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El uso de la tecnología por los estudiantes es un tema que tiene pros y contras.

Aún así, podemos


reconocer, en términos generales, que su uso adecuado puede incidir de manera positiva en el
aprendizaje, especialmente si consideramos que hoy los niños no aprenden de la misma manera
que hace unos cuántos años atrás. En este escenario, cabe preguntarse ¿cuál es el lugar que se
debe dar a la tecnología en la vida de los niños?

Mientras más temprano se inician los niños en el uso de tecnologías digitales, menos se
desarrollan habilidades sociales tales como la capacidad de leer la mente del otro a través de la
mirada, la lectura de claves no verbales, y la empatía. Disminuye el empleo de reglas
sociolingüísticas (dar las gracias, pedir permiso, sonreír) y se privilegia el contacto social fugaz.

Para los niños la tecnología los atrae mucho más que los jugos clásicos o la distracción al aire libre
porque las pantallas ofrecen un material extraordinariamente atractivo desde todo punto de vista
(temática, gráfica, sensación de control); generan una elevada expectativa frente a la recompensa
(juegos) o son muy gratificantes por su contenido (películas, series). Elevan la liberación de una
molécula llamada dopamina, que provoca goce, expectación, interés, curiosidad. Están muchas de
ellas a disposición del interesado en cualquier lugar y en cualquier momento y sus contenidos
pueden ser elegidos. Esto a la vez puede causar un tipo de adicción a las tecnologías.

El uso de la tecnología en el aula impide que los estudiantes puedan desarrollar sus habilidades
básicas alfabéticas, matemáticas y de comunicación los cuales son esenciales tanto en el día a día
como en la vida laboral.

Tener aparatos tecnológicos dentro de las salas afecta negativamente a los estudiantes ya que
presentan una distracción teniendo la posibilidad de acceder a redes sociales y juegos lo que
provoca que no cumplan con las actividades de aprendizaje previstas.

La tecnología es un recurso que nos permite tener todo tipo de información a nuestro alcance
obteniendo avances positivos dentro de lo que es la educación, pero por otro lado puede ser un
distractor perjudicial para el aprendizaje de los estudiantes ya que no les permite concentrarse en
sus actividades y no rinden lo que deberían.

Los niños no tienen control en el uso de las tecnologías, podría ser incluso un tipo de droga debido
a la adicción que causa, es tanto lo que afecta, que incluso en muchos casos afecta en la
convivencia familiar.

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