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Partes del cuerpo humano

Cabeza

La cabeza es el segmento fundamental de nuestro cuerpo, no sólo desde un punto de vista


fisiológico, sino también desde un punto de vista social.

En ella se encuentra el órgano rector del cuerpo entero, el cerebro, que vendría a ser el centro
de cómputo y operaciones que regula tanto la vida consciente, como la inconsciente. Además,
allí se hallan ubicados cuatro de nuestros cinco sentidos: la vista, el oído, el gusto y el olfato,
con canales nerviosos directos hacia el cerebro.

Por ende, en la cabeza podemos identificar a simple vista:

Los ojos, encargados de la visión. Los recubren los párpados, en donde están las pestañas, y
por encima las cejas.

Los oídos y orejas, encargados de la audición.

La boca, encargada del gusto y el habla, y la principal vía de ingreso de materia orgánica a
nuestro cuerpo. La recubren los labios.

La nariz, encargada del olfato y de la entrada del aire durante la respiración.

Las mejillas, el mentón y la frente.

En la parte interna de la cabeza, ocultos a la vista, se encuentran:

El cerebro, compuesto por la materia gris y las sustancias que lo recubren.

El cerebelo, la porción inferior trasera del cerebro, justo sobre el ingreso de la médula espinal.

El cráneo, un conjunto de huesos que recubren y protegen el cerebro, y a los cuales se halla
articulada la mandíbula, el hueso que sostiene la dentadura.

Tronco

Se llama tronco al segmento intermedio del cuerpo, al cual la cabeza se conecta mediante el
cuello: en él se encuentran contenidos y distribuidos el resto de nuestros órganos internos, y es
el lugar en donde se acoplan las extremidades.

Se compone, a su vez, de dos partes distinguibles:

El tórax o torso, la región superior cercana al cuello.

El abdomen, la región inferior cercana a los genitales.

Ambas porciones se hallan separadas por el diafragma, uno de los principales músculos del
cuerpo.

Lo que a simple vista se percibe del tronco puede no parecer demasiado en comparación con
todo lo que contiene: de arriba a abajo podemos apreciar el cuello, el pecho (y las mamas
femeninas), la barriga (en donde está el ombligo, resto del cordón umbilical) y el vientre, al
término del cual se encuentran los genitales externos: el pene y los testículos masculinos, y la
vulva femenina. Visto desde atrás, apenas tendremos la espalda y el coxis.

En cambio, un vistazo interno al tronco nos revelará una inmensidad de órganos, tejidos y
conductos, siendo los más importantes, de arriba hacia abajo, los siguientes:

La tráquea y el esófago, conductos que recorren el cuello y que provienen de la cabeza hacia
sus respectivos órganos internos, transportando aire y alimentos respectivamente.
El corazón, ubicado en el sector izquierdo del pecho, un músculo muy robusto de continua
actividad, encargado de bombear la sangre a lo largo del sistema circulatorio.

Los pulmones, uno a cada lado, que son grandes sacos de ingreso del aire al organismo, en
donde el oxígeno es extraído para ingresar a la sangre.

El estómago, un órgano encargado de segregar ácidos para descomponer la comida en sus


nutrientes fundamentales, que serán absorbidos más adelante.

El hígado, órgano encargado de la filtración de la sangre y la fabricación de sustancias


indispensables para la digestión.

El intestino, el órgano en donde se lleva a cabo la digestión. Es un larguísimo conducto que


vincula el estómago y la abertura el ano, a lo largo del cual una infinidad de vellosidades
especializadas absorben de la materia orgánica las sustancias que necesitamos para nutrirnos,
dejando sólo la materia inservible para su posterior desecho en forma de heces. Por último, el
intestino se divide en dos: intestino delgado e intestino grueso.

Los riñones, encargados de recibir el principal material de desecho del metabolismo, que es el
amoníaco y otros compuestos similares, con los cuales se produce la orina para expulsarlos del
cuerpo, ya que de acumularse en su interior resultaría fatal.

La vejiga, una especie de saco en el que va a acumularse la orina producida por los riñones,
para luego ser desechada a través de un conducto especializado que culmina en la uretra.

En el caso de las mujeres, se encuentran además los genitales internos: los ovarios en los que
se producen numerosas hormonas y los óvulos, células sexuales femeninas; las trompas de
falopio por las cuales estos óvulos descienden al útero, que es el lugar en donde esperan a ser
fecundados durante la reproducción. La región posterior de este último órgano, la vagina, que
sirve para permitir el ingreso del pene durante la reproducción.

En el caso de los hombres, no hay genitales internos, pero sí existe un órgano encargado de
producir sustancias necesarias para la reproducción, que es la próstata.

La columna vertebral, una larga torre de huesecillos que recorre la espalda y conecta la nuca
con el fin de la espalda. Dentro de ellos fluye la médula espinal, un tejido nervioso muy
delicado que rige las funciones de las extremidades y de la musculatura del torso.

Protegiendo la mayoría de los órganos del torso se encuentra un conjunto de huesos conocidos
como costillas, así como el esternón y otros más que sirven de eje al esqueleto.

Extremidades

Finalmente, las extremidades son las extensiones del cuerpo que permiten el desplazamiento y
la actividad consciente. Están repartidas de manera simétrica a los costados del tronco, y
pueden diferenciarse en dos categorías:

Las extremidades superiores, que son los brazos, ubicados por debajo de los hombros, y
compuestos por brazos, antebrazos y manos, y en estas últimas, los dedos: cinco en cada una,
alrededor de un área central llamada palma.

Las extremidades inferiores, que son las piernas, ubicadas a los costados del vientre y unidas a
la cadera, compuestas por las nalgas, los muslos, las pantorrillas y los pies, al término de los
cuales se encuentran, de nuevo cinco dedos en cada uno, alrededor de un área central
alargada conocida como planta.
volcán de colores

Materiales:

 Pintura especial para tela

 Pincel fino y de pelo fino

 Pinceles de otros grosores

 Camiseta blanca de algodón

 Toalla

 Carpeta o cartón

 Bote con agua

 Papel para calcar y dibujo


Cómo inflar un globo sin aire.

1. Lo primero que tienes que hacer es echar vinagre en la botella vacía, con
ayuda de un embudo. Basta con que llenes un tercio de la botella. 

2. Ahora, coge el globo, y con ayuda del embudo y de una cucharillas, vierte
bicarbonato sódico dentro. Más o menos, hasta que llenes mitad del globo.
3. Con mucho cuidado, coloca la boca del globo en la boca de la botella, sin
verter nada de bicarbonato. 

4. ¿Ya está? Pues ahora sí, es el momento. Vierte el contenido de bicarbonato


del globo en la botella y... ¡magia! Al contacto con el vinagre, el bicarbonato
genera un gas que infla el globo.

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