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En 1948, los EEUU crearon la Escuela de las Américas con la finalidad de dar
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instrucciones a los militares y policías del continente en las prácticas de represión contra
sus pueblos: Los asesinatos selectivos, la tortura, la represión a las manifestaciones
callejeras, las masacres, el sicariato y la desaparición forzada fueron materias de estudio
en esa escuela. Allí enviaron los gobiernos proimperialistas latinoamericanos y caribeños
a los que aprendieron las técnicas de represión, dolor y muerte que aplican y han
aplicado contra nuestros pueblos. El Plan Cóndor aplicado en Brasil, Uruguay, Paraguay,
Bolivia, Argentina en los años setenta del siglo pasado dejó miles de desaparecidos.
Solo en Argentina hubo más de 30.000 desaparecidos. En Colombia supera con creces
esa cifra, las fosas comunes encontradas con frecuencia testimonian esa práctica
constante en nuestra hermana República. En México ha sido frecuente la desaparición
forzada. Recordemos los 43 normalistas secuestrados y desparecidos en Ayotzinapa por
los cuerpos represivos mexicanos que todavía sus familiares buscan. En Guatemala y
Centroamérica pasó igual. (Vargas, 2020)
https://diariolavoz.net/2014/05/25/escuela-de-las-americas-escuela-del-horror/
La Escuela de las Américas, operada por el Ejército de los Estados Unidos, fue fundada
en 1946 en Panamá con el propósito de entrenar a militares de los países de
Latinoamérica en técnicas de guerra y contrainsurgencia. En 1984, la Escuela fue
trasladada al Estado de Georgia en los Estados Unidos, luego de que el presidente de
Panamá Jorge Illueca solicitara su retiro del territorio panameño. Esta escuela, conocida
en la actualidad como Instituto de Cooperación y Seguridad del hemisferio occidental
(WHINSEC, siglas en inglés), ha formado a cientos de militares que figuran como
responsables de terribles violaciones a los derechos humanos en varios países de
nuestra región: Argentina, Chile, El Salvador, Guatemala, Perú, México, Bolivia,
Colombia, Honduras y Venezuela. Los funcionarios que han recibido entrenamiento en
esta academia militar son los responsables de miles de ejecuciones, detenciones,
torturas, desapariciones y masacres en el continente, bajo el argumento de la presunta
vinculación de ciudadanas y ciudadanos con movimientos “desestabilizadores” e
insurgentes, delincuencia, narcotráfico y terrorismo. Sin embargo, muchas de las
víctimas de estas horribles prácticas no son sino defensores y defensoras de derechos
humanos, sindicalistas, campesinas y campesinos, líderes religiosos, estudiantes e
indígenas. Los ataques y las persecuciones son fundamentalmente dirigidos a quienes
luchan por la reivindicación de los derechos de los excluidos y las excluidas. En 1996, la
prensa norteamericana dio a conocer la existencia de Manuales de Entrenamiento que
eran utilizados en la Escuela y que sugerían la práctica de la tortura, la extorsión y el
pago de recompensas por enemigos muertos. (González, 2014)
En https://soaw.org/escuela-de-las-americas
En esa organización, School of the Americas Watch1, bajo el subtítulo
Memoria e Historia: Close2 the School of the Americas, publicaron estos “apuntes”:
La Escuela de las Américas, que es operada por el Ejército de los Estados Unidos,
fue fundada en 1946 en Panamá con el objetivo de entrenar a soldados latinoamericanos
en técnicas de guerra y contrainsurgencia. Por sus aulas han pasado más de 83.000
alumnos, muchos de los cuales han resultado ser destacados violadores de los derechos
humanos en sus propios países. Así lo han demostrado en Chile, Guatemala, Argentina,
Perú, Uruguay, Nicaragua, El Salvador, México, Honduras, entre otros. En 1984 la Escuela
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de las Américas fue traslada al Estado de Georgia en los Estados Unidos a petición del
presidente panameño Jorge Illueca quien describió a la Escuela de las Américas como “la
base más grande para la desestabilización en América Latina”. En el mismo año, uno de
los principales diarios panameños la apodó “La Escuela de Asesinos.”
(Venezuela); Romeo Vásquez y Luis Javier Prince Suazo (Honduras); Rafael Videla (Argentina); Hugo Banzer (Bolivia);
Manuel Contreras (Chile); Efraín Ríos Montt (Guatemala); Jaime Lasprilla (Colombia); Manuel Noriega (Panamá);
Roberto d’Aubuisson (El Salvador); Vladimiro Montesinos (Perú). (School of the Americas Watch, s/f).
Argentina, Perú, Uruguay, Nicaragua, El Salvador, México, Honduras, entre otros. (School
of the Americas Watch, s/f)
Al respecto, cabe destacar las leyes promulgadas por gobiernos democráticos, que
propiciaron la impunidad para los responsables de estos hechos. Una de ellas,
denominada Ley de Punto Final, entró en vigencia en el año 1986, bajo la presidencia en
Argentina de Raúl Alfonsín:
La Ley de Punto Final estaba dirigida a concluir con las investigaciones por los crímenes
ocurridos durante el terrorismo de Estado y a lograr la impunidad de quienes no fueron
citados en el plazo que el texto legal estipulaba –60 días–. La Ley de Obediencia Debida,
por su lado, impuso a los jueces que investigaban los hechos cometidos en el marco de la
represión ilegal, una realidad según la cual los imputados habían actuado bajo coerción,
en virtud de órdenes superiores de las que no tuvieron posibilidad de inspección,
oposición, ni resistencia en cuanto a su oportunidad ni legitimidad. Esa realidad se
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estableció más allá de las pruebas producidas o las que pudieran producirse en el futuro.
(Santana N. , 2018, págs. 195-196)
4 La película uruguaya de Enrique Buchichio, Zanahoria, narra la historia de un hombre que perteneció a los servicios
secretos y que luego de muchos años, en plena campaña política de 2004, promete la entrega de documentos inéditos
de la dictadura uruguaya (1973-1985) con testimonios de tortura y asesinatos por parte de los grupos amparados por el
terrorismo de Estado (protegidos por la Ley de Caducidad vigente). Así como los represores entrenados en la Escuela de
las Américas tenían un plan sistemático de desaparición de personas, del mismo modo, esa “mano de obra desocupada”
que fueron sus esbirros buscan una punta de donde sostenerse para salvarse, y lo hacen de la misma manera en que
aprendieron a actuar: desesperando al interlocutor, dejándolo horas sin dormir, estableciendo en él una torturante espera,
en un clima donde el miedo y el terror viven agazapados. Se mueven en las sombras, atemorizan con posibles
persecutores, por “gente pesada” que los borraría de la faz de la tierra si se enteraran de su “traición”.
http://www.elespectadorimaginario.com/zanahoria/
en el futuro. (Síntesis del fallo de la CSJ de la Nación que resuelve la inconstitucionalidad
de las leyes del perdón, 2003, págs. 2-3)
Los gritos de dolor de sus hijos e hijas torturados, violados, desaparecidos y asesinados
en la dictadura representativa que comenzó Rómulo Betancourt y que luego continuó Raúl
Leoni, aún hoy retumban en toda la extensión de Venezuela. Son crímenes que siempre
estarán presentes, aunque durante décadas quienes lo cometieron hayan tratado de 6
ocultar la crueldad de sus actos. Fueron varios los centros y espacios de la geografía
nacional utilizados para cometer violaciones de derechos humanos contra el pueblo. Entre
ellos se encuentran los Teatros de Operaciones o Campos Antiguerrilleros. “Tal y como se
conocieron en Venezuela en el marco de la lucha armada de los años ’60, ’70 y ’80 del
siglo pasado, podrían definirse como emplazamientos de concentración de fuerzas
militares y recursos técnicos y logísticos, que a su vez funcionaban como campos de
prisioneros. En ellos confluían distintos componentes de las FFAA; esto es, Ejército,
Fuerza Aérea, Fuerzas Navales (Infantería de Marina) y Fuerzas Armadas de Cooperación
(FAC, mejor conocida como Guardia Nacional), apoyados por comandos especiales de los
batallones del Ejército (Cazadores, la versión criolla de los Rangers norteamericanos),
dirigidos por el Comando de Operaciones Conjuntas (COC)” (399). “En estos Teatros de
Operaciones se aplicaron en Venezuela los contenidos de los manuales de torturas
aprendidos en la Escuela de las Américas, situada en Panamá (…) Combinaban sus
acciones operacionales y represivas, en vastas zonas campesinas, con la aplicación de
métodos de interrogatorios basados en la tortura y el terror psicológico, a los prisioneros;
prácticas que no respetaban edad, sexo ni condición social. Eso estaba a cargo de un
equipo denominado Servicio de Interrogatorio a los Prisioneros de Guerra (SIPG),
integrado por torturadores de las distintas ramas y servicios (efectivos militares,
funcionarios policiales y hasta delatores y renegados de las filas guerrilleras, incorporados
a sus comandos” (400). (Hernández, 2020)
Hay tres Teatros de Operaciones donde abundan las historias de terror, vejaciones y
asesinatos de hombres, mujeres, adolescentes inocentes. Ellos son TO3, ubicado en el
Tocuyo, Lara; el TO4 en Cocollar, Sucre, y el TO5 en Yumare, Yaracuy. El TO3 también
fue conocido como el Campo Antiguerrillero de Urica, operaba en los estados Lara,
Portuguesa y Barinas, con puesto de Comando en El Tocuyo, “y más tarde amplió sus
operaciones a los estados Trujillo, Barinas y parte de Apure. Es uno de los que va a abarcar
mayor espacio de nuestra geografía. Fue visitado por una comisión del Congreso Nacional
en 1966 y hasta por el mismo presidente Leoni” (402). (Hernández, 2020)
5 Algunos destacan que la incorporación de esta definición fue positiva, pese a su ubicación en el Preámbulo, ya que
contribuyó a identificar la esencia de la desaparición y sirvió como un punto de partida para dotar de contenido a las
obligaciones internacionales relacionadas con esta práctica. (Sferraza, 2018, pág. 136)
1. Artículo 180.A.- La autoridad pública, sea civil o militar, o cualquier persona al servicio del Estado que ilegítimamente
prive de su libertad a una persona, y se niegue a reconocer la detención o a dar información sobre el destino o la situación
de la persona desaparecida, impidiendo, el ejercicio de sus derechos y garantías constitucionales y legales, será
castigado con pena de quince a veinticinco años de presidio. Con igual pena serán castigados los miembros o integrantes
La acción penal derivada de la desaparición forzada de personas y la pena que
se imponga judicialmente al responsable de la misma no estarán sujetas a prescripción.
Así como la inadmisibilidad de la llamada ‘obediencia debida’: No se admitirá la eximente
de la obediencia debida a órdenes o instrucciones superiores que dispongan, autoricen
o alienten la desaparición forzada. Toda persona que reciba tales órdenes tiene el
derecho y el deber de no obedecerlas.
La jurisdicción ordinaria es la jurisdicción competente:
Los presuntos responsables de los hechos constitutivos del delito de desaparición forzada de
personas sólo podrán ser juzgados por las jurisdicciones de derecho común competentes en cada
Estado, con exclusión de toda jurisdicción especial, en particular la militar. Los hechos constitutivos
de la desaparición forzada no podrán considerarse como cometidos en el ejercicio de las funciones
militares.
En ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales, tales como estado de guerra o
amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública, como
justificación de la desaparición forzada de personas. En tales casos, el derecho a procedimientos o
recursos judiciales rápidos eficaces se conservará como medio para determinar el paradero de las
personas privadas de libertad o su estado de salud o para individualizar a la autoridad que ordenó
la privación de libertad o la hizo efectiva. (Convención Interamericana sobre DF de Personas, 1994)
de grupos o asociaciones con fines terroristas, insurgentes o subversivos, que actuando como miembros o colaboradores
de tales grupos o asociaciones, desaparezcan forzadamente a una persona, mediante plagio o secuestro. Quien actúe
como cómplice o encubridor de este delito será sancionado con pena de doce a dieciocho años de presidio. El delito
establecido en este artículo se considerará continuado, mientras no se establezca el destino o ubicación de la víctima.
Ninguna orden o instrucción de una autoridad pública, sea esta civil, militar o de otra índole, ni estado de emergencia,
de excepción o de restricción de garantías, podrá ser invocada para justificar la desaparición forzada. La acción penal
derivada de este delito y su pena serán imprescriptibles, y los responsables de su comisión no podrán gozar de beneficio
alguno, incluidos el indulto y la amnistía. Si quienes habiendo participado en actos que constituyan desapariciones
forzadas, contribuyen a la reaparición con vida de la víctima o dan voluntariamente informaciones que permitan
esclarecer casos de desaparición forzada, la pena establecida en este artículo les podrá ser rebajada en sus dos terceras
partes. (Código Penal de Venezuela, 2005)
El 17 julio de 1998, la conferencia diplomática aprobó por mayoría de 120 votos
contra 7 (y 21 abstenciones), el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. El ER,
define los crímenes que son competencia de la Corte y se especifica su funcionamiento.
Venezuela se adhirió el 13 de Julio de 2000 mediante Ley aprobatoria del ER de la Corte
Penal Internacional publicada en Gaceta Oficial N.º 5.507 Extraordinario del 13 de
diciembre del 2000. La CPI inició funciones en 2002. (Estatuto de Roma, 1998).
En el ER, la desaparición forzada de personas se define como:
Artículo 180-A. — La autoridad pública, sea civil o militar, o cualquier persona al servicio
del Estado que ilegítimamente prive de su libertad a una persona, y se niegue a reconocer
la detención o a dar información sobre el destino o la situación de la persona desaparecida,
impidiendo el ejercicio de sus derechos y garantías constitucionales y legales, será
castigado con pena de 15 a 25 años de presidio. Con igual pena serán castigados los
miembros o integrantes de grupos o asociaciones con fines terroristas, insurgentes o
subversivos que actuando como miembros o colaboradores de tales grupos o
asociaciones, desaparezcan forzadamente a una persona, mediante plagio o secuestro.
Quien actúe como cómplice o encubridor de este delito será sancionado con pena de 12
a 18 años de presidio.
Ninguna orden o instrucción de una autoridad pública, sea esta civil, militar o de otra
índole, ni estado de emergencia, de excepción o de restricción de garantías, podrá ser
invocada para justificar la desaparición forzada.
La acción penal derivada de este delito y su pena serán imprescriptibles y los responsables
de su comisión no podrán gozar de beneficio alguno, incluido el indulto y la amnistía.
…la CIADF recalca que “la desaparición forzada de personas viola múltiples derechos
esenciales de la persona humana de carácter inderogable, tal como están consagrados
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre y en la Declaración Universal de Derechos
Humanos”. (Comisión Internacional de Juristas, pág. 26)
Artículo 3: Los Estados Partes tomarán las medidas apropiadas para investigar sobre las
conductas definidas en el artículo 2 que sean obra de personas o grupos de personas que
actúen sin la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, y para procesar a los
responsables. (Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra
las desapariciones forzadas.)
Es de gran utilidad la clasificación de Huhle, miembro actual del Comité contra las
Desapariciones Forzadas (en adelante, CED).
1) sujetos que de una manera visible actúan a nombre del Estado (partner of a state),
por ejemplo, una empresa privada de seguridad; 2) sujetos cuya vinculación con el
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Estado se mantiene oculta o secreta, por ejemplo, una organización paramilitar; 3)
sujetos que actúan con la aquiescencia estatal; 4) grupos de oposición armada; 5)
movimientos de insurrección nacional que se convierten en un Gobierno o cuasigobierno
y grupos que ejercen de facto funciones estatales; 6) organizaciones criminales sin
objetivos políticos y desvinculados de autoridades estatales. (Sferraza, 2018, págs. 157-
158)
sujetos que “llevan a cabo sus acciones a instancias del gobierno, o con su conocimiento
o aquiescencia”, por ejemplo, “grupos paramilitares, milicias, escuadrones de la muerte,
tropas irregulares”; 2) “[a]gentes o asesores privados subcontratados que, aunque no
son en ningún sentido funcionarios gubernamentales, ejercen funciones que
corresponderían al Estado”, por ejemplo, “la administración de prisiones, los servicios de
represión, los servicios de interrogatorios”; 3) sujetos particulares; 4) grupos de oposición
armada. (Sferraza, 2018, pág. 158)
Para que pueda configurarse una desaparición forzada es necesario que la privación de
libertad adolezca de una ilegalidad, que contravenga las garantías establecidas por el
ordenamiento jurídico. La ilegalidad de la privación de libertad comprende los supuestos
en que una persona sufre una afectación de su libertad personal en contravención a
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normas jurídicas y también los casos en que dicha afectación sea arbitraria, esto es,
carente de un fundamento razonable. (Sferraza, 2018, pág. 140)
…es la conducta que integra la segunda fase de la desaparición forzada y consiste en la negativa u
ocultamiento de la privación de libertad o de la información sobre la suerte y el paradero de la víctima. Se
trata un acto esencial de la desaparición forzada, porque permite diferenciarla de otros crímenes, tales como
el secuestro o la detención ilegal. (Sferraza, 2018, pág. 141)
7 Al referirse a la naturaleza del delito de desaparición forzada de personas, Modolell sostiene que la ilegalidad
deriva de la falta de información, de negarle a la víctima la posibilidad de controlar su detención,
independientemente de que la privación de libertad haya comenzado siendo lícita o ilícita. (Modolell, 2009,
pág. 147)
1) La autoridad niega la información, sobre el hecho mismo de la privación de
libertad, el destino y el paradero de la persona desaparecida, asegurando desconocer
que la víctima haya sido privada de libertad o la posesión de informaciones previas sobre
su situación.
2) Oculta intencionalmente la información, impidiendo a los interesados su
conocimiento. Inclusive, si la víctima ha muerto, la autoridad se niega a suministrar
información sobre el destino de sus restos mortales.
3) La autoridad destruye las fuentes de la información o suministra información
errónea o tergiversada.
Por otra parte, advierte la doctrina jurídico penal:
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El sujeto activo, en el delito en estudio, es la autoridad pública, civil o militar o
cualquier persona al servicio del Estado que, ilegítimamente prive de su libertad a una
persona, y realice las hipótesis arriba enumeradas que implican la negativa de
información. Pueden serlo también, miembros o integrantes de grupos o asociaciones
con fines terroristas, insurgentes o subversivos que, actuando como integrantes o
colaboradores de tales grupos o asociaciones, desaparezcan forzadamente a una
persona, mediante plagio o secuestro. Por la entidad especial del delito de desaparición
forzada de personas, se trata de sujetos activos calificados. Los autores reciben una
pena entre 12 y 18 años de presidio.
Por sus características, este delito exige el concurso de varias personas. En tal
virtud es adecuado referirse a “los perpetradores”, que estarán sujetos a la pena
correspondiente al hecho perpetrado. La amplitud de la expresión “perpetradores”,
abarca a los que ejecutan la desaparición forzada de una o más personas actuando
conjuntamente. La perpetración implicará la configuración del tipo penal. Es lo que se
conoce como coautoría. Los coautores son interdependientes alternativamente, deben
estar de acuerdo, necesariamente, para obrar conjuntamente ya que, por la complejidad
del delito de DFP, es prácticamente imposible que una persona realice todos los actos
necesarios para su consumación.
El autor mediato es aquel que se vale de otro para ejecutar el delito. En este delito
es altamente probable la existencia de uno o más autores mediatos. La doctrina habla
de autoría mediata en virtud de un aparato organizado de poder o dominio de la voluntad
en virtud de maquinarias o estructuras de poder organizado. La particularidad obedece
a la naturaleza del fenómeno de la organización de poder. Sea en virtud de autoridades
civiles o militares al servicio del Estado o de grupos o asociaciones con fines terroristas,
insurgentes o subversivos. (Modolell, Derecho Penal , 2014, pág. 191)
Puede haber uno o varios cooperadores inmediatos. El CP, en el artículo 83,
señala que cada uno de los perpetradores y de los cooperadores inmediatos queda
sujeto a la pena correspondiente al hecho perpetrado. Dice Modolell, que el cooperador
inmediato, es el sujeto que colabora, temporal o espacialmente, con la ejecución del
hecho. El criterio determinante va a ser únicamente la inmediatez de su ayuda. (Modolell,
Derecho Penal , 2014, págs. 195-196)
Asimismo, establece la norma, que los cómplices o encubridores de este delito,
serán sancionados con pena de 12 a 18 años de presidio.
La norma penal en estudio, coincide con el Estatuto de Roma, por cuanto en su
redacción…miembros o integrantes de grupos o asociaciones con fines terroristas,
insurgentes o subversivos que, actuando como miembros o colaboradores de tales
grupos o asociaciones, desaparezcan forzadamente a una persona, mediante plagio o
secuestro...admite la posibilidad de que miembros de una organización terrorista,
subversiva o insurgente enfrentada al Estado, cometan este hecho punible.
Surge la interrogante acerca de la existencia de la conducta negadora de
información cuando la desaparición forzada es imputable a los miembros de una
organización terrorista, subversiva o insurgente enfrentada al Estado. La doctrina 17
recomienda acudir a los instrumentos de derecho internacional, por ejemplo
…los Convenios de Ginebra como el Protocolo Adicional II (en adelante, Protocolo II), los
cuales obligan a los grupos armados no estatales que actúan como beligerantes en un
conflicto armado no internacional, al cumplimiento de ciertos deberes respecto de las
personas privadas de libertad. En efecto, el art. 3 común establece algunos estándares
mínimos de humanidad, mientras que el Protocolo II regula un abanico de derechos de las
personas privadas de libertad, siendo uno de ellos el derecho de comunicarse con el
mundo exterior. Además, las detenciones arbitrarias están prohibidas en el marco de un
conflicto armado no internacional… (Sferraza, 2018, págs. 151-152)
Sin embargo, se pueden presentar otro problema, como el hecho de carecer del
nivel de organización necesario para cumplir con el deber de otorgar información. La
problematicidad que conlleva incorporar los agentes no estatales entre los autores de la
desaparición forzada, obliga a acudir a las principales posiciones doctrinarias.
Una de estas posturas, desestima esta posibilidad, bajo el argumento siguiente:
El delito comentado implica una ilegalidad de la detención, por menoscabar derechos del
detenido; por lo tanto, el delito presupone que la persona que lleva a cabo la privación de
libertad tenga un deber jurídico especial de informar sobre el paradero del detenido y de
permitirle a este el control de su detención. Se trata, entonces, de un delito de infracción
de deber en el sentido tradicional del término, ya que el autor tiene un deber extra penal
con relación al sujeto privado de libertad. Dicho deber restringe el ámbito de la autoría a
las personas que están obligadas a cumplirlo. (Modolell, 2009, pág. 150)
No obstante, el peso teórico del razonamiento, es preciso admitir que existe una
realidad, la desaparición forzada de personas ha tenido como autores a personas
distintas a las que tienen un deber jurídico especial de informar sobre el paradero del
detenido y de permitirle a este el control de su detención. Circunscribir el ámbito de la
autoría sólo propiciaría la impunidad de este delito.
Para el abordaje de lo relativo al tipo de delito, el bien o los bienes jurídicos
tutelados y la aplicación del principio de irretroactividad de la ley, se examinará
someramente, la sentencia de la Sala Constitucional del TSJ, No. 1747, expediente 06-
1656.
La Sala Constitucional del TSJ, al conocer del recurso de revisión incoado por el
Ministerio Público, contra una decisión de la Sala de Casación Penal, por considerarla
violatoria del artículo 23 de la CRBV, por los siguientes motivos: a) el establecimiento del
delito de desaparición forzada de personas como un delito instantáneo; b) el
establecimiento del delito de desaparición forzada de personas como un delito que viola
únicamente la libertad personal; y c) la aplicación del principio de irretroactividad de la
ley, respecto del delito de desaparición forzada de personas, en cuanto al
establecimiento del delito de desaparición forzada de personas como un delito
instantáneo, si bien no se pronunció, se trascribe la posición del Ministerio Público:
…la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, afirmó erradamente que, el
delito de desaparición forzada de personas es un delito instantáneo. Sobre el particular, es
necesario señalar que, tanto, los instrumentos internacionales como la jurisprudencia
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internacional de derechos humanos, han establecido la desaparición forzada de personas
como un delito continuado o permanente”.
Que así lo señala la Declaración sobre la Protección de todas las Personas contra las
Desapariciones Forzadas, aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas, en su
artículo 17, así como en la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas, en su artículo III.
Además, que “en forma pacífica y reiterada la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
en numerosos fallos, ha tratado el delito de desaparición forzada de persona (sic) como
delito continuado”, como sucede en la sentencia del 2 de julio de 1996, caso: Blake vs
Guatemala.
Precisó que, para el Ministerio Público, “el delito de desaparición forzada de personas es un
delito permanente, afirmación que se efectúa de conformidad con los señalamientos
anteriores en concordancia con lo establecido por la doctrina penal respecto a la noción
conceptual, naturaleza y alcance de los delitos permanentes”.
Luego de indicar lo que señalan los autores Sosa Chacín, Giuseppe Maggiore, Mir Puig y
Manzini, destacó que el “delito de desaparición forzada de personas, dada su
particularidades, constituye un genuino delito permanente, pues lo que en realidad persiste
y se mantiene durante todo el desenvolvimiento de la acción material, es precisamente la
consumación del mismo ilícito, por tanto, no son sólo sus efectos los que perduran a futuro,
ni mucho menos las circunstancias colaterales o modales que rodean la conducta típica,
sino es precisamente su agotamiento el que no se satisface mientras el agente no disponga
voluntariamente la cesación del ilícito”.
Arguyó que “en el caso de marras, la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de
Justicia, en su sentencia de fecha 11 de julio de 2006, erradamente ha afirmado que el delito
de desaparición forzada de personas es un delito instantáneo con efectos permanentes
mientras no aparezca el sujeto pasivo del delito, que tales efectos no son acciones y que
por lo tanto no son punibles. La consumación del delito de desaparición forzada de personas
se extiende de manera permanente hasta la aparición del cuerpo de la víctima. Sus acciones
constituyen un todo indivisible y persisten incluso más allá de la fecha en que se haya
producido la muerte de la víctima, pues uno de los hechos que conforman el delito de
desaparición forzada es el ocultamiento del cuerpo y, en algunos casos, su propia
destrucción, supuesto en el que se mantiene la permanencia del delito”.
…En el caso bajo estudio, el delito de desaparición forzada de personas en perjuicio del
ciudadano Monasterios y otro, se mantenía en forma permanente, vigente y actual para el
momento en que fue formulada la acusación por el Ministerio Público, pues incluso a la
fecha de la sentencia dictada por la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de
Justicia (11 de julio de 2006), aún no había aparecido el cuerpo de la víctima”. (Rionero)
Este delito es pluriofensivo, por cuanto atenta contra varios bienes jurídicos fundamentales,
entre los cuales encontramos la libertad personal, la seguridad de las personas, la dignidad
humana y pone gravemente en peligro el derecho a la vida, como se extrae literalmente del
artículo 2 de la Declaración sobre la Protección de todas las Personas contra la
Desapariciones Forzadas dictada por la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas, cuando señala que todo acto de desaparición forzada sustrae a la víctima
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de la protección de la ley y le causa graves sufrimientos, lo mismo que a su
familia. “Constituye una violación de las normas del derecho internacional que garantizan a
todo ser humano, entre otras cosas, el derecho al reconocimiento de su personalidad
jurídica, el derecho a la libertad y a la seguridad de su persona y el derecho a no ser
sometido a torturas ni otra penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Viola, además,
el derecho a la vida, o lo pone gravemente en peligro”. (Santana, 2016)
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Artículo 45. ° Se prohíbe a la autoridad pública, sea civil o militar, aun en estado de emergencia, excepción o restricción de garantías,
practicar, permitir o tolerar la desaparición forzada de personas. El funcionario o funcionaria que reciba orden o instrucción para
practicarla, tiene la obligación de no obedecerla y denunciarla a las autoridades competentes. Los autores o autoras intelectuales y
materiales, cómplices y encubridores o encubridoras del delito de desaparición forzada de personas, así como la tentativa de comisión
del mismo, serán sancionados o sancionadas de conformidad con la ley.
En el 1er. aparte del artículo 180-a, se determina que este delito se considera como
“continuado”, mientras no se establezca el destino o ubicación de la víctima.
Sobre este particular, es preciso acudir al criterio jurisprudencial del Máximo
Tribunal de la República:
Ahora bien, pese a que el citado artículo 181-a (ahora 180-a) establece que el delito de
desaparición forzada de personas es un delito continuado, el artículo 17 de la
Declaración sobre la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas
prescribe que todo acto de desaparición forzada será considerado como delito
permanente mientras sus autores continúen ocultando la suerte y el paradero de la persona
desaparecida y no se hayan esclarecidos los hechos. Tal diferencia normativa obliga a esta
Sala a precisar la naturaleza de dicho delito, es decir, si realmente es continuado o
permanente, toda vez que tanto la Declaración sobre la Protección de todas las Personas
contra las Desapariciones Forzadas dictada por la Asamblea General de la Organización de
las Naciones Unidas, como la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas, forman parte del bloque de la constitucionalidad de acuerdo con el artículo 23
de la Carta Magna y conforme con lo asentado por esta Sala en sentencia N° 278/2002.
Bibliografía consultada.
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En la sentencia del año 2004 sobre el caso de la desaparición de Miguel Ángel Sandoval Rodríguez, la Corte Suprema sostuvo que
el secuestro era un delito permanente. (Sferraza, 2018, pág. 149)
(s.f.). Recuperado el 27 de 11 de 2020, de Memoria y Resistencia: Close the
school of the Americas: https://soaw.org/escuela-de-las-americas/
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A continuación, abordaremos el estudio del
Algo de historia.
El cultivo del azúcar requería una numerosa mano de obra dedicada a una actividad
incesante y ardua, sobre todo durante la cosecha. Era un trabajo muy duro que los
trabajadores libres europeos se negaban a realizar. De este modo, la creciente producción
de azúcar favoreció el trabajo forzado.
UN TRANSPORTE INHUMANO
El viaje en barco, conocido como middle passage o «pasaje medio», duraba entre dos y
tres meses, dependiendo de los puertos de salida y llegada. El abolicionista británico
William Wilberforce (1759-1833) declaró que «nunca se vio tanta miseria condensada en
un pequeño espacio como en un barco negrero durante el middle passage». En una de
estas naves podían hacinarse más de cuatrocientos cautivos, separados en tres grupos:
hombres; adultos jóvenes, y mujeres y niños. A las mujeres se les entregaba ropa ligera,
y a menudo sufrían violaciones por parte de la tripulación y el capitán. Los hombres
permanecían desnudos cuando hacía buen tiempo y por la noche se los trababa juntos
bajo la cubierta.
Las condiciones del viaje eran pésimas y las tasas de mortalidad llegaron al doce por
ciento a lo largo de cuatro siglos, pese a los esfuerzos de los esclavistas para preservar el
valor de sus cargamentos conservando la salud de los esclavos. Un medio para
conseguirlo era el ejercicio físico. Se forzaba a los cautivos a subir a cubierta para que
cantasen y bailasen, y si se negaban a participar en estas actividades podían ser
golpeados. Pero los esclavos morían pese a la seudociencia y a las supersticiones
europeas. La disentería y otros trastornos intestinales eran las causas de muerte más
comunes, aunque también se cobraban muchas vidas las enfermedades transmitidas por
los mosquitos, como la malaria y la fiebre amarilla, junto al escorbuto y las dolencias
respiratorias.
A algunos cautivos se los obligaba a menudo a trabajar en tareas como limpiar los
habitáculos de sus compañeros bajo cubierta o vaciar los calderos de materia orgánica y
fecal endurecida y otros fluidos corporales. Las mujeres se ocupaban sobre todo de la
preparación de la comida, basada en arroz, ñame y cereales, que constituían los
componentes básicos de la dieta a bordo. En alguna ocasión, se podía recompensar a los
que realizaban estas tareas añadiendo un poco de licor o tabaco como extra a las exiguas
raciones de alimentos.
Para saber más: La trata de esclavos. Hugh Thomas. Planeta, Barcelona, 1998.
"La abolición de la esclavitud". Historia NG, núm. 95.
El término negrero, ¿qué significa?
Bajo el término “negrero”, los diccionarios suelen incluir dos acepciones, una mecánica,
que alude a una profesión, (“persona dedicada a la trata de negros”), y la otra, que se
clasifica como sentido figurado, que se refiere a la condición moral (“persona de condición
dura, cruel para sus subordinados”). Por lo general, con el término “negrero” o “tráfico
negrero” se hace referencia a las personas que ejecutaban el trabajo directo, diario, a las
personas en contacto con los esclavos, mientras que los reyes, los gobernadores, la
iglesia, los legisladores, que regulaban, ajustaban y otorgaban los contratos, no parecen
ser incluidos en un “tráfico negrero” del cual ellos eran eslabón fundamental. (Gómez, s/f)
Al hablar de los delitos contra la libertad individual, en primer lugar, se debe tener
presente la CRBV, específicamente el artículo 54:
Artículo 54. Ninguna persona podrá ser sometida a esclavitud o servidumbre. La trata de
personas y, en particular, la de mujeres, niños, niñas y adolescentes en todas sus formas,
estará sujeta a las penas previstas en la ley. (CRBV, 2009)
Definición del artículo 3 del “Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
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personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional”. Convención de las
Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional y sus protocolos, Viena,
2004, pp. 44-45.
Trata de personas
La Trata de personas constituye uno de los principales problemas globales que de acuerdo a la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la OIT, es uno de los delitos más lucrativos en el
mundo, luego del narcotráfico y tráfico de armas.
Para el año 2000, la lucha contra la trata de seres humanos comenzó a formar parte de la agenda
de las Naciones Unidas, con la firma de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional y sus Protocolos, instrumento que persigue prevenir, reprimir y sancionar
la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, en aras de eliminar ese comercio censurable
de seres humanos.
En ese sentido, el Protocolo contra la trata de personas contiene una definición convenida por la
comunidad internacional, en el apartado a) del artículo 3 de dicho Protocolo, el cual define trata de
personas de la siguiente manera:
Otro concepto sobre trata de seres humanos, derivado del anterior, es el concebido por la Oficina de
las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) que la define como: “El delito de trata de
personas consiste en utilizar a una persona con fines de explotación para obtener provecho propio
o de un tercero, haciendo uso de la coerción o la limitación de la libertad individual” (UNODC, 2009,
p. 28). (Rivero & Piña, 2021)
Artículo 173. Cualquiera que reduzca a esclavitud a alguna persona o la someta a una
condición análoga, será castigado con presidio de seis a doce años. En igual pena
incurrirán los que intervinieren en la trata de esclavos. (CPV, 2005)
El esclavo se define como ser humano que por estar bajo el dominio absoluto de otro
carece de libertad.
La esclavitud fue la primera cuestión de derechos humanos que suscitó una amplia
preocupación internacional y, sin embargo, el problema perdura en la actualidad y las
prácticas análogas a la esclavitud también siguen siendo un asunto grave y persistente.
La mayoría de los afectados son los más pobres, los más vulnerables y los grupos sociales
marginados. El miedo, la ignorancia de los derechos que les asisten y la necesidad de
sobrevivir les disuaden de protestar.
Para erradicar realmente la esclavitud en todas sus formas, es preciso abordar las causas
profundas de esta práctica, tales como la pobreza, la exclusión social y todas las formas
de discriminación. Además, tenemos que promover y proteger los derechos de todos,
especialmente de las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Donde las
violaciones de derechos humanos ya se han perpetrado, tenemos la obligación de
restaurar la dignidad de las víctimas.
Este informe se presenta de conformidad con la resolución 42/10 del Consejo de Derechos
Humanos. En el informe, el Relator Especial sobre las formas contemporáneas de la
esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias, se centra en las formas
contemporáneas de la esclavitud en la economía informal y, en ese contexto, analiza los
factores que impulsan la informalidad y los perfiles de los trabajadores que la padecen
antes de analizar en qué medida y en qué sectores económicos prevalecen globalmente
tales formas contemporáneas de la esclavitud en la economía informal. En el presente
informe también se señalan los principales retos y algunas evoluciones para darles
respuesta.
El Relator Especial concluye que no todas las formas de trabajo informal tienen rasgos de
explotación o abuso, pero que en ciertos sectores económicos se observa un claro vínculo
entre la informalidad y las formas contemporáneas de la esclavitud. Señala que, aunque
no existe un enfoque único, la transición de la economía informal a la formal es importante
para promover el trabajo decente y reducir el riesgo de que aparezcan formas
contemporáneas de esclavitud en ese contexto. El Relator Especial formula
recomendaciones sobre cómo podría llevarse a cabo esa transición teniendo en cuenta
las leyes y normas internacionales de derechos humanos. (A/77/163: las formas 29
contemporáneas de la esclavitud en la economía informal -, 2022)
En Venezuela.
Aunque la esclavitud se caracteriza por ser un fenómeno de gran subregistro, en este momento hay
más seres humanos bajo distintas formas de esta práctica que en cualquier otro momento de la
historia. Preocupa la presencia de distintas formas de neo-esclavitud como la trata de personas, la
explotación laboral, la explotación, el tráfico y el turismo sexual, la servidumbre, el trabajo forzoso,
el trabajo forzoso infantil y el reclutamiento de niños. Así como también preocupa cómo las
condiciones de empleo precarias y de alta vulnerabilidad incluyendo un salario mínimo que supedita
a millones de venezolanos a vivir en pobreza extrema, han generado formas de trabajo forzoso y
explotación laboral. Esta investigación presenta un resumen detallado de la situación laboral en
Venezuela, con un especial énfasis en una de las zonas más afectadas por los vacíos del Estado:
el estado Bolívar. (Capriles, González, & Moya, 2021)
https://saber.ucab.edu.ve/xmlui/handle/123456789/20230
El delito se consuma tan pronto como el estado de sujeción ha sido creado, siendo
posible la tentativa.
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