones del cuerpo humano y de la persona, varían de una cultura a
RWUD/DQRFLyQGHSHUVRQDOOHYDLPSOtFLWRVLJQL¿FDGRVGLYHUVRVTXHWLHQHQTXHYHU
FRQ³ODIRUPDHQTXHODVVRFLHGDGHVFRQFLEHQGH¿QHQ\¿QDOPHQWHFRQVWUX\HQ
una particular versión de lo que debe ser un ser humano” (Bartolomé, 1997: 144).
Así, sabemos que algunos grupos indígenas como los nahuas, creen que una
persona puede sufrir la pérdida de un componente anímico como resultado del
padecimiento de alguna enfermedad, por ejemplo la de “estar espantado” (Rome
ro, 2006). De acuerdo con la noción de persona maya, las entidades anímicas de
ésta, no salen del cuerpo como resultado de las enfermedades, sino que son otros
componentes los que se ven afectados.
/RVGDWRVHWQRJUi¿FRVTXHXWLOL]DPRVHQHVWHDUWtFXORVRQUHVXOWDGRGHOWUD
bajo de campo de los integrantes del proyecto “Etnografía de las regiones indíge
QDVGH0p[LFR´HTXLSR<XFDWiQ1 El análisis de dicho material nos hace suponer
que para los mayas peninsulares, los “malos vientos”, principales causantes de las
enfermedades, no se llevan a los espíritus de las personas vivas sino que entran
en el cuerpo para dejarlo sin energías. No obstante tenemos referencias de que
los mayas creen que el alma está en peligro de ser robada cuando la persona se
encuentra en el momento de su muerte, pues el kisín (demonio) es el que ronda a
los moribundos para apoderarse de dicha alma.
1
El equipo Yucatán está integrado por Patricia Balam, Fidencio Briceño, Alejandro Cabrera,
Ma. Jesús Cen, Jorge Gómez, Martha Medina, Teresa Quiñones, Lourdes Rejón e Iván Solís y
está coordinado por la Mtra. Ella Fanny Quintal, investigadora del Centro inah-Yucatán.
143
KDQVHxDODGRTXHH[LVWHXQDQRFLyQGHSHUVRQDKXPDQDHQ0HVRDPpULFDUDGLFDO
mente distinta de la que tiene la cultura occidental.
Para la mayoría de los pueblos indígenas, la noción de persona es una unidad
de partes integradas y no solamente la unión de dos: una parte anímica y otra cor
poral. Al respecto Lupo (1999) y López Austin (1984) han mencionado que la per
sona mesoamericana tiene un alma sumamente compleja con aspectos variables.
Las entidades o partes que componen la persona mesoamericana no son las
mismas en toda el área, aunque sí es posible suponer que cada cultura posee ras
JRVFRPSDUWLGRVHQODGH¿QLFLyQGHORVFRPSRQHQWHVTXHLQWHJUDQGLFKDQRFLyQ
De acuerdo con nuestros datos de campo, los mayas tienen tres entidades
anímicas fundamentales que son el pixan, el espíritu y el cuidador, y cada una de
ellas recibe nombres diversos en las comunidades mayas. Para algunos investi
JDGRUHVHQWUHORVQDKXDVH[LVWHHOyolía, el ijíyotl y el tona.2 El yolía es el alma
inmortal, que en los mayas se llama pixan. Esta entidad posee características que
están presentes en varias culturas mesoamericanas y en América en general. Se
podría pensar que las entidades tona e ijíyotl entre los nahuas, poseen característi
cas parecidas a las de las entidades anímicas mayas llamadas espíritu y cuidador.
Así mismo, la metamorfosis, que según diversos mesoamericanistas es una de las
características esenciales de la persona nahua, es también un rasgo importante
para los mayas.
Una cuestión interesante que nos ha servido para entender el pensamiento
maya acerca del simbolismo del cuerpo y la persona, es el planteamiento que
presenta al humano como dividuo, en lugar de individuo o no divisible en sus
SDUWHVHQWRQFHVODSHUVRQDFRPRXQVHUGLYLGXDOHVSUR\HFWDEOHDOH[WHULRU\VXV
segmentos se pueden distribuir en el espacio.4
2
Véase a López Austin, 1984; Lupo, 1999, entre otros.
3
Véase Lupo, 1999: 23.
4
Tal planteamiento proviene de M. Elliot y Marilym Strathern, nos dice que las personas al ca-
minar dejan rastro, que no están compactas dentro de su envoltura corpórea, sino que esta en-
voltura no es impermeable ni por fuera ni por dentro, por lo cual puede haber contaminación.
Esta idea supone que cuando un hombre o mujer entra en contacto con otro, partes de aquel
ser se salen de él y penetran en otro ser poroso dentro del cual deja huella. A su vez, nosotros
llevamos dentro, fragmentos de otras personas y proyectamos partes nuestras en el prójimo.
Consúltese a Lupo, 2009, conferencia presentada en el marco del seminario de Etnografía de
las regiones indígenas de México, en la ciudad de México.
144
La noción de persona maya
Durante la investigación de campo realizada en el proyecto colectivo, Etnografía
GHODV5HJLRQHV,QGtJHQDVGH0p[LFRREWXYLPRVLQWHUHVDQWHVUHJLV
tros que nos llevaron a construir una hipótesis sobre lo que los mayas consideran
que es la persona, a saber, compuesta por una parte material o cuerpo y una parte
anímica o espiritual en estrecha relación con éste. Para este grupo étnico, la par
te espiritual de una persona “normal” o común, puede estar compuesta por tres
elementos: un pixan o alma inmortal, un espíritu que puede recibir otros nombres
(espíritu, espíritu malo, oochel, sombra, a veces óol) y un cuidador llamado aj
kanul o ángel guardián.5
La entidad anímica llamada pixan o alma inmortal, semejante al yolía de los
nahuas, se asocia al soplo divino, a la actividad moral aceptable, a la vida y a la
respiración. Es también una cualidad de esta entidad anímica la de reciclarse y
HQWUDUDOFXHUSRGHXQQLxRUHFLpQQDFLGR
Para la mayoría de los mayas peninsulares el pixan o alma inmortal no sale
del cuerpo, ni es robado por alguna entidad maligna, sólo lo abandona después de
ODPXHUWHVHYD³DVXOXJDU´DOFLHORDOSXUJDWRULRRDOLQ¿HUQR\QRSHUWXUEDOD
vida de las personas. Cuando el pixanQRUHFLELyODVGHELGDVH[HTXLDVRFXDQGR
la muerte de la persona hubiera ocurrido por accidente, se dice que dicha alma
(pixan) anda confundida vagando en la tierra cerca de los lugares donde vivía y
se piensa que necesita un psicopompo. En muchas comunidades indígenas mayas
se le considera al especialista ritual jmeen, como el ideal para ayudar al pixan a
“encontrar” su camino.
El cuidador, también llamado aj kanul \R iQJHO JXDUGLiQ SUHVHQWH HQ OD
mayoría de los pueblos de Yucatán y Quintana Roo, tiene la función de proteger a
la persona. Así mismo el aj kanul o ángel guardián, “avisa” a su protegido cuando
éste se acerca a un lugar peligroso, especialmente cuando camina por el monte.
No sabemos aún cuales son las características morfológicas de este cuidador, pero
muy probablemente tiene apariencia humana, pues en algunas comunidades le
llaman santo WinikTXHUH¿HUHODLGHDGHKXPDQR6 También sabemos que se en
cuentra siempre junto a la persona, esta fuera del cuerpo y puede dejar de cumplir
su función cuando el sujeto al que cuida no le hace caso. No tenemos noticias de
que el aj kanulKDOODVLGRUREDGRRGDxDGRSRUDOJXQDHQWLGDGPDOLJQD
5
Este guardián suele ser llamado óochel en la zona ex henequenera de Yucatán. Ver Briceño,
2009.
6
Ver a Terán y Rasmussen, 2004.
145
Parece ser una idea muy difundida en las culturas indígenas, especialmente
HQODVGH0HVRDPpULFDTXHHQHOVXHxRVHH[SUHVDODDFWLYLGDGSULQFLSDOGHOHVSt
ritu. Entre los mayas se atribuye a la entidad anímica denominada espírituespíritu
malosombraoochel, tal actividad onírica.1XHVWUDVH[SORUDFLRQHVQRVSHUPLWHQ
decir que, en las personas “normales”, tal entidad puede salir del cuerpo por la
QRFKHGXUDQWHHOVXHxRYDJDUSDUDYLVLWDURWURVHVSDFLRVGHODWLHUUDRGHOFRVPRV
\KDEODUFRQORV³SL[DQHV´GHVXVSDULHQWHVPXHUWRV
Después de analizar las características de las entidades anímicas de la perso
na maya, hemos visto que el espíritusombraoochel es la entidad más versátil y
FRPSOHMDSRUPHGLRGHODFXDOORVPD\DVSDUHFHQH[SUHVDUWRGDVODVFDSDFLGDGHV
mutables, cambiantes y discontinuas de la parte anímica que un ser humano tiene.
(Q FRPXQLGDGHV GHO RULHQWH VXU GH<XFDWiQ \ GH 4XLQWDQD 5RR H[LVWH OD
creencia en una lucha permanente entre las fuerzas del bien y el mal. Constatamos
esta idea cuando los mayas de dichas comunidades admitieron que tienen dos
espíritus: uno bueno (pixan) y otro malo, relacionando esta posible malignidad
FRQODDFWLYLGDGYDULDEOH\RHUUiWLFDGHOHVStULWXVRPEUDoochel, que liberado de
ODV DWDGXUDV PRUDOHV GXUDQWH HO VXHxR FRPHWH DFWRV UHSUREDEOHV VRFLDOPHQWH7
Es también cualidad de este espíritu, la capacidad de transformarse en animal
(wáay), posibilidad que toda persona “normal” posee y al hacerlo se convierte en
DOJXLHQHVSHFLDOFDSD]GHFDXVDUGDxRREUXMHUtDDRWURV
Gracias a las características del espíritu, el jmeen, especialista ritual puede
trasladarse a mundos alternos y de esta manera realizar “trabajos” de curación.
Así mismo, es este espíritu el que permite al brujo, el hechicero o el wáay
(tiene capacidad de transformación) “hacer maldad”.
Al espíritusombra oochelVHOHUHODFLRQDDYHFHVFRQODVDQJUH(VWHÀXLGR
según los mayas, puede ser de características variables: espesa o pesada, aguada,
IUtDRFDOLHQWH7DOHVFXDOLGDGHVSXHGHQGH¿QLUHOFDUiFWHUGHODSHUVRQDGpELO
fuerte. Al estar ligada la persona a un tipo determinado de sangre, puede en algu
nos momentos considerársele como alguien contaminante. Tal vez en este espíri
tusombraoochel residan energías patógenas contaminantes como el k’i’inam o
ODVTXHFDXVDQHOPDOGHRMRHQORVQLxRVTXHFRPRYHUHPRVVXHOHQHVWDUUHODFLR
nadas con las características de la sangre.
En cuanto a las concepciones mayas sobre el cuerpo humano, hemos obser
YDGRTXHQRVHWUDWDVyORGHKXHVRVP~VFXORV\ÀXLGRVVLQRGHXQDIXVLyQGH
7
Don Luis de Muchukuchká, al oriente de Yucatán, dice que: “Cuando robas o matas es el
alma mala que te gana. Como esa alma mala sale de noche y va a cualquier lado, ya pasó a
ver para que tú hagas cosas malas, cuando despiertas ya tienes pensamiento malo” (Gó-
mez, 2009).
146
tales elementos con el espíritu. Aunque ambos componentes (cuerpo y espíritu)
WLHQHQFXDOLGDGHV\IXQFLRQHVHVSHFt¿FDVHQWUHORVPD\DVSDUHFHQHVWDUVLHPSUH
relacionados especialmente en la enfermedad.
Respecto a la representación del cuerpo humano y su relación con las ener
gías y funciones anímicas, tomamos la idea manejada por el equipo del proyecto
Etnografía, de que los mayas consideran dos importantes regiones o áreas aními
cas8 que son la cabeza y el puksi’ik’al. La cabeza como lugar en donde se encuen
tran las funciones psíquicas y racionales, el puksi’ik’al o corazón que abarca del
cuello hasta antes del ombligo e incluye al músculo cardíaco; a esta región se le
atribuyen funciones orgánicas, distribuye la sangre y comparte con la cabeza al
gunas funciones psíquicas como los sentimientos y emociones. Una tercera región
podría localizarse en el abdomen en torno al tuuch u ombligo, ésta es importante
porque detrás del ombligo se encuentra el cirro o tipté entendido como el centro
de las funciones orgánicas de todo el cuerpo y también necesario para la circula
ción sanguínea.
En estas partes corporales residen las energías y fuerzas anímicas humanas
conocidas como el óol, tuukul y el na’at. El óol entendida como la fuerza vital que
tiene que ver con el ánimo y la voluntad; el tuukul con la energía psíquica asociada
con los pensamientos y el na’at, relacionado con la inteligencia o entendimiento.
Romero menciona que en el sistema médico tradicional de los pueblos indígenas,
la enfermedad es un problema biológico, cultural y social. En este sentido, los
conceptos formulados por una cultura sobre el proceso saludenfermedad son par
WLFXODUHVDFDGDFRVPRYLVLyQDXQTXHQRH[FOX\HTXHKD\DFRQFHSWRVFRPSDUWLGRV
(Romero, 2006: 154).
En el sistema conceptual maya, según García y otros (1996:27) “se considera
al hombre como parte integrante e interactuante del cosmos, que incluye a la na
turaleza y a la sociedad”. De tal suerte que todo lo que haga el hombre repercute
en su mundo y al mismo tiempo, cualquier cambio en la naturaleza, la comunidad
y la familia afectarán al individuo.
Entre los mayas y en la mayoría de los grupos mesoamericanos,9 la noción de
salud tiene que ver con un estado de equilibrio y la enfermedad como su ruptura
8
Esta idea se basa en la propuesta de López Austin (1984:197), sobre la existencia de centros
anímicos en la persona, como aquellos lugares del cuerpo en donde se concentran fuerzas
anímicas, sustancias vitales, que dan vida y movimiento al organismo y permiten la realización
de las funciones psíquicas.
9
Véase sobre la noción de enfermedad entre pueblos mesoamericanos a Lupo (2003) y Romero
147
(García y otros, 1996: 27). Un maya nos dijo que: “...cada parte del cuerpo debe
estar en su lugar… si se le quita a su lugar, se le da enfermedad a una persona”.10
El estado de equilibrio, según García y otros, puede romperse por factores
LQWHUQRV\H[WHUQRV(QWUHORVSULPHURVHVWDUtDHOGHVDMXVWHIUtRFDORUSURGXFLGR
por ejemplo por estar en el sol y consumir un alimento frío. En tanto, que entre
ORVIDFWRUHVH[WHUQRVHVIXQGDPHQWDOODQRFLyQGHYLHQWRRiik’. Para tales autores,
el viento “puede ser al mismo tiempo un fenómeno físico al desequilibrar el frío
calor del cuerpo o ser generado por personas, animales o plantas, o bien ser un
IHQyPHQRµYLYR¶HPLVDULRGHODVIXHU]DVµVREUHQDWXUDOHV¶RµGXHxRV¶´
6HJ~Q5HG¿HOGSDUDORVPD\DVORV³PDORVYLHQWRV´WLHQHQXQDLPSRU
tancia fundamental con respecto a la enfermedad, pues se piensa que los vientos
se introducen en la persona.
(Q³(O5LWXDOGHORV%DFDEHV´IXHQWHFRORQLDOGH¿QHVGHOVLJORXVI, para los
mayas la enfermedad era concebida como algo intangible, una suerte de energía o
ente sobrenatural que se introducía en el cuerpo de la persona y que el especialista
ULWXDOEXVFDEDH[SXOVDUFRQFDQWRVGHDOWRYDORUHVRWpULFR$U]iSDOR11
(QXQWH[WRVREUHSOHJDULDVFRQMXURV\UHFHWDVPpGLFDVVREUHODHQIHUPHGDGGHXQ
hombre, dice lo siguiente:
…¿qué sería lo que se te introdujo en la piel? Ha de ser la estera de color rojo encar
nado, ¿qué sería lo que se te introdujo en la columna vertebral? Ha de ser el rosario de
RURGH,[+XP$KDX¢TXpVHUtDORTXHVHWHLQWURGXMRHQORVQHUYLRVGHODHVSDOGD"+D
GHVHUHODOJRGyQHQUDPDGH,[+XQ$KDX\¢TXpVHUtDORTXHVHWHLQWURGXMRHQHOSHV
FXH]R"+DGHVHUHOWURQFRGHOiUEROGRUDGRGH,[+XQ$KDX«$U]iSDOR
Por otro lado, la noción de iik’ (espíritu, vida, aliento)12 como elemento im
portante en las ideas de salud y enfermedad, permite entender la relación de la
persona con el cosmos y con los seres nohumanos que lo habitan. Al respecto,
Quintal (2009) plantea que iik’ (espíritu, vida y aliento) es algo inmortal (energía),
un principio vital que suele estar en lugares no habitados por humanos como mon
tes, cenotes y se incorpora de manera temporal a distintas cubiertas o coberturas,
como el cuerpo humano. Así, el iik’ siempre está ansioso de un cuerpo. Para los
mayas algunas entidades anímicas, como el alma o pixan, el aj kanul o guardián
(2006).
10
Véase Reporte Quiñones, 2009.
11
Desde la época prehispánica, uno de los métodos mayas mas usados para curar a las personas
enfermas consistía en provocar sangrías a sus cuerpos. Véase Freidel y Schelle, (2001).
12
Ver Barrera Vásquez (2001).
148
son iik’o’ob, por ser intangibles e invisibles. Hay diferentes tipos de vientos o
iik’o’ob, como los “malos vientos”, cuya naturaleza es al parecer predadora.
&RQUHVSHFWRDODVFDXVDVGHODVHQIHUPHGDGHVDOJXQRVDXWRUHVVHxDODQTXH
éstas pueden ser de origen natural y “sobrenatural”, las primeras son de tipo
físico o alteraciones en el equilibrio fríocalor, posturas, golpes, etcétera; las “so
brenaturales” tienen que ver con la presencia de “vientos”. Sin embargo, para los
curanderos, ambas causales están íntimamente relacionadas, porque en el pensa
miento maya la salud es resultado de vivir en armonía de acuerdo con las leyes
de la naturaleza y la sociedad (García et al., 1996). Nosotros encontramos que la
SREODFLyQPD\DH[SOLFDODVHQIHUPHGDGHVFRQDOJXQDGHODVVLJXLHQWHVFDXVDOHV
a saber, a) por el “ataque” de malos vientos o k’aak’as iik’o’ob; b) por un castigo
HQYLDGRSRUVHUHVSRGHURVRVVDQWRV³GXHxRV´Ryuumtsilo’ob) ante quienes se
incumplen las normas o a quienes el enfermo o su familiar no cumplen alguna
promesa; c) por un desequilibrio corporal de fríocalor, y d) como consecuencia
de la brujería.
Con respecto a los “malos vientos” prevalece la idea de que éstos suelen “ata
car” o enfermar un cuerpo, especialmente de personas “débiles” como infantes,
embarazadas o personas “calurosas”. También, se cree que los seres poderosos o
SRWHQFLDVVDQWRV\³YtUJHQHV´³GXHxRV´Ryuumtsilo’ob pueden “castigar” en for
ma de viento o iik’ por no haber cumplido una promesa (por ejemplo agradecer la
cosecha lograda) o haber transgredido una norma (como entrar a cenotes o robar
productos de una milpa), así “mandan” el mal viento que en ocasiones puede ser
en forma de animal o como viento atmosférico.
Para García et al. (1996: 87) los vientos afectan la sangre, el cerebro, el es
tómago, las coyunturas, el tipte’ y el óol (o fuerza vital). Según nuestros datos,
HQ1XQNLQt&DPSHFKHORV³PDORVYLHQWRV´DIHFWDQHOFHUHEURHOHVWyPDJROD
sangre, los huesos, las coyunturas, provocando dolor en todo el cuerpo y calen
tura.14 En cambio, en Chan Chichimilá, al oriente de Yucatán, la sintomatología
que presenta la persona “atacada” por un mal viento depende del tipo de viento:
viento borracho o kala’an iik’, viento caliente o choko iik’, etcétera, entonces si
una persona “carga” un “viento borracho” adoptará un comportamiento similar al
del borracho: pérdida de equilibrio y hablar de manera incoherente.15
Las almas de los difuntos también pueden causar enfermedades. El pixan o
alma de algún familiar muerto puede en forma de iik’RYLHQWRFDXVDUGDxRDXQ
que generalmente su intención no es enfermar sino “comunicar algo”, por ejemplo
13
Al respecto, tanto Villa (1987) como García et al. (1996) coinciden en estas causales.
14
Ver Cen (2008).
15
Véase Gómez (2008).
149
que no quiere que lo olviden (quiere que le recen o visiten su tumba).16 Al acudir
con el especialista ritual (jmeen), la persona enferma se entera de que es el pixan
de algún familiar difunto el que le está ocasionando el problema de salud; la cura
FDVLVLHPSUHFRQVLVWHHQUHFRUGDUDVXIDPLOLDU¿QDGRPHGLDQWHUH]RV\RIUHQGDV
Algo similar ocurre cuando el milpero omite algún ritual a las potencias del monte
y de la milpa, quienes al “sentirse” ofendidas mandan un “mal viento” a la perso
na que infringió las normas y ésta sufrirá calenturas, dolores de cabeza, malestares
que sólo cesarán después de cumplir el ritual que se hubiese omitido. Así mismo,
de quienes poseen más de un remolino en la cabeza o cualquier parte del cuerpo,
se cree que se le “introdujo” un “mal viento” y la huella es el propio remolino en
los cabellos. Ese iik’ o viento tiene agencia o voluntad,17\VHH[SUHVDHQODFDSDFL
dad de consumir el cuerpo de la persona enferma (o con ikim) o de algún familiar.
El tratamiento para curar a alguien de “mal viento” consiste en sacar esa
energía patógena de la persona por medio del ritual de k’eex o “cambio” en el que
se hacen oraciones y ofrendas; el cuerpo de la persona es “limpiado” con ramas
de árboles y untado con alguna sustancia. También mediante sangrías o punciones
HQHOFXHUSRVHSXHGHH[SXOVDUDORVPDORVYLHQWRV/RVjmeeno’ob o sacerdotes
mayas son los que pueden tratar este mal.
El equilibrio corporal que debe prevalecer entre fríocalor, puede alterarse
SRULQJHULURH[SRQHUVHDFDPELRVEUXVFRVGHWHPSHUDWXUDDXQTXHWDPELpQSRU
tener contacto con personas contaminantes de quienes se dice que tienen la sangre
“caliente”, por ejemplo un borracho puede provocar “mal de ojo”,18 las mujeres
embarazadas y las mujeres menstruantes generan k’i’inam o dolor, de tales per
sonas se piensa son peligrosas especialmente para los infantes a quienes se les
considera de constitución corporal y espiritual “débil”.19 Un desequilibrio entre
IUtRFDORUVHH[SOLFDSRUODLQJHVWDGHDOLPHQWRVFRQVLGHUDGRVIUtRVFXDQGRODSHU
sona está “calurosa”; el “órgano” afectado es el tipté o cirro20 que puede salirse
16
Aunque también hay almas que no se han ido al lugar que les corresponde y están “vagando” en
busca de un cuerpo, en ocasiones, éstas se materializan en el cuerpo de algún animal del monte
(venado).
17
A ese iik’ se le piensa como una persona con corazón, con pensamiento, por eso se suele decir
que una persona con ikim o con más de un remolino son “dos personas” o “tres personas”. Ver
Gómez (2008); Rejón (2009) y Quiñones (2009).
18
Noemí Quezada señala que este mal es provocado por codicia o envidia (1989: 77)
19
En algunas comunidades mayas, por ejemplo en Hunucmá, Yucatán, se cree que algunos
animales domésticos como los cerdos pueden ser “ojeados”, al parecer por efectos de una
persona que acudió la casa y estaba sedienta y “calorosa” (Rejón, 2009).
20
Ver Villa Rojas, 1985. Actualmente, en algunas comunidades se cree que el tipte’ está conecta-
do con diferentes órganos y partes del cuerpo a través de venas (ver Reporte Quiñones, 2009).
También el cirro se puede salir de su lugar al cargar cosas pesadas, caerse o comer a deshoras
150
de su lugar y ocasionar trastornos en la salud: vómitos, diarrea, dolores, falta de
apetito, malestares que sólo se eliminan al “colocar” nuevamente en su sitio al
tipté mediante sobadas.
Con respecto a las enfermedades por brujería, se dice que la persona embru
jada suele sufrir dolores musculares y malestares estomacales; también resulta
afectada su parte anímica, especialmente su voluntad o ánimo, en maya óol, así
FRPRVXVFDSDFLGDGHVLQWHOHFWXDOHV(Q1XQNLQL&DPSHFKHVHFUHHTXHFRQOD
brujería “... se te va la voluntad de hacer las cosas, te enfermas de todo (...) por
que no comes, te quedas en tu hamaca y no te levantas (...), se llevan tu fuerza,
(además), tu entendimiento (na’at) no funciona porque está débil tu cerebro”.21 En
esta misma comunidad se piensa que la brujería puede afectar al espíritu, sacarlo
del cuerpo, enfermarlo y luego regresarlo a la persona. El embrujado, al perder o
disminuir su fuerza física, anímica y facultades intelectuales puede morir.
Otra enfermedad que se presenta de manera diferente en las comunidades
mayas es el susto. Se piensa que no es correcto causar sobresalto a una persona y
menos hablarle o tocarla de manera súbita por la espalda; la impresión podría ser
tal que le ocasione la muerte.226LQHPEDUJRVyORHQHOSXHEORGH1XQNLQtHQOD
región del Camino Real de Campeche, se cree que un susto fuerte puede provocar
que el espíritu (al que llaman óol) “salga” de la persona y es el especialista ritual
el encargado de regresarlo. El susto ocasiona vómitos, diarreas, dolores de ca
beza y del corazón.24
(QODH[]RQDKHQHTXHQHUDHQ<XFDWiQDOSDUHFHUHOóol en tanto fuerza vital
se puede salir del cuerpo por la fontanela, lo cual suponemos sólo ocurre a los
infantes, porque esa parte del cuerpo se cree que está “abierta” en los primeros
meses de los recién nacidos. Cuando el óol sale del cuerpo, pone en riesgo de
muerte al infante porque se pierde “la fuente que lo anima”.25
También los mayas sufren de dzibolal,HQIHUPHGDGTXHVHPDQL¿HVWDVREUH
todo en la piel y es provocada por un deseo intenso no satisfecho. Dzibolal o
deseo de comida, se presenta en una persona que tiene un óol “de fuerza débil o
21
Véase Cen, 2008.
22
Terán y Rasmussen (2004: 312-313) hacen mención de una “queja” o demanda que interpuso
un señor ante las autoridades de Xocen, al oriente de Yucatán, porque su hijo fue asustado por
detrás y eso ocasionó que éste perdiera el conocimiento por algunos minutos y “cayó muerto”
o sin sentido. A la persona que fue demandada le llamaron la atención y le hicieron ver que
asustar “por atrás” a una persona no es bueno porque la puede matar.
23
Romero (2006) menciona que entre los nahuas la persona “espantada” es aquella que ha sufri-
do la pérdida de una entidad anímica y a consecuencia se enferma.
24
Ver sobre Nunkiní, Reporte de Cen (2008).
25
Véase Briceño (2009).
151
baja”. La persona tiene síntomas de erupciones en la piel con características de
la comida que deseó con fuerza pero no pudo comer. Se cura cuando la persona
QLxR R DGXOWR LQJLHUH HO DOLPHQWR GHVHDGR R FRQ OD VDOLYD GHO VXMHWR VREUH OD
herida.26
Entre los mayas de la península de Yucatán se reconoce al pixan como el alma in
mortal y la mayoría considera que el óol es una fuerza vital, en tanto que da ánimo
\IXHU]DDODSHUVRQDVLQHPEDUJRORVPD\DVGH1XQNLQt&DPSHFKHOHOODPDQ
espíritu. En esta comunidad, el óol como espíritu tiene la cualidad de “salir” del
cuerpo como ocurre con algunas entidades anímicas entre los nahuas.27
(Q1XQNLQtHOóol considerado como espíritu y no como fuerza vital, puede
VHU³DWDFDGR´RGDxDGRSRUEUXMHUtDRXQVXVWRIXHUWHSXHGHSURYRFDUOD³VDOLGD´
del espíritu (óol).
El óol como energía vital parece ser vulnerable a las enfermedades, en tanto
que se afecta la voluntad, ánimo y fuerza de la persona enferma. Y aunque poco
frecuente, es susceptible de “salirse” por la fontanela, durante la infancia.
Para la mayoría de los mayas peninsulares es hasta el momento de la muerte
que el pixan o alma inmortal sale del cuerpo; esta entidad no es robada e incluso
no hay referencias de que los malos vientos “ataquen” al pixan u otra entidad
anímica. Sólo el kisín o demonio está al acecho del alma para robarla cuando la
persona está agonizando.
Comentarios finales
La persona maya se concibe como un ser frágil y vulnerable a las entidades que
habitan el cosmos y la naturaleza, pero el componente más inconsistente o que
EUDQWDEOHHVHOFXHUSRKXPDQRFRQVXVÀXLGRV\VXVHQHUJtDVQRDVtVXVHQWLGDGHV
DQtPLFDV8QDSRVLEOHH[SOLFDFLyQGHOSRUTXpODVHQWLGDGHVDQtPLFDVpixan, aj
kanul) no sean atacadas por los malos vientos es que se constituyen de la misma
sustancia, de iik’ o viento.
26
Ver Rejón (2009).
27
Para López Austin la sombra o tonalli podía perderse, ocasionándole a la persona desequi-
librios y hasta la muerte, en caso de que el especialista no la regresara. Esta entidad podía
perderse por un susto, un mal comportamiento, o simplemente ser robada por algún he-
chicero (Quezada, 1989: 73). Por su parte, Faguetti que trabajó con los nahuas de Puebla,
refiere que el espíritu puede abandonar el cuerpo por una caída o una emoción fuerte
(1998: 98-99).
152
Los componentes anímicos de la persona maya son parte fundamental de ésta,
SHURODHQIHUPHGDGQRVHH[SOLFDSRUODPLJUDFLyQGHDOJXQRGHHVWRVHOHPHQWRV
sino por la incorporación de energías patógenas (k’i’inam) o “malos vientos”.
Tal vez podría pensarse que las entidades anímicas mayas poseen cierta es
WDELOLGDGGHQWURGHVXFREHUWXUDDH[FHSFLyQGHODFDSDFLGDGQDWXUDOGHOHVStULWX
sombraoochel TXH SXHGH VDOLU ³YROXQWDULDPHQWH´ GHO FXHUSR GXUDQWH HO VXHxR
No sabemos aún si esta “cualidad estable” de las entidades anímicas mayas es una
LGHDPRGHUQDRPiVDQWLJXD$XQTXHVtVDEHPRVTXHH[LVWHQLQÀXHQFLDVQDKXDV
en algunas regiones mayas, como el caso del Camino Real, Campeche, en donde
registramos que el óol o espíritu sale del cuerpo y es afectado durante algunas
enfermedades.
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155
El encanto, espacio y tiempo de la actividad del chamán
Las acciones del chamán o mago, del especialista en el trato con lo sobrenatural y
VDJUDGRKDQGHYHUVHHQXQFRQWH[WRP~OWLSOHTXHFRQWLHQHODVSUiFWLFDVWHUDSpX
ticas de una comunidad, la medicina tradicional indígena y, en última instancia,
incorporarse en el marco del sistema de creencias de la cosmovisión, tanto de la
pSRFDSUHKLVSiQLFDFRPRHQVXSHUVLVWHQFLDHQHO0p[LFRFRQWHPSRUiQHRSXHV
constituyen parte de la herencia comunitaria revitalizada cada ocasión que se re
memora el discurso mítico o se llevan a cabo actividades rituales o inherentes a la
curación de enfermedades.
De esta forma, el ejercicio especializado del chamán, quien se distingue por
poseer ciertas capacidades sobrenaturales, lo sitúan en la trama del sistema de
creencias e ideas en torno a la salud y la enfermedad, así como en las prácticas
terapéutica: para aliviar los padecimientos naturales y aquellos producidos por la
posesión de una divinidad. Usualmente su práctica curativa integra parte de la ac
tividad mágicoreligiosa que “separa el tiempoespacio divino del tiempoespacio
de lo creado” (López Austin, 2004: 20), pues en las comunidades de origen meso
americano, la salud y la enfermedad se atribuyen a causas naturales — desgaste,
HQYHMHFLPLHQWRFRQWDJLR²WDQWRFRPRDUD]RQHVVREUHQDWXUDOHV²GDxRSURYRFD
do por una divinidad o pérdida de “fuerza” de una de las tres ánimas.
Las enfermedades ocasionadas por causas mágicoreligiosas componen un
conjunto estructurado de creencias, ideas y prácticas relacionadas directamente
FRQODFRVPRYLVLyQ/ySH]$XVWLQ>@9LHVFD(QODYLVLyQGHO
mundo de una comunidad es donde pueden hallarse las causas probables del mal,
así como su curación.
En varias poblaciones de nuestro país subsiste la idea de que la conservación
de la salud depende directamente de prácticas sociales e individuales de mode
ración y equilibrio del cuerpo, así como de la relación del ser humano con el
entorno. De esta manera se logra un estado de armonía con el propio cuerpo, el
cosmos, la sociedad y los seres divinos. La ruptura del estado armónico y el equi
librio provoca, en consecuencia, alteraciones que originan enfermedades diversas
o aún la muerte. El complejo de creencias asociadas con los conceptos de salud
157
\ HQIHUPHGDG SRU RWUR ODGR UHYHOD VX VLJQL¿FDGR FXDQGR LQFRUSRUDPRV HQ OD
UHÀH[LyQODVQRFLRQHVHQWRUQRDODRUJDQL]DFLyQGHOFRVPRVORVVHUHVGLYLQRV\
sobrenaturales que circulan por su entorno y el concepto de persona.
El chamán no es el único personaje con facultades para emplear procedi
PLHQWRV PiJLFRV SXHV HO SXHEOR SXHGH DX[LOLDUVH GH H[SHULHQFLDV PHGLFLQDOHV
aprendidas de la sabiduría comunitaria, como la posibilidad de aliviar mediante
FLHUWDVLQIXVLRQHVGHKLHUEDV6LQHPEDUJRHOFKDPiQSRVHHIDFXOWDGHVHVSHFt¿FDV
\H[FOXVLYDV\SRGHUHVH[WUDRUGLQDULRVSDUDFXPSOLUVXVDFWLYLGDGHV(QODOLWHUD
WXUDHWQRJUi¿FDDFWXDOVHFRQVLJQDTXHDGTXLULyORVSRGHUHVGHIRUPDVYDULDGDV
consultó libros especializados, los conocimientos fueron alcanzados mediante
aprendizaje, una revelación onírica o por haber recibido un rayo. Una vez alcan
]DGD OD ³IXHU]D´ SDUD DFWXDU GHVHPSHxD IXQFLRQHV GLYHUVDV FRPR OD FXUDFLyQ
de enfermedades, ayudar a la fertilidad del campo, de los animales domésticos e
incluso del ser humano, recobrar el alma perdida, asistir durante el parto, curar
de mal aire, etcétera. Habitualmente emplean como técnicas mágicas la “acción
directa” o el “viaje estático”.1 En el caso de la acción directa, basta el poder de in
vocación de la palabra, “el mero enunciado de un conjuro”, como sostiene López
Austin (2004: 24). Se cree que la solicitud de salud, designar a una deidad, invo
FDUDORVFHUURVRDOPRUDGRUGHHVHHVSDFLRVDJUDGRHVVX¿FLHQWHSDUDFRORFDUVH
“en la realidad sobrenatural” y de esa forma actuar siguiendo el modelo divino.
Durante el “viaje estático”, segundo recurso terapéutico de orden mágico, emplea
psicotrópicos o ingiere alcohol para enviar su ánima a la morada de los dioses para
“actuar en ella y alterar así la realidad de este mundo” (López Austin, 2004: 28).
La estructura sagrada del cosmos es primordial por su relación con el espacio
primigenio, el lugar original de creación adecuado para la curación de enferme
dades. El cosmos constituye, en las representaciones ideológicas de los antiguos
SREODGRUHVGHO0p[LFRDQWLJXR\DXQSDUDORVSXHEORVLQGtJHQDVDFWXDOHVXQHV
SDFLRGRWDGRGHXQDGLVSRVLFLyQJHRPpWULFD\VLJQL¿FDGRSUHFLVR(OPXQGRGHO
ser humano reproduce puntualmente la estructura del espacio divino; cada punto
del paisaje encuentra su referente en la morada de los dioses. De esta manera, a
FDGDHVSDFLRVLJQL¿FDWLYRFRUUHVSRQGHHQHOSODQRWHUUHVWUHXQGXSOLFDGR&DGD
elemento del cosmos, ya sea una esquina del plano terrestre o una capa del cielo,
1
Al respecto López Austin sugiere que el chamán puede emplear tres técnicas mágicas, la acción
directa, la construcción del modelo (elaboración de una copia del ser que desea modificar) y el
viaje estático (2004: 27).
158
tierra o inframundo, ocupan una posición dependiente del conjunto, integrando
un todo estructurado.
En este juego de multiplicaciones, de calcas del arquetipo divino, el territorio
KXPDQRVXHOHHGL¿FDUVHDSDUWLUGHOFHQWURSDUDH[WHQGHUVHSDXODWLQDPHQWHKDFLD
las esquinas de un cuadrado o rectángulo imaginario. A partir del centro se dispo
ne el cosmos de forma horizontal, esto es, en una estructura trimembre constituida
por cielo, tierra e inframundo. Numerosas poblaciones siguieron ese paradigma,
que se reproduce incluso al interior de la vivienda (López Austin, [1980] 1986).
/DV FLXGDGHV SUHKLVSiQLFDV DO PLVPR WLHPSR HVWDEOHFHQ YtQFXORV VLJQL¿FDWLYRV
con diversos accidentes del paisaje o con el movimiento de los astros, como lo
KDQFRQ¿UPDGRORVWUDEDMRVDUTXHROyJLFRV\DUTXHRDVWURQyPLFRVUHFLHQWHVHQYD
ULRVVLWLRV$OERUHV\%URGD$YHQL%RQ¿O*RQ]iOH]7RUUHV
1991; Heyden, 1991, entre otros). Los cerros, lagos, arroyos y ríos crean puntos
de orientación para los asentamientos humanos, con el propósito de repetir la dis
tribución de su modelo, las zonas sagradas como ya mencionamos. Inicialmente,
ODPRQWDxDRHOFHUURHVWDEDHQtQWLPDUHODFLyQFRQODSREODFLyQ\VXVGHLGDGHV
DOUHGHGRUGHHOORVVHHVFHQL¿FDURQULWXDOHVGHVWLQDGRVDORVGLRVHVHQDGRUDWRULRV
construidos en sus cúspides o en refugios rocosos.
/DH[FHSFLRQDOVLJQL¿FDFLyQTXHHQFLHUUDODPRQWDxDDTXHOODHPSOD]DGDHQ
las regiones habitadas por los dioses o la del mundo humano, puede descubrirse
PHGLDQWHORVPLWRVH[DPLQDQGR¿HVWDV\FHUHPRQLDVGHORVGLRVHVGHODOOXYLD
UHYLVDQGRHOPDWHULDOLFRQRJUi¿FRGHORVFyGLFHVODVIXHQWHVHWQRKLVWyULFDVFR
ORQLDOHVHLQFOXVRHQORVGDWRVHWQRJUi¿FRV/DPRQWDxDFRQVWLWX\HXQOXJDUGH
encuentro de los mundos divino y humano,2 dado que permite la comunicación
por el eje central, por el axis mundi.
(O³FHUURGHPDQR´HVXQHVSDFLRVLQJXODUSRUDFWXDOL]DUHVWRVVLJQL¿FDGRV
Se trata de la pirámide de Cholula, antigua morada de las divinidades de la lluvia
y la fertilidad (foto 1), y la cual funciona en el imaginario colectivo como monta
xDVDJUDGDHMHGHFRPXQLFDFLyQHQWUHGLRVHV\VHUHVKXPDQRV
2
La montaña sagrada desempeña innumerables funciones en el contexto de la cosmovisión pre-
hispánica. Hemos estudiado al menos 18 diferentes empleando para ello datos etnohistóricos y
etnográficos. Esas funciones son: la montaña como axis mundi; lugar de encuentro de los mun-
dos divino y humano; la montaña como lugar de creación (de los seres humanos, los animales,
los alimentos); lugar de destino tras la muerte; encantos en la montaña; asociación del cerro con
el agua; el cerro, morada de Tláloc, los tlaloque y los dioses del viento; ritos en los cerros; el guar-
dián del cerro; rango de los cerros; réplicas de la montaña sagrada; cerros, lugar de peregrinacio-
nes; el cerro-templo y el dios patrono; la montaña y el árbol cósmico; la montaña y las piedras;
la montaña, portentosa obra de seres sobrenaturales; caminos bajo los cerros y legitimación y
sacralización de las autoridades civiles en los cerros. (Rivera Domínguez, 2009: 92-118)
159
Foto 1. La Pirámide de Cholula o “cerro de mano” como eje cósmico
/DPRQWDxDRHOFHQWURFHUHPRQLDOFRQVWLWX\HQSXQWRVGHWUiQVLWRGHODVIXHU
zas contrarias del universo, de los dioses, de los ancestros (López Austin, [1980]
1986) y de los chamanes, quienes en su viaje se dirigen al lugar de origen de todas
las cosas, como la enfermedad, para poder aliviarla.
Los chamanes, según esto, viajan al ámbito sagrado por el camino que ofrece
el eje. Ingresas por unas puertas, la puerta de los cielos, en la cúspide del monte, y
la cueva, oztotl, camino al submundo, umbrales que separan espaciotiempo divi
no y humano. Las puertas permiten el ingreso en días particulares del ciclo anual,
fundamentalmente a personas que poseen atributos de sacralidad.
El encantoODPRQWDxDVDJUDGDHPSOD]DGDHQHOFHQWURGHOPXQGRFRQVWL
WX\HXQSXQWRSUHFLVRGHOWHUULWRULRQRWDEOHSRUVXVLJQL¿FDFLyQ(Oencanto es un
espacio, el ombligo de la tierra, lugar propicio para la apertura de puertas, la que
ocurre en momentos limitados, de contacto con el otro espaciotiempo. Durante
ese instante emergen o ingresan los seres sobrenaturales, los ancestros, los chama
nes o magos, quienes recorren temporalmente el eje. El encanto es la irrupción del
otro espacio y tiempo en el mundo perecedero de los hombres. Sobreviene en días
HVSHFLDOHVGHOFDOHQGDULRWDOHVFRPRHOGHIHEUHURHOGHPD\RHOGHMXQLRR
HOGHGLFLHPEUHIHFKDVYLQFXODGDVDOFLFORDJUtFROD(OLQJUHVRSRUODFXHYDFRQ
dirección al submundo deja ver un espacio fantástico: de acuerdo con nuestros
GDWRVHWQRJUi¿FRVGH&KROXOD\;LFRWHSHFGH-XiUH]HQ3XHEODVHDUULEDXQWLDQ
guis, tienda o cantina (Rivera, 2009), todos espacios liminales. En otras regiones
del país, surge ante la mirada sorprendida de los viajeros del encanto una igle
VLDFDWyOLFD*ORFNQHU/DUXSWXUDGHHVSDFLRWLHPSRDQXQFLDORVPXQGRV
160
SDUDOHORVSXHVPLHQWUDVHQODWLHUUDWUDQVFXUUHQDxRVHQHOFLHOR\HOVXEPXQGR
se deslizan minutos, pues ahí el presente es eterno. Por la puerta de los cielos se
arriba a otro lugar, un espacio de “mayor calidad”, donde moran los dioses. En el
encanto se crearon los seres humanos, los dioses, los alimentos, “todas las cosas”.
/D;RFKLSLODPRQWDxDVDJUDGD GH ;LFRWHSHFGH -XiUH] IRWR SHxyQ HQ
forma de cono invertido, constituye un nuevo punto de tránsito al mundo habitado
por las deidades.
)RWR/D;RFKLSLODPRQWDxDVDJUDGDGH;LFRWHSHF
(QHOHQWRUQRGHODPRQWDxDVHHIHFW~DQFXUDFLRQHVSDUWLFXODUPHQWHGHODV
enfermedades frías, las que integran el complejo de males sobrenaturales cuya re
cuperación apela a procedimientos mágicoreligiosos. Ahí se solicita “fuerza”, se
realizan limpias, puede restablecerse el tonalli, se procede a su reingreso al cuerpo
o se legitima y sacraliza a autoridades civiles.
Los procedimientos empleados para estas actividades son variados: la ora
ción, la petición y la invocación, por lo que respecta al discurso verbal, o se se
xDODQ\VDK~PDQORVSXQWRVFDUGLQDOHV\HOFHQWURVH³OLPSLD´DOHQIHUPRRVH
³EDUUH´VLPEyOLFDPHQWHHOPDOVHGDQ]DULWXDOPHQWHRVHSXUL¿FDODFDEH]DHQ
161
cuanto al discurso ritual, empleando procedimientos pragmáticos acordes con la
situación comunicativa.
Para los indígenas que habitaron el antiguo territorio mesoamericano, el cuerpo
como microcosmos o antropocosmos contaba con un centro anímico mayor y un
centro anímico menor. En el primero residían tres ánimas, de acuerdo con López
Austin ([1980] 1986: 197262). Las entidades, motor primordial del funciona
miento del hombre, se situaban en la parte superior del cuerpo: en la cabeza, parti
cularmente en la coronilla, se alojaba el tonalli, “hacer calor”, energía primordial
para la comunicación con el mundo divino. El tonalliSRGUtDGDxDUVHDOUREiUVHOR
DOFKDPiQRPDJRGHOFXHUSRGHODSHUVRQDRULJLQiQGROHGDxRVLUUHSDUDEOHV8QD
muestra de robo de esta ánima subyace en la creencia en las brujas actuales que,
WUDQVIRUPDGDVHQJXDMRORWHVLQJUHVDQDORVKRJDUHVGHQLxRVUHFLpQQDFLGRVSDUD
VDFUL¿FDUORV\VXVWUDHUVXtonalli (Rivera Domínguez, 2009). Esta ánima es fun
damental para conservar el equilibrio y la vida, mientras que su ausencia, como
PHQFLRQDPRVRFDVLRQDHQIHUPHGDG\PXHUWH2UWL](QODpSRFD
prehispánica, se creía que el tonalli podía incrementarse cumpliendo un cargo
UHOLJLRVRGHODPD\RUGRPtDRGLVPLQXLUVHSRUXQDYLGDVH[XDOGHVRUGHQDGD\H[
cesiva; dependía del tiempodestino calendárico que llegaba a la tierra por el eje
cósmico. El teyolíaVHJXQGDiQLPDVHVLWXDEDHQHOFRUD]yQ6XGDxRDFDUUHDED
HQIHUPHGDG \ ORFXUD \ ¿QDOPHQWH HO ihíyotl XELFDGR HQ HO KtJDGR FX\R GDxR
provocaba enfermedades. Esta ánima era empleada por el nanahualtin o nahual
SDUDGDxDUDRWUDVSHUVRQDV/DKDFtDVDOLUGHVXFXHUSRSDUDFRQGXFLUODDOLQWHULRU
de animales, quienes obraban en representación del nanahualtin (López Austin,
[1980] 1986: 221262).
+DOODPRV HYLGHQFLD HWQRJUi¿FD HQ HO HVWDGR GH 3XHEOD VREUH FXUDFLyQ GHO
tonalli y el teyolíaHQHOHQWRUQRGHODPRQWDxDVDJUDGDSRUHVSHFLDOLVWDVFKDPD
nes. De la misma forma, los dioses, o santos y vírgenes de la religión católica,
FRQVLJXHQSURYRFDUGDxRDODViQLPDV
Salud y enfermedad en Cholula. Curar el ánima equivale a restablecer el equi
librio perdido. La enfermedad se atribuye a la voluntad de un ser divino o a la
ruptura del justo medio provocada por acciones individuales o de un mago, como
hemos apuntado. Usualmente la reposición del equilibrio, las acciones curati
YDV SDUD UHVWLWXLU HO iQLPD VREUHYLHQHQ DOUHGHGRU GH OD PRQWDxD VDJUDGD R VXV
162
s ustitutos en la morada humana, el centro ceremonial, el templo católico o el altar
doméstico.
/DPRQWDxDVDJUDGDGH&KROXODFRORTXLDOPHQWHGHVLJQDGDFRPR³FHUURGH
PDQR´HQFODUDDOXVLyQDVXPDQXIDFWXUDSRUODPDQRGHOKRPEUHGHVHPSHxD
todo un conjunto de funciones simbólicas del mayor interés, como las relaciona
das con la curación de enfermedades vinculadas con la pérdida de un ánima. En su
entorno las deidades provocan trastornos que afectan al tonalli y al teyolía.
Daños al tonalli.(VWDiQLPDSXHGHGDxDUVHSRUVXVWR(OVXVWRtemauhtilizt
li, no es equivalente a la impresión causada por miedo o espanto, sino una pérdida
parcial del ánima.
Las consecuencias son graves y van desde el debilitamiento o la pérdida de
OD³IXHU]D´\YLWDOLGDGQRUPDOKDVWDHQFDVRH[WUHPRODPXHUWH'RVSHUVRQDMHV
divinos ocasionan la pérdida del tonalliHQ&KROXODOD9LUJHQGHORV5HPHGLRVGL
vinidad alabada por su justicia implacable, “sé que la virgen es milagrosa porque
FDVWLJD´\XQDVHUSLHQWHGHIRUPLGDEOHVSURSRUFLRQHVDX[LOLDUPiJLFR\HMHFXWRU
de su voluntad, quien actúa en su nombre provocando la pérdida del ánima. La
9LUJHQGHORV5HPHGLRVLQFRUSRUDHQVXiPELWRGH
)RWR/DYLUJHQGHORV5HPHGLRVHQ&KROXOD
163
acciones divinas un conjunto de actividades positivas y de apoyo a la comu
nidad —ayuda en la fertilidad de los campos, recibe los impactos de la naturaleza,
protege en casos de accidentes—, y otras negativas, de sanción por violación de
normas y conductas prescritas socialmente. Se trata de una relación fundada “a
partir del principio de reciprocidad”, en opinión de BáezJorge (BáezJorge, 1998:
157), de un acuerdo o contrato mutuo de intercambio de veneración y ofrendas a
cambio de protección y ayuda. Contravenir el contrato por supuesto está penado
con varias sanciones que incluyen la muerte. Acudir al templo sin devoción, eno
MDGRRH[WHUQDUDJRWDPLHQWRSRUHOSHQRVRDVFHQVRDOFHUURUHFLEHXQFRUUHFWLYR
HMHPSODUGHODVHUSLHQWHSHUVRQDMHTXHHQODWUDGLFLyQRUDOGHVHPSHxDXQWULSOH
URODX[LOLDUGHODGLYLQLGDGRSRQHQWH\JXDUGLiQGHOHVSDFLRVDJUDGR/DSXQL
FLyQRFDVLRQDXQJUDYHGDxRDOtonalli, pues provoca su pérdida total o parcial por
HVSDQWRFDXVDQGRXQDIDOWDGHIXHU]DYLWDO\HQJUDGRH[WUHPRODPXHUWH'RQ
Manuel, habitante de San Andrés Cholula, cuenta un evento que conduce a la
pérdida del tonalli de una joven:
una muchacha que lo mandaba a misa su mamá, dice su mamá:
²£2\HVHOODPDEDGRxDÈQJHOD£2\H£ÈQGDOHKLMD£9HWHDPLVDDOVDQWXDULR
¡Córrele que está llamando!
Y dice:
—¡Yo no voy a... yo no me muevo, yo no me muevo, [en] lugar [de que] vaya yo a
misa, mejor me voy para la estación y voy a dar una vuelta por allá, pero yo no subo
hasta allá!
Entonces ahí enfrente del manicomio que está de aquel lado, ahí va pasando, que
va a divertirse y no va a misa, cuando ve la víbora, está pasa y pasa y que se espanta
y que se arranca a correr y que se larga.
(Manuel Tlachi Aca, “La víbora diabólica”).
+DGHUHVDOWDUVHHQHOFRQWH[WRGHGHWHULRURVDOtonalli, la negativa a desem
SHxDUXQFDUJRGHODPD\RUGRPtDDOVHUYLFLRGHOD9LUJHQGHORV5HPHGLRV/D
divinidad demanda servicio efectivo en el ámbito de lo sagrado para incrementar
VX SUHVWLJLR PDFURUHJLRQDO (Q XQD YDULDQWH WHQHPRV DO ¿HO QHJDQGR HO DSR\R
HFRQyPLFRSDUDODHMHFXFLyQGHOFLFORGH¿HVWDVGHODYLUJHQ(QDPEDVRFDVLRQHV
la sanción por pérdida del tonalli conduce a la defunción del devoto.
Finalmente, otro incidente de desobediencia grave del contrato radica en pro
ferir insultos e injurias hacia la divinidad. En este caso, el poder de la palabra es
HTXLYDOHQWH D OD DFFLyQ GLUHFWD \ OD VDQFLyQ LQH[RUDEOH QR VH FXHVWLRQD 'RQ
Galdino, habitante de San Andrés, rememora esta historia:
164
KDEtDXQVHxRUTXHHUDPX\PX\KRUUDVWURsic), vaya, no sabía comprender, él sabía
que él comía y bebía y trabajaba.
²£<HVDGHTXHWDQWD¿HVWDTXHKDFHQDODFKDSDUUDpVD£3DUHFHGHDWLURWDQWRVHOH
merece y, y eso si es un palo! ¿Qué cosa puede tener más?
(QWRQFHVFXDQGRXQGtDViEDGRSDVDURQODVFRRSHUDWLYDVGHOD¿HVWD\DHVWDED
acá, entons se encamina, se va al centro, por ahí, se va pa el manicomio, era un
manicomio antes, ora es Sanatorio Guadalupe [...], allá dicen, él mismo contó, dice
que encontró, dice que iba pasando, salió de ese cerro, pasó los romeros, ¡Hasta aquí
viborísima, pero tremenda y lo castigó... de ese susto se murió y del susto! ¡Cómo no!
(Galdino Solís, “La víbora diabólica”).
Daños al teyolía. &RPRHQHOFDVRSUHFHGHQWHGHGDxRVDOtonalli, éste se produce
por incumplimiento del contrato entre el devoto y la divinidad, y comprende una
gama amplia de sanciones. Al respecto BáezJorge sostiene que la devoción a
ORVVDQWRVHVGLQiPLFDSXHVDXPHQWDRGLVPLQX\HHQSURSRUFLyQFRQVXH¿FDFLD
VREUHQDWXUDO\HOFXOWRDOD9LUJHQGHORV5HPHGLRVHQ&KROXODUHYHOD
ese dinamismo.
8QDIRUPDLQWHUHVDQWHGHGDxRDOteyolía radica en que a la persona le da un
³YXHOFR HO FRUD]yQ´ \D VHD SRU REVHUYDU XQ IDQWDVPD 9LHVFD R
por otra causa. Si su entidad no retoma su natural condición, y si el corazón no
retorna a su posición, la persona puede sufrir demencia. Tal vez sea coincidencia,
SHURHQODVLQPHGLDFLRQHVGHOHQFDQWRGH&KROXODHO³FHUURGHPDQR´VHHGL¿Fy
un hospital psiquiátrico. La curación del teyolíaVHYHUL¿FDHQODVLQPHGLDFLRQHV
GHOHMHFyVPLFRGHODPRQWDxDQDWXUDORHQHOFDVRGH&KROXODGHODSLUiPLGH
Curaciones del tonalli y del teyolía. Para la curación del tonalli y del teyolía
se emplean dos series de recursos. En un primer momento, el recurso recae en
la petición verbal, en la oración destinada a la divinidad regente del encanto,
PHGLDQWH XQD H[KRUWDFLyQ GLUHFWD HPSOHDQGR DO HVSHFLDOLVWD DO FXUDQGHUR R DO
chamán, quien solicita el cumplimiento de una petición por la acción directa de la
SDODEUD(QHOFDVRGH&KROXODODVROLFLWXGYDGLULJLGDDOD9LUJHQGHORV5HPHGLRV
y, en otras ocasiones, al santo patrono de la población o del barrio. Si la petición
VHGHVWLQDDOD9LUJHQGHORV5HPHGLRVORVHQIHUPRVRVXVIDPLOLDUHVDFXGHQDO
templo, situado en la cúspide del cerro, para invocarla y solicitar su ayuda. Las
solicitudes giran en torno a la petición de “fuerza” y salud o simplemente le rezan
GHYRWDPHQWH/DRIUHQGDGHÀRUHV\YHODGRUDVDFRPSDxDODSHWLFLyQ
6LHO¿HODFXGHDOWHPSORVLQHODSR\RGHOFKDPiQSXHGHHIHFWXDUpOPLV
mo la limpia, mientras verbalmente implora salud a la deidad. Para el rito usan
165
Y HODGRUDVPRQHGDVDPDUUHVGHSLUXORUDPRVGHÀRUHVORVFXDOHVVHGHSRVLWDQ
FHUFDGHODOWDUSUy[LPRVDODYLUJHQ
El segundo recurso curativo del tonalli y el teyolía radica en acudir al templo,
HVSHFt¿FDPHQWHGXUDQWHOD¿HVWDSDWURQDOSDUDHMHFXWDUGDQ]DV\SRGHUHVWDEOHFHU
FRPXQLFDFLyQFRQOD9LUJHQ\DSR\DUVHHQODDWHQFLyQWHUDSpXWLFDGHORVFKDPD
QHV/DGDQ]DVXHOHDFRPSDxDUVHGHRIUHQGDVGHÀRUHV\FRSDODGHPiVGHXQD
solicitud verbal en forma de plegaria.
Salud y enfermedad en Xicotepec de Juárez. En el caso de Xicotepec, en la
Sierra Norte del estado de Puebla, las ánimas suelen aliviarse alrededor de una
PRQWDxDVDJUDGDFRQRFLGDFRPR;RFKLSLODHVSDFLRGHYHQHUDFLyQGHVDQ-XDQ
Techachalco, advocación de Tláloc. La Xochipila, como en el caso de la pirámide
GH&KROXODHVXQDPRQWDxDTXHGHVHPSHxDHQHOLPDJLQDULRGHORVKDELWDQWHVGH
ODUHJLyQODVIXQFLRQHVGHODPRQWDxDVDJUDGDGHOPXQGRGLYLQRHOTonacatépetl,
³FHUURGHODVPLHVHV´6HWUDWDGHXQSHxyQPRGL¿FDGRFXOWXUDOPHQWH\TXHWLHQH
forma de cono invertido.
En la Xochipila, las divinidades sanan dolencias que afectan al tonalli y al
teyolía por medio de prácticas curativas variadas. El concurso del chamán es fre
cuente para la ejecución del rito mágicoreligioso.
(OWUDWDPLHQWRLQLFLDFRQODH[KRUWDFLyQYHUEDODODVGHLGDGHVTXHUHVLGHQ
en los cerros. Invocan a la deidad que habita en la Xochipila y a los dioses de los
cerros Popocatépetl, la “Mujer dormilona”, el Xaltépetl, entre otros. El propósito
de esta fase ritual radica en solicitar “fuerza” y salud para el enfermo. Frecuen
WHPHQWHVHDOXGHDO³1LxRGRFWRU´DVDQ-XGDV7DGHR\DRWURVVDQWRV6LPXOWi
neamente, el chamán lleva a cabo una “limpia” del paciente con un ramo confec
FLRQDGRFRQUDPDVGHSLUXO\ÀRUHV(QDOJXQDVRFDVLRQHVVHHPSOHDHOKXHYR
velas o productos industrializados en spray e incluso animales muertos (foto 4).
De esta manera se fortalece o restablece el tonalliHQODPRQWDxD/DFXUDFLyQVH
SUiFWLFDGXUDQWHWRGRHODxRGHSUHIHUHQFLDORVPDUWHVQRREVWDQWHODDVLVWHQFLD
VHLQFUHPHQWDGXUDQWHOD¿HVWDSDWURQDOODQRFKHGHOGHMXQLR\ODPDxDQDGHO
24, celebración a san Juan Bautista y a san Juan Techachalco.
166
)RWR&KDPDQDVROLFLWDQGRVDOXG\IXHU]DHQOD;RFKLSLODODQRFKHGHOGHMXQLR
(QOD¿HVWDSDWURQDOVHPXOWLSOLFDODSUHVHQFLDGHFKDPDQHVTXHUHDOL]DQOLP
pias. Concluida su curación, el devoto deposita en el altar de la Xochipila, en la
“puerta de los cielos”, vía de acceso a las regiones celestes, sus ofrendas de ali
PHQWRVFRPRWDPDOHVDWROHFRQSDQ\EHELGDVÀRUHVFHUDVLQFLHQVRFROODUHVGH
ÀRUHVFKLOHVRWRPDWHV
'HLJXDOIRUPDHQODPRQWDxDVDJUDGDVHGHVDUUROODQRWURVULWRVSDUDIDFLOLWDU
ODFRPXQLFDFLyQFRQODVGLYLQLGDGHV(QXQQDFLPLHQWRGHDJXDFHUFDQRDOSHxyQ
VXHOHQOOHYDUVHDFDEREDxRVULWXDOHV(OEDxRLQFOX\HVRODPHQWHODFDEH]D\WLHQH
FRPRSURSyVLWRODSXUL¿FDFLyQGHOHVSDFLRGHUHVLGHQFLDGHOtonalli (ver foto 5).
$Vt VH SUHSDUDQ ORV ¿HOHV SDUD OD FRPXQLFDFLyQ FRQ ODV GLYLQLGDGHV GDGR TXH
HVWDiQLPDSHUPLWHWDOLQWHUDFFLyQ'XUDQWHHOEDxRGHSXUL¿FDFLyQVHRIUHQGDQ
YHODGRUDVÀRUHVLQFLHQVR\DOLPHQWRVDVDQ-XDQ7HFKDFKDOFR(VWDIDVHGHOULWR
concluye con la toma de agua sagrada para uso personal en la vivienda. Hemos
REVHUYDGRTXHHOEDxRULWXDOVHSUDFWLFDODYtVSHUDGHODFHOHEUDFLyQDVDQ-XDQ
7HFKDFKDOFRHOGHMXQLR
167
)RWR3XUL¿FDFLyQGHOtonalli en el nacimiento de agua
Un nuevo evento de interacción con las deidades es la danza ritual. Su propó
sito es hacerles peticiones de fertilidad, salud, bienestar.
/DGDQ]DRFXUUHDOUHGHGRUGHODPRQWDxDVDJUDGDGHOHQFDQWR+DELWXDOPHQ
te los danzantes portan canastas con semillas, velas y plantas medicinales para
VROLFLWDUOHDOPRUDGRUGHODPRQWDxDVXVIDYRUHVIRWR&RPRHQHOFDVRSUHFH
GHQWHHOWLHPSRHVWiDVRFLDGRFRQOD¿HVWDSDWURQDODVDQ-XDQ7HFKDFKDOFR(V
frecuente ver a los danzantes portar imágenes religiosas de santos católicos como
VDQ -XGDV 7DGHR OD 9LUJHQ GH *XDGDOXSH VDQ -XDQ 'LHJR R HO 1LxR 'LRV /D
GDQ]DVHDFRPSDxDFRQVRQHVPXVLFDOHVLQWHUSUHWDGRVSRUEDQGDVSURFHGHQWHVGH
YDULDVFRPXQLGDGHVGH;LFRWHSHF/RVDVLVWHQWHVSRUWDQÀRUHVTXHVLPXODQHOUD\R
GH7OiORFDVtFRPRYHODV\RIUHQGDV\EDLODQODQRFKHGHOGHMXQLR\ODPD
xDQDGHO'XUDQWHHOULWRGHFHOHEUDFLyQDVDQ-XDQ7HFKDFKDOFRORVDVLVWHQWHV
LQJLHUHQJUDQGHVFDQWLGDGHVGH³UH¿QR´SDUDSURYRFDUVHXQHVWDGRGHFRQFLHQFLD
alterado que permita la interacción hombredios.
168
Foto 6. Danza ritual en la Xochipila y presentación de ofrendas
3RURWURODGRFRPRSDJRDOGRQUHFLELGRVHFRORFDQRIUHQGDVGHÀRUHVFR
pal, velas, alimentos y banderas de papel (fotos 7 y 8). Es frecuente hallar en la
;RFKLSLODDQLPDOHVVDFUL¿FDGRV
La importancia del ritual para la región de Xicotepec es vital, pues conforma
una acción simbólica que permite a sus habitantes interactuar con las deidades en
el espacio sagrado. Estas divinidades tienen doble rostro, son los santos y vírgenes
católicos, quienes por sus acciones sagradas evocan a las deidades del panteón
prehispánico.
&RPRKHFKRVRFLDOHOULWXDOFRQWULEX\HDODFRKHVLyQ\YLYL¿FDFLyQGHOJUXSR
social, asegurando no sólo la continuidad comunitaria sino los elementos de la
cosmovisión que dan identidad a los habitantes de la región. Los participantes de
ORVULWXDOHVFXUDWLYRVRGHODVGDQ]DVWUDQVIRUPDQVXFRQGLFLyQH[LVWHQFLDOGDGR
que transitoriamente establecen comunicación con lo sagrado, con el mundo di
vino, haciéndose partícipes de la condición divina. Música, canto, danza, rezos,
presentación de ofrendas son inseparables en el evento comunitario. Cada sistema
de signos aporta sus sentidos particulares para contribuir al sentido complejo y
global del ritual.
169
)RWRV\2IUHQGDVHQODPRQWDxDVDJUDGD
170
En la danza, por otro lado, el participante logra estados de conciencia propi
cios para la comunicación con las divinidades. Ese comportamiento somático se
H[WHULRUL]DPHGLDQWHJHVWRV\PRYLPLHQWRVFRUSRUDOHVHVWHUHRWLSDGRV
(QOD;RFKLSLODGHDFXHUGRFRQODHYLGHQFLDHWQRJUi¿FDVHDOLYLDQHQIHU
PHGDGHVPHQWDOHVSURYRFDGDVSRUGDxRVHQHOteyolía o el tonalli. Un enfermo,
P~VLFRGHODUHJLyQDFXGHUHJXODUPHQWHDOD¿HVWDSDWURQDO\SUHVHQWDHQFDOLGDG
GHRIUHQGDVXDFWLYLGDGPXVLFDODOGXHxRGHODPRQWDxD(QRWUDRFDVLyQSUHVHQ
ciamos una limpia destinada a una enferma mental. El acto incluye la presenta
FLyQGHRIUHQGDVGHÀRUHVYHODVDOLPHQWRV\RFDVLRQDOPHQWHFLJDUURV\EHELGDV
alcohólicas.
3RU~OWLPRHQODPRQWDxDVHVDFUDOL]DROHJLWLPDHQHOPDQGRDDXWRULGDGHV
municipales o gubernamentales mediante un complejo ritual. El ritual sobreviene
HQODPDxDQDGHOGHMXQLRFRUUHVSRQGLHQWHDOD¿HVWDDVDQ-XDQ7HFKDFKDOFR
El proceso de legitimación en el mando incluye varios rituales; primero se apela
a los puntos cardinales, para entregar en seguida los bastones de mando a los
miembros del cabildo y autoridades gubernamentales frente a las instalaciones
de la Presidencia municipal. Prosiguen danzas de grupos originarios de la región
GH ;LFRWHSHF /D IDVH ¿QDOL]D FRQ HO WUDVODGR GH ORV DVLVWHQWHV D OD ;RFKLSLOD
<D HQ OD PRQWDxD VDJUDGD FKDPDQHV \ DXWRULGDGHV SURFHGHQ D FRORFDUVH HQ OD
“puerta de los cielos”, en la cúspide del montículo. Nuevamente los chamanes y
mayordomos sahuman las cuatro esquinas y el centro, así como a las autoridades
de mayor rango. En seguida, las autoridades acuden al altar destinado a san Juan.
Ocasionalmente se incorporan a la danza, mientras los chamanes mayordomos de
la Xochipila realizan la “limpia” y la petición de “fuerza” para que ejecuten su
FDUJRVLQFRQWUDWLHPSRV&RQHVWHULWXDOVHOHJLWLPDHOSRGHUGXUDQWHXQDxRSXHV
debe renovarse el procedimiento en la siguiente celebración patronal.
Como hemos visto, en el encantoODPRQWDxDVDJUDGDFRQODFXDOVHUHODFLRQD
cada comunidad, se curan las enfermedades del tonalli y el teyolía con el concurso
de especialistas en lo sagrado, los chamanes, quienes se dirigen a los dioses para
restituir el equilibrio del paciente, ya sea llevando a cabo rituales curativos preci
sos efectuados en este punto, o rezando y requiriendo su protección.
Bibliografía:
171
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172
Más allá
del chamanismo
en México
Viajes extáticos en el chamanismo machiguenga
(Amazonía peruana)
Introducción
Los machiguengas son un grupo de lengua arawakDVHQWDGRHQORVYDOOHVLQWHUÀX
viales de los ríos tributarios del Amazonas, localizados al sureste de Perú.1 Sus
emplazamientos dispersos ocupan parte del territorio selvático de los departamen
tos de Cuzco y Madre de Dios. Habitan las regiones del Alto y Bajo Urubamba
HQ&X]FR\ODLQPHQVDUHVHUYDGHOD%LRVIHUDGHO0DQX²GHODH[WHQVLyQDSUR[L
PDGDGH6XL]D\HQVXPD\RUSDUWHYLUJHQHLQH[SORUDGDHQHOGHSDUWDPHQWRGH
Madre de Dios2 (Mapa). Fueron popularizados por la novela del escritor peruano
0DULR9DUJDV/ORVDWLWXODGDEl habladorEDVDGDHQGRFXPHQWDFLyQHWQRJUi¿FD\
en registros misioneros. Hoy constituyen una de las sociedades amazónicas mejor
estudiadas del Perú.
Atendiendo a sus rasgos distintivos, puede decirse que los machiguengas
FXHQWDQ FRQ XQ VLVWHPD GH SDUHQWHVFR ELODWHUDO \ X[RULORFDO &DVHYLW]5HQDUG
2004: 79; Rosengren 2005; Baer 1994: 2760) y una economía basada en la caza,
la pesca, el cultivo y la recolección ajustada al ciclo estacional. Según sea la
temporada húmeda o seca ocupan diferentes regiones de su territorio. En claros
del bosque habitan poblados de casas distantes elaboradas de paja y madera. En
cuanto a su carácter, comparado con el de otros grupos vecinos como los yami
QDKXDVSXHGHFRQVLGHUDUVHSDFt¿FRORTXHKDIDYRUHFLGRTXHHQODUHJLyQGHOUtR
Urubamba hayan sido fácilmente reducidos y sedentarizados por los misioneros
1
Este ensayo tiene un carácter preliminar y presenta la primera sistematización de algunos ma-
teriales recogidos en trabajo de campo. Los análisis que ofrece serán objeto de ulteriores de-
sarrollos más exhaustivos. Para una breve reseña sobre la historia del grupo machiguenga, véase Baer
(1994: 13-25).
2
Dos buenos libros sobre el Parque Nacional del Manu son el de Bärtschi et al. (2007) y el de
Bärtschi y Macquarrie (1998).
3
Véase por ejemplo la bibliografía final contenida en los trabajos de Baer (1994) y Rosengren
(2004).
175
en pueblos con escuelas y dispensarios. Por el contrario, en las selvas de Madre
GH'LRVH[LVWHQSREODFLRQHVQRFRQWDFWDGDVTXHSRVHHQXQPRGRGHYLGDHVWULF
tamente tradicional. Las formas indígenas de organización y el complejo del cha
manismo se hallan más desarrollados allí.
El estudio
Los machiguengas cuentan con un complejo sistema chamánico. Entre los rasgos
que lo caracterizan sobresale el empleo de dos plantas psicotrópicas: la ayahuas
ca (Banisteriopsis caapi) y el toé (Brugmansia sp.). Ambas son usadas por los
chamanes o seripigariHQVXVYLDMHVH[WiWLFRV\SRVHHQHIHFWRVFRQWUDVWDQWHVOD
D\DKXDVFDSHUPLWHHIHFWXDUYLDMHVGH¿QLGRVSRUODYHUWLFDOLGDGFyVPLFD\ORVGHV
plazamientos producidos por el toé son de carácter horizontal. Pero ambas sustan
FLDVGHVHQFDGHQDQWDPELpQH[SHULHQFLDVRQWROyJLFDVGLVWLQWDVHOJUDGRGHDXWR
QRPtDGHODOPDGHOULWXDOLVWD\GHVXVDFRPSDxDQWHVYDUtDDVtFRPRODVHQWLGDGHV
espirituales con las que conversan.
En este ensayo analizaremos detenidamente el empleo de ambas sustancias
y los viajes chamánicos que producen. Para ello recurriremos principalmente al
PDWHULDOHWQRJUi¿FRUHFRSLODGRSRUQRVRWURVHQGRVSREODFLRQHVFRQWDFWDGDVGHOD
región del Manu (PalotoaTeparo y Shipetiari).4 Sin embargo, para abordar este
análisis consagraremos algunas páginas introductorias a delinear, basándonos en
4
Principalmente los días 17 al 21 de diciembre de 2005 en Palotoa-Teparo y Salvación, y del 12
al 17 de junio de 2009 en las comunidades de Centro y Shipetiari. Obtuvimos la información
a través de entrevistas abiertas realizadas a un conocido chamán local y a algunos pobladores
profanos de la región.
176
ORVHVWXGLRVGHRWURVDXWRUHVXQFRQWH[WRGHODFRVPRORJtDPDFKLJXHQJD\ODHV
tructura del cosmos, los tipos de seres que lo habitan, la concepción del alma y la
¿JXUDGHOFKDPiQ(QVXPDHOWH[WRVHGLYLGHHQGRVSDUWHVODSULPHUDUHVXPHOD
cosmología machiguenga y la segunda analiza el uso chamánico de las plantas y
HOGHVDUUROORGHORVYLDMHVH[WiWLFRV
Los machiguengas conciben el cosmos integrado por cinco planos dispuestos
YHUWLFDOPHQWH \ DWUDYHVDGRV SRU XQ UtR 'DQ 5RVHQJUHQ RIUHFLy XQD
sistematización de esta arquitectura basándose en su estudio sobre grupos del río
Urubamba. Los estratos son éstos:
1) Una categoría de cielo superior, llamado Inkite, alejado del mundo de los
humanos e invisible por tanto salvo de noche, cuando el brillo de sus ha
bitantes es percibido en forma de estrellas. En este lugar vive Tasorintsi,
el principal dios creador (“el que sopla”), y algunos seres peligrosos o
“monstruos” como Katsivorérini, el Cometa. El cielo está poblado de
bosques saturados de caza abundante y corpulenta; sus moradores llevan
XQDH[LVWHQFLDIHOL]FXOWLYDQGRVXVWLHUUDVFDQWDQGR\EHELHQGRmasato
FHUYH]DGH\XFD(OVROTXHORVLOXPLQDHVEULOODQWH\FiOLGR\HVWi¿MR
en el cielo para que sus habitantes no conozcan la oscuridad de la noche.
2) Por debajo del cielo superior se encuentra Menkoripatsa, un estrato que
representa el cielo de los humanos.
(OWHUFHUQLYHOKipatsi, es el mundo de los machiguengas, situado en el
medio del cosmos.
4) El mundo inmediatamente inferior, llamado Gamaironi, está habitado
por seres con forma de monstruos y demonios, y por Kentivákori, el
segundo de los dioses creadores principales. Se trata de un lugar desco
nocido para los humanos. Es yermo y carece de vegetales pues su sol,
TXHHVWi¿MRHQHOFLHORHVWDQFDOLHQWHTXHTXHPDHOVXHOR
5) El último estrato, el más profundo, es el denominado Kamaviria (o Sa
vipatsake o Apavatsatsetara), un sitio oscuro habitado por los espíritus
de los seres humanos muertos (kamagantsi = muerte). También viven
allí monstruos y demonios que ven el mundo humano de encima (es
decir, el KipatsiFRPRVXFLHOR(QHVWHOXJDUVXH[LVWHQFLDWUDQVFXUUH
triste porque, a pesar de que trabajan arduamente, no prospera la yuca,
el ingrediente principal de la comida y del masato. En cuanto al paisaje,
177
178
es rocoso y accidentado; los ríos están contaminados y carecen de peces
5RVHQJUHQcfr%DHU
Un “río cósmico” atraviesa verticalmente el universo recorriendo de arriba
abajo los cinco planos. Nace en el cielo superior, Inkite\ÀX\HKDVWDDOFDQ]DUHO
mundo inferior de los muertos y los demonios. La parte celeste del río, denomi
nada Meshiareni, es percibida por los humanos desde KipatsiFRPROD9tD/iFWHD
(QHOODDSURYHFKDQSDUDEDxDUVHORVDQLPDOHVFHOHVWHVFRQHO¿QGHUHJHQHUDUVH\
vivir eternamente. En el mundo de los humanos el río se asocia directamente con
el curso del Urubamba que recorre la región de Cuzco [se trata de los machiguen
JDVGHO$OWR8UXEDPED@5RVHQJUHQ
Una liana llamada imogito inkite, el “cordón umbilical del cielo”, conectaba
antiguamente Kipatsi, el mundo humano, con Menkoripatsa, el mundo celeste
inmediatamente superior. Allí se trasladó Tasorintsi con todas las perfecciones
que había creado tras discutir con los hombres. Por ella éstos trepaban al cielo
para visitar a los espíritus saangarite, creados al mismo tiempo que ellos. Pero los
saangarite la cortaron cuando los hombres se hicieron demasiado problemáticos.
Por eso, desde entonces los hombres “buenos” se quedaron en la parte celeste,
donde viven todavía hoy, y los “malos” permanecieron residiendo sobre la tierra
5RVHQJUHQ%DHU
Hoy tanto los espíritus como los demonios no viven solamente en un plano
sino que se desplazan libremente por el seno del cosmos.
Los principales espíritus son los saangarite VX QRPEUH VLJQL¿FD ³ORV TXH VRQ
SXURV´ OD ³VXFLHGDG´ \ OD UHSURGXFFLyQ VH[XDO ORV UHSHOH 6RQ DVH[XDGRV \ VH
reproducen por divisiones: crecen en las cabezas de sus padres totalmente forma
GRV/XHJRDOFDQ]DQODDOWXUDGHXQQLxRGHDxRV\VRQOODPDGRVananéyki,
³QLxRV´+HUPRVRV\IUDJDQWHVDFW~DQFRPRSURWHFWRUHVLQYLVLEOHVFRQWUDORVGH
monios que acosan a los humanos. La diferencia ontológica entre los humanos y
los saangarite convierte la relación mutua en peligrosa. Pero los machiguengas
ORV GRPHVWLFDQ SDUD KDFHUORV EHQp¿FRV$EVWHQHUVH ORV FKDPDQHV GH PDQWHQHU
UHODFLRQHVVH[XDOHV\QXWULUORVFRQHORORUGHOWDEDFR\HOSLULSLULHVHOPRGRGH
propiciarlos. Gracias al celibato y al aroma forman con ellos una comunidad uni
¿FDGD5RVHQJUHQ%DHU
Los demonios kamagárini, “aquellos que matan”, también afectan la vida
diaria. Son deformes, peludos y apestosos. Cuando Kentivákori, el segundo dios
creador hoy recluido en el inframundo, los formó, quiso en realidad hacer seres
179
humanos, pero fracasó en su intento y originó demonios. Su mundo es el de la
muerte, la destrucción y la imperfección. Los masculinos poseen enormes penes
y los femeninos vaginas dentadas. Hay varias clases: los impositoni que habitan
remolinos y ahogan a sus víctimas; los katsongátiri que son nocturnos y captu
ran personas para que trabajen en sus campos. El principal demonio femenino
es InáenkaODGXHxDGHODYLUXHOD\GHODVSDSHUDVTXHSURYRFDHSLGHPLDV6XV
cómplices son los kepigarite que difunden los males emergiendo bajo las piedras
%DHU5RVHQJUHQ
Una diferencia radical separa a los saangarite de los demonios. Si los pri
meros son criaturas consideradas homogéneas y divididas en multitud de tribus,
los kamagárini son seres de diversas clases y naturaleza heterogénea. Además, los
saangarite representan el orden y la perfección y los demonios son una metáfora
del caos. Por eso los hombres evitan a los kamagárini y tratan de propiciar a los
saangarite; los chamanes conjuran a los primeros y crean lazos de intimidad con
los segundos compartiendo con ellos recursos comunes (Rosengren, 2004: 44).
El alma, isure
Para los machiguengas el alma es una entidad eterna inscrita en un cuerpo
“vestido”.5 Es separable y común a otros seres. Al morir una persona sólo des
aparece la “ropa” corporal. El alma sale por la coronilla y va a otros mundos,
especialmente a Kamaviria, el inframundo último (estrato quinto), y vive una
vida poco placentera. Pero antes pulula por la tierra y trata de capturar a su pare
MDDOJ~QQLxRFHUFDQRRDXQVHUTXHULGRSDUDOOHYiUVHORVFRPRFRPSDxtD%DHU
1994: 7577; Rosengren, 2004: 45). Otras personas se transforman en kukishi,
“muertos vivientes” que vagan por siempre sobre la tierra agrediendo a los vivos
(Rosengren, 2004: 4445).
Pero las almas de los chamanes y los brujos van a otro lugar. Tras morir, los
chamanes van a vivir con los saangarite, sus aliados en vida, y los brujos con los
kamagárini(OWLSRGHQH[RVVRFLDOHVGHWHUPLQDHOGHVWLQRXOWUDWHUUHQR<DPERV
especialistas son privilegiados, pues se reúnen en ultratumba con sus amigos y
YLYHQXQDH[LVWHQFLDSOHQD
El cuerpo (imanchake) es la “vestimenta”, la envoltura corporal del alma.
Permite constituir la percepción en función de la perspectiva. Por ejemplo, un
animal de caza verá a los humanos como jaguares y un águila predadora verá a
5
En este sentido Viveiros de Castro (1998, 2004) se sirvió del ejemplo machiguenga para ilustrar su
teoría del “perspectivismo amerindio”.
180
éstos como tapires. Animales y espíritus se perciben a sí mismos como personas
TXHYLYHQVRFLDOPHQWHHQFRPXQLGDGHV6KHSDUG6
El chamán machiguenga es el seripigari6LJQL¿FD³HOTXHVHLQWR[LFDFRQWDEDFR´
o “el que devuelve tabaco”.7 La devolución alude al tabaco que ingiere el chamán
y luego regurgita a sus aprendices para que adquieran sus poderes. Pero los re
ceptores son también los saangarite, quienes en tiempos míticos daban tabaco a
ORVKRPEUHV/DGH¿QLFLyQDUWLFXODODLPSRUWDQFLDGHOWDEDFR\HOFRPSRUWDPLHQWR
relacional propio del ritualista (Baer, 1979: 119, Rosengren, 2004: 46).
Su vocación, más que de los conocimientos o de usar plantas psicoactivas,
SURYLHQHGHVXQH[RSHUVRQDOFRQORVsaangarite$¿UPD5RVHQJUHQ
Para ser aceptado por esos espíritus, un paso inicial e indispensable es el estableci
PLHQWRGHUHODFLRQHVSHUVRQDOHVFRQXQHVStULWXDX[LOLDUTXHDFRPSDxDDOVKDPiQHQ
sus viajes cósmicos, presentándole a otros saangarite(VWHHVStULWXDX[LOLDUYLYHHQ
SLHGUDV³WUDQVSDUHQWHV´GHFRQWRUQRVSDUWLFXODUHVRHQDOJXQD¿JXUDGHPDGHUDDQWUR
pomorfa, conocidas ambas como serepitotsi. La designación para referirse al espíritu
DX[LOLDUHVinetsáane, “aquel con quien yo converso”, una denominación que indica el
tipo de relación que sostienen ambas partes. Más aún, cuando un shamán se encuen
WUDHQFRQWDFWRFRQVXVHVStULWXVDX[LOLDUHVVXHOHGLULJLUVHDHOORVFRPRKHUPDQRGH
acuerdo con la terminología de parentesco (Rosengren, 2004: 4647).
Los brujos también se relacionan con los demonios kamagárini en estos tér
PLQRV\ORVHPSOHDQSDUDGDxDUDVXVHQHPLJRV5RVHQJUHQ
Pero, por el contrario, la función del chamán consiste en mantener contro
lados a los demonios con la ayuda de sus saangariteDX[LOLDUHV(OXVRGHWDEDFR
(Baer, 1979: 119) resulta clave:
(O WDEDFR HV OD FRQWULEXFLyQ HVHQFLDO GH ORV VKDPDQHV D VXV HVStULWXV DX[LOLDUHV D
quienes alimentan diariamente con jugo concentrado de tabaco, seri opatsa. El espíri
WXDX[LOLDUQHFHVLWDWDEDFRSDUDVXFRPRGLGDG\ELHQHVWDU\GDGDVXFHUFDQDUHODFLyQ
HOHVStULWXSXHGHFRQ¿DUHQTXHHOVKDPiQOHSURSRUFLRQDUiFRPLGDWRGRVORVGtDV/D
6
Véase un desarrollo más amplio de estas concepciones como teoría ontológica generalizable a
la Amazonía en Viveiros de Castro (1998, 2004).
7
Baer y Rosengren han abundado sobre la etimología del chamán machiguenga (Baer, 1979:
119; Rosengren, 2004: 46).
181
DOLPHQWDFLyQGHORVHVStULWXVDX[LOLDUHVHVXQDH[SUHVLyQGHOYtQFXORGH³FRPXQLGDG´
[…] que les hace compartir a ambos sus bienes, más que intercambiarlos. Este lazo,
por lo tanto, es personal y se da entre personas que se consideran tan cercanas que
SXHGHQFRQ¿DUHQTXHVXVH[SHFWDWLYDVPXWXDVVHDQFXPSOLGDVDFDEDOLGDG5RVHQ
gren 2004: 48).
Pero, para comunicarse con los saangarite, junto con el tabaco los chamanes
recurren a otras sustancias psicoactivas. Entre ellas destacan especialmente la
ayahuasca (Banisteriopsis caapi) y el toé (Brugmansia VSDQWHVFODVL¿FDGDFRPR
Datura arborea). Ambas no se consumen “puras” sino que se mezclan en com
plejos preparados que involucran multitud de ingredientes. La ayahuasca y el toé
no son sino el catalizador principal (Rosengren, 2004: 48; cfr. Shepard, 1997 y
1998). El principio activo de la primera es la harmina, alcaloide de b–carbolina, y
los del toé son la atropina y la escopolamina (Schultes y Hofmann 2000: 67 y 71;
Schultes y Raffauf, 2004: 29 y 56).
182
La ayahuasca es la sustancia utilizada más comúnmente. Se trata de un beju
co trepador que crece en torno a los árboles y se asocia ecológicamente con la al
tura. En machiguenga recibe el nombre de kamarampi, que comprende al mismo
tiempo la planta y el preparado. Antes de la sesión, el chamán y sus ayudantes se
internan en el bosque para recolectar los tallos adecuados, aunque muchas veces
el chamán la cultiva entre sus plantas medicinales para contar con provisión su
¿FLHQWH6XPXMHUSUHSDUDODPH]FODWULWXUDQGR\UHPRMDQGRORVWDOORVHQXQDROOD
con agua y cociéndolos después durante unas siete horas. KamarimpiVLJQL¿FD³OD
medicina que hace vomitar” (Rosengren, 2004: 49) y posee diversos usos: equili
brar la vida de la persona o limpiarla “por dentro”, curar dolencias anímicas (del
chamán o de sus enfermos), descubrir la caza o revelar tanto el pasado como el
futuro. Se consume en sesiones colectivas y con frecuencia el chamán se desplaza
fuera de su aldea para realizarlas; en el Manu algunos frecuentan enclaves mesti
zos y celebran rituales abiertos a muchas personas.
El toé —sáaro, pankirintsi o jayapa— es una sustancia más peligrosa que
la ayahuasca y su empleo está por tanto más restringido y sometido a controles
cuidadosos. Es un arbusto de alrededor de un metro de altura provisto de hojas
ODQFHRODGDV\GHÀRUHVDFDPSDQDGDVGHXQEODQFRLQWHQVR&XDQGRVHEXVFDHQ
el bosque se asocia ecológicamente con el “agua”, pues suele crecer en las orillas
de los arroyos o en claros húmedos.8 Sin embargo, es común que el chamán lo
cultive “escondido” en su huerto para disponer de él fácilmente. Las ceremonias
de toé son en general menos frecuentes, individuales y de carácter privado.9 La
droga se prepara usando las hojas o los tallos cortados en pedacitos y el brebaje
se bebe como infusión. Se emplea para tratar huesos rotos y partos difíciles (She
pard, 1997), pero también para las mordeduras de serpiente y para obtener saberes
HVRWpULFRVVR¿VWLFDGRV
&DGDXQDGHHVWDVVXVWDQFLDVVHFRUUHVSRQGHFRQXQWLSRGHH[SHULHQFLDH[WiWLFD
diferente asociada, en gran parte, a la ecología espacial de la planta. La ayahuasca
es vertical, trepa y asciende hacia las alturas siguiendo el tronco de un árbol. El
toé es un arbusto que se desarrolla en los claros de la selva donde corre el agua
8
Información inédita recogida por nosotros, explicaciones del chamán M. I.
9
El padre dominico Joaquín Barriales anota el uso de la ayahuasca y del floripondio (toé) como re-
medios centrales para tratar los males; destaca que, mientras el primero se toma de forma colec-
tiva, el segundo es de uso individual (1977).
183
por cauces y arroyos. Los territorios cosmológicos son diferentes: verticales u
KRUL]RQWDOHV3HURODVSODQWDVQRVyORGH¿QHQODVUHJLRQHVGHOFRVPRVYLVLWDGDV
también afectan de forma diferente la autonomía del alma viajera, determinan
los seres con los que ésta se enfrenta y condicionan los diferentes peligros que la
acechan.
La ayahuasca
La sesión de ayahuasca ocupa la casa del seripigari y reúne a pacientes, espíritus
DX[LOLDUHVDOJ~QDSUHQGL]D\XGDQWH\ODHVSRVDGHOULWXDOLVWD6XFHGHGHQRFKH\
en total oscuridad. Una vela en el suelo permite ver el contorno de los objetos,
tomar la calabaza con la ayahuasca y salir fuera sin tropezarse. Los presentes
dormitan en el suelo sobre esteras. En ocasiones fuman tabaco brindado por el
FKDPiQSDUDDXPHQWDUVXVHIHFWRV'RVRWUHVGRVLVGHD\DKXDVFDVRQVX¿FLHQWHV
/DJHQWHYRPLWD\HQPHGLDKRUDFRPLHQ]DDH[SHULPHQWDUHOYLDMH(OFKDPiQ
entona cantos performativos: dirige la acción del brebaje dentro del cuerpo. Para
ODDXGLHQFLDVXHOHQVHULQLQWHOLJLEOHV\HQFRQWH[WRVPHVWL]RVVHFDQWDQWDPELpQ
tonadas en castellano. Instado por estos cantos, el líquido limpia el organismo y
el alma viaja.
Usando una escalera el chamán alcanza físicamente el ático de la choza. Arri
ba se oyen ruidos que indican la presencia de los saangarite. Su alma asciende
entonces a los cielos y habla con las estrellaschamanes, que entregarán más po
der al ritualista. Del viaje regresa reconfortado. En los cielos hay animales que se
DOLPHQWDQHQERVTXHVRVHEDxDQHQORVDUUR\RV/RVSDFLHQWHVTXHOHDFRPSDxDQ
son interrogados continuamente: “Fulano, ¿qué ves?” Los cantos guían a las al
PDV\HOFKDPiQODVOLEHUDGHORVSHOLJURV(QHOPRPHQWRVHQDUUDQODVH[SHULHQ
cias: “hay gente trabajando, gente con oro; te veo a ti, seripigari, que estás con
nosotros; estás sonriendo”. Su maraca ritma los cantos. Entonces se detiene y cura
a un paciente: le succiona el estómago o la espalda. Las almas viajan por el cielo.
Atraídos por su corona amarilla, los saangarite acuden hasta él. La luz que
despide la corona los congrega en torno a su cuerpo (colores y olores son su re
clamo) y le apoyan.10
Entonces un paciente se precipita hacia el mundo de abajo. Descubre ser
pientes, espinas, calaveras. Es un signo nefasto. El chamán cambia el ritmo y va
10
Sobre el empleo de esta corona, denominada matsairontsi, véase Baer (1979: 108): “La pureza,
esplendor y luz [gratos a los saangarite] se unen en el símbolo de la luz: la corona de plumas
[amarillas de ara] que usan durante las noches en las ceremonias del Ayahuasca que pretenden
atraer lentamente a los saanka’riite alumbra a los invitados allí presentes como lámparas, etc.”
184
a rescatarlo; los monstruosdemonios podrían devorarlo. “¿Estás bien, qué ves?”
³9HRXQHVTXHOHWRXQD¿HUDXQDERDTXHVHPHHQURVFDHOVLWLRHVWiRVFXUR´
Entonces cambia su canto. El enfermo se libera y deja el inframundo. Encuentra
el chamán más saangarite, bebe masato, recibe noticias. Conversa largamente
FRQ HOORV 1DUUD RWUR SDFLHQWH ³9HR ¿JXUDV XQ YHFLQR HQWUD HQ PL FDVD \ PH
roba”. El canto se transforma. Su esposa despierta, lo secunda: cantan aunados.
“¿Me estás viendo?”, pregunta el chamán a otro enfermo, ¿dónde estoy, qué estoy
KDFLHQGR"´³9HRXQUtRWUDQTXLORHVWiVFRQYHUVDQGR´(OULWXDOLVWDSUHJXQWDDORV
saangarite por las dolencias de un enfermo. Recibe un remedio, la razón de sus
males. “¿Qué ves ahora? —dice a otro paciente— . “Gente arando sus campos,
gente desnuda…”
Transcurren cinco horas; cambian los cantos, siguen las preguntas. El cha
mán se detiene y cura a otro enfermo. “He chupado tu estómago, he limpiado tu
cuerpo”. Sigue cantando. Otro enfermo se hunde en el inframundo y ve monstruos
horrendos, calaveras, espinas. Aquél va en su busca: “No toques los huesos, sal
de ahí sin demora”. Escapa el paciente; el chamán asciende a los cielos; halla a un
espíritu antiguo, un ser benigno. La conversación sostenida es su canto: el chamán
dialoga consigo y a la vez con la entidad conocida: recibe remedios, noticias de
FD]DGHSOHLWRVYHFLQRV%DMDDKRUDDODWLHUUDHOFDQWRVHH[WLQJXHORVSUHVHQWHV
VHGXHUPHQ/DVHVLyQ¿QDOL]D11
11
Información recabada durante una sesión de ayahuasca dirigida por M.I., chamán de la comu-
nidad de Shipetiari, el 14-6-2009.
185
Éxtasis y desplazamientos
El efecto de la ayahuasca se traduce en viajes “verticales”.12 Sin transición apa
rente el chamán se desplaza a distintos niveles: del plano terrestre pasa al mundo
celeste y desciende al inframundo para salvar al enfermo y retornar nuevamente
al cielo y de allí a la tierra… En todas partes recibe noticias e incluso poderes y
conversa con los distintos seres. Su alma vaga; su cuerpo canta y agita la maraca.
< D OD ]DJD YLDMDQ ODV DOPDV GH ORV HQIHUPRV TXH OR DFRPSDxDQ YLYLHQGR VXV
H[SHULHQFLDVHLQIRUPDQGRGHORTXHYHQ\HVWiQSDGHFLHQGR/DFRPXQLGDGGHO
seripigari\ORVSDFLHQWHVYLDMDQDUULED\DEDMRVHLQWHUQDQHQORVLQ¿HUQRV\VXU
can los cielos poblados de antepasados y estrellas. Al despertar todos recuerdan
su travesía pero no la comentan.
12
Véase la sesión descrita por Baer y Snell (1974).
186
El toé
Frente a la sesión de ayahuasca, la de toé posee un carácter privado y casi clan
destino. El uso de la ayahuasca no encuentra su correlato en el toé, tenido por
ambivalente y peligroso. El toé es un fuerte aliado, pero el grado de autonomía del
alma se ve también sensiblemente reducido. Ésta es la principal diferencia. Con
la ayahuasca el paciente controla hasta cierto punto su alma; con el toé es “domi
QDGD´3RUHVRORVFKDPDQHVVHUHVLVWHQDVXPLQLVWUDUORDORVQHy¿WRVODVOHVLRQHV
sufridas por el alma podrían resultar mortales.
Un ritual de toé congrega a pocas personas. Muchas veces es el chamán quien
lo toma en solitario, en un escondite de su vivienda. También es un acto nocturno.
Pero frente a las alucinaciones auditivas y visuales producidas por la ayahuasca,
el toé sume al cuerpo en un largo trance. La persona olvida el entorno y se abre a
otras realidades. Queda en un estado cataléptico por varios días. Y en esta muerte
del cuerpo el espíritu viaja. Deambula por las inmediaciones de la vivienda, reco
UUHORVSDUDMHVDOHGDxRV\¿QDOPHQWHDOFDQ]D²DYDQ]DQGRHQOtQHDUHFWD²FHUURV
y países lejanos.
El entorno del mundo es otro: abundan los ríos caudalosos, los lugares inun
dados, los animales acuáticos peligrosos. Para los machiguengas los ríos terres
WUHV GH¿QHQ OD RULHQWDFLyQ HVSDFLDO 6X QDFLPLHQWR VLPEROL]D HO SULQFLSLR GH OD
WLHUUD\VXGHVHPERFDGXUDHO¿QDOJHRJUi¿FD\FRVPROyJLFDPHQWH(VWDVHFFLyQ
DOXGHWDPELpQDO¿QGHODYLGDSXHVHOUtROOHYDDORVPXHUWRVDOPXQGRLQIHULRU
5RVHQJUHQ6REUHODWLHUUDHOUtRUH¿HUHSXHVODRULHQWDFLyQHVSDFLDO
horizontal (Baer, 1994: 52).
Bajo los efectos del toé el chamán ve los ríos “en creciente”, caudalosos y
SREODGRVGH¿HURVDQLPDOHV$OOt³KD\FDLPDQHVKD\ERDV\WHSXHGHVPRULU7X
espíritu muere sin que tú ya regreses, se muere entonces tu cuerpo”. También,
como “el agua está bien crecido, con ese puedes ver montón cosas de caimanes, el
cocodrilo, y te puedes ahogar.”14 Por eso hay que sortear los peligros, huir de los
animales que devoran el alma, salvar las inundaciones en las que ésta podría morir
DKRJDGD/RVULHVJRVÀXFW~DQFRQODGRVLV'LMRXQFKDPiQ
¡Pucha! Si tomas más [de la cuenta] puedes desmayarte una semana tranquilamente,
te puede… confundir… Puedes andar calato [desnudo], [vas] andando así como loco,
13
“Aunque el territorio matsiguenga se halla surcado por dos sistemas fluviales —el del río Uru-
bamba y el del Madre de Dios o Manu— , la mitología se ocupa sobre todo del curso superior
del Urubamba, que es el centro del territorio matsiguenga” (Baer, 1994: 139).
14
Entrevista realizada a M.I., chamán de la comunidad de Shipetiari, el 15-6-2009.
187
\GHVSXpV>DOJ~Q@SHOLJURWHSDVD6LWRPDVH[FHVRSDUHFHVPXHUWR<VLQRVDEHVWH
supera y te mata… Hay que saber.
3RUHMHPSORFXDQGRPXHUHVUiSLGR>SRUH[FHVRGHWRp@WHKLQFKDV¢QRHVFLHUWR"
Pero cuando no mueres [al consumir toé y sólo quedas desmayado] no te hinchas,
normal. Tu espíritu está vagando en otro mundo, en otro sitio, en China, en Japón…
£1RVpHQTXpVLWLR7HOOHYDDOJXLHQ>HOHVStULWXGHODSODQWD@WHOOHYDHOÀRULSRQGLRWH
guía, ya te lleva. [Estás] en otra parte o en otro monte, pero [vives allí] igual, normal:
comes, tomas…
Después, cuando ya está pasando un poquito el mareo, él mismo te deja, [el es
píritu de la planta] viene a dejarte cerquita del cuerpo… Y después ya… ahhhhhhh…
te despierta.15
De la travesía retorna el chamán con nuevos conocimientos. El alma ha re
FRUULGRHOHQWRUQR\FRQRFLGRVXVFULDWXUDVKDH[SORUDGRYDVWRWHUULWRULRFLUFXQ
GDQWH(OYLDMHHVHQVtSHGDJyJLFR6HJ~QH[SOLFyXQseripigari, “con el toé se
aprenden muchas cosas de otros lugares, se aprenden muchas cosas, se desarrolla
uno más y más [como chamán], se genera conocimiento”. Pero no es adecuado
SDUDORVQHy¿WRV³(VRQXQFD\RORFRQYLGR´8QDGRVLVH[FHVLYDOLEUDUtDGH¿
nitivamente al alma que, o bien moriría, o bien vagaría por siempre errabunda
recorriendo los ríos.
Cuando el chamán le da toé a un enfermo lo abandona en un campo por un
par de días para que viaje y sólo lo observa de lejos para cerciorarse de que la
H[SHULHQFLDVLJDVXFXUVR0LHQWUDVHOFXHUSR\DFHHQHOVXHORHODOPDFDPLQDGL
vaga, pulula y viaja lejos. Si logra superar los peligros regresa al cabo de un tiem
po y la persona se levanta completamente restablecida. En ocasiones encuentra
monstruos como jaguares que le acosan, o conversa con las plantas que le hablan
utilizando sus hojas como labios y le brindan sus secretos terapéuticos dotándola
de conocimientos chamánicos.
(VWDIRUPDGHXVDUHOWRpSDUHFHHVWDUPX\H[WHQGLGDHQWUHORVPDFKLJXHQJDV
VHJ~QUHYHODQODVIXHQWHVFRQVLJQDGDVHQORVDUFKLYRV+DFLDXQPLVLRQHUR
GRPLQLFRHOSDGUH6HJXQGLQR*DUFtDTXHYLYLyODUJRVDxRVHQWUHORVLQGtJHQDV
del río Urubamba, anotó sobre la planta:
“[cuando] la enfermedad avanza […] se le da a beber al enfermo una escudilla de
HVHQFLDGHOÀRULSRQGLRsáaro, por cuya virtud se encanta y desaparece; se va a los
cerros a pasar unos días con los espíritus buenos y regresa a la semana sano y com
SOHWDPHQWHUHVWDEOHFLGR´
15
Información suministrada por el chamán de la comunidad de Shipetiari, M. I., el 15-6-2009.
188
189
190
Éxtasis y desplazamientos
(OHPSOHRGHOWRpSURGXFHYLDMHV³KRUL]RQWDOHV´(OFKDPiQYLDMDSRUODVXSHU¿FLH
terrestre y visita lugares localizables: cerros concretos, países lejanos (China, Ja
pón), terrenos circundantes a su poblado. En ellos su acción no depende tanto de
su conciencia o voluntad dirigida como de las decisiones del espíritu de la planta
del toé que le sirve de guía.16 La planta se lo lleva consigo a estos lugares para
“pasearlo” y después lo retorna nuevamente al cuerpo, ya curado y fortalecido;
si la enfermedad era del organismo el alma encuentra al llegar su “vestido” ya
restaurado. “Después, cuando ya está pasando un poquito el mareo, él mismo te
deja, [el espíritu de la planta] viene a dejarte cerquita del cuerpo… Y después
ya… ahhhhhhh… te despierta”. Es el espíritu del toé y no la voluntad personal
quien decide el camino y posibilita el retorno al cuerpo. Los pacientes comunes
FRUUHQHOSHOLJURSRUFRQVXPLUHQH[FHVRODGURJD\SHUGHUVHRVHUGHYRUDGRVSRU
FRFRGULORV\ERDVGHGHMDUFRQ¿QDGDVXDOPDHQORVUHPDQVRVRODJXQDVGHHVH
PXQGRRWURDFXiWLFRTXHFRH[LVWHFRQHOSODQRWHUUHVWUHRUGLQDULR
Conclusiones
Los seres humanos no pueden desplazarse por el cosmos con libertad. Al contrario
de lo que sucede los espíritus saangarite y los monstruos y demonios, deben recu
UULUDODVGURJDVSDUDJHQHUDUXQDH[SHULHQFLDH[WUDFRUSyUHDTXHORVLQWURGX]FDHQ
otros ámbitos nuevos. Y estas drogas son fundamentalmente dos: la ayahuasca y
el toé. Pero sus efectos psicológicos y ontológicos son muy distintos. La ayahuas
FDVHHPSOHDHQXQDH[SHULHQFLDTXHHVWiDELHUWDD³WRGRHOPXQGR´\FRQODTXHVH
puede obtener conocimiento personal utilizable en la vida cotidiana; una persona
común puede internarse en el cielo y recibir la sabiduría de los chamanesestrella,
o ver sobre la tierra “esa escena en la que sigue trabajando la gente; siguen vivos
los incas, no mueren”. También puede descender al mundo último y encontrarse
allí con horribles víboras:
16
Escribe Rosengren (2002: 107): “While users under the influence of ayahuasca maintain
a public communication with both those present at the séance and the saangarite, the one
under brugmansia influence is largely beyond contact. As an effect, the employment of
ayahuasca is associated with the co-operation of the audience and the saangaríte while
interlocutors seem to imply that the control problem associated with brugmansia, at least
partly, consists in the condition that the user travels unguided by spirit helpers and has
alone to confront the dangers in the parallel world in order to study and learn. The motive
for employing drugs is, thus, the wish to do things, not merely of seeing things.”
191
Por eso cuando ves cuchillo, cuando ves víbora o cuando ves calaverita me avisas
²H[SOLFyHOFKDPiQDXQSDFLHQWH²SRUTXHDPtQRPHJXVWD>Q@HVDVFRVDVQRPH
gusta entrar. A un amigo mío [chamán] le gustaba [ir] para abajo, montón de cosas
conversaba [allí] con víbora. Hasta se convertía en víbora. ¡Eso no, no me gusta!
Nunca me he hecho dominar.”17
Pero en el viaje se pretende que la conciencia se imponga y lo controle. Así
“se pueden escoger buenas cosas, escoger otro mundo, [el mundo] de la vida en
el espacio, ése es lo correcto, [el viaje] para arriba”. Se privilegia el ascenso, los
PXQGRVVXSHULRUHVIUHQWHDORVLQIHULRUHVHOiPELWRGHOD9tD/iFWHD\GHOHVSDFLR
IUHQWHDORVLQ¿HUQRVVXEWHUUiQHRV$GHPiVPLHQWUDVHODOPDYLDMDODD\DKXDVFD
DFW~DSXUL¿FDQGRHOFXHUSR³WHOLPSLDWRGR\WHKDFHJULWDUWHOLPSLDFRPSOHWD
mente. ¡No te mueres! Cuando te levantas ya no sientes nada, tranquilo y liviani
to. Cuando cantas, te eleva la canción.”
Pero el toé impone su voluntad a la persona. La arrastra, la lleva en su viaje
DOXJDUHVLJQRWRVGHOSODQRWHUUHVWUH\HOYLDMHURREVHUYDHOSDLVDMH\ORV¿HURV
animales. Es el contorno de este mundo pero no es estrictamente “este mundo”.
En un mundootro acuático emplazado en el nivel horizontal. Cocodrilos y boas
asedian el alma en ríos y torrentes. Si la persona sucumbe el “espíritu muere sin
que tú ya regreses, se muere ya tu cuerpo”. Sin embargo “si el agua está baja pue
des [con facilidad] caminar, puedes ir [tranquilamente] en otro lugar.”18
El empleo de la ayahuasca y del toé aparece diferenciado en un mito machi
JXHQJDTXHVXEUD\DODVGL¿FXOWDGHVGHPDQHMDUHOVHJXQGRIUHQWHDODSULPHUD
Tasorintsi, el dios creador, consume primero toé pero no logra controlar del todo
ODH[SHULHQFLDH[WiWLFD'HVSXpVHQXQVHJXQGRLQWHQWRSUXHEDFRQODD\DKXDVFD
y obtiene el conocimiento necesario para curar a los hombres. El chamán primige
QLRWLHQHFRPRODPD\RUtDGHORVKXPDQRVGL¿FXOWDGHVFRQHOWRp
Para aprender, nuestro antepasado [Tasorintsi] primero toma toé y se desaparece en el
monte dos días, tres días, recién viene ya. Cuando viene ya y toma ayahuasca ya sale
mejor, mejor lo que dice [a los hombres]. Es el primero [que trabaja] como doctor.19
Gracias al conocimiento y al dominio de ambos, que adquieren en su proceso
de iniciación, los chamanes actuales pueden viajar hoy por esos territorios cos
mológicos verticales y horizontales con relativa seguridad. Conocen la conducta
17
Entrevista realizada a M.I., chamán de la comunidad de Shipetiari, el 15-6-2009.
18
Entrevista realizada a M.I., chamán de la comunidad de Shipetiari, el 15-6-2009.
19
Mito narrado por M.I., chamán de la comunidad de Shipetiari, el 15-6-2009.
192
apropiada que deben sostener con los diversos seres. Pero una persona común se
H[WUDYtDFRQIDFLOLGDG<DYHQWXUDUVHHQHOFRVPRVVLQXQFKDPiQUHVXOWDXQVXLFL
dio. Con la ayahuasca y con el toé éste es un doble guía: al tiempo que se cuida a
VtPLVPRGHEHWDPELpQFRQGXFLUDORVLQH[SHUWRV\YXOQHUDEOHVDFRPSDxDQWHVTXH
lo secundan. La meta es regresar al plano terrestre con la identidad preservada; la
FDSWXUDGHODOPDWHUPLQDFRQODH[LVWHQFLDGHODSHUVRQDRFRQpVWDDVLPLODGDSRU
los seres espirituales.
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194
La concepción de enfermedad en el chamanismo coreano
Silvia Seligson
La religión nativa de Corea es el MusokWpUPLQRTXHOLWHUDOPHQWHVLJQL¿FD³SUiF
tica popular del Mu.”1 De ahí derivan las palabras coreanas mudang para referirse
al practicante especialista ritual en general,2 muga D ORV WH[WRV o narraciones y
mushindo a las representaciones pictóricas de sus dioses. También es conocido
como “chamanismo coreano”, término que ha sido empleado en Corea desde
principios del siglo XX tanto por los misioneros cristianos que entonces arribaron
al país como por los estudiosos del tema, si bien con connotaciones diferentes.
Mientras que los primeros lo consideraron como una superstición y una creencia
popular obsoleta, para los académicos coreanos el Musok es concebido como un
símbolo nacional que representa la raíz y el núcleo de la religiosidad y de la he
rencia cultural del pueblo coreano.
El Musok es un conjunto de creencias autóctonas y siberianas que fueron
evolucionando a través de los siglos como resultado de la transmisión oral y de la
integración de elementos del budismo, taoísmo y confucianismo provenientes de
China a partir del siglo IV d.C. Se distingue por sus ritos, sus practicantes (que en
la actualidad son principalmente mujeres) y la veneración de numerosos dioses
y espíritus (seres de la naturaleza y héroes legendarios e históricos). Éstos son
visualizados con características humanas y concebidos como ancestros cuyas ha
]DxDVKDQVLGRLQFRUSRUDGDVHQQDUUDFLRQHV\FDQWRV, componentes básicos de los
rituales o kut que ejecutan los mudang con el objeto de encontrarse con los dioses
y comunicarles los deseos de los seres humanos.
1
Mu se basa en el ideograma chino Wu, que representa el enlace entre el cielo y la tierra median-
te un ser humano danzando. Registrado en el antiguo diccionario chino Shuo-wei Jie-zi (véase
Cheng, 1995: 82).
2
Los más prominentes mudang se denominan Mansin (literalmente “diez mil deidades”) y se
utiliza el término Paksu para referirse concretamente a los chamanes hombres.
195
Un mudang DGTXLHUHHVWDFDSDFLGDGGHVSXpVGHXQDODUJD\GRORURVDH[SH
riencia iniciática y gracias al poder que le imparte la deidad que posee su cuerpo
y alma (denominada monjushin en términos generales), abandona su condición
humana y adopta la divina. Es importante aclarar que para ello (o cualquier oca
sión) no utiliza ningún tipo de estimulante, alucinógeno, droga o medicamento.
/RVULWXDOHVWLHQHQOD¿QDOLGDGGHDSDFLJXDUDORVHVStULWXVPDOLJQRVJXLDUD
los espíritus de los difuntos al otro mundo; prevenir, diagnosticar y curar enfer
medades; liberar al individuo de resentimientos y apegos; anticipar o adivinar el
futuro y suplicar a las deidades que otorguen sus bendiciones. Las deidades son
representadas en las pinturas que los mudang veneran diariamente en sus altares
privados y además emplean para crear el espacio sagrado en el sitio donde llevan
a cabo el kut.eVWHSXHGHVHUXQDKDELWDFLyQ\RSDWLRGHXQDFDVDSDUWLFXODURUHQ
tada, la capilla comunitaria, una plaza pública o incluso un auditorio.
El kut consta de varios ritos o kori, cuyo número varía entre doce y veinte
GHSHQGLHQGRGHODVGHLGDGHVLQYROXFUDGDV1RH[LVWHXQDMHUDUTXtDHVWULFWDHQWUH
ellas, debido a que no interactúan, cada una tiene su rito independiente y su fun
ción o responsabilidad en un aspecto determinado de la vida, el cual obviamente
tampoco se jerarquiza.
6LQ HPEDUJR Vt H[LVWH XQD GLIHUHQFLDFLyQ HQWUH ODV GHLGDGHV EDVDGD HQ OD
frecuencia y el orden con que son invocadas en todos los rituales, pero esto puede
YDULDUVHJ~QODUHJLyQGHOSDtV\RODVSUHIHUHQFLDVGHORVmudang. Generalmente
ODVSULPHUDVLQYLWDGDVVRQODVGHODVPRQWDxDV\ORVUtRVSRUVHUODVTXHSURSRUFLR
nan vida eterna, armonía, protección y sentido de pertenencia; entre ellas destaca
Sanshin²HO'LRVGHOD0RQWDxD²HLQFOX\HDYDULRVGLRVHVWDQWRGHODVPRQ
WDxDVPiVYHQHUDGDVGH&RUHDFRPRGHODVHVSHFt¿FDVGHOOXJDUGHQDFLPLHQWR\
residencia de los coreanos y, por ende, también a los espíritus de los ancestros o
Chosang.
A continuación son invocadas: (1) las deidades celestiales que se vinculan
con la procreación y longevidad, tales como Chilsong (las siete estrellas de la Osa
Mayor, de origen taoísta) y Chesok (de origen budista y asociado con el Dios del
Cielo), (2) espíritus de famosos guerreros o generales muertos en batalla o Chan
ggum y legendarios “generales cósmicos” o Sinjang, que combaten a los espíritus
PDOLJQRV\RWRUJDQEXHQDVXHUWH\SURVSHULGDGORVYLJLODQWHVRJXDUGLDQHVGHO
hogar, entre ellos Songju y Taegam, quienes proporcionan salud y riqueza, (4) los
diversos dioses tutelares de los mudang.4
3
Para una explicación más amplia sobre el tema véase Seligson, 2005.
4
Para una descripción de todas las deidades mencionadas, véase Seligson, 2005 y también Ho-
garth, 1998: 69-93.
196
Una idea central del Musok es que el individuo tiene que depender de los
poderes sobrenaturales de dichas deidades para resolver todos los problemas que
enfrenta durante su vida. La manera de lograr la satisfacción de sus deseos es a
través de las ofrendas y dependerá de la respuesta divina, la cual será otorgada
dependiendo de la cantidad y calidad de las ofrendas que devota y sinceramente
reciban. Éstas son de diversa índole, en vista de que cada deidad tiene tareas y
UHVSRQVDELOLGDGHVHVSHFt¿FDVKDFLDORVVHUHVKXPDQRV5
El dinero es una parte integral de la parafernalia y la mudang lo pide abier
WDPHQWHSRUDQWLFLSDGRFRQOD¿QDOLGDGGHSUHSDUDUWRGRORQHFHVDULRSDUDOOHYDU
a cabo el ritual: renta del lugar, arreglo de altares y ofrendas, honorarios de los
músicos y mudang que participan en los diversos kori, así como la comida que
se sirve a todos los asistentes. Después, durante el kut, las personas otorgan más
dinero para complacer a los dioses y espíritus invocados.
Tradicionalmente se considera que los dioses predeterminan el destino de los se
res humanos de tal manera que, dependiendo de su fecha y hora de nacimiento,
WRGRV ORV LQGLYLGXRV SXHGHQ WHQHU XQ SHULRGR GH WUHV DxRV GH PDOD VXHUWH FDGD
GRFHDxRV\TXHHOQRYHQRDxRGHFDGDGpFDGDGHODYLGDVLJQL¿TXH³LUFXHVWD
DUULED´RVHDWDQDUULHVJDGRRSHOLJURVRFRPRHVFDODUXQDHPSLQDGDPRQWDxD
Por lo tanto, son vulnerables a adquirir enfermedades por diversas razones, como
por ejemplo, la elección de fechas no propicias para reparar o construir una casa,
mudarse, casarse, viajar o para asistir a algunas celebraciones.
Asimismo, las enfermedades acontecen cuando se alteran las relaciones ar
mónicas entre los seres humanos y las deidades; generalmente son causadas por
espíritus de ancestros (Chosang), de guardianes del hogar (Shillyong) y de di
funtos de diversos tipos que se cree habitan este mundo y llegan a controlar o
SRVHVLRQDUVHGHOFXHUSR\RPHQWHGHODVSHUVRQDV(VWRVHVStULWXVHVWiQPROHVWRV
o enojados porque no han sido adecuadamente atendidos y venerados por sus
descendientes, o por haber fallecido de manera violenta, prematura (en la infancia
o antes de casarse) o repentina. Tienen resentimientos al sentirse privados de su
YLGD\GHODVUHFRPSHQVDVGHODH[LVWHQFLDKXPDQDDSHJRVVHQWLPLHQWRVGHFXOSD
frustraciones y deseos de venganza por ofensas sufridas durante su vida. Entonces
se convierten en “espíritus inquietos, fantasmas hambrientos, errantes o vagabun
dos” que, según el caso, reciben diversos nombres.6
5
Para un análisis de las diversas ofrendas y su simbolismo, véase Seligson, 2008.
6
Por ejemplo: Yongsan, Malmyong, Kamang, Kunung, Chapkkwi. Véase Kendall, 1977a y
197
En general se tiene la creencia que los espíritus son peligrosos simplemente
porque están muertos y no se llevan bien con los vivos, o como diría una mudang,
“la mano de los muertos es una mano con espinas, no puede tocar a los vivos sin
FDXVDU GDxR´ FLWDGR SRU .HQGDOO $XQDGR D HOOR VXV QHFHVLGDGHV
básicas son las mismas que las de los vivos y al sentirse relegados u olvidados,
GHPDQGDQRH[LJHQVHUDWHQGLGRVFRQPiVRIUHQGDVGHFRPLGD\GLQHUR
Los espíritus de los difuntos que no tienen descendientes están perpetua
mente hambrientos y pueden perjudicar a cualquier individuo. Están siempre pre
VHQWHVHQODHQWUDGDGHOOXJDUGRQGHKD\DOJ~QIHVWHMRRFHUHPRQLD\RVLJXHQD
las personas que llevan alimentos a su hogar. Son considerados y tratados como
pordioseros o limosneros (Kollip) y por ello reciben algunas ofrendas que son
FRORFDGDVHQORVFUXFHURVFRQOD¿QDOLGDGGHFRQIXQGLUVXVHQWLGRGHRULHQWDFLyQ
y de esta manera impedir que vayan o regresen a la casa de sus víctimas (Janelli,
2WURVVHUHVQRFLYRVSangmun sal) pululan en los sitios donde hay
enfermos o muertos y atacan en especial a los individuos vulnerables que acuden
a funerales o ritos conmemorativos en periodos no propicios.
Los espíritus malignos sólo son detectados cuando el paciente acude al mu
dangTXLHQGLDJQRVWLFDODFDXVDGHVXHQIHUPHGDG\VXVFRQÀLFWRVHQXQDVHVLyQ
de adivinación (chom). Para ello emplea diversas técnicas y objetos rituales, em
SH]DQGRSRUWRPDUXQSXxDGRGHJUDQRVGHDUUR]\FRQWDUORVVLVRQSDUHVVLJQL¿FD
buena suerte y mala si son nones. Luego ofrece al paciente cinco banderolas, si
pVWHHOLJHXQDEDQGHURODGHFRORUEODQFRRURMRVLJQL¿FDSURVSHULGDG\EHQGLFLR
QHVRWRUJDGDVSRUODVGHLGDGHVFHOHVWLDOHV\GHODVPRQWDxDV(QFDPELRVRQVHxDO
GHFRQÀLFWRODVGHFRORUYHUGHDPDULOOR\D]XOSRUTXHUHSUHVHQWDQDORVHVStULWXV
nocivos o fantasmas, a los ancestros “inquietos” y a los codiciosos guardianes del
hogar, respectivamente.
Otra técnica consiste en agitar cascabeles, entonar encantamientos y luego
arrojar doce monedas, si éstas se dispersan en varias direcciones, es indicio de
FRQÀLFWRHQODSDUHMD6LXQDGHODVPRQHGDVVHTXHGDSHJDGDHQODSDOPDGHVX
PDQRVLJQL¿FDTXHHOHVStULWXGHXQDQFHVWURHVWiHQRMDGR7DPELpQHOmudang
puede determinar de qué tipo de espíritu se trata dependiendo de lo que le sucede
en el transcurso de esta sesión; así por ejemplo, si se queda dormido, es porque el
difunto murió por un narcótico; si huele a pescado es que éste tuvo una sangrienta
muerte; si le da dolor abdominal es porque murió durante el parto, si le da sed o
dolor en un hombro se trata de alguien que fue colgado o se suicidó ahorcándose,
RSRUTXHPXULyLQMXVWDPHQWHHQODFiUFHO(QWRQFHVHOSDFLHQWHSXHGHLGHQWL¿FDUVL
198
se trata de un pariente o de un desconocido y con base en ello se precisa qué tipo
GHULWXDOGHEHOOHYDUVHDFDER.LP
([LVWHQ YDULRV WLSRV GH ULWXDOHV SDUD SUHYHQLU HQIHUPHGDGHV /RV PiV VHQFLOORV
WLHQHQOD¿QDOLGDGGHYHQHUDUDORVHVStULWXVGHORVDQFHVWURV\GLRVHVGHOKRJDUSRU
ser los guardianes que otorgan protección y bendiciones a los seres humanos. Es
tos ritos, llamados Kosa, consisten en plegarias y ofrendas que hacen las mujeres
\RDPDVGHFDVDFRPRXQDFRWLGLDQDDFWLYLGDGSHUPDQHQWHSRUVHUODVHQFDUJDGDV
de velar por el bienestar de su familia y de apaciguar a los ancestros inconformes
y a los difuntos potencialmente nocivos.
3RUORWDQWRFRPRXQDH[WHQVLyQGHVXVWDUHDV\ODERUHVVDJUDGDVODPD\RUtD
de las mujeres consulta con frecuencia o regularmente a la mudang y sobre todo
HQHOWUDQVFXUVRGHODVGRVSULPHUDVVHPDQDVGHODxRQXHYROXQDU\HOGtDGHODSUL
PHUDOXQDOOHQDSDUDTXHVHOOHYHQDFDERULWRVFRUWRVFRQOD¿QDOLGDGGHSURWHJHUD
ORVPLHPEURVYXOQHUDEOHVGHODIDPLOLDGHSRVLEOHVLQIRUWXQLRVGXUDQWHWRGRHODxR
La mudang les aconseja que, además de estos ritos, lo ideal sería realizar un
ritual o KutPiVHODERUDGRSRUORPHQRVFDGDWUHVDxRVSDUDFRPSODFHU\DJD
sajar a dichas deidades, pero pocas personas tienen los recursos necesarios para
¿QDQFLDUOR\JHQHUDOPHQWHVyORORKDFHQFXDQGRHVWiQDJRELDGRVSRUXQDVHULH
GHHQIHUPHGDGHV\FRQÀLFWRVUHFXUUHQWHVORFXDOLQGLFDTXH³ORVHVStULWXVHVWiQ
hambrientos y los dioses quieren divertirse” (Kendall, 1977a: 15).
Los rituales y métodos de curación varían según las tradiciones locales, la
gravedad de la enfermedad, la naturaleza de su causa y los recursos económicos
del paciente. Así, por ejemplo, para curar ciertas enfermedades atribuidas a fan
tasmas vagabundos no es necesario solicitar la ayuda o presencia del mudang; las
DPDVGHFDVDSXHGHQKDFHUORFRQXQVLPSOHH[RUFLVPRTXHFRQVLVWHHQEODQGLU
un cuchillo en el aire atrayendo a las fuerzas malignas invisibles hacia una jícara
OOHQDGHPLMRODFXDOOOHYDQIXHUDGHFDVDKDVWDXQDGLVWDQFLDORVX¿FLHQWHPHQWH
lejana y ahí arrojan su contenido.
En casos no graves y poco costosos, el ritual puede consistir tan sólo en: (1)
una sesión de plegarias o Sonbibim que hace la mudang a las deidades ofreciéndo
OHVDJXD\DUUR]SLGLpQGROHVTXHH[WUDLJDQDOHVStULWXPDOLJQRRDSDFLJHQDOGHO
ancestro, y luego haciendo también esta petición directamente a éste último. Acto
VHJXLGRWUDQTXLOL]DDOSDFLHQWH\DVXIDPLOLDDOGDUOHVXQDIHFKDDSUR[LPDGDGH
recuperación. (2) Un rito o Pudakkori en el cual la mudang invoca en especial al
dios relacionado con la enfermedad y al espíritu causante de ella. Después escribe
en una hoja de papel blanco los datos del paciente y la frase “devuélvele la salud y
199
la buena suerte” y la coloca bajo las alas de un gallo o de una gallina (dependiendo
de si el paciente es hombre o mujer). Puede imitar el acto de retorcerle el pescuezo
al animal y en algunos casos incluso lo mata, ya que se tiene la creencia que éste
asume la enfermedad del paciente y muere en su lugar. También puede emplearse
XQKXHYRRXQPXxHFR.LP
En caso de enfermedades graves causadas por la intrusión de espíritus ma
lignos (Sangmun sal) que atacan a personas vulnerables, se realiza un ritual corto
llamado Salpuri, en el cual la mudang ofrece a los dioses ofrendas más costosas
(consistentes en pastelillos de arroz con frijoles rojos molidos y varias frutas) y
plegarias para que otorguen sus bendiciones. Acto seguido cubre al paciente con
una tela y luego la quita para envolver con ella una larga espada con la cual dan
]DLPLWDQGRORVPRYLPLHQWRVSDUDDWDFDU\H[WUDHUDOHVStULWXPDOLJQR9XHOYHD
FRORFDUOHDOSDFLHQWHODWHOD\¿QDOPHQWHODTXHPDHVWRVDFWRVVLJQL¿FDQODUHFRQ
ciliación con el espíritu hostil y la curación.
Y, por último, cuando la causa y la enfermedad son muy graves, aunado a una
VHULHGHLQIRUWXQLRVFDVLVLPXOWiQHRVHQHOVHQRGHODIDPLOLDpVWDGHEH¿QDQFLDU
un costoso y elaborado ritual de curación el cual se realiza generalmente por la
QRFKH\VHSURORQJDKDVWDODPDxDQDVLJXLHQWHRFKRRQXHYHKRUDV\HQRFDVLR
nes puede durar dos o tres días. Al igual que todos u otros rituales, se inicia con la
FRORFDFLyQGHORVDOWDUHVFRQRIUHQGDV\ODSXUL¿FDFLyQGHOVLWLRFRQDJXD\IXHJR
o cenizas.
Cada kori es un rito independiente dedicado a una deidad en particular; cons
ta de tres partes: en la primera el mudang canta y danza mientras invoca e invita,
GDODELHQYHQLGDDJDVDMD\HVSRVHtGRSRUODGHLGDGDODTXHSHUVRQL¿FDDWDYLDGR
FRQVXLQGXPHQWDULDHVSHFt¿FD(QODVHJXQGDSDUWHGDVXVPHQVDMHVGLYLQRVR
kongsu, H[SOLFDODFDXVDGHODHQIHUPHGDG\ODIRUPDGHFXUDUOD\SUHGLFHFXiQGR
cesará mediante los diversos métodos de adivinación mencionados. En la tercera
parte la deidad, una vez apaciguada y complacida, otorga sus bendiciones y es
despedida.
200
En el transcurso del kut ORV FRQÀLFWRV R DÀLFFLRQHV GHO SDFLHQWH DÀRUDQ \
GXUDQWHODVHJXQGDSDUWHVHHIHFW~DQORVULWRVGHH[RUFLVPRTXHYDUtDQGHDFXHUGR
con los espíritus involucrados. Si el causante es alguno de los espíritus malignos,
la mudang invoca a los poderosos “Generales de las Cinco Direcciones” (Obang
SinjangSDUDFRPEDWLUOR\DOSHUVRQL¿FDUORVGDQ]DYLJRURVDPHQWHDOUHGHGRUGHO
SDFLHQWHHVJULPLHQGRXQDHVSDGDFRQODTXHVLPEyOLFDPHQWHDWDFD\H[WHUPLQDD
dicho espíritu.7
2WURULWRFRQVLVWHHQFRORFDUHQWUHODVURSDVGHOSDFLHQWHXQPXxHFRGHSDMD
vestido con alguna de sus prendas, en el cual se escriben sus datos personales.
Tras haber realizado el acto anterior de la espada para eliminar al espíritu malig
no, la mudangUHWLUDHOPXxHFR\ORTXHPDRpVWHHVOXHJRHQWHUUDGRHQXQULWR
IXQHUDULR¿FWLFLRVLPLODUDOGHXQFDGiYHUKXPDQR8
El rito del “fuego” (Hwajon kori) se lleva a cabo al atardecer justo antes de
terminar el kut. Para ello se desparrama un costal lleno de paja en el patio y se
coloca encima al enfermo envuelto en una sábana empapada en agua caliente,
como si fuera su mortaja. La mudang realiza una danza con armas para alejar al
espíritu maligno y luego porta dos antorchas que agita sobre el paciente durante
unos veinte minutos hasta que la sábana se seca y luego, en un acto simbólico de
muerte y renacimiento, el paciente es conducido al interior de la casa (Kim, 1988:
140141).
Entre los rituales para la curación de ciertas enfermedades en particular, cabe
mencionar como ejemplo ilustrativo el de la contagiosa viruela, que es causada
por las huellas dejadas por diversos espíritus como Hogu Pyolsong (“De Los Nue
ve Países o Puertas del Norte”), y Osonnim, cuyo nombre “huéspedes honorables”
alude a la creencia popular de que pronto se irán de casa, ya que generalmente
permanecen por un periodo de doce días. En el quinto día, cuando empiezan a
aparecer las marcas en la piel del enfermo, el ama de casa realiza un rito que
consiste en hacer plegarias para la curación del paciente y otro para evitar que
los espíritus de los difuntos víctimas de la viruela se enfrenten con los espíritus
causantes de esta enfermedad. Al efecto, se coloca en la puerta del cuarto del
SDFLHQWH XQD SHTXHxD FDQDVWD OODPDGD Silu con un tazón de frijoles, los cuales
representan a dichos espíritus, y sobre ellos se vierten alimentos tres veces al día.
Estas ofrendas se hacen durante siete días y luego la familia acude con la mudang
para que lleve a cabo el elaborado ritual de despedida. Éste incluye tres ritos
7
Además, las manshin provenientes principalmente de Hwangae (provincia hoy en día de Corea
del Norte) suelen ejecutar el espectacular rito Chakdu kori que consiste en pararse descalzas
sobre filosas cuchillas.
8
Este acto es muy efectivo para engañar y alejar a los espíritus malignos que acuden a los sitios
donde hay un moribundo o un cadáver fresco. Véase Kendall (1977a).
201
202
H VSHFt¿FRVHOSULPHU kori consiste en colocar ofrendas de comida y dinero en un
caballo llamado Sangma (hecho con ramas de la planta artemisa) que es llevado
OHMRVGHODFDVDSRUXQQLxR$KtODmudang arroja el contenido de la canasta Silu
donde están dichos espíritus que, en este segundo rito, serán transportados al otro
mundo después del tercer kori, el cual está dedicado a venerar y apaciguar a Hogu
Pyolsong9 (Lee, 1981: 112114).
Otro rito sobresaliente es el de los espíritus guardianes del hogar, particular
mente Taegam, nombre que alude a antiguos funcionarios civiles de bajo rango e
incluye a más de veinte tipos. Se caracterizan por ser muy codiciosos, sobre todo
cuando ven abundancia, y si sus demandas de ofrendas no son satisfechas propi
FLDQTXHRFXUUDQFRQÀLFWRVHQODIDPLOLD\TXHHVStULWXVQRFLYRVFDXVHQJUDYHV
enfermedades físicas y mentales (Kendall, 1977a).
Durante el kori dedicado a los espíritus de los ancestros, éstos frecuentemen
te rememoran con tristeza su vida pasada y se quejan de la falta de atenciones
recibidas en su vejez, de la mala colocación o descuido de sus tumbas, o de la
negligencia de sus deudos en la celebración de los diversos ritos para venerarlos.
Buscan de esta manera comprensión y simpatía demandando más ofrendas. Por
VX SDUWH HO SDFLHQWH \ VXV IDPLOLDUHV WDPELpQ OHV H[SUHVDQ VXV VHQWLPLHQWRV \
emociones. A continuación se lleva a cabo el rito “preparando el camino”, cuya
¿QDOLGDGHVGLVLSDUORVUHVHQWLPLHQWRV\IUXVWUDFLRQHVTXHKDQPDQLIHVWDGRORVDQ
cestros y enviarlos en paz al otro mundo. Para ello la mudang utiliza una angosta
tela de color amarillo de unos cinco metros de largo que sostienen dos ayudantes,
mientras avanza cortando la tela en dos tiras, las cuales primero dobla o anuda y
OXHJRGHVGREODRGHVDQXGD&RQHOORVLPEyOLFDPHQWHHOLPLQDDSHJRV\DÀLFFLRQHV
y, con el acto de rasgar la tela, separa este mundo del otro. De esta manera los
espíritus de los ancestros ya no vendrán a perjudicar a sus descendientes, sino que
como seres benevolentes les seguirán otorgando protección, salud y prosperidad.
En el transcurso del Kut, se lleva a cabo un acto llamado mugam, en el cual
todos los participantes bailan portando indumentaria de las deidades y repiten mo
vimientos simples a un ritmo cada vez más rápido hasta entrar en una especie de
trance que tiene el efecto de una catarsis al liberar toda la tensión acumulada. Este
acto es una parte importante de la curación y el primero en ejecutarlo es el pacien
WHVHJXLGRSRUFDGDXQRGHORVPLHPEURVGHVXIDPLOLD\DO¿QDOL]DUHOULWXDOSRU
ODVRWUDVSHUVRQDVTXHDVLVWLHURQ$VLPLVPRRWRUJDRWURVEHQH¿FLRVFRPREXHQD
9
Esta deidad incluye también a otros espíritus vengativos como a los príncipes que fueron ase-
sinados antes de convertirse en reyes y las jóvenes coreanas raptadas de sus comunidades por
los invasores mongoles de Corea en el siglo xiii.
203
suerte y un sentimiento de placer y liberación que no fácilmente se logra en vida
cotidiana (Kendall, 1977b).
(O~OWLPRULWRVHOOHYDDFDERHQHOH[WHULRUGHOUHFLQWR\WLHQHHOREMHWRGH
agasajar y alejar a los espíritus errantes o fantasmas que no fueron convocados
o invitados al Kut. Por lo general, los participantes en el ritual no acostumbran
despedirse para evitar que estos espíritus les sigan a su casa.
Algunos de los estudiosos del tema consultados10 consideran que los ritos tienen
efectos psicoterapéuticos ya que la mudang tiene la capacidad de curar enfermeda
des psicosomáticas, neurosis, depresiones y, en el caso de enfermedades físicas u
orgánicas, confortar al paciente y a su familia, al eliminar la ansiedad y la histeria.
Asimismo, el kutSXHGHFRQWULEXLUDTXHHOWUDWDPLHQWRPpGLFRVHDH[LWRVR
HQORVFDVRVTXHVHGH¿QHQFRPR³XQPDOIXQFLRQDPLHQWRGHORVSURFHVRVELROyJL
cos” que supuestamente curan los médicos, o cuando se considera que los espíri
tus están obstaculizando el tratamiento del médico o que éste desconoce la causa.
En general los mudang tratan tres tipos de problemas de salud o enfermedades:
las limitadas que se revierten de manera natural, las crónicas no amenazantes en
las que el tratamiento se orienta básicamente a aliviar problemas socioculturales,
y las somatizaciones o manifestaciones secundarias de desórdenes o malestares.
En el caso de enfermedades terminales, el kut ayuda a sobrellevarlas y cuan
do la persona muere, a guiar su alma al otro mundo. También proporciona alivio a
los familiares porque hicieron todo lo que estaba en sus manos para atender al pa
ciente durante todo su proceso. Por otra parte, se han reportado casos de personas
desahuciadas con enfermedades incurables que han recuperado la salud gracias a
los mecanismos o métodos del kut en los cuales, por cierto, la fe y la autosugestión
GHVHPSHxDQXQSDSHOGHFLVLYR
La efectividad del diagnóstico de los mudang es evidente en la sesión de adi
YLQDFLyQ\HQORVPHQVDMHVGLYLQRVTXHH[SOLFDQODFDXVDGHODHQIHUPHGDG\TXH
OXHJRHOLPLQDQDWUDYpVGHRIUHQGDV\RH[RUFLVPRVHQORVULWRV
/DFDWDUVLVGHOSDFLHQWH\VXIDPLOLDVHPDQL¿HVWDDOUHFLELUHOPHQVDMHDO
intervenir en las danzas mugam, al comunicarse con el ancestro y eliminar tris
tezas, apegos, resentimientos y frustraciones. A la vez hay una confrontación
con sus propios sentimientos de respeto y temor hacia los ancestros, así como el
10
Hogarth, Kendall y en particular Kim kwang-il, psiquiatra que se ha dedicado a analizar el
tratamiento de individuos con desórdenes mentales.
204
r eforzamiento de los valores no sólo para venerarlos devotamente sino también
para mantener relaciones armónicas con los miembros de su comunidad.
El kut involucra a todos los participantes, desde el paciente, su familia y los
mudang mismos hasta los vecinos y espectadores, en una terapia de grupo ya que
un suceso desafortunado y sus consecuencias no se limitan a un solo individuo.
+D\XQDLGHQWL¿FDFLyQDOFRPSDUWLUODDOHJUtDRWULVWH]DGHOSDFLHQWH\VXVIDPLOLD
res, una solidaridad e identidad de grupo, una universalización de los problemas
personales.
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206
Experiencias curativas de una tradición chamánica
revitalizada en la China actual
Walburga Wiesheu
El chamanismo es un fenómeno viviente, vital…Los chamanes tienen una distribución global
y el chamanismo es una ancestral práctica espiritual…Los chamanes conocen el mundo espi
ritual y el alma humana a través del “éxtasis”, el poder de un estado alterado de conciencia,
RWUDQFHTXHHVXVDGRSDUDKDFHUXQDFRQH[LyQFRQHOPXQGRGHORVHVStULWXVFRQHO¿QGH
OOHYDUEHQH¿FLRVDODFRPXQLGDG
(YD-DQH1HXPDQQ)ULHGPDQ[L
El complejo religioso chamánico, que en su concepción clásica establecida por
0LUFHD(OLDGHIXHUDGH¿QLGRFRPRXQDWpFQLFDDUFDLFDGHOp[WDVLVUHSUHVHQWDXQD
manifestación mágicoreligiosa que acusa una importante continuidad en diver
sas partes del mundo. Con respecto al desarrollo cultural milenario acusado en
China, diversos autores han sostenido que en la etapa neolítica las creencias y
prácticas religiosas tuvieron una orientación esencialmente chamánica, y que en
ODVGLQDVWtDVWHPSUDQDVFRPRODGH6KDQJDSUR[VLJORVXVI al XI a.C.) se institu
cionalizó un chamanismo real o estatal a través del cual los propios reyes lograron
un control monopólico sobre la comunicación con las entidades sobrenaturales,
HQHVSHFLDOGHVXVDQFHVWURVPXHUWRVFIU&KDQJ:LHVKHX3RUVX
parte, desde los últimos siglos antes de nuestra era y sobre todo a partir de la
etapa imperial, las prácticas chamánicas propiamente dichas dieron paso a ma
QLIHVWDFLRQHV H[WiWLFDV HVSLULWLVWDV FDUDFWHUL]DGDV SRU XQ WUDQFH GH SRVHVLyQ DO
tiempo que éstas llegaron a formar parte del substrato de la religión popular vin
FXODGRHQJUDQPHGLGDFRQODVH[SUHVLRQHVPtVWLFDVHLQGLYLGXDOHVGHOGDRtVPR
en cuya cristalización los elementos mágicos de la tradición chamánica habían
constituido un elemento importante (Paper, 1995). En el seno de las multifacéticas
\VLQFUpWLFDVH[SUHVLRQHVGHODUHOLJLyQSRSXODUVHFRQVWLWX\yHQWRQFHVXQFULVRO
207
GHFUHHQFLDVSRFRRUWRGR[DV1SHURODVFXDOHVHQRFDVLRQHVHQWUDURQHQFRQÀLFWR
FRQ ORV JRELHUQRV LPSHULDOHV VXFHVLYRV $GOHU =KDQJ \ +ULVNRV
al grado que los chamanes o médiums (en chino: wu),2 mismos que adquirían su
conocimiento del otro mundo de múltiples ideas y tradiciones locales e incluso de
las arenas contestadas del poder, dejaron de actuar en los periodos más radicales
GHODKLVWRULDGH&KLQD$GOHU=KDQJ\+ULVNRVop. cit.).
(OORHVHOFDVRHQSDUWLFXODUGHODHWDSDFRPXQLVWDHQODTXHHVWRVH[SHUWRVH[
táticos eran perseguidos, matados o mandados a realizar trabajos forzados (Zhang
\+ULVNRVibid.DZDWR<HVTXHHOJRELHUQRFRPXQLVWDHQFDEH]DGRSRU
Mao Zedong, impuso una ideología ateísta e implantó severas medidas condu
centes a la supresión de las manifestaciones religiosas tradicionales, política que
culminó en la caótica y tumultuosa Revolución cultural de 1966 hasta la muerte
GHOSUHVLGHQWH0DRHQ5HJLGDSRUORVSULQFLSLRVFLHQWt¿FRVGHOPDU[LVPR\
leninismo y al pretender crear una sociedad con nuevos ideales, en la “Nueva Chi
QD´GHOD5HS~EOLFD3RSXODUIXQGDGDHQVHWUDWDURQGHH[WLUSDUORV³UHPD
nentes feudales” del viejo tejido socioético (cfr. Thompson, 1979), y si bien en
la Constitución del país adoptada en 1954, se garantizaba la libertad religiosa, en
HODIiQGHHUUDGLFDUODVFRVWXPEUHVFRQVLGHUDGDVDWUDVDGDVGHOD9LHMD&KLQDWR
GDVODVUHOLJLRQHVLQVWLWXFLRQDOHVUHFRQRFLGDVR¿FLDOPHQWHIXHURQVRPHWLGDVDXQ
HVWULFWRFRQWUROJXEHUQDPHQWDOPLHQWUDVTXHODVH[SUHVLRQHVGLIXVDVGHODUHOLJLyQ
popular —que tampoco han sido del agrado de las autoridades comunistas— eran
tildadas de supersticiones (mixin)4 y se convirtieron en objeto de un pronunciado
1
Bell (1989) se refiere a la religión popular china como aquellas tradiciones acumuladas y so-
brevivientes consistentes en creencias y prácticas amorfas con fronteras muy fluidas y que tras-
tocan las religiones “establecidas” (o consideradas “institucionalizadas” como son el confucia-
nismo, el budismo o el daoísmo), además de que no cuentan con cánones escritos.
2
Sin entrar aquí en una discusión más puntual, quisiera señalar que en la práctica común se-
guida en los estudios sobre el chamanismo en China, el vocablo wu, empleado desde tiempos
antiguos para referirse a diversos expertos extáticas, se considera equivalente a la de “chamán”
o “shaman” tal como fue incorporado en la literatura antropológica especializada a partir de
los estudios clásicos de este fenómeno mágico-religioso observado en grupos siberianos de
habla tungusa, aunque dicha palabra china a veces también se traduce como “médium”, “brujo”
o “mago” (Chang, 1994; Wiesheu, 2008). En los estudios actuales sobre el chamanismo en
China, en lenguas occidentales se usan indistintamente los términos de chamán y médium
(Zhang, 2004), distinción que de acuerdo con Lewis (1971) al parecer ni siquiera es válida
respecto al chamanismo “clásico” conceptualizado con base en los grupos tunguses, algunos
de los cuales por cierto también habitan en zonas del norte de China.
3
Referidos a los llamados “Cuatro viejos”: viejas ideas, vieja cultura, viejas costumbres y
viejos hábitos.
4
Término chino que de acuerdo con Davis (2001) incluso se puede traducir como “creen-
cias aberrantes”, o según Feuchtwang (2000) como “pensamiento errado”. Actualmente, las
208
desprecio por parte de la intelligentsia. Al pretender reemplazar a la familia como
ODXQLGDGVRFLDOEiVLFDSRUODVJUDQMDVHXQLGDGHVFROHFWLYDVGHWUDEDMRHODQWDxR
vigoroso sistema familiar tradicional fue sometido bajo un fuerte estrés, lo cual
no sólo tuvo consecuencias críticas conducentes a la erosión de la autoridad fa
miliar sino también al debilitamiento de las lealtades de los linajes, junto con una
VHQVDFLyQGHODLVODPLHQWR\HQDMHQDPLHQWRHQWUHORVLQGLYLGXRVWDOFRPRD¿UPD
7KRPSVRQODVSURIXQGDVWUDQVIRUPDFLRQHVSROtWLFDVFDPELDURQDKR
ra no solamente a los actores, caso de crisis o revoluciones anteriores, sino todo
el sistema en que los grupos de parentesco básicos habían constituido el soporte
esencial de todo el orden social; y de la misma manera, sus implicaciones sobre
el culto a los antepasados eran patentes: “Si este culto era en esencia el cemento
simbólico que mantenía unida a la estructura de las familias y los linajes, en
tonces la desintegración de la familia y el linaje es la evidencia prima facie del
debilitamiento del culto de los ancestros”. Es la divinización de los antepasados
la que ultimadamente coloreaba el conjunto del comportamiento religioso de los
chinos, pudiéndose considerar como su religión básica e universal, por lo que esta
categórica disrupción tuvo profundas consecuencias sobre la civilización china
milenaria (Thompson, ibidHQTXHODH[LVWHQFLDGHHVWHFXOWRVHSXHGHUDVWUHDU
incluso a tiempos neolíticos.
Pero en la etapa postMao de las reformas económicas y la apertura a Occi
dente, iniciada en 1979, las restricciones sobre las diversas manifestaciones reli
giosas se empezaron a relajar y además de la rehabilitación de numerosos centros
del culto, en los últimos lustros se ha producido un notable resurgimiento de prác
ticas religiosas en la China continental. Todo tipo de manifestaciones supersti
FLRVDVKDQYXHOWRDODVXSHU¿FLHHQWRGDVSDUWHVSUROLIHUDHOXVRGHDPXOHWRVGH
la buena suerte, y tanto en los templos locales a menudo reconstruidos como en
los ámbitos domésticos se vuelven a realizar importantes actividades espiritistas.
Cabe mencionar que muchas de las tradiciones religiosas populares se habían
preservado fuera de la China comunista, en partes como Taiwán, Singapur, Hong
.RQJ R 0DODVLD HQ TXH H[LVWHQ LPSRUWDQWHV VHFWRUHV GH SREODFLyQ pWQLFDPHQWH
china y acerca de las cuales se han hecho numerosos estudios antropológicos
importantes;5 destaca aquí el que incluso en estas pujantes economías modernas
209
GHOVXU\HVWHGH$VLDDFWXDOPHQWHDEXQGDQGLYHUVRVH[SHUWRVH[WiWLFRVTXHDF
túan en los cada vez más numerosos templos locales, para revelar números de la
VXHUWHFRQHO¿QGHJDQDUSUHPLRVHQODVORWHUtDVSDUDWHQHUVXHUWHHQORVQHJRFLRV
y en las operaciones de la bolsa (Paper, 1995), o que son consultados con relación
DSUHRFXSDFLRQHVWRFDQWHVDp[LWRVSURIHVLRQDOHVRHQH[iPHQHV0DUVKDOO
Dentro de lo que a decir del propio Thompson (1979) constituye una versión
FKLQD GH XQ FKDPiQ R FKDPDQD pVWRV UHFXUULHQGR D WpFQLFDV HVSHFt¿FDV FRPR
HOFDQWDUGDQ]DURWRFDQGRWDPERUHVVHJ~QHVSHFL¿FD=KDQJHQWUDQHQ
trance cuando los espíritus se posesionan de ellos, donde:
El espíritu puede ser cualquiera de innumerables seres, eminentes o humildes, que
habitan una dimensión invisible, y el médium habla como portavoz de esta entidad.
El espíritu puede ser la deidad principal de un templo que dará instrucciones a los
seguidores, o puede ser el alma de una persona cuyos parientes la quieren contactar
en el momento que pasa por un interludio purgatorio. Este médium puede ser un
profesional, usualmente una persona joven que tiene el don especial y es marcada
para esta carrera; o esta actuación puede ser una habilidad temporal conferida a un
laico. El profesional puede ser la atracción estrella de un templo, que atrae masas de
personas que buscan consejo o ayuda del dios, o el mismo puede tener sólo un peque
xRFtUFXORSULYDGRGHFOLHQWHV(OPpGLXPSXHGHHQHIHFWRWUDEDMDUVLQRVWHQWDFLyQ
alguna o como un actor popular en un templo grande puede requerir una vestimenta
especial, una silla sedán en que es llevado en procesión junto con la imagen de la dei
GDGDUPDVSDUDLQÀLJLUVHXQDDXWRWRUWXUDRSDUDH[RUFL]DUGHPRQLRVODHVWLPXODFLyQ
musical, asistentes varios, un intérprete, etc. A veces el espíritu habla a través de una
plancheta, una técnica análoga a la escritura automática en Occidente6. Muchas veces
al médium le es dado el poder de hablar en varias lenguas, siendo la demostración
más convincente de la verdadera posesión por un espíritu la habilidad de hablar en
un dialecto que en un estado normal ni él mismo lo entiende. (Thompson, 1979: 26)
Como portavoz o representante de la deidad y a través del poder de su es
StULWXHOPpGLXPWUDQVPLWHODVEHQGLFLRQHVDODJHQWHRHVFDSD]GHH[RUFL]DUD
GHPRQLRVODGHLGDGRHOHVStULWXFRQ¿HUHSRGHUDXQDPXOHWRDWUDYpVGHOPpGLXP
quien se puede cortar su lengua y embarrar el amuleto con un poco de su sangre.
Encomendándose a la guía de su espíritu familiar, el médium de un templo puede
fungir como asesor médico, psicólogo o consejero de negocios, siendo algunos
de los tópicos consultados por sus clientes chinos a los chamanes de templos en
6
Este fenómeno se conoce en China como “escritura de los espíritus”, mediante la cual en actos
extáticos son revelados caracteres escritos en arena o papel.
210
6LQJDSXUVHJ~QORUHYHODXQHVWXGLRGHFDPSRUHDOL]DGRHQORVDxRV\
acorde al orden de su frecuencia, los siguientes (Allan Elliott, 1955 en Thompson,
ibid.: 26):
“enfermedades de diversa índole”
“mala suerte”
posesión por espíritus malignos
maridos descarriados
partos
consejos sobre inversiones
noticias de parientes en partes distantes
la selección de fechas auspiciosas
consejos para juegos de azar
QLxRVWUDYLHVRV
accidentes
asesoría sobre socios comerciales potenciales
demencia
protección en juicios
comunicación con los muertos.
En cuanto al último tópico en la lista, este tipo de comunicación puede tener
como objetivo principal el de reconfortar a los difuntos o de tratar de recibir in
IRUPDFLyQRFRQVHMRVGHHOORV(QHOUHFLHQWHUHVXUJLPLHQWRGHSUiFWLFDVH[WiWLFDV
en la China continental, este mismo asunto parece ser un rubro especialmente
LPSRUWDQWH\TXHKDGHYHUVHHQHOFRQWH[WRGHODJUDQDIHFWDFLyQTXHVXIULyODHV
tructura familiar confuciana y el resultante descuido de los parientes muertos que
no han podido descansar en paz al no haberse podido cumplir con las costumbres
habituales y los ritos encaminados a aplacar a los espíritus del mundo invisible.
Siendo un fenómeno altamente dinámico, difuso y a la vez sumamente sin
FUpWLFRHQUHDOLGDGODVPXOWLYDULDGDVH[SUHVLRQHVGHODUHOLJLyQSRSXODUGHOSXH
blo chino son difíciles de caracterizar, al tiempo que se adaptan a los factores
VRFLDOHV\SROtWLFRVLPSHUDQWHVHQPRPHQWRV\OXJDUHVHVSHFt¿FRV$XQFXDQGR
en su conjunto comparten una concepción de un mundo espiritual dividido en
211
dioses,7fantasma8 y ancestro,9 en sí ninguna de estas entidades “sobrenaturales”
se consideran ontológicamente diferentes de los seres vivos, aunque unas poseen
más poder numinoso (en chino: ling) que otras, lo cual se trata de determinar a
WUDYpVGHVXHxRV\HOWUDQFHGHSRVHVLyQGHORVPpGLXPVFIU$GOHU:ROI
1974). Aparte, en realidad ninguna de dichas entidades espirituales es entera
mente omnipotente o benevolente. Así, por ejemplo, se cree que los ancestros se
pueden vengar de los parientes vivos si no son respetados, es decir lo que se ma
QL¿HVWDDTXtHVHODxHMRSULQFLSLRFRQIXFLDQRGHODREOLJDFLyQPXWXDHQWUHODFR
munidad de los vivos y sus parientes fallecidos, últimos que dependen para su paz
\ELHQHVWDUGHORVULWRVVDFUL¿FLRV\RIUHQGDVSHURTXHFXDQGRVRQWUDWDGRVFRQ
negligencia pueden convertirse en temibles fantasmas susceptibles de traer a sus
descendientes mala suerte, pérdidas, pobreza y varias desgracias peores (Botton
\&RUQHMR=KDQJ:LHVKHX\XQDSHUVRQDGHWHUPLQDGD
también podría perder su alma, o ésta es robada y poseída por demonios o fan
tasmas (Zhang, op. cit3DUDDVHJXUDUODLQÀXHQFLDEHQpYRODGHORVHVStULWXVGH
los ancestros, los seres humanos tienen que brindarles a sus parientes difuntos, un
entierro digno, sustento, y los objetos necesarios que representan aquellos bienes
necesarios para esta otra vida, para lo cual se acostumbraba quemar objetos de
papel, aspectos que no se han podido observar en la China comunista, en que los
rituales funerarios y el culto a los antepasados eran duramente criticados y cuyas
VXSUHVLRQHVVHOOHJDURQDH[WHQGHUDOiPELWRGRPpVWLFR=KDQJ\+ULVNRV
Junto con el evidente retorno de las otrora populares actividades mánticas
\HQJHQHUDOHOIHQyPHQRGHXQQRWRULRÀRUHFLPLHQWRGHOFRQMXQWRGHODV³VX
SHUVWLFLRQHVFKLQDV´GHVGHSULQFLSLRVGHORVDxRVQRYHQWDWDPELpQKDQYXHOWRD
DSDUHFHUORVFKDPDQHVTXHGXUDQWHORVGHVDVWURVRVDxRVGHOD5HYROXFLyQFXOWXUDO
habían sido encarcelados, ajusticiados, torturados así como denunciados como
7
Los dioses (shen) de la religión popular son los espíritus de personas carismáticas o figuras que
han ocupado diversos cargos burocráticos (Adler, 2002); son consideradas entidades honra-
das con influencia benéfica desde un mundo invisible (Thompson, 1979).
8
Denominados gui en chino, los fantasmas o demonios son los espíritus de personas fallecidas
que no tienen una familia para llevar a cabo los rituales relacionados con el culto a los antepa-
sados o cuya muerte ha sido no natural o de alguna manera irregular; son almas insatisfechas o
muertos descuidados y que carecen de un rol propio dentro de la sociedad (Adler, 2002). Por
ser espíritus malignos, vengativos y siendo la causa de sucesos desafortunados, desde pesadi-
llas hasta la locura, son temidos y se trata de protegerse en contra de su actuación malévola,
misma que en realidad se debe a que han sido tratados de forma incorrecta (Thompson, 1979).
9
La transformación en un ancestro (zu o zuxian) implica un funeral apropiado y ritos especí-
ficos realizados en el contexto de una ancestral veneración de los antepasados efectuada en el
seno de un culto esencialmente doméstico. Véase para un tratamiento más amplio al respecto,
el análisis hecho en Wiesheu (2009).
212
EUXMRV=KDQJHQHIHFWRDWUDYpVGHYDULDVFDPSDxDVFRQWUDODVSUiFWLFDV
supersticiosas, los practicantes dedicados a las diversas artes mágicas habían sido
REOLJDGRVDGHMDUVXVSURIHVLRQHVHUDQIRU]DGRVDKDFHUFRQIHVLRQHV\H[KLELFLR
QHVS~EOLFDVGHVXUHQXQFLDDWDOHVSUiFWLFDVSDUDVHU¿QDOPHQWHUHHGXFDGRVFRQOD
R¿FLDOYLVLyQPDWHULDOLVWDGHOPXQGR,NHOV=KDQJ\DVtFRPRORV
rituales funerarios junto con algunas festividades asociadas con el culto a los ante
pasados hasta habían sido proscritos, ya no se podía conseguir toda la parafernalia
religiosa necesaria para llevar a cabo los ritos tradicionales, como el incienso o
ORVREMHWRVGHSDSHOSDUDORVPXHUWRV,NHOV$OSRQHUGHUHOLHYHTXHORV
dirigentes chinos abrazaban una posición dogmática contra creencias y prácticas
UHOLJLRVDV\HVSLULWXDOHV=KDQJD¿UPDTXHHOORV
…tenían poca tolerancia para actividades chamánicas, que eran vistas como una ame
naza al gobierno y poder comunista y denominadas supersticiosas, feudales e incluso
H[SORWDGRUHV$GHPiVODOXFKDFROHFWLYDIXHSULYLOHJLDGDIUHQWHDODVSUHRFXSDFLRQHV
del individuo, la familia, y el linaje, que han sido el espacio tradicional en que los
chamanes habían ejercido sus prácticas. En la “nueva” sociedad, los problemas re
VXHOWRVSRUORVFKDPDQHV\DQRLEDQDH[LVWLU/RVFKDPDQHV\DQRWHQtDQQLQJ~QOXJDU
HQ pVWDV >«@ /RV FRPXQLVWDV WUDWDURQ GH UHIRUPDU D HVWRV FKDPDQHV H[SORWDGRUHV
TXLHQHVVHDUJXPHQWDEDVHDSURYHFKDEDQGHODVSHUVRQDVHQEHQH¿FLRGHJDQDQFLDV
SHUVRQDOHV\ODVHQJDxDEDQFRQVXVDUWLPDxDV\WUXFRVRSRUVHUSREUHV\PDOHGXFD
dos éstas no entendían que el mundo de los espíritus ultimadamente era una ilusión
que les impedía ver la causa real de su opresión y sufrimiento.
En un proceso dialógico que evoca esta ya muy vieja noción china de que la
salud y el bienestar en una familia son manifestaciones de la armonía con el mundo
de los espíritus y que la discordia, las desgracias y las enfermedades son causadas
por no atender a estos entes del otro mundo, tanto en templos locales como en ám
bitos domésticos, ahora de nuevo se desarrollan actos de curación chamánicas; de
este modo se reinventa la tradición en una forma dinámica y creativa, reinventán
GRVHDVtPLVPRVORVSURSLRVFKDPDQHVRPpGLXPV\GH¿QLHQGR³XQDQXHYDVHULH
GHSUREOHPDV\VROXFLRQHVQXHYDVLGHQWLGDGHV\YtDVGHVXH[SUHVLyQDQLYHOORFDO
WDQWRHQ]RQDVUXUDOHVFRPRHQiUHDVXUEDQDV´=KDQJIHQyPHQRTXHD
ODYH]VHLQVHUWDHQHOFRQWH[WRGHORVDPSOLRVFDPELRVSROtWLFRV\HFRQyPLFRVTXH
HVWiH[SHULPHQWDQGRODVRFLHGDGFKLQDDFWXDO=KDQJ\+ULVNRV
&RQHOREMHWLYRGHGRFXPHQWDUHVWDH[WHQVDUHYLWDOL]DFLyQGHORVDFWRVFKDPi
QLFRVHQHOPDUFRGHORTXH=KDQJ\+ULVNRV\=KDQJKDQFDOL¿FDGR
de un “nuevo chamanismo para China”, dichas antropólogas rastrearon las acti
vidades de cuatro practicantes femeninas en áreas rurales de provincias centrales
213
GHHVWHSDtVGH$VLD2ULHQWDO(QVXHVWXGLRHWQRJUi¿FRUHDOL]DGRDSULQFLSLRVGH
ORVDxRVQRYHQWDDSXQWDQTXHHVWDVPXMHUHVVHxDODURQTXHKDEUtDQSUHIHULGRQR
UHFLELUHOOODPDGRFKDPiQLFR\UH¿HUHQHOFDVRGHDOJXQDVPXMHUHVDOGHDQDVTXH
se han enfermado y buscado a curanderas que en sus trances de posesión les han
revelado que la causa de sus padecimientos se debe precisamente al hecho de ha
ber descuidado a sus padres muertos, ya que no habían podido efectuar los rituales
apropiados para asegurarles paz y felicidad en su otra vida, por lo cual les habían
VLGRLQÀLJLGDVHQIHUPHGDGHV(QODPD\RUtDGHORVFDVRVGLFKDVSUDFWLFDQWHVOHV
han aconsejado a sus clientes que tienen que dotar a sus difuntos insatisfechos
de papel moneda (“dinero de los espíritus”), casas, maletas u otros objetos de
SDSHOLQGLFiQGROHVDGHPiVHQTXpOXJDUHVHVSHFt¿FRVHVWRVREMHWRVWLHQHQTXH
VHUTXHPDGRV6HJ~QUH¿ULyXQDFKDPDQDVLQRVHOHVSURFXUDXQKRJDU\FRPLGD
a los espíritus, éstos se enojan y se convierten en fantasmas hambrientos. Destaca
asimismo que en ocasiones, y después de pasar por una etapa de locura, algunos
clientes a su vez se convirtieron en aprendices de chamanes, para luego pasar ellos
mismos a curar personas enfermas en comunidades aldeanas del campo chino.
Denominadas por los campesinos como huo pushaTXHVLJQL¿FDGLRVHVYLYLHQWHV
REXGDV²ORFXDOKDFHSDWHQWHHOSURQXQFLDGRVLQFUHWLVPRGHODVH[SUHVLRQHVGH
ODUHOLJLyQSRSXODU²HVWDVH[SHUWDVH[WiWLFDVHPSH]DURQHQWRQFHVDVXYH]DUHD
lizar el servicio conocido como huanyuan que por su parte quiere decir “cumplir
un deseo”. El hecho de que estas practicantes sean principales mujeres al parecer
se debe al hecho de que el “volverse locas” resulta ser menos penoso para las
mujeres que para los hombres.
En otro estudio antropológico sumamente ilustrativo realizado en comuni
GDGHVXELFDGDVHQ&DQWyQHQHOVXUGH&KLQD,NHOVUHODWDXQFDVRVHJ~Q
el cual un hijo que se había profesado como “no supersticioso”, pero estando
confrontado con una situación en que el espíritu de su difunta madre seguía “visi
tando” a su hogar, decidió consultar a un chamán, quien al lograr contactarse con
la fallecida, reveló que lo que le perturbaba a la difunta era que únicamente se le
había quemado incienso pero que no se le había mandado ropa y otros objetos
necesarios para su otra vida; para reparar esta grave omisión, su familia pidió
disculpas a la difunta y le hizo llegar los objetos necesarios quemándolos.
Es patente que el reciente retorno a la escena pública de actos y actores cha
mánicos observado en amplias zonas de China, pero donde faltan varios elemen
WRVDWULEXLGRVDOFKDPDQLVPRFOiVLFRFRPRVRQHOYXHORPiJLFRODH[SHULHQFLDGH
ODPXHUWH\HOUHQDFLPLHQWRGHOH[SHUWRH[WiWLFRDVtFRPRODWUDQVIRUPDFLyQGH
KRPEUHHQDQLPDOQRHV~QLFDPHQWHXQIHQyPHQRSVLFROyJLFR\¿VLROyJLFRVLQR
ante todo un proceso social, que por un lado representa una reacción a las trau
PiWLFDVH[SHULHQFLDVYLYLGDVGXUDQWHODHUDPDRtVWD\SRUHORWURXQDUHVSXHVWD
214
VXPDPHQWHDGDSWDWLYDDORVSURIXQGRVFDPELRVTXHHVWiH[SHULPHQWDQGRODVR
FLHGDGFKLQDDFWXDOPLVPDTXHUHÀHMDDQFHVWUDOHVFUHHQFLDVTXHVHPH]FODQFRQ
la cultura popular amorfa y las condiciones políticosociales contemporáneas
=KDQJ\+ULVNRV(QHVWH~OWLPRFRQWH[WRFDEHGHVWDFDUTXHDQWHPD\RU
GL¿FXOWDGGHFRQWDUFRQVHUYLFLRVPpGLFRVHQODViUHDVUXUDOHV\ODDQJXVWLDSHUVR
nal provocada por las profundas transformaciones económicas que implicaban el
paso de la responsabilidad colectiva a la individual, la gente siente cada vez más
la necesidad de consultar a este otro mundo para lidiar con la incertidumbre aso
FLDGDFRQVXYLGDFRWLGLDQDSDUDORFXDOUHFXUUHQGHQXHYRDH[SHUWRVH[WiWLFRV
FX\Rp[LWRGHSHQGHGHVXVKDELOLGDGHVSHUVRQDOHVGHLQYROXFUDUVHFRQHOPXQGR
invisible de los dioses, ancestros y los fantasmas.
Todo ello demuestra a su vez que las ancestrales creencias y visiones del
PXQGRH[SUHVDGDVHQHOVXVWUDWRGHODUHOLJLyQSRSXODUUHVXOWDQPX\GLItFLOHVGH
erradicar cuando se trata de tradiciones profundamente enraizadas en la cultura
milenaria de un pueblo, las cuales ante el fracaso del proyecto utópico de una so
ciedad atea y no obstante la inserción reciente de China en el mundo globalizado
y occidentalizado, hasta podrían resurgir con más vigor a través de un proceso
H[DOWDGRGHUHYLWDOL]DFLyQGHULWRV\SUiFWLFDVUHOLJLRVDVDxHMDVSDUDDVtFRQYHU
tirse de nuevo en una tradición viviente e incluso muy vital y poder reencausar la
armonía con el otro mundo.
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217
Acercamientos
históricos
y filosóficos
El sentido iniciático de la vida humana.
Rituales de nacimiento y pubertad entre los mayas antiguos
Blanca Solares
6HJ~Q HO SHQVDPLHQWR UHOLJLRVR GHO 0p[LFR DQWLJXR TXH D WUDYpV GH OD FXOWXUD
maya nos servirá como ejemplo, el mundo se ordenaba de acuerdo con el designio
de los dioses. El orden de las cosas en el mundo había sido instaurado en el prin
FLSLRGHORVWLHPSRVSRUVHUHVVREUHQDWXUDOHVTXHFRQVXVDFUL¿FLRKDEtDQKHFKR
posible la creación. Todos los seres vivientes participaban de las entidades aní
PLFDVGHULYDGDVGHOVDFUL¿FLRGHORVGLRVHVGHOFXHUSRGHCipactli desgajada por
ORVH[WUHPRVRGHOVDFUL¿FLRGHORVGemelos divinos que, según el mito quiché,
alumbraban la Tierra, convertidos en la Luna y el Sol.
$ ¿Q GH UHVJXDUGDU HO HTXLOLEULR GH HVD FUHDFLyQ donada, los hombres se
veían obligados a alimentar a los dioses, a veces, con su propia sangre o energía
vital, incluso, con la propia muerte de la víctima. La historia de la creación con
formaba una “historia sagrada” que contaba cómo las cosas llegaron a ser — el
hombre, las plantas, el tiempo e incluso los nombres para designar a las criaturas
²\HUDLPSRUWDQWHFRQVHUYDUODFXLGDGRVDPHQWHD¿QGHSRGHUWUDQVPLWLUODGH
manera intacta a las nuevas generaciones.
Mientras el hombre moderno (fáustico) ve en la historia que lo ha precedido
XQD REUD SXUDPHQWH ³KXPDQD´ UHVXOWDGR GH VX HPSHxR R YROXQWDG \ VH FUHH
GXHxRGHFRQWLQXDUOD\SHUIHFFLRQDUODLQGH¿QLGDPHQWHWUDQVIRUPiQGRODGHPRGR
DOHDWRULRHQXQPHGLRGHSXUDDUWL¿FLDOLGDGSDUDHOKRPEUHSUHPRGHUQRRWUDGL
cional, los actos más relevantes de la vida habían acontecido en el “tiempo mítico
de los orígenes”. También entre los mayas, la mayoría de los mortales sólo podían
tener acceso a ese saber, a esa “ciencia tradicional”, si eran instruidos durante
FLHUWRWLHPSRHQFHUHPRQLDVVHFUHWDVDO¿QDOGHODVFXDOHVVLVHKDEtDVXSHUDGR
una serie de arduas pruebas, se podía ser merecedor del conocimiento sagrado.
Sólo los iniciados tenían acceso a la cultura, a la comprensión de las actividades
claves del espíritu.
Entre los mayas del periodo prehispánico, tal y como aquí intentamos
mostrar, de entre los pocos materiales conocidos con relación a los rituales de
221
iniciación,1pVWDVHQRVSUHVHQWDFRPRXQFRQMXQWRGHULWRV\HQVHxDQ]DVRUDOHV
que tenían como función introducir al novicio en su comunidad humana y mundo
de saberes y valores culturales de la vida adulta. Lo poco que podemos llegar a
deducir a través de las fuentes difícilmente nos permite acceder a la profundidad
de este acto porque, además, los esquemas iniciáticos que nos han llegado, sobre
todo, a través de los informantes de la Colonia, pierden en mucho su realidad
ULWXDOHLQHYLWDEOHPHQWH¿OWUDQVHJ~QORVWpUPLQRVGHOUHGDFWRUHODXWpQWLFRRUL
JLQDULRPHQVDMHGHODH[SHULHQFLDYLYLGDSRUHOLQLFLDGR7RPDQGRHQFXHQWDHVWDV
SUHFDXFLRQHVLQWHQWHPRVVLQHPEDUJRHQORTXHVLJXHDFHUFDUQRVDOVLJQL¿FDGR
de los misterios que conllevan los procesos iniciáticos.
Según el pensamiento religioso antiguo, la vida del hombre se dividía en
etapas acordes con el desarrollo físico y psíquico de su cuerpo. Los ritos de naci
miento, pubertad, matrimonio y muerte, marcaban decididamente la evolución del
QLxRHQDGXOWRUHVSRQVDEOH(VWDVHULHGHWUDQVLFLRQHVHUDSUREDEOHTXHVHFRQVLGH
rasen también “crisis vitales” porque cuestionaban el lugar y el papel del hombre
HQHOPXQGR\GDEDQUHOHYDQFLDDODVHQFUXFLMDGDVTXHPDUFDEDQGH¿QLWLYDPHQWH
el desenvolvimiento de su vida.
1R HUD XQ VLPSOH DFWR GH ³FRPSURPLVR´ H[WHUQR SDUD FXPSOLU QR VH VDEH
bien con qué “convenciones sociales”, como sucede en la actualidad, sino un con
MXQWRGHH[SHULHQFLDVIXHUWHVHLQWHQVDVDWUDYpVGHODVFXDOHVHOKRPEUHOOHJDED
a participar de manera auténtica en la concepción del mundo, de la vida y de la
comunidad de la que era parte. La iniciación tal y como lo podemos constatar en
HODQWLJXRDUWH\OLWHUDWXUDPD\DDWDxtDDOJREHUQDQWHDOFKDPiQDOVDFHUGRWH
pero pertenecía también al conjunto de todos y cada uno de los hombres, que no
habían nacido por un simple azar sino en el seno de una comunidad basada en un
orden supranatural o sagrado.
La vida se integraba en un proceso de intercambio continuo entre hombres y
dioses, de manera que para resguardar ese precario equilibro era preciso descubrir
HOOXJDUHVSHFt¿FRTXHFDGDXQRRFXSDEDHQODVRFLHGDG\HQHORUGHQGHOFRVPRV
Los rituales de iniciación, en ese sentido, jugaban un papel de primer orden.
Si algo caracterizaba a la transmisión tradicional de la cultura era, sin duda,
que toda adquisición de un saber o un poder —con su doble cara técnica y sim
bólica— traía implicado un proceso iniciático por parte de los miembros indivi
duales de la comunidad, es decir, los aprendizajes vitales eran comprendidos y
asumidos como auténticos passages que trasmutaban radicalmente la biografía
1
“… se conocen muy pocos ejemplos de rituales de iniciación entre los mayas”, Nájera, Los
cantares de Dzitbalché, p. 52. También, De la Garza (1998)
222
del iniciado. Sólo así, éste podía acceder a los códigos culturales y “sobrenatura
OHV´FRQHO¿QGHRULHQWDUVHHQHOPXQGR
Nacimiento e infancia
<DGHVGHDQWHVGHQDFHUFRQHO¿QGHSURSLFLDUVXOOHJDGDDOPXQGRHLQWHJUDUDO
QLxRFRPRPLHPEURGHODFRPXQLGDGVHUHDOL]DEDQXQDVHULHGHULWRVSUHSDUDWR
rios. Desde el momento en que la mujer se sabía embarazada, se hacían ofrendas
SDUDDOHMDUOD\SURWHJHUODWDQWRDHOODFRPRDOQLxRGHSRVLEOHVPDOHV8QFRQ
junto de rituales marcaban la separación y diferenciación de la madre respecto al
lugar que solía ocupar en la estructura social.
(QWUH ORV PDPHV L[LOHV \ W]XWXMLOHV VH WHQtD OD FRVWXPEUH GH VDFUL¿FDU XQ
pavo y mezclar su sangre con incienso, se rezaba en la iglesia, en la cruz atrial y
HQORVGLVWLQWRVDOWDUHVGHODPRQWDxD1iMHUDFRQHO¿QGHHYLWDUPDORV
SUHVDJLRVXQSDUWRGLItFLORWHPLEOHVGDxRV
3DUDHOKRPEUHPD\DQDFHUVLJQL¿FDED³WHQHUUDt]´R³HFKDUUDt]´SHUWHQHFHU
a su comunidad y al suelo o la tierra de donde la semilla había “brotado”.
“Los hijos pertenecen en primer término al lugar”, con el que se establece un
vínculo de sangre, por ello, el primer contacto del recién nacido era con la “Tierra
Madre”.
El parto, llamado entre los nahuas, “la hora de la muerte” ponía en peligro
tanto a la mujer como al recién nacido, a quien su alma podía abandonarlo en
cualquier momento pudiendo morir en el trance, etapa de riesgo que duraba hasta
el momento en que recibía el nombre. Por ello, la partera celebraba una ceremonia
FRQIXHJRDQWHVGHTXHHOSHTXHxRQDFLHUDSDUDD\XGDUORDQDFHU6HUQD
179, 284, 289) y colocaba una imagen de Ixchel, “la diosa de hacer bien las cria
turas”, debajo de la cama de la embarazada.
La placenta y el cordón umbilical se consideraban medios a través de los cua
OHVHOLQIDQWHKDEtDORJUDGRVREUHYLYLUHQHO~WHURFRQHO¿QGHVHSDUDUDODFULD
tura del ámbito de su gestación en el seno de la madre, era necesario fortalecerlo
ritualmente. Algunos indígenas contemporáneos… cortan el cordón umbilical y
lo hacen sangrar sobre granos de maíz, los granos se plantan y el producto será
el primer alimento del nuevo miembro de la familia. Los tzotziles llaman a los
JUDQRV³VDQJUHGHOQLxR´*XLWHUDV$OPDGXUDUWRGDODIDPLOLDSDUWL
FLSDGHODFRVHFKDIRUWDOHFLHQGRDVtODLQWHJUDFLyQGHOSHTXHxRDVXFRPXQLGDG\
estableciendo, en su seno, un pacto de protección insoslayable.
(UDXVXDOFRUWDUHOFRUGyQXPELOLFDOHQHOFDVRGHODQLxDV\XFDWHFDVVREUH
XQDEUDVDGHFDUEyQRVREUHXQDSLH]DGHPROHUVHGHFtDD¿QGHTXHOOHJDUDQD
VHUEXHQDVFRFLQHUDVHOGHORVQLxRVVREUHXQDPD]RUFDGHPDt]FRPRDFDEDPRV
223
GH VHxDODUOR R VREUH XQ KDFKD D ¿Q GH TXH IXHUDQ EXHQRV WUDEDMDGRUHV HQ HO
campo (Holland, 1987: 160); los chontales, en la actualidad, eligen para cortar el
FRUGyQDDOJ~QPLHPEURGHSUHVWLJLRGHODIDPLOLDFRQHO¿QGHTXHORVFRQWDJLH
con su energía. El conjunto de todo este tipo de prácticas fortalecía sus vínculos
comunitarios.
$OQDFHUORVSDGUHVOOHYDEDQDOQLxRDXQUtRFHUFDQRD¿QGHODYDUOR\SX
UL¿FDUOR\KDFtDQRIUHQGDVGHDOJXQDVDYHVD¿QGHUHVWLWXLUDODGLRVDGHGRQGH
SURYHQtDQORVQLxRVHOVHUTXHHOODHQYLDEDDYLYLUHQODWLHUUD2
(Q<XFDWiQDORVFXDWURRFLQFRGtDVGHQDFLGRVHOHVFRORFDEDDORVQLxRV
dos tablas en su lecho una en la frente y otra en la parte posterior de la cabeza
D¿QGHTXHFRQODSUHVLyQVHORJUDUDODFDUDFWHUtVWLFDGHIRUPDFLyQFUDQHDQDGH
ORVPD\DVQRVyORFRQ¿QHVHVWpWLFRVFRPRPXFKRVHKDLQWHUSUHWDGRVLQRTXL]i
PiJLFRUHOLJLRVRVWDOYH]FRQOD¿QDOLGDGGHTXHHOQLxRDGTXLULHUDSRGHUHVTXH
ORDVHPHMDUDQFRQXQGLRVFRPRHOPDt]RXQDQLPDOFRPRHOMDJXDU9DOYHUGH
2004: 245251). Dice Landa:
Que las indias criaban a sus hijos en toda la aspereza y desnudez del mundo, porque
DORVFXDWURRFLQFRGtDVGHQDFLGDODFULDWXULWDSRQtDQODWHQGLGDHQXQOHFKRSHTXHxR
hecho de varillas, y allí, boca abajo, le ponían entre dos tablillas la cabeza... (Landa,
Luego “cuando ya los habían quitado del tormento de allanarles las frentes y
FDEH]DV´VHOOHYDEDDOVDFHUGRWHSDUDTXHSURQRVWLFDUDVXGHVWLQR³GLMHVHHOR¿FLR
que habría de tener”, de acuerdo con el calendario ritual o Tzolkín y le diera su
QRPEUH³TXHKDEtDGHOOHYDUHOWLHPSRGHVXQLxH]´VXQRPEUHGHLQIDQFLDVKDVWD
que se casaban o “eran grandecillos” y comenzaban a llamarlos por el nombre de
VXVSDGUHV/DQGDRDOJXQRGHORVPLHPEURVGHODIDPLOLD\TXHHQHO
FDVRGHODQLxDVROtDVHUHOGHODDEXHOD
/DPDGUHDPDPDQWDEDDVXVKLMRVKDVWDODHGDGGHWUHVRFXDWURDxRV$OWpU
mino de este periodo se llevaba a cabo un “ritual de destete”, en agradecimiento
a las divinidades.
2
Diversos grupos mayas aluden a que los seres vivientes o sus entidades anímicas proceden de
la tellus Mater, de un sitio ubicado bajo la superficie terrestre, llamado por algunos la Santa
Tierra o el Dios Mundo. Corresponde a los seres sobrenaturales otorgar el regalo de un niño a
sus padres y depositar su espíritu en cada uno de los vientres de las mujeres… (Nájera, 2000:
250)
224
Rituales de pubertad
(QWUHORVPD\DVGH<XFDWiQDOPHQRVKDVWDDQWHVGHODFRORQL]DFLyQHVSDxRODDOR
largo de la primera fase de la vida, nadie dejaba de recibir lo que Diego de Landa
llama “bautizo” pero que en realidad equivalía a un rito de iniciación de la pu
bertad, ritos especialmente importantes entre las diversas categorías de iniciación
que todos, tanto hombres como mujeres recibían, dice el fraile: “entre los tres y
ORVGRFHDxRVGHHGDG´/DQGDQRVLQIRUPDGHTXH³ODVLQGLDVFULDEDQDORVQLxRV
KDVWDODHGDGGHWUHVDxRV´$ORVYDURQHVVROtDQ³SRQHUOHVSHJDGDDODFDEH]DHQ
los cabellos de la coronilla, una contezuela blanca”, a las muchachas les coloca
EDQFHxLGRDEDMRGHORVULxRQHVFRQXQFRUGHOGHOJDGRXQDFRQFKXHOD³TXHOHV
venía a dar encima de la parte honesta”. Esos adornos no se debían quitar antes
del “bautismo” y “nunca se casaban antes de ser bautizados” (Landa, 1994: 122).
La iniciación implicaba una muerte ritual a la que —como en el caso de los
dioses— seguía una resurrección o un nuevo nacimiento, porque la muerte del
QHy¿WRHUDQHFHVDULDSDUDGDUOXJDUDOKRPEUHQXHYRDXQQXHYRPRGRGHVHU(Q
la lengua de Yucatán, zihil o caputzihil —registra Landa— quiere decir “nacer de
nuevo u otra vez”; renacimiento o nuevo nacimiento.
/DPXHUWHLQLFLiWLFDVLJQL¿FDEDHO¿QGHODLQIDQFLDRGHXQDHWDSDGHODYLGD
en este caso, bajo el cuidado de la madre, equiparable como en otras latitudes
culturales (Eliade, 1989), a la ignorancia y la condición profana y al margen de
las responsabilidades que traía consigo, particularmente en el caso de los púberes,
DVXPLUODPDGXUDFLyQGHVXVH[XDOLGDGFRUSRUDO/RVULWRVGHSXEHUWDGFRQVLVWtDQ
HQSUHSDUDUDORVMyYHQHVSDUDVXDJUHJDFLyQDOPXQGRVH[XDO\DVXPLUUHVSRQVD
ELOLGDGHVIDPLOLDUHV\FRPXQLWDULDVHQODLQWHUDFFLyQHQWUHORVVH[RVHOFXLGDGRGH
los hijos, proveer el sustento de la casa, atender la vida ritual.
La pubertad, distinta de la moderna concepción social de la “adolescencia”,
era y sigue siendo una etapa natural del desarrollo físico humano causado por los
FDPELRV VRPiWLFRV \ HPRFLRQDOHV TXH H[SHULPHQWD HOOD MRYHQ FXDQGR DOFDQ]D
ODPDGXUH]VH[XDOSHURQRVHH[WHQGtDLQGH¿QLGDPHQWH²VXMHWDDDYDWDUHVELR
JUi¿FRV VRFLDOHV DOHDWRULRV² FRPR VXHOH SDVDU DFWXDOPHQWH (Q ODV VRFLHGDGHV
antiguas, este momento estaba rotundamente marcado por los ritos de pubertad
que informaban, confrontaban y signaban al hombre y a la mujer de sus aptitudes
y diferencias físicas para poder proseguir su vida, que a partir de se momento
FRQOOHYDEDXQFDPELRVLJQL¿FDWLYR
3
Aunque es difícil encontrar datos sobre el inicio de la pubertad en tiempos pasados, B. Bettel-
heim nos hace notar que desde principios del siglo xx, “la edad de la menarquía ha descendido
a razón de casi tres meses por decenio, y lo mismo ha ocurrido con la edad en que los chicos
225
De acuerdo con Landa, cuando el padre deseaba que su hijo fuera iniciado
iba con el sacerdote, quien comunicaba la noticia a la comunidad y escogía una
fecha fasta para llevar a cabo la ceremonia. Designaba a un principal, que debería
ayudarlo, y a cuatro chaces4 —número relacionado con los puntos de orientación
en el cosmos.
El día indicado, todos se reunían en el patio de la casa y el suelo era cubierto
FRQKRMDV$ORVQLxRVYDURQHVVHOHVFRORFDEDGHXQODGRDFRPSDxDGRVSRUXQ
KRPEUH D ODV QLxDV GHO RWUR DFRPSDxDGDV SRU VX ³PDGULQD´ 6H SURFHGtD D OD
SXUL¿FDFLyQGHOHVSDFLRULWXDO\SRVWHULRUPHQWHVHEDUUtDHOVXHORSDUDFXEULUOR
con una nueva capa de hojas y petates. En el centro del espacio se colocaba el
sacerdote sentado con un bracero, un poco de maíz molido y un poco de incienso,
las chicas recibían esta mezcla y la arrojaban al bracero mientras las madres les
FXEUtDQODFDEH]DFRQXQSDxREODQFR
Los chaces colocaban un lienzo blanco sobre la cabeza de cada uno de los
muchachos y preguntaban “a los que eran grandecillos si habían hecho algún pe
cado o tocamiento feo, y si lo habían hecho confesábanlo y los separaban de todos
los otros” (Landa, 1994: 124).
7UHVGtDVDQWHVGHOD¿HVWD²OODPDGDemkú o imkú: descenso del dios— los
SDGUHVGHORVPXFKDFKRV\ORVR¿FLDQWHVD\XQDEDQ\UH]DEDQ³DEVWHQLpQGRVHGH
las mujeres”.
Tal y como acaece en otras mitologías del mundo y de hecho desde la pre
KLVWRULD PXHUWH \ VH[XDOLGDG HVWDEDQ tQWLPDPHQWH YLQFXODGDV PXHUWH \ IHFXQ
dación; fecundación y renacimiento. Las fronteras, el enlace y la separación de
llegan a la madurez sexual. Por lo tanto nuestros chicos maduran sexualmente mucho antes
que los muchachos de principios del siglo xx. Y a lo largo del mismo periodo el tiempo que
la mayoría de los jóvenes pasa en la escuela ha aumentado en, como mínimo, el mismo núme-
ro de años, cuando no mucho más. La anticipación de la madurez física y sexual, unida a un
periodo de dependencia mucho más largo, causa tensiones inevitables en el individuo y entre
él y su familia. Si la madurez sexual tiene lugar a una edad más temprana que antes (alrededor
de los doce años) nada raro hay en que bastantes de nuestros hijos comiencen a actuar sexual-
mente también a edad más temprana”. Ver especialmente las páginas sobre “La creación de la
adolescencia”, en Bruno Bettelheim, No hay padres perfectos, Critica, Barcelona, 2000. p. 413.
Las políticas de salud y las investigaciones sobre los adolescentes, deberían tener este libro es-
pecialmente en cuenta. Ver también, F. Doltó, La causa de los adolescentes, Seix Barral, México,
segunda reimpresión, 1992.
4
Los chacs eran divinidades asociadas con los rumbos del universo. Así como los dioses
marcaban la periferia con cuatro esquinas, alrededor del centro, el chamán maya santifica
el espacio y abre un espacio al Otro Mundo, en el momento del ritual. También los cam-
pesinos yucatecos “centran” en la actualidad sus campos, limpian y miden su parcela, para
cultivar sus alimentos. (Freidel, Schele y Parker, 1999: 126)
226
dichos ámbitos sagrados de fuerza eran cuidadosamente delimitados con actos
SURSLFLDWRULRV\GHSXUL¿FDFLyQ
Podemos decir que la iniciación constituía uno de los fenómenos espirituales
PiVVLJQL¿FDWLYRVHQODKLVWRULDGHODKXPDQLGDG\HQODYLGDGHWRGRVORVKRP
bres. Aquí, un tanto eufemizada, se distingue de las sociedades arcaicas donde era
un proceso a través del cual se ponía en juego la vida total del hombre. Creo que
no era sólo una ceremonia mediante la que “se recibía una disposición a ser bueno
HQ ODV FRVWXPEUHV \ QR VHU GDxDGR SRU HO GHPRQLR´ FRPR GHFtD /DQGD TXLHQ
observaba las ceremonias de los indígenas a través de la lente del colonizador
FULVWLDQRVLQRXQSURFHVRDWUDYpVGHOFXDOHOQHy¿WRVHLQVWUXtDHQORVYDORUHVGH
su cultura no sólo para cumplir de manera pasiva con actos sociales transmitidos
por inercia, sino por convicción, seguro de que la manera de vivir de acuerdo con
esos valores, era la apropiada para el resguardo de la armonía entre los hombres y
de su comunidad con los dioses.
Todo el conjunto de símbolos usados en el ritual, con seguridad, guardaban
XQVLJQL¿FDGRSURIXQGR(OVXHORHUDFXELHUWRGHKRMDVFRQORTXHVHDOXGtDDTXH
los candidatos pertenecían en primer término al microcosmos o “lugar” donde
habían nacido; la madre no había hecho sino recogerlo. Colocando las hojas, la
primera vez, se amortiguaba la caída o nacimiento del iniciado en la Madre Tierra5
(Nájera, 2000: 178); la segunda, consagraba, quizá, la tierra en la que viviría, con
¿JXUDQGRHOSDVRGHOFDRVDOFRVPRV\HVWDEOHFLHQGRXQHMHRaxis mundi a partir
del cual se ordenaba la creación de su mundo.
El sacerdote iba vestido especialmente para la ocasión y portaba un hisopo
formado de colas de tzab can (serpiente de cascabel) o de sus cascabeles (De la
Garza y Nájera), animal mítico asociado con la muerte, el inframundo y el rena
FLPLHQWRFRQHOTXHURFLDED\EHQGHFtDDORVQLxRV/XHJRHOSULQFLSDOJROSHDED
nueve veces —número semejante a los niveles del inframundo— con un hueso,
VtPERORWDPELpQ GH ORV PXHUWRV OD IUHQWH GH FDGD QLxR D OD PDQHUD GHO LQLFLR
de un viaje por las sendas oscuras de la muerte. En el glifo del quincunce, en el
periodo Clásico, se lee en su centro la palabra be: camino. De manera que, pode
mos decir también, que ubicado en el centro del espacio ceremonial, el sacerdote
“abría camino” al iniciado.
En la tradición del arte maya, la misma forma de las serpientes era símbolo
del camino por el cual viajaban los seres sobrenaturales en vías de manifestarse en
este mundo. El Dios del maíz había vuelto a nacer de las fauces de la serpiente y,
de acuerdo con el tablero del Palacio de Palenque, las almas humanas encuentran
5
Dice Nájera: “las hojas funcionaban como amortiguador y evitan que el espíritu parpadeante
caiga sobre el techo o sobre una roca y sufra una muerte sangrienta”.
227
ORVFXHUSRVGHVXVGXHxRVUHFLpQQDFLGRVDOYLDMDUWDPELpQDORODUJRGHODVIDX
ces del reptil. Las serpientes dibujaban la trayectoria del sol y de los planetas al
desplazarse en sus ciclos celestes.6 Quizá la abundante simbólica de la serpiente
manifestaba que toda la vida se consideraba, de hecho, como el camino de una
iniciación, un viaje iniciático (navegatio vitae) o proceso de autoconocimiento
incesante, el cual incluso en la muerte, era visto como un pasaje hacia el infra
mundo.
El punto culminante de la ceremonia, tras haber “matado” metafóricamente
DOQLxRJROSHiQGRORFRQHOKXHVRHUDFXDQGRHOR¿FLDQWHORKDFtDUHQDFHUXQJLpQ
GRORGHYLGD(OR¿FLDQWHPRMDEDQXHYDPHQWHHOKXHVRHQDJXDYLUJHQDURPDWL]D
GDFRQFDFDR\ÀRUHV\GHMDEDXQDVJRWDVGHHVHOtTXLGRHQODIUHQWHHOURVWURORV
dedos de las manos y los pies de cada chico. Agua virgen, traída del monte, nos
informa Landa, de “donde no llegase mujer”.
Luego, el sacerdote retiraba el lienzo que cubría la cabeza de los iniciados.
6XVD\XGDQWHVDPHQD]DEDQQXHYHYHFHVFRQXQFLJDUURDFDGDXQRGHORVQLxRV
OHVGDEDQDUHVSLUDUXQUDPRGHÀRUHV\ORVKDFtDQIXPDU³FKXSDUHOKXPD]R´
Aquí el humo parecía actuar como encantamiento o para alejar el mal.7 Pero re
cuérdese también que el humo es uno de los alimentos principales de los dioses y
TXHHQHVWHFDVRFRPRHQHOGHOLQFLHQVRSRGUtDVLJQL¿FDUWDPELpQXQDGHODVSUL
meras ofrendas que el iniciado hacía a la divinidad. Por lo demás, se creía que el
tabaco molido protegía a las personas de la muerte por rayo y era considerado un
remedio contra la magia negra; si se frotaba en la frente, la nuca y las corvas im
pedía que lo agarrara a uno la muerte. Durante siglos, entre los mayas antiguos, el
tabaco se usó como insecticida y remedio contra enfermedades tales como asma,
escalofríos, convulsiones, ojos, enfermedades de la piel, transtornos intestinales o
nerviosos, infecciones urinarias, mordeduras y piquetes.
Es probable que como en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas qui
chés, donde una de las pruebas que los héroes deben sufrir es pasar una noche
en la cueva de las tinieblas y tener sus cigarros y antorchas de pino encendidas
toda la noche, aquí también, en las pruebas de iniciación, fumar un cigarro nueve
veces guardara algún vínculo con esa prueba iniciática que los Gemelos Divinos
lograron superar apagando sus cigarros y colocando luciérnagas en sus puntas a
¿QGHHQJDxDUDVXVHQHPLJRV(OFRQMXQWRGHDYHQWXUDVGHORV*HPHORV'LYLQRV
del Popol Vuh dibuja, de hecho, un proceso de iniciación.
3DUD¿QDOL]DUHOULWXDOODVPDGUHVSRGtDQTXLWDUDVXVKLMDVHOHPEOHPDGHQR
iniciadas, la concha sujeta sobre el bajo vientre mediante el cordel atado arriba de
6
Ver Freidel, Schele y Parker, op. cit. pp. 126 y 194.
7
Thompson, 2004: 156.
228
las caderas, símbolo de la virginidad y se les consideraba preparadas para casarse
cuando sus padres lo decidieran. Por eso a este ritual se le llamaba también capu
tzihil o ritual de unión.
&XDQGROD¿HVWDWHUPLQDEDORVPXFKDFKRVFRPtDQSDUWHGHORVUHJDORVWUDt
dos por sus madres; se llenaba de vino una gran vasija dedicada a los dioses por
parte de los chicos, y uno de los ayudantes, el cayom, bebía el vino de un solo
trago.
$XQTXHOD¿HVWDFRQFOXtDFRQXQIHVWtQGH³FRPHU\EHEHUODUJR´HORUJDQL
]DGRUGHOD¿HVWDGHEtDD\XQDUGXUDQWHORVQXHYHGtDVVLJXLHQWHV3UREDEOHPHQWH
HQVHxDOGHGXHORSRUODPXHUWHGHO³\DVLGR´XQDHVSHFLHGHVHQWLGRDGLyVDOD
infancia de los hijos, llevado a cabo por los padres o los padrinos.
Con relación a las iniciaciones femeninas es de notar que, también entre los ma
yas, como en otras culturas, están asociadas con la primera menstruación, el ma
trimonio, el embarazo y el primer parto, es decir, con el brote y la revelación de la
mujer como creadora de vida.
Uno de los rituales más sutiles y elaborados de iniciación femenina es el que
ha logrado conservarse en el Libro de los Cantares de Dzitbalché, cuyo título
original pudo haber sido “El libro de las danzas de los hombres antiguos, que
era costumbre hacer acá en los pueblos [de Yucatán] cuando aun no llegaban los
EODQFRV´(VWHPDQXVFULWRUHVFDWDGRHQSRU$OIUHGR%DUUHUD9iVTXH]HVWi
compuesto de 16 cantares, cuatro de los cuales, según los más recientes y riguro
sos trabajos de la investigadora mayista Marta Ilia Nájera, podrían corresponder
por su contenido temático a rituales de iniciación vinculados con la feminidad.8
Estos rituales que llegaron a practicarse hasta entrado el siglo XX y en los
que con seguridad la música y el canto fueron componentes esenciales, han sido
interpretados por los profanos como “danzas de tipo erótico”, cantos “para atraer
VHPDULGR´³SDUDORJUDUOD¿GHOLGDGGHODPDQWHRWHQHUXQYLHQWUHIHFXQGR´(O
mismo Landa registra que había un baile de mujeres —“Bailaban por sí sus bailes
8
Ver Nájera, 2007: 47-60. Aunque este libro fue rescatado en 1942, la traducción fue terminada
hasta 1959. Está compuesto de nueve folios, fechados hacia el siglo xviii, quizá, 1740. El ma-
nuscrito indica que es copia de un legajo más antiguo, quizá del siglo xvii. Mercedes de la Gar-
za ha caracterizado esos cantares como una “verdadera obra poética”, destacando su exquisito
lenguaje simbólico y alta calidad estética. Forma parte de los libros sagrados de la comunidad
y es el resultado de una larga tradición oral. Dzitbalché está situado en el noreste del estado de
Campeche, municipio de Calkiní, una planicie con poco relieve, cuyos lomeríos se inician en
Champotón, a diez km de la ciudad de Campeche.
229
y algunos con los hombres, en especial uno llamado naual, no muy honesto”
(Landa, 1994: 57)— razón por la que los frailes católicos se escandalizaron y
terminaron por prohibirlo.
Los cantos 7, 4, 14 y 15, en ese orden —según la lectura de Nájera— forman
una unidad que en su conjunto podrían llevar el título de Canto de La Flor: Kay
Nicte.9 Dice el canto 7 en su primera parte:
La bellísima luna
se ha alzado sobre el bosque;
va encendiéndose
en medio de los cielos
donde queda en suspenso
para alumbrar sobre
la tierra, todo el bosque.
Dulcemente vienen el aire
y su perfume.
Ha llegado en medio
del cielo; resplandece
su luz sobre
todas las cosas. Hay
alegría en todo
buen hombre.
Hemos llegado adentro
del interior del bosque donde
nadie
(nos) mirará
lo que hemos venido a hacer […]
El primer fragmento de este canto 7 podría aludir al inicio de un ritual de
paso de la infancia a la edad adulta, unido en la mujer al descubrimiento de la
VH[XDOLGDG$OLQWHUQDUVHHQHOERVTXHRVFXURODVMyYHQHVSHQHWUDQHOiPELWRGH
la noche y de la muerte, del misterio y de la gestación, alumbradas por la luz de
la diosa Luna, mueren y renacen compenetradas de la fuerza mágica de la noche
y perfumadas por el viento. El tiempo queda suspendido. “Hay alegría en todo
buen hombre”. En perfecto secreto, “nadie mirara lo que hemos venido a hacer”.
9
K´ay-Nikte´, según el Diccionario Maya Cordemex, 1980: 392; ó nicte kay, “cantares deshones-
tos y de amores y cantarlos” (fol. 338), como lo consigna el diccionario maya-español Calepino
de Montu.
230
+HPRVWUDtGRODÀRUGHOD3OXPHUtD
/DÀRUGHOFKXFXPODÀRUGHO
MD]PLQFDQLQRODÀRUGH>«@
7UDMLPRVHOFRSDOODUDVWUHUDFDxLWD
zii tasí como la concha de la tortuga
terrestre.
Asimismo el nuevo polvo de la calcita
dura y el nuevo hilo de algodón para hilar,
ODQXHYDMtFDUD\HOJUDQGH\¿QRSHGHUQDO
la nueva pesa;la nueva tarea del hilado […]
… Ya, ya estamos en el corazón del bosque
a orillas de la poza en la roca, a esperar
que surja la bella estrella que humea sobre
el bosque. Quitáos vuestras ropas,
desatad vuestras cabelleras; quedáos como
llegásteis aquí sobre el mundo,
vírgenes, mujeres mozas (..).
En el pensamiento simbólico maya, como en el de muchas otras culturas, las
ÀRUHVVHDVRFLDQFRQHOPLODJURGHODYLGDODJHUPLQDFLyQODUHFHSWLYLGDG\HO
DPRUÀRUHFLHQGRFRPRHVHQFLDOHVFXDOLGDGHVIHPHQLQDV/Dplumeria rubra, pa
UHFHDOXGLUDODFRP~QPHQWHFRQRFLGD³ÀRUGHPD\R´FRPSXHVWDGHQXHYHSpWDORV
y que semejante a un útero, es penetrada y fecundada por el colibrí, para dar a luz
al Sol (Libro de Chilan Balamm de Chumayel(VWDÀRUVtPERORGHOD
VH[XDOLGDGWDPELpQHUDFRQRFLGDHQWUHORVQDKXDVFRPRcacalaxochitl³ÀRUGH
FXHUYR´\HVWDEDUHVHUYDGDDORVVHxRUHVGHDOWRUDQJR'HVWDFDQHQODFHUHPRQLD
la presencia de otros tantos elementos rituales: el copal, indispensable para favo
UHFHUHOGLiORJRFRQORVGLRVHVSRUTXHHOHYDODVSOHJDULDV\SXUL¿FDHODPELHQWH
la tortuga como manifestación zoomorfa de la madre tierra, el caracol que con su
sonido lúgubre evoca el canto primordial de las aguas o el lugar del origen y la
gestación; el hilo de algodón para hilar metafóricamente la vida; la jícara o recep
WiFXORGHODWUDQVIRUPDFLyQSHURWDPELpQHOSHGHUQDOLQVWUXPHQWRGHVDFUL¿FLR\
muerte. El cantar 7, termina así:
[…] el presente del pavo;
nuevo calzado, todo nuevo,
inclusive las bandas que atan
nuestras cabelleras para
tocarnos con el nenúfar;
231
igualmente zumbador
caracol y la ancia
na [maestra]. Ya, ya
estamos en el corazón del bosque,
a orillas de la poza en la roca [haltun],
a esperar que surja la bella
estrella que humea sobre
el bosque. Quitáos
vuestras ropas, desatad
vuestras cabelleras;
quedaos como
llegasteis aquí
sobre el mundo,
vírgenes, mujeres mozas […]
Las mujeres que participaban en el ritual acuden con vestiduras nuevas, des
GHHOFDO]DGRKDVWDODFLQWDGHOFDEHOORHQVHxDOGHQDFLPLHQWR2IUHQGDQXQSDYR
uno de los variados alimentos de la región —Uluumil cutz yetel ceh, “la tierra
de los pavos y los venados” una de las regiones a las que los invasores llamaron
<XFDWiQ/HyQ&i]DUHV'DQ]DQDOUHGHGRUGHODSR]DGHDJXDROtTXLGR
primigenio que con sus gérmenes de vida contagia a las mujeres de fertilidad.
Agua de la poza de la roca, cenote nacido del seno de la tierra. Las mujeres dan
zan mientras se desnudan, pues a semejanza de la serpiente, “desnudarse es como
cambiarse de piel”.
Dirigidas por una anciana o “maestra de iniciación”, penetran en el mundo de
las sombras y el conocimiento de la creación, rompen con la infancia para hacerse
parte del grupo de mujeres adultas, preparadas y dispuestas para asumir su lugar
en la familia, la comunidad y el cosmos.
Lejos de tratarse de una mera “danza erótica” o baile “deshonesto” a juzgar
por el punto de vista de la moral cristiana, se trata más bien de uno de los escasos
testimonios de iniciación femenina secreta que lograron resguardarse del poder
masculino, en la clandestinidad. Ritual más propiamente de “erotismo erótico” y
³VH[XDOLGDGVDJUDGD´DQiORJRSRGUtDPRVGHFLUDORVMisterios de Eleusis practi
cados desde el siglo XV a. C. hasta el IV de nuestra era, en Europa, cuando fueron
proscritos por el cristianismo (Eliade, 1989: 187).
Nájera compara los rituales del Canto de la Flor con la caputzihil, descrito
por Landa, y al que nos hemos referido más arriba, en el sentido de que: “Si bien
ODVGRVFHUHPRQLDVVRQIRUPDOPHQWHGLIHUHQWHVOD¿QDOLGDGTXHVHSHUVHJXtDHUD
VLPLODU´1iMHUD3LHQVRVLQHPEDUJRTXHHQHOFDVRHVSHFt¿FRGHORV
232
rituales de iniciación, el vínculo entre VLJQL¿FDQWH y VLJQL¿FDGR —o si se quiere,
HOHQJDUFHHQWUHODIRUPD\OD¿QDOLGDGGHOULWXDO²QRHVDUELWUDULDFRPRVHUtDHO
FDVRGHXQVLJQR\VLJQL¿FDGRFRQYHQFLRQDOHV(OUHJLVWURGH/DQGDQRVLQGLFDDO
PHQRVTXHODFRQFHSFLyQGHODIHPLQLGDGWLHQGHDDGTXLULUXQVLJQL¿FDGRQXHYR
un desplazamiento por debajo de la jerarquía de los poderes masculinos en la
VRFLHGDG/DIRUPDOL]DFLyQGHOULWXDODGHPiVHQHVWHFDVRHVSHFt¿FRDOWHUDVX
UDGLRGHVLJQL¿FDFLRQHV\FRQOOHYDXQHPSREUHFLPLHQWRGHODH[SHULHQFLDLQWHULRU
del iniciado. El ámbito de iniciación no es ya un lugar de recogimiento, en el bos
que alumbrado por la Luna, sino un espacio público y a plena luz del día solar; el
DFWRGHGHVQXGDUVHHVVXVWLWXLGRSRUUHWLUDUDORVMyYHQHVXQSDxREODQFRHQYH]
de la ceremonia nocturna, el silencio y la oscuridad asociadas a la muerte, se toca
la frente de los jóvenes nueve veces; en lugar de realizarse junto a una poza, el
sacerdote unge a los iniciados con “agua virgen”, traída de donde no llegara mujer
FRQVLGHUDGDDKRUDFRQWDPLQDQWH/DVQLxDVYDQFRQVX³PDGULQD´TXHGH³PDHV
WUDGHLQLFLDFLyQ´SDVDDRFXSDUHOSDSHOGHXQDPHUDDFRPSDxDQWHGHVSOD]DGD
por el poder masculino sacerdotal que dirige, ahora, el ritual y que ya ha logrado
imponerse socialmente.
Si bien las ceremonias de las que Landa informa nos hablan del papel funda
mental de la iniciación entre las antiguas comunidades mayas, es a la luz de los
cantos de las doncellas de Dzitbalché, que el ritual de iniciación se nos revela,
fundamentalmente, como una profunda necesidad humana de evolución espiri
tual.
El cantar 4, que alude con probabilidad a un momento posterior al de la pu
UL¿FDFLyQGLFH
³9DPRVDOUHFLELPLHQWRGHODÀRU´
Alegría cantamos porque vamos
al Recibimiento de la Flor.
Todas las mujeres mozas
[tienen en] pura risa y risa
sus rostros, en tanto que saltan
sus corazones en el seno de
sus pechos.
¿Por qué causa?
Porque saben que es porque darán
su virginidad femenil a quienes ellas aman
233
El canto continúa:
£&DQWDGDODÀRU
2VD\XGDUiQDFRPSDxDUiQ
HOQDFRP\HOJUDQ6HxRU$K.XOHO
presentes en el estrado.
El Ah Kulel canta:
³9iPRQRVYiPRQRV
a poner nuestras voluntades
DQWHOD9LUJHQOD%HOOD9LUJHQ
\6HxRUDOD)ORUGHODV0R]DV
que está en su alto estrado,
OD6HxRUD>«@6XKX\.DDN
Asimismo [ante] la Bella
;.DQOHR[\DQWHOD%HOOD
;=RRW\OD%HOOD6HxRUD9LUJHQ
X T´oot´much.
Ellas son las que dan el Bien
a la vida aquí sobre
la Región, aquí sobre
la Sabana y a la redonda
aquí en la Sierra.
9DPRVYDPRVYiPRQRV
jóvenes; así
daremos perfecto regocijo
aquí en Dzitil
Piich, Dzitil Balché
Al parecer, la iniciada ha superado una difícil prueba de muerte y resurrec
ción. Todos celebran con cantos y risas. Puede ofrecer ya su virginidad a quien
ella ama. Iniciada en el saber de la vida que ella, a su vez, comunicará en el acto
VH[XDO
Llama la atención que en este fragmento se aluda a la presencia masculina en
XQULWXDOTXHKHPRVVXSXHVWRH[FOXVLYRGHPXMHUHVSHURGHEHPRVWHQHUHQFXHQWD
que el Ah Kulel y el nacom no son unos hombres cualquiera. El primero — ah
kul [el]— se conoce en el posclásico como el intermediario entre el gobernante
(o batab) y los gobernados; en épocas anteriores, probablemente el intermediario
entre dioses y hombres. El nacom, jefe militar, era el encargado, durante las ce
UHPRQLDVGHVDFUL¿FLRKXPDQRGHH[WUDHUHOFRUD]yQGHODYtFWLPDDiccionario
234
Maya Cordemex, 1980: 555, 825), que se consideraba una distinción. La alusión a
la presencia de estos dos personajes nos hace suponer que en épocas remotas, en
HVWHULWXDOGH³UHFLELPLHQWRGHODÀRU´HOFOtPD[GHODFHUHPRQLDTXL]iKXELHVH
SRGLGRKDEHUFRQWHPSODGRHOVDFUL¿FLRGHODGRQFHOODTXHDTXtHQXQDIDVHGH
evolución posterior aparece eufemizado, “sublimado” y presidido, todavía cen
WUDOPHQWHSRUXQFRQMXQWRGHDGYRFDFLRQHVGHOD*UDQ'LRVD0DGUHOD9LUJHQ
(probablemente cristiana), la Flor de las Mozas, Suhuy KaakOD³VHxRUDGHOIXH
go”; K KanleoxODGHOSUHFLRVRFDSXOORGHKRMDV%DUUHUD9iVTXH]UHODFLRQDGD
con una deidad del maíz o la vegetación; X Zoot, “la sonajera”, la que agita la
sonaja emulando el sonido de la lluvia; X T´oot ´much (t´oot´: sapo , caracol de
DJXDRWHQGHUÀRUHVmuch³UDQD´R³VDSR´WDPELpQ³ORVyUJDQRVVH[XDOHVGHOD
mujer”, (Diccionario Maya Cordemex,\7RGDV³ODVTXHGDQHO
%LHQ\OD9LGDDTXtVREUHOD5HJLyQ´FRQFX\DD\XGDGLFHQODVMyYHQHV³GDUHPRV
perfecto regocijo aquí en Dziltil Balché”.
Cantar 14
Allí cantas, toracita,
en las ramas de la ceiba.
Allí también el cluclillo,
el charretero y el
SHTXHxRkukum y el cenzontle.
Todas están alegres,
ODVDYHVGHO6HxRU'LRV
$VLPLVPROD6HxRUD
WLHQHVXVDYHVODSHTXHxD
WyUWRODHOSHTXHxRFDUGHQDO
y el chinchin
bacal y también el colibrí.
Son estas aves
GHOD%HOOD'XHxD\6HxRUD
Pues si hay alegría
entre los animales,
¿por qué no se alegran
nuestros corazones? Si así son
ellos al amanecer
¡bellísimos!
¡Sólo cantos, sólo juegos
pasan por sus pensamientos!
235
([SUHVLyQ GH XQD UHFRQFLOLDFLyQ FRQ OD YLGD EDMR WRGDV VXV IRUPDV OD LQL
FLDGDÀX\HDTXtDOULWPRGHORVFLFORVQDWXUDOHVGHVFXEULHQGRODDUPRQtDGHOD
QDWXUDOH]DEDMRHODPSDURGHOD6HxRUDGHOD&HLEDaxis mundi, o árbolimagen
de la Diosa Madre. Este canto nos remite una vez más a la antigua advocación de
OD'LRVDR6HxRUDGHORVSiMDURVGHO1HROtWLFR²ODGXHxDWDQWRGHORVSURIXQGRV
abismos acuosos como del espacio cósmico, de los ríos, los pozos subterráneos,
los arroyos y el cielo, las nubes y las aguas.
El pájaro que sobrevuela la tierra a gran altura y el pájaro que nada en las
DJXDVHQOD]DDTXtFRPRGHVGHDQWDxRGRVGLPHQVLRQHVTXHVLELHQQRFRQVWLWX
yen el elemento propio de los seres humanos, los rodean entrelazando los espacios
con sus vuelos y cantos. La imagen del ave, en este Canto —toracita, cuclillo,
FKDUUHWHURNXNXPFHQ]RQWOHWyUWRODHOSHTXHxRFDUGHQDO²SDUDODTXHHODUULED
y el abajo constituyen su elemento propio, hace que las aguas superiores y las
inferiores se conjuguen en una unidad y en una alegre correspondencia sonora y
cromática entre lo masculino y lo femenino. De manera que todos los que partici
paban en el ritual, quizá, percibían también a través del canto y la evocación del
DYHODLPDJHQGHXQPXQGRXQL¿FDGR\HOÀXMRGHVXHQHUJtDGLQiPLFDHQDOWR
contraste con el pensamiento doctrinal cristiano, basado en la oposición de la na
turaleza y el espíritu, el cuerpo y el alma, que priva en el mundo occidental; y pese
a que en el Antiguo Testamento se albergue como una joya “pagana”, la radiante
reconciliación erótica de “El Cantar de los Cantares”.
)LQDOPHQWHHO&DQWRVHxDOD1iMHUDSRGUtDDOXGLUDOSXQWR¿QDOGHOULWXDO
de iniciación. Engalanada con vestidos nuevos, tocado, ornamentos y pendientes,
ajuares que celebran la alegría de un nuevo amanecer, la joven iniciada despierta
HOGHVHR³KDVWDGHODOXQD\ODVÀRUHVGHOFDPSR´'LFH
Poneos vuestras bellas ropas;
ha llegado el día de la alegría:
SHLQDGODPDUDxDGHYXHVWUD
cabellera; poneos la más bella
de vuestras ropas; poneos vuestro
bello calzado; colgad vuestros grandes
pendientes en los pendientes de
vuestras orejas; poneos buena toca;
poned los galardones de vuestra bella
garganta; poned loque enroscaís y
reluce en la parte rolliza de vuestros brazos.
Preciso es que seais vista cómo sois bella cual
ninguna, aquí en el asiento de Dzitbalché, pueblo.
236
>«@2VDPREHOODVHxRUD3RUHVWR
quiero que seais vista en verdad
muy bella, porque habreís de pareceros
a la humeante estrella; porque os deseen hasta
ODOXQD\ODVÀRUHVGHORVFDPSRV
Pura y blanca es vuestra ropa, doncella.
Id a dar la alegría de vuestra risa;
poned bondad en vuestro corazón,
porque hoy es el momento de la alegría
de todos los hombres que ponen su bondad en vos.
Como hija de la naturaleza, la doncella se vincula con todas las cosas y forma
parte del todo. Es una iniciada porque —como el chamán— ha entrado en un es
tado de trance, de perdida de la conciencia, o viaje de las almas al más allá, y vis
lumbrado una dimensión de su condición inaccesible para la conciencia ordinaria.
Más allá de doctrinas concretas de fe y mentes necesitadas de certezas empíricas
\FRPSUREDEOHVKDH[SHULPHQWDGRXQp[WDVLVHQHOTXHVHOHKDUHYHODGRTXHHO
mundo visible descansa sobre el mundo invisible de los dioses y de la gracia, la
inmortalidad y la iluminación.
La ceremonia de iniciación en el misterio de lo femenino parece llegar a su
PRPHQWR¿QDOODMRYHQHVWiOLVWDSDUDGDUXQVLJQL¿FDGRLQ¿QLWDPHQWHPiVSUR
IXQGRDOFLFORKXPDQRGHFUHFLPLHQWRÀRUHFLPLHQWR\GHFDGHQFLD
(VWHULWXDOGHLQLFLDFLyQIHPHQLQDOXFLGDPHQWHFODVL¿FDGRFRPRWDOSRU0DU
ta Ilia Nájera, nos descubre en los Cantares de Dzitbalché la pervivencia de un
Himno a la Naturaleza como diosa Madre del gozo, la alegría y el misterio, la
huella de una tradición antiquísima que en muchos de sus aspectos coincide con
ODJUDQWUDGLFLyQGHODFLYLOL]DFLyQPLQRLFDKDFHPiVGHGRVPLODxRVDQWHVGH
Cristo, y también presente en la antigüedad sumeria, griega y egipcia, guardando
aquí análogo sentido con la cultura maya.
Lizana (1988:16) alude a un sitio donde las jóvenes permanecían hasta con
traer matrimonio: “…que hubo recogimiento de algunos como monjes en con
YHQWRVUHFRJLGRV\DOJXQDVQLxDVTXHVHUHWLUDEDQHQUHFRJLPLHQWRKDVWDVDFDUODV
a que se casasen; y a veces morían doncellas sin salir del recogimiento, porque
QRTXHUtDQFDVDUVH\ORWHQtDQDJUDQYLUWXG´%DVDXULGHVFULEHXQD
ceremonia femenina llamada Kaik´micté similar a la Kay NicteFRQHO¿QVHJ~Q
HO DXWRU GH PDQWHQHU ¿HO DO DPDQWH &XHQWD TXH VH FDYDED XQD RTXHGDG HQ OD
WLHUUD³GHOWDPDxRGHODVXSHU¿FLHSDUDTXHXQDMRYHQSXGLHUDWRPDUXQEDxRVH
llenaba de agua y la que se sometía al ritual se introducía desnuda; una vez dentro
ODFXEUtDQFRQÀRUHV´6XVFRPSDxHUDVTXHQXQFDSRGtDQVHUPHQRVGHFLQFRVH
237
tomaban de las manos y bailaban alrededor de la poza, cantando y orando, sumer
JtDQRWUDVÀRUHVHQHODJXD\ODVDUURMDEDQDODTXHWRPDEDHOEDxR(UDGHULJRU
dar nueve vueltas en un sentido durante el baile, detenerse un momento para mo
MDUODVÀRUHV\UHSHWLUHOPLVPRQ~PHURGHYXHOWDVHQVHQWLGRFRQWUDULR7HUPLQDGD
la ceremonia, la mujer por la que se había ofrecido el ritual, tomaba un poco de
agua de la oquedad y preparaba con ésta los alimentos para su marido o amante.
Los mismos elementos básicos del ritual de Kay Nicte, se reproducen en
HVWDYHUVLyQXQDFHUHPRQLDH[FOXVLYDGHPXMHUHVODRTXHGDGFRPRPDWUL]GHOD
que manan las aguas, la lluvia o la leche de la transformación y el crecimiento;
HOEDLOHGHODVPXMHUHVHQXQR\RWURVHQWLGRTXHUHD¿UPDHOVLPEROLVPRGHOD
muerte y renacimiento ritual. La iniciada se introduce, desnuda o despojada de su
YLGDDQWHULRUHQODRTXHGDG/DVÀRUHVKXPHGHFLGDVVXDYL]DQODH[SHULHQFLDGHOD
muerte y la ayudan al renacimiento. El agua —receptáculo de los gérmenes de su
H[SHULHQFLDLQLFLiWLFD²VHFRQYLHUWHHQVXVWDQFLDPHGLFLQDOFXUDR³SyFLPDPi
gica”, similar al conocido brebaje de amor del mito medieval de Tristán e Isolda.
%DUUHUD9iVTXH]OOHJDDUHJLVWUDULQFOXVRTXHSDUDVXUWLUHIHFWRHOULWR
se debía practicar durante nueve días seguidos.
Lo que observamos aquí es, sin embargo, una práctica mucho más antigua
HQODKLVWRULDKXPDQD\FDUJDGDGHVLJQL¿FDGR1RVUHPLWHDOULWRGHGHVFHQVR\
ascenso de la doncella, al llamado káthodos y la ánodos con el que se conmemo
raba en los misterios eleusinos el descenso de Perséfone, la hija de Deméter, la
diosa del grano que habitaba durante los meses de invierno en el inframundo, pero
que en primavera y verano ascendía y regresaba a la tierra con su madre, donando
a los hombres con los frutos de la tierra. El mismo tema se repite en la imagen
de Afrodita —casta y sensual; terrestre y celeste— emergiendo de las olas entre
GRV¿JXUDVTXHOHDVLVWHQ\DODTXHWDPELpQVHOHGDHOWtWXORGH³(OUHJUHVRGHOD
doncella” (mármol que adorna el trono de Ludovici, c. 470460 a. C.). A la diosa
*HDHOHYiQGRVHGHVGHHOVXEVXHOR\RIUHFLHQGRDOPXQGRVXSHULRUDOQLxRFRPR
símbolo de la nueva vida o de la vegetación nacida del mundo inferior. Más cerca
namente, también a las imágenes de Tlatilco, en el Altiplano mesoamericano, de
KDFHPiVGHPLOTXLQLHQWRVDxRVDQWHVGH&ULVWRDXQYDVRYRWLYRFRQXQD¿JXUD
femenina en el interior, circunscrita por una ronda de muchachas, a las que vemos,
GHVGHVXVSDUHGHVH[WHUQDVDFHFKDQGRHOmisterio.
Conclusión
7DO\FRPRDFDEDPRVGHH[SRQHUORODLQLFLDFLyQQRHUDXQVLPSOH³HYHQWRVRFLDO´
de conformidad y etiqueta en el sentido moderno. Eran ceremonias rituales, guia
GDV\OOHYDGDVDFDERHQXQWLHPSR\HVSDFLRFRQVDJUDGRVFRQHO¿QGHLQWHJUDU
238
a los candidatos en un mundo de valores comunitarios, conocimientos o, mejor,
revelaciones, a través de la cuales cada acto de la vida adquiría un sentido y valor.
Es por esta razón que entre los mayas, como en todas las sociedades premodernas,
las técnicas de iniciación jugaron y siguen guardando, incluso en la actualidad,
un papel de primer orden; sus ritos implicaban una auténtica trasmutación física,
SVtTXLFDVRFLDO\HVSLULWXDOGHODH[LVWHQFLDGHOLQLFLDGR
Hace mucho que la iniciación dejo de ser un rito secreto; desde la perspectiva
del cristianismo —proclamado como religión universal, en Europa, en contra de
ORVPLVWHULRVJUHFRRULHQWDOHV\HQ0p[LFRGHODVUHOLJLRQHVSUHKLVSiQLFDV²OD
salvación aparece como “accesible a todos”, de manera pública y formal. Los
ULWXDOHVHQPDQRVGHODLJOHVLDDODYH]VHYDQSDXODWLQDPHQWHKLSHUWUR¿DQGRHQ
espectáculos de su aparato de poder.
Los esquemas iniciáticos —como lo podemos comprobar aún en las urbes
modernas o en las comunidades indígenas amenazadas por el “desarrollo”— si
guen, sin embargo, emergiendo como una honda necesidad, en un plano psico
lógico y vital. Ciertamente, aunque no se realicen de manera consciente y se en
cuentren sitiadas por multitud de alternativas sustitutivas y adulteradas, no por
HOORKDQGHMDGRGHHMHUFHUVXIXQFLyQTXL]iFRPRH[SUHVLyQGHODQHFHVLGDGGHO
hombre de una comprensión más íntima y profunda de los misterios de la vida.
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240
La tícitl: una especialista ritual entre los antiguos nahuas
/DFRH[LVWHQFLDGHORVHVSHFLDOLVWDVULWXDOHVGHDOWRVQLYHOHVGHFRPSOHMLGDGTXH
contribuían a mantener el orden cósmico a gran escala con los especialistas que
ejercían actividades más simples, pero sumamente importantes para la vida de
la gente común, conforma una de las características generales de las socieda
des complejas, así que no sorprende hallar esta misma estructura en el pasado
SUHKLVSiQLFR3RUXQODGRH[LVWHODMHUDUTXtDGHVDFHUGRWHVUHODFLRQDGRVFRQORV
templos y con la religión estatal, pero, por otro lado, encontramos una serie de
especialistas locales que forman una especie de estructuras paralelas a la organi
]DFLyQUHOLJLRVDR¿FLDOUHODWLYDPHQWHLQGHSHQGLHQWHVGHpVWD(QWUHWRGRVHOORV
un numeroso grupo lo conforman las mujeres.
La información que procede de las fuentes posteriores a la Conquista apunta
a que, por lo menos para el Posclásico, y, lo más seguro, también en tiempos an
WHULRUHVODVPXMHUHVTXHGDEDQH[FOXLGDVGHODDOWDMHUDUTXtD\QRWHQtDQDFFHVRD
ORVSXHVWRVGHGHFLVLyQGHQWURGHODVHVWUXFWXUDVUHOLJLRVDVR¿FLDOHV1RREVWDQWH
—aunque casi invisibles para los frailes que describen las tierras de la Nueva Es
SDxD²FXPSOtDQGHKHFKRYDULDVIXQFLRQHVHQHOFXOWRR¿FLDOJXLDEDQ\FRQWUR
laban el ritual cotidiano a nivel familiar y, además, había un número considerable
de mujeres que se pueden considerar especialistas en el trato con lo sagrado en su
función de médicas, parteras y adivinas en su comunidad. Su capacidad de actuar
VREUHODVIXHU]DV²TXHDXQTXHLPSHUFHSWLEOHVSDUDXQVHUKXPDQRLQÀXHQFLD
ban todos los ámbitos de su vida— y el saber mágico y religioso que poseían, les
aseguraban el respeto en su entorno social.
A lo largo de este trabajo quiero presentar tanto la diversidad, como los pun
tos de coincidencia entre los miembros de este amplio grupo. A nuestra manera de
ver se trata de un conjunto bastante heterogéneo, pero que desde sus contemporá
neos fue visto como un grupo, aunque los lazos que unían a sus integrantes fueran
bastante vagos. El grupo se integraba de distintos tipos de especialistas rituales
TXHGHSHQGLHQGRGHODHVSHFLDOL]DFLyQGHFDGDXQRVHSRGUtDQFODVL¿FDUEDMRGL
ferentes categorías. No obstante, llama la atención que, siguiendo los testimonios
241
FRORQLDOHVVHFRQVLGHUDEDTXHWRGRVHOORVWHQtDQDOJRHQFRP~QDOJRORVX¿FLHQ
temente importante como para permitir que se utilizara el mismo nombre para
designarlos a todos. Tanto a las mujeres como a sus equivalentes masculinos se
denominaba con el mismo nombre de tícitl, en plural titici. Aunque la primera
acepción de esta palabra es la de médico o adivino, la encontramos en varios
FRQWH[WRV\VHUH¿HUHWDQWRDORVPpGLFRV\DGLYLQRVGHGLVWLQWDtQGROHPXMHUHV\
hombres, como a las parteras también consideradas tícitl.
7RPDQGRHQFXHQWDODVGH¿QLFLRQHVWUDGLFLRQDOHVGHWpUPLQRVFRPRFXUDQGH
ro, brujo, adivino o chaman, se advierte que cada uno abarca solamente a algunos
tícitlRPHMRUGLFKRDFLHUWRWLSRGHWpFQLFDVDSOLFDGDVUHÀHMDQGRDVtVRODPHQWH
un fragmento del campo semántico del término tícitl. El término más cercano
sería el de chamán, ya que, como se verá, se comparten ciertas características,
no obstante, mi reserva ante el uso de tal denominador se basa en la diferencia
que observamos entre el tipo de organización política y religiosa de las socieda
des chamanísticas y la compleja organización de la sociedad mesoamericana. Se
considera que dentro de una concepción dualista del mundo el chaman es elegido
y designado por los entes sobrenaturales que habitan el mundootro para fungir
como el mediador privilegiado entre ellos y el mundo profano y sus habitantes
(Perrin, 2007: 6770). No obstante, aunque ser tícitl también es considerado un
don y una de las tareas es la de mediar con el anecúmeno,1 en la sociedad meso
americana la comunicación entre los dos mundos está principalmente a cargo de
sacerdotes inscritos en la religión estatal. Ellos son los responsables de primer or
den de mantener buenas relaciones con las divinidades. Además, las titici utilizan
muchas técnicas que no son propiamente chamanísticas. Otro inconveniente que
veo en aplicar alguno de estos términos tradicionales es que generalmente se usan
para designar a los varones, como en el caso del término “brujo”, que en su forma
femenina evoca realidades muy distintas.
)UHQWHDHVWDVGL¿FXOWDGHVRSWpSRURWURFDPLQR\UHWRPpODGHQRPLQDFLyQ
que se usaba habitualmente para designar a estos personajes en las fuentes colo
niales tempranas. Utilizando este término provisional espero lograr puntualizar
algunos elementos centrales comunes para todos los miembros del grupo estu
diado, con lo que podríamos hablar de un concepto de tícitl entre los antiguos
nahuas. Sobrepasaría los límites de esta ponencia relacionar este grupo particular
con sus equivalentes de otras regiones y momentos históricos de Mesoamérica,
1
Retomo el término de López Austin (2006: 95), que utiliza para referirse al ámbito del cos-
mos que ocupan los entes sobrenaturales. Los seres humanos no pueden acceder a este en un
estado de vigilia. Esta parte del cosmos correspondería al mundo-otro como contraparte del
mundo-aquí (Raby, 2006: 296).
242
pero adelanto que encontraríamos un enorme parecido en muchos elementos. Ob
YLDPHQWHWUDEDMDQGRFRQXQPDWHULDOPiVH[WHQVRVHSRGUtDOOHJDUDXQDGH¿QL
FLyQPiVXQLYHUVDODVtTXHpVWHHVXQSHTXHxRDSRUWHDODGLVFXVLyQ
La elección del término no es arbitraria, ya que corresponde a su uso conti
QXRHQORVWH[WRVSRVWHULRUHVDOD&RQTXLVWDHQORVFXDOHVVHKDEODWDQWRGHtícitl
mujeres como de hombres, abarcando todas las profesiones relacionadas princi
palmente con el arte de curar y de manejar el cuerpo humano, en los que a menudo
se necesitaba establecer la comunicación con las fuerzas sobrenaturales a través
de muy variadas técnicas. En el Códice Florentino, el término tícitl se aplica tanto
para describir a la partera como a otras mujeres y hombres relacionados con la
medicina y la adivinación. En esta obra encontramos la mención de tícitl en muy
GLYHUVRVFRQWH[WRVHQORVGLVFXUVRVVDELRVGHORVhuehuetlahtolliHQORVWH[WRV
referentes al parto y al embarazo, en el libro X en apartados que retratan a las mé
dicas y los médicos nahuas, etcétera. Jacinto de la Serna, hablando de los “titzitl”
H[SOLFDTXHVXVLJQL¿FDGRDEDUFDDOPLVPRWLHPSRWDQWRHOPpGLFR\VDELRFRPR
DODGLYLQR\KHFKLFHUR6HUQD(QHOYRFDEXODULRGH0ROLQDVHDVXPHQ
LJXDOPHQWHORVVLJQL¿FDGRVGHPpGLFR\DGLYLQRQRREVWDQWHHQODHQWUDGDGHOD
palabra “partera” encontramos también la palabra tícitl como una de las posibles
traducciones.2 En el Tratado sextoGHODREUDGH5XL]GH$ODUFyQVHGDXQDH[SOL
FDFLyQGHOWpUPLQRFRQVLGHUDGRSRUHODXWRUVRVSHFKRVR\HQJDxRVRSRUHQFHUUDU
HQVXVLJQL¿FDGRSURIXQGRFRVDVTXHYDQHQFRQWUDGHODIHFDWyOLFD$FODUDQGRHO
sentido de la palabra, que anota como tiçitliUH¿HUHTXH³FRP~QPHQWHVHXVXUSD
por lo que en castellano suena médico, pero entrando más adentro, está recibido
HQWUHORVQDWXUDOHVHQVLJQL¿FDFLyQGHVDELRPpGLFRDGLYLQR\KHFKLFHURRWDO
vez que tiene pacto con el demonio.” Empieza sus descripciones de los diferentes
tipos de tícitlFRQODGHVFULSFLyQGHODSDUWHUDDVtTXHHVWHR¿FLRWDPELpQORLQ
FOX\HHQHOVLJQL¿FDGRDWULEXLGRDOWpUPLQRtícitl. Tenemos entonces otra vez toda
ODJDPDGHWDUHDV\GHR¿FLRVTXHVHDEDUFDQFRQHVWHQRPEUH5XL]GH$ODUFyQ
1988: 171172).
Es notable que en las fuentes coloniales el término tícitl se aplique indistinta
PHQWHDORVKRPEUHV\DODVPXMHUHV&RPRD¿UPD$JXLUUH%HOWUiQ³ODVPXMHUHV\
los hombres son considerados igualmente aptos para el ejercicio del arte” (1992:
/DGLIHUHQFLDFRQVLVWLUtDHQODSRVLELOLGDGGHOOHJDUDOPi[LPRGHVXVFRQRFL
mientos y posibilidades para los hombres siendo adultos, mientras que las mujeres
ORUHDOL]DUtDQVyORKDVWDODYHMH]SRUODHVSHFL¿FLGDGELROyJLFDGHVXFLFORGHYLGD
La mayoría de ellas, aunque hay fuentes que mencionan también tícitl relativa
PHQWH MyYHQHV GHVHPSHxDQ VX DFWLYLGDG GH IRUPD SOHQD KDVWD SDVDGD OD HWDSD
2
Molina, 1992, parte náhuatl-español, fol. 113r, Molina, parte español-náhuatl, fol. 92v.
243
reproductiva. Puesto que la edad avanzada era parte inherente de la profesión de
tícitl entre las mujeres, muchas veces se encuentran en las fuentes referencias a
las “médicas viejas”.
(QJHQHUDOVHSXHGHD¿UPDUTXHHOJUXSRGHODV\ORVtícitl era muy heterogé
QHR\DTXHH[LVWtDQPXFKDVHVSHFLDOLGDGHVHQHOLQWHULRUGHHVWHJUHPLR\SRUOR
tanto, se utilizaban técnicas muy variadas. En caso de las mujeres los dos grandes
grupos que podríamos diferenciar son, por un lado, las médicas adivinas y, por
RWURODVSDUWHUDV6HGLVWLQJXHQQRVRODPHQWHSRUHOWLSRGHWDUHDVGHVHPSHxDGDV
sino que, además, las primeras recurren más a menudo a procedimientos mágicos
y adivinatorios, mientras que las otras se encuentran inmersas en las prácticas re
ligiosas, obviamente sin descartar el poder de la magia. Observemos más de cerca
estos dos grupos y su diversidad, para luego buscar los elementos que comparten
todas las tícitl y que les permiten portar el mismo nombre.
Para ilustrar el trabajo de la mujer TXHVHGHVHPSHxDEDFRPRPpGLFD\DGL
YLQDFRQYLHQHHPSH]DUSRUODOHFWXUDGHOWH[WRTXHVHHQFXHQWUDHQHOOLEUR X del
Códice Florentino. La primera sección de este libro se compone de descripciones
de tipos humanos muy variados, desde las posiciones que ocupan dentro del siste
PDGHSDUHQWHVFRKDVWDORVGLYHUVRVR¿FLRV\RFXSDFLRQHVGHODVGLIHUHQWHVFODVHV
sociales. En cada una de estas cortas descripciones Sahagún procura diferenciar
entre las características consideradas buenas —las virtudes—, por un lado, y las
que entraban en el campo de la maldad y de los vicios, por otro. Como sugiere
Donald Robertson, esta ordenación de los caracteres humanos sigue el ejemplo
de la obra de Bartholomaeus Anglicus o de Glanville De proprietaribus rerum,
HQODTXHVHXWLOL]DXQDFODVL¿FDFLyQLJXDO0DUWtQH] LXI). Como veremos
más adelante en el ejemplo de tícitl, en muchas descripciones este ordenamiento
según lo bueno y lo malo responde a la manera occidental de entender el mundo
SRU6DKDJ~Q\QRQHFHVDULDPHQWHUHÀHMDHOSHQVDPLHQWRLQGtJHQD
(ODXWRULQLFLDVHxDODQGRTXHODtícitl es conocedora de hierbas, raíces, ár
boles y piedras, elementos utilizados en las curaciones como medicamentos. Es
H[SHULPHQWDGDHMHUFLWDGDVDELD\VLHPSUHWLHQHEXHQRVFRQVHMRV/DEXHQDPp
dica sabe sangrar utilizando una navaja de obsidiana, preparar las infusiones y
aplicar los medicamentos adecuados. Otra especialidad que se le atribuye son
los masajes, la capacidad de encajar los huesos quebrados, de curar la parálisis y
las infecciones, es decir, otras técnicas que están buscando remedio para la causa
física de la dolencia. Estas son las formas de curar que, según Sahagún, merecen
respeto y, por eso, forman parte de la descripción de los conocimientos atribuidos
a la “tícitl buena” que se presenta.
(ODSDUWDGRTXHGH¿QHDOD³PpGLFDPDOD´OHDWULEX\HFDUDFWHUtVWLFDVUHODFLR
QDGDVFRQODPDJLDODGH¿QHSRUXQODGRFRPRXQDQDKXDOXQHVStULWXPDOLJQR
244
tlacatecólotl que sabe empeorar el estado del enfermo, poner en peligro su vida o
hasta matarlo, dándole medicamentos. Se supone que es capaz de actuar con sus
palabras y discursos mágicos afectando a los demás, hechizándolos. Se dice que
puede echar el mal de ojo, con lo que enferma o hace morir a la gente. También se
considera poseedora de recursos secretos, de ciertas sustancias secretas en forma
GHSROYRFRPRVHGHGXFHGHODYHUVLyQQiKXDWOGHOWH[WR Por otro lado, en este
mismo apartado encontramos también informaciones que no concuerdan con la
visión que desacredita a la tícitl,\DTXHHOWH[WRHPSLH]DFRQFDOL¿FDWLYRVTXHQR
están del todo negativos. Se dice que la tícitl mala, al igual que la buena, tenía co
QRFLPLHQWRVSURIHVLRQDOHVJXDUGDEDVHFUHWRV\WHQtDEXHQRVFRQVHMRV6HUH¿HUH
también que miraba en el agua, echaba suertes con los cordeles, arrojaba granos
de maíz, sacaba gusanos de los dientes y otras partes del cuerpo, y quitaba objetos
H[WUDxRVFRPRSDSHOSHGHUQDORQDYDMDVGHREVLGLDQD&RQHVWDVSUiFWLFDVH[FOD
PDHODXWRUODPpGLFDHQJDxDEDDODJHQWHCódice Florentino, I. X, cap. 14, fol.
(VWD~OWLPDREVHUYDFLyQSDUHFHVHUPiVXQDJUHJDGRGHFRUWHRFFLGHQWDO\D
que la imagen que emerge de las fuentes, incluido el mismo Códice Florentino,
da a entender que entre los indígenas se creía más en la fuerza de la palabra y de
ODDGLYLQDFLyQTXHHQRWURWLSRGHWpFQLFDV3RUORWDQWRVXSRQHPRVTXHORVFDOL¿
cativos de “bueno” y “malo” fueron impuestos por el mismo fraile Sahagún y que
QRUHÀHMDQODPDQHUDGHSHQVDULQGtJHQD+D\TXHVXEUD\DUTXHHOWH[WRTXHVH
UH¿HUHDORVKRPEUHVtícitl está construido de manera parecida, y contiene casi las
mismas informaciones, así que podemos suponer que los informantes de Sahagún
les atribuían a las y los tícitl características y conocimientos análogos (Códice
Florentino, I. X, cap. 8, fol. 20r20v).
Esta breve descripción proporcionada por Sahagún en el Códice Florentino
da una imagen de la diversidad de técnicas que manejaban las tícitl, incluyendo la
DGLYLQDFLyQODPDJLD\¿QDOPHQWHODDSOLFDFLyQGHOPHGLFDPHQWR+D\TXHWHQHU
HQFXHQWDTXHVHJ~QUH¿HUHQODVIXHQWHVFDGDtícitl tenía sus técnicas particulares
SUHIHULGDVVHDGYLHUWHHQWRQFHVXQDH[WUHPDHVSHFLDOL]DFLyQHQHVWHVHQWLGROR
que no impide utilizar un término común para todo el grupo.
3
El texto original dice pixe, pixtlatexe, pixtlaxaqualole (Códice Florentino, i. x, cap. 14, fol. 39).
Dibble y Anderson lo traducen como „she has a vulva, a crushed vulva, a friction-loving vul-
va“. Sin embargo, estamos más convencidos por la traducción que López Austin hace de estas
palabras que se encuentran también en la descripción de xochihua- traducido por Sahagún
como “enbaucador” (Códice Florentino, i. x, fol. 25) a quien López Austin define como “el
dueño de discursos mágicos” y traduce la frase problemática como “tiene (recursos) secretos,
tiene polvos secretos, tiene sustancias pulverizadas secretas”. (López Austin, 2004: 274). Pixe
aparece además en la descripción del hombre tícitl malo, como una de sus características lo que
permite suponer que se trata de un mago, dueño de secretos.
245
Las médicas adivinas, vistas como especialistas rituales, reúnen en su que
hacer diario todo el abanico de formas en las que uno puede intentar establecer el
contacto con los seres de otro mundo. La ocupación principal de estas tícitl era la
medicina, pero en el sentido que le daban los antiguos nahuas, como una ciencia
muy compleja que abarcaba mucho más que la sola terapéutica. Una tícitl era al
mismo tiempo médica, maga y adivina, ya que primero tenía que utilizar alguna
de las técnicas adivinatorias como método de diagnóstico, para posteriormente
recurrir a la magia y la rica farmacopea para la curación. A veces se necesitaba
también de oraciones u ofrendas a las divinidades que se consideraban ser la razón
de la enfermedad.
Como se ha dicho, en la mayoría de los casos el primer paso comprendía el
intento de leer las verdades escondidas, un acercamiento a la parte invisible de
los seres, para, a partir de las correlaciones de fuerzas que se observan, poder
GHVFXEULUHORULJHQGHORVSURFHVRVTXHVHPDQL¿HVWDQHQHOHQIHUPR\TXHODtícitl
tiene que remediar. Esta primera etapa corresponde a la lógica de la adivinación.
La enfermedad se entiende como una consecuencia de la pérdida de equilibrio
GHODVIXHU]DVDQtPLFDVHQXQDSHUVRQD/ySH]$XVWLQ9LpQGRORGH
esta manera, en la mayoría de los casos para restablecer el equilibrio no basta con
aplicar la medicina adecuada, sino que se necesita practicar rituales, obrando so
bre la parte invisible del ser. Incluso, en muchos casos, al segundo elemento se le
atribuye aún más importancia que al primero. Las titici aplicaban entonces tanto
las técnicas medicinales empíricas con el uso de medicamentos o masajes, como
las que se basaban en el poder de la palabra y de los objetos considerados sagrados
TXHVHSXHGHQGH¿QLUFRPRPiJLFDV/ySH]$XVWLQ
Sin embargo, para poder proceder con la curación era necesario primero
diagnosticar el mal por medio de algunas formas de adivinación que estaban a
VX DOFDQFH &RQ¿UPD 5XL] GH$ODUFyQ HVWH GREOH HMHUFLFLR GH ORV tícitl cuando
dice que los sortílegos y los adivinos casi siempre eran médicos al mismo tiempo
(1988: 155). Según Serna, cuyos escritos datan de la mitad del siglo XVII, los mé
dicos y las médicas son los principales depositarios de la tradición antigua, por
lo cual los considera peligrosos, ya que ellos mantienen vivos los rituales y las
creencias antiguas. Menciona los “sortilegios” como una de las principales téc
nicas para conocer tanto los motivos de la enfermedad como también el destino
GHFRVDVUREDGDVRJHQWHGHVDSDUHFLGD&DOL¿FDHOSURFHGLPLHQWRFRPRXQDREUD
del demonio, así que repetidamente advierte a los sacerdotes que necesitan poner
más atención en los que practican la medicina, en general muy respetados en sus
ORFDOLGDGHV6HUQD
(OWH[WRGHORVPrimeros Memoriales dedica un pasaje a las cihuatlahuelilo
que —“mujeres malas”—, el mismo que se omite en el Códice Florentino. En él
246
habla de varias formas de adivinación que utilizaban las curanderas. Muchas de
las técnicas trabajaban sobre modelos del mundo, o utilizaban elementos simbóli
cos que representaban elementos de la vida real. A partir del modelo se interpreta
EDQORVVLJQL¿FDGRVRFXOWRVGHODVFRVDV\DTXHVHFUHtDSRGHUYHUHQpOODVFRQV
telaciones de las fuerzas sagradas, lo cual permitía predecir el futuro. La manera
más generalizada era la adivinación con granos de maíz que se arrojaban sobre
una manta o al agua. El pronóstico se leía a partir de la posición que tomaban las
VHPLOODV2WUDVIRUPDVGHDGLYLQDUHUDQODGHYHUHQHODJXDHOUHÀHMRGHOURVWUR
del paciente, la de interpretar con ayuda de unos cordeles los nudos que se hacían
o la de medir el antebrazo del paciente (Primeros Memoriales, IROU4
Las mismas técnicas encontramos también descritas a detalle por Alarcón y Serna.
Hay otro grupo de prácticas que se pueden incluir aquí como métodos adivi
QDWRULRV6HWUDWDGHOWUDQFHRp[WDVLVGXUDQWHpVWHHOHVStULWXGHODtícitl sale y se
dirige hacia los mundos habitados por los dioses, el anecúmeno. Lo consideramos
parte de las prácticas adivinatorias, ya que se emplea sobre todo para conocer
durante el viaje los procesos ocultos a los ojos de los mortales. La adivina reali
]DQGRHVWHULWXDOQRLQÀX\HQLLQWHUDFW~DFRQODVIXHU]DVVDJUDGDVVRODPHQWHRE
serva, para entender las razones de los procesos en el mundo visible. Los trabajos
de investigación que han tratado este tema para el mundo mesoamericano anti
guo parecen atribuir este ritual a los varones (López Austin, 1967; Garza, 1990).
Sin embargo, la lectura de las fuentes permite ver que las mujeres, al igual que
ORVKRPEUHVUHFXUUtDQDHVWHWLSRGHWpFQLFDVDGLYLQDWRULDV(Op[WDVLVVHLQGXFtD
principalemente utilizando enteógenos, los más populares eran las sustancias de
origen vegetal, como el ololiuhqui, el peyote, el piciete, el tlitliltzin, el toloatzin,
HOHVWD¿DWH\HOyauhtli, plantas sagradas, pero también se recurría a ciertas clases
de hongos y a algunas especies animales. Además, era posible entrar en un estado
VLPLODUDWUDYpVGHODSHQLWHQFLD\ODPRUWL¿FDFLyQGHOFXHUSRSRUPHGLRGHSUiF
WLFDVFRPRHODXWRVDFUL¿FLRRHOD\XQR*DU]D8WLOL]DQGRDOJXQR
de los métodos mencionados la médica tenía la oportunidad de descubrir el origen
del mal de su paciente durante el viaje al anecúmeno, habitado por las divinidades
y las fuerzas sobrenaturales.
/DLQJHVWLyQGHORVSVLFRWUySLFRVFRQ¿QHVDGLYLQDWRULRV\FXUDWLYRVVHLQIRU
ma en las fuentes también para las mujeres, incluso, al parecer, el culto a la semi
lla de ololiuhquiIXHPiVGLIXQGLGRHQWUHHOODV(VUHYHODGRUHQHVWHVHQWLGRHOWH[
to de Ruiz de Alarcón. Curiosamente, todos los casos referentes a los tecomates o
cestillos con estas semillas decomisados por el cura Alarcón involucran a alguna
4
Compárese las traducciones de Thelma Sullivan en Primeros Memoriales by Bernardino de Saha-
gún (1993: 217) y la de Ángel María Garibay en Sahagún (1999: 908).
247
mujer, responsable de guardarlos habiéndolos heredado de sus antepasados. Se
cuenta con detalle la manera de como se había apresado a cada una de ellas, y las
circunstancias de la posesión de las semillas consideradas divinas. Se mencionan
casos en los que consultaban a la divinidad asociada con esta planta y no se trata
de casos aislados sino que era una práctica difundida entre las curanderas. Por
WRGRORH[SXHVWRQRKD\GXGDGHTXHODVPXMHUHVHVWDEDQFRPSURPHWLGDVFRQHO
culto del ololiuhqui (Ruiz de Alarcón, 1988: 4244, 5862).
La aplicación de medicamentos desde el punto de vista de la medicina occi
dental es la parte medular de una curación, ya que la forma en la que se entiende la
HQIHUPHGDGGL¿HUHGHPDQHUDVLJQL¿FDWLYDGHODVFRQFHSFLRQHVLQGtJHQDV0LHQ
tras que en el mundo occidental el mal se atribuye a la disfunción de algún órgano
o a otros factores internos, entre los indígenas nos confrontamos con una visión
sustancialmente distinta, basada en una visión total, integral del cuerpo humano.
Se consideraba que la cura se tenía que llevar a cabo no solamente sobre el cuerpo
en tanto materia, sino que además se necesitaba obrar sobre la parte invisible,
sobre las fuerzas anímicas que eran responsables de mantener el equilibrio. Tanto
el hecho de que las causas de la enfermedad se le atribuían a los entes sobrenatu
rales, como el que para la sanación se buscaba el contacto con estos seres, resultan
lógicos, tomando en cuenta las concepciones indígenas. Obviamente, no hay que
descartar la riquísima farmacopea indígena que se utilizaba. Contamos con obras
que demuestran la gran cantidad de remedios que se conocían. Basta con revisar
las obras de Martín de la Cruz (1991), Francisco Hernández (1990) o el mismo
Sahagún (1999) para darse cuenta que se empleaban muchas maneras de remediar
ODVGROHQFLDV\PDOHVWDUHV&RPRD¿UPD4XH]DGDHQORVWLHPSRVGHOD&RORQLD
HQPXFKRVFDVRVUHODFLRQDGRVFRQODJLQHFRREVWHWULFLDODVHVSDxRODVVHGLULJtDQ
a las y los médicos indígenas, porque los remedios que éstos conocían eran más
H¿FDFHV4XH]DGD
Después de haber conocido por medio de una técnica adivinatoria el trasfon
do de la enfermedad, la tícitl puede pasar entonces a la siguiente etapa del pro
ceso curativo. Dependiendo del diagnóstico elige los métodos, con los que ha de
ayudar a su paciente. Se puede tratar tanto de una curación que utiliza elementos
reconocidos por el mundo occidental como medicinales: el uso de medicamentos,
PDVDMHVREDxRVSHURWDPELpQFRP~QPHQWHVHSXHGHUHFXUULUDXQSURFHGLPLHQWR
meramente mágico o religioso. Según las técnicas utilizadas se pueden diferenciar
ciertas clases de tícitl. Por un lado, están los tícitl que remedian enfermedades uti
lizando técnicas medicinales que les permiten manejar el cuerpo en tanto materia
pesada sin recurrir a técnicas mágicas ni religiosas. Otros actúan al mismo tiempo
sobre lo perceptible y lo imperceptible. La acción ejercida es doble, ya que invo
lucra el plano natural, relacionado con la materia pesada y el plano sobrenatural,
248
en el cual la acción de la tícitl se dirige hacia la materia sutil e ligera. Los seres
mundanos se creían compuestos por ambos tipos de materia, así que resultaba
lógico que a la cura que se realizaba sobre el cuerpo en tanto materia pesada, se
le tenían que agregar acciones dirigidas a lo invisible. Finalmente, había médicos
que se ocupaban solamente de las curas relacionadas con la parte imperceptible
del ser. Éstos se especializaban sobre todo en problemas correspondientes a las
HQWLGDGHV DQtPLFDV \ HYHQWXDOHV LQYDVRUHV TXH FDXVDEDQ GDxRV /ySH]$XVWLQ
1967: 105106; 1996: 498). Como se ve perfectamente en las fuentes, entre las
mujeres hay representantes de todos los tipos de tícitl que se mencionan.
'HHVWHPRGRVHREVHUYDTXHH[LVWHQGRVPDQHUDVGHDFHUFDUVHDOHQIHUPR
y su dolencia: en algunos casos se requiere una acción sobre el cuerpo, aplicando
algún medicamento, dando masajes o de alguna otra forma operando en el plano
de lo natural y también en ocasiones haciendo un arreglo a nivel de lo sobrena
WXUDO(QRWURVFDVRVVHQHFHVLWDXQDFXUDFLyQH[FOXVLYDPHQWHPiJLFDDVtTXHQR
se utiliza ninguna medicina ni objeto con cualidades curativas, solamente se obra
sobre la parte imperceptible del ser. Una de las técnicas principales es en estos
casos el discurso mágico, llamado nahuallatolli —“lenguaje de lo oculto”— una
técnica a la que se recurre en diversas ocasiones. Actuando sobre el cuerpo del en
fermo con las medicinas u otras técnicas las tícitl se dirigen a las fuerzas invisibles
que se creía intervenían en los procesos de la enfermedad. La fuerza de la palabra
mágica nunca se pone en duda. Es un lenguaje oculto al que se le atribuye el
poder de cambiar las cosas, así que los que la pronuncian son considerados seres
con una gran fuerza anímica, gracias a la cual pueden enfrentarse a las potencias
sobrenaturales.
Las parteras formaban otro grupo importante con características propias den
tro del gremio de los tícitl (O R¿FLR GH SDUWHUD VH SXHGH HQFRQWUDU HQ ODV PiV
GLYHUVDVFXOWXUDVHQODPD\RUtDGHORVFDVRVORGHVHPSHxDQPXMHUHVPDGXUDV\
H[SHULPHQWDGDV/DWUDGLFLyQPHVRDPHULFDQDWDPELpQKDDWULEXLGRHVWHOXJDUDODV
PXMHUHVPD\RUHVTXH\DSDVDURQODHGDGUHSURGXFWLYD4XH]DGDSHUR
OHKDGDGRDHVWHR¿FLRXQDH[SOLFDFLyQHLQWHUSUHWDFLyQSURSLD6XODERUVHLQVHUWD
en la cosmovisión y adquiere ciertos aires particulares. Además, entre los antiguos
QDKXDV VH OHV RWRUJD XQD WDUHD H[FHSFLRQDO OD UHVSRQVDELOLGDG GH LQWURGXFLU DO
recién nacido en la sociedad a través de un ritual. Por consiguiente, a la partera le
FRUUHVSRQGHXQSDSHOVLJQL¿FDWLYRHQODYLGDGHVXSXHEOR\DODYH]XQDSRVLFLyQ
respetada dentro de su comunidad.
(QWUHORVQDKXDVDQWLJXRVDODVPXMHUHVGHHVWHR¿FLRVHGHQRPLQDEDDQWH
todo tícitl,DXQTXHH[LVWHQWDPELpQRWURVWpUPLQRVPiVHVSHFt¿FRV\DTXHFRPR
VHKDYLVWRODH[SUHVLyQtícitl WLHQHXQVLJQL¿FDGRPXFKRPiVDPSOLR8QRGHORV
vocablos más comunes sería temixihuitiani, un sustantivo derivado del causativo
249
del verbo mixihui ²³SDULU´²(OR¿FLRVHFRQRFtDFRPRtemixihuitiliztli, lo que
0ROLQDWUDGXFHFRPR³HODFWRRHORI¿FLRGHKD]HUSDULUODSDUWHUDDODTXHHVWDGH
SDUWR³0ROLQDQiKXDWOHVSDxROY
Observando las técnicas utilizadas por las parteras en el desarrollo del emba
razo y del parto, podemos suponer que la instrucción incluía varios aspectos tera
péuticos: la aplicación de las hierbas medicinales, los masajes para acomodar al
feto o la matriz ya después de dar a luz, la dirección del parto, las posiciones que
podía adoptar la paciente, etcétera. Además de manejar las técnicas terapéuticas
necesarias, las parteras tenían que preparase para las funciones rituales que esta
EDQUHODFLRQDGDVFRQVXR¿FLR(QWUHVXVGHEHUHVHQFRQWUDPRVQRVyORODSDUWLFL
SDFLyQHQOD¿HVWDGHVXGLRVDSDWURQDVLQRWDPELpQHOFXPSOLPLHQWRFRQYDULDV
actividades consagradas, relacionadas con el ciclo del embarazo y nacimiento.
La partera, en la mayoría de los casos mujer mayor, ya acabado su propio ciclo
UHSURGXFWLYRSXHGHDVXPLUODWDUHDSHOLJURVDGHDFRPSDxDUDODHPEDUD]DGDHQ
WRGRVORVSURFHVRVUHODFLRQDGRVFRQHOQDFLPLHQWR\DTXHODVIXHU]DVGDxLQDVTXH
pVWDHPDQDQROHSXHGHQFDXVDUGDxR6XIXHU]DFRPRGHWRGRVORVYLHMRVFUHFLy
DWUDYpVGHORVDxRVVXtonalliVHIRUWL¿FyDFXPXOyHQHUJtD
Los viejos, al igual de las embarazadas se consideraban perjudiciales para los
VHUHVGpELOHVFRPRORVQLxRV\DTXHSRGtDQFDXVDUOHDOJ~QGDxRLQFOXVRLQYROXQ
tariamente. Por otro lado, al poseer la energía fuerte y caliente, no era fácil que los
perjudicara algún desequilibrado como por ejemplo una mujer de parto. Además,
la partera recibió al nacer un don divino, por lo cual se creía que podía encontrarse
con las potencias sagradas sin correr tanto riesgo y que sus fuerzas anímicas eran
superiores a las de cualquier ser humano común. Este poder le permitía también
OOHYDUDFDERHOULWRGHSDVRGHOEDxRULWXDODWUDYpVGHOFXDOHOUHFLpQQDFLGROOH
gaba a ocupar su lugar en la sociedad.
En pocas palabras, el corto panorama presentado revela que en su quehacer
cotidiano las tícitl utilizaban muy diferentes técnicas, sus objetivos eran muy va
riados dependiendo de la tarea, ya que se podía tratar tanto de una curación, de
un parto, de la búsqueda de objetos o personas perdidas o, en algunos casos, de
causarle bien o mal a una persona. Entonces, surge la pregunta: ¿Qué es lo que
hace considerar a todo este grupo como una unidad y, además, bautizar a todos sus
miembros con el mismo nombre?
Para responder esta interrogante hay que tomar en cuenta primero la impor
tancia del hecho que las futuras tícitl son elegidas por los dioses en el momento
de nacimiento o incluso antes, en el momento de creación en el vientre materno.
Reciben un don divino que les permite realizar todas las actividades peligrosas re
ODFLRQDGDVFRQVXR¿FLR/DSUHHOHFFLyQSDUDVHUWtFLWOVHYXHOYHDGHPRVWUDU\DHQ
la edad adulta a través, por ejemplo, de una enfermedad grave que corresponde a
250
una muerte iniciática. También es posible que los dioses le estén mandando obje
tos llenos de fuerzas sagradas, a los que se encuentra la persona en el camino. Otra
forma de recordarle a la mujer predestinada de su obligación de asumir el cargo es
PDQGiQGROHVXHxRVDVRFLDGRVFRQHOR¿FLR$ODFXGLUDRWURtícitl, éste interpreta
los signos como un llamado de los dioses para que asuma el camino para el que
fue elegida ya en el momento de su nacimiento.
En muchos casos parte del proceso de aprendizaje formaban imágenes oní
ricas y visiones, en las que la futura tícitl se reunía con sus antepasados o con
las divinidades, pasando al plano del anecúmeno para comunicarse con ellos.
(VWH KHFKR OR FRQ¿UPDQ ORV WHVWLPRQLRV DQWLJXRV SRU HMHPSOR ORV HVFULWRV GH
Ruiz de Alarcón o de Serna, pero, además, la misma creencia aparece en traba
MRVHWQRJUi¿FRVFRQWHPSRUiQHRV$ODUFyQUH¿HUHDOJXQDVKLVWRULDVFRQWDGDVSRU
ORVFXUDQGHURVTXHFRQ¿HVDQKDEHUVLGRLQVWUXLGRVSRUORVHVStULWXVGXUDQWHXQD
HQIHUPHGDGHQODTXHSHOLJUDEDVXYLGD/DVYLVLRQHVTXHH[SHULPHQWDEDQHQHVRV
momentos se vinculaban al proceso de instrucción que muchas veces se llevaba
DFDERGXUDQWHXQYLDMHSRUHOPXQGRGHORVPXHUWRV'XUDQWHHVWDVH[SHULHQFLDV
VHHQFRQWUDEDQFRQORVVHUHVGHDTXHOORVOXJDUHVTXLHQHVOHVHQVHxDEDQVREUHODV
cualidades de las hierbas medicinales, les revelaban las palabras de los conjuros
que habían de utilizar en su práctica, les obsequiaban los instrumentos de trabajo
y los instruían en los métodos utilizados para remediar enfermedades. Aunque
VHGHQRWDQHOHPHQWRVLQÀXHQFLDGRVSRUODUHOLJLyQFDWyOLFD\DTXHVHUHJLVWUDOD
SUHVHQFLDGHiQJHOHVGHOD9LUJHQ0DUtDRGHHOHPHQWRVVLPEyOLFRVUHODFLRQDGRV
con el cristianismo, personajes que tomaron el lugar de los dioses antiguos, estas
creencias son una herencia del pasado prehispánico.
0HJXVWDUtDHMHPSOL¿FDUHVWDH[SHULHQFLDFODYHHQODYLGDGHFDGDtícitl re
latando algunas historias procedentes de las obras de Jacinto de la Serna y de
+HUQDQGR5XL]GH$ODUFyQ(QORVFDVRVTXHUH¿HUHQORVDXWRUHVVHWUDWDWDQWRGH
hombres como de mujeres, así que se puede suponer que, en este sentido, tenían
el mismo acceso a lo sagrado y que gozaban de igual capacidad de comunicar con
ello.
El primer relato que vamos a analizar trata de una india curandera, llamada
)UDQFLVFD(OODSHUWHQHFtDDOJUXSRGHORVFXUDQGHURVTXHKHUHGDEDQHOR¿FLRGH
sus padres. Independientemente de esto, tuvo que pasar por una iniciación que le
SHUPLWLHUDHPSH]DUODLQVWUXFFLyQHQVXR¿FLR6XKLVWRULDFRQFXHUGDFRQRWURV
testimonios registrados sobre el proceso de aprendizaje e iniciación de los futuros
curanderos. Cuentan sobre la curandera Francisca que:
VLHQGRQLxDVHDXLDPXHUWR\TXHDXLDHVWDGRWUHVGLDVGLIXQFWDGHEDMRGHODJXDTXH
está junto á vn sabino muy hermoso en vn rincon del Pueblo, y que alli auia visto á
251
todos sus Parientes, y que le auian dado la gracia para curar, y entregandole los ins
trumentos, con que auia de hazer sus curas, que era una aguja para picar las partes,
DIIHFWDVGHODHQIHUPHGDG\YQD[LFDUDTXHHVYQYDVRGHPHGLDFDODEDoDSDUDTXH
DOOLDGLXLQDVVH\SURQRVWLFDVVHODVHQIHUPHGDGHVGHORVGROLHQWHV\HO¿QTXHDXLDQ
GHWHQHU\OXHJRDXLDYXHOWRiHVWDYLGD\TXHSRUHVVRFXUDED6HUQD
9HPRVHQHVWDGHVFULSFLyQPXFKRVHOHPHQWRVTXHVHFRPSDUWHQQRVyORFRQ
otros testimonios antiguos, sino también con las descripciones etnológicas de la
iniciación en los pueblos nahuas actuales. Una de las características típicamen
te asociadas con los tícitl es el hecho de enfermar gravemente, con peligro de
PXHUWH\HQHVWHHVWDGRDOWHUDGRFRPXQLFDUFRQHOPXQGRRWUR(VWDH[SHULHQFLD
se considera propia de los que desde su nacimiento habían sido elegidos por los
GLRVHVSDUDFXPSOLUDOJXQDWDUHDSDUWLFXODU6HUHODWDTXHHQODVYLVLRQHVH[SHUL
mentadas en estos casos, el futuro curandero o curandera entra en contacto con
sus antepasados, con las almas de los curanderos muertos o con las divinidades
que le instruyen y le entregan lo que han de ser sus instrumentos de trabajo. Otro
HOHPHQWRTXHVHUHSLWHFRQVWDQWHPHQWHHVODPXHUWHDSDUHQWHTXHH[SHULPHQWDQ
los iniciados. Es necesario cruzar el umbral entre los dos mundos para poder co
municar con los muertos o con los dioses. Revela Serna acerca de la iniciación
del tícitl:
...descubriome vnos veinte deste arte, que todos los mas se auian muerto, y en la
otra vida les auian dado la gracia de curar, y les auian dado, los instrumentos de sus
Curas: á vnos las ventosas, á otros la lanzeta, á otros las yerbas, y medicinas, que
auian de aplicar el Peyote, el ololiuhqui, el Estaphiate, y otras yerbas; y vno de ellos
HQSDUWLFXODUGHFODUyTXHOD9LUJHQ6DQFWLVVLPDGHORV5HPHGLRVSHUVRQDOPHQWHOH
auia mostrado las yerbas de sus curas, para que en ello tuviesse sus grangerias, y se
sustentasse con la que los enfermos le pagassen; y estos tales se guardaron la cara de
manera, que nunca pude descubrir los conjuros, que hazian, y palabras, que decian,
ni las Parteras, que auia entre estos muchas, que tambien se auian muerto, y entrega
GROHVHQODRWUDYLGDORVLQVWUXPHQWRVSDUDSDUWHDU6HUQD
/DLPSRUWDQFLDGHHVWDGHVFULSFLyQUHVLGHHQTXHVHUHODFLRQDODH[SHULHQFLD
del iniciado con la muerte y el paso por el mundo de los muertos y de los dio
VHV$OOiVHUHFLEHQODVLQVWUXFFLRQHVORVLQVWUXPHQWRV\VHHQVHxDQODVWpFQLFDV
HVSHFt¿FDV TXH WHQGUi TXH XWLOL]DU FDGD PpGLFD R PpGLFR 'H HVWD IRUPD WRGR
conocimiento del tícitl se considera de origen divino y, por lo tanto, no puede ser
FXHVWLRQDGR9HPRVHQHVWHHMHPSORWDPELpQTXH\DHQHOPRPHQWRGHLQLFLDFLyQ
VH¿MDODHVSHFLDOL]DFLyQDVtTXHQRQHFHVDULDPHQWHFDGDXQDGHODVtícitl tiene que
252
FRQRFHUWRGDVODVWpFQLFDVKD\PXFKDVSDUWLFXODULGDGHVHQHOGHVHPSHxRGHOR¿
cio. Por lo tanto, cada una de las médicas además de su nombre genérico de tícitl
se conoce con otro nombre particular, relacionado directamente con su principal
técnica de curación. De allí tenemos a matlapouhqui que adivinaba a través de la
medición del antebrazo del enfermo, mecatlapouhqui que diagnosticaba la enfer
medad con la ayuda de cordeles, tetlacuicuiliqui que se especializaba en retirar
del cuerpo objetos considerados la causa del malestar como podrían ser, por ejem
plo, pedazos de obsidiana, papel o madera, otra especialista llamada techichinani,
“chupadora” que a través de la succión eliminaba algún líquido del cuerpo como
sangre o pus y con eso curaba al paciente. Esto son sólo algunos ejemplos de las
técnicas que describe Sahagún en sus manuscritos más antiguos: los Primeros
MemorialesIROU
Otro ejemplo, al que quiero hacer alusión para ilustrar cómo una tícitl llega
DHMHUFHUVXSURIHVLyQHVHOSURFHVRGHDSUHQGL]DMHTXHUH¿HUH$ODUFyQSDUDXQD
tícitl, “hermana de Mariana” que curaba y ejercía como adivina. La iniciación y
el contacto con el mundo habitado por seres sobrenaturales en caso de esta mujer
fueron inducidos por las visiones ocasionadas por la planta sagrada, el ololiuhqui.
Después de haber bebido la infusión, se le apareció un personaje que, hablando
FRQHOODOHSURPHWLyTXHOHLEDDHQVHxDUDFXUDUODFRQGLFLyQIXHTXHEDMRDPH
naza de muerte tenía que asumir su cargo. Esto sería otro elemento repetitivo entre
todos los demás tícitl: la obligación de aceptar el don y ejercerlo.
La siguiente escena que se cuenta resulta bastante peculiar, ya que la futura
tícitlHVFUXFL¿FDGDSRUHOSHUVRQDMHTXHVHOHDSDUHFLy&XDQGR\DVHHQFXHQWUD
en la cruz, el muchacho le empieza a revelar varios conjuros de los que se puede
valer para curar. A partir de este momento la mujer comienza su trabajo y ayuda
a la gente utilizando las palabras aprendidas del “ángel”. Esta historia contiene
otra información enriquecedora, ya que, además, aparece descrita otra forma de
acceder al conocimiento. Para obtener el saber necesario para ejercer la profesión
VHSRGtDUHFXUULUDRWUDVSHUVRQDVGHGLFDGDVDOR¿FLRJHQHUDOPHQWHSDULHQWHV6H
registra en este sentido que la mujer mencionada que recibió el saber de la divini
dad de ololiuhquiHQVHxySRVWHULRUPHQWHODVWpFQLFDVWHUDSpXWLFDVDVXKHUPDQD
Mariana, para que ella también pudiera curar utilizando los mismos procedimien
tos (Ruiz de Alarcón, 1988: 67).
Además del concepto del don y del proceso iniciático los tícitl compartían la
habilidad de establecer contacto con los entes sobrenaturales en el ejercicio de su
R¿FLR(OYLDMHH[WiWLFRDODQHF~PHQRFRQHO¿QGHFRQRFHUODVFRVDVGHHVWHPXQ
do o utilización de algunas otras técnicas adivinatorias era común entre las médi
cas y las parteras. Las técnicas mágicas también implicaban un manejo adecuado
de las fuerzas a través de la palabra, el uso de ciertos objetos o gestos rituales.
253
La festividad de Ochpaniztli se podría considerar como otro elemento co
hesionador del gremio de los tícitl. Las mujeres y los hombres dedicados a las
actividades relacionadas con la medicina formaban de cierta manera un grupo
profesional. Uno de los ejes, alrededor del cual se construía la unidad de este
JUXSRHUDHOFXOWRDVXGLRVDSURWHFWRUD3UREDEOHPHQWHH[LVWtDDOJXQDHVSHFLHGH
asociaciones de médicos, pero no conocemos bien su naturaleza (Aguirre Beltrán,
1992: 4546). Aunque en el quehacer cotidiano los lazos fueran bastante frágiles,
OD¿HVWDDQXDOUHXQtDDORVUHSUHVHQWDQWHVGHHVWHJUHPLRSDUDFHOHEUDUDVXSDWUR
QDHQHOiUHDPH[LFDOODPDGD7RFL(OORVHUDQORVTXHWHQtDQTXHHOHJLU\FRPSUDU
DODHVFODYDSDUDHOVDFUL¿FLR&RPRD¿UPD&HFLOLD.OHLQHOKHFKRGHTXHOD¿HVWD
se celebrara en el recinto ceremonial del Templo Mayor, demuestra la importancia
de la dimensión religiosa en las prácticas medicinales (2001: 429). Por otro lado,
GHHVWDIRUPDVHSRQHGHPDQL¿HVWRHOSHVRTXHWHQtDQHQODVRFLHGDGODVPXMHUHV
tícitl\DTXHODPD\RUtDGHODVIXHQWHVTXHVHUH¿HUHQDOD¿HVWDGH2FKSDQL]WOLVX
brayan repetidamente la presencia de las mujeres médicas y de las parteras como
las protagonistas de estas ceremonias. Este grupo profesional llega a dominar de
manera activa el desarrollo de la primera fase del ritual de esta veintena, como
contraparte al grupo de los guerreros que llevan a cabo acciones rituales en la se
gunda parte (Códice Florentino, 1979: vol. I, fol. 66r72v; Primeros Memoriales,
IROY'XUiQYROII, 148154).
Llama la atención que los frailes mencionen repetidamente que eran sobre
todo mujeres, las que velaban las antiguas prácticas y las mantenían en pie. La
DVRFLDFLyQGHODPDJLD\ODDGLYLQDFLyQFRQHOODVTXHGDPDQL¿HVWDHQYDULDVIXHQ
WHVGRFXPHQWDOHVWDQWRDPDQHUDGHH[SOLFDFLyQPtWLFDFRPRHQIRUPDGHVLPSOHV
GHVFULSFLRQHVGHVXVDFWLYLGDGHV3RUXQODGRH[LVWHODYLVLyQGHODPDJLDFRPR
un don divino, con el cual la mujer le sirve a la comunidad, pero por otro lado,
incluso en los mitos, se habla de la peligrosidad de la mujer que se relaciona con
el mundo sagrado. La declaración de Ruiz de Alarcón que entre la gente presa
SRUGHOLWRVGHODPDJLDDGLYLQDWRULDKXERPiVPXMHUHVTXHKRPEUHVFRQ¿UPDTXH
IXHXQDSUiFWLFDPX\H[WHQGLGDHQWUHHOODV(VWDEDQLQVHUWDVHQODV
HVWUXFWXUDVSDUDOHODVDODUHOLJLyQHVWDWDOQRREVWDQWHHVWRVR¿FLRVFRQWDEDQFRQ
PXFKRPHQRVSUHVWLJLRTXHHOVDFHUGRFLRR¿FLDOHLQFOXVRRWUDVWDUHDVUHODFLRQD
das con los templos y los rituales a gran escala. En una situación de desigualdad
las posiciones menos prestigiosas suelen ser ocupadas por grupos de bajo estatus,
entre ellos, las mujeres, y dirigirse ante todo hacía la curación de enfermedades
(Raby, 2006: 297).
No obstante el bajo nivel social, llama la atención el papel que juegan las
tícitl en la reproducción cultural. La furia de los frailes dirigida en contra de ellas,
H[SUHVDGDWDQWDVYHFHVSRU'XUiQRSRU5Xt]GH$ODUFyQWHQtDVXVUD]RQHVPX\
254
bien fundadas, ya que ellas mantenían vivas las creencias que entre los hombres
HPSH]DEDQDGHVDSDUHFHUSRUPDQWHQHUPiVFRQWDFWRFRQHOPXQGRHVSDxRO6HU
QDKDEODQGRGHTXHVHVLJXHXQULWXDOGHODSXUL¿FDFLyQSRUPHGLRGHOIXHJRDSXQ
ta: “más cuando ay algunas malditas Parteras, que observan no mudar a la parida
de junto á el fogon hasta el quarto dia, y entonces hazer la offrenda á el fuego y
SDVDUODVFULDWXUDVSRUpO´6HUQD'XUiQWDPSRFRVLPSDWL]DFRQHOODV
\DTXHFRQVLGHUDSHOLJURVDODLQÀXHQFLDTXHSXHGHQHMHUFHU&RQVXHVWLORWDQH[
presivo y auténtico, se queja de ellas diciendo: “Las parteras y las médicas de las
ciudades que había entonces muchas y hoy en dia las hay tantas y tan embaidoras
y supesticiosas y aun tan perniciosas á la república que valdría mas que no las
hubiese” (Durán, 1995, v. II, 267).
3RGHPRVHQWHQGHUODLUDGHOIUDLOH9HUHQHOODVXQHQHPLJRSHOLJURVRIXHPX\
acertado, ya que en el círculo doméstico efectivamente se seguían ejecutando ritos
basados en las creencias y en la tradición prehispánica. Es notorio que el cambio
se da de forma mucho más lenta en las esferas que no estén ligadas a la vida públi
ca. Por lo tanto, las conductas rituales de las mujeres, los conjuros utilizados por
las parteras, las prácticas terapéuticas relacionadas con el embarazo y parto, por
tratarse de cuestiones muy íntimas, fuera del control del Estado, iban cambiando
GHPDQHUDPXFKRPiVOHQWDVLHQGRLQÀXHQFLDGDVVRODPHQWHHQXQJUDGRLQVLJQL
¿FDQWHSRUODFRQTXLVWDHVSDxROD/DVPXMHUHVVHJXtDQSURWHJLGDVSRUVXVGLRVDV
y dioses, que con el tiempo tomarían nombres de los santos del santoral católico
pero conservando su carácter prehispánico. De esta manera, las mujeres, como en
PXFKDVRWUDVFXOWXUDVVHFRQYLUWLHURQHQODVJXDUGLDQDV¿HOHVGHODWUDGLFLyQODV
que dando la vida a las nuevas generaciones seguían realizando las mismas acti
vidades rituales de sus madres y abuelas. El mejor ejemplo de esto es que muchas
de las actividades que mencionamos se siguen practicando a través del territorio
mesoamericano.
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257
El árbol y el alma en Platón.
Latencias chamánicas en la filosofía griega
1
Utilizamos este concepto en el sentigo guénoniano (Guénon, 1995); Tourniac dedica un estu-
dio al concepto mencionado (Tourniac, 1983).
259
palabras de Gaston Bachelard “los objetos así mimados nacen verdaderamente
de una luz íntima: ascienden a un nivel de realidad más elevado que los objetos
LQGLIHUHQWHVTXHORVREMHWRVGH¿QLGRVSRUODUHDOLGDGJHRPpWULFD3URSDJDQXQD
nueva realidad de ser. Ocupan no sólo su lugar en un orden, sino que comulgan
con ese orden” (Bacherlard, 1975: 100). La comprensión de un objeto se hace a
través de un acercamiento a su intimidad y que supone la integración del elemento
en el universo, y no su descripción aislada del conjunto. Ese amor que un objeto
recibe le otorga un grado ontológico más potente que el habitual y que, en algún
sentido, nos lleva a lo sagrado. Como la intimidad, lo sagrado es verticalidad,
profundidad y penetración.
Si se acepta este esquema derivado de la hermenéutica de raíz heidegge
ULDQD+HLGHJJHU0DUWtQH]0DU]RDFDEHQGRVSRVLELOLGDGHVR
GH¿QLPRVDOFKDPiQGHVGHHOSHQVDPLHQWRSRVPRGHUQRORTXHLPSOLFDQHJDUOD
realidad de lo sagrado y, por lo tanto, hacerlo converger peligrosamente con lo
TXHODPHGLFLQDDFWXDOLGHQWL¿FDUtDFRQXQWLSRXRWURGHORFRRHQWUDPRVHQ
el “círculo hermenéutico” mediante el cual intentamos comprendernos por opo
sición a la alteridad, y comprender lo otro a partir de nuestras propias limitacio
nes. Entonces, en ese juego de espejos, el chamán se presenta como el individuo
FDSD]GHUHFRQRFHURGH¿QLUORVSXQWRVD[LRPiWLFRVGHOPXQGRORVVHJPHQWRV
impermeables a la mesura humana, lo que nosotros, modernos, además de ser
incapaces de concebir “racionalmente” (como los antiguos) nos negamos a creer
(a diferencia de ellos).
Ante tal panorámica, entenderemos chamán como aquel que “viaja entre lo
real y lo irreal”. Cualquier otra atribución que se le dé (que cura, que encanta, que
FDPELDGHVH[RHWFpWHUDSXHGHHQJOREDUVHHQHVWDSDUWLFXODUFDSDFLGDGGH³VHU
ente y estar más allá de lo entes”: es decir, de cambiar su “modo de ser”, y conse
FXHQWHPHQWHHO³PRGRGHVHUGHOPXQGR´3HURDVtHQUHDOLGDGORGH¿QLPRVFRPR
ORLQGH¿QLEOHSRUTXHHVFDSD]GHWUDQVPXWDUVH\SRUTXHLQFOXLUHOWpUPLQRLUUHDO
HQ VX GH¿QLFLyQ HTXLYDOH D QR GH¿QLUOR \ DO PLVPR WLHPSR WDO GH¿QLFLyQ QR
ayuda a distinguirlo de conceptos que con él convergen, como el de rey sagrado,
PDHVWURGHYHUGDGKpURHHQVHQWLGRFOiVLFRVXPRSRQWt¿FHRDOTXLPLVWD
Entre los símbolos vinculados al chamán y a su viaje entre lo que hay y lo
TXHORGH¿QHHQWUHHOSODQRGHOPXQGRFRWLGLDQR\HOGLYLQRTXHORULJHGHVWDFDHO
GHOiUEROFyVPLFR(QHVWHHQVD\RSUHWHQGHPRVPRVWUDUFyPRWDOLPDJHQVH¿OWUD
HQXQFRQWH[WRDSDUHQWHPHQWHQRFKDPiQLFRHOGHOSHQVDPLHQWRFOiVLFRJULHJR
1R QRV FHQWUDUHPRV HQ LGHQWL¿FDU SHUVRQDMHV GH OD *UHFLD DQWLJXD TXH SXHGHQ
ser catalogados como chamanes (Dodds, 1980; Eliade, 1976) si no que mostra
UHPRV FyPR VtPERORV HPLQHQWHPHQWH FKDPiQLFRV VH ¿OWUDQ HQ HO SHQVDPLHQWR
260
d iscursivo clásico, manteniendo en gran mesura su sentido original: a saber, el de
simbolizar el cambio ontológico. Con ello pretendemos:
SRUXQODGRDSRUWDUDOHVWXGLRGHODKLVWRULDGHOD¿ORVRItDPiVHMHPSORV
de lo que, basándonos en Gaston Bachelard y Gilbert Durand, pueden
OODPDUVH³LPiJHQHVUHFWRUDVGHOD¿ORVRItD´
2) por otro, proponer una lectura no habitual de la célebre imagen del alma
platónica, que aunque evidentemente no es resultado de ninguna etno
grafía (sólo un chamán postmoderno disfrazado de viajero en el tiempo
sería capaz de tan osado trabajo), se inspira notablemente en conceptos
DFXxDGRVDUDt]GHHWQRJUDItDV
¿QDOPHQWHSODQWHDUHOHWHUQRGHEDWHHQWUHODSUHHPLQHQFLDGHOREMHWRRHO
sujeto, que si bien siempre debería estar presente en cualquier discusión
académica, consideramos que toma especial relevancia en este coloquio
precisamente porque el chamán, como el alquimista, “transforma la ma
WHULD WUDQVIRUPiQGRVH D Vt PLVPR´ R D OD LQYHUVD HMHPSOL¿FDQGR D OD
perfección que en su caso la separación de lo uno y lo otro es desechable.
Entendemos que este artículo responde al llamado del coloquio sobre “acer
camientos teóricos al concepto de chamanismo”, y en concreto trata, entre otros
temas, el del concepto de “mundo otro” vinculado al árbol de los diferentes esta
dos del ser (o lo que es lo mismo, el árbol que atraviesa los diferentes mundos).
Según la particular mezcla de estructualismo, psicoanálisis, hermenéuti
ca y larga duración que Gilbert Durand propone en Las estructuras antropológi
cas del imaginario (Durand, 2004), cada época está regida por ciertas “imágenes
rectoras” que la movilizan. Esas tendencias son una actualización de los arque
tipos jungianos que, recordemos, más que símbolos ejemplares, son “tendencias
instintivas de ordenación” (Jung, 2002). Bachelard dice al respecto: “como el
HQVXHxR VLHPSUH VH FRQVLGHUD EDMR HO DVSHFWR GH XQ UHODMDPLHQWR VH SDVDQ SRU
DOWRHVRVVXHxRVGHDFFLyQSUHFLVDTXHQRVRWURVGHVLJQDUHPRVFRPRensueños de
la voluntad. Y entonces, cuando lo real está allí, con toda su fuerza, con toda su
materia terrestre, se puede creer fácilmente que la función de lo real descarta la
función de lo irreal. Se olvidan entonces los impulsos inconscientes, las fuerzas
oníricas que se desahogan sin cesar en la vida consciente. Por tanto, nos será
preciso redoblar la atención si queremos descubrir actividad prospectiva de las
imágenes, si deseamos situar la imagen incluso adelante de la percepción, como
una aventura de la percepción” (Bachelard, 1944: 10). En otras palabras, la ima
ginación ya ha actuado cuando percibimos. Así pues, el árbol cósmico, o como
261
quiera llamárselo, puede ser considerado una de esas imágenes rectoras a las que
los humanos amoldamos lo que percibimos.
Con el alzamiento del mundo se instauran, además de las cuatro direcciones
KRUL]RQWDOHVODFRQH[LyQHQWUHORGHDUULED\ORGHDEDMR/RVVtPERORVSULQFLSDOHV
SDUDH[SUHVDUHVDXQLyQVRQHOGHOiUEROODHVFDOHUDODPRQWDxD\HOSURSLRKRP
bre como adorador de lo divino, homo erectus.2 A veces tales símbolos aparecen
MXQWRV(Q0HVRDPpULFDKD\FXDWURSLODUHVGHOPXQGRTXHDGHPiVGHVHxDODUODV
cuatro direcciones del mundo conectan el cielo y la tierra (p. ej., López Austin,
$VWXGLOOR0XxR]6XJHULPRVHQRWUROXJDUTXHHQ*UHFLDSUREDEOH
mente sucede lo mismo, aunque en época clásica tal esquema está velado (Martí
QH]9LOODUUR\DE
Atlas, Prometeo, Epimeteo y Meneceo son cuatro titanes hermanos, de los
cuales al menos dos, Prometeo y Atlas, precisamente aquellos de los que más sa
bemos, convergen con el símbolo del pilar: Prometeo está encadenado al Cáucaso,
y en relación eterna con el águila y la serpiente; Atlas está sujetando el cielo, en
HO H[WUHPR RFFLGHQWDO GHO PXQGR 3URPHWHR ³UHYHOD´ HO IXHJR D OD KXPDQLGDG
es decir, por él la divina inteligencia desciende de los cielos a la tierra. Además
HQVHxDDORVKRPEUHVFyPRKRQUDUDORVGLRVHVPHGLDQWHORVKXPRVTXHHQHO
VDFUL¿FLR XQHQ D ORV FRPHQVDOHV WHUUHVWUHV FRQ ORV ROtPSLFRV 'HWLHQQH
Pero también es por su culpa por la que los humanos pecan por primera vez, en su
LQWHQWRFRQMXQWRSRUHQJDxDUD=HXV4 Por su lado, Atlas, además de ser sostén del
PXQGRHVSXHUWDKDFLDORGLYLQRSRUTXHHVHOJXDUGLiQGHOHOL[LUGHODLQPRUWD
lidad. Heracles, el prototipo de héroe, de humano que trasciende su modo de ser,
2
Es como mínimo curioso que sea precisamente a esta especie a la que se le atribuya el “descu-
brimiento” del fuego (Eliade, 1999).
3
La revelación de Prometeo vincula el alma con el fuego, porque el titán regala a los humanos
este atributo en compensación por no tener armas naturales, como tienen el resto de animales.
Y precisamente en el componente ígneo de Prometeo encontramos otro indicio de su función
como madero cósmico: “la lingüística del siglo XIX ya había creído encontrar un parentesco
entre el griego Prometeo (Pro + math) y el sánscrito pramanthâ (el palo que enciende el fuego
por frotamiento) e, incluso, con la raíz manth, que designa la acción de robar. Los filósofos
actuales prefieren la etimología que los antiguos griegos establecieron (pro + metis), pero tam-
bién en este caso podríamos encontrar cierta similitud entre Prometeo y Pramatih, ‘el Previ-
sor’, sobrenombre del dios Agni védico” (Luri, 2001: 55ss). El palo que sirve para encender
fuego podía ser sencillo o articulado (en esvástica). Entre otras cosas, la esvástica, como la
imagen del yin-yang, expresa el ascenso y descenso que se produce por el poste cósmico (Gu-
énon, 2003).
4
Prometeo les incita a engañar a los dioses en la repartición de los restos del sacrificio (Platón,
Protágoras, 320d-321d).
262
debe sustituirlo como pilar cósmico, como si subiese por el árbol del mundo para
conseguir las manzanas del jardín de las Hespérides.5
Esta hipótesis recibe el apoyo del universal culto al árbol que en Grecia tam
bién tiene lugar: en la Acrópolis ateniense se honraba el olivo; en el santuario de
&RV HVWDED WHUPLQDQWHPHQWH SURKLELGR FRUWDU XQ FLSUpV )UD]HU OD
fabulosa encina de Dodona hablaba; el vellocino de oro se encontraba colgado de
XQDHQFLQDVDJUDGDHQ(OHXVLVVHGHFtDTXHXQDKLJXHUDVHxDODEDODSXHUWDDORV
LQ¿HUQRVHWFpWHUD
Frazer dedicó parte de su obra más famosa al estudio del árbol entre los
arios, y da numerosos ejemplos de su culto en pueblos de todo el mundo. Narra
algunas noticias que ayudan a desvelar el sentido que quizás tiene tal símbolo en
las sociedades tradicionales: “la severidad del culto en sus primeras épocas puede
GHGXFLUVHGHODVSHQDVIHURFHVTXHVHxDODEDQODVDQWLJXDVOH\HVJHUPiQLFDVSDUD
el que se atrevía a descortezar un árbol vivo: cortaban el ombligo del culpable y
lo clavaban a la parte del árbol que había sido mondada obligándole después a
dar vueltas al tronco de modo que quedasen sus intestinos enrollados al árbol. La
intención del castigo está claramente indicada: reemplazar la corteza muerta por
XQVXEVWLWXWRYLYRWRPDGRGHOFXOSDEOH´)UD]HU1RVRWURVWHQHPRV
otra interpretación: los intestinos alrededor del árbol evocan la imagen arquetípica
de la serpiente enrollada en el árbol, mediante la cual el hombre accede al conoci
miento, o peca ofendiendo a Dios. El juego “escaleras y serpientes” es susceptible
de ser entendido, desde este punto de vista, como un juego de origen esotérico,
lo que lo situaría a un nivel parecido a juegos como el de la Oca, de indudable
inspiración iniciática (en este segundo caso, peregrina).
Pero el hecho de que en el ejemplo dado al culpable se le corte el ombligo
nos dice más cosas. Frazer interpreta el vínculo entre los cordones umbilicales y
ORViUEROHVFRQUHODFLyQDOSRGHUIHUWLOL]DGRUGHORViUEROHV)UD]HU
(VWDH[SOLFDFLyQQRDJRWDHOVtPEROR7HQLHQGRHQFXHQWDODQRFLyQGHUH\VDFUR
y su equivalencia arbórea que aquí manejamos, el árbol es también cordón umbi
lical que une el cielo y la tierra. En griego “el uso del término ‘ombligo’ para un
OXJDUGHFXOWRVHGHULYDGHO2ULHQWHDQWLJXRGRQGHVLJQL¿FDEDµXQQH[RGHXQLyQ
HQWUHHOFLHOR\ODWLHUUD¶´.HUpQ\LeVHVHUtDHOVHQWLGRH[DFWRGHO
ónfalos de Delfos pero también del de Eleusis. Como “graciosa” coincidencia, en
catalán llamamos al ombligo “melic” (con ae neutra), que lo hace indistinguible
GHO³0DOLF´iUDEHTXHVLJQL¿FDUH\(QHVHVHQWLGR+HURGRWRGLFHTXHHO+HUD
cles de Tirinto en realidad es el Melqart de Tiro (Herodoto, II, 44), y Melqart,
5
Gregorio Luri defiende que, por un lado, Heracles es el hombre que llegó a ser dios y, por el
otro, Prometeo es el dios que se rebajó para ayudar a los humanos (Luri, 2001).
263
QRPEUHVHPtWLFRHVHO6HxRURUH\mlk) de la ciudad (qrt%HUQDO
Pero la relación entre Heracles, el héroe, (Farnell, 1970) y el ombligo no acaba en
esta hasta ahora imaginaria etimología. Heracles, recién nacido en la cuna con su
hermano gemelo, mató a dos serpientes que Hera introdujo en ella para vengarse
GHOLQ¿HO=HXVDSDUHFLHQGRDVtGHQXHYRODFRQYHUJHQFLDHQWUHODVHUSLHQWHORV
cordones umbilicales y el Héroe que escalará, tras haber pecado, el axis mundi.
5HPHPRUDQGRHVDKD]DxDHOQXGRFX\DIRUPDUHSURGXFHQ=HXV\+HUDFRSXODQ
GRWUDQVIRUPDGRVHQVHUSLHQWHVVHOODPy³QXGRGH+HUDFOHV´9HPRVHQWRQFHVTXH
Heracles es el prototipo de héroe, que sostuvo separados el cielo y la tierra, que
consiguió la fruta de la inmortalidad, que ascendió al cielo en forma de estrella,
TXHYLVLWyORVLQ¿HUQRVSDUDFD]DUDO&DQ&HUEHUR\TXHYLYLyHOSHFDGRPDWDQGR
en arrebato de locura a sus propios hijos. Es el ombligo que junta y separa a los
dioses y los hombres, el hijo de un ser inmortal y otro mortal.
Se observa que el simbolismo del árbol cósmico, a saber, la transmutación
RQWROyJLFDRORTXHHVORPLVPRHODFWRSHFDPLQRVRRHOKHURLFR*XpQRQ
WDPELpQHVH[SUHVDGRSRULPiJHQHVPLFURFyVPLFDV(QWRGDVRFLHGDGWUDGLFLRQDO
el orden humano (microcósmico) es imagen del divino (macrocósmico). Así, de la
PLVPDIRUPDTXHHOSLODUGHOPXQGRH[SUHVDODFDSDFLGDGGHPXWDUQXHVWUDHVHQ
cia, otros símbolos de escala “más humana” se usan para lo mismo. El caduceo de
Hermes, por ejemplo, es un bastón con dos serpientes a su alrededor, es decir, el
árbol cósmico en miniatura.
Lamina I
Las dos alas que el dios tiene en sus pies simbolizan el poder de ascensión y des
FHQVR+HUPHVHVSUHFLVDPHQWHHOGLRVTXHDFRPSDxDDORVPXHUWRVKDFLDHOPiV
allá, con lo cual, en realidad es la representación antropomorfa del árbol cósmico,
conector entre la tierra y el inframundo. Simétricamente, nos encontramos que
los árboles son, además de salida, puerta de entrada a este mundo. Hablando de
diversos pueblos en los que el árbol se vincula a las embarazadas, Frazer dice
que en algunos lugares de Suecia “las mujeres grávidas solían abrazarse al árbol
con la idea de tener un parto fácil (…) La leyenda que muestra a Leto agarrada a
una palmera y un olivo o a dos laureles cuando estaba dando a luz a los divinos
PHOOL]RV$SROR\$UWHPLVDVHxDODTXL]iXQDLGHDJULHJDSDUHFLGDODFUHHQFLDHQ
ODH¿FDFLDGHFLHUWRViUEROHVSDUDIDFLOLWDUHOSDUWR´)UD]HU/DQRWL
cia revela más de lo que aparenta: describe a Leto agarrada a uno o dos árboles
y dando a luz a dos principios gemelos en la sagrada (y por tanto central) Delos.
Además Artemisa es la protectora de los bosques y según algunos se superpone
264
a la antigua Potnia théronOD6HxRUDGHODV%HVWLDV\TXHVHUHSUHVHQWDFRPRXQD
columnaárbol con alas.
Laminas II
Como verán, nos proponemos presentar la convergencia entre el símbolo del árbol
FyVPLFR\HOVHUKXPDQRSDUDMXVWL¿FDUODOHFWXUDTXHOHVSUHVHQWDUHPRVGHODOPD
platónica y del chamán. El chamán atesora, en forma humana, las propiedades
GHOSLODUGHOPXQGR3DUDHVWDDQWURSRPRU¿]DFLyQGHOiUEROGHOPXQGRWUDHPRV
D FRODFLyQ XQ LQWHUHVDQWH WUDEDMR GH 'tH] GH 9HODVFR 'tH] GH 9HODVFR
Compara las historias de los griegos Melampo, Tiresias y Branco con las bases del
WDQWULVPRLQGLRFRQFOX\HQGRTXHHQ*UHFLDH[LVWLHURQSUiFWLFDVVLPLODUHVDODVGHO
tantrismo, aunque de allí no se atreve a concluir, ante la falta de documentación,
XQDFRQH[LyQKLVWyULFD6 En la historia de los personajes griegos la serpiente tiene
XQSDSHOIXQGDPHQWDOHOFDPELRHVHQFLDOTXHOHVSURYRFDVHxDODVXFRQYHUVLyQ
en chamanes. El encuentro con la serpiente les otorga poderes mánticos y pa
UHFLGRV R LQFOXVR HQ HO FDVR GH7LUHVLDV OH KDFH FDPELDU GH VH[R GH KRPEUH
deviene mujer. En el caso del tantra, serpentina es la forma que tienen los tres
conductos verticales del hombre y a través de los cuales se hace “ascender a la
fuerza serpentina desde el Mldhra cakra al Sahasrra; el que consigue esa unión
se convierte en un liberado de las ataduras del mundo (se libera de la rueda de las
reencarnaciones —Sasra—): un jvanmukta”. Es decir, el chakra situado más aba
jo en el cuerpo humano (entre el ano y los genitales), queda conectado con el resto
GHFKDNUDVSRUORVFRQGXFWRVTXHDOJXQRVLQWHUSUHWDQFRPRODFROXPQDYHUWHEUDO
(pero en un sentido que no puede ser meramente físico): el llamado Suumn (que es
el principal y directo) y los dos que lo rodean: I (canal izquierdo o lunar) y Pingal
(canal derecho o solar). El desenvolvimiento de la fuerza serpentina del kualin
OOHYD D XQ HVWDGR GH SOHQLWXG DQGUyJLQD \ GH KHFKR GLYHUVDV WpFQLFDV VH[XDOHV
sirven para ello, en ocasiones sustituyendo a las ascéticas. La imagen así descrita
es idéntica a la del caduceo (Krkeion) de Hermes, un bastón con dos serpientes
entrelazadas, muy parecida a la sugerida para interpretar el árbol cósmico entre
los mesoamericanos, y que también evoca algunas imágenes bíblicas, como la del
árbol del conocimiento en donde la serpiente provoca, con el pecado, la “caída”
de la humanidad.7
6
Otro texto interesante en sentido similar es el de Daniélou (Daniélou, 1987).
7
Repárese en que la interpretación de Apolo como sol y de Artemisa como luna o sol del atar-
decer a lado y lado de la madre de las bestias converge con el modelo tántrico de tres canales,
solar y lunar los de los costados.
265
Lamina I. La aparición de Mercurio a Aeneas,
1757, detalle, fresco de Giambattista Tiépolo.
/DPLQD,,$ODL]TXLHUGD/D6HxRUDGHODV)LHUDVYDVR)UDQoRLV$ODGHUHFKD/HWR\VXVGRV
KLMRVYDVRGHOV9,D&/DVHPHMDQ]DHQWUHVtPLVPDV\UHVSHFWRDOiUEROFyVPLFRHVHYLGHQ
te, especialmente si tenemos en cuenta que hay razones de peso para interpretar a Apolo como
dios del amanecer (el león) y a Artemisa como diosa del atardecer (el ciervo), como sugiere
%HUQDO%HUQDO
266
Las convergencias entre las historias de los tres personajes griegos mencio
QDGRV\HOWDQWULVPROHKDFHQFRQFOXLUD'tH]GH9HODVFRTXHSUREDEOHPHQWHORV
episodios narrados a propósito de los tres personajes mencionados, y en general
ODKRPRVH[XDOLGDGJULHJDGHEHQLQWHUSUHWDUVHEDMRHVWHSULVPDFRPRXQDpaideia
iniciática que provocaba un cambio ontológico en el iniciado. Sin lugar a dudas,
“dejar de ser hombre”, o “dejar de ser mujer”, es un cambio fundamental en un ser
humano, quizás un paso más en su desprendimiento de su habitual “modo de ser”,
XQULWRGHSDVRSDUDVXFRQYHUVLyQHQFKDPiQORTXHSRURWURODGRH[SOLFDUtDORV
episodios de trasvertismo que aparecen en muchas historias sobre chamanes (p.ej,
/RUDX['tH]GH9HODVFRMXVWL¿FDODFRPSDUDFLyQHQWUHJULHJRVHKLQG~HV
aludiendo a la visión que tiene la madre de Branco cuando lo está pariendo (siente
cómo devora al sol por la boca y le recorre el cuerpo hasta los genitales) que, li
JDGDDOSURSLRQRPEUHGHVXKLMR%UDQFRVLJQL¿FDSXOPyQOHOOHYDDUHODFLRQDU
su historia con las técnicas de respiración orientales y el despertar de la serpiente
interior.
El tantrismo, por tanto, puede considerarse un modo de trasponer las barreras
RQWROyJLFDV GHO SURSLR VHU PHGLDQWH HO VH[R 'DQLpORX 6LQ HPEDUJR OD
propia reproducción, el tener hijos, provoca un cambio ontológico en el modo de
ser del que, con ella, pasa a ser “madre” o “padre”. En ese sentido, y por ambas
UD]RQHVQRGHEHH[WDxDUQRVODUHODFLyQtQWLPDHQWUHODVHUSLHQWH\HOVH[RDSDUWH
del sentido fálico o húmedo que a este animal se le pueda atribuir, la sierpe es
fundamentalmente el animal del ascenso y la caída, y en ese sentido, aparece junto
DOVH[RSRUTXHpVWHWLHQHH[DFWDPHQWHHOPLVPRSDSHOHOGHOOHYDUDOKRPEUHPiV
DOOiGHVtPLVPRHOGHHQJHQGUDUDOKLMR1RH[WUDxDHQWRQFHVTXHHOHQFXHQWUR
VH[XDOFRQODGLRVDVHDXQWtSLFRHOHPHQWRGHORVWUDQFHVFKDPiQLFRV8 Como ya
hemos indicado, numerosos pasajes de la literatura griega hablan de dos dioses
FRQYHUWLGRVHQVHUSLHQWHVSDUDXQLUVHVH[XDOPHQWH9
En la comparación entre los tres personajes griegos que podríamos llamar
FKDPDQHV \ HO WDQWULVPR KLQG~ 'tH] GH9HODVFR FRQFOX\H TXH ³HQ OD VRFLHGDG
8
Por ejemplo en la antigua China (Waley, 1995).
9
Antes hablamos de Zeus y Hera, pero también sucede entre Zeus y Rea y Zeus y Perséfone.
Por ejemplo, fr. 87: Y (Zeus) que consiguió a su madre, Rea, cuando se resistía a unirse sexual-
mente con él y, cuando ésta se tornó en una sierpe, también él se tornó en una serpiente, y tras
haberla atado con el llamado “nudo de Heracles” —la varita de Hermes es un símbolo de este
tipo de unión— se apareó con ella. Los textos órficos que citamos siguen la numeración y
traducción publicada por Alberto Bernabé (Bernabé, A., Hieros, 2003), que a su vez cita según
la edición del mismo autor en la Biblioteca Tevbneriana (Bernabé, 2004). Cuando citamos
textos de los presocráticos, lo hacemos escribiendo KRS y un número, refiriéndonos así a la
conocida obra de Kirk y Raven sobre filosofía presocrática (Kirk, 1987). En el resto de citas
indicamos desglosadamente su procedencia.
267
JULHJD HO TXH VXSHUD OD H[SHULHQFLD VH FRQYLHUWH HQ XQ SHUVRQDMH IXQGDPHQWDO
el adivino, hombre sagrado, mediador e interprete de la voluntad de los dioses,
poseedor del saber que le capacita para reestablecer el equilibrio social y ritual
cuando éste se rompe. En la India el ideal es diferente: la superación de las atadu
ras del mundo; el que lo logra es el Jvanmukta, liberado en vida, que ha desarro
OODGRWRGDVVXVSRWHQFLDOLGDGHVFRPRYHUGDGHURKRPEUH´'tH]GH9HODVFR
6LQ HPEDUJR ODV GRV DOWHUQDWLYDV QR SDUHFHQ WDQ DOHMDGDV (O RU¿VPR SRU
HMHPSORWDPELpQEXVFDODOLEHUDFLyQGHOFLFORGHODVUHHQFDUQDFLRQHV(ORU¿VPR
es una corriente de pensamiento griego heterogéneo de límites confusos y origen
incierto, y muchas de sus razones fundamentales son compartidas por los ritos
dionisíacos, los eleusinos y los mitraicos. Su aparición en la historia espiritual
GH*UHFLDVHIHFKDVHJ~QORVDXWRUHVHQWUHOD*UHFLDDUFDLFD:HVW\HO
KHOHQLVPR%ULVVRQ\WDPELpQJHRJUi¿FDPHQWHVHHQFXHQWUDPX\GLVSHUVR
(desde Olbia póntica, en la actual Ucrania, hasta la Magna Grecia, la actual Italia).
Se interpreta como paradigma del pensamiento místico griego, porque entre otras
FRVDVGH¿HQGHODLQPRUWDOLGDGGHODOPD7DOFUHHQFLDFKRFDFRQORTXHVHVXSRQH
TXHGHIHQGtDODUHOLJLyQR¿FLDOJULHJDODROtPSLFD
/RV yU¿FRV FRPR HO KLQGXLVPR \ 3ODWyQ DVSLUDEDQ D VDOLU GH OD UXHGD GH
las reencarnaciones, y para ello seguían ciertos ritos que les preparaban para la
muerte. Se han conservado numerosas laminillas de oro con pasajes inscritos para
ayudar al muerto en su tránsito hacia el más allá. En ellas son constantes las imá
genes del Ciprés blanco y la fuente de la Memoria\RGHOOlvido. Por ejemplo:
De Memoria he aquí la obra. Cuando estés a punto de morir e ingresar en la bien
construida morada de Hades, hay a la derecha una fuente y, cerca de ella, enhiesto,
un blanco ciprés. Allí, descendiendo, las almas de los muertos encuentran refrigerio.
A esa fuente no te acerques en ningún caso. Más adelante encontrarás el agua fresca
que mana del lago de Memoria, y delante están los guardianes que te preguntarán
con corazón prudente qué es lo que estás buscando en las tinieblas del funesto Hades.
Diles:10 “Soy hijo de la Tierra y del Cielo estrellado, agonizo de sed y perezco, dad
me presto de beber del agua fresca que mana del lago de Memoria”, y apiadándose
de ti, por voluntad del rey de los ctonios te darán de beber del lago de Memoria y
¿QDOPHQWHSRGUiVWRPDUODIUHFXHQWDGD\VDJUDGDYtDSRUODTXHDYDQ]DQORVGHPiV
gloriosos mýstai y bákchoi.11
10
Laminilla de Hiponion, en torno al 400 a. C (cf. Díez de Velasco, 1995).
11
Eliade dice que “Igdrasil es el árbol cósmico por excelencia, sus raíces se hunden hasta el
corazón de la tierra, allí donde se encuentra el reino de los gigantes y el infierno (Völuspâ,
268
La descripción que las laminillas áureas hacen del ciprés blanco y las dos
fuentes se asemeja enormemente a la tradición del árbol sagrado escandinavo,12 a
la de los antiguos iranios y a la de los Vedas, sugiriendo una herencia indoeuro
19, Grimmismâl, 31). Cerca de él se encuentra la fuente milagrosa Mîmir (la “meditación”,
el “recuerdo”) donde Odín dejó en prenda un ojo y adonde regresa constantemente, a fin de
refrescar y aumentar su sabiduría (Völuspâ, 28, 29). También en los mismos parajes, cerca de
Igdrasil, se encuentra la fuente Urd; los dioses sostienen allí diariamente sus consejos y dis-
pensan la justicia. Con el agua de esa fuente las Nornas riegan el árbol gigante a fin de volverle
a dar juventud y vigor. La cabra Heidrûn, un águila, un ciervo y una ardilla se encuentran en
las ramas de Igdrasil, en sus raíces se encuentra la víbora Nidhögg que trata de derribarlo. El
águila libra combate todos los días con la víbora” (Eliade, 1972: 253). El ciprés blanco, como
Igdrasil, hunde sus raíces hasta el Tártaro, donde habitan los titanes, y el Hades. La mitología
escandinava habla de una fuente del recuerdo, que evoca la de Mnemosina, y de otra en torno
a la cual los dioses toman sus decisiones e imparten justicia, que nos recuerda a los jueces del
inframundo dictando sentencia a los muertos. El ojo que Odín allí se deja es el del alma, el
tercer ojo de otras tradiciones, el ojo no carnal. Y por ello de vez en cuando (¿cíclicamente?),
debe regresar a refrescarse y bañarse en sabiduría, como las almas órficas. Éstas deben beber en
el inframundo para conseguir de nuevo la juventud, mediante la siguiente reencarnación. In-
cluso los animales citados tienen ciertas resonancias en el imaginario órfico. La cabra recuerda
el episodio del vellocino de oro colgado en una rama de un árbol; el ciervo puede identificarse
con Fanes e incluso con el propio Orfeo (Miller, 1990). Finalmente, la eterna lucha entre el
águila y la serpiente (recurrente en muchas culturas) recuerda al Prometeo-árbol encadenado,
espectador eterno de la lucha entre el águila y su hígado, que encarna la autorregeneración que
precisamente se le achaca a la serpiente por la muda de su piel.
12
Entre los antiguos iranios se habla de un árbol de la vida que crece en la tierra a imagen de
su prototipo celeste: “el haoma terrestre, el hom “amarillo” —que, al igual que el soma de los
textos védicos, es concebido ya como una planta, ya como una fuente— crece en las mon-
tañas (Yasna, x, 3-4); Ahura Mazda lo plantó en el origen en el monte Haraiti (ib., x, 10). Su
prototipo se encuentra en el cielo; es el haoma celeste o gaokerena (el hom blanco) que da la
inmortalidad a los que lo prueban, y que se encuentra en la fuente de las aguas del Ardvisurâ
(…) (Videvdat, xx, 4; Bundahishn, xxvii, 4) (…) ‘Es el rey de las plantas’ (Bundahishn, 1, 1, 5).
‘El que come de él se hace inmortal’”. (ib., xxvvii, 5) (Eliade, 1972: 265).
13
La idea de bajar y subir de los infiernos por un ábol también se encuentra en culturas induda-
blemente no indoeuropeos. Por ejemplo, entre los indios hidatsa norteamericanos, primos de
los indios cuervo, tienen un mito de origen que recuerda al de la rotura del árbol de Tamoan-
chan entre los mesoamericanos: “Hace mucho tiempo los hombres salieron de debajo de la
tierra junto a una gran masa de agua situada muy lejos, en el sur. En una visión, un joven fue
llevado hasta la raíz de un árbol que colgaba desde arriba. Como su medicina era la ardilla de
tierra, el joven tomó su aspecto para subir por las raíces hasta que llegó a un bello mundo supe-
rior. Al volver, relató a su pueblo las maravillas que había visto y todos empezaron a subir por
el árbol. Cuando la mitad ya había llegado a la superficie, una mujer muy gruesa intentó subir y
rompió la raíz. La calamidad fue recibida con gran pesar en ambos lados, ya que los que habían
conseguido subir ya no volverían a ver a los que se habían quedado abajo [...] los que estaban
en el mundo de arriba llevaban maíz, judías y semillas de calabaza y tabaco” (Curtis, 1996:
43-46). Diversos códices mesoamericanos representan una escena semejante cuando dibujan
269
pea.14(Q*UHFLDXQDKLJXHUDVLOYHVWUHVHxDODEDHQGLYHUVRVOXJDUHVXQDHQWUDGDDO
+DGHV.HUpQ\L3RUHMHPSORHQ(OHXVLVH[LVWtDQWUHVHQWUDGDVDOLQ¿HU
QRXQDVHxDOL]DGDSRUXQDKLJXHUDVLOYHVWUHRWUDSRUHOSR]RGHOD9LUJHQ\XQD
tercera indicada por una roca (Kerényi, 2004: 64). Estas noticias nos hacen pensar
que en algún momento también en Grecia se pensó que las almas descendían al
más allá a través de los árboles, hipótesis viable al menos en el caso del ciprés
EODQFRGHORU¿VPRGDGRTXHQLQJXQDGHODVLQWHUSUHWDFLRQHVTXHVHKDQSURSXHVWR
hasta ahora es concluyente (Bernabé, 2001: 4449), y dado que las descripciones
VRQEDVWDQWHVJUi¿FDVGHVFULELHQGRFyPRODVDOPDVFDHQDOSLHGHOFLSUpV$GH
más, tales imágenes vinculan el pozo, el árbol y la piedra, sugiriendo la imagen de
la columna (un árbol pétreo) y el manantial de la Memoria y el Olvido.
Cuando analizamos la iconografía de las tumbas griegas nos topamos con
representaciones de columnas, a menudo vinculadas a personajillos con alas que
VLPEROL]DQODVDOPDVGHORVPXHUWRV'tH]GH9HODVFR
a un hombre agarrado de un árbol partido. Con la rotura del árbol, la libertad de tránsito entre
los diversos niveles del mundo queda cercenada.
14
“Para que sepan qué es la encina alada y el velo pintado sobre ella y cuantas cosas Ferécides
dijo en alegoría sobre los dioses, tomando su pensamiento fundamental de la profecía de Ham”
(Ferécides, DK 7 b 2 = KRS 55). “Mas contempla también la obra del hombre de Siro, a Zas,
a Ctonia y a Eros entre ellos, el nacimiento de Ofioneo, la batalla de los dioses, el árbol y el pe-
plo” (Ferécides, Máximo Tirio iv, 4, p. 45, 5 = KRS 56). Las interpretaciones existentes sobre
la encina alada de Ferécides de Siro son insuficientes (Kirk, G. S., Raven, J. E., Schofield, M.,
Los filósofos presocráticos, Gredos, Madrid, 1987, pp. 101ss). Sin embargo, no hay duda de que
su imagen converge con la del árbol cósmico, especialmente en el segundo fragmento citado:
Zas es el cielo; Ctonia, la tierra; Eros, el amor, mediador entre lo de arriba y lo de abajo, y re-
presentado en Grecia con alas; Ofioneo es la serpiente. La imagen del peplo exige un análisis
aparte, valga esta vez recordar su parecido con el vellocino de oro, que Jasón y los argonautas
(entre los que destacan Heracles y Orfeo, ambos famosos por sus viajes al cielo y al infierno)
robaron de la encina sagrada custodiada por una enorme serpiente. En la visión del mundo de
Anaximandro de Mileto, del siglo VI aC puede entreverse la misma imagen: “Afirma que lo que
es productivo de lo caliente y lo frío desde lo eterno se separó al nacimiento de este mundo
y que de ello nació una esfera de llama en torno al aire que circunda la tierra como la corteza
en torno al árbol. Cuando ésta (la esfera) se rompió en trozos y se cerró en ciertos círculos, se
formaron el sol, la luna y las estrella” (Anaximandro, DK 12 a 10 = KRS 121); “A) Dice que la
tierra tiene forma cilíndrica y que su espesor (altura) es un tercio de su anchura. – B) Su forma
(de la tierra) es curva, redonda, semejante a un fuste de columna” (Anaximandro, KRS 122); “La
tierra está en lo alto y nada la sostiene; se mantiene en reposo por su equidistancia de todas las
cosas” (Anaximandro, KRS 124). La tierra es como un cilindro al que nada lo sostiene, o lo que
es lo mismo, un árbol alado, porque como dice Platón “la propiedad natural del ala es levantar
lo pesado a lo alto” (Platón, Fedro).
270
Laminas III
Que la columna es un árbol de piedra es evidente. Los primeros templos griegos
estaban hechos de columnas de madera, como se induce por ejemplo leyendo a
9LWUXELRArquitecturaOLEUR,9RD3DXVDQLDVDescripción de GreciaOLEUR9
;9, En ocasiones, a lado y lado de la columnatumba aparecen Hypnos (Sue
xR\7KDQDWRV0XHUWHDPERVDODGRV\OOHYiQGRVHDOGLIXQWR'tH]GH9HODVFR
2005).
Lamina IV
La imagen de dos seres alados a lado y lado de un columna pétrea no deja de re
cordar la que estamos persiguiendo, la del árbol cósmico con alas, es decir, la del
poste del mundo por el cual se sube y se baja de estrato ontológico. Casi idéntica
imagen encontramos en Grecia desde época minoica (cultura ésta no indoeuro
SHD&RPR\DLQGLFDPRVDOOtREVHUYDPRVDOD6HxRUDGHODV%HVWLDVHQIRUPDGH
árbol con alas y con dos animales alados a sus lados.
Lamina V
La convergencia de las imágenes mostradas nos sugiere que en la mitología griega
subyace la imagen de un árbol del mundo por el cual los humanos bajan al infra
PXQGRHOFLSUpVEODQFRHQWUHORVyU¿FRVODKLJXHUDHQ(OHXVLVODVLQQXPHUDEOHV
LPiJHQHVGHOD6HxRUDGHODV%HVWLDVODVUHSUHVHQWDFLRQHVGH7KiQDWRVH+\SQRV
a lado y lado de las tumbas, etcétera. El caduceo de Hermes representa ese mismo
axis mundi a escala humana:
…que guías a las almas de los mortales al fondo de la tierra, Hermes, hijo de Dio
niso (…) porque todo lo seduces, hipnotizador, con tu caduceo mágico, y de nuevo
despiertas a los que están dormidos. Pues te dio la diosa Perséfone el honor de acom
SDxDUDODVDOPDVHWHUQDVGHORVPRUWDOHVSRUHOFDPLQRTXHOOHYDDODQFKR7iUWDUR
(+LPQRVyU¿FRV/9,,
De ahí que en muchas culturas la varita mágica, microárbol cósmico, simbo
lice el encantamiento: el mago es capaz de transformar al otro mediante la vara
en tanto que él mismo es capaz de transmutarse subiendo por el árbol cósmico. Es
GHFLUORTXHOHGH¿QHHVODFDSDFLGDGGHDVFHQGHURGHVFHQGHUGHQLYHORQWROyJLFR
lo que implica un cambio en su individualidad, pero también en la alteridad.
271
Lamina III. EidolaVHPHMDQWHVDPDULSRVDVDQWURSRPRU¿]DGDVDOUHGHGRUGHXQDFROXPQDTXH
VHxDODHOHPSOD]DPLHQWRGHXQDWXPED9LHQD.XQVWKLVWRULVFKHV0XVHXPGHOSLQWRUGH
ODPXMHU$59%$'1(QJULHJRDQWLJXRpsiquéVLJQL¿FDWDQWRDOPDFRPR
mariposa.
/DPLQD,96XHxR\0XHUWHDODGRVVRQORVHQFDUJDGRVGHOOHYDUVHHODOPDGHORVPXHUWRVGHVGH
la columnaaxis mundi hasta el más allá. Londres, British Museum D58 del pintor de Thanatos
$59$GG%$'1
272
/DPLQD9<DHQpSRFDPLQRLFDLPDJHQGHDUULEDHQFRQWUDPRVODPotnia Theron con alas y un
animal a cada lado, imagen que perdurará en Grecia por siglos, como se puede ver en la imagen
GHDEDMRFLHQWRVGHDxRVSRVWHULRU\\DVLQGXGDJULHJD
273
(VWDLPDJHQUHFWRUDTXHHQFRQWUDPRVHQODPLWRORJtDVH¿OWUDHQOD¿ORVRItD
griega, pasando así de un nivel de pensamiento mítico a un nivel de pensamien
to que acostumbramos a considerar “racional”. Encontramos ejemplos del árbol
cósmico racionalizado como forma del mundo al menos en las cosmovisiones de
)HUpFLGHV\$QD[LPDQGUR15 Pero además, encontramos la imagen del árbol cós
mico a nivel microcósmico en una de las más famosas descripciones del alma de
la literatura universal:
(QJULHJRȗİȪȖȠȣȢdseúgous) sirve para designar carro, yugo y tronco para
animales, con lo cual, es legítimo pensar que la imagen que Platón describe pue
de ser un carro, como habitualmente se ha interpretado, pero también un tronco,
como nosotros proponemos. Entonces, el alma es un tronco con un ser divino
HQFLPDODDXULJDFRQDODV\FRQDQLPDOHVDODGR\ODGR([SOtFLWDPHQWHHQWUH
los humanos (no entre los dioses) uno de los corceles tira del ser humano hacia lo
divino y el otro hacia lo infernal. Aquellas almas que pierden sus alas “caen” al
mundo terrenal. Las imágenes del árbol del mundo por donde bajan y suben las
almas, y la del alma como tronco alado, convergen. Cierta tradición atestiguada
entre los altaicos y escandinavos requería atar caballos al poste cósmico, quizás
SDUDD\XGDUDTXHODVDOPDVWUDQVLWDVHQSRUpO(OLDGH(QHOSURHPLR
GHO3RHPDGH3DUPpQLGHVLGHQWL¿FDPRVXQDLPDJHQSDUHFLGD\GHHYLGHQWHLQ
ÀXHQFLDFKDPiQLFDFXDQGROHHPRVTXH3DUPpQLGHVIXHOOHYDGRKDVWDODGLRVDSRU
las puertas de Día y Noche por un carro tirado por yeguas. Así pues, observamos
15
Cabe preguntarse si el vínculo entre el huevo y el árbol cósmico se cuela también en el discruso
filosófico: “Y Empédocles lo dice hermosamente en su poema, cuando afirma: Así los grandes
árboles producen huevos: primero glandes; porque el huevo es un feto y el animal se produce
de una parte de él, mientras que el resto es alimento.” (Empédocles, fr. 79 = KRS 385)
274
FRQSHUSOHMLGDGFyPRODGHVFULSFLyQGHODOPDGH3ODWyQVHLGHQWL¿FDFRQODLPD
JHQGHOiUEROFyVPLFRWtSLFRGHXQDFRVPRORJtDFKDPiQLFD(VWRH[SOLFDUtDFLHUWD
tradición que dice que Platón concibió el alma como un árbol: “Masûdi menciona
(MorugelDscheb, 64, 6XQDWUDGLFLyQVDEHDVHJ~QODFXDO3ODWyQKDEUtDD¿UPD
GRTXHHOKRPEUHHVXQDSODQWDLQYHUWLGDFX\DVUDtFHVVHH[WLHQGHQKDFLDHOFLHOR
y sus ramas hacia la tierra” (Eliade, 1972: 251). A su vez, esta hipótesis hace más
FRPSUHQVLEOHVFLHUWRVSDVDMHVyU¿FRVFRPRDTXHOORVTXHGLFHQTXH³HODOPDGH
los hombres en el éter tiene sus raíces” (fr o el anteriormente reproducido
y que designando al alma humana como hija del cielo y de la tierra, de hecho la
convierte en poste del mundo.
Otro mito de Platón, el de Er hijo de Armenio, también muestra un episodio
TXHSRGUtDVHUFDOL¿FDGRGHFKDPiQLFR\TXHHQHVWHFDVRDOXGHDOiUEROFyVPLFR
EDMRVXH[SUHVLyQPDFURFyVPLFD7UDVGRFHGtDVPXHUWRSHURFRQVHUYiQGRVHVX
cuerpo en perfectas condiciones, Er resucita y narra lo que ha visto en el más allá
en su paradigmático “viaje astral”. En el conocido pasaje de la República (libro
X, 614b 621d), cuatro son las puertas de la llanura en donde las almas son juzga
das: dos están en la tierra y dos en el cielo. Los justos se van por la puerta de la
derecha del cielo, los malos, por el camino de la izquierda, por una de las puertas
de la tierra. Por la otra puerta de la tierra llegan almas sucias y llenas de basura,
y por la otra puerta del cielo llegan almas puras y limpias. Se han interpretado las
cuatro puertas desde un punto de vista astronómico, como los dos solsticios y los
dos equinoccios, lo que tiene bastante sentido por lo que sigue en la descripción
de Er: las diferentes esferas celestes y planetarias descritas como encajes de pesos
URPDQRVDOHVWLORGHPXxHFDVUXVDV\JXLDGDVSRUVLUHQDV/DVRFKRVLUHQDVHPL
ten un acorde perfecto, música celestial. Esas cuatro puertas por donde las almas
suben y bajan convergen, de nuevo, con los cuatro postes cósmicos primordiales y
su función básica, la del cambio ontológico, en palabras más llanas, la muerte y el
nacimiento. Dicho esto, nuestra hipótesis (la descripción del alma humana como
XQiUEROFyVPLFRHQ3ODWyQVHUHIXHU]D$GHPiVHOWH[WRFRQWLQ~DGLFLHQGR
Después que cada una de aquellas almas hubo pasado siete días en la pradera, partie
URQDORFWDYRGtD\OOHJDURQGHVSXpVGHFXDWURGHPDUFKDDXQOXJDUVHxDODGRGHV
de el cual se veía una luz que atravesaba el cielo y la tierra, recta como una columna,
y semejante a Iris, pero más brillante y pura. Llegaron a esta luz después de otro día
de marcha. Allí vieron que los extremos del cielo iban a parar al medio de aquella
luz que les servía de unión y abarcaba toda la circunferencia del cielo, al modo de
HVDVSLH]DVGHPDGHUDTXHFLxHQORVFRVWDGRVGHODVJDOHUDV\VRVWLHQHQVXDUPD]yQ
'HGLFKRVH[WUHPRVHVWDEDVXVSHQGLGRHOKXVRGHOD1HFHVLGDGTXHLPSXOVDEDWRGDV
las evoluciones celestes.
275
/DFROXPQDGHOX]GHVFULWDKDVLGRLQWHUSUHWDGDFRPROD9tD/iFWHDTXHHQ
QXPHURVDVWUDGLFLRQHVVHLGHQWL¿FDFRQHOFDPLQRGHORVPXHUWRV/HEHXI
Puede interpretarse también como el árbol del centro, desnudo de ornamentos, tan
EODQFRFRPRHOFLSUpVEODQFRGHORVyU¿FRV
Lamina VI
Hemos destacado especialmente el árbol como camino de los muertos. Sin em
EDUJRVLVXSURSLHGDGHVODGHH[SUHVDUHOFDPELRRQWROyJLFRGHEHUtDWDPELpQVHU
VtPERORGHOQDFLPLHQWRUHQDFLPLHQWR\RLQPRUWDOLGDGFRPRSDUHFtDVXJHULUHO
hecho de que algunas parturientas divinas se agarrasen a él. Así es. No hace falta
recordar los episodios archiconocidos de Heracles buscando la ambrosía divina en
el jardín de las Hespérides, o el ya citado de los argonautas robando el toisón de
oro de una encina sagrada. Menos atención se ha prestado a ciertas imágenes que
pintan la columna del mundo junto a un huevo de donde nacen humanos y anima
les. Por ejemplo, encontramos representaciones de Helena, cuyo nombre adoptará
el entero pueblo griego, naciendo de un huevo bajo una columna.
Lamina VII
La mitología griega presenta diversos capítulos susceptibles de ser analizados
HQ HVH VHQWLGR 0DUWtQH]9LOODUUR\D D SHUR VX WUDWDPLHQWR GHV
ERUGDUtDORVOtPLWHVGHHVWDH[SRVLFLyQ(QUHVXPHQVRQLPiJHQHVGHOSULQFLSLR
cósmico contenido en un huevo, cuna o barca y vinculado estrechamente con una
columna, árbol o mástil. Un ejemplo: el de Fanes, el dios primigenio entre los
yU¿FRVFX\RQRPEUHVLJQL¿FD/X]\TXHDODGR\FRQFXHUSRVHUSHQWLQRQDFHGHO
huevo del mundo. Todas ellas son imágenes cuyo simbolismo primordial conver
ge con el del Arca de Noé bíblica, y que traemos a colación aquí para preguntar
nos en diálogo con ustedes por la íntima relación entre el germen del mundo y el
poste cósmico, entre la imagen del origen del Ser y la de sus diferentes niveles o
desarrollos.
Lamina VIII
&RQFOXLPRV ODQ]DQGR DOJXQDV SUHJXQWDV DO DLUH ¢H[LVWHQ LQGLFLRV HQ RWUDV FXO
turas para relacionar de forma análoga a como proponemos el alma humana con
HOiUERODODGR"(Q3ODWyQWDOLGHDSRUORYLVWRTXHGDMXVWL¿FDGDHVSHFLDOPHQWH
SRUTXHFRQYHUJHQORVVHQWLGRVGHOiUERO\GHOFKDPiQDPERVH[SUHVDQODVGLIH
rentes posibilidades de ser, la unión entre el Ser y el No Ser, entre lo mortal y lo
276
/DPLQD9,$UULED+HOHQDQDFLHQGRGHOKXHYR$GHPiVGHODFROXPQDDSDUHFHQODVDODVORTXH
agudiza la convergencia con las representaciones del árbol cósmico. Trevirá, Landesmuseum
%RWWLQL$EDMR+HOHQDVDOLHQGRGHOKXHYRSLQWDGDSRU3\WKRQDSUR[D&
Se encontró en el corredor de la tumba 24 de Andriuolo. Pastum, antigua Poseidonia, museo
de sitio. Foto tomada por Ada Cortés, a quien le agradezco que me informara de esta pintura.
277
,PDJHQ9,, .tOL[ GHFRUDGR FRQ 'LRQLVRV QDYHJDQGR SRU ([HFLDV$O PiVWLO OR URGHD OD YLG
en forma de serpientes entrelazadas. Las uvas evocan las semillas del mundo que contiene el
EDUFRDUFDGH'LRQLVRVD&&ROHFFLyQGH$QWLJHGDGHVGHO(VWDGR0XQLFK
278
inmortal, entre el mundo de los dioses y el de los hombres, entre el pecado y la
herocidad angelical... El héroe, yendo más allá de los límites del mundo, con las
DODVGHOGLYLQR(URVODVGH6XHxRRODVGHOSURSLR+HUPHV³FRQGXFWRUGHDOPDV´
desborda la realidad. Entonces el chamán, que transmuta su alma al mismo tiempo
que transmuta el mundo, hace indistinguibles su propia alma y el árbol del mundo,
se convierte en el conducto que en forma de río lleva a los muertos a su sitio, o
TXHHQIRUPDGHYDJLQDWUDHDORVQLxRVGHYXHOWDRTXHHQIRUPDGHÀDXWDWUDHOD
SDODEUDGH'LRVDOPXQGRDTXHOODTXHVHxDODFRQYDUDHQPDQRORVSXQWRVIXQ
damentales del universo, desde su mismo ombligo, el centro del mundo, desde la
intimidad más profunda. En palabras de Heráclito (fr. ³HOFDPLQRKDFLDDUULED
\KDFLDDEDMRXQR\HOPLVPR´$xDGLPRVHOFDPLQRLQWHULRU\H[WHULRUXQR\HO
mismo.
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Contextos
urbanos
Entre lo huichol y lo mestizo:
la práctica contemporánea del mara’akame
(OSURSyVLWRGHOSUHVHQWHDUWtFXORHVH[SORUDUODVIDFHWDVTXHORVFKDPDQHVKXL
choles (mara’akate) desarrollan en su práctica contemporánea al actuar no sólo
dentro de su propio ámbito cultural wixarika, sino también como una opción más
dentro del ámbito teiwariTXHUHSUHVHQWDORPHVWL]RHORWURORH[WUDxRDODFXOWX
ra tradicional. Ambas facetas, aunque desde una primera impresión parecen con
tradictorias, son complementarias. Describirlas es el objetivo central, abordando
por un lado, en qué consiste la práctica en el ámbito wixarika, y por el otro, descri
biendo como el chaman huichol actúa en el mercado de creencias contemporáneo.
Entre los huicholes, es bien sabido que sus especialistas son chamanes. Los
mara’akate pasan por un proceso iniciático que marca una distinción fundamental
en la condición de los iniciados y de los no iniciados en diferentes aspectos: en
primer lugar, la persona del iniciado sufre una transformación porque ha desarro
llado su iyaricorazón y ha obtenido nierika. De esta manera, obtiene un modo de
percepción, de pensamiento y de comunicación que les permite realizar acciones
mágicas, comunicarse con dioses, animales y difuntos, y conocer los aspectos
invisibles de la realidad. Gracias a este poder esotérico de comunicación y cono
cimiento puede curar, fungir como psicopompo y ser un sacerdote.
En segundo lugar, la distinción entre iniciados y no iniciados atraviesa pro
fundamente a la sociedad huichola y a su cosmovisión, como ha sido planteado
SRU1HXUDWKTXLHQVHxDODTXHPLHQWUDVSDUDORVQRLQLFLDGRVKD\XQLQWHUFDPELR
recíproco de dones, sin pretender conocer a los dioses; aquellos que han obtenido
nierika van más allá del dualismo y la reciprocidad. Conocer a los dioses implica
ser ellos. Todos pueden realizar ofrendas simples para asegurar el bienestar de la
gente, del ganado y del coamil;1 la relación establecida es de reciprocidad, pero
es asimétrica, la ofrenda es una oración. Por el contrario, en la iniciación cha
PiQLFDHOLQLFLDQWHTXHSUDFWLFDHODXWRVDFUL¿FLRORJUDFRQYHUWLUVHHQODGHLGDG
1
Tierra de labor.
285
PLVPDWUDQVIRUPiQGRVHDVtPLVPRHQXQDQWHSDVDGR1HXUDWK
El mara’akame HV³HOTXHVDEHVRxDU´FRPRHOVLJQL¿FDGRGHOPLVPRWpU
mino indica no en wixarika, sino en la lengua de un pueblo muy cercano: el cora
(Neurath, comunicación personal). Es quien conoce la verdadera forma del mun
do, quien mira más allá de las apariencias y que se mueve en el ámbito de los dio
ses. Gracias al nierika, el mara’akame puede comunicarse con animales, plantas
y elementos naturales; como sucedía en los tiempos míticos (Neurath, 2002: 198).
El mara’akame logra convertirse en un antepasado y en su acción, encarna
a Kauyumari, HOFXDOKDVLGRLGHQWL¿FDGRFRPRXQtrickster: dual, medio malo y
medio bueno, presa y cazador, ingenioso, viola las leyes que él mismo estable
ció y es un héroe cultural.2 En opinión de Neurath, esta ambivalencia es parte
intrínseca del ser mara’akame, quien también actúa como un trickster. En primer
lugar porque al buscar la iniciación, comete una serie de transgresiones, ya que el
conocimiento esotérico es peligroso en sí mismo. También el ser cazador y presa
LPSOLFDDVWXFLD\DOPLVPRWLHPSRHVWDUVLHPSUHGLVSXHVWRDODXWRVDFUL¿FLRTXH
representa el “ideal ético del mara’akame” (Neurath, 2005b: 21).
De manera general se plantea una distinción básica entre los que curan y los
que cantan. Mientras que los primeros actúan dentro del ámbito privado de la
VDQDFLyQORVVHJXQGRVDGHPiVGHFXUDUSDUWLFLSDQHQODV¿HVWDVGHOFLFORULWXDO
cantando los pasajes míticos correspondientes. El mara’akame cantador es, en sí,
el que actúa como sacerdotechamán.
La distinción entre el cantador y el curandero radica en que a pesar de que
ambos tienen nierika, el “don de ver” del primero se encuentra más desarrollado,
es quien escucha y conoce las palabras de los dioses y habla con ellos, para lo
cual emplea un lenguaje esotérico. Además, los mara’akatePiVH[SHULPHQWDGRV
se convierten en kawiterutsixi,4 quienes son los miembros del consejo de ancianos.
1HXUDWKH[SOLFDTXHVRQORVKRPEUHVPiVH[SHULPHQWDGRV\VDELRVGHODFRPXQL
dad tanto en política como en religión y medicina tradicional. Han pasado por todos
ORVFDUJRV\VRQFXUDQGHURVRFDQWDGRUHVPX\UHFRQRFLGRV1HXUDWK
6LJXLHQGRORVSODQWHDPLHQWRVGH$OFRFHU\1HXUDWKDSDUWLUGHORH[SXHVWR
por Preuss, los chamanes coras y huicholes son quienes logran tener una con
centración especial del pensamiento, gracias a las prácticas ascéticas que llevan
a cabo: “Entre coras y huicholes, la magia más poderosa es la del pensamiento;
2
Ver: Neurath, (2002: 223-234); Aedo, (2001:125-128) y Zingg, (1982),Tomo I: 602.
3
Zingg (1982) Tomo I. 370-390. Porras (2003) y Vázquez Castellanos (1993:199).
4
Plural de kawitero.
286
según esto, únicamente los chamanes y los ancianos saben pensar correctamente
y provocar efectos mágicos” (Alcocer y Neurath, 2004: 51).
Para Preuss éste es el “modo mágico de pensar” y sobretodo pertenece a los
dioses, pues el pensamiento humano se encuentra debilitado; por eso sólo los
iniciados logran tener el pensamiento correcto y convertirse paulatinamente en
DQFHVWURV7DPELpQFRQVLGHUDTXHH[LVWHQRWUDVDFFLRQHVPiJLFDVFRPRHOFDQWR
y la danza o la limpia con el muwieri; aunque advierte que “el pensamiento es la
EDVHGHFXDOTXLHUDFWRPiJLFR´3UHXVV
Por otro lado, un mara’akameUHFRQRFLGRGHEHYHODUSRUHOEHQH¿FLRGHVX
comunidad en el más amplio sentido, tanto como especialista médico y religioso,
como pionero para resolver las problemáticas sociales y materiales que enfrentan.
Aunque la práctica del mara’akameHVPX\EDVWDSDUDORV¿QHVGHHVWDH[SR
VLFLyQPHFHQWUDUpSULRULWDULDPHQWHHQVXDFFLyQWHUDSpXWLFDWDQWRHQHOFRQWH[WR
huichol y como en el teiwariFDWHJRUtDTXHVHUH¿HUHDO³RWUR´\DVHDHOPHVWL]R
HO YHFLQR HO H[WUDQMHUR R HO WXULVWD 'H HVWD PDQHUD OD DFFLyQ GHO mara’akame
revela dos niveles diferentes, aparentemente contradictorios, pero que en realidad
no lo son, como veremos a continuación.
Debo mencionar que la información aquí presentada, es un fragmento de mi
tesis de maestría en Estudios Mesoamericanos, y parte de lo que aquí menciono
es gracias a la información que me compartieron huicholes de la Cebolleta, en San
Andrés Cohamiata, Jalisco, de la Organización de los Médicos Tradicionales de
los Cuatro Pueblos (coras, huicholes, tepehuano y nahuas) del estado de Nayarit,
\GHODFRPXQLGDGGH0HVDGH1XHYR9DOOH\1D\DULWGXUDQWHPLVHVWDQFLDVGH
FDPSRHQWUHORVDxRV\0LPiVSURIXQGRDJUDGHFLPLHQWRDWRGRVHOORV
Para realizar una limpia, el mara’akame utiliza un muwieri TXH HV XQD ÀHFKD
tallada en palo de Brasil —una madera roja que tiene propiedades curativas5— o
palo blanco, a la que se le cuelgan plumas de ave, preferentemente de águila real
aunque también pueden ser de aguililla de cola roja o de halcón. Para su elabora
ción es necesario que el iniciante o el mara’akame perciba cuál es el árbol indica
do para hacerlo y qué plumas debe colgar de éste. Neurath comenta que a la vara
SXHGHQDxDGLUVHSHTXHxDVFDPSDQLWDV\RXQSHTXHxRHVSHMRFLUFXODURnierika
(Neurath, s.f.a: 47).
*XWLpUUH]H[SUHVDTXHODVSOXPDVVRQHOHPHQWRVGHFRPXQLFDFLyQ\VHOHV
atribuye un poder solar, mientras que el palo de Brasil se asocia con los rayos
5
Tomada en infusión, Santos me explicó que sirve para curar la tos.
287
solares. Con el muwieri se cura y también es un vehículo para llevar las peticiones
de las deidades a los hombres y viceversa (Gutiérrez, 2002: 106107).
El mara’akame emplea varios muwierite para realizar una limpia, los cuales
se guardan en un takwatsi, un cesto de paja alargado, que también se denomina
Kauyumari (Ibidem$XQTXH H[LVWHQ FLHUWDV VLPLOLWXGHV HQ OD PDQHUD GH KDFHU
la limpia, cada mara’akame la efectúa de forma distinta. De manera general, el
mara’akameUH]DDOJXQRVPDUD¶DNDWHUHDOL]DQXQVLVHRHOFXDOH[SOLFD5DPyQ
Medina, es alusivo a Tatewari1XHVWUR$EXHOR)XHJR(Q)XUVW3DVD
el muwieri por el cuerpo principalmente en el corazón, el estómago, la frente, los
brazos y las piernas y “chupa” el mal materializado en diversos objetos: un grano
de maíz, un pedazo de cera, un carbón, pelos, cristales, etcétera; dependiendo del
mal del que se trate.
El mara’akame$QWRQLR3DUUDPHH[SOLFyTXHORVPRYLPLHQWRVTXHVHKD
cen durante una limpia tienen como objeto remover la enfermedad, la cual se va
juntando en un mismo punto para poder sustraerla. Algunos mara’akate chupan
el mal con la boca, mientras que los que no poseen esta habilidad, retiran la enfer
medad con sus muwierite.
Cuando un mara’akame realiza una limpia, ésta se enfoca en la “parte
invisible”6 del ser humano o, en palabras de Fagetti, en “el cuerpo sutil”.7 El
mara’akame, al poseer el don de ver, tiene la capacidad de percibir el nierika de
WRGRVHUKXPDQR\DVHDSDUDFXUDUORRSDUDGDxDUOR
'RQ-RVp0XxR]PHFRPHQWyTXHSDUDTXHSXHGDKDFHUXQDFXUDFLyQQHFH
sita ayunar —no comer ni tomar agua hasta después del medio día—, para poder
WHQHUODIXHU]DVX¿FLHQWHSDUDFXUDU*UDFLDVDHVWDVSUiFWLFDVDVFpWLFDVHVSRVLEOH
tener el pensamiento y la percepción correctos. Así, además de ver la enfermedad,
VHDFXPXODODIXHU]DPiJLFDVX¿FLHQWHSDUDSRGHUTXLWDUODDPHQRVTXHVHUHTXLH
ra la realización de una sesión de canto chamánico.
La enfermedad de la persona recogida por el muwieri es potencialmente da
xLQDSRUORTXHWRGRORTXHXQmara’akame retira de una persona tiene que ser
quemado.
(ODFWXDUGHOPDUD¶DNDPHHQHOFRQWH[WRKXLFKRO
Retomando los postulados de Neurath sobre la diferencia entre la cosmovi
sión de los iniciados y los no iniciados, considero que la misma distinción puede
aplicar para las prácticas mágicas relacionadas con el bienestar de la familia. El
seguir la costumbre es una forma de preservar la salud e incluso los huicholes
6
Severi (1996).
7
Ver Fagetti (s.f. y 2005).
288
que no son iniciados pueden realizar ciertas peticiones a los dioses en los lugares
VDJUDGRVHPSOHDQGRÀHFKDVMtFDUDVnierikate, dibujos o peticiones escritas. Sin
HPEDUJRHQRSLQLyQGH1HXUDWKODUHOLJLyQKXLFKRODHVWDQH[LJHQWHTXHMDPiV
VHUtDSRVLEOHFRPSODFHUDWRGDVODVGLYLQLGDGHVSRUORTXHH[LVWHQiPELWRVGHOD
esfera vivencial de la persona en los que debe intervenir el mara’akame. Ade
PiVHOKHFKRGHTXHH[LVWDQREOLJDFLRQHVULWXDOHVLQFXPSOLGDV³SHUPLWHTXHHO
mara’akameVLHPSUHHQFXHQWUHH[SOLFDFLRQHVSODXVLEOHVGHORVGLIHUHQWHVPDOHV
tares” (Neurath, s.f.a: 48).
7DPELpQH[LVWHXQFRQRFLPLHQWRGHFLHUWRVUHPHGLRVKHUERODULRVTXHKRP
bres y mujeres utilizan, sin que sean iniciados, para tratar algunos padecimientos
en el ámbito doméstico. El mara’akameLQWHUYLHQHFXDQGRH[LVWHXQDHQIHUPHGDG
que sobrepasa este nivel de atención, ya sea como cantador o como curandero.
También es el guía principal en los rituales huicholes, y su labor siempre está
SUHVHQWHHQHOLQLFLR\HO¿QDOGHODYLGDGHODVSHUVRQDV
Cuando un bebé nace necesita ser presentado ante los dioses. Primero, ante Tatei
Yurienaka (Nuestra Madre Tierra) para que pueda sentarse y andar sobre la tierra.
Antes de que el mara’akame presente al recién nacido, los padres deben soste
nerlo en brazos todo el tiempo, de lo contrario el infante podría enfermar o morir.
También es quien lo bautiza, generalmente a los cinco días de nacido y le da un
nombre, para evitar que se enferme o muera.
En la muerte, el mara’akame es el encargado de dirigir la ceremonia de “des
pedida” o “corrida del alma” conocida en huichol como witaimari que se celebra
a los cinco días después de que la persona murió. Se realiza una sesión nocturna
de canto chamánico en la cual el mara’akame se comunica con el recién falleci
GRTXLHQSRUVXLQWHUPHGLDFLyQOHVH[SOLFDODVFDXVDVGHVXPXHUWHODVGHXGDV
con los dioses que sus descendientes tendrán que cumplir y averigua cuál será su
morada de ultratumba (Neurath, 2006b:20). El propósito de esta ceremonia es
conseguir que la persona se marche y no retorne para perjudicar a los vivos o sus
SURSLHGDGHV=LQJJ9RO8 De esta manera, el mara’akame actúa
como psicopompo.
8
Leal Carretero (1992) explica en Xurave o la Ruta de los muertos, el viaje del difunto por el
territorio huichol y su regreso momentáneo durante esta ceremonia.
289
El canto chamánico
Cuando se va a realizar una sesión de canto chamánico por enfermedad, es nece
sario que tanto el paciente como el mara’akame ayunen durante cinco días, y en el
quinto día se va a cantar. Entonces Kauyumari le revela al mara’akame las causas
de la enfermedad de la persona y en caso de brujería, le muestra al responsable del
mal. En el transcurso de la sesión, el mara’akame limpia al enfermo varias veces
con el muwieriFRQHO¿QGHUHWLUDUOHHOGDxR
La importancia del canto chamánico ha sido resaltada por Severi (1996) den
WURGHOFRQWH[WRDPHULQGLR\SDUDHO*UDQ1D\DUSRU$OFRFHU\1HXUDWKTXLHQHV
H[SOLFDQTXH³'HHQWUHWRGDVODVFRVDVPiJLFDVVyORODVSDODEUDV\GHPDQHUD
especial, los cantos rituales tienen una fuerza comparable a la del pensamiento.”
(Alcocer y Neurath, 2004: 51).9(QHOFDQWR1HXUDWKH[SOLFDTXH³(Omara’akame
se desdobla, se transforma en todos sus interlocutores. Aparentemente el chamán
siempre conversa consigo mismo, sin embargo escuchamos diálogos con múlti
ples participantes” (Neurath, s.f.a: 47). El canto del mara’akame es una revelación
de los dioses que a lo largo de la iniciación se va aprendiendo y perfeccionando.
Los dioses nunca cesan de dar sus palabras, por lo que los cantos no se repiten y
varían individualmente.
No todo lo que se canta es inteligible para los no iniciados, sino que el canto
HVSDUWHGHXQOHQJXDMHHVRWpULFRTXHVyORORVLQLFLDGRVPiVH[SHULPHQWDGRVFR
nocerán. Entre la desvelada, el consumo de hikuri, permanecer sentado frente al
fuego y el canto, el mara’akame alcanza un estado de trance. Durante estas cere
monias, se propicia un estado catártico en los participantes que permite resolver
sus problemáticas; y de esta forma, se busca reintegrar al grupo de parentesco
(Neurath, 2002: 182).
'HPDQHUDJHQHUDOH[LVWHQFXDWURFDXVDVGHHQIHUPHGDGSRUQRFXPSOLUFRQOD
“costumbre”, brujería, enfermedades ocasionadas por difuntos y por pérdida de
alguno de los “hijos” que conforman el neriwema,10 como resultado de un acci
dente. Las dos primeras causas pueden entenderse como una intrusión en el cuer
SRGHOHQIHUPRTXHSXHGHDGTXLULUODIRUPDGHÀHFKDXQDQLPDOXQFDUEyQXQD
WHODUDxDRDOJ~QRWURREMHWR(Omara’akameHQWRQFHVWLHQHTXHUHWLUDUHVHGDxR
para poder curar al enfermo. La última causa es consecuencia de la pérdida de una
9
El subrayado es mío.
10
Entidad anímica que se localiza en la coronilla.
290
parte de la entidad anímica que mora en la cabeza del ser humano. A continuación,
revisaremos las enfermedades con mayor detalle.
Transgresiones a la costumbre
Dentro de éstas se engloba una gran diversidad de padecimientos que, dependien
do de la deidad que se vea afectada, será la naturaleza del mal. Para Preuss, los
dioses pueden enfermar a los seres humanos gracias a la fuerza de su pensamien
to, de manera que entre los coras: “las enfermedades se llaman ‘los pensamientos
GHORVGLRVHV¶´3UHXVV
Una causa por la que los dioses pueden enfermar a una persona es porque ésta
les pidió algo y aunque obtuvo el favor que requería, no les correspondió, es decir,
se viola el principio de reciprocidad con los dioses: “Porque no cumple uno con
las promesas, y entonces ahí viene la enfermedad, uno cumpliendo pues no tiene
enfermedad, no tiene maldad, porque el dios te mira cómo estás cumpliendo”.11
/DVIUHFXHQWHVYtFWLPDVGHORVLQFXPSOLPLHQWRVDORVGLRVHVVRQORVQLxRVFX\DV
HQIHUPHGDGHV \ PXHUWHV VH H[SOLFDQ FRPR FRQVHFXHQFLD GH pVWRV (VWH WLSR GH
SDGHFLPLHQWRVVRQPX\IUHFXHQWHVHQODSREODFLyQZL[DULND 12
La presencia de los difuntos en el mundo huichol es una fuente de enfermedad y
desgracia para los vivos. Por este motivo, “la corrida del alma” es fundamental,
porque con esta ceremonia el mara’akame se asegura de que el muerto no regrese
y no pueda perjudicar a sus familiares o a cualquier otra persona. Sin embargo,
FXDQGRSRUDOJXQDUD]yQHVWRQRVHOOHYDDFDERORVPXHUWRVVHPDQL¿HVWDQFRPR
aires que traen consigo enfermedad, como calentura, pérdida de apetito y diarrea.
También puede provocar que el transeúnte pierda el rumbo. Para curar este pa
decimiento el mara’akame ve al muerto que tiene agarrada a la persona, a quien
OHKDFHXQDOLPSLD\OHVXVWUDHXQKXHVRGHPXHUWR/DVSHUVRQDVÀHFKDRirikate
antes de manifestarse pueden ocasionar enfermedad en algún familiar, sobre todo
HQORVQLxRV3HUULQ Don José Benítez comenta que de repente puede
caer una “astillita de piedra de cristal” y entonces un mara’akame tiene que hacer
11
Braulio, Mesa de Nuevo Valley, julio 2005, comunicación personal.
12
Para una revisión de estos padecimientos ver: Vázquez Castellanos (1993), Casillas Romo
(1990); Zolla et al. (1994: 277-291) e Islas (2008: 145-166).
13
Este artículo trata en profundidad el tema del uru’kame.
291
una ceremonia, para sacar al urikame, se tiene que poner en el xiriki, se le debe ha
FHUVX¿HVWD\KD\TXHVDFUL¿FDUOHXQWRURRXQYHQDGRSDUDTXHODSHUVRQDVHFXUH
La brujería
En el mundo huichol, la brujería es una causa de enfermedad, muerte e infortunio
bastante frecuente. Un mara’akameEUXMRSDUDUHDOL]DUXQGDxRHPSOHDGLIHUHQWHV
REMHWRVSHOR\RKXHVRVGHYHQDGRÀHFKDVSOXPDVGHWHFRORWHPDt]\XQDYHOD
prendida, que aunque físicamente esté apagada, desde un nivel más sutil, siempre
se encuentra encendida, y cuando se acaba, el embrujado muere. La brujería des
encadena una serie de obstáculos en la vida de la víctima: problemas familiares o
económicos, enfermedad, infertilidad e incluso la muerte. La hechicería no sólo
DIHFWDHOiPELWRLQGLYLGXDORIDPLOLDUVLQRTXHSXHGHRFDVLRQDUXQGDxRDWRGRXQ
pueblo, por ejemplo, alejando las lluvias para que las cosechas se pierdan.
(QFXDQWRDODIRUPDHQTXHVHHMHFXWDODEUXMHUtDHOGDxRSXHGHUHDOL]DUVH
GH GRV PDQHUDV OD SULPHUD HV SUR\HFWiQGROR FRPR XQ REMHWR VL HV XQD ÀHFKD
causa dolor; cuando es un carbón, el embrujado se enojará por cualquier cosa, de
PDQHUDDQiORJDDOFDUEyQ³VHSUHQGHUi´\VLHVHQIRUPDGHWHODUDxDODYtFWLPD
se sentirá muy triste e incluso podría llegar a suicidarse.
(OPDOH¿FLRSXHGHHQWHUUDUVHHQODVFHUFDQtDVGHODFDVDGHODYtFWLPDSHUR
esto no es indispensable, pues aunque la víctima no viva en el pueblo, si el brujo
ORYLROHSXHGHKDFHUXQGDxR$GHPiVH[LVWHQRWURVOXJDUHVHQGRQGHVHSXHGH
llevar el hechizo, como a Reu’utari, roca ubicada entre Mesa del Nayar y Santa
Cruz del Guayabel, Nayarit, e incluso al desierto de Wirikuta (Neurath y Gutié
rrez, 1998).
'RQ$QWRQLR3DUUDPHH[SOLFyTXHPXFKRVPDORVVXHxRVVRQFRQVHFXHQFLD
GHXQHPEUXMR7DPELpQKD\DQLPDOHVTXHSXHGHQDSDUHFHUHQORVVXHxRVFRPR
un toro, una zorra o un tecolote; pues estos animales son con los que trabajan los
brujos negros.
La segunda forma en que un brujo puede atacar a una persona es proyectando
una parte de sí mismo como un animal, por ejemplo, en forma de ratón que poco
DSRFRORPRUGHUiKDVWDPDWDUOD$OUHVSHFWR9i]TXH]&DVWHOODQRVH[SOLFDTXH
un brujo puede robarle el espíritu a la gente para apoderarse de él, mandando la
iteoki, IRUPDHQODTXHHVWHDXWRUQRPEUDDODÀHFKDGHHQIHUPHGDGRSXHGHWUDQV
IRUPDUVH HO PLVPR EUXMR HQ XQ QDKXDO 9i]TXH] &DVWHOODQRV /D
FDSDFLGDGGHH[WHULRUL]DFLyQGHXQDHQWLGDGDQtPLFDSRUSDUWHGHXQDSHUVRQDFRQ
FDUDFWHUtVWLFDVHVSHFLDOHVFRPRXQEUXMRKDVLGRSODQWHDGDHQHOFRQWH[WRPHVR
americano por diversos autores, articulándola dentro del ámbito del nagualismo.
Para Romero, el poder de nagualización consiste en la capacidad de “introducir”
292
el tonal en el cuerpo de un animal, gracias a lo que se adquieren las facultades de
éste (Romero, 2006: 76).
(QHOiPELWRKXLFKROVHGLFHTXHXQDSDUWHGHOEUXMRSXHGHH[WHULRUL]DUVH
\DGRSWDUODIRUPDGHXQDQLPDO7DPELpQH[LVWHQmara’akate que, tras seguir la
iniciación chamánica con los lobos, pueden lograr transformarse en este animal
(JHU9DODGH]HOFXDOWDPELpQSXHGHDGRSWDUODIRUPDKXPDQD
a voluntad.
Tanto los mara’akate TXH FXUDQ FRPR ORV TXH GDxDQ KDQ SDVDGR SRU XQ
período iniciático, poseen don de ver y han desarrollado “el modo mágico de
pensar”; por lo tanto, pueden leer el nierikarostro de la persona y al tener acceso
DHVWHFRQRFLPLHQWR LQYLVLEOH SXHGHQ FXUDUOD SHUR WDPELpQGDxDUOD D SDUWLU GH
FLHUWDVDFFLRQHVPiJLFDV(QUHDOLGDGODVIURQWHUDVHQWUHXQRV\RWURVQRVRQ¿MDV
pues quien es capaz de curar la brujería, también es capaz de realizarla, por lo que
PXFKRVLQLFLDGRVVHPXHYHQHQWUHODDPELYDOHQFLDGHFXUDU\GDxDU
Las acusaciones de brujería son más o menos frecuentes al interior del pueblo
huichol, y son propiciadas por envidias generadas entre los diferentes mara’akate.
Independientemente de que muchos mara’akate FXUHQ\GDxHQHOTXHUHUVHUXQ
iniciado despierta envidias y sospechas entre los otros mara’akate, de manera
que el ser acusado como brujo es una posibilidad que queda latente en la vida del
iniciado.
La curación de la brujería
Para curar a una persona, el mara’akame hace una velación en la que canta con el
¿QGH³HVFRQGHUDODSHUVRQD´SDUDORFXDOVHFRQIHFFLRQDXQDÀHFKDTXHUHSUH
VHQWDDOHPEUXMDGR\HVWDÀHFKDSRVWHULRUPHQWHVHOOHYDUiDXQOXJDUVDJUDGRFX\D
ORFDOL]DFLyQH[DFWDVyORHOmara’akame conocerá, como puede ser debajo de un
árbol de kieri o en la Piedra Blanca de San Blas Nayarit.
(QHVWDVFXUDFLRQHVGHEUXMHUtDODÀHFKDUHSUHVHQWDDODSHUVRQDODFXDOVH
HVFRQGHSDUDTXHHOEUXMRUHVSRQVDEOHGHOGDxRQRSXHGDYHUODHVGHFLUQRVHD
capaz de “leer” su nierika.
Curar la brujería es un trabajo difícil y caro, porque implica largos ayunos,
comer hikuri durante la curación para pedir la asistencia de los dioses para ver
TXpWLHQHODSHUVRQD\TXLpQHVHOUHVSRQVDEOHGHOGDxR3DUDWHQHUODIXHU]DVX¿
ciente para realizar la curación, es necesario ir a un lugar sagrado a realizar ayu
nos ante los kakauyarite,14 quienes le otorgan al mara’akame este poder. Después
en el mundo onírico, se da un enfrentamiento entre el brujo y él; y cuando el
14
Antepasados petrificados.
293
mara’akameORJUDYHQFHUDVXULYDOFXUDDOHQIHUPR(QWRQFHVHOGDxRVHUHJUHVD
a quien lo hizo, quien como consecuencia enferma y puede llegar a morir.
La búsqueda de familia
Una de las causas más frecuentes por lo que la gente va con el mara’akame es
SDUDSRGHUWHQHUKLMRVWDQWRHQHOFRQWH[WRKXLFKROFRPRHQHOPHVWL]R/DLQIHU
tilidad puede ser consecuencia de algún castigo de una deidad o de que un brujo
“amarre” la matriz evitando así la concepción.
En el primer caso, el mara’akame le pide a los dioses que la mujer pueda
TXHGDUSUHxDGDGHVSXpVFRQODVSOXPDVGHVXVmuwierite “agarra al bebé” y lo
15
Este mito ha sido recabado por diferentes autores: Lumholtz (1902:189-19); Zingg (1982,
Vol. I: 150-151); Benítez (1968, Vol.II:168-169) y Medina (2006:17-26, 41). Neurath y Gu-
tiérrez también dan cuenta de dicho mito y señalan su presencia entre coras, mexicaneros y
tepecanos (2003: 318-321).
294
SRQHHQHOYLHQWUHGHODPXMHU7DPELpQSXHGHHOHJLUHOVH[RGHXQEHEpVREUH
WRGRFXDQGRVyORVHKDQSURFUHDGRQLxDV\VHTXLHUHDXQQLxRHQWRQFHVUHDOL]D
una curación de manera análoga a la descrita anteriormente, en la que “agarra al
QLxR´\ORSRQHHQHOYLHQWUHGHODPDGUH/RVQLxRVTXHQDFHQSRUODSHWLFLyQGHO
mara’akameVRQ³GHOLFDGRV´QRVHOHVSXHGHUHJDxDUQLSHJDUOHVWDPSRFRGHMDU
de alimentarlos porque se enferman y mueren. Es indispensable criarlos con mu
cho amor y cuidado.
Los mara’akate desde hace tiempo gozan de reconocimiento en el mundo teiwari
como chamanes, primero con los grupos mestizos que se encuentran cerca de la
Sierra como Huejuquilla el Alto, Jalisco o Tepic, Nayarit. A partir de los sesentas
por la fama que los chamanes huicholes ostentan, es frecuente que vayan a un
mayor número de ciudades a realizar curaciones como el Distrito Federal, Guada
ODMDUD3XHEODR9HUDFUX]3XGHDFHUFDUPHDODDFWLYLGDGGHGRQ$QWRQLR3DUUDGH
6DQWRV%DXWLVWD\GHGRQ-RVp0XxR]HQHVWRVQXHYRVOXJDUHV
(Q WpUPLQRV JHQHUDOHV H[LVWHQ GRV QLYHOHV GH LQWHUYHQFLyQ HQ HO FRQWH[WR
teiwarixi. Las limpias que realizan a personas y a lugares y las velaciones que
algunos mara’akate llevan a cabo. Revisemos con mayor detenimiento ambas
prácticas.
Nuevas curaciones…
'RQ$QWRQLR3DUUDGHVGHKDFHRQFHDxRVIUHFXHQWDXQFHQWURGHWHUDSLDVDOWHUQD
WLYDVHQODFLXGDGGH0p[LFR+DWRPDGRGLIHUHQWHVFXUVRVGHPHGLFLQDVDOWHUQDWL
vas como reiki y terapias con cuarzos. Don Antonio tiene asignado un consultorio
en donde realiza sus limpias; también puede salir del centro para limpiar casas y
negocios.
/DVDFWLYLGDGHVTXHUHDOL]DHQHOFRQWH[WRXUEDQRVRQGLIHUHQWHVDODVHIHFWXD
das en el ámbito wixarika. En el primero, están reducidas a la curación mientras
que en la Sierra ha fungido como cantador, además fue un elemento clave en la
fundación de la escuela primaria que se encuentra en La Cebolleta.
Por otro lado, me dijo que las enfermedades de los huicholes no son las
mismas que las de los mestizos, fundamentalmente porque éstos no siguen los
compromisos de la religión huichola y por ende no se enferman por la acción de
los dioses. Las principales causas por las que atiende a la gente en la ciudad de
16
Plural de teiwari.
295
0p[LFRVRQSRUEUXMHUtDHQYLGLDVXHUWHHQORVQHJRFLRV\SDUDTXHOHVD\XGHD
tener hijos.
3RUVXSDUWHGRQ-RVp0XxR]DWLHQGHDXQDJUDQFDQWLGDGWDQWRGHKXLFKR
les como de mestizos, que viven en Tepic y sus alrededores. También ha curado
gente de diferentes partes del mundo y ha viajado a diversos lugares para realizar
sus curaciones como Morelos, Monterrey y a la Universidad de Chapingo, en el
(VWDGRGH0p[LFR
Al ser miembro de la Organización de Médicos Indígenas ha realizado viajes
HQGLIHUHQWHVOXJDUHVGH0p[LFRHLQFOXVRHOJREHUQDGRUGH1D\DULWOROOHYyD
(VSDxDFRPRSDUWHGHXQLQWHUFDPELRFXOWXUDO\FRPHUFLDOTXHVHUHDOL]yHQHVWH
país. Don José inauguró el evento con una limpia y durante el tiempo que estuvo
allá realizó diferentes curaciones a la gente que se lo pedía, además de vender su
artesanía.
En un pueblo del estado de Morelos, le solicitaron que dirigiera una cere
monia para que lloviera. Él le ordenó al grupo de gente que ayunara, pero no lo
KLFLHURQDVtTXHQRVHFRPSOHWyODFHUHPRQLD0HH[SOLFyTXHFXDQGRQROOXHYH
es necesario que el mara’akame platique con “el dios” para saber cuál es la razón
por la que no manda las lluvias. Entonces hay que ofrecerle pinole, agua, copal y
velas para que las mande.
Todos los jueves don José hace una limpia a todos los turistas que llegan a
0HVDGH1XHYR9DOOH\(VWDOLPSLDHVSDUWHGHOD³UHSUHVHQWDFLyQFXOWXUDO´TXHVH
hace en esta comunidad. Esta “limpia turística” va encaminada a “evitar la mala
suerte” o a mostrar la “cura chamánica” que los indígenas huicholes realizan, pero
en realidad no se busca la cura de los participantes, ni los participantes buscan
cura.
Por su parte, Santos periódicamente sale de su comunidad para ir al Distrito
)HGHUDO3XHEOD\9HUDFUX]FRQHOSURSyVLWRGHYHQGHUVXDUWHVDQtD\KDFHUVXVFX
raciones. Me relató que una vez en la ciudad de Puebla, fue a una casa en donde se
FUHtDTXHH[LVWtDQIDQWDVPDV5HDOL]yODOLPSLDFRQVXVmuwierite, y de las plumas
surgió una piedra negra. Cuando terminó de limpiar este lugar le dolió la cabeza
y se sintió mareado. Como es su costumbre cuando hace un trabajo, por la noche
se limpió con una veladora blanca y así se le quitó el malestar.
Estos aspectos de la práctica chamánica contemporánea se encuentran pre
VHQWHVHQGLVWLQWRVFRQWH[WRVXUEDQRVDOUHGHGRUGHOPXQGRGRQGHFDGDYH]PiV
los chamanes son solicitados. En el libro de Heinze (1991) se relatan diferentes
casos de chamanes en el mundo, quienes han sido llamados para limpiar fábricas,
alejar fantasmas y de manera general para propiciar el bienestar.
296
…Nuevas ceremonias
(Q DOJXQRV FRQWH[WRV XUEDQRV VH KDQ UHDOL]DGR YHODFLRQHV HQ ODV TXH VH OHV GD
hikuri a los participantes, los cuales pertenecen a una gran diversidad de entornos
socioculturales. Aunque el hikuri esté presente y dicha ceremonia concluya hasta
el amanecer, ésta no tiene nada que ver con las que se hacen en la tierra wixarika.
Un aspecto central es la ausencia del canto chamánico tan representativo de la
práctica del mara’akame, o por lo menos no de la manera en que se realiza en las
ceremonias wixaritari. Además este tipo de ritos no se realizan entre los wixa
ritariHVGHFLUQRVHFRQYRFDDXQJUXSRGHSHUVRQDVFRQHO~QLFR¿QGHFRPHU
hikuri, sino que su consumo se da en el ámbito ritual wixarika, que obviamente se
encuentra ausente en el mundo mestizo.
Los teiwarixiDODVLVWLUDXQDGHHVWDVFHUHPRQLDVEXVFDQH[SHULPHQWDUORV
efectos del enteógeno, que por sus propiedades psicoactivas otorga a quien lo
consuma una percepción diferente y probablemente, el acceso a una conciencia
dialógica17 que le permita al sujeto autoobservarse, es decir que la mente se ob
serve a sí misma, teniendo como resultado un entendimiento de la propia vida y
un vislumbre de la religión wixarika. Sin embargo, la obtención de nierika como
tal, sobrepasa a estas velaciones, pues como Neurath argumenta: “Solamente se
REWLHQHPHGLDQWHODSUiFWLFDGHODXWRVDFUL¿FLR\GHODDXVWHULGDG´1HXUDWK
(VWHPLVPRDQWURSyORJRVHxDODTXHSDUDORVKXLFKROHV³&RPRORVPHVWL]RVVRQ
JHQWHQRLQLFLDGDSRUH[FHOHQFLDODLQIRUPDFLyQVREUHORVDJUDGRSXHGHFRQ¿iUVH
OHVHQPX\SHTXHxDVGRVLV´1HXUDWKD
El mara’akame Santos me dijo que cuando se realiza una velación, los parti
cipantes pueden obtener curación, pero no lograrán ser iniciantes, o por lo menos,
no en el sentido wixarika, al desconocer la religión y la lengua de los huicholes.
+D\TXHUHFRQRFHUTXHHVWDVYHODFLRQHVWDPELpQFRQOOHYDQXQVDFUL¿FLRSRUSDUWH
de los huicholes, pues desplazar el hikuri a diferentes ciudades no es una tarea
fácil dado que el acoso de la policía siempre es una posibilidad. Cuando todo sale
bien, el huichol está consciente de que está cumpliendo con los dioses y que el
mismo Kauyumari lo protege de estos problemas.
También en las velaciones mestizas, la búsqueda tiene que ver con conocer el
FKDPDQLVPRGHORVKXLFKROHV\H[SHULPHQWDUXQDYLVLyQGLIHUHQWHGHOPXQGRVLQ
embargo, el encuentro wixaritari–teiwari, plantea diversos desencuentros, como
son la falta del entendimiento de la lengua y de la cultura, la fascinación occiden
tal por el chamanismo, el peyotecentrismo, el ser un “buscador de sí mismo” o un
17
Ver Fericgla, Joseph Ma., “Modificación de Consciencia y Curación”.
297
don Juan seeker (Furst y Schaefer, 1996:504) y una idealización romántica de la
cultura huichola.
Neurath comenta:
Lo que sucede hoy en día con el peyote es, más bien, su “idolatría” de parte de
los buscadores occidentales de visiones. Esta veneración desconoce los rasgos más
LPSRUWDQWHV GHO FXOWR WUDGLFLRQDO \ SUHWHQGH H[SHULPHQWDU HQWHyJHQRV IXHUD GH XQ
FRQWH[WRULWXDOFRPXQDO1HXUDWKD
(VWDVYHODFLRQHVHQHOPHMRUGHORVFDVRVKDQGDGRSLHDH[SHULHQFLDVKR
lotrópicas en los participantes. Dichos estados se caracterizan por cambios de
percepción sensorial, por emociones intensas y de naturaleza no comparable a las
de la vivencia cotidiana. También alteran el proceso de pensamiento, que se ve
desbordado por la cantidad de información relativa a la historia personal, sobre
GLYHUVRVDVSHFWRVGHODQDWXUDOH]D\HOFRVPRVRVREUHFXHVWLRQHV¿ORVy¿FDVPH
tafísicas y espirituales.18
En conclusión, el teiwariSRGUiUHÀH[LRQDUVREUHVXSURSLDYLGDDFFHGHUiD
XQHVWDGRGHFRQFLHQFLDPRGL¿FDGRSHURQRYHUiQLHVFXFKDUiDORVGLRVHVKXL
choles, ni será parte de los rituales comunales que sustentan a la religión wixarika.
Al inicio se planteó que el mara’akame actúa como un trickster en diferentes
VHQWLGRV XQR GH HOORV VH PDQL¿HVWD HQ HO FRQWH[WR teiwari, ya que en éste el
mara’akame muestra una imagen “tradicional”, en el sentido en que siempre que
hacen un trabajo de curación en este ámbito, por ejemplo, utilizan ropa huichola,
mientras que cuando se encuentran en la sierra, no es necesario. Además, pueden
hacer limpias y realizar ceremonias con hikuri, sin que en realidad se comparta
una “lógica chamánica” con los participantes.
Los mara’akateTXHDFW~DQHQXQFRQWH[WRXUEDQRVDEHQTXHORVteiwarixi
en realidad no conocen su tradición; creo que en cierto grado son conscientes del
JUDGRGHIDVFLQDFLyQTXHSURYRFDQHQpVWRVSRUORFXDOREWHQHUEHQH¿FLRVHFRQy
micos de la venta de artesanía y de las “limpias” es un medio bastante difundido
HQODDFWXDOLGDG7DPELpQHODSR\RHFRQyPLFRGHORVH[WUDQMHURVKDUHVXOWDGR~WLO
18
El término holotrópico fue acuñado por Stanislav Grof y significa “orientado hacia la totalidad”
o “que se mueve en dirección a la totalidad” (de la palabra griega holos=todo, y trepein= mover-
se hacia o en dirección a algo). Grof, 2002: 22-24.
298
para realizar la peregrinación a Wirikuta, que representa muchos gastos para los
peregrinos.
Con esto no quiero decir que la curación en el ámbito mestizo sea falsa, sino
que en un amplio nivel, la gente que acude con los chamanes huicholes tiene una
LGHDGLVWRUVLRQDGDGHORTXHpVWRVVRQ\GHFyPRDFW~DQ,PDJHQGHV¿JXUDGDSRU
las visiones románticas de los huicholes, de un “buen salvaje” en contacto per
IHFWRFRQODQDWXUDOH]D(QHOiPELWRXUEDQRSVHXGRHVRWpULFRHOVHJXLUHODxRGHO
calendario chino, retomar algunos de los preceptos del Feng Shui, obtener algún
objeto para la “armonización” y el comprar algún artículo huichol que se piensa
funciona para traer la buena suerte, pueden convivir perfectamente en el mercado
de creencias contemporáneo.
(OFKDPiQKXLFKROSXHGHDFWXDUHQDPERVFRQWH[WRVVLQTXHHVWRLPSOLTXH
XQFRQÀLFWRFRPREXHQtrickster puede desenvolverse en la contradicción y la
ambivalencia. Como curandero, el mara’akame actúa en dos niveles: el primero
se relaciona con la práctica tradicional del mara’akame, que funge como sacer
dote–chamán en sus comunidades, mientras que en las curaciones en el mundo
teiwari tiene que ver más con el terreno de la suerte y el desalojo de las entidades
negativas: como puede ser un trabajo de brujería o una casa con fantasmas. Tam
bién dirige ceremonias en las que los participantes desean acercarse a la visión
FKDPiQLFDGHOKXLFKRO\DFFHGHUDXQHVWDGRPRGL¿FDGRGHFRQFLHQFLDTXHOHV
revele sentido y profundidad en la vida.
3HUULQDFHUWDGDPHQWHPHQFLRQDTXHODIDVFLQDFLyQTXHOD¿JXUDGHOFKDPiQ
SRVHHSDUDHORFFLGHQWDOVHGHEHDTXHHQpVWHFRQÀX\HQDVSHFWRVTXHQXHVWUDVR
ciedad separa como la de ser médico, artista, sabio o sacerdote (Perrin, 1995: 11).
6LQHPEDUJRH[LVWHXQiUHDHQODTXHORVFKDPDQHVKXLFKROHVWLHQHQXQOXJDU
PiV HVSHFt¿FR HQ HO PXQGR RFFLGHQWDO \ GRQGH VX SUiFWLFD DGTXLHUH XQ PD\RU
sentido: es en el terreno de la magia y el tratamiento del aspecto invisible de la
realidad, por eso se les busca cuando una enfermedad es difícil de curar, o como
apoyo a algún malestar del que se sufre, cuando se lucha contra la incertidumbre
de un nuevo negocio, cuando se sospecha que la envidia de algún enemigo lo ha
OOHYDGRDSHUSHWUDUDOJ~QPDOH¿FLRHQFRQWUDGHOFRQVXOWDQWHRFXDQGRODSUHVHQ
cia de un difunto acecha.
Finalmente quiero enfatizar que la adaptación de la práctica chamánica en
HO PXQGR FRQWHPSRUiQHR WDQWR HQ HO FRQWH[WR KXLFKRO FRPR HQ HO PHVWL]R OH
permite a este conocimiento subsistir y asimilar los cambios a los que se enfrenta.
En opinión de Neurath: “Al crear un discurso chamánico apto para la comerciali
zación y el consumo por parte de los noindígenas (teiwarixi), los huicholes pro
WHJHQORTXHFRQVLGHUDQORPiVYDOLRVRGHVXWUDGLFLyQ´1HXUDWKD'H
299
esta manera, hablamos de una relación indígenano indígena que todavía deja mu
cho a la investigación seria y que en el futuro se irá forjando de distintas maneras.
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302
La apropiación del espacio urbano
a través de las prácticas mágico religiosas:
el caso del mercado de Sonora y la zona de La Soledad
/DFLXGDGFRQGHQVDORXUEDQRHQVXVHVSDFLRV(QWRUQRVTXHH[SUHVDQODGLYHU
sidad estética, polisémica; además de las diferencias sociales y culturales de sus
usuarios, los ciudadanos. Lo urbano, discutido por sociólogos, geógrafos y an
tropólogos, se distingue de la ciudad porque aparece con la dispersión, entre los
contrastes de la cotidianidad, en las dinámicas de movilidad, entre el anonimato,
el tránsito y la monumentalidad; es decir, “es más bien una forma, la del encuentro
y de la reunión de todos los elementos que constituyen la vida social”. (Lefebvre,
1976: 68)
En sus múltiples escenarios, acerca al investigador urbano a diferentes planos
de lo cotidiano entre los que se encuentra la oferta mágicoreligiosa; comercia
lizada en plazas, tianguis y mercados, además, y de manera ambulante, en calles
y espacios públicos de la ciudad.1 Por consiguiente, este artículo tiene por objeto
UHFRQRFHU\UHÀH[LRQDUVREUHODUHODFLyQHQWUHHVSDFLRFRWLGLDQLGDG\ODRIHUWD
de prácticas mágicoreligiosas, que proliferan en las ciudades, más aún, en una
FLXGDGOOHQDGHFRQWUDVWHVFRPRODFLXGDGGH0p[LFR
/DUHÀH[LyQVXUJHFDPLQDQGRLQGDJDQGRDFHUFDGHODVIRUPDVGHDSURSLDUVH
social y simbólicamente de los espacios urbanos, en busca de articular la noción
GH SHUFHSFLyQ \ GHVFULSFLyQ FRPR HOHPHQWRV YLWDOHV HQ HO UHJLVWUR HWQRJUi¿FR
Pensando en la complejidad de los escenarios urbanos e indagando en la antropo
logía del espacio2 y la antropología de lo urbano (Delgado, 1999), para integrar en
ella las marcas que el sujeto deja como tatuajes de su apropiación y pertenencia.
1
Se han escrito crónicas y etnografías del mercado de Sonora, sin embargo el acercamiento que
se propone es hacia la reflexión e interpretación etnográfica de las formas de apropiación social
y simbólica, reconocer este tipo de espacios públicos como parte esencial de la vida urbana.
2
La antropología del espacio, propone el estudio del entorno en conjunto con la etnografía, la
espacialidad, el paisaje, el territorio y el lugar, desde la perspectiva social y cultural. Con base
en esta mirada, se propone superar la descripción para indagar en el análisis de la relación que
existe entre el sujeto y/o su grupo sociocultural y su entorno inmediato, como forma de perte-
nencia, distinguibilidad, identitaria.
303
En este sentido, se comprende el espacio vinculado a su uso y función social;
HVGHFLUFRPRHVSDFLRDSURSLDGRYLYLGRFRQVWUXLGRLPDJLQDGR\VLJQL¿FDGR
La noción de espacio ha cambiado a lo largo del tiempo, especialmente en
las ciencias sociales; siendo su acepción más conocida como contenedor, soporte
H[WHQVLyQPHGLRQDWXUDOHVFHQDULRUHFHSWRUGHORVIHQyPHQRVVRFLDOHVVLELHQ
para otros autores, el espacio es una forma de percepción, un producto material de
las sociedades, a decir de Milton Santos: “El espacio debe considerarse como el
conjunto indisociable del que participan, por un lado, cierta disposición de objetos
JHRJUi¿FRVREMHWRVQDWXUDOHV\REMHWRVVRFLDOHV\SRURWURODYLGDTXHORVOOHQD\
anima, la sociedad en movimiento” (1995: 28). De acuerdo con A. Lindon, “estas
formas materiales vienen del pasado, representan relictos de otros tiempos histó
ricos pero que siguen presentes y frente a los cuales las sociedades recrean nuevos
XVRVIXQFLRQHV\VHQWLGRV´/LQGRQ$JXLODU\+LHUQDX['HDFXHUGR
FRQODVKLSyWHVLVSODQWHDGDVSRU+/HIHEYUHHOHVSDFLRVLHQGRIRUPDVHFRQ¿JXUD
FRQEDVHHQORVHQVLEOHPDWHULDOYLYLGRSUiFWLFRWDOFRQ¿JXUDFLyQ³DUWLFXODOR
social y lo mental, lo teórico y lo práctico, lo ideal y lo real.” Es decir, no se trata
sólo de localizar en el espacio, sino de “espacializar”, vincular las actividades,
prácticas con la apropiación.4
3RUFRQVLJXLHQWHVHSHUFLEHHOHVSDFLRHODPELHQWHHQUHODFLyQFRQODH[
SHULHQFLDGHOYLYLU\VLJQL¿FDUORFXDOLPSOLFDODIUDJPHQWDFLyQYLVWRGHVGHHO
sujeto, que reproduce sus actividades, acondicionando, transformando el entorno,
urbanizando, apropiándose, buscando el sentido, construyendo y dejando las hue
llas de su apropiación en sus lugares, los cuales conforman su territorio.
El espacio vivido no es un mero soporte, una sustancia primaria, sino un canon de
realidad, que otorga sentido a lo que se percibe, pues integra la ideología, es decir, lo
que sigue la lógica propia de las ideas de la comunidad: su consciencia, sus creencias
\PLWRVVXVYDORUHV\REMHWLYRV/DERUGD
3
En relación con el espacio vivido se asume la conjunción propuesta por H. Lefevbre que indica
la coincidencia en la práctica, entre el espacio social y el entorno construido.
4
Para Lefebvre, el espacio es la forma pura, una esencia, cuando se desprende de su contenido,
por lo cual cuando hace mención al espacio, lo relaciona con el espacio “vivido, en estrecha
correlación con la práctica social” (1976: 25).
304
DSHJRDUUDLJR\HQODPHPRULD,PiJHQHVGLQiPLFDVGHVXUHDOLGDGVLJQL¿FDGD
mismas que conforman la cartografía de su territorialidad.
En este caso, relacionada a la construcción de etnografías de los escenarios
permisibles, por la ciudades medias y metropolitanas, y que requieren de imple
mentar, crear propuestas incluyentes, observacionales que permitan el registro
de fenómenos sociales en espacios, abigarrados, saturados de imágenes y sono
ULGDGHV GLYHUVDV DGHPiV GH OHQJXDMHV TXH DGTXLHUHQ VLJQL¿FDGR GH DFXHUGR DO
FRQWH[WRGRQGHVHHQXQFLDQFRPSOHMRVFDUJDGRVGHVLJQL¿FDFLyQ\TXHHQJOREDQ
diferentes tiempos a veces cristalizados en prácticas como la magia, el esoteris
PRHQVXPDHVSDFLRV\SUiFWLFDVTXHH[KLEHQODGLYHUVLGDGFXOWXUDO5
Siendo que abarcamos temas urbanos, dejamos a otros la interpretación ideo
lógica y de la cosmovisión de los rituales relacionados con la religiosidad popular
y al esoterismo. Sin embargo, los espacios para la comercialización de productos
D¿QHVFRQODVSUiFWLFDVPiJLFRUHOLJLRVDVTXHVHFRQFHQWUDQHQHVSDFLRVS~EOLFRV
como mercados, tianguis y calles de la ciudad, son parte de la complejidad de lo
XUEDQRSRUORFXDOVLJQL¿FDWLYRVFRPRSDUWHGHOHQWRUQRLQWHJUDQOXJDUHVWHUUL
WRULRVUHGHV\SURFHVRVGHDSURSLDFLyQVRFLDO\VLPEyOLFDTXHPDQL¿HVWDQODSHU
vivencia de las creencias, del conocimiento popular, en las personas que sin dis
FXWLUODH¿FDFLDGHDPXOHWRV\IHWLFKHVHPEUXMRV\SODQWDVPHGLFLQDOHVYHQGHQ
y compran consuetudinariamente algo que proporcione seguridad, tranquilidad,
DPRUVDOXGRJRFHDOFXHUSR\DVHDSDUDREWHQHUXQQRYLRDPHMRUtDHQODHQIHU
medad o abundancia de dinero, ciertos placebos que se conciben como profanos;
SHURREWHQLGRVDSDUWLUGHFRQVXOWDUDODVIXHU]DVVREUHQDWXUDOHVLQH[SOLFDEOHV
sagradas, en ocasiones de origen divino, pero siempre de “moda” y a un “buen
SUHFLR´0HFDQLVPRVPHUFDQFtDVTXHLPSOLFDQFLHUWRVVLJQL¿FDGRVVLPEyOLFRV
arraigados en las tradiciones y costumbres populares, de la identidad de muchos
PH[LFDQRVHLQFOXVLYHGHORVSXHEORVODWLQRV3RUHOORSDUWHGHODFRWLGLDQLGDG
en los espacios urbanos, comprensibles por medio de la percepción sensorial, la
observación directa, la entrevista; en suma, con la etnografía.
La complejidad de los estudios urbanos invita al investigador a indagar en sus es
pacios públicos abiertos y cerrados, ahondar en las prácticas, usos, funciones sig
QL¿FDGRV\OyJLFDVTXHORVHQYXHOYHQDVtHPSLH]DHODQGDUFRQXQDFHUYRWHyULFR
5
La diversidad cultural en la ciudad se expresa como un conjunto de campos identitarios con
fronteras débiles que interactúan unos con otros y que impide que cualquier campo sea hege-
mónico en la urbe (Licona, 2004: 3).
305
propuesto para su análisis; con la consideración previa de que estos escenarios son
comprensibles sólo a partir de caminar, percibir, registrar o simplemente observar
de manera directa o a través de la participación con los sujetos, en su entorno. Lo
anterior, guiado a través de la percepción antropológica del lugar.
En busca de la ciudad y sus espacios públicos, se proponen los mercados
como escenarios que, por su abigarramiento, multiplican los olores, sonidos y
colores; para lo cual, qué mejor opción que el histórico y tradicional mercado de
Sonora6 y el corredor que va sobre avenida Circunvalación hasta la parroquia de
la Soledad.
El investigador puede adentrarse en el escenario, a partir de ubicar usos, lógi
cas y sentidos de las prácticas propias de la cultura. Entrar, observar, implica una
doble circunstancia: activar los sentidos, desde el que observa y comprender que,
en el otro los sentidos contribuyen al proceso de apropiación social y simbólica
del entorno.
Por otra parte, es importante reconocer en el trabajo de campo que la dimen
sión sensorial en el proceso de apropiación vincula a los sujetos, de tal manera que
crean su espacio social, con signos, símbolos, lenguajes, metáforas y metonimias,
DEUHYDGDVGHVXFRQWH[WRVRFLRFXOWXUDOHQFLHUWRVHQWLGRHVXQPHFDQLVPRUHSUR
GXFWRUGHVLJQL¿FDGRV\SUiFWLFDVDVRFLDGDVDODFXOWXUD
La vista puede estar asociada a la razón o a la brujería, el gusto puede servir de
PHWiIRUD SDUD HO UH¿QDPLHQWR HVWpWLFR R SDUD OD H[SHULHQFLD VH[XDO XQ RORU SXHGH
VLJQL¿FDUVDQWLGDGRSHFDGRSRGHUSROtWLFRRH[FOXVLyQVRFLDO(VWRVVLJQL¿FDGRV\
valores sensoriales forman juntos el modelo sensorial al que se adhiere una sociedad,
según el cual los miembros de dicha sociedad “interpretan” el mundo o traducen las
percepciones y los conceptos sensoriales en una “visión del mundo” particular.7
(OHWQyJUDIRXUEDQRUHJLVWUDGHVGHODSHUFHSFLyQVHQVRULDOORVVLJQL¿FDGRV
usos y el valor simbólico del lugar; también advierte que la información que sus
VHQWLGRVOHLQGLFDQUHTXLHUHGHFRQWUDVWDUVHFRQORVVLJQL¿FDGRVTXHHOLQIRUPDQWH
H[SUHVD 0LHQWUDV UHFRQRFH TXH ORV JUXSRV VRFLDOHV XWLOL]DQ GLYHUVRV VLVWHPDV
VLPEyOLFRVGHVFXEULUHVWRVVLVWHPDVGHVLJQL¿FDFLyQHVLQJUHVDUDVXPXQGRGH
YLGD$O UHVSHFWR VHxDOy$ 9HUJDUD ³ODV HWQRJUDItDV PXHVWUDQ ODV YLGD GH ORV
actores sociales construyendo diferentes espacios y temporalidades, los diversos
signos (visuales, sonoros, olfativos y táctiles) que no solamente organizan la per
cepción sino contribuyen, con diferenciado poder, a construir el mundo que nos
6
Se inauguró el 23 de septiembre de 1957.
7
Classen (2010) en http://www.unesco.org/issj/rics153/classenspa.html, 20/07/2010.
306
URGHD\HVWDEOHFHQXQDHVSHFLDOUHODFLyQFRQHOH[WHULRUFDUDFWHUL]DQGRORVOXJD
UHVDYHFHVLQVWLWX\pQGRORV´9HUJDUD$JXLODU\6HYLOOD
Registrar, describir, contrastar, analizar e interpretar, en la investigación an
WURSROyJLFD UHTXLHUH GH HVWXGLDU ORV VLJQL¿FDGRV DVRFLDGRV D OD H[SHULHQFLD GH
TXLHQHVRFXSDQYLYHQ\VLJQL¿FDQVXVOXJDUHVHQHVWHFDVRGHTXLHQHVHQFXHQWUDQ
en el mercado de Sonora ,y en la zona de la Soledad, su mundo social.
Cuando se camina en la ciudad, sobre manera en la zona oriente del Centro
+LVWyULFR OD SHUFHSFLyQ VH HQYXHOYH HQ DURPDV GH SODQWDV ÀRUHV IUXWDV HQWUH
toda clase de objetos: amuletos, piedras, cuarzos, ojos de venado, pulseras má
gicas, objetos de santería, además de los servicios de limpias, lectura de tarot,
cartas, y otras especialidades que la gente requiere y compra para sanar, encontrar
el amor, amarrar o desamarrar a alguien, entre: lociones, polvos, jabones y mu
chos más artículos. Estos espacios, son lugares en la ciudad, que enmarcan una
singular forma de apropiación, que permite poner en juego las habilidades de los
etnógrafos urbanos, destaca como un gran nodo el mercado de Sonora, la Merced,
la Soledad y sus alrededores, las calles que desde la avenida Circunvalación lle
gan a la plazuela de la iglesia de la Soledad.
En este tramo podemos observar el abigarramiento, la masa, la saturación; el
comercio de lo posible y lo imposible; el cuerpo, la carne y el alma. Todo para la
¿HVWDEDXWL]RVTXLQFHDxRVGHVSHGLGDVERGDV\PiVWRGRSDUDHOFXHUSRURSD
zapatos, cremas, potenciadores, complementos alimenticios, tónicos, además de
cápsulas para sanar cualquier enfermedad. Sonora y Circunvalación ofrecen a la
ciudad un espacio para encontrar, o para el cómo ser encontrado.
De acuerdo con algunos datos previos, se sabe que esta zona se ubica en los lí
mites de lo que fuera la “antigua traza” de la ciudad, frontera entre la ciudad
HVSDxRODPRQXPHQWDO\ODVYLYLHQGDVLQGtJHQDVDSRVWDGDVDODVRULOODVGHOTXHIXH
HOODJRGH7H[FRFR'HVGHHQWRQFHVXQD]RQDGHGLFDGDDOFRPHUFLRUHFHSWRUDGH
SURGXFWRVYHQLGRVDWUDYpVGHOFDQDOGHOD9LJDFRQWULEX\HQGRDODIRUPDFLyQGH
uno de los nodos comerciales más importantes de la ciudad, a lo largo de la histo
ria. Si bien, actualmente es un nodo formado por el cruce de la actual avenida Fray
Servando Teresa de Mier y la amplia avenida Anillo de Circunvalación, ambas
con circulación casi siempre lenta, por su densa carga vehicular. Núcleo receptor
y emisor de la comercialización de productos diversos como: juguetes, artesanías,
animales, hierbas, y más…
307
Solución total y garantizada a todos sus problemas por difíciles que éstos sean, tanto
de salud, de amores, de su negocio, de su auto y económicos” […] En un área de
10.262 metros cuadrados se vende todo tipo de cosas imposibles de hallar en otro
mercado, como sapos que “sirven para los hechizos”, y que se comercian junto con
imágenes de santos y “pócimas infalibles”.8
En ocasión de observar, se trata de un escenario complejo, entorno construi
do para el comercio y la reproducción de la cultura popular, lugar que envuelve al
PLVPRWLHPSRTXHH[SRQHODVGLYHUVDVGLPHQVLRQHVGHODFXOWXUDHQXQDELJDUUD
do de signos, en espera de ser comprendidos.
Al llegar se activan los sentidos, los olores, el ruido y los colores, apenas
permiten distinguir la vinculación entre sujetos y espacios. Si bien se llega cami
QDQGRGHVGHHOFHQWURWDPELpQH[LVWHQOtQHDVGHPLFUREXVHVFLUFXODQGR\DSUR
piándose de las avenidas, en lucha constante entre unos y otros; en medio, los
pasajeros, viajeros cansados, cargados de mercancías, vigilantes, siempre atentos,
al asedio del “otro”.
(QODSUR[LPLGDGGHOPHUFDGRGH6RQRUDVHREVHUYDQHQDPEDVDFHUDVFR
merciantes, vendedores ambulantes, unos apropiados del escaso espacio físico, y
otros usando el cuerpo como aparador, algunos vociferando, gritando, llamando
al comprador, para que vea, pruebe, olfatee, lleve, valore, oferte, regatee el precio,
SDFWDQGRDO¿QDOXQFRQYHQLRHQWUHDPERV
Mundo diverso, donde la alteridad es la característica principal, además del
H[WUDxDPLHQWR\HODQRQLPDWRHQHVWHHVFHQDULRDÀRUDQODVPDQLIHVWDFLRQHVFXO
turales, relacionadas a la cosmovisión, creencias y ritos que para el consumidor
VLJQL¿FDQXQD³VROXFLyQ´PHUFDGRGHODIHGRQGHOD³PRGD´WDPELpQWLHQHXQ
lugar, según el día, el mes, para el amor o el trabajo, la salud o la protección:
9LYRKDVWD&KLPDOKXDFiQFRQpVWDVRQFRPRFXDWURYHFHVTXHYHQJRDYH
ces por plantas, a veces para hacerme limpias. Yo no le llamaría brujería sino que
es una forma de sentirse mejor por dentro, de acabar con envidias o con males que
RWUDVSHUVRQDVQRVSXHGHQHVWDUKDFLHQGR6LHPSUHYHQJRFRQODPLVPDVHxRUDQR
me cobra mucho y le tengo mucha fe.9
En este mercado el consumo de bienes se relaciona con el ámbito de lo re
OLJLRVRGHORPiJLFRTXHYDGHOD¿FKHDODOLPSLD\GHODORFLyQDODYHODGRUD
en un pasillo y en otro igualmente a la “moda”, la venta de juguetes “baratos”,
copia de los que se anuncian en televisión o en otros medios, entre disfraces de
8
olx.com.mx, 16/07/2010.
9
Ver testimonio de Margarita Miranda: http://ciudadanosenred.com.mx/node/16310;
23/07/2010.
308
ORVSHUVRQDMHVGH³PRGD´PLHQWUDVTXHOD¿JXUDFHQWUDOGHOPHUFDGRWDPELpQYD
FDPELDQGR¢VHUiQORVFRQVXPRVFXOWXUDOHVHQHOiPELWRGHODIHWDPELpQLQÀXHQ
ciados por la “moda”?, consideramos que podría ampliarse una investigación en
HVWHVHQWLGRXQHMHPSORHVHOWUDGLFLRQDOFXOWRPH[LFDQRDODLPDJHQGHODYLUJHQ
GH*XDGDOXSHTXHDGHFLUGHORVFKDPDQHVGHOVLWLRHVODH¿JLHDPXOHWRGHPD\RU
popularidad entre los católicos, y aun así fue cambiada por la Santa Muerte, ado
rada por muchos, que no encontraron “solución” entre los católicos, y desde hace
SRFRWLHPSRODJUDQ¿JXUDIXHRWUDYH]FDPELDGDDKRUDSRUODLPDJHQLPSRQHQWH
de San Judas Tadeo.
)RWRJUDItD6DQ-XGDVWDGHRHQHOPHUFDGRGHVRQRUD6XVDQDUDPRVGHMXQLR
En este sentido, como dice García Canclini, el consumo permite observar las
manifestaciones culturales, en tanto se relaciona con la moda: “seleccionamos los
ELHQHV\QRVDSURSLDPRVGHHOORVGH¿QLPRVORTXHFRQVLGHUDPRVS~EOLFDPHQWH
valioso […]”, para este autor el consumo es “el conjunto de procesos sociocultu
rales que se realizan en la apropiación de productos” (García Canclini, 1995: 42).
3RUFRQVLJXLHQWHVHREVHUYDFyPROD³PRGD´LQÀX\HHQORVFRQVXPRVWDP
bién en el ámbito de lo mágicoreligioso, puesto que cuando se acude por algún
remedio, para el alma o el cuerpo, resulta que el remedio ofertado es un producto
de moda, una limpia, la lectura de cartas o del tarot, además de la práctica de
moda, remedios como plantas, o polvos, de acuerdo a la ocasión. Se dice que lo
309
TXHFRQVXPLPRV YDHQ UHODFLyQFRQJXVWRV DQWRMRV\ FRPSUDVLUUHÀH[LYDVVLQ
embargo en el mercado de Sonora se consume, por creencia, por fe, por la necesi
GDGGHDPRURGHDPDUDSURSyVLWRGHHVWRVHxDODOD6HxRUD&RQVXHOR³\RYHQJR
martes y viernes[…] a hacerme mis limpias, a buscar algo para el amor, una pareja
estable, que lo quiera a una, que la apoye, yo estoy usando el jabón de “amanza
JXDSRV´\ODYHODGRUDSDUDHODPRU\EDxRVFRQDOEDKDFDPLHOD]~FDU\FDQHOD´10
Considerando que los tiempos para el consumo son cíclicos, observamos que
también la comercialización de embrujos y pócimas tiene su tiempo y ciclicidad.
Al decir de una de las vendedoras, en los locales del mercado, se compra más en
épocas como el “mes del amor y la amistad”, y para esto la gente no escatima:
En esto no se debe escatimar, siempre y cuando quieras tener a alguien contigo, por
ejemplo, tenemos este producto que es el “amarre total”, hecho de feromonas, te lo
aplicas y al hacer contacto con la piel, desprendes la feromona y atraes al ser amado.
Los amarres más económicos cuestan 500 y se necesita la foto de la persona y su
nombre.
$GHPiVGHOFRQVXPRHVHOHVSDFLRGRQGHVHH[KLEHQODVQHFHVLGDGHV\YLGD
privada del sujeto, envueltas en periódicos circulan las veladoras preparadas para
atraer la suerte, el amor o el dinero, en esta oferta destaca la veladora de las siete
potencias, la más poderosa […], en diciembre las veladoras se preparan con semi
OODVGHOHQWHMDPDt]DPDUDQWR\DOSLVWHUHJXODUPHQWHDFRPSDxDGDVGHXQERUUH
go para que atraiga “la lana”; si bien, la amarilla preparada para atraer el dinero se
vende en enero, en febrero la roja se vende en pares.
M.: La realidad es que cuando amamos perdonamos, pero préndete una vela roja cada
MXHYHV\SULPHURGHFDGDPHVYDVDODFDSLOODGHVDQ$QWRQLR\SRQHVPRQHGDVD
sus pies esto es efectivooo para que atraigas un nuevo amor y préndele una vela negra
DHVDSHUVRQDSDUDTXHUHFDSDFLWH\YHDORH[FHOHQWHGHWL\WHSLGDSHUGyQ11
2WURUXEURTXHH[KLEHODVSUiFWLFDV\HOHPHQWRVGHODUHOLJLRVLGDGSRSXODU6L
bien, la ciudad y sus espacios públicos son permisibles a la venta y consumo de
HVWRVSURGXFWRVWDPELpQORVRQDODUHFRQ¿JXUDFLyQGHVLJQL¿FDGRV(VHOOXJDU
para comerciar con el miedo y el tabú.
10
Entrevista realizada por Paola Flores, el día del amor y amistad, 14 de febrero de 2005.
11
Comentario en: http://www.soyesoterica.com/rituales/veladora-para-invocar-salud-dinero-
y-amor.html
310
Al respecto, S. Freud mencionó que el tabú funciona con la mediación de
objetos inanimados que reciben cierta carga eléctrica, por lo cual son sede de
fuerzas que el hombre debe respetar o atenerse a las consecuencias malignas que
provocaría una violación del tabú:
El tabú se supone emanado de una especial fuerza mágica inherente a ciertos espíritus
y personas y susceptible de transmitirse en todas direcciones por la mediación de
objetos inanimados. Las personas y las cosas tabú pueden ser comparadas a objetos
que han recibido una carga eléctrica; constituyen la sede de una terrible fuerza que
se comunica por el contacto y cuya descarga trae consigo las más desastrosas con
VHFXHQFLDVFXDQGRHORUJDQLVPRTXHODSURYRFDQRHVORVX¿FLHQWHPHQWHIXHUWHSDUD
resistirla. Por tanto, las consecuencias de la violación de un tabú no dependen tan
sólo de la intensidad de la fuerza mágica inherente al objeto tabú, sino también de
la intensidad del mana que en el impío se opone a esta fuerza. Así, los reyes y sacer
GRWHVSRVHHQXQDIXHU]DH[WUDRUGLQDULD\DTXHOORVV~EGLWRVTXHHQWUDVHQHQFRQWDFWR
inmediato con ellos, pagarían su atrevimiento con la vida. En cambio, un ministro u
otra persona dotada de un mana superior al corriente puede comunicar con ellos sin
peligro, y tales personas intermediarias resultan por su parte accesibles a sus subor
GLQDGRVVLQSHOLJURSDUDHVWRV~OWLPRV)UHXG
En el mercado y calles adyacentes se preparan toda clase de conjuros, buenos
y malos, para la brujería y para detenerla, de magia blanca y negra, son lugares
donde el sujeto habla de su vida privada al brujo, al chaman; hablan de sus nece
sidades y preguntan por su fortuna entre el amor y el dinero a la mujer, hierbera,
bruja o curandera, que sabe y es “efectiva” en la preparación de hierbas, velas y
conjuros; un poco de los secretos y formas de obtener mejores resultados, por
HMHPSORHVHOGHODYHODGRUDURMDTXLHQVHxDODHOFRORUURMRFRPRVtPERORGHODPRU
\HQVHxDODPDQHUDGHXVDU
El rojo siempre está relacionado con el amor y la pasión, pero en las velas además
H[LVWHQRWURVFRORUHVFRPRHOURVD\QDUDQMDTXHWDPELpQDWUDHQDODSDUHMD/DSUH
paración de una veladora es muy importante para transferir ciertas energías que les
SXHGHQD\XGDUDTXHODSHUVRQDGHVXLQWHUpVVH¿MHHQXVWHG
Requiere de:
Una veladora grande roja, miel, azúcar, canela, cerillos de madera y una aguja.
Preparación:
A la veladora se le escriben con la aguja el nombre de usted, con los apellidos de
la persona que están pretendiendo, lo deben de hacer siguiendo el movimiento de
las manecillas del reloj, esto quiere decir de izquierda a derecha. En un recipiente
311
ezclan el azúcar y la canela para depositarla en la cera justamente a donde escribie
m
ron los nombres puestos en una olla de barro, para mayor efectividad. Con cerillos
de madera prenden la veladora rezando un Padre Nuestro y posteriormente hacen la
SHWLFLyQSDUDTXHHOVDQWRGHVXGHYRFLyQOHVDX[LOLHSDUDTXHODSUHSDUDFLyQGHODYHOD
VHDH[LWRVD\DVtSXHGDQDWUDHUHODPRU&XDQGRHVWpSUHQGLGDODYHODGRUDOHFRORFD
unas gotas de miel, al mismo tiempo que se repite, la siguiente oración al santo: “…
GHPLFRUD]yQWHSLGRTXHFRQHOLQ¿QLWRSRGHUTXHGLRVWHFRQFHGLyPHD\XGHVD
preparar mi veladora para que su luz ilumine el camino de mi amado (a) hasta esta
morada. En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo amén”.
La veladora regularmente tarda cuatro o cinco días en consumirse, si al terminarse no
han obtenido los resultados esperados realicen nuevamente el proceso hasta que su
IXWXUDSDUHMDVH¿MHHQXVWHG/RVUHVXOWDGRVSXHGHQVHULQPHGLDWRVRSXHGHQWDUGDU
todo depende de la fe y del tipo de contacto que tengan con la persona que pretenden
atraer.12
Sin embargo, son lugares que forman parte de la cartografía territorial, bien
XELFDGRVGHOXUEDQLWDOHGHMDQKXHOOD\ORVXELFDH[LVWHQHQFXDOTXLHUPHUFDGR
de la ciudad, y son lugares para el remedio, la sanación \SDUDH[KLELUORtQWLPR
las situaciones críticas y privadas, donde hay un espacio para escuchar y remediar
la vida de los sujetos, literalmente en público.
Alrededor de espacios como el mercado de Sonora se constituyen otros para el
FXHUSRHQWUHORFDOHVGHSLxDWDVELFLFOHWDV\MXJXHWHVHVWiQORVTXHRIHUWDQWyQLFRV
mágicos: “El jardín secreto”, “el Nutrizorro”, la ciudad como un lugar para las
apropiaciones y sobre todo para el encuentro. Es la zona de la prostitución, “la
Merced”, un espacio que ha sido escenario de grandes disputas, marcado, estig
matizado y aún así un lugar público; a pesar de las constantes reapropiaciones
que el gobierno implementa para el control del espacio: jardineras con picos, para
evitar que los comerciantes ambulantes invadan y se asienten de nueva cuenta, la
berintos donde los compradores y comerciantes tienen que ingeniárselas para pa
sar e introducir sus mercancías, y, como encerrando el lugar, la alambrada verde:
12
Es una receta muy famosa, fue comentada por la Sra. Martha y obtenida con la “güera”, en el
mercado de Sonora, se sabe de ésta en varios mercados de la ciudad pero que se puede solicitar
en los locales de preparado de veladoras y es adaptable a diferentes santos que van de San An-
tonio a la Santa Muerte.
312
lugar para los avisos, además para recargarse, cambiarse, reajustar el cuerpo y
socializar con los clientes.
Con todo, la calle tiene vocación para el comercio, es el espacio surtidor de
la herbolaria, la venta de polvos, lociones, jabones y aceites, entre complementos
alimenticos, los ejemplos no paran: “Tienda del consumidor naturista: El Ángel
de la salud”, vende al mayoreo y menudeo además de ofrecer consulta y aseso
ría; “El jardín secreto” vende tónicos y Moscaibérica, reconstituyente físico y
mental, Bananasex en cápsulas y un kid espacial Nutripck, para hombres Men’s
y en las esquinas entre periódicos del día, revistas especializadas para caballeros,
videos XXXX, las grandes tinas cargadas de refrescos, jugos y aguas, además de
cigarros y otros productos necesarios, siempre para caballero. Súper naturistas
mayoristas, más bodegas de herbolaria y venta de estimuladores del cuerpo; cami
nando por la acera derecha del Eje 1 Oriente aumentan los olores, es el Mercado
0HUFHG)ORUHVGXOFHVÀRUHVFRPLGDEROVDVKLHUEDV\EDVXUDHQFRQMXQWRFRQ
una imagen plagada de colores saturan el espacio, entre toldos azules y amarillos
la ciudad se muestra permisible, el comercio ambulante aumenta es la zona de
la Merced, las apropiaciones, los controles, los símbolos nos invaden, aunque la
E~VTXHGDGHSURGXFWRV\SUiFWLFDVHVRWpULFDVOOHYDDREVHUYDUFyPRVHH[KLEHHO
HVSDFLRFRPRXQOXJDUTXHFRQ¿JXUDDVXVSUDFWLFDQWHVOHVFRQ¿HUHLGHQWLGDG
estigma, entre vendedores, compradores, prostitutas, clientes, cargadores y gente
en situación de calle, se llega a la zona de la Plaza de la Soledad.14
/D ]RQD LQYLWD D SUHJXQWDUVH SRU DTXHOODV WHVLV TXH PDQL¿HVWDQ HO FDPELR
constante en la ciudad, aquí aunque se registran cambios se observa la transfor
mación de los espacios, pero los mecanismos de apropiación se mantienen, la
JHQWH UHTXLHUH GH PDQLIHVWDU VX OXJDU DO FXDO VH OH FDUJD GH VLJQL¿FDGR UHJLV
trable a través de la percepción, la memoria y el imaginario, pero en estos sitios
que se generan en las ciudades: ¿cómo construir el lugar?, desde la perspectiva
GHTXLpQ¢HQWUHOR¿MR\ORTXHKDSHUPDQHFLGRDSHVDUGHOWLHPSR"¢6LODVFLX
dades son espacios en transformación, es pertinente hablar de las permanencias?
Aunque justo son las prácticas mágicoreligiosas parte del ritmo y movimien
to de la ciudad, algunos de estos lugares siguen siendo espacios dedicados a la
venta y consumo, actividades realizadas como mecanismo de sobrevivencia en
intersticios de la ciudad, lugares con sentido, parecen únicos y, sin embargo, casi
todas las ciudades requieren de espacios como estos. Lugares de temporalidades
13
Entendida aquí como identificación, experiencia y memoria conjugadas en el ser individual.
14
La observación directa permite reconocer las diferentes prácticas que se desarrollan en este
entorno, mismas que serían motivo de diversos trabajos de investigación, para este escrito se
toma el tramo de Circunvalación como un espacio que sirve para conectar con el comercio y
prácticas que se encontraron alrededor de la parroquia de la Soledad.
313
d iferenciadas, espacios donde la idea de comunidad se diluye frente a la del indi
viduo que busca sobrevivir de venderle al “otro”, para comer hoy. Históricamente
constituidos, permanecen y cambian tan lento en oposición de lo rápido que se
PXHYH VX PHUFDQFtD /LFRQD VHxDOD TXH ³XQD FLXGDG VXV FDOOHV VXV HGL¿FLRV
sus plazas, sus viviendas, sus parques, sus lugares de recreación, sus fábricas, sus
mercados; así como las formas de vida son producto del pasado y en su desarrollo
actual caminan con ritmos diferentes. Lo que hoy podemos constatar como signos
de una ciudad es que son de épocas disímiles.” (2004: 1)
Múltiples escenarios que conforman día a día lo cotidiano, han llevado a la
antropología, a la búsqueda de espacios de investigación, diversos lugares que
VyORVHXELFDQDSDUWLUGHODH[SHULHQFLDHQHOWUDEDMRGHFDPSR/D]RQDGHOD
“Soledad” se encuentra escoltada por las bodegas de la Merced, el Eje 1 Oriente,
Av. Circunvalación, la calle Limón, la calle San Simón, la calle de la Soledad y la
de La Santa Escuela.
Escenario cargado de historia, ahora limpio y restaurado, aún es un sitio
que alberga el estigma de estar relacionado con la prostitución, la delincuencia
y la drogadicción. Sigue siendo un centro importante en el comercio de diversas
sustancias necesarias para diferentes prácticas relacionadas con la curandería, la
herbolaria y la botánica, reaparece en la escena del turismo, siempre custodiado
por policías y también por dos astas enormes que en sus puntas tienen cámaras de
vigilancia y luces, hoy en día es un lugar para socializar, con jardineras que dis
frazan los olores, o los entierran, aunque el sopor sigue siendo parte de la escena.
$OIRQGRODSDUURTXLDGH³6DQWD&UX]\6ROHGDG´DOEHUJXHGHQLxRV\PX
jeres, espacio construido en el siglo XVII, como iglesia para los indígenas, fue
refugio, saqueada y ahora recién restaurada como espacio público para la sociabi
OLGDGJXDUGDHQVXFHQWURDODLPDJHQGH³1XHVWUD6HxRUDGHOD6ROHGDG´SDWURQD
de los desamparados.
En la calle de “La Soledad”, tal vez no encontramos al chaman, o al curan
dero en plena práctica social, encontramos al comprador de polvos, jabones, tó
nicos y lociones, en este lugar se ubica la Central Botánica Tradicional, el Centro
%RWiQLFR 0L[WHFR ³(O 0DOH¿FLR´ FHQWUR YHQGHGRU DO PD\RUHR \ PHQXGHR GH
todo para la Brujería, el Esoterismo y la Santería, en colores fosforescentes rojo y
YHUGHHQIRQGRD]XOGHV¿ODQHQVXVYLWULQDVDPXOHWRVLQFLHQVRV¿JXUDVHQFHUD
\HVR\GHOD6DQWD0XHUWHPDWHULDOSDUDEDxRVOLPSLDVSLUiPLGHVSDUDQHJRFLRV
artículos para amarres y desamarres, veladoras para el amor y para el dinero, per
fumes y lociones (de feromonas, para atraer al ser amado, para el negocio, para
limpias, para alejar enemigos) y libros, junto a las empacadoras de Plantas Me
GLFLQDOHV<HUEDPH[\HOODERUDWRULRGHUHPHGLRVKHUERODULRVGHOPLVPRQRPEUH
314
HQFRQWUDPRVWDPELpQHO&HQWUR%RWiQLFR$]WHFDVXUWLGRU\H[SRUWDGRUGHSODQWDV
medicinales.
Este listado de lugares no atiende a quien busca un remedio para sus soleda
des sino que es el espacio comercial, para quien se adhiera a la práctica encuentre
todo lo necesario para ser desde aprendiz de brujo y hasta curandero, con sus
respectivas bases de herbolaria y química básica.
A manera de conclusión
El espacio en su conjunto es un microterritorio, que genera microambientes, tal
YH]DSHQDVGLEXMDGRVHQHVWDVOtQHDVSHURTXHLQYLWDQDUHFRQRFHUTXHH[LVWHXQD
UHODFLyQHQWUHHOHVSDFLR\ODFRWLGLDQLGDGDGHPiVGHTXHHVLPSRUWDQWHUHÀH[LR
nar sobre la dinámica que se gesta en torno a las prácticas mágicoreligiosas, que
dan sentido a la cosmovisión e identidad de muchos sujetos, siendo que además
han logrado ser parte esencial de lo urbano ya que muestran determinadas ca
UDFWHUtVWLFDVFRPRODH[KLELFLyQGHORtQWLPRSULYDGRHQPHGLRGHODRIHUWDTXH
H[KLEHHQORVHVSDFLRVS~EOLFRVFRPRHQORVPHUFDGRVGHODFLXGDGXQHVSDFLR
alternativo, para la sanación o el embrujo.
Siendo así, este artículo es apenas una invitación a la indagación profunda
sobre las formas de apropiación social y simbólica de espacios construidos, que
FRQ EDVH HQ HO UHJLVWUR HWQRJUi¿FR DFHUFDQ DQWURSROyJLFDPHQWH D UHFRQRFHU OD
complejidad, el valor simbólico y de representación que se cristaliza en las huellas
que los sujetos imponen a sus lugares.
3RURWUDSDUWHHVSHUWLQHQWHVHxDODUTXHHVWRVHVSDFLRVVRQHOQ~FOHRTXHDWUDH
y condensa buena parte de los elementos que conforman identidad, cosmovisión,
ideologías, entre creencias y fe, de quienes con su presencia y sus formas de
consumo articulan microterritorios del paisaje urbano, valorizan y dan sentido al
espacio urbano.
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guel Á. Porrúa.
316
Sobre
los autores
Johannes Neurath
Laura Romero
Licenciada en Etnohistoria por la ENAH. Maestra en Estudios Mesoamericanos
y candidata a Doctora en Antropología por la UNAM. Actualmente es profesora
investigadora de tiempo completo del Colegio de Antropología Social de la BUAP.
(Q\REWXYRHOSUHPLR)UD\%HUQDUGLQRGH6DKDJ~QTXHRWRUJDHOINAH
a la mejor tesis de licenciatura en etnología y a la mejor tesis de maestría en an
tropología social y etnología, respectivamente. Es especialista en el estudio de las
prácticas terapéuticas de los nahuas de la sierra Negra, en donde realiza trabajo de
campo desde 2002. Entre sus publicaciones destaca Cosmovisión, cuerpo y enfer
medad: el espanto entre los nahuas de Tlacotepec de Díaz, Puebla.
lauraromerol@hotmail.com
319
Carlos Guadalupe Heiras Rodríguez
Licenciado en Etnohistoria y Maestro en Antropología Social por la ENAH. Ha
colaborado desde 1999 en el proyecto nacional “Etnografía de las regiones indí
JHQDVGH0p[LFRHQHOWHUFHUPLOHQLR´DXVSLFLDGRSRUHOINAH, a través de la Co
ordinación Nacional de Antropología, y por el Conacyt), realizando investigación
HWQRJUi¿FDUHODWLYDDRWRPtHVRULHQWDOHV\WHSHKXDV
FJKU#KRWPDLOFRP
Licenciado en Etnología por la ENAH, estudió la Maestría en Estudios Mesoameri
canos, en la UNAM. Ha colaborado desde 1999 en el proyecto nacional “Etnografía
GHODVUHJLRQHVLQGtJHQDVGH0p[LFRHQHOWHUFHUPLOHQLR´DXVSLFLDGRSRUHOINAH,
a través de la Coordinación Nacional de Antropología, y por el Conacyt), reali
]DQGRLQYHVWLJDFLyQHWQRJUi¿FDHQWUHQDKXDVGHOD6LHUUD1RUWHGH3XHEOD
[LNQDKXDO#KRWPDLOFRP
Isabel Martínez
Estudiante de doctorado del Programa de Posgrado de la Facultad de Filosofía y
LetrasInstituto de Investigaciones Antropológicas UNAM. Licenciada por la Fa
cultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y
Maestra por el Programa de Posgrado de la FFyLIIA, UNAM con la tesis Los ca
minos rarámuri: persona y cosmos en el noroeste de México, reconocida con el
premio Fray Bernardino de Sahagún 2008. Ha realizado trabajo de campo, desde
HODxRHQWUHORVUDUiPXULSREODFLyQTXHKDELWDQSULQFLSDOPHQWHHQOD6LHUUD
Tarahumara y en las ciudades del estado de Chihuahua.
isabelmartinez5@hotmail.com
320
María del Carmen Castillo
Licenciada en Antropología Cultural por la Universidad de las Américas, Puebla.
0HQFLyQ+RQRUt¿FDSRUODWHVLVIdentidad, poder y migración entre los tacuates
de Santa María Zacatepec en el premio nacional Luis González y González a la
mejor tesis de licenciatura en Ciencias Sociales. Maestra por la Universidad de
Barcelona y doctorante de la misma institución. Entre sus publicaciones se encuen
tran: Tacuates. Pueblos indígenas del México contemporáneo. CDI (2006), Diná
micas culturales. Religiones y migración en Oaxaca. Miguel Bartolomé y Alicia
Barabas (coords.) &XOWXUDVSRSXODUHV*RELHUQRGHO(VWDGRGH2D[DFD
payime@hotmail.com
/LFHQFLDGRHQ$UTXHRORJtDSRUOD8QLYHUVLGDG9HUDFUX]DQD
IDFXQGRNOLFNÀ\S#KRWPDLOFRP
Alejandra Gámez
Doctora en Antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, do
cente investigadora tiempo completo del Colegio de Antropología Social de la
BUAP, miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I, ha coordinado
diversos proyectos de investigación sobre religión y cosmovisión indígena y es
crito libros y artículos sobre temas como etnohistoria, ritualidad, cosmovisión,
PD\RUGRPtDV\FLFORVIHVWLYRVGHORVSRSRORFDV\PL[WHFRVGH3XHEOD\2D[DFD
JDHVDOHM#\DKRRFRPP[
321
Angélica correa de la Garza
Egresada del Colegio de Antropología Social de la Facultad de Filosofía y Letras
de la BUAP. Ha participado como becaria en proyectos sobre cosmovisión y ritua
OLGDGGHORVSRSRORFDVGH3XHEODFRRUGLQDGRVSRU$OHMDQGUD*iPH]\¿QDQFLDGRV
SRUOD9LFHUUHFWRUtDGH,QYHVWLJDFLyQ\(VWXGLRVGH3RVJUDGRGHOD BUAP y Cona
cyt. Publicó en coautoría con Alejandra Gámez y Rosalba Ramírez la monografía
San Marcos Tlacoyalco, un pueblo ngiwá¿QDQFLDGDSRU&RQDF\W
angio299@hotmail.com
Teresa Quiñones
Licenciada en Antropología Social por la Universidad Autónoma de Yucatán. Pro
fesorainvestigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia Yucatán.
Desde el 2000, investigadora en el proyecto nacional “Etnografía de los pueblos
LQGtJHQDVGH0p[LFRHQHOQXHYR0LOHQLR´GHO INAH. Entre los temas que ha tra
bajado están: peregrinaciones y territorialidad, sistemas normativos, migración,
cosmovisión y ritualidad y chamanismo. Sobre estos temas ha presentado ponen
cias y publicado artículos.
[LL[#DYDQWHOQHW
322
Ligia Rivera Domínguez
Realizó estudios de Maestría en Ciencias del Lenguaje en la Universidad Autóno
ma de Puebla y de Doctorado en Antropología en el Instituto de Investigaciones
$QWURSROyJLFDGHOD8QLYHUVLGDG1DFLRQDO$XWyQRPDGH0p[LFR(VSURIHVRUD
investigadora de la Universidad Autónoma de Puebla y colabora en los Colegios
de Antropología Social, Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Fi
losofía y Letras. Desarrolla actualmente la investigación Los discursos mítico y
ritual en la región PueblaTlaxcala. Análisis de cosmovisión. La fase de estudio
se concentra en Xicotepec de Juárez, en la Sierra Norte de Puebla. Ha publicado
en varias revistas (Escritos. Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, Mirada
antropológica, entre otras) y capítulos de libro ((QWLGDGHVPDOp¿FDV\FRQFHSWRV
del mal en las religiones latinoamericanas, Cosmovisión mesoamericana y ritua
lidad agrícola) y con Francisco Castro Pérez el libro Atlxoxouhquican. La tierra
de los axalapascos encantados.
ligiariv@hotmail.com
Maestro en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana y alumno del
doctorado en Etnología del IIA de la UNAM. Sus temas de investigación están rela
cionados con los sistemas de etnometeorología nahua y sus especialistas rituales,
la cosmovisión y los procesos de transmisión de los complejos de creencias, te
mas sobre los que actualmente desarrolla un proyecto comparativo con los Andes
GHO 6XU GHO 3HU~ 2EWXYR 0HQFLyQ +RQRUt¿FD GHO 3UHPLR )UD\ %HUQDUGLQR GH
Sahagún otorgada por el INAHHQHODxR\HO3UHPLRGHOD&iWHGUD,QWHULQV
WLWXFLRQDO$UWXUR :DUPDQ HQ HO DxR SRU VX WHVLV La razzia cósmica: una
concepción nahua sobre el clima (El complejo ahuaquestesiftero en la Sierra de
Texcoco, México).
david_lorente_fernandez@hotmail.com
323
Silvia Seligson
Walburga Wiesheu
Licenciada en Arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
(ENAH&XUVyOD0DHVWUtDHQ(VWXGLRVGH$VLD\ÈIULFDFRQHVSHFLDOL]DFLyQHQ
&KLQDHQHO&HQWURGH(VWXGLRVGH$VLD\ÈIULFDGH(O&ROHJLRGH0p[LFR\VH
graduó del Doctorado en Antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM'HVGHVHGHVHPSHxDFRPRSURIHVRUDLQYHVWLJDGRUDGHWLHPSRFRP
pleto del posgrado en Arqueología de la ENAH, donde funge como corresponsable
de la Línea de Investigación de Arqueología de las Sociedades Complejas. Es, asi
mismo, investigadora asociada al Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural
(Cedicult) del Museo Nacional de las Culturas del INAH. Desde 2001 es miembro
del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt.
walburga_enah@yahoo.com
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Blanca Solares
Profesora e investigadora de la UNAM, adscrita al Centro Regional de Investiga
ciones Multidisciplinarias, Campus Morelos, donde desarrolla el programa de in
vestigación en Estudios del imaginario. Hermenéutica de la imagen, el símbolo
y el mito. Es autora del libro Madre Terrible. La Diosa en la religión del México
Antiguo y codirectora de la colección Cuadernos de Hermenéutica.
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YHUVLGDG(XURSHD9LDGULQDHQ)UDQNIXUW2GHU$OHPDQLD0DHVWUDHQ(VWXGLRV
Mesoamericanos por la UNAM con la tesis La vida ritual de las mujeres entre los
antiguos nahuasWDPELpQFRQPHQFLyQKRQRUt¿FD$FWXDOPHQWHUHDOL]DHO'RFWR
rado en el Posgrado de Antropología, UNAM.
aguzenda@yahoo.de
Es Doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, y Licenciado en Histo
ria y Filosofía por la misma universidad. Ha realizado estudios de posgrado en
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(VFXHOD1DFLRQDOGH$QWURSRORJtDH+LVWRULDGH0p[LFR\OD8QLYHUVLW\RI+RQJ
Kong. Es director de Ex Novo, Revista d’Història i Humanitats, y actualmente
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javiermartivi@hotmail.com
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Liz Estela Islas Salinas
Egresada de la licenciatura en Psicología de la Universidad Nacional Autónoma
GH0p[LFRFRQODWHVLVLos sueños en la práctica de los médicos totonacas:
un enfoque psicocultural, ganadora del Primer Lugar en el Concurso Nacional de
Tesis de Licenciatura en Psicología (2005) y de la Maestría en Estudios Mesoame
ricanos, Facultad de Filosofía y Letras (UNAM) con la investigación: Iniciación,
enfermedad y curación: El chamanismo huichol2EWXYRXQDPHQFLyQKRQRUt¿FD
del premio Fray Bernardino de Sahagún, otorgado por el INAH, como la mejor tesis
de maestría en Antropología Social (2009). Ganadora de la medalla Alfonso Caso,
distinción otorgada por la UNAM a los mejores trabajos del posgrado. Ha publicado
tres artículos: Transformándose en antepasado: La iniciación del Mara’akame en
el libro Iniciaciones, trances, sueños….Investigaciones sobre el chamanismo en
México, (2010); Persona sana, persona enferma. Cuerpo, enfermedad y curación
en la práctica del chamán huichol en Gazeta de Antropología (núm. 25, 2009)
y Los sueños en la práctica curativa de los médicos tradicionales totonacos en
Gazeta de Antropología (núm. 22).
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Maestra en Antropología Social por la ENAH. Candidata a Doctora por la misma
institución. Es especialista en estudios sobre espacio, turismo y antropología de
la alimentación. Es docenteinvestigadora de tiempo completo del Colegio de An
tropología Social de la BUAP.
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Coloquio Nuevas perspectivas sobre el chamanismo, el curanderismo y la brujería, se terminó de
imprimir en el mes de febrero de 2011, en los talleres de El Errante editor, sa de cv, Privada
Emiliano Zapata 5947, San Baltasar Campeche, Puebla, Pue. cp 72550.