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Tesis para Reflexionar y Discutir

Juan Pablo Contreras Godoy

1) Todo pensamiento crítico supone una crisis

Los pensamientos clásicos vinculaban, etimológicamente, la crisis al crisol. Así el tiempo


de crisis se asemejaba al paso de un metal por el recipiente que lo fundía y lo purificaba. El
cristianismo integró esta idea a la vivencia del calvario que, desde la fe, concluye en una
nueva vida. Y la sabiduría popular suele decir que “lo que no te mata, te fortalece”.
Si recorremos la historia de la Modernidad veremos que el surgimiento de teorías que
pudieran ofrecer certezas está vinculado a períodos de fuertes crisis, particularmente,
guerras, grandes conflictos, o abusos. Nicolás Maquiavelo (1469-1527); Tomás Moro (1478-
1535); y Martín Lutero (1483-1546), así lo atestiguan. El primero como asesor político
escribe El Príncipe; el segundo: Utopía; y el tercero lideró, junto a Jean Calvin (1509-1564)
la Reforma Protestante de la Iglesia. Con ella vendrán las Guerras de Religión (1524-1697),
y René Descartes publica el Discurso del Método en 1637. En el siglo XVIII continuarán las
guerras en Europa, y hacia fines de ese siglo tendrá lugar la Revolución Francesa (1789). En
Francia Diderot y D’Alambert escriben y publican la Enciclopedia ilustrada entre 1751 y
1772, y en Alemania Emanuel Kant publica la Crítica de la Razón Pura el año 1781 y La Paz
Perpetua en 1795. En el siglo XIX el cristianismo y lo monárquico fueron fuertemente
puestos en cuestión. Hegel como filósofo habita en ambos siglos XVIII y XIX, y en plena crisis
desarrolla un pensamiento que postula la unidad de todo lo real de manera objetiva
mediante el despliegue del Espíritu Absoluto en la historia de la humanidad, llegando a
postular el fin de la historia. El XIX será el siglo de la Revolución Industrial. Ella significará
un gran avance productivo y al mismo tiempo un cuestionamiento respecto de la
explotación de la mano de obra, y respecto de la distribución de la riqueza. En tal contexto
aparecerán varios pensamientos críticos dentro de los cuales destacará el de Karl Marx. En
el siglo XX la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt heredará el pensamiento de Marx. Y
las Guerras Mundiales, y luego la Guerra Fría, revelarán una gran complejidad: la distinción
entre lo bueno y lo mal se hace tremendamente confusa; que la existencia de dobles y
triples agentes así lo muestra, y que se instala un gran cinismo, pues la falsa conciencia, se
vuelve falsa conciencia ilustrada, es decir, falsa conciencia que busca justificarse.
En síntesis, el pensamiento crítico o cualquier crítica surge ante una situación histórica
en la que las respuestas convencionales y tradicionales parecen no alcanzar como
respuestas válidas o verse superadas como tales. Y la historia nos muestra que no existe
una teleología, sino más bien situaciones complejas y confusas a las que hay que responder.
Mi hipótesis es que las crisis principales de nuestro tiempo tienen que ver con lo
antropológico, es decir, con cómo comprendemos nuestra humanidad hoy, y con lo
ecológico, con cómo comprendemos nuestra existencia en el planeta hoy.
2) Toda crisis supone distintas disposiciones afectivas que la interpretan

Cuando hablamos de comprensión de una crisis nos referimos al involucramiento y


compromiso de todas las dimensiones humanas: sensibilidad, afectividad, intelectualidad,
historicidad, sociabilidad, y tecnicidad. Ahora bien, siguiendo a una de las corrientes de
pensamientos principales del siglo XX, la dimensión afectiva tiene un protagonismo
existencial en nuestra apertura comprensiva, en el sentido que desde ella se nos abre el
mundo (Heidegger, 1927). Sin embargo, ella es una especie de “caja negra” en nuestra
existencia. Por de pronto, el psicoanálisis nos dice que en los primeros meses y años de
vida, sin que tengamos desarrollos lingüísticos y reflexivos vivimos distintos traumas. De ahí
que a la disposición afectiva solamos interpretarla como estados de ánimo. Solemos decir
que estamos angustiados, asombrados, perplejos, entusiasmados, deprimidos,
esperanzados, eufóricos, pesimistas, indiferentes, horrorizados, tranquilos, neutros,
serenos, desesperados, etc. Y cuando decimos uno de estos estados existenciales, la vida,
el mundo, se nos está abriendo (y cerrando) de esas maneras. Por tanto, las crisis las
interpretamos desde tales disposiciones o estados.

3) Toda disposición afectiva abre y cierra un mundo epocal

Nuestros estados anímicos en medio de las crisis hacen que se nos abra y cierre nuestro
propio tiempo como un mundo epocal determinado. Y en ese sentido vemos apertura de
posibilidades, de oportunidades, y también vemos que se nos cierran ciertos tipos de
desarrollos. Y así el mundo epocal no es el mismo para todes. En una época existen diversos
y distintos mundos según las disposiciones afectivas colectivas que se den. Así, la
globalización tiene muchas localidades. La globalización no es la misma vista y vivida desde
un pueblo chino que desde Punta Arenas. No es la misma en tierra mapuche que en la
ciudad de Las Vegas en Estados Unidos. Y, sin embargo, se pueden dar vivencias parecidas
desde mundos tan distintos.

4) Todo mundo epocal supone historicidades en conflicto

Todo lo anterior no es en el aire. Es muy concreto, perceptible e interpretable, porque


el mundo se nos ofrece a partir de imaginarios, visiones, pensamientos, discursos, prácticas,
modos de relacionarse, políticas, leyes, normativas, etc. Y todas esas formas son históricas:
tienen historia, se han hecho en la historia, y han hecho historia. Y a todo ese conjunto se
le denomina historicidad. Todo ser humano posee la dimensión de la historicidad, pues es
la historia la que lo hace un ser humano, su existencia se desarrolla en la historia, y al hacerlo
como persona hace historia. Y como esto ha sido así siempre, han surgido, y seguirán
surgiendo distintas historicidades. Por ejemplo, en la pandemia se nos ha transformado
como seres humanos, hemos desarrollado nuestra existencia en ella, y hemos hecho
historia en ella: vacunándonos o no, usando mascarilla o no, etc.
5) La Tecnicidad es una dimensión de lo humano, no es algo separado de lo
humano. Es una extensión de lo humano hacia dentro y hacia fuera que
transforma a lo humano mismo

Con el término tecnicidad aludimos a la capacidad del ser humano de desarrollar y


extender su propia humanidad. En ese sentido las técnicas y las tecnologías forman parte
de lo humano en cuanto lo desarrollan y expanden. Esto ha sido así desde las expresiones
lingüísticas y simbólicas primitivas y los trabajos materiales. Ambas técnicas: lingüísticas-
simbólicas y manuales, fueron expandiendo y transformando a los homínidos hacia lo
humano. Los sonidos lingüísticos y el trabajo de la piedra y el fuego, fueron transformando
la realidad de los homínidos y sus mentes y su cuerpo. Lo humano se da en un contexto de
cuidado de la existencia en la que las hembras y las crías son puestas al centro, y donde la
alimentación adquiere más proteínas. Así crece el cerebro y el parto se hace prematuro,
haciendo que se requiera ese mundo cuidado que acoja y que permita seguir con el
desarrollo de las criaturas. Desde entonces hasta hoy, eso es lo crucial del mundo humano.
Y si los astrofísicos hoy buscan con inteligencia artificial planetas donde se pueda dar la vida,
es porque tenemos una cierta disposición afectiva que nos dice que hemos llevado a la
Tierra a sus límites.

6) En la Modernidad la voluntad de poder de los seres humanos provocó que sus


propios dinamismos y productividades se volvieran inmensas, y en ese sentido
que fueran por delante y por arriba y arrastraran a los seres humanos. Así,
éstos van a la siga de sus propias producciones.

Acaso el primer proyecto haya sido el lanzamiento de una piedra que hizo que el
homínido lo siguiera con su vista, y al observar que daba en algo que podía considerarse un
blanco lo hizo comprender y teorizar (Sloterdijk, 2001). Así el primer proyectil habría sido
el primer proyecto. Cuenta la leyenda que Isaac Newton estaba sentado a la sombra de un
árbol frutal, apoyada su espalda al tronco, cuando un fruto cayó de maduro y golpeó su
cabeza, y que tal caída lo habría hecho teorizar. El asunto es que el ser humano parece que
siempre ha sido un proyecto lanzado hacia adelante y hacia arriba, un vector decía
Nietzsche, y que por así serlo, su comprensión de sus propios lanzamientos va a la siga, va
en retardo. Así no es raro que la Educación y la Formación vayan siempre en retardo
respecto de los proyectos modernos… apúrense necesitamos técnicos en…. Ahora bien, otra
cosa es que la Educación y la Formación vayan en atraso (como en nuestro país).

7) Toda historicidad se las tiene que ver con experimentaciones, ensayos, en


medio de la incertidumbre. Y así se dan aporías, antinomias, y paradojas

Si nuestras producciones – la inteligencia artificial hoy, por ejemplo – van por delante
de nosotros, y la historia nos hace, y nos hacemos en la historia, y hacemos historia, el
desarrollo de nuestra existencia se da preferentemente en la incertidumbre y en situaciones
críticas. Necesitamos experimentar y ensayar respuestas ante los desafíos inciertos.
Necesitamos comprender las situaciones críticas que vivimos y en ese ejercicio a veces nos
encontramos con aporías (callejones sin salida de la reflexión: “sólo sé que nada sé”); con
antinomias (visiones opuestas que no se pueden resolver: libertad – determinismo; finito –
infinito, etc.); y con paradojas. De estas últimas hay de dos tipos: las lógicas, que en cierto
sentido son como antinomias; y las estéticas. De las primeras un ejemplo: el Informe del
PNUD para Chile del año 1998 se tituló “Las Paradojas de la Modernización”, y la central
que relevaba el informe era aquella entre la percepción del beneficio del crecimiento
económico y la percepción de pérdida de felicidad. Es decir, la paradoja lógica sería entre
eficiencia y calidad de vida, y como tal provoca a que se responda y se tomen medidas, a
que se defina un qué hacer.
La paradoja estética supone una expresión discursiva que afecta la disposición
afectiva de la persona que la dice y de las personas que la leen o escuchan. “Para vivir fuera
de la ley, hay que ser honesto” (Bob Dylan). Tal expresión no invita a ser delincuente, sino
a estar más allá de la ley, invita a lo extraordinario. Lo mismo el pasaje evangélico donde
los Fariseos ponen a prueba a Jesús llevándole una mujer que dicen haber encontrado
cometiendo adulterio: la ley de Moisés nos manda a apedrear a esta mujer, pero también
nos dice “no matarás”, ¿qué dices tú maestro”?… El que esté libre de pecado que lance la
primera piedra.

8) Una Antinomia mayor en la Modernidad ha sido aquella entre Naturaleza y


Cultura y acaso las respuestas más paradójico-estéticas han provenido con los
neologismos: autopoiesis; híbrido; y antropotécnica…

Con el primero Humberto Maturana y Francisco Varela expresaron que la creatividad y


adaptabilidad (poiesis) de un organismo vivo se daba a partir de su propio sistema (auto)
vinculado a un medio ambiente. Niklás Luhmann un gran filósofo social alemán del siglo XX
se apropió críticamente de este término y lo llevó a la vida en sociedad. Maturana no aceptó
la extrapolación porque se trataría de dos ciencias distintas. Varela sí lo aceptó pues habitó
claramente en lo interdisciplinar. Y el trabajo de Luhmann para comprender la vida social
ha sido muy fructífero justamente porque da cuenta de ella de manera multidimensional
enfatizando que el ser humano es un ser cultural y social, y, como lo dijera Heidegger, la
naturaleza ya es una interpretación de una parte del mundo de parte del ser humano, y en
ese sentido también sería cultural. Bruno Latour avanza la tesis de que “jamás hemos sido
modernos” si por moderno se entiende la distinción entre lo natural y lo cultural. Para
Latour todas nuestras producciones son naturales-culturales, son híbridos. Y Peter
Sloterdijk recupera un término inventado en los años ’20 por unos científicos rusos que
recibieron el mandato de modelar al ser humano del siglo XX y del futuro. Tal ejercicio que
considera la tesis en la que se encuentran, sin quererlo, Marx y Nietzsche, que avanza que
sería el ser humano (con sus dinamismos productivos) el que produce al ser humano (y no
la naturaleza, ni los dioses), tal ejercicio disciplinar y total lo denominaron Antropotécnica.
El modelo neoliberal sería una antropotécnica; y así también la inteligencia artificial, y
singularity…
9) En la modernidad tardía ciertas historicidades nos empujan y provocan hacia
una vivencia de nuestra humanidad y hacia un habitar el planeta bajo un modo
y un estilo trans.

Si lo propio de lo humano siempre ha sido proyectarse, no debería extrañar que el


movimiento, que el espacio y el tiempo, hayan sido fenómenos que desde siempre
inquietaron y motivaron a los seres humanos. En su actitud contemplativa del Universo, los
seres humanos, desde siempre han observado movimientos, y se han maravillado con la
movilidad, con los procesos, y con los dinamismos de la vida. De ahí que transitar y
trascender puedan considerarse también como lo propio de lo humano.
Pues bien, en la Modernidad lo trans se hizo inmenso, se hizo globalización navegante,
viaje espacial. Y así también la comprensión de la humanidad misma se hizo más existencial
dinámica que esencia fija (alma).
Hoy vivimos en medio de inmensos desafíos complejos y dinámicos de lo trans. Lo
masculino y lo femenino se entrelazan y se comunican en todes. Sondas espaciales nos
transmiten la expansión de nuestro mundo. Y en la Universidad se nos invita y provoca a
investigar de una manera transdisciplinar…
La pregunta es si lo transdisciplinar no será una manera en retardo de orientar lo trans
moderno tardío… una manera que se pregunta hacia dónde vamos, y hacia dónde podemos
ir… La pregunta es si lo transdisciplinar acaso sea la Ética del siglo XXI…

10) Si la Dialéctica como pensamiento en movimiento crítico ha sido lo propio de


Occidente desde Platón a Hegel y Marx, y más acá, y si ciertos pensamientos
contemporáneos (moderno tardíos) la han puesto en cuestión y se han
desmarcado de ella (Nietzsche, Benjamin, Heidegger, Wittgenstein, Merleau-
Ponty; Arendt; Günther; Deleuze; Foucault, entre otras personalidades), cabe
preguntarse si acaso lo transdisciplinar nos está empujando y provocando
hacia un pensar y un habitar post-crítico.

Si se ven los diálogos de Platón se verá que mediante la puesta en escena de distintos
argumentos se llega siempre a una verdad. Aristóteles puso aquello bajo forma de
silogismos. Y la Escolástica se estructuró a partir de ellos. Descartes inauguró el discurso
del Método, Kant la dialéctica trascendental; Hegel el despliegue del Espíritu Absoluto que
hacía avanzar la historia hacia la unidad total entre realidad-objetividad mediante un
sistema en el que la tesis subsumía a la antítesis generando una síntesis; y Marx expuso que
la ideología, que la superestructura que justificaba el modelo de producción capitalista era
una falsa conciencia en el proletariado que no le permitía ser libre, sino vivir enajenado.
Toda dialéctica supone un adversario a superar, un contrincante a vencer. La Crítica en
la Modernidad ha sido preferentemente dialéctica… La pregunta es si acaso los inmensos
acontecimientos del siglo XX nos han llevado, y nos estén llevando, hacia una comprensión
distinta de la crítica, y de la dialéctica, una que establezca una tensión entre competitividad
y colaboración, y que en ese sentido sea una post-crítica, una post-dialéctica… o acaso sea
una que al igual que Heráclito la pensara tuviera que responder a lo complejo y confuso de
los pálpitos de la vida… Y en ese sentido esa post-dialéctica ¿sería también la Ética para el
siglo XXI?

11) La crítica ha tendido a entenderse cada vez más como un proceso en el que
la persona que la realiza está envuelta e involucrada: a partir de ahí se ha ido
instalando la autocrítica y la honestidad intelectual. Y de una manera más
radical la deconstrucción o desmantelamiento genealógico de nuestros
pensamientos y discursos.

12) La puesta en cuestión de todos los ismos – incluido el cinismo – nos ha puesto
en una situación muy compleja en la que nuestra finitud se golpea con lo
inmenso haciendo muy improbable que emerja lo honesto

13) Sin embargo, la honestidad es un fenómeno relacional que emerge desde la


exposición de lo humano en búsqueda de mayor vida y de la recepción que
también la busca: “quien dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi
corazón” (Fito Páez).

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