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Capítulo 11

RESPONSABILIDAD CIVIL PURA


Y RESPONSABILIDAD CIVIL DERIVADA DEL DELITO:
UNA INJUSTIFICADA DUALIDAD NORMATIVA

Sumario: l. EL SISTEMA DE LOS ART ÍCULOS 1092 Y 1093 DEL CÓDIGO C IVJL:
l. Las razones históricas de un error. 2. El Código penal de 1995, o
la continuación del error, más de un siglo después.- II. LOS PROBLE-
MAS D E LA REG ULACIÓN DUAL: l . Diferenciasnonnativas entre los dos
regímenes: presentación general. 2. El problema de la responsabili-
dad del delincuente menor de edad: 2.1. Expeclientes de interpretación
e integración. 2.2. La trampa de la reserva de accwnes.2.3. La transgresión
de las nannas procesal,es. 2. 4. Las contradicciones de la jurisprudencia.
2.5. Conclusión. 3. El problema del plazo de prescripción de la acción
de responsabilidad «ex delicto». 4. ¿Concurso de normas o concurso
de pretensiones? III.VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL SISTEMA ESPAÑOi.
EN MATERIA DE COMPETENCIA CIVIL ADHESIVA DE LOS JUECES PENALES:
l. La pereza desmedida de la justicia penal. 2. El mal entendimiento
de la finalidad que cumplen las normas de responsabilidad civil.-
IV. lllBLIOGRAf'ÍA UTILIZA DA EN EL CAPÍTULO.

I. EL SISTEMA DE LOS ARTICULOS 1092 Y 1093 DEL CODIGO


CIVIL

l. Las razones históricas de un error


El art. 1089 C.civ. enumera (después de que el 1088 haya descrito e n qué
consiste toda obligación) los hechos o fuentes de los que puede nacer una
obligación civil, probablemente sin afán d e exhaustividad y con toda segu-
ridad sin intención clasificatoria. Después de citar como hechos generado-
res de obligación a la ley, los contratos y los cu asicontratos, concluye con la
expresió n «y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier
género de culpa o negligencia».
RFSPONSABTLIDAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL Parte general. CafJítu.l.o //. Responsabilidml civil pura y resj)(frtsabilidaá civil derivaáa del delito:
72 Delimitación y especies. füementos. l]ectos o consecuencias Una injustificada dualidad normativa 73

Con esta expresión quiso el legislador civil referirse a dos fuentes de obli- comercio habían de ser unos mismos para toda la monarquía, hasta 1889,
gación pretendidamente distintas, como lo demuestra la bifurcación operada fecha de promulgación de nuestro Código civil, los intentos de codificar la
por los muy próximos arts. 1092 y 1093: se ha querido situar, por una parte, legislación civil fueron resultando sucesivamente infructuosos. Pero los obs-
al acto ilícito penal que, cuando origine daños resarcibles, generará la co- táculos existentes -y muy principalmente, el de la llamada cuestión foral- no
rrespondiente obligación civil (la cual será exigible conforme a las normas impidieron que ya en 1822 España contase con su primer Código penal. En
civiles contenidas en el Código penal-arts. 109 y ss.-) y, por otra, al acto que, 1848, el legislador penal creyó conveniente, a la vista de la tardanza, introdu-
habiendo ocasionado también daños en el patrimonio ajeno, no sea consti- cir en el articulado del Código algunas normas que viniesen a regular la res-
tutivo de delito o falta (y que obligará igualmente a su reparación, pero esta ponsabilidad civil que se origina cuando un delito o falta trae consigo daños
vez conforme a lo dispuesto en los arts. 1902 y ss. del Código civil). Dos remi- en el patrimonio ajeno (arts. 19 y ss. y 101 y ss.). De no hacerlo así, esta res-
siones, pues; una externa y otra interna, que parecen responder, por lo tanto, ponsabilidad patrimonial iba a continuar teniendo como régimen el propio
a dos fuentes de obligación civil diferentes: la derivada del ilícito penal y la de las vetustas acciones romanas. De esta manera, el Código penal contuvo
procedente del ilícito puramente civil. El binomio, traducido en términos desde entonces una serie de normas de carácter genuinamente civil, pero
de responsabilidad, lleva a hablar de responsabilidad civil derivada del delito que fueron colocadas allí y entonces, a la espera sin duda de que el esperado
o de la falta (art. 1092), y de responsabilidad civil simplemente, pura (art. Código civil viera la luz. Una justificación al proceder del legislador penal la
1093). encontramos en PACHECO (1867, pg. 279): «sobre todo cuando no existe, y
Todo ello trae consigo que el Derecho de la responsabilidad civil extra- tardará todavía algún tiempo, el Código civil que se invoca». (Puede verse
contractual se encuentre en España dividido en dos textos legales diferen- también GóMEZ DE LA SERNA y MONTALBÁN [1874), pg. 82).
tes, cuando lo cierto es que eso que el Código civil ha establecido como dos Promulgado el Código civil en 1889, lo lógico habría sido derogar tales
fuentes autónomas de obligación, no son en realidad más que una sola. Res- normas y vaciarlas en el propio Código civil, que fue todo lo contrario de
ponsabilidad civil pura y responsabilidad civil derivada del delito son exacta- lo que se hizo: el art. 1092 se remitió al Código penal, que ha seguido hasta
mente lo mismo. No existe propiamente eso que se da en llamar «responsa- la actualidad regulando indebidamente las consecuencias civiles del delito,
bilidad civil derivada del delito»: Dice la STS 2ª de 10 octubre 2006 (RJ 2006, reservándose en cambio el Código civil la regulación de esos mismos-ahí está
7705), que «la llamada responsabilidad civil ex delicto no es diferente de la el problema- daños para el caso en que no se hubiesen ocasionado junto a la
responsabilidad civil extracontractual ordinaria de los arts. 1902 y ss. del Có- comisión de un delito o falta (cuestión esta que, por cierto, nunca se va a po-
digo Civil». la responsabilidad civil deriva sólo del daño, y el hecho de que der saber a priori, sino sólo cuando un juez penal concluya el procedimiento
la acción que lo generó sea además constitutiva de infracción penal en nada criminal con una sentencia condenatoria). No existe una responsabilidad
modifica la naturaleza de la obligación. Como tampoco la modificará el que civil derivada del delito y una responsabilidad civil pura, sino sencillamente,
el hecho tenga repercusiones en otros sectores del ordenamiento (laboral, responsabilidad civil, tan civil y tan pura en el caso de que el daño h aya sido
tributario, etc.). Así, si por los daños causados por el trabajador dependiente causado con ocasión de un delito o falta como en el caso de que no haya sido
responde su empresario, y el hecho es también merecedor de despido, no así. Aquello que, en el tema que nos ocupa, interesa al Derecho civil (asa-
por ello hablaremos de «responsabilidad civil derivada del ilícito laboral», ni ber, la reparación del daño causado) nunca podrá encontrar su fundamento
habrá que ir a buscar las normas reguladoras de la responsabilidad al Estatu- ni su origen en un delito: éste, como tal, sólo tendrá consecuencias en el
to de los Trabajadores (salvo que queramos ser condenados al ridículo per- orden penal; si además ha causado daños resarcibles, serán éstos, y no el de-
petuo). Las normas que sobre responsabilidad civil hay en el Código penal y lito, la verdadera fuente de la obligación. Como dijera SILVA MELERO (1951,
en la Ley Orgánica 5/2000, de Responsabilidad Penal de los Menores (LOR- pg. 38), «las obligaciones civiles nacidas del delito lo son independiente-
PM, en adelante) son normas incuestionablemente civiles, como lo acredi- mente de su valoración punitiva, es decir, que existirían igualmente aunque
ta el que no disfruten de la reserva de Ley Orgánica (Disposiciones Finales el Código penal no se ocupara de ellas». No son tales obligaciones civiles
Sextas de ambas leyes) y como dicen muchas sentencias cuando se refieren a consecuencia de un acto que resulta estar tipificado en la ley penal, sino con-
la irretroactividad de las mismas. Pueden verse entre otras las SSTS 2ª de 31 secuencia de un acto que, tipificado o no, originó un daño resarcible. Así lo
enero 1997 (RJ 1997, 398), 20 febrero 1997 (RJ 1997, 1564), 26 septiembre dice la STS 1ª de 18 octubre 1988 (RJ 1988, 7586). Con posterioridad, puede
1997 (RJ 1997, 6366) o 22 enero 1999 (RJ 1999, 403). verse la STS 2ª de 14 marzo 2003 (caso «Torres KIO» [RJ 2003, 2263]), en el
La injustificable dualidad de regímenes sólo tiene como explicación una mismo sentido, y que añade, a mayor abundamiento: «La acción civil ex delic-
razón histórica que desembocó en un grave error. Como recuerda DíAz ALA- to no pierde su naturaleza civil por el hecho de ejercitarse en proceso penal.
BART (1987, pgs. 798 y ss., y en especial, pg. 800, nota 14), desde que la Cons- El tratamiento debe ser parejo, so pena de establecer agravios comparativos,
titución de 1812 ordenara en su art. 258 que los Códigos civil, criminal y de o verdaderas irtjusticias, según decida el suj eto perjudicado ejercitar su dere-
RESPONSAB!LfilAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL. Parw geru11al. Capítulo !!. Responsabilidad civil pum y responsabilidad civil dmivada del delito:
74 Delimitación y especies. Elernentos. Efectos o consecuencias Una inj11stiftC(u/a dualidad nomwtiva
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cho resarcitorio en el propio proceso penal, o lo reserve para hacerlo en el que viene ocasionando en la práctica esa regulación dual. Las víctimas de los
correspondiente civil». Con posterioridad, han insistido en ello las SSTS 2ª delitos no disponen en nuestro país de una legislación lo suficientemente clara
de 10 octubre 2006 (RJ 2006, 7705), 8julio 2016 (RJ 2016, 3381) y 8 noviem- y segura como para saber si van a cobrar o no las indemnizaciones civiles, lo
bre 2016 (RJ 2016, 5368). cual estremece y subleva a cualquier jurista sensato. El Código penal de 1995
Había transcurrido ya casi medio siglo desde que aquellas normas civiles aclara algunas cuestiones, oscurece otras y el resto, las deja como estaban. Pue-
den consultarse los comentariosjurisprudenciales de PANTALEÓN en C.CJC., nº
fueron introducidas en el Código penal, y tal vez por una especie de respeto
1, pg. 103, nº 2, pg. 447, nº2, pg. 617, nº 3, pgs. 789 y 825, n º 6, pg. 1953 y nº 8,
mal entendido hacia el legislador penal, prefirió el civil dejar las cosas como pg. 2609; a LóPEZ BELTRÁN DE HEREDIA (1988, pgs. 41 y 42) y a GóMEZ CALLE
estaban. Y no porque no faltaran las advertencias contrarias. Así se expre- (1992, pgs. 75 y ss., y 2014, pgs. 1243 y ss.).
saba RODRÍGUEZ SAN PEDRO en los debates preparatorios del Código civil
( 1889, pgs. 25 76 y 25 77) : « .•. este libro 4º comienza en el art. 1088, y ya en el 1092 Vaya de entrada que, cuando, no precisamente por afán corporativista,
encuentro un precepto que pone en inquietud al ánimo más sereno. Dice así: "Las desde el Derecho civil se reclama que las obligaciones civiles derivadas de
obligaciones civiles que nazcan de los delitos ofaltas se regirán por las disposiciones del hechos delictivos se regulen dentro del Código civil, no estamos abogando
Código penal. (. .. ) Esto es de una gravedad extraordinaria (... ). De modo que dos ór- en ningún caso por la supresión de la competencia civil de la jurisdicción
denes de responsabilidades (. .. ) van a tener regulación completamente diferente, no ya penal. Son evidentes las ventajas de un sistema que, por economía procesal,
en su extensión, sino en su principio de obligar, en su propio nacimiento y en su razón ordena al juez penal que, cuando dicte sentencia condenatoria, se pronun-
de ser. (. .. ) excluyendo del Código civil la responsabilidad civil proveniente del delito, cie también por la responsabilidad civil, siempre que la víctima no se haya
que se ha establecido en el artículo a que me he referido, se mantiene con ello (... ) que reservado la acción para un procedimiento civil posterior ni haya renuncia-
no obstante ser propia del Código civil, se deja allá perdida entre las disposiciones del do a su exigencia (arts. 109.2 C.pen. y 112 LECrim.). El problema, pues, no es
Código ... ». de jurisdicción competente, sino de normativa aplicable. Lo que pedimos es que el
juez penal aplique el Código civil, como sucede, por ejemplo, en Italia.
2. El Código penal de 1995, o la continuación del error, más de un De hecho, el art. 105 del Borrador de Anteproyecto de Parte General del
siglo después Código penal de octubre de 1990 disponía sabiamente que «la ejecución de un
hecho descrito por la ley como delito o falta origina la obligación de reparar los daños y
La doctrina moderna es unánime: es garrafal el error cometido entonces perjuicios por él causados en los términos previstos en el CC», y se incluía en el capí-
con la perturbadora remisión del art. 1092 C.civ. a unas normas civiles que tulo de «Disposiciones legislativas conexas» una que se limitaba a decir lacó-
fueron incorporadas al Código penal medio siglo antes para tapar agujeros.•• nicamente que «3. La regulación de la responsabilidad civil se llevará al Código Ci-
mientras los hubiese. Pero aún más lamentable es que más de un siglo y vib,. Todo fueron aplausos y parabienes (salvo en los colectivos judiciales d e
cuarto d espués no se aprecie la más mínima intención reformadora, o que la justicia penal, que siempre han tenido pánico a que llegara el día en que
cuando se aprecia, la misma es abatida sin ninguna argumentación convin- tuviesen que buscar fuera del Código penal la regulación de lo que debía
cente. Y todavía peor es que la jurisprudencia del Tribunal Supremo venga ser «la parte civil» de sus condenas): por fin iba a suceder en España lo que
actuando sin caer en la cuenta, o cayendo sólo de vez en cuando, de que la sucede en todos los países que ven la posibilidad de que la responsabilidad
responsabilidad civil a que se refiere ese absurdo art. 1092 es precisamente civil se trate en el proceso penal: que el juez penal pueda condenar penal y
la misma del art. 1093. civilmente utilizando para lo primero el Código penal y para lo segundo el
Código civil. De una vez por todas el legislador penal había caído en la cuen-
Cuando hace más de veinte años trabajé para preparar mi colaboración en
el Centenario del Código civil (Asociación de Profesores de Derecho civil) con un ta de lo que los mejores penalistas del XIX habían dejado claro: si el Código
trabajo que llevaba por título El perturbador artícuÚJ 1092 del Código civil: cien años penal decimonónico contuvo preceptos acerca de la reparación de los daños
de errores, mostré mi indignación ante la terrible inseguridad jurídica y los innu- causados, no era por ser tal materia de contenido penal, sino porque latía
merables problemas prácticos que ocasiona el hecho de que las consecuencias en el ambiente que la cuestión foral iba a retrasar considerablemente la pro-
civiles de los delitos y faltas se encuentren reguladas en el Código penal (arts. mulgación de un Código civil espafiol: era más cómodo introducir precep-
19 y ss. y 101 y ss. del Código de 1973), y además lo estén de forma tan distinta, tos de Derecho civil en el Código penal, que dejar que los jueces penales se
y hasta en algunos puntos opuesta, a la que utilizan los arts. 1902 y ss. del Códi- viesen obligados a pronunciarse respecto del aspecto civil de las condenas
go civil para regular la responsabilidad civil extracontractual. A lo largo de los con el único Derecho civil vigente de que disponía, que, en definitiva, no era
últimos años han sido muchos y muy cualificados los estudios de Derecho civil otro que el de Las Partidas.
que han puesto de manifiesto el absurdo de la existencia de dos regulaciones Los autores del Borrador tenían, pues, muy claro lo que no sólo los civi-
para la misma institución, así como los enormes problemas de justicia material listas han reclamado y no sólo en los últimos años. Es elocuente lo que dejó
HESPONSABlL/DAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL. Part.e general. Capítul.o JI. Hesponsabilidad civil pura y responsabilidad civil derivada del del.ita:
76 Delimitación y especies. Elementos. Efectos o co11secuencias Una injustifica;la dualidad nnmwtiva 77

escrito RODRÍGUEZ DEVESA (1984, pgs. 526 y 527): «es urgente y preciso unifi- 1/2015, de 30 de marzo, si bien algunas de las que antes eran faltas son
car las normas sobre responsabilidad civil, concentrándolas en un so/,o cuerpo legal, ahora calificadas como «delitos leves»). El texto se limitaría, como sucede
que debería ser el Código civil, con absoluta independencia de que traigan su en cualquier ordenamiento en los que la responsabilidad civil se puede
causa de un acto delictivo o no, y de que medie un comportamiento doloso determinar en el proceso penal, a anunciar que si el hecho delictivo tra-
o culposo». También en SILVA MELERO (1966, pg. 1066) se puede leer que jo consigo consecuencias dañosas, éstas habrán también de atenderse, y
si pena y responsabilidad civil tienen: distinta finalidad «la lógica aconsejaría deberán serlo ... en los términos previstos en las Leyes. El perjudicado podría
eliminar del Código penal sustantivo, de todo lo referente a las consecuencias civiles». optar, como indica el apartado 2, por acumular la acción civil al proceso
Naturalmente, tal eliminación no implicaba para nada, pese a las alarmas penal o por exigirla ante la jurisdicción civil en un procedimiento poste-
infundadas que hubo en determinados círculos judiciales, el abandono a su rior, pero las normas sustantivas serían en todo caso las contenidas en el
propia suerte de la víctima del delito, pues, mientras no haya una reforma Código civil o en las leyes civiles especiales (ver la merecida crítica de PAN-
del sistema procesal, es claro que se iba a continuar encontrando la repara- TALEÓN [1993], pg. 7). Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el art.. 185
ción del daño en el propio proceso penal, salvo que el perjudicado desee del Código penal italiano: «Todo delito que ocasione un daño patrimonial
acudir por alguna razón, haciendo la expresa reserva de acciones, a un pro- o no patrimonial obliga al resarcimiento al culpable y a la persona que,
ceso civil posterior. conforme a las reglas del Derecho civil, debe responder por él». Naturalmente,
Por fin se veía la luz, aunque fuese en un Borrador de Anteproyecto. Pero tales reglas se encuentran en el Codice civile de 1942 o en las leyes civiles ex-
la luz duró bien poco, pues algunos círculos judiciales pensaron que la ini- tracodiciales.
ciativa del Borrador de Anteproyecto de Parte General, al llevar la responsa- En nuestro país, la comodidad de jueces penales, fiscales y acusaciones
bilidad civil al Código del mismo nombre, suponía quitar a la jurisdicción de lo particulares, es la única «razón de peso» de la actual regulación dual. Los te-
criminal algo que, a pesar de su contenido civil, siempre había sido «suyo», mores manifestados por el colectivo judicial, así como las críticas al Borrador
lo que, unido a los inveterados temores de muchos jueces penales cada vez de 1990, tan aplaudido en cambio en la comunidad científica del Derecho
que tienen que «salir de su Código» para encontrar la «parte no penal» de civil, representan la confirmación expresa de la completa inexistencia de
sus razonamientos, convertía tal iniciativa en algo que, sencillamente, no po- argumentos técnicos a favor de que la responsabilidad civil continúe en el
dían tolerar. Código penal. Sin dar ningún tipo de explicación, dice MANZANARES (1996,
No hubo nada más que leer la opinión de la Asociación Profesional de la pg. 54) que «es de celebrar que se abandonase la iniciativa del artículo 105
Magistratura ( «Estudios e Informes [1990-1993)», Gabinete de Estudios y Do- del Borrador de 1990».
cumentación, pgs. 157 y 158) o la de Jueces para la Democracia (2 de marzo La tropelía que llevó a que el Borrador de Anteproyecto comenzara a
de 1992, pg. 1 73), que acusaba al Borrador de 1990 de querer despreocu- dormir un apacible sueño intemporal continuó con el Proyecto de Código
parse de las víctimas, al expulsar la responsabilidad civil del procedimiento penal de 1992 (BOCG de 23 de septiembre), que, para querer justificarse,
penal (?). En la doctrina, puede verse MIR PUIG (1993, pg. 854). Fueron tan- indicó en la Exposición de Motivos que «en los sistemas penales contempo-
tas las quejas que ya en el Anteproyecto de Código Penal de febrero de 1992 ráneos, la reparación civil del daño o del dolor causados no es únicamente
se dio marcha atrás, y se introdujeron una veintena de artículos (111 y ss.) un resarcimiento material, sino que se integra en el conjunto de la reacción penal,
sobre responsabilidad civil. Y todo ello en el mismo momento en que la Sec- y, por lo tanto, resulta oportuna su regulación conjunta con el sistema de
ción civil de la Comisión General de Codificación, en previsión de que las penas, sin perjuicio de preservar la naturaleza civil substancial de la misma».
pautas del Borrador acabaran imponiéndose, ya trabajaba denodadamente Asombroso: el Código penal nos volvía a colocar en mitad del siglo XIX,
en la derogación del art. 1092 C.civ., en el «vaciado» (no mera supresión) época en que, como relata Benito GuTIÉRREZ, seguía habiendo quien en-
de las normas civiles del Código penal sobre los arts. 1902 y ss. y en la uni- tendía que la responsabilidad civil nacida de un hecho ilícito, delictivo o no,
ficación de aquellos aspectos respecto de los que ambas regulaciones eran formaba parte del objeto del Derecho penal (?).
diferentes. Y como lo anterior, al parecer no admite el menor género de dudas, vol-
El resultado, pues, sigue siendo hoy día la dualidad normativa. Si el art. vió a reproducirse en el Código penal de 1995 y se sigue reproduciendo has-
109 C.pen. fuera el único que el nuevo Código dedicase a la responsabili- ta la actualidad. Hasta su Exposición de Motivos se permitió el cinismo de
dad civil, sería un precepto verdaderamente ejemplar: «La ejecución de un afirmar que se trata de un Código en el que se ha tenido en cuenta «las
hecho descrito por la Ley como delito obliga a reparar los daños y perjuicios por él opiniones de la doctrina científica». Si la afirmación es sincera, será, bien
causados, en los términos previstos en las Leyes» ( conviene llamar la atención: porque la civilista no es «doctrina científica» o porque se considera que no
se ha suprimido en la redacción actual la mención de las faltas, que han tiene nada que decir en la construcción normativa de una institución que se
sido desterradas del Código penal en la reforma introducida por la L.O. llama responsabilidad civil.
RESPONSABILlDAD CIVIL HXTRACONTRACTUAL. Ptirt,e general. Capítuw 11. Ri!s/,onsabilidad civil pura y responsabilidad civil derivada del delito:
78 Delimitación y especies. Elementos. Efectos o 1;onsec-ue1uias Una inju.stifica,da dualidad nonnativa 79

Con más desgana que confianza, se lee sin embargo en el último párrafo en esa payasada de norma contenida en el art. 120.1º, seguramente que el
de la aludida Exposición de Motivos que «el Gobierno no tiene aquí la última precepto más absurdo de cuantos sobre responsabilidad civil hay en el Có-
palabra, sino solamente la primera. Se limita, pues, con este Proyecto, a pronunciarla, digo penal de 1995. Entretanto, en el Código civil la culpa de los padres se
invitando a todas las fuerzas políticas y a todos los ciudadanos a colaborar en la tarea presume (art. 1903, pº final) .
de su perfeccionamiento». Actitud sin duda muy democrática, pero que tiene La diferencia no es atribuible al legislador de 1995: hasta 1983, en el
aspecto de ser más una fórmula de rentabilidad retórica que una verdadera Código penal también se presumía esta culpa de los guardadores, siendo
declaración de intenciones. coincidentes ambas regulaciones. Pero a alguna mente preclara se le ocurrió
A lo largo de esta obra va a haber ocasiones de comprobar que para los decir que en un Código penal no pueden existir culpas presuntas porque
jueces penales resulta mucho más cómodo contar dentro del Código penal eso va contra la presunción de inocencia, y todos los Grupos Parlamentarios
con un compendio de reglas civiles más o menos afortunadas, a modo de aplaudieron la desafortunada enmienda transaccional del señor Cuesta, sin
apretado resumen de Derecho civil patrimonial, que tener que bucear en los caer en la cuenta de que la presunción de inocencia no juega en el régimen
procelosos pantanos del Código civil y de las leyes civiles especiales, que les sue- de la responsabilidad civil, al no ser Derecho sancionador. El error lo ha he-
len resultar lejanos e incómodos. Si por una vez han estado de acuerdo en redado el Código penal de 1995. Sobre el tema, véase el Capítulo VIII, II.2.3.
algo todas las Asociaciones de jueces y Magistrados, y con el aval del propio b) La responsabilidad del empresario por el hecho de los dependientes
Consejo General del Poder Judicial, es por esa sencilla e inconfesable razón. es subsidiaria en el Código penal (art. 120.4º) y directa en el Código civil
Una dualidad normativa que ha sido calificada recientemente de reliquia de (art. 1903, pº 4°); lo mismo ocurre con la responsabilidad de los Centros de
nuestro ordenamiento por DEL MORAL GARCÍA (2018, pg. 459), lo que, dicho Enseñanza no superior (arts. 22, pº 2º C.pen. de 1973, que estuvo en vigor
desde su condición de Magistrado de la sala de lo Penal del Tribunal Supre- hasta el 14 de enero de 2001, fecha en que entró en vigor la LORPM, y 1903,
mo, tiene doble valor. pº 5º C.civ.). Del tema me ocuparé en el Capítulo VIII, V.
c) La responsabilidad del Estado es directa en el régimen general (arts.
II. LOS PROBLEMAS DE LA REGULACIÓN DUAL 32 y ss. de la Ley 40/2015, de Régi,men Jurídico del Sector Público, equivalentes a
los arts. 139 y ss. de la Ley 30/ 1992, de Régi,men Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común) y subsidiaria en el Código
1. Diferencias normativas entre los dos regímenes: presentación ge- penal (art. 121 C.pen.), pero, y lo que es peor, según el tenor literal de la
neral norma, el Estado y demás Entes públicos referidos en el precepto solamente
respondían civilmente, antes de la reforma introducida por la L.O. 1/2015,
Bajo el imperio del Código penal de 1973, las diferentes regulaciones en caso de delito cometido por el funcionario, quedando fuera de la respon-
que, para la misma cosa, se hallaban en los arts. 1902 y ss. C.civ. y 19 y ss. sabilidad civil subsidiaria del Estado la que pudiera exigirse de éste por la co-
C.pen. han traído consigo una serie de disfunciones que hacen de nuestro misión de una falta, lo cual suponía exonerar al Estado en más de un noven-
sistema el más complicado e inseguro del planeta. Con el Código penal de ta por ciento de los casos de infracción penal. Esta tropelía será explicada en
1995, las diferencias se mantiene n, y hasta se introdujeron otras nuevas, que el Capítulo XXII.
tampoco se han alterado en las distintas reformas sufridas (básicamente, en d) La responsabilidad plural se consagra expresamente como solidaria
2010 y 2015). Las diferencias son, en síntesis, las siguientes: si el hecho es constitutivo de delito (art. 116 C.pen.), cosa que, al no ocurrir
a) La responsabilidad de padres y tutores presenta dos regímenes en el con la regulación de la responsabilidad civil pura, todo parece indicar que
art. 1903 C.civ. (responsabilidad directa, con alguna diferencia entre la de para ella juega el principio de no presunción de la solidaridad (art. 1137
los padres y la de los tutores), dos en el Código penal (responsabilidad subsi- C.civ.). De esta diferencia se tratará en el Capítulo XI, II. l.
diaria en el art. 120.1 º y responsabilidad solidaria en el art. 118.1.1 ª -aunque Pero hay dos cuestiones en las que el tratamiento dual ha hecho de la
la redacción de este precepto no sea un prodigio de claridad-) y uno más en responsabilidad civil «derivada de» delito una especie de ordalía o juicio de
la LORPM (responsabilidad solidaria, art. 61.3). De este galimatías ( «grave Dios. Me estoy refiriendo, naturalmente, a los problemas de determinación
e inexplicable anomalía en el ámbito de los países civilizados de nuestro en- del plazo de prescripción de la responsabilidad civil y a los atinentes a la res-
torno, sin parangón en toda Europa», a decir de MARTÍN CASALS [2007] , pg. ponsabilidad por los daños causados por un mayor de dieciséis años y me-
1198) habrá que tratar con detenimiento en el Capítulo VIII.JI. nor de dieciocho (que, según el Código derogado, era menor de edad civil,
En materia de carga de la prueba, para exigir la responsabilidad de los pero mayor de edad penal). De las diferencias de régimen entre la respon-
guardadores d e l inimputable, hace falta demostrar la culpa de éstos (art. sabilidad civil «pura» o extracontractual y la responsabilidad civil ex delicto,
118, regla l" C.pen.), como también hace falta demostrar la culpa paterna destacan estas dos por encima de todas ellas. Además, la jurisprudencia de
RESPON!';J\BILIDAD CIVIL l~X11?ACONTRACTUAL. Pm·te gen.eral. Capítuw 1/. Res¡,onsabilidad civil pum y responsabilidad civil derivada del delito:
80 Una injustificada dualidad normativa
81
Delimitación y especies. Ekmentos. Efectos o consemencias

la Sala 1ª del Tribunal Supremo en materia de responsabilidad civil pareció los mecanismos de integración por vía analógica. Tampoco cambiaba nada
haber renunciado durante el siglo XX a su cometido de unificación y cons- si la víctima hiciera reserva de acciones, pues ello solamente suponía confe-
trucción científica del Derecho, si bien hay que decir en su descargo que rir la competencia a otro juez, pero no cambiaba la normativa aplicable.
las contradicciones lo eran siempre en aras de la protección de la víctima. La remisión del art. 1092 convirtió al delito en fuente autónoma de obli-
Cuando convenía a los intereses del perjudicado, el Supremo solía defender gaciones, pretendidamente distinta del acto ilícito extracontractual, y si se
que «responsabilidad civil pura» y «responsabilidad civil derivada del delito» quiere enmendar un error tan lamentable, diciendo que ambas especies
son exactamente la misma cosa, y que lo que hay es un concurso de normas son exactamente la misma cosa (lo que, insisto, es absolutamente cierto),
para así poder aplicar indistintamente las normas del Código civil y las del habrá que hacerlo con todas las consecuencias. Lo que no vale es defen-
Código penal («iura novit Curia»). Cuando a la víctima interesa, se utiliza la der la existencia de un concurso de normas fundamentadoras de una única
tesis contraria, a saber, que se trata de obligaciones civiles de distinta natura- pretensión, que permite, en uso del «iura novit Curia», comprobar desde el
leza y fundamento: un concurso de pretensiones sin posible aplicación del Código penal la insolvencia del menor y condenar a los padres por medio
principio «iura novit Curia». Como vamos a comprobar, así sigue sucediendo de la aplicación del Código civil, y después, a la hora de decidir el problema
a día de hoy en todos los casos en los que no se quiere utilizar el breve plazo de la prescripción de la acción de responsabilidad civil ex delicto, decir que
de prescripción de la acción de responsabilidad extracontractual y se prefie- no hay concurso de normas sino concurso de pretensiones, y que «siendo
re decir que la acción civil subsiguiente a una condena penal está sujeta a un ambas acciones de distinta naturaleza y fundamento», se rigen por distintos
plazo mayor. plazos, para evitar así la aplicación del cortísimo plazo anual del art. 1968.2º.
Eso -diría el castizo- se llama «repicar y estar en la procesión», y aunque los
2. El problema de la responsabilidad del delincuente menor de edad resultados sean materialmente justos, a la doctrina científica ha de corres-
ponder poner de manifiesto su escasa adecuación a Derecho.
La solución que ha venido dando el Tribunal Supremo al problema del Como es absolutamente injusto que de los dai'ios causados por el menor
delincuente mayor de dieciséis años y menor de dieciocho constituye un de dieciocho años respondieran los padres a veces sí y a veces no, y todo ello
buen banco de pruebas que demuestra muchas cosas. En la actualidad la sólo en función de un dato tan absolutamente ajeno al problema de la repa-
regulación es otra, pero es conveniente repasar lo que ha venido sucediendo ración del daño corno es que el hecho mereciera además una sanción penal,
hasta el 14 de enero de 2001, fecha en la que entró en vigor la LORPM. la única solución pasaba (y sigue pasando) por la unificación normativa. Es
Mientras que el art. 1903.2º C.civ. dispone la responsabilidad de los pa- eso precisamente lo que viene a hacer, en parte, el Código penal de 1995, al
dres por los daños causados por los hijos que se en cuentren bajo su guarda, hacer coincidir la minoría de edad penal con la civil (art. 20), pero el sistema
en el Código penal de 1973 tal responsabilidad solamente se daba durante la resultante deja por el camino el propósito unificador (si es que realmente lo
minoridad penal: los padres responden por lo que haga el menor de dieci- hubo), pues ahora, la LORPM no opta por declarar, corno hace el art. 1903,
séis años (art. 20, regla 2", equivalente al actual art. 118.1.P), pero si el ma- pº 2º C.civ., la responsabilidad directa de los padres, sino la responsabilidad
yor de dieciséis era condenado como autor de un delito o falta, parecía ser solidaria de los menores con sus padres o guardadores (art. 61.3).
él e l único responsable civil, pues «todo responsable criminalmente de un delito o Durante la vigencia del Código anterior (y por lo tanto, también una vez
falta lo es también civilmente» (art. 19), y no existía norma alguna que permita aprobado y e n vigor el Código de 1995, si se trataba de dar solución a h echos
establecer una responsabilidad subsidiaria. Este régimen estuvo vigente has- acaecidos con anterioridad al 14 de enero de 2001), los esfuerzos jurispru-
ta la fecha indicada arriba, pero como nos encontramos ante normas civiles, denciales para no dejar a la víctima sin cobrar fueron verdaderamente en-
no juega el principio de retroactividad de la ley penal (en lo que sea favo- comiables. Nada que objetar desde el punto de vista de la justicia material,
rable al reo) , sino que todos los hechos ocurridos antes del 14 de enero de pero sí, y de qué forma, desde la perspectiva puramente técnica:
2001 siguieron rigiéndose, en lo que atañe a la responsabilidad civil, por el
régimen del Código penal de 1973. 2.1. Expedientes de interpretación e integración
Pues bien, como lo más habitual es que un joven mayor d e dieciséis y
menor de dieciocho años sea insolvente, doctrina y jurisprudencia vinieron En ocasiones, se pretende hallar la solución sin recurrir a las normas del
a discutir durante un siglo acerca de una aplicación supletoria de las normas Código civil, sino por medio de ingeniosas interpretaciones de los preceptos
del Código civil que permitieran la condena subsidiaria de los padres. Yo he civiles del Código penal. Con e llo, se cumple formalmente e l mandato del
mantenido que tal recurso no es técnicamente posible, pues ni existía laguna art. 1092 C.civ. Una curiosa y conocida sentencia es la STS de 9 febrero 1961
en el art. 19 C.pen. que autorizase para acudir al Código civil como Derecho (RJ 196 1, 326), que, como dice DíAz ALABART (1987, pg. 865), se inventa
supletorio (art. 4.3 C.civ.), ni cabía acudir a la interpretación extensiva ni a un nuevo artículo 21 del Código penal:« ... la responsabilidad civil subsidia-
RESPONSABll!DAD CTVIL EXTRA CONTRACTUAL. Parle general. CafJÍtulo //. Responsabilidad civil fmra y responsabilidad ci11il derivatla tlel delito:
82 Delimitación y esf1ecÚis. Elementos. Ejéctos o consecumcias Una injustificada dualidad normatilla 83

ria por razón del delito o cuasidelito [quiere decir delito, sin más, pues del resulte insolvente, pues con o sin reserva de acciones, los padres no habían
cuasidelito es precisamente de lo que no se ocupan estos preceptos, sino los de responder aunque existiera una sentencia penal condenatoria: si medió
del Código civil], declarada en el art. 21 C.pen. [quiere decir, obviamente, reserva, sería el juez civil, y si no la hubo, sería el penal el llamado a aplicar
22] a los amos, maestros, tutores y padres(?) y empresas». La declaración es la única norma aplicable, que no era otra que la del art. 19 C.pen. La reser-
rayana en la desfachatez, al ampliar, lisa y llanamente, el texto del precepto, va tenía como única consecuencia el cambio de jurisdicción, pero ello no
introduciendo subrepticiamente a los padres y tutores en la larga lista de modificaba el origen delictivo del hecho, con lo que las normas aplicables
«empresarios» que responden subsidiariamente de los daños causados por por el juez civil seguían siendo las mismas: «la reserva de acciones civiles no
los dependientes autores del hecho delictivo. faculta al perjudicado para elegir la ley material aplicable, pues la ftjación de
No se podría invocar el pretexto de la interpretación extensiva, pues ni la normativa no puede quedar al arbitrio de una sola de las partes interesa-
forzando los textos cabía encontrar la relación de dependencia paterno- das» (MONTÉS PENADÉS [1996], pg. 584).
filial o tutelar entre los casos de dependencia o jerarquía a que iba refe- Y es que, como dice SoTo NIETO (aunque al final acaba mostrándose par-
rido el art. 22 del Código de 1973. Y tampoco es técnicamente correcto el tidario de la solución contraria), «si merced al recurso de la reserva de ac-
mecanismo de la analogía, pues si bien es cierto que entre los supuestos ciones se pudiera transmutar la fundamentación jurídica de la pretensión,
recogidos en las normas a las que se remite el art. 1093 C.civ. (responsa- obteniendo resultados diferentes en el orden civil de los que normalmente
bilidad civil «pura») y los regulados en los preceptos a los que se dirige la conllevaría la sentencia penal condenatoria, se abandonaría a la habilidad y
remisión del art. 1092 (responsabilidad civil «derivada de delito») , no ya es oportunidad del accionante el logro de un determinado pronunciamiento
que exista identidad de razón, sino que son ni más ni menos que la misma satisfactivo». Por la no aplicación de las normas del Código civil y la conside-
cosa (desde el punto de vista civil), para invocar la analogía sería preciso ración de la responsabilidad pura y de la derivada de delito como de natura-
que hubiera algo que integrar. El que sea insolvente el menor no autoriza leza diferente y sometidas a normativas excluyentes se deciden las SSTS de
para hablar de laguna legal: si nada dice el Código penal es porque parte 12 marzo 1934 (RJ 1934, 454), 4 julio 1953 (RJ 1953, 2017), o 25 enero 1974
de la premisa inicial de que todo responsable criminalmente lo es también (RJ 1974, 261). En la Sala de lo penal, también las SSTS de 2 marzo 1994 (RJ
civilmente. Cuando el legislador penal pensaba en la insolvencia del reo, 1994, 2097) o 22 febrero 1980 (RJ 1980, 500).
bien que lo hacía, al establecer la responsabilidad subsidiaria del empresa- Sin embargo, y a la luz de un importante núcleo de sentencias, el me-
rio por los daños causados por el trabajador (art. 22); luego si para las cir- jor consejo que cabe dar a la víctima de un delincuente menor de dieciséis
cunstancias normales no se decía nada, es porque el obligado civilmente años consiste precisamente en la reserva de la acción civil para su ejercicio
era el que era, tuviese tenga dieciséis años o treinta y seis. Y si es insolvente, separado. Por ejemplo, la STS de 30 junio 1977 (RJ 1977, 3056) señaló que,
la laguna no estaba en la ley, sino en el bolsillo del delincuente, pero para al haber mediado reserva de las acciones civiles, «es indudable que quedan
remediar ese tipo de lagunas no está pensada la analogía (así, STS de 10 desligadas de la responsabilidad penal, y se rigen exclusivamente por las nor-
noviembre 1982 [RJ 1982, 6535]). mas comunes de las obligaciones civiles» . El Tribunal Supremo admite así
Y no se recurra, por último y por lo mismo, al art. 4.3º C.civ. y a la virtuali- que es irrelevante la calificación delictiva del hecho dañoso llevada a cabo
dad supletoria del Derecho común. Decía CONDE-PUMPIDO FERREIRO (1969, por la jurisdicción penal: el cambio de jurisdicción operaría nada menos
pg. 96; así también RoGEL VIDE [1976], pg. 137, SOTO NIETO [1982], pg. que un cambio en la naturaleza de la responsabilidad.
207 o GóMEZ CALLE [1992], pgs. 132 y 133) que eljuez civil podrá aplicar Sin llegar a tanto, existen pronunciamientos que dejan entrever la tesis
las normas del Código civil al supuesto que nos ocupa, pues, al ser el delito del concurso de normas. En la STS de 18 octubre 1988 (RJ 1988, 7586) llama
un subgrupo de los actos ilícitos, le serán aplicables las normas civiles que se la atención que, al referirse a las obligaciones de que trata el art. 1092 C.civ.,
refieren a los actos ilícitos en general, sean o no típicos. se diga que pertenecen a una «categoría de obligaciones que se gobierna
por el peculiar régimen a que el últimamente citado artículo se refiere, y
2. 2. La trampa de la reserva de acciones que principalmente se halla en el Código penal». El cambio del adverbio es
sumamente significativo, y, aunque se trate de un obiter dictum, la sentencia
Ni siquiera le podía valer a la víctima la reserva de la acción civil para un procedi- parece indicar que el juez puede utilizar también las normas d el Código civil
miento posterior, pues desde la equivocada perspectiva del Código civil, la «res- para eajuiciar la responsabilidad civil ex delicto. Máxime cuando se añade
ponsabilidad civil derivada del delito» es algo distinto de la <•responsabilidad que tales obligaciones «no nacen del delito, sino de los hechos que lo consti-
civil pura»: para la primera, el art. 1092 remite a las disposiciones civiles del tuyen y en cuanto originadores de la restitución de la cosa o de la reparación
Código penal, mientras que la segunda se rige por los arts. 1902 y ss. C.civ. del daño y la indemnización de los perjuicios causados por el hecho puni-
La víctima no tenía más remedio que resignarse al riesgo de que el menor ble». El razonamiento del concurso de normas es, en fin, impecable desde la
RESPONSABILIDAD CIVIL EX1RACONTRACTUAL. Parte general. CafJÍtuw /1. Responsabilidad civil /mm y responsahilidad civil derivada del delito:
84 Una injustificada dualidad n01·11wtiva
85
Delimitación y espeáes. Eúmumtos. tfectos o consecuencias

perspectiva de la naturaleza de las cosas, pero riñe con la interpretación au- 2. 4. Las contradicciones de la jurisprudencia
téntica del art. 1092 y con la abundante jurisprudencia del propio Tribunal
Supremo que, a la hora de decidir el plazo de prescripción aplicable a tales Si se pudiera hablar de que la postura que entiende aplicable el Código
acciones, viene sosteniendo, como veremos después ( infra, 3, pg. 86), la tesis civil fuese una líneajurisprudencial auténticamente consolidada, habría por
del concurso de pretensiones. lo menos que felicitarse de que, en aras de la equidad y ante el importante
número de delitos que se cometen en esa franja de edad objeto de estudio,
los jueces quisieran ( o sigan queriendo) procurar una indemnización a la
2.3. La transgresión de las normas procesal,es
víctima utilizando el Código civil donde no es de aplicación, para así no de-
Incluso se ha llegado a dar el caso de que la jurisdicción civil aplique la jar la norma reducida a papel mojado. Pero sorprenden las contradicciones de
normativa del Código civil en un supuesto de responsabilidad ex delicto, a la jurisprudencia, que a veces decía cosas diametralmente opuestas ante casos
pesar de que no había existido reserva de acciones, lo que no deja de ser bien parecidos. Dos sentencias de la Sala 2\ dictadas con poco más de me-
una transgresión de las normas procesales. Es el caso de la asombrosa STS de dio mes de diferencia, son las de 12 febrero 1994 (RJ 1994, 773) y 2 marzo
11 octubre 1990 (RJ 1990, 7860). La actora resultó lesionada cuando iba 1994 (RJ 1994, 2097), son una buena demostración.
como pasajera en la motocicleta conducida por un menor de dieciocho En el caso de la STS de 12 febrero 1994, ocurría que el recurrente había
años que fue condenado criminal y civilmente en el proceso penal. Resultó sido condenado subsidiariamente en la sentencia de la Audiencia por los
ser insolvente, y la víctima, que no había realizado en ningún momento daños causados por su hijo, autor de un delito de imprudencia, cosa que le
la oportuna reserva de la acción civil, se dirigió contra el padre «como parece muy bien al Supremo, que declara no haber lugar al recurso con base
responsable civil subsidiario». Sorprendentemente, el Supremo entiende en unas argumentaciones bastante exóticas: como el art. 20 del Código de
que el ejercicio de la acción penal agota la vía civil cuando la sentencia es 1973 establecía la responsabilidad civil directa de los padres del menor de
condenatoria, «pero cuando las circunstancias personales del autor no permiten dieciséis años, no había inconveniente en aplicar la norma por analogía a
encontrar un responsabl,e civil subsidiario por no existir personas de las compren- un caso como el enjuiciado: un delito cometido por un mayor de dieciséis.
didas en el art. 22 del Código penal, y el autor está en alguna de las relaciones La analogía es posible, según la sentencia, ya que no se trata de una norma
intersubjetivas contempladas en el art. 1903 del Código civil, es posible que el penal, sino de estricta naturaleza civil.
perjudicado, que no ha sido resarcido de los daños sufridos, ejercite la ac- No solamente asombra que alguien pueda decir que el supuesto del me-
ción civil directa, no subsidiaria, derivada de la responsabilidad ext.racon- nor de dieciséis años guarda identidad de razón con el del mayor de esa
tractual por los hechos ajenos que contempla dicho artículo. Su contenido edad; es que olvida quien tal cosa dice que no solamente está precluida la
podría haber sido satisfecho por el juez penal si hubieran concurrido los analogía en el terreno penal, sino también en las normas de Derecho excep-
requisitos del art. 22 del Código penal, pero si éstos no concurren, y sí los cional (art. 4.2 C.civ.), y el mentado art. 20 tenía precisamente tal carácter. Si
del art. 1903 del Código civil, queda expedito este cauce de restauración el legislador partía de una regla general de exención de responsabilidad cri-
del orden patrimonial alterado ... ». O sea, que aquí no sólo se admite que, minal (art. 8, que en el Código vigente es el 20) que suponía al mismo tiem-
aunque la fuente de la obligación sea de las que el Código civil prevé en po exención de responsabilidad civil, el art. 20 de aquel Código (118 del vi-
el art. 1092, el cambio de jurisdicción implica un cambio de la normativa gente) constituía precisamente la excepción, al establecerse reglas concretas
aplicable, pasando la fuente a ser ahora la de los actos previstos en el art. de responsabilidad civil para los concretos supuestos a que el precepto se
1093, sino que ya no importa no haber hecho reserva de la acción civil: si la refiere. Como dice LACRUZ BERDEJO (2006, pg. 266), «en principio, cuanto
normativa civil contenida en el Código penal es insuficiente para lograr lo más especializado es un orden de normas, menos se presta a la aplicación de
que ( desde luego) era de justicia, se puede acudir a la jurisdicción civil. El la analogía, y más a la del argumento a contrario».
flagrante incumplimiento del art. 112 LECrim., que cierra la puerta de la En la STS de 2 marzo 1994 se da una solución completamente opuesta.
jurisdicción civil si el perjudicado no se reservó la acción para su ejercicio Un menor de dieciocho y mayor de dieciséis años había sido condenado,
separado, es palmario. No se trató de un lapsus, pues pocos meses después, penal y civilmente, como autor de un delito de violación. La acusación parti-
se volvió a quebrantar la ley en la STS de 7 febrero 1991 (RJ 1991, 1151), cular recurre en casación, alegando que la auténtica causa productora de los
que resolvió un caso en el que varios menores viajaban en el mismo vehí- daños fue el descuido de los padres del acusado en sus deberes de vigilancia
culo, resultando insolvente igualmente e l conductor, mayor de dieciséis y y control. La sentencia dice que ni se puede ampliar el marco de responsa-
menor de dieciocho años, que había sido condenado penal y civilmente. bles subsidiarios del art. 22 C.pen., pensado básicamente para relaciones de
Ejercitada la acción civil contra el padre, la pretensión fue acogida por el dependencia laboral a las que no se puede asimilar las de dependencia fami-
Tribunal Supremo. liar, pero dice también que la responsabilidad civil directa del art. 20.1 ªloes
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL. Parte general. Capít-uw 11. ResjJOnsabilú.ltul civil p-u.m y responsabilidlUl civil derivada <Ú!l d;1liu,:
86 Delimitación y Pspecies. Elementos. Efectos o co11sec1um.cias Una injustificada dualidad 11.1mnativa
87

por los daños causados por enajenados, por menores de dieciséis años o por Es el problema de la prescripción el que, sin ninguna duda, mejor de-
los que sufren alteraciones en la percepción, pero por nadie más: «cualquier muestra las consecuencias del peculiar proceso que siguió la responsabili-
ampliación de esta responsabilidad deberá ser establecida expresamente por Ley». dad civil a lo largo del proceso codificador español. El Real Decreto de 1848,
dictado para la aplicación del Código penal del mismo año, dispuso en su
2.5. Conclusión art. 3 que mientras no se promulgase el Código civil, valdrían las referencias
a la legislación civil vigente para las cuestiones civiles que surgieran (por su-
En el fondo, late en toda esta cuestión la aparente incongruencia que puesto, junto a las normas civiles que se introducían en el mismo Código). Y
supone el que los padres respondieran cuando el acto ilícito no era cons- por ello, el art. 137 C.pen. de 1848 ordenaba: «La responsabilidad civil nacida
titutivo de delito y no lo hicieran, en cambio, cuando revestía unos ca- de delito o falta se extinguirá de iptal modo que las demás obligaciones, con sujeción
racteres que, por su mayor gravedad, encajaban en el tipo penal (así, a las reglas del Derecho civil». Ese fue después, sin alteraciones, el texto del
CONDE-PUMPIDO FERREIRO, cit., pg. 137, o SOTO NIETO, cit., pgs. 201 y art. 117 C.pen. de 1973. La legislación civil vigente no podía ser el inexistente
ss.). Pero creo que, por más que esta idea ofrece seguridad a la víctima Código civil, sino, en lo que ahora y aquí interesa, la Ley XXII del Título
del dario, no se puede decir que el ilícito penal «es más grave» que el IX de la Partida Séptima: <jasta un año puede todo ome demandar emienda de la
civil, pues desde el punto de vista civil -único que aquí importa-, el com- desonrra o del tuerto que recibió. E si un año pasase desde el día que le fuese hecha la
portamiento no es más ni menos grave. «Los padres -dice DÍAZ ALABART desonrra, que non demandase en juicio emienda de ella:». A esta norma y al plazo
(cit., pg. 865 )- en realidad no responden del ilícito civil ni del penal de un año es a donde había que entender hecha la remisión.
en sí del hijo. Los padres responden en ambos casos del daño, no del No hay razón para decir que cuando España tuvo por fin su Código civil
hecho que lo provoca». No deben valer los paños calientes, más dirigidos en 1889, la remisión hubo que entenderla hecha, desde ese momento, al
al corazón que a la razón: la única posibilidad de que las soluciones de plazo general de quince aiios (art. 1964, texto que vino a sustituir al que
integración sean, además de justas, conformes a Derecho, pasaba por la la ley 63 de Toro, 5ª del Título VIII, Libro XI de la Novísima Recopilación
reforma legislativa. Mientras tanto, las dos especies de responsabilidad asignaba a las acciones personales) y no al de un año del art. 1968.2º, que es
civil de que se trata en este capítulo tienen, según el legislador, distinta el que sustituía al transcrito de Las Partidas (y que, curiosamente, en el co-
naturaleza y fundamento. Y por ello, ante un delito cometido por un me- rrelativo art. 1976.1º del Proyecto de 1851 aludía a «la responsabilidad civil
nor de dieciocho y mayor de dieciséis años antes de la entrada en vigor que se contrae ... por la culpa o negligencia de que se trata en el Capítulo III,
de la LORPM, había que lamentar que tuviera que ser él y solamente él Título XXI», esto es, a «las obligaciones que nacen de la culpa o negligencia». De
quien corriese con la obligación resarcitoria. todas, sin distinciones, pues Alfonso X, Rey Sabio donde los haya, nunca las
hizo). Pero como es extremadamente duro que la víctima de un daño quede
3. El problema del plazo de prescripción de la acción de responsabi- sin indemnización por razones de prescripción, y más cuando el plazo es tan
lidad «ex delicto» exageradamente corto, la Sala 1 ª del Tribunal Supremo ha ido consolidando
una doctrina que, una vez más, logra hallar la justicia material, pero con gra-
Sucede muchas veces que la teoría del concurso de normas no favorece el ve merma de la técnica jurídica.
derecho de la víctima a quedar indemne. Si unas sentencias admiten la apli- En resumen, de lo que se trata es de aplicar el brevísimo plazo de un año
cación de las normas de la responsabilidad derivada del ilícito extracontrac- cuantas menos veces mejor. La maniobra es ésta: si el art. 1968.2º establece
tual civil para dar paso a la condena subsidiaria de los padres del delincuen- el plazo de un año para «... las obligaciones derivadas de la culpa o negligencia
te (concurso de normas), otras, a veces dictadas por los mismos ponentes, de que se trata en el artículo 1902», y nada dice sobre las obligaciones civiles
parten de la premisa diametralmente opuesta de que se trata de acciones derivadas de los delitos, ¿por qué no entender que el art. 1968 opera exclu-
de diferente naturaleza y fundamento (concurso de pretensiones), con la sivamente en los supuestos de responsabilidad extracontractual «pura»?¿Por
finalidad de escapar de la aplicación del brevísimo plazo de prescripción qué no entender que la remisión del art. 117 del derogado Código penal su-
establecido en el art. 1968.2º C.civ. puso, desde que se promulgó el Código civil, la necesidad de aplicar el plazo
A mi juicio, cuando se pretende ejercitar la acción civil separadamente de general de las acciones personales que no tengan establecido un plazo espe-
la penal, tanto si el resultado del proceso penal ha sido la absolución, como cial de prescripción (los quince años del art. 1964 C.civ. que, desde la modi-
si lo ha sido el sobreseimiento o la condena, se cuenta con el escaso margen ficación operada por Ley 42/2015, de 5 de octubre, han pasado a ser cinco)?
de un año previsto por el citado precepto. Pero como no es ésta precisamen- Naturalmente, ello sólo cabe entenderlo desde la tesis del concurso de
te una opinión mayoritaria - es justo todo lo contrario-, trataré de explicar pretensiones, aunque signifique una abierta contradicción con las posturas
mis razones. mantenidas cuando se trata de resolver los problemas tratados en el punto
RESPONSABILJDAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL. Prirt,e general. Ca/ntuw IJ. Responsabilidad ci11il fmra y responsabilidad ci11il J,ni11ada del delito:
88 Delimitación y especies. Elemen/.os. Efectos o consecuencias Una injustificada dualidad n,mnatfoa 89

anterior. Ahora sí (!): como se trata de acciones de diferentes naturaleza una persona que no fue llamada al proceso penal. Así, también aplicaron el pla-
y fundamento, tienen plazos distintos. Si iniciado juicio penal con reserva zo general de las acciones personales las SSTS de 4julio 1953 (RJ 1953, 2017) y
de la acción civil, concluyese el procedimiento con sentencia absolutoria, el 7 enero 1982 (RJ 1982, 184), donde los demandados fueron, respectivamente,
plazo será de un año, pues entonces la responsabilidad civil ya no será «de- la empresa ferroviaria para la que trabajaba el maquinista condenado y un ase-
rivada de delito» sino «pura»: Pero si el procedimiento criminal terminara gurador voluntario de responsabilidad civil.
con sentencia condenatoria, la víctima dispondrá de quince años para ejer- Ya bajo la vigencia del Código penal de 1995, todo esto se dice, casi con
citar la acción civil (cinco, desde el 8 de octubre de 2015, fecha de entrada mayor razón, pues ni tan siquiera existe un precepto que se refiera a la pres-
en vigor de la Ley 42/2015). Pueden verse entre otras muchas, las SSTS de cripción de la acción civil «ex delicto». En suma: si el plazo de un año previsto
30 abril 1959 (RJ 1959, 1981), 5julio 1961 (RJ 1961, 2882), 4julio 1970 (RJ en el art. 1968 C.civ. se corresponde literalmente con las acciones por daños
1970, 3766), 7 enero 1982 (RJ 1982, 184) , 7 julio 1983 (RJ 1983, 4075), 9 derivados de culpa o negligencia no penados por la ley (art. 1093, con su reen-
febrero 1988 (RJ 1988, 771) o 27 octubre 2011 (RJ 2011, 1128). Una cosa es, vío al art. 1902), entonces a la responsabilidad civil derivada del acto delictivo
en fin, la acción de responsabilidad civil «ex delicto» y otra la que se ejerci- solamente se le puede aplicar el plazo de quince años (ahora, cinco). De he-
ta para hacer valer «meras obligaciones derivadas de culpa o negligencia» cho, el Anteproyecto de Código penal lo decía de modo explícito (art. 128).
(?), dicen las SSTS de 21 marzo 1984 (RJ 1984, 1315) o 19 octubre 1990 (RJ Y que la acción dura quince años -cinco, en el nuevo régimen- (desde que
1990, 7984). Éstas y sólo éstas son las sometidas al plazo anual... concluye el proceso penal con sentencia condenatoria, se entiende) consti-
No puedo estar más en desacuerdo. A mi juicio, una cosa es aplicar la tuye una especie de dogma de fe que, a base de leerlo en las sentencias del
prescripción de modo restrictivo (a los efectos del inicio del cómputo, de Tribunal Supremo, la mayoría de los autores lo dan por válido sin mayores
la admisión de las causas interruptivas, etc.) y otra dejar de aplicar los pla- reflexiones (por todos, MIQUEL GoNZÁLEZ [1993), pg. 70). Pero es que si res-
zos legales aplicables o aplicar los que no lo son. Como el plazo de un año ponsabilidad civil derivada del delito y responsabilidad civil extracontractual
es realmente atroz, el Tribunal Supremo recurre a acrobacias argumentales son exactamente lo mismo, a ambas se debería aplicar el plazo de un año es-
para dejarlo aplicable al mínimo número de supuestos posible, en un silogis- tablecido en el art. 1968.2º. Y si es excesivamente corto, el legislador tiene que
mo en el que falla la premisa mayor. es así que el art. 1968 se refiere literalmente tomar cartas en el asunto, pero mientras tanto los jueces no pueden recurrir
a las obligaciones de que se trata en el art. 1902, y es así que las acciones a lo que se califica como «malabarismos jurídicamente inaceptables» (PANTA-
personales que no tienen previsto plazo especial, se encuentran sometidas LEÓN [1983), pg. 831) para inaplicarlo mientras sea Derecho vigente.
al general de quince años (ahora cinco), se concluye que la responsabilidad Para acabar de complicarlo, encontramos en la jurisprudencia penal
civil derivada d e delito (siendo a estos efectos algo de distinta naturaleza que la otras ideas. Al profesor REGLERO no le parece mal que la acción civil esté viva
responsabilidad prevista en los arts. 1902 y ss.) , se rige por dicho plazo gene- mientras lo esté la acción penal (2014, pg. 1350), y así lo dicen las SSTS, Sala
ral. Resultado redondo. De este modo serán muchos menos los que dejen de 2\ de 25 abril 1956 (RJ 1956, 1611) , 3 febrero 1958 (RJ 1958, 328), l8junio
obtener el resarcimiento por una razón tan «de segunda categoría» como la 1968 (RJ 1968, 3003), 28 septiembre 1971 (RJ 1971, 3653) o 29 mayo 1976
prescripción, en la que se cumple lo de «odiossa sunt restringenda». (RJ 1976, 2475). Y así sucede en algunos ordenamientos extranjeros (arts.
La idea n o es nueva. Ya se hallaba presente, siquiera fuese de modo implíci- 10, pº 1º del Code de procedurepenal, y 498.3 y 2947, pº 3º de los Códigos civiles
to, en las SSTS de 9 febrero 1902 (CL 1902. 47), 26junio 1909 (CL 1909, 95) y de Portugal e Italia, respect.). Pero que se diga que así debe ser también en
12 marzo 1934 (RJ 1934, 454). No se trata, pues, de una doctrina precisamen- España, cuando ninguna norma autoriza semejante solución, es difícil de
te reciente. Claro, que puestos a hacer interpretación exclusivamente literal de entender.
los textos, bien se podía decir, para terminar de hacer equidad contra ley, que Como en este Capítulo solamente pretendo poner de manifiesto (i) las
también prescriben por el transcurso de quince años las acciones de responsa- disfunciones del sistema dual de los Códigos civil y penal y (ii) la contradic-
bilidad por e l h echo ajeno (art. 1903 C.civ.) , por el hecho de los animales ( arts. ción que supone que para resolver determinados problemas, el Tribunal
1905 y 1906) o por el de las cosas inanimadas (arts. 1907 a 1910) , ya que el so- Supremo opte por la tesis del concurso de pretensiones pero para resolver
metimie nto al plazo de un año sólo se encuentra expresamente referido en el otros prefiera la idea del concurso de normas, prefiero remitirme al Capí-
precepto en análisis al art. 1902. ¿No se trata d e interpretar restrictivamente el tulo XIII, donde se verán las concretas vicisitudes del régimen de prescrip-
instituto de la prescripción? ción de la acción civil cuando ha existido previo proceso penal. También
Y debe tenerse e n cuenta, e n otro orden de cosas, que a posibilidad de inicio allí trataré de explicar el galimatías argumental en el que la jurisprudencia
d e un proceso civil posterior al penal que haya concluido con sentencia conde-
se halla sumida cuando se trata de decidir qué plazo ha de aplicarse a la
natoria no se limita a los casos de reserva de la acción civil. También es factible
acción civil cuando el juicio penal no concluye con una condena ni con
esa acción cuando, aun no habiendo mediado reserva, la misma se dirige contra
una absolución, sino con un auto de sobreseimiento (muerte del reo, de-
RESPONSABILIDAD CfVJL EXTRA CONTRACTUAL. Parte general. Cap-itu.w 11. &sfJonsa.bilidad ciuil fmm y respousa.bilidad ciuil deriuada del delito:
90 Una injustificrula du.alidad normatiua 91
Delimitación y especies. El.emenlos. c]ect.os o conseci.umcia.s

mencia sobrevenida, rebeldía, indulto ... ). ¿Quince años (ahora diremos consagrando una duplicidad normativa que, por más que nos pese, ahí está.
cinco)? ¿Un año? Y mientras las cosas sigan así, es perfectamente legítimo defender por ello
la tesis del concurso de acciones, sin duda más respetuosa con e l Derecho
4. ¿Concurso de normas o concurso de pretensiones? escrito que la tesis del concurso de normas, que, sobre la base de una expli-
cación histórica de los lamentables desafueros del codificador civil, prefiere
En resumen, tenemos que bajo el régimen del Código penal de 1973, ignorar lo que el codificador quiso (art. 1092 C.civ., y, si hubiese dudas, pº 2º
se decía que ante la insolvencia del delincuente menor de dieciocho años, de la Base 21 de la Ley de Bases de 11 de mayo de 1988: « las obligaciones pro-
procedía declarar la responsabilidad de los padres ex art. 1903 C.civ. porque cedentes de delito o falta quedarán sometidas a las disposiciones del Código penal, ora
«iura novit Curia», porque la responsabilidad civil derivada de delito «es lo la responsabilidad civil deba exigirse a los reos, ora a las personas bajo cuya custodia
mismo» que la pura, y porque lo que hay, en definitiva, es un concurso de y autoridad estuviesen constituidos»). Así, la STS de 25 marzo 1967 (RJ 1967,
normas. Esto se decía algo así como tres veces sí y una no. 1671), que, con cita de la de 12 marzo de 1934, expresa que las acciones de
Al mismo tiempo, se decía, y se sigue diciendo bajo el régimen del vigen- los arts. 1092 y 1093 son «de carácter o finalidad tan distinta y de indepen-
te Código penal, que el plazo aplicable a la acción es el de quince años (cin- dencia tan marcada que no pueden confundirse, porque e l legislador las ha
co, dirán ahora los partidarios de esta tesis) y no el de un año porque «son diferenciado claramente».
acciones de diferente naturaleza y fundamento», porque no hay posible in- AJgunos de los problemas son, ciertamente, salvables por medio de la
vocación del principio «iura novit Curia» y porque lo que hay es un concurso sana interpretación. Así, en el caso de la prescripción, entendiendo que la
de acciones. Y esto se dijo y se sigue diciendo en todas las ocasiones en que remisión del art. 117 del Código derogado lo era al art. 1968.2º C.civ. -una
los Tribunales se pronuncian. solución ahora más «escondida» , dado que el vigente Código nada dice so-
El resultado es algo más que una solución de equidad ortopédica: es un bre la prescripción, y todo ello con independencia de que el plazo sea bre-
auténtico atraso, sencillamente intolerable. En una enconada lucha contra vísimo y haya que hacer votos para que el legislador lo cambie-. Lo mismo
la seguridad jurídica, el Tribunal Supremo ha venido manteniendo, con sucede en cuanto a las formas de reparación: los arts. 1902 y ss. C.civ. no
base estricta en el Derecho vigente (art. 1092 C.civ.) que son acciones de contienen ninguna referencia a las formas de llevar a cabo el resarcimiento;
diferente naturaleza y fundamento, y regidas por distinta normativa ... si es pero si el juez civil emplea, para solucionar un caso de daños y perjuicios
eso lo que conviene a la justicia material; o que son exactamente la misma respecto de cuyo hecho originador la jurisdicción penal dictó sentencia ab-
cosa, si conviene lo contrario (y ahora, prescindiendo del Derecho vige nte) . solutoria, cualquiera de las formas conocidas y sí contempladas en el Códi-
Pero ya he podido comprobar en Mesas Redondas y Coloquios que cuan- go penal (restitución, reparación, indemnización, arts. 101 y ss. del Código
do desde el Derecho civil decimos estas cosas, se nos replica que «eso son derogado y 110 y ss. del nuevo), no lo hará porque el principio «iura novit
tecnicismos», y que lo importante es que la víctima cobre, aunque no llegue- Curia» le permita aplicar las normas del Código penal a los supuestos de
mos a saber nunca cuáles son las normas aplicables. Desde luego, el Código responsabilidad civil no derivada del delito, sino porque en el propio art. 1902
penal vigente aclaró alguna cuestión, pero en otras sigue en su impenitente caben las distintas formas de reparación. Y la regla de la moderación en caso
con tumacia. de culpa del perjudicado está presente en el art. 114 C.pen. y n o en el Códi-
Es en virtud de la identidad de la naturaleza jurídica de una y otra formas go civil, como también sucede con la expresión de las bases en que el juez
de responsabilidad como no pocos autores han sugerido insistentemente ha de fundamentar la cuantía de una indemnización (art. 115 C.pen.), pero
que el juez puede escoger libremente las normas de uno u otro Código en son reglas elementales que se han de aplicar en cualquier jurisdicción.
que mejor se acomode la pretensión de resarcimiento (por todos, PANTA- El verdadero problema está allí donde las soluciones previstas por los dos
LEÓN (1991], pgs. 1971 y ss.]. Y la verdad es que todos estaremos de acuerdo Códigos son diferentes. Así, por ejemplo:
en que ambas formas de responsabilidad son idénticas, al margen ahora de
a) Para los daños ocurridos con ocasión de delitos cometidos bajo la
todo lo que puedan decir las contradictorias declaraciones jurisprudencia-
vigencia del Código penal de 1973, no cabía que un juez -penal o
les. La totalidad de los especialistas desean la desaparición de las normas
civil, ahora no importa- condenase a los padres del mayor de dieci-
civiles contenidas en el Código penal. E, insistiendo en lo que dije al princi-
séis años y menor de dieciocho autor de un delito o falta, aplicando
pio, no es sólo la comunidad científica del Derecho civil la que reclama lo
el art. 1903.2º C.civ. Sí podía condenarles por los daños causados
que aquí se dice. Ahí está la concluyente afirmación de RODRÍGUEZ DEVESA
por el menor de dieciséis en virtud del art. 20 C.pen. de 1973 - si
sobre la urgencia de unificación normativa desde el Código civil.
existieron diligencias penales- o del propio 1903-2º C.civ. -si la ac-
Pero, por el momento, el único que no está de acuerdo es el propio Códi-
ción fue únicamente civil- ( vid. Capítulo VIII, II).
go civil, que se inventó una «nueva» fuente de obligaciones con el art. 1092,
RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRA CONTRACTUAL. Paru general. Capítuw 11. Re.~ponsabilidad civil pum y responsabilidad civil derivada del delito:
92 Delimitación y especies. El.ementos. Efectos o consecuencias Una injustificada dualidad normativa 93

b) Cuando se trate de comportamientos tipificados como delitos co- dedora y compradora de una almazara de aceite, unos empleados de aquélla
metidos por menores de dieciocho años después de la entrada en se personaron en las dependencias de la compradora y sustrajeron los relés
vigor de la LORPM, la responsabilidad civil tendrá que ser solidaria: necesarios para el funcionamiento eléctrico de la máquina, lo que provocó
del hijo y de los padres o guardadores (art. 61.3). Si el hecho reside la paralización de la producción de aceite. Hubo condena penal, pero la em-
extramuros de la Ley penal, la responsabilidad es directa de padres presa perjudicada se reservó las acciones civiles contra los acusados, y vino a
o tutores (art. 1903 C.civ.). ( vid. Capítulo VIII. II). interponer después contra la empresa de la que los condenados dependían
c) No podrá condenarse directamente al empresario ex art. 1903.4º una acción por los daños sufridos. Pero lo hizo basando íntegramente la recla-
C.civ. sino en los casos de responsabilidad civil pura. Si hay delito mación sobre los arts. 1902 y 1903 -nada se decía, en fin, de la condena penal
del trabajador, la responsabilidad del empresario será solamente impuesta por delito de coacciones-, pese a lo cual la demanda se presentó
subsidiaria (art. 120.4ª C.pen.). (vid. Capítulo VIII, III). más allá de un año desde la conclusión de la causa penal.
d) No podrá haber aplicación del art. 116.2 C.pen. para condenar soli- Opuesta con éxito la prescripción anual por la demandada, el recurso
dariamente a los varios partícipes de un ilícito puramente civil. Otra de casación se edificó sobre la idea de que el plazo de prescripción tenía
cosa es que se llegue al mismo resultado con la interpretación co- que ser el de quince años, pues la responsabilidad era «derivada de delito»
rrectora que el Tribunal Supremo ha hecho siempre del art. 1137 cualquiera que hubiese sido la calificación dada en la demanda. El Tribunal
C.civ. ( vid. Capítulo XI, II. Supremo confirmó la idea manejada por las sentencias de instancia: la ac-
ción estaba prescrita. No cabía hablar de responsabilidad derivada de delito
Es decir, el principio « iura novit Curia» no autoriza a salvar el problema
por hecho propio de la empresa vendedora (art. 116 C.pen.), pues ella, ob-
de dos regulaciones distintas y hasta opuestas allí donde los Códigos han
viamente, no había sido la condenada. Tampoco cabía aplicar la responsabi-
querido (incomprensiblemente) que sean distintas y hasta opuestas: ¿cómo
lidad subsidiaria de la vendedora, prevista en el art. 120.4º C.pen, pues para
puede hablarse de concurso de normas si una de ellas proclama la respon-
ello habría sido necesario que los penalmente condenados hubieran sido
sabilidad directa del empresario y la otra la responsabilidad subsidiaria? Y
condenados civilmente (cosa que no sucedió, al haber existido reserva de
donde las soluciones coincidan, no es que el juez pueda escoger libremente
acciones) y hubieran sido previamente declarados insolventes para con ello
los argumentos, sino que aplicando la única narma aplicable llega a la misma
dar paso a la responsabilidad civil subsidiaria derivada del delito en cues-
solución. Como decía el profesor BUENO AR.ús en sus clases, «en los Códigos
tión. Pero si la acción civil había ido basada en su totalidad al amparo de
penales no hay delitos, lo que hay es tipos». La idea está presente en la STS de
normas de «responsabilidad civil pura», no se le podía adjudicar un plazo
27 septiembre 2012 (RJ 2012, 9019): la víctima había muerto estrangulada,
de prescripción que no fuera el anual. Y que el juzgador entrara a examinar
y e l autor del hecho se había suicidado después. No había delito porque no
una responsabilidad basada en distinta causa de pedir habría supuesto una
pudo haber sentencia, pero sí había habido muerte violenta por estrangula-
extralimitación ni siquiera tolerada por el principio «iura novit Curia» .
miento, y así lo había declarado el Auto del Juez de Instrucción.
Lo extraño es que nadie pensara luego en plantear una reclamación con-
El concurso de normas, en definitiva, es un lenitivo ocasional, un mal sas-
tra el incompetente letrado que representó a la entidad demandante sin saber
tre que puede remendar alguno de los descosidos, y ello además con la con-
que lo que se debe ejercitar después del procedimiento penal una vez han
dición de que el Tribunal Supremo esté dispuesto a servirse de é l en todo
sido reservadas las acciones civiles no es «cualquier acción civil» sino justo la
momento, y no sólo a veces. Si no es así, lo más recto que puede h acer la doc-
que está asociada con el delito enjuiciado en la causa penal anterior. Pero esta
trina científica es asumir resignadamente el Derecho vigente, y n o limitarse
STS de 27 octubre 2011 pone de manifiesto descarnadamente a lo que puede
a ignorarlo. Pero si hace lo primero, la asunción resignada no es incompati-
dar lugar que exista un régimen separado para la responsabilidad civil por la
ble con la denuncia: como dice PANTALEÓN (1983, pg. 794), «una solución
sola razón de que el hecho dañoso tenga también implicaciones penales.
plenamente satisfactoria sólo se logrará cuando el legislador, siguiendo el
ejemplo comparado, regule unitaria y exclusivamente la responsabilidad
extracontractual en el Código civil, y, si quiere seguir manteniendo la com- III. VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL SISTEMA ESPAÑOL EN
petencia de los Tribunales penales, se limite a declararlo así en el Código MATERIA DE COMPETENCIA CIVIL ADHESIVA DE LOS J UECES
penal o la Ley de Enjuiciamiento Criminal, remitiéndose luego en bloque a PENALES
lo dispuesto en el Código civil». En el Capítulo I, IV.5 quedó dicho que el ordenamiento español, a dife-
Solamente a modo de supuesto práctico de las letales consecuencias a que rencia de lo que sucede en el inglés, opta por economizar gastos y tiempo, al
puede dar lugar el alambicado sistema español, es conveniente conocer la STS encomendar al juez penal el conocimiento de la pretensión indemnizatoria,
de 27 octubre 2011 (RJ 2011, 1128). Producidas unas desavenencias entre ven- salvo que la víctima exprese una voluntad diferente, renunciando a las ac-
RESPONSABILIDAD CNJL EXTRA CONTRACTUAL. Parú general. Capít'UW JJ. Res/Jonmbilida.á civil fmra y responsabilid,ul civil derivada del delito:
94 Delimitación y especies. Eltmumtos. Efecws o consecuencias Una injustificada dualidad normatirJa 95

ciones civiles o expresando su voluntad de reservarlas para un proceso civil Es indiscutible que las normas sobre responsabilidad civil contenidas en
posterior. El problema mayor del sistema español no está ahí. Personalmen- los textos penales no son leyes orgánicas (cfr. Disposiciones Finales Sexta
te, siempre he pensado que el que los jueces penales tengan competencias C.pen. y de la LORPM), pues nada tienen que ver ni con los presupuestos
civiles tiene más ventajas que inconvenientes. Pero los inconvenientes no del delito o del estado peligroso ni con sus consecuencias penales (así, QuE-
deben pasar inadvertidos. RALT [1992], pg. 83), pero lo cierto es que pocos jueces penales logran se-
pararse de la mentalidad punitiva cuando enjuician los aspectos civiles del
l. La pereza desmedida de la justicia penal hecho dañoso que acaban de calificar como delito.
A ello contribuye el propio Código penal, que si no se interpreta con
El inconveniente más grave consiste en que muchos piensan que el Dere- cuidado puede dar lugar a un singular espejismo. Hay preceptos que, sin
cho civil aplicable en la justicia penal se limita a los arts. 109 a 122 C.pen. y a regular propiamente la responsabilidad civil, involucran en las cuestiones
algún precepto civil más (a saber, arts. 193 sobre filiación y alimentos; 212 so- típicamente penales el previo cumplimiento de los deberes en que la res-
bre responsabilidad civil de propietarios de medios informativos; 233.3 sobre ponsabilidad civil consiste. Así, para que el condenado pueda disfrutar de
custodia y cuidado de los menores en los casos de abandono de familia; y 272 una suspensión de la pena privativa de libertad no superior a dos años,
sobre responsabilidad civil en los delitos relativos a la propiedad intelectual). es condición que se hayan satisfecho las responsabilidades civiles o que el
La desastrosa utilización que los jueces penales (y los fiscales, y las acusa- condenado asuma el compromiso de satisfacerlas de acuerdo a su capaci-
ciones particulares) hacen de las normas civiles se debe a que no se quiere dad económica (art. 80.2.33; un precepto, por cierto, que se está aplicando
caer en la cuenta de que el Derecho civil que se debe conocer en el orden con bastante manga ancha para los presos de la banda ETA, si hemos de
penal es mucho más amplio que el contenido en los diecisiete artículos de estar al chorreo de excarcelaciones y beneficios penitenciarios que están su-
estricto Derecho civil que contiene el Código penal (añádanse los que se cediéndose en los últimos años sin que se paguen indemnizaciones antes
hallan en la LORPM). De hecho, los jueces penales y los fiscales, tan corpo- ni se embarguen nóminas después). No se me escapa, ciertamente, que,
rativamente proclives a que siga habiendo normas de responsabilidad civil como indica DEL MORAL (2018, pg. 463), «se corre el riesgo de acabar
en el Código penal, lo son porque eso de tener que buscar en el Código civil creando, de forma vergonzante pero real, un derecho penal de ricos( ... ) y
las soluciones es algo bastante incómodo: es más fácil que exista dentro del otro de pobres».
Código penal un pequeño resumen que les evite tener que manejar el De- Particular interés tiene la circunstancia atenuante prevista en el art. 21,
recho civil patrimonial en su conjunto. Y a base de no manejar las restantes 5ª C.pen., para el caso en el que el culpable haya procedido a reparar los da-
piezas del sistema es como se resie nte, y de qué manera, la seguridad jurídi- ños. «Los» daños, y no sólo una pequeña parte (SSTS 2ª de 20 julio 2015 [RJ
ca. Así, la restitución como forma de reparación (art. 111) puede presentar 2015, 4491) o 30 marzo 2017 (JUR 2017, 108317); «reparación significativa y
problemas de usucapión, de prescripción de la acción reivindicatoria, de ad- satisfactoria», dice la STS 2ª d e 12 diciembre 2018 [RJ 2018, 5747]). No bas-
quisiciones inatacables por parte de un tercero hipotecario, de ineficacias ta con «ofrecerse a» reparar los daños (STS d e 8 junio 2018 [ caso Nóos, JUR
contractuales de diversa entidad que suponen que el juez penal tenga que 2018, 164149)) Y tampoco basta con que sea un asegurador el que consigne
d eclarar nulo o rescindido un contrato ... Cosas, en fin, que sobrepasan por la cantidad para con ello beneficiar al reo con el beneficio de la atenuante
completo el estricto Derecho de la responsabilidad civil. De hecho, decía (STS de 4 diciembre 2012 [RJ 2012, 9467]).
GóMEZ ÜRBANEJA (1949, pg. 208) que la acción de restitución será en oca- Ya en la regulación de los delitos concretos, encontramos el art. 305.4: en
siones una reivindicatoria, y en otras será una acción derivada de contrato. determinadas defraudaciones a la Hacienda Pública, el autor queda exento
Lo podremos comprobar en los Capítulos XII, IV y XIV, II. Por no hablar de de responsabilidad penal si regulariza su situación tributaria dentro de los
la indemnización por causa de muerte, que a veces lleva a jueces penales de márgenes te mporales y en las circunstancias que el precepto establece. Lo
mucho relumbrón a no distinguir a los «herederos» del fallecido de los «per- mismo sucede en el art 307.3, para las defraudaciones a la Seguridad Social,
judicados» por su muerte. De ello se tratará en el Capítulo X. ll. o en art. 308.4, para el fraude de subvenciones. Se trata de sendas excusas
absolutorias que confieren al autor del delito detener la persecución penal
2. El mal entendimiento de la finalidad que cumplen las normas de si tiene lugar a tiempo la correspondiente restitución de lo defraudado. Ob-
responsabilidad civil sérvese que el carácter de ley orgánica viene dado por la circunstancia de
que no se trata de normas que regulen la manera de llevar a cabo la restitu-
Igua l de grave es que muchos jueces, fiscales y abogados penalistas ten- ción, ni ninguna otra circunstancia sustantiva o adjetiva d e la responsabili-
gan una concepción de la responsabilidad civil «derivada de d elito» teñida dad civil en sí, sino que se limitan a implicar la cuestión d el cumplimiento
de tintes punitivos, como si se tratara de una prolongación del castigo penal.
RF.SPONSABILJDAD OVIL EXTRACONT/u\CTUAL. Parw gnieral. Ca.pítu/,o !/. Resf,onsaJ,ilidad civil pu.ra y resf)()nsahilidad civil deriva.da del delito:
96 Drlimitación y es/Jecies. Ekmentos. Efectos o consecuencias 97
Una inj1L{tijicada dualidatl nonnoliva

de la deuda en el terreno de la responsabilidad criminal ( vid. un juicio gene- IV. BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA EN EL CAPÍTULO
ral sobre estas normas en YZQUIERDO [ 1997, pgs. 497 y ss.]).
A todo e llo, añádase que la LOGP exige que el condenado pueda alcan- AsOCIACIÓN PROFESIONAL DE LA MAGISTRATURA (Gabinete de Estudios y Docu-
zar e l tercer grado penitenciario, que «haya satisfecho la responsabilidad civil mentación), Estudios e Informes (1990-1993), s.f.
derivada del delito, considerando a ta/,es efectos la conducta efectivamente observada CARRASCO PERERA, «Restitución de provechos (I) », en Anuario de Derecho Civil,
en orden a restituir lo sustraído, reparar el daño e indemnizar los perjuicios materiales 1987, pgs. 1055 y SS.
y morales» (art. 72 .5) .
CoNDE-PUMPJDo FERR.EIRO, «Los problemas de la responsabilidad civil por los he-
Pero todo e llo no nos puede engañar, pues una cosa es que la responsabili-
chos ilícitos de los incapaces», en Estudios en honor de Castán, Pamplona, 1969,
dad civil se ponga por el legislador al servicio de la política criminal y otra bien dis-
t. JI, pgs. 75 y SS.
tinta que ello signifique un cambio de la naturaleza ofinalidad de la responsabilidad
civil. Serán normas con rango de ley orgánica, por ser penales, las que, como CORTES GENERALES (edición a cargo de HERRERO y VALLEJO), El Código civil. Deba-
las citadas, provocan la utilización de la responsabilidad civil como herra- t,es parlamentarios (1885-1889), vol. 11, Mad1;d, 1989.
mienta para los fines punitivos, pero eso es todo. Si desgraciadamente, como DEL MORAL GARCÍA, «Responsabilidad civil en el proceso penal: disfunciones, pa-
parece que va a seguir siendo por muchos años, el Código penal es e l lugar radojas, ventajas», en Herrador Guardia (dir.), Responsabilidad civil y seguro.
en e l que se regulan las consecuencias civiles de determinadas acciones ge- Cuestiones actuales, ed. Lefebvre El Derecho, Madrid, 2018, pgs. 457 y ss.
neradoras de daños, las reglas que regulen las formas de resarcimiento, la DíAz ALABART, «La responsabilidad por los actos ilícitos dañosos de los sometidos
contribución de la víctima a la causación del daño, los pronunciamientos a patria potestad o tutela», Anuario de Derecho Civi4 1987, pgs. 798 y ss.
razonados de las sentencias, las personas directa y subsidiariamente respon-
DíEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonia4 V La responsabilidad civil ex-
sables, los consorcios de responsables solidarios, la acción directa contra e l
traconlraclual, ed. Thomson Reuters-Civitas, Cizur Menor, 2011.
asegurador, y todo cuanto compone el aparato normativo de la responsabili-
dad civil, seguirán siendo reglas de incuestionable naturaleza civil. FERRANDIS VILELLA, «Una revisión crítica de la clasificación de las fuentes de las
Pero por no entender las cosas así, se comprende que se digan dispara- obligaciones», Anumio de Derecho Civi4 1958, pgs. 115 y ss.
tes como que no cabe en este campo la presunción de culpa paterna (arts. GóMEZ CALLE, La responsabilidad civil del.os padres, Ed. Montecorvo, Madrid, 1992.
118.1.1 ª y 120.1 º C.pen.), o que el plazo de la acción civil ha de coincidir con GóMEZ CALLE, «Responsabilidad de padres y centros docentes», en Tratado de Res-
el de la acción penal , o que para la restitución de las fincas donadas frau- ponsabilidad civü, Ed. Thomson Reuters Aranzadi, t. III, Cizur Menor, 2014,
dulentam ente por el deudor que cometió alzamiento de bienes no juega pgs. 1197 y SS
el plazo de caducidad de la acción pauliana y tampoco cabe practicar en el
Registro de la Propiedad una anotación preventiva de querella. O que a la
GóMEZ DE LA SERNA y MONTALBÁN, Elementos de Derecho civil y penal de España, prece-
didos de una reseña histórica de la Legislación española, t. III, 1874.
STS 2ª de 31 mayo 1972 (RJ 1972, 2787) le pareciera que indemnizar al hijo
del fallecido era poco indemnizar, por lo cual se inventó otro perjudicado: el GóMEZ ÜRBANEJA,. «La acción civil del delito», RE1Jista de Derecho Privado, 1949, pgs.
Asilo de las Hermanitas d e los Pobres en e l que vivía, a quien fueron a parar 185 y SS.
tres cuartas partes de la indemnización. De «delirio de la razón jurídica» es LACRUZ BERDEJO et al., El.ementos de Derecho civil, t. 1, vol. 1° (4• edic., revisada y
como califica PANTALEÓN a esta sentencia (1991, pg. 2001). Habría sido mu- puesta al día por DELGADO ECHEVERRÍA), ed. Dyk.inson, Madrid, 2006.
cho más sensato mantener al hijo con la exigua indemnización concedida LóPEZ BELTRÁN DE HEREDIA, La responsabilidad civil de los padres par los hechos de sus
en la instancia y, aplicando la regla del ilustre jurista Pero Grullo que dice hijos, ed. Tecnos, Madrid, 1988.
que sin daño no hay responsabilidad civil, dejar al Asilo sin indemnización.
MANZANARES y CREMADES, Comentarios al Código Penal, Madrid, 1996.
En conclusión, hay que denunciar ese que yo mismo he dado en llamar
«el Derecho civil light» que tantas veces vemos en la justicia penal (YZQUIER- MARTÍN CASALS, «Sentencia de 10 de noviembre de 2006: Responsabilidad civil
oo [2005), pgs. 7 y ss.). Una magnífica idea la dio la STS de 5 febrero 1980 de los padres por la agresión sexual de su hijo m enor a otro menor de edad.
(RJ 1980, 439) cuando se enfrentó a quienes piensan que los jueces penales Responsabilidad directa y cuasi objetiva o por iiesgo: presunción de culpa de
no pueden anular contratos, y dijo que esa es una tendencia «gozosamente los padres por omisión de las medidas exigidas por el deber de vigilancia que
superada», que fue abandonada «con cierta nostalgia por parte de los remi- les incumbe; insuficiencia de las gestiones realizadas ante las instituciones
sos y menos laboriosos». La competencia civil adhesiva del juez penal ha de públicas para el tratamiento de los trastornos de conducta del agresor, de
llegar, pues, hasta el fondo. Otra cosa es que se prefieran los atajos para traba- personalidad inadaptada y socialmente peligrosa», en Cuadernos Civil.as de ju-
jar menos. risprudencia CirJil, N° 75, 2007, pgs. 1195 y ss.
RESJ>ONSABILIDI\D CIVIL EXTRA CONTRACTUAL. Partí! gimuaL Capítuln ll. Responsabilidad civil pum y 1~sf1onsabilidrui civil derivada del delito:
98 Delimitación y especie.s. EúmumUJs. Efecws o con.sec-rwu-ias Una injustifimda du~1li<lad normativa 99

MIR PUIG, «Alternativas a la prisión en el Borrador de Anteproyecto de Código SOTO NIETO, La responsabilidad civil derivada del ilícito culposo. Vinculaciones solidarias,
penal de 1990», en Homenaje a la memoria del prof Dr. D. Juan del &sal, Madrid, Madrid, 1982.
1993, pgs. 843 y SS.
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