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UNIVERSIDAD FEDERICO VILLARREAL

ADMINISTRACION PÚBLICA

TRABAJO DE INVESTIGACION DE TEORIA ECONOMICA


DOCENTE: WILDER CAJAVILCA LAGOS

Primer y segundo gobierno del arquitecto Fernando


Belaúnde Terry
DOCENTE: WILDER CAJAVILCA LAGOS

Estudiantes:

José Carlos Pacheco Vera

Erick Román Vega

Nicole Merino(no participó)


INTRODUCCIÓN

Anterior a cualquier hito de escándalo en su historia, el arquitecto Belaunde reformó


completamente la forma de trabajo de proyectos en todo el país, una formula pragmática
viabilizada por el concepto de cooperativas, en las cuales intervino el tesoro público, la
labor técnica y la mano de obra de la gente bajo una modalidad del Perú prehispánico.

Esta fórmula permitió una cantidad de obras a lo largo y ancho del territorio peruano a base
de préstamos con las empresas que ingresaban al país para invertir, las mismas que
iniciarán, casi al final de su primer periodo, uno de los escándalos más grandes y
recordados de nuestra historia contemporánea.

Después de la promulgación de la Constitución en 1979, se llevaron a cabo elecciones en


Perú para seleccionar un nuevo parlamento y presidente. Fernando Belaúnde, del partido
Acción Popular que él mismo fundó, resultó ganador. Ya había ocupado la presidencia
entre 1963 y 1968, pero su gobierno fue derrocado por un golpe militar liderado por el
general Juan Velasco Alvarado a pocos meses de concluir su mandato, lo que lo llevó al
exilio.

En su regreso y nuevo mandato, Belaúnde prioriza la restauración de la libertad de prensa y


enfrentó la grave crisis económica que afectaba a América Latina en ese momento. Durante
su gobierno, tuvo que lidiar con desafíos significativos como el conflicto con Ecuador y la
actividad terrorista de Sendero Luminoso. Estos eventos fueron cruciales en las dos décadas
más difíciles de la historia peruana.

Este análisis se centra en la situación económica durante el segundo mandato de Belaúnde


(1980-1985). Exploraremos las acciones pasadas para comprender mejor el presente,
destacando las decisiones económicas y considerando las implicaciones del terrorismo de
Sendero Luminoso y el MRTA. También examinaremos las relaciones exteriores con
Ecuador y Cuba, así como la postura de Perú frente a la guerra de las Malvinas. El objetivo
principal es obtener una comprensión más profunda de este gobierno, especialmente en sus
aspectos económicos.
CAP. 1: APERTURA, MUCHO OPTIMISMO Y SOBRE EXPOSICIÓN, PRIMER
GOBIERNO DE BELAUNDE

Aspectos históricos

Frente a una coalición adversa conformada por el partido aprista y odriísta en el Congreso,
Belaunde adoptó una estrategia para contrarrestarla. Esta estrategia consistió en la
designación de un gabinete ministerial liderado por el médico Óscar Trelles Montes, en el
cual se incluyeron ministros de Acción Popular, de la Democracia Cristiana y también
ministros militares. Además, para el cargo de Ministro de Hacienda, seleccionó a Javier
Salazar Villanueva, un ministro independiente. Aunque esta táctica inicialmente permitió
superar los desafíos en el Congreso, no fue sostenible a largo plazo.

La interpretación de la victoria del gobierno en las elecciones municipales de 1963 como un


respaldo de la población condujo a un cambio en la estrategia de la coalición adversa. Esta
coalición dirigió sus críticas hacia el régimen, lo que resultó en la primera de varias
censuras al gabinete Trelles el 30 de diciembre de 1963. La justificación de la coalición fue
que el gobierno no había tomado medidas suficientes para prevenir disturbios en el Cusco,
donde la toma de tierras resultó en la muerte de siete campesinos y veintidós heridos.

Esta situación marcó el comienzo de una serie de censuras, revelando la inestabilidad


política del gobierno de Belaunde. El siguiente gabinete, encabezado por Fernando
Schwalb López-Aldana, permaneció en funciones hasta septiembre de 1965. Durante este
período, se promulgó la ley de reforma agraria, pero su implementación fue lenta debido a
la resistencia en el Congreso. Además, surgieron problemas en La Brea y Pariñas, y se
registraron guerrillas comunistas en los Andes.
En septiembre de 1965, asumió un nuevo gabinete liderado por Daniel Becerra de la Flor,
conocido como el "gabinete parlamentario", que incluyó ministros de Acción Popular y del
Partido Demócrata Cristiano. Sin embargo, la devaluación de la moneda en septiembre de
1967 llevó a la dimisión del gabinete Becerra de la Flor. Le sucedió el gabinete de Edgardo
Seoane Corrales, quien también desempeñaba el cargo de vicepresidente de la República.

Los resultados desfavorables en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1967


provocaron la renuncia de Seoane y la separación de la Democracia Cristiana de la alianza
con el gobierno. Ante la necesidad de ampliar su base, Belaunde nombró al político
independiente Raúl Ferrero Rebagliati como nuevo primer ministro.

El gabinete Hercelles, que asumió a fines de mayo de 1968, se caracterizó por su


acercamiento con el APRA en medio de una crisis económica. No obstante, colapsó debido
al escándalo de la Página Once. El último gabinete, presidido por Miguel Mujica Gallo, fue
efímero y se vio interrumpido por el golpe del 3 de octubre de 1968.

En resumen, a lo largo del primer período de Belaunde, se formaron siete gabinetes,


reflejando la inestabilidad política. La diversidad en la composición de estos gabinetes, con
ministros de diferentes afiliaciones y sectores, ejemplifica la perspectiva democrática de
Belaunde en compartir responsabilidades y colaborar con diversos sectores, a pesar de las
sugerencias de cerrar el Congreso
Indicadores de Crecimiento Económico y el belaundismo, 1961-1966

Perú Total América Latina

PBI por habitante 3.2 2.0

Valor de las exportaciones de bienes


10.0 5.3
f.o.b.

Precios de las exportaciones 5.0 1.7

Volumen de las exportaciones 4.8 3.6

Producción agropecuaria 1.6 3.3

Producción industrial 9.2 6.2


Tasas de crecimiento por cada sector

1960-1965 1965-1968

Agricultura 2,1 -1,2


7,8 11,1
Pesca
3,0 2,3
Minería
2,7 0,6
TOTAL Primarios
8,9 5,7
Manufacturas
7,7 2,5
Otros sectores
6,6 2,7
Total PNB
Fuente:

https://www.bcrp.gob.pe/docs/Proyeccion-Institucional/Encuentro-de-Economistas/XXVI-
EE-2008/XXVI-EE-2008-S14-Fernandez.pdf

La industria como nuevo eje de un nuevo modelo económico

En las elecciones de 1963, Belaunde consiguió expandir su base de apoyo al incorporar en


su plataforma la reforma agraria y el respaldo a la industria. Este enfoque no solo obtuvo el
visto bueno del Ejército, sino que también empezó a representar a segmentos urbanos,
agricultores pequeños e industriales. La propuesta económica del gobierno se alineaba con
las corrientes de desarrollo de la época, que aún son pertinentes hoy en día.

Previamente a este período, la estrategia predominante era el crecimiento basado en


exportaciones, pero demostró ser ineficaz para expandirse rápidamente y abordar las
fluctuaciones de la economía mundial y las crecientes desigualdades internas. El nuevo
modelo postulado sostenía que la industrialización debía ser el fundamento para organizar
la estructura productiva, con la esperanza de lograr un crecimiento más sostenible y una
distribución de ingresos más equitativa. Este enfoque resaltaba la importancia del
empresariado nacional en el desarrollo capitalista de los países en desarrollo, respaldándolo
con medidas proteccionistas y conectando el mercado rural con reformas sociales como la
reforma agraria.

A pesar de estos esfuerzos, persistieron los problemas de desigualdad y la dependencia del


capital extranjero, dando lugar a debates sobre la propiedad y el control económico durante
el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980). La presidencia de
Belaunde representó un momento en el cual se fomentaba la industria nacional como motor
de la economía, evidenciando las limitaciones tanto teóricas como prácticas de este modelo
conocido como ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones).

No obstante, el gobierno de Belaunde no logró implementar las reformas de propiedad


necesarias para establecer una base sólida para una industrialización sostenida. Además,
experimentó una disminución en el ritmo de desarrollo mientras que los problemas de
desigualdad se intensificaban. Temas como la reforma agraria, la reforma tributaria y el
conflicto con la International Petroleum Company (IPC) fueron elementos recurrentes en el
discurso político-económico de este gobierno, sin encontrar soluciones que beneficiaran al
régimen y a la economía en su conjunto.

La tierra como base de un agro emergente

El ámbito agrícola del Perú se halla fragmentado en dos segmentos diferenciados. Por un
lado, se destaca la agricultura costera, la cual se caracteriza por su modernización industrial
y se centra en productos destinados a la exportación, tales como la caña de azúcar y el
algodón. Por otro lado, se encuentra la producción ganadera en la sierra, orientada hacia la
autosuficiencia y con un desarrollo tecnológico limitado. A pesar de experimentar un
crecimiento modesto y localizado, el sector agrario atravesó una crisis crónica durante las
décadas de 1950 y 1960. Esta crisis llevó a los campesinos a migrar hacia las ciudades,
generando un círculo vicioso en el que la población no vinculada a la agricultura aumentaba
la dependencia alimentaria. Las causas de esta crisis incluyen la distribución desigual de la
tierra, el crecimiento capitalista centrado en los cultivos costeros, la insuficiencia de tierras
cultivables, la elevada presión demográfica y los términos internos de intercambio
desfavorables.

La cuestión de la tenencia de la tierra fue altamente politizada y frecuentemente se


priorizaba sobre otros problemas. No obstante, no se debe subestimar su relevancia. Hasta
1969, la mitad de la superficie agrícola estaba en manos de grandes haciendas privadas,
algunas de ellas enormes y propiedad de unos pocos terratenientes, quienes controlaban
más de la mitad de las tierras cultivables. Además, el respaldo gubernamental a ciertos
sectores perjudicó al sector agrario de la sierra. La intención de abaratar la mano de obra a
través del respaldo al crecimiento industrial llevó al Estado peruano a reducir los costos de
los alimentos mediante la eliminación de subsidios. Esto creaba una competencia desigual
entre la agricultura serrana y las importaciones considerablemente más baratas de estados
imperialistas con una estructura económica orientada a la exportación. Se creía que el
liberalismo local impulsaría la modernización agraria a través de la competencia, pero en
lugar de ello, resultó en un estancamiento generalizado y el inicio de una crisis sin resolver.

La Junta Militar de Gobierno de 1962-1963 introdujo la primera ley de reforma agraria,


aumentando así la percepción de que una reforma agraria a nivel nacional se volvía
inevitable. Belaúnde intentó abordar el problema mediante una ley para expropiar las
haciendas serranas, pero la oposición en el Congreso impidió su ejecución. Aunque durante
el mandato de Belaúnde, los movimientos campesinos de 1965 y la baja productividad
agrícola en la sierra redujeron la resistencia de terratenientes y burgueses frente a una
reforma agraria, la implementación de la ley se dilató. La Oficina Nacional de la Reforma
Agraria (ONRA), encargada de este proceso, enfrentó problemas presupuestarios. Pedro
Pablo Kuczynski, designado gerente del Banco Central de Reserva en 1966, describió la
reforma agraria belaundista hasta 1968 como "más una amenaza que una realidad". La
reforma agraria a gran escala solo se llevó a cabo en el siguiente gobierno de Velasco.

El caso de la International Petroleum Company y el fomento del capital extranjero

Hasta 1965, las relaciones económicas entre el Estado peruano y el capital extranjero se
mantuvieron sin cambios significativos, evidenciando un respaldo claro a los inversionistas
extranjeros, como se reflejaba en el Código de Minería promulgado en 1950.

Un tema adicional involucraba la problemática de La Brea y Pariñas, que implicaba la


explotación ilegal de los yacimientos petrolíferos de ese nombre, ubicados en el norte del
país, por parte de la compañía transnacional International Petroleum Company (IPC), una
filial de la Standard Oil de New Jersey. A lo largo de décadas, la IPC se negó a abonar la
totalidad de los impuestos estipulados por las leyes peruanas, logrando incluso excepciones
ventajosas obtenidas de sucesivos gobiernos pro estadounidenses. Se proporcionarán más
detalles sobre este problema posteriormente, ya que la solución propuesta por Belaunde
generaría un gran escándalo (el Acta de Talara y la Página 11).

Fitzgerald argumenta que el problema con el IPC, que Belaúnde había prometido resolver
en 90 días, adquirió mayor relevancia en 1967, pero esto se debió más a razones políticas
que económicas. Se convirtió en una suerte de prueba de la capacidad del Estado para
ejercer su soberanía frente a la explotación ilegal de los yacimientos de La Brea y Pariñas,
los cuales para entonces tenían un valor relativamente modesto en términos de activos. Sin
embargo, es importante señalar que la transnacional era el segundo mayor contribuyente del
país, siendo responsable del 75% de la producción de petróleo peruano. Aunque la posición
de Fitzgerald destaca la reivindicación de la soberanía estatal frente a una transnacional, no
se debe pasar por alto. El problema con el IPC es considerado como el factor
desencadenante que precipitó el golpe de Estado en 1968.
Cambios en el orden fiscal

Se llevó a cabo una extensa revisión tributaria con el propósito de imponer una carga
razonable y equitativa a los contribuyentes. Fue promulgado un nuevo Código Tributario, y
en lugar de la Caja de Depósitos y Consignaciones, se creó el Banco de la Nación,
directamente controlado por el Estado, para facilitar la recaudación de impuestos. Los
monopolios de sal y tabaco fueron eliminados, y se mejoraron las funciones de la
Contraloría General de la República.

Fomento de la empresa y la industria de ensamblaje automotriz

En el ámbito del desarrollo industrial y comercial, se promovió la instalación de parques


industriales en diversas regiones del país, como Arequipa, Cuzco, Tacna y Puno. Además,
se suscribieron contratos para el ensamblaje de automóviles con Nissan Motors del Perú
S.A. y Fiat Perú S.A. Mediante un decreto emitido en agosto de 1967, se eliminaron los
obstáculos para el intercambio comercial con países socialistas, recibiendo misiones
comerciales de naciones como Hungría, Yugoslavia y Checoslovaquia.

Promoción del agro

En el ámbito de la política agropecuaria, se implementó un amplio plan para el desarrollo


agrícola con la colaboración de diversas entidades como el Servicio de Investigación y
Promoción Agraria (SIPA), la Oficina Nacional de Reforma Agraria (ONRA) y la Oficina
Sectorial de Planificación Agraria (OSPA). Se diseñaron programas específicos para la
costa, la sierra y la selva. La Oficina Sectorial de Planificación Agraria y el Sistema
Nacional de Planificación se encargaron de estudiar la realidad agraria del país. Se amplió
considerablemente la superficie de tierras destinadas al cultivo de productos básicos,
obteniéndose nuevas variedades en campos experimentales con la colaboración técnica y
financiera de la ONU, la Fundación Rockefeller y la Universidad de Carolina del Norte.
Para regularizar la distribución de alimentos, se estableció la Superintendencia de
Alimentos. Se intensificó la plantación de eucaliptos y coníferas con fines industriales y
para prevenir la erosión del suelo como parte de la política de arborización. La creación de
la Corporación Nacional de Fertilizantes (CONAFER) mediante la Ley N.º 14502 sustituyó
a la antigua Compañía Administradora del Guano. Se incrementó la siembra de frutales en
las áreas de la sierra destinadas al cultivo de productos tradicionales. Con el objetivo de
impulsar el cultivo del café y facilitar su comercialización, se instituyó el Instituto Peruano
del Café. En el ámbito ganadero, el Banco de Fomento Agropecuario concedió créditos
para mejorar los planteles ganaderos en los departamentos de Tacna, Moquegua y Piura,
posibilitando la importación de ganado de raza Charolaise, Holstein y Brown Swiss. La
reserva de Pampa Galeras se estableció para proteger a la vicuña.

El lado débil del gobierno y sus quiebres

Durante su gobierno, el presidente incorporó en su discurso político eventos como el


aterrizaje de un avión en un pueblo remoto de la Amazonía y la llegada del primer barco de
la Corporación Peruana de Vapores a España, sugiriendo que estos eventos indicaban el
desarrollo económico del país.

En los primeros tres años de su mandato, se experimentó un crecimiento económico


superior al promedio latinoamericano en términos de PBI per cápita. Estos años iniciales
reflejaron una extensión del modelo de desarrollo basado en exportaciones, con un aumento
de las exportaciones de 540 millones de dólares en 1963 a casi 800 millones en 1967,
impulsado principalmente por el alza de los precios internacionales del cobre y la harina de
pescado.

A pesar de la estabilidad en las inversiones totales, la inversión privada disminuyó


significativamente entre 1962 y 1964 debido a la retórica reformista del presidente. En
contraste, la inversión pública contrarrestó este efecto a través de un amplio programa de
obras públicas, evidenciando el interés del Estado en aumentar su intervención en la
economía.
La producción mostró una clara diferenciación: mientras que el sector agrícola permanecía
estancado, el sector manufacturero orientado al mercado urbano continuó creciendo gracias
a las medidas proteccionistas implementadas por el gobierno.

Descontento entre la población ante un escenario de inflación

Para entender esta parte debemos recordar algunos supuestos. En el presente caso
Fernández (2008) explica que “La inflación determina el valor interno de la moneda y es
generada por el gobierno mediante un crecimiento acelerado en la oferta de dinero, que a su
vez responde a un aumento acelerado en el gasto público” (p. 6)

Los primeros tres años de la administración de Belaunde presentaron indicadores


económicos optimistas gracias a la subida en los precios de mercancías exportables,
destacando la harina de pescado y los minerales. Sin embargo, posteriormente, el gasto
público experimentó una considerable alza, generándose un déficit presupuestario y
desencadenando un proceso inflacionario. El punto álgido de la crisis fue la súbita
devaluación de la moneda nacional en un 40%, ocurrida el 1 de septiembre de 1967. En ese
momento, el dólar cost de S/. 26.80 a S/. 38.70. Además, la deuda externa aumentó,
llegando a los 800 millones de soles al término del régimen. Esto contribuyó a un
incremento del costo de vida del 14.7%.

Para hacer frente a este problema, la gestión decidió aumentar sueldos y salarios de los
empleados del sector privado y autorizó el adelanto del 10% de las utilidades del sector
exportador. Este fondo se reservó a financiar la reestructuración salarial de los servidores
públicos con ingresos inferiores a S/. 10,000.00.

La oposición política supo aprovechar de manera astuta el malestar popular. La


insatisfacción creció aún más cuando se revelaron casos de contrabando en los que
presuntamente miembros del gobierno se habían beneficiado. No obstante, el golpe final al
régimen llegaría con el escándalo de la "Página Once".
Políticas de índole social

La reivindicación de las tierras como forma de reforma agraria

Con el propósito de abordar la marcada desigualdad estructural, Belaúnde implementó la


Ley N.º 15037 de Reforma Agraria el 21 de mayo de 1964, enfocada en los latifundios que
estaban abandonados, cultivados ineficientemente o feudalizados en los departamentos de
Pasco, Junín, Puno, así como en los valles de Lares y La Convención, en el departamento
del Cuzco. Estas áreas habían sido testigos de agitación debido a las protestas campesinas,
y la reforma excluía las tierras con un rendimiento eficiente.

Las particularidades regionales eran evidentes: en la costa, el desafío residía en la


redistribución de tierras fértiles cercanas a los ríos, mientras que en la sierra solo un 5% de
la tierra era apta para el cultivo. Además de la redistribución, se presentaba un desafío
adicional relacionado con la capacidad técnica necesaria para que los nuevos propietarios
pudieran explotar las tierras de manera efectiva. El enfoque exclusivo en la distribución
resultó en que los intentos de reforma tuvieran consecuencias negativas.

Durante la década de 1960, emergieron organizaciones de agricultores, especialmente en el


valle de la Convención, donde un reducido grupo de propietarios controlaba las tierras
cultivables. Esto desencadenó conflictos entre los campesinos, liderados por Hugo Blanco
Galdós, y las grandes familias propietarias locales.

En medio de esta dinámica bélica, al culminar el cuarto año del gobierno de Belaúnde, se
habían asignado 195,347 hectáreas de tierras, beneficiando a aproximadamente 30,000
naturales.
Recuperando la eficiencia de los antiguos peruanos

La expresión frecuente de Belaúnde al observar las construcciones realizadas por los


ciudadanos con el respaldo de su gobierno en Huari, Ancash, era "Fue el pueblo quien lo
hizo".

Antes de asumir la presidencia, Belaúnde pudo adquirir información sobre diversos


conocimientos y prácticas sociales ancestrales en los lugares que visitó. Al recuperar la
antigua costumbre del trabajo en comunidad en las regiones andinas, pudo coordinar las
acciones gubernamentales con las comunidades que se beneficiaban de la asistencia estatal.
En agosto de 1963, se estableció la oficina nacional llamada Cooperación Popular, donde la
mayoría de las labores eran realizadas por los propios residentes bajo la dirección de
funcionarios gubernamentales. Al finalizar los proyectos, se acuñaba la frase: "Fue el
pueblo quien lo hizo", con el propósito de arraigar en la conciencia social la idea del éxito
del trabajo comunitario cuando estaba debidamente organizado.

La estrategia de desarrollo comunitario buscaba cambiar de un modelo vertical impuesto


desde el gobierno central a un enfoque basado en las propias comunidades, otorgando
mayor importancia a los intereses de quienes se beneficiaban de la política social. Se
asignaron 10 millones de dólares para esta iniciativa.

A pesar de ello, los planes de Cooperación Popular no lograron expandirse


significativamente debido a la férrea oposición de la coalición APRA-UNO (Unión
Nacional Odriísta) en el ámbito legislativo, que calificó el programa social de Belaúnde
como político. Finalmente, el Congreso obstaculizó Cooperación Popular, transformándolo
en un departamento dentro del Ministerio de Desarrollo y Obras Públicas en lugar de un
programa interministerial, como era la intención original de Belaúnde.
Cambios importantes en cuanto a demografía, migración y empleo

En 1940, Perú era mayoritariamente agrario, con 6.2 millones de habitantes, de los cuales
2.2 millones residían en áreas urbanas y 4 millones en zonas rurales. A lo largo de la
segunda mitad del siglo XX, especialmente entre 1961 y 1972, este escenario experimentó
un cambio drástico, con la población total alcanzando los 13.5 millones en 1972. Aunque el
crecimiento demográfico fue más pronunciado en las áreas urbanas, el aumento de la
población rural generó una escasez de tierras para sustentar a los nuevos habitantes. En
1969, la reforma agraria de Velasco reveló que solo había tierra disponible para satisfacer
las demandas del 25% de la población campesina, incluso después de décadas de migración
del campo a la ciudad.

La limitada disponibilidad de tierras, junto con políticas económicas que debilitaron la


economía agraria, condujo a la crisis del sector agrícola. Incluso los hacendados
comenzaron a abandonar sus propiedades debido a la fragilidad del sector agrario. Esta
problemática fue enfrentada de diversas maneras, desde enfoques reformistas, como el
intenso debate sobre la reforma agraria, hasta enfoques revolucionarios, como los
movimientos guerrilleros, especialmente durante el periodo 1956-1964. Además, la escasez
de tierras aceleró el crecimiento urbano, concentrando la población en la costa,
particularmente en Lima. Entre 1949 y 1993, la población de la costa en relación con la
selva aumentó del 24% al 52%, mientras que en la sierra disminuyó del 63% al 35.5%. En
1993, uno de cada tres peruanos residía en Lima.

El fenómeno migratorio hacia las ciudades fue común durante la revolución industrial en
los países desarrollados. Sin embargo, el limitado desarrollo industrial en Perú resultó en la
incapacidad para absorber la mano de obra, lo que llevó al crecimiento del sector terciario
de servicios, conocido como el "sector informal". Además, el rápido crecimiento de las
ciudades, con el establecimiento desorganizado de asentamientos en la periferia, sobrepasó
las capacidades del Estado para proporcionar servicios a los nuevos habitantes. Es relevante
señalar que durante el conflicto armado interno de finales del siglo, la respuesta limitada
del Estado a los desafíos planteados por los cambios estructurales de la sociedad fue un
factor contribuyente al conflicto.

Manejo de políticas de sanidad, salud y asistencia social

Durante ese período, se implementó un extenso plan de asistencia social y se llevó a cabo
una reestructuración en el ámbito de la salud, destacando la creación de la Escuela de Salud
Pública y el Servicio Especial de Salud Pública. Asimismo, se emprendieron proyectos
hospitalarios, construyendo 24 hospitales en diversas regiones del país. En paralelo, se
impulsó una política de vivienda colectiva con la colaboración de diversas entidades, y se
ejecutaron planes de saneamiento y dotación de servicios básicos a poblaciones más
pequeñas. Además, se iniciaron importantes proyectos de infraestructura, como la
construcción del Centro Cívico de Lima y la ampliación del Parque de las Leyendas.

En el ámbito judicial, se trabajó en una nueva demarcación territorial y se implementaron


medidas para abordar la delincuencia juvenil, incluyendo la creación de albergues tutelares
y servicios de rehabilitación. También se realizaron esfuerzos significativos en la
construcción de locales penitenciarios, como el Centro Penitenciario de Ica, y se inauguró
el Palacio de Justicia del Callao.

La educación en su proceso de implementación

El incremento en la educación primaria y secundaria experimentó un notable crecimiento a


partir de la década de 1940. Se evidenció un aumento significativo tanto en el número de
escuelas primarias y secundarias como en la cantidad de estudiantes, pasando de 60,661 en
1948 a 368,565 en 1966. Además, se registró un aumento en el número de universidades, si
bien este fenómeno contribuyó más a radicalizar a los ciudadanos educados, muchos de los
cuales pasaron a formar parte de la categoría de "desempleados informales".

Para el año 1972, los desempleados y subempleados representaban el 56.6% de la


Población Económicamente Activa (PEA). Esta situación lleva a Oloarte a plantear que el
principal desafío para el desarrollo se encuentra en la presencia de una considerable
cantidad de trabajadores capacitados y una oferta laboral insuficiente. El autor propone otra
perspectiva respecto a las causas de este problema, señalando la falta de inversión, la
inestabilidad política y económica, así como la escasa colaboración entre el Estado y el
mercado como factores determinantes.

En ese periodo, se observó una significativa inversión en el sector educación en el país,


marcando un precedente histórico al destinar la proporción más alta del presupuesto a este
sector, con lo que se implementó la Ley de Gratuidad de la Enseñanza, abarcando todos los
niveles desde el Inicial hasta el Superior. Un extenso plan educativo fue desarrollado con
base en ideales humanistas, cristianos, democráticos y nacionalistas.

La creación de nuevas universidades y escuelas normales, tanto públicas como privadas,


fue una transformación notable. En colaboración con el Ministerio de Salud, se llevó a cabo
el Plan Integral de Alimentación Escolar, brindando diariamente más de tres millones de
desayunos a niños de educación especial y primaria, especialmente en áreas marginadas,
rurales, zonas fronterizas y de emergencia.

Se establecieron colegios regionales de nivel intermedio en diversas localidades y unidades


escolares para mujeres en diferentes regiones. La matrícula escolar se duplicó, pasando de
1,843,799 a 3,117,500 alumnos, con una tasa de crecimiento del 9.19%, superando
ampliamente la tasa demográfica. Durante ese lustro, se construyeron 14,000 aulas, siendo
la mitad de ellas gracias a la Cooperación Popular.

Se implementó un plan para el programa de formación y mejora del personal docente


primario, junto con un nuevo reglamento para este sector, todo con el respaldo de la
UNICEF y la UNESCO. Mediante la promulgación de la Ley N.º 15215 del Estatuto y
Escalafón Magisterial, los servicios magisteriales fueron mejorados significativamente,
garantizando condiciones especiales de trabajo para los maestros. Además, mediante el
decreto supremo N.º 78 de 10 de diciembre de 1965, se creó la Derrama Magisterial,
destinada a brindar apoyo económico en situaciones de fallecimiento, invalidez, jubilación
o retiro voluntario del servicio.

En el ámbito de la enseñanza técnica, se establecieron nuevos planteles y se incentivó el


desarrollo de la educación industrial para mujeres. Se ofrecieron cursos masivos de
capacitación y adiestramiento para maestros, y se implementó un nuevo currículum para su
formación. Se llevó a cabo una labor intensiva de alfabetización tanto para adultos como
para la población rural y amazónica.

Con el fin de descentralizar la administración educativa, se crearon direcciones regionales


con responsabilidades específicas de administración presupuestal, gestión de personal y
supervisión técnica pedagógica, mientras que el Ministerio de Educación se centró en tareas
de normativa y planeamiento.

En el ámbito cultural, se emprendieron proyectos como la elaboración de la Geografía


General del Perú, el Atlas Histórico-Geográfico y de paisajes peruanos. Se establecieron
Casas de la Cultura en diversas ubicaciones, así como museos regionales y de sitio,
contribuyendo al impulso y conservación de la riqueza cultural del país.

Obras de infraestructura pública y promoción del desarrollo

Durante ese período, gracias a la colaboración de Cooperación Popular y empréstitos


obtenidos de instituciones crediticias nacionales e internacionales, Belaúnde llevó a cabo
proyectos de gran envergadura e infraestructura, con énfasis en la construcción de
carreteras, sistemas de irrigación, electrificación y vivienda, entre otros.
Se promulgó la Ley Nº 15.260 el 14 de diciembre de 1964, la cual normó y fomentó el
cooperativismo en el país. Se establecieron las Corporaciones Departamentales de
Desarrollo con el objetivo de descentralizar la administración.

Se elaboró un Plan Vial Nacional para crear un sistema de vías de comunicación que
conectara las áreas de producción, principalmente agrícolas, con diversos mercados
urbanos, estas construidas con la participación de Cooperación Popular y mediante créditos
internacionales, construyéndose carreteras de penetración y la longitudinal de la sierra,
interconectando 12 capitales provinciales, la Carretera Marginal de la Selva (actualmente
Carretera Fernando Belaúnde Terry) para unir la región selvática con la sierra y la costa, así
como para conectarla con países vecinos, desde el río Chinchipe en el norte hasta el río
Heath en Madre de Dios, al sur.

Se realizó la construcción del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y se renovaron o


construyeron aeropuertos en las principales ciudades del país.

Se completaron las obras de ampliación de la segunda etapa de la Central Hidroeléctrica del


Cañón del Pato en Áncash y de la planta de Sogesa en Chimbote, que comenzó la
producción de arrabio, acero y productos laminados.

Se inició la primera etapa del Plan Tacna con la construcción de la Central Hidroeléctrica
de Aricota, generando 35,300 kW de energía eléctrica. También se inició la construcción de
la primera etapa de la Hidroeléctrica del Mantaro en Huancavelica.

Entró en funcionamiento la Central Hidroeléctrica de Machu Picchu, además de otras


plantas hidroeléctricas en Abancay, Ayacucho, Huancaray y la Central Térmica de Iquitos.
Se dio inicio a la Central de Matucana.

Se construyó la primera etapa del Reservorio de Tinajones en Lambayeque para mejorar la


actividad agrícola y ganadera en el norte. Se habilitó la presa de El Frayle para ampliar las
obras de irrigación en La Joya, con la construcción del reservorio de la Aguada Blanca.
Se realizaron estudios agrológicos y geológicos para la irrigación de los proyectos Olmos,
Chao, Virú y Moche, la construcción de las represas de Pañe y Aguada Blanca en Arequipa.
Se impulsó la fábrica de fertilizantes de Cachimayo.

Se trazó un plan ambicioso para el desarrollo agrícola con el objetivo de habilitar 1,000,000
de hectáreas de nuevas tierras para el cultivo.

Se incrementó considerablemente la producción de minerales, intensificando la explotación


de yacimientos como Morococha, Cobriza, Yauli y Tayacaja. La producción petrolera
también aumentó con la explotación de varios pozos en el zócalo continental.

Se construyó la refinería de La Pampilla en Ventanilla, rompiendo el monopolio de


refinación de crudos que ejercía la compañía transnacional IPC.

Se erigió la estación terrena de Lurín, marcando la entrada de Perú a la era espacial y a las
comunicaciones vía microondas.

Se dio impulso a los medios de comunicación con un plan ambicioso para aumentar las
líneas telefónicas y centrales telegráficas en Lima y las principales ciudades del país.

Implementación de material bélico, recuperación de infraestructura y meta estructura


a las FF.AA.

Mediante un pacto bilateral entre Perú y Estados Unidos, se recibieron herramientas para el
desarrollo nacional, especialmente enfocadas en el plan vial. En cada región militar, se
implementaron centros de entrenamiento industrial para la formación técnica, contando con
la participación de instructores civiles y militares.

En el ámbito marítimo, se hizo la adquisición del buque-escuela Independencia y se


reactivó la Escuela Náutica "Miguel Grau" en el Callao. Los equipos de los astilleros del
Callao experimentaron una modernización, y se fundó el Instituto del Mar en colaboración
con universidades estadounidenses, dedicado al estudio de la riqueza ictiológica.
Se instauró la Dirección General de la Marina Mercante y se llevaron a cabo mejoras en las
instalaciones de la Base Naval del Callao y la Escuela Naval de La Punta. Se brindó apoyo
al Servicio Industrial de la Marina (SIMA), permitiendo la puesta en marcha de unidades de
gran tonelaje construidas en astilleros peruanos.

En el ámbito aéreo y militar, se realizaron compras de aviones Mirage IIIE de Francia para
la Fuerza Aérea del Perú, y se logró la actualización del armamento de la Marina de Guerra
y el Ejército.

Crisis final relacionada al contrato de lotes petroleros y una página perdida que
establecía precios cuestionables

Cuando Belaúnde asumió la presidencia, se comprometió a resolver el antiguo problema de


La Brea y Pariñas en 90 días. Este conflicto involucraba la explotación ilegal de los
yacimientos petrolíferos por parte de la empresa estadounidense International Petroleum
Company (IPC), sin contribuir al fisco como correspondía.

Durante el primer año de su gobierno, Belaúnde propuso al Congreso un proyecto de ley


para anular los Acuerdo, Convenio y Laudo de París, firmados en 1922, y solicitó la
transferencia de los campos de La Brea y Pariñas a la Empresa Petrolera Fiscal (EPF), una
entidad estatal. Aunque el Congreso anuló el Laudo mediante la Ley Nº 14.696, no se
pronunció sobre la transferencia a la EPF. A pesar de ello, el Poder Ejecutivo promulgó la
ley el 4 de noviembre de 1963, obteniendo la autorización para abordar el antiguo
problema.

En 1968, durante el quinto año de gobierno de Belaúnde, se reanudaron las conversaciones


con el IPC. La intención de Belaúnde no solo era resolver el conflicto económico y político,
sino también obtener ayuda económica extranjera, especialmente de la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (AID).

En julio de 1968, se iniciaron las negociaciones en Palacio de Gobierno, y el 13 de agosto


se firmó el Acta de Talara. Esta establecía la transferencia de los campos petroleros de La
Brea y Pariñas al gobierno para que la EPF los administrara. Sin embargo, el IPC conservó
la refinería de Talara y se establecieron contratos para la venta de gas natural y crudo entre
la EPF y el IPC. El IPC obtuvo un monopolio en la distribución nacional del combustible.

La noticia del acuerdo fue recibida con alegría en todo el país, considerándose la resolución
del viejo problema. Sin embargo, un sector de la prensa, liderado por la revista Oiga, reveló
las condiciones impuestas por el IPC. El escándalo alcanzó su punto máximo el 10 de
septiembre, cuando el presidente renunciante de la EPF, Carlos Loret de Mola, denunció en
televisión la desaparición de la última página del contrato, conocida como la "Página
Once". Este incidente desencadenó el escándalo de la "Página Once" y generó críticas
generalizadas al gobierno, acusándolo de "entreguismo".

La situación resultó en una crisis política, con la ruptura de apoyos y la renuncia de


autoridades. Belaúnde enfrentó semanas de incertidumbre, y el 1 de octubre renunció el
presidente del Consejo de Ministros, Oswaldo Hercelles. Pocas horas después, el 2 de
octubre, ocurrió el golpe de Estado, marcando el fin del gobierno de Belaúnde.
CAP. 2: REAPERTURA, MÁS INVERSIÓN Y EL INICIO DE LA VIOLENCIA
ARMADA, SEGUNDO GOBIERNO DE BELAUNDE

Antecedentes:

Fernando Belaunde Terry vio la luz en Lima el 7 de octubre de 1912. Además de su


destacada carrera política, su trayectoria estuvo estrechamente vinculada a la enseñanza. En
1963, logró la victoria en las elecciones presidenciales, después de haberse postulado para
el cargo en dos ocasiones previas.

Originalmente, su mandato estaba programado para concluir en 1969. No obstante, en


octubre del año anterior, su gobierno fue abruptamente interrumpido por un golpe de
Estado. El general Juan Velasco Alvarado justificó el golpe argumentando que Belaúnde
había llegado a acuerdos desfavorables con el capital internacional y no había
implementado reformas sociales.

Belaúnde había intentado resolver las tensiones con la International Petroleum Company,
una empresa estadounidense presente en Perú, a través de un acuerdo denominado Acta de
Talara. Sin embargo, la oposición lo tachó de entreguista, convirtiéndose en el principal
pretexto para el golpe, que se había estado preparando durante un considerable período de
tiempo.

Como resultado, Belaúnde fue exiliado primero a Argentina y posteriormente se trasladó a


Estados Unidos. Allí, desempeñó funciones como catedrático en diversas universidades de
renombre.

Características

Las elecciones constituyentes de 1978 marcaron el retorno de los partidos políticos a la


escena peruana. El Partido Aprista emergió como el vencedor en las votaciones, seguido
por el Popular Cristiano en segundo lugar. Acción Popular, el partido fundado por
Belaúnde, optó por no participar, al considerar que no se cumplían las condiciones
necesarias para llevar a cabo unas elecciones justas y transparentes. Sin embargo, cuando se
convocaron las generales en 1980, Belaúnde se presentó para intentar volver al poder.

Las elecciones se llevaron a cabo el 18 de mayo de 1980, donde Belaúnde obtuvo más del
45% de los votos, mientras que su principal rival, Armando Villanueva (APRA), se quedó
en el 28%. El 28 de julio del mismo año, Belaúnde asumió el cargo tras prestar juramento.
En el parlamento, Acción Popular se alió con el PPC para asegurar una mayoría que
facilitara la implementación de las reformas necesarias para restaurar el sistema
democrático.

Primeras medidas

Una de las primeras medidas tomadas por el nuevo gobierno fue devolver los medios de
comunicación expropiados por los militares a sus antiguos dueños. Igualmente, eliminó la
censura. En lo económico, Belaúnde apostó por un equipo de colaboradores caracterizados
por su liberalismo. Sin embargo, no pudo aplicar la mayoría de las reformas propuestas en
este ámbito.

Aspecto económico

• El inicio de la década de 1980 estuvo marcado por la crisis económica que afectó a
toda Latinoamérica, y Perú no fue una excepción. Esta crisis se vio agravada por el
fenómeno del Niño y el surgimiento del terrorismo, empeorando aún más las
consecuencias.

• Frente a estos desafíos, Belaúnde se vio obligado a implementar medidas de


austeridad para mitigar los impactos de la crisis. Factores como la disminución de la
producción agrícola, la fragilidad burocrática, la aparición de Sendero Luminoso, las
condiciones climáticas adversas y la abrumadora deuda externa heredada, llevaron a ajustes
económicos significativamente severos.

• El fenómeno del Niño golpeó las costas del norte de Perú entre 1982 y 1983,
causando daños sustanciales en la infraestructura vial y la agricultura. Esto incluso provocó
una disminución del PIB estimada en un 6%, y la inflación se elevó drásticamente en un
135% en tan solo un año.

• Para complicar aún más la situación, los precios de los metales experimentaron una
caída a partir de 1983, impactando negativamente en las exportaciones peruanas. Estos
factores combinados crearon un escenario económico complejo y desafiante para el
gobierno de Belaúnde.

Aspecto social

• La mala situación económica afectó a los sectores más desfavorecidos de la


sociedad.

• El desempleo se incrementó de manera considerable, lo que acabó provocando una


seria crisis social.

SITUACIÓN ECONÓMICA EN EL PERÚ DURANTE EL SEGUNDO GOBIERNO


DE FERNANDO BELAUNDE TERRY (1980-1985)

CAMPAÑA Y ACCESO AL PODER DE FERNANDO BELAÚNDE TERRY

El retorno de Fernando Belaúnde Terry a Perú marcó el inicio de una campaña electoral
que buscaba la presidencia en un momento en el que el país enfrentaba desafíos
económicos y vivía bajo la sombra de la dictadura. En este contexto, Belaúnde adoptó una
estrategia carismática, destacando su imagen positiva, lo cual resonó fuertemente en una
sociedad afectada por la rigidez y abusos de los militares en el poder. Su plataforma
electoral incluyó propuestas económicas e industriales destinadas a mejorar las condiciones
de vida de la población, así como iniciativas para el sector agrícola, como la restitución de
tierras a sus propietarios y la generación de empleo.

La singularidad de su campaña radicó en su extenso recorrido por todo el país, incluso


llegando a lugares nunca antes visitados por presidentes anteriores, estableciendo así un
contacto personal con la población que contribuyó a su apoyo electoral. Además, la
participación en las urnas experimentó un cambio significativo, ya que se amplió el derecho
al voto a jóvenes de 18 años, analfabetos y se implementó el voto preferencial. Después de
siete años de gobierno de Velasco y cinco años de Francisco Morales Bermúdez, se
celebraron elecciones presidenciales, resultando en la elección de Belaúnde, quien
previamente había sido derrocado por los militares hace 12 años.

La muerte de Haya de la Torre también desempeñó un papel crucial en el panorama


político, generando tensiones significativas entre los líderes más prominentes del partido
aprista. Belaúnde asumió la presidencia el 28 de noviembre de 1980, obteniendo mayoría
parlamentaria y promulgó la Constitución de 1979. En su primer día en el cargo, declaró
una amnistía política general y ordenó la devolución de los diarios y medios de
comunicación incautados a sus legítimos propietarios, marcando así el inicio de su segundo
mandato.

SITUACIÓN ECONÓMICA EN EL PERÚ DURANTE EL SEGUNDO GOBIERNO


DE FERNANDO BELAUNDE TERRY (1980-1985)

Antes de abordar el segundo mandato de Fernando Belaunde, es crucial señalar que, al


ascender al poder, el Perú experimentaba una tendencia económica negativa tras la recesión
de los años 80 y una seria crisis financiera. Entre 1975 y 1979, el país no experimentó
crecimiento económico; al contrario, se enfrentó a un colapso en la estabilidad financiera y
a un aumento excesivo de la presencia estatal en las actividades productivas.
Con 77 años, al asumir la presidencia, Belaunde propuso una serie de medidas de
reestructuración para promover el pluralismo económico, defendiendo la libertad de la
iniciativa privada y abogando por una economía social de mercado.

Este intento de implementar una economía liberal seguía modelos similares en Argentina,
Chile y Uruguay. No obstante, la intención era llevar a cabo estos cambios dentro de los
límites democráticos, considerando las posibles reacciones tanto positivas como negativas
de diversos sectores de la sociedad.

En 1980, el primer paso fue la eliminación de subsidios que, en lugar de ayudar al déficit
fiscal, impedían su crecimiento. En términos simples, los subsidios son ayudas económicas
que otorga el gobierno a industrias o sectores para fomentar su desarrollo. Posteriormente,
en enero de 1981, se implementaron medidas de ajuste, incluyendo un aumento sustancial
en los precios controlados. A pesar de su potencial efecto inflacionario, la reducción de
subsidios y controles de precios buscaba estabilizar los precios en un nivel adecuado.

Estas acciones llevaron a un cambio en el equilibrio económico entre 1980 y 1981:

● Se redujeron los ingresos del 44.9% al 38.9% del Producto Interno Bruto (PBI).

● Los gastos corrientes disminuyeron del 42.4% al 38.3% del PBI.

● El ahorro público cayó del 2.5% al 0.6% del PBI.

● El déficit fiscal aumentó al 6.6% del PBI.

*La situación fiscal se vio afectada negativamente debido a la combinación de la


liberalización de importaciones y un aumento desmesurado en la inversión pública. *El
Banco Central de Reserva implementó un freno monetario al rechazar financiar el exceso
de gasto gubernamental mediante la emisión de moneda. Ante esta negativa, el gobierno
central se vio obligado a buscar alternativas de financiamiento, optando por el
endeudamiento externo como fuente de recursos.

Durante el periodo de 1981 a 1982, la deuda externa total del país experimentó un aumento
significativo, elevándose de $9,606 millones de dólares a $11,465 millones. La situación
empeoró debido a la recesión internacional, que provocó una rápida disminución en los
precios de las exportaciones, generando una reducción sustancial en el valor de lo
exportado.

A partir de 1982, la gravedad de la situación impulsó la necesidad de realizar cambios


drásticos en la política económica. Sin embargo, las importaciones continuaron siendo
elevadas y el sector público no logró ajustarse adecuadamente al entorno internacional. La
producción industrial se contrajo en un 25%, la agrícola en un 17% y la de construcción en
un 19%.

En abril de 1983, el país tomó la decisión de dejar de pagar los intereses de la deuda
externa, logrando reprogramar los pagos hasta el año siguiente. No obstante, este año se
considera el peor del gobierno, ya que un evento inesperado, la corriente del Niño, azotó al
país con gran fuerza. Sumado a las políticas fiscal y monetaria, esta situación llevó a una
reducción del gasto público en un 7%.

La crisis económica durante el periodo contempla una caída del 12% en la agricultura, un
40% en la pesca, un 8% en la minería y un 17% en la industria procesadora de recursos
primarios. Estos factores se traducen en una disminución de casi el 12% del Producto
Interno Bruto (PBI), siendo solo el 4% atribuible a dichos fenómenos. Similar es el caso de
la inflación, que alcanza el 125.1%, de los cuales solo el 17% se atribuye al fenómeno
natural.

El desastre natural ocasiona pérdidas superiores a los $1,500 millones de dólares,


impactando negativamente en la agricultura y la pesca, destruyendo poblados en el norte
del país y generando un aumento significativo en el gasto estatal. A esto se suma la
temporada de sequías en los departamentos de Puno, Cusco y Apurímac, que retrasa el
mercado productivo regional y genera gastos adicionales para el Estado en ayuda a unas
300 mil familias campesinas cuya actividad económica principal era la agricultura.

En paralelo, se registra una caída del 35% en la inversión privada, manteniéndose esta
situación crítica durante 18 meses. En 1984, se implementan medidas para salir de la
recesión, como el aumento del arancel promedio, el incremento de subsidios a los precios
controlados con ajustes mensuales y la reducción de los gastos corrientes del 47% al 40%
del PBI. Estos ajustes logran que el ahorro corriente pase de ser negativo, -2.5% del PBI, a
ser positivo, alcanzando el 0.9% en 1984.

Aunque en 1984 se supera la recesión económica gracias a cambios positivos en los


mercados internacionales de minerales que el país exporta, el aspecto financiero no
experimenta mejoras. Para 1985, la situación económica del país es desoladora, con un
dólar equivalente a 12,000 soles, una inflación del 230%, una deuda externa increíblemente
elevada de más de $14,000 millones de dólares y un tercio de la Población
Económicamente Activa (PEA) en situación de desempleo.

TERRORISMO EN EL SEGUNDO MANDATO DE FERNANDO BELAUNDE:


SENDERO LUMINOSO Y EL MRTA (1980 – 1985)

Durante este periodo, Perú fue testigo del inicio de una realidad desoladora, afectando
especialmente a sus regiones más empobrecidas y marginadas. La actitud parcialmente
indiferente del gobierno de Belaunde, en un intento por minimizar el problema, resultó en
una pérdida extensa y un sufrimiento incalculable en la población, caracterizado por
numerosas víctimas fatales y desapariciones.
SENDERO LUMINOSO MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TÚPAC AMARU
(MRTA)

Abimael Guzmán Reynoso, conocido como "Presidente Gonzalo", lideró Sendero


Luminoso, cuya base ideológica y política se sustentaba en la denominada Base de Unidad
Partidaria, compuesta por tres elementos fundamentales. En primer lugar, se encuentra la
concepción ideológica, que se rige por el Marxismo Leninismo Maoísmo Pensamiento
Gonzalo. En cuanto a las formas de lucha empleadas por Sendero Luminoso, estas incluyen
combates guerrilleros, sabotaje, aniquilamientos selectivos, agitación y propaganda, así
como paros armados. Estos métodos reflejan la variedad de estrategias utilizadas por el
grupo para alcanzar sus objetivos políticos y revolucionarios durante el conflicto en Perú
Víctor Polay Campos, conocido como "Comandante Rolando", lideró el MRTA,
cuyo ideario se basa en encontrar justificación para su existencia como organización
política en la historia de Perú y sus raíces, desde la resistencia indígena al colonialismo
español hasta la revolución de Túpac Amaru y los tiempos contemporáneos. El proyecto y
la organización del MRTA se centran en la guerra revolucionaria, con formas de lucha y
estructuras organizativas subordinadas al conflicto armado. Además, enfatizan la
construcción simultánea de la fuerza política y militar del pueblo, destacando la
interdependencia entre ambas. Asimismo, el MRTA aboga por la guerra revolucionaria
tanto en entornos urbanos como rurales, evidenciando su enfoque integral en la búsqueda
de sus objetivos políticos y sociales en el contexto peruano.

CONFLICTOS Y RELACIONES INTERNACIONALES EN EL SEGUNDO


GOBIERNO DE FERNANDO BELAUNDE

La misión diplomática peruana en Cuba


Al inicio del segundo mandato de Belaunde, el escenario internacional planteó su primer
desafío en enero de 1980. Tras la toma violenta del poder por parte de Fidel Castro en
Cuba, un grupo de aproximadamente 20 a 30 cubanos intentó escapar del régimen
autoritario ingresando a la embajada peruana en un autobús. El embajador Edgardo de
Habich Rospigliosi, en un intento de desalojar a los intrusos, permitió la intervención de
fuerzas especiales cubanas. Sin embargo, esta acción fue cuestionada por el presidente
Belaunde, resultando en la destitución del embajador.

Este conflicto llevó a un enfrentamiento diplomático cuando Fidel Castro emitió un


ultimátum exigiendo la entrega de los refugiados. Ante la negativa del presidente peruano,
Castro retiró la seguridad de la embajada y cortó las cercas metálicas que la protegían. La
situación alcanzó su punto álgido cuando Castro anunció que la embajada peruana estaba
abierta para quienes quisieran abandonar Cuba. Aproximadamente 10,834 personas
ingresaron violentamente, utilizando la embajada como refugio hasta que se distribuyeron
visas humanitarias en junio de 1980, poniendo fin a la crisis cubana. Perú concedió asilo a
420 cubanos, cifra que posteriormente se elevó a 750, algunos de los cuales emigraron a
otros países años después, mientras que otros optaron por quedarse en el país.

El conflicto de Paquisha

En 1981, durante el primer año de su segundo mandato, Belaunde enfrentó el conflicto


conocido como el "falso Paquisha" en la zona de Alto Comaina. En 1978, durante el
gobierno de Francisco Morales Bermúdez, el ejército peruano abandonó puestos de
vigilancia en la Cordillera del Cóndor, área que Ecuador ocupó considerándola parte de su
territorio. La detección de banderas ecuatorianas y puestos avanzados por un helicóptero
peruano llevó al presidente ecuatoriano Jaime Roldós Aguilera a denunciar una incursión
peruana no autorizada, con un herido como resultado.
En respuesta, Belaunde ordenó el desalojo inmediato de las tropas ecuatorianas en territorio
peruano, específicamente en la región denominada "falso Paquisha". El comandante general
Eduardo Salhuana Mackee lideró la operación, llamada "Zancudo", que implicó
bombardeos aéreos y el retorno de tropas peruanas a la zona. El 31 de enero de 1981,
Belaunde izó personalmente la bandera peruana en la recuperada región, marcando el final
del conflicto. A pesar de la persistencia del gobierno ecuatoriano en afirmar su derecho
sobre esas tierras, mapas demostraron la soberanía peruana, cerrando así este capítulo de
tensiones bilaterales.

Participación peruana en el conflicto de las Malvinas

La guerra que se inició el 2 de abril de 1982 y concluyó el 14 de junio del mismo año tuvo
un papel crucial para nuestro país, especialmente para el presidente Belaunde. Aunque se
destacó su postura democrática y su deseo de promover conversaciones de paz, Perú brindó
respaldo militar a Argentina. A pesar de sus esfuerzos por resolver un conflicto ajeno, el
presidente Belaunde respaldó constantemente al país sudamericano.

Como se mencionó anteriormente, el respaldo peruano incluyó declaraciones explícitas del


presidente, como: "El Perú está listo para apoyar a Argentina con todos los recursos que
necesite". Además de expresar apoyo verbal, Perú contribuyó con naves, aviones y misiles
de origen francés, convirtiéndose en uno de los principales aliados de Argentina, a
diferencia de algunos países vecinos como Chile, que inicialmente no ofrecieron su
respaldo.
La intervención peruana no se limitó a lo militar; también se esforzó por buscar una
solución pacífica entre los países en conflicto. A pesar de los persistentes intentos de
Belaunde, sus esfuerzos se vieron frustrados cuando el gobierno de Margaret Thatcher
ordenó el hundimiento de un crucero argentino, destacando la ironía de que el misil
utilizado fuera de procedencia peruana. La guerra concluyó el 14 de junio de 1982 con la
retención de las islas Malvinas por parte de Argentina. Al finalizar el gobierno de Raúl
Alfonsín, este viajó a Lima para condecorar personalmente al presidente Belaunde por su
apoyo, incluso se erigió un busto en su honor por la ayuda brindada al pueblo argentino
durante la guerra contra los británicos.

En resumen, la actuación del presidente Belaunde en las relaciones exteriores durante su


mandato de 1980 a 1985 se centró en la diplomacia y el diálogo. Solo en situaciones
hostiles, como el conflicto con Ecuador, tomó precauciones para salvaguardar los intereses
nacionales. El presidente Belaunde demostró ser prudente e inteligente al tomar las
decisiones necesarias como jefe de estado.

OTRAS ACCIONES

Durante los primeros tres meses de su mandato, Belaunde reorganizó el aparato estatal,
trasladando empresas estatales a manos privadas. También redujo el Impuesto General a las
Ventas (IGV) y promovió créditos a las pequeñas y medianas empresas por un monto de
US$ 275 millones, dando origen al Instituto Nacional de Desarrollo (INADE). La creación
de la DIRCOTE, entidad que finalmente capturó a Abimael Guzmán, y del Banco de
Materiales (BANMAT) el 15 de noviembre de 1980 son otras obras destacadas de su
gobierno. Asimismo, se estableció el Inti como unidad monetaria.
CONCLUSIONES

El retorno a la democracia en Perú marcó el fin de varios años de regímenes dictatoriales.


En los primeros días de su mandato, se llevó a cabo la devolución de los medios de
comunicación masiva a sus legítimos propietarios, abarcando ámbitos como la prensa
escrita, la radio y la televisión, se recibió el país recuperándose de la recesión de los años
80 y una crisis financiera seria que lo había mantenido sin crecimiento entre 1975 y 1979.
Se implementó una orientación económica predominantemente liberal, en contraste con los
modelos adoptados por Argentina, Chile y Uruguay.

El año 1983 se destacó como el peor del gobierno, ya que la corriente del niño provocó
pérdidas significativas superiores a los $1,500 millones de dólares. Esto afectó
adversamente a la agricultura y la pesca, destruyendo poblados en el norte del país y
generando un aumento considerable en el gasto estatal. Para superar la recesión en 1984, se
tomaron medidas drásticas. Sin embargo, al finalizar el gobierno en 1985, se registró una
inflación del 230% y una deuda externa que superaba los $14,000 millones de dólares.

El legado de Belaunde Terry se vio empañado al constatar que grupos como Sendero
Luminoso y el MRTA habían ganado terreno, iniciando una etapa oscura en la historia
peruana marcada por el terrorismo y la violación de los derechos humanos. En cuanto a las
relaciones exteriores, el presidente Belaunde adoptó una estrategia basada en la diplomacia
y el diálogo durante su gobierno de 1980 a 1985. Solo en situaciones hostiles, como el
conflicto con Ecuador, tomó precauciones para asegurar el respeto a los símbolos patrios y
tomar las medidas adecuadas.

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