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SOR JUANA INES DE LA CRUZ

Poemas

La Sentencia del Justo


Firma Pilatos la que juzga ajena
Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!
¿Quién creerá que firmando ajena muerte
el mismo juez en ella se condena?
La ambición de sí tanto le enajena
Que con el vil temor ciego no advierte
Que carga sobre sí la infausta suerte,
Quien al Justo sentencia a injusta pena.
Jueces del mundo, detened la mano,
Aún no firméis, mirad si son violencias
Las que os pueden mover de odio inhumano;
Examinad primero las conciencias,
Mirad no haga el Juez recto y soberano
Que en la ajena firméis vuestras sentencias

A una Rosa
Rosa divina, que en gentil cultura
Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.
De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.
GABRIELA MISTRAL
Poemas

Caricia

Madre, madre, tú me besas,


pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,


no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo


lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste


me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...

Dame la mano

Dame la mano y danzaremos;


dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,


al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;


pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...
Manuel Acuña Narro
Poeta mexicano

Nació el 27 de agosto de 1849 en Saltillo (Coahuila).


Hijo de Francisco Acuña y Refugio Navarro.
Cursó estudios en el Colegio Josefino de la ciudad de Saltillo y alrededor de 1865 se trasladó a la de México, donde
ingresó como interno al Colegio de San Ildefonso.
En enero de 1868 inicia sus estudios en la Escuela de Medicina.
Su poema más famoso fue Ante un cadáver. Escribió poemas satíricos y amorosos y dos obras de teatro: El pasado, un
ensayo en drama, y Donde las dan las toman, que se perdieron después de su muerte.
Formó parte del Liceo Hidalgo y colaboró en diversos periódicos liberales de la época.
Fue cofundador de la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, colaboró en El Renacimiento, publicación dirigida por
Altamirano.
Manuel Acuña se suicidó en ciudad de México dejando una carta para su amigo, el poeta Juan de Dios Peza, y un poema
a su musa, "Nocturno a Rosario", que se volvió uno de los emblemas literarios del amor trágico. Sus restos estuvieron en
la Rotonda de los Hombres Ilustres antes de ser trasladados a Saltillo en 1917.
Se enamoró perdidamente de Rosario de la Peña, que también fue admirada por José Martí y Manuel M. Flores, y esa
fue la presumible causa de su suicidio, mediante envenenamiento con cianuro el 6 de diciembre de 1873, unto con la
extrema pobreza, a pesar de que el poeta, que contaba tan solo veinticuatro años cuando se suicidó, ya gozaba de un
incipiente pero reconocido prestigio literario.
ANTE UN CADAVER
¡Y bien! aqui estás ya... sobre la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites ensancha.
Aqui donde la rígida experiencia
viene a dictar las leyes superiores
a que está sometida la existencia.
Aqui donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y señores.
Aqui donde la fábula enmudece
y la voz de los hechos se levanta
y la superstición se desvanece.
Aqui donde la ciencia se adelanta
a leer la solución de ese problema
cuyo sólo enunciado nos espanta.
Ella que tiene la razón por lema
y que en tus labios escuchar ansía
la augusta voz de la verdad suprema.
Aqui está ya... tras de la lucha impía
en que romper al cabo conseguiste
la cárcel que al dolor te retenía.
La luz de tus pupilas ya no existe,
tu máquina vital descansa inerte
y a cumplir con su objeto se resiste.
¡Miseria y nada mas! dirán al verte
los que creen que el imperio de la vida
acaba donde empieza el de la muerte.

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