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Ministerio de Educación de Chubut

Instituto de Educación Superior N° 819

Profesorado de Educación Primaria

Anexo Río Mayo

Profesores: PAPESCU, Julieta

IBACETA, Abel

Año 2023
Eje 1. Las Ciencias Sociales: una mirada epistemológica.

Clase 2. Historia e Historiografía.

Tema: Desarrollo epistemológico de la Historia, análisis de la Historiografía


mundial y argentina.

Resumen/Introducción:

Como indica el nombre de este primer eje de la Asignatura, comenzaremos a


abordar epistemológicamente a la Historia y a su Historiografía.

Analizaremos los aportes de un texto de la Profesora de la UNLu (Universidad


Nacional de Luján) Guerra que ustedes tendrán a disposición en plataforma.

Entendemos imprescindible un abordaje epistemológico para así desarrollar una


noción más acabada de la Historia como ciencia, que lxs estudiantes del
Profesorado de Educación Primaria deben dominar, como ya expusimos en la
primera clase si bien las Ciencias Sociales son muchas, nos centraremos durante
estas clases en Historia.

Objetivos de la Clase:

- Conocer las diferentes escuelas historiográficas y el aporte de cada una de


ellas.
- Reconocer el desarrollo epistemológico de la Historia y de la Historiografía.
- Analizar el desarrollo de las diferentes corrientes y Escuelas historiográficas
en nuestro país.

Contenidos Temáticos:

Epistemología de la Historia. Historia e Historiografía. Escuelas Historiográficas.


Historiografía argentina.

1. Epistemología de la Historia.

Cuando hablamos de epistemología, estamos refiriéndonos a aquella parte de la


Filosofía que se encarga del estudio de los principios, justificaciones y fundamentos,
amplitud y de los métodos del saber humano, ramificado en cada una de las
Ciencias que la humanidad ha desarrollado a lo largo de la historia. Por esto
podemos afirmar que existe una Epistemología de la Historia, de la Geografía, de la
Física, de la Química, de la Sociología, etc.

También podemos afirmar que la Epistemología se encarga de analizar la


naturaleza, el origen y la validez de los conocimientos científicos. Etimológicamente,
proviene del griego episteme (conocimiento, saber, ciencia) y logos (discurso,
tratado, consenso). Cuando nos referimos a una epistemología de la Historia y de la
Geografía, estamos hablando sobre el estudio y análisis de sus desarrollos como
ciencias humanas y sociales, enmarcando sus relaciones con los diferentes
contextos y períodos históricos y también con las demás disciplinas sociales.

Para comenzar, Julio Aróstegui plantea que se podrían establecer dos acepciones 1
de la palabra Historia, una nos acerca a la realidad de lo histórico, con esto se
refiere a los acontecimientos históricos, en otras palabras a lo que sucede; y la otra
nos remite a la Historia como ciencia, es decir como la disciplina que estudia dichos
hechos históricos. Esta dualidad del concepto generó un problema epistemológico
en la Historia, es decir un inconveniente en el conocimiento de la ciencia histórica,
es por esto que se comienza a hablar de una Historiografía, aplicando este concepto
al desarrollo de toda producción histórica. Por tanto, cuando hablamos de
Historiografía estamos hablando del análisis de todas las formas de “hacer la
Historia”, de los métodos usados por diferentes autores pertenecientes a distintas
“Escuelas” de pensamiento, de los aportes de cada una de ellas al desarrollo de la
Historia como Ciencia Social.

La Historia también demuestra una dualidad a la hora de establecer su función, es


decir que tiene doble función: por un lado la función teórica que permite explicar el
pasado, y una función social que le permite organizar el pasado, dándole
funcionalidad y uso al estudio del pasado. En un ejemplo de los usos que se le ha
dado a la Historia con su doble función (teórica y social) podemos citar a los escritos
de Bartolomé Mitre, quien además de político, escritor, periodista, también fue
historiador. Gran parte de la historia argentina se encuentra signada por sus escritos
(teoría), dándole gran importancia a sus afirmaciones acerca de los “grandes héroes
1
Significados o aplicaciones del término.
Ej: la palabra Estado tiene varias acepciones o usos, entre ellos:
“Voy a actualizar mi estado de Facebook”
“Necesitamos un Estado Nacional presente”
“¿Dónde has estado?”
de la Patria” (San Martín, Belgrano, etc) como forjadores de una Nación en puja que
se pudo independizar del imperio español en las primeras décadas del siglo XIX;
sosteniendo la preponderancia del accionar de algunos personajes históricos pero
invisibilizando2 a otros (pueblos originarios, clases populares, mujeres, etc), en este
ejemplo puede verse cómo la función social de la historia puede delimitar los
intereses de quién escribe develando sus intencionalidades a la hora de relatar los
acontecimientos históricos, planteando en este caso la mayor importancia de ciertos
hombres “ilustres”, blancos o descendientes de españoles, pertenecientes a clases
sociales acomodadas, políticos y militares.

Por esto afirmamos al igual que muchxs autores que la Historia ha tenido, tiene y
tendrá un uso ideológico político por parte de las clases dominantes en diferentes
contextos; tradicionalmente, la Historia ha sido escrita por las clases dominantes,
claro está que para poder describir los sucesos del pasado se necesita poder
hacerlo de forma apropiada (sin caer en academicismos 3, es necesario que lo que
cada cual escribe pueda llegar a lxs demás, es decir hacerlo apetecible de lectura),
poder tener la capacidad de difundir lo que se escribe también es un requisito
fundamental. Por eso durante mucho tiempo tanto en nuestro país como en
Latinoamérica y en el mundo, las clases dominantes tuvieron los papeles principales
a la hora de escribir la historia y “protagonizar” el pasado.

Hasta hace algún tiempo (principios y hasta mediados del siglo XX), los sectores
subalternos y las clases populares se manifestaron con profundas críticas a esta
forma de escribir el pasado, realizada íntegramente por las clases dominantes; aun
así, con el pasar del tiempo esa crítica a la historia tradicional o historia oficial, fue
convirtiéndose en alternativa crítica, en construcción de otro discurso histórico que
detallaremos un poco más adelante. Lo decimos como lo sostiene D. Campione:

“…Confundir la denuncia de lo existente con la construcción de alternativas,


es un error funesto en cualquier campo, y en particular en el del saber
2
Borrar, tapar, ocultar, esconder, disimular, velar, hacer invisible.
“El gobierno invisibiliza a los pobres.”
Fuente: http://untref.edu.ar/diccionario/buscar.php?q=359&p=invisibilizar
3
Según la Real Academia Española es aquella cualidad de académico (que observa con rigor las normas, o se
ajusta a pautas de corrección); con el uso de este término un poco más actualizado hacemos hincapié en
aquellas personas o sectores de la sociedad que plantean al discurso académico como el único válido e
incorruptible, descartando todo aquel que no se encuentre en las esferas universitarias o en las instituciones
educativas. Creemos que existen y son también válidos, esto sin descartar los conocimientos académicos, los
conocimientos populares y las sabidurías ancestrales no académicas.
histórico. Lo fundamental, por tanto, es la producción alternativa de
conocimiento, la iluminación de los aspectos de la realidad que el
pensamiento hegemónico posterga o distorsiona. Y sobre todo el desarrollo
de un enfoque comprensivo sobre el proceso histórico que permita un
entendimiento de la totalidad, que apunte no sólo a explicar sino a transformar
(sin pensar este vínculo con la acción transformadora como inmediato y
lineal), problematizar con una mirada y una concepción metodológica
diferente, los aspectos que son tratados por los historiadores de algún modo
aliados con el Estado y el poder social”.

Por tanto, en Historia nada se descartó o se denuncia livianamente, sino que se


construyen alternativas a los discursos oficiales y tradicionales que afianzaron el
poderío o la hegemonía4 de sectores dominantes en ciertos períodos de la historia
de la humanidad, en este caso tendremos en cuenta la disputa eterna entre los
sectores dominantes y los sectores oprimidos.

2. Historia e Historiografía

Como afirmamos más arriba que la Historiografía es el estudio y análisis de las


distintas formas de escribir la Historia, podemos afirmar también que existe una
Historia de la Historiografía, tal como plantea la Prof. Guerra. Las sociedades no son
estáticas y lxs historiadorxs pertenecen a distintas sociedades, por lo que los objetos
de estudio se van transformando y también se transforman las formas de entender y
de hacer la historia.

Desde los comienzos, en las primeras civilizaciones se ve reflejado el uso social y


el uso político de la historia, ya que los primeros gobernantes mandaban a relatar
su versión de los hechos y sobre todo estas versiones les servían para justificar su
dominación por sobre el resto de la población. Así, en la antigua Mesopotamia,
algunos de los primeros escritos nos demuestran esta afirmación. En palabras de
Fontana:
4
La RAE caracteriza a la hegemonía como:
Supremacía que un Estado ejerce sobre otros o también a la supremacía de cualquier tipo.
Nosotrxs entendemos a este término como la supremacía tanto de un Estado sobre otro (ej: EEUU mantiene su
hegemonía sobre Argentina) como de otros tipos (ej: la hegemonía de las clases dominantes en Argentina que
mediante la tenencia de la tierra y de los medios de producción, supo hacerse del control político durante
varios períodos en gobiernos democráticos y dictatoriales). Es necesario comprender que la hegemonía se
presenta como una supremacía no sólo en los planos políticos y económicos, sino también en el plano social y
cultural, estableciendo dominación desde un sector a otros.
“Los inicios de la historia escrita están ligados a la justificación del estado
monárquico por el doble camino de señalar su origen sagrado e identificarlo
con el pasado de la comunidad”.

Más adelante, con el desarrollo de la civilización griega se fue transformando este


carácter social de la Historia, que esta vez pasó a ser contada por sus propios
protagonistas, estos relatos fueron influenciados por la poesía de la época, pasó de
sólo relatarse los hechos a “investigarse” los sucesos. Algunos temas de esta
historiografía griega fueron las guerras y conflictos internos entre las diferentes Polis
y conflictos con invasiones y enemigos extranjeros como los persas; además de
relatos de viajeros y de sus concepciones acerca del mundo de esa época. Cabe
destacar que algunos autores griegos usaron diferentes métodos a la hora de
escribir la historia, haciendo diferentes usos políticos de ella. Así, la historiografía
griega se convertiría en pilar fundamental de la historiografía occidental y artífice
también del pensamiento occidental.

Hacia la Edad Media, toma mayor importancia la historiografía oriental,


particularmente la musulmana que se ocupaba de narrar hechos a través de los
testimonios. En Europa la historia estaba siendo acaparada por monjes, con el claro
interés de justificar los designios divinos más allá de narrar lo que sucedía. Más
adelante, con la aparición de la sociedad feudal toman preponderancia las historias
de caballeros y nobles, arrebatando la exclusividad de las narraciones históricas a
los sacerdotes.

Durante el Renacimiento, los textos históricos fueron perdiendo aún más los
caracteres mitológicos y comenzaron a tener mayor rigurosidad a la hora de
formularse, es decir fueron creándose varios consensos o acuerdos acerca de las
formas de escribirse y las formas de interpretar los sucesos.

Ya en el siglo XVII, dos siglos después de inventada la imprenta, con la aparición de


algunas gacetillas de prensa y comentarios de la recientemente surgida “opinión
pública”, los sectores dominantes necesitaron de historiadores de la época para
contrarrestar las críticas hacia sus figuras y hacia el orden impuesto y la
jerarquización de la sociedad europea; época en la que la Ilustración aparecía para
imponer la “superioridad” de algunos sectores por sobre el resto de la sociedad en el
centro de Europa, no así en Inglaterra donde la disolución de la monarquía absoluta
abría paso a un nuevo orden social, teniendo a los terratenientes y a los empresarios
capitalistas como eslabón predominante.

3. Escuelas Historiográficas

Positivismo

Es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico
es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la
afirmación de las teorías a través del método científico. El positivismo surge en
Francia a inicios del siglo XIX de la mano del pensador francés Saint-Simon primero,
de Augusto Comte segundo, y del británico John Stuart Mill y se extiende y
desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad de dicho siglo. Según esta
escuela, todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente
en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia
(empirismo). Esta corriente tiene como característica diferenciadora a la teoría que
afirma que hay un solo método aplicable en todas las ciencias. La explicación
científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia,
específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el
objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos
por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón
como medio para otros fines (razón instrumental). Auguste Comte formuló a
mediados del siglo XIX la idea de la creación de la sociología como ciencia que tiene
a la sociedad como su objeto de estudio. La sociología sería un conocimiento libre
de todas las relaciones con la filosofía y basada en datos empíricos en igual medida
que las ciencias naturales Una de sus propuestas más destacadas es la de la
investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, de la
estructura y el cambio social, razón por la que se le considera padre de la sociología
como disciplina científica. Comte presenta a la historia humana en tres fases o
estadios:

Estadio teológico o mágico: corresponde a la infancia de la humanidad, en


esta época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales,
utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas
para dominarlo.
Estadio metafísico o filosófico: las explicaciones son racionales, se busca el
porqué de las cosas, y se sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos
metafísicos.

Estadio científico o positivo: es la definitiva. El conocimiento se basa en la


observación y la experiencia, y se expresa con el recurso de la matemática. Se
busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico.

Historicismo

También en el siglo XIX, vemos la aparición de la Historia como ciencia con la


Escuela alemana del Historicismo fundada por Leopold von Ranke quien con su
metodología histórica promovió la cientificidad de la Historia, dejando de ser una
narración o crónica de hechos para sostener su carácter científico. Dicha Escuela
surge en un contexto de desorganización nacional y sirve como fundamento teórico
para unificar ideológicamente, culturalmente y afianzar un orden social nuevo. Para
el Historicismo, el tema principal de estudio era todo aquel relacionado con los
nuevos Estado – Nación creados recientemente en la Europa del siglo XIX, teniendo
como principal espacio de análisis al plano político, realiza estudios de los
acontecimientos diplomáticos, militares y políticos, siempre tomando como fuentes
principales y únicas a los documentos oficiales. Es la vertiente que aplicó fielmente
las ideas del Positivismo decimonónico5: buscaban la Objetividad, el
profesionalismo y el método.

Si en la actualidad realizáramos un análisis historicista de la última dictadura militar


autodenominada “proceso de reorganización nacional” (1976-1983), deberíamos
tomar como únicas fuentes todos aquellos documentos oficiales decretados por el
gobierno de facto. Imaginemos por un momento qué diría la historia contada sólo a
partir de esos documentos. Además de justificar cada una de las acciones del
gobierno militar, sesgaría tanto nuestro análisis que no sólo invisibilizaría gran parte
de los actores involucrados en los acontecimientos, sino que también nos achicaría
el espectro de análisis a sólo los hechos políticos, diplomáticos, militares y de
personajes “ilustres”. Con esto no quiero decir que es necesario descartar las
fuentes y el método del historicismo, si no debe ser complementado.

5
Perteneciente al siglo XIX.
A principios del siglo XX, luego de desatada la primera guerra mundial o gran guerra,
el método historicista se suponía obsoleto, acompañando esta caducidad del método
positivista, surgieron grandes avances en las ciencias (con los aportes de Einstein,
Bhor, Heisenberg, entre otrxs), transformaciones sociales estructurales como la
revolución rusa, influencia del marxismo y de Durkheim y Weber en la sociología, la
Historia debía responder preguntas acerca de los crecientes movimientos sociales.

Esto logró añadir a las explicaciones basadas en las causas y en sus efectos, la
interpretación de los hechos buscando las intencionalidades, fines y significados de
las acciones de la humanidad.

Marxismo

Es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la obra de Karl Marx,


filósofo revolucionario alemán, quien contribuyó en campos como la sociología, la
economía, el derecho y la historia, y de su amigo Friedrich Engels, quien le ayudó en
muchas de sus teorías.

Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las


corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo
utópico. También se emplea el término socialismo marxista para referirse a las ideas
y propuestas específicas del marxismo dentro del marco del socialismo.

Marx tuvo dos grandes influencias filosóficas: la de Feuerbach, que le aportó y


afirmó su visión materialista de la historia, e indudablemente la de Hegel que inspiró
a Marx acerca de la aplicación de la dialéctica al materialismo. Aunque para su
trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos grandes filósofos
materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había hecho suyo el
método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la
filosofía del derecho de Hegel desde un punto de vista materialista.

A principios de la década del 40 del siglo XIX, otra gran influencia filosófica hizo
efecto en Marx: Feuerbach. Tanto Marx como Engels abrazaron la crítica
materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas.
Según Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos,
idealista. Fue en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana
(Marx y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan sus cuentas con sus influencias
filosóficas y establecen las premisas para la concepción materialista de la historia.

Para Marx, el orden existente basado en la explotación de clase, se encontraba


legitimado y justificado por las relaciones económicas, es decir que los propietarios
de la tierra o de los medios de producción (burgueses), mediante esta misma
propiedad privada realizaban la dominación económica sobre el proletariado.

Marx postuló que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases,


analizando diferentes períodos de la Historia, estableció las características de tres
modos de producción que se asentaban sobre tres elementos constituyentes:

Modo de producción esclavista: basado en torno a lxs esclavxs y a su apropiación,


distribución y comercialización durante la edad antigua y parte de la edad media

Modo de producción feudal: giraba en torno a los feudos durante un período de la


Edad Media.

Modo de producción capitalista: que se centra en torno al capital (dinero); es el modo


de producción que existe y domina el mundo actualmente.

Desde este análisis de los modos de producción, plantea que la base de las
relaciones humanas se asientan sobre una infraestructura económica, es decir que
todas las relaciones de producción tienen fines económicos, a su vez, planteó que
existen superestructuras que descansan sobre esta infraestructura económica o
material, son: la superestructura social, política y cultural.

Para poder comprender estas relaciones entre infraestructura y superestructuras,


citamos el siguiente ejemplo: Los sectores dominantes de la Argentina de fines de
siglo XIX (denominados por algunos autores como oligarquías) mantenían la
concentración del poder económico a través de la tenencia de la tierra y de algunos
medios de producción, así establecían dominación sobre las clases populares de la
época, a su vez esta dominación económica les permitía establecer ciertos
parámetros políticos de dominación, dictando leyes que los beneficie y ocupando los
cargos electivos mediante el fraude, también ejercieron dominio cultural sobre los
demás ya que los escritos de la época eran realizados por miembros de su clase
social y los medios de comunicación también eran también manejados por ellos (ej:
Diario La Nación fundado por Bartolomé Mitre), a su vez también ejercieron poder de
control social, ubicando un orden social a su conveniencia y criterio.

Carlos Marx mediante varios de sus escritos promovió la liberación de las


dominaciones clasistas de parte de la burguesía hacia el proletariado,
particularmente en el Manifiesto comunista, pensando en que las clases populares
de esa época podrían llevar adelante una revolución que modifique estructuralmente
el orden impuesto; esto se dio sólo en algunos casos muy puntuales (Revolución
Rusa, cubana, vietnamita, norcoreana, entre otras), más no se revirtieron
internacionalmente las relaciones de producción ni de dominación que él tanto
criticó.

En la actualidad existen muchos grupos políticos y sectores sociales que se


reivindican marxistas, pero también los hay quienes siguieron a las interpretaciones
de otros revolucionarios marxistas (Trotsky, Lenin, Mao Tse Tung, Ho Chi Minh, etc).
A pesar de haberse pensado como un análisis de la sociedad del siglo XIX, el
marxismo no pierde vigencia en cuanto a las categorías analíticas o conceptos que
nos brindó y que al día de la fecha se siguen resignificando. Creemos que el
marxismo debe ser tomado no como una serie de pasos a seguir sino como una
forma de analizar críticamente la realidad social.

Escuela de los Annales

Luego de estos debates tan enriquecedores para el desarrollo de la Historia, surge


en Francia la Escuela de los Annales, fundada mediante la revista Annales
d`histoire èconomique et socieale. Sus principales artífices fueron Marc Bloch y
Lucien Febvre. La Historia Social promovió a la Historia como “problema”, esto
quiere decir que no se quedaron solamente con la acción descriptiva sino que
plantearon la interpretación crítica de los acontecimientos, vislumbrando no solo una
seguidilla de hechos conectados por causas y consecuencias convertidos en
procesos. Pero mejor lo decimos en palabras de Fébre:

“Plantear un problema es precisamente el comienzo y el fin de toda Historia.


Sin problema no hay Historia”

Esta Escuela saca del aislamiento disciplinar a la Historia y la incorpora en una


perspectiva multidisciplinaria, incorporando aportes de la antropología, de la
sociología y de la geografía humana. Amplían también las fuentes de la Historia,
abarcando otras innumerables, no tan sólo los documentos oficiales del historicismo.

Tomamos como referencia cuatro etapas de esta Escuela:

La primera va desde 1929 a 1945 y se llama Historia Social que tuvo a Bloch
y a Febvre como principales protagonistas.

La segunda se desarrolla desde 1945 a 1969, llamada Historia Total, su


principal protagonista fue Fernand Braudel, quien introduce los conceptos de tiempo
y espacio. Desarrolla tres concepciones del tiempo:

De larga duración o procesos.

De mediana duración o coyunturas.

Y de corta duración o acontecimientos.

Encontramos a los hechos históricos o acontecimientos como aquéllos sucesos de


relevancia para quien investiga, en consonancia con la temática a abordar. Por
ejemplo: un suceso. También los hechos históricos podrían clasificarse entre
políticos, militares, económicos, culturales, etc. O a veces también puede tomarse
un mismo hecho desde los diversos planos. Tengamos cuenta también que ningún
hecho histórico es aislado o sucede por el azar, existen causas y consecuencias y
cuando hablamos de causas también debemos hablar de multicausalidad 6.

Los hechos como dijimos, se relacionan y al encontrar los puntos de relación entre
ellos podemos integrarlos en procesos históricos. En términos generales podemos
decir que cada proceso histórico es una variable de tiempo de larga duración en la
que la realidad social se encuentra organizada de cierta forma, a su vez se
encuentra en constante transformación para convertirse en otro proceso histórico,
éstos pueden durar años, décadas, siglos.

A su vez, las coyunturas son períodos de intermedia duración en los que se


producen uno o varios puntos de inflexión que promoverán las transformaciones
estructurales que transitan los procesos históricos.

6
Con esto queremos decir que las causas de un mismo hecho son múltiples, no existe una sola causa para un
acontecimiento, las hay de a muchas.
La tercera etapa de la Escuela de los Annales aparece desde 1970 y es una
manifestación de una crisis en la ciencia moderna, marcada por ideas de la
posmodernidad, sus principales referentes son Le Goff, Furet, Chaunú, Ginzburg,
entre otrxs. En palabras de Burke:

“La nueva Historia por su parte ha acabado interesándose por casi cualquier
actividad humana. [...] Aquello que antes se consideraba inmutable, se ve
ahora como una construcción cultural sometida a variaciones en el tiempo y el
espacio.” 7

La Cuarta etapa, última y presente se inicia en 1989, con la caída del Muro de
Berlín y la posterior desintegración de la Unión Soviética. Este importante cambio
histórico origina diversas cuestiones y problemas, pues antes, en las décadas
anteriores, el mundo se dividía en bloque soviético o bloque estadounidense,
mientras que ahora se empieza a reflejar la necesidad de renovar los métodos y las
técnicas de análisis e investigación historiográficas. A pesar de estos intentos de
renovación que se preparaban, este cambio no es que suponga un rechazo hacia las
tendencias historiográficas tratadas por la escuela en sus tiempos pasados. Más
bien se trata de un diálogo abierto donde la hegemonía y el foco de atención no
están tan centrados en el mundo europeo, el mundo occidental. Historiadores de la
cuarta generación de Annales sienten fascinación por el mundo colonial, asiático e
indio, tercer mundo, Sudamérica, y no tanto exclusivamente por la Historia de
Europa.

Escuelas Posmodernas

Puede decirse que a partir del giro lingüístico o giro cultural, la Historia deja de
fijarse centralmente en la infraestructura económica para recaer en la
superestructura cultural, es decir que se toma el plano cultural como el predominante
a la hora de realizar los análisis.

Desde esta nueva etapa surgen nuevas corrientes históricas que detallaremos un
poco más adelante, a saber: la microhistoria, la historia cultural, la historia desde
abajo, el narrativismo, la historias de las mujeres, del cuerpo, de la vida cotidiana, de
la muerte, de la infancia, de la vida familiar, de la lectura, de ultramar, etc.

7
BURKE, Peter: (1991) “Formas de hacer historia” Alianza Editorial. Madrid
Historia económica o cuantitativa

Surgida haci 1950, tiene predominio en las dos décadas siguientes, influenciando a
muchxs historiadorxs hasta 1970; desde esta corriente se pretendía caracterizar y
establecer las implicancias del desarrollo económico de las sociedades. De esta se
desprende la Nueva historia económica o Econometría desarrollada en EEUU y la
Historia Serial que utilizaba como elementos de análisis a los datos estadísticos,
tomando las concepciones del tiempo de la 2da y 3ra etapa de los Annales.

El marxismo británico

Luego de la segunda guerra mundial, hacia mediados de la década del 40’,


aparecen en Inglaterra historiadores que establecerán una gran influencia en la
Historia occidental, sus principales protagonistas son: Eric Hobsbawn, Rodney
Hilton, Chistopher Hill, Edward Thompson, entre otrxs.

Toman como valor teórico fundamental los postulados de Marx, teniendo en cuenta
la infraestructura económica, añadiendo los componentes de la superestructura
cultural. Sus principales trabajos giran en torno a la vida de lxs trabajadorxs y de las
clases subalternas y populares.

4. Historiografía en Argentina

Como vimos anteriormente, la historia y su historiografía han sido utilizadas con


fines sociales y políticos desde sus comienzos, nuestro país no escapa a esta
afirmación y ya desde la aparición del Estado Nacional Argentino hasta el proceso
de consolidación del mismo vemos fielmente este uso.

Así, podemos afirmar que hacia fines del siglo XIX, período que se conoce como de
consolidación del Estado Nacional Argentino, aparecen en escena historiadores que,
consensos de por medio, fueron nombrados como referentes de la “historia oficial”
aquéllos que pertenecieron a la generación del 80’ y también se les puede atribuir el
hecho de ser fundadores de la historiografía nacional. Con un claro tinte positivista e
historicista, se dedicaron al estudio de las “grandes personalidades” de la Patria,
cuestión que carece íntegramente de objetividad, ya que al establecer apelativos
calificativos a ciertos personajes se les está dando un claro tono subjetivo: si hay
grandes, habrá chicos, si hay personas importantes habrá gente menos importante,
esto nos lleva a preguntarnos ¿cuál es el criterio para establecer importancia a
ciertas personas? ¿Lo importante para algunxs, lo es para todxs?

Hay muchos trabajos biográficos que resaltan las figuras de los “héroes de la Patria”,
y estas caracterizaciones de ciertos personajes, obviamente llegaron hasta nuestros
días y fueron tomados por el sistema escolar como forma de construir el
nacionalismo argentino, el ser argentino fue forjado con la enseñanza primaria
obligatoria y los elementos que usaron para fortalecer la idea de Estado – Nación en
la población fueron los “grandes patriotas” que, claro está provenían de un tronco
europeo, así el criollismo fue puesto en valor por este discurso hegemónico de las
clases dominantes de la época.

Así, esta historiografía fue incorporando sus formas en los planes de estudio, pero
también en los calendarios escolares donde se vieron reflejadas las fechas “patrias”
que festejaban los acontecimientos más importantes para la creación de este país.
Cabe destacar que durante este período, los escritos históricos estaban a cargo de
intelectuales no historiadores.

La nueva escuela histórica

Hacia comienzos del siglo XX, durante la primera década, comenzó a establecerse
un gran círculo de historiadores profesionales que giran en torno a dos grandes
instituciones científicas de la Historia: el Instituto de Investigaciones Históricas de la
UBA y la Academia Nacional de la Historia. Esta nueva Escuela Historiográfica
argentina prosigue con las fuentes principales de la etapa anterior (los documentos
oficiales) y buscando la “objetividad” en sus investigaciones.

Se decía que esta forma de hacer historia era “objetiva” (como dijimos
anteriormente) y “apolítica”8. Esta afirmación es fácilmente rebatida en la actualidad,
no obstante durante ese período para ingresar en ese círculo de profesionalismo
debía seguirse al pie de la letra este método.

Rebatimos esta afirmación con los siguientes argumentos:

La objetividad en las Ciencias Sociales y en las ciencias en general se ha debatido


infinidad de veces durante mucho tiempo y por esto es necesario retomar algunos

8
Que carece de intencionalidad política.
puntos de esos debates. 1ro: quienes investigan son sujetos miembros de una
sociedad, con esto queremos decir que están en constante relación con los demás
miembros de una sociedad, pertenecen a un grupo, clase o sector social con sus
intereses particulares. 2do: como personas, cada cual es guiado por sus intereses,
gustos, creencias e ideologías, estas se encuentran en constante interacción a la
hora de investigar. 3ro: si bien afirmamos siempre que las sociedades van
transformándose, son dinámicas; en cada época existen idiosincrasias particulares
que muchos miembros de una sociedad persiguen o critican, no obstante están
sujetas a ellas.

Ningún ser humano es apolítico, no existe tal caracterización en el accionar humano,


toda acción que llevamos adelante en sociedad (nadie se encuentra aislado de ella)
tiene finalidades políticas en el amplio espectro de la palabra, a veces confundimos
a las acciones políticas con las acciones político partidarias. Es decir que estos
historiadores argentinos de principios del siglo XX de ninguna manera eran
apolíticos, siendo que ejercían sus estudios desde la documentación oficial que tenía
claros intereses políticos, por lo que si sus investigaciones se encargaban de
describir al pasado sólo tenían una de las voces de ese pasado, esto es claramente
un posicionamiento político a la hora de escribir la historia.

El revisionismo

A partir de la década del 20’ aparece en escena nacional esta Escuela historiográfica
que a su vez ha tenido a lo largo del tiempo diversas corrientes internas. Al
comienzo surge como espacio contra hegemónico, tratando de contrarrestar a la
“historia oficial” que siguió teniendo su auge desde el siglo anterior y a lo largo del
siglo XX fue tomando diferentes caracterizaciones, siempre tratando de establecer
un movimiento historiográfico opositor a los discursos conservadores. Aun así,
metodológicamente imitaron el estilo rankeano que habían establecido como
proceder científico las escuelas historiográficas anteriores. Nunca pudieron
afianzarse como discurso oficial, por lo que no llegaron a los manuales escolares.

Tuvo sus altibajos que mediaron con apoyos políticos al peronismo como gobierno
primero, después como oposición a los regímenes totalitarios que proscribieron al
peronismo, mostrándose como reivindicador de las figuras de San Martín, Rosas y
Perón.
La nueva historia o Historia Social

Surge promediando la década del 50’, luego del derrocamiento del segundo
gobierno de Perón (1955), sus principales características en palabras de Campione,
son:

“a) Su encuadramiento en el avance del conjunto de las ciencias sociales, que


en las décadas del 1950 y 1960 aspiran a adquirir plena respetabilidad [...].

b) Su objetivo consciente de contribuir a lo que percibían como la


modernización definitiva y en todos los planos de la Argentina post-peronista

c) Su constitución como corriente en el marco de la «universidad


democrática», a cuyo espíritu de «libertad científica» y relativo aislamiento del
contexto se vincularon, resistiendo a la vez las tendencias a la radicalización,
y las reacciones de signo conservador y antirreformista”.

El autor nos propone como principales características el acercamiento a la


concepción europea de esa época de la Historia, contribuyendo a la importancia que
se le reatribuyó a las ciencias sociales, descartanto la visión humanitarista en boga.
En un contexto político con un alto grado de ebullición porque el peronismo estaba
proscripto y se sucedían constantemente hechos de represión a lo largo y a lo ancho
del país por causa de la dictadura de la “Revolución Libertadora” (Lonardi primero y
E. Aramburu después como presidentes de facto), trataban de modernizar a la
ciencia histórica. Muchos de sus referenes se convirtieron rápidamente en este
contexto al conservadurismo que también demostraban las autoridades autoritarias.

Luego del retorno a la democracia, nuevos historiadores de la talla de Luis Alberto


Romero, Hilda Sábato, Enrique Tandeter, Fernando Devoto, Juan Carlos Korol y
José Burucúa; se hicieron del dominio de los escritos de esta Escuela historiográfica
argentina, dando una nueva vuelta de rosca a esta corriente. Aun así, esta nueva
corriente se enfrascó en el ámbito académico y no logró por motus propio el
acercamiento a la sociedad, sólo buscaban formar cuadros académicos en la
disciplina siguiendo su método, en un círculo cerrado a la sociedad en general y a
nuevos métodos historiográficos.

La Historiografía Marxista
Se afirma que esta historiografía siempre durante el siglo XX ocupó un espacio
marginal, por razones de censura durante gran parte del siglo debido a los
incesantes golpes militares que azotaron las libertades en nuestro país (1930 – 1943
– 1955 – 1966 – 1976). Hacia la década del 20’, los escritos marxistas eran
exclusividad de los miembros del Partido Comunista Argentino, no obstante tiempo
después el espectro de escritos marxistas en nuestro país fue y sigue siendo
bastante extenso. Así tenemos historiadores marxistas ortodoxos 9, historiadores
neomarxistas (que hacen hincapié en las superestructuras sociales o culturales) e
historiadores de izquierda (aquéllxs cercanos a las ideas del marxismo). Lxs
exponentes más destacados de esta corriente historiográfica en Argentina son:
Milcíades Peña, Leonardo Paso, Rodolfo Puiggrós, Juan José Hernández Arregui,
Ernesto Laclau, Juan Carlos Garavaglia, entre otrxs.

Cabe destacar que muchos debates hacia adentro de esta corriente historiográfica
se dieron en torno al Peronismo, el movimiento político que tuvo mayor injerencia
durante todo el siglo XX, desde sus inicios en 1943 hasta la actualidad inclusive;
muchos posicionamientos se daban en cuanto al pensamiento que diferentes
autores marxistas o con influencias marxistas le atribuían al peronismo. Aun así, el
principal componente que los unió es el tomar las categorías analíticas que propuso
el marxismo en sus análisis.

Para concluir, es necesario aclarar que a los fines pedagógicos que persigue nuestro
equipo de Cátedra, se establecieron las escuelas historiográficas más importantes
pero esto no quiere decir que son las únicas formas de hacer, analizar e interpretar a
la Historia las Escuelas que presentamos en esta clase. Añadiremos algunas más en
próximas clases teóricas y les propondremos algunas actividades que les ayudarán
a identificar los posicionamientos de diferentes historiadorxs, siempre velando por
conseguir un pensamiento y una actitud críticos, no tan sólo a la hora de aprender
en su trayectoria como estudiantes, sino también cuando les toque estar frente a sus
aulas en un futuro próximo.

9
Que sigue fielmente los principios de una doctrina o que cumple unas normas o prácticas tradicionales,
generalizadas y aceptadas por la mayoría como las más adecuadas en un determinado ámbito.
"catolicismo ortodoxo; socialismo ortodoxo; en el congreso del partido triunfó la línea más ortodoxa; sus
métodos son poco ortodoxos pero muy eficaces"
Fuente: diccionario de Google.
Lecturas Obligatorias:

- GUERRA, Cristina. “Modelos epistemológicos y metodológicos en el


desarrollo de la historia”. Universidad Nacional de Luján; pp 1 a 13.
- GUERRA, Cristina. “Modelos epistemológicos y metodológicos en el
desarrollo de la historia”. Universidad Nacional de Luján; pp 14 a 26.

Lecturas Optativas:

- AROSTEGUI, Julio. “La investigación histórica: teoría y método”, pp 17-35 y


256-259. Barcelona: Ed. Crítica, 1995.
- BURKE, Peter: “Formas de hacer historia”. Alianza Editorial. Madrid: 1991.

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