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José Barreiro
La avidez por tomar, que padece el alcohólico, no es un mero deseo de beber, sino que
se apropia del cuerpo (como si fuera una alergia). Etimológicamente el término “adicto” alude
a un estado de esclavitud (ADICTO participio de addicêre: ADJUDICAR, DEDICAR Adjudicar un
bien a otro, a través de una venta forzosa). Pérdida de libertad.
Cuando el alcohólico está afectado por la ebriedad, adormece su sensorialidad propioceptiva,
acrecentando la vulnerabilidad psicosomática. Winnicott diría que el otro es para el alcohólico
un objeto subjetivo: sumido en sus proyecciones.
Muchas actitudes del alcohólico tienen por objetivo impactar en el psiquismo del otro,
con la premura de hacerle reaccionar. Hay que diferenciarlo de la premura propia del
desamparo infantil, donde madre-bebé van creando de modo gradual, un diálogo genuino,
personal. Donde junto a la ilusión en los descubrimientos, surgirán las construcciones que
aparecen en el espacio creado entre el Yo de ambos, espacio poblado de palabras que cobra
existencia psíquica a través del diálogo. El lenguaje será heredero de los fenómenos
transicionales.
Muchas veces el alcohólico logra hacer reaccionar al otro, con una habilidad, que si
no fuera tan dañina, parecería virtuosismo. Vale la premisa: cuanto más frágil es el equilibrio
psíquico, más se buscará habitar – literalmente – en la mente del otro. Su intenso coaccionar al
otro con situaciones límite. (O) Por eso se dice que el alcoholismo es una enfermedad familiar.
Desde la perspectiva de Winnicott, reaccionar propicia el desarrollo de un Falso Self
patológico, no da lugar a una respuesta saludable (viva, creativa, auténtica). Alanon para la
“recuperación” del familiar, le propone hacer frente a la compulsión a reaccionar ante
conductas y actitudes del alcohólico. El alcohólico en su esclavitud, no concibe al otro con
autonomía, no consigue hacer uso del objeto. La copa de alcohol se antepone a la posibilidad
de que el objeto sea objetivamente percibido. Este fracaso, afecta también la posibilidad de
tomar contacto con su propia subjetividad, dada la imposibilidad de percibir al otro como
alguien que le permita simbolizarse como dirá René Roussillon. Entonces el alcohólico, ante el
fracaso del uso del objeto, se empecina en el control omnipotente de éste.
La ebriedad propone una re-erotización. Ese dejarse ir como por un tobogán, tiene de
contracara el desencanto de no creer posible habitarse subjetivamente. El alcoholismo
de-subjetiva, al ser un movimiento de espaldas al otro. No será casual que para referir a las 3
fases de evolución de la enfermedad, los grupos de AA utilicen una metáfora de animales: el
mono, el tigre y por último el chancho.
“El desprendimiento emocional con amor” propone al otro el sobrevivir sin venganza,
con compasión. “Ya no lo dejará al marido tirado en el piso, luego de caerse de la cama
estando ebrio. Tal vez no lo pondrá en la cama, pero lo cubrirá con una manta. El
desprendimiento emocional no es indiferencia2, es prestar atención a mi propio estado de
ánimo, antes que reaccionar. Dejar de depender de lo que el alcohólico haga o sienta para
determinar mi propio bienestar”.( P72 Valor para Cambiar)
Reaccionar propone un “clinch”3, una ligazón destructiva, una discusión “loca” entre
quienes no están emocionalmente presentes. Abrazo que no es un encuentro sino un
entrevero. “Hasta no hace mucho tiempo, me zambullía en discusiones, porque eso era lo que
la otra persona parecía querer…Trato de recordar que – estas palabras – provienen de alguien
que tal vez sufra, y trato de mostrar un poco de compasión” ”.( P72 Valor para Cambiar)
¿Por qué ciertas personas viven creativamente, mientras que otras padecen un
sentimiento recurrente de inanidad, ira y depresión? La aceptación de la destructividad por
parte del entorno y de su contención en la fantasía, así como el reconocimiento de sus lazos
con el amor primitivo, conducen a la posibilidad de vivir creativamente y con entusiasmo.
- La del uso del objeto: Los objetos son destruidos porque son reales pero se vuelven
reales porque son destruidos en la fantasía. Así se da lugar a la construcción del objeto externo
(un otro inaccesible al control), y a la riqueza su uso.
1
Ya no siento amor, ni dolor, ya no siento nada.
Socorro!
Una pequeña emoción cualquier cosa!
Cualquier cosa que se pueda sentir…
Hay tantos sentimientos alguno debe servir.
2
“El peor pecado ante el prójimo no es odiarlo, sino permanecer indiferente ante él” p100 Valor para Cambiar
3
CLINCH: Voz inglesa que se emplea en boxeo para referirse a la 'acción de sujetar al rival con los brazos para
evitar sus ataques', Puede traducirse por agarre, agarrada o trabado. El abrazo no permitido del boxeo.
He ahí una escisión en “suave pendiente” dira G.Bayle, o como me gusta decir a veces “con
embriague” por parte del ambiente. Este elogio de la escisión en la vida psíquica, de parte de
W., es fruto de confiar en un ambiente donde la avidez discurra en jugar, lugar donde todo es
posible porque el temor a destruir seguirá sucediendo en la fantasía, mientras que la realidad
se torna cada vez más confiable. Esta escisión falla en el alcohólico, para quien la realidad se
vuelve cada vez más persecutoria.
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