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FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE DERECHO

Fraude al acreedor a través del acto jurídico

AUTOR(ES):
Mendoza Coronado Fernando (0000-0001-7443-9655)
Patiño Ortiz , Ana Lucia (0000-0003-3290-6870)
Prieto Aylas, Alvin Raúl (0000-0002-7794-0100)
Rodriguez Soto Jesus Adrian (0000-0003-4966-6957)
Taype Ataypoma Helen Aracely (0000-0003-1768-2215)

ASESORA:

Dra. Iris Marisol Yupanqui Cueva (0000-0002-6411-3026)

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:

Derecho de familia, derechos reales, contratos y responsabilidad civil contractual y


extracontractual y resolución de conflictos

LÍNEA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA:

Fortalecimiento de la democracia, liderazgo y ciudadanía.

LIMA — PERÚ

2023
1
ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN.............................................................................................................
3 2.
DESARROLLO................................................................................................................ 7
2.1. Noción de Fraude........................................................................................................7
2.2. Modalidades de fraude............................................................................................... 8
2.2.1. Responsabilidad Patrimonial del Deudor.............................................................. 8
2.2.2. Acción Pauliana o Fraude de Acreedores............................................................. 9
2.3. Elementos y Requisitos............................................................................................10
2.3.1. Elemento objetivo o "Eventus Damni".................................................................10
2.3.2. Elemento Subjetivo o "Consilium Fraudis"/"Scientia Damni"...........................12
2.4. La acción Pauliana o revocatoria............................................................................ 15
2.5. Requisitos para el ejercicio de la acción pauliana o revocatoria.........................17
2.5.1. Perjuicio del acreedor............................................................................................17
2.5.2. Mala fe, fraude, designio fraudulento...................................................................18
2.6. Acción subrogatoria................................................................................................. 19
2.6.1. Naturaleza Jurídica de la Acción Subrogatoria...................................................20
2.6.1.2. Cesión de Derechos............................................................................................20
2.6.1.3. Teoría de la representación o mandato.............................................................21
2.6.1.4. Representante legal en interés propio..............................................................21
2.6.1.5. Acción indirecta de carácter patrimonial..........................................................21
2.7. La diferencia entre la acción pauliana y acción subrogatoria..............................21
2.8. Diferencia entre la acción pauliana y la simulación.............................................. 23
3. CONCLUSIONES.......................................................................................................... 25
4. REFERENCIAS..............................................................................................................25
5. ANEXO...........................................................................................................................26
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1. INTRODUCCIÓN

En el presente informe vamos a tratar temas sobre el fraude al acreedor en


el acto jurídico de manera específica e investigativa, además de explicar porque el
fraude contra los acreedores, además de explicar su importancia, las acciones
pauliana y la acción oblicua subrogatoria, entender sobre el fraude es sumamente
importante en nuestra sociedad ya que nos va a permitir además del conocimiento
saber cómo afrontar casos ante este o también como actuar de manera indicada
bajo el ordenamiento jurídico cuando el deudor al cual le prestaste un bien te
defrauda y no cumple con lo acordado.

El fraude al acreedor a través del acto jurídico es una figura legal que se
enmarca dentro del ámbito del derecho civil. Se refiere a una situación en la que
un deudor lleva a cabo un acto con la intención de eludir la obligación de pagar
una deuda a un acreedor. Esta acción puede ser una hipoteca, venta de bienes o
cualquier otro tipo de operación encaminada a reducir los bienes del deudor y
evitar así su obligación de pago.

Si un acto jurídico se lleva a cabo en perjuicio de los intereses del acreedor,


se considera un acto fraudulento, y el acreedor puede iniciar una acción legal para
recuperar la deuda.

Este criterio está regulada por el código civil en diversos países, que
permiten al acreedor perjudicado solicitar la revocación del acto jurídico en
situaciones de que se acredite la intención defraudatoria del deudor. Para que se
considere que se ha cometido fraude al acreedor a través del acto jurídico, es
indispensable que figuren situaciones donde deudor haya realizado el acto con el
designio de perjudicar a sus acreedores, que se haya producido una disminución
significativa en el patrimonio del deudor y que los acreedores no hayan podido
cobrar sus deudas como resultado del acto jurídico.

En general este acto ocasiona daño al utilizar medios engañosos y


conscientes, cuando el deudor deja de tener una responsabilidad personal y se
convierte en patrimonio es donde tratan de burlar el derecho que tienen nuestro

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acreedores, estos deudores tratan de evadir y así comienzan a desligarse de sus
propiedades sobres los cuales se pueden cobrar sus créditos.

Concorde a la afirmación de Galindo: el término fraude no tiene un


significado único, ya que indica astucia, otras el engaño, y una conducta desleal;
en cualquier caso, son hechos contrarios a la verdad y a la rectitud que daña a la
persona.

De acuerdo con Brebbia, citado por Roca Mendoza, expone al fraude como
«aquella maniobra engañosa co pretende eludir una prohibición legal, o causar un
daño a terceros»

Este fraude se origina con la relación que tiene el deudor y el acreedor, en


la cual el acreedor le encomienda un monto de dinero en forma de préstamos al
deudor, es en este caso en donde la segunda persona no administra bien su
patrimonio y este se ve disminuido, de tal manera el deudor no tiene la forma de
cómo realizar el pago por el préstamo al acreedor es entonces donde lo perjudica
al acreedor y a su credito.

En el proceso de disminución del dinero, el deudor pone a disposición el


dinero con personas secundarias, esto es válido sin embargo al disponer bienes
los cuales no son suyos o el dinero no es destinado de él, es donde crea el
perjuicio para el acreedor que depositó su dinero en el deudor en suma confianza.
Es por ello que nuestro ordenamiento jurídico da la potestad a todo
acreedor de acceder a la acción pauliana o revocatoria y la acción subrogatoria u
oblicua. Las cuales se encuentran reguladas en los artículos 195 al 200 del
Codigo Civil, titulo VII, con denominación de fraude del acto jurídico, en libro II
acto jurídico

Oreste Roca, “en la defraudación ilegal, estamos ante un acto privado de


autonomía (un negocio jurídico) basado en el principio de aseguramiento para
evitar las consecuencias de un llamado principio de obligatoriedad. Es el principio
de la estafa”.

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En este sentido, un negocio fraudulento persigue un fin o resultado
intencional que está prohibido por el ordenamiento jurídico, pero si la celebración
del negocio se rige por normas jurídicas, el negocio parece legítimo y sus
consecuencias jurídicas terminan en defraudar o eludir el pliego de condiciones.
que está diseñado, lo que lleva a resultados prohibidos.

La acción pauliana o revocatoria se da con el acto incorrecto del deudor al


no hacerse cargo de la deuda, ya sea disminuyendo o desligandose de bien frente
a su acreedor, entonces nuestro ordenamiento le da al acreedor dos acciones las
cuales son:

La acción pauliana suprime efectos perjudiciales cuando sea fraudulenta,


esto le permite obtener su crédito sobre el cual el deudor se había desligado o
excluyendo de su patrimonio.

Además este tiene como objeto de declararla como ineficiente ya que el


acto del deudor perjudica al acreedor. Cuando el acreedor accede a la tutela de
derecho este puede darse de diversas maneras ya que primero se vería la
situación, que derechos se vulneran y el origen del préstamo, Esta acción es un
modo de protección contra la violacion, éste no se da con el nacimiento de este
acto sino cuando se sabe que el acreedor ya no tiene garantías.

Intenta que no se de la reducción del bien prestado al deudor, impidiendo


que se desligue del bien de modo que garantiza el crédito, para poder acceder a
la acción pauliana existen requisitos como el objetivo, el perjuicio y el perjuicio que
se dio al acreedor, como último la mala fe por el deudor

En tanto a la acción subrogatoria u oblicua esta se da cuando el deudor


con el fin de dañar a su opositor no cobra algunas o todas sus deudas que tiene,
en resumen este deudor tiene en otras relación el estatus de acreedor pero como
quiere dañar a su acreedor inicial este no cobra a sus deudores que otros le
tienen

Cuando nuestro ordenamiento le concede al acreedor inicial la demanda


contra su deudor este puede subrogar en el papel de su deudor (El cual es
acreedor en otras situaciones) y comenzar a cobrar o solicitar el pago

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correspondiente a sus deudores con motivo de que el deudor inicial tenga el
monto para así cumplir con la prestación frente a su acreedor

Para este fraude se debe tener en cuenta un nexo o relación obligatoria el


cual está protegido por el ordenamiento jurídico, es entonces donde bajo una
obligación pecuniaria se puede presentar el fraude del acto jurídico, ya que el
deudor es el que tiene la titularidad de tal deuda y además tiene la
responsabilidad de realizar la prestación o beneficio ante su acreedor el cual en
primera instancia le prestó la deuda o débito

Este acreedor en caso de incumplimiento tiene el derecho de poder exigir


que se cumpla el pago o remuneración por la prestación, y en caso el deudor se
atreva a incumplir con el pago, este puede acceder judicialmente en el cual va a
solicitar el pago por una indemnización por daños y perjuicios.

Por otra parte el deudor puede tener la imposibilidad de pagar la deuda por
temas externos ya sea por un caso de fuerza mayor o inesperado, también es
posible que este haga un uso excesivo de su patrimonio y es asi donde de
manera premeditada con malas intenciones no cumpla con la remuneración, esté
al reducir su patrimonio con fin de perjudicar disminuye todos sus bienes de
manera onerosa o gratuita.

Para nosotros entender y tratar este tema es demasiado importante ya que


como sabemos vivimos en una sociedad altamente negativa, ya que cada vez se
escuchan o ven casos en donde las personas deudoras tratan de evadir no solo a
sus acreedores sino también al ordenamiento con nuevas prácticas delictivas, ya
sea desligandose de sus bienes, manifestando no tener dinero o desapareciendo
simplemente, este tema es muy valioso para nosotros como futuros abogados
entender que las personas harán muchas cosas por simplemente conseguir lo que
traman, tratar este tema como grupo nos hará entender que de una u otra forma el
ordenamiento jurídico tiene métodos para garantizar nuestros bienes.

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2. DESARROLLO

2.1. Noción de Fraude

La palabra "fraude" se deriva de las palabras latinas "fraus" y "fraudis",


afirma el Diccionario de la Lengua Española. Incluye la expresión "fraude de
acreedor", que se define como "dicho del acto del deudor: Que generalmente es
simulado y rescindible, y deja al acreedor sin medio de cobrar lo adeudado", así
como las definiciones de "acto tendientes a eludir una disposición legal en
perjuicio del Estado o de terceros”.

El fraude se define como "la falsedad, el engaño, la malicia, que causa


daño, por lo que es indicativo de mala fe, conducta ilícita". Sugiere una alusión
directa a mentir, a hacer algo que no es cierto y al curso de acción correcto. ".

Es posible afirmar, en línea con Galindo, que “la palabra fraude no tiene un
significado unánime, ya que unas veces indica astucia y artificio, otras engaño, y
en un sentido más amplio conducta desleal; finalmente, toda acción contraria a la
verdad y rectitud que perjudique a la persona contra quien se comete”.

Según Brebbia, citado por Roca Mendoza, definió el fraude como “aquella
maniobra engañosa destinada a eludir una prohibición legal, o causar daño a
terceros (o lograr ambos fines al mismo tiempo)”.

En general, el daño y, más específicamente, el causado por el uso de


medios deshonestos ya sabiendas maliciosos, son las únicas cosas que designa
el concepto de fraude. El intento de evadir o eludir los derechos de los acreedores
enajenando aquellos bienes sobre los que podrían ejercer sus derechos de crédito
es la forma más significativa de este fraude desde el momento en que la
responsabilidad del deudor pasa de responsabilidad personal a responsabilidad
patrimonial. Así, la forma fundamental y típica del fraude es cuando el deudor
dispone de sus bienes a título oneroso o oneroso para ocultar el dinero o la
contraprestación recibida a cambio.

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2.2. Modalidades de fraude

Como parte fundamental de nuestro sistema económico, es uno de los


derechos patrimoniales subjetivos de relevancia constitucional más discutidos y
defendidos en el ámbito legal por su utilidad y beneficio para el país. Todos los
días, a través de los intercambios contractuales, se dinamiza la economía y opera
el mercado. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores y ProInversión, más del
90% del PIB nacional lo generan los servicios, que no son más que relaciones
obligatorias nacidas de contratos, actividades industriales y comerciales. Por lo
tanto, es necesario que tanto el Estado como los particulares brindan mecanismos
de protección del crédito frente al incumplimiento contractual que brinden
seguridad jurídica a los operadores económicos y otorguen previsibilidad al
ordenamiento jurídico en general para asegurar la óptima asignación de recursos
a través de la cooperación.

Uno de los mecanismos de protección que brinda el ordenamiento jurídico


para la protección del crédito es la acción pauliana o acción revocatoria por fraude
de acreedor. Esta acción tiene por objeto preservar de forma preventiva o actual la
garantía patrimonial del deudor frente a actos de disposición que puedan
menoscabar la integridad de su patrimonio y por tanto entorpecer o dificultar el
cobro del crédito. Sin embargo, su regulación y aplicación práctica resultan
confusas debido a que sus fundamentos y elementos no han sido abordados de
manera uniforme a nivel doctrinal o jurisprudencial a lo largo del tiempo.

2.2.1. Responsabilidad Patrimonial del Deudor

El principio de responsabilidad patrimonial del deudor implica que éste


debe responder con todos los bienes presentes y futuros que integran su
patrimonio respecto de su deuda como simple garantía. En este sentido, los
acreedores cuentan con una garantía genérica sobre los bienes del deudor que
les permite a través de su derecho hacer frente a esos bienes y ejecutarlos para
satisfacer su interés crediticio en caso de incumplimiento. Asimismo, esta
responsabilidad conlleva una restricción a las facultades del deudor para disponer
libremente de sus bienes, ya que busca mantener la solvencia en su patrimonio

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para responder del crédito impago; de lo contrario, crearía un perjuicio para los
acreedores.

Según Luis Moisset de Espanés: “la base jurídica de la acción revocatoria


radica en el principio de que el patrimonio del deudor constituye la garantía común
de los acreedores”. Asimismo, Michele Giorgianni sostiene que “la responsabilidad
patrimonial del deudor es el fenómeno por el cual los bienes del deudor quedan
sujetos a la acción ejecutiva del acreedor encaminada a lograr la realización de su
interés cuando éste no ha sido satisfecho por el incumplimiento del deudor”.

Ambos juristas, argentino e italiano respectivamente, dan cuenta del


principio general por el cual el deudor expone su patrimonio a la ejecución
crediticia que no ha sido honrada por su parte, consagrado tanto en el nuevo
Código Civil argentino de 2015 como en el Código Civil italiano de 1942.

Por otro lado, si bien este principio no se encuentra reconocido


explícitamente en el actual Código Civil peruano de 1984, coincidimos con
quienes sostienen que está implícitamente consagrado legislativamente a partir de
la regulación de la acción revocatoria inserta en el artículo 195 dentro de su Libro
dedicado a los Negocios Jurídicos.

2.2.2. Acción Pauliana o Fraude de Acreedores

La acción pauliana o revocatoria consiste en una facultad legal otorgada a


los acreedores para declarar ineficaces (inoponibles) respecto de ellos ciertos
actos de disposición a título gratuito u oneroso sobre el patrimonio del deudor si
causan perjuicio a su derecho de crédito. Así, a través de esta acción personal, se
busca restituir el patrimonio del deudor a su situación anterior a que se produjeran
los hechos fraudulentos para que los acreedores vean satisfechos sus intereses
crediticios mediante la ejecución de dicho patrimonio por incumplimiento. En este
sentido, es necesario revocar aquellos actos de disposición que afecten la
garantía genérica de solvencia del patrimonio del deudor frente a las obligaciones
contraídas con sus acreedores, ya que ello evita el perjuicio causado por el
crédito.

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Según Oreste Roca: “el fraude contra la ley se produce cuando nos
encontramos ante un acto de autonomía privada que se ampara en una norma
cobija para eludir los efectos de una norma imperativa denominada norma
defraudada”. En este sentido, mediante un negocio fraudulento se busca
intencionalmente obtener un fin o resultado prohibido por el ordenamiento jurídico.
Si bien tal negocio tiene apariencia de legalidad ya que su celebración está
amparada por una norma jurídica, sus efectos jurídicos terminan por defraudar o
eludir la norma que se pretende eludir, logrando así indirectamente un resultado
prohibido.

2.3. Elementos y Requisitos

Si bien el fraude contra los acreedores supone que el deudor enajena parte
de sus bienes, reduciéndose y colocando el crédito en una situación de
imposibilidad o perjuicio respecto de su cobro, el fraude contra los acreedores ya
no se entiende puramente subjetivamente como la conciencia y voluntad de
causar daño del deudor, a diferencia del derecho romano. En cambio, tiene
matices en la aplicación de sus elementos dependiendo de qué tipo de actos de
disposición se trate.

Así, el ejercicio de la acción pauliana o revocatoria implica verificar ciertos


elementos objetivos y subjetivos para configurar el supuesto de fraude a los
acreedores. Explicaremos en qué consiste el requisito objetivo del daño paulino o
"eventus damni" y delimitamos su alcance según la nueva concepción que existe
para este elemento.

2.3.1. Elemento objetivo o "Eventus Damni"

En principio, se entiende que existe perjuicio para los acreedores desde el


momento en que se genera un perjuicio jurídico por el acto de enajenación,
producido por la reducción del patrimonio que afecta al deudor y por tanto
perjudica su capacidad para realizar y satisfacer su derecho de crédito.

Como señala Oreste Roca, en Roma la insolvencia absoluta de los bienes


del deudor era considerada un requisito previo para el ejercicio de la acción
pauliana. Así, los acreedores debían probar la insolvencia mediante un

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procedimiento ejecutivo. En la actualidad, este requisito se ha relajado ya que se
le ha dado un alcance relativo. Esto significa que al considerar las enajenaciones
realizadas por los deudores que afecten garantías genéricas de bienes que
constituyan su patrimonio respecto de las obligaciones crediticias asumidas por
los acreedores, se tendrá en cuenta si dichas enajenaciones imposibilitan que los
acreedores satisfagan sus créditos. Esto se complementa perfectamente con los
requisitos normativos que establecen que no deben conocerse otros bienes libres
pertenecientes a los deudores, aunque existan.

A lo largo del tiempo, las opiniones se han inclinado a dar mayor


importancia a la protección del crédito; por lo tanto, ya no es necesario que las
demandas de créditos no pagados sean exigibles, ya que también son admisibles
las sujetas a condiciones o incluso a plazos, lo que otorga a la acción pauliana un
contenido de protección preventiva.

Así, a nivel nacional, Roger Merino sostiene que “no es necesario que el
daño sea actual, la revocación es también un recurso cautelar, por lo que basta
con que el estado patrimonial del deudor deje previsible su futura insolvencia. La
obligación está sujeta a una condición o término”.

Recientemente, “la perspectiva ha cambiado en el sentido de que tanto la


doctrina como la jurisprudencia sostienen que no sólo el daño sino también el
mero peligro de daño puede integrar el eventus damni porque afecta al acto de
disposición”. Al respecto, algunos sectores de la doctrina italiana sostienen que:

El eventus damni parece haberse ido ampliando paulatinamente hasta


identificarse no sólo en la incapacidad del patrimonio del deudor para hacer frente
a sus deudas o, por tanto, en el empobrecimiento que se ha producido en él como
consecuencia del acto impugnado, sino también en el simple mayor dificultad,
onerosidad o incertidumbre de la ejecución coactiva del derecho del acreedor.
Por otro lado, este peligro debe ser analizado tanto desde el punto de vista
cuantitativo como cualitativo. Esto significa que la mera evaluación de si se ha
producido una reducción del patrimonio de los deudores en función de su valor
total es insuficiente. También se debe verificar si estos activos son

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cualitativamente aptos para enfrentar etapas de ejecución de deuda. En otras
palabras, deben ser suficientes y no deben perjudicar a los acreedores al
complicar o impedir la ejecución forzosa. Por lo tanto, es perfectamente posible
que el patrimonio quede económicamente afectado, aunque proceda la acción
pauliana, ya que las enajenaciones generan riesgos potenciales de ejecución
futura y eventual, ya que afectan cualitativamente la formación del patrimonio de
los deudores para satisfacer el crédito.

En conclusión, siguiendo a Roca: “El daño paulino debe definirse como el


que se produce cuando la reducción del patrimonio de los deudores o de una
parte del mismo provoca la imposibilidad o dificultad de cobrar los intereses del
crédito contractualmente o mediante la ejecución. se supone que el daño aún no
se ha verificado en la realidad, pero definitivamente ocurriría en esas
condiciones”.

Así, el acto impugnado por la ineficacia relativa y limitada (inoponibilidad)


genera un perjuicio a los acreedores ya que afecta el patrimonio de los deudores y
genera real o potencialmente dificultad y/o imposibilidad de ejecutar bienes
pertenecientes a su patrimonio. Por lo tanto, incluso la protección preventiva de
crédito está habilitada.

2.3.2. Elemento Subjetivo o "Consilium Fraudis"/"Scientia Damni"

Aunque poco a poco, el elemento subjetivo del fraude se ha ido objetivando


ya que, en la actualidad, la base de la acción revocatoria o pauliana es entendida
por la mayoría de la doctrina como la protección del crédito. Por ello, se centra en
proteger la figura de los acreedores. Esto no quiere decir que la doctrina y la
jurisprudencia no deban tomar en cuenta si una determinada controversia jurídica
involucra enajenaciones susceptibles de ser atacadas por acción pauliana de
ineficacia.
Esto quiere decir que ya sea que entendamos el elemento subjetivo como
intención o voluntad fraudulenta (consilium fraudeis) de dañar, a la francesa, o
más modernamente como conocimiento o posibilidad de conocimiento del daño o
posibilidad del mismo con respecto a la garantía patrimonial (scientia fraudeis), a

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la manera italiana, este requisito es clave para configurar un verdadero caso de
fraude contra los acreedores. Así, la presencia del elemento subjetivo en la
estructura del fraude de acreedores y por tanto en la admisibilidad de la acción
pauliana es fundamental, ya sea considerado bajo su noción objetiva o subjetiva,
lo que dependerá del caso concreto.

El problema de la existencia y prueba de este requisito subjetivo, a


diferencia del primero, surge del disímil tratamiento que otorga nuestro Código
según sea gratuito u oneroso el acto de disposición cuya ineficacia se pretende.
En este sentido, según nuestra norma, el artículo 195 del Código Civil, la
regulación es la siguiente:

El acreedor, aunque el crédito esté sujeto a condición o plazo, puede pedir


que se declaren ineficaces respecto de él los actos a título gratuito del deudor por
los que renuncie a derechos o con los que disminuya su patrimonio conocido y
perjudiquen el cobro del crédito. Se presume la existencia de daño cuando resulta
de un acto por el cual se hace imposible el pago total de la prestación debida o se
dificulta su cobro.

Además de éstos:

1. Si el crédito antecede a un acto de disminución patrimonial que terceros


tuvieron conocimiento de que eran lesivos de los derechos del acreedor o
razonablemente no pudieron ignorarlos y su posible perjuicio.
2. Si tal acto fue anterior al surgimiento del crédito y deudor y tercero lo
celebraron con intención de perjudicar la satisfacción del futuro acreedor.
Tal intención se presumirá para el deudor que haya enajenado bienes cuya
existencia haya comunicado por escrito al futuro acreedor. Se presumirá la
intención del tercero que conoció o pudo conocer del crédito futuro y que el
deudor no tiene otros bienes registrados.
Corresponderá al acreedor la carga de la prueba sobre la existencia del
crédito y, en su caso, la concurrencia de los requisitos señalados en los apartados
1 y 2 de este artículo. La carga de la prueba de la inexistencia de daño o de la

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existencia de bienes libres suficientes para garantizar la satisfacción del crédito
corresponderá al deudor y al tercero.

De la redacción de la norma, la doctrina mayoritaria en sede nacional


sostiene que, respecto de los actos de disposición a título oneroso, desaparece la
noción de "fraude" en un sentido puramente subjetivo, pues sólo se requiere el
conocimiento o la posibilidad del mismo (scientia fraudeis) o incluso sólo se da
importancia al elemento objetivo o daño al acreedor, dejando todo lo demás de
lado.

Sobre este punto, dedicaremos un artículo específico a abordar este


importante tema de la necesaria verificación del elemento subjetivo en los actos
de disposición a título gratuito. Sin embargo, queremos aclarar preliminarmente
que mientras no se haya contratado crédito y por lo tanto no exista deuda alguna,
no puede decirse que existan actos de disposición a título oneroso o incluso a
título gratuito que violen la garantía patrimonial del deudor y por lo tanto pueden
ser declarados ineficaz. Excepto -y aquí radica la relevancia del elemento
subjetivo- si hubo preacuerdo fraudulento al hacer acto de disposición con
intención de perjudicar al futuro acreedor y satisfacción por crédito (consilium
fraudeis).

Lo dicho anteriormente, sujeto a ser desarrollado más adelante, apunta a


mantener el propósito de proteger el crédito a través de esta acción personal, pero
sin desvirtuar la institución jurídica ni atentar contra la seguridad jurídica bajo el
orden ya que parece lógico argumentar que el crédito del impugnante por vía
paulina debe preceder al acto de disposición que se cuestiona. Ello en la medida
en que cuando alguien hace un acto de disposición sin considerar a quien luego
pueda ser considerado su acreedor, difícilmente se podrá considerar que actuó
con propósito o al menos con conciencia de perjudicar. En este sentido, la
inexistencia de un acreedor real parece excluir la posibilidad de una actuación
dolosa por parte de quien difícilmente puede proponerse perjudicar intereses que
para entonces no tienen presencia legal ni relevancia alguna, ni siquiera se tiene
conocimiento del grado de perjuicio que se puede generar. a dicho eventual pero
inexistente acreedor.

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Cabe señalar que el acto de disposición no sólo comprende las
transmisiones que implican la transferencia de la propiedad de un bien fuera del
patrimonio del deudor, ya que la renuncia a una deuda, la entrega de bienes
libres, la constitución de garantías, etc., también pueden representar un perjuicio
que agrave la situación del deudor. situación y pone en riesgo el cobro de créditos.
Según Vidal Ramírez, "los actos que pueden ser atacados por la acción
revocatoria son todos los de disposición o afectación patrimonial ya que el
remedio paulino tiene por objeto la reconstitución del patrimonio del deudor que ha
perjudicado a sus acreedores".

Además, en cuanto a la legitimación para actuar en este tipo de acciones,


es claro que, por tratarse de un caso de inoponibilidad, sólo beneficia al acreedor
demandante y es respecto de él que los actos de disposición que perjudican a su
crédito son declarados ineficaces. No se puede considerar el daño de otros
acreedores que no hayan presentado la demanda o se hayan unido al proceso.

Finalmente, cabe señalar que no sólo el acreedor original puede demandar


por enajenación fraudulenta, sino que incluso sus herederos o causahabientes
con cualquier título pueden iniciar la acción porque representa una garantía de
crédito impago.

2.4. La acción Pauliana o revocatoria

Cuando se produce el fraude al acreedor, por parte del deudor, mediante


las disposiciones de su patrimonio en perjuicio del primero, es posible que este
plantee la acción revocatoria o pauliana, o de ineficacia del acto jurídico de
disposición.

Como sostiene Carmen Jerez, tradicionalmente se ha visto en la


impugnación de los actos de disposición del insolvente un remedio jurídico
acertado para la tutela del derecho de crédito. Es así como se consigue declarar
la ineficacia de los actos del deudor que fueron mermando o disminuyendo la
garantía patrimonial hasta provocar la imposibilidad del cobro. Esta función de
impugnación de actos jurídicos lesivos es la que cumple la acción pauliana.

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Si bien el fraude todo lo vicia, como se mejorará en el Derecho Romano, el
acto jurídico fraudulento es un acto jurídico válido y como tal eficaz, tanto respecto
de las partes como de los terceros. La primera cuestión que plantea el examen del
remedio pauliano es si la acción puede ejercerse por cualquier acreedor o si es
necesario que el acreedor tenga un crédito con requisitos determinados.

Hay acreedores quirografarios o comunes, que son aquellos cuyo crédito


consta en un documento privado, se vale, recibo, pagaré o instrumento privado; y
acreedores privilegiados, quienes además de poseer el documento o título en el
que consta la obligación, tienen constituida una garantía real por el propio deudor
o por un tercero en protección del crédito.

No hay duda de que los acreedores quirografarios o comunes pueden


hacer uso de la acción revocatoria. Para ellos, los bienes del deudor constituyen
su única expectativa de cobro y es fácil apreciar que el desmedro del valor
redunda en su perjuicio.

La duda podría presentarse con respecto a los acreedores privilegiados,


pero estos no tendrán por qué perjudicar los actos de disposición de su deudor, si
tales acreedores están protegidos por una garantía real de naturaleza
persecutoria, que subsiste a su favor aunque el bien cambie de titular.

Debemos entender que la acción pauliana puede ser ejercitada tanto por el
acreedor común como por el privilegiado, la posibilidad de acción de esta última
no excluye la ejecución de las garantías otorgadas por el deudor.

Se da una excepción para las enajenaciones del deudor a título oneroso,


contenida en el art. 195 del CC, el acreedor cuyo crédito nació posteriormente al
acto de disposición oneroso para el que solicita ineficacia puede utilizar la acción
revocatoria, cuando el acto de disposición es fraudulento, es decir cuando haya
sido consumado por el deudor y un tercero con la intención de perjudicar. Ello
ocurrirá siempre que exista una preordenación dolosa en el acto de disposición, o
sea, que el deudor incurra en una insolvencia premeditada. En este caso, la fecha
del crédito se convierte en irrelevante.

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2.5. Requisitos para el ejercicio de la acción pauliana o revocatoria

Son dos los requisitos previos para que proceda la acción pauliana: el requisito
objetivo del daño pauliano o del perjuicio causado al acreedor (eventus damni) y
el requisito subjetivo de mala fe, dolo o designio fraudulento.

2.5.1. Perjuicio del acreedor

Es necesario objetivamente que el acreedor sufra un daño. Al vender sus


bienes por dinero en efectivo o a cambio de otra cosa, el deudor perjudica al
acreedor porque no podrá cumplir su promesa de pago.

Debido al empobrecimiento patrimonial que provoca la venta de sus bienes


por el deudor a cambio de dinero o de nada, el acreedor sufre un perjuicio cuando
el deudor no presta el servicio requerido, lo que se traduce en una insatisfacción
inmediata o diferida con el crédito vigente.

Según Josserand, al determinar la insolvencia de un acreedor, se considera


que un acto de disposición es perjudicial para el acreedor. Lo que debe quedar
claro es la existencia de un nexo de causalidad esencial entre el acto de
disposición del deudor y el daño sufrido por el acreedor. Por esta razón, la acción
pauliana sigue siendo válida si el deudor no ha restituido sus bienes al momento
de interponer la acción.

Según Cifuentes, debió ocurrir una lesión de acreedor para que se iniciara
la acción de Pauliana. Su motivación para hacer ejercicio se ve disminuida por la
falta de lesiones. Dicho perjuicio es consecuencia de la insatisfacción presente o
futura con los créditos vigentes. La insatisfacción de tales acreedores, que resulta
del incumplimiento por el deudor de los convenios que hicieron, no es el único
evento que da legitimidad al acreedor; más bien, es la insatisfacción provocada
por la impotencia patrimonial, directamente provocada o agravada por los
contratos inejecutables.

Mientras que Ninamancco Córdova señala que: El prejuicio o eventus


damni ha sido conceptualizado de diversas maneras a lo largo del tiempo.
Inicialmente se entendió como la insolvencia total del deudor respecto de sus

17
obligaciones patrimoniales. Posteriormente, sin embargo, se tomó en
consideración el concepto de insolvencia relativa, en la que el deudor aún puede
tener algunos bienes, para evitar discutir posibles perjuicios debido a la dificultad o
imposibilidad del acreedor para hacer cumplir la deuda.

Espinoza Espinoza señala que dicho daño surge cuando se ha puesto en


peligro la capacidad del acreedor para cobrar lo adeudado mediante ejecución
forzosa. La insolvencia no debe equipararse con el daño económico. Pueden
existir otros bienes, pero no cuentan para evitar que se hable de daño porque al
acreedor le resulte difícil o imposible ejecutarlo. En consecuencia, no es necesaria
la declaración administrativa de concurso ni judicial. Sin embargo, como han
demostrado otros autores contemporáneos, no todas las dificultades son
suficientes para sustentar el recurso de impugnación, los bienes del deudor que
sirven como garantía patrimonial del acreedor deben valorarse con base en el
monto del crédito del actor. Por otra parte, la insolvencia no debe cuantificarse por
el valor contable de los bienes del deudor, sino en atención al valor ejecutivo
previsible de los bienes embargados.

2.5.2. Mala fe, fraude, designio fraudulento

Es un requisito arbitrario tener mala fe, fraude, diseño fraudulento o fraude


consilum. La intención de dañar al acreedor es lo que la constituye.

El Código Civil ha hecho requisito de la acción pauliana combatir los actos


de disposición onerosa porque es un estado subjetivo que hace que el deudor
celebre actos dolosos con la intención de perjudicar a sus acreedores. Conlleva la
intención del deudor de perjudicar a su acreedor o acreedores, así como el
conocimiento por parte del comprador del bien del daño producido por el acto de
disposición o el acto de consumo del comprador con el defraudador del daño
producido al acreedor.

No es necesario un deseo malicioso y consciente de dañar; basta conocer


el alcance del hecho en cuanto puede suponer perjuicio a la garantía patrimonial.
El fraude se define como "anticiparse al daño que el acto de disposición supone
para la garantía patrimonial".
18
Chang afirma que, además de los requisitos objetivos, se requieren las
siguientes presunciones adicionales o condiciones subjetivas:

1. Cuando se trate de actos de disposición ocurridos con anterioridad al


crédito. Se presume que el deudor es consciente del daño que causa. El
deudor debe a su acreedor poner el cuidado razonable y su buena fe para
permitir el cumplimiento, aunque deba ejecutarse. Ante esto, tiene la
responsabilidad de estar consciente de que sus acciones disminuirán la
garantía patrimonial. Y el daño puede resultar de esto. No es suficiente
simplemente ser consciente del acto. Bueno, el que tiene doscientos, debe
cincuenta y dona treinta puede ver la disminución de su patrimonio, pero no
hace daño.
2. Cuando se trate de actos de disposición ocurridos con anterioridad a la
constitución del crédito, que se celebraron con la intención de menoscabar
la satisfacción del futuro acreedor, presumiendo esta intención cuando el
deudor vendió bienes cuya existencia le había sido notificada por escrito.
Será necesario que el acreedor demuestre la intencionalidad cuando se
trate de otros bienes o cuando no se acredite información escrita.

2.6. Acción subrogatoria

La acción subrogatoria es un mecanismo de defensa en el que disponen


los acreedores forzosos que, por negligencia, indiferencia, descuido del deudor,
exigen bienes, derechos o dinero que éste pueda añadir a su patrimonio,
posibilitando así el cumplimiento de sus obligaciones frente al acreedor.

Esta acción viene a ser una medida preventiva, en el que se busca prevenir
los daños producidos a los acreedores por la omisión del deudor en cobrar sus
deudas.

Es diferente de una forma de subrogación. La subrogación es una posición


que reemplaza los derechos y obligaciones de una persona. Las acciones de
subrogación no han logrado este objetivo.

Esta acción procesal sólo permite al acreedor desplazar a su deudor antes


de su crédito, para luego cobrar su crédito, lo que aumenta la riqueza del deudor.
19
En la situación donde el deudor entre en peligro de perder su patrimonio y
entrar en insolvencia, el ordenamiento jurídico es el que ejecuta el acto de
subrogación, cuyo objeto es que el acreedor haga valer los derechos y acciones
del deudor.

Obviamente, si el deudor tiene los medios para pagar la deuda, esto no


tiene sentido, ya que el acreedor puede ir directamente contra los bienes del
deudor para cobrar su crédito.

Lo que se busca con esta acción es que el deudor incremente sus


patrimonios y bienes. En el sentido que el acreedor pueda hacer valer los
derechos y acciones que el deudor tiene abandonados.

Algunos autores prefieren referirse a los actos de subrogación como acción


oblicua o indirecta, entre los que podemos señalar al eminente jurista ALBERTO
BRENES CORDOBA, quien nos decía que la facultad de intervenir en el ámbito
jurídico del deudor se denomina acto indirecto o indirecto, porque el acreedor no lo
hace. intervenir directamente en la sociedad en nombre propio, pero en nombre
del deudor.(Córdoba,2009, p. 115.)

2.6.1. Naturaleza Jurídica de la Acción Subrogatoria

2.6.1.1. Teoría de la Gestión de Negocios

Algunas personas interpretan la acción subrogatoria con la gestoría de


negocios.Los directivos intervienen en empresas extranjeras para eludir pérdidas
a los empresarios en caso de inactividad, como sabemos este número es casi un
contrato. Sin embargo, sostenemos que una acción de subrogación no puede ser
ejecutada en agencia porque la conducta del síndico es altruista y la conducta del
acreedor al presentar la acción de subrogación es el cobro de su crédito.

2.6.1.2. Cesión de Derechos

Alguien explicó que la acción subrogatoria es un acto en el que el


deudor se pone de acuerdo con el acreedor. Sin embargo, en el caso
mencionado, no es lícito que el deudor no ejerza sus derechos o sea pasivo
20
al respecto, fundado en este único hecho, separando los derechos y acciones
que le corresponden. , sus acreedores.

2.6.1.3. Teoría de la representación o mandato

El proceso de subrogación corresponde a poderes estatutarios o poderes


de representación. Esta idea es insatisfactoria porque el mandatario actúa
siempre en interés del principal, y en el caso de la subrogación lo hace en interés
del acreedor que ejerce la acción. Se cobran intereses sobre el préstamo.

2.6.1.4. Representante legal en interés propio

Hay quienes dicen que es un derecho de representación porque es un


derecho de hacer valer a otros sin perder su esencia, y es legal porque se otorga
por ley sin consulta o incluso contra la voluntad del cliente. representante, porque
utiliza los derechos del cliente, los derechos del deudor, cuyo único propósito es
poder recuperar sus créditos contra el deudor.

2.6.1.5. Acción indirecta de carácter patrimonial

En nuestra opinión, lo más apropiado es demostrar que un derecho de


subrogación es un derecho indirecto porque no se presenta directamente contra el
deudor, sino contra la propiedad del deudor para proteger su propiedad. este
último para cubrir las cuentas por cobrar. Como resultado de las actividades de los
acreedores, los intereses aumentan.

2.7. La diferencia entre la acción pauliana y acción subrogatoria

Lo común que se puede determinar entre la acción pauliana y la acción


subrogatoria es que ambos son medios para conservar el patrimonio del deudor
como garantía para el acreedor. Persiguen un fin común de conseguir el pago de
las deudas, a corto plazo o futuro por ello son jurídicamente subsidiarios. Tanto la
acción pauliana como la acción subrogatoria no proceden, si el patrimonio o
recursos de bienes del deudor son suficientes para cumplir la deuda o hacer
efectivo el crédito, donde el acreedor no puede actuar en asuntos que competen
al deudor.
21
Asimismo, la acción pauliana y la acción subrogatoria se fundamentan bajo
el principio, donde el patrimonio del deudor es una garantía general o común del
acreedor.

Ahora si hacemos una comparación entre ambas acciones, Anibal Torres


detalla los siguientes diferencias entre ambas acciones en su libro Acto Jurídico,
encontramos diferencias como:

La acción subrogatoria también denominada oblicua procede cuando se


concurre una omisión por parte del deudor, este no omite el ejercicio de sus
derechos asimismo omite reclamar lo que le corresponde, en verbigracia, no
defender ser en el proceso judicial y como producto da origen a la pérdida de su
patrimonio. En tanto la acción pauliana va contra aquellos actos realizados por el
deudor, donde esté renuncia derechos conferidos a él o simplemente realiza actos
de disposición o gravamen de su patrimonio en perjuicio del acreedor, por
ejemplo, vender sus bienes, renunciar la sucesión de una herencia o donar el
patrimonio.

La garantía para el acreedor, viene a ser los bienes o patrimonio que posee
el deudor, dicho patrimonio puede es susceptible a disminuir o ser desaparecidos
por el deudor, ya que este tiende a actuar como mala fe, renunciando,
disponiendo o gravando el patrimonio o hecho de abstenerse o omitir el ingreso
de un benéfico.

Como se me menciona anteriormente en la amplia explicación de cada uno


de estas acciones, podemos recalcar que la acción subrogatoria tiene como fin
ingresar al patrimonio de deudor, ya que este no posee la capacidad de cumplir
con la indemnización que tiene, por ello la acción oblicua presenta una naturaleza
integradora. Por su parte la Acción Paulina busca la declaración ineficaz del acto
dispositivo del deudor, para restituir los patrimonios del deudor para garantizar el
cumplimiento de las obligaciones del deudor respecto al acreedor, por lo tanto, la
acción pauliana tiene una naturaleza garantista.

En la acción subrogatoria se obra en nombre del deudor inactivo, donde el


acreedor sustituye al deudor, por omitir derechos, las cuales estarían perdidos si
22
el deudor abandonase estos derechos, por lo que al sustituir al deudor, concede al
acreedor el poder jurídico en beneficio propio. Mientras que en la acción pauliana
los acreedores ejercen sus derechos en sí mismos. En otras palabras, en la
acción subrogatoria se ejerce un derecho ajeno y la acción pauliana, derecho
propio.

En cuanto al patrimonio, en la acción subrogatoria el patrimonio aún es


exigente es decir no es transferido a terceros por su parte en la acción pauliana el
patrimonio de deudor es enajenado.

La ejecución de bienes en la acción subrogatoria u oblicua es respeto a un


bien o patrimonio del deudor, mientras, en la acción pauliana se ejecuta frente a
un bien o patrimonios, que está ejecutado directamente por un tercero, en este
caso la persona que compró el bien al deudor o adquirente.

Cuando se favorece solamente a los acreedores accionantes, estamos


tratando de la acción pauliana, por otro lado si la acción del acreedor beneficia a
todos los acreedores, nos referimos a la acción subrogatoria. Nos referimos a que
la acción subrogatoria beneficia a todos en este caso al valor del patrimonio del
deudor y a los acreedores, donde un tercero puede proponer límites al acreedor
que posee con el deudor.

2.8. Diferencia entre la acción pauliana y la simulación

Para esta distinción se tomó en cuenta la postura del abogado, jurista,


político y profesor Anibal Torres Vazquez, dando a conocer una distinción las
distinciones de ambas acciones en su libro Acto Jurídico. Tanto la acción pauliana
como la simulación, poseen un carácter conservador, empezando con defender y
conservar la garantía general donde el acreedor forma parte del patrimonio del
deudor. En ambos casos, es necesario identificar el perjuicio de un interés legítimo
para obrar hacia los acreedores.

Para ello se muestran las diferencias muy precisas las cuales son:

La acción pauliana se da cuando los actos son reales, ciertos, ejecutados;


donde las partes tienen el deseo de realizar un acto de disposición y el resultado
23
del efecto. Mientras que la simulación es un acto aparente donde las partes no
desean o quieren que se produzcan efectos jurídicos entre ellos. La simulación
aparentemente desea algo cuando en realidad no la desea nada o desea algo
diferente, la primera es determina como una simulación absoluta y el segundo una
simulación relativa. La acción Pauliana está dirigida contra un acto de disposición
real, existente y la simulación hacia un acto ficticio comprobándose que los bienes
embargables o patrimonio del deudor no han sido transferidos.

En cuanto a la verificación, en la acción pauliana se busca determinar la


ineficacia relacionado al acreedor en cambio la simulación busca verificar la
inexistencia de un acto jurídico ficticio y se declare su nulidad. La acción pauliana
es un acto inoponible y la simulación es un acto de declaración nula. La acción
pauliana tiene la finalidad de conservar el patrimonio de deudor con aras de hacer
cumplir con los derechos del acreedor, por otro lado, la simulación tiene como fin
la demostración de que el patrimonio (garantía para el acreedor) del deudor, no
haya sido transferido a terceros.

Los acreedores demandantes en la acción pauliana solicitan el proceso


aquellos perjudicados en cuanto la ineficacia de las obligaciones del deudor y en
la simulación cualesquiera de las partes o terceros perjudicados pueden solicitar
el proceso.

La acción de simulación beneficia a todas las personas interesadas en la


declaración del acto jurídico aparentemente pactado. En la acción pauliana sólo
concurre a los acreedores.

En la acción pauliana encontramos los actos de disposición a título


oneroso, para configurar la mala fe del adquirente del bien o patrimonio, el
acreedor debe probar que este tenga el conocimiento de conocer la deuda del
deudor y conocer que el deudor al celebrar el acto de compra y venta se quede
sin patrimonio de fácil ejecución por el acreedor, para probar la mala fe del
adquirente del bien o patrimonio es complicado. En la simulación no requiere de
esta viabilidad.
24
La prescripción en la acción paulina se un tiempo de dos años la cual esta
tipificada en el artículo 2001 inciso 4 del código civil y en la simulación es de diez
años tipificada en el articulo 2001 inciso 2 asimismo con relación a los daños
derivados en cuantos a las partes de la simulación en violación del acto simulado
prescribe de siete años, establecida en el articulo 2001 inciso 2 del código civil.

3. CONCLUSIONES

● Dado que en realidad no existe fraude contra el acto jurídico en sí mismo,


sino fraude contra el acreedor, sería más adecuado que el ordenamiento
jurídico civil se refiriera a este delito como fraude contra los acreedores en
lugar de fraude contra el acto jurídico.
● Cabe señalar que se trata de un acto doloso destinado a perjudicar al
acreedor ya que necesariamente debe existir una relación jurídica entre los
sujetos; en concreto, un vínculo jurídico o relación de causalidad que se
encuentra amparada por el ordenamiento jurídico entre un deudor o sujeto
pasivo y un acreedor o sujeto activo.
● El ordenamiento jurídico prevé al acreedor dos acciones legales para poder
recuperar o cobrar su crédito en estas circunstancias: la acción pauliana o
de revocación y la acción indirecta o subrogatoria.

4. REFERENCIAS

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Vinculando.https://vinculando.org/articulos/sociedad_america_latina/fraude_del_acto_juridi
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(julio 2010). http://dx.doi.org/10.4067/S0718-80722010000100003

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CONTRACTUAL. Ediciones doctrina y ley Ltda. BELM-24437 La Responsabilidad Civil
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25
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https://www.derechoycambiosocial.com/revista002/fraude.htm

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LIBROTECNIA.Microsoft Word - Carlos López Diaz MANUAL DE DERECHO DE FAMILIA
TOMO I.doc (fundacion-rama.com)

5. ANEXO
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