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Luria es considerado el antecesor directo del concepto de funciones ejecutivas.

Este neurólogo

describió pacientes con lesiones frontales que presentaban incapacidad respecto de su iniciativa

y motivación, en el autocontrol de la conducta y en el diseño de planes de acción. Afirmaba que

existían sólidos fundamentos para distinguir tres unidades funcionales del cerebro (Tirapu-
Ustárroz,

Muñoz-Céspedes, & Pelegrín-Valero, 2002):

(1) La unidad para regular el tono y la vigilia (sistema límbico y reticular).

(2) La unidad para obtener, procesar y almacenar la información que proviene del mundo exterior

(áreas corticales post-rolándicas)

(3) La unidad para programar, controlar y verificar la actividad mental (corteza prefrontal). Esta

tercera unidad supondría lo que ahora denominamos función ejecutiva.

Aunque el término de funciones ejecutivas es relativamente nuevo en la neuropsicología, se han

planteado diversas definiciones del concepto. Luria fue el primero en estudiarlas, sin embargo,
fueLezak quien, en 1982, las definió por primera vez. Lezak observó que pacientes con una
afectación

frontal, presentaban de manera sistemática problemas de iniciativa, motivación, planteamiento

de metas y objetivos, y diseño de planes de acción. En base a esos estudios, definió las funciones

ejecutivas como las capacidades mentales esenciales para llevar a cabo una conducta eficaz,
creativa

y aceptada socialmente.

Cercanos temporalmente a Lezak, Sohlberg & Mateer (1989) consideraron que las denominadas

funciones ejecutivas abarcan varios procesos cognitivos, entre los que destacan la anticipación, la

elección de objetivos, la planificación, el uso de la retroalimentación, la autorregulación, el


autocontrol

y la selección de la conducta. Finalmente, Goldberg (2001) definió las funciones ejecutivas a través

de la metáfora del director de orquesta. Según este autor, las funciones ejecutivas coordinan los
mil

instrumentos de la orquesta del cerebro.

En general, y considerando las diferentes definiciones que se han dado sobre las funciones
ejecutivas

(también denominadas control ejecutivo o control cognitivo), podemos decir que éstas se refieren
al
conjunto de procesos mentales que se necesitan cuando el individuo tiene que concentrarse y
prestar atención a la hora de realizar una actividad. Las funciones ejecutivas son necesarias en
casos en los que no es posible realizar un comportamiento o proceso de forma automática.
Normalmente, es mucho más sencillo repetir siempre la misma conducta sin pensar en ella, y no
teniendo que pensar cada uno de los pasos que se van a realizar. A diferencia de las conductas
automáticas, la utilización de las funciones ejecutivas requiere de un esfuerzo extra debido a que
estos procesos cognitivos no son automáticos.

A lo largo de la historia se han entendido las funciones ejecutivas de dos formas (Lezak, 2004):

– Algunos científicos consideran que las funciones ejecutivas están compuestas por sistemas de

procesamientos múltiples, entendiendo que aglutina numerosas funciones independientes

aunque correlacionadas.

– Otros investigadores, en cambio, consideran que las funciones ejecutivas son un conjunto de

habilidades llevadas a cabo por un centro ejecutivo común, definido como un mecanismo

unificado y un constructo unitario.

La evidencia científica actual parece indicar que se trata de sistema de procesamientos múltiples.
Sin

embargo, aún existen controversias e investigaciones que continúan poniendo a prueba a ambas

hipótesis.

Además de esas diferencias a la hora de ver las la composición de las funciones ejecutivas, una

cuestión de debate es el grado de solapamiento entre las funciones ejecutivas y otros procesos

cognitivos como la atención o algunos componentes de la memoria (memoria de trabajo o


memoria

prospectiva). Así, antes de adentrarnos en aspectos neurobiológicos de las funciones ejecutivas, es

importante entender qué son y cómo están compuestas.

Existen diferentes modelos teóricos que intentan explicar el funcionamiento y la relación entre las

diferentes funciones ejecutivas. En este libro nos centraremos en la descripción planteada por
Adele

Diamond (Diamond, 2013). La descripción de esta autora es apoyada por gran parte de la
comunidad

científica y su planteamiento de la funciones ejecutivas tiene una gran aplicación desde el punto de

vista de la neuropsicología clínica. La figura 1 es una visión general de esta descripción, que iremos

desarrollando en los siguientes apartados. Cabe destacar que en esta asignatura nos centraremos
en
funciones ejecutivas sin prestar demasiada atención a los componentes verbales y motores, ya que

esos temas serán tratados en profundidad en otras asignaturas y manuales del máster.

Tal como plantea Adele Diamond, muchos científicos coinciden en la idea que existen tres
funciones

ejecutivas centrales (Lehto et al., 2003; Miyake et al., 2000):

– Control inhibitorio (incluyendo inhibición de respuesta y control de interferencia)

– Memoria de trabajo

– Flexibilidad cognitiva (también denominado flexibilidad mental).

A partir de esas funciones ejecutivas centrales se establecerían dos funciones ejecutivas de orden

superior (Goghari et al., 2012; Lunt et al., 2012):

– Inteligencia fluida (compuesta por razonamiento y resolución de problemas).

– Planificación.

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