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1964 Plan de
lucha de la CGT:
11000 tomas de
fábricas
1966. Golpe
1
Implícitamente, aún desde visiones antagónicas existía un consenso acerca de la centralidad de la militar. Se inicia la
industria para garantizar el desarrollo económico. Raúl Prebisch (Altamirano,2001), en el famoso “Revolución
“Informe Preliminar” presentado a la Revolución Libertadora señala la necesidad de impulsar la Argentina”. El Grl
producción de bienes básicos manufacturados. Una de las réplicas a Prebisch más conocida fue la Onganía,
protagonizada por uno de los referentes culturales y ex director del Banco Provincia de Buenos Aires presidente. A. K
durante los años peronistas, Arturo Jauretche (Altamirano, 2001). En su defensa de la gestión peronista, Vasena ,ministro
el desarrollo industrial es sinónimo de progreso y crecimiento. Sobre la polémica entre Prebisch y de economía
Jauretche, véase Gilbert, Rougier y Tenewicki (2000) desde 1967
1
En la segunda mitad de la década del sesenta, la intervención estatal le dio un nuevo giró a la
economía argentina a través del estímulo directo a las exportaciones industriales de las ramas
más intensivas hacia el mercado externo. Algunos autores destacan la importancia en el
crecimiento anual de rubros novedosos como productos químicos, maquinarias, aparatos y
materiales eléctricos 2. Los estímulos consistieron en exenciones impositivas, créditos de
orientación selectiva a tasa de interés altamente subsidiada, tipos de cambio preferenciales y
reintegros 3 . El proceso fue también resultado de la maduración del mismo proceso industrial
comenzó a fines de los años 50. Esta maduración tenía, sin embargo, límites precisos: la
dependencia tecnológica de los países centrales que controlaban la producción de tecnología
avanzada.
En todo este proceso, el capital extranjero destinado casi exclusivamente al mercado interno
ocupó un rol central: “La entrada masiva de empresas transnacionales y su radicación en
actividades dinámicas se traducía en un fuerte incremento de la participación extranjera en el
producto industrial” 4 .En forma paralela se operó un proceso de concentración de la propiedad
industrial.
2
Peralta Ramos (2007)
3
Peralta Ramos, pág 140
4
Rougier y Fiszbein, 2006, pág.20
2
contradictorios. Pese a estas transformaciones, la incidencia en el aporte neto de divisas
resultaba negativa a mediano plazo.
5
Para algunos autores, como O’Donnell (1977), en estos años se habría generado un “empate” entre
sectores sociales y políticos capaces de impugnar políticas contrarias a sus intereses pero no de imponer
sus exclusivos puntos de vista.
6
Los grupos que conformaban las nuevas orientaciones sindicales surgieron en el interior del país con
epicentro en la provincia de Córdoba y en el cordón industrial sur de la Provincia de Santa Fe. Fueron el
resultado indirecto de la llegada de capitales externos en el área metalmecánica característica de la
3
sectores de las clases medias urbanas por factores específicos de la sociedad y la política
argentina pero también por razones que trascendían las fronteras nacionales. En todos los
casos, el Estado y el sistema capitalista debían lidiar con esos actores.
Desde el fin de la segunda guerra mundial (1945) hasta fines de los años sesenta, los
principales países capitalistas protagonizaron un crecimiento acelerado y sostenido en el
tiempo liderado por Estados Unidos. Las bases de este proceso se entienden a partir del
crecimiento y exportación de las empresas norteamericanas, reconvertidas entonces en
empresas transnacionales. Europa, Japón y, en menor medida, los países en vías de desarrollo,
constituyeron el destino de estas inversiones sobre todo en el área metalmecánica (empresas
automotrices), química, petroquímica (la transformación industrial de todos los derivados del
petróleo) y siderúrgica. Sus objetivos se centraban en conseguir nuevos mercados para
sostener la rentabilidad del capital.
Por un lado los países centrales, en especial Estados Unidos, se habían embarcado en
vigorosas políticas de expansión monetaria que sostenían el crecimiento. Hacia fines de los
sesenta las empresas asistieron a dos fenómenos que erosionaron su tasa de rentabilidad: el
aumento de los costos laborales por el encarecimiento del precio de la fuerza de trabajo y el
aumento creciente de los precios de los insumos productivos 7. Estos factores no hicieron más
segunda etapa de la ISI y la conformación de sindicatos organizados por empresa, en teoría más
manejables que los grandes sindicatos nacionales y preferidos por los nuevos núcleos empresariales. Sin
embargo, al poco tiempo se fortalecieron direcciones fuertemente comprometidas con sus bases y
críticas de las conducciones nacionales. Sumados a otras seccionales de gremios igualmente
disconformes con sus jefaturas, se manifestaron con más fuerza y visibilidad pública entre fines de los
sesenta y principios de los setenta. Sus expresiones más conocidas fueron el Sindicato de Trabajadores
de Fiat Concord (SITRAC), el Sindicato de de trabajadores de Fiat Materfer (SITRAM), la seccional
córdoba del gremio SMATA y la regional Córdoba del Sindicato de Luz y Fuerza conducida por Agustín
Tosco. Para más información sobre los nuevos actores sindicales, véase James(1989)
7
Rougier y Fiszbein, 2006, cap.1
4
que incrementar la tasa de inflación doméstica de cada uno de los países. La respuesta de las
empresas fue volcar sumas crecientes de capital líquido al mercado financiero internacional.
En el corto plazo, el resultado fue el incremento de la inflación mundial y en el largo plazo, el
preludio de la hegemonía del sector financiero internacional. Los Estados Unidos abandonaron
los acuerdos de Bretton Woods y comenzaron una política de devaluación progresiva del dólar
ante las otras monedas importantes de occidente. El resultado fue un incremento progresivo
de la volatilidad de los capitales y la especulación.
En ese contexto preocupante se produjo en 1973 la primera crisis del petróleo. Los
principales productores de petróleo, reunidos en el cártel denominado OPEP, cuadruplicaron
el precio del barril. Las consecuencias sobre un panorama económico de por sí complicado,
fueron cruciales. Por un lado se consolidó la tendencia al incremento de los precios de las
materias primas y los insumos (donde el petróleo y sus derivados ocupan un rol central) y, por
lo tanto, los costos de la producción manufacturera. Por el otro, aumentó la presión
inflacionaria que, combinada con la continuación de las políticas de corte keynesianas, dio
paso a una nueva etapa: la “estanflación” (inflación más estancamiento).Una nueva era
mundial, caracterizada por la retracción comercial y el aumento de la asimetría entre los países
centrales y periféricos perjudicaba especialmente a los países con dependencia tecnológica y
exportadores de commodities como la Argentina. Los desequilibrios externos estarían a la
orden del día 8.
Este nuevo patrón no hizo más que aumentar la brecha tecnológica existente entre
aquellos países que pudieran aplicar valor agregado a su producción (por vía de la aplicación
masiva de tecnología) y aquellos otros, como la Argentina, cuya rezago tecnológico inicial
tendía a profundizarse dada la relación problemática entre ciencia y desarrollo. El destino de la
producción industrial doméstica (que no alentaba a la burguesía local a realizar innovaciones
demasiado audaces) sumada a la escasa propensión del capital extranjero a tomar iniciativas
de inversiones de ese tipo, tendían a profundizar y no solucionar la cuestión.
8
Para un análisis sintético de la crisis del petróleo y sus consecuencias para los países latinoamericanos,
véase Barbero et al(2010)
5
En definitiva, una Argentina semiindustrializada, con un estado fuertemente
intervencionista pero con baja autonomía y en un contexto de cambios económicos mundiales,
es la que esperaba a Perón en 1973. Las ilusiones y esperanzas que despertó en la sociedad
argentina su llegada se chocarían con la realidad.
9
Sidicaro,2002
10
Peralta Ramos, pág. 156
11
En realidad, los problemas económicos argentinos encontraron en Perón un observador escasamente
atento comparado con las cuestiones políticas durante el forzado exilio del caudillo, entre 1955 y 1973.
Incluso, los principales referentes económicos del peronismo en ese período no protagonizaron diálogos
con el pensamiento económico latinoamericano. Para algunos autores, la semejanza de las medidas
6
economía a José Bel Gelbard, un empresario representante de la denominada “burguesía
nacional” 12 de amplia e histórica vinculación con el peronismo. Finalmente, el ministerio de
trabajo quedó a cargo de Ricardo Otero, con el apoyo explícito de la CGT. La Federación
Agraria (que nucleaba a los pequeños y medianos propietarios rurales) también suscribió el
acuerdo, mientras que la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural Argentina
(representantes de los sectores más concentrados de la industria y el agro), sugestivamente,
solo presenciaron el acto formal de la firma.
implementadas en los primeros gobiernos con respecto al tercero obedecen a esa continuidad en las
ideas.(Belini, 2017)
12
Gelbard, pero sobre todo la Confederación General Económica, representaba para el imaginario de
ese movimiento político un factor esencial. Parte del pensamiento nacionalista le otorgaba un rol
importante para forjar un capitalismo “nacional”, es decir, vinculados al mercado interno y desvinculado
de los intereses internacionales. Pese al anacronismo del tópico a principios de la década del setenta, el
peronismo mantuvo ese principio cuyo eco llega hasta los discursos del presente.
13
Rougier-Fiszbein, pág. 64
7
empresas). Sin embargo, no les fue permitido seguir ese mismo procedimiento para
compensar los salarios más altos.
como el enfrentamiento creciente entre facciones del peronismo al interior del Estado, no hizo
más que agravar el cuadro.
“Como ustedes saben nosotros propiciamos que el acuerdo entre trabajadores, empresarios y 7/74 Muere Perón y
asume Isabel como
Estado sirva de base para la política económica y social del gobierno […] Todos los que presidente.
firmaron en dos oportunidades ese acuerdo sabían también que iban a ceder parte de sus
Recrudece el conflicto
pretensiones, como contribución al proceso de liberación nacional. Sin embargo, a pocos meses
entre las diversas
de asumir ese compromiso parecería que algunos firmantes están empeñados en no cumplir el facciones del
acuerdo y desean arrastrar al conjunto a que haga lo mismo[…]Frente a esos irresponsables, peronismo. Los
Montoneros y ERP
sean empresarios o sindicalistas, creo que es mi deber pedirle al pueblo no solo que los aumentan las acciones
identifique sino también que los castigue.” 14 militares contra el
Estado. Nace la “Triple
El mes de Julio de 1974 fue fatídico para la continuidad del Plan. El primero de ese A” (Alianza
Anticomunista
mes moría Perón, el único garante del mismo y a los pocos días el Mercado Común Europeo Argentina) que
amenaza de muerte a
centenares de
ciudadanos y asesina
14
Rougier y Fiszbein, pág. 81 a muchos de ellos. El
8 ERP instala un foco de
guerrilla rural en el
monte tucumano
suspendió las compras de carne vacuna a la Argentina lo que ensombreció el futuro inmediato
de las cuentas externas 15. La caída de los precios afectó al poco tiempo a casi todos los
commodities de origen nacional 16. El tipo de cambio fijo, elegido por el equipo de Gelbard, no
había constituido un obstáculo para el crecimiento de la economía en los comienzos pero en
un contexto de caída de precios internacionales e inflación, significaba ahora una
sobrevaluación veloz del peso y desaliento para los exportadores. Asimismo quedó de
manifiesto una caída drástica en los ingresos estatales y un aumento consiguiente del déficit
fiscal, que pusieron en duda la posibilidad real de sostener en el tiempo los compromisos de
inversión pública que se habían adoptado un año antes y el aumento de las importaciones que
la industria requería. La contracara de este proceso será la caída sostenida de las reservas
monetarias. La Argentina, luego de 12 años, se enfrentaba ante una nueva crisis de balanza
de pagos.
Gelbard renunció en octubre de 1974 y asumió en su lugar Alfredo Gomez Morales, quien ya
había ocupado esa cartera durante el anterior gobierno peronista. Su respuesta a la crisis fue
un intento de “enfriar” la economía para salvar lo que quedaba del Pacto. El instrumento fue la
2/1975 El PEN
devaluación suave de la moneda a principios de 1975 cuyos efectos pretendían ser múltiples: autoriza la
disminuir la demanda para bajar la inflación doméstica y abandonar el cambio fijo para participación de las
FFAA en la lucha
contra las
organizaciones
armadas. Se lanza el
15
La suspensión obedeció tanto a razones estructurales (el aumento de la productividad del MCE) como “Operativo
coyunturales. Independencia”
16
Véase Apéndice estadístico cuadro n 2
17
Para un análisis del proceso de crisis política durante el tercer gobierno peronista véase Liliana de
Riz(1 87)
18
“Dios nos salve”en idish. Frase pronunciado por José Bel Gelbard ante la muerte de Perón. En Seoane,
1998, pág 346
9
desalentar importaciones e impulsar las exportaciones. Por extensión, se pretendía ordenar las
cuentas públicas. Esto último constituyó uno de los factores de alarma de la conducción
económica que intentó disminuir el gasto paralizando alguna de las obras públicas anunciadas.
Sin embargo, en el contexto de enfrentamiento político y social que vivía el país era difícil
garantizar el éxito. Los actores firmantes del Pacto tampoco concertarían políticas donde había
mucho que perder. Finalmente las medidas se postergaron sine-die y Gomez Morales renunció
en junio de 1975.
Quién lo reemplazó fue Celestino Rodrigo. Este adoptó una política de “shock”: instrumentó
una mega devaluación para corregir la crisis del sector externo y parara en seco la inflación e
implementó un durísimo ajuste tarifario. Los precios se flexibilizarían para evitar el
desabastecimiento, al igual que el tipo de cambio. La “filosofía” que animaba el conjunto de
medidas era un signo claro del abandono de los principios keynesianos que habían dominado
(con mayor o menor intensidad) a las conducciones económicas hasta ese momento. La
devaluación anunciada fue del 160% para el tipo de cambio comercial y 100% para el tipo de
cambio financiero. Simultáneamente se intentó reducir el déficit fiscal con un reajuste tarifario
que alcanzó al 181% en el caso de la nafta. Las tarifas de los servicios públicos y de los
transportes urbanos se incrementaron un 75% mientras se liberaron casi todos los otros
precios de la economía. El conjunto de medidas, conocido popularmente como “rodrigazo” se
hizo público-con bastante poco tino político- al mismo tiempo que las paritarias, lo que 7/1975 1er paro
general de la CGT
provocó un verdadero sismo en el mundo sindical y su rechazo total. Los apoyos que contra un gobierno
concitaron las medidas se concentraron casi exclusivamente en los sectores empresarios más peronista. Renuncian
los ministros Lopez
concentrados y en el agro. Naturalmente, la CGT se negó a suscribir cualquier acuerdo que no Rega (Bienestar Social)
compensara la caída del salario e inició una serie de movilizaciones y paros que culminaron no y Rodrigo (Economía)
sólo con la orientación pro-ajuste del ministerio de economía sino con el grupo que rodeaba a
8/1975 Antonio Cafiero
la debilitada presidente. Luego del paro nacional del 7 y 8 de julio decretado por la central ministro de Economía
obrera renunciaron Rodrigo y José López Rega (el poderoso ministro de Bienestar Social),
9/1975 La presidente
mientras que la presidenta homologó los pedidos salariales que la CGT reclamaba (aumentos solicita licencia y asume
que iban del 60 al 200%). La inflación se disparó con violencia, mientras los salarios reales se Italo A. Luder como
contraían y provocaban un recrudecimiento de la puja distributiva. Los argentinos comenzaron Presidente de la Naciòn.
a desprenderse de una moneda que perdía valor casi día a día para refugiarse en monedas
extranjeras. La contracción de la demanda de moneda local aceleraba la inflación y alentaba la
especulación en el mercado negro de divisas, el cual disminuía las reservas del gobierno y 12/1975 Rebeliòn
contra el gobierno
agravaba el déficit fiscal que llegó a superar el 15% del PBI.
encabezada por un
sector de la
2.3La economía se desmadra (1975-1976) aeronaútica,
finalmente
La ofensiva de los sindicatos culminó con un inédito y fugaz control de una parte de los sofocado
aparatos estatales y la conducción económica, sintetizada en la llegada de Antonio Cafiero al
2/1976 Paro
ministerio de economía. El Estado propuso un remedo del Pacto social denominado “Acta de empresario de
Concertación Dinámica” que convocaba nuevamente a la concertación de precios y salarios APEGE
entre a CGT y la CGE. La gestión incluyó un encuentro con las autoridades del FMI en busca de 3/1976 El diario
oxígeno financiero y minidevaluaciones para evitar la caída de la competitividad de las “La Prensa”
informe que desde
exportaciones sin entrar en políticas similares a la de Rodrigo. En el contexto de debilidad
mayo de 1973
extrema de la autonomía estatal y enmarcada en una profunda recesión e inflación hubo 1358
muertos por la
10 violencia política.
estructural, las posibilidades de éxito de las medidas eran remotas. Uno de los problemas
centrales lo constituía el incremento de la puja distributiva entre capital y trabajo que
alimentaba el proceso inflacionario y que el Estado se mostraba impotente de moderar. En
ese segundo semestre, surgió una nueva conducción empresaria que significaba una virtual
ruptura con la CGE y, por extensión, con la conducción del Estado. La Asamblea Permanente de
Entidades Gremiales Empresarias (APEGE) que reunía a las fracciones más poderosas del
empresariado industrial y rural (además de fracciones empresarias del interior desencantadas
con la conducción de la CGE) comenzó con una fuerte ofensiva que incluyó un lock out y
contactos con miembros de las Fuerzas Armadas. En enero de 1976, la presidenta (quien
había solicitado licencia en su cargo luego de la crisis política de 1975) reorganizó su gabinete
y reemplazó a Cafiero por Emilio Mondelli hasta ese momento Presidente del Banco
Central).El nuevo ministro anunció un nuevo plan que contemplaba una tregua de 180 días, la 24/3/1976
unificación del mercado cambiario, un ajuste en los precios de las tarifas y los combustibles, y Arresto de Marìa
Estela Martinez
un aumento mucho menor de los salarios. Ni siquiera ese nuevo plan de ajuste evitó el
de Perón y golpe
naufragio de la economía en medio de la inflación descontrolada y el vacío de poder que de Estado.
aprovecharían las Fuerzas Armadas para dar un nuevo golpe y ocupar el poder.
El Acta de Compromiso firmado en 1973 fue suscripta por varias de las corporaciones
vinculadas al agro. Incluía algunas consideraciones sobre el sector tan amplias como difusas:
como fruto del clima de época se consideraba la posibilidad de una “reforma agraria integral”
destinada a favorecer a los sectores que producen y a aumentar la productividad. Según
quienes impulsaron estas iniciativas, principalmente la Secretaría de Agricultura encabezada
por el Ingeniero Horacio Giberti, sostenían que la estructura de tenencia de la tierra
11
conspiraba para el crecimiento de la producción. Consecuentes con esta percepción
impulsaron un conjunto de leyes concretas como el Impuesto a la Renta Normal Potencial de
la Tierra. El impuesto que “…gravaba con una suma fija el suelo, independientemente de su
producción, se suponía que impulsaría a evitar la tenencia de tierra ociosa o en condiciones de
baja productividad en relación con sus condiciones naturales” 19.
19
Barsky y Gelman ,2001, pág.361
20
Rougier y Fiszbein,2006, pág. 190
21
Barsky y Gelman (2001)
22
Belini y Korol (2012)
12
Desde 1973, las retenciones a las exportaciones, el rezago del tipo de cambio y el
poder adquisitivo de la población permitió transferir una parte de la renta agraria hacia el
sector público y urbano. Cuando el clima internacional cambió y los precios bajaron, los
sectores agrarios se vieron más seriamente afectados.
En ese contexto, el Estado se propuso como uno de sus objetivos promover las exportaciones
industriales pero a diferencia de los discursos estatales anteriores- como se ha visto- lo
combinó con redistribución del ingreso y un tono moderadamente nacionalista. Por lo tanto,
todo el accionar del gobierno va a ser una mezcla de lo viejo y de lo nuevo: en el discurso y en
los objetivos persistían la necesidad de impulsar medidas tendientes a favorecer a las
empresas nacionales (sobre todo las pequeñas y medianas) pero en un contexto donde el
predominio del capital extranjero era indiscutible.
23
Nos referimos específicamente a la Teoría de la Dependencia
24
Gerchunoff y LLach, 2010,pag. 338
13
557/73 que proponía ciertos límites a la remisión de utilidades a las casas matrices y prohibía
su ingreso en algunos sectores de la economía 25.
Sin embargo, en los hechos, el gobierno fue menos duro que en las palabras. Tampoco
existieron en la práctica nacionalizaciones en masa, como en el primer peronismo. Hacia
mediados de 1974 sólo se puso en práctica una pasajera y caótica ola nacionalista en la
distribución del combustible denominada "nacionalización de las bocas de expendio". De todas
formas, no pudo detener el proceso de extranjerización creciente de los sectores más
dinámicos de la industria. En algunas ramas, como la automotriz, fibras artificiales, cigarrillos,
farmacéutica, cámaras y cubiertas, entre otras, oscilaba entre el 60 y el 90% 26.
Se implementaron otros incentivos impositivos como los draw backs que consistían en
la devolución y/o recargos sobre importaciones que se hayan utilizado en esos productos. Los
reembolsos y reintegros se realizaban sobre el costo total de la mercadería exportada.
También se instrumentaron sistemas crediticios a tasa subsidiada y un mercado de cambio
preferencial para la liquidación de las divisas productos de las exportaciones industriales no
tradicionales. A esos factores se le sumaron maniobras de sobrefacturación sistemáticas de
importaciones. En todos los casos se produjo una formidable transferencia de recursos desde
el fisco hacia quienes se constituían en las fracciones más poderosas de la burguesía
monopólica. En definitiva se constituyó en un subsidio del conjunto de la sociedad hacia estos
sectores. Ese subsidio se tradujo en enormes costos al fisco acompañado por un crecimiento
similar de las importaciones de las empresas exportadoras.
25
Belini y Korol (2012)
26
Belini y Korol, pág 224
27
Gerchunoff y LLach, pág339
14
beneficiar a los empresarios menos poderosos y por esa vía al resto de los sectores urbanos, su
tradicional clientela política. 28
Se dictó una nueva y amplia ley de promoción industrial, que derogaba la anterior y la
ampliaba en sus objetivos. Privilegiaba con créditos a la pequeña y mediana empresa y a
quienes exportaban manufacturas. La petroquímica, la siderurgia y la actividad forestal
constituían actividades donde el estado estaba especialmente interesado en profundizar la
sustitución de importaciones. Allí consideraba que debía cumplir un rol central como
empresario sólo o asociado al privado. También se proponía un plan de descentralización
regional para impulsar las provincias de escaso desarrollo industrial. Los instrumentos de
promoción incluían “mecanismos fiscales y financieros, asistencia tecnológica, aportes
directos del Estado y su participación accionaria en las empresas promocionadas” 29
28
Peralta Ramos,pág147
29
Rougier y Fiszbein, pág.193
30
Rougier y Fiszbein, pág. 206
15
¿Estaba agotada la ISI? Fragmentos de un debate
Desde los años sesenta, diversas corrientes del pensamiento económico argentino discutieron la viabilidad de la
Industrialización por Sustitución de Importaciones. Las recurrentes crisis de balanza de pagos, la persistencia del fenómeno
inflacionario y una estructura productiva vista en su conjunto como poco dinámica dieron lugar a reflexiones críticas sobre el
proceso de crecimiento basado en la industria. Las miradas más negativas, vinculadas al pensamiento neo-clásico,
sostuvieron que la Industrialización y el proteccionismo luego de 1930 (en especial, a partir de las gestiones peronistas)
fueron directos responsables del estancamiento económico de la Argentina con niveles bajos de crecimiento y déficit
estructural crónico. Por contraposición, la economía agro-exportadora previa a 1930 se habría caracterizado por altas tasas
de crecimiento, el aprovechamiento pleno de las ventajas comparativas en el contexto de una economía abierta a los
factores productivos. Por lo cual, el país debía volver a ese sendero. Desde una perspectiva ideológica opuesta, el marxismo
y la teoría de la dependencia, también impugnaron ese proceso. La industrialización, lejos de cortar los lazos de la
dependencia con los países centrales, la reforzó bajo nuevas formas a través del suministro de insumos importados
provenientes de los principales países capitalistas sin los cuales el proceso se estanca. Estas miradas críticas enmarcan al ISI
en el contexto de una fase del sistema capitalista, la del capital monopolista por lo cual, además, el mismo proceso propició
una progresiva concentración de la economía en beneficio de las empresas transnacionales. Además, la producción
manufacturera no llegó a todos los rincones de la sociedad: por el contrario, segmentos importantes de las actividades
económicas y de la población quedaron sumidos en el atraso y la miseria. Por lo cual, la salida para Argentina (y todos los
países oprimidos) sería una revolución socialista. Los economistas Guido Di Tella, Aldo Ferrer y Marcelo Diamand formularon
críticas a la industrialización sustitutiva, pero partiendo de un punto de vista más positivo que los anteriores. Según Di Tella,
las fallas de la ISI se encuentran en sus orígenes: nació como respuesta a la crisis del sector externo y no de un desarrollo
planificado. Con el tiempo, pese a la integración vertical en algunas de sus ramas, no logró desarrollar un perfil exportador.
Más aún, los avances en la sustitución generaron la necesidad de cuantiosos recursos que comprometieron -una y otra vez-
al sector externo. La autarquía industrial había llevado, paradójicamente, a profundizar la dependencia de la inversión
extranjera y las empresas multinacionales. Su propuesta giraba en concentrar la industrialización en ramas claves donde el
país contara con ventajas puntuales, como la mano de obra calificada, y un desarrollo ya existente, el complejo
metalmecánico pesado pero dotado de competitividad. Las experiencias estatales protagonizados por los militares en el
Cono Sur en los años sesenta y setenta (Chile, Brasil y Argentina), pusieron en discusión desde diversos lugares los procesos
de industrialización y su centralidad económica así como condicionaron las discusiones entre los especialistas.
16
3 Conclusiones
31
Sidicaro, Ricardo (2002)
17
Apéndice estadístico
Cuadro Nº1
Cuadro Nº2
Cuadro Nº3
Bibliografía
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19