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Estudio: Desde la Cueva

Para darle contexto histórico al Salmo, debemos saber primero que fue escrito por David
mientras estaba en la cueva de Adulam. Antes de eso, a David le estaba yendo muy bien, había
matado al gigante Goliat, era famoso y aclamado por el pueblo, se había casado recientemente.
Pero también había sufrido varios atentados contra su vida por parte del rey Saúl, quien se sentía
amenazado por su creciente fama.

El joven David, era un pastorcillo de ovejas, hijo del dueño de las ovejas y todo apuntaba que él
iba a tener futuro en los negocios de su papá. Pero un día llegó Samuel y lo unge como el futuro
rey. Así que poco a poco, su vida comenzó a cambia y él empieza a escalar en su propósito, entra
al palacio, gana batallas y se empieza a acercar a la Palabra cumplida.

Pero un día, de la noche a la mañana tuvo que huir, despedirse de su vida normal y comienza a
vivir como un fugitivo, con un futuro incierto. No había un lugar donde pudiera ir para
protegerse, no podía ir con Jonatán su amigo, no podía volver a la casa de sus padres, no podía
acudir a Samuel el profeta. Entonces es así como llega a la cueva de Adulam. (1 s 22)

El nombre de Adulam significa refugio. Era una cueva grande, oscura. Y seguramente cuando se
paraba en la entrada podía ver el lugar del inicio de su ascenso, porque estaba cerca de las
colinas de Judá, donde había derrotado a Goliat. Así que la herida se hacía más profunda. La
duda comenzaba a rodearlo, la angustia, la tristeza y el luto se empiezan a convertir en los
compañeros de David.

La mayoría de nosotros queremos recibir la Palabra, nos gusta la promesa pero no queremos el
proceso. Podemos leer en la Biblia que en la vida de cada uno de los hombres y mujeres de Dios,
tuvieron que pasar por un proceso antes de recibir la promesa. Porque es necesario morir
primero al YO para poder conquistar lo que Dios tiene para nosotros.

Es así como este salmo describe la angustia, el desánimo, la derrota, la desesperanza de un


hombre que creyó que estaba conquistándolo todo, pero que llega al punto en que pierde todo
lo que había conquistado. Pero su corazón se mantuvo firme a pesar de lo que sentía, jamás se
quejó de Dios sino que se quejo con Dios, jamás le pidió explicaciones a Dios, jamás culpó a Dios.
Sino que en medio de su gran tristeza clamó al único que podía salvarlo.

Cuando vemos que nuestro corazón está abrumado por la angustia y desanimado, cuando el
enemigo nos pone trampas por todas partes, sabemos que el Señor conoce nuestro sendero.
Cuando la duda y el temor nos rodean, es entonces el momento de clamar. Nuestra mirada
siempre debe estar puesta en Dios.

Este salmo tiene por título:

Clamor en medio de la angustia

Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva.

Masquil - Diccionario Bíblico Sencillo

tip, MUSI vet,Término heb. que aparece en los encabezamientos de los siguientes( sal 32:2),(Sal
42:2),(Sal 44:2),(Sal 45:2),(Sal 52:2),(Sal 53;2),( Sal 54:2),(Sal 55:2),(Sal 74:2),(Sal 78:2),(Sal
88:2),(Sal 89:2), y( Sal 142:2).
Es un término que significa «instrucción», y estos salmos dan instrucciones para el remanente
fiel que sí entenderá. La misma palabra, en plural («maschilim») significa «los sabios» o «los
entendidos» (cfr.( Dn 11:33),( Dn 12:3).

Entonces este salmo nos instruye, si bien es cierto fue un clamor de David, la intención del
salmista fue dejarnos también un modelo de oración. Hay momentos muy difíciles, donde nos
vemos rodeados, donde no hay ninguna coincidencia entre la Promesa y las circunstancias que
estamos viviendo. Donde a cada paso que damos parece que nos alejamos más bien de la
promesa, que ya no hay a quién recurrir. Donde el camino se termina. Solo está la cueva.

El salmista dice: v.1-2 Con mi voz clamo al Señor; con mi voz le pido su misericordia. En su
presencia expongo mi queja; en su presencia expreso mi angustia..

Debemos acudir a la máxima autoridad que es Dios. Es Dios quien nos fortalece en la cueva, y
nos prepara para lo que viene. Nos pule. Pebemos tener un corazón correcto.

1. Un corazón humilde: humillarnos delante de Dios, saber que sin Dios no somos nada.
2. Un corazón que ora: presentanto nuestras peticiones delante de Dios.
3. Un corazón realista: hablar con transparencia delante de Dios, dicendo qué es lo que
necesitamos, lo que estamos viviendo.
4. Un corazón que alaba a Dios: dar gracias y honor a aquel que es digno de alabanza.

Cuando nosotros exponemos nuestra angustia delante de Dios no es porque Él no sepa lo que
nos está pasando, sino que más bien es para que en medio de esa angustia nosotros podamos
ver a Dios. Cuando lo vemos entonces hay alivio en nuestro corazón. Y esa angustia, y esa tristeza
comienza a desvanecerse, pierde la fuerza que nos provoca el temor y comenzamos a ver las
cosas de una manera diferente.

v.3 Cuando estoy por rendirme, tú, Señor, sabes por dónde debo ir. En mi camino me han
tendido trampas.

Cuando nosotros estamos en angustia, tomamos decisiones a la ligera, porque nuestro juicio va
como a la deriva, lleno de emociones negativas. Nos perdemos en pensamientos tratando de
resolver y terminamos abrumados, bloqueados. Pero cuando derramamos nuestra angustia
delante de Dios, el camino se aclara. Dios nos da dirección.

v.4 Miro a un lado y me doy cuenta de que a nadie le intereso; refugio no tengo, y a nadie le
importo.

¿Te has sentido así? Debemos clamar para que Dios restaure la visión que Él tiene de nosotros
y quitarnos esa visión negativa que muchas veces tenemos de nosotros mismos. Esa visión
negativa que tenemos de las circunstancias. A veces nos ponemos en una posición de víctimas
y eso no resuelve la situación. Al contrario, la empeora.

v.5 Señor, yo clamo a ti, porque tú eres mi única esperanza;¡eres todo lo que tengo en esta vida!

Aquí vemos como David se sacude inmediatamente de su posición anterior. Inmediatamente


dice eres todo lo que tengo! Y es que si Dios es todo lo que tienes, entonces, tienes todo lo que
necesitas.

v.6 ¡Atiende mi queja, porque estoy desesperado! ¡Líbrame de los que me persiguen, pues en
fuerzas me superan!
Debemos ser sinceros con Dios, honestos. Hablemos abiertamente y con sinceridad delante de
Dios, de cómo nos sentimos. Despojémonos de todo peso. Derramando nuestros pensamientos,
nuestra aflicción. La cueva es un lugar de aislamiento, pero también un lugar de refugio.

v.7 ¡Líbrame de la angustia que me oprime, y así podré alabar tu nombre! Así me rodearán los
hombres honrados al ver que me has tratado con bondad.

Todos sabemos ahora que Dios libró a David de todos los que lo perseguían, ahora sabemos cual
fue el final de rey Saúl. Dios trató con generosidad a David. Él hace un compromiso con Dios y
Dios cumplió su parte. Muchos reciben las bendiciones de Dios, Dios los libra de sus angustias y
luego se olvidan de las promesas.

Pero David no se olvidó. David llegó angustiado a la cueva, clamó a Dios e hizo un compromiso
con Él. De repente cuatrocientos hombres se congregaron alrededor de él, formaron juntos un
gran ejército. Esos hombres se convirtieron en los valientes de David.

Cuando buscamos a Dios con todo nuestro corazón, Él se va a encargar de atraer a la gente
correcta a nuestro lado para que cumplamos la asignación que nos fue encomendada. Dios
pondrá gente alrededor de nosotros para fortalecer nuestra fe y servicio porque la promesa de
Dios es fiel.

Cuando buscamos a Dios en las horas más oscuras, Él se encargará de nosotros, nos sacará
adelante, pondrá gente que nos va a ayudar, abrirá puertas. La cueva es un proceso para
llevarnos a nuestro destino.

Cierre sus ojos, deje todo lo que esté haciendo, ore conmigo este salmo:

Con mi voz clamo a ti Señor; tu sabes Padre lo que estoy pasando, [háblele al Señor, dígale lo
que está viviendo.]con mi voz te pido Señor tu misericordia.

En tu presencia Señor expongo mi queja;[Abra su corazón delante de la presencia de Dios] en tu


presencia expreso mi angustia.

Cuando estoy por rendirme,tú, Señor, sabes por dónde debo ir. Muéstrame Señor el camino.
Dame estrategias. Derrama de tu creatividad sobre mi vida.

En mi camino me han tendido trampas. Miro a un lado y me doy cuenta de que a nadie le
intereso; refugio no tengo, y a nadie le importo.

Señor, yo clamo a ti,porque tú eres mi única esperanza;¡eres todo lo que tengo en esta vida!
¡Atiende mi queja, porque estoy desesperado!

¡Líbrame de los que me persiguen,[cuéntale al Señor qué te persigue, las deudas, los
acreedores? Dile a Dios qué te está sucediendo], pues en fuerzas me superan!

¡Líbrame de la angustia que me oprime,y así podré alabar tu nombre! Así me rodearán los
hombres honrados al ver que me has tratado con bondad.

Padre Celestial, te damos gracias, Señor, con todo nuestro corazón. Te agradecemos por tu amor
y tu verdad, pues has puesto tu nombre y tu palabra por encima de todas las cosa. Cuando te
llamamos, respondes y aumentas nuestras fuerzas. (Sal 138:1-2)

Yo declaro que Tú Señor, llevarás a feliz término tu acción en mi favor. Tu amor es eterno, no
dejes incompleto lo que has emprendido.Gracias Señor, amén y amén.

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