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Coyuntura.
La Voz y la Mirada de la Realidad.*

Por: Jaime Rafael Nieto López.


Sociólogo. M.g. Ciencia Política
Profesor Universidad de Antioquia

“Aquel que no haya tenido en su vida acontecimientos más grandes y sublimes


que los que tuvieron sus semejantes no podrá interpretar lo que hay en el pasado
de grande y sublime. La palabra del pasado es siempre palabra del oráculo. No
podreís entenderla si no sois los constructores del porvenir y los intérpretes del
presente”.
F. Nietzche.

I. Presentación.

Hasta muy recientemente los estudios de coyuntura eran algo excepcional en el


trabajo académico de los investigadores sociales. Los estudios de larga duración
(históricos), generalmente centrados en las estructuras sociales, o los estudios
fenoménicos o de casos, eran la nota predominante en las ciencias sociales hasta
bien entrada la década de los años setenta. Esta característica dominante en las
ciencias sociales, por supuesto, era el correlato del dominio que, a su vez, ejercían
sobre ellas las corrientes estructuralistas y funcionalistas como sus paradigmas
por excelencia durante todo el período de la segunda postguerra mundial.

Desde hace cerca de dos décadas, sin embargo, se abrió espacio en las ciencias
sociales a enfoques y perspectivas teóricas centradas en la recuperación del
sujeto, muchas veces a expensas de las consideraciones teóricas acerca de la
importancia de las estructuras. Esta revisión de enfoques provenía desde las más
diversas disciplinas y escuelas, entre las que se podría mencionar una reelectura
del marxismo, del funcionalismo y de la economía política liberal. La tríada de los
neos: neofuncionalismo, neomarxismo y neoliberalismo, parece evocar
nuevamente al sujeto a partir de los años 80s.

Este viraje y volcamiento hacia el sujeto producido en las ciencias sociales


contemporáneas resulta de mucha importancia para el análisis de coyuntura
justamente porque una de sus columnas epistémicas se funda en el papel que
éste le concede a los actores y a su dinámica en la configuración de la trama

*
Este Artículo recoge los aspectos fundamentales que sirven de base teórica y metodológica para
el Proyecto de Observatorio Socio-político presentado al CODI de la Universidad de Antioquia
2

social, aún si la perspectva teórica en la cual se inscribe nuestra aproximación


contradice muchos de los supuestos en los que se inspira ese viraje. Por lo
general, tal viraje corresponde con la irrupción de un nuevo clima teórico y cultural
que denosta de los así llamados metarrelatos o grandes teorías
omnicomprensivas que predominaron durante la segunda postguerra mundial.

Desde la tradición sociológica norteamericana, por ejemplo, destaca en particular


el resurgimiento de la Escuela de Chicago, centrada en la llamada sociología
cualitativa o del actor, a partir de los enfoques etnometodológicos y fenoménicos,
siendo los estudios biográficos una de sus formas más recurrentes. La mayoría de
sus críticos no vacilan en caracterizarla como una suerte de “neoempirismo”
subjetivista por el doble aspecto que conjunga: por un lado, la sobreestimación del
punto de vista del sujeto per se como fuente de verdad respecto de la realidad, y
por el otro, el autocentramiento que concede al sujeto en la percepción de la
realidad, presciendiendo de cualquier mediación teórica y/o referente de realidad.

Desde una perspectiva postmoderna que hunde sus raíces en cierta tradición
marxista, como la que se revela por ejemplo en Ernesto Laclau y Chantal Mouffe,
se escucha igualmente un eco atronador contra toda forma de determinismo
estructural y un reclamo por la indeterminación del sujeto a la hora de estudiar y
comprender sus prácticas. Tal perspectiva adopta generalmente la forma de una
teoría descentrada y contingente del sujeto como repulsa al determinismo
estructuralista que predominó en el marxismo de los años 60s y 70s.

El individualismo metodológico presente bajo las diferentes formas y matices de


neoliberalismo, proveniente del campo de la filosofía política y de la economía
neoclásica (pero no en absoluto ausente de la teoría sociológica contemporánea),
reestituye también a su manera el valor y el principio explicativo y prescriptivo de
la acción social a partir del sujeto individual, restitución que generalmente viene
acompañada de un discurso político de derecha.

Pese a que estas distintas perspectivas teóricas, en grados desiguales, alimentan


una suerte de aversión por la estructura, por la historia o por la macrorealidad,
como referentes obligados de comprensión de las prácticas y acciones del sujeto,
tienen el mérito, como hemos indicado más arriba, de recuperar la dimensión
subjetiva y volitiva para la comprensión de las dinámicas sociales y políticas
contempráneas.

Por otra parte, los mismos actores sociales se ven colocados progresivamente en
escenarios en los cuales sus prácticas están cada vez menos definidas por
prescripciones teleológicas o preconstituidas o de sentido histórico prestablecido.
Escenarios surcados cada vez más por la incertidumbre en los que la posibilidad
de imponer determinados sentidos a la realidad, en términos de presente y de
futuro, derivan más de la lectura adecuada y rigurosa del contexto de interacción y
de su poder que en la ilusión del desenvolvimiento fatal de la historia.
3

Asistimos pues a dos suertes de movimientos no necesariamente simétricos. Por


un lado, desde la teoría, orientado a una recuperación del actor como protagonista
del hacer social; y por otro lado, desde la práctica misma de los actores, dirigida a
una lectura de la realiad como horizonte múltiple de posibilidades. Hoy, más que
hace algunos lustros, los actores socio-políticos se ven compelidos a contar con
estudios muy serios del contexto y de sus posibilidades para definir futuros cursos
de acción.

Todo lo anterior parece convalidar la importancia de una aproximación a la


realidad en términos de coyuntura, y consiguientemente la necesidad de aplicar y
desarrollar el Análisis de coyuntura como herramienta teórica y metodológica en el
estudio de esa realidad. Tal aplicación, cuando se realiza de manera sistemática y
con el rigor exigido, puede contribuir a que los actores socio-políticos del
entramado social tomen decisiones fundadas en análisis y estudios acorde con los
desafíos del presente y sus proyecciones futuras.

Este ensayo busca contribuir a la reflexión contemporánea sobre la lectura de la


realidad en términos de coyuntura y mostrar la importancia del Análisis de
Coyuntura como estrategia metodológica y teórica para su comprensión. La
perspectiva teórica en la cual se inspira esta contribución proviene en general de
un intento por conjugar la tradición marxista y sus desarrollos recientes con
aportes provenientes de enfoques y teorías que pretenden radicalizar el punto de
vista del sujeto en la comprensión de la realidad social.

Quiero advertir y al mismo tiempo reconocer que buena parte de las


consideraciones teóricas y metodológicas aquí formuladas han sido acumuladas y
sistematizadas con mis estudiantes en los marcos del Seminario de Análisis de
Coyuntura realizado durante varios semestres en el Programa de Sociología de la
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Tales elementos, además, han sido
retomados en lo fundamental de los aportes que recientemente han realizado en
este campo autores colombianos y latinoamericanos, quienes han sido estudiados
de manera sistemática y por mucho tiempo. Aquí los expondré y recrearé de
manera abreviada con la expectativa de que puedan ser enriquecidos y
desarrollados por la comunidad académica.

II. Coyuntura: la Mirada.

¿Qué se entiende por Coyuntura y cómo analizarla? En esta pregunta se encierra


un cúmulo de problemas teóricos y metodológicos no siempre de fácil resolución
4

ante la ausencia de respuestas sistemáticas y organizadas 1.

No es fácil en realidad dar respuestas definitivas a este interrogante, entre otras


cosas porque, pese a lo dicho más arriba, no parece haber consenso entre los
analistas sociales sobre el significado y los alcances de la coyuntura y de cómo
interpretarla. Recientemente uno de los analistas del país más autorizado y que
más tiempo ha dedicado a teorizar el tema, llegaba a una conclusión
desconsoladora, justamente para indicar la ausencia de un acuerdo básico acerca
de éste 2.

Sin embargo, la dificultad no es un obstáculo para indicar algunas líneas básicas


de orden teórico y metodológico que posibiliten acometer una labor seria y
rigurosa en el campo de la realidad social.

Conviene pues empezar por una aproximación al concepto o a la categoría de


coyuntura, y dentro de ella que empecemos por enunciar los marcos referenciales
en que una tal aproximación teórica pueda ser plausible.

Si en las notas preliminares he relievado la importancia que ha cobrado el sujeto


ha sido justamenete en atención a una premisa teórica que pretende articular el
conjunto de nuestra aproximación, la cual quiero indicar enseguida y desarrollar
luego: cuando hablo de coyuntura me estoy refiriendo (o remitiendo) directamente
al campo de acción y de posibilidades de los sujetos o de los actores, esto
es, nos ubicamos en el terreno de sus prácticas en cuanto tales. Por otra parte,
cuando aquí se habla de actores me estoy refiriendo a actores colectivos y no
individuales, tal como lo precisaremos más adelante. Incluso, en situaciones
extremas en que el actor es así mismo una persona o un individuo, su
consideración como actor viene dada en tanto ecarna, sintetiza o desencadena
procesos sociales o intereses colecivos.

Para desarrollar esta tesis, y por esta vía aproximarnos al concepto de coyuntura,
conviene que demos un rodeo resumido acerca de algunas nociones previas.

Realidades y Sujetos.
Quiero empezar por la aproximación a un concepto de base, se trata del concepto
de realidad. Qué es la realidad? Una primera aproximación nos sugiere asumir por
realidad no sólo lo que “objetivamente” es o nos parece ser (falsa o verdadera),
sino también lo que ha sido (principio de la historia) y, sobre todo, lo que puede
llegar a ser, esto es, como posibilidad y potencialidad. Siguiendo la metáfora de
la fotografía y la película, puede decirse que la realidad es cinética y dinámica, a la

1
OSORIO, Jaime. El análisis de coyuntura. México: CIDAMO 1987, p15.
2
CAMACHO G., Alvaro. “Narcotráfico, Coyuntura y Crisis: Sugerencias para un debate”. Tras las
huellas de la crisis. Bogotá: Tercer Mundo-Fescol-Iepri, 1996, p128.
5

manera de una secuencia fotográfica en movimiento (como la película), es decir,


un proceso; no un presente petrificado, estático, o un instante (como la fotografía).
Sin embargo, es gracias a esta distinción como cabe igualmente formular su
estrecha articulación.

La categoría de potencialidad, inherente al concepto mismo de realidad, implica


entender cualquier determinación como inacaba, abierta a nuevas realidades
susceptibles así mismo de enriquecer las determinaciones establecidas. De esta
manera, la noción de potencialidad se refiere a los elementos por devenir, pero a
la vez es concomitante a cómo esos elementos pueden ser activados 3.

En otros términos, la realidad, generalmente reducida al presente o al instante,


por el contrario, resulta de la conjugación sincrónica de los tres tiempos: pasado,
presente y futuro. Desde esta perspeciva, la idea de futuro es la que confiere
sentido a la intervención de los actores sobre la realidad como producto histórico.
De acuerdo con esto, puede decirse que la práctica de los actores sintetiza historia
y política, entendida esta última como la posibilidad de un orden deseado.

Ernst Bloch en su Principio Esperanza define la realidad en los siguientes


términos: “Lo real es proceso, y este es la mediación muy ramificada entre:
presente, pasado no acabado y, sobre todo, futuro posible”4. Hugo Zemelman
formula esta misma idea en términos similares: “El planteamiento del presente
como momento dinámico, dado por un pasado pero que a la vez se construye,
conduce necesariamente a pensar la historia como una secuencia de coyunturas,
cada una de las cuales es un espacio para la inserción en la lógica objetiva de los
distintos sujetos sociales”5.

La coyuntura como concepto y el Análisis de ésta como método reclama un


vínculo muy estrecho entre realidad y futuro, pues es en esa interacción en la que
aquellos cobran sentido. De ahí el énfasis en la idea de futuro, pues es la que dota
de sentido la práctica de los actores. Como bien lo anota Hugo Zemelman: “La
realidad social no es un objeto posible sólo de observarse correcta o
incorrectamente, sino que es una construcción social de acuerdo con un
proyecto de futuro” 6.

El futuro como proyecto se incorpora al presente y determina el modo y contenido


de su apropiación. La incorporación de la exigencia de futuro tiene implicaciones
sobre el concepto que se tenga de realidad. Para decirlo nuevamente con
Zemelman, implica que ésta deje ser simple producto para devenir en un

3
ZEMELMAN,Hugo. Los Horizontes de la Razón. México: Antropos, 1992, p23.
4
Citado por H. Zemelman en Ibid., p8
5
Zemelman, Hugo. Op Cit. p. 34.
6
ZEMELMAN, Hugo. De la Historia ala Politica. La experiencia de América Latina. México: Siglo
XXI-UNU, 1989 p. 21
6

producente; o que la realidad deba ser comprendida como un articulación entre lo


dado y lo potencial.

Sólo si se entiende la realidad desde esta perspectiva dinámica, surcada de


posiblidades, puede haber campo para la coyuntura como un momento o una
dimensión específica de la realidad social y, así mismo, puede abrise un espacio
para la imaginación, la creación y la intervención desde las ciencias sociales.

Por supuesto, esta perspectiva teórica choca con las diferentes concepciones del
tiempo en que se ha colocado a la realidad, desde la antiguedad hasta la
modernidad. Por un lado, rompe con la imagen mítica y cíclica del “eterno retorno”
de los antiguos y del mundo rural; por otro lado, con la imagen del “tiempo de
espera” en su doble versión: como tiempo de espera del mesías en la imagen
judeocristiana del tiempo, y como tiempo de espera de la revolución en la imagen
del revolucionarismo mesiánico; y, por último, rompe con la concepción teleológica
del “eterno progreso” o del progreso infinito de la modernidad 7.

Desde esas imágenes del tiempo de la realidad, la historia y las sociedades se


despliegan imperturbables, hacia metas y períodos prestablecidos, “ya sabidos”.
En estas diferentes perspectivas, no hay lugar y carece de todo sentido evocar la
coyuntura como dimensión de la realidad y como campo para la investigación
teórica.

Otro tanto podemos decir respecto de la percepción contemporánea de la realidad.


En efecto, el clima cultural contemporáneo denominado postmoderno que por
igual impregna a las sociedades del centro y de la periferia, trae consigo una
percepción nueva de los sujetos respecto del tiempo de la realidad. Como bien lo
anota Capella, se trata de un cambio drástico en la manera específica de
considerar el pasado histórico y una posición diferente de la mantenida por las
generaciones anteriores ante el futuro y ante el presente 8). El tiempo
postmoderno es el tiempo del eterno presente, del instante, del aquí y el
ahora, fugaz, desarraigado y sin promesas. A diferencia de las percepciones
anteriores del tiempo, en las que de diversas maneras se conjuga pasado,
presente y futuro como dimensiones de la realidad, el tiempo postmoderno postula
una radical cesura entre ellos, de la cual el presente es “certeza” única y válida.
Así, la realidad postmoderna, sin pasado ni porvenir, es ella misma el
presente autorreferido.

En la percepción postmoderna de la realidad temporal, el pasado como entramado


socio-cultural que nos remite a la tradición, las costumbres y las creencias
sociales heredadas, se revela incapaz de esclarecer los comportamientos; y el

7
CAPELLA, Juan Ramón. Los Ciudadanos Siervos. Madrid: Trotta, 1993, p. 13 y ss.
8
Ibid., p. 26 y ss. Las reflexiones que siguen están basadas en estos pasajes inspiradores del
autor
7

futuro, en el contexto de una realidad a múltiples velocidades, se revela como


imprevisible, esto es, como incertidumbre. Sin pasado y sin futuro, la realidad
postmoderna es aquella en la que la reducción del ámbito de la experiencia y
la disminución del horizontes de las expectativas se conjugan. Ni en el uno ni
en el otro encuentra ahora el sujeto referentes de sentido para la vida y para la
acción. Sin embargo, también el presente, efímero y sembrado de incertidumbres,
parece desvanecerse y se percibe como vacío.

Por supuesto que desde esta percepción contemporanea del tiempo de la


realidad, tampoco hay lugar para que se le piense en términos de coyuntura y
menos aún para analizarla y comprenderla en cuanto tal.

A riesgo de repetir, quiero insistir en indicar que la perspectiva que intento


delimitar aquí, contrario de las anteriormente indicadas, toma en consideración las
diferentes dimensiones temporales de la realidad y las múltiples formas en las que
pueden ser conjugadas por los actores. Esto significa que la realidad se desarrolla
según tendencias que no tienen que realizarse necesariamente. Pero se
desarrolla. Todo lo cual implica, por otra parte, reconocer en los actores
capacidad para imprimir un determinado sentido a las tendencias históricas, o
para incidir en el curso posible (potencial) de la realidad.

Como bien lo observan los profesores Alvaro Camacho G. y Alvaro Guzmán B.:
“En efecto, no existe una lógica inexorable que determine todas y cada una de las
formas de darse un presente. El otorgarle a una estructura su capacidad de
producción de todas las manifestaciones sociales no solamente remite a un
ocultamiento de la riqueza de los procesos concretos que son, en diferentes
ocasiones, obras de las mismas circunstancias pero con expresiones disímiles,
sino que impone un estatuto epistemológico propio de las ciencias de la
naturaleza, en el que la predicción se remite a la congruencia entre la ley y el
fenómeno” 9.

Por último, hay otra dimensión de la realidad que bien vale la pena considerar a la
hora de aproximarnos al concepto de coyuntura y a su análisis. Me refiero a la
percepción sensorial de la realidad por parte de los actores y la manera como
ellos entran en contacto con ésta. Con el advenimiento del nuevo clima culural
postmoderno, propiciado entre otras consideraciones por la acelerada
globalización informatizada de la cual los modernos medios masivos de
comunicación se revelan como su nervio central, se produce una extraordinaria
articulación de realidades, símbolos y representaciones a escala mundial con una
rapidez y velocidad extraordinarias. Esto es lo que hace decir a muchos
culturólogos que la realidad del presente postmoderno es percibida por el sujeto
como virtual y de vértigo.

9
CAMACHO G., Alvaro y Alvaro Guzmán B. “Política y Violencia en la Coyuntura Colombiana
Actual”. La Colombia de Hoy. Cidse-Cerec, 1986, p.80.
8

Más todavía. Tradicionalmente la realidad percibida por el sujeto era la que


correspondía al contacto directo establecido con su entorno. Se entraba a ella y se
actuaba sobre ella sin mediación alguna, directamente. La realidad correspondía a
las dimensiones mismas de lo real según como era percibido por el sujeto. En la
percepción postmoderna de la realidad sensoria, por el contrario, la realidad ya
no es más lo real. La realidad es lo real massmediatizado. En otros términos,
la realidad postmoderna es la realidad massmediática.

Como bien lo ha observado Juan Cueto, para que ahora mismo exista un
acontecimiento como tal -se inscriba en el discurso de lo real y se escriba como
presente histórico- es necesario que surja a través de la televisión, la prensa o la
radio. Desde hace más de medio siglo, para bien o para mal, la biografía del
acontecimiento va íntimamente asociada a la lógica arrolladora del discurso de los
medios. En el mundo de hoy ya no existen eventos silenciosos, huérfanos de
imágenes y sonidos; no es posible una actualidad, principal o secundaria, que no
tenga tratos directos con las industrias numerosas de lo audiovisual y de lo
impreso; no hay hechos históricos de primera o segunda magnitud capaces de
irrumpir en los escenarios de lo político, lo social, lo cultural o lo económico al
margen del imponente tinglado de la farsa electrónica. Los mass media se han
erigido en el espacio de lo político y en el tiempo de lo social10Tal distinción
contemporánea entre lo real y la realidad es posible, en efecto, gracias al creciente
y espectacular desarrollo y modernización de los medios masivos de
comunicación. No es sólo la capacidad de los massmedia para jugar como actores
constituyentes de la trama social, es también, y sobre todo, su capacidad para
delimitar, autorizar, legitimar socialmente el caracter de realidad de esa trama. Lo
anterior sugiere valorar suficientemente el significado y la extraordinaria
importancia que han cobrado los mass media para la comprensión y el análisis de
la realidad contemporánea en relación con la coyuntura.

De la Historia al Sujeto: estructura y acción.

La problemática de la realidad desde la perspectiva de la coyuntura nos coloca de


cara a uno de los debates tan viejo como renovado de las ciencias sociales,
planteado en términos de la relación entre sujeto e historia o entre sujeto y
estructura. Problemática muy cara, como sabemos, a las ciencias sociales. Por
supuesto aquí no ahondaré en ella mas que para los efectos que me sea

10
CUETO, Juan. Mitologías de la Modernidad. Barcelona. Salvat, 1986. Pp. 6 y 7.
9

pertinente en esta aproximación.

Desde el campo de la tradición sociológica nuestro primer referente es Marx, para


quien esta problemática se presiente en La Ideología Alemana. Ahí, Marx dice:
“Las circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que éste hace a
las circunstancias”11.

Aquí se halla enunciado, a mi juicio, el nudo del campo teórico y de la


problemática que la noción de coyuntura implica. Este nudo se refiere a la
conjugación dialéctica entre historia y política a la cual nos hemos referido más
arriba. Para decirlo con N. Polulantzas, un pensador marxista al cual ya nadie cita,
este campo es el de la problemática entre estructura y prácticas.

Por otra parte, en uno de los pasajes célebres de un texto clásico de coyuntura
política como El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, dándole vuelta al enfoque
del primer pasaje, Marx establece: “Los hombres hacen su propia historia pero no
la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino
bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y
les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones
muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”12.

Como puede observarse, si en el primer pasaje el punto de partida de la


proposición lo coloca Marx en el sujeto y el complemento en la historia, en el
segundo pasaje, por el contrario, el punto de partida lo coloca en la historia y el
complemento en el sujeto. Contra todos los polemistas de Marx en este punto,
podemos decir que su máxima era: ni voluntarismo del sujeto ni determinismo
histórico.

La importancia del aporte teórico-metodológico de Marx radica, en todo caso, en


que disipa cualquier dicotomía entre sujeto e historia o entre estructura y sujeto, y
abre, por el contrario, un espectro muy amplio para la investigación teórica a partir
de la interacción dialéctica entre una y otra dimensión de la realidad.

De acuerdo con lo anterior, puede decirse que el momento coyuntural se ubica


en esa interacción entre sujeto y estructura. Por un lado, la estructura mantiene
con respecto al sujeto y sus prácticas una relación de límite y determinación. En
este sentido, el sujeto es el soporte de las estructuras; son, por así decirlo, las
estructuras en acción. Pero, por otro lado, cabe advertir que la estructura no lo es
todo. Ni el sujeto es simplemente el epifenómeno. Como bien lo dice nuevamente

11
MARX, Karl y Federico Engels. “La ideología Alemana”. Obras Escogidas, TI. Moscú: Progreso,
p.39.

12
MARX, Karl. “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”. Obras Escogidas, TIII. Moscú:
Progreso, p.408.
10

Marx: “La historia no hace nada...No posee ninguna inmensa riqueza...No libra
ninguna clase de lucha. El que hace todo esto, el que posee y lucha, es más bien
el hombre, el hombre real y viviente; no es, digamos, la ‘historia’ quien utiliza al
hombre como medio para laborar por sus fines -como si se tratara de una persona
aparte- pues la historia no es sino la actividad del hombre que persigue sus
objetivos” 13.

Ya aquí nos ubicamos en la problemática de la relación entre historia y coyuntura.


Cuando hablamos de coyuntura hablamos de la práctica de los actores en
relación con la realidad. Si la historia se refiere al movimiento de las estructuras, la
coyuntura se refiere al movimiento de los sujetos. Entre una y otra existe una
relación estrecha. De ahí el aforismo: no hay coyuntura sin historia, no hay
historia sin coyunturas. El momento coyuntural es el de los actores trabajando
en la corta duración; el momento de la historia es el de los sujetos laborando
en la larga duración. De la misma manera que entre sujeto y estructura no es
posible adoptar un enfoque dicotómico, entre coyuntura e historia tampoco. Luego
volveré sobre esto.

Coyuntura: aproximaciones y disensos.

Qué es pues la Coyuntura? Ensayemos varias aproximaciones que, aunque


formuladas desde diferentes ángulos, a mi juicio, no son contradictorias sino
convergentes. En un sentido muy general, podría decirse que es el campo abierto
de actuación y de posibilidades de los sujetos. Poulantzas, desde una perspectiva
centrada en la política, dirá que la coyuntura sitúa las prácticas de clase en
relación con su acción sobre la estructura14.

Desde una perspectiva marxista centrada en el conflicto, coyuntura puede ser


entendida como la síntesis de las contradicciones de una formación social
históricamente determinada en un momento determinado15. En esta perspectiva,
cabe advertir que no se trata sólo del “momento actual”, sino de cualquier
momento de corte en la evolución histórico-social de una sociedad.

Esta advertencia resulta importante considerarla desde el punto de vista teórico,


pues muchas veces tendemos a confundir y a exclusivizar coyuntura con “el

13
Cfr. SANCHEZ V., Adolfo. Filosofía de la Praxis. México: Grijalbo, 1973, p.266.
14
POULANTZAS, Nicos. Poder Político y Clases Sociales en el Estado Capitalista. México: Siglo
XXI, 1976, p.100 y ss.

15
Harnecker, Marta. Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico. México,
1970. Pp. 110
11

momento presente” o con “la realidad actual”. Una aproximación genérica como la
que se ha indicado posibilita que se puedan identificar o delimitar coyunturas en
un sentido histórico, como por ejemplo, cuando hablamos de la coyuntura socio-
poltica de la Guerra de los Mil Días o de la coyuntura del Frente Nacional o
períodos más cortos como la coyuntura de X o Y gobierno o de cualquier aspecto
de la historia social y política relevante.

Para Marta Harnecker, en esta misma perspectiva marxista, la coyuntura puede


ser definida también como el momento más concreto de análisis de una formación
social16). Términos similares encontramos en la definición de Mario Peresson: la
coyuntura como la forma de manifestarse la lucha de clases en una sociedad
específica en un momento determinado17.

En estas nociones cabe resaltar el énfasis puesto a la delimitación espacio-


temporal de la coyuntura, como períodos cortos, definidos, relacionados con
sociedades específicas, histórico-concretas. Y, además, el principio del conficto o
de la contradicción entre clases o entre actores.

Otra noción de coyuntura, quizá menos rígida que las anteriores, proviene del
marxista italiano Antonio Gramsci, para quien la coyuntura se expresa como una
oposición entre fuerzas sociales. Para este autor, la coyuntura es una relación de
fuerzas (o correlación de fuerzas), producto de actores sociales que se oponen y
articulan entre sí y poseen distinto grado de organización y de coherencia.
Gramsci distingue “entre una relación de fuerzas sociales estrechamente ligadas a
la estructura, objetiva, independiente de la voluntad de los hombres...y una
relación de fuerzas como un momento sucesivo; es decir, la valoración del grado
de homogeneidad, autoconciencia y organización alcanzado por los diferentes
grupos sociales”18.

Esta última se refiere propiamente a la coyuntura y Gramsci la divide en tres


grados diferentes: el primero, que corresponde al momento económico corporativo
de los actores; el segundo, donde se logra la conciencia de la solidaridad de
intereses entre todos los miembros del grupo social, pero todavía en el campo
meramente económico; y uno tercero, que es el que corresponde a la superación
de los intereses corporativos para trascender al campo propiamente político 19.
Luego veremos la importancia para el análisis de coyuntura de la aproximación de
Gramsci en términos de relación de fuerzas.

16
Ibid. pp.109
17
PERESSON, Mario. Análisis de Estructura. Análisis de Coyuntura. Bogotá: Indo-American
Press Service-Editores, 1989, pp.31.
18
GRAMSCI, Antonio. Notas Para una Teoría del Partido Político. Medellín: Eta, p.72 y 73.

19
Ibid, p.74.
12

Así como en ocasiones se tiende a reducir la coyuntura con el presente (con lo


actual), también se le tiende a exclusivizar con los momentos históricos o, como
podríamos decir, con las coyunturas histórica-estructurales. De esta manera,
muchas veces se considera como coyuntura sólo a aquellos momentos en los
cuales se produce una inflexión estructural en el orden socio-político.

Recientemente, el profesor Camacho G. parece incurrir en este error de


perspectiva cuando define coyuntura en los siguientes términos: “Entenderé por
coyuntura la intersección en un momento histórico de procesos sociales que
tienen la capacidad de alterar elementos estructurales de la sociedad en que se
dan. En este sentido no todo momento, ni pasado ni actual, es coyuntura: lo es
cuando se produce un cambio de alguna magnitud” 20.

¿De qué tanta magnitud? En realidad, si seguimos esta perspectiva sólo las
coyunturas revolucionarias o contrarrevolucionarias podrían ser consideradas
como coyuntura. Más adecuado parece distinguir entre coyunturas históricas (en
los términos definidos por Camacho G.) y aquellas, que a falta de apellido,
podrían ser denominadas como tales en un sentido genérico, esto es, como
aquellos momentos especiales de la realidad en el que el curso ordinario de los
procesos socio-politicos son alterados por acontecimientos de alguna relevancia,
aún si tales acontecimientos no tienen la capacidad de alterar significativamente la
estructura de la sociedad.

Como bien lo ha observado Jaime Osorio: ”Existen diferentes coyunturas no sólo


porque son distintos los fenómenos y procesos que se desarrollan en cada una de
ellas, sino, particularmente, porque manifiestan grados variados en las
correlaciones de fuerzas de las clases...Las coyunturas que concentran una mayor
cantidad de lecciones son aquellas en donde se alteran de manera significativa las
correlaciones de fuerza entre las clases fundamentales, quedando en cuestión el
problema del poder en la sociedad”21.

III. Análisis de Coyuntura: la Voz.

Analizar en ciencias sociales es discernir a través de categorías y de


abstracciones los difrentes componentes, niveles y grados de articulación de los

20
CAMACHO G., Alvaro. “Narcotráfico, Coyuntura y Crisis: sugerencias para un debate. Tras las

Huellas de la Crisis. Bogotá: Tercer Mundo-Fescol-Iepri, 1996, p.129.

21
OSORIO, Jaime. Op. Cit., p. 53 y 54.
13

elementos constituvos de la realidad social. Para utilizar un aforismo metodológico


marxista, el análisis nos debe permitir trascender lo concreto real para producir un
concreto de conocimiento. En términos de Kosik, debe permitirnos develar la
relación entre apariencia y esencia de la cosa.

En términos de coyuntura, lo anterior podría traducirse según la fórmula lapidaria


de algunos marxistas despues de Marx: “Es el análisis concreto de la situación
concreta”.

En general, puede decirse que el Análisis de Coyuntura es una aproximación


metódica a la realidad que nos permite establecer la relación de fuerzas
(Gramsci) y el campo de posibilidades existentes entre los sujetos. Debe
posibilitarnos distinguir las contradicciones principales de las accesorias y la forma
cómo se articulan a ellas los escenarios y los actores en la configuración de la
trama socio-política.

La riqueza de objetos, matices y tonos de la realidad alcanza en el nivel de


coyuntura su máxima expresión. El esfuerzo central del Análisis de Coyuntura es
lograr establecer una síntesis de esa compleja gama de situaciones que presenta
la realidad. Su preocupación es precisar un ordenamiento de lo difuso y caótico. El
criterio que permite establecer esta síntesis en la coyuntura es la medición de la
correlación de fuerzas, de los elementos que la determinan y de los instrumentos
utilizados por las diversas clases y fracciones para incidir en ella, constituye el
factor que permite ordenar el caos, atomización y multiplicidad de objetos y
procesos que nos presenta la realidad en el nivel de coyuntura. Así, una de las
tareas del Análisis de Coyuntura es identificar los proyectos en marcha, definir su
connotación de clases y señalar el papel que juegan en el proceso de acumulación
de fuerzas sociales 22.

De esta manera, y para decirlo con el profesor Hernández Lara, una de las
exigencias insoslayables del Análisis de Coyuntura es que obliga a examinar lo
concreto y específico, impone como problema de reflexión un complejo de hechos
que, en principio, se presentan como un desorden, una desarticulación, un
reguero, que sólo adquiere sentido cuando el observador, armado con un
determinado enfoque, penetra esos hechos, los aborda u ordena o articula y
recoge 23.

Por otra parte, el Análisis de Coyuntura debe posibilitarnos distinguir lo orgánico


de lo ocasional, así como la articulación (capacidad de afectación) del

22
Ibid., p.49 y ss.
23
HERNANDEZ L., Jorge. “Comentarios a la Ponencia: ‘Política y Violencia en la Coyuntura
Colombiana Actual’ de Alvaro Camacho y Alvaro Guzmán”. La Colombia de Hoy. Cidec-Cerec,
1986, p.104.
14

acontecimiento con la estrructura. Como bien lo advirtiera Gramsci: “El error en


que se cae frecuentemente en el análisis histórico-poltíco consiste en no saber
encontrar la relación justa entre lo orgánico y lo ocasional. Se llega así a exponer
como inmediatamente activas causas que operan en cambio de una manera
mediata, o por el contrario a afirmar que las causas inmediatas son las únicas
eficientes. En un caso se tiene un exceso de ‘economismo’ o de doctrinarismo
pedante; en el otro, un exceso de ‘ideologismo’; en un caso se sobrestiman las
causas mecánicas, en el otro se exalta el elemento voluntarista e individual” 24.

De acuerdo con lo anterior cabe insistir en que uno de los presupuestos básicos
del Análisis de coyuntura consiste en saber articular adecuadamente coyuntura
con estructura.

El Análisis de coyuntura debe permitirnos, además, descentrañar o hacer


concientes cuáles son las estrategias y propósitos en juego por parte de cada uno
de los actores. En términos de Gramsci, el Análisis de Coyuntura es el examen de
un haz de relaciones contradictorias, el cual equivale a la posibilidad de formular
una previsión, esto es, indicar cuál es el curso de acción probable de los actores y
la dirección que habrá de tomar la realidad. En este sentido, el Análisis de
Coyuntura parte de proponer el presente como una hipótesis que debe ser
sustentada (Camacho y Guzmán, 1986 ). De ahí que otro de sus presupuestos
sea el de la capacidad de formular hipótesis predictivas.

Quisiéramos deternos un poco más en los llamados presupuestos o premisas para


acometer el Análisis de Coyuntura. Aparte de los dos ya indicados arriba (la
necesidad de un análisis de estructura y la capacidad para formular hipótesis
predictivas), existen otros presupuestos que implícita o explícitamente conlleva
todo Análisis de Coyuntura.

En primer lugar, la idea de actores en conflicto que significa concebir la trama


socio-política constitutiva de la coyuntura como una relación de fuerzas con
actores que encarnan intereses en pugna (no necesariamente antagónicos), con el
propósito de imponerse unos sobre otros.

En segundo lugar, que tal Análisis se refiere siempre a una sociedad específica
con una delimitación espacio-temporal concreta, esto es, “de un momento y lugar
determinados”.

En tercer lugar, la necesidad de partir de un reconocimiento de la inserción del


Análisis de Coyuntura en un marco teórico general que lo dote de sentido
(Camacho y Guzmán, 1986 ). Sin este marco teórico general, así como sin la
apelación al análisis de estructura, la realidad no deja de ser un reguero de
hechos complejos, desarticulados y caóticos. Este marco teórico y de análisis

24
GRAMSCI, Antonio. Op. Cit., p.68.
15

estructural es lo que a la postre permite no sólo tener una comprensión


panorámica de los acontecimientos y hechos, de sus articulaciones sincrónicas y
diacrónicas, sino también predecir el desenvolvimiento futuro de la realidad, de su
propia dinámica.

Categorías Fundamentales del Análisis de Coyuntura.

Para acometer el Análisis de Coyuntura es indispensable, no obstante, contar no


sólo con unos presupuestos o premisas básicas (de los cuales ya hemos hablado
arriba), es necesario además tener claridad en el repertorio de categorías o
conceptos fundamentales a través de los cuales se despliega y se construye el
Análisis. Aquí nos permitimos presentar a manera de compilación algunas de
estas categorías, apoyándonos nuevamente en varios autores que han trabajado
largo tiempo en el tema.

Acontecimiento.

Esta es quizá, sino la más importante por lo menos una de las más importantes
categorías del Análisis de Coyuntura. Es algo así como la "unidad de análisis” en
el Análisis de Coyuntura, pues como veremos enseguida, la coyuntura está
determinada o está hecha en primer lugar de Acontecimientos, este es su
referente primordial.

Sigiuiendo a H. De Souza podemos decir que acontecimientos son aquellos


hechos que adquieren un sentido especial para un país, para una clase social, un
grupo social o una persona. En la vida ordinaria, la realidad esta hecha de
múltiples y variados hechos, pero sólo alguno o algunos de estos hechos adquiere
el caracter de acontecimiento. Lo que distingue a un hecho de un acontecimiento
es la capacidad significativa de alteración que tenga uno y otro del curso ordinario
de la realidad. En Análisis de Coyuntura es importante saber distinguir hecho de
acontecimiemto, y, así mismo, distinguir los acontecimientos según su
importancia. Es clave pues identificar los principales acontecimientos en cada
coyuntura. Cabe advertir, sin embargo, que tal distinción es relativa, esto es,
depende de quien analiza la coyuntura.

Siguiendo al mismo De Souza, este advierte que la importancia del análisis a partir
de los acontecimientos radica en que ellos indican siempre ciertos “sentidos” y
revelan también la percepción que una sociedad o grupo social, o clase, tiene de
la realidad y de sí mismos25.

El acontecimiento es una síntesis de la realidad social en un momento


determinado y en un nivel específico. De ahí resulta de fundamental importancia

25
DE SOUZA, Herbert. Cómo se Hace Análisis de Coyuntura. Bogotá: Codecal, pp.8.
16

percibir el conjunto de fuerzas y problemas que están por detrás de los


acontecimientos. Tan importante es aprender cuál es el sentido de un
acontecimiento, como percibir cuáles son las fuerzas, los movimientos, las
contradicciones y las condiciones que lo generan.

Si el acontecimiento aparece directamente a nuestra percepción, este plano de


fondo que lo produce no siempre esta claro. Se requieren un esfuerzo y un
cuidado mayores para situar los acontecimientos y extraer de ellos sus posibles
sentidos. Buscar el hilo conductor de los acontecimientos es una de las labores
más importantes del Análisis de Coyuntura. No se puede afirmar a priori que todos
los acontecimientos ocurren dentro de una lógica determinada, siguiendo una
pauta predeterminada. En realidad los procesos están llenos de sentido y de
dinámicas que escapan o no están subordinados a determinaciones lógicas. Esto,
sin embargo, no nos impide buscar, investigar, el encadenamiento, la lógica, las
articulaciones, los sentidos comunes de los acontecimientos 26.

Los profesores Camacho y Guzmán, homologan acontecimientos con eventos.


Dicen de estos últimos que son las unidades mínimas de significación social e
histórica capaces de explicar las transformaciones de una situación en otra y que
pueden estar constituidos por hechos, acciones o accidentes históricos, pero
capaces de introducir modificaciones. Son eventos en tanto su origen se puede
remitir a una determinación anterior, sin que opere el azar, pero cuyos efectos
introducen modificaciones variables en el equilibrio precario de fuerzas
preexistentes. Son contingentes pero significantes, y de allí que el detectarlos se
convierta en el eje metodológico del análisis de coyuntura 27.

Siguiendo al profesor Herández Lara, quien comenta el trabajo de Camacho y


Guzmán, el Análisis de Coyuntura debe saber distinguir en cada coyuntura dos
tipos diferentes de eventos o de hechos. En primer lugar, aquellos que son
producto de la circunstancia, y en segundo lugar, aquelllos que expresan rasgos
de la estructura social. Los primeros son inesperados, nacen y crecen allí mismo
en medio de la coyuntura y no necesariamente están destinados a hacer parte de
la estructura, pueden morir rápidamente, aunque a su paso la estructura puede
quedar modificada. Los segundos son más fáciles de detectar, vienen de atrás y
de antes, pueden condicionar a los hechos circunstanciales y su peculiaridad
dentro de la coyuntura consiste en la forma como se manifiestan. Así, mientras
los hechos circunstanciales son radicalmente específicos, los hechos estructurales
son relativamente específicos 28.

Actores.

26
Ibid, pp. 13
27
CAMACHO G., Alvaro y Alvaro Guzmán B. Op. Cit., p.81.
28
HERNANDEZ L., Jorge. Op. Cit., p.104
17

Son los sujetos de la coyuntura, esto es, sus protagonistas. La realidad, como
momento coyuntural, y los acontecimientos como unidades básicas de esa
realidad, están hechas por la práctica de los actores. El curso de acción de éstos
es lo que determina el sentido y la dinámica de aquellas.

De acuerdo con lo anterior, podemos decir que un actor es alguien que representa
o que encarna un papel en la trama constitutiva de la coyuntura socio-política. Tal
papel le viene dado por los intereses que encarna en el corto y mediano plazo,
por la percepción que de la realidad inmediata y futura tenga, así como por su
capacidad de intervención sobre esa realidad (lo cual equivale a decir, su
capacidad de interlocución con los otros actores de la coyuntura).

El actor puede ser una persona, o un grupo social, económico, político, cultural, o
puede ser una institución del Estado o de la sociedad civil, o puede ser un partido
político, un movimiento político o social (armado o civil). Lo determinante en la
definición de un actor, aparte de lo ya indicado, es que encarne un papel
significativo en la configuración del entramado coyuntural.

Estrategias en Juego.

La idea de estrategia en juego nos permite, por un lado, identificar las intenciones
y los probables cursos de acción de los actores, y por otro lado, intentar descubrir
los sentidos más globales de los acontecimientos. En otros términos,
reconociendo las estrategias de los actores en una coyuntura determinada, se
puede no sólo intentar comprender el sentido de los acontecimientos de que está
hecha la coyuntura, sino además, predecir cuál puede ser el curso de acción de
los actores y la perspectiva futura de la realidad.

Relaciones de Fuerza.

Ya indicábamos cómo para Antonio Gramsci, la coyuntura debía ser interpretada


en términos de relaciones de fuerza, en la medida en que una relación de fuerza
está indicando el grado de tensión, de conflicto o de consenso existente entre los
actores en disputa. La relación de fuerza está indicando el grado de organización,
conciencia y poder de los contendientes en una coyuntura dada.

En términos generales puede decirse que las relaciones de fuerza son las
diferentes relaciones de poder que los actores en conflicto establecen para
dirimirlo. Esta categoría puede indicarse en la capacidad de un actor o una
18

coalisión de actores para imponer unas condiciones y unos intereses en conflicto.


Las relaciones de fuerza han de establecerse en el discernimiento de los
acontecimientos y en sus desarrollos.

Los actores en conflicto pueden establecer en la trama socio-política dos tipos de


relaciones: de enfrentamiento o de apoyo; de subordinación o de cooperación.

Escenarios.

Son los ámbitos de relacionamiento de los actores. Son los espacios -


institucionales o no- en los que se desarrolla la trama social y política, o en los que
se encarnan los acontecimientos. En este sentido, puede decirse que todo
acontecimiento se produce en uno o varios escenarios simultáneamente o los
implica.

La categoría de escenario mas que designar un espacio físico (aunque puede


presuponerlo también) es un ámbito de relaciones sociales. El escenario no es,
por otro lado, una condición previa para la confrontación o el desarrollo de la
acción de los actores, es un producto de esta confrontación, es decir, de la
manera como interactúan y de la relación de fuerzas establecida entre ellos.

La definición de escenarios en la coyuntura no es independiente pues de la


relación establecida entre los actores. Muchas veces el tipo de escenario está
indicando la naturaleza de la confrontación social y el estado de la relación de
fuerzas.

Como bien lo indica De Souza, el escenario de un conflicto se puede desplazar de


acuerdo con el desarrollo de la lucha: pasar de las calles y las plazas al
parlamento, de allí a los gabinetes ministeriales y de ahí hacia los bastidores.
Cada escenario presenta particularidades que influyen el desarrollo de la lucha y
muchas veces el simple hecho de cambiar de escenario ya es una indicación
importante de un cambio en el proceso 29.

De acuerdo con lo anterior, pueden ser considerados escenarios los siguientes: el


parlamento, las elecciones, las cortes, los aparatos administrativos del poder
ejecutivo, las calles, las plazas, las fábricas, los campos, la escuela, la iglesia, los
mass medias, la guerra. Muchos escenarios pueden fungir al mismo tiempo como
actores.

La definición de escenarios en conflicto, expresa una relación de fuerzas. Y un


cambio de escenario es indicativo de un cambio en la relación de fuerzas.

29
DE SOUZA, Herbert. Op. Cit., pp. 9.
19

El investigador francés Daniel Pécaut parece preferir la noción de contexto a la de


escenario. Sin embargo, la definición que da de contexto no parece hacerla
diferente de la noción de escenario que aquí hemos resumido. ¿Qué es un
contexto?, pregunta D. Pécaut. Y responde: “Tres cosas a la vez. Es un conjunto
de circunstancias que favorecen o no la posibilidad de ciertas acciones. Es un
campo que resulta de esas mismas acciones que, al combinarse, conducen a
hacer aparecer nuevos lugares de tensiones e inestabilidad. Es la rivalidad entre
los actores por imponer un sentido y es este sentido el que estará presente como
contexto” 30.

La Estructura.

Son los elementos invariantes en sentido diacrónico que configuran a una


sociedad determinada. La estructura está definida por aquellos aspectos que
caracterizan la historia de una formación social. En este sentido, los elementos
estructurales de una sociedad dada se miran siempre en un sentido de larga
duración, en tanto permanecen y condicionan los acontecimientos del presente.

En el Análisis de Coyuntura es fundamentral articular la perspectiva estructural de


la realidad con la coyuntural; estructura y coyuntura, son dos aspectos de la
realidad que el analista no podrá pasar por alto.

Es seguro que no todo sobre la mirada y la voz de la realidad se ha dicho. Pero,


sin duda, la hora de empezarla a ver y a escuchar con otros ojos y con otros
oídos ha llegado.

Abstract.
En este artículo se presenta una aproximación sistemática a los principales
aportes que desde el campo de las ciencias sociales se vienen realizando a la
Coyuntura y al Análisis de Coyuntura como referente de realidad y como
estrategia metodológica para dar cuenta del presente. El eje temático central es el
de fundamentar una lectura de la realidad social en términos de coyuntura. En
este sentido, este artículo es, además, una invitación para oxigenar desde la
reflexión teórica una de las muchas vías posibles para la comprensión de la

30
PECAUT, Daniel. Crónica de Dos Décadas de Política Colombiana: 1968-1988. México: Siglo
XXI, p.29.
20

realidad.

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