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Antropología Bíblica
INTRODUCCIÓN
A. El creyente y el pecado
B. El fin glorioso
C. La aplicación de la paradoja
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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Introducción
consecuencias, a tal punto ha llegado este pensamiento que los mismos que dicen ser
creyentes afirman que un creyente no puede pecar o en su defecto que no importa si pecan,
debido a esta disyuntiva se hace necesario el poder estudiar bíblicamente cual es el estado
tanto original como actual del hombre, para lo cual se hará una descripción de este, desde
el creyente, para poder explicar la paradoja que hay entre el pecado y cómo este perdura a
al ser llamado como hijo de Dios y cuál es su papel dentro del cuerpo de Cristo, teniendo
como base que el pecado siempre estará en él, pero que no por eso deberá dar rienda suelta
a sus deseos y pasiones, ya que tienen propósito glorioso para el cual fue llamado.
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I. El estado original del hombre
La palabra de Dios dice que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de
Dios (Gén 1:26) y que esto lo hace totalmente diferente a cualquier otro ser de la creación,
dándole una distinción única e inigualable; se le dio una capacidad de razonar, discernir,
pensar, elegir, amar, entre otras, siendo también una criatura moral, capaz de tener una
entre lo que era correcto y lo que no, por lo cual fue dotado con lo que se denomina el libre
albedrío, siendo libre en elección. Esto fue así en un principio debido a que el hombre se
consecuencias, pero se tiene que decir que el hombre pudo caer en pecado precisamente
porque era una persona, capaz de escoger, incluso de escoger algo que sería contrario a la
voluntad de Dios.1
libremente decidiera desobedecer a Dios, este conoció y vivió las consecuencias del
pecado; teniendo en cuenta el hecho de que ya no estaba en comunión con Dios y que ahora
estaba muerto espiritualmente, mientras llegaba la de su muerte terrenal, tendría que llevar
una vida de dificultades debido a su pecado. Esa doble muerte muestra las grandes
consecuencias cuando una persona peca contra Dios, y que así como Adán y Eva, los cuales
se pensaría que al ser inocentes en su origen en la creación y por tener pocos momentos de
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Anthony Hoekema, Creados a imagen de Dios (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2005), 22.
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ser creados (jóvenes en tiempo), Dios pasaría por alto su transgresión y que esto no
afectaría en nada sus vidas; esto al final no fue así, lo cual evidencia que los seres humanos
necesitan del ser regenerados por la pérdida de su inocencia y que los que no son
Debido al pecado cometido por Adán, la humanidad ha tenido que vivir con la
herencia que él dejó, que no es otra que la que nos dice Pablo: debido al pecado de un
hombre, la muerte entró al mundo y está paso a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron (Rom 5:12). Esto claramente dice que, sin excepción alguna, todos los seres
humanos son pecadores por naturaleza y que por ende están condenados a muerte tanto
física, como espiritual. Por lo cual ningún ser humano por sí mismo es capaz de buscar a
Dios y llegar a la salvación, sino que necesita de un intermediario que restituya la relación
entre el hombre y Dios, entendiendo entonces que la salvación debe venir de Dios mismo y
no por algún acto del hombre, pues está impedido para poder hacerlo (Rom 3:9-11).
raza humana, le heredó a toda la humanidad, las terribles consecuencias del pecado, por lo
cual, desde ese momento fue enemigo de Dios, haciendo todo lo que ofendía a Dios por
después de él.3
2
Jack B. Scott, El Plan de Dios en el Antiguo Testamento (Miami: Unilit, 2002), 14.
3
Jack B. Scott, El Plan de Dios en el Nuevo Testamento (Miami: Unilit, 1982), 76-77.
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Pero esto no concluyo en que el hombre fuese a estar separado de Dios por la
eternidad, sino todo lo contrario, Dios usó el pecado de Adán como fuente de manifestación
Santo Hijo, quien por medio de su Justicia en la cruz justificaría a sus elegidos (Rom 5:18).
Es aquí donde se puede apreciar la esperanza del hombre, en donde de una manera
sobrenatural, sin que él haga nada, Dios le ha dado la oportunidad de que, por medio de la
obra de la cruz, todo aquel que crea en su Hijo, tendrá vida eterna (Jn 3:16), lo que se
traduce en salvación.
Al creer en la obra de Cristo en la cruz, dice Pablo: “nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor 5:17), lo que nos dice el apóstol es
que la persona adquiere una nueva identidad, quien ahora ha pasado de muerte a vida, y
tiene su entrada asegurada en el reino celestial. Pero es muy importante entender que esto
no es, como algunos, mal lo han entendido, tener una vía libre para seguir pecando, pues
por eso la Escritura dice: ¿Qué pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la
gracia abunde? y responde el Espíritu Santo “En ninguna manera” (Rom 6:1-2). Por lo cual
el creyente ya no vive para el pecado, pues a él ha muerto, ahora vive para su Señor y
todo lo que le pida, por eso el creyente muere así mismo, pues ya no sigue las
en madurez espiritual para que Dios sea quien gobierne sus acciones y pensamientos.
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Cuando se es joven en edad y madurez, suele que no se escuche las
recomendaciones de ancianos ni de los padres, debido a que no entienden que estos han
sido puestos por mandato divino para ser quienes guíen a los jóvenes e hijos, pero Dios en
su amor dice en Su palabra que se debe escuchar la instrucción del padre y no menospreciar
la dirección de la madre (Pro 1:8). Lo que está plasmado en la Biblia es el consejo Santo de
Dios, y lo ha dejado para que cada persona tome las mejores decisiones, pero muchos
haciendo caso omiso a esta instrucción han hecho oídos sordos, llevando consigo las
consecuencias del pecado, ocasionando que algunos piensen que se puede ser cristiano y a
la vez un pecador mundano sin ningún problema, pues al ser ya salvos y como esta no se
pierde, no hay ningún problema, y lo que no ven es la paradoja que hay entre ser un
A. El creyente y el pecado
Aunque el nuevo creyente al nacer de nuevo ahora está revestido del poder del
Espíritu Santo, esto no quiere decir que el creyente no siga pecando contra Dios. Esto lo
entendió muy bien Pablo en su carta a los Romanos, ya que él describe como vivía en una
terrible paradoja donde su espíritu estaba deseoso por complacer al Señor, pero su carne no,
más lo que la carne lo impulsaba era a pecar, al ser una ley que se encontraba en sus
miembros, ósea en su cuerpo, de ahí que manifestara este gran sufrimiento: “Miserable de
mí” (Rom 7:24) que “queriendo hacer el bien hallo esta ley: que el mal está en mí” (Rom
7:21). Como ya se indicó no es que se tenga licencia para pecar, sino que se debe llevar a
servidumbre la carne para que esta no domine al hombre y esté no siga pecando como
B. El fin glorioso
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Ningún creyente debe pensar que, por el hecho de serlo, no hay nada que hacer,
puesto que como ya indicó la salvación no se pierde, es necesario dar evidencia de que se es
salvo. Por tal motivo Jesús manifestó: “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7:20), pues un
vida por él en una cruz, llevando una vida santa apartada del pecado; no pone excusas por
su juventud o falta de experiencia, sino que se esmera por exaltar a su Señor, no se deja
llevar por sus anteriores amistades que lo incitaban a pecar, sino que ahora muestra su
nuevo carácter en Cristo, mostrando el fruto del Espíritu Santo que ahora mora en él y no
desea contristarlo porque entiende la importancia de la gloria de Dios que como lo define
James Hamilton:
mostrar el fin más glorioso para cualquier cristiano que es dar la vida por el nombre de
Dios.
C. La aplicación de la paradoja
Ningún ser humano es perfecto, pero su vida si debe estar encaminada a ser como el
Señor, santo porque Él es Santo, entendiendo esto, desde la misma juventud se debe aplicar
lo que Pablo instaba a Timoteo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los
creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Tim 4:12). Muchas personas
menosprecian el valor de los jóvenes por su supuesta inmadurez, pero el verdadero cristiano
aun desde su juventud es ejemplo de vida tanto para los que son del cuerpo de Cristo como
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James M. Hamilton Jr., La Gloria de Dios en la Salvación a través del Juicio: Antiguo testamento, vol. 1
(Wheaton, IL: Monte Alto, 2021), 51.
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para los que no, por lo cual deben ser muy bien instruidos en el aprendizaje de la palabra,
su conducta debe reflejar lo que dicen, deben amar a su prójimo por medio de una vida en
Todo lo anterior termina por evidenciar quién es y quién no, un verdadero hijo de
Dios, ya que hoy en día la mundanalidad ha tomado el control de varias iglesias, y desde
mezclar la fe con pasiones vergonzosas, por lo cual se hace estrictamente necesario que se
vuelva a recordar a esos primeros creyentes de la iglesia primitiva, que con obediencia,
koinonía, amor y disciplina entregaron su vida sin temor por la persona de Cristo Jesús.
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Conclusión
Como se pudo observar en el desarrollo del escrito, se puede concluir que el hombre
fue creado a imagen y semejanza de Dios por su estrecha relación con su Creador y las
capacidades que le fueron dadas, pero que, debido a la caída, este recibió y le heredó a su
hombre perdió su inocencia y ahora todo lo que hace está totalmente inclinado hacia el mal,
por lo cual le es necesario que una persona ajena a él, la cual es Dios, hiciera una obra
esté en el reino celestial, pero al ser hasta el momento incompleta se hace necesario que
persevere por medio de la fe en Cristo y que no crea que por ser nueva criatura tiene vía
libre para pecar, sino que esa posición que adquirió en Cristo se vea reflejada desde su
misma juventud llevando una vida santa, apartada del pecado y dándole gloria y honra a
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BIBLIOGRAFÍA
Hamilton Jr, James M. La Gloria de Dios en la Salvación a través del Juicio: Antiguo
Hoekema, Anthony. Creados a imagen de Dios. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2005.
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