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Historia de Francia

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De izquierda a derecha y de arriba abajo: Vercingetórix y Julio César, Clodoveo, Carlomagno, Juana de
Arco, Luis XIV, toma de la Bastilla, Napoléon Bonaparte, La libertad guiando al pueblo, tropas coloniales
francesas en África, batalla de Verdún, liberación de París, banderas de Francia y la Unión Europea.

La historia de Francia comienza en fuentes escritas durante la Edad del Hierro, cuando historiadores
romanos llaman a la región la Galia. Esta estaba habitada principalmente por los galos, pueblos de origen
celta que no mantenían una unidad política, rivalizaban entre ellos y usaban la escritura de manera
marginal. Los galos realizaron varias incursiones fuera de sus territorios originales, entre ellas una
invasión a Roma en el siglo iv a. C.

La República romana conquistó el sur de la Galia a finales del siglo ii a. C. y estableció la provincia de
Galia Narbonense. Julio César anexó el resto de la región durante la guerra de las Galias (58-51 a. C.) La
conquista trajo consigo una fusión de las culturas celta y romana y finalmente la romanización de los
galos y la plena integración del territorio dentro del Imperio romano.

En los últimos años del Imperio Romano, la Galia fue escenario de constantes incursiones de pueblos
germánicos, de entre los cuales los francos llegarían a dominar el territorio desde el siglo v hasta el siglo
xv. La primera dinastía franca fue la de los merovingios, quienes con su rey Clodoveo unificaron la Galia.
La segunda dinastía, los carolingios, fundada en 751, construyó un imperio en Europa occidental bajo
Carlomagno en los siglos viii y ix. Este imperio quedaría dividido entre sus nietos en 843 por el tratado de
Verdún, que separó Francia Occidental de Francia Oriental, la cual se convertiría en antecesora de
Alemania. La tercera dinastía franca, la de los Capetos, se hizo del poder en Francia Occidental desde
987. Los Capetos, originalmente con escaso poder sobre los señores feudales, lo incrementaron
considerablemente gracias a sus campañas militares y su alianza con la Iglesia. En el siglo xii, Felipe
Augusto fue el primero en ser nombrado "rey de Francia" en lugar de "rey de los francos". Felipe IV
(1268-1314), el más poderoso rey de los Capetos, logró el dominio sobre el papa y la Iglesia.

A la muerte del último de los Capetos directos en 1328, sobrevino una crisis sucesoria entre la Casa de
Valois y la Casa de Plantagenet. La primera accedió al trono y la segunda, de origen francés pero
gobernante en Inglaterra, también era pretendiente. La crisis originó la guerra de los cien años (1337-
1453), en la que Francia fue devastada. Los Plantagenet dominaron en la primera parte de la guerra,
pero los Valois lograron imponerse en la fase final. En esta guerra surgió Juana de Arco, una adolescente
campesina que logró encabezar el ejército francés y erigirse en heroína nacional.

Entre los siglos xvi y xviii, el poder de los reyes franceses se consolidó en el Antiguo Régimen. En el siglo
xvi llegaron el Renacimiento y la reforma protestante y con esta última, las guerras de religión (1562-
1598), que originaron una nueva crisis sucesoria y la llegada al poder de la Casa de Borbón con Enrique
IV en 1589. Francia permaneció católica y la alianza de la monarquía con la Iglesia se consolidó. A partir
del siglo xvi Francia comenzó a forjar un imperio colonial con posesiones en Norteamérica, las Antillas y
la India. Al mismo tiempo, se vio involucrada en numerosas guerras por la hegemonía en Europa,
principalmente contra España, el Sacro Imperio Romano Germánico e Inglaterra. El auge del Antiguo
Régimen se alcanzó con el absolutismo de Luis XIV, conocido como el "rey sol".

La monarquía fue derrocada por la revolución francesa (1789-1799), una serie de eventos de impacto
universal que encumbró en el poder a la burguesía y dio protagonismo a las masas. Se estableció la
primera república francesa en 1792 y el país fue atacado por varios países. La primera república fue
abolida en 1804 con la proclamación de Napoleón Bonaparte como emperador de Francia. Napoleón
combatió contra las monarquías absolutistas y logró la sumisión de gran parte de Europa gracias a su
gran talento militar hasta ser derrotado (1815).

La monarquía regresó en 1814, pero sin los privilegios anteriores. Una nueva revolución estalló en 1830
contra lo que los liberales consideraron un intento del rey por restaurar el Antiguo Régimen, y el
resultado fue la monarquía de julio (1830-1848), un gobierno monárquico de corte más liberal. Este
gobierno, cada vez más autoritario, fue derrocado en 1848 por una tercera revolución, que dio paso a
una breve segunda república y sirvió de ejemplo en varios países de Europa. En 1852 el presidente Luis
Napoléon Bonaparte estableció el segundo imperio francés. Durante el siglo xix Francia se industrializó y
siguió una política imperialista. El segundo imperio fue derrotado en 1870 por Prusia, una nación
alemana en ascenso y rival de Francia. Ese año se inició nuevamente un sistema republicano. La tercera
república, parlamentaria, laica y de libertades, se arraigó en la sociedad, al mismo tiempo que
conquistaba un vasto territorio colonial en África y Asia que rivalizaba con el Reino Unido y sobre todo
con Alemania. Francia pactó con el Reino Unido la Entente Cordiale, que más tarde se convertiría en la
Triple Entente con la adhesión de Rusia. Francia y sus aliados combatieron contra Alemania y los
Imperios centrales durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Gran parte de la guerra se libró en el
norte de Francia, que a pesar de resultar vencedora sufrió serios daños económicos y más de 1,5
millones de muertes.

En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Francia fue invadida por la Alemania Nazi. La mitad norte del
país fue ocupada por tropas alemanas, mientras que la mitad sur fue gobernada por el régimen
colaboracionista de Vichy. En el imperio colonial el general Charles De Gaulle inició el movimiento
Francia Libre, que encabezó la resistencia contra la ocupación y el fascismo. El norte de Francia sirvió de
sitio de desembarco de numerosos ejércitos aliados durante la ofensiva contra Alemania. Francia, en
estado crítico por la devastación, fue liberada en agosto de 1944.

Después de la guerra, Francia se integró al bloque occidental durante la guerra fría, y desde entonces
forma parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) además de ser miembro
permanente del consejo de seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Recibió
importante ayuda financiera estadounidense y su economía creció de manera importante durante los
treinta años gloriosos (1946-1975). La cuarta república (1946-1958) intentó sin éxito reeditar el sistema
de la tercera, pero fue remplazada por la quinta república (1958-actualidad), cuyo sistema de gobierno
es semipresidencialista. En 1960 Francia se convirtió en el cuarto país en desarrollar armas nucleares. El
imperio colonial francés comenzó a desmoronarse durante la guerra de Indochina (1945-1954), la guerra
de Argelia (1954-1962) y la posterior descolonización de sus territorios africanos en la década de 1960.
Sus colonias restantes se integraron en departamentos y colectividades de ultramar. Francia fue una
pieza importante en la formación de la Unión Europea en 1993. En el siglo xxi, Francia sigue siendo
considerada una potencia en los aspectos económico, militar, político y cultural.
Prehistoria

Artículo principal: Prehistoria en Francia

Se ha encontrado utillaje de la industria achelense del homo erectus de hace 900 000 años en la gruta Le
Vallonnet,(generación de la clarisa) en el sur de Francia.

Existen importantes restos del paleolítico inferior en el río Somme y los Pirineos tradicionales (Hombre
de Neanderthal), así como en La Chapelle-aux-Saints, Le Moustier y La Ferrasie. Del paleolítico superior
hay abundantes vestigios de los hombres de Cro-Magnon, Grimaldi y Chancelade, datados en unos 25
000 años de antigüedad, los cuales están ubicados en el valle de Dordoña.1 Entre las más famosas
pinturas rupestres del mundo están las de Lascaux y de Font de Gaume, en los Pirineos franceses.

En el mesolítico algunas actividades agropecuarias fueron reemplazando en importancia a las cuevas, y


en el neolítico (desde el III milenio a. C.) surgió la cultura megalítica (que empleó menhires, dólmenes y
enterramientos). Desde alrededor de 1500 a. C. se inicia la Edad del Bronce, desarrollándose rutas
comerciales.

La Edad del Hierro y las culturas celtas se ubican dentro del I milenio a. C.

Protohistoria

Los primeros celtas

Carro funerario galo, utilizado entre los siglos viii y vi a. C.

Aunque existen pocas pruebas tangibles, existe una teoría según la cual la colonización de la futura Galia
por los celtas originarios de Europa Central comenzó hacia el año 1300 a. C., a finales de la Edad del
Bronce, con la cultura de los campos de urnas y terminó hacia el año 700 a. C. Otra teoría sugiere que los
primeros pueblos celtas corresponden a la cultura arqueológica de Hallstatt (800-400 a. C.) que se
desarrolló en Europa Central, incluido el este de Francia y se corresponde con los inicios de la Edad del
Hierro. Hacia finales del siglo viii a. C. se extiende la metalurgia del hierro y se constituye una aristocracia
guerrera gracias a la aparición de espadas de hierro y al combate a caballo. Los príncipes y princesas
celtas eran enterrados con armas y carros de gala, como en la tumba de Vix (550 a. C.-450 a. C.), en el
departamento de Côte-d'Or.

Según Tito Livio, las abundantes poblaciones de guerreros de las tribus de biturigios, arvernos, heduos,
ambarros, carnutos y aulercos bajo el mando del legendario biturigio Beloveso invadieron la llanura del
Po y se unieron a los ínsubres para fundar la ciudad de Mediolanum (Milán) hacia 600 a. C.
La Galia prerromana (siglo v - 51 a. C.)

El jefe galo Breno y Marco Furio Camilo durante el saqueo de Roma de 390 a. C.

Civilización gala

Oppidum celta (siglo i a. C. )

Reconstrucción de la muralla gala de Bibracte

Granja gala

moneda sécuana

La Galia, tal como fue definida por Julio César, era el territorio donde habitaban los galos, e incluía los
territorios actuales de Francia, Bélgica, Luxemburgo, norte de Italia, así como partes de Suiza, Alemania y
Países Bajos. Los pueblos galos se corresponden con la cultura arqueológica de La Tène, que es
considerada como el apogeo de la cultura celta. Los galos fueron un conglomerado de tribus celtas que
hablaban dialectos de un idioma común, pero no formaron una unidad política, sino rivalizaron entre sí.
Además de los galos, los romanos identificaban dos pueblos más: los aquitanos en el suroeste de la
Francia actual y los belgas en el noreste.

Los celtas provenientes de regiones del Rin, el Danubio o el Bosque Hercínico extendieron su autoridad
sobre el resto de la Galia a finales del siglo vi a. C. y principios del siglo v a. C. , en la época conocida
como segunda Edad del Hierro o período de la cultura de La Tène. Este nuevo período de expansión
corresponde a transformaciones económicas y sociales. Los guerreros aristócratas, poco numerosos,
fueron remplazados por campesinos soldados reagrupados en torno a un jefe de clan. El arado con reja
de hierro remplazó al arado de madera y permitió labrar los suelos pesados del centro y norte de la
Francia actual. Lo anterior explica en gran medida la colonización de tierras nuevas, el crecimiento
demográfico y las nuevas invasiones resultantes.

A inicios de 390 a. C., el jefe Breno llevó guerreros galos (senones, cenómanos, lingones, entre otros) a
Italia del norte, donde se unieron a otros pueblos celtas (ínsubres, boyos y carnios). Roma fue tomada en
390 a. C. Los romanos contuvieron a estos invasores a partir de finales de 349 a. C.
Los celtas comenzaron a comerciar con las colonias griegas del sur de la Galia desde el siglo vii a. C. ,
como Massalia (Marsella). Este comercio fue interrumpido durante las invasiones del siglo v a. C. , pero
fueron retomadas vigorosamente a finales del siglo iv a. C. Durante este período se encuentran monedas
griegas en todo el valle del Ródano, los Alpes e incluso en Lorena.

La civilización gala experimentó un período especialmente floreciente entre 290 a. C. y 52 a. C.


Características de esta civilización son el surgimiento de verdaderas ciudades fortificadas (oppida) de
dimensiones mucho mayores que las fortalezas de períodos anteriores y el uso de la moneda.

En el siglo ii a. C. se establece una relativa hegemonía arverna caracterizada por un fuerte poderío militar
y una gran riqueza de sus jefes. Al mismo tiempo aumenta la influencia romana en el sur de la Galia, que
se manifiesta inicialmente en el ámbito comercial. Las investigaciones arqueológicas muestran que en el
transcurso del siglo ii a. C. las ánforas italianas remplazaron poco a poco las procedentes de Grecia en el
comercio marsellés. En varias ocasiones, Marsella acudió a Roma para que la defendiera de las amenazas
de las tribus celto-ligures y las presiones de los arvernos.

Vercingetórix depone las armas ante Julio César tras la batalla de Alesia.

El sureste de la Galia, en particular las regiones actuales del Languedoc y la Provenza, fue conquistado
por Roma antes del fin del siglo ii a. C. y formó la provincia romana de Galia Narbonense. Esta región,
que iba de los Pirineos a los Alpes y atravesaba el valle del Ródano, era un territorio estratégico para unir
Italia con Hispania, la cual había sido conquistada durante la segunda guerra púnica (finales del siglo iii a.
C.) La conquista de la Narbonense se logró en 118 a. C. después de la derrota de los arvernos y alóbroges
y la alianza de Roma con los heduos. Tras la caída de la hegemonía arverna bajo la presión de los
romanos, los grandes pueblos de la Galia —en particular heduos y sécuanos— rivalizaron fuertemente
entre ellos.

En 58 a. C., Julio César utilizó la amenaza que representaban los pueblos germánicos para los galos para
intervenir en auxilio de los heduos, aliados de Roma. La guerra de las Galias fue larga y en enero de 52 a.
C., con el ascenso al poder de Vercingetórix, los arvernos y sus aliados se rebelaron contra el ejército del
procónsul. Julio César enfrentó la determinación de los galos, cuyo levantamiento fue casi generalizado.
La guerra, que incluyó asedios, incendios de ciudades, tierra quemada, masacres y deportaciones en
esclavitud, terminó en 51 a. C. con la victoria romana frente al ímpetu desorganizado de los galos.

Edad Antigua

Colonias griegas
Moneda de plata de Massalia con leyenda en griego (siglos v-iii a. C.).

Hacia 600 a. C., griegos jonios procedentes de la ciudad de Focea fundaron la colonia de Massalia (la
Marsella actual) en la costa del mar Mediterráneo, lo que convierte a Marsella en la ciudad más antigua
de Francia. Al mismo tiempo, algunas tribus celtas penetraron las partes orientales del territorio actual
de Francia, pero esta ocupación se extendió por el resto de Francia solo entre los siglos v y iii a. C.

Massalia fue una ciudad próspera que fundó más ciudades en el Mediterráneo, como Agathe (Agde),
Nikaia (Niza) y Antipolis (Antibes). Piteas, originario de Massalia, exploró el norte de Europa y llegó hasta
el círculo polar ártico hacia 325 a. C. Las colonias griegas mantuvieron un lucrativo comercio con los
galos, como da cuenta la presencia de monedas y ánforas griegas en diversas partes de la Galia. Las
monedas griegas influyeron en el estilo de las monedas galas, quienes utilizaron el alfabeto griego en las
pocas evidencias que hay de su escritura. Las colonias griegas fueron amenazadas constantemente por
las tribus galas, por lo que Massalia tuvo que recurrir a la alianza con Roma. La ciudad perdió su
independencia frente a los romanos en 49 a. C.

Galia romana

Las provincias galas dentro del imperio romano, a principios del siglo ii.

Monumentos romanos en Francia

Arenas de Arlés

Maison Carrée (Nimes)

Arco de triunfo de Orange

Puente del Gard

Anfiteatro de las Tres Galias (Lyon)

Templo de Augusto y Livia (Vienne)

El emperador Augusto organizó la Galia en cuatro provincias: a la Narbonense, suficientemente


romanizada para convertirse en provincia senatorial, agregó la Galia Aquitania, la Galia Lionesa y la Galia
Bélgica. Los límites de las Galias sobrepasaban los de la Francia actual, principalmente en lo
concerniente a la Galia Bélgica que rodeaba al río Rin. Tras la conquista de la Galia, los romanos forzaron
desplazamientos de nativos para evitar que se convirtieran en una amenaza, tanto dentro de las
provincias galas como fuera de ellas. Además del gran número de nativos, la Galia se volvió la patria de
ciudadanos romanos llegados de otros lugares y de pueblos germánicos que migraron al imperio.

Culturalmente ocurrió un sincretismo entre la cultura romana de la nueva clase gobernante con la
cultura celta nativa, lo que dio origen a la cultura galorromana. Las prácticas religiosas fueron una
combinación romana y celta, con dioses celtas sujetos a la interpretatio romana.2 Junto con el latín, los
galos continuaron usando su idioma, pero cambiaron el alfabeto griego por el latino3 y se considera que
su lengua se usó en Francia hasta el siglo vi.4 Algunas influencias celtas permearon la cultura del imperio
romano: la caracalla, una capa que le dio apodo a un emperador romano;5 el tonel,6 más resistente que
la ánfora romana, y la cota de malla,7 el casco imperial galo y las braccae,8 adoptados por el ejército
romano. Los galos se integraron cada vez más dentro del imperio. Por ejemplo, los generales Marco
Antonio Primo y Cneo Julio Agrícola 9 y los emperadores Claudio y Caracalla10 nacieron en las Galias.
También el emperador Antonino Pío era de familia gala.11

Las vías romanas retomaron en gran parte las vías galas, que eran numerosas y en buen estado, lo que
explica la gran rapidez de desplazamieno de las legiones romanas. La pacificación del Rin y Britania
favorecieron el auge económico. La urbanización fue generalizada y se desarrollaron numerosas
ciudades, organizadas bajo el modelo de los municipia italianos, que aún perduran, mientras que los
campos se cubrieron de pueblos (vici) y de grandes explotaciones agrícolas (villae). La Galia, junto con
Egipto, era la región más poblada del imperio romano, con una población estimada de 7 millones de
habitantes.12 En 48, el emperador Claudio dio acceso al Senado romano a los notables galos, como se
muestra en la tabla de Lyon.13

Martín de Tours, difusor del cristianismo en la Galia durante el siglo iv.

El desarrollo económico ocasionó siglos de Pax Romana: se cultivaron viñedos en Aquitania, los valles del
Ródano, del Saona y del Mosela y los vinos galos competían con los vinos italianos.14 A imitación de la
terra sigillata itálica se creó una industria de cerámica sellada (por ejemplo en La Graufesenque).15 Los
artesanos galos producían también en abundancia objetos de madera y tejidos de lana que se
exportaban hacia los grandes centros de consumo en Italia, el Rin y el alto Danubio. Los intercambios no
se limitaron a los bienes materiales: además del culto popular de la religión gala y su sincretismo
romano, que es prohibido por Claudio (41-54), aparecieron en las ciudades otras religiones de origen
oriental: el culto de Mitra, de Cibeles y finalmente el cristianismo.

Desde el siglo ii ya había una importante comunidad cristiana en Lugdunum (Lyon), de donde son los
primeros mártires16 (177) y el primer obispado de la Galia,17 donde ejercería san Ireneo. El
cristianismo, cuyos orígenes se remontan a la diáspora judía, se extiende por las ciudades gracias a los
comerciantes de oriente y al ejército, y después del Edicto de Milán se extiende por los pueblos, donde
el evangelizador emblemático es san Martín de Tours (316-397), a quien se atribuye también la
fundación del monacato en Francia.18 Hacia 250, de acuerdo con Cipriano de Cartago, la Galia contaba
con ocho obispados (Lyon, Arlés, Tolosa, Narbona, Vienne, Reims, París y Tréveris)17 y con 120 a finales
del siglo iv. En 314 el emperador Constantino convoca al primer concilio de Arlés, el primero celebrado
en la Galia.

Cinco siglos de romanización dejaron una huella profunda en las Galias: las lenguas derivadas del latín
(occitano y francés), un derecho escrito, ciudades, arquitectura monumental, la religión católica y
costumbres cotidianas, como el consumo del pan y el vino.19

Invasiones germánicas

Mapa de Galia a finales del siglo v

Reino de Soissons

Reino Franco

Reino de los alamanes

Reino de los burgundios

Reino visigodo de Tolosa

Armórica

Durante las crisis del siglo iii se sucedieron guerras civiles en suelo galo. A mediados de este siglo,
francos y alamanes, ambos pueblos germánicos, atraviesan el Rin y saquean la Galia en varias ocasiones.
El general Póstumo creó el llamado Imperio galo (260-274), independiente de Roma. La Galia fue
afectada por las rebeliones bagaudas que asolarían sobre todo el norte de la región desde el siglo iii
hasta el siglo v. Los romanos permitieron el establecimiento de laeti (colonias bárbaras) en la Galia en los
siglos iv y v. Los sistemas defensivos del Rin incorporaron cada vez más contingentes germánicos. Grupos
de francos en Galia Bélgica y de alamanes en Alsacia sirvieron como tropas auxiliares federadas, y ciertos
oficiales francos llevaron carreras brillantes en el imperio romano. Una migración celta apareció en
Armórica en el siglo iv formada por refugiados de Britania, quienes permanecieron independientes del
resto de la Galia hasta 939.

En la noche del 31 de diciembre de 406 vándalos, suevos, alanos y otros pueblos germánicos atravesaron
la frontera del Rin,20 21 pese a la defensa de los auxiliares francos. En 412, los visigodos cruzaron los
Alpes y llegaron a Aquitania.21 El imperio romano les cedió territorios hasta su desaparición en 476. A
medida que las estructuras imperiales se deshacían, el poder político pasó a manos de reinos bárbaros
con sus propias leyes y su propia religión, el arrianismo20 o el politeísmo.22 El peligro que representaron
los hunos provocó una alianza temporal de los ocupantes de la Galia. En 451, el patricio y generalísimo
Flavio Aecio se puso a la cabeza de una coalición galorromana y franca que detuvo las incursiones de los
hunos comandados por Atila en los Campos Cataláunicos.

En medio de varios reinos bárbaros, Aecio fue uno de los últimos militares romanos en intentar la
reorganización política de la Galia, como también lo fue el general Egidio y su hijo Siagrio. Egidio, en
alianza con los francos, logró algunas victorias contra los visigodos y los burgundios y en 457 logró
controlar militarmente un territorio entre el Sena y el Loira, que la historia ha llamado "el reino de
Soissons" una suerte de enclave del imperio romano que sobrevivió a la caída de este. Este "reino"
perduraría con su hijo Siagrio, quien se autonombró "rey de los romanos", pero finalmente fue
conquistado por Clodoveo, rey de los francos, en 486.23 Las elites nobles galorromanas, aún presentes
en las ciudades, mantuvieron la autoridad local y nombraron obispos, que fueron representantes y
protectores de sus comunidades e interlocutores de los reyes germánicos y los últimos representantes
de la cultura romana.24 Entre estos se puede citar a Avito de Vienne, Niceto de Lyon, Remigio de Reims y
Gregorio de Tours.

Edad Media

Artículo principal: Francia en la Edad Media

La nación de Francia no aparece más que muy progresivamente a lo largo de los siglos. Algunos
consideran que no se puede hablar de Francia más que a partir del Tratado de Verdún, que sería también
el origen de Alemania; otros que a partir del acceso de Hugo Capeto al poder y algún otro incluso más
tarde. La tradición de las escuelas primarias en Francia, remontan el origen del país a la unificación de los
francos, de modo que la Francia de hoy es heredera del reino franco de Clodoveo, y existe sin
discontinuidad desde el año 486 hasta nuestros días, donde francos, burgundios (borgoñones), vikingos
(normandos), y también britanos (bretones), se fundieron con los galos en el crisol que hoy se llama
Francia.

Sobre los territorios que componían la Francia de la Edad Media reinaron las siguientes dinastías:

Los Merovingios, descendientes de Meroveo y Clodoveo.

Los Carolingios, descendientes de Carlos Martel.

Los Capetos, y sus ramas secundarias los Valois y los Borbones, descendientes de Hugo Capeto.

Los merovingios

Artículo principal: Reino de los francos en la época merovingia


Los reinos francos en 511

Estos párrafos son un extracto de Reino de los francos en la época merovingia.[editar]

El reino de los francos, en latín Regnum Francorum, también conocido (aunque menos usualmente)
como Francia (palabra latina que no se refería a la actual Francia), o simplemente reino franco,Nota 1
son las denominaciones historiográficas que identifican el reino germánico de los francos establecido a
finales del siglo v aprovechando la decadencia de la autoridad romana en las Galias, durante la época de
las denominadas invasiones bárbaras. La dinastía merovingia, la gobernante de los francos desde
mediados del siglo v hasta 751,27 establecerá el reino más grande y poderoso de Europa occidental tras
la caída del imperio de Teodorico el Grande, un estado que en su mayor apogeo ejercerá el control de un
extenso territorio: las actuales Bélgica, Luxemburgo y Suiza; la casi totalidad de los Países Bajos, de
Francia y de Austria; y la parte occidental de Alemania. Fue la primera dinastía duradera en el territorio
de la Francia actual.

De entre todas las tribus en que se dividían los francos, fueron los salios —que se habían asentado
dentro del limes (frontera) como pueblo federado ocupando la Galia Bélgica— los que lograron eliminar
toda competencia y asegurarse el dominio para sus líderes: primero, aparecen como «reyes de los
francos» en el ejército romano del norte de la Galia; luego, hacia 509, y encabezados por Clodoveo I, ya
habían unificado a todos los francos y galorromanos del norte bajo su dominio; y, finalmente, desde su
establecimiento inicial en el noroeste de la actual Francia, Bélgica y los Países Bajos, se extendieron
conquistando las antiguas diócesis romanas —Diocesis Viennensis y Diocesis Galliarum—, previamente
ocupadas por otros reinos germánicos: derrotaron a los visigodos en 507 y a los burgundios en 534 y
también extendieron su dominio a Raetia en 537. En Germania, los pueblos no romanizados de
alamanes, bávaros, turingios y sajones aceptaron su señorío.

El nombre dinástico, en latín medieval Merovingi o Merohingii ('hijos de Meroveo'), deriva de una forma
fráncica no atestiguada, similar a la acreditada Merewīowing, del inglés antiguo,28 siendo la «–ing» final
un típico sufijo patronímico germánico. El nombre deriva del rey Meroveo, a quien rodean muchas
leyendas. A diferencia de las genealogías reales anglosajonas, los merovingios nunca afirmaron
descender de un dios, ni hay evidencia de que fueran considerados sagrados. El pelo largo de los
merovingios los distinguía entre los pueblos francos, que por lo general se cortaban el pelo. Los
contemporáneos a veces se referían a ellos como los «reyes de pelo largo o cabelludos» (en latín reges
criniti). Un merovingio a quien se le cortara el pelo no podía gobernar, y un rival podía ser eliminado de
la sucesión siendo tonsurado y enviado a un monasterio.

El primer rey merovingio conocido fue Childerico I (fallecido en 481). Su hijo Clodoveo I (r. 481-511),
aliado con los francos ripuarios, instalados en los ríos Rin y Mosela, fue quien con sus campañas
militares, agrandó verdaderamente el reino entre 48629 y 507 y unió a todos los francos, conquistando
la mayor parte de la Galia. Esa expansión fue posible por su conversión al cristianismo ortodoxo (por
oposición a la herejía arriana) y su bautismo en Reims hacia el 49630 lo que le granjeó el apoyo de la
aristocracia galorromana y de la Iglesia occidental.29 Instaló la capital en París en 507. A su muerte el
reino fue dividido entre sus cuatro hijos varones, según la costumbre germánica:Nota 2 Clotario I, fue rey
de Soissons (511-561) (y luego de Reims (555-561) y de los francos (558-561)); Childeberto I, fue rey de
París (511-558); Clodomiro, rey de Orleans (511-524); y Teodorico I, rey de Reims (511-534). El reino
permaneció dividido, con la excepción de cuatro períodos cortos (558-561, 613-623, 629-634, 673-675),
hasta 679. Después de eso, solo se dividió una vez más (717-718). Las principales divisiones del reino
daran origen a Austrasia, Neustria, Burgundia y Aquitania.

Durante el último siglo del dominio merovingio, los reyes, no teniendo más tierras que distribuir entre
sus guerreros, fueron abandonados por estos siendo relegados cada vez más a un papel ceremonial. El
poder lo ejercerá la aristocracia franca y sobre todo los mayordomos del palacio (major domus), una
especie de primeros ministros, funcionarios del más alto rango bajo el rey. En 656, el mayordomo
Grimoaldo I trató de colocar a su hijo Childeberto en el trono en Austrasia. Grimoaldo fue arrestado y
ejecutado, pero cuando se restauró la dinastía merovingia su hijo gobernó hasta 662. La familia de los
Pipínidas, originaria de Austrasia, se apoderó de las mayordomías de palacio de Austrasia y
posteriormente de las de Neustria y colocó nuevamente a Provenza, Borgoña y Aquitania, regiones
entonces casi independientes, dentro de la órbita merovingia y emprendió la conquista de Frisia, al norte
del reino. Uno de los mayordomos de palacio más famosos, Carlos Martel, rechazó en 732 a un ejército
musulmán no lejos de Poitiers, considerada la batalla decisiva que impidió la conquista de toda Europa.
Para recompensar a sus fieles, Martel confiscó inmensos territorios a la Iglesia y los redistribuyó. Esto le
permitió asegurar la fidelidad de sus hombres sin deshacerse de sus propios bienes.

Al fallecer el rey Teoderico IV en 737, Martel estaba tan seguro de su poder que continuó gobernando los
reinos sin necesidad de proclamar un nuevo rey nominal hasta su muerte en 741. La dinastía fue
restaurada nuevamente en 743, pero en 751 el hijo de Carlos, Pipino el Breve, depuso al último rey
merovingio, Childerico III, al que encerró en un convento, y se hizo elegir rey entre los guerreros francos.
Pipino tomó la precaución de ser coronado en 754 por el papa Esteban II, en la abadía real de Saint-
Denis, evento que le proporcionó una nueva legitimidad, la de ser elegido por Dios, inaugurando la
dinastía carolingia. Será especialmente a partir de la coronación imperial de Carlomagno en el año 800,
cuando la denominación historiográfica habitual del reino franco pasará a ser de Imperio carolingio.

El bautismo de Clodoveo I por san Remigio con el milagro de la Santa Ampolla. Placa de encuadernación
de marfil, Reims, último cuarto del siglo IX. Amiens, museo de Picardía.

El bautismo de Clodoveo I por san Remigio con el milagro de la Santa Ampolla. Placa de encuadernación
de marfil, Reims, último cuarto del siglo ix. Amiens, museo de Picardía.

Victorias de Carlos Martel contra los sarracenos en Tours-Poitiers (732), Grandes Crónicas de Francia

Victorias de Carlos Martel contra los sarracenos en Tours-Poitiers (732), Grandes Crónicas de Francia
Recreación de la coronación de Pipino el Breve el domingo 28 de julio de 754 por el papa Esteban II, en
la abadía real de Saint-Denis. Supuso el inicio del gobierno de la dinastía carolingia.

Recreación de la coronación de Pipino el Breve el domingo 28 de julio de 754 por el papa Esteban II, en
la abadía real de Saint-Denis. Supuso el inicio del gobierno de la dinastía carolingia.

Los carolingios

Carlomagno según una ilustración de Alberto Durero (1511).

Pipino el Breve, el primer monarca carolingio, conquistó la provincia de Aquitania, que se había
independizado, y la Septimania, que se había convertido en una de las cinco provincias musulmanas de
Al-Andalus entre 719 y 759. También intervino fuera de sus fronteras y conquistó tierras lombardas, con
las que crearía los Estados de la Iglesia, también conocidos como los Estados Pontificios o "Patrimonio de
San Pedro", pues se los donó al Papa y se declaró al mismo tiempo garante de los mismos.31 A su
muerte, de acuerdo con la tradición franca, repartió su reino entre sus dos hijos, Carlomán y Carlos, pero
la muerte precoz de Carlomán permitió a Carlos reinar sobre un reino franco unificado. El reino de los
francos conoció su más grande expansión durante el reinado de Carlos, más conocido como Carlomagno.

Oratorio carolingio de Germigny-des-Prés (siglo ix).

El reino franco en tiempos de Carlomagno.

Carlomagno extendió las fronteras del reino franco, a costa de veinte años de guerra, a Sajonia, Bretaña,
Vasconia, Lombardía, Baviera y el reino ávaro. Sin embargo, estas conquistas no serían definitivas y las
regiones de Bretaña y Vasconia fueron sacudidas por numerosas rebeliones. Carlomagno estableció
territorios conocidos como "marcas", que eran zonas militarizadas que permitieron controlar los ataques
de bretones y vascones. Esta política de conquista, así como el apoyo que proporcionó al papado, tuvo
como consecuencia la coronación de Carlomagno como emperador de los romanos el 25 de diciembre
de 800 por el papa León III en la basílica de san Pedro. Hasta entonces, los emperadores bizantinos eran
considerados los únicos herederos del imperio romano, por lo que la coronación de Carlomagno
representó un conflicto entre el reino franco y el Imperio bizantino. Después de que los francos se
apoderaron de territorio bizantino en el adriático, el emperador Miguel envió delegados a la corte de
Carlomagno en Aquisgrán en 812 para reconocerlo como emperador de occidente. Los contemporáneos
quisieron ver en esta circunstancia el renacimiento del Imperio romano de Occidente. Sin embargo, el
imperio carolingio estuvo centrado en las regiones de Galia y Germania y su linaje era de origen
germánico y no romano.
Los reinados de Carlomagno y su hijo Luis el Piadoso fueron testigos de dos oleadas de invasiones, pero
fueron también un período de reforzamiento del poder real y de renacimiento de las artes y la cultura.

La división del reino franco con el tratado de Verdún (843). En rojo, Francia Occidental, antecedente de la
actual Francia; en amarillo, Francia Oriental, antecedente de la actual Alemania; en verde, Francia
Media, que sería dividida entre las dos anteriores.

Luis el Piadoso, emperador entre 814 y 840, renunció a confiscar las tierras de la Iglesia para donarlas a
sus fieles como recompensa. Al hacer esto, quedó obligado a utilizar sus propios bienes y por ende
debilitaría el poder de los carolingios. Luis mantuvo el imperio unido, pero este no sobreviviría a su
muerte. Dos de sus hijos –Carlos el Calvo y Luis el Germánico– se aliaron en contra de su hermano
Lotario en los juramentos de Estrasburgo. Finalmente, los tres hijos llegaron a un acuerdo en el tratado
de Verdún (843) y el imperio fue dividido en tres partes: Francia Occidental para Carlos el Calvo, Francia
Media para Lotario y Francia Oriental para Luis el Germánico. Esta es la primera ocasión que el nombre
de Galia es sustituido por el de Francia occidental. Lotario ostentó el título de emperador, pero en 869 su
reino se repartiría entre sus dos hermanos. De esta manera, dos entidades quedaron como herederas
del antiguo imperio carolingio: Francia Occidental y Francia Oriental, que serían el germen de las
actuales Francia y Alemania, respectivamente. Las dos Francias se reunificaron brevemente entre 884 y
887 bajo Carlos el Gordo. A su muerte, los reyes francos perdieron el título de emperador romano.

Durante los siglos ix y x, Francia occidental estuvo amenazada con la ruptura. Bretaña, bajo el liderazgo
de Nominoe, reafirmó su independencia, y la reincorporación de Aquitania al reino no fue más que algo
puramente teórico. La segunda ola de invasión de vikingos, sarracenos y húngaros acentuó la
disgregación de la autoridad real. Los soberanos, impotentes para defender sus territorios, se resignaron
a ver pasar el poder de sus manos a las de poderosos señores, quienes constituyeron principados, vastos
territorios semi independientes. Para frenar la amenaza vikinga, el rey Carlos el Simple se vio obligado a
ceder Normandía al jefe vikingo Rollo en 911.

El título de rey se volvió electivo y los carolingios tuvieron que ceder la corona al conde Odón de París,
entre 888 y 898, a su hermano Roberto I entre 922 y 923, y a Raúl de Borgoña entre 923 y 936. En 987
Hugo Capeto, duque de los francos y descendiente de Odón, fue preferido como rey al pretendiente
carolingio Carlos de Baja Lotaringia gracias a la activa intervención del arzobispo Adalberón de Reims.

Los Capetos

La Dinastía de los Capetos (o Capeta) llegó a gobernar Francia, que se fue subdividiendo sucesivamente
cada vez más, característica que se ha denominado "feudalismo clásico". En todo este periodo el rey
hubo de enfrentarse continuamente a los demás nobles de su reino, en teoría sus vasallos, pero que a
veces adquirían demasiado poder como para desafiar abiertamente la autoridad real. En este periodo se
produjeron las cruzadas y la guerra de los Cien Años. Francia inventó el arte gótico, y hubo tiempo en el
que con toda Europa fue víctima de la peste bubónica, epidemia que fue llamada la "peste negra".
También participó del humanismo que sería precursor del Renacimiento.

La autoridad de los primeros Capetos se limitaba a su dominio real, reducido a una zona entre Beauvais y
Orleans, vestigio del ducado de Francia de Roberto I, mientras que varios vasallos tenían posesiones
mucho mayores. Gracias a una política hábil de la mayoría de ellos, pudieron asegurar el crecimiento de
sus dominios. Frente a sus vasallos, que eran casi independientes, los reyes Capetos tuvieron las
siguientes ventajas:

Hicieron hereditario su linaje al elegir y consagrar a sus hijos en vida y asociarlos al trono, un uso que se
siguió hasta Felipe Augusto.

Estaban en la cima de la jerarquía feudal y todos los señores feudales del reino le debían homenaje.

La consagración real les permitió adquirir un derecho divino a través de la unción con el aceite de la
santa ampolla, que según la tradición fue un regalo del Espíritu Santo al primer rey franco, Clodoveo. De
esta manera el rey, cuyo poder procedía directamente de Dios, contó con la alianza de la Iglesia.

Varias regiones disfrutaban de una autoridad local comparable a la de un reino. Varias dinastías de
origen francés incluso expandieron sus territorios fuera de Francia: los Normandos, Plantagenet,
Lusignan, Hauteville, Poitiers y Tolosa. La más importante de estas conquistas fue la Conquista normanda
de Inglaterra por Guillermo el conquistador. Este evento mantendría a Inglaterra conectada con Francia
durante el resto de la Edad Media y sería motivo de conflicto entre ambos reinos. Los reyes de Inglaterra
serían los vasallos más poderosos del rey de Francia y llegarían a aspirar al trono francés.

Los primeros Capetos

El reino de los francos bajo Hugo Capeto (940-996). Los dominios del rey, en azul.

La fundación del estado francés inició con la elección de Hugo Capeto en Reims en 987. Capeto, llamado
hasta entonces "duque de los francos". pasó a ser "rey de los francos". El territorio de Hugo se extendía
en una pequeña área de escasa relevancia que contrastaba con los territorios de los barones que lo
habían elegido. La figura de Hugo Capeto no se encuentra bien documentada en la historia; su mayor
logro fue sobrevivir como rey y derrotar al candidato carolingio, lo que le permitió establecer la que se
convertiría siglos después en una de las dinastías reales más poderosas de Europa.

La abadía de Cluny.
Godofredo de Bouillon, caballero franco, uno de los líderes de la primera cruzada y fundador del reino de
Jerusalén.

El hijo de Hugo, Roberto II el Piadoso, fue coronado rey antes de la muerte de su padre. Hugo Capeto así
lo decidió para asegurar la sucesión. Roberto II se reunió con el emperador Enrique II en la frontera entre
ambos reinos. Los monarcas acordaron poner fin a los reclamos territoriales mutuos. Aunque Roberto II
fue un rey débil, sus esfuerzos fueron considerables. Se apoyó en la iglesia para gobernar Francia en
mucho mayor medida que lo que su padre lo hizo. Aunque vivió con una amante y fue excomulgado
debido a ello, fue visto como modelo de piedad; de ahí su apodo, el Piadoso. A partir de Roberto II se
atribuyeron poderes milagrosos a los reyes de Francia, quienes podían curar la escrófula con el simple
tacto. Su reinado es también recordado por la paz y tregua de Dios (que comenzó en 989) y la reforma
cluniacense.

Durante el reinado extraordinariamente largo de Felipe I (1060-1108) el reino experimentó una modesta
recuperación. En esta época se lanzó la primera cruzada para recuperar Tierra Santa, que había caído en
manos sarracenas. Esta expedición, que culminó con la conquista de Jerusalén y la fundación de varios
estados francos en Medio Oriente, involucró a la familia del rey, si bien él no participó de manera
personal.

A partir del reinado de Luis V (1108-1137), la autoridad real adquirió mayor aceptación. Luis VI fue sobre
todo un rey belicista. Su manera de recaudar dinero mediante el ataque a sus vasallos lo convirtió en un
rey impopular, pero por otro lado fortaleció el poder real. Desde 1127 el rey contó con la asistencia del
abad Suger, un eficiente estadista. Luis VI derrotó tanto militar como políticamente a muchos de sus
vasallos. Frecuentemente los llamaba a la corte y a aquellos que no acudían se les confiscaban sus
territorios y se lanzaban campañas militares en su contra. Esta política drástica impuso cierta autoridad
real en París y las áreas circunvecinas. Cuando Luis VI falleció en 1137 había hecho bastante para
fortalecer la autoridad de los Capetos.

Arquitectura gótica en Francia (siglos xii-xiii)

catedral de Laon

catedral de París

catedral de Chartres
Gracias al consejo político del abad Suger, Luis VII (1131-1180) gozó de mayor autoridad moral que sus
predecesores. El abad Suger arregló el matrimonio de Luis VII con Leonor de Aquitania, que se celebró
en 1137. Esto convirtió a Luis VII en duque de Aquitania y le otorgó un poder considerable. Sin embargo,
pronto afloraron las tensiones en la pareja. Por influencia de Leonor, el rey entró en guerra contra el
conde de Champaña, conflicto en el que más de un millar de personas fueron quemadas vivas en Vitry. El
rey, arrepentido del evento, hizo penitencia y viajó a Tierra Santa. Posteriormente, involucró al reino de
Francia en la segunda cruzada, pero su relación con Leonor no mejoró. Su matrimonio fue anulado por el
papa y Leonor pronto se casó con Enrique Fitzempress, duque de Normandía. Luis VII ahora enfrentaba a
un vasallo mucho más poderoso que él, pues Enrique era el mayor feudatario de Francia al poseer
Normandía y Aquitania y en 1154 se convirtió en el rey Enrique II de Inglaterra.

El abad Suger fue el artífice de la arquitectura gótica, nacido en el norte de Francia, en particular en las
regiones de Isla de Francia y Picardía. Este estilo, que se difundió, sería el estándar de la mayoría de las
catedrales europeas en la Baja Edad Media.

Felipe II Augusto

Conquistas de Felipe II Augusto.

Felipe Augusto victorioso tras la batalla de Bouvines de 1214, tras la cual anexó Normandía y Anjou a los
dominios reales.

El reinado de Felipe II Augusto (1179-1223) fue un paso importante en el historia de la monarquía


francesa, pues fue testigo de la expansión del poder e influencia real. Sentó las bases para el surgimiento
de monarcas mucho más poderosos, como San Luis y Felipe el Hermoso.

Felipe II ocupó una parte importante de su reinado en combatir al imperio angevino, que incluía
Inglaterra y la mitad del reino de Francia y era quizás la mayor amenaza para un rey de Francia desde el
origen de la dinastía de los Capetos. Felipe II se alió con Ricardo Corazón de León en contra del padre de
este, Enrique II de Inglaterra, y juntos lanzaron un ataque decisivo sobre el castillo de Enrique en Chinon
y lo retiraron del poder. Ricardo remplazó a su padre como rey de Inglaterra. Felipe y Ricardo
combatieron juntos en la tercera cruzada; sin embargo, su alianza y amistad se rompió durante la
cruzada. Los dos reyes se enfrentaron posteriormente en Francia y Ricardo estuvo cerca de derrotar a
Felipe II.

Además de sus batallas en Francia, ambos reyes intentaron colocar a sus respectivos aliados en el trono
del Sacro Imperio Romano Germánico. Felipe II apoyó a Felipe de Suabia, de la casa de Hohenstaufen,
mientras que Ricardo Corazón de León apoyó a Otón IV, miembro de la casa de Welf. Otón IV se coronó
emperador, lo que significó un gran peligro para Felipe. La corona de Francia se salvó gracias a la muerte
de Ricardo durante una batalla en el Lemosín.

Felipe II confiscó las posesiones de Juan sin Tierra, el sucesor de Ricardo, en Francia. Juan intentó
recuperar sus posesiones en la batalla de Bouvines (1214), donde fue derrotado. Felipe II pudo entonces
anexarse Normandía y Anjou, además de capturar a los condes de Boulogne y Flandes, aunque Aquitania
y Gascuña permanecieron fieles al rey de Inglaterra. Tras la batalla de Bouvines, el aliado de Juan, Otón
IV, fue derrocado del Sacro Imperio Romano por Federico II, aliado de Felipe Augusto. El rey de Francia
desempeñó desde entonces un rol crucial en la política de la Europa occidental tanto en Inglaterra como
en Francia.

Felipe Augusto fundó la Universidad de la Sorbona y convirtió a París en una ciudad de erudición.
También amplió las murallas de la ciudad, pavimentó los caminos y construyó el castillo del Louvre.

El príncipe Luis (futuro Luis VIII, 1223-1226), se involucró en la guerra civil inglesa conocida como la
primera guerra de los barones (1215-1217). Mientras los reyes de Francia se enfrentaban a los
Plantagenet tanto en Francia como fuera de ella, la Iglesia los convocó a la cruzada albigense contra los
cátaros, movimiento cristiano arraigado en el sur de Francia que fue considerado herético. La guerra,
que se libró entre 1209 y 1244, terminó con la erradicación del catarismo y la expansión de los dominios
reales en el sur.

San Luis

San Luis zarpa de Aigues Mortes rumbo a la séptima cruzada.

Luis IX, conocido como San Luis, solo contaba doce años cuando se convirtió en rey de Francia. Su
madre, Blanca de Castilla, ejerció el poder como regenta. La autoridad de Blanca encontró fuerte
oposición de los barones franceses, pero consiguió mantenerse en el poder hasta que su hijo pudo
gobernar por sí mismo.

La Santa Capilla del palacio de la Cité, obra maestra del gótico radiante.

Con Luis IX, Francia se convirtió en un reino centralizado. A menudo, a San Luis se le ha considerado
como un representante de la fe católica y un reformador preocupado por sus gobernados. Sin embargo,
su reinado estuvo lejos de ser perfecto. En 1229, el rey luchó contra la huelga de la Universidad de París,
lo que provocó daños en el Barrio Latino de la ciudad. San Luis libró también una guerra contra el
Condado de Tolosa y combatió la resistencia en el Languedoc. El conde Raimundo VII de Tolosa firmó el
tratado de París en 1229. Su hija, Juana, no tuvo herederos, por lo que el condado pasó a manos del rey
de Francia. El rey Enrique III de Inglaterra no reconoció la posesión de los Capetos sobre Aquitania y
esperaba recuperar Normandía y Anjou para restaurar el Imperio Angevino. Desembarcó en 1230 en
Saint-Malo con un gran ejército. Bretaña y Normandía se rindieron de inmediato. Esta invasión inglesa
evolucionó en la guerra de Saintonge (1242). Finalmente, Enrique III fue derrotado y tuvo que reconocer
el dominio francés, si bien el rey de Francia no pudo tomar Aquitania. Luis IX, además de poseer el título
real, se convirtió en el mayor propietario de tierras en Francia si bien enfrentó cierta oposición en
Normandía. En esos tiempos se fundó el Consejo del rey, que posteriormente se transformaría en el
parlamento. Después del conflicto con el rey de Inglaterra, ambos establecieron una relación de
cordialidad.

San Luis fue un mecenas del arte gótico. Durante su reinado se construyó la Santa Capilla de París, una
de las obras cumbres del gótico radiante. También se le atribuye la Biblia Morgan. San Luis participó en
dos cruzadas. En la séptima cruzada (1248-1250) atacó Egipto y logró conquistar la ciudad de Damieta,
pero fue derrotado y hecho prisionero en Fariskur en 1250. La octava cruzada fue lanzada sobre Túnez en
1270, donde el rey francés falleció de una enfermedad ese mismo año.

Felipe III y Felipe IV

El palacio de los papas en Aviñón. Durante el reinado de Felipe IV la sede papal se mudó a esta ciudad
francesa, donde permanecería por 67 años.

Felipe III ascendió al trono a la muerte de San Luis en 1270. Fue llamado "el atrevido" en referencia a sus
habilidades en combate y equitación y no precisamente por su capacidad de gobernar o su
temperamento. Felipe III tomó parte en un desastre cruzado más: la cruzada aragonesa, que le costó la
vida en 1285.

Felipe IV (1285-1314) realizó varias reformas administrativas. Fue responsable de la supresión de los
Caballeros Templarios, firmó la Vieja Alianza con Escocia y estableció el Parlamento de París. Felipe IV, a
diferencia de los primeros Capetos, fue tan poderoso que pudo nombrar papas y emperadores. La sede
papal fue trasladada a Aviñón y todos los papas contemporáneos fueron franceses.

Los tres hijos varones de Felipe IV que alcanzaron la edad adulta reinaron en cortos períodos sucesivos
entre 1314 y 1328. Ninguno de sus hijos tuvo hijos varones, por lo que en 1328 se extinguió la casa de
los Capetos directos.

Los primeros Valois y la guerra de los cien años


A la muerte de Carlos IV, último rey de la casa de los Capetos directos sin hijo varones en 1328, hubo dos
pretendientes al trono francés: Eduardo III de Inglaterra, nieto de Felipe IV de Francia, y Felipe de Valois,
nieto de Felipe III de Francia. La asamblea de notables del reino eligió a Felipe de Valois (Felipe VI) por
ser francés, descender de los Capetos por vía masculina y ser de mayor edad que su joven rival inglés.
Felipe VI fue el primer rey de la casa de Valois, una rama colateral de los Capetos que reinaría en Francia
hasta 1589.

Eduardo III de Inglaterra cuenta los muertos tras su victoria en la batalla de Crécy.

Juan II de Francia es capturado en la batalla de Poitiers.

Juana de Arco entra victoriosa en Orleans.

Las tensiones entre las casas de Plantagenet y Valois alcanzaron su punto máximo en la llamada guerra
de los cien años (en realidad una serie de varios conflictos armados entre 1337 y 1453), en la que los
Plantagenet, gobernantes en Inglaterra, reclamaron para sí el trono francés. La guerra comenzó cuando
Eduardo III de Inglaterra, duque de Guyena, invadió Francia por Flandes en 1337.

La guerra no se desarrolló en todo el país, pero allí donde se presentó llevó desolación, muerte, pillaje,
guerras civiles y epidemias. Las bandas de mercenarios, en ausencia de intendencia militar y sueldo
regular, saqueaban las regiones donde se estacionaban. Durante este conflicto interminable el territorio
francés fue campo de encarnizados combates entre los reyes de Francia y los de Inglaterra. Los ingleses
se beneficiaron de la superioridad táctica de su ejército, en particular de sus arqueros, e infligieron a la
caballería francesa –muy superior en número– dos estrepitosas derrotas en Crécy (1346) y Poitiers
(1356); en esta última el rey Juan II de Francia fue hecho prisionero por el príncipe negro, Eduardo de
Woodstock. El delfín Carlos se vio obligado a firmar el tratado de Brétigny en 1360, en el que concedió a
los ingleses una tercera parte del reino de Francia y se comprometió a pagar un rescate de 3 millones de
escudos –el equivalente al ingreso real de dos años– para la liberación del rey. Este murió en Londres en
1364 sin que el rescate hubiera sido pagado en su totalidad.

Carlos V, hijo de Juan II, fue un buen estratega: la paz le permitió reconquistar los territorios cedidos y
confió a grandes capitanes, como Du Guesclin, la reconquista del territorio retomando una a una las
plazas fuertes del enemigo mediante una estrategia de sucesivos asedios. En 1377 los ingleses no
controlaban más que Bayona, Burdeos, Brest, Calais y Cherburgo.

La recuperación fue provisional. La locura de Carlos VI sumió al país en la guerra civil entre Felipe II de
Borgoña, tío del rey, y Luis de Orleans, hermano del rey. Este último tomó el control del Estado y se alió
con señores del suroeste hostiles al rey de Inglaterra, conocidos como los armagnacs, quienes
combatirían a los borgoñones. El duque de Borgoña, también conde de Flandes, comerciaba con los
ingleses en esa región.

Aprovechando la confusión de la guerra civil, los ingleses lanzaron una chevauchée devastadora a través
de Francia. Después de evitar París atravesaron Picardía en dirección del puerto de Calais y se
encontraron en Azincourt con la flor y nata de la caballería francesa en 1415. Los franceses sufrieron una
nueva y devastadora derrota frente a un ejército inglés, cansado y menos numeroso. Los armagnacs
fueron aplastados. El duque de Borgoña, Juan Sin Miedo, aprovechó la situación para apoderarse de
Champaña y después de París. Su hijo, Felipe el Bueno, obligó al rey Carlos VI a firmar el 21 de mayo de
1420 el tratado de Troyes, en el cual se estipulaba: que el hijo del rey, el delfín Carlos, quedaba
desheredado; Enrique V de Inglaterra se convertía en regente de Francia y se casaría con Catalina, la hija
del rey francés, y a la muerte de Carlos VI, el reino de Francia pasaría al hijo de Enrique V y Catalina.

A la muerte de Carlos VI en 1422, Francia quedó dividida en tres: el norte y el oeste bajo el control del
hermano de Enrique V, Juan de Lancaster, duque de Bedford, en calidad de regente del joven rey inglés,
el futuro Enrique VI; el noreste, donde el duque de Borgoña era semiindependiente, y la región al sur del
Loira, donde el delfín toma el título de Carlos VII, cuya legitimidad es puesta en duda por la propaganda
inglesa.

La clave del conflicto es entonces el despertar nacionalista frente al sufrimiento del pueblo francés. Los
ingleses, con su estrategia de pillaje, recogieron el odio del pueblo y solo fueron apoyados por artesanos
y universitarios de las grandes ciudades. Ese nacionalismo lo encarnaría Juana de Arco, una joven
campesina que catalizaría la voluntad de echar a los ingleses de Francia al recibir el mando de las
campañas militares. Después de una campaña victoriosa en el Loira, Juana liberó Orleans y aplastó a los
ingleses en la batalla de Patay. Posteriormente cabalgó a Reims, donde logró la coronación de Carlos VII
el 17 de julio de 1429. Durante el invierno de 1429, Juana se apoderó del poblado de Saint-Pierre-le-
Moûtier, pero fracasó en la aldea de La Charité-sur-Loire antes de ser capturada en Compiègne el 24 de
marzo de 1430. El fin del conflicto estaba próximo: Carlos VII sella la paz con los borgoñones en 1435
mediante el tratado de Arras. Privados de su poderoso aliado, los ingleses son expulsados de Francia en
1453 tras la batalla de Castillon.

Tras la guerra, los reyes de Francia recuperaron su prestigio y autoridad. Sin embargo, mantuvieron la
rivalidad con los duques de Borgoña Felipe el Bueno y Carlos el Temerario, quienes incorporaron los
Países Bajos a sus posesiones y se colocaron entre los soberanos más poderosos de Europa. A la muerte
del Temerario, sus posesiones, que provenían de la familia de los Capetos, fueron anexadas por Luis XI,
pero los Países Bajos pasaron a manos de la hija de aquel, María de Borgoña, quienes las entrega a su
esposo Maximiliano de Austria. Esta partición de las posesiones borgoñonas fue fuente de conflicto
entre las casas de Francia y Austria.
La Edad Media termina con el fin de la independencia de los grandes principados que eran el ducado de
Borgoña (1482) y el ducado de Bretaña (vencido en 1488, reincorporado en 1491 y formalmente unido al
reino en 1532).

Edad Moderna

Artículo principal: Francia en la Edad Moderna

Afirmación del poder real

Francia en 1477

Desde finales del siglo xv hasta mediados del siglo xvi, la política exterior francesa estuvo dominada
principalmente por las guerras de Italia. Los Valois pretendían hacer valer los derechos heredados de sus
ancestros sobre el reino de Nápoles y el ducado de Milán. En 60 años, los Valois conquistaron y
perdieron cuatro veces Nápoles y seis veces el ducado de Milán. Finalmente, abandonaron sus
ambiciones en Italia. Existen varias explicaciones sobre la utilidad de estas expediciones que terminaron
inevitablemente en fracasos, entre ellas el atractivo de las riquezas y cultura de las prestigiosas ciudades
italianas, así como la voluntad de controlar rutas que permitieran amenazar los intereses de los
Habsburgo en el sur. En el siglo xvi, las estrategias militares se centraron en la idea de la frontera
ofensiva, que consistía en ocupar puntos de apoyo para evitar el avance del enemigo más que expandir
el territorio del reino.

Francisco I de Francia

En 1519, Carlos I, rey de España desde 1516, heredó las posesiones de los Habsburgo (Imperio de
Austria, Países Bajos, Franco Condado). Francia era el obstáculo a vencer para unificar territorialmente
sus territorios. El emperador disponía también de reservas inagotables de oro y plata de las colonias
españolas de América. Francisco I de Francia se presentó en vano a la elección del Sacro Imperio
Romano Germánico para limitar la influencia de los Habsburgo y fracasó también en el intento de tejer
una alianza con Enrique VIII de Inglaterra.3233 A partir de 1521, Francia entabló una guerra larga y difícil
en Italia, que comenzó con el desastre de Pavía en febrero de 1525, donde Francisco I fue hecho
prisionero. El rey se vio obligado a firmar el tratado de Madrid en 1526, que amputó un tercio del
territorio de Francia, pero reemprendió la guerra una vez liberado. En 1529, en la paz de Cambrai,
abandonó la soberanía de Flandes y Artois, dos posesiones de Carlos V, mientras que este renunció a
Borgoña.34 Aunque combatió la reforma protestante en su reino, Francisco I se alió a los príncipes
protestantes alemanes e incluso al sultán del imperio Otomano, Solimán el Magnífico, en contra de los
Habsburgo.353637 Enrique II continuó la lucha de su padre, y recuperó el Boulonnais y el pale de Calais
de los ingleses. A cambio de su apoyo a los príncipes protestantes alemanes, en guerra contra el
emperador Carlos V, obtuvo el derecho de ocupar Calais, Metz, Toul y Verdún. En 1559, el tratado de
Cateau-Cambrésis estableció finalmente la paz entre Francia y España.

En el siglo xvi la guerra se transformó considerablemente. La artillería, cuyo rol fue determinante en las
batallas navales y en los asedios, comenzó a utilizarse en los combates en campo raso. Francia, para
conservar su poder en el juego europeo, no solamente tuvo que mantener un ejército permanente (las
compagnies d'ordonnance creadas por Carlos VII), sino también poseer una artillería sólida y construir
fortalezas capaces de resistir a las nuevas técnicas de guerra.38

Castillos renacentistas del Loira: Montsoreau, Blois, Chenonceau y Chambord.

El renacimiento italiano llegó a Francia por medio de las guerras de Italia.39 Francisco I llevó a Leonardo
da Vinci a su corte. En esta época se construyeron los castillos del Loira: Blois, Chambord, Chenonceau y
Montsoreau.40 41 La escultura, la pintura y la arquitectura francesas se transforman bajo la influencia
del modelo italiano y dan origen al renacimiento francés, cuya escuela más reconocida sería la de
escuela de Fontainebleau. Francisco I fue el primer rey de Francia en comprender que el resplandor
artístico de un país es un elemento de gloria y poder. Comprendiendo la importancia de las posesiones
coloniales, Francisco I financió expediciones lejanas. En 1534 el bretón Jacques Cartier descubre Nueva
Francia, que más tarde sería Canadá.42

Jacques Cartier en Canadá.

Todo lo anterior costó bastante caro. La talla (impuesto) se multiplicó cuatro veces a lo largo del siglo xvi,
al pasar de 5 a 20 millones de libras. No obstante, los recursos fiscales fueron insuficientes para financiar
los gastos. Los reyes de Francia recurrieron a los préstamos –la deuda se duplicó entre 1522 y 1550–; a la
bancarrota en 1558 y 1567, lo que permitió anular ciertas deudas, pero sobre todo renegociar los pagos,
y la venalidad de los cargos. Un cargo era una función pública cuyos titulares fueron inamovibles desde
1467 y eran vendidos en nombre del rey. Si bien la venalidad existía desde el siglo xv, Luis XII y Francisco I
la desarrollaron de manera sistemática. Con la venalidad se instauró poco a poco la herencia oficializada
con la creación de la paulette en 1604, un impuesto anual que era 1/60 del valor de compra del cargo.
Las ventajas fueron evidentes al procurar a los reyes entradas rápidas de dinero, pero también hubo
inconvenientes.
Durante el reinado de Francisco I Auvernia se incorporó definitivamente al dominio real. Enrique IV
adquirió Bresse, Bugey, el país de Gex, lo que lo colocó en situación de entorpecer las comunicaciones
entre las posesiones de los Habsburgo. En un primer tiempo, rechazó unir a la corona sus feudos
personales bajo pretexto de preservar los intereses de su hermana. El parlamento de París rechazó, en
1590, registrar las cartas que separaban los bienes patrimoniales de la familia de Navarra y el dominio
real. Después de la muerte de su hermana, Enrique IV aceptó la integración de sus feudos al dominio
real. También en el siglo xvi se forjó la teoría de la inalienabilidad de dominio real: el rey no podía dar en
infantazgo feudos a sus hijos menores.

Las guerras de religión

Artículo principal: Guerras de religión en Francia

La masacre de San Bartolomé.

Los reinados de los tres hijos de Enrique II, Francisco II (1559-1560), Carlos IX (1560-1574) y Enrique III
(1574-1589) estuvieron marcados por las guerras de religión entre protestantes y católicos. La reforma
se había expandido progresivamente en Francia a partir de 1520, hasta el punto de que en 1562, año de
inicio de las ocho guerras de religión, una décima parte de la población era protestante. El calvinismo,
cuyos seguidores en Francia fueron llamados hugonotes, tuvieron en Normandía y el suroeste del país
sus principales bastiones.

Personajes clave de las guerras de religión: Catalina de Médici, Enrique III, Enrique de Guisa y Enrique IV.

Los hijos de Enrique II fueron reyes débiles, y la reina viuda Catalina de Médici asumió el poder como
regenta de los dos primeros. A ella se atribuye la instigación de la masacre de San Bartolomé el 24 de
agosto de 1572 y los días siguientes, cuando los protestantes fueron atacados en sus propias casas, lo
que ocasionó varios miles de víctimas en París y las provincias. La guerra civil fue también una gran
amenaza para la unidad territorial. Los protestantes prometieron a Isabel I de Inglaterra restituirle el pale
de Calais a cambio de su intervención, mientras que la reacción de los católicos, encabezados por la Liga
Católica, obtuvo el apoyo de Felipe II de España. Además, la agitación permitió a las partes implicadas
arrogarse parcelas de las regalías del Estado. Los príncipes católicos fueron muy poderosos en las
regiones donde obtuvieron el gobierno, como los Guisa en Borgoña y los Montmorency en Languedoc. El
edicto de Beaulieu de 1576 permitió a los protestantes celebrar su culto públicamente con excepción de
París. Pudieron ocupar ocho plazas fuertes y se beneficiaron de las cámaras paritarias (chambres mi-
parties, cortes de justicia con mitad de magistrados protestantes y mitad católicos) en los parlamentos.
Los protestantes pudieron así constituir un Estado hugonote dentro el Estado francés.

Las guerras de religión terminaron con la guerra de los tres Enriques. El duque Enrique I de Guisa, jefe de
la Liga Católica, se confrontó con el rey Enrique III por los acuerdos de este con los hugonotes. El poder
de Guisa, aliado de España y con un fuerte apoyo popular, llegó a ser una amenaza para el rey, quien
ordenó asesinarlo en 1588. En represalia, el monje Jacques Clément asesinó al rey seis meses después. El
trono, sin heredero de la rama de los Valois, pasó entonces a una rama colateral, los Borbones, en la
persona de Enrique IV, en otro tiempo rey de Navarra. Sin embargo, al ser protestante, Enrique IV no fue
reconocido por los católicos de la Liga, por lo que tuvo que convertirse al catolicismo en 1593.

Una vez consolidado su poder, Enrique IV puso fin a las guerras de religión al promulgar el edicto de
Nantes en 1598, en el que se reconocía al catolicismo como la religión oficial de Francia, pero se
otorgaban derechos civiles y privilegios a los protestantes. Ayudado por su ministro Sully, Enrique IV se
esforzó por volver a levantar el reino, duramente afectado por las guerras de religión. Cuando Enrique IV
fue asesinado por un católico fanático en 1610, legó en su hijo Luis XIII un reino considerablemente
reforzado.

El Gran Siglo

Ganancias territoriales de Francia entre 1552 y 1798

Con Gran Siglo (Grand Siècle) se designa al siglo xvii, que constituye uno de los períodos más ricos de la
historia de Francia. Con el fin de las guerras de religión se restableció la autoridad real. Durante este
período, marcado por la monarquía absoluta, el reino de Francia marcó de manera duradera a Europa
gracias a su expansión militar o su influencia cultural cada vez más dominante. La lengua, el arte, la
moda y la literatura francesas se difundieron por toda Europa.

Luis XIII

El cardenal Richelieu en el asedio de la Rochela, durante las rebeliones de los hugonotes.

Luis XIII tenía solamente nueve años cuando su padre Enrique IV fue asesinado en 1610. Su madre,
María de Médici, ejerció la regencia con sus favoritos y descuidó la educación del joven rey. Luis XIII
apartó del poder a su madre en 1617 al asesinar a su favorito Concini. Desde 1624, Luis XIII reinó en
colaboración estrecha con su principal ministro, el cardenal Richelieu, a quien apoya contra las intrigas
de los nobles, quienes estaban resentidos por haber sido excluidos del poder. Luis XIII condujo una
política de domesticación de los grandes señores del reino (por ejemplo, el asunto del conde de Chalais
en 1626), de endurecimiento hacia los protestantes, a quienes consiguió arrebatar las plazas fuertes que
el edicto de Nantes les había otorgado. Instaló intendencias de justicia, policía y finanzas en las
provincias. Al contrario de los oficiales, los intendentes tenían cargos revocables. Fueron indispensables
en las regiones fronterizas o en las zonas ocupadas por los franceses y aseguraron el orden al luchar
contra los pillajes de los soldados franceses y al conseguir la fidelidad de los nobles y las ciudades. El rey
acentuó la centralización al favorecer el taller de acuñación de moneda de París en detrimento de los de
provincias.

En 1620 continuaron los conflictos religiosos. Los hugonotes proclamaron una constitución para la
"República de las Iglesias Reformadas de Francia" y el ministro Richelieu utilizó toda la fuerza del Estado
para detenerlos. Obligó a los protestantes a desmantelar su ejército y fortalezas. Este conflicto terminó
con el asedio de La Rochela (1627-1628), en el que los hugonotes y sus aliados los ingleses fueron
derrotados. La paz de Alais de 1629 confirmó la libertad religiosa, pero desmanteló las defensas militares
de los hugonotes.

Desde 1635, Luis XIII y el cardenal de Richelieu entran a la guerra de los treinta años al lado de los
príncipes protestantes alemanes con el fin de reducir el poder de los Habsburgo, tanto en España, la
primera potencia europea de la época, como en Austria, la cabeza del Sacro Imperio Romano
Germánico. Para debilitar a los Habsburgo, los franceses ocuparon plazas fuertes y aseguraron los pasos
que los conectaban con sus aliados en Alsacia, Lorena y el Piamonte. El aumento considerable de la
presión fiscal a causa de la guerra provocó numerosos levantamientos populares, como la de los
crocantes de Saintonge-Périgord (1636-1637) y la de los va-nu-pieds de Normandía (1639), severamente
reprimidas.43

Luis XIV

Cardenal Mazarino.

A la muerte de Luis XIII en 1643, su hijo Luis XIV contaba cuatro años. Su madre Ana de Austria asumió la
regencia junto al cardenal Mazarino. Este último es quien gobierna de manera efectiva hasta 1661, fecha
de su muerte, incluso después de la mayoría de edad de Luis XIV. Mazarino continuó el esfuerzo bélico
iniciado por Richelieu. Las tropas francesas ganaron victorias decisivas que permitieron poner fin a la
guerra de los treinta años en 1648. El tratado de Münster de 1648 otorgó a Francia casi toda Alsacia,
confirmó la posesión de los tres obispados y le concedió tres fortalezas en la rivera derecha del Rin:
Landau, Philippsburg y Breisach. Mazarino también continuó la política de control de los pasos hacia el
Sacro Imperio Romano Germánico. El conflicto continuaría con España hasta 1659. Con la paz de los
Pirineos, el dominio real se extendió con la adquisición del Rosellón, el Artois y ciertos lugares de
Hainaut, como Thionville y Montmédy, se fijaron los Pirineos como la frontera entre Francia y España y
Luis XIV se casó con la infanta de España María Teresa de Austria.44 Durante la minoría de edad del rey
tuvo lugar la Fronda (1648-1653), una serie de rebeliones originadas por el aumento de impuestos que
colocaron al gobierno en contra de príncipes, las cortes y la mayor parte del pueblo. La Fronda fue el
último intento de la nobleza para contrarrestar el poder del rey y su fracaso fortaleció aún más a la
monarquía.45

Luis XIV.

Plaza fuerte de Neuf-Brisach, una de las fortalezas de Vauban, principal ingeniero militar de Luis XIV.

A la muerte de Mazarino en 1661, Luis XIV declaró que gobernaría solo, es decir, sin primer ministro.
Exigió a sus secretarios de Estado una estricta obediencia y les prohibió decidir sin él. Para asegurar la
obediencia de sus ministros, los eligió de entre la burguesía, como es el caso de Colbert y Le Tellier. El
reino de Luis XIV marcó una centralización extrema del poder real. Las grandes decisiones se tomaban
por el consejo superior, que se reunía dos o tres veces a la semana y no contaba más que con 3 a 5
ministros. Los intendentes se convirtieron más que nunca en la voz del rey en las provincias. Desde el
inicio de su reinado personal en 1661. Luis XIV reinstauró la autoridad real. Los gobernadores de las
provincias, procedentes de la alta nobleza, dejaron de tener ejército a su disposición y debían residir en
las cortes, lo que hacía más difícil el clientelismo. Con Colbert, el rey emprendió una reforma judicial e
hizo redactar una serie de ordenanzas o códigos aplicables en todo el reino. Al no estar seguro de la
fidelidad de los oficiales que tenían cargos hereditarios, el rey confió las funciones de estos a comisarios
con cargos revocables. Este procedimiento terminó por obligar a los oficiales a obedecer al rey. La
nobleza perdió todo poder político y su mayor preocupación fue desde entonces el ser notada por el rey.
Para ello, debía hacer gastos excesivos y solicitar pensiones al rey para asegurar su estilo de vida
fastuoso.

El palacio de Versalles, símbolo de la monarquía absoluta y del poderío francés durante el Antiguo
Régimen.

Luis XIV creía que la guerra era la vocación natural de un rey. Sin embargo, al comienzo de su reinado el
ejército era aún una empresa privada monopolizada por la nobleza. Bajo la égida de Le Tellier y después
de Louvois, los oficiales fueron controlados por administradores civiles que aplicaron reglamentaciones
estrictas y los despojaron de gran parte de su poder. Los esfuerzos para modernizar y disciplinar al
ejército permitieron a Luis XIV ganar importantes victorias en la primera parte de su reino personal. La
guerra de Devolución (1667-1668) le permitió conquistar nuevas plazas fuertes al norte de Francia, como
Dunquerque, Lila y Douai.46 Los tratados de Nimega de 1678 pusieron fin a la guerra franco-
neerlandesa.47 Luis XIV no pudo derrotar a los Países Bajos, pero adquirió el Franco Condado de
España48. Por medio de intercambios de plazas fuertes se regularizó la frontera norte. En los años 1680
y 1681 Luis XIV llevó a cabo una "política de reuniones", mediante la cual se adueñó de las zonas rurales
que rodeaban las plazas fuertes adquiridas en los tratados con otros países. En pleno período de paz se
anexó, entre otros, Nancy y Estrasburgo. Esta política involucró a Francia en dos conflictos. Tras la guerra
de las Reuniones (1684-1685), Francia ganó Luxemburgo a España y Estrasburgo al Sacro Imperio.49 La
guerra de la Liga de Augsburgo (1688-1697) confirmó la posesión francesa de Alsacia, pero Francia tuvo
que evacuar Luxemburgo, Cataluña y el Palatinado.50

El 22 de octubre de 1685, mediante el edicto de Fontainebleau, Luis XIV revocó el edicto de Nantes de
1598.43 El protestantismo fue proscrito en Francia, sus iglesias y escuelas fueron destruidas y sus fieles
tuvieron que convertirse al catolicismo o emigrar. Entre 140 000 y 160 000 eligieron esta opción.43

En 1701 comenzó la guerra de sucesión española. El nieto de Luis XIV, Felipe de Anjou, fue designado
heredero al trono de España como Felipe V. El emperador Leopoldo se opuso a que los Borbones
extendieran su poder en Europa y reclamó el trono español para sí mismo.51 Leopoldo contó con la
alianza de Inglaterra y las Provincias Unidas de los Países Bajos. Los aliados vencieron en la batalla de
Blenheim (1704) y tuvieron algunas victorias pírricas en las sangrientas batallas de Ramillies (1706) y
Malplaquet (1709), en las que perdieron demasiados hombres como para poder continuar la guerra.
Comandados por Villars, los franceses se recuperaron en batallas como Denain (1712). Finalmente, se
alcanzó un acuerdo con el tratado de Utrecht de 1713. Felipe de Anjou fue confirmado como Felipe V de
España, pero renunció al trono de Francia.51

El Siglo de las Luces

Luis XV

El duque Felipe de Orleans.

Luis XV.

Luis XV reinó de 1715 a 1774. Al contar con cinco años a la muerte de su bisabuelo Luis XIV, el poder fue
confiado a un consejo de regencia dirigido por el duque Felipe II de Orleans. Este hizo que el parlamento
de París anulara el testamento del difunto rey, que limitaba su poder. A cambio, restituyó al parlamento
el derecho de amonestación, un poder que Luis XIV le había retirado y que el parlamento utilizaría
durante todo el siglo xviii como medio de impugnación a la monarquía. La época estuvo marcada por la
relajación de la moral, el auge económico y la especulación. El gusto por los productos exóticos favoreció
el desarrollo de los puertos del Atlántico. Los comerciantes de productos coloniales, la monarquía y los
traficantes de esclavos hicieron grandes fortunas y los colonos importaban productos fabricados en
Francia. En esta época se desarrolló el puerto de Nantes y los traficantes de esclavos construyeron
imponentes edificios en Nantes, Burdeos y La Rochela. Bajo la regencia del duque de Orleans, Francia
entró en la guerra de la Cuádruple Alianza contra España. Felipe V de España se retiró del conflicto,
confrontado con la realidad de que España ya no era una gran potencia en Europa.
Cuando el regente murió en 1723, Luis XV se apoyó en uno de sus ministros, Fleury, su antiguo preceptor
y en quien tenía toda su confianza, hasta la muerte de este en 1743, fecha en la que el rey tomó las
riendas del poder. En su reinado, Francia se expandió. En 1735, tras la guerra de sucesión polaca, Lorena,
principado soberano varias veces ocupado por Francia, es donado a Estanislao Leszczyński, suegro de
Luis XV que había sido expulsado del trono polaco por Rusia y Austria. A su muerte en 1766, Lorena
entró al dominio real. Córcega, independiente de facto desde 1755, es cedida simbólicamente a Francia
por la república de Génova en 1768 y después sometida militarmente tras la batalla de Ponte Nuovo en
mayo de 1769. Años antes, en 1762, la región de Dombes se había integrado también al dominio real.
Durante los reinados de Luis XV y Luis XVI se llevó a cabo una política de simplificación y regularización
de las fronteras, con la cual se intercambiaron plazas con los estados vecinos para evitar exclaves
franceses fuera de las fronteras y enclaves extranjeros en Francia. En 1789 no existían más que tres
enclaves extranjeros en territorio francés: Aviñón y el Condado Venesino, que pertenecían al papa, el
principado de Montbéliard y la república de Mulhouse.

En el siglo xviii se forja la teoría de las fronteras naturales de Francia: el Océano Atlántico, los Pirineos, el
Mediterráneo, los Alpes, el Mosa y el Rin. Sin embargo, esta teoría no parece que fuera en ese momento
la doctrina oficial del Estado, pues Luis XV rechazó varias veces la anexión de los Países Bajos Austriacos
(la Bélgica actual), que quedaban dentro de esos límites.

Escuela militar, París.

Plaza de la Bolsa, Burdeos.

Plaza Stanislas, Nancy.

En 1740, estalló la guerra de sucesión austriaca. La guerra se desarrolló en América del Norte, la India y
Europa y se acordaron términos no concluyentes en el tratado de Aquisgrán (1748). Prusia se convertía
en una amenaza, ya que había ganado territorio sustancial a expensas de Austria. Esto llevó a la
revolución diplomática de 1756, en la cual las alianzas de la guerra anterior se invirtieron en su mayoría.
Francia era ahora aliada de Austria y Rusia, mientras que Gran Bretaña era aliada de Prusia. Este fin del
conflicto no fue visto como una paz, sino como una mera tregua.

La guerra de los siete años (1756-1763) enfrentó a Francia contra Gran Bretaña. En Norteamérica,
Francia tuvo ciertos éxitos temporales en alianza con varios pueblos amerindios, pero fue derrotada en
la batalla de Quebec. En Europa, intentó en vano varias veces sojuzgar a Hanóver, y con sus aliados Rusia
y Austria estuvo a punto de destruir a Prusia, pero la alianza anglo-prusiana fue salvada por el milagro de
la Casa de Brandeburgo. En el mar, Francia sufrió derrotas en Lagos y la bahía de Quiberon en 1759, y un
bloqueo forzó a los buques franceses a permanecer en puerto. La paz se concluyó en el tratado de París
(1763) en el que Francia perdió su imperio con la pérdida de Nueva Francia y la India, donde solo
conservó Yanaon, Chandernagor, Karikal, Mahé y Pondicherry, frente a su rival la Gran Bretaña.

El problema más grande del Estado es el déficit presupuestario crónico, que hace al rey dependiente de
los hombres de finanzas y manejadores de dinero. Otra fuente de parálisis fue la oposición del
parlamento, que se coloca como defensor de las leyes del reino y como un poder de contrapeso.
Oponiéndose a toda tentativa de reforma del reino, el parlamento contribuye a la crisis de la monarquía
absoluta durante el reino de Luis XVI.

Luis XVI

Luis XVI.

El nieto de Luis XV, Luis XVI, llegó al poder en 1774. De naturaleza tímida, vivió en una corte penetrada
por las intrigas y las camarillas. Su reinado estuvo marcado por una política veleidosa. Frente a las
presiones de la corte, de los parlamentos y de la nobleza, el rey es incapaz de tomar las medidas
necesarias para subsanar una deuda pública y un déficit presupuestario desmesurados.

Habiendo perdido su imperio colonial, Francia vio una oportunidad de vengarse de Gran Bretaña al
firmar una alianza con los estadounidenses en 1778 y enviar un ejército y una armada a las Trece
Colonias. El almirante Grasse derrotó a una flota británica en la bahía de Chesapeake mientras que el
conde de Rochambeau y el marqués de Lafayette se unieron a las fuerzas estadounidenses para derrotar
a los británicos en Yorktown. La guerra concluyó con el tratado de París (1783) y la independencia
estadounidense, pero con grandes deudas para Francia.

Pese a los intentos de centralización administrativa, el país no estaba unificado. Existían aduanas
interiores entre las provincias y no había unidad de pesos y medidas. Todo esto trabó el desarrollo
económico de Francia en una época en que Inglaterra estaba en pleno despegue industrial. Los
impuestos no se recaudaban de la misma manera en todo el país, aun cuando los intendentes
supervisaban la repartición y la recaudación. Pese a los esfuerzos emprendidos por Francisco I con la
ordenanza de Villers-Cotterêts, las leyes no eran las mismas en todo el reino. El norte estaba aún regido
por el derecho consuetudinario (usos y costumbres), con poco más de 300 costumbres, mientras que el
sur estaba regido por un derecho escrito, inspirado en el derecho romano. El Antiguo Régimen tenía por
costumbre no suprimir nada, sino superimponer. De esta manera, en la década de 1780 existía una
maraña de circunscripciones con tamaños y funciones diferentes: diócesis de la Antigüedad, bailías y
senescalías de la Edad Media y generalidades del siglo xvi. Por ejemplo, un habitante de Saint Mesnin
residía en la bailía de Semur, pagaba sus impuestos en la oficina de recaudación de Semur, estaba
supeditado al subdelegado de Vitteaux y al obispo de Dijon. Si tenía algún asunto con aguas o bosques,
debía dirigirse a Avallon; si tenía necesidad de justicia consular, su viaje lo llevaba a Saulieu. Esta
confusión se explica por la manera en que se formó el dominio real. Con cada adquisición, los reyes
prometían respetar los privilegios y las costumbres de las provincias y las ciudades. Al alba de la
revolución, las particularidades regionales seguían muy vivas.

La Ilustración francesa

Líderes de la Ilustración francesa: Voltaire, Montesquieu, Rousseau y Diderot

Desde finales del siglo xviii y durante todo el siguiente Francia sería epicentro de tendencias
intelectuales que se conocen bajo el término de la Ilustración, antesala de la Revolución francesa y la
Revolución industrial.

Los "filósofos" fueron intelectuales franceses que dominaron la Ilustración francesa y fueron influyentes
en toda Europa. Sus intereses eran diversos, y había expertos en ciencia, literatura, filosofía y sociología.
Su objetivo era el progreso humano. Al concentrarse en ciencias sociales y materiales, creían que una
sociedad racional era el único resultado lógico de una población librepensadora y congruente. También
defendían el deísmo y la tolerancia religiosa. Muchos creían que la religión era una fuente de conflicto
desde tiempos eternos y que el pensamiento lógico y racional era el camino a seguir para la humanidad.

En la primera mitad del siglo xviii el movimiento estuvo dominado por Voltaire y Montesquieu, pero el
movimiento creció a medida que el siglo avanzaba. En general, los filósofos se inspiraron en los
pensamientos de René Descartes, el escepticismo de los libertinos y la divulgación de la ciencia de
Bernard de Fontenelle. Las disensiones sectarias dentro de la iglesia, el debilitamiento gradual del
monarca absoluto y las numerosas guerras de Luis XIV permitieron que su influencia se extendiera por
Europa, en lo que se conoce como despotismo ilustrado. Entre 1748 y 1751 los filósofos alcanzaron su
período más influyente, con Montesquieu (El espíritu de las leyes, 1748) y Jean Jacques Rousseau
(Discurso sobre los efectos morales de las artes y las ciencias, 1750).

El filósofo Denis Diderot fue el editor el jefe de uno de los mayores logros de la Ilustración, la
Enciclopedia (1751-1752), una obra de consulta con 72000 artículos que provocó una revolución en el
aprendizaje en el mundo ilustrado.

Edad Contemporánea
Revolución francesa

Artículo principal: Revolución francesa

Fue un proceso social y político que se desarrolló entre 1789 y 1799 cuyas principales consecuencias
fueron la abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la República, eliminando las bases
económicas y sociales del Antiguo Régimen. Si bien la organización política de Francia osciló entre
república, imperio y monarquía durante 75 años después de que la Primera República cayera tras el
golpe de Estado de Napoleón, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y
dio a luz a un nuevo régimen donde la ciudadanía, y en algunas ocasiones las masas populares, se
convirtieron en la fuerza política dominante en el país.

Asamblea Nacional y Asamblea Constituyente (1789-1791)

El juramento del juego de pelota, 20 de junio de 1789

Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789

Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano de 1789

Incapaz de establecer un impuesto universal, Luis XVI convocó a los Estados generales el 5 de mayo de
1789 en Versalles.52 El tercer estado logró tener doble representación, pero sus votos no se contaron
doble. Por esta situación, el tercer estado rompió con los Estados generales y con el apoyo de algunos
miembros del clero y la nobleza decidió constituirse en Asamblea Nacional, un cuerpo legislativo erigido
en representante de la nación.

Luis XVI cerró la sala de los Estados, en un intento por evitar que la Asamblea se reuniera. Esta, con
apoyo de algunos miembros de la nobleza y el clero, logró reunirse y proclamar el juramento del juego
de pelota en un edificio cercano en Versalles, el 20 de junio de 1789, en el cual sus miembros juraron
mantenerse juntos hasta dotar al reino de una constitución.53 El 9 de julio la Asamblea adoptó el
nombre de Asamblea Nacional Constituyente.

Ante la inestabilidad política y la crisis económica, París cayó en la anarquía. La concentración de tropas
reales en Versalles, París y alrededores, y el despido del ministro de economía Necker por haber apoyado
a la Asamblea hicieron temer que se preparara un golpe de Estado. Los electores parisinos se reunieron
el 13 de julio para formar milicias burguesas, cuyo símbolo era la escarapela bicolor, los colores
tradicionales de París.54 Al día siguiente, 14 de julio de 1789 los insurgentes, apoyados por estas
milicias, se lanzaron a tomar la prisión de la Bastilla, que servía de depósito de armas y municiones y a la
vez era un símbolo de la tiranía monárquica. Este evento se celebra cada año como la fiesta nacional de
Francia. Los insurgentes se dirigieron después el ayuntamiento de París y ejecutaron a su gobernante,
Jacques de Flesselles.

Marcha de mujeres hacia el palacio de Versalles.

El 15 de julio Bailly, entonces presidente de la Asamblea, es designado primer alcalde de París bajo una
nueva estructura de gobierno conocida como la Comuna de París. Las milicias burguesas cambian su
nombre a Guardia Nacional, cuyo comandante es Lafayette.55 El rey aceptó el nuevo orden nacido de la
revolución al visitar la Asamblea el 16 de julio de 1789, y al día siguiente el ayuntamiento París, donde
aceptó portar la escarapela bicolor.56 El 27 de julio, la escarapela bicolor se cambia a tricolor a
propuesta de Lafayette, donde la franja blanca representaba al rey.54 Esta sería el antecedente de la
bandera de Francia. A pesar de alcanzarse la paz entre el rey y los insurgentes, en el interior del país
estallaron violentas rebeliones campesinas llamadas "el gran miedo".57 Además, varios miembros de la
nobleza, el clero e incluso de la burguesía, no dispuestos a aceptar los cambios, partieron al extranjero
en busca de apoyo para combatir la revolución: son los llamados emigrados.5859 En agosto, la Asamblea
publicó varios decretos, entre los que destacan el reconocimiento al rey y la abolición de los privilegios,
el feudalismo, la servidumbre y el diezmo, así como la declaración de los derechos del hombre y el
ciudadano.55 En octubre de 1789 una multitud encabezada por mujeres marchó al palacio de Versalles
para protestar por la escasez de pan; tras lo cual la familia real y la Asamblea fueron obligadas a
establecerse en el palacio de las Tullerías, en París.60

El año siguiente —1790— la Asamblea remplazó las antiguas provincias por 80 departamentos de
tamaño y población similar,61 eliminó las aduanas internas,62 estableció el sistema métrico como
unidad de medida,63 eliminó los gremios y estableció la libertad de empresa62 y la igualdad de
derechos para católicos, protestantes y judíos,64 nacionalizó las propiedades de la Iglesia y redactó la
constitución civil del clero.65 Estas medidas fueron rechazadas en gran medida por la mayor parte del
clero en Normandía, Bretaña y Vendée, regiones donde la población civil, profundamente católica, se
mostró hostil a la revolución. El clero refractario —que no juró la constitución— fue perseguido.

En junio de 1791 la familia real salió en secreto de París con rumbo a la frontera nororiental con el
objetivo de reunirse con tropas realistas, pero solo pudo llegar a Varennes, donde fue descubierta,
obligada a regresar a París y permanecer en el palacio de las Tullerías en una suerte de prisión
domiciliaria.6667 La fuga de Varennes provocó una división entre los revolucionarios, entre los que
querían mantener la monarquía y los que querían abolirla.62 En la masacre del Campo de Marte del 17
de julio de 1791 Lafayette, bajo las órdenes de la Asamblea, disparó contra una multitud que
demandaban la república.62 Tras la masacre, la Asamblea ordenó el cierre de periódicos radicales, como
el Amigo del pueblo de Marat, y persiguió a políticos republicanos, hasta que aplicó la amnistía en
septiembre.68
La Asamblea redactó la constitución el 3 de septiembre de 1791, de corte monárquico, que establecía la
división de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; ratificaba los decretos de 1789 y 1790, establecía el
sufragio censitario y la educación laica.69 La soberanía recaía en el pueblo y ya no en el monarca, que
pasaba a ser "rey de los franceses" en lugar de "rey de Francia", era la cabeza del poder ejecutivo, su
posición era bastante limitada, pero tenía poder de veto.69 Luis XVI juró la constitución el 13 de
septiembre.70

Asamblea Legislativa (1791-1792)

La reina María Antonieta frente a la muchedumbre en el palacio de las Tullerías, el 20 de junio de 1792.

Asalto a las Tullerías el 10 de agosto de 1792.

El 1 de octubre de 1791 se formó la Asamblea Legislativa, elegida entre 4,3 millones de hombres que
pagaban cierta cantidad mínima de impuestos.71 El 20 de abril de 1792 la Asamblea votó por declarar la
guerra a Austria, lo que sería el inicio de las guerras revolucionarias francesas.72 A finales de ese mismo
mes, Francia invadió y conquistó los Países Bajos Austriacos.72

La Asamblea estaba compuesta por la derecha: el club de los feuillants —monárquicos portavoces de la
alta burguesía—, la izquierda, procedente de los clubes de los jacobinos (izquierda moderada) y
cordeliers (izquierda radical) —burguesía media y cercanos al pueblo llano—, y el grupo más grande,
llamada el centro o "partido constitucional".73

El 12 de junio de 1792 el rey vetó los decretos de la Asamblea sobre la deportación del clero refractario y
la creación de un campamento de la guardia nacional para defender París.74 Esta actitud provocó una
manifestación hacia el palacio de las Tullerías el 20 de junio de 1792. En este episodio cobraron
relevancia los sans-culottes, milicias populares que obligaron al rey a portar el gorro frigio, pero el
monarca no dio marcha atrás en su veto.75 La entrada de Prusia a la guerra del lado de Austria el 6 de
julio hizo que la Asamblea ignorara el veto real y convocara a todos los voluntarios a defender París. El
manifiesto de Brunswick, redactado el 25 de julio de 1792, fue una amenaza prusiana a la población de
París si el rey de Francia y su familia eran lastimados, terminó por derrumbar la reputación del rey, a
quien acusaron de colaborar con el enemigo.75 El 10 de agosto de 1792 ocurrió un ataque violento de
ciudadanos y miembros de la guardia nacional contra el palacio de las Tullerías.75 Este ataque
organizado por la comuna de París masacró a la guardia suiza y obligó a la familia real a refugiarse en la
Asamblea.75 Esta suspendió temporalmente la función constitucional al rey y convocó a elecciones.75
Desde entonces, la Asamblea pierde poder y la comuna, dominada por jacobinos y aliada de los sans-
culottes y declarada rebelde,75 ejerce un gobierno de facto.76
A inicios de septiembre de 1792, cientos de parisinos enardecidos por la derrota francesa en Verdún, las
rebeliones en el oeste y rumores de conspiraciones entre prisioneros y políticos y el enemigo extranjero,
atacaron las prisiones y ejecutaron entre 1000 y 1400 prisioneros.77 78 Marat, político radical
republicano y cercano a los estratos sociales más bajos, incitó a que en las provincias se siguiera el
ejemplo de París.78 Tanto la Asamblea como la Comuna de París fueron incapaces de evitar las
masacres.72 Las elecciones se llevaron a cabo entre el 2 y el 19 de septiembre.

Convención Nacional

Dominio girondino (1792-1793)

Batalla de Valmy, primera gran victoria de la Francia revolucionaria.

Ejecución de Luis XVI el 21 de enero de 1793.

Guerra de Vendée, la principal insurgencia contrarrevolucionaria en el oeste de Francia.

Arresto de los girondinos el 2 de junio de 1793.

Tras las elecciones de septiembre de 1792, la Convención Nacional sustituyó a la Asamblea Legislativa. La
Convención tuvo su primera reunión el 20 de septiembre, cuando se estableció la primera república
francesa,54 que coincidió con la primera gran victoria francesa en Valmy bajo el mando de Dumouriez.
La convención estaba formada por la derecha o girondinos (la mayoría antiguos jacobinos), la izquierda o
montañeses (jacobinos y cordeliers), y la mayoría, llamada el centro o llanura, sin una ideología definida.
La Convención creó la república y el calendario republicano, que remplazaba al calendario gregoriano
cristiano y el año 1792 fue renombrado como el año I.7975

La época de la Convención Nacional estuvo marcada por las guerras revolucionarias, que amenazaron la
existencia de la república tanto en el extranjero como en el interior y por la rivalidad entre girondinos y
montañeses. Los girondinos, que dominaron los primeros meses gracias al apoyo de la llanura, pugnaban
por el respeto a las instituciones, detener las agitaciones de los sans-culottes, contener a la Comuna de
París y crear un gobierno descentralizado. Acusaban a los montañeses por las matanzas de septiembre y
de querer instaurar una dictadura, al tiempo que alentaban rebeliones contra gobiernos promontañeses
en provincia.80 Establecieron medidas a favor de emigrados y sospechosos e intentaron salvar la vida del
rey, acciones que los montañeses juzgaron contrarrevolucionarias.80
En el aspecto militar, parecía que se alcanzaría la paz, pero los girondinos buscaban extender la
revolución fuera de Francia.81 El exrey Luis XVI fue juzgado, sentenciado y ejecutado en la guillotina en
enero de 1793, tras lo cual inició la guerra de la primera coalición (1792-1797), a la que además de
Austria y Prusia se integraron Gran Bretaña y España. Francia fue invadida por cuatro países al mismo
tiempo. La leva de 300 000 hombres provocó disturbios y del 10 al 15 de marzo de 1793 estalló la guerra
de Vendée, una insurrección en defensa de la religión católica y la monarquía.8283 Francia sufrió una
derrota ante Austria en Neerwinden en marzo de 1793 y el general Dumouriez se pasó al bando
enemigo.82 Su deserción y la guerra civil comenzaron a poner a la llanura del lado de los montañeses:84
se agravaron las leyes contra emigrados y refractarios, se redactó la ley del máximo general —que
establecía precios máximos a los productos básicos—, se organizó el tribunal revolucionario y el 6 de
abril se creó el Comité de Salvación Pública, compuesto por 9 y después por 12 miembros de la
Convención, que se encargaría de las funciones ejecutivas.8472

Los montañeses tramaron un golpe de Estado con el apoyo de los sans-culottes y la Guardia Nacional
que se hace efectivo con la insurrección del 31 de mayo y el decreto del 2 de junio de 1793 que expulsó
a los girondinos y ordenó su arresto.85

Dominio jacobino (1793-1794)

Robespierre

Ejecución de émigrés en la guillotina, durante el reinado del terror

Ahogamientos de Nantes de 1793, parte de la represión contra los rebeldes contrarrevolucionarios

Festival del Ser Supremo en París, 8 de junio de 1794

Los montañeses llegaron al poder y establecieron un gobierno extremadamente centralizado en el que


las decisiones eran tomadas por el Comité de Salvación Pública. Robespierre, procedente del club de los
jacobinos, terminaría por dominar el comité y fijar la agenda de la Convención. El gobierno jacobino, que
contaba con el apoyo de las masas,86 87 adoptó medidas económicas urgentes para lidiar contra la
escasez de alimentos, se castigó con pena de muerte el acaparamiento y la especulación, se aplicó el
control de precios, se hicieron ciertas concesiones a las clases populares, se abolió la esclavitud y se
redactó una nueva declaración de derechos del hombre y del ciudadano. El 24 de junio de 1793 se
adoptó la constitución del año I, democrática y descentralizada que establecía el sufragio universal
masculino y el derecho a la insurrección, que sin embargo nunca llegaría a entrar en vigor al declararse el
gobierno en estado revolucionario hasta que se alcanzase la paz. Se instauró la leva en masa, que reclutó
420 000 soldados y el ejército aumentó a más de 600 000 hombres.88
Durante el gobierno del Comité de Salvación Pública hubo movimientos de descristianización que
intentaban remplazar la fe católica: son las religiones del culto de la razón (1793-1794), que incluía
iconoclasia, cierre de iglesias o su reconversión a templos de la razón,89 y el culto del ser supremo —una
religión deísta no cristiana—; esta última una iniciativa de Robespierre de 1794.90

En el verano de 1793, en la mayoría de los departamentos había oposición al curso que había tomado la
revolución. Varias rebeliones estallaron: Lyon, Toulon, Marsella, Burdeos, Bretaña y Caen,72 mientras
que en Vendée los rebeldes ganaban importantes batallas. Algunos girondinos sobrevivientes alentaron
rebeliones y Marat fue asesinado el 13 de julio. Para combatir la contrarrevolución, la Convención
aprobó la Ley de sospechosos el 17 de septiembre de 1793, que ordenó el arresto de los opositores al
gobierno.91 Este decreto sería una de las causas de la sentencia a muerte ante el tribunal revolucionario
de unas 17 000 personas hasta julio de 1794, dentro de la fase conocida como el reinado del terror.92 93
Los criterios para ser juzgado por el tribunal eran vastos y ambiguos y el juicio era inapelable.72

La guerra civil terminó con la derrota de los vendeanos en la batalla de Le Mans el 12 de diciembre de
1793,94 al mismo tiempo que se sofocaba la rebelión de Toulon apoyada por los británicos. Un mes
antes se habían sofocado las rebeliones de Normandía, Burdeos y Lyon. La represión que siguió fue
brutal.95 Algunos historiadores consideran que la guerra civil costó 450 000 víctimas.96 97

Además de una dura represión contra los rebeldes, el terror se convirtió en un arma contra los rivales
políticos de Robespierre y lo mismo fueron ejecutados rebeldes como las facciones montañesas de
extrema izquierda (los exagerados de Hébert) y moderadas (los indulgentes de Danton).98 Con la ley de
22 de pradial (10 de junio de 1794) la persecución se hizo aún más severa y se limitaba la capacidad del
acusado para defenderse.99

Mientras tanto, la guerra marchaba bien. Francia obtuvo victorias contra Austria y Gran Bretaña en mayo
y junio de 1794, lo que abrió Bélgica a la conquista francesa.72 En un año, los jacobinos habían
derrotado la contrarrevolución, pero perdieron apoyo popular al no cumplir demandas básicas de las
clases bajas, mientras que sectores de la burguesía y el campesinado se enriquecieron con la venta de
bienes del Estado.100

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