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REPUBLICA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE FOMENTO
Superintendencia para la Promoción y
Protección de la Libre Competencia
Despacho de la Superintendencia
Caracas, 15 de noviembre de 1.993
RESOLUCION: SPPLC/000028-93

I. EL PROCEDIMIENTO

1. Mediante oficio N°023/93 del 4 de febrero de 1.993, la Presidenta de la Comisión


de Salud del Senado de la República, Senadora Lolita Aniyar de Castro, denunció la
existencia de una práctica concertada de precios en el mercado del oxígeno líquido
medicinal entre las empresas C.A. Gases Industriales de Venezuela, AGA
Venezolana, C.A., Gases Mérida, C.A. (GAMA) y Oxígeno Carabobo, C.A.
(OXICAR).
El 12 de febrero de 1.993, esta Superintendencia acordó la instrucción de oficio de
un expediente, contentivo de un procedimiento breve y sumario, mediante el cual se
realizarían las investigaciones y averiguaciones pertinentes y necesarias para
verificar la existencia de prácticas restrictivas a la libre competencia en dicho sector.
Por ese mismo acto, se nombraron dos funcionarios para que, conjunta o
separadamente, practicaran los actos de investigación y averiguación requeridos para
el esclarecimiento de los hechos. Posteriormente, el 15 de febrero de 1.993, esta
Superintendencia acordó revocar la anterior designación y nombrar un nuevo
funcionario para que practicara dichos actos de investigación y averiguación.
La Superintendencia les solicitó a las presuntas infractoras, en reuniones sostenidas
los días 1 y 3 de marzo del presente año, información sobre precios y volumen de
ventas a los hospitales. El día 9 de marzo de 1993, la empresa AGA Venezolana,
C.A. envió la información solicitada; la empresa C.A. Gases Industriales de
Venezuela hizo lo propio, mediante carta del 25 de marzo de 1993.
El 11 de junio de 1993 se le solicitó información económica detallada a las empresas
AGA Venezolana, C.A., C.A. Gases Industriales de Venezuela, Oxígeno Carabobo
C.A. (OXICAR), Liquid Carbonic Venezolana, C.A. y Gases Mérida, C.A.
(GAMA), El día 6 de julio se recibió la información correspondiente a Liquid
Carbonic, C.A.; el día 9 de julio de 1993 la de AGA Venezolana, C.A.; el día 14 de
julio de 1993 la de C.A. Gases Industriales de Venezuela; el día 20 de julio de 1993
la de Oxígeno Carabobo, C.A. (OXICAR).
2. El 23 de julio de 1.993, visto el informe presentado por el funcionario
investigador el 16 de julio de este mismo año, esta Superintendencia, de
conformidad con el artículo 29, numeral 3°, de la Ley para Promover y Proteger el
Ejercicio de la Libre Competencia ("Ley Pro-Competencia"), acordó iniciar un
procedimiento de oficio contra las empresas AGA Venezolana C.A., sociedad de
comercio domiciliada en Caracas e inscrita por ante el Registro de Comercio llevado
por el Tribunal Primero de Comercio de Primera Instancia de esta Circunscripción
Judicial el 27 de febrero de 1.948, bajo el N° 119, Tomo 1-B; y C.A. Gases
Industriales de Venezuela, sociedad de comercio domiciliada en Caracas e inscrita
por ante el Registro Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y
Estado Miranda en fecha 26 de marzo de 1.947, bajo el N° 394, Tomo 2-B; por la
presunta violación del artículo 10, ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia, el cual
prohibe, entre otras conductas, las prácticas concertadas para fijar precios, supuesto
en que presuntamente incurren las mencionadas empresas. Asimismo, en dicho acto,
y a tenor de lo previsto en el artículo 35 de la Ley Pro-Competencia, se ordenó a las
empresas que cesaran inmediatamente en la presunta practica de la actividad
restrictiva de la competencia, a partir de su notificación por la Sala de Sustanciación,
ordenándose además a dicha Sala abrir el correspondiente expediente administrativo
y notificar a los presuntos infractores.
3. Notificadas las presuntas infractoras, se abrió un lapso de quince días hábiles para
que dichas empresas expusieran sus alegatos y presentaran las pruebas que
consideraran conducentes, de conformidad con el artículo 36 ejusdem.
Posteriormente, el 12 de agosto de 1.993, visto el escrito presentado por el Director-
Gerente de la empresa AGA Venezolana, C.A., en el cual solicitó que le fuera
concedida una prórroga de quince días hábiles al vencimiento del lapso
anteriormente señalado, esta Superintendencia acordó, con base en el precitado

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artículo 36, conceder dicha prórroga, la cual se computó a partir del vencimiento de
los primeros quince días hábiles concedidos.
En fecha 25 de agosto de 1.993, la Sala de Sustanciación, a tenor de lo dispuesto en
el artículo 34, ordinal 2°, de la Ley Pro-Competencia, solicitó a las presuntas
infractoras la presentación y consignación, antes del 2 de septiembre del presente
año, de documentos e informaciones referentes a datos técnicos de producción,
políticas de mercadeo y ventas, y otras consideraciones que reflejaran su actividad
en el mercado de oxígeno líquido medicinal.
Del mismo modo, y de conformidad con lo dispuesto en el citado artículo 34, el 31
de agosto de este año la Sala de Sustanciación ordenó la citación a declarar, en
calidad de testigos, a administradores y jefes de compras de distintos hospitales del
área metropolitana de Caracas y algunas ciudades del interior del país, así como
también a representantes de algunas empresas que intervienen en el mercado de
oxígeno líquido medicinal. Adicionalmente, la mencionada Sala ordenó la citación a
declarar, en calidad de partes, a los ciudadanos Jarmo Rinnankoski, Director
Gerente de AGA Venezolana C.A. y Malcolm Caldwell, Presidente de C.A. Gases
Industriales de Venezuela. Por medio del mismo acto de trámite, la Sala de
Sustanciación ordenó la elaboración de un cuestionario dirigido a las empresas
Liquid Carbonic Venezolana S.A., Oxígeno Carabobo C.A.(OXICAR) y Gases
Mérida C.A. (GAMA), para que fuera respondido y enviado de vuelta a esta
Superintendencia antes del 8 de septiembre de este año.
El mismo 31 de agosto de 1.993, el abogado Carlos I. Aguilar, apoderado de C.A.
Gases Industriales de Venezuela, solicitó una prórroga del plazo establecido en el
acto de trámite del 25 de agosto de 1.993, por considerar que la consignación de
todos los documentos e informaciones requeridos en el plazo acordado era de
imposible cumplimiento. En esa misma fecha, la Sala de Sustanciación declaró
improcedente, por extemporánea, la solicitud formulada por el representante de C.A.
Gases Industriales de Venezuela.
El 1° de septiembre de 1.993, mediante escrito presentado por Reinaldo Hellmund,
apoderado de AGA Venezolana C.A., la mencionada empresa consignó
parcialmente los recaudos solicitados por la Sala de Sustanciación por acto del 25 de
agosto del presente año. En la misma fecha, el prenombrado abogado le solicitó a la
Sala de Sustanciación que le concediera una prórroga a los fines de consignar la
totalidad de la información requerida.

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El 2 de septiembre de los corrientes, el abogado Marco Bruno Ciuffetelli, apoderado
de C.A. Gases Industriales de Venezuela, le solicitó a la Sala de Sustanciación se
sirviera concederles prórroga a dicha empresa para consignar los recaudos
solicitados en el acto del 25 de agosto de 1.993.
Por acto de trámite del 3 de septiembre de 1.993, la Sala de Sustanciación de esta
Superintendencia, vistos los escritos introducidos por los apoderados de las
empresas indiciadas declara procedente las solicitudes de prórroga formuladas,
concediendo hasta el 10 de septiembre de 1.993 para remitir las informaciones y
recaudos solicitados.
En escrito presentado por ante esta Superintendencia el 8 de septiembre de 1.993, el
abogado Reinaldo Hellmund, apoderado de AGA Venezolana C.A., promovió el
mérito favorable en autos y la prueba testimonial de los ciudadanos que en dicho
escrito se indican, solicitando que este Despacho fijara fecha y hora para su
evacuación.
En esa misma fecha, la Sala de Sustanciación hizo constar observaciones en relación
con las informaciones y recaudos presentados por las presuntas infractoras en el
presente procedimiento y le ordenó a las mismas que, en el transcurso de la prórroga
concedida por acto del 3 de septiembre de 1.993, corrigieran y consignaran las
informaciones que se le indicaron. Asimismo, también en esa fecha, siendo las
oportunidades y horas fijadas para las declaraciones de los testigos Enrico Trevisi y
Olanda Belisario, vistas las inasistencias de los prenombrados ciudadanos, la Sala de
Sustanciación declaró desiertos dichos actos.
Por último, el mismo 8 de septiembre de 1.993, mediante acto de trámite de la
referida Sala y visto el escrito de promoción de pruebas testimoniales del apoderado
de AGA Venezolana C.A., se negó la admisión como testigo al ciudadano Ricardo
Hoffman, por estar inhabilitado para declarar como testigo en este procedimiento, a
tenor de los previsto en los artículos 478 y 479 del Código de Procedimiento Civil.
De la misma forma, se admitieron los otros testigos promovidos por el prenombrado
apoderado, fijándose oportunidad y hora para que rindieran sus respectivas
declaraciones.
El 9 de septiembre de 1.993, siendo las oportunidades y horas fijadas para las
declaraciones, en calidad de testigos, de los ciudadanos Bertha Elena Ron, Frans
Hallestrand, Azalia Carrero, Pedro Fagundez, Leonardo Guilarte y Miriam de

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Villegas, y vistas las inasistencias a los respectivos actos de los prenombrados, la
Sala de Sustanciación declaró desiertos los respectivos actos de testigos.
El 10 de septiembre de 1.993, siendo las oportunidades y horas fijadas para las
declaraciones, en calidad de testigos, de los ciudadanos Antonio Solórzano,
Guillermo De Armas, Benjamin Moreno y Delmis Heras, y vistas las inasistencias a
los respectivos actos de los mismos, la Sala de Sustanciación declaró desiertos los
correspondientes actos de testigos.
En esa misma fecha, los ciudadanos Malcolm Caldwell, actuando en su carácter de
Presidente Ejecutivo de C.A. Gases Industriales de Venezuela, y Jarmo
Rinnankoski, actuando en su carácter de Director-Gerente de AGA Venezolana
C.A., presentaron escritos de descargos, en los cuales expusieron sus alegatos y
consignaron varios elementos probatorios.
4. Por acto de fecha 14 de septiembre de 1.993, la Sala de Sustanciación, habiendo
constatado que la prórroga acordada el 12 de agosto de 1993 venció el 10 de
septiembre del presente año, acordó, a fin de dar cumplimiento al artículo 37 de la
Ley Pro-Competencia, pasar al Despacho del Superintendente los autos
correspondientes al presente procedimiento, para que éste procediera a decidir el
procedimiento sancionatorio incoado dentro de los 30 días hábiles siguientes al
vencimiento de la aludida prórroga.
El 15 de septiembre de 1.993, y mediante declaración de la Sala de Sustanciación, se
dejó constancia de que la transcripción de la declaración rendida por la ciudadana
Clara Davalillo, en la oportunidad y hora fijada por dicha Sala para ello, no pudo
realizarse debido a que desperfectos técnicos durante el proceso de grabación habían
hecho inaudible la cinta.
Por su parte, en la misma fecha, la Sala de Sustanciación certificó las transcripciones
de las declaraciones que, en calidad de testigos, rindieron los ciudadanos Antonio
Hernández Celesti y Luis Guzmán en las respectivas oportunidades y horas fijadas
para las mismas.
Del mismo modo, el 16 de septiembre de 1.993, la Sala de Sustanciación certificó
las transcripciones de las declaraciones que, en calidad de testigos, rindieron los
ciudadanos Marta de Jesús Quijada, Jesús Alejandro Hidalgo Rivero, Luisa Osuna y
Vivina Silvana Ramos de Castro en las respectivas oportunidades y horas fijadas
para las mismas. En la misma fecha, certificó la transcripción de la declaración de la

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ciudadana Tatiana Garrido, quién acudió, sin citación previa, a testificar en el
presente procedimiento.
El 17 de septiembre de 1.993, la Sala de Sustanciación certificó las transcripciones
de las declaraciones que, en calidad de testigos, rindieron los ciudadanos George
Farkas y Federico Ferri Valentín, en las respectivas oportunidades y horas fijadas
para las mismas. En la misma fecha, la prenombrada Sala también certificó la
transcripción de las declaraciones libres y sin juramento que, en calidad de partes,
rindieron los ciudadanos Malcolm David Caldwell y Jarmo Heikki Rinnankoski
Lapinmaki, en las respectivas oportunidades y horas fijadas para las mismas. De
igual manera, en esa fecha, la Sala de Sustanciación, visto el volumen del
expediente, ordenó la apertura de una segunda pieza.
Posteriormente, el 21 de septiembre de 1.993, el apoderado de C.A. Gases
Industriales de Venezuela impugnó, mediante escritos presentados ante esta
Superintendencia, las transcripciones de las declaraciones rendidas por los
ciudadanos Clara Davalillo y Antonio Hernández Celesti, solicitando además se
fijara oportunidad para la revisión de las actas respectivas.
El 22 de septiembre de 1.993, el apoderado de AGA Venezolana C.A. impugnó, por
medio de escrito presentado a esta Superintendencia, la transcripción de la
declaración rendida por la ciudadana Vivina Ramos y solicitó que se le fijara
oportunidad para la revisión del acta respectiva.
El 23 de septiembre de este año, el apoderado de C.A. Gases Industriales de
Venezuela impugnó, mediante escritos presentados por ante esta Superintendencia,
las transcripciones de las declaraciones rendidas por los ciudadanos Malcolm
Caldwell, George Farkas y Jarmo Rinnankoski y solicitó se fijará oportunidad para
la revisión de las actas respectivas. En la misma fecha, el apoderado de AGA
Venezolana C.A. impugnó igualmente las transcripciones de las declaraciones de los
ciudadanos George Farkas y Jarmo Rinnankoski y solicitó se fijara oportunidad para
la revisión de las actas respectivas.
Vistas las anteriores solicitudes, el 24 de septiembre de 1.993, la Superintendencia
declaró procedentes las mismas y fijó las oportunidades y horas para oír nuevamente
las grabaciones y hacer las correcciones pertinentes, si ese fuese el caso,
comisionando al Superintendente Adjunto para realizar dicho acto y decidir en torno
a la procedencia de tales correcciones.

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El 28 de septiembre de este año, en las oportunidades y horas fijadas por esta
Superintendencia para sustanciar las impugnaciones anteriormente mencionadas, se
oyeron las grabaciones y se realizaron las correciones que el Superintendente
Adjunto consideró procedentes.
El 4 de octubre de 1.993, fue recibida en esta Superintendencia comunicación de
fecha 30 de septiembre del mismo año, enviada por el ciudadano Federico Ferri V.,
Vicepresidente de Operaciones de la empresa Gases Mérida, C.A. (GAMMA),
mediante la cual remitió las copias de las minutas de las reuniones de la Asociación
de Fabricantes de Gases de Venezuela, por habérselo requerido este Despacho en
fecha 10 de septiembre de 1.993, durante su declaración, en calidad de testigo, en
este procedimento.
El 20 de octubre de 1.993, dentro del lapso que establece la Ley Pro-Competencia
para que las partes expongan sus alegatos, los abogados Francisco Javier Utrera y
Reinaldo Hellmund, actuando en su carácter de apoderados de AGA Venezolana
C.A., consignaron escrito solicitando, por las razones que en él se esgrimen, la
desestimación de los cargos e imputaciones contra su representada y la terminación
del presente procedimiento.
5. El 25 de octubre de 1993 se acordó prorrogar el lapso para decidir el
procedimiento en 15 días hábiles contados a partir de dicha fecha.

II. LOS HECHOS

1. La empresa Gases Industriales de Venezuela C.A. emitió una lista de precios, con
fecha de vigencia 1 de mayo de 1991, en la cual aparece que el precio del oxígeno
líquido medicinal en tanques es de 80 bolívares por litro (folio 59, del Anexo 2
reservado de Gases Industriales de Venezuela, C.A.). Esta lista sustituye la de fecha
1 de agosto de 1990.
De la misma forma, la empresa AGA Venezolana C.A. produjo una lista de precios
con fecha de vigencia 1 de mayo de 1991 en la cual aparece que el precio del
oxígeno líquido medicinal en tanques es igualmente de 80 bolívares por litro (folio
306, del Anexo 2 reservado de AGA Venezolana, C.A.). Esta lista sustituye la de
fecha 1 de julio de 1990.
2. La empresa Gases Industriales de Venezuela C.A. emitió una lista de precios, con
fecha de vigencia 1 de julio de 1992, en la cual aparece que el precio del oxígeno
líquido medicinal en tanques es de 108 bolívares por litro (folio 4, del Anexo 2

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reservado de Gases Industriales de Venezuela, C.A.). Esta lista sustituye la de fecha
1 de mayo de 1991.
De la misma forma, la empresa AGA Venezolana C.A. produjo una lista de precios,
con fecha de vigencia 1 de julio de 1992, en la cual aparece que el precio del
oxígeno líquido medicinal en tanques es igualmente de 108 bolívares por litro (folio
83, del Anexo 1 reservado de AGA Venezolana, C.A.). Esta lista sustituye la de
fecha 1 de mayo de 1990.
3. La empresa Gases Industriales de Venezuela C.A. emitió una lista de precios con
fecha de vigencia 1 de febrero de 1993 en la cual aparece que el precio del oxígeno
líquido medicinal en tanques es de 150 bolívares por litro (folio 20, del Anexo 2
reservado de Gases Industriales de Venezuela, C.A.). Esta lista sustituye la de fecha
1 de julio de 1992.
De la misma manera, la empresa AGA Venezolana C.A. produjo una lista de
precios, con fecha de vigencia 1 de febrero de 1993, en la cual aparece que el precio
del oxígeno líquido medicinal en tanques es igualmente de 150 bolívares por litro
(folio 103, del Anexo 1 reservado de AGA Venezolana, C.A.). Esta lista sustituye la
de fecha 1 de julio de 1992.
4. C.A. Gases Industriales de Venezuela, AGA Venezolana, C.A., Liquid Carbonic
Venezolana, S.A., Oxígeno Carabobo, C.A. (OXICAR) y Gases Mérida C.A.
(GAMA) forman parte de una asociación denominada Asociación de Fabricantes de
Gases de Venezuela. Como representantes de las empresas que integran la
Asociación se señalan a las máximas autoridades de cada una de las empresas, a los
gerentes técnicos e, incluso, a los gerentes de comercialización y de mercadeo de las
mismas (folio 218 del expediente reservado I de AGA Venezolana,C.A.). En el
expediente administrativo hay constancia de la mayor parte de las ultimas reuniones
de la Asociación (folios 394 al 483).

III. ALEGATOS DE LAS PRESUNTAS INFRACTORAS

1. Alegatos de C.A. Gases Industriales de Venezuela


a) La imputación que se le hace de haber violado el artículo 10, ordinal 1°, le causa
indefensión, pues el artículo 10, ordinal 1°, contiene varios supuestos y en el acto de
apertura del procedimiento no se mencionó el supuesto específico que había sido
violado o si fueron todos ellos.

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b) Las pruebas de testigos producidas durante el lapso en el que las presuntas
infractoras debían presentar sus alegatos fueron extemporánea e ilegalmente
evacuadas.
c) Los hechos que se le imputan han prescrito, de conformidad con lo previsto en el
artículo 33 de la Ley Pro-Competencia.
d) Niega los hechos que se le imputan, pues las fechas que se indican en las listas de
precios referenciales no corresponden a la fecha efectiva de entrada en vigencia de
las mismas; la fecha efectiva fue posterior a la indicada en las listas.
A pesar de que una de las listas de precios referenciales indica como fecha de
vigencia el 1 de julio de 1992, la misma le fue comunicada a los hospitales del
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social el 7 de enero de 1993 (salvo los hospitales
del Zulia a los que les fue comunicada el 9 de diciembre de 1992), indicando como
fecha de vigencia el 1 de enero de 1993. A los hospitales adscritos a la Gobernación
del Distrito Federal les fue comunicada el 7 de enero de 1993, indicando como fecha
de vigencia el 1 de enero de 1993. A los hospitales adscritos al Instituto Venezolano
de los Seguros Sociales les fue comunicada el 7 de enero de 1993, indicando como
fecha de vigencia el 1 de enero de 1993. Finalmente, a las clínicas privadas se les
notificó la lista a partir del 30 de noviembre de 1992, indicando como fecha de
vigencia para la Región Occidental el 1 de enero de 1993 y para la Región Central y
Capital el 15 de enero de 1993.
e) La lista con supuesta fecha de vigencia del 1 de febrero de 1993 nunca le fue
participada a los clientes del producto.
f) A pesar de que la lista de precios referenciales indica una fecha de vigencia
idéntica a la de AGA Venezolana, ello no significa que dichas listas de precios
referenciales se pongan en vigencia en la misma oportunidad que las de AGA
Venezolana, C.A..
g) Los precios referenciales indicados en las listas eran negociados en cada caso, por
lo que el precio real y efectivamente cobrado era normalmente distinto al indicado
en la lista referencial.
h) El hecho de que las dos empresas presuntamente infractoras tengan una
participación conjunta del 75% del mercado de oxígeno líquido medicinal no puede
ser considerado como un indicio de violación del artículo 10, ordinal 1°, de la Ley
Pro-Competencia.

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i) La existencia de listas de precios iguales no constituye, por sí sólo o "per se", una
violación de la Ley Pro-Competencia. De ser así, "habría que sancionar a todas las
empresas del país que precisamente por estar en competencia con otras empresas
han igualado sus precios a los de otro competidor. El hecho de tener listas iguales
debe necesariamente concatenarse con otros hechos que demuestren en forma
fehaciente que ha habido un acuerdo, una decisión o recomendación colectiva o una
práctica concertada y que tales circunstancias han impedido, restringido, falseado o
limitado la libre competencia."
j) La empresa no es parte de ningún acuerdo, decisión, recomendación colectiva o
práctica concertada con ningún otro competidor para fijar precios o imponer
condiciones de comercialización o de servicio en el mercado del oxígeno líquido
medicinal; y no ha tenido la intención de realizar ninguna de esas conductas.
2. Alegatos de AGA Venezolana, C.A.
a) El acto de apertura del procedimiento sancionatorio se basó en el artículo 10,
ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia, pero no señaló cual de todas las conductas a
las que se refiere dicha norma se le imputa a AGA Venezolana, C.A.. Dicha omisión
constituye una violación del derecho constitucional a la defensa establecido en el
artículo 68 de la Constitución, de los artículos 9 y 18, ordinal 5°, de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos, y del artículo 36 de la Ley Pro-Competencia. La
simple mención de la existencia de listas de precios iguales a otro competidor no
constituye señalamiento de la supuesta conducta violatoria de la Ley Pro-
Competencia. Al no saber qué conducta se le imputa es imposible que pueda
defenderse. Por todo lo anterior, se solicita la nulidad del acto de apertura del
procedimiento y del mismo.
b) Se señala que las listas de precios referenciales de AGA Venezolana, C.A. y de
C.A. Gases Industriales de Venezuela son iguales, pero a AGA Venezolana, C.A. no
se le permitió ver las listas de precios referenciales de C.A. Gases Industriales de
Venezuela, por lo que no tuvo acceso a los elementos que supuestamente
constituyen la conducta prohibida. Es imposible para AGA Venezolana, C.A.
presentar ningún tipo de argumento sobre la igualdad o desigualdad de las listas de
precios, puesto que ésta no ha visto dichas listas en el expediente ni fuera de éste. La
confidencialidad prevista en el artículo 31 de la Ley Pro-Competencia no puede ser
aplicable al proceso que nos ocupa pues, de ser así, se estaría obligando a AGA
Venezolana, C.A. a defenderse frente a hechos desconocidos. La información

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contenida en el expediente puede ser confidencial para terceros, pero no para las
partes, pues de lo contrario se estaría violando lo dispuesto en el artículo 60 de la
Constitución. Por todo lo anterior, se solicita la nulidad de este proceso.
c) Las pruebas de testigos producidas durante el lapso en el que las presuntas
infractoras debían presentar sus alegatos fueron extemporánea e ilegalmente
evacuadas.
d) No se señalan los efectos anticompetitivos de la actividad supuestamente
desarrollada. Para que una de las conductas a que se refiere la Ley Pro-Competencia
pueda ser considerada existente y sancionable es necesario que la misma impida,
restrinja, falsee o limite la libre competencia, tal como lo establece el artículo 5° de
la Ley Pro-Competencia, norma que junto al artículo 1° de la misma debe guiar la
interpretación del artículo 10. La falta de indicación del efecto restrictivo de la libre
competencia viola además lo dispuesto en el artículo 18, ordinal 5°, de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos.
e) AGA Venezolana, C.A. no ha participado en acuerdos, decisiones,
recomendaciones colectivas, prácticas concertadas con el objeto de fijar, de forma
directa o indirecta, precios y otras condiciones de comercialización o de servicio.
f) El artículo 10, ordinal 1°, se refiere a prácticas o conductas que implican una
concurrencia de voluntades, pues tienen un carácter multilateral. La norma no
sanciona la "posibilidad" de ponerse de acuerdo, lo que la norma prevé es que los
competidores se hayan efectivamente puesto de acuerdo entre sí para la fijación de
precios. La Ley no prohíbe la elaboración de listas de precios.
g) El paralelismo en los precios no comporta, "per se", una violación de la Ley Pro-
Competencia, ni una "cartelización," como incorrectamente se asienta en el Informe.
Puede ser un indicio, que debe ser adicionado a otros indicios para que pueda
probarse la existencia de la práctica. En todo caso, la suma de indicios no puede
conducir a una condena, debe existir "plena prueba."
h) Todas las conductas referidas en el encabezamiento del artículo 10 de la Ley Pro-
Competencia implican un intercambio o concierto de voluntades. La práctica
concertada no solamente implica un contacto efectivo entre competidores, sino que
además debe tener como objetivo influenciar la conducta en el mercado, suprimir la
incertidumbre respecto de la conducta futura de una empresa o alterar la actuación
comercial de las empresas de que se trate en un aspecto hasta ese momento regulado
por la libre competencia.

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i) Los principios probatorios ordinarios son aplicables al procedimiento de autos.
Los principios establecidos para la prueba de indicios y la de presunciones en los
artículos 510 del Código de Procedimiento Civil, 1399 del Código Civil y 279 del
Código de Enjuiciamiento Criminal se aplican en este caso. En consecuencia, para
que la Superintendencia pueda apreciar los indicios, éstos deben ser graves,
concordantes y convergentes entre sí y en relación con las demás pruebas de autos.
Por su parte, las presunciones no establecidas por Ley no deben admitirse si no son
graves, precisas y concordantes y sólo en los casos en los que la Ley admite la
prueba testimonial. La plena prueba es la unica prueba verdadera.
j) Un mero paralelismo no evidencia nada y, en ocasiones, puede ser manifestación
de una feroz competencia en mercados de alta concentración de vendedores, que
tengan estructuras de costos similares o que vendan productos homogéneos. El mero
comportamiento paralelo en mercados de alta concentración no constituye ni
siquiera un indicio relevante a efectos de determinar la existencia de una práctica
concertada o de un acuerdo para fijar precios.
k) Para demostrar el "paralelismo consciente" debe ser probado que los participantes
se han convertido en un grupo que actúa conjuntamente. Es necesario probar el "plus
factor". Se requiere de alguna conciencia del compromiso hacia un plan común.
l) En este caso ni siquiera existe "paralelismo consciente." Las listas de precios no
están destinadas a ser transmitidas a los competidores, ni contienen los precios que
han de ser necesariamente aplicados a los clientes, "pues el objetivo de las mismas
es servir de base de negociación y de aplicación de los factores que incidirán en la
determinación del precio para cada cliente específico." En la elaboración de las
listas, AGA Venezolana, C.A. acata su estructura de costos y su percepción propia
del mercado. Las listas están destinadas al consumo interno de la empresa.
m) AGA Venezolana, C.A., líder indiscutible en Venezuela en la industria de gases,
elabora sus listas de precios en forma totalmente independiente, sin comunicarse ni
realizar acuerdos con sus competidores. Las listas representan el resultado de la
aplicación de los costos fijos de la industria, más los costos variables inherentes a la
producción del producto. Además, para determinar el precio efectivo a cobrar se
toman en cuenta volúmenes, circunstancias especiales, aseguramiento de ventas y
penetración de mercado, haciéndose además descuentos por pronto pago y cargos
por mora.

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n) Las listas de AGA Venezolana, C.A. responden a la complejidad del aparataje de
ventas de la empresa y son un elemento escrito al cual puede acudir cada uno de los
miembros de la misma, a los fines de conocer los precios y condiciones a ser
negociados y facturados por la compañía.
o) Entre AGA Venezolana, C.A. y C.A. Gases Industriales de Venezuela existen
pugnas y rencillas que hacen imposible pensar que se hayan puesto de acuerdo para
fijar precios.
p) La Asociación de Fabricantes de Gases tiene una actividad en Venezuela que no
puede enmarcarse en ninguno de los supuestos de la Ley Pro-Competencia. La
misma se encarga de promover normas para el manejo de gases, así como de la
calidad de los cilindros importados a Venezuela.

IV. EL DERECHO

a) El Derecho a la Defensa
1. Las empresas indiciadas sostienen que el hecho de que el acto de apertura se basó
en el artículo 10, ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia, sin mencionar el supuesto
específico de esa norma cuya violación se alegaba, violó su derecho a la defensa
consagrado en el artículo 68 de la Constitución de la República, así como los
artículos 9 y 18, ordinal 5°, de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos,
y el artículo 36 de la Ley Pro-Competencia.
Ese alegato no se corresponde con la realidad, pues en el acto de apertura del
procedimiento sancionatorio (folio 30) se dice expresamente que el procedimiento se
abre porque existen unas listas de precios iguales para el oxígeno líquido medicinal
y con iguales fechas de vigencia o duración. Por otra parte, en el Informe de
Investigación del funcionario investigador se denomina la sección correspondiente
con el título de "Cartelización" y en dicha sección se menciona claramente a la
igualdad de las listas como indicio esencial de la práctica violatoria (folio 9). Por lo
tanto, resulta evidente que la conducta supuestamente infringida se refiere a la
fijación de precios y no a la de condiciones de comercialización, el otro supuesto del
ordinal 1° del artículo 10 de la Ley Pro-Competencia.
Las empresas también alegan que no se señaló si la actividad presuntamente
violatoria de la Ley era un acuerdo, decisión, recomendación colectiva o práctica
concertada, supuestos señalados en el encabezamiento del artículo 10 de la Ley Pro-
Competencia. Lo cierto del caso es que en el momento de la apertura del

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procedimiento no se sabía exactamente qué forma revestía la conducta restrictiva de
la competencia, por lo que no podía individualizarse la misma. Justamente, el objeto
del procedimiento era determinar si efectivamente se dio la conducta y cuál era la
naturaleza de la misma. No podía esta Superintendencia, sin incurrir en un acto de
temeridad procesal, identificar en ese momento la índole exacta de la actividad
limitativa de la competencia, pues no tenía los elementos para hacerlo. No puede
exigirse que en el propio instante de la apertura del procedimiento a través del cual
se busca investigar más a fondo una práctica determinada, se indiquen todos los
aspectos constitutivos de la misma, pues el objeto de la investigación es
precisamente dirimir los hechos relevantes y determinar las consecuencias jurídicas
de los mismos.
La situación que se analiza en este caso es muy parecida a la que rige en materia
penal ordinaria. Cuando se empieza a investigar la comisión de un homicidio no se
puede decir de buenas a primeras si el mismo es calificado, intencional,
preterintencional o culposo. Se abre el procedimeinto porque hay un homicidio y en
el curso de las investigaciones se determinan las circunstancias y naturaleza del
mismo.
Por lo tanto, esta Superintendencia considera que no se violó el derecho de defensa
de las empresas indiciadas, pues se indicó claramente que se abría el procedimiento
por presunta violación del artículo 10, ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia y se
señaló que se presumía que la conducta restrictiva consistía en la fijación de precios
entre competidores. Así se declara.
2. La empresa AGA Venezolana, C.A. señala que no tuvo acceso a los elementos
probatorios que constituyen la conducta prohibida, pues no se le permitió ver el
anexo reservado de C.A. Gases Industriales de Venezuela, en el cual están las listas
de precios de esta empresa que junto a las listas de AGA Venezolana, C.A. sirvieron
de base para abrir el procedimiento.
No es cierto que a las empresas infractoras se les haya negado el derecho de revisar
los anexos reservados que conforman el expediente y, mucho menos, los elementos
que constituyen el indicio probatorio principal de la práctica.
Por otro lado, las empresas nunca negaron la existencia o contenido de las listas de
precios (el elemento al cual niegan haber tenido acceso), sino que se excepcionaron,
diciendo que ni las fechas de vigencia ni los precios establecidos en las listas eran

14
los que se aplicaron en la realidad, y que la fecha efectiva de vigencia y los precios
efectivos fueron otros, con lo cual reconocieron implícitamente dichas listas.
Por tal razón, esta Superintendencia considera que tampoco en este caso se violó el
derecho de defensa de las empresas infractoras. Así se declara.
b) Extemporaneidad de las Pruebas de Testigos
Las presuntas infractoras señalaron, durante la realización de los actos de testigos
celebrados los días 8, 9 y 10 de septiembre de 1993 (folios 233 al 367 del
expediente administrativo) y con posterioridad a los mismos (folio 486 del
expediente administrativo), que los mismos eran inválidos y que su presencia en
dichos actos no convalidaba su ilegalidad. Para las empresas indiciadas, el lapso
establecido en el artículo 36 de la Ley Pro-Competencia, y su correspondiente
prórroga, está reservado para que las presuntas infractoras "expongan sus pruebas y
aleguen sus razones," sin que la Superintendencia pueda hacer uso, en esa
oportunidad, de sus iniciativas probatorias.
En primer lugar, no es cierto que la presencia e intervención activa de las empresas
en los actos de testigos no tenga ningún efecto sobre la validez de dichos actos. El
control de la prueba, uno de los principios rectores del Derecho de Pruebas, fue
ejercido a plenitud por tales personas, las cuales tuvieron la oportunidad de
repreguntar a los testigos y de controlar, en todas sus fases, la correcta realización
procedimental de los mismos. El derecho a la defensa, establecido en el artículo 68
de la Constitución, fue ejercido a plenitud por los representantes de las empresas
indiciadas.
Por otra parte, es criterio de esta Superintendencia que la única ocasión
procedimental, en la cual este organismo puede llevar a cabo sus iniciativas
probatorias, es durante el lapso establecido en el artículo 36 de la Ley Pro-
Competencia.
De conformidad con la mencionada Ley, existen básicamente dos fases
procedimentales: la de sustanciación y la decisoria. La etapa de sustanciación es la
prevista en el artículo 36 de dicha Ley y la misma es manejada por el
Superintendente Adjunto, en su carácter de jefe de la Sala de Sustanciación (artículo
36 en concordancia con los artículos 25 y 34 de la Ley Pro-Competencia). La etapa
decisoria es la normada por el artículo 37 de la Ley y la misma le compete al propio
Superintendente. Al final de la fase de sustanciación el expediente pasa de la Sala de

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Sustanciación al Superintendente, a fin de que éste tome una decisión definitiva
sobre el caso.
La Sala de Sustanciación de la Superintendencia tiene una serie de facultades
probatorias que deben ser ejercidas en algún momento del procedimiento
sancionatorio. En efecto, de conformidad con el artículo 34 de la Ley Pro-
Competencia, la Sala de Sustanciación tiene los más amplios poderes de
investigación y fiscalización, pudiendo entre otras cosas, "citar a declarar a cualquier
persona en relación a la presunta infracción" (ordinal 1°). Es lógico pensar que la
Sala de Sustanciación ejerza esos poderes cuando el procedimiento se encuentra en
fase de sustanciación, que es cuando el mismo está bajo su control. No tiene sentido
pensar que tales facultades o iniciativas probatorias de oficio sean ejercidas en la
fase decisoria, cuando el procediemiento está en manos del Superintendente. Se
supone que el expediente pasa al Superintendente totalmente sustanciado y que no
puede volver a la Sala de Sustanciación a fin de que se sigan evacuando pruebas.
En consecuencia, no fue extemporánea la promoción y evacuación de los testigos
por parte de la Superintendencia. Así se declara.
c) Prescripción
El representante de la empresa C.A. Gases Industriales de Venezuela, sin entrar en
mayores detalles, alega la prescripción de los hechos que se le imputan a su
representada, de conformidad con el artículo 33 de la Ley Pro-Competencia.
El artículo 33 de la Ley Pro-Competencia establece lo siguiente:
Con excepción de las infracciones a las disposiciones de la Sección
Tercera del Capítulo II del Título II de esta Ley, las cuales prescriben
a los seis (6) meses, las demás infracciones prescriben al término de
un (1) año.
La prescripción comenzará a contarse desde la fecha de la infracción;
y para las infracciones continuadas o permanentes, desde el día en que
haya cesado la continuación o permanencia del hecho.
En consecuencia, la acción sancionatoria de las infracciones distintas al "desarrollo
de políticas comerciales que tiendan a la eliminación de competidores a través de la
competencia desleal" (Sección Tercera del Capítulo II del Título II de la Ley Pro-
Competencia - "De la Competencia Desleal"), incluyendo las señaladas en el

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artículo 10, ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia, prescriben en el término de un
año.
Ese lapso de prescripción no había empezado a correr al iniciarse este
procedimiento, pues no aparece en autos que se hubiere descontinuado la aplicación
de la lista de precios vigente para la fecha, la cual según la información que aparece
en autos es la del 1 de febrero de 1993. Por otra parte, aún si se hubiera
descontinuado la aplicación de la mencionada lista, y considerando que la infracción
cesó al publicarse la última de ellas (el 1 de febrero de 1993), o incluso la anterior a
ésta (la del 1 de julio de 1992), tampoco había transcurrido un año desde esas
fechas.
En consecuencia, no prescribió la acción sancionatoria de la presunta infracción
objeto de este procedimiento. Así se declara.
d) La Ley Pro-Competencia
1. El propósito de la Ley Pro-Competencia es regular el ejercicio del derecho
individual a la libertad económica conforme a lo previsto en el segundo párrafo del
artículo 96 de la Constitución, estableciendo para ello los límites dentro de los
cuales cualquier persona podrá ejercer la actividad lucrativa de su preferencia y
garantizando que no se producirán maniobras abusivas encaminadas a obstaculizar o
restringir esa libertad económica. Con la Ley Pro-Competencia se precisa uno de los
aspectos más relevantes del orden público económico, desarrollando el alcance de
los derechos económicos y su exigibilidad dentro de un sistema de economía libre.
2. La Ley Pro-Competencia no impone un curso de acción específico para los
individuos en el terreno económico. Partiendo de la libertad individual como regla
de actuación en lo económico, según la cual el individuo puede hacer todo aquello
que no le está expresamente vedado, establece un listado de prohibiciones a
conductas presuntamente restrictivas de la competencia. Por ello, la Ley Pro-
Competencia enumera en el Capítulo II del Título II un conjunto de prohibiciones a
ciertas conductas que el legislador entendió contrarias a la realización efectiva de la
libertad económica, por limitar, restringir, falsear o impedir la libre competencia.
Dicho capítulo se encuentra dividido en dos Secciones, la primera de las cuales
establece una "prohibición general" aplicable a cualquier práctica o conducta
restrictiva de la libre competencia. El artículo 5° de la Ley, contentivo de la
prohibición general, proscribe las "conductas, prácticas, acuerdos, convenios,
contratos o decisiones que impidan, restrinjan, falseen o limiten la libre

17
competencia." Como se observa, la Ley prohibe cualquier manifestación de los
agentes económicos participantes en el mercado que tenga por efecto impedir,
falsear, restringir o limitar la libre competencia.
La Segunda Sección prohibe ciertas conductas específicas que objetivamente
consideradas restringen la libre competencia. Son las llamadas "prohibiciones
particulares" y están reguladas en los artículos 6° al 13° de la Ley Pro-Competencia,
ambos inclusive. Estas prohibiciones particulares vienen a singularizar entonces el
espectro de prácticas posibles bajo el artículo 5° eiusdem.
3. Ahora bien, el conjunto de prácticas restrictivas de la competencia puede asumir
un carácter unilateral o multilateral, dependiendo del número de participantes
involucrados en ellas. Las prácticas unilaterales pueden tener diverso origen, con tal
que la actuación de un solo sujeto sea suficiente para producir los efectos restrictivos
sobre la competencia en el mercado. Las prácticas multilaterales exigen, para su
realización, del concurso de dos o más voluntades dirigidas a restringir la
competencia, pudiendo asumir la forma jurídica de acuerdos, convenciones,
convenios, contratos, decisiones o, finalmente, prácticas concertadas. Estas
conductas pueden ser horizontales, si el concurso de voluntades se produce entre
sujetos competidores (agentes económicos situados en el mismo nivel de la cadena
productiva o de comercialización del producto); o verticales, si participan agentes
económicos ubicados en diferentes niveles de la cadena productiva o de
comercialización.
4. Ciertas prácticas nunca podrían ser justificadas. Tal es el caso de prácticas
unilaterales como el "abuso de una posición dominante en el mercado" (artículo 13
de la Ley).
En cambio, la Ley permite, conforme a su artículo 18, la realización de ciertas
prácticas restrictivas de la competencia, en atención al aporte que realicen a la
eficiencia económica y las ventajas que aporten a los consumidores de bienes o
usuarios de servicios. Por esta razón, las prácticas permisibles bajo el régimen de
excepciones pueden ser objeto de autorizaciones, siempre que se demuestren los
mencionados efectos benéficos. Esta evaluación es lo que en otras jurisdicciones se
ha dado en llamar "regla de la razón", según la cual, las posibles restricciones a la
competencia derivadas de la realización de la práctica serían sopesadas con los
efectos benéficos sobre la eficiencia económica que su realización podría reportar.
Este es el caso, por ejemplo, de algunas prácticas multilaterales tales como la

18
realización de acuerdos entre competidores para desarrollar programas de
investigación conjunta, o de contratos de distribución exclusiva de productos en un
determinado mercado.
Se trata pues, de una evaluación empírica que toca realizar a la Superintendencia,
siguiendo los criterios y condiciones establecidos en el Reglamento N° 1 de la Ley,
instrumento que además de ampliar y desarrollar los parámetros del artículo 18 de la
Ley para la autorización de conductas, identifica aquellas prácticas anticompetitivas
sujetas al régimen de excepciones y, por tanto, a la "regla de la razón", así como
aquéllas cuya realización nunca podría ser permitida, porque difícilmente cumplirían
en la práctica con los propósitos de eficiencia económica y demás extremos exigidos
en la Ley a tal efecto.
Sin embargo, existen ciertas prácticas restrictivas que en ningún caso aportarían
beneficios a los consumidores o a la eficiencia económica; tales prácticas prohibidas
"per se" son identificadas en el artículo 7° del Reglamento N° 1, entre las cuales se
encuentran, en el ordinal 1°, los acuerdos, decisiones, recomendaciones colectivas o
prácticas concertadas entre competidores a que se refiere el artículo 10 de la Ley
"para fijar precios o condiciones de comercialización".
d) Demostración de los Efectos Anticompetitivos
Según los representantes de las empresas infractoras, para que una de las conductas
a que se refiere la Ley Pro-Competencia pueda ser considerada existente y
sancionable es necesario que la misma impida, restrinja, falsee o limite la libre
competencia, tal como lo establece el artículo 5° de la Ley Pro-Competencia, norma
que junto al artículo 1° de la misma debe guiar la interpretación del artículo 10.
Para responder a este alegato, es necesario abordar la cuestión relativa a la
interrelación existente entre la prohibición general y el conjunto de prohibiciones
particulares. Es equivocado argumentar que para configurar una violación a la luz de
alguna prohibición particular, como la del artículo 10, ordinal 1°, de la Ley, es
necesario comprobar que el supuesto de hecho no sólo se produjo sino que, además,
tuvo efectos restrictivos en la competencia. Esta condición es exigida por el artículo
5° (prohibición general) más no por el artículo 10, ordinal 1°. El argumento de las
empresas indiciadas pretende establecer por vía interpretativa una condición no
impuesta por el legislador.
A los efectos probatorios, para sancionar una práctica incluida dentro de las
prohibiciones particulares señaladas en los artículos 6° al 13 de la Ley, no es

19
necesario demostrar sus efectos restrictivos sobre la competencia, pues el legislador
le atribuyó tales efectos de antemano. Es de suponer que una vez verificada la
práctica no se requiere comprobar sus efectos restrictivos, pues de no ser así hubiera
bastado con aplicar la prohibición general, la cual contempla tanto los casos
residuales como los comprendidos bajo las prohibiciones particulares.
La única diferencia entre las prohibiciones particulares y la prohibición general es
que en las primeras el carácter anticompetitivo de las prácticas se presume, mientras
que en la segunda es necesario comprobar los efectos restrictivos de la competencia
en el mercado. La prohibición general tiene, frente a las prohibiciones particulares,
carácter residual.
De esta manera, el carácter anticompetitivo de las conductas violatorias de
prohibiciones particulares se encuentra siempre presente. No se precisa de ninguna
demostración ulterior, pues se sobreentiende que si la práctica concreta encuadra en
el supuesto de la norma es porque restringe la competencia.
De lo contrario dichas conductas no hubieran sido señaladas expresamente en una
Ley cuyo propósito es prohibir prácticas anticompetitivas. La misma
particularización de esas conductas dentro de la Sección Segunda del Capítulo II del
Título II de la Ley responde a la necesidad de puntualizar el alcance de la
prohibición general a supuestos concretos. De otra manera, no hubiera contemplado
el legislador un listado de restricciones a la competencia, sino que la prohibición
general hubiera bastado para abarcar estos supuestos. Es evidente entonces que el
legislador pretendió establecer situaciones puntuales donde la competencia se ve
afectada y, por lo tanto, no se requiere demostrarlo.
Resulta absurdo suponer que la Ley Pro-Competencia, al prohibir las practicas
multilaterales entre competidores para fijar precios, exige por separado la
demostración de los efectos restrictivos de la competencia de tales conductas. En
conclusión, los supuestos previstos en el artículo 10, ordinal 1º, de la Ley deben
entenderse prohibidos objetivamente o "per se". Ellos producen o tienden a producir
inexorablemente restricciones o limitaciones a la libre competencia. Así se declara.
e) Prácticas Concertadas para Fijar Precios
1. El artículo 10, ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia, dispositivo cuya violación
se presume, establece lo siguiente:

20
"Se prohiben los acuerdos, decisiones o recomendaciones colectivas o
prácticas concertadas para:
1. Fijar, de forma directa o indirecta, precios y otras condiciones de
comercialización o de servicio."
2. En primer término, la norma contenida en el artículo 10, ordinal 1°, se aplica a los
acuerdos y demás prácticas multilaterales que tengan por objeto o efecto la fijación
de precios. Las conductas que afectan o alteran la formación de los precios de bienes
o servicios atentan contra la esencia misma de una economía de mercado. El
funcionamiento adecuado de un sistema de precios es uno de los objetivos
primordiales de esta Ley, ya que con ello se obtiene una asignación y repartición
más eficiente de los recursos productivos de la sociedad y una distribución más
equitativa del ingreso. Por ello, tales conductas constituyen una de las faltas más
graves contempladas en la Ley Pro-Competencia.
Su gravedad es tal que dichas prácticas que no podrían ser autorizadas bajo el
régimen de excepciones consagrado en el artículo 18 de dicha Ley. En efecto, tal
como lo establece el artículo 7° del Reglamento N° 1 de la Ley Pro-Competencia, la
fijación de precios y otras condiciones de comercialización se encuentra dentro de
las conductas cuya realización en ningún caso podría ser autorizada por la
Superintendencia.
Tales actos son anticompetitivos porque afectan la independencia de los
competidores en la determinación de sus precios. Una fijación de precios entre
competidores perjudica los intereses de la colectividad, quien se verá afectada
negativamente al no poder disfrutar de las bondades derivadas de la competencia
que el legislador pretendió garantizar: el goce de bienes y servicios a más bajo
precio y de mejor calidad. Además, la fijación de precios entre competidores impide
incluso el ejercicio de su propia libertad económica, por cuanto si un miembro del
cartel decide adoptar un curso de acción individual se verá posiblemente expuesto a
las retaliaciones de los demás miembros del mismo. De esta manera, se frustra el
propósito perseguido por la Ley Pro-Competencia.
El precio es posiblemente el elemento más importante de una transacción comercial
y la señal más visible que le envían los agentes económicos al mercado. Por lo tanto,
los acuerdos o prácticas concertadas entre competidores para la fijación de precios
distorsionan el mercado, al privarlo del mensaje principal que utiliza el consumidor
para decidir su preferencia entre un producto y otro.

21
Tradicionalmente se ha entendido por precio el monto de dinero que paga el
adquirente a cambio de un bien o servicio, pero la legislación de competencia
incluye dentro de este concepto a cualquier mecanismo de estimación económica
del intercambio efectuado entre oferente y demandante.
El ordinal 1° del artículo 10 de la Ley Pro-Competencia prohibe los mecanismos,
directos o indirectos, de fijación de precios entre competidores. La intención del
legislador es que el precio de los bienes transados sea el precio de equilibrio o precio
de competencia. El acuerdo entre competidores para establecer precios fijos,
referenciales, máximos o mínimos, evade los mecanismos del mercado, distorsiona
la relación entre comprador y vendedor, y priva al consumidor de su libertad de
escoger.
3. La segunda precisión necesaria en relación al artículo 10, ordinal 1°, de la Ley
Pro-Competencia es que el concierto de voluntades, con fines anticompetitivos,
puede asumir una diversidad notable de manifestaciones. Tales actuaciones
conjuntas entre dos o más agentes económicos susceptibles de afectar la
competencia pueden revestir la forma de un "acuerdo", "contrato", "convenio",
"decisión", "recomendación colectiva" o "práctica concertada".
La competencia puede ser alterada incluso mediante conductas que no presuponen la
existencia de vínculos jurídicos de naturaleza contractual, tales como los pactos de
caballeros entre competidores para fijar precios. Las obligaciones derivadas de un
pacto de esa naturaleza no podrán ser exigidas ante los tribunales de la República,
pero la adopción de un curso de acción diferente al del pacto puede generar
conductas retaliativas por parte de los demás miembros del cartel. La fuerza de tales
convenciones no emana entonces del poder coactivo del Estado, quien difícilmente
podría acordar la ejecución forzosa de un negocio ilegal, sino de la amenaza
desplegada por los demás participantes del cartel.
La ejecución de una conducta o práctica restrictiva no es esencial para la
configuración del supuesto de hecho previsto en la norma. La misma se concreta a
través del intercambio, inmediato o diferido, de consentimientos. De no existir dicho
intercambio se estará en presencia de dos conductas unilaterales, pero jamás de un
acuerdo.
4. Existen prácticas bilaterales o multilaterales que no tienen su origen en un
intercambio de consentimientos expreso pero que, sin embargo, producen

22
restricciones a la competencia. Las manifestaciones consensuales no expresas
constituyen el núcleo alrededor del cual gira la noción de prácticas concertadas.
Las prácticas concertadas constituyen una modalidad especial de las conductas
restrictivas, que se caracterizan por ser tácitas, por carecer de toda formalidad y por
demostrarse a través de su ejecución material. Se fundamentan en la cooperación
informal entre oferentes, no están basadas en ningún acuerdo precedente, pero
afectan significativamente la competencia y, por lo tanto, están incluidas dentro del
ámbito de aplicación de la Ley Pro-Competencia. Ellas se ejecutan conforme a un
plan previamente acordado entre competidores que, sin embargo, no ha sido
documentado.
La práctica concertada no supone una manifestación de voluntad claramente
expresada, sino más bien una coordinación de acciones asociadas a estrategias
comerciales. Constituye una forma de coordinación entre empresas que sin haber
llegado a concluir un acuerdo propiamente dicho, sustituyen el riesgo de la
competencia por la cooperación práctica e informal entre ellas, de manera
consciente. Por ejemplo, si los agentes económicos le anuncian a sus competidores
las variaciones de los precios de sus productos, posibilitan que las empresas
eliminen por anticipado toda incertidumbre en relación a su futura conducta en los
diversos mercados.
Se ha sostenido en relación con esta práctica que, "aunque cada fabricante es libre
para saber sus precios, tomando en cuenta para ello la conducta presente y esperada
de sus competidores, no obstante es contrario a las reglas de competencia (...) que un
productor coopere con sus competidores, en cualquier modo, para determinar un
curso coordinado de acción relativo a los incrementos del precio y asegurar su éxito
eliminando previamente toda incertidumbre en relación con la conducta de los otros
en relación a los elementos esenciales de actuación tales como el importe, objeto,
fecha, y lugar de los incrementos." (S.A. Francaise des Matieres Colorantes
(Francolor) v. Comisión de las Comunidades Europeas).
Los incrementos simultáneos de precios pueden constituir indicios para demostrar la
existencia de prácticas concertadas. En este caso, es posible establecer que el
comportamiento de las empresas no es accidental sino el resultado de una
cooperación deseada y aceptada. Por ejemplo, los competidores pudieran acordar
que, semestralmente, uno de ellos, alternativamente, debe publicar en prensa sus
precios y que los demás ajustarán sus tarifas a tal publicación. Como se observa no

23
existe un acuerdo expreso para realizar las modificaciones semestrales, pero existe
una forma de concertación ya que todos los competidores igualan sus precios a los
del que publica, porque saben que ello les reportará algún beneficio económico.
Un simple paralelismo en el comportamiento de las empresas no sería, por sí sólo, la
prueba de una práctica concertada, pero sí un indicio importante que, junto a otros,
permitirán establecer un juicio de valor suficiente para probar su existencia. La sola
voluntad unilateral de una empresa de alinear su comportamiento con el de otra no
sería suficiente para probar la conducta, pero las circunstancias de hecho que la
rodean pueden permitir el establecimiento, de una forma convincente, de la
existencia de un intercambio de voluntades entre competidores, si tal conducta
conduce a unas condiciones de competencia que no se corresponden con las
condiciones normales del mercado. Para decidir la cuestión de si las condiciones
actuales del mercado divergen de las normales, es necesario examinar la naturaleza
de los mercados relevantes.
5. Según Brigitte Castell Borras, los elementos constitutivos de la práctica
concertada son la existencia de una conducta no competidora entre los autores del
pacto y la voluntad de los autores de éste de actuar en común.
Por lo que se refiere a la presencia de una conducta no competidora, elemento
objetivo de la práctica, es menester señalar que además del paralelismo de la
conducta de las empresas concertadas, es necesario que exista una cooperación
práctica entre ellas. La cooperación práctica se identifica a un acuerdo pero, por
tratarse de prácticas concertadas, es indispensable que dicho acuerdo se haya
materializado o manifestado en limitaciones concretas a la competencia. Tal
cooperación resulta de una comunicación recíproca y previa entre las empresas,
consistente en consultas o en el intercambio de opiniones o de informaciones entre
los interesados. Basta con que exista una armonización voluntaria y tácita de los
comportamientos de las empresas para que exista tal cooperación práctica.
El otro elemento constitutivo de las prácticas concertadas es el intelectual, el cual se
manifiesta en la voluntad de los autores del pacto de actuar en forma concertada.
Consiste en la "existencia de una cierta voluntad común", sin que sea necesario que
la misma se manifieste en una acuerdo. (Brigitte Castell Borras, La Defensa de la
Competencia en la C.E.E. 100-108)
Por su parte, los autores Christopher Bellamy y Graham Child sostienen que existe
práctica concertada cuando: a) hay un contacto efectivo, oral o escrito, entre las

24
partes que, frecuentemente, consistirá en reuniones, discusiones, intercambios de
información o sondeos de opinión; y b) tal contacto tenga como objetivo influenciar
la conducta en el mercado, y en particular suprimir por adelantado la incertidumbre
respecto de la conducta futura de una empresa o tenga el efecto de mantener o
alterar la actuación comercial de las empresas de que se trate en un aspecto que
hasta aquél momento estaba regulado por el juego de la libre competencia."
(Derecho de la Competencia en el Mercado Común 90-91, 1992).
6. La jurisprudencia más importante sobre prácticas concertadas se ha producido en
Los Estados Unidos de América y en la Comunidad Europea.
La jurisprudencia estadounidense en materia de "concerted action" ha sido
expresada fundamentalmente en las sentencias Morton Salt Co. v. U.S., Pittsburg
Plate Glass v. U.S. y Safeway Stores v. F.T.C. En dichas sentencias se consideró
que el comportamiento paralelo entre empresas era un indicio de la existencia de un
pacto; y que también lo eran las relaciones de amistad entre éstas y la estabilidad de
la demanda.
Por su parte, la jurisprudencia de la Comunidad Europea se encuentra recogida,
básicamente, en las sentencias "colorantes", "vidrio en Benelux", "industria europea
del azúcar", Züchner v. Bayerische Vereinsbank, Pittsburgh Corning Europa,
"pergamino vegetal", Hi-fi Pioneer, Hasselblad, "agencia internacional de energía" y
"grupo productor de zinc". En estas decisiones, la Comisión y el Tribunal de las
Comunidades Europeas consideraron como indicios de la existencia de una práctica
concertada, entre otros, la fijación o aumento simultáneo de precios, y por
porcentajes idénticos, de los mismos productos; la proximidad o identidad de la
fecha de aplicación de dichos aumentos; la escasa competencia en el mercado; la
homogeneidad de los productos y la transparencia del mercado en los precios; los
contactos entre las empresas o el intercambio de informes entre los mismas; medidas
discriminatorias aplicadas a los competidores que no forman parte del pacto; las
medidas para proteger al operador que se queja de la competencia que le hace otra
empresa integrante del pacto; y la falta o reducción de la competencia. (Brigitte
Castell Borras, La Defensa de la Competencia en la C.E.E. 102-120).

V. LA PRUEBA DE LAS PRACTICAS CONCERTADAS

Los representantes de AGA Venezolana, C.A. sostienen que las prácticas


concertadas deben ser probadas de acuerdo con los principios probatorios

25
establecidos para la prueba de indicios y la de presunciones: éstas deben ser graves,
precisas, concordantes y convergentes, entre sí y en relación con las demás pruebas.
Las prácticas concertadas, por su propia naturaleza, deben ser probadas por medio
de indicios y presunciones. En la práctica, si se prueba una conducta paralela en el
mercado y un contacto entre las partes, se presumirá la existencia de una práctica
concertada. Adicionalmente, la existencia de elementos económicos
complementarios (por ejm.: el reducido número de agentes participantes en el
mercado, la naturaleza y características de las empresas, el carácter homogéneo o
poco diferenciado del producto) permitiría colegir la existencia de la práctica en
cuestión.
En este caso, se probó, tal como se expuso antes, una conducta paralela en el
mercado del oxígeno líquido medicinal entre las empresas indiciadas, consistente en
la emisión de listas referenciales con precios y fechas de vigencia exactamente
iguales para las dos empresas involucradas. Se probó también la existencia de
innumerables contactos entre las empresas productoras de oxígeno líquido
medicinal. Finalmente, quedó evidenciada la existencia de importantes indicios
económicos que hacen más probable la existencia de una práctica concertada en
precios. Todos esos son indicios graves, precisos, concordantes y convergentes que
no dejan lugar a dudas acerca de la comisión de una práctica concertada entre las
empresas a las que se refiere el presente procedimiento. Así se declara.
Por otro lado, las empresas indiciadas no probaron que los hechos sobre los cuales la
Superintendencia fundamentó la apertura y sustanciación del procedimiento
sancionatorio tenían una explicación distinta a la existencia de una práctica
concertada consistente en la fijación de precios. En este sentido, la doctrina ha
sostenido, recogiendo la opinión del Tribunal de las Comunidades Europeas, que:
"Los hechos establecidos, que no pueden explicarse de otra manera
que por un concierto de las empresas, constituyen pues los indicios de
una práctica concertada.(...) En tal caso, las partes contratantes tienen
que establecer las circunstancias que puedan explicar de otra manera
los hechos sobre los cuales la Comisión fundamenta su calificación."
(Brigitte Castell Borras, La Defensa de la Competencia en la C.E.E.
117).

26
En el caso de autos, las empresas infractoras no demostraron que los indicios
existentes en su contra se debían a razones distintas a la existencia de una práctica
concertada. Así se declara.
A continuación, un estudio de los elementos probatorios existentes para demostrar
que se ha incurrido, en este caso, en una práctica concertada consistente en la
fijación de precios entre las empresas infractoras.

27
a) Análisis del mercado
1. El análisis del mercado debe establecer la ausencia de competencia entre las
empresas. Un paralelismo de conductas puede ser un indicio serio de la existencia de
una práctica concertada. En este sentido, la identidad de los porcentajes de los
aumentos, la identidad de los productos que han sido objeto de tales aumentos y la
proximidad o identidad de su fecha de aplicación conforman el primer conjunto de
indicios de importancia de la existencia de una práctica concertada. Igualmente, la
falta o reducción de la competencia entre las empresas indiciadas es un indicio de la
concertación entre ellas (Brigitte Castell Borras, La Defensa de la Competencia en la
C.E.E. 109-118).
2. En el caso de autos y tal como se reseñó en el Capítulo II (Los Hechos) de esta
decisión, las empresas enviaron listas de precios referenciales que reflejan una
igualdad absoluta en las fechas de entrada en vigencia de las mismas y en los precios
del oxígeno líquido medicinal. Si bien es cierto, tal como lo dicen los representantes
de las empresas indiciadas, que la existencia de listas de precios iguales y el
paralelismo en los precios no constituye "per se" una violación de la Ley Pro-
Competencia, las mismas representan un fuerte indicio de la comisión de una
práctica concertada en precios.
En otras jurisdicciones se ha señalado, que "mientras el comportamiento paralelo
-del oferente- por sí mismo no constituye una práctica concertada, puede, no
obstante, significar un fuerte indicio de tal práctica" (S.A. Francaise des Matieres
Colorantes (Francolor) v. Comisión de las Comunidades Europeas, Documentos
Oficiales de las Comunidades Europeas, 1969).
A continuación se presenta un resumen de las listas de precios relacionadas con el
oxígeno líquido medicinal de las firmas AGA Venezolana C.A. (AGA) y C.A.
Gases Industriales de Venezuela (GIV) para los períodos especificados en el
encabezamiento de las mismas.
Como puede verse, el precio del oxígeno líquido medicinal de las empresas AGA
Venezolana, C.A. y C.A. Gases Industriales de Venezuela para el período 1/7/90 -
1/5/91 es exactamente el mismo y las fechas de vigencia son las mismas.

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Producto / Servicio AGA GIV
Oxígeno líquido en Bs. /lt 80 80
Servicio flete líquidos (200, 200- 8 - 9 - 10 7-8-9
400, 400) en Bs. lt/Km
Servicio uso tanques en Bs./lt 11 10
Servicio mantenimiento en Bs./lt 11 No cotiza
Servicio alquiler mensual de 11 No cotiza
tanque en Bs./lt
Servicio suministro en Bs./lt 11 No cotiza
0-900 Gal. 11 No cotiza
901-1500 Gal. 9,5 No cotiza
1501-6000 Gal. 7,7 No cotiza
+ de 6000 Gal. 5,5 No cotiza

Producto / Servicio AGA GIV


Oxígeno líquido en Bs. /lt 108 108
Servicio flete líquidos (200, 200- 10 - 12 - 13 10 - 12 - 13
400, 400) en Bs. lt/Km
Servicio uso tanques en Bs./lt 14,3 14
Servicio mantenimiento en Bs./lt 14,3 No cotiza
Servicio alquiler mensual de 14,3 No cotiza
tanque en Bs./lt
Servicio suministro en Bs./lt 14,3 No cotiza
0-900 Gal. 14,3 No cotiza
901-1500 Gal. 12 No cotiza
1501-6000 Gal. 10 No cotiza
+ de 6000 Gal. 7 No cotiza

Como puede verse, el precio del oxígeno líquido medicinal de las empresas AGA
Venezolana, C.A. y C.A. Gases Industriales de Venezuela para el período 1/5/91 -
1/7/92 es exactamente el mismo y las fechas de vigencia son las mismas.

Lista de precios vigente entre el 1/7/92 hasta el 1/2/93

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Producto / Servicio AGA GIV
Oxígeno líquido en Bs. /lt 150 150
Servicio flete líquidos (200, 200- 11 - 12 - 14 13 - 15 - 17
400, 400) en Bs. lt/Km
Servicio uso tanques en Bs./lt 14,3 17
Servicio mantenimiento en Bs./lt 14,3 No cotiza
Servicio alquiler mensual de 14,3 No cotiza
tanque en Bs./lt
Servicio suministro en Bs./lt 14,3 No cotiza
0-900 Gal. 14,3 No cotiza
901-1500 Gal. 12 No cotiza
1501-6000 Gal. 10 No cotiza
+ de 6000 Gal. 7 No cotiza

En esta última lista, las cotizaciones de AGA Venezolana, C.A. fueron escritas en
cursiva, pues corresponden a la lista de precios vigente entre el 1/5/91 y el 1/7/92.
Suponemos que si esta empresa no proporcionó nuevos precios para la fecha de
vigencia de la nueva lista, los precios anteriores siguen en vigencia.
Como puede verse, el precio del oxígeno líquido medicinal de las empresas AGA
Venezolana, C.A. y C.A. Gases Industriales de Venezuela para el período 1/7/92 -
1/2/93 es exactamente el mismo y las fechas de vigencia son las mismas.
El hecho de que la igualdad absoluta en los precios y fechas de vigencia de las listas
se haya repetido en varias ocasiones, tres de ellas bajo la vigencia de la Ley Pro-
Competencia, refuerza considerablemente la presunción de colusión que existe en
este caso.
Finalmente, cabe destacar que la probabilidad que tienen dos firmas de emitir listas
de precios con las mismas fechas de entrada en vigencia, con los mismos precios
para el oxígeno líquido medicinal y con precios idénticos para la casi totalidad de
los servicios y, además, hacerlo en varias ocasiones consecutivas, es muy cercana a
cero si la hipótesis de colusión es falsa.
3. Los representantes de la empresa C.A Gases Industriales de Venezuela alegaron
que los precios de las listas referenciales eran negociados en cada caso y que el
precio efectivo era normalmente distinto al indicado en las listas referenciales.
También señalaron que las fechas de vigencia que se indican en las listas no se

30
corresponden con la fecha efectiva de entrada en vigencia de las mismas y que el
hecho de que las fechas de vigencia sean idénticas a las de las listas de AGA
Venezolana, C.A. no quiere decir que tales listas se pongan en vigencia en la misma
oportunidad que las de ésta.
La diversidad aparente de precios efectivamente cobrados a los clientes no
constituye evidencia suficiente para desvirtuar la existencia de un cartel de precios
entre competidores, pues tal diferencia puede obedecer a que las empresas
participantes del mismo aplican condiciones de comercialización diferentes en los
demás aspectos vinculados con la transacción económica (descuentos, fletes,
recargos, financiamiento, servicios conexos y otros), o a que toman en cuenta las
condiciones particulares de cada comprador y la relación comercial que mantengan
con él.
Las listas de precios referenciales acordadas entre competidores inciden
directamente en las transacciones de los clientes que pagan el precio establecido en
las listas. En este caso, las empresas cartelizadas se garantizan un sector de
compradores que, por no tener poder de negociación, no puede obtener descuentos.
En nuestro caso, un porcentaje de las operaciones de las empresas infractoras es
transado a los precios de las listas referenciales. En este sentido, véanse las
declaraciones de los testigos Luis Guzmán del Hospital Central de Valencia (folios
255-256 del expediente administrativo) y Vivina Ramos del Hospital Vargas de
Caracas (folios 301 y 305 del expediente administrativo).
Por otra parte, las listas de precios referenciales influyen indirectamente en la
fijación de los precios para los clientes a los que se les conceden descuentos, ya que
éstos son aplicados partiendo de una base común. Todos los productores de oxígeno
líquido que fueron interrogados, incluyendo a los representantes de AGA
Venezolana, C.A., Liquid Carbonic Venezolana, C.A., Gases Mérida C.A.
(GAMA), Oxígenos de Carabobo, C.A.(OXICAR) declararon que estas listas de
precios se utilizan como punto de partida para las negociaciones que realizan con
sus respectivos clientes (Véanse a este respecto los folios 13 y 14 del expediente
administrativo). Así lo confesó la empresa AGA Venezolana, C.A. en su escrito de
descargos (folio 191 del expediente administrativo) y en el acto de interrogatorio
libre y sin juramento del 10 de septiembre de 1993 (folios 362-363 del expediente
administrativo).

31
Las listas de precios facilitan la colusión entre competidores en un mercado
oligopolístico. Ellas funcionan como referencia y permiten el monitoreo de precios
en forma rápida y efectiva, pues permiten que las firmas dentro de un mercado
conozcan los precios a los que se realizan todas las transacciones. Las listas
permiten que las disidencias entre los miembros del pacto puedan ser fácilmente
detectadas.
Por todo lo anterior, la diversidad de los precios efectivamente cobrados es
irrelevante a los efectos de establecer si se produjo o no una conducta prohibida. Lo
realmente pertinente es determinar si se produjo alguna conducta tendente a la
fijación de precios entre competidores, pues tal es el supuesto prohibido por la Ley,
independientemente de cual haya sido el mecanismo adoptado por los competidores
para llevarla adelante.
Por otro lado, por lo que se refiere a las fechas de vigencia de las listas referenciales
de precios, no es cierto que, como regla general, las mismas se comuniquen después
de su fecha de vigencia. Los testigos Luis Guzmán (folios 256-257 del expediente
administrativo) y Vivina Ramos (folios 301-302 del expediente administrativo)
afirmaron expresamente que las listas se le comunican antes de su fecha de vigencia
y no después.
b) Los contactos entre las empresas
1. Los contactos entre las empresas, consistentes en el intercambio de información,
notas y documentos internos de las firmas, la comunicación recíproca de los precios
de venta, las conversaciones personales o telefónicas entre ellas, las reuniones y el
envío de correspondencia, por carta, télex o fax, son también indicios de la
existencia de una práctica concertada. (Brigitte Castell Borras, La Defensa de la
Competencia en la C.E.E. 118-120)
En particular, la existencia de cámaras y asociaciones de empresarios, que no es de
por sí contraria a la Ley pro-Competencia, puede ser un instrumento para fomentar
una actitud amistosa entre competidores y, por lo tanto, facilita la cooperación entre
ellos. Al mismo tiempo, las asociaciones pueden facilitar el flujo de información
entre competidores sobre los precios y condiciones de comercialización que
prevalecen en el mercado, reduciendo los costos de comunicación y coordinación de
actividades entre las empresas de una industria. También facilitan la imposición de
penas "morales" a los infractores.

32
2. La Asociación Nacional de Fabricantes de Gases de Venezuela agrupa a las cinco
empresas más importantes en la produccción de oxígeno líquido medicinal en
Venezuela: C.A. Gases Industriales de Venezuela, AGA Venezolana, C.A., Liquid
Carbonic Venezolana, S.A., Oxígeno Carabobo, C.A. (OXICAR) y Gases Mérida
C.A. (GAMA).
En el directorio telefónico de la Asociación se listan los nombres de las personas
contacto para cada una de las empresas asociadas y dichos nombres corresponden a
las máximas autoridades de las respectivas firmas (folio 218 del anexo reservado I
de AGA Venezolana, C.A.)
Según sus miembros, la Asociación tiene un carácter meramente técnico pero los
asistentes a las reuniones son, en ocasiones, los máximos jerarcas de las empresas,
los vicepresidentes de operaciones y los directores de comercialización. Desde el
punto de vista económico, la sola existencia de la Asociación permite la
comunicación directa entre sus miembros y facilita el flujo de la información,
haciéndola más rápida y confiable.
George Farkas, presidente de Liquid Carbonic Venezolana, C.A, una de las más
importantes competidoras del mercado, afirmó que la última reunión de la
Asociación a la que había asistido ocurrió en enero de este año (folio 324 del
expediente administrativo) y que los presidentes de las empresas de gases se reunían
con cierta periodicidad. El dijo además que el ingeniero Eddy Revelan, Gerente de
Mercadeo de Producción a Granel, es uno de los que representan a la empresa en la
Asociación (folios 324-325 del expediente administrativo).
La asistencia de los presidentes, gerentes generales y directores de comercialización
de las empresas a estos encuentros es, sin duda, sospechoso, en especial luego de la
liberación de precios iniciada en 1989. Si bien es cierto que la constitución de un
frente común para lograr la aprobación de las normas COVENIN relativas a la
seguridad y mantenimiento de los cilindros por parte del gobierno no es ilegal, las
otras reuniones de la alta gerencia y sobre temas de comercialización son indicativas
de contactos entre las empresas que podrían estar referidos a precios.
Lo anterior queda evidenciado con absoluta claridad en la carta que le envió Juan
Buitrago, de la empresa C.A Gases Industriales de Venezuela, a David González, de
AGA Venezolana, C.A., el 27 de febrero de 1992, la cual dice lo siguiente:
"De acuerdo con lo acordado en el día de ayer, te envío anexo copia
del documento suscrito a ser anexado dentro de la minuta de la

33
reunión, el mismo deberá ser presentado en la próxima reunión de
mercadeo de la AFG" (folio 472 del expediente administrativo).
Es muy difícil imaginar que una asociación industrial, que supuestamente
tiene un carácter exclusivamente técnico, realice reuniones de mercadeo, en
las cuales seguramente se tratan aspectos comerciales y que podrían estar
dirigidas a eliminar la incertidumbre en el mercado del oxígeno líquido
medicinal.
En este caso, resulta evidente que las empresas indiciadas tuvieron, dentro
del seno de la Asociación, un continuo y extendido contacto, representado
por diversos mecanismos de comunicación entre los más altos funcionarios
de las dos empresas. Así se declara.
c) Indicios económicos
1. En las prácticas bilaterales y multilaterales lo esencial es la participación de los
sujetos involucrados, independientemente de si las mismas se verifican en uno o
varios mercados relevantes. Para establecer la existencia de una práctica no es
necesario condicionarla a que se realice dentro de un mercado relevante. Sin
embargo, existen una serie de indicios económicos que sirven para respaldar la
existencia de una práctica concertada y, para llegar a ellos, es necesaria la
determinación del mercado relevante donde se efectuó la conducta presuntamente
restrictiva de la competencia.
2. Definición del mercado relevante
La determinación del mercado relevante constituye un paso preliminar en el análisis
económico que contribuye a establecer la existencia o inexistencia de una práctica
concertada. La posibilidad de que exista un cartel de precios es mayor si el numero
de competidores es menor pero, para saber cuántos y cuáles son los competidores, es
necesario definir primero ese mercado. La definición del mercado relevante en
términos de producto y en términos geográficos es crucial. Por ejemplo, existirán
más competidores en el mercado de los productos untables de Venezuela que en el
mercado de las mayonesas de la ciudad de Caracas y, en consecuencia, será más
factible la realización de prácticas concertadas en el segundo mercado que en el
primero.
La definición del mercado relevante se basa en criterios de orden técnico-
económico, algunos de los cuales se encuentran recogidos en el artículo 2° del

34
Reglamento N° 1 de la Ley para Promover y Proteger el Ejercicio de la Libre
Competencia. Entre tales elementos se encuentra la posibilidad de sustitución, en
términos de tiempo y costo, del bien o servicio respectivo por otros bienes o
servicios, nacionales o importados, criterio éste fundamental para determinar el
mercado relevante de productos; y los costos de transporte, aspecto muy importante
para definir el mercado geográfico.
En este caso, el mercado relevante se ha definido de la siguiente manera:
2.1. Mercado-producto
En primer lugar, existe una baja sustituibilidad por el lado de la demanda, del
oxígeno líquido medicinal para hospitales y clínicas.
Es necesario mencionar que el oxígeno representa aproximadamente entre un 60% y
un 65% del consumo de gases medicinales en los hospitales y clínicas. Este gas se
utiliza principalmente en los quirófanos y en las salas de cuidados intensivos, para lo
cual no puede ser sustituido por ningún otro gas.
El oxígeno medicinal se presenta en dos formas: líquido y gaseoso. El oxígeno se
consume mayormente en forma líquida, por ser menos costoso que el oxígeno
gaseoso que se vende en bombonas. El oxígeno líquido se almacena en los tanques
criogénicos instalados en los hospitales, y se distribuye internamente a través de
redes de tuberías. Las bombonas son utilizadas únicamente en aquellos servicios del
hospital donde por alguna razón no hay tuberías, generalmente en aquellas
dependencias donde el consumo de oxígeno medicinal es tan pequeño que no se
justifica una inversión en este tipo de instalaciones. Por otra parte, se requeriría un
gran espacio para almacenar el número de bombonas equivalentes al volumen de
oxígeno de los tanques criogénicos. En conclusión, el oxígeno gaseoso no se puede
considerar un sustituto del oxígeno líquido para todos sus usos ya que resultaría más
costoso y, en algunos casos, implicaría instalaciones diferentes.
Por otro lado, la posibilidad de que las clínicas adquieran sus plantas de oxígeno no
es muy alta. Si bien algunas clínicas grandes cuentan con instalaciones propias de
plantas mecánicas de oxígeno gaseoso medicinal, no todas las clínicas tienen esta
posibilidad. Sólo para aquellas clínicas que utilizan volúmenes importantes de
oxígeno sería rentable instalar su propia planta; de lo contrario, les conviene
comprar el oxígeno líquido medicinal a alguna de las empresas productoras de este
gas y almacenarlo en tanques criogénicos.

35
Los hospitales, por su parte, en las actuales circunstancias de crisis presupuestaria en
la que se encuentran, no tienen la capacidad financiera para realizar una inversión de
este tipo, por lo que necesariamente deben comprar el oxígeno líquido medicinal a
las empresas productoras de este gas.
En segundo lugar, hay una baja sustituibilidad del oxígeno líquido medicinal por el
lado de la oferta.
Las empresas que estarían en capacidad de entrar en forma rápida y efectiva en el
mercado de oxígeno líquido medicinal son las mismas empresas de gases. Incluso
se podría considerar que son aquellas que producen oxígeno líquido -sea para uso
medicinal o para uso industrial- ya que el producto de acuerdo a sus propiedades
físicas es el mismo.
Sin embargo, dado que las empresas competidoras en el mercado de oxígeno líquido
medicinal y en el mercado de oxígeno líquido industrial son las mismas, no cabe
esperar que se incremente la oferta de oxígeno líquido medicinal ante un incremento
de precios en dicho producto, si tal aumento se debe a una conducta concertada entre
las empresas.
En conclusión, el oxígeno líquido medicinal resulta ser el mercado relevante en este
caso debido a la imposibilidad de sustitución por parte de los consumidores.
2. 2. Mercado geográfico
Para definir el mercado geográfico se consideraron los lugares en que las distintas
empresas competidoras realizan sus ventas de oxígeno líquido medicinal. Las dos
empresas indiciadas venden en prácticamente todas las regiones del país: Caracas,
Zulia, Lara, Guacara, Puerto La Cruz, Puerto Ordáz, Valencia, entre otras ciudades,
a través de las distintas plantas. El precio de venta del oxígeno líquido medicinal
por litro es el mismo en cualquier punto de Venezuela, la única diferencia es el costo
del transporte. Por lo tanto, un cliente determinado no tiene la posibilidad de
sustituir sus compras por las de otra planta de la misma empresa, ya que el precio
sería aún más alto. Como resultado de esto se pudo determinar que el mercado del
oxígeno líquido medicinal es nacional, ya que existen por lo menos tres empresas
que venden en todo el país (AGA Venezolana, C.A., C.A Gases Industriales de
Venezuela y Liquid Carbonic Venezolana C.A.).

36
Por todo lo anterior, el mercado relevante se puede definir, en este caso, como el de
la producción y comercialización de oxígeno líquido medicinal en el territorio
venezolano. Así se declara.
3. Análisis de los indicios económicos
Existen una serie de factores económicos que facilitan la conformación exitosa de un
cartel de precios. Todos ellos están relacionados con los costos de organizar y
supervisar el funcionamiento de una práctica anticompetitiva entre competidores. A
continuación se presenta una lista de los distintos elementos económicos que afectan
en forma positiva o negativa la probabilidad de existencia de colusión para fijar
precios supracompetitivos entre empresas competidoras y la presencia de los
mismos en el caso que nos ocupa.
a) La cooperación entre competidores es más probable mientras mayor sea la
concentración en el mercado relevante y menor sea el "cinturon" de pequeñas
empresas competitivas. En estos casos, basta con que un porcentaje significativo de
la producción esté en manos de las empresas interesadas en formar el cartel. Que en
el mercado relevante participen pocos competidores facilita la supervisión mutua del
acuerdo o práctica concertada para que ningún miembro asuma un curso de acción
diferente al acordado con los demás miembros del cartel.
El mercado de oxígeno líquido medicinal es un mercado en el que participan
únicamente cinco empresas, de las cuales tres son empresas importantes en el
mercado venezolano de gases. C.A. Gases Industriales de Venezuela, AGA
Venezolana, C.A. y Liquid Carbonic Venezolana C.A. también compiten en otros
mercados, ya que su producción abarca además del oxígeno líquido, el oxígeno
gaseoso, el nitrógeno, el argón, el acetileno, el óxido nitroso, entre otros gases.
Como puede observarse en la tabla siguiente el mercado de oxígeno líquido
medicinal está altamente concentrado. Para el año 1991, el 89% de las ventas de
este producto lo concentran dos empresas: C.A. Gases Industriales de Venezuela y
AGA Venezolana, C.A. A continuación las participaciones de mercado de las
empresas más importantes del mercado de oxígeno líquido medicinal:

Participaciones en el mercado

% mercado % acumulado

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C.A. Gases Industriales de Venezuela 49% 49%
AGA Venezolana,C.A. 41% 89%
Liquid Carbonic Venezolana, C.A. 1% 90%
Gases Mérida C.A. (GAMA) 2% 92%
Oxígenos de Carabobo,C.A. (OXICAR) 8% 100%
Total 100% 100%
La teoría económica nos dice que mientras menor es la concentración en un
mercado, la participación de la oferta individual dentro de ese mercado decrece y,
por lo tanto, el efecto que tienen las decisiones individuales relacionadas con precios
y volúmenes de producción, sobre el nivel de precios prevaleciente en dicho
mercado, será menor.
En cambio, cuando la concentración es alta, el acuerdo o concertación entre las
empresas más importantes tiene una influencia o efecto decisivo en el mercado. El
poder de mercado, es decir la posibilidad de imponer condiciones en el mismo, entre
ellas los precios, sin que los demás competidores puedan contrarrestar ese poder,
depende en gran medida de la alta participación que tengan una o varias empresas en
el mercado relevante.
En este caso, las empresas indiciadas acumulan una participación de mercado del
89%. Resulta evidente que un cartel entre las dos empresas más importantes en el
mercado del oxígeno líquido medicinal tendría altas probabilidades de
funcionamiento exitoso, pues las indiciadas tienen un poder decisivo en el mismo.
Este poder de las empresas infractoras no podría ser contrarrestado por tres
pequeños competidores que sólo tienen una participación de mercado conjunta del
11%. Así se declara.
b) Mientras mayor es el número de firmas en el mercado, mayor es la posibilidad de
encontrar una firma dispuesta a embarcarse en actividades no colegiadas, actuando
según estrategias agresivas de precios. Si el mercado es sensible a las variaciones de
precios, la firma que rompa el acuerdo pudiera forzar el retorno a precios
competitivos dentro del mercado. Mientras mayor es el número de competidores,
mayor es el incentivo de cualquiera de ellos para "hacer trampa".
Por otro lado, las posibilidades de acuerdo sobre el precio "monopolístico más
ventajoso" son menores en la medida en que el número de firmas aumenta dentro del

38
mercado. Cada una de las firmas tiene una percepción diferente sobre la elasticidad
precio-volumen, la curva de demanda, las características del producto y los servicios
colaterales; lograr un acuerdo entre un gran número de firmas tomando en cuenta
estás múltiples dimensiones se hace sumamente difícil.
Si bien los argumentos presentados predicen comportamientos que limitan la
colusión en mercados con numerosas firmas, el razonamiento a la inversa no
siempre es correcto. Un número pequeño de firmas participantes no implica
necesariamente la existencia de un acuerdo.
En el mercado del oxígeno líquido medicinal nos encontramos con un número
pequeño de competidores. Hay cinco grandes empresas que son: C.A. Gases
Industriales de Venezuela, AGA Venezolana, C.A., Liquid Carbonic Venezolana,
C.A., Gases Mérida C.A. (GAMA), Oxígenos de Carabobo, C.A. (OXICAR), y
competidores menores cuya participación de mercado es de, aproximadamente, un
2%. Lo cierto es que las firmas tienen menos limitaciones para actuar conjuntamente
mientras su número es menor dentro del mercado y las limitantes que enfrentan
para actuar en forma coordinada son menores. En este caso, la hipótesis de colusión
entre las productoras de oxígeno líquido medicinal se ve reforzada. Así se declara.
c) La forma de hacer conocer los precios a los compradores es importante. Si los
precios se dan a conocer a través de contacto personal privado entre el agente de
ventas y el comprador, entonces será más fácil conceder descuentos sin que los
competidores se enteren. Cuando los precios se hacen saber en forma pública es
menos probable conceder descuentos ocultos.
En este caso, la existencia de listas de precios referenciales eran una forma pública
de hacerle conocer los precios a los compradores y un mecanismo importante de
"monitoreo" del cartel. Así se declara.
d) Los esquemas complejos de fijación de precios, tales como descuentos especiales
por conceptos varios y beneficios adicionales reducen la probabilidad de
cooperación en el oligopolio. En un caso extremo, cuando uno o varios de los
participantes pueden segmentar el mercado de compradores y embarcarse en una
política efectiva de discriminación de precios, la disciplina del cartel se ve
seriamente afectada. Por este motivo, los participantes de un acuerdo colusorio a
veces acuerdan no sólo el precio, sino también otras condiciones de
comercialización e incluso la asignación de mercados.

39
Ese parece ser el caso de las empresas C.A. Gases Industriales de Venezuela y AGA
Venezolana, C.A. Parece evidente, de la simple lectura de las listas, que la similitud
en los precios no es sólo en cuanto al oxígeno líquido medicinal sino en relación a
otros servicios o condiciones relacionados con este producto. Así se declara.
e) Mientras más homogéneo es el producto más fácil es lograr la cooperación, pues
en tal caso las ventas estarán determinadas fundamentalmente por el precio como
única variable. En estas condiciones se facilita la supervisión del acuerdo al
simplificarse el flujo de información entre los participantes acerca de quién puede
estar violando el acuerdo. Cuando las variables determinantes para la venta del
producto son distintas al precio (p.ejm.: servicio post-venta, calidad y cualquier otro
atributo del bien) hay mayores incentivos para violar el cartel porque resulta
atractivo para el miembro renuente aumentar sus ventas utilizando dichas variables.
La importancia del precio en este mercado quedó expresamente afirmada por los
testigos Antonio Hernández Celesti de Oxígeno Carabobo, C.A. (OXICAR) (folio
239 y 245 del expediente administrativo), George Farkas de Liquid Carbonic
Venezolana, C.A. (folio 316 del expediente administrativo), Federico Ferri Valentín
de Gases Mérida, C.A. (GAMA) (folio 340 del expediente administrativo) y el
propio Jarmo Rinnankoski de AGA Venezolana, C.A. (folio 357 del expediente
administrativo).
El oxígeno líquido medicinal en sí mismo puede considerarse un producto
homogéneo en cuanto a sus características y atributos físico-químicos. La pureza
del gas -propiedad fundamental para el uso clínico del producto- es fácilmente
determinable, por lo cual la calidad del producto no es una variable de competencia.
Así se declara.
f) La habilidad para castigar a los que quebrantan un acuerdo de precios también
determina su viabilidad. En este sentido, puede mencionarse que la existencia de una
legislación de competencia excluye la posibilidad de lograr acuerdos escritos y, por
lo tanto, limita las posibilidades de retaliación contra el "infractor" por parte de los
demás miembros del acuerdo. No obstante, a menudo las sanciones "morales" y el
boycott a que se ven sometidos los "infractores" constituyen el disuasivo más
importante a la hora de violar un pacto colusorio que la existencia misma de un
contrato escrito entre las partes. En la medida en que exista algún mecanismo de
coerción, válido y creíble por los integrantes del cartel, es más factible que el mismo
sea exitoso en incrementar el precio del producto.

40
Es importante tomar en cuenta que las empresas que participan en el mercado del
oxígeno líquido medicinal también compiten en otros productos y servicios, razón
por la cual la retaliación pudiera darse en cualquiera de los otros mercados. Un
elemento que pudiese estar siendo utilizado como mecanismo de coerción es el
proceso de inspecciones judiciales que inició AGA Venezolana, C.A. en febrero de
1993, para preconstituir la prueba que fundamenta las acciones legales específicas
en contra de las empresas que utilizan cilindros que no son de su propiedad, entre
ellas C.A. Gases Industriales de Venezuela (folios 207-213 del expediente
administrativo).
g) El tiempo que toma descubrir que alguien ha violado el acuerdo es importante. Si
pasa mucho tiempo antes de que se descubra que un "infractor" ha concedido una
rebaja sobre el precio colusorio, entonces es más probable que se viole el acuerdo.
Para monitorear los precios efectivos del oxígeno líquido medicinal, que en muchos
casos son distintos a los precios de lista, las empresas deberían visitar a los clientes
de sus competidores. En este caso, de las declaraciones podemos inferir que AGA
Venezolana, C.A. realiza labores de monitoreo de precios en el mercado. Utiliza a
su fuerza de ventas para visitar a los propios clientes y a los de la competencia (folio
359 del expediente administrativo). Lo mismo hacen Oxígeno Carabobo C.A.
(OXICAR) (folio 247 del expediente administrativo) y Liquid Carbonic Venezolana,
C.A. (folios 317-318 del expediente administrativo), competidores en este mercado.
Así se declara.
h) La incertidumbre que afecta el medio ambiente económico en que se ven
sumergidas las empresas participantes del acuerdo colusorio es un elemento
relevante. La estabilidad de la demanda favorece las prácticas colusorias.
En este caso, las características de la demanda no favorecen la existencia de un
mercado competitivo. El sector público es el mayor comprador y, por sus propias
características, es poco sofisticado; además, mantiene una deuda significativa con
las empresas indiciadas. Las clínicas son igualmente poco sofisticadas a la hora de
evaluar las características de los servicios complementarios al producto.
El mercado del oxígeno líquido medicinal es estable. Por el lado de la demanda, es
un mercado que responde a dos variables fundamentales: el crecimiento de la
población en Venezuela y el crecimiento del número de camas hospitalarias en el
país. La segunda variable depende directamente de las políticas y el gasto del
gobierno en el sector salud.

41
Esta estabilidad de la demanda queda confirmada por las declaraciones de los
testigos Antonio Hernández Celesti (folio 243 del expediente administrativo), Luis
Guzmán (folios 259-260 del expediente administrativo) y Vivina Ramos (folio 303
del expediente administrativo).
Pareciera que los clientes de estas dos empresas presentan un comportamiento poco
activo al momento de decidir cuál es el mejor proveedor de oxígeno líquido
medicinal. Los testimonios de los clientes muestran poco conocimiento de los
criterios para definir lo que es un buen servicio de venta de oxígeno líquido
medicinal.
La composición de la cartera de clientes de las empresas indiciadas no registra
mayores variaciones. No existen evidencias de nuevos clientes, como tampoco de
pérdida de clientes. De los documentos que muestran la mezcla de clientes de las
compañías, se nota que la mayoría de los clientes ha mantenido una relación de larga
duración con los proveedores de gases. Se notó que habían clientes de los años
ochenta, pero casi ninguno de los noventa. Así, por ejemplo, el ciudadano Luis
Guzmán del Hospital Central de Valencia afirmó que en los últimos cinco años el
proveedor de su hospital ha sido AGA Venezolana, C.A. y que no es fácil cambiar
de proveedor pues esta empresa tiene un convenio con el Ministerio de Sanidad y
Asistencia Social (folios 254-255 del expediente administrativo). Esta dificultad
para cambiar de proveedor fue ratificada por Tatiana Garrido del Hospital
Universitario de Caracas, quien sólo ha conocido un proveedor en los tres años que
lleva trabajando en el hospital (folios 283-284 del expediente administrativo).
Este hecho sugiere que existe poca competencia en el mercado. Si esta suposición
fuese falsa, esperaríamos encontrar un mayor número de clientes nuevos en los
archivos de clientes de los productores de gases. Adicionalmente, ninguno de los
representantes de las empresas que rindieron declaración pudo dar el nombre de un
cliente recientemente ganado o perdido.
Tatiana Garrido expresó que hace dos años y el año pasado su Hospital le pidió a
otras empresas el envío de ofertas de ventas y de servicios, pero nadie las presentó
(folios 285-287 del expediente administrativo)
Las indiciadas tienen una actitud poco activa con el fin de lograr un mayor volumen
de ventas y/o incrementar el número de clientes.
i) La cooperación es menos probable mientras mayor sea la proporción de los costos
fijos respecto de los costos totales y mientras más deprimida esté la actividad en el

42
sector, pues en ambos casos los miembros del acuerdo tendrán incentivos para
rebajar sus precios y expandir su producción más allá de la cuota asignada, al dividir
sus costos fijos entre un volumen de ventas mayor, reduciendo de esa manera los
costos por unidad e incrementando su margen de beneficios.
En el siguiente cuadro se observa la estructura de costos de las empresas infractoras:
Estructura de costos
1991 1992 1993
GIV
Costos Variables 72% 75% 64%
Costos Fijos 28% 25% 36%
AGA
Costos Variables 67% 68% 64%
Costos Fijos 33% 32% 36%

En este caso, la proporción de costos fijos dentro de la estructura de costos de las


empresas no parece ser alto, por lo que no existe, en el supuesto de autos, este
incentivo para violar el acuerdo.
j) Otros rasgos estructurales del sector son también importantes. Las diferencias en
costos entre empresas dificultan el acuerdo acerca de cuál deberá ser el precio
colusorio apropiado, especialmente en el caso de acuerdos tácitos.
Las competidoras en este mercado no muestran diferencias sustanciales de tipo
estructural, sobretodo en cuanto a costos, que impidan de forma contundente la
posibilidad de colusión en el mercado.

VI. DECISION

1. Por todas las razones y consideraciones de hecho y de derecho expuestas en los


capítulos que anteceden, esta Superintendencia encuentra que las empresas C.A.
Gases Industriales de Venezuela y AGA Venezolana, C.A. han incurrido en una
conducta restrictiva de la competencia por cuanto, mediante prácticas concertadas,
fijan precios en el mercado del oxígeno líquido medicinal, infringiendo con ello el
artículo 10, ordinal 1°, de la Ley Pro-Competencia. Así se declara.

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2. En consecuencia, se ordena a las empresas anteriormente identificadas a partir de
esta fecha abstenerse de publicar o distribuir entre los clientes de oxígeno líquido
medicinal listas donde de una manera concertada, se fijen precios iguales, idénticos
o similares, directa o indirectamente. Cualquier lista de precios que las empresas
infractoras pretendan publicar y distribuir entre sus clientes, deberá ajustarse a los
criterios y directrices expuestos en la parte motiva de esta resolución. Tampoco
podrán las empresas acordar entre sí precios aplicables en sus transacciones frente a
terceros de ningún otro modo.
A partir de esta fecha, cesan los efectos de la medida preventiva acordada por esta
Superintendencia en los términos y condiciones expuestas en su Resolución No.
SPPL/0010 de fecha 23 de julio de 1.993.
3. Por todo lo anterior, y de conformidad con lo dispuesto en el ordinal 4° del
Parágrafo Primero del artículo 38 de la Ley para Promover y Proteger el Ejercicio de
la Libre Competencia en concordancia con el artículo 49 ejusdem, se impone a las
empresas C.A. Gases Industriales de Venezuela y AGA Venezolana, C.A., como
sanción, una multa equivalente al tres por ciento (3%) del volumen de ventas de
oxígeno líquido medicinal de cada una de ellas para el ejercicio económico de 1992.
Dicha pena se calculó de acuerdo al criterio establecido en el artículo 37 del Código
Penal, aplicable por mandato del artículo 48 de la Ley para Promover y Proteger el
Ejercicio de la Libre Competencia. En este caso, se consideró que existía la
circunstancia atenuante prevista en el artículo 74, ordinal 2º, del Código Penal, pues
las empresas infractoras no habían tenido la intención de causar un mal de tanta
gravedad como el que produjeron.
De conformidad con la información suministrada por la empresa C.A Gases
Industriales de Venezuela, C.A., el volumen de ventas de oxígeno líquido medicinal
de esa empresa fue, para el ejercicio económico de 1992, la cantidad de doscientos
setenta y ocho millones setecientos sesenta y cinco mil setecientos noventa bolívares
(Bs. 278.765.790,oo). En consecuencia, la multa antes mencionada asciende, para
esta empresa, a la suma de ocho millones trescientos sesenta y dos mil novecientos
cincuenta bolívares (Bs. 8.362.950,oo).
De acuerdo con la información suministrada por la empresa AGA Venezolana, C.A,
el volumen de ventas de oxígeno líquido medicinal de esa empresa fue, para el
ejercicio económico de 1992, la cantidad de doscientos veinte millones quinientos
sesenta y ocho mil bolívares (Bs. 220.568.000,oo). En consecuencia, la multa antes

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impuesta asciende, para esta empresa, a la cantidad de seis millones seiscientos
diecisiete mil cuarenta bolívares (Bs. 6.617.040,oo).
4. Se acuerda remitir, mediante oficio, copia certificada de esta decisión a la
Asociación de Fabricantes de Gases de Venezuela, a los fines de que dicha
asociación tome debida nota de los alcances y efectos de ella e informe a sus
miembros de la misma.
5. Por cuanto la presente decisión agota la vía administrativa, se les participa a las
empresas C.A. Gases Industriales de Venezuela y AGA Venezolana, C.A. que
podrán recurrirla por ante la jurisdicción contencioso administrativa, dentro de los
cuarenta y cinco (45) días continuos siguientes a la notificación de la última de estas
empresas, de conformidad con la Ley de la materia .
6. De la misma forma, se les comunica a las empresas C.A. Gases Industriales de
Venezuela y AGA Venezolana, C.A. que, de conformidad con lo establecido en los
artículos 38, parágrafo segundo, y 54 de la Ley para Promover y Proteger el
Ejercicio de la Libre Competencia, para suspender los efectos de esta decisión
deberán, en caso de recurrir por ante la jurisdicción contencioso-administrativa,
constituir y presentar una caución que ascenderá al cien por ciento (100%) del
monto de la multa que le fue impuesta a cada una de ellas y deberá ser en forma de
fianza emitida por una empresa de seguros o institución bancaria.
7. Procédase a practicar la notificación de las empresas infractoras, de conformidad
con el artículo 73 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.

ANA JULIA JATAR


Superintendente

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