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Prologo
Comencé esta novela, o antología, como quieras llamarle, hace ya bastante tiempo,
a finales del 2022, y la seguí escribiendo, con múltiples, y a veces largas
interrupciones, en Nuevo León, donde después de 3 largas semanas, al fin la
terminé.
Si bien esta antología por si sola bastaría para demostrar que la literatura y poesía
latinoamericana ha volado muy alto a lo largo de los últimos siglos, estas obras de
arte fueron escritos desde antes de que México siquiera existiera, y sin embargo,
siguen conservando la misma belleza y hermosura con la que se escribieron.
Antología del 22 es una antología que reúne diferentes maneras de nombrar los
amores. Aquí, el lector o lectora no encontrara solamente palabras para seducir o
agradar al ser amado, para decirse a si miso y decirle al mundo que se acaba de
enamorar.
Esta antología es n museo de corazones, si es ese el órgano donde debemos
acomodar al amor y a los amores, y así, como cada cabeza es un mundo, así cada
amor marca sus leyes y destinos.
Deseo que esta pequeña compilación de poemas sirva a los jóvenes como una
introducción a las posibilidades de amores y como un viaje literario.
Aquí encontraran textos de todos los tiempos y de todos los estilos, que elegí por
gusto propio y pensando que serian interesantes y comprensibles para un lector
joven, al igual que yo.

El libro abre con un maravilloso poema de la famosa Sor Juana Inés de la Cruz,
titulado: Contiene una fantasía contenta con amor decente, que es la
metáfora y narración de una persona, a quien ella amaba, pero el jamás
la amo.

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Advertencia
Si alguna vez sufres y lo harás
por alguien quien te amo y te abandona
no le guardes rencor ni la perdones:
deforma su memoria al rencoroso
y en le amor es solo una palabra
que no se aviene nunca a un sentimiento.

Soporta tu dolor en soledad,


porque el merecimiento de la adversidad aun mayor,
esta justificado si fuiste
desleal a tu conciencia, no apostando
solo por el amor que te entregaba
su esplendor inocente, sus intocados mundos.

Si alguna vez sufres y lo harás


por alguien quien te amo, procura siempre
acusare a ti mismo de su olvido
porque fuiste cobarde o quizás fuiste ingrato-

Y ahora solo queda advertirte, que una vez que empieces a leer, no podrás parar, con
esto ya dicho, comencemos

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Dedicatoria
Esta antología se la dedico a mi madre, ya que ella siempre me a motivado y
apoyado a siempre ser mejor que ayer, y por eso estaré eternamente agradecido.

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Contiene una fantasía contenta con amor decente
Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695)
México

Deténte, sombra de mi bien esquivo,


imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo


sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho


de que triunfa de mí tu tiranía;
que, aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,


poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

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El Enamorado
Jorge Luis Borges (1899-1986)
Argentina

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,


lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron


Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira


de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.


Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

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Tus ojos
Octavio Paz (1914-1991)
México

Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima,


silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son
pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.

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Amor prohibido
César Vallejo (1892-1938)
Perú

¡Subes centelleante de labios y de ojeras!


Por tus venas subo, como un can herido
que busca el refugio de blandas aceras.

¡Amor, en el mundo tú eres un pecado!


Mi beso en la punta chispeante del cuerno
del diablo; mi beso que es credo sagrado!
Espíritu en el horópter que pasa
¡puro en su blasfemia!
¡el corazón que engendra al cerebro!
que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.

¡Platónico estambre
que existe en el cáliz donde tu alma existe!
¿Algún penitente silencio siniestro?
¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!
… Y saber que donde no hay un Padrenuestro,
el Amor es un Cristo pecador!

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No es que muera de amor
Jaime Sabines (1926-1999)
México

No es que muera de amor, muero de ti. Muero


Muerode demi
micuerpo
cuerpo y dede tutucuerpo,
Muero de ti, amor, de amor de ti, cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero,
de urgencia mía de mi piel de ti, demorimos.
nuestra muerte, amor,
de mi alma, de ti y de mi boca muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
y del insoportable que yo soy sin ti. Eninconsolable,
el pozo de amor a todas
a gritos,
horas,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
Muero de ti y de mi, muero de ambos, inconsolable,
te llaman los aquegritos,
nacen, los que
de nosotros, de ese, dentro
vienende mí, quiero decir, te
desgarrado, partido, llamo,
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
me muero, te muero, lo morimos. teNos
llaman los que
morimos, nacen,
amor, los que
y nada
vienen
hacemos
Morimos en mi cuarto en que estoy solo, desino
atrás, de ti, los
morirnos más,que a ti
hora trasllegan.
hora,
en mi cama en que faltas, Nos morimos,yamor,
y escribirnos y nada
hablarnos y
en la calle donde mi brazo va vacío, hacemos
morirnos.
en el cine y los parques, los tranvías, sino morirnos más, hora tras
los lugares donde mi hombro hora,
acostumbra tu cabeza y escribirnos y hablarnos y
y mi mano tu mano morirnos.
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire


para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos


entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre


que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,

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Te quiero
Mario Benedetti (1920-2009)
Uruguay

Tus manos son mi caricia Si te quiero es porque sos


mis acordes cotidianos mi amor mi cómplice y todo
te quiero porque tus manos y en la calle codo a codo
trabajan por la justicia somos mucho más que dos.

Si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

Tus ojos son mi conjuro


contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

Tu boca que es tuya y mía


tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

Si te quiero es porque sos


mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

Y por tu rostro sincero


y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola


ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país

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Me gusta cuando callas (Poema XV)
Pablo Neruda (1904-1973)
Chile

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,


y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma


emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.


Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio


claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.


Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

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El primer beso
Amado Nervo (1870-1919)
México

Yo ya me despedía.... y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.

Salí a la calle alborozadamente


mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí... Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»

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Dos palabras
Alfonsina Storni (1892-1938)
Argentina

Esta noche al oído me has dicho dos palabras


Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba


Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento

Moverme para echarla.


Tan dulces dos palabras
¿Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas

Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.


Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

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Me tienes en tus manos
Jaime Sabines (1926-1999)
México

Me tienes en tus manos


y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.

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El naufragio
Eugenio Montejo (1938-2008)
Venezuela

El naufragio de un cuerpo en otro cuerpo


cuando en su noche, de pronto, se va a pique…
Las burbujas que suben desde el fondo
hasta el bordado pliegue de las sábanas.

Negros abrazos y gritos en la sombra


para morir uno en el otro,
hasta borrarse dentro de lo oscuro
sin que el rencor se adueñe de esta muerte.

Los enlazados cuerpos que zozobran


bajo una misma tormenta solitaria,
la lucha contra el tiempo ya sin tiempo,
palpando lo infinito aquí tan cerca,
el deseo que devora con sus fauces,
la luna que consuela y ya no basta.

El naufragio final contra la noche,


sin más allá del agua, sino el agua,
sin otro paraíso ni otro infierno
que el fugaz epitafio de la espuma
y la carne que muere en otra carne.

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Apuros de un atacón
Aquiles Nazoa (1920-1976)
Venezuela

Contando - ya voy por cien - Para ponerse carmín


para quedarme dormido, apaga un poco el motor;
hambriento, solo, aburrido, pero con furia mayor
vengo de Cagua en tren. vuelve a la carga al instante
¡de nuevo con el cantante
Paramos junto al andén que es de mi mismo color!
de una pequeña estación,
y allí sube un hembrón Ya tengo la sensación
de tan espléndido empaque, de que, prendida en la oreja,
que, iniciado el plan de ataque, lo mismo que una cangreja
le busco conversación. llevo a la dama en cuestión.

No me tengo que esforzar ¡Oh lector, por compasión,


para “buscarle pelea”, moviliza tu saber
pues ella también desea, y dime qué debo hacer
por lo visto, conversar. contra su implacable charla!
Sin tener que asesinarla,
La coge, para empezar, ¿cómo callo a esta mujer?
por el tema del calor,
y a falta de algo mejor
con que seguir adelante,
se pega a hablar de un cantante
que es de mi mismo color.

Tratando de contener
aquel torrente espantoso
que por estar de gracioso
yo mismo he puesto a correr,

le ofrezco: - ¿Quiere leer?


Y ella, alarmada: - ¡Que horror!
Si usted supiera, señor,
a mí, libro no me pasa…
Y eso que tengo en mi casa
“Los Tintanes del Amor”.

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Rostro de vos
Mario Benedetti

Tengo una soledad


Sin temblor de más Pero el rostro de vos
tan concurrida
me abrazo a tus ausencias mira a otra parte
tan llena de nostalgias
que asisten y me asisten con sus ojos de amor
y de rostros de vos
con mi rostro de vos. que ya no aman
de adioses hace tiempo
como víveres
y besos bienvenidos Estoy lleno de sombras
que buscan su hambre
de primeras de cambio de noches y deseos
miran y miran
y de último vagón. de risas y de alguna
y apagan mi jornada.
maldición.
Tengo una soledad
Las paredes se van
tan concurrida Mis huéspedes concurren
queda la noche
que puedo organizarla concurren como sueños
las nostalgias se van
como una procesión con sus rencores nuevos
no queda nada.
por colores su falta de candor
tamaños yo les pongo una escoba Ya mi rostro de vos
y promesas tras la puerta cierra los ojos
por época porque quiero estar solo y es una soledad
por tacto con mi rostro de vos. tan desolada.
y por sabor.

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Me gusta cuando callas
Pablo Nereuda
Chileno

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,


y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma


emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.


Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio


claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

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Pequeña patria mia
Otto Rene Castillo
Guatemala

Pequeña patria mía, dulce tormenta,


un litoral de amor elevan mis pupilas
y la garganta se me llena de silvestre alegría
cuando digo patria, obrero, golondrina.
Es que tengo mil años de amanecer agonizando
y acostarme cadáver sobre tu nombre inmenso,
flotante sobre todos los alientos libertarios,
Guatemala, diciendo patria mía, pequeña campesina.

Ay, Guatemala,
cuando digo tu nombre retorno a la vida.
Me levanto del llanto a buscar tu sonrisa.
Subo las letras del alfabeto hasta la A
que desemboca al viento llena de alegría
y vuelvo a contemplarte como eres,
una raíz creciendo hacia la luz humana
con toda la presión del pueblo en las espaldas.

¡Desgraciados los traidores, madre patria, desgraciados.


Ellos conocerán la muerte de la muerte hasta la muerte!
¿Por qué nacieron hijos tan viles de madre cariñosa?
Así es la vida de los pueblos, amarga y dulce,
pero su lucha lo resuelve todo humanamente.
Por ello patria, van a nacerte madrugadas,
cuando el hombre revise luminosamente su pasado.

Por ello patria,


cuando digo tu nombre se rebela mi grito
y el viento se escapa de ser viento… (fragmento)

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Los heraldos negros
Cesar Vallejo
Peruano

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!


Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

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Indice
1. Prologo · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·  2
2. Advertencia · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 3
3. Dedicatoria · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 4

4. Contiene una fantasía contenta con amor decente · · · · · · · · · · · · · 5

5. El Enamorado · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 6

6. Tus ojos · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 7

7. Amor prohibido · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·8

8. No es que muera de amor · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 9

9. Te quiero · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·10

10. Me gusta cuando callas (Poema XV) · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 11

11. El primer beso · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·· · · · · · 12

12. Dos palabras · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 13

13. Me tienes en tus manos · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 14

14. El naufragio · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 15

15. Apuros de un atracón · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·  16

16. Rostro de vos · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 17

17. Me gusta cuando callas · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 18


18. Pequeña patria mía · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 19
19. Los heraldos negros · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 20
20. Índice · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 21

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