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Sintiendo su olor...

Conxita Larrull
Ilustraciones : Paloma Marchesi
Estos días han pasado muchas cosas.
Ahora estamos en el cementerio. Es
un sitio muy raro, nunca había
estado aquí.
Papá no quería que viniéramos, pero
la tata, que tiene dieciséis años, ha
dicho que sí, que quería venir, que
cuando murió la yaya no le dijeron
nada del entierro y todavía le parece
que no se despidió de ella.
Si ella iba, nosotras también. La
peque, que sólo tiene tres años,
siempre quiere hacer lo que hago yo.
Hemos ido a una misa. Había mucha
gente y nosotras nos hemos sentado
en la primera fila.
No he entendido mucho lo que decía
aquel señor. La tata lloraba y papá
también. La peque se ha quedado
fuera con mi tía y mi primo. Yo,
después de un rato, he preguntado si
podía salir y he ido fuera con ellos.
Papá está con mucha gente que le
dice cosas, le abrazan y le dan
golpecitos en la espalda.
Todo empezó hace dos días, por la
noche.
Habíamos cenado y la peque ya
dormía. Mientras la tata y yo
hacíamos los deberes papá dijo:
"Caramba, cómo tarda hoy mamá".
Yo tenía ganas de que llegase para
contarle que en el cole hemos hablado
de las colonias y que teníamos que
preparar la mochila para el lunes.
Cuando nos poníamos el pijama
llamaron por teléfono. Papá nos dijo
que nos acostáramos, que tenía que
salir y que ya vendría con mamá.
Estaba un poco nervioso y se fue muy
deprisa.
Todas las mañanas mamá nos
despierta, desayunamos las cuatro
juntas, le ponemos la comida a
Linus, que no para de maullar,
preparamos las cosas y nos
acompaña al cole, pero ayer no
estaba. Mi tía estaba en casa, que no
está nunca a esa hora, y dijo que
mamá tenía mucho trabajo y se
había ido temprano, que
desayunaríamos todos juntos y nos
acompañaría a la escuela.
La tata después de desayunar fue a
coger el autobús.
Por la tarde papá nos vino a buscar.
La tata también venía con él. Los
dos tenían muy mala cara y
lloraban. Dijeron que nos tenían
que decir una cosa muy triste.
Nos fuimos a sentar a los bancos de
al lado de la escuela. Yo pregunté
qué pasaba, y papá nos explicó que
ayer, cuando mamá venía en coche
a casa, tuvo un accidente. Chocó
con otro coche y la llevaron al
hospital. Pero no la pudieron curar
porque se había hecho mucho daño
y por eso se ha muerto.
¡No puede ser! ¡Se habrán
equivocado! Si ha muerto no la
veré nunca más. No quiero
llorar, no quiero que esto sea
verdad. Suerte que vino mi tía
con mi primo y nos fuimos a
jugar.
Papá nos abrazó muy fuerte y
después se fue; nosotros nos
quedamos un rato más en los
columpios.
Cuando mi tía dijo que nos
íbamos, le dije que quería
dormir en su casa. Tenía miedo
de ir a casa y que mamá no
estuviera.
Al final dormimos las tres en
casa de la tía.
Ha sido esta mañana cuando han
hablado del cementerio y el entierro.
La peque todo el rato quería a mamá y
cada vez que venía alguien, que ha
venido mucha gente, preguntaba: "¿Es
mamá?".
Papá me ha llevado al sofá y me ha
explicado que el cementerio es el lugar
donde llevan a la gente que ha muerto
y que es donde va todo el mundo a
despedirse, porque cuando alguien
muere no le vuelves a ver, que da
mucha pena y hace llorar.
Quería que pensase si quería ir. ¡Claro
que sí!
No sabíamos si llevar a la peque al
cole, pero como todo el rato quería
estar en brazos y lloraba, hemos
decidido que vendría con nosotros.
Y aquí estamos todos juntos. Han
traído una caja y la tata me ha dicho
que mamá está dentro. En el suelo
hay muchas flores. El cura ha
hablado de mamá y mucha gente nos
ha dado besos y abrazos y nos
decían cosas llorando. Después se
han ido todos.
Ahora ya estamos en casa. Papá se ha
quedado dormido en la cama de la
peque, que, como no quería cenar, le ha
dado una pataleta y después no se podía
dormir. Llamaba a mamá.
Yo tenía ganas de hablar con la tata.
Estoy un poco enfadada con mamá
porque se ha muerto. ¿Quién me
ayudará a preparar la mochila para ir de
colonias?
De todos modos ya no sé si tengo ganas
de ir, ni de ver a las amigas del cole, ni
de que me pregunten cosas de mamá. Se
lo he explicado a la tata y me ha dicho
que mañana papá y ella me ayudarán a
hacer la mochila. Me ha abrazado muy
fuerte y ha llorado.
Este fin de semana nos quedamos en
casa. La peque se hizo pipí en la cama y
tuvimos que cambiar las sábanas y sacar
el colchón al sol.
Mi tía y mi primo nos vinieron a buscar
para dar un paseo y, como la tata estaba
escuchando música y escribiendo en su
libreta y papá buscando papeles, fuimos
la peque y yo, y comimos con ellos.
Luego en casa preparamos la mochila,
Linus no paraba de jugar con el saco y
las cuerdas. Ya es seguro que mañana
voy de colonias, pero no sé si tengo
muchas ganas.
Ya hace unos días que he vuelto de
colonias. Me lo pasé muy bien. Era una
casa muy grande, con animales. Cuando
estábamos en la cama y todos los niños se
iban durmiendo me puse a llorar. Vino la
seño, me puso la chaqueta y nos fuimos a
la sala de juegos. No había nadie. Allí yo
no podía parar de llorar.
Me daba mucha rabia que esto me hubiese
pasado a mí. Tenía miedo de haber hecho
algo mal y que pasase por mi culpa.
La seño me dijo que todos nos morimos y
que de esto nadie tiene la culpa, y que
llorase todo lo que quisiera, que iba bien.
En las colonias la seño siempre nos
cuenta un cuento antes de ir a dormir.
Aquella noche nos contó una historia
de lo que pasa cuando la gente se
muere.
Nos habló de los gusanos de seda que
teníamos en clase el curso pasado y nos
recordó que cuando muere la oruga
nace una mariposa. Que todos
formamos parte del universo y que nos
podemos convertir en una estrella.
Que cuando alguien a quien quieres
muere, siempre lo llevamos dentro,
siempre nos acompaña aunque no le
veamos. Y que podemos cerrar los ojos
y sentir cómo nos abraza y nos dice
cosas bonitas.
Tenía ganas de volver de las colonias y
ver a toda la familia. Me estaban
esperando. Nos abrazamos, estábamos
muy contentos de estar juntos.
Ya en casa les conté el cuento y lo que
me había dicho la seño. Sé que mamá
está con nosotros, de una manera
diferente, pero está.
Después de cenar, pusimos los
rotuladores y los colores, los de mamá
también, encima de la mesa, y las tres,
con papá, nos pusimos a pintar
mariposas, estrellas, hadas, angelitos...
Han quedado unos dibujos muy bonitos
y los hemos colgado con chinchetas en
el corcho de la cocina, y en la nevera
con imanes. Era como si mamá también
estuviera con nosotros, seguro que le
gustaría lo que hemos hecho.
También hemos buscado fotos donde
sale ella y las hemos puesto en el
corcho. Yo he puesto en mi mesilla una
en que está muy guapa, con el marco
que he hecho en las colonias.
Mi tía viene cada mañana con mi primo
para ayudarnos a vestir y preparar el
desayuno, y nos lleva a todos a la
escuela.
He puesto un jarrón con florecitas al
lado de la foto de mamá y todas las
mañanas le doy un beso antes de salir de
casa.
Sé que nada volverá a ser igual si no está
mamá. Y sé que nunca más la volveré a
ver. Eso me hace estar triste y llorar
muchas veces. A papá y a la tata también
les pasa.
La peque sigue haciéndose pis en la
cama, pero nos han explicado que es
normal, que ya se le pasará. Y la tata se
queda en la habitación a escuchar música
más veces que cuando estaba mamá. Me
parece que no quiere que la veamos llorar
y prefiere estar sola.
El otro día me dijo que muchas veces
siente que mamá está con ella,
acompañándola, unos pasos por detrás,
que va sintiendo su olor...
Si a ti también se te ha muerto alguien a quien quieres mucho, ya sabes de
qué hablo. A mí hay cosas que me han ayudado. Te haré una lista por si te
pueden ir bien:
- Hacer dibujos o pintar mandalas con colores, acuarelas, rotuladores...,
con lo que quieras, y colgarlos.
- Poner sus fotos por la casa, en los corchos, en las puertas..., y hacer
marcos para que queden muy bonitas.
- Ir de paseo a buscar flores o piedrecitas para ponerlas al lado de las
fotos y hablarle de nuestras cosas o decirle que le queremos.
- Hacer un libro que explique los ratos divertidos que hemos pasado
juntos y no queremos olvidar. Puede ser con escritos o dibujos. Lo podemos
hacer entre toda la familia.
- También podemos hacer un libro con las recetas de comida que le
salían más buenas o nos gustaban más.
- El sábado o el domingo podemos encender unas velas al lado de su foto
y cogernos de las manos formando un círculo y guardar unos minutos de
silencio.

- Le podemos escribir mensajes y después quemarlos para que el humo


suba las palabras hacia el cielo.

- Sabemos que es normal tener ganas de llorar, pero también tenemos que
estar con los amigos y jugar y reír, seguro que si podemos volver a
sonreír y estar contentos todo irá mejor.

Estoy segura de que tú también encontrarás alguna manera de sentir


cerca a quien quieres y no puedes tener al lado. Y recuerda que nadie
muere del todo mientras siga vivo dentro de ti.
Orientaciones para familia y educadores

Si tenéis cerca un niño/a que esté viviendo un proceso de duelo, le podréis ayudar si tenéis
en cuenta que durante este período se viven un cúmulo de emociones, sensaciones físicas y
conductas que dependen de la edad y el desarrollo del niño o de la niña.
En cualquier caso, si le animamos a formular preguntas, pedirá solo la información que
pueda entender. Nuestra respuesta ha de ser directa, con palabras que se entiendan y
dejando un interrogante abierto, sin ansiedad, delante de lo que se desconoce. Al hablar de
este tema estará bien que adoptemos la máxima proximidad física y emocional posible.
El duelo en los niños y niñas es un proceso intermitente. Como que no pueden soportar un
dolor intenso durante mucho tiempo, pueden pasar fácilmente de s del llanto a jugar i reír.
Este es un comportamiento de autoprotección.
Conviene:

- Dejar que participe en los actos que desee, explicarle antes en que
consistirán. Le haremos saber que tanto si hace una cosa como otra le
seguiremos queriendo, que estará bien hecho.
- Hacerle saber que es muy posible que nos vea llorando, ya que nosotros
también sufrimos y estamos tristes.
- Ayudarle a entender que no ha sido por su culpa.
- Hablar de las personas que han muerto. El hecho de poder hablar le
puede ayudar a aceptar la muerte y a percibir que una persona no muere
cuando muere el cuerpo, que todos somos energía y que esta solo se
transforma.
- Ayudar a convertir el “¿por que?” en “¿que haré a partir de ahora?”, y
introducir cambios agradables en su vida.
- Favorecer la expresión de las emociones mediante el juego, el dibujo, etc.
Breve bibliografia para a niños y niñas:
-Brami, E. y Schamp, T. Como todo lo que nace
-Capdevila, R. L’enterrament
-De Paola, L’avia de dalt i l’avia de baix
-De Saint Mars, D., S’ha mort l’avi
-Kübler Ross, E., Recuerda el secreto
-Labbé, B., La vida i la mort
-Ramón, E. y Osuna, R., No és fàcil, petit esquirol
-Rugg, S., Los recuerdos viven eternamente
-Somers, P., El nen dels estels
-Wilhelm, H., Jo sempre t’estimaré

Breve bibliografia para educadores:


-De la Herrán, A. y otros, ¿Todos los caracoles se mueren siempre? Cómo tratar la muerte en Educación Infantil/ La
muerte y su didáctica
-Furth, Gregg M., El secreto mundo de los dibujos
-Kübler-Ross, E., Los niños y la muerte
-Poch, C. y Herrero, O., La muerte y el duelo en el contexto educativo

Breve bibliografia para jovenes y adultos:


-Carmelo, A., Déjame llorar
-Dalai Lama, A propòsit de la mort
-Huisman-Perrin, E., La mort explicada a la meva filla
-James, Russell, Landon, Cuando los niños sufren
-Kroen, W., Cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido
-Kübler Ross, E., La muerte, un amanecer
-Lukas, E., En la tristeza pervive el amor
-Mèlich, J. C., Filosofia de la finitud
-Neimeyer, R. A., Aprender de la pérdida
-Pangrazzi, A., La pérdida de un ser querido
-Parareda, A., Aprendre a morir, aprendre a viure
-Poch, C., De la vida i de la mort
-William Worden, J., El tratamiento del duelo

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