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Escuela Preparatoria Anexa a la Normal de Amecameca

Literatura II

ANALIZIS DEL POEMA EN SUS CUATRO


NIVELES
Examen extraordinario primera oportunidad

Victor Manuel Cabrera Moysen

2° IV

Profesora

Ma. Catalina Gabriela Castillo Martinez

Amecameca – Mexico

11 de Julio de 2023
Ante un cadáver (Manuel Acuña)

¡Y bien! Aquí estás ya..., sobre la plancha


donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.

Aquí, donde la rígida experiencia


viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.

Aquí, donde derrama sus fulgores


ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.

Aquí, donde la fábula enmudece


y la voz de los hechos se levanta
y la superstición se desvanece.

Aquí, donde la ciencia se adelanta


a leer la solución de ese problema
que solo al anunciarse nos espanta.

Ella, que tiene la razón por lema,


y que en tus labios escuchar ansía
la augusta voz de la verdad suprema.

Aquí está ya... tras de la lucha impía


en que romper al cabo conseguiste
la cárcel que al dolor te retenía.

La luz de tus pupilas ya no existe,


tu máquina vital descansa inerte
y a cumplir con su objeto se resiste.

¡Miseria y nada más!, dirán al verte


los que creen que el imperio de la vida
acaba donde empieza el de la muerte.

Y suponiendo tu misión cumplida


se acercarán a ti, y en su mirada
te mandarán la eterna despedida.

¡Pero no!..., tu misión no está acabada,


que ni es la nada el punto en que nacemos,
ni el punto en que morimos es la nada.

Círculo es la existencia, y mal hacemos


cuando al querer medirla le asignamos
la cuna y el sepulcro por extremos.

La madre es solo el molde en que tomamos


nuestra forma, la forma pasajera
con que la ingrata vida atravesamos.

Pero ni es esa forma la primera


que nuestro ser reviste, ni tampoco
será su última forma cuando muera.

Tú sin aliento ya, dentro de poco


volverás a la tierra y a su seno
que es de la vida universal el foco.

Y allí, a la vida, en apariencia ajeno,


el poder de la lluvia y del verano
fecundará de gérmenes tu cieno.

Y al ascender de la raíz al grano,


irás del vergel a ser testigo
en el laboratorio soberano.

Tal vez para volver cambiado en trigo


al triste hogar, donde la triste esposa,
sin encontrar un pan sueña contigo.

En tanto que las grietas de tu fosa


verán alzarse de su fondo abierto
la larva convertida en mariposa,

que en los ensayos de su vuelo incierto


irá al lecho infeliz de tus amores
a llevarle tus ósculos de muerto.

Y en medio de esos cambios interiores


tu cráneo, lleno de una nueva vida,
en vez de pensamientos dará flores,

en cuyo cáliz brillará escondida


la lágrima tal vez con que tu amada
acompañó el adiós de tu partida.

La tumba es el final de la jornada,


porque en la tumba es donde queda muerta
la llama en nuestro espíritu encerrada.

Pero en esa mansión a cuya puerta


se extingue nuestro aliento, hay otro aliento
que de nuevo a la vida nos despierta.

Allí acaban la fuerza y el talento,


allí acaban los goces y los males
allí acaban la fe y el sentimiento.

Allí acaban los lazos terrenales,


y mezclados el sabio y el idiota
se hunden en la región de los iguales.

Pero allí donde el ánimo se agota


y perece la máquina, allí mismo
el ser que muere es otro ser que brota.

El poderoso y fecundante abismo


del antiguo organismo se apodera
y forma y hace de él otro organismo.

Abandona a la historia justiciera


un nombre sin cuidarse, indiferente,
de que ese nombre se eternice o muera.

Él recoge la masa únicamente,


y cambiando las formas y el objeto
se encarga de que viva eternamente.
La tumba sólo guarda un esqueleto
mas la vida en su bóveda mortuoria
prosigue alimentándose en secreto.

Que al fin de esta existencia transitoria


a la que tanto nuestro afán se adhiere,
la materia, inmortal como la gloria,
cambia de formas; pero nunca muere.
Biografía de Manuel Acuña
(Saltillo, 1849 - México, 1873)

Manuel Acuña nació el 27 de agosto de 1849 en Saltillo, una ciudad en el estado


de Coahuila, México. Provenía de una familia acomodada y recibió una educación
privilegiada. Estudió en el Colegio de San Juan Nepomuceno en Saltillo y
posteriormente se trasladó a la Ciudad de México para continuar su formación
académica.

En la Ciudad de México, Acuña ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, donde


estudió humanidades y mostró un gran talento poético. Durante su tiempo en la
preparatoria, se unió a un grupo de escritores y poetas llamado "La Sociedad de
los Tepanecas", donde tuvo la oportunidad de compartir y debatir sus ideas
literarias con otros jóvenes intelectuales de la época.

En 1868, a la edad de 19 años, Manuel Acuña comenzó a publicar sus poemas en


la revista literaria "El Renacimiento", donde adquirió cierta notoriedad y
reconocimiento como escritor. Su poesía romántica, influenciada por autores como
Gustavo Adolfo Bécquer y José de Espronceda, destacaba por su sensibilidad y
su capacidad para expresar emociones intensas.

En 1870, Acuña regresó a Saltillo debido a problemas de salud. Fue durante este
período que conoció a Rosa Vara, una joven de la que se enamoró perdidamente
y a quien dedicó varios de sus poemas. Sin embargo, la relación entre Acuña y
Rosa fue problemática, ya que su familia se oponía a su romance. La enfermedad
y la trágica muerte de Rosa Vara a causa de la tuberculosis afectaron
profundamente a Acuña y lo sumieron en la desesperación y la depresión.

El 6 de diciembre de 1873, a la edad de 24 años, Manuel Acuña se quitó la vida en


la Ciudad de México. Su muerte conmocionó a la sociedad literaria y artística de
México, que lamentó la pérdida de uno de sus talentos más prometedores.

Después de su muerte, la obra de Manuel Acuña fue recopilada y publicada


póstumamente en el libro "Rimas", que incluye poemas como "Nocturno a
Rosario", "Nocturno a la distancia" y "Ante un cadáver". Su poesía romántica y
melancólica, marcada por la angustia y el sufrimiento, dejó una huella duradera en
la literatura mexicana.

La figura de Manuel Acuña ha sido reconocida como un símbolo de la trágica


juventud y la sensibilidad romántica en la literatura mexicana. Su legado poético
continúa siendo estudiado y apreciado como una contribución valiosa al patrimonio
literario de México.
Corriente literaria
¿Qué es?

Una corriente literaria es un término utilizado para describir un conjunto de


características y tendencias compartidas en la literatura durante un período de
tiempo específico. Representa un movimiento o estilo literario que agrupa a varios
escritores y obras que comparten ciertas características temáticas, estilísticas o
ideológicas.

Corriente literaria de Manuel Acuña

Manuel Acuña, poeta mexicano del siglo XIX, se enmarca dentro del movimiento
literario conocido como Romanticismo. El Romanticismo fue una corriente literaria
y artística que se desarrolló principalmente en Europa durante los siglos XVIII y
XIX, aunque también tuvo un impacto significativo en América Latina.

El Romanticismo se caracterizó por su énfasis en las emociones, la subjetividad, la


imaginación y la naturaleza. Los escritores románticos buscaban expresar la
belleza, la pasión, el idealismo y los sentimientos profundos a través de su obra.
Los temas comunes en el Romanticismo incluyen el amor apasionado, la
melancolía, la naturaleza sublime y la rebelión contra las normas establecidas.

La poesía de Manuel Acuña refleja las características del Romanticismo. Sus


versos exploran temas como el amor, la soledad, la muerte y la naturaleza,
presentando una intensidad emocional y un enfoque en la subjetividad del poeta.
Acuña utiliza lenguaje lírico, imágenes evocadoras y una sensibilidad romántica
para transmitir sus sentimientos y pensamientos en sus obras.

Contexto de producción (1872)


El contexto de producción de "Ante un cadáver" está enmarcado por la trágica
pérdida personal que sufrió Manuel Acuña con la muerte de Rosa Vara, así como
por su participación en el movimiento romántico literario. Estos elementos
influyeron en la temática y la emotividad del poema, que captura la profunda
angustia y el dolor de Acuña ante la muerte y la efímera existencia humana.

Contexto histórico

En el ámbito social, México estaba experimentando una creciente desigualdad y


conflictos entre diferentes sectores de la sociedad. La industrialización y la
modernización promovidas por el gobierno de Díaz generaron un aumento de la
brecha entre la élite privilegiada y las clases trabajadoras empobrecidas.

En cuanto al contexto cultural, el poema de Acuña refleja la sensibilidad romántica


que predominaba en ese momento en la literatura mexicana. El Romanticismo se
caracterizaba por su enfoque en las emociones, la introspección y la belleza de la
naturaleza. Acuña, como uno de los poetas románticos más destacados de
México, incorporó estas características en su obra.

Contexto social del autor

Acuña se enfrentó a varios desafíos y dificultades emocionales. Tuvo una relación


sentimental con Rosa Vara, quien fue su gran amor y musa inspiradora. Sin
embargo, su relación no pudo concretarse debido a las diferencias sociales y a la
desaprobación de la familia de Rosa. La trágica muerte de Rosa en 1873, a causa
de una enfermedad, sumió a Acuña en una profunda tristeza y melancolía, lo cual
se refleja en muchos de sus poemas, incluyendo "Ante un cadáver".

Además, se sabe que Acuña luchó contra la depresión y experimentó momentos


de soledad y desesperanza. Estas experiencias personales pueden haber influido
en la intensidad emocional y la temática melancólica que se encuentra en su
poesía.

Contexto de recepción (actualidad)

El poema me inunda de las emociones de Manuel Acuña hacia la muerte, me quita


la repulsión hacia el hecho de que algún día voy a morir dejándome la enseñanza
de que la muerte no es el principio ni el fin, somos parte de un todo conectados
con la tierra y la vida en un ciclo de vida y muerte sin fin. Este poema se siente
como una respuesta a esas cuestiones que me trae el hecho de morir.

Sujeto lirico

El sujeto lírico en el poema "Ante un cadáver" es el propio Manuel Acuña, quien a


través de su voz poética transmite sus emociones, reflexiones y experiencias
personales sobre la muerte y la fugacidad de la vida. El sujeto lírico se presenta
como alguien que se enfrenta a la muerte y reflexiona sobre su significado y sus
implicaciones emocionales.

Destinatario lirico
El destinatario lirico es el propio cadáver al cual le habla en frases como “Aquí
estás ya” o “La luz de tus pupilas ya no existe”, Manuel Acuña le expresa sus
emociones y reflexiones sobre la mortalidad al cadáver.

Morfosintaxis
¿Está escrito en verso o prosa?

Ante un cadáver está escrito en verso. Esto radica en la presencia de una


estructura poética y rítmica en los versos del poema. Los versos se organizan en
estrofas y presentan una métrica regular, con un ritmo y una cadencia
característicos de la poesía.

Además, se pueden apreciar otros elementos propios del verso, como la rima y la
musicalidad. A lo largo del poema, se encuentran rimas consonantes y asonantes,
que ayudan a crear un efecto estético y rítmico en el texto. También se pueden
identificar pausas y acentos métricos que contribuyen a la estructura rítmica y
musical del poema.

Estrofas
¿Qué es?

Una estrofa es un conjunto de versos que forman una unidad estructural dentro de
un poema. En la poesía, las estrofas agrupan los versos de manera organizada,
siguiendo una pauta métrica, rítmica o de rima específica.

Las estrofas pueden variar en longitud y estructura, y existen diferentes tipos de


estrofas comunes en la poesía, como el terceto (tres versos), el cuarteto (cuatro
versos), el soneto (catorce versos), el terceto encadenado (tercetos que se
entrelazan en su rima), entre otros.

Cada estrofa puede tener su propia métrica y rima, estableciendo un patrón


repetitivo a lo largo del poema. Esto ayuda a crear un ritmo y una estructura que
contribuyen a la forma y al significado del poema en su conjunto.

¿Cuántas tiene?

Tiene un total de 32 estrofas las cuales son tercetos.


Figuras retoricas
¿Qué es?

Una figura retórica, también conocida como figura literaria o figura del lenguaje, es
un recurso utilizado en la escritura o el discurso para embellecer, enfatizar o darle
un significado más profundo a las palabras. Las figuras retóricas suelen desviarse
del uso normal o literal del lenguaje y añaden un aspecto creativo, imaginativo o
persuasivo a la comunicación.

Las figuras retóricas se utilizan en diversos géneros literarios, como la poesía, la


prosa y el discurso, así como en la publicidad y la retórica política. Estas figuras
pueden tomar diferentes formas y cumplir diferentes propósitos, como generar
imágenes vívidas, crear ritmo y musicalidad, destacar ideas importantes, provocar
emociones o sorprender al lector u oyente.

Figuras retoricas en el poema

Estas son algunas de las figuras retóricas presentes en el poema:

Metáfora: El poema utiliza metáforas para expresar ideas y emociones de manera


figurada. Por ejemplo, en el verso "la ciencia / la extensión de sus límites
ensancha", la ciencia es comparada con un horizonte que se expande.

Hipérbole: Se emplea la hipérbole, una figura de exageración, para enfatizar


ciertos aspectos. Por ejemplo, en el verso "la voz de los hechos se levanta", se
exagera la capacidad de los hechos para hacerse oír.

Personificación: El poema personifica elementos abstractos o inanimados. Por


ejemplo, en el verso "la superstición se desvanece", se atribuye a la superstición la
capacidad de desvanecerse como si fuera una entidad viva.

Anáfora: Se repiten palabras o grupos de palabras al comienzo de varios versos.


Por ejemplo, en el verso "Aquí, donde...", se repite la palabra "Aquí" para enfatizar
diferentes aspectos del lugar mencionado.

Paradoja: Se presentan ideas contradictorias que, sin embargo, tienen un


significado profundo. Por ejemplo, en el verso "La tumba es el final de la jornada, /
porque en la tumba es donde queda muerta / la llama en nuestro espíritu
encerrada", se establece una paradoja entre la muerte y el despertar espiritual.
Paráfrasis

¡Vaya! Aquí estás ya..., sobre la camilla

donde el vasto horizonte del conocimiento

amplía los límites de su alcance.

Aquí, donde la experiencia sólida

establece las leyes superiores

que rigen la existencia.

Aquí, donde irradia su brillo

ese astro cuya luz hace desvanecer

las diferencias entre personas.

Aquí, donde el silencio envuelve

y la voz de los hechos se eleva

mientras la superstición desaparece.

Aquí, donde la ciencia avanza

para desentrañar el misterio

que solo al mencionarlo nos asusta.

Ella, que tiene la razón como guía,

anhela escuchar en tus palabras

la majestuosa voz de la verdad suprema.


Aquí estás ya... después de la dura lucha

en la que finalmente lograste romper

la prisión que te mantenía en el dolor.

La luz de tus ojos ya no brilla,

tu cuerpo descansa sin vida

y se niega a cumplir su propósito.

"¡Pobreza y nada más!" dirán al verte

aquellos que creen que el dominio de la vida

termina donde empieza el de la muerte.

Y suponiendo que has cumplido tu misión,

se acercarán a ti, y en sus ojos

enviarán el eterno adiós.

¡Pero no!... Tu misión no ha terminado,

porque ni el punto en el que nacemos

ni el punto en el que morimos es el final.

La existencia es un círculo, y nos equivocamos

al intentar medirla

con el nacimiento y el sepulcro como extremos.

La madre es solo el molde en el que tomamos


nuestra forma, una forma efímera

con la que atravesamos esta ingrata vida.

Pero esa forma no es la primera

que nuestro ser adopta, ni será

la última forma al momento de la muerte.

Tú, sin aliento ya, pronto regresarás

a la tierra y a su abrazo,

que es el foco de la vida universal.

Y allí, aparentemente ajeno a la vida,

el poder de la lluvia y el verano

fecundará tu cuerpo con semillas.

Y al elevarse desde la raíz al grano,

serás testigo del jardín

en el gran laboratorio.

Quizás regreses transformado en trigo

al triste hogar, donde tu afligida esposa,

sin encontrar pan, sueña contigo.

Mientras las grietas de tu tumba

verán emerger desde su fondo abierto


la larva convertida en mariposa,

que en sus vuelos inciertos

llegará al lecho infeliz de tus amores

llevando tus besos de despedida.

Y en medio de esos cambios internos,

tu cráneo, lleno de una nueva vida,

en lugar de pensamientos, dará flores,

en cuyos pétalos brillará oculta

la lágrima, tal vez, que tu amada

acompañó al decirte adiós.

La tumba marca el final del viaje,

porque en ella se extingue la llama

que encerramos en nuestro espíritu.

Pero en esa morada donde se desvanece nuestro aliento,

hay otro aliento que nos despierta nuevamente a la vida.

Allí terminan la fuerza y el talento,

allí terminan los placeres y los dolores,

allí terminan la fe y el sentimiento.


Allí terminan los lazos terrenales,

y se mezclan el sabio y el ignorante

en la región de la igualdad.

Pero allí donde el ánimo se agota

y la máquina se desvanece,

el ser que muere es otro ser que nace.

El poderoso y fértil abismo

toma posesión del antiguo organismo

y forma otro organismo en su lugar.

La historia abandona sin preocuparse,

indiferente, un nombre

si ese nombre se eterniza o muere.

Solo recoge la masa

y, cambiando las formas y el propósito,

se asegura de que viva eternamente.

La tumba solo guarda un esqueleto,

pero la vida, en su bóveda mortuoria,

continúa alimentándose en secreto.

Porque al final de esta vida transitoria,


a la que tanto nos aferramos,

la materia, tan inmortal como la gloria,

cambia de formas, pero nunca muere.

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