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2.1.

REALIDAD PROBLEMÁTICA
El perro (Canis lupus familiaris) ha adquirido un estrecho contacto con el ser
humano, desde su proceso de domesticación. Actualmente representa un
importante papel en nuestras vidas, puesto que no solo es un animal de
compañía, sino que también nos ayuda en diferentes actividades, al realizar
rescates, sirviendo de guía para personas invidentes, participando en la
detección de drogas y explosivos e inclusive, se usa la influencia de perros en
el tratamiento con pacientes con problemas mentales. Esta estrecha interacción
entre el ser humano y el perro ha traído como consecuencia la posible
adquisición de enfermedades zoonóticas. Por ejemplo, la exposición a un perro
durante el primer año de vida se ha relacionado con un riesgo un 13% menor
de asma en los últimos años de infancia, según un estudio en el que se
valoraron 650.000 niños. Las mascotas se utilizan con fines terapéuticos en
hospitales y residencias de ancianos, ya que sus beneficios se reconocen cada
vez más.
https://www.anfaac.org/anfaac/destacados/las-mascotas-en-la-
sociedad_17_31_22_0_1_in.html#:~:text=En%20la%20actual%20socie
dad%2C%20la,niveles%20de%20estr%C3%A9s%20y%20ansiedad.&te
xt=De%20hecho%2C%20las%20mascotas%20tienen,de%20responsab
ilidad%2C%20cuidado%20y%20comunicaci%C3%B3n.

Por otro lado, los profesionales de la salud pública incluyendo médicos


humanos, médicos veterinarios y enfermeros muestran interés en
capacitarse en zoonosis. Acero (2016) citado por Lozano (2018) quien
menciona que la Organización Mundial de la Salud (OMS), encargada de
generar las directrices en salud pública y la Organización Mundial para
la Sanidad Animal (OIE) sugiere adoptar políticas para prevenir las
complejas interrelaciones entre el hombre y los animales domésticos, El
fecalismo canino representa un importante problema de salud pública,
debido al riesgo de transmisión de parásitos de riesgo zoonótico; puesto
que no solo las personas que tienen mascotas se encuentran expuestas
a contraer una enfermedad, sino que todas las personas lo estamos. En
la ciudad de México se calcula que al menos cinco toneladas de heces

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