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Pepito era un lindo niño juguetón y risueño, a quien siempre le gustaba jugar y
divertirse sin tener alguna responsabilidad, aunque muy buen niño olvidaba
muchas cosas que debía hacer. Un día mientras imaginaba tantas cosas en su
habitación, jugaba con todos sus muñecos y perdía la noción del tiempo, su madre
lo llamo
Su madre era una señora muy dedicada a las cosas de su hogar, limpiaba siempre
limpiaba y mantenía su casa bastante bonita, a Pepito le gustaba que así se
mantuviese, pero no se percataba de cuanto esfuerzo requería. Con cara de
fastidio, Pepito contesto y rápidamente llego a la sala:
Pepito sale de su cuarto para hablar con su mamá que se encontraba con una
escoba y ropa para lavar
- Ven Pepito, ten este pañito para que limpies y cuando termines puedes jugar.
Después de un descanso merecido por haber jugado tanto, estuvo listo para
hacer más de las suyas y sintió que todos ya habría descanso también y comenzó
a llamarlos y gritarles:
- Que niño tan molesta, ¿No te das cuenta que estamos durmiendo?
- Si, aquí solo dormimos, por eso este mundo es el del sueño.
Pepito estaba muy aburrida de dormir y comenzó a darle hambre; así que de
nuevo sacó su alfombra y dijo:
- Alfombra, alfombrita es hora de comer y dejar de estar aburrido
Llego entonces al mundo del trabajo y vio a muchas personas trabajando, observo
a una secretaria, a un señor sembrando, a un hombre construyendo una casita, y
quiso ayudar para poder decirle a su mama que ella ya había trabajado.
Tomo herramientas del agricultor y le ayudo, pero se cansó rápido porque el sol le
molestaba, y las palas eran muy pesadas.
Entonces quiso ayudarla, se sentó con ella, pero se cansó pues era muy aburrido
estar ahí todo el día. Se fue a ver otros trabajos y observo a una mujer ya mayor
limpiando unas ventanas con cara triste y recordó que su mama le había pedido
que por favor limpiara las ventanas.
Pepito se sintió triste pues no había ha ayudado a su mama y seguro estaría en
casa haciendo todos los deberes sola, y tendría la misma cara que todos allí.
Pepita se sentó en su alfombra, cerró sus ojos y deseó con todas sus fuerzas
regresar a su casa:
Pepito estaba muy ansioso por ver de nuevo a su mamá porque la extrañaba
mucho. Cuando llegó le dio un fuerte abrazo y le dijo
- ¡Mamá te extrañé tanto, me hiciste mucha falta! Viajé a muchos lugares, pero
nada es mejor que estar en mi hogar con mi familia
Y así fue como Pepito muy alegre comenzó a ayudar a su mamá. Y colorín
colorado, este cuento ha terminado…