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Glory Darbellay
2 julio, 2023
En el estudio de la psicología hay que valorar lo que cada teoría contribuye, y también
saber dónde llega a sus límites o puede caer en errores. Este ensayo ofrece una lectura crítica
visión cristiana de la persona humana (Dicaprio, 1984). Seguiré el esquema del libro de Dicaprio
que agrupa las teorías en: Teorías de la personalidad basadas en el aprendizaje (Skinner, Dollard
ideales de vida humana (Allport, Rogers, Maslow, Fromm y Jung) (1984). Hay tres recursos que
voy a citar para explicar la visión cristiana de la personal humana; el Catecismo de la Iglesia
Nordling, & Titus, 2021). El enfoque de la lectura crítica de cada modelo sería sobre el horizonte
de valores que presentan, qué dicen sobre las motivaciones humanas, sobre la libertad de la
materialista. El horizonte de valores que presenta queda muy corto porque no hay un
trascendente” (Vitz, Nordling, & Titus, 2021). El valor principal de estas teorías es la
medio ambiente. Estos reforzadores variados son inevitables y parte esencial de la vida
humana. Entonces, los psicólogos de estas teorías proponen un uso inteligente y constructivo
de los mismos para reforzar las conductas que llevan a una vida sana y productiva.
La plenitud humana según los psicólogos de aprendizaje es una vida saludable, libre de
problemas personales, que son el resultado de aprendizajes erróneos. No hablan del desarrollo
libre de la persona humana en búsqueda de sus deseos más profundos de entrar en comunión
con Dios y con los demás. No hay un planteamiento sobre la sanación e integración de la
persona, que ha perdido la armonía interior de sus facultades y el dominio de las facultades
superiores sobre las inferiores por el pecado original. El progreso y la salud es consecuencia de
cambio deseado.
El papel de la sociedad es de reforzar conductas que llevan a “un grado máximo los
logros que el organismo humano es capaz” (Dicaprio, p. 123). Como ya hemos visto, la sociedad
es el lugar donde la persona humana aprende sobre las relaciones, sus capacidades, y límites,
negligencia pueden llevar una persona a tener reacciones a estímulos, que no son adecuadas, ni
son apropiadas a la realidad. Este tipo de trastornos llevan a dificultades personales y luego a
problemas en la sociedad. La terapia que ofrecen los psicólogos conductivos ayuda a la persona
para que sea adecuada. Esto mejora no solamente a la vida personal de esta persona, sino
Aún con las limitaciones significativas de estas teorías en cuanto su visión reductiva de la
sanación. Hay muchas aplicaciones de este modelo en diversos ámbitos con resultados
II
resolución del conflicto intrapsíquico y psicosocial que la vida presenta. La tensión interior es
resultado de la estructura psíquica del “id”, el “ego, y el “superego”. El “id” instintivo busca la
importante para la resolución del conflicto interior y la salud mental. Los valores propuestos se
quedan en el nivel del bien estar, enfocándose fuertemente en la sexualidad y el trabajo. Freud
reconoció valores que actualmente están puestos en cuestión: El valor de una relación
heterosexual estable entre una mujer y un hombre, la diferencia de los sexos, y la necesidad de
la sublimación para ordenar las pasiones desordenadas. Freud reconoce la importancia de estos
valores, que canalizan el uso de nuestra sexualidad y la energía de nuestro “id” instintiva, para
Freud descubrió la importancia del inconsciente y propuso que en los primeros años de
vida la estructura de la personalidad quedo bastante hecha. “Es un esquema defensivo donde el
formación de la personalidad. Aunque Freud postuló que el “ego” tenía un papel importante
ansiedad. (Vitz, Nordling, & Titus, p. 136). El prospecto de redención y restauración de una
persona con una infancia muy difícil y conflictivo no dependía mucho de la libre elección para
construir una vida buena y virtuosa en el presente. El enfoque está casi enteramente en liberar
la persona del dominio del inconsciente, del “id” y el superego, que son causa de ansiedad y
sufrimiento.
La plenitud humana no transciende más allá de esta vida terrena y material. Parece que
en la vida se sobrevive, se busca tener una vida bastante buena y sana, y no hay nada más. En el
capaces de relación con un Dios amoroso y cercano, y tampoco hay un reconocimiento del
deseo profundo de comunión con Dios. Ambos aspectos son expresiones de nuestra naturaleza
“superego” como el elemento cultural y moral de la personalidad, con una influencia fuerte y
casi del todo inconsciente, contrasta con la descripción bella de la conciencia como “el núcleo
más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más
íntimo de ella” (Catecismo de la Iglesia Catolica, p. 404). Parece, que, aunque basaba sus
tiene exigencias de orden y moralidad que son esenciales para el bien común y para respetar los
derechos de los demás. Si la persona tiende a ser egoísta y lucha para entender y dominar sus
instintos y tendencias inconscientes del “id”, la sociedad ofrece límites externos que llegan a ser
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contenidos del “superego”, y que son importantes para la seguridad. La visión cristiana de la
persona como un ser social, que llega a su plenitud en las relaciones humanas, y su relación con
Pero, no cabe duda de que las aportaciones de Freud sobre el inconsciente, los
han enriquecido mucho nuestro entendimiento de la persona humana. Podemos tener grandes
deseos de santidad, y sin contribuciones como estas sobre el funcionamiento de la psique y del
clave en la vida cristiana para poder mejor “amarnos los unos a los otros” (Jn 15:12).
III
Los fundadores de los modelos ideales de vida humana incluyen a psicólogos como
Gordon Allport, Carl Rogers, Abraham Maslow, Erich Fromm, y Carl Jung. Entre estos
fundadores, hay un enfoque común de tratar de describir a la persona que vive ‘la vida buena’, y
un desde de ayudar a las personas a llegar a su plenitud. Entre ellos hay mucha variedad de en
qué consiste la descripción esta plenitud, y los aspectos o características que consideran
propio fin y puede elegir los medios según su parecer de cara a su camino de realización
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personal. Esto está en contraste con la visión cristiana donde Dios es nuestro fin último, y el
camino hacia la vida eterna está marcado por la ley natural, inscrita en nuestros corazones, y la
revelación en Jesucristo. Algunos de sus sistemas de valores incluyen la religión como algo que
puede dar sentido y orientación en la vida, pero no es central ni esencial. Rogers, por ejemplo,
de la personalidad son causados por el rechazo de uno mismo, reforzado por el medio
naturaleza caída de la persona humana, y el fin del hombre de conocer, amar, y estar en
comunión con Dios. (Catecismo de la Iglesia Catolica, p. 147). Maslow también propone la
ética humanista y de valores que llevan a una orientación productiva. El reconoce la ley natural,
pero cae en el mismo error de subjetividad, porque el fin de la persona no llega más allá que a
ella misma.
Los modelos ideales de vida humana ven las estructuras sociales y la autoridad como
impedimentos a la libertad, y hacen una distinción importante entre lo que es impuesto y lo que
se internaliza. Para Allport la persona necesita dar orientación y sentido a sus decisiones no por
mandatos impuestos desde fuera, sino por sus propios valores internalizados (Dicaprio, p. 280).
Rogers habla de la libertad como auto determinación donde la persona no es tan influida por las
expectativas de los demás. Fromm dice que “existe una diferencia significativa entre estar libre
de controles y estar libre para utilizar nuestras capacidades, facultades y recursos” (Dicaprio, p.
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358). En la terapia de Jung, la persona hace un proceso de individuación para hacer conscientes
los arquetipos primarios, integrarlos, y desarrollarlos. Así, ejerce su libertad para su propia
interior, que la visión cristiana de la persona también apoya. Pero, sin un base en las leyes
trascendente de la vida humana. No hay respuestas a las realidades del pecado, del mal, del
sufrimiento, ni a la muerte, que son inevitables. La explicación ofrecida del mal en el mundo del
cual hay que liberarse es la liberación de las estructuras de la sociedad. La solución está en
alcanzar la vida buena. Todo ello se queda corto en contraste con la propuesta de la vida
transformadora en Cristo, por medio de la cual se construye su Reino y que también transforma
comunión con un Dios que nos redime y nos ofrece el don de ser hijos adoptivos en Cristo, y así
hermanos de todas las personas creadas a su imagen y semejanza. La persona humana necesita
expresa con sumo respeto del prójimo como “otro yo” (Catecismo de la Iglesia Catolica, p. 433).
La plenitud humana se entiende en todos los modelos ideales de vida buena como
que lleva a esta plenitud como proceso por el cual el “yo” llega a controlar la personalidad,
resultado de este proceso terapéutico, es equivalente a la plenitud. Casi todas las teoristas de
estos modelos están de acuerdo, con que muy pocas personas alcanzan esta madurez. Una
persona así vive en paz consigo misma, tiene relaciones sanas, aporta y participa en la
los adultos puede ser una necesidad inapropiada del otro, es un vínculo libremente elegido
(Vitz, Nordling, & Titus, p. 134). El ideal de autorrealización así propuesto por este modelo pone
desde la visión cristiana de la persona humana, quiero destacar otro punto clave sobre la visión
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cristiana de la persona humana, que es la unión sustantiva del cuerpo y del alma. “Casi ninguna
personalidad… y dado este descuido, algunos conciben que un yo podía crear su propio
significado sin referencia a la realidad externa y objetiva” (Vitz, Nordling, & Titus, pp. 131, 132).
toma en cuente el cuerpo de esta persona como realidad externa y objetiva son muchas y muy
sorprendente, dado que la gran mayoría no toman en cuenta las realidades e implicaciones de
la ley natural inscrita en el corazón humano tampoco. Estas omisiones de reconocer la realidad,
bien que estas terapias pueden hacer en ayudar a las personas a llegar a su plenitud.
la persona. Al mismo tiempo, la teología y filosofía cristiana nos ofrecen sabiduría para poder
integrar cada una de estas aportaciones en una visión más completa de la persona humana.
Debemos acoger y apreciar lo que la ciencia aporta, pero saber encajarlo dentro de una visión
integrada para que ninguna dimensión de la persona humana sea omitida. Así, seguimos
buscando servir al bien de las personas, para que tengan “ vida en abundancia” (Jn 10:10) ahora
Textos Citados
La Iglesia Catolica. (1993). Catecismo de la Iglesia Catolica. GETAFE Madrid: Libreria Editrice
Vaticano.
Vitz, D. P., Nordling, J. W., & Titus, C. S. (2021). Un meta-modelo cristiano catolico de la persona:
Francisco de Vitoria.
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