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Curso El Observador y La Accion Humana
Curso El Observador y La Accion Humana
Observador
y la acción
Humana
Rafael Echeverría
y Alicia Pizarro
Newfield Consulting
Pues bien, nuestra interpretación también sostiene que la forma como actuamos
depende del tipo particular de observador que somos. Distintos observadores
actúan de distinta manera. Diferentes observadores definen el ámbito de acciones
posibles de manera diferente. La acción humana no es una variable
independiente. Ella depende del tipo de observador que cada persona es. Al
conocer el tipo de observador que una determinada persona es, podemos
anticipar la forma como actuará.
Estamos postulando, por lo tanto, una relación entre el tipo de observador que
somos, las acciones que emprendemos y los resultados que obtenemos en la
vida. Podemos graficar esta relación de la siguiente manera:
Figura 1.
OBSERV
OBSERVADO
ADOR
R ACCI
ACCI N RESULTA
RESULTADOS
DOS
+
Pues bien, nuestra interpretación también sostiene que la forma como actuamos
depende del tipo particular de observador que somos. Distintos observadores
actúan de distinta manera. Diferentes observadores definen el ámbito de acciones
posibles de manera diferente. La acción humana no es una variable
independiente. Ella depende del tipo de observador que cada persona es. Al
conocer el tipo de observador que una determinada persona es, podemos
anticipar la forma como actuará.
Estamos postulando, por lo tanto, una relación entre el tipo de observador que
somos, las acciones que emprendemos y los resultados que obtenemos en la
vida. Podemos graficar esta relación de la siguiente manera:
Figura 1.
OBSERV
OBSERVADO
ADOR
R ACCI
ACCI N RESULTA
RESULTADOS
DOS
+
Comenzaremos diciendo algo que bien podría parecer una obviedad: la forma
como vemos las cosas es sólo la forma como vemos las cosas. Si reflexionamos
un poco sobre lo dicho, reconoceremos sin embargo que normalmente
suponemos bastante más que lo anterior. Frecuentemente creemos que la forma
como vemos las cosas corresponde a como las cosas son. De alguna forma
pensamos que los seres humanos tenemos la capacidad de percibir las cosas en
la transparencia de su ser, sin mayores filtros.
Ello no niega la importancia de los estímulos que los provocan en la medida que
distintas perturbaciones gatillan diferentes reacciones de nuestra biología. Pero el
contenido de nuestras percepciones y nuestras sensaciones remiten a nuestra
particular conformación biológica. Por lo tanto, la forma como vemos las cosas
tiene que ver, antes que nada, con la forma como biológicamente estamos
constituidos, con la forma como somos nosotros mismos.
Consenso y efectividad
Nos parece necesario, por lo tanto, indagar en los factores que nos conducen a la
ilusión de creer que los seres humanos podemos saber como las cosas son
realmente. A examinar los fundamentos de esta creencia de que nuestras
observaciones nos muestran como las cosas son. Pensamos que existen
fundamentalmente dos factores que nos inducen a ello: consenso y efectividad.
Uno de los problemas que enfrentamos hoy día es el vivir en un mundo en el que
existe un proceso de disolución creciente de nuestras fronteras culturales y donde,
por lo tanto, estamos obligados a convivir con observadores muy diferentes a
nosotros mismos. Esa convivencia sólo tenderá a acrecentarse en el futuro y
debemos prepararnos desde ya para participar en ella. Sostenemos que nuestras
interpretaciones tradicionales, que desconocen el papel del observador, resultarán
un obstáculo importante para las nuevas modalidades de convivencia del futuro
en la medida que busquemos establecer relaciones sólidas, profundas y
perdurables y sea necesario trascender relaciones meramente instrumentales.
Un segundo factor que nos conducen a pensar que podemos saber como las
cosas son es el juicio de efectividad. Cuando, a partir de una determinada forma
de observar o interpretar las cosas, logramos los resultados que buscamos,
tendemos a suponer que nuestra modalidad de observación o de interpretación es
verdadera. Usamos la práctica como criterio de verdad. Decimos que “la verdad
del pastel se encuentra en el comérselo”. Sin embargo, aquí efectuamos
nuevamente un salto lógico. La práctica no puede demostrar la verdad de nada. El
único criterio que nos provee la práctica es un criterio de poder. Nos muestra que
una modalidad de observación o de interpretación es capaz de generar acciones
que otra modalidad no puede. En otras palabras, que la primera, para un
determinado observador, es más poderosas que la segunda. Pero nada podemos
concluir sobre la capacidad que ellas tengan de adecuarse o no a como las cosas
realmente son.
La historia las ciencias está plagada de ejemplos de interpretaciones que en un
momento fueron consideradas portadoras de la verdad hasta que apareció otra
diferente que hizo que la primera pasara a ser considerada falsa. Se acuñó
incluso la frase de que “algo es verdadero hasta el momento en que se le
Hasta ahora hemos examinados dos factores, consenso y efectividad, que suelen
conjugarse para hacernos adoptar la presunción de que sabemos como las cosas
son. Una vez que establecemos esa presunción, la pregunta por el observador se
clausura. Es el ser de las cosas lo que hace que las observemos como lo
hacemos y no el tipo particular de observador que somos. Siendo así, pierde
sentido el preguntarnos por éste último.
Una vez que presumimos nuestra capacidad de saber como las cosas son, una
vez que construimos la noción realista de verdad a la que nos hemos estado
refiriendo, emerge un factor diferente que nos amarra a ella y nos dificulta
abandonarla. Se trata del fantasma del relativismo ético. Tras él existe un
argumento válido que no es posible desconocer. En su versión habitual este
argumento dice lo siguiente: si descartamos el criterio de verdad, todo pareciera
posible, y si todo es posible no tenemos como discernir éticamente entre
diferentes comportamientos. El cuestionamiento del criterio de verdad pareciera
cubrir con manto de legitimidad cualquier comportamiento humano, por muy
aberrante que éste nos parezca. ¿Cómo podemos ahora discernir, por ejemplo,
entre un Hitler y un Gandhi?
Este es un tema que merece un tratamiento detallado que no estamos en
condiciones de desarrollar cabalmente en este trabajo. Quisiéramos, sin embargo,
hacernos parcialmente cargo de la inquietud que este argumento encierra y
validar su importancia. Esta no es una cuestión que pueda descartarse
Desde este enfoque, la pregunta central del conocimiento deja de ser la pregunta
por la verdad. Ella es ahora reemplazada por la pregunta por el tipo de relaciones
humanas a que tal conocimiento nos conduce. Este ocupa el lugar del criterio de
discernimiento en las cuestiones de conocimiento.
Con ello, reestablecemos lo que, apoyados en la mitología griega, hemos llamado
“el hilo de Ariadna”, aquel que se expresara en el compromiso que establecieran
Ariadna y Teseo y que éste último rompiera en su huida de Creta, luego que
Ariadna lo ayudara a matar al minotauro y salir con vida del laberinto. Con ello
establecemos el vínculo antiguamente quebrado entre el dios Dionisio, que corre a
socorrer a la abandonada Ariadna, y los dioses Apolo y Atenea, dioses de
Atenas, ciudad natal de Teseo y cuna del programa metafísico.
Figura 2.
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Figura 3.
CUERPO
EMOCIONALIDAD LENGUAJE
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
FENÓMENO MUNDOS
Y OBSERVADOR
MÚLTIPLES
EXPLICACIÓN
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Los seres humanos no sólo perciben el mundo con sus sentidos, lo perciben
también con sus distinciones . Muchos de los objetos que pueblan sus mundos,
no son objetos provistos por nuestros sentidos sino que surgen de la capacidad
que nos provee el lenguaje de distinguir algo de lo demás. A través del acto de
distinguir, separamos algo de un trasfondo y lo constituimos en objeto de
observación. No todo lo que observamos nos es provisto por los sentidos. La
capacidad de hacer distinciones es uno de los instrumentos más poderosos que
nos provee el lenguaje. A través de nuestras distinciones los seres humanos
introducimos orden en el caos. Pero lo hacemos de manera diferente. Una misma
situación es observada de manera distinta por quienes participan en ella de
acuerdo a las distinciones que cada uno trae a la mano.
Pero el lenguaje no sólo nos permite distinguir diferentes entidades, también nos
permite tomar posición frente a ellas. Los seres humanos no somos observadores
neutrales, descomprometidos con respecto a lo que observamos. Lo que
observamos nos importa y nos importa de maneras diferentes. En lo que
observamos horizontes más o menos abiertos de posibilidades, vemos
consecuencias, positivas o negativas. No somos observadores desprendidos de
posiciones, lo que observamos nos afecta de una u otra forma. Esa forma se
define en nuestra capacidad de enjuiciar lo que experimentamos. Como seres
lingüísticos, los seres humanos emitimos juicios frente a lo que encaramos y los
juicios que hacemos nos constituyen en observadores diferentes.
Por último, es necesario reconocer que el lenguaje no sólo nos permite distinguir y
hacer juicios. Entre múltiples otras cosas, también nos permite establecer
relaciones entre las entidades que distinguimos y construir diferentes tejidos de
sentido en los que tales entidades adquieren connotaciones y significados
diferentes. Ellos lo hacemos a través de la construcción de narrativas, de
explicaciones o de historias sobre lo que acontece. De acuerdo a las historias que
nos contemos, nos constituimos en distintos observadores y con ello definimos
diferentes posibilidades de acción.
Hemos dicho que no existen situaciones objetivas. ¿Que queremos decir con ello?
¿Estamos acaso sosteniendo que todo es subjetivo? ¿Que todo lo que existe lo
constituye el observador? ¿Que fuera del observador nada existe? ¿Que, por lo
tanto, no existe una realidad exterior al observador? Estas preguntas requieren
ser separadas.
Mundos múltiples
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Esta fueron, por lo demás, los términos de una profunda confrontación registrada
en la Grecia antigua entre dos corrientes de pensamiento. Una de ellas era la
sostenida por los sofistas, la otra por los metafísicos. Para los sofistas, en el decir
de Protágoras, uno de sus más destacados representantes, “el hombre es la
medida de todas las cosas” y por lo tanto la referencia de lo que invocamos remite
a nosotros mismos. En la sentencia de Protágoras encontramos la primera
referencia a la teoría del observador. Gorgias, otro sofista de importancia, sostiene
que todo lo que existe, de existir efectivamente de la manera que existe, es
incomprensible a los hombres y si, por algún motivo, fuera comprensible, sería
incomunicable a cualquier otro.
Para los metafísicos, Platón y Aristóteles, la posición tomado por los sofistas
resulta inaceptable. Sus objeciones apuntan precisamente a las preguntas que
hemos planteado: si el hombre es la medida de todas las cosas, no tenemos
como resolver entre lo verdadero y lo falso y, por tanto, todo es igualmente
legítimo. Es más, ello hace imposible la convivencia. La tarea de los filósofos, tal
como la conciben los metafísicos, es precisamente investigar el ser de las cosas y
establecer la verdad. Como resulta hoy evidente, la disputa entre los sofistas y los
metafísicos fue entonces ganada por los segundos.
La verdad nos crea la ilusión de una referencia que nos trasciende como seres
humanos, que se sitúa más allá del mundo de los fenómenos naturales (es, en
último término, metafísica) y que una vez alcanzada obliga a subordinarse a ella.
El problema central que esto plantea se revela cuando entendemos que no
existen verdades puras, sino sólo verdades invocadas por alguien. La verdad no
se erige como tal por si sóla. Siempre hay alguien que la invoca, alguien que dice
lo que dice y que luego sostiene que aquello que dice es la verdad. Una vez que
alguien identifica lo que dice con la verdad, esta última le confiere el poder de
sometimiento de los demás que a ella se le asigna. Por mi boca no sólo digo lo
que opino, por mi boca ahora se manifiesta la verdad. Invocar la verdad equivale a
autoconferirme poder sobre las opiniones de los demás. Y ello define el tipo de
relaciones y las modalidades de convivencia que construiré con ellos.
Una vez que vemos al criterio de verdad como criterio de poder, nos damos
cuenta que la verdad no resuelve lo que inicialmente se propone: establecer una
modalidad de convivencia fundada en criterios trascendentes que escape a la
imposición arbitraria de las voluntades de unos sobre los otros. Sólo ha legitimado
la arbitrariedad, confiriéndole una coartada trascendente. La verdad no nos
permite escapar de una lógica de convivencia fundada en el poder, sólo la
esconde. Pero al hacerlo, despliega despiadadamente el propio poder que oculta.
Sostenemos que una forma adecuada para encarar este problema es colocando
la cuestión de la convivencia humana como referente central desde el comienzo.
Ello implica conferirle a la ética la primacía frente al conocimiento. Ello significa
Nuestra propuesta no elude el tema del poder. Reconoce que, al final, nuestras
interpretaciones serán evaluadas por las posibilidades que sean capaces de abrir
y de cerrar y, por ende, por el poder que posean. Pero entra en el territorio del
poder desde el dominio de la ética, comprometida desde el comienzo con
opciones que concibe capaces de construir relaciones fundadas en la mutua
legitimidad como principio rector de nuestra convivencia. Cuestiona la invocación
del criterio de verdad porque abusa de un poder que reclama para sí y mientras lo
esconde. Invoca al poder por su nombre buscando sus formas legítimas de
ejercerlo.
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Los seres vivos, nos dice el Dr. Humberto Maturana, somos seres
estructuralmente determinados. Reaccionamos de la forma como lo hacemos de
acuerdo a nuestra estructura. Hemos sostenido que si queremos entender la
estructura básica que nos constituye en el tipo de observador que somos, basta
con remitirnos a tres dominios fenómenicos: el de nuestra corporalidad, de
nuestra emocionalidad y el del lenguaje. Allí se contiene la estructura básica del
observador que somos. No necesitamos ir más lejos para entendernos como
observadores.
La noción de inquietud
Figura 7.
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Cada acción, por lo tanto, remite al tipo de observador que define la situación de
una determinada manera, como, asimismo, a la necesidad de actuar en ella de
una u otra forma. Una manera de dar cuenta de lo que estamos diciendo es
acuñando una distinción a través de la cual esta noción se exprese. Para estos
efectos, acuñamos la noción de inquietud. Inquietud, decimos, es la respuesta
dada por un observador cuando se pregunta que lleva a un determinado individuo
(que puede ser él mismo) a actuar. Es la interpretación que construimos para
conferirle sentido al actuar humano.
La inquietud, por lo tanto, apunta siempre a una interpretación del actuar. Como
tal, no tiene sentido preguntarse sobre la inquietud real, la verdadera, la objetiva.
La inquietud es siempre una interpretación que busca conferirle sentido al actuar
humano, reconociendo el carácter comprometido e interesado del observador. Es
la historia que alguien construye (pudiendo ser el mismo actor) de por qué alguien
actúa como actúa, o de qué se está siendo cargo el actor al actuar. La respuesta
ofrecida nos hablará del tipo de observador que hace que el actor actúe como
actúa.
Figura 8.
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Figura 9
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Desde la perspectiva del observador, podemos ahora entender que una cosa son
las experiencias desde las cuales observamos distintos fenómenos y otra cosa
diferente son las explicaciones que como observadores somos capaces de ofrecer
para entender tales fenómenos. Mientras el fenómeno pertenece a la experiencia,
la explicación pertenece al observador. Mientras los fenómenos podrán, en
muchos casos, repetirse recurrentemente, como sucederá con el caer de las
manzanas, las explicaciones de los mismos podrán variar de acuerdo al poder que
cada una de ellas sea capaz de exhibir.
Figura 10.
LENGUAJE
OBSERVAR - DISTINCIÓN
AL - JUICIO TRES
OBSERVADOR - NARRATIVA DOMINIOS
PRIMARIOS
- PROBLEMAS
- POSIBILIDADES INQUIETUD HISTORIA
- SOLUCIONES
Hemos dicho que los seres humanos somos, como especie, un tipo de observador
diferente de nuestro entorno de lo que son otros animales. Hemos sostenido
también que como individuos, miembros de una misma especie, mantenemos
importantes diferencias de acuerdo al tipo de observador que somos. Sin
embargo, hay algo más que añadir al referirnos a las diferencias que tenemos
como observadores.
Figura 11.
INQUIETUD TRANSPARENCIA
ACCI N
LENGUAJE ES
ACCI N GENERA ACCIÓN
SER
En este sentido, una de las distinción más importante que nos provee la teoría del
observador es la de inquietud. La inquietud, tal como lo hemos sostenido
previamente, habla de aquello que nos lleva a actuar en una determinada manera.
Como tal, la noción de inquietud integra múltiples aspectos.
Pero existen también factores no discursivos que participan con no menos fuerza
en la forma como una comunidad y sus miembros confieren sentido. Nos
referimos a las prácticas sociales que predominan en una comunidad, a las
formas concretas de operar a través de las cuales los individuos hacen lo que
hacen. Tales prácticas definen para ellos “la manera” de hacer las cosas dentro
de esa comunidad. Se trata muchas veces de prácticas que no poseen un
referente discursivo. Los miembros de la comunidad a menudo no tienen siquiera
conciencia de que esa es su forma de operar y menos de que las cosas puedan
hacerse de manera diferente.
Figura12.
INQUIETUD TRANSPARENCIA
ACCI N
LENGUAJE ES
ACCIÓN GENERA ACCIÓN
SER
El lenguaje es acción
Figura13.
INQUIETUD TRANSPARENCIA
ACCIÓN
LENGUAJE ES
ACCIÓN GENERA ACCIÓN
SER
Para la interpretación tradicional la acción es un atributo del ser. Cada vez que
observamos una acción, podemos referirla al ser que la realiza. Toda acción, por
lo tanto, es una manifestación de quién la lleva a cabo. “Por sus acciones los
conoceréis”, nos dice la Biblia. Desde esta perspectiva, el ser siempre precede a
la acción o, a la inversa, como nos lo señala Tomás de Aquino, la acción sigue al
ser (“Agere sequitur esse”).
Estamos de acuerdo que todo actuar revela una particular modalidad de ser y que
a partir de nuestros comportamientos logramos entender como somos. Ello es
obviamente muy importante. Sin embargo, frente a la concepción tradicional,
proponemos dos correcciones.
Ambas representan una particular inversión de los términos que establecen que la
acción es un atributo de ser.
INQUIETUD TRANSPARENCIA
ACCI N
LENGUAJE ES
ACCI N GENERA ACCIÓN
SER
Cuando hablamos de la persona, del tipo de ser que somos, y decimos que la
persona es un principio explicativo fundado en las coherencias de nuestro actuar,
no podemos dejar afuera al observador que somos. Las acciones que lleva a cabo
el observador en cuanto observador, antes de iniciar otro tipo de acciones, nos
constituyen con igual fuerza como el resto de nuestras acciones. Nuestra noción
de persona humana integra tanto nuestro actuar como el tipo de observador que
nos conduce a la acción.
Figura15.
OBSERVADOR
ACCI N
PERSONA
PRINCIPIO
EL MISTERIO EXPLICATIVO FUNDADO
EN LAS ACCIONES
A
PERSONA
CONDICIONAMIENTO RELACIONES Y
SOCIAL E CONVERSACIONES
HISTÓRICO
Desde nuestra perspectiva que entiende el ser como una función del actuar, el
actuar transforma al ser. En la medida que actuemos diferente, seremos
diferentes. El actuar es el principio activo de nuestro devenir. A través de la
acción, los seres humanos somos capaces de trascender las fronteras de nuestro
ser y acceder a nuevas formas de ser. A la vez que somos criaturas, seres
creados, los seres humanos participamos con los dioses en el proceso sagrado de
la creación.
De la acción a la interacción
Hemos sostenido que la acción nos constituye. Ello es sólo parcialmente válido.
Como seres sociales y, particularmente, como seres lingüísticos, no sólo
actuamos en el mundo, sino que participamos en procesos constantes de
interacción con otros. Nuestras acciones desencadenan en otros reacciones y
PRINCIPIO
EL MISTERIO EXPLICATIVO FUNDADO
EN LAS ACCIONES
A
PERSONA
CONDICIONAMIENTO RELACIONES Y
SOCIAL E CONVERSACIONES
HISTÓRICO
Los seres humanos, ha señalado Martin Buber, somos seres dialógicos, seres que
nos constituimos en diálogos con los demás. Siguiendo la lógica de
argumentación anterior, no podemos simplemente decir que somos de una
particular forma y, a partir de como somos, conversamos con los demás. Las
conversaciones en las que participamos cumplen un rol activo en constituirnos en
el tipo de persona que somos. El individuo y sus relaciones son términos
mutuamente dependientes y no es posible privilegiar a uno sobre el otro. Así como
no podemos negar que como individuos entramos en relaciones que llevarán
nuestro sello individual, no es menos ciertos que como individuos también
llevamos el sello de las relaciones en las que participamos.
Cada uno lleva consigo en su desarrollo algo, un pedazo del alma, de quienes han
sido parte de nuestras relaciones. Cada relación participa en moldearnos de una u
otra forma. Es así como somos parcialmente portadores del tipo de relaciones que
tuvimos con nuestros padres, hermanos, maestros, amigos, colegas. Llevamos
con nosotros la historia de nuestros amores. Llevamos también la historia de
nuestros conflictos personales. Nuestros enemigos participan en hacernos como
somos de misma forma como lo hacen nuestros amigos. Somos el resumidero de
todas las relaciones que hemos tenido durante nuestras vidas.
Estamos condicionados por el lugar que ocupamos en sistemas más vastos que
nosotros mismos. Pero nuevamente nos enfrentamos a una relación de mutua
dependencia entre el individuo y los sistemas sociales a los que pertenece. Así
como no podemos dejar de reconocer el carácter condicionante que el sistema
ejerce sobre el individuo, tampoco podemos desconocer la capacidad de los
individuos de transformar los sistemas de los que forma parte.
PRINCIPIO
EL MISTERIO EXPLICATIVO FUNDADO
EN LAS ACCIONES
A
PERSONA
CONDICIONAMIENTO RELACIONES Y
SOCIAL E CONVERSACIONES
HISTÓRICO
Figura 19.
ACCIÓN DE “B” ES EL RESULTADO DE “A”
O A
A O
En la medida que nos restrinjamos a observar las acciones del otro, limitamos
nuestras propias posibilidades y comprometemos el tipo de relación que
podremos establecer con él.
Figura 20.
CAMPO
VISUAL
DE
O “A”
A
CAMPO
VISUAL A
O
DE
“B” PERSONA “A”
PERSONA “B”
Figura 21.
CAMPO
VISUAL
DE
O “A”
A
CAMPO
VISUAL A
O
DE
“B” PERSONA “A”
PERSONA “B”
Al observar el observador del otro nos abrimos a algo importante. Con ello
eliminamos la arbitrariedad en el actuar del otro y, al reconocer la coherencia
No sostenemos, por lo tanto, que todo actuar sea legítimo. Pero si sostenemos
que sin la noción del observador tendemos a menudo a colocar en la ilegitimidad
a quienes simplemente no logramos entender en sus coherencias. Hacemos
ilegítimo al otro en razón de nuestras propias insuficiencias, en razón de las
debilidades que tenemos nosotros como observadores.
Todo esfuerzo por entender al otro en su actuar e, incluso, por entenderlo como el
tipo de observador que es y que lo lleva a actuar como lo hace, remite al
observador que somos nosotros mismo y a explicaciones producidas por este
observador. Por un observador siempre limitado e incapaz de acceder al otro tal
cual éste es. No sabemos como las cosas o las personas con las que
interactuamos son. Sólo sabemos como las observamos o las interpretamos. Es
importante no olvidarlo pues esto es quizás uno de los aspectos más importantes
que resulta de la perspectiva del observador.
Figura 22.
PRINCIPIO
EL MISTERIO EXPLICATIVO FUNDADO
EN LAS ACCIONES
A
PERSONA
CONDICIONAMIENTO RELACIONES Y
SOCIAL E CONVERSACIONES
HISTÓRICO
Esto define, desde otro lado, el tipo de relación que establecemos con ellos y
configura una modalidad de convivencia no sólo fundada en el respeto mutuo,
sino también en una profunda y mutua humildad en la forma como hacemos
sentido de nosotros y los demás. La noción del misterio de la persona humana
está en el corazón de lo que planteamos y ella es también uno de los pilares de la
propuesta que hacemos para fundar una nueva ética de la convivencia.
Desde la teoría del observador emerge una segunda opción de aprendizaje, que
llamaremos aprendizaje de segundo orden. Ella se caracteriza porque no busca
intervenir directamente en nuestra capacidad de acción, sino que busca
transformar esta capacidad de acción indirectamente a través de un esfuerzo por
modificar el tipo de observador que somos. Este es un aprendizaje que tiene una
incidencia de mucho mayor profundidad pues está dirigido a aquella zona en la