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La economía del tercer gobierno peronista (1973-1976) Edgardo Colombo (FCE-UBA)

1. Los años previos

1.1 La Argentina entre 1955 y 1973 CRONOLOGIA


Cuando Juan D. Perón llegó al país en 1973 luego de 18 años de exilio, la economía argentina
1955. Un golpe
que encontró era muy diferente a la que había dejado en 1955. En primer lugar, cuando el militar
segundo gobierno peronista fue desalojado del poder por la denominada “Revolución encabezado por la
Marina de Guerra,
Libertadora” (1955-1958) la primera fase del proceso de industrialización de importaciones
derroca a J.D.
ocupaba aún el centro dinámico de la economía nacional. Sin embargo, en pleno gobierno Perón Se inicia la
justicialista (1946-1955), el modelo comenzó a presentar algunas grietas: la creciente “Revolución
Libertdora ”
dependencia de importaciones vitales para su progreso y la declinante exportación de bienes
primarios para solventarlas que se reflejó en una severa crisis de la balanza de pagos (1949-
1952). Desde fines de esa década y durante los años subsiguientes, tanto quienes ocupaban 1958. Con la
proscripción del
lugares de decisión en el seno del Estado como la mayor parte de las elites económicas, peronismo, Arturo
sociales e intelectuales coincidían en que la posibilidad de progreso argentino pasaba Frondizi (UCRI) se
convierte en
centralmente por la industria .Sin embargo, debía basarse ahora no en la producción de
Presidente gracias
bienes de consumo masivo sino en la producción de bienes intermedios y de capital, cuyo a un pacto con
objetivo era resolver lo que ya se vislumbraba como crisis recurrentes o cíclicas y no Perón

ocasionales 1. Se consolidó así la segunda fase del proceso de industrialización de


importaciones que, si bien incorporó novedades cruciales que definió parte importante de su
morfología como el peso que adquirieron las inversiones extranjeras, mostró rápidamente
1962. Golpe
algunos límites. En primer lugar, los éxitos iniciales en la producción local para sustituir militar contra
importaciones se revertían con las importaciones que generaban los sectores nuevos aún sin Frondizi. Con la
tutela militar,
sustituir y originaban un alza en el coeficiente global de importaciones. En segundo lugar, el
asume Guido
mercado interno se constituyó en el destino casi único de la producción industrial local. En
tercer lugar, una alta protección efectiva combinada con una notable falta de selectividad en 1962-63 Conflicto
intra-militar:
las ramas a sustituir transformó todo el proceso industrial en altamente costoso y terminó azules y colorados.
distorsionando los precios para el conjunto de la economía. La combinación de estos factores Se confirma la
proscripción del
con la aún insuficiente performance del sector agropecuario no permitió aumentar
peronismo.
sensiblemente la generación de divisas que aliviara la situación del sector externo. Esto dio
lugar a ciclos comunes y recurrentes de avance y detención de la actividad económica, 1963. El radical
Arturo Illia asume
denominados “stop & go” como presidente

1964 Plan de
lucha de la CGT:
11000 tomas de
fábricas

1966. Golpe
1
Implícitamente, aún desde visiones antagónicas existía un consenso acerca de la centralidad de la militar. Se inicia la
industria para garantizar el desarrollo económico. Raúl Prebisch (Altamirano,2001), en el famoso “Revolución
“Informe Preliminar” presentado a la Revolución Libertadora señala la necesidad de impulsar la Argentina”. El Grl
producción de bienes básicos manufacturados. Una de las réplicas a Prebisch más conocida fue la Onganía,
protagonizada por uno de los referentes culturales y ex director del Banco Provincia de Buenos Aires presidente. A. K
durante los años peronistas, Arturo Jauretche (Altamirano, 2001). En su defensa de la gestión peronista, Vasena ,ministro
el desarrollo industrial es sinónimo de progreso y crecimiento. Sobre la polémica entre Prebisch y de economía
Jauretche, véase Gilbert, Rougier y Tenewicki (2000) desde 1967
1
En la segunda mitad de la década del sesenta, la intervención estatal le dio un nuevo giró a la
economía argentina a través del estímulo directo a las exportaciones industriales de las ramas
más intensivas hacia el mercado externo. Algunos autores destacan la importancia en el
crecimiento anual de rubros novedosos como productos químicos, maquinarias, aparatos y
materiales eléctricos 2. Los estímulos consistieron en exenciones impositivas, créditos de
orientación selectiva a tasa de interés altamente subsidiada, tipos de cambio preferenciales y
reintegros 3 . El proceso fue también resultado de la maduración del mismo proceso industrial
comenzó a fines de los años 50. Esta maduración tenía, sin embargo, límites precisos: la
dependencia tecnológica de los países centrales que controlaban la producción de tecnología
avanzada.

En todo este proceso, el capital extranjero destinado casi exclusivamente al mercado interno
ocupó un rol central: “La entrada masiva de empresas transnacionales y su radicación en
actividades dinámicas se traducía en un fuerte incremento de la participación extranjera en el
producto industrial” 4 .En forma paralela se operó un proceso de concentración de la propiedad
industrial.

Estas políticas se desarrollaron en un marco creciente de intervención estatal. En efecto, el


Estado (al margen de su conducción política ocasional) prosiguió incrementando su
participación en el proceso económico, superponiendo instrumentos tan complejos como

2
Peralta Ramos (2007)
3
Peralta Ramos, pág 140
4
Rougier y Fiszbein, 2006, pág.20
2
contradictorios. Pese a estas transformaciones, la incidencia en el aporte neto de divisas
resultaba negativa a mediano plazo.

Las características estructurales de la economía argentina en general y de su sector industrial


en particular provocaron en forma cíclica como dijimos, salvo en contados períodos, crisis
recurrentes de la balanza de pagos en lo que se constituyó como un verdadero talón de
Aquiles de la economía ya desde principios de la década del 50. Los diagnósticos y las políticas
públicas que se implementaron en el período oscilaron, y en muchas ocasiones superpusieron,
medidas tendientes a profundizar la intervención del Estado en el desarrollo de la economía y
otras a resolver coyunturalmente el cierre de las cuentas públicas. Para algunos autores, esta
oscilación respondió no sólo a cuestiones objetivas de una fase de una economía
semiindustrializada sino también a la relación particular que los diferentes actores sociales
establecieron con el Estado desde mediados del siglo XX. Sucesivas alianzas sociales
“colonizaron” los aparatos estatales e impusieron alternativamente sus intereses sectoriales,
restándole autonomía y coherencia en su estrategia 5. La inflación creciente que acompañó
todo el proceso se transformó, de acuerdo a algunas perspectivas, en el reflejo más fiel de la
puja distributiva que devino de este conflicto. Una de las causas de la inestabilidad socio-
política durante esos años, coinciden numerosos estudios, anidaba en ese conflicto de
intereses.

Los sectores dominantes vieron emerger a un nuevo sector poderoso de empresarios


industriales, diferenciados de los empresarios más característicos de los primeros gobiernos
peronistas. Los sectores agrarios más poderosos, si bien asistieron a una pérdida progresiva
de su poder sobre el resto de los actores sociales, conservaron un poder de impugnación
sobre las políticas públicas contrarias a sus intereses. 1969
1970.Se produce yel
Secuestro
“Cordobazo”
asesinato del Grl
Los trabajadores y sus representaciones sindicales también sufrieron transformaciones movilización
Pedro E. Aramburu(
obrero-estudiantil
dignas de mención: por un lado se consolidaron los sindicatos industriales más numerosos. ex presidente de
que
factoda1955-1958)
inicio a a
Sus conducciones adquirieron particular importancia en su doble papel político y numerosas
manos de los huelgas
específicamente sindical. En efecto, reafirmaron los principios y la identidad política forjada al yMontoneros,
puebladas , sobre
todo en el de
bautismo interior
fuego
calor del estado peronista y, al mismo tiempo, acrecentaron su influencia sobre el mercado del país.
de la mayor
laboral y su configuración. Pero en su fortaleza también radicó su debilidad. En los 18 años de organizaciòn
proscripción del peronismo los sindicatos se encargaron de golpear y negociar armada de
orientación
alternativamente al poder de turno, adquiriendo una gimnasia que les permitió adaptarse a los
peronista. Los
cambiantes humores del Estado. Hacia fines de los años ´60 nuevas representaciones nuevos
sindicales surgieron en el interior del país, si bien minoritarias, fuertemente activadas, mandatarios, el Grl
Livingston (1970-
radicalizadas y con presencia en las bases al calor de las transformaciones económicas que las 1971) y Lanusse
inversiones extranjeras provocaron6. La radicalización política e ideológica también afectó a (1971-1973)
negocian con Perón
el levantamiento de
la proscripción.

5
Para algunos autores, como O’Donnell (1977), en estos años se habría generado un “empate” entre
sectores sociales y políticos capaces de impugnar políticas contrarias a sus intereses pero no de imponer
sus exclusivos puntos de vista.
6
Los grupos que conformaban las nuevas orientaciones sindicales surgieron en el interior del país con
epicentro en la provincia de Córdoba y en el cordón industrial sur de la Provincia de Santa Fe. Fueron el
resultado indirecto de la llegada de capitales externos en el área metalmecánica característica de la
3
sectores de las clases medias urbanas por factores específicos de la sociedad y la política
argentina pero también por razones que trascendían las fronteras nacionales. En todos los
casos, el Estado y el sistema capitalista debían lidiar con esos actores.

2 La economía mundial a principios de la década del setenta

Desde el fin de la segunda guerra mundial (1945) hasta fines de los años sesenta, los
principales países capitalistas protagonizaron un crecimiento acelerado y sostenido en el
tiempo liderado por Estados Unidos. Las bases de este proceso se entienden a partir del
crecimiento y exportación de las empresas norteamericanas, reconvertidas entonces en
empresas transnacionales. Europa, Japón y, en menor medida, los países en vías de desarrollo,
constituyeron el destino de estas inversiones sobre todo en el área metalmecánica (empresas
automotrices), química, petroquímica (la transformación industrial de todos los derivados del
petróleo) y siderúrgica. Sus objetivos se centraban en conseguir nuevos mercados para
sostener la rentabilidad del capital.

Paralelamente, impusieron un patrón tecnológico basado en la masiva innovación


tecnológica, con la afirmación del taylorismo y el fordismo en los niveles organizacionales. En
ese contexto, no sólo aumentó la productividad varias veces sino el volumen del comercio
internacional. El agro también produjo una revolución tecnológica basada en la mecanización y
aplicación masiva de insumos destinados al incremento de los rendimientos que hicieron
menos esenciales las importaciones de los países en desarrollo. Vale aclarar entonces, que
esas corrientes comerciales involucraban cada vez más los países primero mencionados y cada
vez menos a países como la Argentina. En cada uno de las potencias motores del crecimiento,
se habían impuesto políticas de Welfare State, que reservaban para el Estado funciones
amplias privilegiando políticas de pleno empleo y coberturas sociales, sanitarias y educativas.
La demanda vigorosa que el elevado nivel de vida de la población de esos países provocaban,
también configuraban una de las palancas del crecimiento. A fines de los sesenta, ese proceso
presentó algunos signos de agotamiento que algunos consideraron un verdadero fin de
época.

Por un lado los países centrales, en especial Estados Unidos, se habían embarcado en
vigorosas políticas de expansión monetaria que sostenían el crecimiento. Hacia fines de los
sesenta las empresas asistieron a dos fenómenos que erosionaron su tasa de rentabilidad: el
aumento de los costos laborales por el encarecimiento del precio de la fuerza de trabajo y el
aumento creciente de los precios de los insumos productivos 7. Estos factores no hicieron más

segunda etapa de la ISI y la conformación de sindicatos organizados por empresa, en teoría más
manejables que los grandes sindicatos nacionales y preferidos por los nuevos núcleos empresariales. Sin
embargo, al poco tiempo se fortalecieron direcciones fuertemente comprometidas con sus bases y
críticas de las conducciones nacionales. Sumados a otras seccionales de gremios igualmente
disconformes con sus jefaturas, se manifestaron con más fuerza y visibilidad pública entre fines de los
sesenta y principios de los setenta. Sus expresiones más conocidas fueron el Sindicato de Trabajadores
de Fiat Concord (SITRAC), el Sindicato de de trabajadores de Fiat Materfer (SITRAM), la seccional
córdoba del gremio SMATA y la regional Córdoba del Sindicato de Luz y Fuerza conducida por Agustín
Tosco. Para más información sobre los nuevos actores sindicales, véase James(1989)
7
Rougier y Fiszbein, 2006, cap.1
4
que incrementar la tasa de inflación doméstica de cada uno de los países. La respuesta de las
empresas fue volcar sumas crecientes de capital líquido al mercado financiero internacional.
En el corto plazo, el resultado fue el incremento de la inflación mundial y en el largo plazo, el
preludio de la hegemonía del sector financiero internacional. Los Estados Unidos abandonaron
los acuerdos de Bretton Woods y comenzaron una política de devaluación progresiva del dólar
ante las otras monedas importantes de occidente. El resultado fue un incremento progresivo
de la volatilidad de los capitales y la especulación.

En ese contexto preocupante se produjo en 1973 la primera crisis del petróleo. Los
principales productores de petróleo, reunidos en el cártel denominado OPEP, cuadruplicaron
el precio del barril. Las consecuencias sobre un panorama económico de por sí complicado,
fueron cruciales. Por un lado se consolidó la tendencia al incremento de los precios de las
materias primas y los insumos (donde el petróleo y sus derivados ocupan un rol central) y, por
lo tanto, los costos de la producción manufacturera. Por el otro, aumentó la presión
inflacionaria que, combinada con la continuación de las políticas de corte keynesianas, dio
paso a una nueva etapa: la “estanflación” (inflación más estancamiento).Una nueva era
mundial, caracterizada por la retracción comercial y el aumento de la asimetría entre los países
centrales y periféricos perjudicaba especialmente a los países con dependencia tecnológica y
exportadores de commodities como la Argentina. Los desequilibrios externos estarían a la
orden del día 8.

2.1 La tercera revolución industrial y los problemas para la Argentina

La crisis del petróleo de 1973 desnudó una realidad evidente: el paradigma de


crecimiento capitalista de la segunda posguerra estaba agotado. A partir de esos años se puso
de manifiesto un nuevo paradigma tecnológico basado en avances técnicos en áreas como
telecomunicaciones, microelectrónica, informática y biotecnología cuya aplicación masiva en la
producción dio lugar a la denominada “tercera revolución industrial”. Esto permitió una aguda
caída en los costos de producción y un aumento de la rentabilidad empresaria en el mediano
plazo, seguido de cambios organizacionales decisivos y el desmonte paralelo del Estado de
Bienestar. Las políticas de pleno empleo, que se había constituido en el norte de todas
políticas económicas, quedaron en el pasado y se privilegiaban ahora los instrumentos que
potenciaran los incrementos de la productividad.

Este nuevo patrón no hizo más que aumentar la brecha tecnológica existente entre
aquellos países que pudieran aplicar valor agregado a su producción (por vía de la aplicación
masiva de tecnología) y aquellos otros, como la Argentina, cuya rezago tecnológico inicial
tendía a profundizarse dada la relación problemática entre ciencia y desarrollo. El destino de la
producción industrial doméstica (que no alentaba a la burguesía local a realizar innovaciones
demasiado audaces) sumada a la escasa propensión del capital extranjero a tomar iniciativas
de inversiones de ese tipo, tendían a profundizar y no solucionar la cuestión.

8
Para un análisis sintético de la crisis del petróleo y sus consecuencias para los países latinoamericanos,
véase Barbero et al(2010)
5
En definitiva, una Argentina semiindustrializada, con un estado fuertemente
intervencionista pero con baja autonomía y en un contexto de cambios económicos mundiales,
es la que esperaba a Perón en 1973. Las ilusiones y esperanzas que despertó en la sociedad
argentina su llegada se chocarían con la realidad.

3 El tercer gobierno peronista.


1973 Héctor
El 11 de marzo de 1973 la fórmula Héctor Cámpora- Vicente Solano Lima triunfó en las J.Cámpora
elecciones con casi el 50% de los votos. Meses después, la vuelta definitiva de Juan Perón y su Presidente.con un
alto protagonismo
triunfo en las elecciones de septiembre puso fin a los 18 años de exilio y de ilegitimidad del de la “tendencia
orden político. Cuando el peronismo asumió el poder numerosos actores sociales depositaron revolucionaria” que
en el gobierno naciente y, en especial en el viejo General, grandes y diversas expectativas. englobaba a la
numerosa izquierda
Los sectores juveniles de clase media, de reciente incorporación al peronismo, esperaban una peronista .
revolución de tipo socialista. Los trabajadores y sus representantes, por su lado, deseaban
20/6/1973Retorno
repetir las experiencias de justicia social vividas durante el período 1946-1955.Los empresarios definitivo de Perón
señalaban la importancia de restaurar el clima favorable para el crecimiento y la realización de al país.
negocios. Hasta los sectores más conservadores, interpretaban que Perón podría restaurar el Enfrentamiento
9/1973
entre la izquierda
Convocatoria a y
orden que la recurrente crisis política argentina y las movilizaciones sociales habían diluido. la derecha peronista
elecciones: triunfa la
fórmula Juan Perón-
Esta acumulación de demandas contradictorias produjo lo que algunos sociólogos “Isabel” Martinez de
denominan una “sobrecarga del sistema estatal” 9 y, en definitiva, la internalización en el Perón por casi el
62% de los votos .
peronismo de los conflictos que la sociedad había generado en esos años. Esos conflictos que
el peronismo no pudo, no supo o no quiso resolver, al margen de su naturaleza o El secretario general
de la CGT José I.
interpretación “puso en jaque la legitimidad institucional instaurada en 1973” 10 y condicionó el
Rucci cae asesinado
desarrollo de la economía en esos años. en manos de los
Montoneros. Perón
3.1Hacia una política de concertación: El “Pacto Social” acelera la distancia
de la izquierda de su
movimiento y se
Luego del triunfo se convocó a las organizaciones corporativas cercanas al nuevo gobierno
aproxima a los
para generar acuerdos. De esa forma tomó cuerpo el Pacto Social, que constituyó el corazón sectores gremiales
de la propuesta económica peronista. El Acta de Compromiso Nacional para la Reconstrucción,
la Liberación Nacional y la Justicia Social (como en realidad se lo denominó) fue firmado en El metalúrgico
mayo de 1973 entre la CGT (la Confederación General del Trabajo, en representación de los Lorenzo Miguel,
líder de las “62
trabajadores nucleados en los grandes sindicatos), la CGE (la Confederación General organizaciones
Económica, entidad que representa a los empresarios afines o cercanos al gobierno) y el peronistas”

Estado. Su concepción recogía mucha de las premisas tradicionales de ese movimiento


político: en primer lugar, sentó a sindicalistas y empresarios para discutir y promover las
propuestas de corto, mediano y plazo con la coordinación del Estado acorde con la concepción
organicista de Perón de “armonía social” 11. En segundo término, designó como ministro de

9
Sidicaro,2002
10
Peralta Ramos, pág. 156
11
En realidad, los problemas económicos argentinos encontraron en Perón un observador escasamente
atento comparado con las cuestiones políticas durante el forzado exilio del caudillo, entre 1955 y 1973.
Incluso, los principales referentes económicos del peronismo en ese período no protagonizaron diálogos
con el pensamiento económico latinoamericano. Para algunos autores, la semejanza de las medidas
6
economía a José Bel Gelbard, un empresario representante de la denominada “burguesía
nacional” 12 de amplia e histórica vinculación con el peronismo. Finalmente, el ministerio de
trabajo quedó a cargo de Ricardo Otero, con el apoyo explícito de la CGT. La Federación
Agraria (que nucleaba a los pequeños y medianos propietarios rurales) también suscribió el
acuerdo, mientras que la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural Argentina
(representantes de los sectores más concentrados de la industria y el agro), sugestivamente,
solo presenciaron el acto formal de la firma.

En el Acta se postularon una serie de objetivos concentrados centralmente en la


redistribución del ingreso a favor de los trabajadores y combatir el fenómeno inflacionario a
través de políticas de concertación. También se presentó un proyecto sobre ley agraria, otro
sobre inversiones extranjeras y una promocionada “nacionalización” de los depósitos
bancarios. A fines de 1973, cuando el General Perón ya había asumido las riendas formales
del poder, fueron completados los acuerdos con el documento conocido como Plan Trienal, de
acuerdo a algunos estudios “el último intento estatal de planificación económica” 13. Allí se
ratificaba el objetivo central de recuperar el salario obrero y manifestaba la voluntad de
recuperar la “independencia económica” con el impulso decidido a los capitales de origen
nacional revirtiendo el proceso de desnacionalización que había atravesado el país. Un
ambicioso plan de construcciones de vivienda (se proyectaron la construcción de 400000
viviendas entre 1974 y 1975) aparecía como uno de los instrumentos del plan para alcanzarla.
En todos los casos, no existían aclaraciones de cómo se financiarían esos emprendimientos. Se
especificaban líneas de crédito a la pequeña y mediana empresa a tasa casi negativa vinculada
a la promoción industrial en las provincias. El Estado emplearía sus propios aparatos desde
donde se permitiría controlar el cumplimiento del Acta y mantener a raya la inflación, como la
Comisión Nacional de Precios, Ingresos y Nivel de vida (desde donde se respetaría la presencia
tripartita).

Para lograr el objetivo de disminuir los niveles inflacionarios las autoridades


económicas atacaron de lleno la puja distributiva. Para ello, autorizaron un aumento de
salarios del 20% pero suspendiendo luego por dos años las discusiones salariales (es decir, la
suspensión de las Convenciones Colectivas de Trabajo). Esta decisión no satisfacía plenamente
a la CGT, dado que lo consideraba insuficiente y le quitaba además el arma principal de
negociación con la patronal .Sin embargo, el contexto político indujo una rápida aceptación de
la medida. En efecto, los dirigentes sindicales habían sido reivindicados recientemente por
Perón en su disputa con la izquierda peronista y su alianza con el Presidente le garantizaba su
supervivencia política. También se dispusieron aumentos en las tarifas de los servicios públicos
y que estos sean trasladados a los precios (dada la fuerte incidencia en los costos de las

implementadas en los primeros gobiernos con respecto al tercero obedecen a esa continuidad en las
ideas.(Belini, 2017)
12
Gelbard, pero sobre todo la Confederación General Económica, representaba para el imaginario de
ese movimiento político un factor esencial. Parte del pensamiento nacionalista le otorgaba un rol
importante para forjar un capitalismo “nacional”, es decir, vinculados al mercado interno y desvinculado
de los intereses internacionales. Pese al anacronismo del tópico a principios de la década del setenta, el
peronismo mantuvo ese principio cuyo eco llega hasta los discursos del presente.
13
Rougier-Fiszbein, pág. 64
7
empresas). Sin embargo, no les fue permitido seguir ese mismo procedimiento para
compensar los salarios más altos.

Para los empresarios, la aceptación de las primeras disposiciones del acuerdo


constituía un mal menor comparado con la amenaza potencial para sus intereses que en otras
áreas parecía representar la gestión del Dr. Cámpora. Es decir, que era Perón la piedra angular
del acuerdo en tanto colocaba todo su capital político en el sostenimiento de los acuerdos que
se pudieran alcanzar. Una circunstancia se reveló clave para garantizar el éxito inicial del pacto
el sector externo: los términos de intercambio eran a fines de 1973 los mejores en muchos
años. Esa circunstancia permitió absorber en buenas condiciones la expansión del gasto y el
déficit estatal crónico, como la baja de la tasa inflacionaria lo indica. Sin embargo,
circunstancias económicas y extraeconómicas revertirían el escenario en pocos meses. Por
un lado, el activismo sindical de base, especialmente fuerte en algunas secciones sindicales 1/1974 Ataque del
ERP al cuartel de
automotrices y metalúrgicas presionó con sus demandas a la cúpula sindical más cercana al 5/1974. Perón echa
Azul, Pcia. de
de la Plaza de mayo
compromiso con el Estado. Si bien no puso en serio peligro el control sobra las organizaciones, Buenos Aires.).El
a los “Montoneros”
gobernador Oscar
azuzó los reclamos por aumentos salariales. Además, a principios de 1974 se habían
Bidegain es
manifestado los primeros signos de la crisis internacional del petróleo reflejado en el alza de obligado a
los precios de los combustibles (véase sección 2). El rígido control de precios establecido renunciar. En los
meses
achicó-además- los márgenes de ganancias empresariales que contestaron rápidamente con subsiguientes, son
prácticas comerciales tales como el desabastecimiento y la aparición del mercado negro, desplazados por
reacción que acompañaría toda la gestión peronista. Eso obligó a las autoridades a flexibilizar Perón los
gobernadores de
el congelamiento y autorizar aumentos salariales y reajustes de precios antes de lo previsto Còrdoba,
pero sin colmar todas las expectativas de los actores. El rebrote inflacionario fue casi Mendoza y Santa
Cruz identificados
inmediato. En menos de un año de la puesta en marcha del Pacto Social la puja distributiva
o cercanos a la
había retornado con toda su fuerza, y el objetivo de lograr la estabilización de la economía sin izquierda
medidas cruentas comenzaba a naufragar. El enrarecimiento progresivo del clima político, peronista

como el enfrentamiento creciente entre facciones del peronismo al interior del Estado, no hizo
más que agravar el cuadro.

El 12 de junio de 1974, en la que sería a la postre su última aparición en la Plaza de Mayo,


Perón denunció las presiones que el Pacto estaba sufriendo:

“Como ustedes saben nosotros propiciamos que el acuerdo entre trabajadores, empresarios y 7/74 Muere Perón y
asume Isabel como
Estado sirva de base para la política económica y social del gobierno […] Todos los que presidente.
firmaron en dos oportunidades ese acuerdo sabían también que iban a ceder parte de sus
Recrudece el conflicto
pretensiones, como contribución al proceso de liberación nacional. Sin embargo, a pocos meses
entre las diversas
de asumir ese compromiso parecería que algunos firmantes están empeñados en no cumplir el facciones del
acuerdo y desean arrastrar al conjunto a que haga lo mismo[…]Frente a esos irresponsables, peronismo. Los
Montoneros y ERP
sean empresarios o sindicalistas, creo que es mi deber pedirle al pueblo no solo que los aumentan las acciones
identifique sino también que los castigue.” 14 militares contra el
Estado. Nace la “Triple
El mes de Julio de 1974 fue fatídico para la continuidad del Plan. El primero de ese A” (Alianza
Anticomunista
mes moría Perón, el único garante del mismo y a los pocos días el Mercado Común Europeo Argentina) que
amenaza de muerte a
centenares de
ciudadanos y asesina
14
Rougier y Fiszbein, pág. 81 a muchos de ellos. El
8 ERP instala un foco de
guerrilla rural en el
monte tucumano
suspendió las compras de carne vacuna a la Argentina lo que ensombreció el futuro inmediato
de las cuentas externas 15. La caída de los precios afectó al poco tiempo a casi todos los
commodities de origen nacional 16. El tipo de cambio fijo, elegido por el equipo de Gelbard, no
había constituido un obstáculo para el crecimiento de la economía en los comienzos pero en
un contexto de caída de precios internacionales e inflación, significaba ahora una
sobrevaluación veloz del peso y desaliento para los exportadores. Asimismo quedó de
manifiesto una caída drástica en los ingresos estatales y un aumento consiguiente del déficit
fiscal, que pusieron en duda la posibilidad real de sostener en el tiempo los compromisos de
inversión pública que se habían adoptado un año antes y el aumento de las importaciones que
la industria requería. La contracara de este proceso será la caída sostenida de las reservas
monetarias. La Argentina, luego de 12 años, se enfrentaba ante una nueva crisis de balanza
de pagos.

Los meses siguientes asistieron a la explosión de todas las tensiones acumuladas en


los meses previos. La conducción del Estado quedó en manos de la vicepresidente María Estela
Martinez, su última esposa. No sólo aumentó la violencia (tanto de los grupos insurgentes
como de bandas organizadas desde el Estado), sino que los apoyos sociales comenzaron a
tomar una prudente distancia del gobierno 17.

Los actores protagonistas del Plan comenzaron a desentenderse progresivamente de la


suerte del mismo: el pesimismo acerca del futuro inmediato provocó la reaparición de
conductas defensivas que no eran nuevas en empresarios y sindicalistas. Los empresarios
tendieron a desconocer la autoridad estatal en materia de congelamiento de precios y la CGT
retomó la presión tradicional para aumentar los salarios. Más aún, aquellos que no se habían
comprometido con el Estado, como los sectores más concentrados de la economía
(representados por la UIA y la SRA) y los dirigentes sindicales de base (que encabezaron
movilizaciones y ocupaciones fabriles) pasaron a la ofensiva. Por acción o reacción la toma de
decisiones en el seno del gobierno comenzó a realizarse en forma cada vez más aislada. En ese
contexto, la supervivencia de un plan económico basado en la concertación era una quimera.
La suerte de la conducción económica y la del Pacto Social estaba echada.

2.2“Got noj upitn” 18. De Gomez Morales al abismo

Gelbard renunció en octubre de 1974 y asumió en su lugar Alfredo Gomez Morales, quien ya
había ocupado esa cartera durante el anterior gobierno peronista. Su respuesta a la crisis fue
un intento de “enfriar” la economía para salvar lo que quedaba del Pacto. El instrumento fue la
2/1975 El PEN
devaluación suave de la moneda a principios de 1975 cuyos efectos pretendían ser múltiples: autoriza la
disminuir la demanda para bajar la inflación doméstica y abandonar el cambio fijo para participación de las
FFAA en la lucha
contra las
organizaciones
armadas. Se lanza el
15
La suspensión obedeció tanto a razones estructurales (el aumento de la productividad del MCE) como “Operativo
coyunturales. Independencia”
16
Véase Apéndice estadístico cuadro n 2
17
Para un análisis del proceso de crisis política durante el tercer gobierno peronista véase Liliana de
Riz(1 87)
18
“Dios nos salve”en idish. Frase pronunciado por José Bel Gelbard ante la muerte de Perón. En Seoane,
1998, pág 346
9
desalentar importaciones e impulsar las exportaciones. Por extensión, se pretendía ordenar las
cuentas públicas. Esto último constituyó uno de los factores de alarma de la conducción
económica que intentó disminuir el gasto paralizando alguna de las obras públicas anunciadas.
Sin embargo, en el contexto de enfrentamiento político y social que vivía el país era difícil
garantizar el éxito. Los actores firmantes del Pacto tampoco concertarían políticas donde había
mucho que perder. Finalmente las medidas se postergaron sine-die y Gomez Morales renunció
en junio de 1975.

Quién lo reemplazó fue Celestino Rodrigo. Este adoptó una política de “shock”: instrumentó
una mega devaluación para corregir la crisis del sector externo y parara en seco la inflación e
implementó un durísimo ajuste tarifario. Los precios se flexibilizarían para evitar el
desabastecimiento, al igual que el tipo de cambio. La “filosofía” que animaba el conjunto de
medidas era un signo claro del abandono de los principios keynesianos que habían dominado
(con mayor o menor intensidad) a las conducciones económicas hasta ese momento. La
devaluación anunciada fue del 160% para el tipo de cambio comercial y 100% para el tipo de
cambio financiero. Simultáneamente se intentó reducir el déficit fiscal con un reajuste tarifario
que alcanzó al 181% en el caso de la nafta. Las tarifas de los servicios públicos y de los
transportes urbanos se incrementaron un 75% mientras se liberaron casi todos los otros
precios de la economía. El conjunto de medidas, conocido popularmente como “rodrigazo” se
hizo público-con bastante poco tino político- al mismo tiempo que las paritarias, lo que 7/1975 1er paro
general de la CGT
provocó un verdadero sismo en el mundo sindical y su rechazo total. Los apoyos que contra un gobierno
concitaron las medidas se concentraron casi exclusivamente en los sectores empresarios más peronista. Renuncian
los ministros Lopez
concentrados y en el agro. Naturalmente, la CGT se negó a suscribir cualquier acuerdo que no Rega (Bienestar Social)
compensara la caída del salario e inició una serie de movilizaciones y paros que culminaron no y Rodrigo (Economía)
sólo con la orientación pro-ajuste del ministerio de economía sino con el grupo que rodeaba a
8/1975 Antonio Cafiero
la debilitada presidente. Luego del paro nacional del 7 y 8 de julio decretado por la central ministro de Economía
obrera renunciaron Rodrigo y José López Rega (el poderoso ministro de Bienestar Social),
9/1975 La presidente
mientras que la presidenta homologó los pedidos salariales que la CGT reclamaba (aumentos solicita licencia y asume
que iban del 60 al 200%). La inflación se disparó con violencia, mientras los salarios reales se Italo A. Luder como
contraían y provocaban un recrudecimiento de la puja distributiva. Los argentinos comenzaron Presidente de la Naciòn.
a desprenderse de una moneda que perdía valor casi día a día para refugiarse en monedas
extranjeras. La contracción de la demanda de moneda local aceleraba la inflación y alentaba la
especulación en el mercado negro de divisas, el cual disminuía las reservas del gobierno y 12/1975 Rebeliòn
contra el gobierno
agravaba el déficit fiscal que llegó a superar el 15% del PBI.
encabezada por un
sector de la
2.3La economía se desmadra (1975-1976) aeronaútica,
finalmente
La ofensiva de los sindicatos culminó con un inédito y fugaz control de una parte de los sofocado
aparatos estatales y la conducción económica, sintetizada en la llegada de Antonio Cafiero al
2/1976 Paro
ministerio de economía. El Estado propuso un remedo del Pacto social denominado “Acta de empresario de
Concertación Dinámica” que convocaba nuevamente a la concertación de precios y salarios APEGE

entre a CGT y la CGE. La gestión incluyó un encuentro con las autoridades del FMI en busca de 3/1976 El diario
oxígeno financiero y minidevaluaciones para evitar la caída de la competitividad de las “La Prensa”
informe que desde
exportaciones sin entrar en políticas similares a la de Rodrigo. En el contexto de debilidad
mayo de 1973
extrema de la autonomía estatal y enmarcada en una profunda recesión e inflación hubo 1358
muertos por la
10 violencia política.
estructural, las posibilidades de éxito de las medidas eran remotas. Uno de los problemas
centrales lo constituía el incremento de la puja distributiva entre capital y trabajo que
alimentaba el proceso inflacionario y que el Estado se mostraba impotente de moderar. En
ese segundo semestre, surgió una nueva conducción empresaria que significaba una virtual
ruptura con la CGE y, por extensión, con la conducción del Estado. La Asamblea Permanente de
Entidades Gremiales Empresarias (APEGE) que reunía a las fracciones más poderosas del
empresariado industrial y rural (además de fracciones empresarias del interior desencantadas
con la conducción de la CGE) comenzó con una fuerte ofensiva que incluyó un lock out y
contactos con miembros de las Fuerzas Armadas. En enero de 1976, la presidenta (quien
había solicitado licencia en su cargo luego de la crisis política de 1975) reorganizó su gabinete
y reemplazó a Cafiero por Emilio Mondelli hasta ese momento Presidente del Banco
Central).El nuevo ministro anunció un nuevo plan que contemplaba una tregua de 180 días, la 24/3/1976
unificación del mercado cambiario, un ajuste en los precios de las tarifas y los combustibles, y Arresto de Marìa
Estela Martinez
un aumento mucho menor de los salarios. Ni siquiera ese nuevo plan de ajuste evitó el
de Perón y golpe
naufragio de la economía en medio de la inflación descontrolada y el vacío de poder que de Estado.
aprovecharían las Fuerzas Armadas para dar un nuevo golpe y ocupar el poder.

2.3 El agro en tiempos turbulentos

El sector agrícola-ganadero venía experimentando una serie de cambios decisivos que


cambiarían el perfil productivo de la producción primaría en Argentina, aunque sus efectos
sólo se comenzaron a percibir plenamente en la segunda mitad de los años setenta. Ya en la
década del sesenta la mecanización y la fuerte intervención del Estado a través del INTA
(Instituto Nacional de Tecnología Agraria) habían provocado cambios sustanciales tanto en la
dimensión y en la propiedad rural como en la organización productiva. La aceleración en la
disminución de la cantidad de arrendatarios, la proliferación de propiedades medianas la
continuidad en el aumento de la migración del campo a la ciudad constituyen algunas de las
consecuencias de lo mencionado.

A principios de la década del setenta los acontecimientos más destacados lo


constituyen la continuidad en el avance sostenido de los granos oleaginosos y el cambio
tecnológico aplicado a la transformación genética de las semillas de maíz, girasol sorgo y trigo
que aumentaron notablemente sus rendimientos. El otro proceso lo constituye la
introducción masiva de la soja. Como resultado, la productividad del campo se incrementó a
una tasa anual del 5% mientras que la venta de cereales pasó de 543 millones de dólares en
1966 a 1175 millones un decenio más tarde. Sin embargo algunos de los efectos de la política
macroeconómica peronista, las condiciones cambiantes del comercio internacional sumada a
las conductas de los sectores corporativos hicieron retroceder circunstancialmente al sector.

El Acta de Compromiso firmado en 1973 fue suscripta por varias de las corporaciones
vinculadas al agro. Incluía algunas consideraciones sobre el sector tan amplias como difusas:
como fruto del clima de época se consideraba la posibilidad de una “reforma agraria integral”
destinada a favorecer a los sectores que producen y a aumentar la productividad. Según
quienes impulsaron estas iniciativas, principalmente la Secretaría de Agricultura encabezada
por el Ingeniero Horacio Giberti, sostenían que la estructura de tenencia de la tierra

11
conspiraba para el crecimiento de la producción. Consecuentes con esta percepción
impulsaron un conjunto de leyes concretas como el Impuesto a la Renta Normal Potencial de
la Tierra. El impuesto que “…gravaba con una suma fija el suelo, independientemente de su
producción, se suponía que impulsaría a evitar la tenencia de tierra ociosa o en condiciones de
baja productividad en relación con sus condiciones naturales” 19.

El proyecto de ley agraria contemplaba la posibilidad de expropiación del Estado en


caso de mala utilización. Otro de los proyectos en danza propiciaba una mayor intervención
del Estado en la comercialización de los productos de exportación a través de las juntas
reguladoras de granos y carnes. Todos estos impulsos reformadores, lejos de la radicalización
que adquirieron en otros países, recibieron sin embargo la hostilidad del conjunto de las
entidades del agro. Cuando Gelbard abandonó el poder, estas iniciativas fueron archivadas y
los reclamos corporativos se concentraron en las fijación del tipo de cambio y en lo que
consideraban una excesiva injerencia estatal. Otro de los elementos centrales de la queja
empresaria radicaba en las retenciones a las exportaciones agropecuarias que se habían
constituido en un ingreso fiscal importante para el Estado desde fines de la década del
sesenta. El tercer peronismo había proseguido esta política pero en 1974, en el contexto de la
baja internacional de los precios (salvo el trigo), las quejas de los empresarios encontraron un
motivo extra de oposición al gobierno.

La producción ganadera sufrió los avatares de la crisis internacional. En efecto, en


1974, el Mercado Común Europeo suspendió las compras de carne bovina. Este perjuicio se
sumó al ingreso de Gran Bretaña al MCE el año anterior, que disminuyó las de por sí
menguadas compras de la isla. Sumado a las tormentas internacionales, los precios tendieron
a la baja y las exportaciones pecuarias se desplomaron. Pese a esas circunstancias, las
existencias bovinas evolucionaron favorablemente gracias-ahora-al consumo en el mercado
interno. En 1975, la faena se mantuvo pero con una dependencia mayor aún de las ventas en
el país. En síntesis, luego de un buen año para las exportaciones en 1973, en 1974 y 1975 se
registró una fuerte caída de las exportaciones ganaderas, similar a la mayoría de los cereales. 20
(Véase apéndice estadístico)

Durante todo el período, las economías regionales profundizaron su crisis como el


algodón chaqueño y el azúcar tucumano. Recordemos que obedecía tanto a razones
estructurales (caída y/o fluctuaciones de los precios internacionales, aparición en el mercado
de productos sustitutos, crecimiento vegetativo, etc.) como relacionados con las políticas
públicas (discrecionalidad y efectos negativos de las políticas económicas, etc.) 21. Otras, en
cambio, “… no estuvo caracterizada por la crisis, sino por nuevos ciclos de expansión. Esto
sucedió con los cultivos de tabaco en Salta y Jujuy, la explotación forestal, el cultivo de la yerba
mate y el tung en Misiones, y el cultivo de la vid en Mendoza y San Juan” 22.

19
Barsky y Gelman ,2001, pág.361
20
Rougier y Fiszbein,2006, pág. 190
21
Barsky y Gelman (2001)
22
Belini y Korol (2012)
12
Desde 1973, las retenciones a las exportaciones, el rezago del tipo de cambio y el
poder adquisitivo de la población permitió transferir una parte de la renta agraria hacia el
sector público y urbano. Cuando el clima internacional cambió y los precios bajaron, los
sectores agrarios se vieron más seriamente afectados.

2.4 El sector industrial: la crisis de la ISI

La propuesta industrial del 3er peronismo consistió en profundizar el proceso de


industrialización por sustitución de importaciones. Recordemos que, de acuerdo a Katz y
Kossacoff(1989), en 1973 nos encontramos en pleno “proceso de maduración tecnológica” del
conjunto industrial más dinámico del capitalismo argentino representado por el complejo
automotriz, la fabricación de equipamiento agrícola y máquinas-herramientas. Además de la
industria química, petroquímica y siderurgia. La maduración puede ser entendida como 1) el
incremento de las exportaciones industriales (hacia 900 millones industriales en 1974 2)
Exportación de tecnología de origen nacional 3) Gradual internacionalización de la estructura
productiva mediante Inversiones directas de empresas industriales argentinas que se radican
fuera de las fronteras nacionales 4) Cambios organizacionales con el desarrollo de
departamentos de planeamiento, red de empresas contratistas, etc. Las exportaciones de
origen industrial crecieron del 12 al 21% en maquinarias agrícolas, tractores y máquinas-
herramientas. Empresas dedicadas a la fabricación de neumáticas, como FATE, incursionó con
éxito en el área de la electrónica: con apoyo del Estado, duplicó la producción de calculadoras
entre 1973 y 1974 que destinaba en un 30% al mercado latinoamericano. El ejemplo más
resonante lo constituye-sin duda- el sector automotriz. El Acta de Compromiso del Nuevo
Ordenamiento Automotriz firmadas con las principales empresas norteamericanas del sector
estableció un ambicioso plan de exportaciones a los países de la región. El ejemplo más
resonante lo constituyó las exportaciones a Cuba, por el aislamiento geopolítico al que estaba
sometida.

En ese contexto, el Estado se propuso como uno de sus objetivos promover las exportaciones
industriales pero a diferencia de los discursos estatales anteriores- como se ha visto- lo
combinó con redistribución del ingreso y un tono moderadamente nacionalista. Por lo tanto,
todo el accionar del gobierno va a ser una mezcla de lo viejo y de lo nuevo: en el discurso y en
los objetivos persistían la necesidad de impulsar medidas tendientes a favorecer a las
empresas nacionales (sobre todo las pequeñas y medianas) pero en un contexto donde el
predominio del capital extranjero era indiscutible.

El tratamiento hacia el capital extranjero constituía un elemento sensible dado la


inflación discursiva de ese momento de la vida política argentina y la existencia de corrientes
de pensamiento que lo impugnaban como solución para el desarrollo en América Latina. 23 El
peronismo había mantenido una postura decididamente ambigua al respecto que Perón
mantuvo hasta su muerte 24. La “desnacionalización” de la economía argentina se transformó
en un tema de debate en el Congreso de la Nación: se sancionaron las leyes 19 151/71 y 20

23
Nos referimos específicamente a la Teoría de la Dependencia
24
Gerchunoff y LLach, 2010,pag. 338
13
557/73 que proponía ciertos límites a la remisión de utilidades a las casas matrices y prohibía
su ingreso en algunos sectores de la economía 25.

Sin embargo, en los hechos, el gobierno fue menos duro que en las palabras. Tampoco
existieron en la práctica nacionalizaciones en masa, como en el primer peronismo. Hacia
mediados de 1974 sólo se puso en práctica una pasajera y caótica ola nacionalista en la
distribución del combustible denominada "nacionalización de las bocas de expendio". De todas
formas, no pudo detener el proceso de extranjerización creciente de los sectores más
dinámicos de la industria. En algunas ramas, como la automotriz, fibras artificiales, cigarrillos,
farmacéutica, cámaras y cubiertas, entre otras, oscilaba entre el 60 y el 90% 26.

Donde sí se puso verdadero énfasis es en las exportaciones industriales. En 1960


representaban sólo un 3 % del valor total de las exportaciones, diez años después ascendieron
al 6% mientras que en 1974 llegó al 24% del total (el pico histórico desde el nacimiento de la
industria argentina). Se vendían al exterior automóviles, químicos y petroquímicos, laminados
de acero, etc. El sostén de este proceso lo constituyó una batería de medidas tomadas durante
estos años mediante una ley “de protección al trabajo y la producción nacional” 27
extremadamente proteccionista que introdujo una serie de incentivos para la exportación de
manufacturas. En este sentido, constituye una clara continuidad con el período precedente,
1966-1970. Durante el gobierno de la Revolución Argentina, se implementaron aranceles para
los insumos destinados a aquellas ramas capitales intensivas que comenzaron a exportar (por
ejemplo productos químicos, material de transporte, maquinarias, etc.). Las exportaciones de
estos bienes también fueron liberados de una serie de impuestos internos, a las ganancias, a
las ventas, etc.

Se implementaron otros incentivos impositivos como los draw backs que consistían en
la devolución y/o recargos sobre importaciones que se hayan utilizado en esos productos. Los
reembolsos y reintegros se realizaban sobre el costo total de la mercadería exportada.
También se instrumentaron sistemas crediticios a tasa subsidiada y un mercado de cambio
preferencial para la liquidación de las divisas productos de las exportaciones industriales no
tradicionales. A esos factores se le sumaron maniobras de sobrefacturación sistemáticas de
importaciones. En todos los casos se produjo una formidable transferencia de recursos desde
el fisco hacia quienes se constituían en las fracciones más poderosas de la burguesía
monopólica. En definitiva se constituyó en un subsidio del conjunto de la sociedad hacia estos
sectores. Ese subsidio se tradujo en enormes costos al fisco acompañado por un crecimiento
similar de las importaciones de las empresas exportadoras.

De acuerdo a algunas interpretaciones, el peronismo habría favorecido ostensiblemente


a estos grupos de poder y así quedó encerrado en sus propias contradicciones al no poder

25
Belini y Korol (2012)
26
Belini y Korol, pág 224
27
Gerchunoff y LLach, pág339
14
beneficiar a los empresarios menos poderosos y por esa vía al resto de los sectores urbanos, su
tradicional clientela política. 28

Se dictó una nueva y amplia ley de promoción industrial, que derogaba la anterior y la
ampliaba en sus objetivos. Privilegiaba con créditos a la pequeña y mediana empresa y a
quienes exportaban manufacturas. La petroquímica, la siderurgia y la actividad forestal
constituían actividades donde el estado estaba especialmente interesado en profundizar la
sustitución de importaciones. Allí consideraba que debía cumplir un rol central como
empresario sólo o asociado al privado. También se proponía un plan de descentralización
regional para impulsar las provincias de escaso desarrollo industrial. Los instrumentos de
promoción incluían “mecanismos fiscales y financieros, asistencia tecnológica, aportes
directos del Estado y su participación accionaria en las empresas promocionadas” 29

El impacto de la batería de objetivos planteados en 1973 fue decididamente difuso. Por un


lado, el sector de insumos básicos y siderúrgicos, considerados estratégicas, creció poco en
comparación de los sectores más tradicionales (consumo y consumo variable). Las iniciativas
crediticias destinadas a la pequeña y mediana empresa fueron menores comparadas con las
grandes. Algunos proyectos se concretaron (como la ampliación de SOMISA y de producción
de celulosa); otros prosiguieron en continuidad con el pasado (como el polo petroquímico
Bahía Blanca) Los éxitos más resonantes fueron algunos de propiedad privada como la planta
siderúrgica de Acindar y Dálmine (del grupo Techint). Sin embargo, las trabas burocráticas, el
desfinanciamiento estatal y los conflictos de intereses determinaron que muchos de los
proyectos quedaran truncos o estuvieran rodeados de escándalos.

En algunos casos, el Estado se hizo cargo de sectores de crecimiento vegetativo (como


el frigorífico Swift) o empresas metalúrgicas de relevancia en el pasado industrial argentino,
actualmente en crisis (como Siam y La Cantábrica). En alguna de esas firmas, se incluyeron
representantes sindicales de la Unión Obrera Metalúrgica entre los miembros del directorio.
En todos los casos, el Estado prefirió preservar las fuentes de trabajo de miles de trabajadores
antes de producirse el cierre, pese a que su nacionalización no estaba de ninguna forma
prevista ni formaba parte de sus objetivos estratégicos. Otras firmas de trayectoria destacada
en la industria argentina terminaron también bajo control estatal durante el gobierno
peronista (o los inmediatamente anteriores) como Winco, Fábrica Italo-Argentina y La
Bernalesa entre otras. Estas estatizaciones no forman parte, como en el pasado, de
“convencimientos nacionalistas” del gobierno. Por el contrario, la mayoría de los casos se
trataba de procesos de larga data “que el peronismo sólo recogió a regañadientes y que
agudizaban los problemas presupuestarios del Estado” 30

28
Peralta Ramos,pág147
29
Rougier y Fiszbein, pág.193
30
Rougier y Fiszbein, pág. 206
15
¿Estaba agotada la ISI? Fragmentos de un debate

Desde los años sesenta, diversas corrientes del pensamiento económico argentino discutieron la viabilidad de la
Industrialización por Sustitución de Importaciones. Las recurrentes crisis de balanza de pagos, la persistencia del fenómeno
inflacionario y una estructura productiva vista en su conjunto como poco dinámica dieron lugar a reflexiones críticas sobre el
proceso de crecimiento basado en la industria. Las miradas más negativas, vinculadas al pensamiento neo-clásico,
sostuvieron que la Industrialización y el proteccionismo luego de 1930 (en especial, a partir de las gestiones peronistas)
fueron directos responsables del estancamiento económico de la Argentina con niveles bajos de crecimiento y déficit
estructural crónico. Por contraposición, la economía agro-exportadora previa a 1930 se habría caracterizado por altas tasas
de crecimiento, el aprovechamiento pleno de las ventajas comparativas en el contexto de una economía abierta a los
factores productivos. Por lo cual, el país debía volver a ese sendero. Desde una perspectiva ideológica opuesta, el marxismo
y la teoría de la dependencia, también impugnaron ese proceso. La industrialización, lejos de cortar los lazos de la
dependencia con los países centrales, la reforzó bajo nuevas formas a través del suministro de insumos importados
provenientes de los principales países capitalistas sin los cuales el proceso se estanca. Estas miradas críticas enmarcan al ISI
en el contexto de una fase del sistema capitalista, la del capital monopolista por lo cual, además, el mismo proceso propició
una progresiva concentración de la economía en beneficio de las empresas transnacionales. Además, la producción
manufacturera no llegó a todos los rincones de la sociedad: por el contrario, segmentos importantes de las actividades
económicas y de la población quedaron sumidos en el atraso y la miseria. Por lo cual, la salida para Argentina (y todos los
países oprimidos) sería una revolución socialista. Los economistas Guido Di Tella, Aldo Ferrer y Marcelo Diamand formularon
críticas a la industrialización sustitutiva, pero partiendo de un punto de vista más positivo que los anteriores. Según Di Tella,
las fallas de la ISI se encuentran en sus orígenes: nació como respuesta a la crisis del sector externo y no de un desarrollo
planificado. Con el tiempo, pese a la integración vertical en algunas de sus ramas, no logró desarrollar un perfil exportador.
Más aún, los avances en la sustitución generaron la necesidad de cuantiosos recursos que comprometieron -una y otra vez-
al sector externo. La autarquía industrial había llevado, paradójicamente, a profundizar la dependencia de la inversión
extranjera y las empresas multinacionales. Su propuesta giraba en concentrar la industrialización en ramas claves donde el
país contara con ventajas puntuales, como la mano de obra calificada, y un desarrollo ya existente, el complejo
metalmecánico pesado pero dotado de competitividad. Las experiencias estatales protagonizados por los militares en el
Cono Sur en los años sesenta y setenta (Chile, Brasil y Argentina), pusieron en discusión desde diversos lugares los procesos
de industrialización y su centralidad económica así como condicionaron las discusiones entre los especialistas.

Fuente: Belini (2017)

16
3 Conclusiones

Para entender el fracaso en que culminó el proceso económico de 1973-1976, intervinieron un


conjunto de factores. El primero es la extrema debilidad estatal. Cuando volvió Perón a la
Argentina las transformaciones del capitalismo le propusieron nuevos desafíos que los
aparatos estatales no pudieron resolver. En primer lugar, se encontraron con sectores
empresariales heterogéneos, bien distintos a los característicos de los años 40 o 50. Dentro de
ellos crecieron en forma desmesurada los sectores monopólicos con capacidad para
neutralizar las políticas consideradas adversas a sus intereses. La CGE sólo los representaba en
forma parcial. Los sindicatos habían adquirido luego de 1955 una dinámica que, pese a su
retórica y acción sólo reformista, se habían constituido en un verdadero factor de poder. El
Estado en 1973, cuando fueron convocados a la firma y participación activa del Pacto Social,
tenía bajo su dominio la casi totalidad de los transportes, una parte importante de las
industrias de base sumado a un conjunto de complejas regulaciones que lo hacían presente en
cada actividad económica. Sin embargo, su capacidad de articular intereses contradictorios fue
en disminución progresiva hasta transformarse en el botín de sus ocasionales ocupantes. El
resultado fue una verdadera colonización estatal por parte de estos actores, donde el Estado
no pudo filtrar sus demandas sectoriales para transformarlas en verdaderas políticas de
Estado. Si bien dicha confusión entre intereses públicos y privados ya existía, en estos años
llegó al paroxismo. Un sociólogo señalaba que la debilidad estatal le impidió a Perón en 1973
ser Perón31. La puja distributiva, ya presente en vida del anciano General, se desató con toda
su furia desaparecido éste.

El cambio de coyuntura internacional combinados con algunos problemas intrínsecos


del modelo sustitutivo fueron las estocadas que determinaron la agudización de la crisis de
la administración peronista. Los cambios mundiales, esencialmente la crisis del petróleo,
modificaron los datos de la realidad macroeconómica argentina y permitieron que
reaparecieran con fuerza algunos de los problemas de la economía argentina de posguerra. En
efecto, el déficit fiscal, la reanudación de la carrera precios-salarios y los problemas en la
balanza de pagos se hicieron nuevamente presentes. Que ocurriera en un gobierno del mismo
signo político no constituyó una mera casualidad: el peronismo le dio su propia impronta a la
crisis a partir de sus disputas internas y las disputas entre sus propios apoyos sociales. La crisis
del 74-75 también desnudó algunos de los rasgos de la industrialización, estructuralmente
dependiente de los insumos importados pese a los evidentes avances, cuyo aumento de
precios golpeó sobre los costos y repercutió en toda la economía. Si la crisis del ISI era
coyuntural o estructural constituye una cuestión difícil de resolver. La alianza cívico-militar que
tomó el poder en 1976 zanjaría la cuestión tirando la bañera con el niño adentro. Se
impusieron por la fuerza para solucionar la crisis del Estado y lo devolverían hecho jirones.

31
Sidicaro, Ricardo (2002)
17
Apéndice estadístico

Cuadro Nº1

Evolución del comercio exterior (En millones de dólares)

1973 1974 1975


Exportaciones 816.4 982,6 740,3
Importaciones 558.8 908.7 986.75
Balanza comercial 257.6 73.9 -246.45
Fuente: elaboración propia en base a Rougier-Fiszbein (2006)

Cuadro Nº2

Índice de precios internacionales de Commodities (base 1970=100)

1973 1974 1975


Petróleo 169 515 521
Trigo 215 245 171
Carne vacuna 126 83 64
Fuente: elaboración propia en base a Rougier-Fiszbein (2006)

Cuadro Nº3

Destino de las exportaciones argentinas (en porcentajes)

1973 1974 1975


MCE 40,2 33,7 28,6
ALALC 24,4 23,7 25,0
Resto del mundo 20,4 26,4 29,9
Fuente: elaboración propia en base a Rougier-Fiszbein (2006)

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