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“EDUQUEMOS A LAS MUJERES E INSTRUYÁMOSLAS SI QUEDA TIEMPO”,

REPRESENTACIÓN SOBRE LA MUJER EN EL DISCURSO INSTRUCCIONISTA


EN COLOMBIA DURANTE EL PERIODO FEDERAL

TATIANA PAOLA PEREZ GIRALDO

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

PROGRAMA DE HISTORIA

UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO

BARRANQUILLA – COLOMBIA 2019

1
“Eduquemos a las mujeres e instruyámoslas si queda tiempo” representación sobre la
mujer en el discurso instruccionista en Colombia durante el periodo federal 1”.

Tatiana Paola Pérez Giraldo2.

Resumen

Durante el período de los Estados Unidos de Colombia, se les encomendó a las escuelas la
responsabilidad de formar ciudadanos modernos, que actuaron dentro del ideal Liberal,
surgiendo la mujer como una protagonista oculta a la cual, se le encomendaron uno de los
mayores compromisos en la construcción del proyecto federal. En este articulo analizaremos
la representación de la mujer en el Olimpo Radical, a partir de los manuales escolares y los
informes de instrucción pública, para abordar la problemática de la formación del “bello
sexo”, y comprender cual fue la responsabilidad asignada dentro del desarrollo social del
país, asimismo, entender la diferencia entre educar e instruir en el modelo educativo y la
manera como se aplicó en las mujeres durante su etapa escolar a mediados del siglo XIX.

Palabras claves: mujer, niña, educación, instrucción, manuales, federalismo.

Abstract

During the federal government of the United States of Colombia, schools were responsible
for educating modern citizens, according to the liberal ideals. In this new conception, women
would play a main role but as a hidden character. This article aims to analyze the
representation of women from some school manuals that were published during the federal
period in Colombia as well as official reports of public Education. In addition to the
foregoing, the discussion around the double role of women in the nineteenth century will be
set out: on one hand, describing them as a relevant figure of a family, and on the other hand,
turning them into an invisible member at the social, political and economic levels. Therefore

1
Trabajo presentado para optar el titulo de Historiador.
2
Estudiante del programa de Historia, perteneciente a la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del
Atlántico, Puerto Colombia, Colombia.

2
it is important to understand how they were educated and which role they had to fulfill in
their society. Here we highlight a significant difference at the project of educating and
teaching women in the ninetenth century.

Keywords: woman, girl, education, instruction, school manuals, federalism.

Introducción.

El proyecto educativo que se llevó a cabo a mediados de siglo XIX, permite aproximarse el
ideal de Nación y ciudadano Moderno que se quería implementar durante el gobierno federal.
Dentro de este contexto la mujer surgió como una protagonista a la cual, se le delegó los
principios básicos de instrucción, pero, sobre todo, se le asignó la responsabilidad moral
“para la formación de los ciudadanos de bien”3.

En este sentido, a finales de siglo XX en Colombia, varios historiadores comenzaron a


reconocer el leve protagonismo que, hasta entonces, la historiografía le había dado a la mujer
en los procesos históricos del país4. Por medio de los estudios de la Historia de la educación
y de Género se ha otorgado reconocimiento al papel que la figura femenina tuvo en el
desarrollo social. Permitiendo comprender la educación desde el contexto histórico y la
dimensión política que influyó en su desarrollo. En este caso, durante el Olimpo radical,
sirvió como legitimadora de diferencias que debía formar de acuerdo con las exigencias de
una sociedad con una marcada división del trabajo y de participación.

La discusión en torno a la participación de la mujer en el proyecto nacional se manifiesta por


el permanente conflicto ideológico que caracterizó al siglo XIX, en donde se le fueron
proporcionando a la mujer espacios de acción no previstos evidenciados en las reformas

3
Dentro de lo político el ciudadano constituye una parte fundamental de la nación, el concepto ciudadano de
bien, debe reflejar los valores propios de un país, así, como haber pasado por un proceso “civilizatorio” de
instrucción formal, educación moral y deber constitucional, propios de una sociedad moderna. “en Colombia
durante el régimen federal se pone en evidencia como la ciudadanía era un concepto y una práctica de carácter
social y cultural en constante proceso de construcción Histórica, especialmente desde el ámbito educativo”
véase, Alarcón Luis, Educación, Nación y Ciudadanía en el caribe colombiano 1857- 1886, Madrid 2011. Pag
123
4
Magdala Vásquez Toro, Las mujeres en la Historia de Colombia, Tomo II, “mujeres y sociedad “editorial
Norma. 1995. Pag 10.

3
liberales, que les dieron trascendencia a los oficios del bello sexo5, es decir, maestras,
costureras, voluntarias. Además, se delegaron funciones en el escenario público, definiendo
un nuevo discurso femenino, como es el caso de la escritora Soledad Acosta de Samper6 en
Colombia, u otras figuras femeninas latinoamericanas como Juana Manuela Gorriti en
Argentina, Gertrudis Gómez de Avellaneda en Cuba y España y, Clorinda Matto de Turner
en Perú. Del mismo modo, la educación femenina sirvió como instrumento para abogar por
la inclusión de la mujer en la esfera de lo público, y convertirla en un elemento vital y visible
de la nación7 a diferencia de lo enunciado en la constitución de 1821 en donde, la
participación femenina en asuntos públicos estaba virtualmente negada8. No obstante, cabe
aclarar que los cambios fueron ambivalentes, puesto que la educación estaba dirigida
principalmente para que se actuaran desde lo privado y no desde lo público9.

Dado lo anterior, el interés de esta investigación está orientada analizar cómo era
representada la mujer en el discurso instruccionista en Colombia durante el periodo federal
Con ello, se plantean los siguientes objetivos tales como, describir la manera en que se
percibía la mujer en los manuales e identificar la importancia que desempeñaba dentro de la
sociedad.

El presente escrito se sustenta en las categorías de educación, mujer, niña e instrucción.


También es apoyado con la prensa, archivos de instrucción pública de la época, y los
manuales educativos que circulaban para el ciudadano común. además, de artículos
académicos que brindan una aproximación descriptiva a la dinámica y el contexto a estudiar.

5
El bello Sexo hace parte de la retórica usada para romantizar e idealizar la imagen de la mujer concibiendo a
esta con una naturaleza pura y una hermosura espiritualidad.
6
Soledad Acosta fue una escritora bogotana que se dedicó a contribuir en la literatura nacional, haciendo
significativas aportaciones a la prensa femenina. Creo Biblioteca para Señoritas en 1878, entre otras revistas
quinquenales. Estuvo casada con el Periodista y político José María Samper.
7
Mariselle Meléndez, obreras del pensamiento y educadoras de la nación: el sujeto femenino en la ensayística
femenina decimonónica de transición. Revista Iberoamericana. Vol. 64, N° 184. 1998. Pág. 575.
8
Aida Martínez Carreño, Mujeres y familias en el siglo XIX 1819-1899. Mujeres en la Historia de Colombia.
Tomo II. Mujeres y sociedad. (Bogotá. Editorial norma, 1995). Pag 292.
9
Nancy Fraser, define esta relación de publico y privado como etiquetas retóricamente constituidas, “público y
privado son el resultado de ciertos usos del lenguaje que, por una parte, buscan definir y nombrar ámbitos de la
vida social de acuerdo con los modos de habitar, ver, decir y actuar de los individuos y las comunidades y, por
otra, cuando se trata de adecuar terminológicamente y conceptualmente la experiencia de la vida social que
deviene exclusión, segregación y encubrimiento de conflictos relacionados con la vida íntima, la privacidad y
la desinformación” véase, Iustita Incorrupta. Reflexiones críticas desde la posición “postsocialista”, Siglo del
Hombre, Revista de Estudios Sociales N°2 Bogotá. 1998

4
1. Contexto.

La educación se ha considerado como la herramienta que permite formar al ciudadano ideal,


pero como proyecto institucional en Colombia, paso por matices que hicieron mínima su
evolución con relación a lo esperado, partiendo de factores estructurales que determinaron el
fracaso educativo en el siglo XIX, Sin embargo, durante el periodo federal se dieron una serie
de cambios para dar solución a la crisis del sistema escolar, el cual, no solo se encontraba
rezagado en comparación a los patrones internacionales10, sino que también, presentó una
expansión lenta durante el siglo. De hecho, la relación entre los niños matriculados en
educación primaria y el total de la población pasó de 1,5% en 1837 a escasamente 2,6% en
1898, lo que indica que los logros en materia educativa fueron muy pobres en ese período”.11
A pesar de ello, se puede apreciar que entre 1850 y 1874, durante el periodo federal, el
número de alumnos se triplico al pasar de 28,000 en 1851 a cerca de 85,000 en 187412. Lo
que sugiere que pese a los problemas con la iglesia y con el partido conservador, se
obtuvieron moderados resultados en algunas regiones del país.

Teniendo en cuenta los resultados expuestos, el propósito de los liberales, era incrementar la
asistencia a la escuela de un gran porcentaje de la población colombiana ya fuera en el área
urbana o rural, con el objetivo de formar un tipo de ciudadano que ayudaría a la
modernización del país, al desarrollo de la industria y la academia. Este ciudadano liberal,
debía cumplir unas características de hombre civilizado, moderno, patriota, por lo que se
trataba de fomentar una enseñanza de carácter cívico y moral, valiéndose del discurso
patriótico para motivar en beneficio del Estado-Nación un sentido de lealtad y compromiso
ciudadano13. Bajo este propósito era fundamental que todos, incluyendo a las mujeres pasaran
por el proceso de instrucción, basándose, en que la mayor influencia sobre los hombres la

10
Colombia fue uno de los países más atrasados en educación durante el siglo XIX, las cifras sugieren “a
mediados de ese siglo, el número de alumnos en educación primaria era cercano al 20% de la población en los
Estados Unidos, mas 10% de la población en Holanda y Reino Unido, cercano al 10% en Francia y superior al
5% en España, Colombia en menos del 2%” véase, María Ramírez, Irene Salazar, 2007. Pág. 3
11
María Ramírez, Irene Salazar. Surgimiento de la educación en la República de Colombia ¿en qué fallamos?
Borradores de economía N° 454. (BOGOTA. 2007). Pág.7
12
María Ramírez, Irene Salazar, 2007. Pág. 20
13
Luis Alarcón, 2011. Pag 496

5
tiene la mujer, […] el poder que ejerce la mujer es muy grande en la marcha de la
humanidad14 por tanto, si se pretende alejar de la barbarie todos deben incluirse en el
proyecto de modernización15.

Para lograrlo, durante gobernabilidad federal se plantearon unas políticas educativas que se
pueden resumir en los siguientes ejes, el primero la obligatoriedad escolar, el segundo la
laicidad académica, el tercero la fomentación de escuelas normales y, por último, la
constitución de más colegios formales en el país. En este orden de ideas, la participación de
la mujer en cada uno de los ejes mencionados, marca la pauta para comprender la
representación del “bello sexo”, en un proceso que contribuiría a la formación de la identidad
social y específicamente al rol de género16 en el escenario nacional dentro del ideal radical17.

A partir de esto, se plasmó como los liberales integraron a las mujeres en la instrucción y los
alcances que se obtuvieron de ese objetivo. Para empezar, el Decreto Orgánico de Instrucción
Pública (DOIP) de 1871 tuvo como fin que la educación básica primaria fuese obligatoria,
estableciendo en el art 87, la asistencia de los niños y niñas en las escuelas:

“Los padres, guardadores, i en jeneral todos los que tienen niños a su


cargo, o los emplean o reciben en aprendizaje, están obligados a enviarlos a
una de las escuelas públicas del Distrito, o ser que de otra manera se les dé
suficiente instrucción. Esta obligación se extiende a todos los niños desde la
edad de siete hasta la de quince años cumplidos”18.

Sin embargo, para resolver la problemática del ausentismo no se tuvo en cuenta que un gran
porcentaje de padres de familia se negaban a enviar a sus hijos o hijas a las escuelas por

14
“Discurso”. El institutor. Santa Marta, 1° de septiembre de 1881. N°37. Pag 162
15
El proyecto modernizador buscó educar al estilo europeo, […] alcanzar la modernidad y la civilización
suponía llegar a controlar individualmente y colectivamente las acciones y los pensamientos, siempre
desordenados de las sociedades no letradas […], María Isabel afanador y juan Fernando Báez, 2015. Pág. 62
16
Mario castillo Sánchez y Ronny gamboa Araya. La vinculación de la educación y género. (Revista
actualidades investigativas pedagógicas, universidad de Costa Rica). Vol. 13. 2013. Pag 2.
17
En el ideal radical, “instruir a la mujer, es ilustrar al hombre, elevar, su carácter, es elevar el vuestro;
acrecentar su esfera mental es extender y afirmar el poder de la sociedad”. Véase, El institutor. 1881.
18
Decreto orgánico de instrucción pública 1870.

6
verlas inútiles. En el caso femenino bastaba que estuvieran bien formadas en las labores del
hogar y preparadas lo antes posible a la unión matrimonial, por lo que no era necesario que
asistieran a la escuela, además, tampoco era obligatorio su permanencia en ella, ya que los
padres no podrían ser compelidos con apremios al no mandar a sus hijas a los colegios, ni
obligados a consentir que permanezcan hasta los últimos grados, dando libre criterio de
decidir.

Para el segundo caso, la reforma tenía por objetivo laicidad en la educación, los radicales
consideraron que la separación Estado-Iglesia debía dar espacio a la libertad de conciencia,
con la intencionalidad de acoger en las escuelas a todos los ciudadanos independientemente
de sus dogmas. Esto se establece en el decreto orgánico de 1870, el cual expresa; “El
gobierno no interviene en la instrucción relijiosa; pero las horas de la escuela se distribuirán
para que les quede tiempo de instruirse con los párrocos o ministros”, aclarando con ello
que se limitaba la enseñanza religiosa. Sin embargo, no se desligarán los fundamentos
cristianos en las instituciones, la escuela no pertenecía exclusivamente a ninguna religión,
mas no se podía deducir que se negara a Dios en los recintos educativos. Además, el
catolicismo seguía guardando estrecha relación con la educación ya que, la formación de las
escuelas femeninas primaba los valores cristianos, estipulando que “las virtudes de la mujer
comienzan desde la enseñanza de la Fe en Cristo” 19y se verán reflejadas en el buen trato a
su esposo y la armonía de su hogar.

Otro de los ejes fundamentales del proyecto educativo se basó en la fomentación de escuelas
Normales, las cuales, contribuirían significativamente al desarrollo de enseñanza en todo el
territorio nacional. Los Liberales, convencidos de que la educación debía jugar un importante
papel en la formación ciudadana y en el proceso de modernización, les fue necesario nuevos
instructores que abanderaran el proyecto desde la educación en los infantes. El propósito era
integrar socialmente a la mayoría de la población a las nuevas dinámicas del mercado
capitalista20”. Ante lo cual, uno de los rasgos más importantes de la creación de las escuelas
normalistas fue la participación de la mujer en ellas, puesto que, la mujer comienza a ocupar

19
Carta de mariano Ospina a su hija Josefa Ospina en vísperas de su matrimonio. Véase, Javier Fernando
torres preciado. La mujer en la segunda mitad del siglo XIX. Pág. 59
20
Luis Alarcón. Educación, nación y ciudadanía en el caribe colombiano durante el periodo federal 1857-
1886. Pág.3

7
mínimamente el espacio público en el rol de maestras. En 1872, entra en función la Normal
para mujeres en Cundinamarca, en 1874 se concretó en el estado de Santander con la
inauguración de la escuela normal para mujeres, en el caribe un poco tardío se abre en 1876
en el Estado del Magdalena y en 1878 en Bolívar21. Aquello con el objetivo de formar
maestras competentes para regentar las escuelas primarias de niñas22 discurso sustentado en
el ideal que las mujeres eran las más competentes para educar a las infantas y a su vez, como
maestras se convertirían en el modelo a seguir de las niñas, afirmando que las “maestras son
una segunda madre”23

En los periodos político anteriores, la mujer recibía una educación muy pobre, casi nula, se
expresaba que “el ángel del hogar, en vez de ser como ángel de la luz, era casi siempre ángel
de la ignorancia, que pedía consuelo a la frivolidad en lugar de pedirlo a la san ocupación
de educar a sus hijos si hubiera tenido ciencia”24 de esta manera, los liberales entendían que
el primer contacto con la instrucción se debía dar en las primeras etapas de la infancia y
seguir en la fortalecer en la adolescencia, para mermar la ignorancia en los hogares. un
motivo de eso, es la creación de una escuela femenina por lo menos en la capital de cada
provincia, tanto que, en el decreto número 33 de 1886 establece; Todo distrito tiene
obligación de sostener una escuela de niñas, y si el producido de sus rentas especiales de
Instrucción pública Insuficiente para ello, deberá destinar de sus fondos comunes la
cantidad necesaria para atender a dicha obligación.25 Es decir, que si hubo un interés para
la educación, no solo para la de los varones, sino también para la de las mujeres, por ejemplo:

“El de la merced de Bogotá hace notables adelantamientos: en el adquieren las niñas


conocimientos propios de su sexo sin permitirse, los que adornan su instrucción, y
no hay motivo alguno de temer que venga a menos. en vista de la aplicación y esmero
de sus empleados. Marcha con las mismas esperanzas, el de Cartagena, debido al

21
Myriam Báez Osorio, Las escuelas normales colombianas y la formación de maestros en el siglo XIX,
revista Eccos, Vol. 7, N°2. (Brasil: universidade nove de Julho) 2005. 442
22
Myriam Báez Osorio. Pág. 441.
23
Pilar Pascual de Sn juan. Guía de la mujer y lecciones para la economía domestica para las madres de
familia. 3 edición, Barcelona, 1873. Pag 8.
24
El Institutor, 1881. Pág. 163
25
Decreto número 33 de 1886. Disponible en línea, biblioteca nacional de Colombia.

8
celo de las autoridades encargada de su dirección: y no pasara, mucho, tiempo sin
que los de Buenaventura y Panamá, estén en ejercicio”26.

Cabe resaltar que, en el caso puntual de la Región Caribe, se caracterizó por su precariedad
en los entes político-administrativos, implicando dificultades en la recaudación de los
impuestos y recursos financieros necesarios para sacar adelante los proyectos de
modernización escolar. Esto debido a que la mayoría de los presidentes de los Estados
costeños no gozaron del tiempo adecuado para gobernar, truncando la continuidad de
acciones y proyectos de gobierno. Las consecuencias, se manifestaron en una serie de
improvisaciones gubernamentales que tendrían muy poco impacto en la organización de la
institucionalidad federal27 por ende, poco adelanto en materia educativa, tal como se
evidencia en la falta de efectividad en las escuelas femeninas.
Como la efectividad no fue homogénea, los informes de Instrucción pública de Antioquia y
el Estado del Magdalena, sirven de muestra para comparar las diferencias en cuanto a cifras
de desarrollo y ejecución. En primer lugar, el informe de Antioquia describe:

“Con una población de 62,6I4 habitantes notablemente aumentada en los últimos cinco años, tiene
este Departamento, rico bajo muchos aspectos, diez distritos y varias fracciones, en los
cuales hay 7,183 niñas de 6 a 12 años, de las que se educan 1,269 en las 8 escuelas públicas
con que cuenta el Departamento. Asisten diariamente 1,200 poco más o menos. El
movimiento de dichas escuelas es mejor, sin duda, que el de las de los demás Departamentos.
Andando el tiempo, este Departamento, si los otros no miden con él sus esfuerzos será el más
instruido de todos”28.

Mientras que en el Estado Soberano del Magdalena la panorámica era distinta, la corrupción
era la principal característica. los informes muestran, por ejemplo;

26
Informe del secretario de gobierno al congreso constitucional. Bogotá, 1854. Pag 13. Disponible en línea,
biblioteca nacional de Colombia.
27
Luis Alarcón Meneses, Jorge Conde Calderón. La libertad de elegir: Política, gobernabilidad y pobreza en
el Caribe colombiano, 1859-1885. Diálogos: Revista electrónica de Historia. (Universidad de Costa Rica.
Vol.13). 2013. Pág.; 125
28
Estados Unidos de Colombia, Estado soberano de Antioquia. Para la legislatura de 1875. Medellín.
Disponible en línea. biblioteca nacional de Colombia. Pag 24.

9
“No ha funcionado Escuela de niñas en Pivijay sin embargo de haber sido nombrada la directora”.
“Las Escuelas de niñas de los distritos de Río de Oro, González y Aguachica están
informando del enredo y desfalco que encontró la Tesorería de dichos distrito”29.

Así mismo en la Provincia de Valle de Upar se reportaba que

“La Directora de la Escuela de Chiriguana, señora Doña Ana Noriega de Celedón, renuncia
irrevocablemente su empleo por falta. de pago. Se queja de que el Inspector provincial ni
siquiera contesta sus notas; El inspector afirma Las corporaciones municipales son una
verdadera rémora para la Instrucción Pública”30

Estas constantes irregularidades fueron un factor denominador durante el radicalismo, lo que


no permitió el desarrollo del DOIP en la mayoría de las periferias del país. Además, que fue
una característica común para ambos sexos, pues la corrupción que se hallaba en las regiones
sobre todo en la del Caribe, repercutió tanto en el funcionamiento de las escuelas de varones
como en las de niñas.

Sin embargo, la intencionalidad de esta política se presenta a partir de impulsar unas pautas,
con respecto a la instrucción femenina, la cual se basaba en optimizar el tiempo de las mujeres
para alejarlas de los murmullos y concentrarlas en las tareas del hogar. Ejemplo, es lo que
sucedió con la educación laica. Algunos liberales observaban que la devoción de las mujeres
en el catolicismo influenciaría en favor de los conservadores y a sus ideales de república, por
ende, los más radicales buscaron limitar el poder de iglesia sobre la mujer, con el fin de
optimizar el uso del tiempo del bello sexo al desplazarlo de la iglesia al hogar, pero sin
cambiar el tiempo de la iglesia a la escuela31. Así las mujeres se mantenían distraídas en
funciones del hogar, se apartarían de lo religioso, para ser más productivas a la nación, lo que
representa una ambigüedad en la práctica.

Estas circunstancias permiten vislumbrar la influencia profunda del conservadurismo, no


como pensamiento político, sino como comportamiento social32, a pesar de los intentos del

29
Informe del secretario de instrucción pública del Estado soberano del Magdalena. 1886. Pag 8
30
Informe del secretario de instrucción pública del Estado soberano del Magdalena. 1886. Disponible en
línea. Biblioteca nacional de Colombia. Pag 7.
31
Adriana Suarez Reina. La Representación de la Mujer y los Ideales del pensamiento colombiano de finales
del siglo XIX y comienzos del Siglo XX: la metáfora de la falsa inclusión. La palabra, Tunja, 2014. Pag 37.
32
Javier Torres Preciado. La mujer en la segunda mitad del siglo XIX una sombra presente. Revista Goliardos
N°12. Bogotá, 2010. Pag 54.

10
gobierno por integrar a las mujeres en el escenario educativo, no se plantearon cambios
fundamentales en cuanto a la concepción del género femenino

No obstante, un aspecto destacable es el hecho de incluir a las mujeres en los proyectos de


instrucción, significando así un avance. de igual manera, los liberales no ignoraron las
dinámicas internacionales en donde, la figura femenina iba presentando un mayor
protagonismo, fenómeno que se destacó en Alemania y en el resto de Europa, pero que,
además, influyo en el discurso de varias escritoras latinoamericanas, tal como, Clorinda de
Mattos Turner en Perú quien se dio a la tarea de reformular y revisar el rol de la mujer en la
historia y en la sociedad de su época. para entender cuál fue la participación del bello sexo el
en proyecto de construcción de nación que abanderaban los liberales, es fundamental
comprender la representación de la mujer dentro del discurso instruccionista.

2. “Educadlas, dirigid sus instintos, soltad o reprimid según convenga”

La problemática de la formación de la mujer en el siglo XIX, se da a partir de la relevante


función de la misma como eje del núcleo familiar, pero al tiempo invisibilización a nivel
social, es decir, la educación estaba dirigida para que se formaran en las áreas domésticas,
pero no para ejercer cargos públicos. Esta condición estaba estrechamente ligada a la
concepción de madre, de la hacedora del hogar, a la que, a su vez, le sopesaban todos los
principios de la sociedad y, por ende, un rol fundamental en el desarrollo de las naciones.
Soledad Acosta de Samper señala “la misión de la mujer en el mundo es la de suavizar las
costumbres, moralizar y cristianizar las sociedades, darles una civilización adecuada a las
necesidades de la época y al mismo tiempo preparar a la humanidad para lo porvenir”33 era
importante que la mujer se educara bien y así poder dar buen ejemplo a las generaciones
venideras.

De acuerdo con lo anterior, educar a las infantas se había convertido en una nueva iniciativa
para los liberales, esta responsabilidad les fue confiada a las escuelas, las cuales se
caracterizan por ser el escenario que refleja los intereses de una sociedad y su contexto,
además, de ser el foco de socialización en los primeros años, contribuyendo a la formación

33
Paula Segura Viracocha. El ideal femenino de soledad acosta de Samper. Un análisis “histórico sobre los
estudios de la mujer en la civilización” de la revista la mujer. Bogotá, 2010. Pag

11
de la identidad social, específicamente en el rol de género34, que en este caso se manifestó en
una compleja relación de orden patriarcal.

No obstante, el objetivo es comprender cuáles fueron los poderes con que contaban las
mujeres, mas no, profundizar en los roles de subordinación, ya que al ser considerado una
comunidad sumisa, se ha opacado su influencia en muchas actividades económicas y socio-
políticas, por eso el interés de la historiografía se ha enfocado en “recuperar el pasado desde
una óptica de lo cotidiano, realizando investigaciones desde el campo de las Mentalidades,
para que actores “invisibles” como la población femenina salgan a la luz35” de esta manera
se permite resaltar cual fue la influencia que lograron ejercer las mujeres dentro de esa
relación patriarcal.

Ahora bien, diferenciando la educación como una práctica social, que hace parte de un
contexto histórico-político y, la instrucción como un proceso de capacitación y adquisición
de conocimientos generales, durante el federalismo la diferencia entre educación e
instrucción se hacía notoria, desde esa perspectiva la divergencia partió de que; hay hombres
instruidos que están muy mal educados; y hay, por el contrario, muchos ignorantes que
cautivan con su buena educación. En este orden de ideas, la educación era percibida como
más importante que la instrucción, ya que, la primera se dirige principalmente al corazón y
la segunda a la inteligencia.36

Por tanto, Eduquemos a las mujeres e instruyámoslas si queda tiempo37. es el mensaje que
mejor precisa la figura de la niña en su proceso de formación escolar. Lo que hacía menester
una educación especial que priorizara unos valores sociales para los diversos estados de la
vida. En este sentido, las reformas liberales les derogo más protagónico en los oficios del
“bello sexo”, pudiendo ejercer trabajos de maestras, costureras o voluntarias, situación que
se vislumbra en la formación que recibían en las escuelas. Por ejemplo, en los informes de
instrucción pública del año 1875, se plasmó;

34
Mario castillo Sánchez, Ronny gamboa Araya. La vinculación de la educación y género. Revista electrónica
“actualidades investigativas en educación”. Vol. 13, N°1. 2013. Pag 2.
35
Susy Bermúdez. El bello sexo y la familia durante el siglo XIX en Colombia. (Bogotá, Universidad de los
Andes). Pag 34
36
“La educación femenina” En: El Estímulo. Riohacha. 27 de enero de 1874. N°6. Tomo I. Pág. 45-46
37
El estímulo Riohacha. 1874. Pag 45

12
“En las escuelas de niñas se enseñará las mismas materias que en las de niño, i, se profundizará en,
las labores propias de su sexo, i principios, i reglas de economía doméstica.” También se
hace énfasis en las artes manuales “Las directoras de las escuelas. cuando se trate de
enseñar la costura a las niñas, lo harán precisamente de manera que las alumnas aprendan
primero, i de preferencia a toda otra costura, coser i cortar bien las piezas más comunes del
vestuario de la persona i las más usuales en la casa”38

La prioridad se hallaba en hacerlas unas buenas esposas, madres, amas de casa. De esta
manera, las más diestras podían utilizar, en el caso de la costura un recurso monetario
alternado con su responsabilidad en el hogar. Sin embargo, algunos directores tenían una
percepción más radical en cuanto a la formación femenina, algunos relegaban o limitaban el
talento de la mujer a estas áreas, dejando a un lado la instrucción en áreas de ciencia y
políticas. Por ejemplo; el manual de instrucción pública del Estado Soberano de Bolívar
describe

“las niñas no pueden tener la misma formación de los niños. Estas no tendrán la capacidad
para desarrollar las áreas naturales. Por tanto, en las escuelas no se enseñarán más que los
ramos elementales de educación” la enseñanza de aguja, economía doméstica i otros
ejercicios que convengan particularmente a las mujeres”.39

La razón que sopesaba esa diferencia, tenía una connotación cultural de lo que puede hacer
el hombre versus lo que puede llegar hacer una mujer y es aquí donde la educación es
utilizada para legitimar las desigualdades, dado que debía formar individuos con
características diferentes, lo que concuerda con las exigencias de una sociedad con la
marcada división del trabajo40. Por ende, existían unos logros básicos para desarrollar su
formación que difirieron, de la educación masculina y se argumentaba de esta forma:

“Si educar es preparar convenientemente para la vida ulterior prepararse a la niña para ser mujer
y no para ser hombre. Ni para ser autómata. Debe cultivarse su cabeza y su corazón, su

38
Estados Unidos de Colombia, Estado soberano de Antioquia. Para la legislatura de 1875. Medellín.
Disponible en línea. biblioteca nacional de Colombia. Pág. 24.
39
Estado soberano de Bolívar, instrucción pública primaria. 1873. Pag 8. Disponible en línea. Biblioteca
nacional de Colombia.
40
Mario castillo Sánchez, Ronny gamboa Araya. La vinculación de la educación y género. Pág. 3

13
inteligencia y sus afectos. De este modo, con la lectura excitáis su curiosidad, la gimnastica
y el baile agilizáis su cuerpo, con la historia y las lenguas nutrís su cerebro”.41

Dentro del imaginario la mujer no debía fortalecer unos intelectos, por una razón sustancial
y es que si se desarrollaban en esas áreas ella podía sentirse en igualdad de condiciones que
conllevarían aun desprendimiento emocional hacía el hombre, en otras palabras, se sentirían
autónomas. Ello contrarrestaba con la visión del ser vulnerable “que necesitaba una
protección especial durante toda su vida, que debía resguardarse en el calor de un hogar”42
entendiendo a la familia como lo más importante para la construcción de una nación y aquella
autonomía emocional traería consecuencias negativas y desequilibrio del núcleo familiar.

La idea no era alejar a la niña de la formación institucional, todo lo contrario, lo que se


pretendía era civilizarla hasta convertirla en un modelo, en un ejemplo, lo cual, solo se
lograría con un equilibrio entre la instrucción en las ciencias, y las materias del bello sexo,
dicho de otra forma, se buscaba el complemento entre “la inteligencia y los afectos”. Por
esta razón, en las escuelas no eran admitidas niñas mayores de doce años, ni menores de seis.
El rango de edad para ser cultivadas de buenos valores es antes de doce después no podrán
ser en términos coloquiales, domadas o dominadas, pero tampoco podían ser inscritas antes
de seis debido que la primera formación en valores debía ser inculcada en casa al llegar al
colegio solo se reforzaría ya que, esto corresponde a la primera etapa de la niñez.

Respecto a los valores y el carácter de las mujeres, la percepción que se tenía sobre estas, era
de un ser moldeable para la formación de una familia, ellas eran vistas todas de la misma
forma, es decir; el carácter viene a ser una especie de retrato moral del individuo,
convengamos en que las mujeres son simples copias de un mismo original: ese original se
llama Eva43. Por eso todas debían ser educadas de la misma manera y si se hallaba una con
actitud diferente tenía que ser expulsada para que no dañara el comportamiento de las demás.
De ahí que los manuales se convertirían en el complemento de guía perfecto para la educación
de las señoritas, muchos de ellos escritos por algunas destacadas señoras, como Soledad
acosta de Samper o Pilar Pascual de Sanjuan quienes escribían para enseñarle a las niñas que

41
Informe del secretario de instrucción pública del Estado soberano del Magdalena. 1886. Disponible en
línea. Biblioteca nacional de Colombia. Pag 7 y 8
42
Adriana Suarez reina. 2014. Pag 38
43
La educación femenina. en el estímulo. Riohacha, 7 de febrero de 1874.

14
hacer y qué no hacer. Además, que compilaban todo un imaginario de lo que era en sí la
mujer y de cómo lograr tan alto estatus;

Soledad Acosta, aunque esta de acuerdo con la sumisión y la entrega al hogar, reconoce que
la mujer si tiene un gran impacto a nivel social. Porque se encarga de formar a los que serán
luego ciudadanos, es decir que es en manos de las mujeres donde esta el futuro de la nación
y que de ellas depende que se prospere o se destruya aquel proyecto que se llama Colombia.44

Ahora bien, lo que se pretendía con este tipo de escritos hacia la mujer era controlarla. La
apreciación que se tenía de su naturaleza era la de un ser indefinible, un ser inadecuado, que
bien educado sería el futuro de todos los hombres, pero si por el contrario de dejaba en su
condición seria la perdición para toda su familia. El siguiente fragmento ilustra como se
representaba el carácter de la mujer.

Su natural ternura produce la inconstancia; su natural debilidad produce el orgullo: la


primera es su alma ofensiva; la segunda es su arma defensiva. Mientras la educación
no la enseña a usar conveniente de sus armas la infeliz mujer se expone todos los
días a suicidarse con ellas.45

El Propósito de educar a las mujeres radicaba en desarrollar su carácter, de la forma más


conveniente y guiar sus inclinaciones en pro de su familia. Convirtiéndose en la luz que
acompañara a su esposo. por tal, la maternidad no debía concebirse como un trabajo
remunerado económicamente hablando, pero si debía enaltecerse socialmente ya que, su
mayor remuneración estaba plasmada en el orden, progreso y moralidad de una familia, Por
ende, la familia aparece como el reproductor de valores que permitía mantener el statu quo;
la supremacía del varón, la jerarquía doméstica, los códigos civiles y las potestades morales46
la finalidad era educadlas, dirigid sus instintos soltad o reprimid según convenga: modulad
los sonidos: modificad hasta donde es posible los temperamentos y percibieres muy luego la
armonía que garantice la felicidad de todos.47

44
Paula segura viracacha. El ideal femenino de soledad acosta de Samper. Un análisis “histórico sobre los
estudios de la mujer en la civilización” de la revista la mujer. Bogotá, 2010. Pag 15
45
La educación femenina. El Estimulo Riohacha, 27 de enero 1874. N°6. Pag 46
46
Susy Bermúdez, la mujer y la familia en el olimpo radical. Pag 66.
47
El institutor. Santa Marta, 1 de septiembre de 1881. Pag 162.

15
Lo expuesto refleja la representación femenina concebida desde la figura patriarcal, sin
embargo, en otra esfera se abogaba por un lenguaje de inclusión hecho por él género
femenino, dentro del cual, las mujeres encontraban en la posición conyugal un activo para
participar en las esferas públicas, la Historiadora Susy Bermúdez describe esta relación de la
siguiente manera:

“Si bien es cierto que la condición femenina era bastante limitada y dependía de las
decisiones masculinas, ellas utilizaron la feminidad de la época a su favor, tanto que no
fueron pasivas frente a las relaciones patriarcales existente, no obstante, las acciones
realizadas por ellas, se orientaron mas por obtener beneficios personales o familiares, que
ayuda a un sector especifico de mujeres o hombre o de la población en general” 48

En la misma línea la escritora cubana, Gertrudis Gómez avellaneda, expresó que las mujeres
han sido educadas para sufrir fatigas, afrontar peligros, defender intereses públicos y
conquistar laureles cívicos49, cualidades que hacían replantear la idea del sexo débil e
invitaba a destacar las áreas en que estas proyectaban mayor influencia. Es así como durante
el siglo XIX, la mayoría de la literatura era divulgada principalmente por mujeres, que
enaltecían su función en la sociedad, mostrando satisfacción con los frutos que podían
cosechar si se desempeñaban bien en su rol de madres, además, era igualmente gratificante
enseñarles a sus congéneres como lograr los mismos resultados en sus hogares.

Sin embargo, las motivaciones también estaban inclinadas para obtener la misma valoración
en el escenario público dentro de la sociedad patriarcal50, sin alterar y cuestionar el orden
social, sus pretensiones se basaban en defender la trascendencia que se tenía como madres
cuando se educaba bien desde la familia, su principal escenario de trabajo. Para eso utilizaban
una especie de retórica laboral que se asocia con un lenguaje que apunta a la mujer y la

48
Susy Bermúdez, pág. 37
49
véase, Mariselle Meléndez, obreras de pensamiento y educadoras de la Nación: el sujeto femenino en la
ensayística femenina decimonónica de transición. Pag 577.
50
Comprender la manifestación femenina en la vida social a partir de los estudios Históricos, presenta una
dicotomía entre lo público/privado relacionado con la valoración que se hizo dentro de la estructura social a la
mujer que, en este caso, “la valoración tiene una estructura de juicio, que obedece a una razón que justifica
ciertas negaciones. Lo publico es, precisamente, aquello sobre lo cual se ha emitido una valoración que es, o
debe ser conocida por todos. Lo privado es aquello de lo que no se conoce una valoración general, y es incapaz
de ser reconocido como independiente de una situación específica”. Véase, Fabio López Diaz. Elementos para
la comprensión de lo público/privado desde la comunicación. (Nómadas vol. 37, Universidad Central, Bogotá)
2012. Pag 249

16
maternidad como obreras de la sociedad cuyo rol se define por su labor activa e
imprescindible en el futuro del progreso de la nación51

Estas mujeres por medio de la literatura sobre la educación femenina, instruyeron en los
distintos estamentos en donde la mujer ejercía influencia, como el caso de la economía
doméstica y la urbanidad. Además, que se reflejaban directamente en el escenario nacional.
Hay que aclarar, que en esta prensa y literatura no desarrollaron una lucha feminista en el
moderno sentido de la palabra, pero contribuyeron decisivamente la consecuencia sobre la
condición de la mujer52 y un despertar entre las múltiples lectoras, aunque muchas de ellas
solo pertenecían a las esferas de la alta sociedad.

2.1 “Los hombres hacen las leyes, i las mujeres las reputaciones”53

La urbanidad tiene su fundamentación desde la Moral, entendiéndose, como las buenas


costumbres que denoten una buena educación. Pero que, a su vez, representan unos valores
colectivos en pro de la comunidad. Por tal, la educación es una de las respuestas a la pregunta
por el modo de asegurar la felicidad general54, es decir a nivel social, nacional. para ello, la
urbanidad tiene como preocupación darle un contenido practico, de cómo se hace el bien,
como se es virtuoso, como se llega a una vida digna o por el contrario indigna ante los demás,
dicho de otra manera, se convierte en la legitimadora del comportamiento de todos los
ciudadanos.

En el caso de las mujeres, la urbanidad representaba una enseñanza formal, por lo que se le
asociaba con la mayoría de áreas, las cuales iban desde clases de urbanidad, las de doctrina
cristiana, arte de cortar, economía doméstica y ejercicios de lenguaje materno, además, la
urbanidad se representaba unos rasgos característicos de la feminidad, tales como la limpieza,
la modestia i la afabilidad55. Pero la importancia de la enseñanza de la urbanidad en las niñas

51
Mariselle Meléndez, 1988. Pag 575
52
Cristina Gil Medina, La Mujer lectora en “la prensa femenina” del siglo XIX. Estudio comparativo entre
Biblioteca para señoritas (1858- 1859) y la mujer (1878-1881). Historia y Memoria. Vol. 13, Tunja 2016. Pág.
162
53
Breves nociones de urbanidad. Para la enseñanza de las señoritas. 1856. 6.
54
Riveros Franz. Vicios, virtudes y educación moral en la construcción de la republica 1821- 1852. 30
55
Breves nociones de urbanidad. Para la enseñanza de las señoritas. 8

17
radica, en el imaginario de la época, ya que, daba a las niñas una fuerza prodijiosa para
resistir la seducción, para pensar en el porvenir i para ejercer una influencia benéfica en
los destinos de la patria56.

Por lo tanto, la formación de la urbanidad en las niñas no fue algo casual ni con poca
intencionalidad, todo lo contrario, el sistema educativo y los manuales circulados
construyeron unos roles claros para hombres y mujeres, siendo el femenino, el género
predilecto para las prohibiciones y las sanciones sociales. aunque, a los hombres tampoco les
permitían mayores libertades, en las mujeres se encontraba el destino de nación y era a ellas
a quienes se les había encargado el mantenimiento de una patria moderna y civilizada 57. Lo
que, en resumidas cuentas, les alejaría de la barbaridad y los acercaría al progreso.

Partiendo de esto, el Manual “Elementos de Educación, moral, higiene, urbanidad, economía


doméstica” determinaba una serie de valores que construirán el ideal femenino. Entre los que
se hizo hincapié

La obediencia

“Una niña obediente a su madre, sabrá más tarde gobernar a su casa con
acierto. Por medio de la obediencia en la familia es pues, como se formarán
los buenos ciudadanos”58.

La modestia

“la modestia es pues, el más bello adorno de las niñas. La ostentación, el


orgullo y la vanidad son cosas que manchan el alma y dañan el corazón”59

La paciencia

“las niñas deben pensar que nada hay que no puedan conseguir por medio de
la dulzura; esta es el arma de la mujer. Mientras que, por medio de la cólera,

56
Breves nociones de urbanidad. Para la enseñanza de las señoritas. 1856. 4
57
María Afanador Contreras, Juan F Báez Monsalve. Manuales de urbanidad en Colombia del siglo XIX.
Modernidad, pedagogía y cuerpo, universidad industrial de Santander. 2015. Pág.68
58
“Elementos de Educación, moral, higiene, urbanidad, economía doméstica”. Bogotá. Pag 23
59
“Elementos de Educación, moral, higiene, urbanidad, economía doméstica”. Bogotá. pág. 25

18
solo consiguen ser temibles. Perdiendo la dignidad pues una mujer rabiosa
es una mujer vulgar, aunque pertenezca a una clase elevada de la sociedad60”

Laboriosidad

“Las niñas deben ocuparse desde sus primeros años en las faenas de la casa,
ayudando a su madre a gobernar a barrer, á asear los niños, a coser y aún a
cocinar. aun cuando las niñas sean ricas, deben practicar estos oficios y no
tener que avergonzarse alguna vez de no saberlo hacer. Las que no trabajan61,
se llenan de tedio y malas costumbres. se vuelven murmuradoras y son él
estorbo de la sociedad”.

Estos valores se fundamentaban en el imaginario colectivo de que las mujeres debían


contener las pasiones naturales de su carácter, para lograrlo tenían que inculcar en su
personalidad, la obediencia, la modestia, la paciencia, la laboriosidad en el hogar.

De acuerdo con eso, las mujeres eran consideradas un objeto moldeable a la merced de la
perspectiva masculina, por lo que, durante el siglo XIX se reafirma la concepción católica de
la mujer inculcada desde la colonia, en donde la consideraban ya fuera sagrada o de placer,
es decir, como María o como Eva62 aunque, en ambos casos dependía de la aprobación del
hombre, estaba en su formación alejarse de los bajos instintos y por el contrario
complementar con estos valores los cimientos de un hogar digno tomando como ejemplo la
Virgen María, una madre abnegada a su familia.

Así mismo, se debía concebir en las niñas un ser delicado, entregado a Dios, callada, amables,
prudentes, aseada, entre otras características, con el fin de poder ser vista como un ser de
bien, que se proyecta en un buen proceder, un buen hacer y un buen vivir. todo eso inculcado
desde su familia, pero reforzado en las escuelas en un pensamiento influenciado desde una
pedagogía que se convierte en un arma retorica que extiende al terreno de la familia, a la
moral y lo intelectual63 y que por último vería sus frutos en el progreso nacional.

60
“Elementos de Educación, moral, higiene, urbanidad, economía doméstica”. Bogotá. pág. 26
61
“Elementos de Educación, moral, higiene, urbanidad, economía doméstica”. Bogotá. pág. 29
62
Susy Bermúdez, El “bello sexo” y la Familia durante el siglo XIX en Colombia. Revisión de publicaciones
sobre el tema. Pag 36.
63
Mariselle Meléndez, obreras del pensamiento y educadoras de la nación: el sujeto femenino en la
ensayística femenina decimonónica de transición. 1998. Pág. 575

19
2.2 Disimular las imperfecciones de la naturaleza y el carácter.

Como existe un criterio legitimador en todos los aspectos sociales, la feminidad en la mujer
se presentaba como una cualidad no solo del carácter, sino de la exaltación de la belleza
física. La mujer era bella cuando era femenina y para ser femenina debía ser bella64 y es a
través de esto que se generan unas etiquetas clasificatorias, que estandarizan y normalizan la
belleza, en caso del siglo XIX, durante el federalismo, la mujer guardaba un estereotipo de
estética que todas debían igualar o por lo menos imitar. Estas representaciones se plasmaban
en los manuales de la época, con ellos se idealizaba un modelo comportamiento, belleza,
actitudes, en cual, tanto hombre como mujeres habían de seguir.

Aquel ideal de belleza era motivado por el discurso de modernidad, pues se estipulaba una
noción del cuerpo y del sujeto como entes que pueden ser reconducidos, moldeados y
adecuados65 bajo un esquema político, en este sentido, el imaginario a seguir para las mujeres
era el heredado de la colonia, una belleza delicada, de rasgos caucásicos y de piel nívea.

Por tal, el arte de la hermosura no cambio sus pretensiones a lo largo del siglo XIX y, por el
contrario, se siguieron reproduciendo los mismos estereotipos hasta el siglo XX. El Manual
“arte de conservar y aumentar la hermosura del cuerpo humano: medios, para corregir y
disimular las imperfecciones de la naturaleza”, describen la forma en como era
estandarizada la belleza, determinado la contextura ideal, el peso, el color, el tamaño, el tono
de voz, la forma de mirar, caminar y gesticular entre otras cosas. Por ejemplo, la estatura;

“la muger no debe ser demasiado alta, más valdría que fuese muy pequeña; pero de mediana
estatura es válido. Las personas demasiado altas parecen colosos, en el caso de la mujer es
desagradable. Mientras que las de mediana estatura son más sueltas y tienen más gracia y
agradable. La estatura de una muger debe ser cinco pies. Por su parte el hombre deberá
tener cuatro pies más que la muger”66

64
Eddy Sánchez fuertes. El bello sexo en la imagen publicitaria 1950-1960. Universidad ICESI. 2013. Pag 7
65
María Afanador Contreras, Juan F Báez Monsalve. Pág. 64
66
Arte de conservar y aumentar la hermosura del cuerpo humano: medios, para corregir y disimular las
imperfecciones de la naturaleza, España. 1828. Disponible en línea.

20
De la misma forma, se dispusieron normas a la vestimenta e higiene, estos se convierten en
la carta de presentación de la mujer y resaltaran la imagen de la misma en la sociedad. en
concordancia, para asistir al templo se ordenaba un estilo apropiado, por ejemplo, las mujeres
tenían que vestir de negro, con la cabeza cubierta, pasando desapercibida por el resto del
público.

En efecto, también, se constituyeron unos modales y actitudes propias para las señoritas que
debían ponerse en práctica en los sitios de exposición pública, es decir, como comportarse
ente determinada situación, ya sea, un baile, el mercado, visita, funeral, etc. por ejemplo, la
plaza pública las niñas no debían verse sin la compañía de sus padres, ni mirar fijamente a
las personas, ni andar muy deprisa. Para el baile, solo podían aceptar al parejo que aprobase
sus papás. Otro ejemplo, que prioriza la aprobación de los padres es en la correspondencia,
puesto que si es soltera solo debe escribirle a sus padres y familiares más allegados, a los
particulares, no. Por lo que la lijereza en escribir cartas ha causado i causa más daño a la
mujer, que todos los defectos juntos que pueda tener. Esta es una de las circunstancias graves
de la vida de una señorita, en el que necesita el acompañamiento de sus padres. 67

Todo lo anterior estaba estrechamente relacionado al imaginario del sexo “débil”68 en el cual,
la mujer se veía frágil, delicada o enfermiza, que no tenía la entereza, ni la capacidad de
valerse por sí misma ante las distintas circunstancias de una vida social. Además, esta
construcción cultural de lo femenino perfila la enfermedad como idealización que erotiza al
hombre69, anulando simultáneamente toda expresión de poder femenino, al tiempo que daba
a lo masculino ínfulas de posesión, bajo el discurso de protección.

2.3 Economía doméstica: asegurar el porvenir de los hijos, la abundancia y la


alegría.

La economía doméstica en la educación femenina aparece como la más virtuosa instrucción.


Su enseñanza tenía para las mujeres la equivalencia de cualquier otra ciencia. Partiendo de

67
Breves nociones de urbanidad. para la enseñanza de las señoritas. 1856. 28
68
Con esta etiqueta se le relacionaba a la mujer con la debilidad, Avellaneda responde a esta categoría,
exponiendo que la organización física no debe utilizarse por parte de los hombres como una excusa para
generalizar sobre la naturaleza de la mujer, […] ya que, es en la naturaleza del “vigor intelectual y moral” es
donde radica la fuerza de la mujer, [...] véase, Mariselle Meléndez, 1998. Pág. 577
69
Susy Bermúdez, El “bello sexo” y la Familia durante el siglo XIX en Colombia. Revisión de publicaciones
sobre el tema. Pag 42.

21
que, su trascendencia radicaba en el buen manejo de los recursos del hogar pues así, la ama
de casa contribuía no solo a la administración del patrimonio familiar, si no que aportaba a
una mejor calidad de vida de sus hijos y esposo, reflejada en la educación, la salud y la
prosperidad general de su vivienda.

Los manuales describían las funciones administrativas con una profunda responsabilidad
maternal que debían tener las mujeres en la casa. Por ejemplo, el manual “guía de la mujer o
lecciones de economía doméstica para las madres de familia” de Pilar Pascual de Sanjuan,
afirmaba que:

“si el ama de casa es económica por convicción y por habito, ella suplirá con esa feliz
inventiva lo que no alcance con su constante observación. Ahora si, por el contrario, la mujer
deseaba o gastaba más de lo que el hogar necesitaba seria catalogada como una mujer
malgastadora, caprichosa y antojadiza que a su vez seria la ruina del marido; y la mayor
calamidad que puede experimentar el hombre”.70

Sin embargo, la economía doméstica tenía una connotación más allá de la administración
familiar, puesto que era una forma de representación femenina en el ámbito social. Es decir,
a la mujer se le comenzó a delegar un papel activo en el que, controlando los recursos de la
familia, podían igualarse a los hombres tomando parte de algunas decisiones. En otras
palabras, las niñas comienzan a darse cuenta de que su función social no era solamente
reproductiva, sino que podían controlar otros aspectos como los económicos71.

“En el hogar de la mujer económica, su esposo le entregara cuanto posee; porque esta
seguro que no podrá depositarlo en mejores manos; sus hijos la miraran como una segunda
providencia, y formaran un alto concepto de la mujer: siendo a su vez, hombres de bien y
buenos padres de familia”. 72

Con los conocimientos básicos de economía las mujeres se ganaban la confianza de sus
esposos, pues estos confiarían en las capacidades intelectuales de sus compañeras. Además,
la idea era crear nuevos espacios de acción, donde se recomendaba una capacitación para

70
Pilar Pascual de Sn juan. Guía de la mujer y lecciones para la economía doméstica para las madres de
familia. 3 edición, Barcelona, 1873. Pag 23
71
Natividad Araques-Hontanga, Pilar Valencia. La enseñanza de la economía para las mujeres desde su
vertiente domestica en España. (Amazonia investiga, Florencia- Colombia) 2013 pág. 186
72
Pilar Pascual de Sn juan. Guía de la mujer y lecciones para la economía doméstica para las madres de
familia. 3 edición, Barcelona, 1873. Pag 24

22
que, en caso de viudez u orfandad, pudieran enfrentarse a la vida, siguiendo un modelo
empresarial de la época, asimismo, les permitiría administrar bien su espacio de poder,
representado en la casa o algún negocio familiar cercano.

Conclusión:

Durante el federalismo se utilizó la instrucción como la principal herramienta para llevar a


cabo los procesos de modernización socio-económicos del país. La consolidación de este
nuevo sistema educativo (DOIP) tuvo como propósito incluir a la mayoría de la población de
las áreas rural y urbanas. Ello con el fin de formar ciudadanos civilizados, patriotas,
académicos y laboriosos, que desarrollaran el ideal de Nación liberal. igualmente, le
delegaron a las mujeres un papel trascendental en ese proyecto de formación.

Sin embargo, la representación femenina durante el periodo Federal presenta para los
estudios de Historia de Genero, una dicotomía en cuanto al concepto de participación social
ya que, primero se le asignó una de las mayores responsabilidades en la construcción de
Nación, al tiempo que se le negó su actuación en los distintos espacios políticos del país.

Esta ambivalencia se manifiesto desde el contexto educativo, pues, desde la educación se


redefinieron unos roles para cada sexo, de acuerdo a unas funciones específicas en el proyecto
nacional, En el caso femenino los distintos procesos de enseñanza formal, presentaban una
discusión, entre el modo de educar e instruir a la mujer, pues su inclusión en las escuelas
radicaba en desarrollar su carácter y convertirla en una buena madre y una buena esposa mas
no se pretendió instruirlas en áreas generales de Ciencias porque no se consideraba
pertinentes al desarrollo cognitivo de las infantas, tal como, expresaron los Informes de
Instrucción pública.

Al respecto, desde el estudio de las Mentalidades en la Historiografía, se ha comprendido la


participación de la mujer en el escenario político-económico de la decimonónica sociedad
colombiana, lo que posibilita entender el discurso educativo con el cual las mujeres fueron
valoradas. es el caso de las revistas quinquenales de Soledad Acosta de Samper, o los
Manuales de urbanidad. En ambos casos, el imaginario de ser mujer se enalteció con relación

23
al de Madre los que, a su vez, reflejaron la gran responsabilidad social de formar a los futuros
ciudadanos, el progreso de la Nación y las generaciones venideras.

La dinámica social que caracterizó el proyecto federal permite identificar la profunda


influencia del conservadurismo, no como pensamiento político, sino como comportamiento
social, en la representación femenina, puesto que la precepción hacia la mujer no cambio y
por el contrario se siguieron reproduciendo valores heredados desde la colonia, un ejemplo,
es el simbolismo de Eva igual a pecado, María igual sagrado. Todo lo anterior en virtud de
una sociedad de orden patriarcal. De igual manera, se seguía reproduciendo el ideal de mujer,
paciente, obediente y abnegada a su hogar, lo que nos brinda una aproximación a los liberales,
que si comprendieron el valor de la mujer como figura formadora y por tal, su interés de
integrarlas en los procesos de instrucción, pero no de modificar su concepción de la
feminidad, es decir, que la importancia de la mujer se siguió centrando en un aspecto
fundamental, la familia, lo cual no vario hasta mediados de siglo XX.

Bibliografía:

- Fuentes primarias:
- Decreto de Instrucción Pública del Estado soberano de Bolívar. 1867.
- Primer informe Anual del director de instrucción pública. Estado de Cundinamarca.
1873.
- Tercer informe Anual del director de instrucción pública. Estado de Cundinamarca.
1873.
- Informe Anual del director de instrucción pública. Estado Soberano de Boyacá.
1874.
- Disposiciones vigentes de instrucción Primaria. del Estado Soberano de Bolívar.
1873.

24
- Memoria del secretario de Estado en el despacho de Gobierno, Estado de Antioquia.
1875.
- Informe Anual del secretario del Estado soberano del Magdalena. 1885
- Decreto orgánico 1870.
- Anuario Estadístico de Colombia 1875.
- Manuales - Guía de la mujer o de Economía doméstica. De Pilad Pascual De
Sanjuan. 1873
- Breves nociones de Urbanidad para señoritas. Compilado de autores varios. 1856.
- Lo que piensa una mujer de las mujeres. Soledad Acosta de Samper. 1879.
- Fuentes hemerográficas:
- El instructor, Magdalena. 1881.
- Biblioteca de señoritas, N°15. Imprenta de Ovalles, Bogotá. 1858.
- La Educación femenina. en el estímulo. Riohacha, 7 de febrero de 1874.
- Arte de conservar y aumentar la hermosura del cuerpo humano: medios, para
corregir y disimular las imperfecciones de la naturaleza, España. 1828

Fuentes secundarias:

Libros:

- Luis Alarcón Meneses. Educación, Nación y Ciudadanía en el Caribe Colombiano


durante el periodo federal, 1857-1886. Universidad nacional de educación a
distancia. Madrid, 2011
- Franz Hensel Riveros. Vicios, Virtudes y Educación moral en la construcción de la
Republica, 1821-1852. Universidad de los Andes. Bogotá. 2006
- María Isabel Afanador y Juan Fernando Báez. Manuales de urbanidad en la
Colombia del siglo XIX: modernidad, pedagogía y cuerpo. Historia y Memoria vol.
11, Universidad Industrial de Santander. 2015.
- Magdala Velásquez toro, Las mujeres en la Historia de Colombia. Tomo II mujeres
y sociedad. Editorial Norma. Bogotá. 1995.

25
- Nancy Fraser, Iustita Incorrupta. Reflexiones críticas desde la posición
“postsocialista”, Siglo del Hombre, Revista de Estudios Sociales N°2 Bogotá. 1998.

Artículos

- Luis Alarcón Meneses. Analfabetos, pero Republicanos. El mundo del libro escolar
en el Caribe Colombiano, 1857- 1886. Historia y Sociedad, Medellín. 2012.
- Diana González. La educación de las mujeres en Colombia a finales del siglo XIX:
Santander y el Proyecto Educativo de la Regeneración. CIESAS, unidad peninsular.
Yucatán. 2014.
- Natividad Araques Hontanga, Pilar Valencia. La enseñanza de la economía para las
mujeres desde su vertiente doméstica en España. Amazonia investiga, Florencia,
Colombia. 2013
- María Ramírez, y Irene Salazar. Surgimiento de la educación en la Republica de
Colombia, ¿En qué fallamos? Borradores de ECONOMIA. Bogotá. 2007.
- Adriana Suarez Reina. La Representación de la Mujer y los Ideales del pensamiento
colombiano de finales del siglo XIX y comienzos del Siglo XX: la metáfora de la
falsa inclusión. La palabra. Tunja, 2014.
- Eddy Sánchez fuertes. El bello sexo en la imagen publicitaria 1950-1960,
universidad ICESI, 2013.
- Paula Segura Viracacha. El ideal femenino de soledad acosta de Samper. Un
análisis “histórico sobre los estudios de la mujer en la civilización” de la revista la
mujer. 2010.
- Susy Bermúdez. El bello sexo y la familia durante el siglo XIX en Colombia.
Bogotá, Universidad de los Andes.
- Mario castillo Sánchez, Ronny gamboa Araya. La vinculación de la educación y
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26
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- Mariselle Meléndez, Obreras del pensamiento y educadoras de la nación: el sujeto
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