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Problemas de investigación

A la hora de elaborar una investigación, tanto en las ciencias exactas como en las
humanidades o las ciencias sociales, el primer paso radica en la definición del
problema a abordar, esto es, hallar la pregunta a la que se buscarán respuestas (esto
es, soluciones). Sólo eligiendo bien el problema (aunque esto pueda sonar extraño)
puede luego escogerse el camino que conduzca a las soluciones deseadas.

En lenguaje metodológico, a esta etapa se le llama “planteamiento del problema”, y


suele asociarse con la pregunta ¿qué cosa? o ¿cuál asunto?, en el sentido de que los
investigadores deben ser capaces de explicar en qué están interesados, y ser capaces
de delimitar el tema. En otros términos: se debe elegir a qué pregunta tratar de hallar
la solución.

Los problemas de investigación pueden ser tan diversos como los intereses de los
investigadores. Cada investigación los abordará y abarcará en el marco de los
parámetros que ellos mismos establezcan: ¿hasta dónde se estudiará tal o cual
fenómeno? ¿Bajo qué condiciones específicas? ¿A qué tipo de soluciones apuntará la
investigación?
Problemas convergentes. También llamados lógicos o estructurados, son
problemas que poseen una única solución definida y concreta, a pesar de que se la
pueda obtener a través de procedimientos muy diferentes entre sí. Su nombre se debe
a que dichos procedimientos, al final, convergen en una misma respuesta, que sería la
solución ideal o idónea. Este tipo de problemas son típicos de las ciencias exactas, la
matemática, el ajedrez, la astronomía, etc.
Problemas divergentes. Si en el caso anterior todos los métodos convergían hacia
una misma solución, en este caso ocurre todo lo contrario: los métodos divergen y
arrojan soluciones diferentes, a menudo contradictorias entre sí, ya que en estos casos
la lógica lineal no funciona. Generalmente, se trata de problemas cuya solución
requiere de un elemento externo, de algo que en un principio no se contempla y que
puede ser de muy distinta naturaleza, o sea, de soluciones más o menos creativas.
Problemas deductivos. Cuando se derivan lógicamente de un conjunto de
premisas previas. Es decir, cuando tienen un origen claro y lógico deducible.

Problemas inductivos. Cuando la lógica que los origina tiende más bien a lo
probabilístico, a lo incierto, sin poseer una causa única o lógica reconocible

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