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Nuestra razón de ser:


El Gobierno Popular y el Movimiento Nacional
Los gobiernos de los compañeros Néstor y Cristina Kirchner pusieron punto
final a la decadencia dependiente de nuestra Patria. Nuestro gobierno refundó
el Movimiento Nacional y Popular bajo nuevas circunstancias nacionales e
internacionales, de manera que hoy, lo urgente es también lo necesario:
abocarse a la conformación, organización y puesta en marcha de este
Movimiento.

En este contexto, la CNP25 no nació para ser una agrupación política más. Es
una construcción política de abajo hacia arriba, democrática y transversal que
testimonia una forma nueva de hacer política.

Venimos por la gran deuda pendiente de los argentinos: la construcción


de una patria libre, justa y soberana. Porque no empezamos de cero, porque
nos hacemos cargo de nuestra historia y nos compromete nuestra realidad,
venimos a defender, garantizar y profundizar el nuevo camino que ha
comenzado a recorrer muestra Argentina.

La CNP25 es parte del Movimiento Nacional y Popular. No única, sino una


entre todas. Ofrecemos nuestro aporte porque las urgencias del momento nos
exigen, a un mismo tiempo, construir la nave, fijar el rumbo y navegar hacia él.

Los movimientos se construyen alrededor de una política y una política no se


construye en abstracto sino a partir de una realidad y de una práctica. Desde la
CNP25 proponemos una base para la construcción y la acción. Contribuimos a
la conformación del movimiento nacional y popular (en continuo proceso
construcción).
.
QUÉ SOMOS
Tanto la organización que conformamos como el movimiento que planteamos
se construyen sobre un conjunto de principios éticos irrenunciables. De allí que
aseguremos que la cuestión de los principios es fundamental, porque la
reflexión y la acción política no se construyen en abstracto ni se explican por sí
mismas, sino que responden a un objeto: que la realidad se transforme en el
sentido deseado, el que nos señalan nuestros principios. Y los principios éticos
irrenunciables son aquellos que se asumen como un deber. Se trata de esas
convicciones que cuando no se las respeta se siente vergüenza. No hay
práctica sin teoría pero cuando la práctica carece de principios se transforma
en mero oportunismo.

Es por todo esto que dentro de las urgencias de la hora se encuentra la


necesidad de construir una columna vertebral ideológica y una práctica política
consecuente con ella que tenga capacidad suficiente para articular el
movimiento heterogéneo que constituye Peronismo como universo, y el
Kirchnerismo como su expresión contemporánea; donde conviven desde

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compañeros en el sentido estricto del término, hasta tibias expresiones


ideológicas y toda clase de arribistas y politiqueros.

Las acciones del gobierno popular marcan una posibilidad histórica para el
desarrollo del campo popular y la re-construcción de un proyecto nacional.
Esta posibilidad depende de la consolidación del proyecto conducido por la
Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Entendemos que la construcción de una Argentina con justicia social es


imposible sin independencia económica y soberanía popular. Hoy el problema
principal pasa por sostener nuestra dignidad como Nación y eso es imposible si
no recuperamos nuestra identidad y nuestro sentido como pueblo y como
personas. Esta recuperación está ligada a que nuestros compatriotas vivan de
su trabajo. El empleo digno es la base fundamental de la construcción de una
Argentina con libertad y justicia social que nos incluya a todos, aunque ello sea
solo un primer paso.

LOS ANTECEDENTES DE NUESTRA HISTORIA


Desde la independencia, nuestra Patria se debatió en la búsqueda de un
proyecto de país. saavedristas y morenistas, unitarios y federales,
conservadores y radicales, liberales y peronistas expresaron la contradicción
Liberación o Dependencia en cada momento de la historia.

Fue el Peronismo en el 45 y en el 73 quien encarnó un Proyecto Nacional


independiente basado en la soberanía, el trabajo digno y la Justicia Social que
incluía a las grandes mayorías populares. Para impedirlo, los sectores de la
dependencia (“liberales”, conservadores, etc.) impulsaron sendos golpes
militares genocidas. En esta lógica macabra, los 30.000 desaparecidos, junto a
miles de presos y exiliados fueron parte del precio de un único objetivo:
derrotar el proyecto nacional y popular y reestablecer la dependencia.

La capitulación de Alfonsín con las leyes de obediencia debida y punto final no


impidió que, hiperinflación mediante, terminara víctima de un “golpe de
mercado”, precipitando la llegada de Menem, quien terminó de rematar y
liquidar todo el patrimonio nacional acumulado en décadas de sacrificio. La
Alianza de De la Rua - Cavallo terminó profundizando la entrega hasta que el
pueblo dijo basta en las históricas jornadas del 19 y 20 de Diciembre del 2001
cuando millones de compatriotas -la tierra sublevada- ganó las calles.

Como en el 17 de octubre del 45 o en el Cordobazo, el pueblo irrumpió


nuevamente en la historia cambiando su rumbo. Fuimos “nosotros”, los
militantes paridos por el pueblo, los que pusimos el pecho y la sangre y dimos
el empujón final a De la Rua y Cavallo. En la calle, las lágrimas de los gases se
mezclaron con las de la emoción y la alegría de sentir que estábamos
enterrando 25 años de hambre y represión. Las organizaciones sociales habían
resistido y se a sintieron otra vez vivas. Comenzaba la hora de izar las
banderas rasgadas durante años de terror y muerte, las banderas
irrenunciables.

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El triunfo del compañero Néstor Kirchner inicia un proceso de cambio de


contenidos y de fondo. La consolidación de este modelo es crucial para que
Argentina sea un país para todos, en el que –como decía Evita “donde haya
una necesidad, haya un derecho” y donde impere la verdadera democracia:
aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere”. Primero Néstor y
ahora Cristina Kirchner son los principales referentes de la política nacional
porque pusieron la política al mando de la economía y con esto unifican el
campo nacional y popular en torno a lo único que puede unificarlo: un
proyecto de nación independiente.

Esa combinación fue la que hizo que la Argentina se pusiera a tono con lo que
pasaba en la América morena, dándole la mano a la Venezuela bolivariana, a
la Cuba revolucionaria, al Brasil que ponía un presidente de los trabajadores, a
la Bolivia de Evo Morales, al Frente Amplio de nuestros hermanos uruguayos y
al México color de tierra, hijo de Zapata, que reconstruye su dignidad en la
selva Lacandona.

Es todo este proceso explica al Kirchnerismo. Tuvimos en casa de gobierno a


uno de nosotros, un cuadro político parido por la militancia popular, un
presidente comprometido a no dejar sus ideales en la puerta de la casa de
gobierno, que se declaró ante el mundo hijo de las madres de Plaza de Mayo,
que dije quiénes eran sus amigos y quiénes sus enemigos, porque el problema
sigue siendo con quién y para quién se gobierna, cuales son los intereses
que se defienden.
.
Por eso creemos que la CNP25 no puede ser una agrupación política más.
Debe ser una construcción que reconozca y albergue las nuevas y viejas
construcciones, dado que aún lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no
termina de morir. El punto de partida es hacer lo que decimos para
reconstruir las bases materiales que hagan realidad el gran sueño
pendiente de los argentinos: la construcción de una patria libre, justa y
soberana.

Estas políticas no se pueden llevar a cabo sin asumir que plantean en sí


mismas una disputa con el poder real, que da lugar a todo tipo de sabotajes y
provocaciones, tanto de aquellos que verán sus intereses amenazados como
de quienes estuvieron siempre lejos de los procesos populares y que en
nombre del pueblo jugaron para el enemigo. Nuestro deber incluye el desarrollo
de una capacidad de respuesta acorde y la primera condición para alcanzarla,
es contribuir a la re-creación del movimiento nacional y popular.

Evita dijo: “La Patria dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus
ruinas”. Para nosotros, esa frase contiene todo nuestro programa de acción. La
historia, nuestra historia como pueblo y como Nación, podemos comenzar a
reescribirla hoy, tras tantos años de oscuridad y mediocracia.

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