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Lisa se removió incomoda al sentir un molesto hormigueo en su brazo derecho, por lo que intento

moverlo pero un peso encima de éste se lo impidió, haciéndola abrir los ojos con sorpresa y fijar su
atención en la persona que dormía cómodamente a su lado.

Rápidamente, una avalancha de imágenes de las horas anteriores la golpearon; Jane encima de
ella; ella encima de Jane; la bailarina arrodillada frente a ella; los gemidos y jadeos de ambas al
unísono; el sonido de sus pieles chocando entre sí; entre otras cosas que estaba segura que si
seguía recordando, le causarían una erección, por lo que sacudió su cabeza disipando los
recuerdos de la mejor noche que había tenido en años.

Con una stripper.

No con su esposa.

Porque sí, por más que su matrimonio se estuviera viniendo abajo, seguía siendo una mujer
casada, con dos hijos.

Dos hijos que merecían un hogar estable, no uno como el que ella tuvo cuando su padre biológico
las abandono a ella y su madre a su suerte, hasta que llegó su padrastro a sus vidas.

Marco Manobal, se encargó de cuidarlas cuando ella tan solo era una pequeña niña de seis años,
de darle su apellido y de criarla como si fuera su hija biológica, sin hacer diferencias cuando sus
hermanos llegaron, dándole su lugar como su hija mayor y primogénita.

Ella no quería que sus hijos pasaran por el mismo infierno que ella pasó a tan corta edad, no
quería que sintieran el cómo la juzgaban a ella y a su madre con las miradas solo por haber sido
abandonadas por un mal hombre, no quería que ellos fueran el objeto de burlas de sus
compañeros de clases como ella lo fue.

Pero ahí estaba, en una cama ajena después de haber tenido sexo con una extraña, que
convenientemente era una stripper que trabajaba en una especie de prostíbulo Premium o algo
similar al que su mejor amiga la había llevado.
Lisa trató de quitar el brazo que Jane estaba usando como almohada, pero la bailarina parecía
aferrarse cada vez más a ella entre sueños, lo que estaba empezando a desesperarla.

—Hey, Jane —. Susurró en el oído de la pelicastaña que se aferraba más a su brazo. —. Jane,
despierta —Empezó a mover su brazo tratando de sacarlo de debajo de la bailarina. —. Tengo que
irme y tú tienes que moverte. — Dijo con más fuerza logrando que Jane se moviera alejándose de
ella y liberando su brazo mientras balbuceaba entre sueños.

—Jisoo déjame dormir y anda a alimentar a tu molesto perro. —Susurró Jane sin abrir los ojos y se
acomodó para seguir con su profundo sueño.

Lisa suspiró y se levantó de la cama ahora que estaba libre del cálido y hermoso cuerpo de la
bailarina.

Empezó a recorrer la habitación en busca de su ropa, encontrándola regada por todas partes junto
con la ropa de Jane ocasionando que todos los detalles de la noche anterior la azotaran,
percatándose de un grave error que empezó a llenarla de pánico y horror; olvidó usar protección.

Lisa sintió como su alma abandonaba su cuerpo lentamente, como su respiración empezaba a
dificultarse y el latido frenético de su corazón que parecía a punto de salir de su pecho. Dirigió su
mirada a la mujer que dormía plácidamente en la cama y que se encontraba totalmente ajena a la
desesperación y horror que estaba creciendo con rapidez en ella.

—Jane, despierta —. Pidió Lisa sacudiendo levemente el brazo de la nombrada. — ¡Joder, ya


despierta! —Exclamó desesperada despertando a Jane.

Jane se despertó asustada sentándose en la cama y fijando su vista en una Lisa que la miraba con
enfado.

—¿¡Estás loca?! —Exclamó Jane molesta. —¿Por qué me despiertas así?, ¿está todo bien?

— ¿Todo bien? — Lisa replicó con burla. —. ¿Es alguna pregunta retórica? ¿Cómo va a estar todo
bien si tuvimos sexo sin protección, Jane?
Jane enarcó una ceja al ver la actitud de la mayor, sintiéndose incluso ofendida por la brusca
actitud de la contraria.

—Primero, te dije que me llamarás Jennie. J.e.n.n.i.e — Repitió despacio haciendo que Lisa girará
los ojos con fastidio. —. Segundo, ¿te puedes calmar?, me estás desesperando. Ya te había dicho
que tengo un implante anticonceptivo. — Explicó levantándose de la cama y caminando a la silla
del tocador donde se encontraba una cómoda bata negra de seda.

Lisa observó con atención como Jennie cubría su desnudez con la bata, sin embargo se vio
obligada a apartar la mirada avergonzada cuando Jennie la atrapó mirándola.

Jennie soltó una suave risa y habló: —No estabas tan avergonzada anoche cuando hiciste más que
simplemente verme desnuda.

Lisa ignoró el comentario y empezó a ponerse su top deportivo junto a sus bóxers y camisa bajo la
atenta mirada de la bailarina que no había borrado hasta que recordó la histeria de la contraria.

—Oye, si te preocupa el que no hayas usado un condón anoche puedes estar tranquila, tomaré
una pastilla anticonceptiva justo ahora si eso te deja tranqui-

—No se trata de eso, Jennie —. La interrumpió Lisa abotonando su camisa. —Aunque no me


fascine la idea de tener un hijo con una completa desconocida que resulta ser una stripper, me
preocupa más el hecho de una enferm-

—¿Estás insinuando que me acuesto con cualquiera? — La interrumpió Jennie furiosa por aquella
insinuación.

Lisa apretó los labios con fuerza, pensando que tal vez eso podría recoger lo que acababa de decir.

—N-No me refería a eso, solo que nunca se ¿Qué estás haciendo? — Preguntó al ver como Jennie
rebuscaba en los cajones de una cómoda que se encontraba en la habitación.
—Ten — Respondió Jennie lanzándole varios papeles en la cara a Lisa, que reaccionó a tiempo
agarrándolos y echándoles una ojeada antes que cayeran desordenados al suelo. —. Me hago
análisis cada tres meses. Estoy limpia, si es que eso es lo que le preocupa, señora Manobal. —
Explicó haciendo énfasis en la forma en que la llamó.

—Perdóname, no quise ofenderte o algo similar — Se excusó la mayor. — Es solo que, anoche
todo fue tan rápido e intenso que no pude controlarme, ni siquiera pude pensar con claridad —.
Terminó de abrochar su camisa y le dedicó una sonrisa a Jennie, que le respondió de igual manera.

—¿Volverás por aquí? — Preguntó Jennie acercándose a Lisa para rodear su cuello con sus brazos
eliminando cualquier espacio entre ellas.

Lisa suspiró y fijó su atención en los llamativos ojos de Jennie, dándose cuenta que parecían los de
un gatito.

—No lo sé, tal vez lo haga —Respondió Lisa separándose con disimulo de Jennie para caminar
hacia donde estaban su blazer y sus pantalones de vestir. —Por cierto, antes de que lo olvidé —
Sacó un fajo de billetes de su billetera y los contó mientras caminaba hacia la bailarina —. Aquí hay
seis millones de wons. Creo que es suficiente por lo del resto de la noche, ¿o no? —Extendió el
fajo de billetes hacia Jennie que la miraba con una expresión que pasó de la sorpresa al enfado
absoluto en segundos. — ¿Está todo bi-

La palma de Jennie chocando con fuerza contra su mejilla la interrumpió.

—Lee mis labios, imbécil: Vete a la mierda. —Dijo Jennie molesta empujando a una estupefacta
Lisa hacia la puerta.

—¡Pensé que tenía que pagarte por lo de anoche! — Exclamó Lisa siendo empujada cada vez más
fuerte hacia la puerta cerrada —Joder, ¿de dónde sacas tanta fuerza?

Jennie ignoró las quejas de la pelinegra y abrió la puerta dándole un fuerte empujón que la tiró al
piso del pasillo afuera de la habitación.
—Te hubiese dejado follarme gratis, estúpida — Acto seguido, Jennie lanzó los billetes hacia Lisa
que se levantaba rápidamente del piso. — Por cierto, olvidaste esto. — Dijo con una sonrisa
lanzándole sus pantalones y blazer a la pelinegra que una vez de pie se quedó observándola
boquiabierta.

Lisa miró hacia el suelo viendo su ropa y el fajo de billetes que se suponía era para Jennie en suelo.
Frunció el ceño al ver que le faltaban su corbata y zapatos, sin embargo antes de que pudiera
pronunciar al menos una palabra sintió como uno de sus zapatos le pegaba en la frente haciéndola
soltar un quejido y llevar su mano a la zona golpeada.

—Hasta nunca, señora Manobal. —Se despidió la bailarina con una falsa sonrisa y cerrando la
puerta de un fuerte portazo.

Lisa suspiró y fue al baño al final del pasillo para terminar de arreglarse y poder marcharse de una
vez por todas de ese maldito lugar.

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