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No se gana sabiduría viendo las obras de Dios. Se la gana al conocer los caminos de Dios.

Cuando los israelitas marchaban por el desierto, sólo podían ver las obras de Dios, pero Dios le
permitió a Moisés ver sus caminos.

Al principio, los israelitas estaban infatuados con Dios, mas cuando llegaron los problemas, su
aventura de amor con Dios murió rápidamente. Comenzaron a murmurar y a quejarse.

Sin embargo, Moisés vio el desierto desde la perspectiva de Dios, y se acercó a Dios con
humildad y honor. Como resultado, Dios le enseñó a guiar a su pueblo desde la oscuridad hacia
la luz.

¿Conoce usted los caminos de Dios? ¿Ha aprendido a ver la vida desde el punto de vista de
Dios? ¿O todavía está confiando en cómo ve usted la vida, para enfrentar los tiempos difíciles?

Humíllese delante de Dios y pídale que encienda en usted una visión de su gloria, que le dé un
atrevido deseo de guiar a los perdidos hacia Él, y una pasión incondicional para amarle.

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