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Henry Thiessen, señala muy a propósito en cuanto a los Decretos de Dios que éstos
corresponden a “los propósitos eternos de Dios, basados en su consejo sabio y santo, por medio del
cual Dios libremente y de forma inmutable, para su propia gloria, ordenó eficazmente o
permisivamente todo cuanto ocurriría”.
La Biblia por su parte utiliza las siguientes palabras para hablarnos acerca de los decretos
eternos de Dios:
a) Su consejo (Sal. 73: 24; Ef 1: 11), enfatiza las deliberaciones y determinaciones de Dios.
b) Su propósito (Isa. 14: 24-27; Efesios 3: 11), demuestra que sus decretos no son
arbitrarios, sino que todos tienen su gloria como meta final.
c) Su buena complacencia (Isaías 44: 28; Lucas 12: 32), enfatiza que los decretos de Dios
no dependen de nada ni de nadie sino de Dios mismo. Sus decretos son libres e independientes.
d) Su voluntad (Rom 1: 10; Ef. 1: 5), demuestra que sus decretos no son azar, sino más
bien son los pensamientos del corazón del Dios vivo.
e) Su determinación (Isa. 19: 17; Lucas 22: 22), enfatiza la importante verdad de que sus
decretos son fijos e inmutables.
f) Su decreto (Sal. 2: 7), recordándonos que Dios determina todas las cosas.
Ahora bien, ¿Qué ha decretado Dios? He aquí algunos ejemplos de Decretos Eternos:
1.- La salvación del género humano (1 Tim. 2: 3-4 = “… Dios nuestro Salvador, el cual
quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”; 2 Ped. 3: 9 =
“El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es
paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al
arrepentimiento...”), salvación “determinada” y “delimitada” por la condicionante de Juan 1: 12.
2.- La preordenación de Cristo (Recomiendo revisar 1 Ped. 1, en éstas secciones: “… Los
profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron
acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que
estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían
tras ellos. A estos se les reveló … para nosotros, … por los que os han predicado el evangelio por
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el Espíritu Santo enviado del cielo … sabiendo que fuisteis rescatados …, no con cosas
corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero
manifestado en los postreros … mediante el cual creéis en Dios…”.
3.- La creación del universo (Gn. 1-2 ).
4.- Las estaciones del año (Gn. 8: 22).
5.- Los límites de las naciones y el lugar de residencia del hombre (Hch. 17: 26).
6.- La duración de la vida humana (Job 14: 5).
7.- Los gobiernos de las naciones (Ro. 13: 1; Dn. 4: 34-35).
De ésta manera nos encontramos entonces ante una categoría teológica y una doctrina, que
gira en torno al hecho de que la predestinación es un decreto eterno de Dios para con respecto a los
miembros de su Iglesia.
El vocablo griego “prooridzo”, a su vez es una palabra compuesta, donde se une el prefijo
“pro” que significa “de antemano”, y el término raíz “horidzo”, de donde a su vez proviene nuestra
palabra “horizonte”, línea que divide el cielo de la tierra. De manera que la idea de esta palabra es
“trazar un límite de antemano”. Así podemos entonces decir que soberanamente Dios trazó una
línea demarcadora entre lo humano y lo divino, entre cielo y tierra, entre lo celestial y lo terrenal,
entre salvación y perdición, etc., resultando imposible evadir el hecho de que eso es lo que la Biblia
enseña (Rom. 8: 28-30; 9: 16; 11: 32-36).
que implica que Dios conoce todo de antemano: “Este conocimiento anticipado y elección son en
Ef. 1: 4 situados en la eternidad”.
B) prooridso (προορίζω): la cual se traduce como predestinar y literalmente significa
determinar por anticipado el destino de una persona con un propósito (proörisen), como “Primer
aoristo de indicativo en voz activa de proorizö, verbo tardío que denota designar de antemano […]
(por eternidad)”, señala Archibald Thomas Robertson, Imágenes verbales del Nuevo Testamento,
t. iv: Las epístolas de Pablo. (Terrassa, Barcelona: CLIE, 1989), 508.
IMPLICACIONES DIVERSAS. Ahora bien, esa pre ordenación tiene una serie de
implicaciones amplísimas, de acuerdo con el contexto en que se le encuentre y no necesariamente
es una categoría soteriológica como erróneamente piensan algunas sectas del cristianismo. A
continuación algunos aspectos de lo que incluiría bíblicamente la pre ordenación de todas las cosas
por parte de Dios, en su presciencia y su pre conocimiento (pre cognición):
a) Dios estableció los límites de los pueblos, de acuerdo con Deut. 32: 8.
b) Llamamiento de líderes excepcionales: Antes que te formase en el vientre te di por
profeta, explica Jer. 1: 5.
c) Dios ha prefijado el orden de los tiempos, Hech. 17: 26.
d) A los que antes conoció, también los preordenó para que fuesen hechos conforme a la
imagen de su hijo y fuesen glorificados, señala Rom. 8: 28–30.
e) En cuanto a los miembros de la iglesia universal, como comunidad de creyentes: Dios
nos escogió en él antes de la fundación del mundo, predestinando al creyente para alabanza y gloria
de su nombre, de acuerdo con Ef. 1: 3–13.
f) Jesucristo fue preordenado para ser el Redentor desde antes de la fundación del mundo,
según expresa 1 Pe. 1: 19–20 (Apoc. 13: 8). Recordemos que el pacto de redención es entre Dios
Padre y Dios Hijo, no entre Dios y los hombres. Jesús el Cristo (como se traduciría su divino título
según el caso genitivo griego) fue pre ordenado / predestinado a partir de un pacto entre Él y su
Padre, para salvar a la humanidad, y ese pacto se dio en un pasado remoto "supralapsariano", de
una vez y para siempre como acción concluida).